¿Conocéis a Lut, el mago de las
palabras? Tiene los ojos azules y el
pelo
largo y castaño. Usa unas gafitas de
oro muy graciosas. Su túnica azul está
adornada con estrellas, lo mismo que
su enorme gorro puntiagudo.
Siempre está viajando por el mundo,así que, a lo mejor, algún día te lo
encuentras en la calle.
Y si te encuentras con Lut, seguro que también conocerás a Mara. Es
su mejor amiga, y le acompaña en todos sus viajes. Mara es una
mascota mágica.
Le gusta cambiar de forma. Unas veces se parece a un perro y otras a
un cocodrilo. También puede disfrazarse
de gallina o de ratón. Y de otras cosas aún más raras…
Lut y Mara se dedican a ayudar a la gente que tiene problemas con las
palabras. Ayudan a todo el mundo: a las personas, a los duendes, a los
animalesy hasta a las brujas. Pero hoy están un
poco nerviosos, porque han
recibido una
visita muy especial: han venido a
verlos
los Reyes Magos… ¡Los Reyes
Magos en
persona! ¡Y solo falta una
semana para Navidad!
Sus Majestades esperan en el jardín de Lut. No quieren entrar en la
casa para no dejar solos a sus camellos. El mago sale a recibirlos a
toda prisa. No estaría bien hacer esperar a los Reyes Magos, con
lo ocupados que están.
—Mis queridas Majestades, ¿en qué puedo ayudaros? —les pregunta
haciendo una gran reverencia—. ¿Necesitáis alguna palabra mágica
que os ayude a repartirlos juguetes? Porque la noche del seis de
enero vais a tener mucho trabajo…
—¡Estamos acostumbrados! —dice Melchor—. Y no necesitamos
ninguna palabra mágica para eso. Nosotros también somos magos,
¿recuerdas?—¿Es que crees que, después de
tantos años, se nos ha olvidado cómo hacer nuestro trabajo? —añade
Gaspar un poco enfadado.
Lut se rasca la cabeza, confundido.Mara, mientras tanto, se ha
convertido en una dromedaria azul, y está charlando
animadamente con los camellos.
—Perdonadme, Majestades —dice Lut—. Ya sé que, además de ser
reyes,sois magos. Si no, no podríais repartir
los regalos de los niños por todo el
mundo en una sola noche.
Pero, si no necesitáis mi ayuda, ¿para qué habéis venido?
—¿Y quién ha dicho que no necesitemos tu ayuda? —pregunta
Baltasar—. Sí la necesitamos. Tú eres el mago de las palabras… y las
palabras no son nuestra especialidad.
—Verás, Lut. Tenemos un problema—explica Melchor, sacando un
sobre del bolsillo de su manto—. ¿Ves esta carta?
Lut mira el sobre. Tiene un sello pegado, y va dirigida a los Reyes
Magos.
—Parece una carta normal y corriente… ¿Qué tiene de especial?
Melchor saca del sobre un papel bastante arrugado y se lo entrega a
Lut.
—Léela tú mismo, a ver qué te parece —le dice.
Lut coge la carta, que está escrita en una letra grande y redonda. Se
ajusta las gafas sobre la nariz y lee en voz alta: