Ser Contracultura David Suazo PDF
Ser Contracultura David Suazo PDF
Ser Contracultura David Suazo PDF
SER
CONTRACULTURA:
IMPERATIVO
PARA
TODOS
LOS
CRISTIANOS
Dr.
David
Suazo
J.
Introducción
Trasfondo
de
reflexión
teológica
sobre
este
tema
Entender
la
naturaleza
de
la
Iglesia
Cristiana
como
una
contracultura
es
uno
de
los
aportes
de
la
teología
evangélica
contemporánea.
No
es
que
la
iglesia
ha
sido
contracultura
recién
en
esta
época,
sino
más
bien
que
es
muy
reciente
su
entendimiento
de
esta
faceta
de
su
identidad.
La
elaboración
teológica
alrededor
del
tema
contracultural
es
producto
de
la
teología
del
siglo
XX.
Uno
de
los
autores
que
primero
exploró
esta
temática
fue
Richard
Niebuhr
en
su
libro
Christ
and
Culture.1
Niebuhr
desarrolló
un
acercamiento
histórico
de
la
relación
entre
la
Iglesia,
el
Evangelio
y
la
cultura
a
lo
largo
de
los
siglos,
especificando
en
cada
época
histórica
alguna
relación
sobresaliente.
Así
es
como
él
llegó
a
identificar
cinco
relaciones
entre
Cristo
y
la
cultura:
1)
Cristo
en
contra
de
la
cultura,
2)
Cristo
en
la
cultura,
3)
Cristo
por
encima
de
la
cultura,
4)
Cristo
y
la
cultura
en
paradoja
y
5)
Cristo
transformador
de
la
cultura.
Este
paradigma
ha
servido
para
desarrollar
en
el
presente,
particularmente
en
la
cultura
norteamericana,
la
reflexión
eclesiológica
y
misionológica
de
la
iglesia
contemporánea
en
relación
con
la
cultura
actual.
Otro
autor
muy
conocido
entre
nosotros
que
desarrolló
el
tema
de
la
relación
entre
la
iglesia
y
la
cultura
fue
John
R.
W.
Stott.
Stott
desarrolló
sus
ideas
alrededor
del
Sermón
del
Monte
al
que
llamó,
precisamente,
contracultura
cristiana.2
Según
este
autor
Jesús
enseñó
los
valores
del
Reino
de
Dios
en
una
forma
tal
que
al
discípulo
no
le
queda
otra
opción
que
ser
contracultura
si
es
que
quiere
ser
auténtico
discípulo.
A
partir
de
la
confrontación
de
Jesús
con
la
cultura
socio-‐religiosa
de
su
época
todos
sus
seguidores
tienen
que
hacer
lo
mismo,
pero
basados
en
los
valores
del
reino
que
Jesús
proclama
y
reclama.
Stott
tenía
en
mente
la
cultura
europea
de
finales
del
siglo
XX
que
estaba
cambiando
radicalmente
hasta
distanciarse
de
Dios
y
de
los
valores
del
reino.
Muchos
de
nosotros
fuimos
formados
por
las
ideas
de
este
notable
personaje.
La
tradición
anabautista
también
ha
hecho
aportes
significativos
a
este
tema
no
solamente
a
través
de
la
literatura
escrita,
sino
con
una
práctica
histórica
que
ha
servido
1
H.
Richard
Niebuhr,
Christ
and
Culture.
New
York:
Harper
&
Row,
1951.
2
John
R.
W.
Stott,
Contracultura
Cristiana:
El
mensaje
del
Sermón
del
Monte.
Trad.
Carmen
Pérez
de
Camargo.
Buenos
Aires:
Ediciones
Certeza,
1984.
de
modelo.
Dos
libros
quiero
mencionar
de
paso
en
esta
ponencia.
Se
trata
del
libro
de
un
autor
desconocido,
pero
que
habla
del
tema
de
ser
contracultura
tema
de
una
manera
radical
y
desafiante.3
El
autor
tiene
en
mente
la
cultura
norteamericana
de
las
últimas
décadas
del
siglo
XX
y
cómo
la
iglesia
cristiana
debe
contrarrestar
las
tendencias
consumistas
y
bélicas
de
esa
cultura.
El
segundo
autor
es
más
conocido
en
nuestros
círculos.
Se
trata
de
Juan
Driver,
quien
también
explora
el
Sermón
del
Monte
con
un
enfoque
contracultural.4
No
hay
que
olvidar
la
característica
pacifista
de
esta
tradición,
la
cual
se
nota
en
estos
escritos.
