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Gasparini 2000 PDF

Este documento presenta un análisis de la distribución del ingreso en Argentina. Aborda conceptos como equidad, desigualdad y pobreza, y presenta evidencia empírica sobre estos temas. Explora los determinantes y consecuencias de la distribución del ingreso, así como el impacto de las políticas públicas. El objetivo es comprender mejor este tema y contribuir a un debate informado sobre la cuestión distributiva en el país.

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Este documento presenta un análisis de la distribución del ingreso en Argentina. Aborda conceptos como equidad, desigualdad y pobreza, y presenta evidencia empírica sobre estos temas. Explora los determinantes y consecuencias de la distribución del ingreso, así como el impacto de las políticas públicas. El objetivo es comprender mejor este tema y contribuir a un debate informado sobre la cuestión distributiva en el país.

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1

LA DISTRIBUCIN DEL INGRESO EN LA ARGENTINA


Evidencia, determinantes y polticas
#
Leonardo Gasparini
*
Mariana Marchionni
**
Walter Sosa Escudero
***

#
Los autores agradecen los comentarios de los integrantes del Jurado del Premio Fulvio Salvador Pagani, en particular las
valiosas observaciones de Ana Mara Claramunt y Fernando Navajas. Los errores y omisiones son absoluta responsabilidad
de los autores.
* Universidad Nacional de La Plata y Fundacin de Investigaciones Econmicas Latinoamericanas. E-mail
leonardo@depeco.econo.unlp.edu.ar.
**
Universidad Nacional de La Plata. E-mail: mariana@depeco.econo.unlp.edu.ar
***
Universidad Nacional de La Plata. E-mail: wsosa@feedback.net.ar
2
LA DISTRIBUCIN DEL INGRESO EN LA ARGENTINA
Evidencia, determinantes y polticas
INDICE
Captulo 1
Introduccin .............................................................................................................
Captulo 2
Equidad, desigualdad, pobreza y bienestar.............................................................
Captulo 3
La distribucin del ingreso en la Argentina. Evidencia emprica ...........................
Captulo 4
Consecuencias de la desigualdad y la pobreza .....................................................
Captulo 5
Determinantes de la distribucin del ingreso ..........................................................
Captulo 6
Distribucin del ingreso y polticas pblicas ...........................................................
Captulo 7
Conclusiones ...........................................................................................................
Referencias .............................................................................................................
3
1. INTRODUCCIN
Las cuestiones distributivas ocupan hoy un lugar central en el debate econmico y social
en la Argentina. Sin dudas, el significativo aumento de los indicadores de desigualdad y
pobreza durante la dcada del noventa ha contribuido a que los polticos, los analistas
sociales y el pblico en general manifiesten un creciente inters por los temas
distributivos. Esta relevancia tambin se manifiesta en el mbito acadmico de las
ciencias sociales, donde el estudio de la inestabilidad macroeconmica y poltica,
caracterstico de las dcadas pasadas, ha perdido intensidad a favor del anlisis de
problemas microeconmicos y sociales. Entre ellos, el anlisis de la distribucin del
ingreso ocupa un lugar preponderante.
El fenmeno de creciente desigualdad no es exclusivo de la Argentina. De hecho, buena
parte del mundo occidental lo ha experimentado en las ltimas dcadas. Los ochenta
fueron aos de significativo aumento de la desigualdad en varios pases del Primer
Mundo, tpicamente Estados Unidos e Inglaterra, y en varios pases en desarrollo, como la
mayora de los latinoamericanos. En particular, los cambios distributivos en los pases
anglosajones generaron un renovado inters en el estudio de la distribucin del ingreso
por parte del mundo acadmico.
