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Imitación e Insubordinación de Género

Este documento presenta las reflexiones de Judith Butler sobre teorizar como lesbiana y sobre las categorías de identidad sexual. Butler expresa su ansiedad sobre "ser" homosexual y sobre las teorías lesbianas, ya que las categorías de identidad tienden a ser instrumentos de regulación. Argumenta que la afirmación de la identidad implica una totalización provisional del yo que excluye parte de lo que constituye al yo. Por lo tanto, salir del closet produce nuevas zonas de opacidad en lugar de revelación transparente. Butler ve valor en este aplazamiento infinito del significado de la identidad gay
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Imitación e Insubordinación de Género

Este documento presenta las reflexiones de Judith Butler sobre teorizar como lesbiana y sobre las categorías de identidad sexual. Butler expresa su ansiedad sobre "ser" homosexual y sobre las teorías lesbianas, ya que las categorías de identidad tienden a ser instrumentos de regulación. Argumenta que la afirmación de la identidad implica una totalización provisional del yo que excluye parte de lo que constituye al yo. Por lo tanto, salir del closet produce nuevas zonas de opacidad en lugar de revelación transparente. Butler ve valor en este aplazamiento infinito del significado de la identidad gay
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Imitacin e insubordinacin de gnero

Judith Butler
Ms all de la repeticin fsica y de la repeticin fsica o metafsica,
hay una repeticin ontolgica?... Esta ltima repeticin, este lti-mo teatro,
rene todo de una cierta manera; y de otra manera, des-truye todo;
e incluso de otra manera, selecciona de todo.
Gilles Deleuze
Teorizar como una Lesbiana?
Al principio pens en escribir otro tipo de ensayo, con un tono filosfico, sobre el "ser" de
ser homosexual. La perspectiva de ser algo, hasta por un sueldo, siempre me ha producido
una cierta ansiedad, pues "ser" gay o "ser" lesbiana parece algo ms que un simple mandato
para convertirme en alguien o en algo que ya soy. Y de ninguna forma calma mi ansiedad
decir que eso es "parte" de lo que soy. Al escribir o hablar como una lesbiana, se revela la
paradjica apariencia de este "yo", que no parece verdadero ni falso. Pues es una
produccin, generalmente en respuesta a una demanda, para hacerse visible (come out) o
escribir en nombre de una identidad que, una vez producida, funciona a menudo como un
fantasma polticamente eficaz. No me siento a gusto con "las teoras lesbianas o las teoras
gays", ya que, como he sostenido en otra parte [4], las categoras de identidad tienden a
ser instrumentos de regmenes regulativos, ya sea como categoras normalizadoras de
estructuras opresivas o como puntos de reunin para una dis-puta liberadora de esa misma
opresin. Esto no quiere decir que no vaya a aparecer en situaciones polticas bajo el signo
de les-biana, pero preferira no tener en claro el significado de ese sig-no. Entonces no
queda claro cmo es que puedo contribuir a este libro y aparecer bajo su ttulo, pues l
anuncia un conjunto de trminos que me propongo impugnar. Un riesgo que corro es ser
recolonizada por el signo bajo el que escribo, y por eso es que quiero tematizar este riesgo.
Proponer que la invocacin de la identidad es siempre un riesgo no implica que la
resistencia a ella sea siempre o slo sintomtica de una homofobia que uno se in-flige a s
mismo. En efecto, una perspectiva foucaultiana podra sostener que la afirmacin de "la
homosexualidad" es una exten-sin del discurso homofbico. Y no obstante "el discurso",
escri-be l en la misma pgina, "puede, a la vez, ser instrumento y efec-to de poder, pero
tambin obstculo, tope, punto de resistencia y de partida para una estrategia opuesta[5].
De manera que soy escptica sobre el modo en que el "yo" es determinado mientras opera
bajo el signo lesbiano, y no me sien-to ms a gusto con aquellas definiciones normativas
ofrecidas por otros miembros de la "comunidad gay o lesbiana" que con su de-terminacin

homofbica. Estoy en permanente conflicto con las categoras de identidad,


considerndolas como topes invariables, y entendindolas, incluso promovindolas, como
sitios de con-flicto necesario. En realidad, si la categora no fuera conflictiva, dejara de ser
interesante para m: es precisamente el placer pro-ducido por la inestabilidad de estas
categoras que sostienen las diversas prcticas erticas lo que me hace, en principio, una
candidata para la categora. Instalarme dentro de los trminos de una categora de
identidad sera como volverme en contra de la sexualidad que aquella pretende describir; y
esto podra ser verdad para cualquier categora de identidad que busca controlar el mismo
erotismo al que proclama describir y autorizar, mucho menos "liberar".
Y lo que es peor, no entiendo la nocin de "teora" y no estoy interesada en ser su
defensora, mucho menos en ser sealada como parte de una lite de la teora gay/ lesbiana
que busca establecer la legitimacin y la domesticacin de los estudios de gays y lesbianos
dentro de la academia. Hay una distincin dada de antemano entre la teora, la poltica, la
cultura y los medios? Cmo operan estas divisiones para controlar una cierta escritura
intertextual que bien podra generar mapas epistmicos completamente diferen-tes? Pero
estoy escribiendo aqu y ahora: es demasiado tarde? Puede esta escritura, puede alguna
escritura, rechazar los trmi-nos por los que es apropiada a pesar de que, hasta algn punto,
el mismo discurso colonizador permite o produce este tope, esta re-sistencia? Cmo
cuento la paradjica situacin de esta depen-dencia y este rechazo?
Si la misin poltica es mostrar que la teora nunca es simple-mente teora, en el sentido de
contemplacin sin compromiso, e insistir que es completamente poltica {phronesis o
incluso praxis), entonces, por qu no simplemente llamar a esta operacin polti-ca, o
alguna permutacin necesaria de ella?
He comenzado con confesiones de inquietud y una serie de denegaciones, pero quiz queda
en claro que denegar, que no es una actividad simple, ser lo que tengo para ofrecer como
una forma de resistencia afirmativa a una cierta operacin regulativa de homofobia. El
discurso de "hacerse visible" ha servido clara-mente a sus propsitos, pero cules son sus
riesgos? Y no estoy hablando de desempleo o ataque pblico o violencia, que estn clara y
ampliamente en aumento contra aquellos que son percibidos como estando "afuera", sea
o no ste su propio designio. El "suje-to" que est "afuera", est libre de sujecin y
finalmente de sos-pecha? O podra ser que la sujecin que subjetiva al sujeto gay o
lesbiano de alguna forma sigue oprimiendo, u oprime de un modo ms insidioso, una vez
que "el afuera" (outness) ha sido procla-mado? Qu o quin es esto que est "afuera",
hecho visible y completamente descubierto, cuando y si me revelo a m misma como
lesbiana? Qu es esto que ahora es conocido? Qu queda permanentemente oculto por
el acto lingstico que ofrece la pro-mesa de una transparente revelacin de la sexualidad?
Puede la sexualidad permanecer como tal una vez que se ha sometido aun criterio de
transparencia y descubrimiento, o deja de ser sexuali-dad cuando la apariencia de una
explicitacin total se ha alcanzado? [6] Es la sexualidad de cualquier tipo posible sin esa