Hay
otros
autores
que
han
hecho
aportes
al
tema
de
la
contracultura
cristiana,
especialmente
desde
la
perspectiva
eclesiológica
latinoamericana.
Unos
estudian
con
cierto
detalle
las
enseñanzas
de
Jesús,
particularmente
el
Sermón
del
Monte.5
Otros
hacen
un
estudio
más
amplio
de
enseñanzas
del
Nuevo
Testamento
y
de
la
teología
en
general.6
No
es
mi
intención
hacer
aquí
una
reseña
de
lo
que
se
ha
dicho
sobre
este
tema
en
el
pasado
reciente,
pero
si
es
obligado
hacer
mención
de
algo
ese
trabajo.
Un
acercamiento
postmoderno
a
la
relación
entre
iglesia
y
cultura
Además
del
reconocimiento
de
lo
que
se
ha
dicho
en
el
pasado
reciente
sobre
el
tema
de
la
contracultura
cristiana
quiero
trabajar
un
acercamiento
más
directamente
relacionado
con
la
actual
época
que
se
vive
en
el
mundo.
Usaré
como
paradigma
las
ideas
de
un
escritor
norteamericano
que
ha
escrito
un
libro
creativo
y
desafiante
sobre
este
tema.
Me
refiero
a
Andy
Crouch
y
su
libro
Culture
Making.7
Crouch
presenta
la
relación
de
la
iglesia
con
la
cultura
desde
cinco
posturas,
que
él
denomina:
1)
condenar
la
cultura,
2)
criticar
la
cultura,
3)
consumir
cultura,
4)
copiar
cultura
y
5)
crear
cultura.
Seguiré
estas
3
Kraybill,
Donald
B.
El
reino
al
revés.
Trad.
Marta
J.
de
Mejía.
Santa
Fe
de
Bogotá,
Colombia/Guatemala,
Guatemala:
Ediciones
CLARA/SEMILLA,
1995.
4
Driver,
Juan.
Contra
corriente:
Ensayo
sobre
eclesiología
radical.
Guatemala,
Guatemala:
Ediciones
Semilla,
s.f.;
Siguiendo
a
Jesús:
comentario
sobre
el
sermón
del
monte,
Mateo
5-‐7,
segunda
edición.
Bogotá/Guatemala:
Clara/Semilla,
1998;
Imágenes
de
una
iglesia
en
misión:
Hacia
una
eclesiología
transformadora.
Guatemala:
SEMILLA,
1998.
5
Ver
por
ejemplo,
Calderón,
Carlos,
“¿Qué
significa
‘justicia’
en
Mateo
5:6?”
en
Kairós
No.37,
2005,
págis.
59-‐80;
Rivas,
Luis
Heriberto,
“El
‘pacifismo’
del
sermón
de
la
montaña:
Mt.
5:30-‐40
y
44-‐48;
Lc.
6:27-‐
38”
en
Revista
Bíblica,
Vol.
64,
Nos.
1-‐2,
(2002):
págs
5-‐52;
Rubiolo,
Sergio,
“Las
preocupaciones
cotidianas
y
la
providencia
de
Dios:
Exégesis
de
Mateo
6:25-‐34”
en
Revista
Bíblica
Vol.
63,
Nos.
1-‐2,
2001;
págs.
1-‐45
6
Arias,
Mortimer,
Anunciando
el
reinado
de
Dios:
Evangelización
integral
desde
la
memoria
de
Jesús.
San
José,
Costa
Rica:
Visión
Mundial
Internacional,
1998;
Dri,
Rubén.
El
movimiento
antiimperial
de
Jesús:
Jesús
en
los
conflictos
de
su
tiempo.
Segunda
edición.
Buenos
Aires,
Argentina:
Editorial
Biblos,
2005;
Escobar,
Samuel,
Tiempo
de
misión:
América
Latina
y
la
misión
cristiana
hoy.
Santa
fe
de
Bogotá/Guatemala:
Ediciones
CLARA/SEMILLA,
1999;
Fonseca
R.,
Nidia
y
David
Westwood,
Hambre
y
sed
de
justicia.
San
José,
C.
R.:
Universidad
Bíblica
Latinoamericana,
2005;
López,
Darío,
La
misión
liberadora
de
Jesús:
Una
lectura
misiológica
del
evangelio
de
Lucas.