Dos dcadas de renovado inters por la desigualdad distributiva han permitido desarrollar
un instrumental ms poderoso de anlisis, ampliar significativamente la evidencia emprica
disponible y alcanzar un mejor entendimiento de los factores que moldean la distribucin
del ingreso. Si bien a un ritmo ms lento, en la Argentina tambin se ha avanzado en
estas direcciones, gracias a la mayor disponibilidad de encuestas de hogares, al creciente
nmero de investigadores interesados en el tema y a la urgencia de la problemtica
distributiva. Si bien las discrepancias, las preguntas sin respuesta, los mitos, las falacias y
las ambigedades an siguen presentes, parece clara la tendencia hacia un debate ms
racional e informado sobre las cuestiones distributivas.
Este trabajo presenta un anlisis abarcativo aunque no exhaustivo del problema de la
distribucin del ingreso en la Argentina. El estudio aporta evidencia emprica novedosa y
sistematiza la literatura existente sobre el tema. El carcter abarcativo del trabajo y la
necesidad de mantener la extensin del mismo en un nivel razonable, hacen inevitable
sacrificar profundidad en el anlisis de cada tema. Consecuentemente, el desarrollo del
trabajo es documentado con una extensa lista de referencias, que guan al lector
interesado hacia la literatura que se considera ms relevante.
El presente es un estudio econmico de los temas distributivos. Si bien no se desconoce
la relevancia de las contribuciones de otras disciplinas al estudio de la equidad distributiva
(ver por ejemplo el captulo 2), la formacin de los autores inclina el trabajo hacia un uso
intensivo del instrumental de anlisis de la Economa. El libro est dirigido tanto a
economistas como a personas no formadas en la Economa. Por esa razn se han hecho
esfuerzos por reducir el uso del lxico econmico, evitar muchos trminos tcnicos y
desviar algunos detalles metodolgicos a notas de pie de pgina y apndices. Este
esfuerzo no siempre es exitoso: es posible que algunos prrafos resulten oscuros para el
pblico no especializado. Pese a esto, los autores esperan que el hilo central del trabajo
pueda ser seguido sin dificultad por el lector no economista.
El resto del trabajo se ordena de la manera siguiente. En el captulo 2 se discuten los
4
conceptos de equidad, desigualdad, bienestar y pobreza, nociones de uso generalizado
pero no siempre preciso. Se sealan las limitaciones de concentrar el anlisis en la
distribucin del ingreso como criterio nico de bienestar y an como medida nica de
equidad.
El captulo 3 est destinado a presentar evidencia emprica para la Argentina. Luego de
repasar brevemente algunos problemas tericos y prcticos de medicin, se presentan
indicadores de desigualdad, pobreza y bienestar y se los interpreta. En el final del captulo
se sita la problemtica distributiva de la Argentina en el contexto internacional,
comparndola con la de otros pases de Amrica Latina y del mundo.
Las probables consecuencias de la desigualdad y la pobreza son estudiadas en el
captulo 4, enfatizando los efectos sobre el ahorro, el crecimiento, el desempleo, el crimen
y la inestabilidad poltica. Se concluye que adems de ser un fenmeno preocupante per
se, la inequidad puede tener consecuencias sensibles sobre la economa. Algunas de
ellas parecen haberse manifestado con claridad en el caso argentino.
El captulo 5 es el ms extenso y posiblemente el ms conjetural. Se analizan a la luz de
la evidencia emprica diversas hiptesis sobre los factores que han moldeado la
distribucin del ingreso en la Argentina. Las explicaciones basadas en un modelo simple
de oferta y demanda laboral ocupan un lugar central, tal como ocurre en la literatura
internacional. Los argumentos que subrayan la importancia de las instituciones laborales
tambin merecen un espacio. Adicionalmente, se estudian factores que han impactado
sobre la distribucin de otras fuentes de ingreso individual y se analiza el efecto sobre la
desigualdad de las decisiones sobre tamao y composicin de las familias y matching
entre esposos. Finalmente, se contrasta la hiptesis de Kuznets sobre la relacin entre
