HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA.
1. CONCEPTO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA.
    La historia de la educación es una parte de la historia de la cultura, como ésta, a su vez, es una parte de la historia
general, universal. No es fácil definir lo que sea la historia, pues de ella se han dado multitud de interpretaciones. Para
nosotros, sin embargo, la historia es el estudio de la realidad humana a lo largo del tiempo. No es pues sólo cosa del
pasado, sino que el presente también le pertenece, como un corte o sección que se hiciera en el desarrollo de la vida
humana. Por otra parte, la histona de la cultura se refiere más bien a los productos de la mente o del espíritu del
hombre, tal como se manifiestan en el arte, la técnica, la ciencia, la moral o la religión y sus instituciones
correspondientes. La educación constituye una de esas manifestaciones culturales, y como ella tiene también su
historia.
    Ahora bien, para tener una idea precisa de lo que la historia de la educación y de la pedagogía son, conviene
recordar lo que significan la educación y la pedagogía mismas.
    Por educación entendemos, ante todo, la influencia intencional y sistemática sobre el ser juvenil con el propósito de
formarlo o desarrollarlo. Pero también significa la acción general, difusa, de una sociedad sobre las generaciones
jóvenes con el fin de conservar y transmitir su existencia colectiva. La educación es así una parte integrante, esencial,
de la vida del hombre y de la sociedad, y ha existido desde que hay seres humanos sobre la tierra.
    De otra parte, la educación es un componente tan fundamental de la cultura, como puedan serIo la ciencia, el arte o
la literatura. Sin la educación no sería posible la adquisición y la transmisión de la cultura, ya que por ella vive ésta en el
espíritu de los hombres. Una cultura sin educación sería una cultura muerta. Y ésta es también una de las funciones
esenciales de la educación: hacer que la cultura siga viviendo a través de los siglos.
    A la reflexión sistemática sobre la educación llamamos pedagogía. La pedagogía es la ciencia de la educación; por
ella adquiere unidad y elevación la acción educativa. La educación sin pedagogía, sin reflexión metódica, sería pura
actividad mecánica, mera rutina. La pedagogía es una ciencia del espíritu, y está en íntima relación con la filosofía, la
psicología, la sociología, y otras disciplinas, aunque no depende de ellas, ya que es una ciencia autónoma.
    La educación y la pedagogía están en la relación de la práctica y la teoría, de la realidad y la idealidad, de la
experiencia y el pensamiento, pero no como entidades independientes sino fundidas en una unidad indivisible, como el
anverso y el reverso de una moneda.
    Aunque la educación es un elemento esencial y permanente de la vida individual y social, no se ha realizado siempre
del mismo modo, sino que ha variado conforme a las necesidades y aspiraciones de cada pueblo y de cada época. La
sociedad a que se refiere la educación no es, en efecto, algo estático, constituido de una vez para siempre, sino que
está en continuo cambio y desarrollo. Así lo está también la educación. En tal sentido, la educación tiene su historia. La
historia de la educación estudia el cambio y desarrollo que ha experimentado la educación a través del tiempo en los
diversos pueblos y épocas. Por otra parte, como la educación es una parte de la cultura, y ésta se halla también
condicionada históricamente, variando según las características de los pueblos y las épocas, la historia de la educación
es también una parte de la historia de la cultura, y estudia las relaciones de ésta con la acción educativa.
   Si la educación tiene su historia, asimismo la posee su parte teórica o científica, la pedagogía. La historia de la
pedagogía estudia el desarrollo de las ideas e ideales educativos, la evolución de las teorías pedagógicas y las
personalidades que más han influido en la educación. La historia de la pedagogía está íntimamente relacionada con las
ciencias del espíritu, y como la historia de éstas es relativamente reciente. En tanto que la historia de la educación
comienza con la vida del hombre y de la sociedad, la historia de la pedagogía empieza sólo con la reflexión filosófica, es
decir, con el pensamiento helénico, con Sócrates y Platón principalmente.