Lima:
Ediciones
Puma,
1997.
7
Andy
Crouch,
Culture
Making.
Downers
Grove,
Ill.:
InterVarsity
Press,
2008.
posturas
para
desarrollar
las
ideas
principales
de
la
presente
exposición.
Intentaré
usar
ejemplos
bíblicos
para
cada
postura
con
la
idea
de
ofrecer
una
visión
contracultural,
sí,
pero
también
una
visión
que
va
más
allá
de
lo
contracultural,
hacia
la
transformación
cultural
y
la
creación
de
nueva
cultura.
Condenando
la
cultura
Cuando
se
habla
de
la
iglesia
siendo
contracultura
lo
primero
que
viene
a
la
mente
es
la
tarea
de
señalar
y
condenar
la
cultura
o
algunos
aspectos
de
ella.
Si
tenemos
a
Jesús
como
un
modelo
encontraremos
que
a
menudo
Él
condenó
directamente
la
cultura
religiosa
de
su
época,
particularmente
las
actitudes
y
las
acciones
de
los
líderes
religiosos.
Por
ejemplo,
al
leer
el
Sermón
del
Monte
encontramos
repetidamente
la
expresión
“no
seáis
como
los
hipócritas…”
(Mt.
6:2,
5,
16)
y
luego
sigue
una
enseñanza
acerca
de
alguna
práctica
religiosa.
Jesús
condena
abierta
y
directamente
las
actitudes
y
las
acciones
de
los
líderes
religiosos
que
representaban
la
cultura
judía
de
aquella
época.
En
Mt.
23
Jesús
condena
de
nuevo
al
liderazgo
religioso
en
sus
actitudes
y
acciones,
especialmente
la
opresión
a
la
que
sometían
a
la
gente
(23:4-‐7),
para
luego
emitir
los
famosos
“ayes”
que
no
son
más
que
severos
juicios
en
contra
de
ese
liderazgo
(23:13-‐36).
En
Lucas
22:24-‐27
Jesús
enseña
a
sus
discípulos
sobre
el
poder
y
el
liderazgo,
contrastando
lo
que
sucedía
en
la
cultura
política
de
su
época
con
lo
que
debería
suceder
entre
los
discípulos.
Mientras
los
valores
de
la
cultura
política
no
solamente
de
aquella
época,
sino
de
todas
las
épocas,
son
la
ambición
personal,
el
uso
y
abuso
del
poder
y
la
manipulación
de
las
personas,
los
valores
del
liderazgo
entre
los
discípulos
deben
ser
el
servicio,
el
sacrificio
y
la
humildad.
Jesús
dice
enfáticamente
“no
será
así
entre
vosotros”
(vr.
26),
emitiendo
así
una
condena
clara,
directa
y
abierta
en
contra
de
los
valores
de
la
cultura
política
de
todos
los
tiempos.8
Un
lugar
inusual
para
ver
este
elemento
contracultural
dentro
de
las
enseñanzas
del
Nuevo
Testamento
es
el
libro
de
Apocalipsis.
Los
capítulos
2
y
3
de
Apocalipsis
contienen
las
cartas
a
las
siete
iglesias
de
Asia
Menor.
Varias
de
esas
iglesias
son
descritas
como
comunidades
contraculturales
disidentes
que
no
seguían
los
valores
de
la
cultura
dominante,
sino
que
los
condenaban.
Por
ejemplo,
la
iglesia
de
Esmirna
se
describe
como
pobre,
marginada
y
sufriente
en
medio
de
una
ciudad
rica,
cuna
del
culto
al
emperador
y
con
una
comunidad
judía
rica
e
influyente,
pero
que
Jesús
llama
“sinagoga
de
Satanás”.9
La
iglesia
de
Filadelfia
se
presenta
de
manera
similar.10Por
otro
lado,
Jesús
condena
a
la
8
López,
La
misión
liberadora
de
Jesús,
145-‐167.
9
Juan
Stam,
Apocalipsis,
Tomo
I
(capítulos
1-‐5)
en
C.
René
Padilla,
Moisés
Silva
y
Luciano
Jaramillo,
eds.
Comentario
Bíblico
Iberoamericano.
Buenos
Aires:
Ediciones
Kairós,
1999:
94-‐105
10
Ibid.,
136-‐153.
Hay
otros
rasgos
de
nuestras
culturas
que
también
merecen
nuestra
condena,
pero
no
voy
a
dedicarles
el
tiempo
aquí.
