DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Introducción
Definición de Consejería Profesional
La Consejería Profesional es una profesión que surge con la intención de
servir a la humanidad desde una perspectiva integral. Esta profesión parte
de que los seres humanos han sido dotados de capacidades adaptativas y
fortalezas que le permiten vivir la vida a plenitud. El camino hacia esa
vivencia plena no está libre de obstáculos ya que el peregrinaje mismo
implica la presencia de desafíos biológicos, cognitivos, emocionales, sociales,
relacionales y conductuales. Estos retos pueden llegar a ser tan estresantes
que comprometan el buen vivir.
La Consejería como profesión tiene como objetivo último el asistir a los
seres humanos en el proceso de moverse hacia la plenitud existencial. La
especificidad de la Consejería Profesional se puede resumir en tres
dimensiones las cuales se abordan teniendo en mente primero las fortalezas
y el contexto sociocultural y ecológico del ser humano: 1. Prevención de
problemas psicológicos, relacionales, espirituales y conductuales
debilitantes, 2. Promoción del crecimiento psicológico, social y espiritual
desde una perspectiva contextual, ecológica, transformadora e integradora,
y 3. Resolver y remediar los problemas de origen cognitivo, emocional, social
y espiritual que puedan estar impidiendo el despliegue del potencial humano
y el bienestar integral de la persona y de su comunidad.
Consejería Familiar
La familia definida como dos o más personas que viven juntas y que están
relacionadas por consaguinidad, matrimonio, adopción, o nexos emocionales y
que tienen un historial en conjunto, sigue siendo el espacio natural donde se
puede experimentar la felicidad y la plenitud existencial. Esta
responsabilidad que tiene la familia de proveer apoyo y soporte emocional,
económico, social y espiritual es bastante exigente generando tensiones y
estrés, a veces difícil de manejar por si misma ameritando la intervención
de profesionales de la terapia familiar.
La consejería familiar es una forma de proveer psicoterapia y consejería
donde la familia es tratada como una unidad, que junto a uno o más
terapeutas familiares, activamente participa en la búsqueda de soluciones y
de su bienestar.
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Los consejeros y consejeras familiares parten del principio que los
problemas o desafíos emocionales y psicológicos se desarrollan, se nutren y
se mantienen en el contexto social de la familia. Daniel Sánchez (1999)
formula tres observaciones fundamentales de la terapia familiar. 1) La vida
de los grupos se rige por leyes propias y con cambios cíclicos, en los cuales
es preciso modificar el paradigma terapéutico, 2) Las familias tratan de
mantener su equilibrio haciendo converger el conjunto de sus tensiones
sobre uno o mas de sus miembros, 3) El ser humano no es un ente aislado,
sino que es parte de una sociedad, comunidad, ecología que interactúa y se
nutre mutuamente. Por lo tanto, lo que le sucede a un miembro de la familia
afecta e influye a la familia como un todo. El punto central de la consejería
familiar es que los problemas no se encuentran en las personas meramente
sino en las relaciones que ellas tienen.
Consejería Pastoral
La consejería pastoral se refiere al ministerio ofrecido por personas que
han aceptado el llamado a ser colaboradores con Dios en el proceso de
restaurar el imago dei en aquellos o aquellas que buscan ayuda para poder
enfrentar con éxito las dificultades y desafíos emocionales, cognitivos
interpersonales y espirituales que la vida les presenta.
Este ministerio de la consejería pastoral es una extensión y continuación del
ministerio del Señor Jesucristo quien fue enviado "para dar buenas nuevas á
los pobres, para sanar á los quebrantados de corazón, para pregonar á los
cautivos libertad, para dar vista a los ciegos, para poner en libertad á los
quebrantados y para predicar el año agradable del Señor" (Lucas 4:18-19)
Mas específicamente la consejería pastoral tiene que ver con la relación
reciproca y terapéutica que se desarrolla entre una persona profesional, que
ha sido entrenada clínicamente para integrar la teología y la psicología, y
otra persona o personas que llegan a reconocer sus necesidades de crecer
de manera integral o que enfrentan desafíos emocionales, cognitivos,
interpersonales o espirituales de magnitud tal que ameriten la consulta
pastoral profesional.
Esta relación terapéutica que se forma está basada en la firme creencia de
que cuando dos o más seres humanos entran en relación o en comunión el
cambio que se efectúa es bilateral. Es decir, tanto el consejero pastoral
como la otra persona o grupo pueden experimentar el proceso
transformador de la gracia de Dios. Los dos podrán salir de ese encuentro
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con perspectivas distintas acerca de la vida, de ellos mismos y de los
desafíos que enfrentan.
Características de un Consejero o Consejera Pastoral Eficaz
Una consejera eficaz necesita poseer ciertos atributos personales y
habilidades profesionales que le permita facilitar el proceso de exploración,
introspección, cambio, crecimiento integral, y sanidad interior de aquellos
que soliciten la ayuda terapéutica. Para ofrecer consejería pastoral con
eficacia se necesita más que buenas intenciones de ayudar a los demás.
Las palabras del Patriarca Job ilustran este punto: “Tres amigos de Job se
enteraron de la desgracia que le había sobrevenido y acudieron desde sus
respectivos países...Los tres se pusieron de acuerdo para ir a compartir su
pena y consolarlo. Al verlo de lejos no lo reconocieron. Empezaron entonces
a llorar a gritos, rasgaron sus mantos y echaron polvo sobre sus cabezas
[demostración de simpatía y de duelo]. Se sentaron en el suelo a su lado
durante siete días y siete noches, sin decirle una sola palabra, viendo su
terrible dolor” (Job 2:11-13, BJ)
Hasta este momento estos tres consejeros estaban facilitando el proceso y
acompañando de manera efectiva al Patriarca Job. Pero luego cuando
deciden cambiar de estrategia de intervención y comienzan de manera
tóxica a interpretar la desgracia de Job y a ofrecer soluciones simplistas,
el Patriarca categorizó el acercamiento de ellos como mediocre y
destructivo. “Muchas cosas como éstas he oído, todos ustedes solo son
consoladores agobiantes” (Job 16:2, BJ).
Encontramos mas tarde en el relato que Dios mismo les dijo a los tres
consejeros, que lo que habían dicho acerca de Él estaba equivocado.
“Después que el Señor dijo estas cosas a Job, dijo también a Elifaz: ‘Estoy
muy enojado contigo y con tus dos amigos, porque no dijeron la verdad
acerca de mí, como lo hizo mi siervo Job. Tomen ahora siete toros y siete
carneros y vayan a ver a mi siervo Job, y ofrézcanlos como holocausto por
ustedes. Mi siervo Job orará por ustedes, y yo aceptaré su oración y no les
haré ningún daño, aunque se lo merecen por no haber dicho la verdad acerca
de mí, como lo hizo mi siervo Job.’ Elifaz, Bildad y Sofar fueron e hicieron lo
que el Señor les ordenó, y el Señor aceptó la oración de Job” (Job 42:7-8
DHH0).
Este relato bíblico señala entonces que la intervención de un consejero o
psicoterapeuta pastoral puede construir o destruir, ayudar o hacer daño. La
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diferencia de los resultados dependerá de las características humanas de
los consejeros y de las estrategias que usen.
Características personales de los consejeros (a) pastorales efectivos
incluyen:
La disposición a reconocer que el poder sanador y transformador
reside en Dios y que los consejeros son solo colaboradores con Él. “Yo
soy Yahvé, el que te sana" (Éxodo 15:26, BJ)"Yahvé sana los
corazones quebrantados” (Salmos 147:3, BJ). Los consejeros eficaces
hacen uso de este poder divino a través de la oración constante.
La firme determinación a representar el carácter de Dios, el cual es
amor, (1 Juan 4:8), en todas las intervenciones pastorales. “Amaras a
tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18) Háganlo todo con amor”
(1 Corintios 16:14, BJ). “Sírvanse unos a otros por amor” (Gálatas
5:13, BJ). Los estudios científicos en esta área muestran que el amor
es un factor clave en el proceso de cambio y en el logro de una buena
salud mental (Witmer & Sweeney, 1992)
La creencia de que las personas que buscan ayuda, al igual que los
consejeros, fueron creados con la capacidad de responder de manera
particular a la voz del Espíritu Santo, por lo tanto, tienen el mismo
acceso al poder transformador de la gracia de Dios. “Pero el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre,
les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he
dicho” (Juan 14:26). Esta aptitud de creer en la capacidad de los
demás es otro factor determinante de cambio y crecimiento (Combs,
1986).
La tendencia a tener un concepto equilibrado y moderado de sí mismo
y de sus capacidades. Esto implica que las consejeras eficaces tienen
un concepto positivo de ellas mismas y confían que han sido llamadas y
equipadas con habilidades en el campo de la consejería pastoral.
“Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino
más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe
que Dios le haya dado...No sean arrogantes, sino háganse solidarios
con los humildes. No se crean los únicos que saben” (Romanos 12:3,16).
Esto significa que los consejeros celebran las capacidades o auto
eficacia que tienen pero al mismo tiempo reconocen que ellos mismos
están en el proceso de ser transformado. El ministro, “Trata con
paciencia a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está sujeto
a las debilidades humanas. Por tal razón se ve obligado a ofrecer
sacrificios por sus propios pecados, como también por los del pueblo”
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(Hebreos 5:2-3). Buber (1999) refiriéndose a la reciprocidad del
proceso terapéutico dice que el psicoterapeuta que quiere promover
cambios en las personas que vienen en busca de ayuda, debe estar
dispuesto también a ser cambiado por ellos. El Apóstol Pablo ilustra
este fenómeno de reciprocidad al admitir que, las personas, a quienes
él estaba ayudando a madurar en la fe, también, estaban ejerciendo
cambios significativos en él. “Pues ansío verlos, a fin de comunicarles
algún don espiritual que los fortalezca, o más bien, para sentir entre
ustedes el mutuo consuelo: la suya y la mía” (Romanos 1:11-12).
La disposición a aceptar y respetar a los seres humanos por el hecho
de que fueron creados a la imagen de Dios. “Y dijo Dios: Hagamos al
ser humano a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”
(Génesis 1:26). Esto implica que los seres humanos fueron creados
con la libertad y capacidad de escoger, de ser co-creadores con Dios,
así como también, con la capacidad de influir el ambiente en el cual se
desenvuelven. Los consejeros (as) eficaces creen en su propia
capacidad creativa y en la de aquellos que vienen en busca de ayuda
terapéutica. Esta aptitud creativa conlleva a los consejeros a
respetar la unicidad de cada ser humano y así son flexibles con
respecto a las técnicas o modelos de acercamiento o abordaje que
usen.
La determinación a mantener una aptitud de cuidado e interés
genuino en el bienestar de los demás. Durante los cuarenta días que
Jesucristo pasó en la tierra después de su resurrección se le
apareció al Apóstol Pedro y tres veces le preguntó, "Simón, hijo de
Juan, ¿Me amas? Él respondió: 'Sí, Señor. Tú sabes que te amo'.
Jesús le dijo: "Cuida de mis corderos... Cuida de mis ovejas" (Juan
21:15 19). Cuidar a nuestros semejantes implica mostrar interés por
ellos y estar dispuestos a estar con ellos cuando enfrenten los
desafíos de la vida. “Cada uno debe velar no sólo por sus propios
intereses sino también por los intereses de los demás” (Filipenses
2:4, NVI). Cuidar también se refiere a la disposición y actitud
constante de interesarnos en los demás al valorar la unicidad de las
personas, así como también, en amor y esperanza, contribuir al
crecimiento y madurez integral de ellos. “Hagan suyas las necesidades
de los que pertenecen al pueblo de Dios; reciban bien a quienes los
visitan” (Romanos 12:13, VP).
La habilidad que se tenga para comunicar y expresar compasión y
empatía con aquellos que solicitan la ayuda. "Alégrense con los que se
alegran; lloren con los que lloran" (Romanos 12:15, BJ). “Y cuando
Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando
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también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se
entristeció...Y Jesús lloró. Por eso los judíos decían: Mirad, cómo lo
amaba” (Juan 33, 35,36, NIV). Herman (1993) dice que un factor
determinante en la eficacia de la terapia es la capacidad que tenga el
consejero o psicoterapeuta de transmitir empatía y de tener
compasión. “Así dice Yahvé Sebaot: Celebren juicios justos,
practiquen entre ustedes el amor y la compasión” (Zacarías 7:9, BJ)
“Sean amables entre ustedes, compasivos, perdonándose mutuamente
como los perdonó Dios en Cristo” (Efesios 4:32, BJ).
La creencia de que el ser humano tiene una parte activa en el proceso
de la sanidad. “Tu fe te ha sanado” (Lucas 18:42).
La disposición a vivir con los misterios de Dios y de la vida y no tanto
a resolverlos. A nosotros se nos ha confiando los “misterios de Dios”,
pero el llamado es a vivir en los misterios y no tanto a resolverlos.
“¿Descubrirás tú las profundidades de Dios?¿Descubrirás los límites
del Todopoderoso? Altos son como los cielos; ¿Qué harás tú? Más
profundos son que el Seol) ¿Qué puedes tú saber? Más extensa que la
tierra es su dimensión, y más ancha que el mar” (Job 11:7-9, NIV).
Los consejeros eficaces reconocen que la vida está llena de misterios
y que muchos de ellos son impenetrables. Tomas Moore (1992), dice
que el llamado para aquellos que tratan de cuidar por el bienestar
espiritual de los demás no es primordialmente el de resolver los
rompecabezas de la vida, sino más bien, el aceptar la invitación a
apreciar las paradojas y los misterios de la vida. Este reconocimiento
de los misterios de la vida conlleva a los consejeros eficaces a tolerar
la incertidumbre y sobre todo al mundo de lo desconocido. Pietrofesa
et al., (1978) sostienen que existe una correlación directa entre el
nivel de tolerancia a lo desconocido que muestren los consejeros y el
resultado positivo de la psicoterapia.
La disposición a escuchar y ver lo que ordinariamente las demás
personas no oyen ni miran. Los consejeros eficaces escuchan
atentamente sin interrumpir ni juzgar lo que se dice o se expresa
verbal o corporalmente. “Que cada uno sea diligente para escuchar y
tardo para hablar” (Santiago 1:19, BJ). “Responder antes de escuchar
es necedad y bochorno” (Proverbios 18:13, BJ).
Los consejeros que están conscientes de sus fortalezas, de sus
motivaciones, del impacto de sus emociones, de sus necesidades
personales, de sus capacidades de manejo y resistencia, así como
también, de sus debilidades tienden a estar mas abiertos a la
reciprocidad del proceso y a ser más efectivos en el proceso
terapéutico con aquellos que vienen en busca de ayuda. Ellos se
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conocen así mismos y tienen una identidad personal y profesional
definida.
La disposición a consultar con otros profesionales. “Los planes
fracasan por falta de acuerdo, más en la multitud de consejeros se
afirman” (Proverbios 15:22).
Los consejeros pastorales eficaces reconocen la importancia de
escuchar, atender, reflejar y aceptar, pero, también usan su
autoridad profética al confrontar en amor creencias o pensamientos
irracionales, comportamientos autodestructivos y auto-derrotistas, y
patrones relacionales perjudiciales. “Y no se acomoden al mundo
presente, antes bien transformándose mediante la renovación de su
mente, de forma que puedan distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo
bueno, lo agradable, lo perfecto” (Romanos 12:2, BJ).
Los consejeros pastorales entienden que los seres humanos están en
proceso y que la renovación y transformación es una ocurrencia diaria
y constante. “El ser interior se va renovando de día en día” (2
Corintios 4:16). La gracia transformadora de Dios trabaja de manera
silenciosa y su trabajo toma lugar en el ser interior y se proyecta en
la conducta externa del ser humano. “El Reino de los Cielos es
semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres
medidas de harina, hasta que fermentó todo” (Mateo 13:33, BJ). El
entender que los seres humanos están en proceso conlleva a los
consejeros a confiar en el proceso y con paciencia reafirman que
Aquel que comenzó en trabajo en las personas lo va a terminar
(Filipenses 1:6, VP). “Animen a los que están desanimados, que ayuden
a los débiles y que tengan paciencia con todos” (1 Tesalonicenses
5:14).
Los consejeros pastorales eficaces reconocen su vulnerabilidad y
humanidad. Ellos ven la sabia auto-revelación como parte importante
del proceso de cambio. “Les escribí con gran aflicción y angustia de
corazón, con muchas lagrimas, no para entristecerlos, sino para que
conocieran el amor desbordante que a ustedes les tengo” (2 Corintios
2:4).
Los consejeros pastorales eficaces reconocen su autoridad y la usan
sabiamente para el bienestar de los demás. “Esto es lo que tienes que
enseñar, animando y reprendiendo con toda autoridad” (Tito 2:15, VP).
El Señor Jesucristo presentó un concepto y paradigma de autoridad
distinto, el cual invita a dirigir con y no a dirigir sobre los demás. “Él
les dijo: Los reyes de las naciones dominan como señores absolutos y
los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores;
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pero no así ustedes, sino que el mayor entre ustedes sea como el más
joven y el que gobierna como el que sirve” (Lucas 22:25-26, BJ).
Los consejeros pastorales eficaces tienen un sentido de humor
saludable. “El corazón alegre constituye buen remedio; pero el ánimo
triste resta energías”(Proverbios 17:22, DHH).
Los consejeros pastorales eficaces reconocen que son falibles y
admiten cuando cometen errores.
Los consejeros pastorales eficaces reconocen que al intervenir en la
consejería ellos no vienen tabula raza sino que traen consigo un
conjunto de valores que influyen la relación terapéutica, y, por el
hecho de estar consciente de esta realidad, ellos tratan de ser
objetivos en sus intervenciones y evitan así imponer sus valores.
Los consejeros pastorales eficaces son amigables y hospitalarios.
“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos
fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por
mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo,
sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1
Pedro 3:8-9, RVR1960).
El propósito de Dios para el hombre: una vida plena
El Señor Jesús dijo: "El ladrón solamente viene para robar, matar y
destruir. Yo vine para que la gente tenga vida y la tenga en abundancia"
(Juan 10:10. Versión: Nuevo Testamento, la Palabra de Dios para todos).
El propósito divino para nosotros: una vida plena
Cuando Dios dio vida al género humano, lo puso en un Jardín preparado con
antelación para que pudiera disfrutar de todo aquello que había ocupado sus
primeros días de creación. Imagine a un padre amoroso que construye una
casa para su hijo, la provee de todo lo necesario y cuando considera que
todo está a punto, le entrega las llaves. ¡Eso fue lo que hizo el Señor con
nosotros!
¿De dónde provienen entonces las situaciones traumáticas que afloran en
decenas de personas trayendo amargura a su existencia? Del pecado.