   Aunque la historia de la educación y de la pedagogía se halla en íntima relación con la historia de la sociedad y la
cultura, constituye un campo autónomo; tiene sus características y modalidades propias. Por otro lado, no se la puede
considerar totalmente independientes, sino que forma parte de un todo más amplio, que es la pedagogía. Así como
dentro de ésta hay una parte descriptiva y otra normativa, así también hay en aquélla una parte histórica constituida por
la historia de la educación y la pedagogía: Ésta sería así la pedagogía misma considerada en su desarrollo histórico y
por tanto no distinta de la pedagogía misma.
2. FACTORES DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOG1A
   De lo expuesto anteriormente se desprende que la historia de la educación y de la pedagogía no es sólo un producto
del pensamiento y la acción de los pedagogos y hombres de escuela, sino que está integrada por multitud de factores
históricos -culturales y sociales-, los más importantes de los cuales son:
   La situación general histórica de cada pueblo y de cada época. Es decir, la posición ocupada por la educación en el
suceder histórico. Así, la educación europea del siglo XVII, atormentada por las guerras religiosas, no es la misma que
la educación del siglo XIX, en que se desarrolla más pacíficamente su historia.
   El carácter de la cultura. Según que en ella se destaquen unas u otras manifestaciones espirituales: la política o la
religión, el derecho o la filosofía, influirán en la educación de la época. Así, la educación clásica es esencialmente
política; la medieval, religiosa; la del siglo XVII, realista; la del siglo XVIII racionalista, etc.
   La estructura social. Según las clases sociales, la constitución familiar, la vida comunal y los grupos profesionales
que predominen en la sociedad, la educación tendrá uno u otro carácter. Así la educación ateniense era sólo para los
hombres libres; la de la Edad Media, principalmente para los clérigos y guerreros, la del Renacimiento para los
cortesanos, etc.
   La orientación política. Según que el momento histórico de un pueblo sea imperial como en la Roma del siglo I o
regional como en la Europa del siglo XIV, absolutista como en Alemania del siglo XVIII o revolucionaria como en la
Francia de la misma época, así será también su educación.
   La vida económica. La educación es distinta, según sea la estructura económica de la época, su posición geográfica,
su tipo de producción. Así, la educación primitiva era principalmente agrícola y ganadera; la del siglo XIV, gremial y la
del siglo XIX, comercial e industrial.
   A estos factores históricos hay que añadir los específicamente educativos y pedagógicos, como son:
   Los ideales de educación, que están en relación con la concepción del mundo y de la vida de cada época. Al ideal
caballeresco de la Edad Media corresponde la educación del noble; al ideal del Humanismo la educación del erudito.
   La concepción estrictamente pedagógica, basada en las ideas educativas más importantes. La educación
sensorialista de Locke es muy diferente de la idealista de Fichte; la educación naturalista de Rousseau, de la
intelectualista de Herbart; la educación pragmática de Dewey, de la cultural de Spranger.
   La personalidad y la actuación de los grandes educadores son decisivas para la marcha de la educación: Sócrates y
Platón, Lutero e Ignacio de Loyola, Comenio, Pestalozzi y Froebel son ejemplos, cada uno en su género, de este tipo.
   Las reformas de las autoridades públicas, como las llevadas a cabo por Federico el Grande en Prusia, por Napoleón
en Francia, por Horacio Mann en los Estados Unidos, por Sarmiento en la Argentina, etc. transforman radicalmente la
realidad educativa.
   Finalmente, las modificaciones de las instituciones y métodos de la educación, como las de Ratke y Basedow en
tiempos pasados o las de Montessori y Decroly en el nuestro, son también decisivas para la historia educativa.
