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Evaluación Educativa: Claves y Tipos

La evaluación educativa es un proceso sistemático que busca determinar el valor de aspectos educativos para tomar decisiones, abarcando desde el rendimiento de los alumnos hasta la eficacia de programas y centros educativos. Se clasifica según su finalidad (formativa o sumativa), extensión (global o parcial), agentes evaluadores (interna o externa), momento de aplicación (inicial, procesual o final) y criterio de comparación (autorreferencia o heteroreferencia). La creciente conciencia sobre la importancia de la evaluación ha llevado a una cultura evaluativa que impacta no solo en la educación, sino en diversas actividades sociales.

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Evaluación Educativa: Claves y Tipos

La evaluación educativa es un proceso sistemático que busca determinar el valor de aspectos educativos para tomar decisiones, abarcando desde el rendimiento de los alumnos hasta la eficacia de programas y centros educativos. Se clasifica según su finalidad (formativa o sumativa), extensión (global o parcial), agentes evaluadores (interna o externa), momento de aplicación (inicial, procesual o final) y criterio de comparación (autorreferencia o heteroreferencia). La creciente conciencia sobre la importancia de la evaluación ha llevado a una cultura evaluativa que impacta no solo en la educación, sino en diversas actividades sociales.

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Evaluación educativa: concepto, funciones y

tipos
Introducción.
La evaluación es hoy quizá uno de los temas con mayor protagonismo del
ámbito educativo, y no porque se trate de un tema nuevo en absoluto, sino
porque administradores, educadores, padres, alumnos y toda la sociedad
en su conjunto, son más conscientes que nunca de la importancia y las
repercusiones del hecho de evaluar o de ser evaluado. Existe quizá una
mayor consciencia de la necesidad de alcanzar determinadas cotas de
calidad educativa, de aprovechar adecuadamente los recursos, el tiempo
y los esfuerzos y, por otra parte, el nivel de competencia entre los
individuos y las instituciones también es mayor.

Quizá uno de los factores más importantes que explican que la evaluación
ocupe actualmente en educación un lugar tan destacado, es la
comprensión por parte de los profesionales de la educación de que lo que
en realidad prescribe y decide de facto el "que, cómo, por qué y cuándo
enseñar" es la evaluación. es decir, las decisiones que se hayan tomado
sobre "qué, cómo, por qué y cuándo evaluar". En general, uno de los
objetivos prioritarios de los alumnos es satisfacer las exigencias de los
"exámenes". En palabras de A. de la Orden (1989): "la evaluación, al
prescribir realmente los objetivos de la educación, determina, en gran
medida... lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los
profesores enseñan y cómo lo enseñan, los contenidos y los métodos; en
otras palabras, el producto y el proceso de la educación... querámoslo o
no, de forma consciente o inconsciente, la actividad educativa de alumnos
y profesores está en algún grado canalizada por la evaluación".

Todos estos factores han llevado a una "cultura de la evaluación" que no


se limita a la escuela, sino que se extiende al resto de las actividades
sociales.

Concretamente, en nuestro país, la ampliación del ámbito de la evaluación


desde los resultados y procesos del aprendizaje de los alumnos hasta el
propio currículo (en sus distintos niveles de concreción), la práctica
docente, los centros, el sistema educativo en su conjunto, etc. ha dibujado
en los últimos años un nuevo escenario para las prácticas evaluativas, que
se han desarrollado a todos los niveles de manera muy importante.

Es importante, antes de abordar cualquier contenido de evaluación,


distinguir algunos conceptos fundamentales, tales
como evaluación calificación y medida.

El concepto de evaluación es el más amplio de los tres, aunque no se


identifica con ellos. Se puede decir que es una actividad inherente a toda
actividad humana intencional, por lo que debe ser sistemática, y que su
objetivo es determinar el valor de algo (Popham, 1990).

El término calificación está referido exclusivamente a la valoración de la


conducta de los alumnos (calificación escolar). Calificar, por tanto, es una
actividad más restringida que evaluar. La calificación será la expresión
cualitativa (apto/no apto) o cuantitativa (10, 9, 8, etc) del juicio de valor
que emitimos sobre la actividad y logros del alumno. En este juicio de
valor se suele querer expresar el grado de suficiencia o insuficiencia,
conocimientos, destrezas y habilidades del alumno, como resultado de
algún tipo de prueba, actividad, examen o proceso.

Se evalúa siempre para tomar decisiones. No basta con recoger


información sobre los resultados del proceso educativo y emitir
únicamente un tipo de calificación, si no se toma alguna decisión, no
existe una auténtica evaluación.

