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Violacion de Los Derechos Humanos

El documento presenta un resumen de las principales conclusiones del informe sobre violaciones a los derechos humanos en Colombia en 2017 realizado por el Centro de Investigación y Educación Popular. El informe documentó un aumento en el número de víctimas de violaciones a derechos humanos, con grupos paramilitares siendo responsables de más de la mitad de los casos. También señaló la participación de agentes del Estado como la policía y el ejército en violaciones. Muchas de estas violaciones están ligadas a conflictos por la tierra y la defensa de territor
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Violacion de Los Derechos Humanos

El documento presenta un resumen de las principales conclusiones del informe sobre violaciones a los derechos humanos en Colombia en 2017 realizado por el Centro de Investigación y Educación Popular. El informe documentó un aumento en el número de víctimas de violaciones a derechos humanos, con grupos paramilitares siendo responsables de más de la mitad de los casos. También señaló la participación de agentes del Estado como la policía y el ejército en violaciones. Muchas de estas violaciones están ligadas a conflictos por la tierra y la defensa de territor
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Conceptos clave sobre los DESC - ¿Pueden exponerse algunos ejemplos de

violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales?

Una violación de los derechos económicos, sociales y culturales tiene lugar


cuando un Estado incumple sus obligaciones de garantizar que tales derechos se
disfruten sin discriminación o su obligación de respetarlos, protegerlos y
realizarlos. Frecuentemente una violación de tales derechos guarda relación con la
violación de otros derechos.

Algunos ejemplos de violaciones de los derechos económicos, sociales y


culturales incluyen:

 El desalojo forzoso de personas de sus hogares (derecho a una vivienda


adecuada);
 La contaminación del agua, por ejemplo con desechos de instalaciones de
propiedad del Estado (derecho a la salud);
 El hecho de que no se garantice un salario mínimo suficiente para llevar
una vida digna (derecho al trabajo);
 El hecho de no evitar el hambre en todas las zonas y comunidades del país
(derecho a la protección contra el hambre);
 La denegación de acceso a la información o los servicios relacionados con
la salud sexual y reproductiva (derecho a la salud);
 La segregación sistemática de los niños con discapacidad de las escuelas
generales (derecho a la educación);
 El hecho de no impedir que los empleadores lleven a cabo discriminaciones
en la contratación (por razones de sexo, discapacidad, raza, opinión
política, origen social, situación en cuanto al VIH, etc.) (derecho al trabajo);
 El hecho de no prohibir que las entidades públicas o privadas destruyan o
contaminen los alimentos y sus fuentes, así como los suelos arables y los
recursos hídricos (derecho a la alimentación);
 El hecho de no establecer una limitación razonable de las horas de trabajo
en los sectores público y privado (derecho al trabajo);
 La prohibición de utilizar los idiomas minoritarios o indígenas (derecho a
participar en la vida cultural);
 La denegación de la asistencia social a personas a causa de su condición
(por ejemplo, las personas sin un domicilio fijo o las que solicitan asilo)
(derecho a la seguridad social);
 El hecho de no garantizar una licencia de maternidad a las mujeres
trabajadoras (protección de la familia y asistencia a ésta);
 La desconexión arbitraria e ilegal de la red de abastecimiento de agua para
uso personal y doméstico (derecho al agua).

Las noticias no son las mejores ni las más alentadoras en materia de derechos
humanos y continuidad de la violencia”, dice Luis Guillermo Guerrero, director
del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Esta organización
presentó hoy su informe sobre violaciones a los derechos humanos por
persecución política, abuso de autoridad e intolerancia social en Colombia en
2017. “Existen fuerzas contrarias –continúa–,  que quieren seguir aplicando
estrategias de muerte para no pasar la página, usando la fuerza represiva y los
métodos de explotación inmisericorde de la naturaleza”.

Uno de los objetivos del informe es ayudar a reducir la vulnerabilidad de las


víctimas, pues sostiene que el desconocimiento de lo que ocurre blinda a los
victimarios y contribuye a la continuidad de los crímenes. “Poner en conocimiento
público lo ocurrido sirve como presión moral para que tales hechos no se repitan”,
reza el documento.

De igual manera, los realizadores sostienen que no se puede hablar de


estadísticas precisas, pues en muchas regiones impera aún el miedo a denunciar,
e incluso reciben denuncias meses o años después de los hechos.

El texto recoge denuncias y reportes que muestran un crecimiento en violaciones


a derechos humanos con respecto a los datos de 2016, con un aumento de 1.217
víctimas a 1.402 en 2017. De esta cifra resaltan las ejecuciones extrajudiciales por
agentes directos o indirectos del Estado, que fueron 138;  las 42 víctimas de
tortura por agentes directos o indirectos del Estado; las 86 detenciones y
judicializaciones arbitrarias y las 677 víctimas de amenazas.