Cuando vamos en contravía de los propósitos del Creador para nosotros,
asumimos las consecuencias.
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Pero hay una buena noticia: el Señor Jesús -mediante su muerte en la cruz-
eliminó la brecha que nos separaba de Dios y ahora podemos disfrutar de la
plenitud de vida que tenía planeada desde un comienzo para usted y para mí.
"Por eso el sacrificio del cuerpo de Cristo nos hace sanos porque él hizo
lo que Dios quería al sacrificarse una sola vez y para siempre. Nos ha
limpiado y liberado de toda culpa, y ahora nuestro cuerpo está lavado
con agua pura... "(Hebreos 10:10, 22. Versión: Nuevo Testamento, la
Palabra de Dios para todos)
¿Hay razón para que continuemos en tal condición de tristeza, amargura y
desesperanza no solo en el presente sino hacia el futuro porque todavía nos
gobiernan los recuerdos y sensación de culpa de cuanto hicimos en el
pasado? En absoluto. Fuimos lavados y cada día es un nuevo capítulo por
escribir.
En cierta ocasión el Señor Jesucristo se encontraba en Nazaret, el pueblo
donde había crecido. Conforme a su costumbre fue a la Sinagoga en el día
de reposo. "Le dieron el libro del profeta Isaías, lo abrió y encontró la
parte donde está escrito: El Señor ha puesto su Espíritu en mi, porque
me escogió para anunciar a buenas noticias a los pobres. Me envió a
contarles a los prisioneros que serán liberados. A contarles a los ciegos
que verán de nuevo...Luego Jesús enrolló el libro, se lo devolvió al
ayudante y se sentó. Los que estaban en la sinagoga le ponían mucha
atención. Entonces Jesús les dijo: --Lo que acabo de leerles se ha
cumplido hoy"(Lucas 4:17-20. Versión: Nuevo Testamento, la Palabra
de Dios para todos).
Cuando leemos el texto con detenimiento podemos imaginar la escena, en la
que decenas de hombres estaban atentos al Maestro. Ellos enfrentaban
dificultades. Tal vez su temperamento, los temores, recuerdos de errores
pasados que no les permitían avanzar. Sinnúmero de situaciones que venían
atropelladamente a su memoria y les llevaban a coincidir en un punto:
todavía eran presa de traumas que les impedían crecer como personas pero
también, en la vida espiritual. Es probable que no fueran traumas sino
limitaciones que ellos mismos ponían a su paso y que mantenían sus vidas en
estancamiento.
Pero las palabras del Señor Jesús trajeron sanidad a su mente y a su
corazón. ¡He ahí el punto: Sanidad Interior! Ese es el centro de todo el
asunto: que las personas a quienes ustedes y yo orientemos, encuentren
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sosiego y además, con ayuda de los principios bíblicos, encuentren sanidad
para sus heridas...
Capítulo 1
Sanados para sanar...
Si hay algo complejo en la existencia de todo ser humano, es aprender a
llevarse bien con quienes le rodean.
El padre que discute con sus hijos, la esposa que considera imposible
mantener un buen entendimiento con su cónyuge, el compañero de trabajo
que explota a la más mínima provocación o el vecino que nos mira mal sin que
le hayamos hecho nada, en su conjunto, constituyen algunos ejemplos de los
factores que inciden negativamente en la meta de mantener unas buenas
relaciones interpersonales.
Las fricciones o diferencias de criterio conducen en buena parte de los
casos a malentendidos, desacuerdos, gestos de desaprobación o un ceño
fruncido que hiere a las personas, aun sin que nadie se lo proponga.
Cada quien es un mundo diferente y por esa razón es tan complicado
entender a los demás y que nos entiendan. Aunque nos esforcemos, no
podemos mantener a gusto a nuestro semejante.
Sobre esta base, ¿considera que es fácil asumir la tarea de Consejero en la
iglesia en la que se congrega? Es probable que a primera vista piense que sí,
sin embargo cuando medita en el asunto, comprobará que se necesita mucho
más que buenas intenciones para desarrollar una buena consejería.
Para sanar a otros mediante la orientación con fundamento en lo que
plantean las Escrituras, es necesario que nosotros mismos estemos sanos.
De lo contrario nuestro trabajo será ineficaz. El principio esencial es:
"Sanados para sanar". No se trata de un simple juego de palabras sino de
una pauta que nos llevará a cumplir una labor oportuna, exitosa y con
resultados sólidos.
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Relaciones apropiadas
Quien anhela servir al Señor Jesucristo en el campo de la Consejería
Cristiana debe cumplir un proceso que sienta las bases en tres direcciones
ineludibles:
1.- Una buena relación con Dios.
2.- Una buena relación consigo mismo.
3.- Una buena relación con los demás.
Imagine por un instante que el proceso es como un edificio de tres pisos. No
se puede llegar a un nivel superior hasta tanto esté construida la estructura
del primer piso, con bases sólidos. Y el tercero no será edificado hasta
tanto esté terminado el segundo nivel.
Igual usted y yo, si no tenemos una buena relación, no estaremos en paz con
nosotros mismos y, por supuesto, experimentaremos choques y
confrontaciones con el prójimo.
Un buen comienzo
El mejor comienzo para adelantar exitosamente el proceso de preparación
hacia la Consejería Cristiana, es practicarnos un auto examen.
La mejor ilustración la arroja quien se mira frente al espejo. A menos que lo
haga, no sabrá cómo se encuentra. Los demás pueden saberlo, pero el
interesado ignora.
Esta idea es la que fundamenta la necesidad de evaluarnos de forma
honesta y sin apasionamientos, reconociendo los errores.
Como si estuviéramos llenando un formulario, es preciso que respondamos a
conciencia algunos aspectos que nos ayudarán a elaborar la radiografía
sobre cómo nos encontramos, espiritual y emocionalmente:
1.- ¿Cuáles son nuestras reacciones ante cualquier estímulo?¿Nos embarga
el temor, la ira, la incertidumbre?.
2.- ¿Qué aspectos de una conversación nos afectan más?¿Sentimos que
aquél que nos lleva a reconocer nuestros errores lo hace con el propósito de
herirnos?
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3.- ¿Qué factores externos o internos producen en nosotros variaciones en
los estados de ánimo?
4.- Frente a circunstancias adversas o inesperadas ¿Nos embargan estados
de seguridad o de inseguridad?¿Podríamos explicar las razones?
Conforme vaya avanzando en el auto análisis, emergerán nuevos
interrogantes. Revisten particular importancia porque le permitirán tener
una mayor aproximación a cuál es su estado como persona. De paso, le
permitirá identificar fallas que es necesario corregir -con ayuda del Señor
Jesucristo"para desarrollar una tarea eficaz en materia de Consejería
Cristiana. El propósito final es determinar qué nos hace sentir mal y trazar
pautas que nos permitan superar esa sensación, frustrante para quienes no
saben manejarla.
Este avance paso a paso es lo que podríamos definir como Sanidad Interior
que debe experimentar todo cristiano, tanto el que asiste a la congregación
cada semana como aquél que trabajará en labores de Consejero.
Ahora, si vamos al terreno de la psicoterapia o la psiquiatría para encontrar
fundamento a la importancia de la Sanidad Interior, no lo hallaremos porque
-aunque reconocemos y valoramos estas ramas del conocimiento"se limitan a
trabajar con fundamento en principios de ciencia y no espirituales. Los
cristianos por nuestra parte nos orientamos primero a la parte espiritual,
sin desconocer los aportes hechos por la ciencia.
I.- Una buena relación con Dios
Todo ser humano tiene un área espiritual, lo reconozca o no, que le abre las
puertas para relacionarse con Dios o como le llaman algunos, con un Ser
Superior. Esta área es de suma importancia. Sin embargo no estará en pleno
desarrollo hasta tanto restablezcamos la relación con Aquél que creó todas
las cosas, incluso a usted o a mi. ¿Qué nos separó del Señor? El pecado de
Adán y Eva que sembraron en todas las generaciones desde entonces hasta
la nuestra, una naturaleza pecaminosa siempre latente.
Construir un puente que nos acercara al Padre fue posible por la obra del
Señor Jesucristo. Aún así, hay quienes no conocen ese proceso maravilloso
de liberación del pecado que se produjo en el Monte Calvario y siguen
distanciados del Creador. Para eliminar esa brecha, Jesucristo nos llama a
todos. Él dijo: "Yo estoy a la puerta, y llamo; si oyes mi voz y me
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abres, entraré en tu casa, y cenaré contigo"(Apocalipsis 3:20. Biblia de
Traducción en Lenguaje Actual TLA - SBU).
La obra ya se hizo en la cruz. Somos libres. Sin embargo tal libertad no será
posible hasta tanto la comprendamos, asumamos y pongamos en práctica
para dar paso a una naturaleza renovada. ¿Cómo lograrlo? Derribando los
muros que nos mantienen alejados de Dios. Y, ¿cómo nos acercamos a Él? Por
medio del Señor Jesucristo. "Jesús le respondió (a Tomás) Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Sin mi, nadie puede llegar a Dios el
Padre"(Juan 14:6 TLA - SBU).
¿Desea ser un Consejero Cristiano? Primero, restablezca su contacto con
Dios. ¿La razón? Hay decenas de personas que hablan de Dios, aconsejan
asegurando que lo hacen sobre la base de pautas bíblicas y posan de ser
cristianos, pero todavía no conocen a Dios. No han tenido un encuentro
personal con Él, que es posible a través del Señor Jesucristo.
II.- Una buena relación consigo mismo
Volvamos al ejemplo de quien se mira al espejo. Es probable que nos haya
ocurrido cientos de veces recién nos levantamos. Ahora, ¿usted acepta a la
persona que encuentra reflejada en el cristal?¿Hay algo que le molesta de
ese ser que incluso le lleva a considerarlo distante?.
El problema estriba en quienes no logran aceptarse a si mismos, porque
tienen una baja autoestima. Al respecto el apóstol Pablo escribió: "Dios en
su bondad me nombró apóstol, y por eso les ido que no me crean
mejores de lo que realmente son. Más bien, véanse ustedes mismos
según la capacidad que Dios les ha dado como seguidores de
Cristo"(Romanos 12:3 TLA - SBU).
¿Qué significan estas palabras? Que es necesario aceptarnos tal como
somos y reconocer que tenemos fortalezas y debilidades, éstas últimas en
proceso de ser superadas gracias a la fortaleza que provienen del Señor
Jesucristo.
¿Comprende ahora la importancia del auto examen? Nos proporcionó bases
sólidas para identificar fallas y correctivos.
Somos criaturas de Dios y Él nos ama, a pesar de nuestras fallas.
Obviamente su propósito desde la eternidad para nosotros es que
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crezcamos en los niveles espiritual y personal. ¿En nuestras fuerzas? No, en
las que provienen de Dios.
Un hombre de la antigüedad quien comprendió que los planes del Señor para
él eran fabulosos, escribió: "Soy una creación maravillosa y por eso te
doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien
seguro! Tu viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las
profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú
ya habías decidido cuanto tiempo viviría!¡Lo habías anotado en tu
libro!"(Salmo 139:14-16 TLA - SBU).
Nuestro amado Padre definió las características genéticas, el aspecto
físico, las emociones y los rasgos básicos del carácter y la personalidad.
¿Quién podría obrar mejor un cambio en nosotros que Dios quien nos creó?
Cuando se produce tal transformación, es como si cayera el velo que nos
impedía reconocer cuál es el propósito que tiene para nosotros.
En el proceso de trato del Señor con cada uno, llegamos a aceptarnos tal
como somos y emprendemos la tarea de crecer en todos los órdenes; por
supuesto, tal crecimiento implica aplicar ajustes donde hay fallas.
¿Cuánto demoran los cambios que tanto anhelamos? No hay un parámetro
para determinar que será cuestión de días, meses o de años. En esencia es
un proceso y debemos entenderlo como tal, de acuerdo como lo describe el
apóstol Pablo al referirse a los cambios que podían apreciarse en sus
pensamientos y acciones: "Con eso no quiero decir que yo haya logrado
hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto.
Pero si puedo decir que sigo adelante luchando por alcanzar esa meta,
pues para eso me salvó Jesucristo. Hermanos, yo sé muy bien que
todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que
ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que falta por
recorrer"(Filipenses 3:12, 13. TLA - SBU).
¿Podríamos resumir en tres puntos lo que anotaba Pablo? Por supuesto que
sí. De su escrito aprendemos:
1.- Que la transformación y crecimiento personal y espiritual constituyen
un proceso en la vida de todo cristiano.
2.- Que es necesario olvidar el pasado y no vivir atormentados por lo que
hicimos o nos hicieron ayer. Por mucho que nos esforcemos, no volveremos
atrás en el tiempo.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
3.- Que es esencial seguir adelante bajo un convencimiento: siempre hay
una nueva oportunidad para aprovecharla.
Hay aspectos que se forjaron en nosotros al interior de la familia que
difícilmente podrán ser modificados (a menos que lo haga Dios, por
supuesto). Vienen a ser como una impronta. De ahí que muchos descubran en
usted y en mi rasgos que identificaban a nuestros padres, quizá a los tíos e
incluso, a los abuelos.
¿Quién sana esos recuerdos? El Señor Jesucristo durante el proceso de
transformación que desarrolla en nuestras vidas.
Insisto en algo: es necesario recordar que no podemos cambiar a los demás
como tampoco ellos nos pueden cambiar a nosotros. Quien lo hace es Dios.
Cuando tenemos claro este principio, es fácil comprender las etapas por las
que atravesamos cuando estamos dando pasos de significación en el proceso
de transformación personal y espiritual: La primera es el idealismo. Es
aquella en la que soñamos un mundo perfecto con personas perfectas. La
segunda es la confrontación. Es la fase en la que descubrimos que hay una
enorme brecha entre el mundo que nos imaginamos y el real. Quienes nos
rodean actúan muy distinto de cómo quisiéramos. Una tercera etapa es la de
ajustes, cuando entendemos que el cambio comienza primero con nosotros
antes de que se produzca un cambio en nuestro prójimo.
III.- La relación con quienes me rodean
Una vez tenemos una buena relación con Dios y con nosotros mismos,
pasamos a la fase de cimentar una buena relación con los demás.
Dios instruyó a su pueblo desde la antigüedad al trazar pautas de vida en
comunidad. Él dijo: "Recuerden que cada uno debe amar a su prójimo
como se ama a si mismo"(Levítico 19:18, 19. TLA - SBU).
Es evidente que si me acepto tal como soy --consciente de mi necesidad de
aplicar ajustes-- puedo aceptar a los demás. Si no tengo amor propio,
tampoco podré amar a quienes me rodean.
¿Comprende ahora la importancia de haber edificado los dos primeros
pisos? Una buena relación con Dios y consigo mismo, sienta las bases para
que las relaciones interpersonales resulten exitosas.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 15
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
El apóstol escribió: "Amen a los demás con sinceridad. Rechacen todo lo
que sea malo, y no se aparten de lo que sea bueno. Ámense unos a
otros como hermanos, y respétense siempre. No maldigan a sus
perseguidores; más bien, pídanle a Dios que los bendiga. Vivan siempre
en armonía. No se crean más inteligentes que los demás. Si alguien los
trata mal, no le paguen con la misma moneda. Al contrario, busquen
hacerle el bien a todos. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo
el mundo"(Romanos 12:9, 10, 14, 16-18. TLA - SBU).
Sobre la base de las pautas bíblicas, aprendemos varios aspectos
primordiales en el trato con los demás:
Primero, amor sincero exento de fingimientos e hipocresía; segundo,
desechar rencor, resentimiento y todo aquello que pueda levantarse como un
muro que interfiera la relación con el prójimo; tercero, el respeto a la
dignidad del otro; cuarto, no pagar con la misma moneda sino, con amor y
gracias a la ayuda divina, orar por quienes nos hacen daño y en lo posible,
ayudarles; quinto, poner de nuestra parte para que el trato interpersonal
resulte edificante. Por supuesto, hay situaciones en las que resulta
literalmente imposible cualquier tipo de acercamiento. Existen personas
intolerantes. Es algo que no vamos a cambiar de la noche a la mañana. En tal
caso, es Dios y en oración, quien nos concede la salida.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 16
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Capítulo 2
Adentrándonos en el maravilloso mundo de la vida interior
"Los cimientos son esenciales para que una estructura pueda soportar varios
pisos. En caso de que la cimentación sea débil, inevitablemente se producirá
un colapso y el edificio se vendrá a tierra ". Con estas palabras un amigo
ingeniero con quien dialogaba en la oficina, sustentó la importancia de tener
una base sólida en toda construcción.
Igual ocurre con nuestra vida. A menos que haya un buen basamento,
experimentaremos trastornos que serán evidentes a todos. Enfrentaremos
dolor y lo provocaremos en los demás.
Hace pocos días leí el libro "Relaciones Humanas Aplicadas" del
sicoterapeuta Juan Francisco Gallo quien asegura que la situación no solo es
preocupante sino que podría evitarse con una edificación personal y
espiritual apropiada.
En su criterio: "Los complejos, la timidez, el nerviosismo, la preocupación, el
temor, la agresividad y la inestabilidad de ánimo, son trastornos de la
conducta originados en la mala formación de nuestra personalidad, o sea,
que los materiales con los que está fundamentada son falsos y
maleables"( "Relaciones Humanas Aplicadas", Pag. 21. Ediciones Paulinas.
1987. Santafé de Bogotá. Colombia).
Considero que se trata de una ilustración que grafica dos elementos sobre
los que debemos trabajar como preámbulo a una Consejería Cristiana eficaz,
oportuna y bíblica: la Personalidad y la Conducta.
Para quien estudio sicología o quizá recibió asignaturas afines durante su
formación académica en el Seminario o en el Instituto Bíblico, es fácil
comprender de qué se trata; sin embargo, como aspiramos tornar muy
sencilla la enseñanza de tal manera que además de asequible a todo Pastor,
Obrero o Líder que trabaja en la obra de Jesucristo, sea muy práctica,
debemos comenzar por definir estos dos grandes conceptos de manera que
los podamos comprender y asimilar con facilidad.
La Personalidad
Latinoamérica se vio sacudida hace algún tiempo con la noticia sobre un
hombre que, comenzando la mañana y frente a su negocio de ferretería en
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
una plaza de mercado, procedió a agredir con un destornillador a los
transeúntes. No había razón aparente para su comportamiento.
Las autoridades reaccionaron con rapidez. Pese a ello no fue fácil detenerlo,
es más, era literalmente imposible. Seguía lanzando ataques con aquella
herramienta.
Los intentos de un agente del orden por detenerlo degeneraron en una
gresca hasta que un disparo zanjó las diferencias. El hombre murió.
