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El Orden en Sociedades de Dominación Oligárquica (W

Resumen del capituloo 4 del libro de Ansaldi, Waldo y Giordano Verónica, "América Latina. La construcción del orden", 2 tomos, Ariel, Buenos Aires, 2012. Revista Estudios del ISHIR/CONICET.

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El Orden en Sociedades de Dominación Oligárquica (W

Resumen del capituloo 4 del libro de Ansaldi, Waldo y Giordano Verónica, "América Latina. La construcción del orden", 2 tomos, Ariel, Buenos Aires, 2012. Revista Estudios del ISHIR/CONICET.

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El orden en sociedades de dominación oligárquica (W. Ansaldi y V.

Giordano)

En América Latina, la expresión oligarquía denota una valoración negativa. Frente a la polisemia de
significados con los que ha sido distribuida. Los autores la definen como una forma histórica de
ejercicio de la dominación política de clase, caracterizada por la concentración del poder en una
minoría y la exclusión de la mayoría de la sociedad de los mecanismos de decisión política. No se trata
así, de una clase social, sino de una forma de dominación. Fue ejercida por fracciones de clases y
grupos diversos (terratenientes no capitalistas, terratenientes capitalistas, burgueses, etc.). Con un
reclutamiento cerrado, ligado a criterios de apellido, linaje, tradición, parentesco ampliado, dinero.
Añadiéndosele formas de movilidad social como habilidad política, meritos militares, matrimonios.
Este último fue componente fundamental en la continuidad del linaje. El linaje era reconocible en
pertenencia étnica, apellido, símbolos que remitían a los años de la Colonia. El matrimonio fue
reproductor vital y simbólico, así como también usado para ampliar el poder (económico, social y/o
político). Persistió en la América Latina republicana, sobre todo en países que habían tenido pocos
mayorazgos (Argentina, por ejemplo, solo dos). Para articular el poder central y poderes locales, se
tendía a formar una red familiar que se articula a partir de un linaje nuclear y de ese apellido célula, se
agregan parientes consanguíneos y políticos. El vértice de esa pirámide era unipersonal o bien,
pluripersonal/familiar. Más allá de la familia, se encuentra la clientela, cuyo mayor o menor número,
da cuenta del poderío de la primera. Clientelismo y parentesco van asociados, pero son diferentes, el
primero incluye a parientes, no parientes criados y parentesco ficticio. El compadrazgo refuerza lazos
de amistad en los que está ausente el parentesco consanguíneo, para así aumentar la red clientelar.
Refuerza la red de parentesco. Las relaciones clientelares se fundan en la desigualdad, en base a una
estructura social vertical.
La dominación patriarcal se reafirmo en la dominación oligarca, las mujeres, junto a otras categorías
sociales, estuvieron excluidas del ejercicio de la ciudadanía política y tenían recortado su actuar en el
espacio público. En general, el desarrollo histórico del capitalismo dio cambios fundamentales para
hombres y mujeres; el más importante fue la imposición de una diferenciación de dos esferas de acción
también separadas por el espacio físico: el hogar y el lugar de trabajo, separación funcional al modelo
patriarcal. Quedando las mujeres recluidas y excluidas, en el hogar por un lado y de la libertad de
conseguir empleo por el otro, aunque no del trabajo en sí mismo. Bajo la potestad del marido (en caso
de casadas) o la del padre (en caso de solteras) veían formada si situación de dependencia. En este
contexto, el positivismo fue la ideología legitimadora del régimen político; de un orden en el que las
mujeres eran consideradas una amenaza real, aunque en el plano ideal se las encumbraba como madres
de la patria.
Así, la oligarquía fue, en los hechos, una forma de dominación que tornaba ficticia la democracia, aun
cuando esta era el régimen vigente. Se constituyo un Estado “capturado”, solo atento a las demandas de
la clase propietaria dominante. Lo que tradujo en un Estado central, una forma particular de Estado
capitalista, que combinaba elemento patrimoniales con la “racionalidad” del capitalismo. En él, el
gobernante reproduce la imagen del hacendado, en dimensión nacional.
En Latinoamérica la oligarquía constituyo la forma predominante de ejercicio de dominación entre
1880 y 1930 aprox. Dependiendo el país. En líneas generales, esta forma de dominación se desarrollo
durante el periodo del modelo primario-exportador, cuyo motor de crecimiento se encontraba en el
exterior y dependía de la demanda de las economías industrializadas. Su dominación se ejerció en el
interior de sociedades estructuralmente agrarias, con predominio de la gran propiedad (latifundio); se
fundó sobre la dominación de la mayoría, sin dejar de ser hegemónico sobre una minoría. Si bien la
división de poderes era la norma, la ciudadanía se encontraba fuertemente restringida; el sufragio era
entendido no como derecho sino como deber y función social, que solo se concedía a quienes, según
autopercepcion, tenían la condición de poder ejercer el gobierno de la sociedad. En el campo político,
esto afectaba a la relación ciudadanía/representación y ponía al desnudo el núcleo la dominación
oligárquica.
Más allá de las particularidades de cada caso, la dominación fue siempre violenta y concluyo en un
pacto estructurado simplemente; el pacto oligárquico se asentó en tres puntos:
● Representación igualitaria de oligarquías provinciales, materializada en la
composición del Senado en los congresos bicamerales, con un número de diputados,
que dependía según la fuerza de cada linaje.
● El papel moderador del gobierno central, el Presidente.
● El Senado como garante del pacto e instrumento para posible proyección de
reformas, podía apelar a soluciones fuera de lo jurídico, como la recurrencia a golpes
de Estado.

En líneas generales, la consolidación de la dominación oligárquica significo, en todos los países, la


instauración de un único poder político central al que se llego pasando de una situación de
fragmentación de poder a una de monopolización de este, especialmente en dos capacidades, la del
doble monopolio de la violencia considerada legitima y la percepción tributaria. Se desarrollo
entramado con la inserción de las economías latinoamericana al sistema capitalista, productoras de
materias primas e importadoras de capital y manufacturas. Creando relaciones de dependencia, que fue
clave en las relaciones internacionales, definiendo su totalidad en tres campos: el nacional (de cada
país), el supranacional (de sociedades latinoamericanas) y el internacional (sistema-mundo). El pacto
oligárquico resolvió el problema en el interior de los países, convirtiendo algunas clases en dominantes;
mientras que la relación entre clases dominantes europeo-occidentales y norteamericanas y las clases
dominantes latinoamericanas, estas últimas fueron dominantes dependientes. Culminación de la
revolución pasiva dependiente, donde la condición de dependencia es central.

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