opacidad designada por el inconsciente, que significa simplemente que el "yo" consciente,
quien estara dispuesto a revelar su sexualidad, es quizs el ltimo en saber el significado
de lo que dice?
Afirmar que esto es lo que yo soy implica proponer una provi-sional totalizacin de este
"yo". Pero si el yo puede determinarse a s mismo, entonces lo que excluye para realizar
esta determina-cin es constitutivo de la determinacin misma. En otras pala-bras, tal
afirmacin presupone que el "yo" excede su determina-cin e incluso produce este mismo
excedente en y por el acto que busca agotar el campo semntico del "yo". En el acto que
descu-brira la verdad y el contenido de ese "yo", se produce un radical ocultamiento.
Siempre es confuso lo que se quiere decir cuando se invoca el significante lesbiano, no slo
porque su significacin est fuera del control de uno, sino tambin porque su especifici-dad
slo puede ser demarcada por exclusiones que regresan para desbaratar su declaracin de
coherencia. Qu es lo que tienen en comn las lesbianas, si algo tienen en comn? Quin
decidir esta cuestin? y en nombre de qu? Si yo proclamo ser una les-biana, yo "me hago
visible" slo para producir un closet nuevo y diferente. El "t" ante el cual me hago visible
ahora penetra en una distinta regin de opacidad. En efecto, el lugar de la opacidad es
simplemente desplazado: antes no sabas si yo "era", pero aho-ra no sabes lo que eso
significa, lo que quiere decir que la cpula est vaca, que no puede ser sustituida por un
conjunto de descripciones [7]. Tal vez esta situacin es valiosa. Convencionalmente, uno
sale del closet (y sin embargo, cun a menudo se da el caso de que "salimos" cuando somos
jvenes y sin recursos?); entonces salimos del closet, pero para ir adnde? a un nuevo
espacio sin lmites? la pieza, el estudio, el tico, el stano, la casa, el bar, la universidad, o
algn nuevo lugar de encierro cuya puerta, como la de Kafka, produce la expectativa de aire
fresco y luz que nunca se realiza? Curiosamente, la figura del closet es la que produce esta
expectativa y la que garantiza su insatisfaccin. Pues estar "afuera" siempre depende hasta
cierto punto de estar "adentro"; gana su significado dentro de esta polaridad. Por lo tanto
el hecho de estar "afuera" debe producir el closet una y otra vez para mantenerse como
"afuera". En este sentido, el afuera slo puede producir una nueva opacidad; y el closet
produce la promesa de una revelacin que puede, por definicin, no realizar-se nunca. Es
de lamentar este infinito aplazamiento de la revela-cin de "lo gay" (gayness), producido
por el acto mismo de "ha-cerse visible"? O es valioso este aplazamiento del significado, un
sitio para la produccin de valores, justamente porque el tr-mino adquiere una vida que
no puede ser, nunca puede ser, per-manentemente controlada?
Es posible sostener que mientras las "lesbianas" y los "gays" no ofrezcan una revelacin
transparente o completa, habra un imperativo poltico para usar estos errores necesarios
o catego-ras equivocadas, por as decirlo (lo que Gayatri Spivak podra llamar operaciones
de "catacresis": usar un nombre propio inapropiadamente [8]), con el fin de reunir y
representar a un grupo poltico oprimido. Claramente, no estoy legislando contra el uso del
trmino. Mi problema es simple: qu uso ser legislado y qu juegos se producirn entre
legislacin y uso de tal manera que los usos instrumentales de "identidad" no se conviertan