Su tragedia había comenzado dos horas atrás. Apenas se sentó a beberse un
café en el desayuno, la esposa le recordó que debían tres meses de renta, a
los hijos les habían devuelto dos veces de la escuela por estar atrasados en
el pago de la colegiatura y, además, aquél día no tenían nada para el
almuerzo. "¿Qué hago, mujer, si el negocio cada día va peor?", gritó
ofuscado al tiempo que echaba por el suelo el pocillo con café. Salió dando
tremendo portazo. Estaba angustiado. La más mínima provocación
desencadenó su ira irracional.
Alguien que presenció la escena resumió el asunto al decir: " A este pobre
hombre lo mató la desesperación". Tenía razón. Estaba atravesando por un
mal momento que se dimensionó como producto de problemas en su
personalidad.
Un hombre de la antigüedad a quien se consideraba ejemplo, delante de Dios
y de los hombres, la esencia misma de la rectitud, se encontró en un abrir y
cerrar de ojos en una penosa situación: perdió sus posesiones, en un absurdo
accidente murieron sus hijos y para coronar la sucesión de incidentes
trágicos, evidenció una enfermedad que no podían controlar los médicos de
la época.
Fue una presión externa enorme que golpeó su vida y, por ende, su
personalidad. Presa de la desesperanza escribió: "Perezca el día en que yo
nací, y la noche que dijo: "Un varón ha sido concebido". ¿Por qué no
morí yo al nacer, o expiré al salir del vientre? Porque ahora yo yacería
tranquilo; dormiría, y entonces tendría descanso...¿Por qué se da luz al
que sufre, y vida al amargado de alma; a los que ansían la muerte,
pero no llega, y cavan por ella más que por tesoros; que se alegran
sobremanera, y se regocijan cuando encuentran el sepulcro? Porque al
ver mi alimento salen mis gemidos, y mis clamores se derraman como
agua. Pues lo que temo viene sobre mi, y lo que me aterroriza me
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
sucede. No tengo reposo ni estoy tranquilo, no descanso, sino que me
viene tribulación"(Job 3:1, 11,20, 21, 24-26. La Biblia de las
Américas).
¿Le resultan familiares estas reacciones?¿Acaso ha tenido la oportunidad
de apreciar actitudes así en amigos, familiares o tal vez en su propio ser? Si
es así -como no dudo que haya ocurrido"hay problemas de personalidad tras
los comportamientos errados descritos. Ese es el punto clave al que debe
dirigirse el Consejero Cristiano. Ahora, para alcanzar mayor eficacia en la
tarea, tanto de análisis como de acompañamiento con una orientación
fundamentada en las Escritura, es necesario que definamos qué es la
Personalidad.
La forma más sencilla de describir la personalidad es precisando que se
trata del conjunto total de nuestras facultades físicas, mentales y
emocionales, que a lo largo de la vida de cada ser han sido construidas a
partir de vivencias, experiencias y aprendizajes tanto favorables como
desfavorables, positivos y negativos.
Estos rasgos nos tornan distintos de las demás personas. Son algo único en
cada hombre y mujer, porque igual, cada uno de nosotros es un mundo
diferente. Sobre esa base, es natural que las reacciones difieran en las
personas cuando reciben un estímulo igual. Por ejemplo: a Job, el personaje
bíblico, le avisaron que había perdido sus propiedades y más aún: sus hijos.
Se pronunció con calma ante quienes trajeron las malas noticias: "Desnudo
salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio y el
Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor" (Job 1:22. La Biblia de
las Américas).
Moisés, el profeta que guiado por Dios sacó a Israel de la esclavitud egipcia,
también experimentó una situación delicada. Caminando en el desierto
habían llegado a un lugar entre Elim y Sinaí. Tenían hambre y fatiga. "Y
toda la congregación de los hijos de Israel, murmuró contra Moisés y
contra Aarón en el desierto." Los dos siervos de Dios se llenaron de
angustia. ¡Era toda una nación en su contra! Fueron al Señor en procura
de ayuda. La calma retornó cuando Él se pronunció: "Entonces el Señor
le dijo a Moisés: he aquí, haré llover pan del cielo para vosotros, y el
pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de cada día, para
ponerlos a prueba si andan o no en mi ley"(Exodo 16:2, 4. La Biblia de
las Américas).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Como podrá apreciar, mientras que Job guardó la calma y recurrió a Dios
cuando las circunstancias se hicieron cada vez más difíciles y minaron su
confianza en el poder divino, en Moisés la reacción fue opuesta:
inmediatamente buscó al Supremo Hacedor porque en ocasiones, fácilmente
sucumbía a las presiones.
El ego, las circunstancias y la personalidad
Al primer concepto es esencial que le añadamos otro que está íntimamente
ligado. Se trata del yo o del ego que hay en todo ser humano. Es lo que la
Biblia llama espíritu. Vendría a ser el eje central de nuestra personalidad.
¿Ha observado con detenimiento las aspas de un ventilador al girar? Pues
bien, si tomamos esta gráfica mental para ilustrar el asunto, diríamos que el
yo es el punto central sobre el que la hélice da vueltas y vueltas.
Ahora, se preguntará usted, ¿qué relación hay entre el ego y la
personalidad? Para ilustrar la respuesta, tomaremos como ejemplo un
cerillo. Sobre esta base, el ego es el trozo de madera o de papel encerado
sobre el que se fija el fósforo. La acción de pasar el fósforo sobre una
superficie corrugada para generar el fuego, vendría a ser como las
circunstancias que ejercen influencia en el ego; y la llama sería, en este
caso específico, la personalidad, es decir, lo que se produce al término de
todo el proceso. Son tres elementos que están estrechamente unidos entre
sí.
Un ser que tenga la cimentación necesaria para guardar equilibrio frente al
cúmulo de factores positivos y negativos que afectan su vida desde fuera,
sin duda reaccionara con equilibrio. Por el contrario, quien tiene problemas
en su personalidad, desencadenará reacciones impredecibles. ¿Comprende
ahora el valor de la sana personalidad y por qué razón el Consejero Cristiano
debe tomar nota del asunto antes de brindar una orientación a quien le
consulta su problema?
Ahora, ¿de qué manera influye el yo o el ego? Es como la página en blanco
que tengo abierta en el computador. Está vacía. Pero conforme voy
escribiendo, tendrá un mensaje que usted podrá leer. Todo depende de la
concatenación de términos, frases y párrafos que consigne allí. Bien podría
escribir una novela costumbrista latinoamericana o, como lo estamos
haciendo, un MANUAL DE CONSEJERIA PASTORAL. El papel (en este
caso el yo o el ego) es el mismo en todos los casos, el resultado es el fruto
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
de todo aquello que escriba (lo que llamaríamos personalidad, para el
ejemplo que nos ocupa).
Hay algo más que debo agregar: nuestra Personalidad no es estática; por el
contrario, es dinámica. Jamás podemos decir que ya está formada porque
siempre está en proceso de formación. Se desenvuelve en actividad y
evolución pero también puede manifestar deterioro cuando dejamos de lado
cultivarla, orientarla y desarrollarla mediante el proceso constante de
crecimiento personal y espiritual, y por supuesto, de sanidad interior.
En particular estas últimas palabras le invito para que las lea de nuevo y
tome conciencia de que todo ser humano, cuando mediante una adecuada
orientación, es encaminado a asumir y a avanzar en el proceso de
transformación de Dios, puede cambiar. ¡No todo está perdido!.
Satanás, nuestro adversario espiritual y quien mantiene al mundo cegado a
la nueva oportunidad de vida que ofrece Dios gracias a la obra redentora del
Señor Jesucristo, nos vende la idea de que no podemos cambiar y, cuando lo
estamos logrando y por alguna razón fallamos, nos trae desánimo. Sin
embargo en Jesucristo hay esperanza. Él dijo: "Yo soy la puerta; si alguno
entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón
solo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia"(Juan 10: 9, 10).
El Consejero Cristiano debe conocer elementos esenciales que componen a
todo ser humano. La gran diferencia es que no pretende ser psicólogo y
menos competir con el sicoanalista, sino brindar aconsejamiento con
fundamento en los principios de vida que se hallan en las Escrituras.
Cuando tenemos una comprensión básica del yo o del ego, su relación con las
circunstancias exteriores y de qué manera se forma una personalidad,
podemos afirmar que la personalidad se puede mejorar, transformar y
perfeccionar.
La Conducta
Ahora, ¿cómo definimos la Conducta? Es sencillo. Conducta es la
manifestación de la Personalidad. Podríamos decir que la conducta es el
lenguaje o medio a través del cual se expresa la personalidad.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Si tenemos una personalidad que tiene conflictos y problemas, reflejaremos
estas anomalías en nuestros hechos, es decir, en la conducta. Nadie que
enfrente desórdenes tendrá una conducta equilibrada.
Hay un hecho que no podemos desconocer. Es el de personas que en
apariencia son absolutamente calmadas y equilibradas, pero sorpresivamente
tienen comportamientos que riñen con la imagen que nos habíamos formado.
¿Qué ha ocurrido en tal situación? Que el individuo ha estado tratando de
disimular y ocultar sus condiciones personales, antes que disponerse a
superarlas. Cuando toma la determinación apropiada, es decir, volcarlse al
cambio de la mano del Señor Jesucristo, es posible mejorar y transformar
el Carácter, la Personalidad y la Conducta.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Capítulo 3
Los fundamentos de la Personalidad
En Latinoamérica hay un refrán popular que encierra una profunda
sabiduría. Dice: "Caras vemos, corazones no sabemos ". La grandeza de su
significación radica en que dentro de cada uno hay un mundo que solo Dios y
cada quien conoce. Ese cosmos al que estudiaremos hoy como un nuevo paso
en la Consejería Pastoral es la Personalidad y se afianza en nueve
fundamentos.
Cuando aprendemos a conocerlos se facilita el proceso de identificación de
la problemática que enfrenta una persona y, con ayuda de Dios, se logran
establecer los pasos a seguir en el proceso de resolución de su conflicto
interior.
¿Recuerda una definición sencilla de la Personalidad? Sin duda que sí. No
obstante recordémosla: Es la manifestación del individuo frente a los
hechos de la vida.
Allí radica la importancia de que las personas tengan una aproximación clara
respecto a su realidad. No olvide que aquel no sabe quién es en realidad,
difícilmente podrá experimentar con éxito los estímulos --tanto positivos
como negativos-- provenientes de su medio ambiente.
Mirándonos al espejo del alma
Parece curioso pero es real: todas las personas nos encontramos frente a
tres facetas"diferentes una de la otra"en cuanto a lo que realmente somos.
Son concepciones distintas de acuerdo a quien nos mira. ¿Cuáles son?
1.- La perspectiva que tenemos de nosotros mismos. Generalmente es
una visión equivocada porque consideramos tener más virtudes de las que
efectivamente hemos cultivado.
2.- La perspectiva que los demás tienen de nosotros. Generalmente un
concepto equivocado porque hay a quienes les caemos muy bien en el plano
personal y también aquellos a quienes les parecemos " pesados" sin que
hayamos hecho méritos para que tengan tal concepción nuestra. Puede darse
también el caso inverso, en el que nos han idealizado de tal manera que
tienen una extraordinaria imagen de nuestro comportamiento y, apenas
fallamos, descubren la faceta real.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
3.- La perspectiva de lo que realmente somos. Distinta de lo que
nosotros creemos ser y de aquello que los demás creen que somos.
Ahora la tarea es llegar, con estos tres elementos, a un punto de equilibrio
que nos permita identificar los errores, áreas y puntos débiles, aspectos en
los que somos fuertes y de qué manera podemos mejorar.
Es necesario conocernos
Lo que llamamos "Yo" o expresión de la Personalidad se conjuga en tres
elementos. El apóstol Pablo los describió así al desear parabienes a los
creyentes de Tesalónica: "Y el mismo Dios de paz os santifique por
completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida del Señor Jesucristo"(1 Tesalonicenses
5:23).
Si observa el texto detenidamente, encontrará que siglos antes de que los
expertos en sicología se pronunciaran, el apóstol tenía claros tres
componentes de toda persona: espíritu -el que nos otorga Dios al darnos
vida física y a través del cual nos podemos comunicar con Él--; el alma -la
capacidad pensante de todo ser, es decir, el elemento esencial que nos lleva
a tener conciencia de que existimos, a razonar y tomar decisiones--, y por
último el cuerpo, que es el revestimiento material en el que se anidan el
espíritu y el alma.
¿Cómo se construye la Personalidad?
La edificación de la Personalidad constituye todo un proceso en el que, como
si estuviéramos levantando un muro, cada experiencia positiva o negativa,
representa un ladrillo -único e irrepetible"pero a la vez de suma importancia
para que la estructura quede bien construida o tenga algunos puntos
vulnerables. Levantada la muralla, se conjugan el " Yo" y la Personalidad. No
olvide que el hombre es una unidad inseparable.
Es probable que diga: "Vamos despacio, Fernando, Explíqueme un poco más
acerca del <Yo> y su significación en el ser ". De acuerdo. El "Yo" concentra
las facultades de expresión que se manifiestan como la razón, la
imaginación, las emociones, los sentimientos y la voluntad, entre otros.
Un excelente complemento hacia el hombre que, como lo anota Pablo en la
primera carta a los Tesalonicenses es " guardado irreprensible hasta la
venida del Señor Jesucristo", lo constituye un adecuado cultivo de su
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
personalidad. ¿De qué manera? Mediante el afianzamiento de dos principios
esenciales: el primero, equilibrio y, el segundo, organización.
Es probable que usted analice su comportamiento y razone que obra
inequitativamente, sus reacciones no miden consecuencias y tiene una idea
desacertada del medio que le rodea. A ésta perspectiva suma el hecho de
que no sabe a ciencia cierta quiénes es, para dónde va y qué es lo que
realmente espera de la vida. Si responde afirmativamente a estos
segmentos que hemos identificado, sin duda usted necesita cultivar su
personalidad para responder adecuadamente a las exigencias del medio
ambiente.
La construcción de la Personalidad se cimienta en tres bases: la primera, los
estímulos. Así sean experiencias agradables o desagradables, si estamos
preparados con una Personalidad estructurada, en la que Dios está obrando,
no nos causarán daño.
La segunda, el aprendizaje. Cada nuevo incidente que nos ocurre a diario
debe llevarnos a aprender una lección. Y la tercera es la aceptación de las
influencias positivas. Por naturaleza determinamos qué consideramos
favorable y cuáles ocurrencias de la cotidianidad son desventuradas. Una
Personalidad con fundamento no permitirá que lo negativo tome fuerza ante
que lo positivo que hayamos aprendido. El apóstol Pablo lo describe de la
siguiente manera:"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el
mal"(Romanos 12:21).
La renovación mental: el secreto
El apóstol Pablo escribió: "No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta"(Romanos 12:2).
Los seres humanos tenemos una serie de paradigmas que han encasillado
nuestro comportamiento sujetándolo a determinadas reacciones. Incluso
nuestros deseos obedecen a los clichés que el mundo nos enseñó, son los que
traen realización personal, placer y satisfacción, así estén errados.
Alguien podrá pensar"por ejemplo"que escuchar música y beber toda la
noche hasta caer exhausto es una manifestación de " haberlo pasado bien"
mientras que otro, a quien no dudo que puedan considerarlo equivocado en
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
sus apreciaciones, puede pensar que " una noche a todo dar " podría ser leer
las Escrituras, meditar en ellas y orar.
Cuando iniciamos el cultivo de nuestra Personalidad es necesario
someternos a una Reprogramación mental. Los cristianos la miramos desde
la perspectiva de someternos al obrar de Dios cuando comprendemos que le
pertenecemos a Aquél que murió en la cruz por nuestros pecados y nos dio
una nueva vida. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas"(2
Corintios 5:17).
Hay quienes esbozan el método de impulsar la Reprogramación de nuestro
ser a fuerza de la sugestión y la repetición de principios para que tomen
forma en nosotros. La idea no es mala, pero tiene el fundamento necesario
cuando esa transformación parte de nuestra entrega a Dios para que Él
obre en nosotros conforme a Su voluntad.
Recuerdos: no en el pasado ni en el futuro, en el presente
Hay algo bien interesante cuando estamos hablando de la Reprogramación.
Son los recuerdos.
Cuando usted y yo evocamos un buen o mal momento, nuestro ser no
identifica que acaeció en el pasado ni determina la fecha, hora y lugar en
que tuvo ocurrencia la escena. Trae al presente la imagen y revive la
sensación grata, de dolor o de molestia que pudo producir aquel incidente.
Podemos anotar entonces que el " Yo" no vive ni en el pasado ni en el futuro
sino en el presente. Y algo que pudo haber acontecido hace cinco años, al
rememorarlo, puede avivar viejas heridas. Las experiencias negativas que
evocamos pueden tornarse traumáticas. Sus estados emocionales y
orgánicos se manifiestan como si estuviera atravesando nuevamente por la
misma situación. De ahí la necesidad de que alguien que acude a Consejería
Pastoral tome conciencia sobre la importancia de someterse a la Sanidad
Interior que proviene de nuestro amado Dios y Padre.
Concluyamos para adentrarnos en los fundamentos: El " Yo" se expresa a
través de la Personalidad. No son diferentes. La Personalidad a su vez se
forma con los conocimientos del "Yo".
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
¿Qué son los fundamentos?
La pregunta que nos asalta ahora es, ¿qué son los fundamentos de la
Personalidad? Son los medios por los cuales recibimos estímulos internos y
externos que contribuyen a la formación de la Personalidad. Representan los
"materiales": componentes, planos, estructuras y pilares de la Personalidad.
1.- La Herencia
Todos los seres humanos traemos una carta de información producto de las
características físicas, orgánicas y glandulares que nos transmitieron
nuestros padres. Las características dan forma a la parte física y biológica
de la Personalidad.
Los padres o quienes tuvieron a su cargo nuestra formación primaria
influyen en nuestra vida con aspectos positivos y negativos. Los primeros
nos estimulan a la imitación a futuro, los segundos se convierten en la
mayoría de los casos en experiencias traumáticas que deben ser sanadas.
Ahora, es necesario aclarar aquí que la Personalidad no se transmite por
herencia de una manera marcada sino ciertos rasgos básicos que pueden ser
modificados por el ambiente que nos rodea. Lo que hacen los progenitores es
servir de modelo básico en la formación incipiente de la Personalidad del
niño.
2.- El Temperamento
Lo podemos definir como el conjunto de particularidades fisiológicas,
morfológicas y glandulares que diferencian a los individuos entre sí,
determinando características particulares de reacción frente a los
estímulos. Todo se relaciona con sus estados internos. Podemos decir que en
el Temperamento es hereditario en alto grado. A él se asocian las
tendencias impulsivas, afectivas y emotivas.
