Lucas y la visita a
la planta de
    reciclaje
 AUTOR: CRISTOPHER ALBERTO CABREL
 GRADO: 3RO DE PRIMARIA
 I.E. : AGROPECUARIO Nº 15
     Lucas le hacía mucha gracia ver a su
A vecino bajar la basura cargado de bolsas.
En su casa solo tenían una para todo y
pensaban   que   era     mucho   más   cómodo.
Aprovechaban mucho mejor el espacio de la
cocina y tardaban mucho menos en recoger
cuando terminaban de comer. Por todo eso, aún
le hacía más gracia ver a su vecino cargado con
bolsas en el ascensor.
Un día, al llegar la primavera, Lucas fue con su
clase de excusión. Esta vez tocaba un destino
sorpresa, pero la profesora les dijo que iban a
aprender mucho y que a algunos iba a
cambiarles la forma de ver las cosas. Lucas
estuvo super intrigado durante todo el trayecto
en autobús.
Al llegar al destino, no entendió nada durante los
primeros      minutos.      Enormes        cintas
transportadoras plagadas de basura. En una vio
plásticos y latas de refrescos, en otra, botes de
cristal, en otra, cartones. No entendía para qué
alguien querría acumular toda esa basura.
Luego pensó que nunca en sus 10 años de vida
se había preguntado a dónde iba a parar todos
los desperdicios que desechaban en casa. Su
familia los tiraba al contenedor y se olvidaba.
Lucas tiraba el vaso del yogur o la piel de la
naranja sin pensar más allá. Arrojaba la lata de
refresco o las espinas del pescado sin darse
cuenta de que a lo mejor no estaba haciendo las
cosas bien.
En la planta de reciclaje, pues ese había sido el
misterioso destino de la excursión escolar, le
explicaron lo importante que era separar los
desechos para reciclarlos. Se trataba de darles
una segunda vida porque, como les insistieron
mucho, los recursos no son ilimitados en la
Tierra.
Lucas volvió a su casa con la mentalidad
totalmente cambiada. Había visto en primera
persona todo lo que se podía hacer con la
basura que ellos creían inservible. Les explicó a
sus   padres    que   debían    ir   a   comprar
contenedores de diferentes colores para separar
las cosas y después depositarlas en los
contenedores correspondientes.
Los padres de Lucas no parecían muy convencidos,
pero cuando vieron a su hijo empezar a poner
aquellos consejos en práctica decidieron imitarle.
Pronto se dieron cuenta de que no era tan aparatoso
como pensaban. Cada día de la semana, a parte de
la basura orgánica, bajaban los envases, el vidrio, el
papel…. Incluso los restos de comida se podían
aprovechar. Como vivían en una casa con jardín,
instalaron un cubo enorme para que poco a poco la
basura orgánica, los restos de alimentos, se fuesen
convirtiendo en abono para las plantas y árboles.