en imperativos de regulacin? Si ya es cierto que las "lesbianas" y los "gays" han sido
tradicionalmente designados como identida-des imposibles, errores de clasificacin,
desastres antinaturales, dentro de los discursos mdico-jurdicos, o, lo que tal vez es lo
mismo, el paradigma de lo que reclama ser clasificado, regulado y controlado, entonces
quizs estos sitios de ruptura, error, confu-sin y conflicto pueden ser puntos de reunin
para una resistencia a tales formas de clasificar e identificar.
El problema no es reconocer o negar la categora de gay o lesbiana, sino ms bien por qu
la categora se ha vuelto el sitio de esta eleccin "tica"? Qu significa reconocer una
categora que slo puede sostener su especificidad y coherencia practican-do antes una
serie de negaciones? Transforma esto al "hacerse visible" en un reconocimiento de la
negacin, esto es, una vuelta al closet disfrazada de una huida? No es algo como la
heterosexualidad o la bisexualidad que es negada por la categora, sino un conjunto de
cruces prcticos y de identificacin entre estas categoras que ofrece la diferenciacin de
cada sospechoso. No es posible sostener y perseguir objetivos e identificaciones
heterosexuales dentro de las prcticas homosexuales, e identificacio-nes y objetivos
homosexuales dentro de las prcticas heterosexua-les? Si la sexualidad debe ser revelada,
cul va a ser la verdadera determinacin de su significado: la estructura de la fantasa, el
acto, el orificio, el gnero, la anatoma? Y si la prctica involucra una compleja interaccin
de todas ellas, cul de estas dimensio-nes erticas vendr a representar la sexualidad que
todas requie-ren? Es la especificidad de una experiencia, un deseo o una sexua-lidad
lesbiana lo que la teora lesbiana necesita dilucidar? Estos esfuerzos slo han producido un
conjunto de disputas y negacio-nes, que debera por ahora dejar en claro que no hay
necesaria-mente elementos comunes entre las lesbianas, excepto tal vez que todas
sabemos algo de cmo funciona la homofobia contra las mujeres, aunque, incluso en este
punto, el lenguaje y el anlisis que usamos difieren.
Sostener que hay una especificidad en la sexualidad lesbiana ha parecido un contrapunto
necesario frente a la afirmacin de que esa sexualidad es solamente heterosexualidad
eliminada, o de que es derivada, o de que no existe. Pero tal vez la afirmacin de
especificidad, por un lado, y la afirmacin de derivacin e inexistencia, por el otro, no son
tan contradictorias como pare-cen. No es posible que la sexualidad lesbiana sea un
proceso que reinscribe los dominios de poder a los que se resiste, que est constituida en
parte por la matriz heterosexual que busca despla-zar, y que su especificidad deba ser
establecida no afuera o ms all de esa reinscripcin o reiteracin, sino en su misma
modali-dad y electos? En otras palabras, las construcciones negativas del lesbianismo como
falsificacin o mala copia pueden ser emplea-das y reelaboradas para cuestionar las
afirmaciones de prioridad heterosexual. En un sentido que espero aclarar en lo que sigue,
la sexualidad lesbiana puede cambiar el frente de su "derivacin" con el fin de desplazar las
hegemnicas normas heterosexuales. Entendida de esta forma, el problema poltico no es
establecer su especificidad sobre y contra su derivacin, sino poner la construccin
homofbica de la mala copia en contra de la estructura que privilegia la heterosexualidad

como origen, y "derivar" as aquella de sta. Esta descripcin requiere una nueva
considera-cin de la imitacin, del travestismo, y de otras formas de cruce sexual que
afirman la complejidad interna de una sexualidad les-biana constituida en parte dentro de
la misma matriz de poder a la que repite y se opone.

Sobre el ser gay como un necesario travestismo

La profesionalizacin de lo gay requiere una cierta actuacin y produccin de un "s" que es


efecto constituido de un discurso que, sin embargo, proclama "representar" a ese s como
una verdad previa. Cuando habl en la conferencia sobre homosexuali-dad en 1989 [9], me
encontr diciendo de antemano a mis amigos que me iba a Yale para ser una lesbiana, lo
cual no significaba que yo antes no lo era, pero entonces, al hablar en ese contexto, yo era
una de una forma ms completa y profunda, al menos en ese mo-mento. Entonces soy una,
y mis aptitudes incluso son bastante inequvocas. Desde que tengo diecisis aos, soy una
lesbiana. Entonces por qu la ansiedad, la molestia? Tiene algo que ver con el
redoblamiento, el modo en que puedo decir: voy a Yale para ser una lesbiana, cuando una
lesbiana es lo que he sido desde hace bastante tiempo. Cmo es que puedo "ser" una, y
an em-pearme en ser una al mismo tiempo? Cundo y dnde entra en juego mi ser de
lesbiana? Cundo y dnde el juego de ser lesbia-na constituye lo que yo soy? Decir que
"juego" a ser una no signi-fica que no lo sea "realmente"; ms bien, el modo y el lugar en
que juego a ser una son las formas en que este "ser" se establece, se instituye, circula y se
confirma. No es una actuacin de la que puedo tomar una distancia radical, pues es un juego
profunda y fsicamente incorporado, y este "yo" no representa su lesbianismo como un
papel. Ms bien, a travs del juego repetido de esta sexualidad el "yo" es reconstituido
como un "yo" lesbiano; para-djicamente, es la repeticin de este juego la que tambin
esta-blece la inestabilidad de la categora que la constituye. Pues si el "yo" es un sitio de
repeticin, es decir, si slo alcanza la aparien-cia de identidad a travs de una cierta
repeticin de s mismo, entonces el yo est siempre desplazado por la repeticin que lo
sostiene. En otras palabras, puede el "yo" repetirse, citarse, con-fiadamente o hay siempre
un desplazamiento de su momento an-terior que establece la no identidad de s mismo de
este "yo" y de su "ser lesbiano"? Qu "actuacin" no agota el "yo"? No des-pliega en
trminos visibles el amplio contenido de este "yo", pues si su actuacin es "repetida", queda
siempre la cuestin de qu diferencia existe entre los momentos de identidad que son
repetidos. Si el "yo" es el efecto de una cierta repeticin que produce la apariencia de una
continuidad y una coherencia, entonces no hay un "yo" que preceda al gnero al que dice
representar. La repeti-cin y su ausencia producen un conjunto de actuaciones que
cons-tituye e impugna la coherencia de este "yo".