¿Es inmodificable? En absoluto. El Temperamento es susceptible de ser
encausado. No podemos permitir"en nuestra condición de cristianos"que
obre con los parámetros de siempre.
3.- Las Emociones
Las Emociones son hijas legítimas del Temperamento. Constituyen su forma
de expresión. Aquél que educa sus Emociones incide directamente en su
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Temperamento y a la inversa. Las emociones se expresan en ciclos. Se les
denomina "ciclos emocionales" que es menester aprender a conocer y a
manejar.
Las Emociones se pueden conducir. Son susceptibles de " forjar estados de
ánimo positivos" cando llega la depresión o el desánimo, tal como lo leemos
en el texto del apóstol Pablo: "Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús"(Filipenses 4:6, 7).
Cuando nos sometemos al Señor se producen los cambios que por años
anhelamos y que eran imposibles dependiendo de nuestras propias fuerzas.
4.- Los Instintos
Una definición sencilla de los Instintos podríamos orientarla al decir que se
trata de la impulsión natural que domina el comportamiento de un ser
humano. Constituyen una fuerza poderosa que amerita su satisfacción de
una manera imperiosa, por ejemplo el hambre, reaccionar frente al peligro
de muerte y descansar, entre oteros. Son eminentemente algo biológico que
influyen en el Temperamento y a su turno, el Temperamento en los
Instintos.
5.- Los Factores Externos
¿Cuáles son los Factores Externos que influyen en la Personalidad? Hay por
lo menos tres. El primero es el medio ambiente vital, que es la
concatenación de experiencias que ocurren en el individuo desde la niñez y
que le afectan positiva o negativamente en su desarrollo físico, mental y
emocional. Estos incidentes repercuten en su personalidad. Entre ellos
podemos mencionar las manifestaciones de afecto, amor, comprensión y
tolerancia de padres y allegados.
El segundo es el medio ambiente social en el que toman parte la sociedad en
la que nos desenvolvemos y la cultura prevaleciente. Es la realidad con la
cual se enfrenta el ser humano apenas tiene uso de razón; por tal motivo es
necesario que se adapte a las circunstancias que le rodean. Es imperativo,
entonces, que preparemos al niño para asumir las vivencias que pueden ser
positivas o negativas afrontándolas con equilibrio.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 28
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
El tercer y último factor sobresaliente es el medio ambiente ético en
donde priman aspectos morales, la influencia que ejerce la religión y la
formación educativa. Es una fase de suma importancia porque se afianzan
los valores del ser humano.
6.- El Intelecto
Al Intelecto lo definimos como la capacidad de pensar, entender,
comprender y aprender, Unos seres pueden desarrollar más habilidades que
otros, pero eso no significan que tengan mayor desarrollo de inteligencia que
sus congéneres.
El Intelecto o Inteligencia influye y modifica la Personalidad. Aprender a
pensar equivale a aprender a vivir bien.
7.- La Salud Integral
Ante todo en este estudio es necesario tener en cuenta que la Salud
Integral debe ser física, mental y emocional. Cuando se produce un
trastorno de la Personalidad, hay serias fallas en la salud. Es una
enfermedad del alma o de la mente que debe ser atendida ya que pueden
manifestarse como afecciones orgánicas.
8.- Las Experiencias
Se constituyen en la colección de vivencias que el individuo experimenta
durante su existencia, bien sean positivas o negativas y quedan grabadas en
nuestra mente. Aunque no seamos concientes, afectan nuestros actos. Al
revisar el pasado recordamos las imágenes y qué tipo de experiencias
evocan, y a partir de allí es probable corregir la influencia que ejercieron en
nosotros.
8.- El Carácter
El Carácter integra todos los fundamentos de la Personalidad y vendría a
ser como el tronco de un árbol cuyas raíces son las bases que mencionamos
anteriormente. El Carácter al igual que la Personalidad es susceptible de
ser modificado con la ayuda de Dios.
Conocer nuestro mundo interior y lo que representa la Personalidad para
nuestro ser, es esencial para quien ejerce la Consejería Pastoral. Primero,
porque puede abrirse al mover de Dios con el propósito de que aplique los
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
cambios que requiere, y segundo, porque podrá comprender fácilmente qué
ocurre con aquellos que van en su búsqueda en procura de orientación.
Capítulo 4
Los sentimientos: su influencia en nuestro ser
Conocer la vida interior es trascendental en el proceso de identificar
nuestros errores, aplicar correctivos y emprender la renovación personal.
Solo cuando logramos conocernos y se ha producido una sanidad en nuestro
mundo individual podemos dar pasos sólidos hacia la CONSEJERIA
PASTORAL. No se puede concebir un pastor, obrero o líder que pretende
aconsejar cuando su existencia es un caos. Una vez haya orden en su ser
podrá orientar a otras personas.
En cierta ocasión el Señor Jesús se encontraba reunido con sus discípulos y
multitud de personas que lo escuchaban. "Y les decía una parábola:
¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?¿No caerán ambos en el
hoyo?. El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere
perfeccionado, será como su maestro"(Lucas 6:39, 40). La Palabra es
clara: debemos ser sanos para sanar.
Hasta el momento hemos despejado interrogantes en torno a la
Personalidad y sus fundamentos. Hoy nos adentraremos en los sentimientos
y la poderosa influencia que ejercen en nosotros.
En la presentación del libro " The power of pleasant feelings" (El poder de
las sensaciones agradables), escribió Aloysius G. Rego: " Los sentimientos no
nos deben gobernar, nosotros somos quienes debemos gobernar nuestros
sentimientos; los sentimientos negativos deben ser vigilados, frenados y
controlados; los sentimientos positivos deben ser alimentados, fomentados
y desarrollados"para la construcción de una personalidad bien formada ".
Esta faceta del género humano reviste particular importancia porque los
sentimientos vienen a ser controladores en nuestras relaciones
interpersonales, como quiera que en la mayoría de los casos debemos
interactuar con otras personas.
Definamos conceptos
Para entender qué son los sentimientos, es esencial que primero hagamos
diferencia entre Sentimientos y Emociones. Con frecuencia muchas
personas confunden los términos e incurren en un error.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Los Sentimientos toman forma en el mundo interior de cada individuo y son
subjetivos. De manera aislada, los sentimientos no afectan decididamente lo
que hacemos; en cambio, la sumatoria de sentimientos sí está asociada con
las emociones. Éstas son las que determinan si nuestras acciones serán
agradables o desagradables.
Sobre esta base, los sentimientos agradables producen entusiasmo, ánimo,
placer, felicidad, alegría y deleite, entre otras manifestaciones. Los
sentimientos desagradables -a su turno"desencadenan descontento, pesar,
tristeza, aflicción, desaliento y sentido de inferioridad.
Probablemente usted diga: "El asunto es complicado, ¿podrías explicarte un
poco más?". De acuerdo. El propósito del MANUAL DE CONSEJERIA
PASTORAL es que haya claridad en los conceptos. De esta manera su
proceso de acompañamiento a alguien que va en búsqueda de un consejo,
será más eficaz.
Aquí es esencial que comprendamos algo: tanto los Sentimientos como las
Emociones son de carácter afectivo por naturaleza.
Cuando se concatenan varios sentimientos positivos tendríamos un sentimiento general
de bienestar o, por el contrario, de depresión en caso de que se trate de sentimientos
negativos.
DIFERENCIAS ENTRE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
Sentimientos Emociones
Enriquecen nuestra vida y le dan Son necesarias como elemento que
significado. nos estimula a hacer las cosas.
Transforman nuestra cotidianidad en Revisten mayor intensidad.
algo vibrante y con razón de ser.
Pueden fluctuar.
Son transitorios Son de naturaleza más prolongada y
de esta manera aseguran firmeza en
lo que hacemos.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Pueden ser positivos o negativos; Las emociones varían en su especie.
agradables o desagradables.
A través de los sentimientos Las emociones nos conducen hacia
determinamos si algo es placentero o acciones que, previamente,
desagradable para nosotros. consideramos serán apropiadas.
Toman forma en el mundo interior. Determinan nuestras acciones.
Diferencias entre sentimientos y sensaciones
Ahora que dimos unos esbozos encaminados a que hagamos una adecuada
diferencia entre Sentimientos y Emociones, vamos a identificar qué marca
la contraste entre Sentimientos y Sensaciones.
DIFERENCIAS ENTRE SENTIMIENTOS Y SENSACIONES
Sentimientos Sensaciones
No tiene ningún órgano terminal. Puede referirse a órganos terminales
específicos.
Es subjetivo. Se producen en estado consciente. El
individuo queda afectado de una u
otra manera.
El placer o el disgusto pueden ser Son específicas.
producidos por estímulos en cualquier
órgano.
No es posible localizarla. Puede ser localizada en un ser
humano.
Puede ser una reacción a imágenes, Es objetiva.
recuerdos o procesos más elevados
de pensamiento.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Dependiendo de si son agradables o Se manifiestan en nuestras
desagradables, pueden acelerar o expresiones.
disminuir el ritmo del corazón e
influyen incluso en nuestro sistema
digestivo.
¿De dónde provienen los sentimientos?
Los seres humanos nos movemos por sentimientos. En muchos casos no
tomamos conciencia de su existencia a menos que sean fuertes, profundos o
airados, entre otras características. Cuando estamos conscientes de que
están allí, los sentimientos son registrados en billones de células que forman
parte de nuestro sistema nervioso.
Lo curioso del asunto es que en muchas ocasiones, apenas nos consideramos
estimulados por un sentimiento, lo expresamos de un modo o de otro. El
asunto complicado es que muchas veces los manifestamos con alguien que no
es el responsable de que se produzcan en nosotros.
Manifestamos contrariedad contra la persona equivocada, en el momento
equivocado y en el lugar equivocado.
Una pregunta apenas natural: ¿Qué hacer con los sentimientos
desagradables? La recomendación es dejar que haga su tránsito natural por
nuestra vida. ¿Un ejemplo? Alguien pierde a uno de sus progenitores.
¿Acaso no es previsible que experimentará dolor? Por supuesto que sí.
Reprimirlo no conduce a nada. El luto o tristeza y hasta depresión durará un
tiempo, pero pasará. Cuando supera esa situación recobra energías para
seguir adelante.
No podemos desconocer que el sistema de comunicación más desarrollado en
un ser humano son los sentimientos. Revelan quiénes somos en realidad.
Controlando los pensamientos
Una forma práctica de controlar nuestros sentimientos es poniendo freno a
los pensamientos perjudiciales. Sobre esta base, avanzamos hacia un
equilibrio personal cuando ejercemos control sobre los pensamientos.
Imagine por un instante alguien que debe presentarse a una entrevista
previa a la concesión de un empleo. Sobre su mente vienen múltiples
pensamientos: "En aquella reunión se presentarán hombres y mujeres más
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
capacitados que tú", "Tu serás derrotado ", "No estás en capacidad de
asumir un reto de ese género ", "Quien hace la entrevista con solo verte,
sabrá que debe descalificarte". Este conjunto de ideas preconcebidas
inevitablemente conducirán a un sentimiento de temor y sobra decir que las
consecuencias serán impredecibles.
En este caso, ¿qué hizo el sentimiento de temor? Revelar su estado ánimo,
además, si lo permitimos, puede tomar control de lo que haga al reflejarse
en una emoción.
El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera en su carta a los
cristianos de Filipos: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; su hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad"(Filipenses 4:8).
En el libro de Proverbios leemos que "Los pensamientos de los justos son
rectitud...", y también: "Muchos pensamientos hay en el corazón del
hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá"(19:21).
Cuando avanzamos en el proceso de formación hacia la Consejería Pastoral
es necesario que analicemos cuidadosamente de qué manera, quien viene a
pedir orientación, tiene serios problemas son sus sentimientos, sensaciones,
emociones y pensamientos que llevarán a tornar más eficaz el proceso de
acompañamiento.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Capítulo 5
Los sentimientos y su relación con los sentidos, los estímulos y las
actitudes
Con frecuencia llegan a consultar al Consejero Pastoral quienes
experimentan una lucha constante con sus sentimientos. " No puedo
controlarlos" me dijo en cierta ocasión una mujer que no encontraba
coherencia entre aquello que quería hacer y la forma como finalmente
obraba.
Guardando las proporciones, el apóstol Pablo refiere al asunto cuando
escribe: "No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino
lo que aborrezco. Ahora bien, si hago lo que no quiero, estoy de
acuerdo en que la ley es buena; pero, en ese caso, ya no soy yo quien
lo lleva a cabo sino el pecado que habita en mi. Yo sé que en mí, es
decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo
hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero"(Romanos 7:16-19. Nueva Versión
Internacional).
¿Acaso es imposible vencer? ¿Quien viene a nosotros debe irse desalentado
porque no hay nada qué hacer?¿Acaso sus sentimientos lo llevan a enfrentar
cada vez más dificultades para interactuar con los demás?. En absoluto. Lo
que se requiere es emplear los sentimientos de manera constructiva.
En el libro "Cultive sus sentimientos" de J. Maurus, a quien cité en el
capítulo anterior, menciona algunas actitudes que le llevarán a ser mucho
más eficaz en la meta de transformar los sentimientos:
1.- Acepte sus sentimientos, que son una parte suya natural. Experimente
con ellos (hacia el cambio).
2.- Trate de sacar alegría constante de su trabajo.
3.- Tome conciencia de la función de sus sentimientos. Ellos -como un
fusible"le señalan cuando se está rompiendo una relación, que algo debe ser
ajustado o quizá llegar a una concertación en algún aspecto.
4.- Libere sus fuerzas creativas.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
5.- Alégrese de que sus sentimientos ponen en acción lo mejor que hay en
su ser y puede determinar cómo actuar en cada circunstancia: con
delicadeza o valentía.
6.- Los sentimientos dinamizan sus acciones pero guarde prudencia antes
de dejarse mover por ellos, como si se tratara de jueces que señalan sus
acciones para cuestionarlas o aprobarlas.
7.- Permanezca sereno. No reaccione inmediatamente movido por sus
sentimientos.
8.- Sea cuidadoso para no confundir sus sentimientos con el amor.
9.- sea paciente en aquellos momentos en los que se siente desanimado.
Siga sonriendo aunque prefiera estar serio.
"Cultive sus sentimientos", J. Maurus. Pag. 25. Editorial San Pablo, 1993.
Santafé de Bogotá, Colombia.
Educar los sentidos y la percepción
Usted como Consejero Pastoral y, aquellos a quienes atienda, son personas
en proceso de cambio con ayuda del Señor Jesús. En ese orden de ideas,
debe educar positivamente sus sentidos y someterlos a la razón. No
podemos obrar movidos únicamente por el instinto o quizá por las emociones.
Hay que tener en cuenta que los incidentes que impresionan nuestros
sentidos inician un impulso en los terminales sensoriales de los nervios,
llegan al cerebro e inmediatamente nos lleva a tomar conciencia de lo que
está ocurriendo y de su alcances en nosotros. Se producen entonces tres
elementos: percibir, interpretar y dar sentido a las sensaciones.
Es fundamental, entonces, que seamos muy cuidadoso con nuestra forma de
percibir todo lo que ocurre alrededor. Un ejemplo práctico es cuando
alguien nos saluda. De acuerdo a nuestro estado de ánimo (emocional)
podemos percibir que lo hicieron afectuosamente, con desdén o quizá,
fríamente.
¿Cuántas veces hemos reaccionado negativamente porque, aunque nuestro
interlocutor no se lo proponía, percibimos sus pensamientos y palabras como
algo ofensivo? Sin duda, muchas veces. Deducimos entonces que tal vez la
percepción del asunto fue errada...
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Ahora bien, conforme transcurre el tiempo, la percepción se perfecciona y
nos lleva a ser más reflexivos y mesurados al reaccionar.
Al comenzar el libro de los Proverbios, el rey Salomón escribió que tenían un
propósito específico: "... para adquirir sabiduría y disciplina; para
discernir palabras de inteligencia; para recibir la corrección que dan la
prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad; para infundir sagacidad
en los inexpertos, conocimientos y discreción en los jóvenes. Escuche
esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el
entendido..."(Proverbios 1:1-6. NVI).
Reacción frente a los estímulos
Los sentimientos agradables y desagradables están íntimamente
relacionados con nuestras sensaciones y éstas a su vez a lo que producen los
sentidos del ser humano así como la forma como operan en cada uno el
intelecto y la voluntad. Nuestro sentido central procesa las sensaciones que
recibimos y de acuerdo con la percepción que tengamos, determinaremos si
es agradable o desagradable.
Cuando logramos el equilibrio para reaccionar frente a los estímulos, así
alguien se proponga hacernos la vida imposible, es posible que conservemos
la calma tras comprender que las provocaciones externas no deben
movernos a nada.
Un dicho común en Latinoamérica señala que " todo entra por los ojos" y, sin
duda, tiene fundamento. El sentido más importante es el de la visión. Es el
que nos permite tener contacto directo con el mundo que nos rodea.
El Señor Jesús dijo: "El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu
visión es clara,. Todo tu ser disfrutará la luz. Pero si tu visión está
nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es
oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!"(Mateo 6:22, 23. NVI).
Es imperativo pedirle a Dios que nos ayude a reaccionar positivamente
frente a lo que es sano. En muchas ocasiones sólo obramos por lo que vemos
de inmediato y dejamos de lado lo que pudo ocurrir antes o lo que ocurrirá
después.
Viene a mi mente un incidente grave que ocurrió en una familia cristiana:
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
En casa habían alojado a un líder jóvenes de la iglesia. Él asumió la tarea de
acompañar con consejería a uno de los hijos de la pareja que generosamente
le recibió.
En cierta ocasión mientras oraban, el líder y el joven estaban tomados de la
mano y justo en ese instante entró el padre. ¡Imagínese la tormenta que se
desencadenó!
El hombre juzgó únicamente por aquello que vio en ese instante...
Difícilmente aceptó que no tenía suficientes elementos de juicio para
indicar que el líder juvenil era homosexual.
El sentido del tacto es otro elemento de suma importancia que despierta
sentimientos agradables o desagradables. Nos permite expresar afecto o
también desagrado.
A este sentido sumamos otro: el oído. Gracias a él podemos desarrollar el
arte de escuchar, el cual enfocado con la sabiduría que nos otorga Dios,
traerá sensaciones agradables o desagradables.
La actitud del ser humano
En todo proceso de Consejería Pastoral juega un papel determinante el
hecho de que identifiquemos las actitudes de la persona a quien estamos
brindando orientación. Actitud es la inclinación de un individuo hacia algo y
la consecuente reacción. Las actitudes son estimuladas internamente y
también, externamente. Es la tendencia o resolución de una persona a obrar
de determinada manera bajo un conjunto de circunstancias.