desigualdad y nivel de desarrollo.
El impacto distributivo de las polticas pblicas es tratado en el captulo 6. Se repasan los
instrumentos en manos de un gobierno para afectar la distribucin y se presenta evidencia
emprica para el caso argentino. Adicionalmente, se analizan las posibilidades concretas
del sector pblico de afectar la distribucin del ingreso de manera significativa,
permanente y sin demasiados costos en trminos de eficiencia y crecimiento. Se concluye
que el margen de accin en una economa de mercado globalizada es reducido, pero que
existen polticas consistentes que, al menos en el largo plazo, deberan conducir a una
distribucin ms equitativa. De manera no sorpresiva, la poltica fiscal y las polticas de
fomento a la educacin ocupan un lugar central en esa estrategia.
El trabajo culmina en el captulo 7 con un resumen y comentarios finales.
5
2. EQUIDAD, DESIGUALDAD, POBREZA Y BIENESTAR
Uno de los objetivos centrales de toda sociedad es la equidad. En su dimensin
econmica ese objetivo se traduce en una asignacin equitativa de los bienes y servicios.
Si bien es razonable pensar que existe consenso en este objetivo social amplio, al
momento de hacerlo ms especfico y de evaluar sus consecuencias econmicas
prcticas, aparecen fuertes divergencias. Este captulo est destinado a discutir distintas
concepciones de equidad y el lugar que ocupa el estudio de la distribucin del ingreso en
ese debate.
2.1. Concepciones de equidad
Equidad e igualdad son conceptos a menudo usados de manera intercambiable, pese a
que claramente pertenecen a categoras diferentes: el primero es un concepto normativo,
mientras que el segundo es descriptivo. Si bien igualdad es conceptualmente distinto a
equidad, casi todas las concepciones de la equidad implican igualdad en algo. De hecho,
el filsofo y economista Amartya Sen, premio Nobel de Economa en 1998, seala que
una caracterstica comn de todos los enfoques de la tica de los arreglos sociales es
que buscan la igualdad de algo. (Sen, 1992). La diferencia entre estos enfoques radica
esencialmente en la variable que consideran es importante igualar entre las personas para
alcanzar una sociedad equitativa.
Con el objeto de resumir la discusin, y a riesgo de incurrir en sobresimplificaciones, es
posible dividir a las concepciones de equidad distributiva en dos grandes corrientes. En la
primera, equidad se identifica con igualdad de resultados, mientras que de acuerdo a la
segunda equidad requiere igualdad de oportunidades.
Dentro del primer grupo, la concepcin ms usual es la de equidad como igualdad de
ingresos. De hecho, tanto en la poltica econmica, como en el mbito acadmico, las
discusiones sobre equidad se identifican con las de desigualdad en la distribucin del
ingreso. El reciente volumen que resume el conocimiento econmico sobre las cuestiones
de equidad distributiva recibe el nombre de Handbook of Income Distribution (Atkinson y
Bourguignon (eds.), 2000), pese a que ya en el captulo 1 Sen advierte sobre la
necesidad de liberar el anlisis de la desigualdad econmica al confinamiento del espacio
del ingreso o la posesin de bienes.
La concepcin de equidad como igualdad de ingresos tiene algunas objeciones
remarcadas por filsofos y cientistas sociales.
1
La principal seala que el ingreso, como
toda variable de resultados, es en cierta medida elegido, al depender, por ejemplo, de las
decisiones de trabajo-ocio. Dos personas enfrentadas a las mismas restricciones pueden
tomar decisiones de trabajo diferentes que las conduzcan a ingresos corrientes, e incluso
permanentes, diferentes. Es probable que un gran nmero de personas no evale a esta
situacin de desigualdad de ingresos como injusta. Lo mismo ocurrira en el caso en que
las diferencias de ingreso sean el resultado de necesidades o de mritos distintos. Este
ltimo es el caso de las meritocracias: sociedades en las que el premio econmico est
ligado slo al mrito de una persona, usualmente identificado con su talento y esfuerzo
(Arrow, Bowles y Durlauf, 2000).