Pero polticamente, podramos sostener, no es crucial insistir en la identidades gays y


lesbianas justamente porque son borra-das y eliminadas en los cuarteles homofbicos? No
es la teora anterior cmplice de aquellas fuerzas polticas que eliminaran la posibilidad de
una identidad gay y lesbiana? Es casual que tales impugnaciones tericas de la identidad
emerjan dentro de un cli-ma poltico que est practicando una serie de eliminaciones
simi-lares de las identidades homosexuales con medios polticos y le-gales?
La cuestin que quiero plantear es la siguiente: deben tales tratamientos de eliminacin
dictar los trminos de la resistencia poltica a ellos, y si es as, hasta ese punto ganan los
esfuerzos homofbicos la batalla desde el comienzo? No cabe duda de que los gays y las
lesbianas son tratados por la violencia de una elimi-nacin pblica, pero la decisin de
responder a esta violencia debe ser cuidadosa para no reinstalar otra en su lugar. Cul
versin de los gays y las lesbianas debe hacerse visible, y qu exclusiones internas instituir
el hacerse visible? Basta la visibilidad de la identidad como estrategia poltica o es slo el
comienzo de una intervencin estratgica que reclame por una transformacin de la
poltica? No es un signo de desesperacin en las polticas p-blicas cuando la identidad se
convierte en su propia poltica, tra-yendo con esto a los encargados de "vigilarla" desde
varios la-dos? No es ste un llamamiento para volver al silencio o a la invisibilidad, sino ms
bien para usar de una categora que puede ser cuestionada, teniendo en cuenta lo que
excluye. Es evidente que cualquier consolidacin de la identidad requiere algn con-junto
de diferenciaciones y exclusiones. Pero cules deben ser privilegiadas? El signo de
identidad que utilizo tiene sus propsi-tos, pero no hay forma de predecir o controlar los
usos polticos a los que este signo ser sometido en el futuro. Tal vez sta es una clase de
apertura, sin tener en cuenta sus riesgos, que debe ser protegida por razones polticas. Si al
hacer visible la identidad gay/ lesbiana se presupone un conjunto de exclusiones, tal vez
parte de lo que necesariamente es excluido sean los usos futuros del signo. Hay una
necesidad poltica para usar algn signo ahora y lo hacemos, pero cmo usarlo de forma
tal que sus futuras signi-ficaciones no estn excluidas?
Al reconocer el carcter estratgicamente provisional del sig-no (ms que su carcter
estratgicamente esencial), esa identidad puede convertirse en un sitio de impugnacin y
revisin, asumien-do un conjunto futuro de significaciones que quiz no podemos prever
los que la usamos ahora. En el resguardo del futuro de los significantes polticos preservndolos como sitios de articula-cin- es donde Laclau y Mouffe perciben su promesa
demo-crtica.
Dentro de las polticas contemporneas de los Estados Uni-dos, hay un amplio nmero de
formas en las que el lesbianismo, en particular, es entendido precisamente como lo que no
puede o se atreve a no ser. En cierto sentido, el ataque de Jes se Helms contra el NEA
(National Endowment for Arts) por aprobar repre-sentaciones de "homoerotismo"
concentra diversas fantasas homofbicas de lo que son y hacen los gays en la obra de
Robert Mapplethorpe* [10]. Para Helms, los gays existen como objetos de prohibicin; son,

en sus retorcidas fantasas, explotadores de ni-os, los ejemplares paradigmticos de la


"obscenidad"; en cierto sentido, la lesbiana no ha sido producida dentro de este discurso
como un objeto prohibido. Aqu se vuelve importante reconocer que la opresin no opera
simplemente a travs de actos de abierta prohibicin, sino encubiertamente, a travs de la
constitucin de sujetos viables y de la correspondiente constitucin de un domi-nio de
(in)sujetos inviables abjetos**, podramos llamarlos- quie-nes no son nombrados ni
producidos dentro de la economa de la ley. Aqu la opresin opera mediante la produccin
de un domi-nio de lo impensable y de lo innombrable. El lesbianismo no ha sido
explcitamente prohibido, en parte porque no se ha dado a conocer en lo pensable, en lo
imaginable, esa red de inteligibili-dad cultural que regula lo real y lo que puede ser
nombrado. Cmo, entonces, "ser" una lesbiana en un contexto poltico en el que esa
categora no existe, en un discurso poltico que practica su violencia contra el lesbianismo,
en parte excluyndolo del dis-curso mismo? Ser prohibido explcitamente implica ocupar
un sitio discursivo desde el cual se puede articular un discurso de oposicin; ser
implcitamente proscrito implica no calificar como un objeto de prohibicin [11]. Aunque
en estos tiempos las homosexualidades de todo tipo estn siendo borradas, reducidas, y
(entonces) reconstituidas como sitios de radical fantasa homofbica, es importante volver
a trazar las diferentes rutas por las que lo impensable de la homosexualidad est siendo
constitui-do una y otra vez.
Es una cosa que debe ser borrada del discurso, y sin embargo otra que debe estar presente
en l como una persistente falsedad. Por lo tanto, hay un imperativo poltico para hacer
visible el lesbianismo, pero cmo se realizar? mediante regmenes regula-tivos
existentes? Puede la exclusin de la ontologa convertirse en un punto de reunin para la
resistencia?.
Esto es algo parecido a una confesin cuyo propsito es sim-plemente tematizar la
imposibilidad de la confesin: como perso-na joven, sufr durante largo tiempo, y sospecho
que mucha gente tambin, que se dijera, implcita o explcitamente, que lo que yo "soy" es
una copia, una imitacin, un ejemplo derivado, una som-bra de lo real. La heterosexualidad
coercitiva se constituye como el original, la verdad, lo autntico; la norma que determina lo
real implica que "ser" lesbiana es un tipo de imitacin, un vano es-fuerzo por participar de
la fantasmtica plenitud de la heterosexualidad naturalizada que siempre fracasar [12]. Sin
em-bargo recuerdo claramente cuando le por primera vez en Mother Camp: Female
Impersonators in America [13] de Esther Newton que el travestismo no es una imitacin o
una copia de un gnero ante-rior o verdadero. Segn Newton, el travestismo representa la
mis-ma estructura de personificacin que asume cualquier gnero. El travestismo no es el
montaje de un gnero que en realidad perte-nece a algn otro grupo, es decir, un acto de
expropiacin o apro-piacin que asume que el gnero es propiedad legtima del sexo, que
"lo masculino" pertenece al "varn" y lo "femenino" a la "mujer". No hay un gnero
"propio", un gnero propio de un sexo ms que de otro, por eso es que en cierto sentido el
sexo es una propiedad cultural. All donde opera la nocin de "propio", lo hace siempre

