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La Valentia PDF

El documento discute la naturaleza de la valentía y su importancia para encontrar la esencia humana. Define la valentía como actuar de forma consciente y responsable a pesar de los riesgos. Argumenta que la valentía requiere libertad y conocimiento propio, y que practicarla a lo largo de la vida es clave para demostrar el tipo de persona que se es. Alienta al lector a intentar un acto de valentía ese día.

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El documento discute la naturaleza de la valentía y su importancia para encontrar la esencia humana. Define la valentía como actuar de forma consciente y responsable a pesar de los riesgos. Argumenta que la valentía requiere libertad y conocimiento propio, y que practicarla a lo largo de la vida es clave para demostrar el tipo de persona que se es. Alienta al lector a intentar un acto de valentía ese día.

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La valentía, ¿es el único camino para encontrarme?

“Donde impera el peligro, crece también lo que nos salva”. Hölderlin

El ser humano nace perdido. No sabemos quiénes somos, dónde estamos, qué
deseamos y la única certeza que poseemos es que a cada respiración, perdemos
aquello que acabamos de encontrar. Con la vida disfrutamos y/o sufrimos, es nuestra
elección. Otra decisión es interpretar nuestra experiencia vital, los seres humanos
creamos sentidos y significados a la realidad para sobrevivir.

Sin embargo, no todas las personas deciden vivir de igual forma. El matiz se
encuentra en la valentía. La valentía es actuar de forma consciente y responsable,
conociendo los riesgos y asumir los resultados, tanto positivos como negativos, de
dicha acción. Cuanto mayor son los miedos que debemos combatir, mayor es la
valentía, ya que los riesgos nos recuerdan lo que podemos perder, aunque al mismo
tiempo, la esperanza de conseguir unos logros que mejorarán nuestra vida y la de los
demás es lo que nos invita a actuar con valentía. ¿Puede recordar momentos en su
vida donde haya actuado con valentía?, ¿cómo se sintió?, ¿qué pensó antes de poner
en marcha la valentía?, ¿quién o quiénes se beneficiaron de dicha valentía?

Si en la pérdida vital iniciamos nuestra existencia, con la búsqueda significativa


encontramos nuestra esencia. Aquello que nos configura como humanos muestra con
claridad la capacidad de decisión. Las decisiones son la mayor oportunidad de ejercer
nuestra libertad y valentía. Ambas van unidas, no podemos ser libres sin valentía, ni
valientes sin libertad.

La decisión es un proceso con dos ejes entrelazados, por un lado, está la forma
–cómo elegimos: con valentía o cobardía- y el segundo, trata del contenido –qué
elementos debemos elegir-.

La valentía nos ofrece la máxima coherencia entre quien somos, quien


deseamos ser y el mundo en el que queremos vivir. A continuación mostraré las
distintas coherencias valerosas:
A) Coherencia entre quienes somos implica respetar nuestro pensamiento
(valores, principios, creencias, ideas,…) con nuestro discurso (cómo nos
narramos hacia el interior y el exterior) y nuestras acciones.
B) Coherencia con quien deseamos ser implica que proyectamos nuestros
sueños en el mejor yo posible.
C) Coherencia con el mundo en el que queremos vivir significa que nuestros
principios sería deseable que se aplicaran universalmente.

Para ser valientes necesitamos saber quiénes somos y cuáles son aquellos
principios que articulan nuestra vida. ¿Se ha parado a pensar sobre ello alguna vez?
¿Podría escribir alguno de esos principios ahora? ¿Basta con tener principios? La clave
está en identificarlos y practicarlos, en lo segundo es donde se nos va la vida, no
olviden que un principio es lo que se lleva hasta al final, a saber, hasta las últimas
consecuencias.

Con la valentía nos encontramos, nos conectamos con la auténtica pasión y nos
sentimos vivas de verdad. Una verdad que nos ayuda a tener una conciencia espejo, es
decir, cuando contemplamos actos de valentía evaluamos nuestras acciones y
tomamos conciencia sobre nuestras decisiones y deseamos ser valientes, si
recordamos es una de las tres respuestas de un ser vivo a un peligro inminente, las
otras dos son la huida y hacerse “el muerto”. Aunque no siempre somos valientes,
considero que como la bondad, existen grados, no podemos olvidar que en todo ser
humano albergamos elementos contradictorios y extremos. Podemos actuar de forma
valiente una vez en la vida y, por tanto, ¿somos valientes? También podemos hacerlo
con cobardía en una ocasión y concluimos: ¿soy cobarde? A lo largo de nuestro periplo
vital tenemos múltiples oportunidades para actuar de forma valiente o cobarde,
cuando decidimos optar por una u otra es donde demostramos quién somos. Cuantas
más veces practicamos una forma más nos acercamos a la persona auténtica con la
que deseamos pasar el resto de nuestras vidas. Un único acto no nos define, pero las
consecuencias de dicha elección nos acompañarán el resto de nuestras respiraciones,
por ello, es necesario pensar muy bien qué vamos a hacer y cómo afectará a terceras
personas. La suma de los actos nos muestra qué clase de persona somos y es lo que
nos permite conocernos y que confíen en nosotras.
Sin embargo, la cobardía surge en numerosas ocasiones, ¿cuáles son las
causas? Los miedos y la ignorancia. Los primeros son los discursos internos que nos
paralizan, que nos empujan a decisiones no coherentes con nuestra autenticidad, que
contaminan nuestra imagen, haciéndonos creer que no podemos conseguir
determinados objetivos que nos permiten mantener o alcanzar un bienestar. Dichos
miedos nos muestran más los resultados negativos que las consecuencias positivas de
nuestras decisiones y acciones, en ese sentido, es necesario mejorar nuestra capacidad
de análisis para tener en cuenta todos los matices, que ofrece la realidad y no
discriminar únicamente desde la visión pesimista de la misma. Respecto a la
ignorancia, resaltar que en toda decisión es pertinente conocer toda la información de
forma completa y rigurosa. Sólo sabiendo los datos necesarios podremos evaluar la
decisión y obrar con consciencia responsable. Por tanto, se combaten a los miedos con
esperanza y a la ignorancia con sabiduría. Son elementos necesarios para ejercer la
valentía, pero, ¿son suficientes la esperanza y la sabiduría? No, anteriormente
comentaba que la libertad es compañera de la valentía. Con la libertad el ser humano
se conoce y conoce el mundo, pero no sólo es una estrategia de aprendizaje, además
es la estrategia que nos permite elegir quién soy, cómo quiero vivir y en qué universo
desarrollo mi experiencia vital. ¿Echa de menos otras condiciones para ejercer la
valentía? ¿Podemos ejercer la libertad sin valentía? ¿Y viceversa? De cualquier
manera, las decisiones nos permiten probarnos constantemente y sólo es nuestra
elección ser o no ser valientes.

Hoy puede ser el día perfecto para practicar la valentía: ¿se atreve a intentarlo?

Carmen Bengoechea Bernal

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