1
Ver Arneson (1989), Dworkin (1981), Le Grand (1991), Rawls (1971), Roemer (1996 y 1998) y Sen (1992), entre otros.
6
En sntesis, la crtica central al enfoque de la igualdad de resultados remarca la necesidad
de no ignorar las circunstancias en las que stos se generan. Esta conviccin lleva a
plantear una concepcin de equidad emparentada con la igualdad de circunstancias u
oportunidades. Segn esta visin, es importante dividir a los factores que determinan un
resultado en factores que el individuo elige (ej. esfuerzo) y factores que no elige (ej.
circunstancias). Si la desigualdad en resultados es consecuencia de factores que van ms
all del control de los individuos, esa desigualdad es declarada injusta.
2
En cambio, la
desigualdad dentro de un grupo de personas que comparten las mismas circunstancias no
es considerada injusta, ya que surge como resultado del esfuerzo diferente entre las
personas.
Si bien el concepto de igualdad de oportunidades es atractivo, su implementacin
emprica es engorrosa. Ni el concepto de oportunidad tiene un correlato emprico claro, ni
la comparacin de conjuntos de oportunidades, en lugar de simples nmeros como en el
caso del ingreso, permite un ordenamiento completo y por lo tanto est exenta de
ambigedades. Esta es la principal razn por la cual la enorme mayora de los estudios
sobre equidad analiza la distribucin del ingreso, en lugar de focalizarse en conceptos
ms ambiciosos.
De la discusin anterior surge la siguiente conclusin: si se comparte la concepcin de
equidad como igualdad de oportunidades, una parte del nivel de desigualdad en la
distribucin del ingreso registrado en las estadsticas es perfectamente aceptable. El
hecho de documentar ingresos diferentes entre personas no es evidencia concluyente de
una situacin injusta por la que deba existir preocupacin social. Esta preocupacin s
surge cuando la desigualdad alcanza niveles altos o es significativamente creciente. De
cualquier forma, establecer cul es el nivel a partir del cual la desigualdad es preocupante,
o establecer cunto de la desigualdad existente es aceptable y cunto no, es materia en
gran parte opinable.
3
Pese a esta irremediable ambigedad, existe la conviccin en muchas personas, incluidos
los autores de este trabajo, que una parte significativa de las desigualdades de ingreso
registradas en las estadsticas son el reflejo de situaciones inequitativas que merecen ser
centro de estudios rigurosos,
4
motivo de preocupacin social y objeto de polticas pblicas
orientadas a una sociedad ms justa.
2.2. Equidad vertical y horizontal. Distribucin personal, funcional y regional.
El objetivo de equidad vertical implica acercar la situacin de individuos en condiciones
desiguales, ya sea en trminos de resultados o de oportunidades. En contraste, el
concepto de equidad horizontal hace referencia al tratamiento semejante de individuos en
situaciones similares. Si bien el estudio de la equidad horizontal es relevante para ciertos
temas (ej. poltica impositiva), este trabajo est exclusivamente dedicado a tratar temas de
equidad vertical.
5

