Poemas para Nadita Nani <3
Maco Sosa – sin título
Quiero de mis pies que sean tierra
que dibujen sus raíces donde quieran
quiero de mi piel que sea tierra
morena
negra
tierra
quiero de mi amor que sea tierra
que se agarra entre los dedos y se aprieta
quiero de mi vida que sea tierra
que se escapa de las manos y vuela
me quiero subterránea
ligera
me quiero tierra llena de huellas
me quiero indómita
tierra de nadie
me quiero olvidada y triste, en alguna parte
quiero de mis ideas que sean tierra
que hacen germinar cuando nadie lo espera
quiero ser semilla en tierra
flor y fruto
y serena.
Lautaro Graziano / Glaumour – sin título
Nunca tuve paciencia. Siempre necesito ver resultados inmediatos. Me acuerdo que una
vez cuando era chicx (tenía menos de diez años seguramente) planté una flor en una
macetita de plástico negro, y al otro día en un arrebato de ansiedad la desenterré porque
no crecía.
Me acabo de dar cuenta que me está pasando lo mismo, pero con mi persona. Siento que
estoy floreciendo de a poco, pero quiero que sea de un día para el otro.
La vida me está encajando paciencia a la fuerza.
¿Terminaré de florecer alguna vez, o seguiré floreciendo por siempre?
Lorena Valderrama – sín título
y dios dijo:
quién dice
ella dice
qué dice
yo digo
permiso
pero ella dice
me dijo que
y dios dijo
quien?
Google!
no entiendo
permiso
me dijo
siento que no siento lo que siento cuando no me siento (bien)
y dios dijo
Google?
ella dice google
permiso
ella dice
vos sos dios?
y dios dijo
yo soy dios?
y él dice que ella dice
dice que ella dice
que ella dice
ella dice
y ahora?
Lourdes López – sin título
Dicen que en el río
hay monstruos
gigantes,
arrodillados en la orilla
esperando que los peces
les hagan cosquillas
antes de irse a acostar.
Eso me dijeron,
no puedo asegurar nada,
no me sale creer sin ver
y yo
nunca vi un río.
Florencia Sanchez Forte - 2
Que tenés un libro que no quiero que me devuelvas. Dejo mi bici sobre tu bici y las ato con
un candado. Es pequeño, es un chiste, cualquiera lo rompe. En la terraza de tu casa
todavía no somos felices. El cielo se ve desde ahí verde agua a las siete de la tarde.
Muerdo el filtro del pucho rojo, ya para el tercero tu cara anda mejor de lo que pensaba.
Tomamos mate en el patio, vino en las escaleras. Los libros de la caja de la pieza tienen
olor a cinco años, a llaves, a cuánto hacía que no nos reímos tanto. Lloramos en la
biblioteca por Nicaragua, por tu tesis, por el diccionario de Grimal, porque siempre tuviste
coronita, por Plauto, por Gustavo, por fuerza natural. Dormimos en la cocina, fumamos con
frío, con hambre, con sueño. Nunca estuvo el piso tan cómodo como hoy.
Una lata de duraznos en almíbar, envuelta con cuerina de un color más pálido que el té
con leche, editada con graffitis de fibrón negro y canciones que nunca cantamos. Nunca te
gustaron los lapiceros. Noventa minutos hablando de lo bien que cogen ustedes dos, que
ahora resulta que la extrañás porque con ella acabás mejor, que gracias por haber sido tu
oído durante estos setenta y cinco años. No hay nada más incómodo que un corpiño
desvencijado. Un bretel curvado en la hebilla no luce bien en ningún hombro. Mirá cómo te
baila ese elástico. Mirá qué feo te queda el negro. Mirá qué aburrido ese algodón crudo.
Los corpiños fuimos hechos para alcanzar las tetas normativas, y para sostener alguna
que otra mentira digna de los placeres de un hipopótamo. Corpiño que sostuvo tesis,
coronita, diccionario de Grimal, Plauto y Nicaragua, imaginate. Pero qué bien que acabás
con ella. Y cuánto te abrís conmigo. En la terraza de tu casa nunca fuimos felices, pero ya
para la hora del vino te aburriste y tiraste el corpiño por el tapial.
El cielo se ve ahora violeta furioso, azul francia. Afuera nuestras bicis arman planes para el
futuro. Qué culpa tenían los corpiños. Saco el candado. Es pequeño, es un chiste,
cualquiera lo rompe.
Mariana Moller Poulsen - Desarmada
https://soundcloud.com/mari-m-p/desarmada