Así pues, la evaluación es una actividad o proceso sistemático de


identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos
educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha
valoración, tomar decisiones (García Ramos, 1989).

La evaluación, por tanto, se caracteriza como:

Un proceso que implica recogida de información con una posterior


interpretación en función del contraste con determinadas instancias de
referencia o patrones de deseabilidad, para hacer posible la emisión de un
juicio de valor que permita orientar la acción o la toma de decisiones.

Finalmente, deben diferenciarse los conceptos de investigación y


evaluación. Ambos procesos tienen muchos elementos comunes, aunque
se diferencian en sus fines:
- La evaluación es un proceso que busca información para la valoración y
la toma de decisiones inmediata. Se centra en un fenómeno particular. No
pretende generalizar a otras situaciones.

- La investigación es un procedimiento que busca conocimiento


generalizable, conclusiones (principios, leyes y teorías), no tiene
necesariamente una aplicación inmediata (De la Orden, 1989).

Tradicionalmente, la evaluación se ha venido aplicando casi con exclusividad al rendimiento


de los alumnos, a los contenidos referidos a conceptos, hechos , principios, etc., adquiridos
por ellos en los procesos de enseñanza. A partir de los años sesenta, la evaluación se ha
extendido a otros ámbitos educativos: actitudes, destrezas, programas educativos, materiales
curriculares didácticos, la práctica docente, los centros escolares, el sistema educativo en su
conjunto y la propia evaluación.

Esta extensión de la evaluación a otros ámbitos tuvo lugar en los Estados Unidos a finales de
los años 50 debido a circunstancias tales como: la crítica a la eficacia de las escuelas
públicas, la gran inversión dedicada a la educación que exigía una rendición de cuentas
(Accountability), etc. Por tanto, el campo de aplicación de la evaluación se extiende a
alumnos, profesores, directivos, instituciones, la administración, etc. Y va a ser, precisamente,
a raíz de la extensión del ámbito evaluador cuando van a surgir una serie de modelos de
evaluación de gran relevancia.

Evaluación/promoción.
La decisión de promoción es la que, con más frecuencia, debe enfrentar el profesor, desde las
promociones formales (curso a curso) hasta las promociones diarias (de una tarea a otra,
cuando se considera que se ha alcanzado un nivel de conocimientos suficiente).

Por tanto, la evaluación puede resultar un elemento estimulante para la educación en la


medida en que pueda desembocar en decisiones de promoción positivas, y para ello es
preciso que el sistema educativo sea público y coherente, ofreciendo la información
precisa para ofrecen la dificultades que puedan surgir. Para ello, es necesario una
definición clara de los objetivos previos y una recuperación inmediata en caso de fracaso.
En caso de que el fracaso sea reiterado, se hace imprescindible la utilización de procesos
diagnósticos y terapéuticos. Por tanto, lo deseable es la promoción tanto desde el punto de
vista del aprendizaje como desde el punto de vista del desarrollo armónico de la persona.

TIPOS DE EVALUACIÓN.
Esta clasificación atiende a diferentes criterios. Por tanto, se emplean uno u otro en función
del propósito de la evaluación, a los impulsores o ejecutores de la misma, a cada situación
concreta, a los recursos con los que contemos, a los destinatarios del informe evaluador y a
otros factores.

2.1.- Según su finalidad y función

a) Función formativa: la evaluación se utiliza preferentemente como estrategia de mejora y


para ajustar sobre la marcha, los procesos educativos de cara a conseguir las metas u
objetivos previstos. Es la más apropiada para la evaluación de procesos, aunque también es
formativa la evaluación de productos educativos, siempre que sus resultados se empleen para
la mejor de los mismos. Suele identificarse con la evaluación continua.

b) Función sumativa: suele aplicarse más en la evaluación de productos, es decir, de


procesos terminados, con realizaciones precisas y valorables. Con la evaluación no se
pretende modificar, ajustar o mejorar el objeto de la evaluación, sino simplemente determinar
su valía, en función del empleo que se desea hacer del mismo posteriormente.

2.2.- Según su extensión

a) Evaluación global: se pretende abarcar todos los componentes o dimensiones


del alumnos, del centro educativo, del programa, etc. Se considera el objeto de la evaluación
de un modo holístico, como una totalidad interactuante, en la que cualquier modificación en
uno de sus componentes o dimensiones tiene consecuencias en el resto. Con este tipo de
evaluación, la comprensión de la realidad evaluada aumenta, pero no siempre es necesaria o
posible. El modelo más conocido es el CIPP de Stufflebeam.

b) Evaluación parcial: pretende el estudio o valoración de determinados componentes o


dimensiones de un centro, de un programa educativo, de rendimiento de un alumnos, etc.

2.3.- Según los agentes evaluadores

a) Evaluación interna: es aquella que es llevada a cabo y promovida por los propios
integrantes de un centro, un programa educativo, etc.

A su vez, la evaluación interna ofrece diversas alternativas de realización:

autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación.

* Autoevaluación: los evaluadores evalúan su propio trabajo (un alumno su rendimiento, un


centro o programa su propio funcionamiento, etc). Los roles de evaluador y evaluado
coinciden en las mismas personas.
* Heteroevaluación: evalúan una actividad, objeto o producto, evaluadores distintos a las
personas evaluadas (el Consejo Escolar al Claustro de profesores, un profesor a sus alumnos,
etc.)

* Coevaluación: es aquella en la que unos sujetos o grupos se evalúan mútuamente (alumnos


y profesores mutuamente, unos y otros equipos docentes, el equipo directivo al Consejo
Escolar y viceversa). Evaluadores y evaluados intercambian su papel alternativamente.

b) Evaluación externa: se da cuando agentes no integrantes de un centro escolar o de


un programa evalúan su funcionamiento. Suele ser el caso de la "evaluación de expertos".
Estos evaluadores pueden ser inspectores de evaluación, miembros de la Administración,
investigadores, equipos de apoyo a la escuela, etc.

Estos dos tipos de evaluación son muy necesarios y se complementan mutuamente. En el


caso de la evaluación de centro, sobre todo, se están extendiendo la figura del "asesor
externo", que permite que el propio centro o programa se evalúe a sí mismo, pero le ofrece su
asesoría técnica y cierta objetividad por su no implicación en la vida del centro.

2.4.- Según el momento de aplicación

a) Evaluación inicial: se realiza al comienzo del curso académico, de la implantación de un


programa educativo, del funcionamiento de una institución escolar, etc. Consiste en la
recogida de datos en la situación de partida. Es imprescindible para iniciar cualquier cambio
educativo, para decidir los objetivos que se pueden y deben conseguir y también para valorar
si al final de un proceso, los resultados son satisfactorios o insatisfactorios.

b) Evaluación procesual: consiste en la valoración a través de la recogida continua y


sistemática de datos, del funcionamiento de un centro, de un programa educativo, del proceso
de aprendizaje de un alumno, de la eficacia de un profesor, etc. a lo largo del periodo de
tiempo fijado para la consecución de unas metas u objetivos. La evaluación procesual es de
gran importancia dentro de una concepción formativa de la evaluación, porque permite tomar
decisiones de mejora sobre la marcha.

c) Evaluación final: consiste en la recogida y valoración de unos datos al finalizar un


periodo de tiempo previsto para la realización de un aprendizaje, un programa, un trabajo, un
curso escolar, etc. o para la consecución de unos objetivos.

2.5.- Según el criterio de comparación

Cualquier valoración se hace siempre comparando el objeto de evaluación con un


patrón o criterio. En este sentido, se pueden distinguir dos situaciones distintas:
a) En caso de que la referencia sea el propio sujeto (sus capacidades e intereses, las
metas que se había propuesto alcanzar, considerando el tiempo y el esfuerzo invertidos
por el sujeto, y teniendo en cuenta sus aprendizajes previos) o cualquier otro objeto de la
evaluación en si mismo (las características de partida de un programa, los logros educativos
de un centro en el pasado, etc.), estaremos empleando la AUTOREFERENCIA como sistema

b) En el caso de que las referencias no sean el propio sujeto, centro, programa, etc., lo que
se conoce como HETEROREFERENCIA, nos encontramos con dos posibilidades:

b.1) Referencia o evaluación criterial:

Aquella en las que se comparan los resultados de un proceso educativo cualquiera con los
objetivos previamente fijados, o bien con unos patrones de realización, con un conjunto
de situaciones deseables y previamente

establecidos. Es el caso en el que comparamos el rendimiento del alumno con los objetivos
que debería haber alcanzado en un determinado plazo de tiempo, o los resultados de un
programa de educación compensatoria con los objetivos que éste se había marcado, y no con
los resultados de otro programa.

b.2) Referencia o evaluación normativa:

El referente de comparación es el nivel general de un grupo normativo determinado (otros


alumnos, centros, programas o profesores).

Lo correcto es conjugar siempre ambos criterio para realizar una valoración adecuada,
aunque en el caso de la evaluación de alumnos, nos parece siempre más apropiada la
evaluación que emplea la autorreferencia o la evaluación criterial. El empleo de uno u otro tipo
de evaluación dependerá siempre de los propósitos de la evaluación y de su adecuación al
objeto de nuestra evaluación.

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