Me
refiero
a
asuntos
como
la
injusticia
institucionalizada,
la
impunidad,
la
corrupción,
el
abuso
de
poder,
la
mediocridad
generalizada
y
otros
similares.
Estos
asuntos
han
sido
objeto
de
análisis
y
condena
en
otros
foros.
Criticando
la
cultura
Un
segundo
elemento
de
la
relación
entre
la
iglesia
y
la
cultura
que
quiero
mencionar
es
la
crítica
de
la
misma.
Una
diferencia
entre
condenar
y
criticar
la
cultura
es
que
lo
primero
está
limitado
a
aquellos
asuntos
que
son
clara
y
evidentemente
condenables
en
que
la
mayoría
de
personas,
incluyendo
no
cristianas
estarían
de
acuerdo,
mientras
que
la
crítica
es
el
análisis
y
la
evaluación
de
elementos
culturales
con
criterio
teológico
(los
valores
del
reino),
los
cuales
podrían
ser
rescatables
o
redimidos.
En
el
Nuevo
Testamento
también
podemos
encontrar
situaciones
en
donde
se
hace
esta
evaluación
crítica
de
aspectos
de
la
cultura.
Por
ejemplo,
en
Mt.
23:2-‐3
Jesús
reconoce
la
función
de
los
fariseos
de
interpretar
la
ley,
lo
cual
hacen
bien
y
deberían
ser
obedecidos
en
lo
que
enseñan.
Sin
embargo,
aunque
su
predicación
es
correcta
y
debe
ser
obedecida,
Jesús
no
da
su
aprobación
y
critica
sus
acciones.
En
Juan
9
Jesús
hace
el
milagro
de
sanar
al
ciego
de
nacimiento
en
parte
para
poner
en
evidencia
la
insensibilidad
de
una
sociedad
religiosa
que
está
más
preocupada
por
el
cumplimiento
de
las
normas
que
por
el
bienestar
de
las
personas
más
necesitadas.
En
el
vr.
39
Jesús
dice
claramente
que
ha
venido
para
juzgar,
es
decir,
criticar
la
cultura
religiosa
judía.15
Las
parábolas
de
Jesús
también
son
una
crítica
a
la
cultura
judía
y
sus
valores.
Por
ejemplo,
hay
parábolas
que
claramente
subvierten
las
ideas
culturales
acerca
del
valor
y
la
ubicación
social
de
las
personas
(publicanos
y
pecadores
frente
a
escribas
y
fariseos,
Luc.
15:1-‐2
cp.
11-‐32).16
En
Hechos
16:35-‐39
el
apóstol
Pablo
critica
fuertemente
las
acciones
ilegales
e
injustas
de
los
magistrados
de
Filipos
en
contra
de
Pablo
y
sus
acompañantes.
Sin
embargo,
Pablo
reconocía
el
valor
del
sistema
judicial
romano
y
esperaba
que
éste
actuara
con
justicia.
Pablo
no
condena
el
sistema
judicial
romano,
pero
sí
critica
su
actuar
inconsecuente
con
la
ley
y
la
justicia.17
En
estos
ejemplos
podemos
ver
que
el
Evangelio
evalúa
con
criterio
teológico
elementos
de
las
culturas
(judía
o
romana),
sin
condenarlos.
15
David
Suazo
J.,
“La
función
profética
de
la
educación
teológica
evangélica
en
América
Latina”,
tesis
doctoral,
Guatemala:
SETECA,
2009:
88-‐89.
16
Ibid.,
91-‐92.
17
David
Suazo
J.
“El
poder
de
la
verdad
para
transformar
culturas:
El
Evangelio
transforma
individuos,
estructuras
y
sociedades
(Hechos
16:11-‐40)”,
Kairós
37
(2005):
97-‐110.
18
Crouch,
“Creating
Culture”,
Christianity
Today,
September,
2008.,
2
19
Ibid.,
En
el
Nuevo
Testamento
se
ve
a
Jesús
y
a
los
apóstoles
consumiendo
este
tipo
de
elementos
de
la
cultura:
comida,
vestuario,
transporte,
monedas,
servicios
gubernamentales,
etc.
Por
ejemplo,
Pablo
mismo,
quien
criticó
duramente
las
incongruencias
del
sistema
romano
de
justicia,
apeló
al
mismísimo
emperador
para
someterse
a
ese
sistema
de
justicia
(Hechos
25:6-‐12).20
En
el
caso
de
Jesús
es
notoria
su
presencia
frecuentemente
en
fiestas
y
comidas,
que
eran
parte
de
la
cultura
de
su
época.