impropiamente instalada como el efecto de un sis-tema coercitivo. El travestismo


constituye la forma mundana en que los gneros son apropiados, teatralizados, usados y
realiza-dos; esto implica que todo gnero es un tipo de personificacin y aproximacin. Si
esto es cierto, como parece, no hay un gnero original o primario al que el travestismo
imita, sino que el gnero es un tipo de imitacin que no tiene un original, que produce la
nocin de original como efecto y consecuencia de la imitacin misma. En otras palabras, los
efectos naturalizados de los gne-ros heterosexuales son producidos a travs de estrategias
de imitacin; lo que ellos imitan es un ideal fantasmtico de la identi-dad heterosexual, que
es producido como un efecto de la imita-cin. En este sentido, la "realidad" de las
identidades heterosexua-les es constituida de un modo performativo mediante una
imita-cin que se coloca como el origen y el fundamento de todas las imitaciones. La
heterosexualidad est siempre en proceso de imi-tar y aproximarse a su propia
fantasmtica idealizacin, y de fra-casar. Precisamente porque est destinado al fracaso y
sin embar-go se empea en alcanzar el xito, el proyecto de la identidad heterosexual es
impulsado hacia una interminable repeticin. Efec-tivamente, en sus tentativas para
naturalizarse como el original, la heterosexualidad debe ser entendida como una repeticin
compulsiva y coercitiva que slo puede producir el efecto de su propia originalidad; en otras
palabras, estas identidades coerciti-vas, los fantasmas ontolgicamente consolidados de
"hombre" y "mujer", son efectos teatralmente producidos que fingen ser los fundamentos,
los orgenes, la medida normativa de lo real [14].
Reconsideremos entonces el cargo homofbico de que los afe-minados, las butches y las
femmes*** son imitaciones de la reali-dad heterosexual. Aqu "imitacin" tiene el
significado de "deri-vado" o "secundario", una copia de un origen que es el funda-mento de
todas las copias, pero que no es copia de nada. Lgica-mente, esta nocin de un "origen"
es sospechosa, pues cmo puede algo operar como tal si no hay consecuencias
secundarias que retrospectivamente confirmen su originalidad?. El origen necesita de sus
derivaciones para afirmarse como tal, pues slo ad-quiere sentido cuando se diferencia de
lo que produce como deri-vado. Por lo tanto, si no fuera por la nocin de homosexualidad
como copia, no habra una construccin de la heterosexualidad como origen. Esta
presupone en este caso a aquella. Si el homo-sexual como copia precede al heterosexual
como origen, parece razonable conceder que la copia viene antes que el origen, que la
homosexualidad es el origen y la heterosexualidad, la copia.
Pero estas simples inversiones no son realmente posibles. Pues slo como una copia es que
la homosexualidad precede a la heterosexualidad como el origen. En otras palabras, toda la
estructura de la copia y el origen se revela como extremadamente inestable ya que cada
posicin se invierte en la otra y confunde la posibilidad de una forma estable que localice la
prioridad lgica o temporal de cada trmino.
Pero consideremos esta problemtica inversin desde una pers-pectiva psquica/ poltica.
Si la estructura de la imitacin de gne-ro es tal que lo imitado es hasta cierto grado

producido -o, ms bien, reproducido- por imitacin (ver de nuevo la inversin y el


desplazamiento de la mimesis que hace Derrida en "La doble se-sin"), entonces afirmar
que las identidades gays y lesbianas es-tn implicadas en las normas heterosexuales o en la
cultura hegemnica no significa que lo gay se derive de lo straight. Por el contrario, la
imitacin no copia lo que es anterior, sino que pro-duce e invierte los trminos de prioridad
y derivacin. Por lo tan-to, si las identidades gays estn implicadas en la heterosexualidad,
esto no significa que sean sus determinaciones o derivaciones, ni que la heterosexualidad
sea la nica red cultural en la que estn implicadas. Son, literalmente, imitaciones
invertidas: aquellas que invierten el orden de lo imitado y la imitacin, y que exponen en el
proceso la fundamental dependencia del "origen" con lo que ste afirma producir como su
efecto secundario.
Qu sigue si concedemos desde el comienzo que las identidades gays como inversiones
derivadas estn definidas en parte en trminos de las identidades heterosexuales de las que
se dife-rencian? Si la heterosexuaiidad es una imposible imitacin de s misma, que se
constituye de un modo performativo como el origi-nal, entonces su parodia imitativa cuando y donde existe en las culturas gays- es solamente una imitacin de una imitacin,
una copia de una copia, pues no hay original. Para decirlo de otra forma, el efecto pardico
o imitativo de las identidades gays ope-ra no como una copia o una emulacin de la
heterosexualidad, sino que la expone como una imitacin incesante y aterrorizada de su
propia idealizacin naturalizada. Que la heterosexuaiidad est siempre en acto de
elaborarse a s misma pone en evidencia su riesgo perpetuo, esto es, que ella "sepa" de la
posibilidad de quedar inacabada: por lo tanto, su compulsin a repetir es a la vez una
exclusin de lo que amenaza su coherencia. Que nunca pueda erradicar ese riesgo atestigua
su profunda dependencia de la ho-mosexualidad a la que busca extirpar y no puede, o a la
que busca dejar en un segundo plano, pero que est siempre all como una posibilidad
anterior [15]. A pesar de que este fracaso de la hetero-sexualidad naturalizada constituye
una fuente de patetismo para ella misma -lo que sus tericos a menudo llaman un malestar
constitutivo-, puede ser la ocasin para una parodia subversiva y proliferante de las normas
de gnero en la cual la proclamacin de originalidad y realidad es mostrada como el efecto
de un cierto tipo de imitacin naturalizada de gnero.
Es importante reconocer las formas en que las normas heterosexuales reaparecen dentro
de las identidades gays, para afirmar que stas no slo estn estructuradas en parte por los
marcos dominantes sino tambin, y no por esa razn, determina-das por ellos. Estn
haciendo comentarios sobre esas posiciones naturalizadas tambin, repeticiones pardicas
y resignificaciones de las estructuras heterosexuales que relegaran la vida gay a los
dominios discursivos de lo irreal y lo impensable. Pero ser constituido o estructurado en
parte por las normas heterosexuales que oprimen a la gente gay no es lo mismo, repito, que
ser determina-do por esas estructuras. No es necesario pensar a tales construc-ciones como
la perniciosa intrusin de "la mente straight", que debe ser desarraigada enteramente. En
un sentido, la presencia de esas estructuras y posiciones en las identidades gays y lesbianas

presupone que hay una repeticin y una recapitulacin gays y lesbianas de lo straight, de
su idealidad, dentro de sus propios trminos, un sitio en el que es posible toda clase de
resignificaciones y repeticiones pardicas. La rplica pardica y la resignificacin de estas
construcciones dentro de marcos no hete-rosexuales refuerzan la posicin del as llamado
original, pero muestran que la heterosexualidad slo se constituye como tal a travs de un
convincente acto de repeticin. Cuanto ms es ex-propiado ese "acto", ms es expuesta
como ilusoria la declara-cin heterosexual de originalidad.
A pesar de que me he concentrado en lo anterior en los efectos de realidad de las prcticas
de gnero -actuaciones, repeticiones e imitaciones-, no quiero dar a entender que el
travestismo sea un "papel" que pueda ser adoptado o abandonado a voluntad. No hay un
sujeto volitivo detrs del imitador que decida, por as de-cirlo, de qu gnero ser hoy. Por
el contrario, la posibilidad de convertirse en un sujeto viable requiere que una cierta
imitacin de gnero ya est puesta en prctica. El "ser" del sujeto no es menos que el "ser"
de cualquier gnero; de hecho, un gnero co-herente, alcanzado mediante una aparente
repeticin de lo mis-mo, produce como efecto la ilusin de un sujeto anterior y volitivo. En
este sentido, un gnero no es una actuacin que un sujeto an-terior elija, sino que es
performativo, puesto que constituye como un efecto al sujeto que parece expresarlo. Es
una actuacin coer-citiva ya que jugar fuera de la ley con las normas heterosexuales genera
ostracismo, castigos y violencia, para no mencionar los placeres de la transgresin
producidos por esas prohibiciones.
Afirmar que no hay un actor anterior a lo actuado, que la ac-tuacin es performativa y
constituye la apariencia de un "sujeto" como su efecto, es difcil de aceptar. Esta dificultad
es producto de una predisposicin a pensar la sexualidad y el gnero como "expresiones"
directas o indirectas de una realidad psquica que los precede. La negacin de la prioridad
del sujeto, sin embargo, no implica la negacin del sujeto; de hecho, la negativa a reunir el
sujeto con la psiquis indica que lo psquico es algo que excede el dominio del sujeto
consciente. Este exceso psquico es sistemticamente negado por la nocin de un "sujeto"
volitivo quien elegira a voluntad cul gnero y/o sexualidad ser en cual-quier momento y
lugar. Este exceso es el que brota en los interva-los de los actos y gestos repetidos que
construyen la aparente uni-formidad de las posiciones heterosexuales, el que compele a la
repeticin misma y garantiza su perpetuo fracaso. Es el que, den-tro de la economa
heterosexual, implcitamente incluye a la ho-mosexualidad, esa perpetua amenaza de
ruptura que es reprimida mediante una reforzada repeticin de lo mismo. Pero si la
repeti-cin es la forma en que opera el poder para construir la ilusin de una identidad
heterosexual sin fisuras, y si la heterosexualidad es compelida a repetirse a s misma con el
fin de establecer la ilu-sin de su uniformidad y de su identidad, entonces es una identi-dad
en riesgo permanente, pues qu pasa si fracasa la repeticin, o si el ejercicio de repeticin
es utilizado con un propsito performativo distinto?. Si siempre hay, por as decirlo, una
com-pulsin a repetir, la repeticin nunca consigue por completo la identidad. Que haya

necesidad de una repeticin indica que la identidad no se obtiene por s misma. Requiere
ser instituida una y otra vez, ya que corre el riesgo de ser des-instituida en cada intervalo.
Qu es entonces este exceso psquico y qu constituir una repeticin subversiva o desinstituyente?. Primero, es necesario considerar que la sexualidad siempre excede toda
actuacin, presentacin o narrativa, por lo cual no es posible derivar una sexua-lidad de una
presentacin de gnero dada. Podra decirse que la sexualidad excede cualquier narrativa
definitiva y que nunca es "expresada" completamente en una actuacin o en una prctica;
habr femmes machonas y pasivas, butches agresivas y femeni-nas, y muchas ms, que
sern descritas como "varones" y "mujeres" con una anatoma ms o menos estable. No
hay lneas direc-tas, expresivas o causales entre el sexo, el gnero, la presentacin de
gnero, la prctica sexual, la fantasa y la sexualidad. Ninguno de estos trminos captura o
determina al resto. Una parte de lo que constituye la sexualidad es justamente lo que no
aparece y lo que, hasta cierto grado, nunca puede aparecer. Tal vez sta es la razn ms
fundamental de porqu la sexualidad est hasta cierto punto encerrada, especialmente
para aqul que la expresara me-diante actos de revelacin de s mismo. Lo que se excluye
para que una presentacin de gnero sea "exitosa" es tal vez lo que se despliega
sexualmente, esto es, una relacin "invertida", por as decirlo, entre el gnero y la
presentacin de gnero, y entre la presentacin de gnero y la sexualidad. Por otra parte,
podra pa-recer que la presentacin de gnero "expresa" las prcticas sexua-les, y sin
embargo ambas estn constituidas por las posibilidades sexuales que excluyen.
Esta lgica de la inversin se desarrolla de un modo interesan-te en ciertas versiones de la
butch y la femme. Pues una butch puede presentarse como capaz, fuerte y proveedora de
todo, y una butch dura bien podra constituirse en su amante como sitio ex-clusivo de
atencin ertica y placer. Y sin embargo, esta butch "proveedora" que parece al principio
jugar un rol parecido al del marido, puede quedar atrapada en una lgica de la inversin
don-de "el acto de proveer" se convierte en un sacrificio de s misma, que la implica en la
trampa ms antigua de la abnegacin femeni-na. Ella podra encontrarse en una situacin
de extrema necesi-dad, que es precisamente lo que ella quera encontrar y satisfacer en su
amante femme. En efecto, la butch se invierte en la femme o queda atrapada en el espectro
de esta inversin, o se complace en ella. Por otra parte, la femme que, como Amber
Hollibaugh ha sostenido, "orquesta" el intercambio sexual [16], puede erotizar una cierta
dependencia slo para aprender que la orquestacin de esa dependencia expone su
incontrovertible poder, momento en el cual se invierte en una butch o queda atrapada en
el espectro de la inversin, o tal vez se complace en ella.

Mimesis psquica

Lo que forma un estilo ertico y/o una presentacin de gnero -y lo que hace inestables a
estas categoras- es un conjunto de identificaciones psquicas que no son fciles de
describir. Algu-nas teoras psicoanalticas tienden a analizar la identificacin y el deseo
como dos relaciones mutuamente excluyentes con los ob-jetos amados que han sido
perdidos a travs de la prohibicin y/o la separacin. Todo vnculo emocional intenso se
divide as en querer tener a alguien o en querer ser ese alguien, pero nunca los dos a la vez.
Es importante tener en cuenta que la identificacin y el deseo pueden coexistir, y que su
formulacin en trminos de oposiciones que se excluyen sirve a la matriz heterosexual. Pero
quisiera dirigir la atencin hacia una elaboracin diferente de este argumento, a saber, que
"querer ser" y "querer tener" pueden ope-rar diferenciando posiciones excluyentes en el
interior del inter-cambio ertico lesbiano. Hay que tener en cuenta que las identifi-caciones
siempre son realizadas como respuesta a una prdida de algn tipo y que involucran una
prctica mimtica que busca in-corporar la prdida amorosa en la "identidad" del sujeto.
Esta era la tesis de Freud en "Duelo y Melancola" de 1917, que sigue dando forma a las
discusiones psicoanalticas contemporneas sobre la identificacin [17].
Sin embargo, para los tericos psicoanalticos Mikkel Borch-Jacobsen y Ruth Leys, la
identificacin, y en particular el mime-tismo identificatorio, precede a la "identidad" y la
constituye como aquello que es fundamentalmente "otro para s mismo". La no-cin de este
Otro en el s, por as decirlo, implica que la distincin s/ Otro no es principalmente externa
(una poderosa crtica al ego psicolgico se sigue de esto); el s est desde el principio
implica-do en el "Otro". Esta teora del mimetismo primario difiere de la descripcin que
hace Freud de la incorporacin melanclica. En la visin de Freud, que sigo encontrando
til, la incorporacin -un tipo de imitacin psquica- es una respuesta a, y una negacin de,
la prdida. El gnero como el sitio de tales imitaciones psqui-cas es constituido por los
Otros de gneros diversos que han sido amados y perdidos, donde la prdida es suspendida
mediante una incorporacin (y una preservacin) melanclica e imaginaria de esos Otros
en la psiquis. Contra esta descripcin de la mimesis psquica por medio de la incorporacin
y la melancola, la teora del mimetismo primario sostiene una posicin ms fuerte: el
su-jeto psquico no obtiene de s mismo su identidad. El mimetismo no es motivado por un
drama de prdidas y recuperaciones desea-das, sino que precede y constituye al deseo (y a
la motivacin); en este sentido, sera anterior a la posibilidad de la prdida y las decepciones
del amor.
Sea primero la prdida o el mimetismo (tal vez un problema irresoluble), el sujeto psquico
est no obstante constituido inter-namente por Otros de gneros diferenciados y por lo
tanto nunca obtiene, como un gnero, de s mismo su identidad.
En mi visin, el s slo se convierte en tal bajo la condicin de que l haya sufrido una
separacin (la gramtica nos juega en contra aqu, pues este "l" slo consigue diferenciarse
a travs de la separacin), una prdida que se suspende y se resuelve provi-sionalmente
mediante la incorporacin melanclica de un "Otro". Este "Otro" instalado en el s establece

la permanente incapacidad de ste para lograr la identidad de s mismo; la alteracin que