El informe destaca la existencia y la participación de grupos paramilitares (como


las Autodefensas Gaitanistas o Los Urabeños) en el país como perpetradores de
violaciones de derechos humanos. Estos grupos son responsables de 770
agresiones, más de la mitad del total. Sobre esto habló Javier Giraldo, miembro
del Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del Cinep y
participante de la elaboración del informe: “Se dice que el paramilitarismo ya no
existe y esta posición la sostuvo  el Gobierno durante los diálogos de La Habana.
Pero en el último periodo de las conversaciones llegaron miles de denuncias y
esto obligó a introducir un capítulo al final del punto 3 de los acuerdos para
combatir a los grupos ‘sucesores del paramilitarismo’ y a reconocer su existencia”.

Giraldo reconoce que el accionar paramilitar en el país está ligado con el tema de
la posesión y la utilización de tierras, y con el despojo de estas a sus dueños
históricos: “Al ver la violencia paramilitar, predomina la lucha contra reclamantes
de tierras o personas que están reinvindicando derechos relacionados con el
territorio. Buscan reprimir movimientos sociales, eliminar propuestas políticas
alternativas y apoyar megaproyectos económicos de multinacionales. En el
lenguaje están respaldando políticas oficiales, a la Fuerza Pública, a grandes
empresarios y están atacando manifestaciones de inconformismo ante ciertos
proyectos”.

Los datos del informe que sustentan estas afirmaciones son las 95 víctimas
ambientalistas y las 37 vícitmas campesinas que recoge, además de las 56
victimizaciones individuales y 30 colectivas de violencia ejercida en contra
de líderes de restitución de tierras y defensores de derechos asociados a ella. La
mayoría de estos casos sucedieron en el departamento del Chocó (61 reportes).
Intereses económicos son los que están, por lo general, detrás de estos ataques
de acuerdo con el documento.

Luis Enrique Amado, director de la Pastoral Social del sur y participante del
informe, sostiene que “hay la necesidad de dejar de ver la tierra como algo
simplemente mercantilista. Para quienes habitan los territorios, la tierra es como la
piel misma, y cuando se las quitan es como si les arrancaran el pellejo, como si les
estuvieran quitando la vida. Se está generando un nuevo proceso de colonización,
pues se les dice que solo las multinacionales pueden hacer las tierras productivas,
y que dejen de estorbar. El modelo de desarrollo es excluyente, no tienen en
cuenta a los procesos de desarrollo que ya hay en estos territorios y quieren volver
a los campesinos e indígenas simples trabajandores o mano de obra”.

Otro de los actores que resalta de manera preocupante en el informe son los
agentes relacionados con el Estado: la Policía Nacional, por ejemplo, participó en
268 lesiones físicas, 134 detenciones arbitrarias y 42 amenazas. El Ejército
cometió 17 ejecuciones extrajudiciales, detuvo de manera injusta a 51 personas y
realizó 37 amenazas.

En materia de violaciones al Derecho Internacional Humanitario se registraron,


entre otros rubros, siete casos de tortura por parte de la Policía y cinco por parte
del Inpec. El informe también denuncia violaciones, aunque en menor medida, de
la Fiscalía, la Fuerza Aérea y la Armada Nacional.

El director del Cinep Luis Guillermo Guerrero explica la participación de agentes


del Estado en violaciones a Derechos Humanos: “Cuando hay participación del
Estado, Policía, Ejército, Armada o Infantería de Marina, se notan alianzas muy
evidentes con terceros que casi siempre tienen intereses económicos o políticos.
A veces hay pagos, a veces hay transacciones de favores y hasta hay intereses
comunes entre la comandancia y estos terceros, porque el soldado ejecuta pero
solo está siguiendo órdenes”.
La mayor conclusión de lo recogido por el informe la da el mismo Guerrero: “la
guerra sucia sigue en Colombia. Según estos resultados en el país no se ha
reducido la violencia, sino que han cambiado los métodos de victimización. No
creemos que un patrón sistemático contra líderes sea un simple lío de faldas.
Raya con el cinismo hacer un juico de ese talante”.

Del lado de la guerrilla, el documento señala que el ELN perpetró 35 amenazas y


12 asesinatos.  Al EPL, de otra parte, se le atribuyen 10 homicidios y dos casos de
uso de civiles como escudos para protegerse militarmente. Sobre las disidencias
de las Farc, el informe del Cinep no hace ninguna mención, aunque es
probable que su accionar violento aparezca en los registros del próximo informe,
correspondiente a 2018.

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