Hasta
fue
acusado
de
“ser
fiestero”
porque
pasaba
mucho
tiempo
con
la
gente
comiendo
y
bebiendo.
Copiando
cultura
Ahora
si
se
está
pasando
me
dirán
algunos.
¿Cómo
es
eso
que
la
iglesia
debe
copiar
cultura?
Sí,
estoy
diciendo
que
una
cuarta
relación
entre
la
iglesia
y
la
cultura
es
copiarla
y
usarla
para
el
beneficio
del
reino
de
Dios.
Al
fin
y
al
cabo
las
culturas
son
producto
de
la
creatividad
humana,
lo
cual
es
una
característica
propia
del
ser
humano
que
refleja
la
imagen
de
Dios.
Todas
las
culturas
tienen
elementos
que
reflejan
el
carácter
creativo
de
Dios
mismo.
Lo
desafiante
de
esto
para
la
iglesia
cristiana
es
determinar
cuáles
son
esos
elementos,
pero
primero
hay
que
conocerlos.
Hay
bastantes
ejemplos
bíblicos
de
esto,
tanto
en
la
vida
y
ministerio
de
Jesús
como
de
los
apóstoles.
Jesús
copió
cultura
judía
y
usó
ciertos
elementos
de
ella
en
su
ministerio.
Quizá
el
aspecto
más
paradójico
es
el
uso
que
Jesús
hizo
de
las
parábolas.
Por
un
lado
Jesús
criticó
la
sociedad
y
cultura
judías
de
su
época
a
través
de
las
parábolas,
como
ya
se
dijo
antes.
Sin
embargo,
por
otro
lado,
Jesús
usó
(copió)
el
método
rabínico
de
enseñar
por
medio
de
parábolas.21
Es
más,
Jesús
aceptó
el
hecho
de
que
sus
propios
discípulos
lo
llamaran
maestro,
es
decir,
rabí
(Jn.
13:13).
De
esta
manera
podemos
observar
a
Jesús
copiando
un
rasgo
distintivo
de
la
cultura
judía,
como
lo
es
la
enseñanza
rabínica,
y
lo
usó
como
un
instrumento
para
enseñar
sus
propios
principios
y
valores.
También
el
apóstol
Pablo
hizo
algo
similar.
En
1
Cor.
9:
19-‐23
Pablo
establece
como
parte
de
su
estrategia
personal
para
alcanzar
a
todos
la
adaptación
cultural
que,
seguramente
incluía
el
copiar
elementos
de
las
culturas
a
las
que
él
buscaba
alcanzar
con
el
Evangelio.
El
ejemplo
más
ilustrativo
de
esto
es
el
discurso
en
Atenas
(Hechos
17:16-‐
34).
Pablo
no
se
hizo
un
pagano
para
alcanzar
a
estos
filósofos
atenienses,
pero
sí
se
hizo
un
filósofo
para
alcanzarlos.
Un
rasgo
característico
y
distintivo
de
la
cultura
ateniense
era,
precisamente,
sus
escuelas
de
filosofía.
Pablo
usó
(copió)
la
filosofía
y
la
literatura
(poesía)
griegas
para
tender
un
puente
con
su
audiencia.
Pablo
incluso
citó
poetas
griegos
20
Justo
L.
González,
Hechos
de
los
Apóstoles
en
C.
René
Padilla,
Moisés
Silva
y
Luciano
Jaramillo,
eds.
Comentario
Bíblico
Iberoamericano.
Buenos
Aires:
Ediciones
Kairós,
2000:
415-‐416.
21
Sánchez
Cetina,
Edesio,
ed.
Enseñaba
por
parábolas:
Estudio
del
genero”
parábola”
en
la
Biblia.
Homenaje
a
Plutarco
Bonilla
Acosta.
Miami,
Fla.:
Sociedades
Bíblicas
Unidas,
2004.
22
González
,
Hechos
de
los
Apóstoles,
317;
23
Jaeger
Werner.
Cristianismo
primitivo
y
paideía
griega.
Séptima
reimpresión.
Trad.
Elsa
Cecilia
Frost.
México,
Distrito
Federal:
Fondo
de
Cultura
Económica,
1998.
24
Ibid.
25
Suazo,
“El
poder
de
la
verdad
para
transformar
culturas…”