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Clementina: Libertad y Autodescubrimiento

Arturo y Clementina son dos tortugas que se enamoran. Clementina quiere viajar y aprender nuevas habilidades como tocar la flauta o pintar, pero Arturo se burla de sus ideas y en su lugar le compra objetos como un tocadiscos, un cuadro y una vitrina que llenan su casa. Con el tiempo, la casa se convierte en un rascacielos lleno de objetos que no le permiten moverse. Un día, Clementina decide irse de paseo y descubre que es feliz explorando por su cuenta.
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Clementina: Libertad y Autodescubrimiento

Arturo y Clementina son dos tortugas que se enamoran. Clementina quiere viajar y aprender nuevas habilidades como tocar la flauta o pintar, pero Arturo se burla de sus ideas y en su lugar le compra objetos como un tocadiscos, un cuadro y una vitrina que llenan su casa. Con el tiempo, la casa se convierte en un rascacielos lleno de objetos que no le permiten moverse. Un día, Clementina decide irse de paseo y descubre que es feliz explorando por su cuenta.
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Arturo y Clementina(Texto Adela Turn /

Ilustracin Nellia Bosnia / Editorial


LUMEN)

Un hermoso da de primavera, Arturo y Clementina, dos jvenes y hermosas tortugas,


se conocieron al borde de un estanque. Y aquella misma tarde descubrieron que estaban
enamorados.

Celmentina, alegre y despreocupada, haca muchos proyectos para su vida futura


mientras paseaban los dos a orillas del estanque y pescaban alguna cosilla para la cena.

Clementina deca: Ya vers qu felices seremos. Viajaremos y descubriremos otros


lagos y otras tortugas diferentes, y encontraremos otra clase de peces,, y otras plantas
y flores en la orilla, ser una vida estupenda! Iremos incluso al extranjero Sabes una
cosa? Siempre he querido visitar Venecia
Y Arturo sonrea y deca vagamente que s.

Pero los das transcurrieron iguales al borde del estanque. Arturo haba decidido pescar
l solo para los dos, y as Clementina podra descansar. Llegaba la hora de comer, con
renacuajos y caracoles, y le preguntaba a Clementina: Cmo ests, cario? Lo has
pasado bien? .

Y Clementina suspiraba: Me he aburrido mucho! Todo el da esperndote! .

ABURRIDO! , gritaba Arturo indignado.Dices que te has aburrido? Busca algo que
hacer. El mundo esta lleno de ocupaciones interesantes. Slo se aburren los tontos!

A Clementina le daba mucha vergenza ser tonta, y hubiera querido no aburrirse tanto,
pero no poda evitarlo.

Un da, cuando volvi Arturo, Clementina le dijo: Me gustara tener una flauta.
Aprendera a tocarla, inventara canciones, y eso me entretendra.

Pero a Arturo esa idea le pareci absurda: TU! Tocar la flauta, t? Si ni siquiera
distingues las notas! Eres incapaz de aprender. No tienes odo.

Y aquella misma noche, Arturo compareci con un hermoso tocadiscos, y lo at bien a


la casa de Clementina, mientras le deca: As no lo perders Eres tan distrada!
Clementina le dio las gracias. Pero aquella noche, antes de dormirse, estuvo pensando
por qu tena que llevar a cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta
ligera, y si era verdad que no hubiera llegado a aprender las notas y que era distrada.

Pero despus, avergonzada, decidi que tena que ser as, puesto que Arturo, tan
inteligente, lo deca. Suspir resignada y se durmi.

Durante unos das, Clementina escuch el tocadiscos. Despus se cans. Era de todos
modos un objeto bonito, y Clementina se entretuvo limpindolo y sacndole brillo. Pero
al poco tiempo volvi a aburrirse. Y un atardecer, mientras contemplaban las estrellas.
A orillas del estanque silencioso, Clementina dijo: Sabes, Arturo, algunas veces veo
unas flores tan bonitas y de colores tan extraos, que me dan ganas de llorar Me
gustara tener una caja de acuarelas y poder pintarlas.

Vaya idea ridcula! Es que te crees una artista? Qu bobada! Y rea, rea, rea
Clementina pens: Vaya, ya he vuelto a decir una tontera. Tendr que andar con
mucho cuidado o Arturo va a cansarse de tener una mujer tan estpida.

Y se esforz en hablar lo menos posible.

Arturo se dio cuenta enseguida y afirm: Tengo una compaera aburrida de veras. No
habla nunca y, cuando habla, no dice ms que disparates.

Pero deba sentirse un poco culpable y, a los pocos das, se present con un paquetn:
Mira, he encontrado a un amigo mo pintor y le he comprado un cuadro para ti.
Estars contenta, no? Decas que el arte te interesa. Pues ah lo tienes. Atatelo bien
porque, con lo distrada que t eres, ya veo que acabars por perderlo.

La carga de Clementina aumentaba poco a poco. Un da se aadi un florero de


Murano: No decas que te gustaba Venecia? Tuyo es. Atalo bien para que no se te
caiga, eres tan descuidada!

Otro da lleg una coleccin de pipas austriacas dentro de una vitrina.

Despus una enciclopedia, que haca suspirar a Clementina: Si por lo menos supiera
leer!

Lleg el momento en que fue necesario aadir un segundo piso a la casa de Clementina.

Clementina, con la casa de dos pisos a sus espaldas, ya no poda ni moverse. Arturo le
llevaba la comida y esto le haca sentirse importante: Qu haras t sin m? Claro!
suspiraba Clementina. Qu hara yo sin ti?.

Poco a poco, la casa de dos pisos qued tambin completamente llena. Pero ya tenan la
solucin: tres pisos ms se aadieron ahora a la casa de Clementina.
Haca mucho tiempo que la casa de Clementina se haba convertido en un rascacielos,
cuando una maana de primavera decidi...que aquella vida no poda seguir ms
tiempo.

Sali
sigilosamente de la casa y se dio un paseo: fue muy hermoso, pero muy corto. Arturo
volva a casa para el almuerzo, y deba encontrarla esperndole. Como siempre.

Pero poco a poco el paseto se convirti en una costumbre y Clementina se senta cada
vez ms satisfecha de su nueva vida. Arturo no saba nada, pero sospechaba que ocurra
algo: De que demonios te res? Pareces tonta, le deca.
Pero Clementina, esta vez, no se preocup en absoluto. Ahora sala de casa en cuanto
Arturo volva la espalda. Y Arturo la encontraba cada vez ms extraa, y encontraba
cada vez la casa ms desordenada, pero Clementina empezaba a ser verdaderamente
feliz y las regainas de Arturo ya no le importaban.

Y un da Arturo encontr la casa vaca.

Se enfad muchsimo, no entendi nada y, aos ms tarde, segua contndoles a sus


amigos: Realmente era una ingrata la tal Clementina. No le faltaba nada. Veinticinco
pisos tena su casa, y todos llena de tesoros!

Las tortugas viven muchsimos aos, y es posible que Clementina siga viajando feliz
por el mundo. Es posible que toque la flauta y haga hermosas acuarelas de plantas y
flores.
Si encuentras una tortuga sin casa, intenta llamarla: Clementina, Clementina! . Y si te
contesta, seguro que es ella.

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