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La Mediana No Es El Mensaje PDF

Este documento discute cómo las estadísticas a menudo se malinterpretan o se usan de manera engañosa. Explica que la mediana y la media son medidas estadísticas diferentes de la tendencia central de un conjunto de datos, y que la media suele ser mayor que la mediana cuando hay valores extremos. También argumenta que existe una falsa dicotomía entre razón y emoción que lleva a desconfiar de las estadísticas. El autor usa su propia experiencia con un cáncer raro para ilustrar cómo las estadísticas, a

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La Mediana No Es El Mensaje PDF

Este documento discute cómo las estadísticas a menudo se malinterpretan o se usan de manera engañosa. Explica que la mediana y la media son medidas estadísticas diferentes de la tendencia central de un conjunto de datos, y que la media suele ser mayor que la mediana cuando hay valores extremos. También argumenta que existe una falsa dicotomía entre razón y emoción que lleva a desconfiar de las estadísticas. El autor usa su propia experiencia con un cáncer raro para ilustrar cómo las estadísticas, a

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La mediana no es el mensaj e 429

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ecient emente mi vida ha int ersecado, de la manera mas persona l, dos de


R las famosas ocurrencias de Mark Th ain. Una de ellas la dej are para el
final de este ensayo. La otra (a veces at ribuida a Disraeli) identifica tres espe­
37. Una distribuci6n sesgada a la derecha qu e mu estra que las medias deben ser supe­
riores a las media na s, y que el lado derecho de la distribucion se extiende forma ndo
una larga cola. (Ben Gamit.)
cies de embustes, cad a uno de ellos pear que los anteriores: mentiras, malditas
mentiras y estadisticas,"
Considerese el ejemplo tipico de violentar la verdad mediante los mim ero s, gunas tradicio nes contemporaneas, inducidas por actitudes centradas de ma ­
un caso mu y pertinent e para mi relato. La estadistica recon oce distintas medi­ nera estereotfpica en el sur de Californ ia , los sentimient os se exaltan por ser
das de un «prornedio», 0 tendencia central. La media rep resenta nuestro con­ mas «reales» y el un ico fund am ento adecuado para la acci6n, mientras que el
cepto usual de u n promedio global: sumar los obj etos y dividirl os por el mime­ int electo obti ene penitencia como problema emo cional del elitismo pasado de
ro de participes (100 barras de caramelo recolectadas por cinco nifios la pr6xima moda. La estad istica , en esta ab surd a dicotomia, se con vierte con frecuencia
noche de Halloween resultara, en un mundo imparcial, en 20 para cada uno en el simb olo del enemigo. Como escribi6 Hilaire Belloc: «La estadistica es el
de ellos ). La mediana, una medida distinta de tendencia central, es el punta tri unfo del meto do cuantit ativo, y el met oda cuantitativo es la victoria de la
intermedio. Si aline o a cinco muchachos por su altura, el chico med iano es mas esterilidad y la muerte».
bajo que dos de ellos y mas alto que los otros dos (que qui za tengan pro blemas Este es un relata per sonal de dat os estadisticos qu e, adecuadam ente inter­
a la hora de obt ener su pa rte promedio de los caramelos). Un politico en el pretados, resulta n pro funda mente instruc tivos y vivificantes. Decla ra la guerra
poder puede decir co n orgullo: «Los ingresos medio s de nue stros ciudadanos san ta a la degradaci 6n del intelecto al conta r una pequ efia anecdota que ilustra
son de 15.000 dol ares anuales». Ellider de la opo sici6n podrfa replicar: «Pero la util ida d del cono cimiento academico y mondo sobre la ciencia . EI corazon
la mitad de nue stros ciud adanos gana menos de 10.000 d61ares an ua les», Am­ y la cabeza son puntos focales de un cuerpo, una personalidad.
bo s tendrfan raz6n , pero ninguno de ellos cita una esta distica con objetividad En julio de 1982 supe qu e estaba sufriendo un mesotelioma abdomin al, un
imp asible. EI primero invoca un a medi a , el segundo una med iana. (En estos can cer raro y grave qu e por 10 general esta asociado a la exposi cion al asbe sto .
casos, las medias son superiores a las medianas porque un millonario pu ede Cuand o revivi despu es de la intervenci6n quini rgica, Ie formule mi primera pre­
pesar mas qu e cientos de person as pobres a la hora de establecer una media, gun ta a mi doctora y quimioterapeuta: «(.C ual es la mej or bibliograffa tecnica
pero equivale a un un ico men digo al calcular una mediana .) sobre el mesotel ioma?», Me contesto, con un toque de diplom acia (fue la unica
EI tema mas amplio que crea un a desconfianza 0 despre cio cornun hacia vez qu e se ap art o de la franq ueza directa), que la bibliograffa med ica no conte­
la estadfstica es ma s preocup ante. Muchas personas hacen una separaci6n de­ nia nada que valiera la pena leer.
safortunada e invalida ent re coraz6n y mente, 0 sent imiento e intel ecto . En al­ Naturalmente, intentar mant ener a un intelectual apartado de la bibliogra­
ffa fun cion a casi ta n bien como recom endar castidad a Hom o sapiens, el pri­
mate mas erotico de todos. Tan pro nto como pude andar, me fui en linea recta
• Estad istica (la ciencia) y datos estadisticos suelen escribirse igual en Ingles: statistics . En va­
rios lugare s a 10 largo del tcxto de este ensayo (com o la frase de Mark Twain), el auto r juega can
a la Biblio teca Med ica Countway, de Harvard , y teclee «mesotelioma» en el
este double entendre, mas dificil de jus tifica r en castellano. (N. del t.) ordenador qu e co ntenia programa de busq ueda bibliogra fica. Un a hora mas
430 Reflexiones sabre historia natural La mediana no es el mensaje 431