   Vemos así como la educación está influida por un conjunto de factores de todo género. Pero, a su vez, la educación
influye también en todos ellos. Siempre, en efecto, que se ha querido realizar o consolidar un cambio esencial en la vida
de la sociedad o del Estado, se ha acudido a la educación para ello. Así ocurrió, por ejemplo, con la Reforma religiosa
en el siglo XVI o con la Revolución francesa en el XVIII. Lo mismo puede decirse de la cultura. Las grandes conquistas
de la ciencia, como las realizadas después del Renacimiento con Galileo y Copérnico, con Bacon y con Descartes, sólo
tienen arraigo y permanencia mediante la acción educativa. Así se establece en suma un movimiento de acción y
reacción entre la sociedad y la educación, y entre ésta y la cultura, que dan continuidad y estabilidad a la historia de los
pueblos.
3. ETAPAS DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN
    En el desarrollo histórico de la educación se pueden observar diferentes etapas, cada una de las cuales tiene una
característica particular, aunque no única ni exclusiva, ya que la vida humana no puede reducirse a esquemas
Simplistas. La vida individual y la social están, en efecto, constituidas por multitud de Ideales e instituciones que forman
la complejidad de la historia. Esto no obstante, se pueden distinguir en la historia de la educación las siguientes etapas
principales:
   1. La educación primitiva, de los pueblos originarios, anteriores a la historia propiamente dicha, y que podemos
caracterizar como educación natural, ya que en ella predomina la influencia espontánea, directa, sobre la intencional. No
existen aún en esta etapa pueblos o Estados, sino sólo pequeños grupos humanos dispersos sobre el haz de la Tierra;
tampoco se puede establecer aquí una rigurosa cronología.
   2. La educación oriental, o sea de los pueblos en que ya existen civilizaciones desarrolladas, generalmente de
carácter autocrático, erudito y religioso. Comprende a pueblos muy diversos como Egipto, India, Arabia, China y el
pueblo hebreo, entre otros. Es difícil establecer una cronología exacta, pero podemos decir que esta etapa abarca desde
el siglo xxx al x a. de C. o sea unos 20 siglos.
   3. La educación clásica, en que comienza la civilización occidental y que posee sobre todo un carácter humano y
cívico. Comprende a Grecia y a Roma, las cuales, a pesar de sus diferencias, tienen muchos rasgos comunes. Su vida
cultural autónoma se desarrolla principalmente entre los siglos X a. de C. y V d. de C. o sea en el espacio de unos 15
siglos.
   4. La educación medieval, en la que se desarrolla esencialmente el cristianismo, que había comenzado en la etapa
anterior, y que ahora comprende a todos los pueblos de Europa, desde el siglo v al xv, en que comienza otra etapa,
aunque naturalmente sin haberse terminado la educación cristiana, que llega hasta nuestros días.
   5. La educación humanista que empieza en el Renacimiento, en el siglo xv, aunque ya antes había vestigios de ella.
Esta etapa representa una vuelta a la cultura clásica, pero más aún el surgimiento de una nueva forma de vida basada
en la naturaleza, el arte y la ciencia.
   6. La educación cristiana reformada. Así como en el siglo xv se produce un renacimiento cultural humanista, surge
en el XVI una reforma religiosa, como resultado de aquél. Ésta da lugar al nacimiento de las confesiones protestantes,
de un lado, y a la reforma de la iglesia católica, de otro. Es lo que generalmente se llama la Reforma y la Contrarreforma,
y cada una de ellas comprende ya, como las etapas sucesivas, a los pueblos de Europa y América.
   7. La educación realista, en que comienzan propiamente los métodos de la educación moderna basados en los de la
filosofía y la ciencia nuevas (de Galileo y Copérnico, de Newton y Descartes). Esta etapa empieza en el siglo XVII y se
desarrolla hasta nuestros días, dando lugar a algunos de los más grandes representantes de la didáctica (Ratke y
Comenio).
   8. La educación racionalista y naturista, Propia del siglo XVIII, en que culmina con la llamada "Ilustración", o sea el
movimiento cultural iniciado en el Renacimiento, Es el siglo de Condorcet y Rousseau. Al final de este siglo comienza el
movimiento idealista en la pedagogía, cuyo más alto representante es Pestalozzi.