Algo sorprendente es que las actitudes ejercen influencia en nuestro cuerpo
y nuestra mente, y hasta tanto lo comprendamos, incurriremos en
fluctuaciones emocionales.
¿En dónde se aprende a asumir una actitud frente a algo? Las actitudes se
asimilan de acuerdo a lo que veamos en casa, entre los miembros de la
familia, lo que observamos en la sociedad e incluso, a través de la
información que recibimos cada día.
La forma o actitud con la que asumamos todo cuanto nos ocurre,
determinará las reacciones.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Un electrodoméstico en casa se descompuso. Llamamos a un técnico para
que lo reparara. Era cristiano evangélico, como nosotros. Aunque el daño en
apariencia era fácil de resolver, resultó complicado.
El hombre recibió el asunto con tranquilidad." No voy a dejar que me venza
ni el desánimo ni la molestia", explicó. A mi esposa y a mi nos sorprendió
porque un año antes, cuando contratamos a alguien que no era creyente en
Jesús para que hiciera una reparación similar, comenzó a lanzar palabras
soeces cuando las cosas no salían como él quería.
¡Qué gran diferencia entre uno y otro! Todo se debía, sin duda, a la actitud.
Si las actitudes positivas gobiernan nuestro ser, actitudes positivas que
proceden de una fe indeclinable de que Dios nos ayudará en cualquier
situación difícil, seguramente no perderemos la tranquilidad con rapidez.
Por el contrario, si nuestra actitud es negativa, interpretaremos todo
cuanto nos ocurre como una provocación y las reacciones, como es natural,
serán negativas...
Capítulo 6
Escuchar: clave de la Consejería Pastoral
Hace algún tiempo leí una nota del periódico en la que se informaba sobre un
servicio muy especial que ofrecía una agencia en España. Consistía en
Consultorios a los cuales acudían las personas para -simplemente"ser
escuchadas.
A decir verdad tenían tantas emociones represadas en su interior, que el
mayor anhelo era encontrar a alguien dispuesto a oírles. Se liberaban de sus
frustraciones, temores, estados de desesperanza, angustia y sinnúmero de
sentimientos que los ahogaban por momentos.
Lo sorprendente es la enorme demanda del servicio. El periodista relataba
que decebnas de personas apartaban cita con antelación.
¿Ha experimentado la sensación de tranquilidad que le embarga cuando
logra descargase de una pesada carga que considera insufrible? Sin duda
que sí. Lo sorprendente es que bastó que alguien estuviera dispuesto a
atenderle y, por supuesto, a interesarse con sinceridad en sus problemas.
El Consejero y su papel cuando escucha
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
La Consejería Pastoral reviste singular importancia para la Iglesia. Los
estudios revelan la existencia de gran número denominaciones en las que
llegan almas con regularidad a los pies de Cristo pero, en breve, abandonan
el lugar. ¿La razón? Adolecen de quien se interese de corazón por los nuevos
convertidos. Pero hay algo más: quienes llegan a las iglesias generalmente
enfrentan problemas y andan en búsqueda de respuestas a sus
interrogantes y, ¡no hay quien los escuche y atienda!.
El Consejero debe preocuparse por las personas. Dios mismo lo manifestó
así cuando se refiere al cuidado que tiene por su pueblo: "Como pastor
pastorea a su rebaño; recoge en brazos a los corderitos, en el seno los
lleva, y trata con cuidado a las paridas"(Isaías 40:11 Biblia de
Jerusalén), y también: "Buscaré la oveja perdida, tornará a la
descarriada, curará a la herida, confortará a la enferma..."(Ezequiel
34:16 Biblia de Jerusalén).
Un ministerio en la iglesia no será eficaz en la medida en que el bienestar de
las almas no representen preocupación en nuestro corazón; si las miramos
con indiferencia, iremos en contravía de una actitud que identificaba al
Señor Jesucristo.
En cierta ocasión "... al desembarcar, vio a mucha gente, sintió
compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y
se puso a enseñarles muchas cosas"(Marcos 6:34 Biblia de Jerusalén).
Una primera tarea, entonces, es sentir compasión por todas las personas
que no tienen a Cristo como su único y suficiente Salvador. De lo contrario,
debemos pedir a Dios en oración por millares hombres y mujeres que parten
a la eternidad sin Jesús el Señor en sus corazones. La segunda tarea,
desarrollar un principio fundamental en nuestra condición de consejeros, y
es aprender a escuchar.
Dominar la tendencia de hablar
Una tendencia común entre quienes ocupamos cierto grado de
responsabilidad o liderazgo en la iglesia, es que hablamos más de lo que
escuchamos.
Es cierto que en los evangelios hallamos diversas escenas en las que el Señor
Jesús es quien asume una actitud proactiva al intervenir, pero hay que
tomar nota del buen número de diálogos que sostenía con las personas, a
quienes escuchaba con detenimiento.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Quiero aludir a dos ejemplos específicos. El primero, el encuentro que
sostiene con una mujer, la samaritana. La historia la ubicamos en el
Evangelio de Juan, capítulo 4, versículos del 1 al 26. La segunda, la breve
aunque profunda conversación que sostuvo con una mujer adúltera. También
se encuentra en el relato de Juan. Quienes deseaban apedrearla, tras la
intervención del Maestro, se alejaron. "... y se quedó Jesús con la mujer,
que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: Mujer, ¿dónde
están?¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. Jesús le
dijo: Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más"(Juan
8:9-11. Biblia de Jerusalén).
Usted y yo tenemos que asumir este principio: permanecer en atenta
escucha.
Cuando nos encontramos frente a alguien que viene en procura de
orientación con fundamento en principios bíblicos, además de amabilidad
debemos expresar el deseo que tenemos de oírle. Hay que darle plena
libertad para que se exprese, sin poner límites, los cuales podrían estar
representados en mirar constantemente el reloj o quizá, preguntar por el
intercomunicador a la secretaria si hay llegado alguien a buscarnos.-
Aunque parezca gracioso, son estrategias que utilizan algunas personas que
se desenvuelven en el campo de la Consejería para hacer entender con
actitudes y gestos, que el tiempo del interlocutor ha terminado o, al menos,
que está llegando a su límite.
Como ya hemos visto una serie de elementos relacionados con el ser humano
y su mundo interior, lo esencial es que usted asuma la disposición de oír a
quien tiene enfrente con el propósito de reunir los elementos de juicio que
le ayuden en el proceso de diagnóstico.
Mientras hable la persona que solicitó aconsejamiento, mírela con
detenimiento y vaya tomando apuntes. Haga el mayor número posible de
anotaciones: me refiero a los hechos y detalles que, aunque luzcan
intrascendentes a primera vista, pueden resultar de significativa
importancia.
Dos métodos de diagnóstico
Cuando estamos tomando anotaciones, es probable que nos hayamos
inclinado por uno de los dos grandes métodos de aconsejamiento.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 41
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Indistintamente de cuál hayamos elegido, allegar el mayor número de
información sobre el entorno y los incidentes que rodean a quien pidió
orientación, es esencial.
Veamos de cuáles métodos hablamos:
1.- Método Directivo o de Direccionamiento.
2.- Método no Directivo.
¿En qué consisten? Vamos a describirlos brevemente. El Método Directivo
es aquella técnica en la cual el Consejero asume un papel similar al del
médico, es decir, toma la información del paciente que obtiene mediante la
formulación de preguntas, hace el diagnóstico con fundamento en su
evaluación y prescribe el remedio. Es una de las más utilizadas en la
Consejería.
El segundo método es el no Directivo. Éste toma elementos del sicoanálisis
cuyo mayor exponente fue el médico austriaco Sigmund Freud. Quien hace
las veces de Consejero escucha al paciente, analiza cada detalle, aplica
principios orientados a comprender la situación por la que atraviesa el
aconsejado, y le ayuda a identificar cuál es la solución más apropiada de
acuerdo con su caso.
¿Cuántas sesiones deben emplearse?
Usted deberá emplear cuantas sesiones considere oportunas. Puede que con
la primera entrevista"la cual generalmente dura entre cuarenta y cinco
minutos o una hora--, considere que tiene todos los elementos necesarios
para orientarle. Sin embargo no olvide que en la Consejería Cristiana"a
diferencia de la sicología"median la oración, la sanidad interior y la
orientación con base en los principios trazados por la Biblia. Por tanto, no
debe apresurarse.
Usted debe estudiar la integralidad del individuo y no permitir que lo
muevan las apariencias. Es importante que tome tiempo para orar por el
asunto y tener claridad respecto al direccionamiento que brindará.
Deberá revisar los apuntes. Lo hará con sumo cuidado. No tenga afán al
hacerlo. De su habilidad en este aspecto depende la eficacia de su trabajo
como ministro cristiano en el área de la Consejería.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Su tarea, al término de este capítulo, es desarrollar con ayuda de Dios el
principio de escuchar. Póngalo en práctica con sus compañeros de trabajo,
con su familia y, en general, con quienes le rodean. Tómese el trabajo de oír
antes de hablar. ¡Se sorprenderá de los resultados!.
Capítulo 7
La necesidad de estar bien
Con la diferencia de los términos utilizados, la persona que tenía frente a mi
revolviéndose las manos con desesperación, estaba repitiendo las palabras
del apóstol Pablo: "Porque yo se que en mí, es decir, en mi naturaleza
débil, no reside el bien; pues aunque tengo el deseo de hacer lo bueno,
no soy capaz de hacerlo. No hago lo bueno que quiero hacer, sino lo
malo que no quiero hacer"(Romanos 7:18, 19. Versión Popular).
Alguien que va junto con su familia a la iglesia en mitad de semana y el día
domingo. Un buen empleado en el taller de mecánica para el que labora. Un
compañero excepcional, en criterio de quienes comparten el sitio de trabajo.
Un vecino con virtudes, distinto de los demás, presto a colaborar.
Sin embargo con raptos de ira, reacciones que dejan sorprendidos a
familiares y amigos: unas veces de temor, otras de agresividad y otras más
de indiferencia, aún cuando el mundo se esté cayendo a pedazos a su lado.
--He pensado en el suicidio; creo que es la única salida. No ha forma de
encuentre paz en mi existencia ."me dijo después que analizamos la situación
con detenimiento.
Volvimos a las páginas de la Biblia. Al fin y al cabo él no había acudido a
nadie distinto que a un pastor, amigo y, para el caso específico que nos
ocupaba, un Consejero Cristiano como lo es usted o quizá está en camino de
serlo.
El Señor Jesucristo dijo hace ya muchos siglos y, nos dice hoy día: "... yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia"(Juan 10:10. Versión Popular).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Dios nos ama. Quiere lo mejor para nosotros. Y sin duda hay algo que quiere
satisfacer en cada uno: la sensación permanente y real de bienestar . Es lo
que todas las personas, si usted realizara una encuesta respecto a qué
desean, le responderían sin dudarlo. ¿A quién no le gustaría vivir a gusto,
sintiéndose bien? Dudo que a alguien o, tal vez, a muy pocas personas.
Necesidades básicas
Cuando alguien busca su ayuda como Consejero Cristiano, es el primer
aspecto que debe considerar: aquélla persona, en lo más íntimo de su
corazón, desea estar bien. ¿Por qué solicitan ayuda? Porque sienten
amenzado el propósito de estar y sentirse bien.
Todo ser humano tiene necesidades sociales, físicas y sicológicas que deben
satisfacerse para que gocen de una buena salud mental. ¿Cuáles son algunas
de ellas? La aprobación por parte de quienes le rodean; sentirse seguro y
con manejo del entorno en el que se desenvuelve; la satisfacción de
conquistar nuevas metas y de realizarse en aquello que desean.
No hay absolutamente que rechace la aceptación de alguien o de un grupo,
en el que se valore apropiadamente su individualidad, se le respete y se le
conciba como alguien digno.
Ahora, entre las necesidades físicas hallamos la de alimentarse, el
bienestar en cuanto a salud y cubrir sus necesidades sexuales (aunque
pareciera que hay quienes consideran que éste no constituye un aspecto que
pueda ser considerado como "necesidad" natural en todo individuo). Y en
último renglón están las necesidades sicológicas entre las que identificamos
el anhelo de felicidad, de ser libre para actuar y de liberar sus capacidades
para alcanzar aquellas metas que guardan en su corazón.
Cuando no logran atenderse los anteriores aspectos y muchos otros que no
enumeré porque haría interminable la lista, se presentan en la persona
estados de tendencia o desequilibrio. Es lo que suele llamarse " un problema
sicológico", y desde la perspectiva cristiana sería una situación de
"desorden" que debe atenderse en la integralidad de su ser involucrando a
Dios, quien nos creó y por tanto, puede obrar la reparación donde quiera que
se hayan registrado dificultades, bien en la parte consciente o inconsciente.
Un mundo único con sus particularidades
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Todo ser humano es alguien único, con una cosmovisión muy particular del
mundo que le rodea y, por tanto, con una forma singular de asumir las cosas.
Hay quienes no se afectan, por ejemplo, si llueve y se desatan relámpagos y
truenos. Otros por el contrario se sienten aterrorizados. El ejemplo nos
señala la individualidad de cada uno y la forma como asume las cosas.
¿Por qué actúan o reaccionan de determinada forma los individuo tan
distintos de otros? Por tres razones en particular: La primera, por
conductas inconscientes; la segunda, por los complejos que subyacen dentro
de si, muchos de los cuales toman forma por experiencias pasadas, y la
tercera, por las expectativas que tienen en cuanto al futuro.
¿Por qué mencionar estas particularidades? Porque cuando usted tenga
enfrente a alguien que busca orientación, esos son los primeros elementos
que debe considerar:
1.- La individualidad de cada cual, con sus componentes físicos y
sicológicos.
2.- Sus condiciones particulares de ver y asumir la vida.
3.- El hecho de que cada uno es un mundo.
Lo que experimenta en el ámbito sicológico una persona, le afecta en la
dimensión física y se puede reflejar en dolores de cabeza, temores en
apariencia injustificados que le generan sudoración o dolor estomacal,
úlceras, asma, fatiga o probablemente alergias.
Su misión: aconsejar acertadamente
¿Comprende la enorme responsabilidad que le asiste? Ante sus ojos esta
alguien muy particular. Debe tomar nota de todos los aspectos que aborda
durante la conversación, identificar detalles, tener claro que
indistintamente de los errores que haya cometido, está buscando ayuda.
En cumplimiento de su misión, en su condición de Consejero se orientará a
disminuir el impacto de las emociones destructivas en el individuo que pide
orientación.
¿Cuáles? Enojo, angustia, ideas preconcebidas de que quitarse la vida es la
única solución. Solo de esta manera podrá pensar con lucidez y encontrará
-con la ayuda y poder de Dios"el camino a la solución del problema que
enfrenta.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 45
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Usted llevará al aconsejado a valorarse como persona, quitándole toda
concepción de que "no vale la pena" y, paso a paso conforme va ayudando a
despejar el estado de ánimo que le asiste, le ayudará a identificar cuál es el
verdadero problema.
Supongamos que alguien consulta porque tiene problemas en el hogar. Su
inquietud es que, desde que está la suegra en casa, tiene problemas
constantes con la esposa. En su criterio, es la esposa con quien tiene
dificultades y por tanto ella es la "culpable".
El asunto, como podrá notarlo con calma, no está en la cónyuge de aquél
individuo sino en la importancia de resolver el verdadero problema: ¿qué
hacer con la suegra que interfiere en la relación de pareja?
En quien consulta usted ayudará a que identifique cuando es el culpable,
asuma la responsabilidad y se comprometa en la búsqueda de alternativas o
salidas a la situación que enfrenta.
Ayudará al asesorado a utilizar sus recursos interiores y a echar mano de
los de Dios en los momentos de crisis. No podrá depender siempre ni del
pastor ni del Consejero.
Hasta aquí hemos avanzado en algo de suma importancia: la relación entre el
Consejero Cristiano y el aconsejado. Hasta tanto tengamos claro que aquella
persona a quien estamos asesorado es sumamente importante, alguien a
quien Dios amó hasta tal punto que envió a su Hijo Jesús a morir por sus
pecados, es improbable que tomemos con responsabilidad el problema que
enfrenta y le encaminemos hacia las soluciones, con fundamento en los
principios bíblicos.
Concluyo este capítulo recordando un hecho anecdótico que junto con mis
compañeros de curso en el Seminario donde cursé la carrera de teología,
nos llevó a dimensionar la enorme responsabilidad que encierra la Consejería
Cristiana.
Fernando, un compañero de asignatura, estaba sumamente emocionado con
los principios de Consejería que estaba recibiendo. ¡Y quería aconsejar a
todo el mundo! Sentía que reunía las capacidades, como persona pero
también como profesional, para brindar orientación.
En cierta ocasión fue a aconsejar a una joven que iba a la iglesia pero
atravesaba por períodos depresivos constantes.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 46
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Fernando hizo gala de todos sus conocimientos e inició el proceso. La joven
que hasta entonces estaba llorando, secó sus lágrimas y dijo: " Ya regreso,
voy al baño". Mi amigo suponía que todo iba bien. " Estoy en camino de ser un
buen consejero", razonaba. Al percatarse que la chica demoraba demasiado,
alertó a sus familiares. Cuando fueron a ver qué ocurría ¡encontraron a la
chica sangrando! Se había cortado las venas.
El remedio, en este caso, resultó peor que la enfermedad. Y aunque lograron
salvar a la joven, es evidente que se requirió tomar una medida salomónica:
cambiar de Consejero...
Cuatro actitudes de las que debemos cuidarnos
Un Consejero Cristiano no es juez de nadie. Es un hombre o mujer al
servicio de la Iglesia y debe reflejar el amor de Cristo cuando desempeña
su labor. No hay nada más chocante que alguien venga en nuestra búsqueda y
respondamos con intolerancia, sin un ápice de comprensión y ayuda por la
situación que atraviesa.
¿Cuáles son las actitudes de las que debemos cuidarnos y por qué? Son en
esencia cuatro:
1.- Actitud Inquisidora: Hace varios años visité el Palacio de la Inquisición
en Lima, Perú. Allí se pueden apreciar las máquinas utilizadas en aquella
época pretérita para torturar y presionar confesiones de personas que eran
inocentes. El problema estribaba en los inquisidores, eran inflexibles.
Un Consejero Cristiano no puede considerar que tiene derecho a juzgar e
incluso, a culpabilizar a quien viene en procura de su orientación.