tarde, rodeado de la bibliografia mas reciente sob re el mesotelioma abdo minal, . Todavia acarreamos el bagaje histo rico de una herencia platonica que bus­
comprendi con el resue llo en trecortado po r que mi doc tora me habia dado aquel ca esencias nitidas y fronteras definidas. (Asi, esperamos encontrar un «origen
consejo huma no. La bibliografia no podia ser mas bruta lmente clara : el meso ­ de la vida» 0 una «definicion de la rnuerte» que no sean ambiguos, aunque
telioma es incurable, co n una mo rtalidad media na de s6 10 ocho meses despueg la naturaleza se nos suele presen tar como continuos irreducibles.) Es ta heren­
del dia gnostico. Permaneci sentado y aturd ido d urante unos qu ince mi nutos, cia platon ica, con su enfas is en distinciones c1aras y entidades separadas inrnu­
y despues so nre i y me dije a m i mis mo: «A si q ue era po r esto por 10 que no tables, nos lIeva a considerar err6neamente las medidas estadisticas de tenden­
me dejaba n leer na da». Desp ues m i mente em pezo a trabaj ar de nuevo, gracias cia central, en realidad de manera op uesta a la interpretacion cor recta en nuestro
aDios. mundo rea l de variacio n, so mbras y contin uos. En resumen, consideramos que
Si un poco de instruccion pu ede ser siempre una cosa peligrosa, yo me ha ­ medias y medianas son « realidades» duras, y la var iacion que permite su calc u­
bia topado con un ejemplo clasico, La ac titud es impo rta nte a la hora de lu­ 10 como un conj unto de medidas tra nsitorias e imperfectas de esta esencia es­
char co ntra el cancer. No sabemos po r que (desde mi perspectiva materialista co ndida. Si la mediana es la realidad y la var iacion alrededor de la median a
al viejo estilo sospecho que los estados mentales reali mentan el sistem a inmu­ solo un artificio para el calcu lo, entonces «Probablemente hab re muerto en ocho
ne). Pero comparense perso na s co n el mismo ca nce r y de edad , c1ase, salud y meses» puede pasar por una interpretacio n razonable.
nivel socioeconornico parecidos y, en general, los que muestran una act itud po ­ Pero todos los biologos evolu tivos saben que la misma variaci6n es la unica
sitiva, co n una gran fuerza de volun ta d y un obje tivo en la vida, con ga nas de esencia ir reducible de la natur aleza. La var iacion ~tlaaura realiclad , no una
luchar, y co n una respuesta activa para ayudar a su propio trat amiento y no serie de mealdasimperfectas de u~ndenci a central. Las med ias y las media­
s610 una acep tacion pas iva de 10 que los medicos dicen, tienden a vivir mas. nas so n las abstracciones. Po r 10 tanto, considere de manera muy diferente las
Uno s meses des pues Ie pregunte a sir Peter Medawar, mi guru cientifico perso­ estadistic as sobre el mesotelioma... y no so lo porque soy un optimista que tien­
nal y premio Nob el de inmuno logia, cual podia ser la mejor receta para el exito de a ver la ros quilla en lugar del ag ujero, sino so bre todo porque se que la mis­
contra el cancer. «Una perso nalid a d sa nguinea» , repl ico, A fo rtunadamente rna variacio n es la realida d. Tenia q ue coloca rme en medio de la variacion ,
(puesto que uno no puede reco nstru irse en poco tiempo y con un proposito Cu a ndo me entere de la me diana de ocho meses, mi prime ra rea ccion int e­