produce el Otro en el corazn del s es su condicin de posibili-dad [18].
Tal consideracin de la identificacin psquica corrompera la posibilidad de cualquier
conjunto estable de tipologas que expli-quen o describan algo as como las identidades
gays o lesbianas. Cualquier tentativa por aportar alguno -como se evidencia en la reciente
investigacin de Kaja Silverman sobre la homosexuali-dad masculina- padece de
simplificacin y se somete, con alar-mante naturalidad, a los requerimientos regulativos de
los reg-menes epistmicos de diagnstico. Si la incorporacin, de acuer-do al sentido que
le da Freud en 1914, es un esfuerzo por preser-var un objeto amado y perdido, y por negar
o aplazar el reconoci-miento de la prdida y por lo tanto de la pena, entonces llegar a ser
como la madre o el padre o un hermano u otros "amantes" prematuros tal vez es un acto
de amor y/o un odioso esfuerzo por reemplazar o desplazar. Cmo haramos una
"tipologa" de la ambivalencia incrustada en el corazn de incorporaciones mimticas como
stas? [19]
Cmo nos vuelve a llevar esta consideracin de la identificacin psquica a la cuestin de
lo que constituye una repeticin subversiva? Cmo se manifiestan estas molestas
identificacio-nes en las prcticas culturales? Consideremos la forma por la cual la
heterosexualidad se naturaliza a s misma estableciendo ciertas ilusiones de continuidad
entre el sexo, el gnero y el deseo. Cuan-do Aretha Franklin canta "t me haces sentir como
una mujer natural", ella parece sugerir que un potencial natural de su sexo biolgico se
actualiza por su participacin en la posicin cultural de la "mujer" como objeto de
reconocimiento heterosexual. Algo de su "sexo" se expresa mediante su "gnero", que es
entonces reconocido y consagrado dentro de la escena heterosexual. No hay ruptura ni
discontinuidad entre el "sexo" como facticidad y esencia biolgicas, o entre el gnero y la
sexualidad. Aunque Aretha parece estar muy contenta por tener su naturalidad
confir-mada, ella es total y paradjicamente consciente de que esa con-firmacin nunca
est garantizada, de que el efecto de naturalidad se consigue como consecuencia de ese
momento de reconocimien-to heterosexual. Despus de todo, Aretha canta, t me haces
sen-tir como una mujer natural, sugiriendo que sta es una sustitucin metafrica, un acto
de impostura, un tipo de participacin subli-me y momentnea en la ilusin ontolgica
producida por una operacin mundana del travestismo heterosexual.
Pero qu pasara si Aretha estuviera cantando para m? Y si le estuviera cantando a un
travesti cuya actuacin de algn modo confirma la suya?
Cmo consideramos estos tipos de identificaciones? No es que haya algn tipo de sexo
que exista en una vaga forma biolgica y que de algn modo se exprese en la forma de
caminar, la postura, el gesto; y alguna sexualidad que exprese ese gnero apa-rente y ese
sexo ms o menos mgico. Si el gnero es travestismo y tambin una imitacin que
regularmente produce el ideal al que intenta aproximarse, entonces es una actuacin que
produce la ilusin de un sexo oculto, de una esencia o de un ncleo psquico de gnero;

produce sobre la piel, a travs del gesto, el movimien-to, la forma de caminar (esa serie de
teatralizaciones corporales entendidas como presentacin de gnero), la ilusin de una
pro-fundidad oculta. En efecto, una de las maneras en que el gnero se naturaliza es
construyndose como una oculta necesidad ps-quica o fsica. Y sin embargo, es siempre un
signo de superficie, una significacin vinculada al cuerpo social que produce la ilu-sin de
una profundidad, una necesidad o una esencia ocultas que es expresada mgica y
causalmente.
Sin embargo, cuestionar la psiquis como una profundidad ocul-ta no implica negarla
totalmente. Por el contrario, la psiquis debe ser repensada justamente como una repeticin
compulsiva, como eso que condiciona e impide la actuacin repetitiva de la identidad. Si
cada actuacin se repite para instituir el efecto de la identidad, entonces cada repeticin
requiere un intervalo entre los actos, por as decirlo, durante el cual el riesgo y el exceso
amena-zan con alterar la identidad que se est constituyendo. El incons-ciente es ese
exceso que permite e impugna cada actuacin y que nunca aparece del todo en la actuacin
misma. La psiquis no est "en" el cuerpo, sino en el proceso significativo mediante el cual
el cuerpo aparece; es el lapso en !a repeticin as como su com-pulsin, precisamente
aquello que la actuacin quiere negar y que la compele desde el comienzo.
Situar la psiquis dentro de esta cadena significativa como lo inestable de toda reiteracin
no es lo mismo que proclamar que hay un ncleo oculto que espera su expresin total y
liberadora. Por el contrario, la psiquis es el fracaso constante de la expresin, un fracaso
que es valioso pues impulsa a la repeticin y reinstala Imposibilidad de una alteracin. Qu
significa entonces perse-guir una repeticin alterada dentro de la heterosexualidad
coerci-tiva?
Aunque la heterosexualidad coercitiva a menudo supone que primero hay un sexo que se
expresa a travs de un gnero y enton-ces a travs de una sexualidad, tal vez ahora es
necesario invertir y desplazar esa operacin de pensamiento. Si un rgimen de sexua-lidad
dispone una actuacin coercitiva del sexo, entonces slo mediante esa actuacin se vuelven
inteligibles del todo los siste-mas binarios de gnero y de sexo. Tal vez las mismas categoras
de sexo, de identidad sexual y de gnero son producidas o mante-nidas como efectos de
esta actuacin coercitiva, efectos que son intencionadamente renombrados como causas,
orgenes, intencio-nadamente alineados en una secuencia causal o expresiva produ-cida
por la norma heterosexual para legitimarse como el origen de todo sexo. Cmo entonces
exponer las lneas causales como fabricaciones producidas performativa y
retrospectivamente, e involucrar al gnero mismo como una fabricacin inevitable,
construyndolo de tal forma que toda proclamacin del origen, dejo oculto, de la verdad y
de lo real se revele como efecto del travestismo, cuyas posibilidades subversivas deberan
ser desple-gadas para convertir al "sexo" del gnero en un sitio de insisten-tes juegos
polticos? Tal vez ser cuestin de trabajar la sexuali-dad contra la identidad, incluso contra

el gnero, y de dejar que lo que no puede aparecer completamente en cualquier actuacin


permanezca en su promesa de alteracin.

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