2.- Actitud Interrogativa: Quien acude a un Consejero Cristiano desea
orientación y, por supuesto, es necesario ampliar la base de la información
formulando algunas preguntas. Lo que no está bien es elevar interrogantes
sobre aspectos privados o íntimos que no vienen al caso y que, generalmente
buscan llenar la curiosidad de quien aconseja. Eso no es ético y menos, está
bien en su labor de servicio a la Iglesia.
No ceda a la tentación. Pregunte sólo lo básico y que usted evalúe, es
necesario para brindar una guía posterior.
3.- Actitud Universalizante: ¿A qué se refiere?, preguntará usted. Me
refiero a quien ejerciendo como Consejero, olvida que cada ser es único e
irrepetible y en muchos casos"sino en todos"sus problemas son distintos de
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
los que enfrenta otra persona. Esa es la razón por la que no debemos creer
que si atendimos a alguien en alguna ocasión, su problema es el mismo y tiene
un tratamiento igual de quien está enfrente. ¡Es un terrible error!.
Quien aspira ser aconsejado no puede ser echado en una "bolsa común". Por
el contrario, merece especial cuidado porque evidentemente su situación es
distinta en todos los órdenes.
5.- Actitud Amonestadora: Hoy día abundan quienes, amparados en su vida
espiritual, se creen con el derecho de andar diciéndole a cada quién cómo
debe actuar. No tienen en consideración su situación específica, sino que
juzgan a priori y dicen las cosas como les vienen a la cabeza. En muchas
ocasiones antes que edificar, generan heridas.
Por esa razón, antes de emitir un consejo, es necesario que hayamos orado
al Señor Jesucristo pidiendo su guía y estemos seguros de que aquello que
recomendamos, esté en consonancia con las Escrituras.
Libros recomendados para ampliar sobre Consejería Pastoral
- "Cultive sus sentimientos", J. Maurus. Editorial San Pablo, 1993. Santafé
de Bogotá, Colombia.
- "Mejorando mis relaciones personales ", tratado. Organización Cristo para
todas las Naciones. Venezuela, 1987.
- "Relaciones Humanas Aplicadas". Ediciones Paulinas. 1987. Santafé de
Bogotá. Colombia
Capítulo 8
La evaluación del grado de madurez del aconsejado
Hemos avanzado de manera significativa sentando las bases de la Consejería
Pastoral. ¿Por qué recién entramos en aspectos de tanta importancia como
la evaluación del grado de inmadurez de una persona y aspectos que
abordaremos en próximos capítulos como complejos y sanidad interior?
Porque brindar acompañamiento a quien solicita orientación no es un trabajo
que debemos tomar a la ligera. Por el contrario, debe obedecer a un proceso
serio, sólido y con objetivos específicos.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 48
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Recordemos que aquellos que asumen el ejercicio de la Consejería Pastoral
deben reunir características esenciales: la primera, ser alguien con quien se
pueda tratar, dueño de una mentalidad abierta -que no se escandalice por el
sinnúmero de situaciones que deberá escuchar por parte de sus
aconsejados--; la segunda, manifestar socialibidad, de tal manera que quien
solicita un consejo encuentre en el Consejero a alguien que humanamente
evalúa las circunstancias; que no está para condenar sino para ayudar.
Una tercera característica es mostrarse asequible, y la cuarta, que reviste
particular importancia, es que demuestre verdadero interés por el problema
de aquél a quien brindará orientación.
Si priman la insensibilidad e indiferencia en el Consejero, su labor no será
eficaz. Además, por su condición de desinterés no reflejará el carácter y el
amor de Cristo que seguramente se manifestaría hacia los demás siendo
sensible a los problemas, ansiedad, frustraciones y anhelos de su
interlocutor.
Conversaciones que revelan mucho
Cuando estamos hablando con la persona que solicitó acompañamiento en
Consejería, las expresiones que utiliza son fundamentales ya que nos
permitirán ir conociendo aspectos que en apariencia pasan inadvertidos y
que están estrechamente relacionados con su grado de madurez o
inmadurez tanto en su personalidad como en su carácter.
Primero, veamos algunas señales de inmadurez que es necesario tomar en
cuenta:
Un carácter explosivo
El aconsejado al relatar aspectos sobre su cotidianidad compartirá acerca
de reacciones explosivas, que se producen con facilidad y en la mayoría de
los casos por asuntos insignificantes. Sin duda nos encontramos con alguien
que no tiene manejo de sus emociones. Lo más probable es que esta
predisposición para responder a lo que considera una provocación, esté
acompañada por la ansiedad e interés que le asisten de resolver aquellas
circunstancias o situaciones que le afectan, con carácter inmediato y sin
importarle que pueda herir a terceras personas.
Un ejemplo específico lo ofrecen quienes se enojan porque su interlocutor
no comparte su forma de ver la vida y espera que"así él haya cometido el
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
error"sea su interlocutor quien admita las fallas. Y en buena parte de los
casos presiones hasta lograr su objetivo. No dan un compás de espera en
procura que los asuntos se solucionen sino que se inclinan por soluciones
rápidas, aunque impliquen imposición de sus opiniones.
Autocompasión
Sin duda ha encontrado en personas que van en procura de su ayuda, a
hombres y mujeres que sienten que todos a su alrededor están en contra y
que son las víctimas inocentes de las circunstancias adversas que deben
enfrentar. Se sienten frustrados porque no logran sus objetivos y atribuyen
tal situación a que todo el mundo conspira en su contra para tornarle un
fracasado.
Dependencia de apoyo
Se manifiesta en quienes, a pesar de sus enormes potencialidades, jamás
asumen un compromiso hasta tanto encuentro voces de estímulo o de apoyo.
Se niegan a los cambios o tal vez a lo desconocido, porque esperan que
puedan compartir responsabilidad con otras personas. Como una tortuga, se
enfrascan en las condiciones difíciles que están alrededor y caen, por tanto,
en constantes períodos depresivos.
Una actitud madura
Hemos visto una cara de la moneda cuando hablamos del grado de madurez e
inmadurez de una persona. Vamos a mirar la perspectiva que nos ofrece
alguien maduro. Hay características que le identifican:
Autosuficiencia
No se trata de la actitud arrogante de quien cree que todo lo puede y
menosprecia a los demás, sino de aquél que conoce cuáles son sus
potencialidades y cuáles son las aptitudes y talentos que tal vez tiene
dormidas y puede desarrollar con ayuda de Dios.
Imagine un competidor que tiene frente así el reto de correr dos kilómetros
en el menor tiempo posible. Si es alguien "autosuficiente" marchará bajo el
convencimiento de que tiene todas las condiciones para lograrlo.
Buenas relaciones interpersonales
Una manifestación evidente en la madurez tanto en el carácter como
personalidad de un individuo, la constituyen sus buenas relaciones
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
interpersonales. Desde la perspectiva cristiana encontramos que se lleva
bien con Dios, consigo mismo y, por tanto, está abierto a una buena
intereactuación con quienes le rodean. Les acepta tal como son y reconoce
que sus fallas, son ante todo humanas y pueden corregirse. Se adapta por
tanto a la sociedad, la cultura y el ambiente que constituyen su entorno.
Autodominio
En la medida que usted habla con alguien que pide ayuda a través de la
Consejería podrá descubrir si evidencia o experimenta falta de autodominio,
es decir, que sabe gobernar sus emociones, así se vean exaltadas por
situaciones ajenas a su voluntad. Le caracteriza el equilibrio, como lo
describe el apóstol Pablo (2 Timoteo 1:7). En síntesis, no se deja mover por
los impulsos.
Aceptación de circunstancias difíciles
Una inclinación natural de todo ser humano es buscar la línea de la menor
resistencia, es decir, hacer el menor esfuerzo posible. Inevitablemente nos
gusta evadir los problemas y si miraran en lo más profundo de nuestro ser,
descubrirían que ansiamos que todo sea fácil, en particular las situaciones
complejas.
Quien ha alcanzado madures no se rinde ante los obstáculos sino que
reconoce que en la vida, así como hay períodos de paz y de éxito, también se
experimentan períodos de sufrimiento, también se presentan adversidades.
Pese a ello no dan margen a un revés espiritual o en sus relaciones
interpersonales.
Interés por el bienestar de los demás
Una última característica que cabe mencionar es el interés que demuestra
alguien maduro, por el bienestar de los demás. Aprende a escuchar y
procura ayudar, en la medida de sus posibilidades, para que situaciones
complicadas puedan ser resueltas.
En el próximo capítulo estudiaremos un aspecto apasionante: el inconsciente
y los mecanismos de defensa. Orientamos nuestros pasos hacia la
identificación de los problemas de fondo y las alternativas que se ofrecen al
aconsejado...
Estoy convencido que no querrá perderse un elemento de tanta importancia
en el proceso de Consejería Pastoral...
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Capítulo 9
Adentrándonos en los mecanismos de defensa
Hay una dimensión de la personalidad que ejerce una poderosa influencia en
el comportamiento humano. Es el inconsciente. A él están estrechamente
ligados los mecanismos de defensa o de escape de las personas.
Para tener una idea clara de lo que significa inconsciente, es necesario que
primero definamos qué es consciente. Es aquella área del ser humano en la
que podemos racionalizar; la dimensión en la que tenemos claridad de qué
está ocurriendo en nosotros y alrededor y también, el por qué ocurre todo
aquello.
Inmediatamente encontramos otra zona que llamaremos preconsciente, la
cual se compone de los conocimientos, experiencias e imágenes que hemos
percibido pero que hemos olvidado temporalmente. Con algo de esfuerzo se
pueden recuperar y traerles a la parte consciente.
Una tercera área es el inconsciente. Es como una enorme bodega en la que
se guardan experiencias que tuvieron lugar incluso en la niñez y que no son
fáciles de recordar. Se trata de impresiones que albergamos en forma de
impulsos, pensamientos incontrolados y recuerdos reprimidos, tanto activos
como impulsivos.
Están ahí pero no emergen a la parte consciente de inmediato. ¿La razón? La
mente es como una inmensa grabadora. Registra todo lo que alguien ve, hace
y experimenta. Aunque pareciera estar detenida, contiene todo un cúmulo
de información que aflora cuando menos lo esperamos.
El Señor Jesucristo, aunque no habló específicamente del consciente o el
inconsciente, dejó sentada una verdad que debemos recordar al abordar
este tema. Él dijo: "De la abundancia del corazón habla la boca. El que
es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el
que es malo, de su maldad saca el mal"(Mateo 12:34b, 35. Nueva
Versión Internacional).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Es evidente que hay un buen número de emociones, sentimientos y pasiones
en apariencia dormidas en cada quien y sin que haya tomado conciencia de su
existencia, pero que ejercen una enorme influencia sobre su conducta.
Es fundamental sanar recuerdos
Con frecuencia el Consejero Pastoral se enfrenta casos sin aparente
explicación, en los que alguien reacciona de manera inexplicable. Solo cuando
se profundiza en el asunto nos damos cuenta que sus actuaciones son
producto de la influencia que recibió en la niñez e incluso, antes de nacer.
Las experiencias quedaron grabadas en su ser y emergen. Por esa razón no
puede definir conscientemente por qué razón obra así.
También hay conflictos dentro del hombre que surgen en medio de la batalla
que libra entre sus deseos y la disciplina que le imponen su religión, su
cultura y la sociedad en la que se desenvuelve.
Ante esta situación puede huir de la realidad o enfrentarla. Quien decide no
enfrentar lo que ocurre consigo mismo acude a mecanismos de defensa que
le permiten resolver superficialmente el conflicto. Puede ser negando,
falsificando o tergiversando la verdad de lo que le ocurre.
Mecanismos de defensa
Sin duda se pregunta, ¿Cuáles son los mecanismos de defensa que operan en
el hombre?. Vamos a describirlos brevemente:
Represión: Mecanismo que se manifiesta olvidando aquello que nos
desagrada. La represión, de manera inconsciente, es acogida por el individuo
para protegerse. Se guarda de los recuerdos que le provocan dolor. En la
mayoría de las ocasiones la represión está asociada a evitar una acción que
generaría un sentimiento de culpa o ansiedad, como por ejemplo, agredir a
alguien así nos esté causando daño.
Desde esta perspectiva, la represión es un mecanismo natural de defensa
que si bien es cierto es utilizada por quienes desean huir de la realidad,
libran a una persona de infinidad de recuerdos que tornarían infeliz su
existencia.
Proyección: Es el mecanismo al que acuden quienes se sienten incómodos por
algún defecto moral o cometer alguna falta, y alivian su sentido de culpa
atribuyendo su mal a otra persona.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 53
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Quien se siente culpable experimenta alivio identificando en otros su propia
debilidad, así su señalamiento no tenga asidero. Así por ejemplo quien está
acostumbrando a engañar asume que son los demás quienes engañan.
También quien enfrenta algún grado de infelicidad considera que los demás
también son infelices.
El mayor problema estriba en que es sumamente complejo ayudar a alguien
que no es consciente de su propia realidad. Generalmente ocurre con quienes
evaden su responsabilidad.
Substitución: Este mecanismo ocurre cuando la persona que enfrenta un
problema con algo o alguien no tiene el valor o quizá la oportunidad de
descargar su enojo contra la situación que despierta su malestar o tal vez la
persona, y proyecta su contrariedad contra una tercera persona. Transferir
sus emociones no hace más que provocar dolor a inocentes. Es así como el
esposo que ha sido tratado mal por parte de su jefe, llega a casa y se
desquita con la esposa o quizá con los hijos.
Sublimación: Este mecanismo de defensa se refleja en quienes enfrentan
instintos e impulsos muy fuertes que no siempre pueden expresar. Acuden
en cambio a liberar esa energía en otras actividades. De esa manera se
sienten satisfechos.
Racionalización: Es el mecanismo a través del cual quien comete un error
alude a razones que justifican su obrar. Bien sea por sus acciones negativas
o por la incapacidad de hacer algo. Todos los seres racionalizan sus actos,
encontrando excusas a favor para eludir la culpa.
Quien se amparan en la racionalización tornan más tolerables las
frustraciones de la vida. Pese a ello, se les impide asumir la realidad. Y es
apenas natural que, cuando no se asume la realidad, no se dan pasos
concretos orientados a resolver la situación.
Fantasía: Este mecanismo de defensa es el preferido de quienes desean
escapar a sus frustraciones y limitaciones, imaginando que son alguien
diferente que sí puede alcanzar desarrollo en diferentes áreas. La fantasía
no se puede negar alivia las frustraciones pero aíslan de la realidad y en
este sentido sí son perjudiciales porque llevan al individuo a vivir en un
mundo de ensueño.
Regresión: Cuando niños no teníamos mayor responsabilidad y eran los
adultos quienes entraban a resolver nuestros problemas. Así, quien acude a
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
este mecanismo de defensa, lo que hace es asumir una posición infantil para
tratar de eludir la situación.
Sus reacciones son ridículas y se manifiestan con gritos o reacciones de mal
humor ante lo que le desagrada. Ocurre generalmente con personas de edad
avanzada.
Compensación: Es un mecanismo de defensa al que acuden quienes
compensan sus limitaciones físicas, sociales o intelectuales desarrollando su
capacidad positiva. Es así como aquellos que no tienen un nivel de
desenvolvimiento intelectual destacado, vuelcan sus esfuerzos a sobresalir
en disciplinas como el arte o tal vez el deporte. Generalmente lo logran.
Identificación: Este mecanismo de defensa opera en quienes quieren
replicar en su vida las características de otra persona. Si considera que
alguien es exitoso en su desenvolvimiento, tratará de asumir elementos de
su personalidad. El problema radica en quienes, pese al paso de los años,
jamás logran identificarse consigo mismos y andan imitando a todos aquellos
que admiran o que despiertan respeto o autoridad en la sociedad, lugar de
trabajo o iglesia.
Una tarea final
La tarea ahora es que usted como Consejero estudie detenidamente cada
uno de estos mecanismos de defensa, utilizado en muchos casos para
escapar de la realidad, y aprender a identificarlos en quienes vienen en
procura de orientación. Sólo de esta manera podremos avanzar en el
proceso de sanidad interior que ocuparán nuestros próximos capítulos.
Capítulo 10
Clasificación de la Consejería
Cuando hemos avanzado en el conocimiento del ser humano aunque, tal como
lo explican las Escrituras quien nos conoce tal como somos es Dios (Salmo
139:2, 4), pasamos a una nueva fase en el proceso de preparación: la
clasificación de la Consejería Pastoral.
Esta clasificación nos indica cuáles son las diferentes opciones por las que
podemos inclinarnos, de acuerdo con el caso específico que estemos
tratando. ¿Cuáles son esas clases de Consejería disponibles?
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 55
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Orientación espiritual
La esencia de la Consejería Pastoral es brindar una orientación espiritual.
No podemos desconocer que, si bien en nuestros procedimientos pueden
existir elementos que tocan las fronteras de la psico-terapia, nuestro
principal cimiento es el Señor Jesucristo y la orientación que brindamos se
encuentra respaldada en las Escrituras.
Por ese motivo cuando alguien viene en procura de ayuda, debemos
aterrizarlo hacia cuál será nuestro direccionamiento: espiritual. Cuando
sentamos bases dejando clara nuestra inclinación, se ahorra mucho camino
porque hay quienes vienen pidiendo consejo pero no tienen el propósito de
reconocer que en algunas de sus actitudes se encierra el pecado y que el
mismo debe ser corregido, conforme lo espera Dios de nosotros.
Aconsejando en un ambiente informal
Generalmente para ofrecer aconsejamiento acudimos a la oficina o quizá, el
templo. No está mal. Sin embargo es recomendable que la conversación -en
lo posible"la sostengamos en un ambiente informal que bien podría ser en un
parque, una cafetería cercana o quizá mientras se toma un helado. ¿Se
pueden tomar allí notas? Por supuesto.
¿Qué ventajas ofrece un ambiente informal? Fundamentalmente que se
rompe el hielo que en muy buena parte de los casos lleva a que las personas
se sientan intimidadas de hablar, porque están en un ambiente eclesial o en
la frialdad de cuatro paredes.
¿Qué hay si el Consejero no tiene facilidad de prestar sus servicios en un
ambiente informal? Puede hacerlo, por supuesto, en su lugar de trabajo pero
siempre ofreciendo al aconsejado interés en sus palabras, un tono amistoso,
una sonrisa amplia y el grado de confianza para que entienda que está
hablando con un amigo.
Brindando apoyo
Quien está frente a nosotros, en procura de una orientación con
fundamento en las Escrituras, es alguien que necesita apoyo. No que
hagamos caer el mundo en contra suya, haciéndole sentir culpable, sino por
el contrario, que le mostremos el camino a seguir para su restablecimiento
personal y espiritual.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
A este género de Consejería Pastoral pareciera referirse el apóstol Pablo
cuando escribió: "Jesucristo murió por nosotros, para que, ya sea
sigamos despiertos o que nos durmamos con el sueño de la muerte
vivamos juntamente con él. Por eso, anímense y fortalézcanse unos a
otros, tal como yo lo estoy haciendo"(1 Tesalonicenses 5:10, 11.