definido), creo q ue soy, quiz a, sosegado y confiad o de esta manera exactamente. lectual fue: perfecto, la m ita d de la gente vivira mas; i,que pro babilidades ten ­
De ahi el problema al que se en frentan los med icos co mpasivos: puesto go de encontrarme en esta mitad? Estuve leyendo durante una hor a furi osa y
que la actitud tiene una impo rtan cia ta n critica, i,debe adv ertirse una conclu­ nerviosa y, con alivio, llegue a la conclusion: muy altas. Yo posei a to das las
sion ta n sombria, especia lmente porque hay pocas perso nas q ue tenga n un co­ caracteristicas que confieren una probabilidad de una vida mas larga: era jo­
nocimient o suficiente de estadistica para evalua r que es 10 que signi fica n exac­ yen; m i enferm eda d habia sido identifica da en un estadio relativamente tem­
tament e las afirm aciones? A partir de a lios de expe riencia co n la evoluci on a pra no; iba a recibir el mejor tra ta miento medico de la nacion ; tenia todo un
pequena escala de los caracoles terrestres de las Bahamas tratados cuantitativa­ m und o de razones para vivir; sabia co mo leer los datos adecuadamente y no
me nte, he des a rroll ad o este co nocimien to tecnico... y estoy co nvencido de que desesperar.
desempeno un pa pel importan te para salva r mi vida. E n efecto, el co nocimien­ Otro punta tecnico anadi o entonces incluso mas con suelo. In mediatame nte
to es poder, como proclam6 Francis Bacon . reco noci que la distribu cio n de la var iacio n a lrededo r de la mediana de oc ho
EI problema puede enunciarse de forma breve: i,que sign ifica en el lenguaje me ses iba a ser seguramente 10 q ue los estadis tic os lIaman «sesgada a la dere ­
ordi nario «mo rta lida d med iana de oc ho meses»? Sos pec ho que la mayoria de cha », (En una distr ibucion simetrica, el perfil de variacion a la izquierda de
gente, sin conocim ientos de estadistica, interpretaria esta afirmacion como «Pro­ la tendencia centra l es una im agen especular de la variacion a la derecha . Las
bablemente ha bre muerto en ocho meses»: que es precisa men te la co nclusion d istribuciones sesgadas so n asi metricas, pues la variacion se extiende mas en
que hay q ue evitar, ta nto po rq ue esta forrn ulacion es falsa como porque las ac­ u na direccion q ue en la otra: en las sesgadas a la izq uierda se extiende a la iz­
titudes impo rtan muchisimo. quierda, y en las sesga das a la derecha , a la derecha .) La distrib ucio n de la va­
Desde lue go, yo no rebosaba de alegria, pero tam poco lei la frase en el len ­ ria cion ha de ser sesgada a la derecha, razone, Despues de todo, la parte iz­
guaje ordinario. Mi conocimiento tecnico impuso una perspectiva diferente a q uierda de la distribu cion co ntie ne una frontera de cero irrevocablemente me nor
«mo rta lidad mediana de oc ho rneses» . La difere ncia puede parecer sutil, pero (puesto que el meso telio ma s610 puede identificarse a la muerte 0 antes). Asi,
las consecuencias pueden ser profundas. Ademas, esta perspectiva encarna la exist e poco esp acio para la m ita d inferior (0 izq uierda) de la distribucion; tiene
manera dist int iva de pensar en mi propio campo de la bio logia evolutiva y de que estar apretujada ent re cero y los ocho meses. Pero la mitad superior (0 de­
la historia natural. recha) podia exten derse por alios y alios, a un q ue al final nadie sobreviva. La
432 Reflexiones sobre historia natural