   9. La educación nacional, iniciada en el siglo anterior con la ·Revolución francesa, alcanza su máximo desarrollo el
siglo XIX dando lugar a una intervención cada mayor del Estado en la educación, a la formación de una conciencia
nacional, patriótica, en todo el mundo civilizado. y al establecimiento de la escuela primaria universal, gratuita y
obligatoria.
   10. La educación democrática. Aunque es muy difícil caracterizar la educación del siglo XX, acaso el rasgo que más
la distingue es la tendencia a una educación democrática, haciendo de la personalidad humana libre el eje de sus
actividades, independientemente de su posición económica y social, y proporcionando la mayor educación posible al
mayor número posible de individuos.
   Tales son, a grandes rasgos, las principales etapas que ha recorrido la educación hasta nuestros días, y que solo
hay que considerar como hitos o señales de su desarrollo histórico, el cual naturalmente continúa en nuestro tiempo y
continuará seguramente mientras el hombre viva.
   4. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA.
    La historia de la educación y de la pedagogía no se estudia solamente en las obras pedagógicas, sino que tiene un
radio mucho más amplio, en relación con las diversas manifestaciones de la cultura. En este sentido, acude a las
siguientes fuentes principales:
   Las obras religiosas fundamentales, como los Vedas de la India, los libros de Buda y de Confucio, el Antiguo y el
Nuevo Testamento, el Corán y el Talmud, las obras de San Agustín y de Santo Tomás, de Lutero y Calvino, de Pascal y
Kierkegaard, etc., todas las cuales han influido en la historia de la cultura y por tanto de la educación. Las obras literarias
clásicas, como el Mahabarata y el Ramayana, la llíada y la Odisea, la Divina Comedia y el Quijote y las obras de
Shakespeare y de Goethe, de Moliére y Lope de Vega, todas las cuales reflejan escenas sociales y tipos humanos que
han influido en la educación.
   Las obras maestras del pensamiento universal, como La República y los Diálogos de Platón, la Ética y la Política de
Aristóteles, la Ciudad de Dios de San Agustín, los Ensayos de Montaigne, el Discurso del método de Descartes, la
Crítica de la razón pura de Kant, Sobre la Libertad, de Stuart MilI, el Origen de las especies de Darwin, El Capital, de
Carlos Marx, Así hablaba Zaratustra de Nietzsche, La evolución credora de Bergson, etc., obras que sin ser
pedagógicas han dejado un rastro profundo en la historia de la cultura y de la educación.
   Las obras fundamentales de la pedagogía, como la educación del orador de Quintiliano, el tratado de la enseñanza
de Vives, la Didáctica magna de Comenio, el Emilio de Rousseau, el Como Gertrudis enseña a sus hijos de Pestalozzi la
Pedagogía general de Herbart, La Educación del hombre de Froebel, Democracia y educación de Dewey, etc., que son
las bases en que se apoya la educación y la pedagogía.
   Las biografías y autobiografías de los grandes hombres, como las Vidas paralelas de Plutarco, las Confesiones de
San Agustín y las de Rousseau, el Canto del cisne, de Pestalozzi, Poesía y realidad de Goethe, la Autobiografía de
Stuart Mill, la Historia de mi vida de la sordomudo-ciega Helen Killer, obras que presentan tipos humanos en su
formación y desarrollo en su más alto grado, y otras de menor cuantía, pero también interesantes cuando representan
tipos de valor medio.
   Las leyes y disposiciones legales, como las Doce Tablas de Roma, las Leyes de Licurgo, las Siete Partidas de
Alfonso el Sabio, las Leyes de Indias, las ordenanzas de Federico el Grande las resoluciones de .la Revolución
francesa, etc., y más particularmente las disposiciones legales de cada país sobre educación y materias relacionadas
con ella como las que se refieren a la familia, la ciudadanía, etcétera.
   Todas estas fuentes y muchas que pudieran citarse constituyen los medios o instrumentos necesarios para el estudio
de la historia de la educación. Tal historia no es algo vago, abstracto, sacado de la cabeza de los educadores y
pedagogos, sino que es una parte viva de la realidad humana presente y pasada. Y su estudio es tan atractivo y tan
interesante corno lo pueda ser el de la literatura o la ciencia.
   5. VALOR DE LA HISTORIA DE LA EDUCACION Y DE LA PEDAGOGÍA.
   El estudio de la historia de la educación y de la pedagogía es imprescindible para el conocimiento de la educación
actual ya que éste es un producto histórico y no una invención exclusiva de nuestro tiempo. La educación presente es,
en efecto, una etapa del pasado a la vez que una preparación para el porvenir. La educación actual es corno un corte
transversal que se hiciera en el desarrollo histórico infinito del suceder educativo.
   La historia de la educación, por tanto, no estudia el pasado corno mero pasado, como cosa muerta, por pura
erudición, sino como explicación de la situación actual. "El pasado como pasado -dice Dewey- no es nuestro objeto. Si
estuviera completamente pasado no habría más que una actitud razonable: dejar que los muertos entierren a los
muertos. Pero el conocimiento del pasado es la clave para entender el presente".
   En el mismo sentido, el filósofo Karl ]asper dice: "La historia es la que nos abre el horizonte más vasto, la que nos
transmite los valores tradicionales capaces de fundamentar nuestra vida. Ella nos liberta del estado de dependencia en
que nos hallamos sin tener conciencia de ello respecto a nuestra época, y nos enseña a ver las posibilidades más
elevadas y las creaciones inolvidables del hombre... Nuestra experiencia actual la comprendemos mejor en el espejo de
la historia, y lo que ella nos transmite adquiere vida para nosotros a la luz de nuestro tiempo. Nuestra vida prosigue
mientras que el pasado y el presente no dejan de iluminarse recíprocamente".
   Por otra parte, el estudio de la historia de la educación constituye un excelente medio para mejorar la educación
actual, porque nos informa sobre las dificultades que han encontrado las reformas de la educación, sobre los peligros de
las ideas utópicas, irrealizables y sobre las resistencias anacrónicas, reaccionarias que la educación ha sufrido. "El
pasado con sus intentos felices y sus fracasos -dice Dilthey- enseña tanto a los pedagogos corno a los políticos".
   Pero la historia de la educación tiene además un gran valor educativo en sí misma porque informa a los que la
estudian en el espíritu de la veracidad y en la fidelidad a la realidad de los hechos, afina la sensibilidad para los grandes
problemas de la cultura y la educación y desarrolla el sentido de la comprensión y la tolerancia. "La historia nos enseña
aún otra cosa -dice Ziegler-: la modestia con todo su saber y poder, con todas sus nuevas ideas; el individuo es sólo una
ruedecilla en la gran empresa del desarrollo histórico".
   Asimismo, la historia de la pedagogía, al hacemos ver los grandes horizontes ideales de la humanidad, las
conquistas de la técnica pedagógica y los perfiles de los grandes educadores, nos impide caer en la estrechez de la
especialidad y en la rutina del profesionalismo. Al mismo tiempo, nos obliga a un mayor rigor en el pensar y a una
fundamentación teórica de nuestro trabajo. “En lugar de no considerar más que al hombre de un instante -dice
Durkheim- es el hombre en el conjunto de su devenir a quien es necesario considerar. En vez de encerrarnos en nuestra
época, hay por el contrario, que salir de ella, a fin de sustraernos a nosotros mismos, a nuestras opiniones estrechas,
parciales y partidistas. Y a esto precisamente debe servir el estudio histórico de la enseñanza".
   Finalmente, sobre el valor de la historia de la educación dice Spranger: “No es sólo, en absoluto, un trabajo estéril,
de anticuario. Mas bien es la histona de la educación, cuando se la cultiva adecuadamente, quien da aquella amplitud,
claridad y elevación de la conciencia cultural, sin la cual la educación no sería más que un oficio muy limitado. No puede
reunir únicamente opiniones extrañas y organizaciones escolares de épocas extinguidas, sino que tiene que .ser
auténticamente historia de la cultura".