Versión Popular).
Otro autor sagrado recomendó: "...anímense unos a otros cada día,
mientras dura ese "hoy" de que habla la Escritura, para que ninguno de
ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva
rebelde"(Hebreos 3.13. Versión Popular).
Sobre esta base, en los momentos de crisis de alguien que pide ayuda,
nuestra función es brindarle apoyo. Puede constituir una de las primeras
fases del aconsejamiento con el propósito de que encuentre sosiego y
manifieste apertura para la búsqueda de soluciones, con el poder de Dios.
Confrontando al aconsejado con la realidad
Un dicho popular en Latinoamérica y que grafica lo que deseamos ilustrar, se
refiere a que adoptar la posición del avestruz que esconde la cabeza en la
arena, no resuelve los problemas; por el contrario, es confrontándolos como
encontramos las soluciones.
En la Consejería Pastoral esta fase es esencia. Pongo un ejemplo. Llegó a la
oficina alguien que argumentaba, toda su familia era un problema. Tenía
choques con la esposa y cada uno de sus cuatro hijos. Una evaluación del
caso demostró que era aquél hermano en la fe y no sus allegados, quien
representaba el problema. El paso a seguir fue confrontarlo con la realidad
de cara a proseguir con la alternativa para resolver la situación.
¿Recuerda el incidente de Jesús y la mujer samaritana que relata el capítulo
cuatro del evangelio de Juan? Ayudarle a encontrar el camino correcto
implicó que el Maestro la condujera a reconocer su situación: "Jesús le
dijo:--Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. La mujer le contestó:--
No tengo marido. Jesús le dijo:--Bien dices que no tienes marido
porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu marido.
Es cierto lo que has dicho. Al oír esto, la mujer le dijo:--Señor, ya
veo que eres un profeta."(Juan 4:16-19. Versión Popular).
¿Por qué la necesidad de confrontar a alguien? Por quizá el último en
percatarse de sus errores, es quien incurre en ellos como lo anota la Biblia:
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
"¿Quién se da cuenta de sus propios errores?!Perdona, Señor, mis
faltas ocultas!"(Salmo 19:12. Versión Popular).
Nuestra labor se encamina entonces a que, si se trata de un pecado, el
aconsejado afronte la situación en la que ha incurrido, la confiese a dios y,
por último, cambie de actitudes.
Hasta tanto se admira el yerro, no se podrá avanzar en el proceso de cambio
y crecimiento personal y espiritual.
Ahora, usted como Consejero no debe presionar la decisión de quien tiene
enfrente; su función es orientar y señalar el camino, no impulsar a alguien
para que obre de tal o cual manera. Igualmente debe estar preparado para
que se produzca una reacción de enojo o de resistencia a su consejo; no
obstante debe proseguir con prudencia porque su labor es mostrar la senda.
Ofreciendo una alternativa a través de la educación
En cierta ocasión y ante el interrogante de decenas de personas que
reconocieron delante de Pedro sus errores y pecados, él les orientó sobre
qué camino tomar: "Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse,
para que él les borre sus pecados sus pecados, y el Señor les mande
tiempos de alivio, enviándoles a Jesús, a quien desde el principio había
escogido como Mesías para ustedes"(Hechos 3:19, 20. Versión Popular).
Nuestra función en la Consejería Pastoral está orientada a educar a quien
consulta. Es probable que tal persona esté acudiendo a muchas actitudes,
aprendidas en la mayor parte de los casos, que resultan ineficaces. Al
educarle, lo que hacemos es llevarle a tomar conciencia de que sus acciones
y reacciones están desencadenando problemas.
En esencia es una tarea de re-aprendizaje. ¿De qué se trata?
Fundamentalmente de que, aquellos que piden una orientación, aprendan
nuevas formas de pensar y de actuar, conforme lo enseñan las Escrituras,
con el propósito de modelar sanamente su comportamiento. No se trata de
alienar mentalmente sino de llevar a la senda apropiada. Y tal tarea
comienza cambiando nuestra forma de pensar, como lo recomienda el
apóstol Pablo: "... piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno
de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en
todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en
todo lo que merece alabanza"(Filipenses 4:8. Versión Popular).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Si los pensamientos que albergamos en nuestro ser son sanos, nuestra
conducta igualmente será sana.
La terapia de grupo
Cerramos las opciones de aconsejamiento pastoral con las terapias de grupo.
Son apropiadas para personas inmersas en la farmacodependencia,
matrimonios en crisis o grupos de jóvenes.
El mejor ejemplo de su eficacia lo ofrecen los resultados que arroja para los
Alcohólicos Anónimos. Por años han utilizado este método y ha demostrado
validez.
Usted como Consejero no está llamado a encasillarse con un solo método.
Utilice el que considere ajustado a las circunstancias.
Capítulo 11
Hacia la Sanidad Interior
El apóstol Pablo escribió en el primer siglo de nuestra era a los cristianos de
Tesalónica: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean guardados irreprensibles
para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el
cual también lo hará"(1 Tesalonicenses 5:23, 24).
Cuando leemos cuidadosamente el texto encontramos que el propósito
eterno de Dios ha sido el que mantengamos equilibrio en nuestro ser. Cuando
haya alguna descompensación, Dios mismo será nuestro ayudador para
subsanarla. Sobre esta base entendemos que la Sanidad Interior es uno de
los maravillosos planes que Él tiene para nosotros. Conoce nuestros
sufrimientos, expectativas y temores.
¿En qué áreas se produce la Sanidad Interior?
Cuando alguien por factores externos e incluso generacionales, evidencia
algún grado de desequilibrio, es necesario que experimente en su vida la
Sanidad Interior en la cual Jesucristo, como nuestro Señor y guiador, juega
un papel fundamental. La sanidad se opera en tres áreas:
1.- Área Sicológica.
2.- Área Espiritual
3.- Área Física
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
La sumatoria de estas tres áreas constituyen el ser en su integralidad que
es como lo describe el apóstol Pablo: espíritu, alma (gr. Sique) y cuerpo.
Área Sicológica
Aunque la Sicología ha hecho avances de significación en el tratamiento de
alguien que enfrenta algún grado de afección en su Siquis, solamente
Jesucristo puede obrar una sanidad plena e integral.
Jesucristo dijo: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar"(Mateo 11:28) . Con este símil estaba explicando
que temores, delirios, inquietudes y traumas, entre otros, debemos
entregárselos a Él para que ministre la sanidad en nuestro ser.
Los sicólogos ayudan hasta cierto punto, pero no pueden obrar plenamente
hasta en la parte más íntima de una persona. Cristo sí, porque Él mismo
estuvo desde antes de que todo existiera y fue partícipe de nuestra
creación. Él es quien puede sanarnos realmente.
Área Espiritual
El Señor Jesús dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me
ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y
vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el
año agradable del Señor. Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros"(Lucas 4:18-21).
Estas palabras son sumamente reveladoras. Nos muestran al amado Hijo de
Dios en su propósito divino de liberarnos de toda atadura, entre ellas las de
carácter espiritual.
El proceso comienza cuando reconocemos, comprendemos y asumidos el
perdón que Él logró en la cruz de todos nuestros pecados. Todo lo que
hicimos en el pasado queda absolutamente borrado. Delante nuestro se
abren las páginas en blanco de una nueva vida.
Si Dios nos perdonó por el sacrificio redentor de Jesús, ¿por qué seguir
atormentándonos por el ayer?. No tiene sentido.
Asumir que Él ya ganó el perdón (gr. Soso que significa perdón, salvación)
para nosotros, nos libera del sentimiento de culpa que arrastran decenas de
personas en todo el mundo.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Área Física
Cuando leemos los evangelios hallamos que lo primero que hacía el Señor
Jesús era sanar a las personas. Una vez se producía su sanidad física o
emocional, venía la conversión. ¿Extraño? Es posible que sí, desde nuestra
lógica pero no desde la perspectiva de Dios. Para él un ser humano era
importante en su totalidad, no sólo en un Área específica.
Dios entonces planeó desde la eternidad nuestra sanidad física, espiritual y
sicológica. Él nos acompaña en el proceso. Su obrar es perfecto y no dejará
nada a medio camino.
Es probable que a estas alturas del Capítulo se pregunte, ¿cuál es la
diferencia entre la asistencia que se brinda con principios sicológicos y la
ayuda a través de la Consejería Pastoral? En esencia median dos aspectos
diversos. El primero, que la orientación se fundamenta en pautas que traza
la Biblia, y el segundo, que se atiende las personas poniendo particular
énfasis en la oración. ¿Para qué orar? Para que se abran las puertas al trato
del Señor Jesús con quien busca ser sano en su mundo interior.
¿Por qué se producen las heridas en el alma?
Una respuesta directa podría estar encaminada a clarificar que es producto
de las necesidades humanas fundamentales que no se lograron satisfacer
desde la propia niñez. Es en la infancia cuando se produce la consolidación
progresiva de un ser humano y muchos traumas tienen origen en esa etapa
del crecimiento.
A continuación describimos algunas de las necesidades fundamentales:
Protección. Todo infante tiene la necesidad de experimentar la seguridad
que se deriva de padres que protegen, abrigan, cubren y se convierten en
una especie de muro entre el niño y el mundo alrededor. Ahora bien, es
necesario tener en cuenta que protección no puede confundirse con
sobreprotección, que es el otro extremo, fruto de padres que no permiten
que el niño asuma sus propios mecanismos de defensa y asimilación de lo que
ocurren en su entorno.
Elogio. Un niño a quien se le reconocen sus pequeños logros, será en un
futuro alguien que reconozca los logros de los demás. Al pequeño le
enriquece el reconocimiento a sus ejecutorias, por insignificantes que
parezcan.
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Perdón. Cuando a un infante se le perdona"aunque se le haga notar los
errores que cometió"será en el futuro alguien dispuesto al perdón,
comprensivo y tolerante. Nadie perdona más que aquél que ha sido
perdonado. En esta área se presentan muchas dificultades y sinnúmero de
personas arrastran por años un complejo de culpa producto de que antes que
ayuda al incurrir en cualquier falla, se les cuestionó e hizo sentir que no
tenían perdón alguno.
Amor. Este elemento ocupa un lugar preponderante. El primer contacto del
niño con el amor se produce a través de sus padres. Ellos deben
manifestarlo de tal manera que sus hijos aprendan a sentirlo. Quien recibe
amor, puede dar amor; nadie que no ha sido amado puede tener un corazón
amoroso, a menos por supuesto que haya permitido que el Señor Jesucristo
entre en su corazón como Salvador personal.
Hay otras dos necesidades que enumeraremos también: el abrigo y la
confianza.
¿Qué ocurre cuando en un ser no se satisfacen estos factores? Se generan
las condiciones para dos complejos que es de cuidado.
1.- Complejo de Inferioridad.
2.- Complejo de Superioridad.
Alguien con estos complejos tendrá marcadas tendencias a aislarse de los
demás o tal vez, buscar llamar la atención; ser susceptibles, evidenciar una
actitud posesiva; ser perfeccionistas, inclinarse a criticar todo cuanto
hacen los demás o a encontrar supuestos errores en sus semejantes que son
justamente los defectos de comportamiento que él mismo arrastra.
El Consejero Pastoral debe tener sumo cuidado en las entrevistas que
sostiene con quien viene en procura de orientación, con el fin de ir
identificando el perfil y los aspectos a tratar con ayuda de Dios y los
principios que hallamos en las Escrituras.
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Capítulo 12
Heridas del alma que aún no han sanado, ¿qué producen?
Las heridas de nuestra alma y corazón, que todavía no sanan, nos impiden
crecer en los planos personal y espiritual.
Sinnúmero de personas goza de capacitación académica e incluso ministerial;
pese a ello permanecen estancadas. No dan un paso ni adelante ni atrás. ¿La
razón? Dentro guardan conflictos sin resolver, que marcaron sus existencias
y que se constituyen en obstáculos enormes para dar pasos sólidos hacia su
desarrollo.
¿Cuáles son algunas de esas heridas?
Entre las heridas que estudiaremos figuran:
La auto aceptación
¿Ha meditado en el impedimento que representa para hombres y mujeres el
hecho de no aceptarse tal como son? Hay quienes se miran al espejo e
inmediatamente se sobresaltan e incluso rechazan porque no comparten el
que tengan una nariz de tal o cual forma, que tengan unos kilos de más, que
en el rostro muestren presencia de acné, porque son bajitos o tal vez muy
altos.
Hay algo dentro que no les gusta y por años arrastran esa inconformidad
hasta tal punto que se rechazan a sí mismo y mentalmente, cuando analizan
sus actividades, se culpan por que "no sirvo para nada", "con este cuerpo,
¿qué más podría lograr?" Y buen número de apreciaciones erradas que
tomaría mucho tiempo y espacio enumerar?
Una actitud crítica y rechazo
Con frecuencia muchos infantes son el blanco de las críticas de sus padres.
Por alguna circunstancia, hay algo en los chicos que no satisface plenamente
las expectativas de sus progenitores y lo expresan sin tener en cuenta que
cada palabra encierra un poderoso mensaje se guarda en el inconsciente de
cada menor.
También encontramos el caso de madres embarazadas que rechazan el ser
que llevan dentro y manifiestan rabia, antes que amor a la pequeña vida que
se está gestando.
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Una vez avanzan en su proceso de crecimiento, comienzan a aflorar las
consecuencias de la actitud crítica y el rechazo del que fueron víctimas. Sus
reacciones hacia sus semejantes reflejan todo lo que guardan en su
existencia, que fue grabado con letras indelebles por los gestos y palabras
de sus padres.
Inseguridad
Cuando un menor, adolescente o joven no encuentra seguridad en sus
padres, desarrolla en su ser un estado de inseguridad que le impide avanzar
con pasos firmes en cualquier proyecto o empresa. Las relaciones
sentimentales e interpersonales se ven afectadas.
Por el contrario, quienes se edifican en un ambiente seguro y gozan de la
aceptación de sus progenitores, desarrollan en su vida tal seguridad y
pueden brindar a su semejante aceptación, aprobación y comprensión.
Carencia de auto perdón
Dentro de las heridas del alma que persisten y que se convierten en
obstáculos, ocupa un sitial importante el sentimiento de culpa y falta de
perdón que cargan a sus espaldas quienes obraron de alguna manera en el
pasado y reconocen que no estuvo bien.
Un ejemplo es la mujer que cometió un aborto. Con el paso de los años el
sentimiento de culpa se torna más pesado y se rechaza por considerar que
"no debí obrar así".
No se perdonan a sí mismos y por tanto, así se les explique que Dios ya les
perdonó cuando se arrepintieron, no aceptan esta realidad.
Sentimientos de odio y resentimiento
Cuando la persona toma conciencia del daño que le causaron desde la niñez,
tiende a desarrollar en su corazón el resentimiento y odio hacia sus padres,
familiares, personas cercanas y"en las etapas posteriores"compañeros de
trabajo o aquellos con quienes en hechos aislados tuvo una relación
sentimental.
¿Cómo avanzar en el proceso de Sanidad Interior?
El primer paso sin duda, es reconocer que muchos de nuestros pensamientos
y actitudes no están bien, y son el fruto de hechos traumáticos que nos
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acompañan desde la niñez, adolescencia, etapa joven o la adultez. Admitir
que hay un desequilibrio es el mayor reto.
El segundo reviste igualmente mucha importancia. Consiste en elaborar una
lista con haciendo recuento de las escenas, palabras e incidentes que
marcaron nuestra vida. Allí cabe incluir también los aspectos que no nos
gustan de nosotros mismos.
Un tercer paso es aceptar que nuestro Padre es un Dios de perdón, el cual
se hizo realidad en la obra sacrificial del Señor Jesús en la cruz. Allí nos
perdonó todas las culpas.
Gracias a esa misericordia inmerecida, es necesario pedirle a Aquél que todo
lo puede que nos ayude a comprender, aceptar y embargarnos de su amor
ilimitado. Sólo así, cuando abrimos el corazón a su mover poderoso,
podremos perdonar también a otros.
Recordemos que si bien es cierto no podemos viajar en el tiempo hacia los
instantes en que ocurrieron hechos traumáticos en nuestra vida, con el
propósito de resolver los conflictos que se generaron, sí podemos entregar
todos esos sentimientos y emociones -todavía sin sanar"en manos del Señor
Jesucristo para quien no hay tiempo porque Él es eterno. Cuando lo
hacemos, es posible que haya Sanidad Interior.
Una forma práctica es llevar todo el odio, resentimiento, temor, celos,
inseguridad y otras heridas, en oración al amado Hijo de Dios. Siéntalo allí, a
su lado, de qué manera toma en sus manos todas sus frustraciones y dolor.
No olvide que Él dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar."(Mateo 11:28)
Nuestro amado Salvador espera que usted le entrega todo cuanto ha
guardado en su corazón. Una vez lo deposite todo en Sus manos, pídale allí
en oración que comience a sanar todo su ser. Él lo hará, sin duda, porque nos
ama y quiere lo mejor para nosotros ya que dijo: "...yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia."(Juan 10:10 b.)
Cristo Jesús llevó nuestros pecados pero también nuestras enfermedades y
traumas hasta la cruz. Y allí nos hizo libres. Ese es un principio que debemos
grabar en el corazón de quienes vienen en busca de orientación y Consejería.
Y, por supuesto, ayudarles en su proceso de sanidad...
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Capítulo 13
Obstáculos para la Sanidad Interior
El proceso de Sanidad Interior -que personalmente considero el más eficaz
sin que, por supuesto, tenga nada en contra de la sicología como disciplina
psicoterapéutica", puede enfrentar algunos obstáculos que es necesario, de
un lado identificar, y de otro, corregir.
Los impedimentos están representados en la imagen errada que pudiéramos
tener de Dios como autoridad suprema, temor a reconocer que tenemos un
problema, echar la culpa a los demás por los desequilibrios emocionales que
experimentamos, e incluso, la ansiedad que despierta hacer un examen
interior para descubrir qué hay guardado desde nuestra niñez, adolescencia
y período juvenil, que está afectando nuestro presente.
1.- Una imagen errada de Dios
Cuando niños quizá tuvimos un padre intolerante, carente de amor y de
ternura, despiadado y que todo error lo relacionaba con un fuerte castigo y,
además, que no escuchaba cuando queríamos hablarle.
Es el primer contacto que tenemos con una figura paterna y de autoridad,
que en la juventud e incluso edad adulta, homologamos con Dios.