distribucion tenia que ser sesgada a la derecha , y yo necesitaba saber hasta d6nde 33
se extendia la cola... porque ya habia lIegado a la conclusion de que mi perfil
favorable me hacia un buen candidat o para la mitad derecha de la curva.
Efectivamente, la distr ibucion era fuertemente sesgada a la derecha, con una
larga cola (aun que peq uena) que se extendia a 10 largo de varios afios por enci­ La hormiga y la planta
rna de la med iana de ocho meses. No veia razo n algu na por la que yo no hubie­
ra de encontrarme en esta pequefia cola, y exhale un profundo suspiro de ali­
vio. Mis con ocimientos tecnicos habian ayudado. Habia leido correctamente
el gra fico. Habia planteado la pregunta ad ecuada y habia enco ntrado las res­
puesta s. Habia obtenido, con toda probabilidad, el mas precioso de todos los
dones en estas circunsta ncias: un tiemp o sustancial. No hab ria de detenerme
y seguir inmed iatamente el mandato de Isaias a Ezequias: «Dis pon de tu casa,
por que vas a mor ir, no curaras». Iba a tener tiempo para pensar, para planear,
y para luchar.
Un punta final sobre las distribuciones estadisticas. Se aplican iinicamente
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or qu e nos preocupamos ta nto por el tarnano y el nurn ero? Mi amigo
Ralph Keyes, qu e, como yo, alcan za en el antropornetro los 169 centl­
a un deter minado conjunto de circunstancias (en este caso, a la supervivencia metros, escribio un libro entero sobre nuestra obsesion con este terna su puesta­
con mesotelioma despues de mo dos convencionales de tratamiento). Si las cir­ mente irrelevante: The height ofy our life. Docum entab a las extraordinar ias me­
cunstancias cambian, la distribucion puede alterarse. Se me coloco en un pro­ didas que los polit icos y las estrellas del cine de corta estatura suelen adoptar
tocolo de tratamient o experime ntal y, si la fortuna me favorece, estare en la pri­ para evitar que su secreta se descubra. (Ralph no pudo penetrar en los subter­
mera cohorte de una nueva distribucion con una mediana alta y una cola que fugios de la plana mayor de J immy Carter para descubrir la altura del ma s ba­
se extiende hast a la muerte por causas naturales a un a edad mu y avanza da. " jito de nuestros presidentes recient es, que es al men os tres 0 cuatro centimetros
Es mi opinion que con siderar la aceptacion de la muerte com o algo equiva ­ mas alto que Ralph y que yo, y por 10 ta nto se encuentra en la med ia norteame­
lente a dignidad intrinseca se ha convertido en algo demasiado habitual. Desde ricana, 0 no lejos de ella.) El ejemplo mas divertido dellibro de Ralph es una
luego, estoy de acuerdo con el predicador del Eclesiastes en que hay un tiempo vieja fotografia publicitaria de un Humphrey Bogart bajito con dos de sus pri­
para amar y un tiempo para morir, y cuando mi madeja se acabe espero enca­ meras actrices, Lauren Bacall y Kathari ne Hepburn . Acaban de salir de un avion,
rar el fin con calma y a mi manera. Sin embargo, para la mayor ia de situacio­ Bogie se encuentra sobre el prim er peld atio de la pasarela de desembarco; las
nes prefiero el punta de vista mas marcial de que la muerte es el enem igo ulti­ dos mujeres se hall an sobre el suela.
mo... y no encuentro nada reprochable en los que luchan encarnizadamente l.Por que igualamos tan estupidamente mas con mejor? Penes y autornovi­
contra la luz que agoniza. les, dos objetos que con frecuencia son clasi ficados por tarnanos po r hombres
Las espadas de la batalla son nu merosas, y ninguna es mas efectiva que el necio s, funcionan igual de bien, y a veces de manera ma s eficiente, a tamanos
hum or. Mi muerte fue anunciada en una reuni on de mis colegas en Escocia, inferiores a la med ia. Los extremos en el tamafio cor poral casi siempre acarrean
y casi experi rnente el delicioso placer de leer mi ob ituario escrito por uno de conse cuen cias tragic as (al menos fuera del campo de beisbol ). Robert Wadlow,
mis mejores am igos (el fulano sospecho y qui so cerciorarse; el tambien es un al que Ie faltaba poco para alcanz ar 2,70 metros y era el ser humano mas alto
estadistico, y no esperaba encon trarme tan lejos en la cola de la izquierda). Aun del que se tenga noticia, rnurio a la edad de veintidos afios de una in feccion
asi, el incidente me proporciono mi primera buena carcajada despues del diag ­ provocada por un tira nte defectuoso que lIevaba en el tobillo y qu e necesitaba
nostico, Fijense, estuve a pu nta de repetir la Frase mas famosa de Mark Twain: para que Ie pro porcionara el apoyo suple mentario, puesto que sus piern as no
«Las noticias de mi muerte se han exagerado mucho»." po dian sostener adecuadame nte su cuerp o.
Si nos vamos mas alia de la patologia de los individuos extremos, muchas
especies de tarnafio corporal insolitamente gra nde tienen generalmente una vida
geologica cor ta. Dudo que su problema resida en la ineficacia 'biomecanica ,
13. Hasta ahora, tod o va bien.
14. Desde que he escrito esto, se ha informad o realmentc de mi muerte en dos revistas euro­ como sostenian las primeras teorias sobre pesados dinosaurios. Mas bien se trata
peas, con cinco anos de diferencia. Fam a volat (y dura mucho tiempo). En ambas ocasioncs pro­ de que los animales grandes tiend en a ser especializados anatomicamente y for­
teste energicarnente y pedi una retractacion ; me temo que no tengo cl savoir faire de mister Clemens. man poblaciones relativamente pequenas (menos brontosaurios que gorgojos

28.-o0ULD

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