Es probable que consideremos que Él es castigador, que no podemos llegar a
su santa presencia, que está pendiente de pillarnos en una falla para
traernos dolor, que no nos ama y además, no comprende ni los problemas ni
nuestras expectativas.
Esa es la asociación de ideas que hacen millares de personas en todo el
mundo. Para ellos Dios es muy lejano.
Si esa es la situación de la persona a quien usted aconseja, sin duda el
proceso de Sanidad Interior se encontrará boicoteado y es fundamental que
le guiemos para que cambie su imagen del Padre.
La tarea que le asiste como Consejero es tomar el tiempo suficiente,
acompañado de textos bíblicos, para mostrarle las características amorosas
del Dios en el que hemos creído, quien es precisamente el Sanador del ser
en su totalidad.
2.- Temor a decir la verdad
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Una mujer había practicado el aborto. Se deshizo de su criatura en
gestación a los cuatro meses.
¿Sabe qué impedía el que avanzáramos en el proceso de Sanidad Interior?
El temor de esta joven a decir la verdad. Creía que su pecado era tan
terrible, que sin duda yo jamás habría oído algo así. La concepción que tenía
la llevaba además, a tratar -por supuesto, algo imposible"de Dios. " No puedo
decírselo a Él porque me castigaría", repetía una y otra vez.
Igual ha ocurrido, por ejemplo, con un ejecutivo de una agencia de seguros,
casado y con dos hijos, que tenía un enorme temor de confesar que era
homosexual.
Carlos José, otra persona a quien brindamos apoyo a través de la Consejería
Pastoral, se negaba a contar que"tres años atrás y mientras ejercía como
sicario"había dado muerte a dos personas.
Estas personas inconscientemente levantaban muros que impedían dar pasos
sólidos hacia la Sanidad Interior.
¿Qué paso se siguió? Darle confianza a cada uno de ellos para que
comprendiera que, quien perdona los pecados y nos ayuda
sobrenaturalmente a sanar las heridas del alma, es el Señor Jesucristo.
Él es nuestro amigo, quiere ayudarnos y nos guía en el camino para ser
libres.
3.- ¿Quién fue el culpable?
Un tercer obstáculo está representado en el temor de admitir que quizá
fueron sus hermanos, padres, familiares cercanos, vecinos o compañeros de
estudio o de trabajo, quienes provocaron -en muchos casos sin
proponérselo--, una situación traumática que golpea todavía sus vidas.
Reconocer que nos hicieron daños no es culpar. Es, por el contrario, mirar
dentro de nuestro ser en procura de encontrar dónde está el asunto que nos
causa dolor para proceder a arrojarlo de nuestra alma para alcanzar la
libertad que el Señor Jesucristo quiere para nosotros.
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Temor a lo desconocido
Cuando estamos brindando orientación a través de la Consejería Pastoral y
al conocer que como cristianos pediremos al Señor Jesús que nos ayude en
el proceso de Sanidad Interior, es probable que nos pregunte: "¿ Qué puede
ocurrirme?".
Es algo apenas previsible. Todos los seres humanos, en mayor o menor
medida, enfrentamos el temor a lo desconocido.
A su manera, creen que tienen el control de todo, aunque por supuesto,
están equivocados.
Esta es la razón por la que haya quienes, en medio de sus crisis o situación
traumática, sientan relativa comodidad. Simplemente ya se acostumbraron
al sufrimiento y prefieren seguir sujetos a él, que abrir las puertas al mover
de Cristo en su corazón. La realidad es que temen encontrarse con
"sorpresas" al auscultar su ser interior.
Una vez descubrimos que el aconsejado está atravesando por una situación
así, es necesario con paciencia, comprensión y seguridad, despejar todas sus
inquietudes. En particular enfatizar en el hecho de que sólo un auto
examen"con ayuda de Dios"permitirá dejar atrás el sufrimiento producto de
situaciones traumáticas del pasado, y ser libres.
Recuerde que generalmente todo ser humano es producto de una cadena de
sucesos que marcaron su existencia. Y a menos que se produzca la Sanidad
Interior, la cadena proseguirá y golpeará a nuestros hijos, nietos y toda la
generación que se desprenda de nosotros...
En su condición de Consejero cristiano, el reto que tiene es enorme, pero
debe asumirlo. Aquél a quien brinda acompañamiento debe dejar de lado los
temores, encontrar seguridad y abrir su corazón a avanzar en los siguientes
pasos...
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Capítulo 14
Cerrando las puertas abiertas
A Nelly la atendieron todos los médicos imaginables, desde facultativos de
atención general hasta especialistas de la más alta categoría. Ella aducía que
algunos temores o incertidumbre generaban en su cuerpo brotes alérgicos.
La remitieron a un sicólogo, luego a otro y otro más. Nada mejoraba. Un
siquiatra descartó que tuviera problemas cerebrales. Su cuerpo evidenciaba
enrojecimiento y posteriormente amoratamiento.
Finalmente y presa de la angustia, acudió a la iglesia. Un análisis preliminar
llevó a descartar que experimentara hechos traumáticos profundos,
provenientes de la niñez y etapa de juventud.
En medio de las continuas conversaciones, afloró algo a lo que temía
enfrentar: había abierto puertas al ocultismo. Le habían practicado
conjuros, tenía espíritus guía y, además, concertó con un ex marido, un
pacto de sangre. "No lo mencioné antes porque supuse que no tendría mayor
importancia", argumentó.
Como ella, muchas personas han tenido estrecha relación con el ocultismo.
Han practicado algún grado de hechicería. Incluso, incurrir en la lectura
asidua del Tarot o el horóscopo, conducen a la contaminación espiritual. En
la Biblia estas prácticas fueron abiertamente condenadas(Deuteronomio
18:10-12).
Una vez un ente demoníaco anida en la persona, busca generar daño. De ahí
que en muchos casos se produzcan reacciones sicosomáticas.
Una mala utilización de las capacidades
Todo ser humano tiene la capacidad de comunicarse con el mundo
sobrenatural. Y para nadie es desconocido que existen dos mundos: el de la
luz, en donde gobierna Dios (Juan 8:12), y el de las tinieblas, en donde
gobierna Satanás (Efesios 6:12).
Ahora bien, cuando se abren las puertas al mundo de lo oculto, de las
tinieblas, se cede terreno a los poderes demoníacos.
RECOPILADO POR MONICA DE RODRIGUEZ 69
DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Es fácil identificar a quien se encuentra en esta situación. No quieren leer
la Biblia, rechazan toda invitación a congregarse en una iglesia y, además,
desechan toda insinuación de que hagan oración.
¿Qué hacer entonces?
Cuando abordamos la Sanidad Interior en quienes han incurrido en el
ocultismo, quedan dos pasos ineludibles:
1.- Renunciar a los compromisos con el mundo de lo oculto.
Para que tal proceso sea eficaz, es necesario que el aconsejado haga una
lista de las ocasiones en las que tuvo alguna práctica ocultista e identificar
de qué se trato. También reviste importancia que indique con qué frecuencia
lo hizo. La enumeración es fundamental en el momento de avanzar en la
Sanidad Interior.
2.- Recibir a Cristo y permitirle el pleno gobierno de nuestro ser.
Cuando Jesucristo entra a gobernar nuestro corazón, toda fuerza de lo
oculto pierde terreno.
Alguien que abrió las puertas al mundo demoníaco, generalmente encontrará
motivos para no recibir a Jesucristo y expresará renuencia aduciendo que
"cree en el mundo espiritual", ignorando o quizá ocultando que el mundo
espiritual que conoce es el de la maldad.
Al compartirle la Palabra, el Espíritu Santo abre puertas. No olvide que no
es en nuestras fuerzas sino en las de Dios.
Rompa toda cadena ancestral
En su condición de Consejero Cristiano lleve al aconsejado a renunciar a
toda atadura con el ocultismo pero también, que en su oración renuncie a
toda atadura generacional, de tal manera que en el nombre de Jesucristo
cancele todo pacto que sus abuelos, bisabuelos o cualquier otro pariente,
hayan hecho con el mundo espiritual de maldad.
Recuerde que el amado Hijo de Dios es quien obra sanidad interior,
rompiendo toda ligadura, y además, quien cura nuestras heridas
emocionales.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Capítulo 15
Seguimiento al proceso de Sanidad Interior
Así como el proceso de cambio y crecimiento tanto personal como espiritual
es eso, es decir un proceso que no se concluye en un abrir y cerrar de ojos,
también la Sanidad Interior no debe ni puede circunscribirse a una sola
sesión con el Consejero Pastoral.
No podemos olvidar que Satanás trabaja todos los días las veinticuatro
horas, y bien sea que el aconsejado haya estado inmerso en actividades
ocultistas o que su situación particular obedezca a hechos traumáticos,
buscará recordar a la persona sus errores del pasado y las consecuencias
que trajeron, generando condiciones de desánimo y sensación de fracaso.
El apóstol Pablo reconocía que era necesario perseverar en el camino hacia
la superación en todos los órdenes. Por tal motivo escribió: "No quiero
decir que lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo
adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me
alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado;
lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por
alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio
celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo
Jesús"(Filipenses 3:12-14).
El paulatino avance hacia la Sanidad Interior arroja resultados que, al
principio pueden parecer lentos, pero que si están sometidos en manos del
Señor Jesucristo, serán eficaces trayendo transformación al individuo.
Los pensamientos, una fortaleza
Los mayores ataques que tiene todo ser humano en proceso de Sanidad
Interior son los pensamientos. Es en la mente donde se pierden o se ganan
las batallas. Ese es el motivo por el cual usted debe insistir al aconsejado
sobre la necesidad e importancia de tener control de ellos, con ayuda de
Dios.
El apóstol Pablo hizo una recomendación que cobra particular vigencia con
las personas a las que orientamos. Él escribió: "Todo pensamiento humano
lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él, y estamos dispuestos
a castigar toda desobediencia, una vez que ustedes obedezcan
perfectamente"(2 Corintios 10:5).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Nuestro enemigo espiritual, Satanás, quiere echar por tierra el trabajo de
Consejería sembrando derrota en aquellos a quienes estamos guiando en el
proceso. Genera además, ideas que le asocian con un pasado traumático.
Al respecto, debemos instruirle en el sentido de que"siendo libre en
Cristo"debe experimentar una transformación radical en su forma de
racionalizar las cosas, como aconseja el apóstol Pablo: "No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta."(Romanos 12:2).
Es importante, entonces, que reemplace esa perspectiva errada de la vida
con una visión renovada, como lo escribe el autor sagrado en su carta a los
cristianos de Filipos: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad"(Filipenses 4:8).
Sólo cuando le enseñamos al aconsejado sobre la necesidad de dejar de lado
los pensamientos negativos para dar cabida a aquellos que son positivos,
podremos tener tranquilidad plena porque no será presa fácil de los ataques
en procura de vuelva atrás en su Sanidad Interior.
Características que deben rodear al Consejero
Quien asume su compromiso como Consejero debe estar secundado por
cuatro características de suma importancia que le llevarán a ser más eficaz
y oportuno en su labor:
1.- Atento
Sólo una actitud perspicaz nos permitirá identificar los avances,
estancamiento o retroceso que experimenta el aconsejado.
En muchas ocasiones quien acude en procura de orientación y desea superar,
bien hechos traumáticos o las consecuencias que se derivan de su
participación en actividades ocultistas, niegan que estén enfrentando de
nuevo pensamientos obsesivos o ataques de orden espiritual.
Recuerdo el caso de una persona a quien orientamos en el proceso de
Sanidad Interior. Había hecho pacto de sangre con su ex marido y, cuando
por fin se cayó el velo de sus ojos y pudo apreciar la realidad en su
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
verdadera proporción y se apartó de él, la asediaba invocando espíritus que
le producían escozor en todo el cuerpo.
La liberación como tal, tomó varias horas. Pero en los días siguientes no sólo
volvió a acudir a los espíritus en procura de ayuda, sino que el domingo
siguiente, después del culto y, cuando le pregunté cómo seguía, se limitó a
responder: "Muy bien, pastor". Su madre fue la que contó que, por el
contrario, en la noche la despertaban los gritos aterrorizados de la mujer
ya que la asediaban los espíritus de nuevamente.
Estar atento a los cambios en la persona, permitirá identificar en qué
aspectos es necesario hacer mayor énfasis dentro del proceso de Sanidad
Interior.
2.- Perseverancia
La Sanidad Interior implica que haya perseverancia. No podemos suspender
la atención de alguien que está siendo aconsejado, simplemente porque nos
cansamos o creemos que ya "se puede defender solo".
Recuerde que la persona, hasta tanto no cumpla el proceso, es como un bebé
indefenso en medio de un centro comercial lleno de personas. Usted debe
guiarlo hasta comprobar que, en efecto y por el poder de Dios, está libre,
bien y en crecimiento tanto personal como espiritual.
3.- Edificación
Corresponde a quien está adelantando la Consejería Pastoral brindar
orientación permanente con fundamentos bíblicos. En esta tarea se incluye
llevarle a dejar pensamientos y actitudes del pasado y llevarle a adoptar
nuevos principios y valores, sobre la base de que Dios ofrece una nueva
oportunidad de vida.
4.- Estímulo
Es necesario fortalecer la autoestima en el aconsejado. Por esa razón es
importante llevarle a comprender que ha avanzado en el proceso de Sanidad
Interior. Frases como "Tú puedes superar el pasado y cambiar porque no
estás solo, Dios está contigo", son de gran ayuda.
5.- Revisión permanente de los apuntes
No olvide que el Consejero Pastoral debe estar al tanto del proceso,
estancamiento o retroceso del aconsejado. Una forma eficaz de lograrlo es
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
mediante las anotaciones en cada sesión. Constituyen su bitácora. Y debe
consultarlas con frecuencia.
¿Cuál es el propósito? Recordar qué habló con la persona en la última
reunión; citas bíblicas que utilizó en la orientación; identificar de qué
maneja el aconsejado está aplicando las enseñanzas; reconocer cuáles son
los puntos débiles en la Sanidad Interior así como las fortalezas.
Los temas bíblicos de aconsejamiento que vaya a utilizar en cada caso, debe
tenerlos claros desde antes de comenzar la sesión.
Capítulo 16
Rompiendo pactos y los recuerdos traumáticos
Hasta el momento hemos insistido en la importancia de tener un seguimiento
cuidadoso del aconsejado en el proceso de Sanidad Interior. Tampoco
conformarnos con unas pocas sesiones sino persistir hasta llevarlos, en el
poder de Jesucristo, a una libertad plena.
El Consejero deben guiarle a cerrar todas las puertas abiertas a Satanás en
las diferentes áreas de su vida. Incluso, en el proceso es probable que
hallemos portillos que no imaginábamos. La persona había guardado silencio
por temor o quizá espero hasta tener un grado de confianza suficiente para
compartir todas sus inquietudes.
No es fácil vivir en un mundo sin Cristo
Para quienes caminamos de la mano del Señor Jesucristo, vivir en un mundo
caído donde prevalece el pecado en todos los órdenes, no es fácil. Pese a
ello, nuestro compromiso es vencer por encima de las circunstancias y
enseñar al aconsejado a sobreponerse a los obstáculos que seguramente
encontrará a cada paso. Es esencial que desarrolle confianza en Dios.
En procura de que avance en el proceso es imperativo enseñarle que todo su
pasado, incluyendo pecados y errores que haya cometido en el orden
conductual y de pensamientos, el Señor Jesús lo llevó y dejó en la cruz
(Colosenses 2:13-15.
Si toma conciencia de lo maravilloso que ocurrió en su existencia, puede dar
un nuevo paso consistente en la renuncia a todo pacto o juramente que
haya hecho con el ocultismo.
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
En cierta ocasión junto con dos pastores más ministramos liberación a una
joven de dieciséis años que había hecho pacto con Satanás. El diablo le
insistía que tal pacto no se podía romper. En desarrollo de la ministración
comprendió la grandeza que había ocurrido con su existencia gracias a la
muerte sacrificial de Jesucristo y su resurrección gloriosa. Y ¡rompió todo
pacto en el nombre de Jesús!. Fue libre.
El amado hijo de Dios dijo: "Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes
serán verdaderamente libres."(Juan 8:36. Versión Popular ). El apóstol
Pablo hizo además el siguiente comentario: "Ustedes, hermanos, han sido
llamados a la libertad."(Gálatas 5.13. Versión Popular) .
Renunciando a los recuerdos
Quien está viviendo el proceso de Sanidad Interior no solamente deben
renunciar a todo pacto con el ocultismo sino además, a sus recuerdos del
pasado.
Aunque parezca insólito, hay quienes se afierran a escenas traumáticas
ocurridas en el pasado. Constituyen su pretexto para vivir amargadas
culpando a los demás por sus tristezas y fracaso.
Por tanto se le debe confrontar con la realidad . Que tome conciencia de que
si persiste en una actitud así, jamás será libre.
Una sugerencia práctica es que le ayudemos a elaborar un listado de los
recuerdos dolorosos y que, en oración, vaya entregándolos uno a uno al
Señor Jesús quien dijo: "Vengan a mí los que estén cansados y
agobiados, que yo los haré descansar. Acepten la misión que les doy y
aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán
descanso. La misión que les doy es agradable y la carga fácil de
llevar."(Mateo 11:28-30. "Nuevo Testamento: La Palabra de Dios para
todos").
Sin duda alguna el propósito de Dios es la sanidad de nuestra alma y que
permanezcamos en ese estado de equilibrio, inclinados hacia el crecimiento
personal y espiritual. Así lo dejó claro el apóstol Pablo cuando escribió:
"Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente
santos, y les conserve todo su ser, espiritual, alma y cuerpo, sin
defecto alguno para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los
llama es fiel y cumplirá todo esto."(1 Tesalonicenses 5:23, 24).
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DIPLOMADO EN CONSEJERIA PASTORAL FAMILIAR
Es nuestro amado Hacedor quien nos concede la paz que tanto anhela el
corazón. Él es quien hace posible ese proceso. En nuestras fuerzas no
podemos lograrlo. Tampoco por muchas capacidades que tenga usted en su
condición de Consejero Pastoral.
Por supuesto, Satanás, nuestro adversario más aguerrido, buscará que haya
pensamientos acusatorios. De hecho él siempre lo ha hecho, como leemos en
el libro de Apocalipsis: "Entonces oí una voz fuerte en el cielo, que
decía: "Ya llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Mesías; porque ha sido expulsado el acusador de
nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro
Dios."(Apocalipsis 12:10. Versión Popular).
Sin duda el Creador quiere obrar salvación espiritual, física y sicológica en
todas las personas. Y romper ataduras con el ocultismo y con los recuerdos
traumáticos forma parte de tales pasos que debemos orientar para que siga
el aconsejado.
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