2
Gasparini (2001) enfatiza la conveniencia de plantear la distincin entre elementos socialmente aceptables e inaceptables
de diferencias en resultados, en lugar de entre elementos que el individuo elige y elementos que estn fuera de su alcance.
3
En un extremo, Rawls (1971) no encuentra justificaciones morales para que existan diferencias de nivel de vida entre
individuos, por lo que en principio toda desigualdad es inaceptable. En el otro extremo libertarios como Nozick (1974)
encuentran toda diferencia de ingresos aceptable y toda redistribucin compulsiva como una violacin de la libertad
individual. Sin llegar a ese extremo, Friedman (1953) seala que posiblemente la mayor parte de las desigualdades de
ingreso existentes sea el resultado de preferencias distintas entre individuos.
4
Ricardo (1817), uno de los principales economistas clsicos, en sus Principios seala que La determinacin de las leyes
que rigen la distribucin es el problema primordial de la Economa Poltica.
5
Ver Atkinson (1980) y Auerbach y Hassett (1999) para diversos tratamientos de la equidad horizontal.
7
La Economa se ha concentrado en el estudio de tres distribuciones: la personal, la
funcional y la regional. En la distribucin personal se estudia la forma cmo el ingreso total
est distribuido entre los individuos (u hogares) de la sociedad. En cambio, en la
distribucin funcional el inters se centra en la forma cmo el ingreso total se divide entre
los distintos factores productivos (ej. trabajo, capital, tierra). Tanto en sus aspectos
positivos como normativos, la distribucin funcional fue la ms estudiada por la Economa
en sus inicios. Un incremento de la participacin de los salarios en el ingreso era
interpretado como una mejora de la distribucin personal del ingreso. En la actualidad, la
relacin entre distribucin funcional y personal se ha vuelto ms difusa, en parte debido a
que muchos individuos en la cima de la distribucin son asalariados (ej. gerentes de
empresas). Finalmente, la distribucin regional toma como objeto de comparacin los
ingresos medios de distintas reas geogrficas, sin importar las diferencias internas en
cada regin. Si bien para ciertas discusiones el estudio de las distribuciones funcional y
regional es importante, este trabajo se concentra en la distribucin ms relevante desde
un punto de vista normativo: la distribucin personal.
2.3. Pobreza y bienestar
Si bien el estudio de la pobreza est naturalmente vinculado al de la desigualdad, existen
dos diferencias conceptuales importantes. Mientras que en general en un estudio de
desigualdad se evala a toda la distribucin, en uno de pobreza slo importa un grupo: el
que cumple con ciertos requisitos en trminos de carencia de recursos. En ese sentido,
todo anlisis de pobreza puede ser visto como un caso particular del anlisis de
desigualdad, en el que la preocupacin social por los individuos situados sobre la lnea de
pobreza es nula (Deaton, 1997). La segunda diferencia surge del siguiente contraste:
mientras que el concepto de desigualdad es bsicamente relativo, el de pobreza tiene a
menudo elementos absolutos. Una duplicacin de los ingresos de todos los habitantes de
un pas no modifica las medidas habituales de desigualdad, pero reduce las mediciones
usuales de pobreza.
6
Si bien este trabajo presenta estadsticas y discusiones sobre pobreza, est dirigido
esencialmente al estudio de la desigualdad. Esta eleccin no surge de minimizar la
importancia de la pobreza como eje de la poltica social, sino que responde a tres
razones: (i) la consigna del proyecto en el que se inscribe el trabajo, centrada en temas de
desigualdad distributiva, (ii) el argumento sealado en el prrafo anterior - en parte la
pobreza puede ser estudiada como un caso particular de la desigualdad-, y (iii) la
sospecha, sustentada en evidencia a presentarse en los captulos siguientes, que en la
Argentina el aumento de la pobreza ha estado estrechamente vinculado al aumento de la
desigualdad (y no a la cada del ingreso per cpita).
El objetivo central de toda sociedad debe ser maximizar el bienestar social agregado.
Salvo juicios de valor extremos, ese objetivo trasciende la disminucin de la desigualdad o
la pobreza. Si la desigualdad aumenta entre dos momentos del tiempo, pero los ingresos
de todas las personas se incrementan, el bienestar social de la nueva situacin ser

6
La gran mayora de las medidas de desigualdad son invariantes a la escala (ver Lambert (1993) y Cowell (1995)). Los
cambios de las medidas de pobreza ante cambios generalizados en el ingreso de la poblacin dependen del ajuste a la
lnea de la pobreza. En la mayora de los pases esta lnea permanece fija por largos perodos de tiempo, implicando una
concepcin absoluta, y no relativa, de la pobreza.
8
mayor.
7
Naturalmente, esto no implica ignorar los problemas distributivos, ya que la
desigualdad es un componente del bienestar agregado, y para ciertos juicios de valor un
componente muy importante. En el ejemplo anterior la evaluacin de la magnitud del
aumento del bienestar ser mxima para quien ignore la desigualdad y mnima para quien
otorgue una alta ponderacin a los problemas distributivos.
Si lo relevante es el bienestar agregado, por qu no estudiar directamente este concepto
en lugar de la desigualdad o la pobreza? La demanda en parte es razonable, pero en
parte es excesiva. Es usual descomponer los fenmenos sociales para su estudio, aunque
se pierda comprensin del fenmeno global al hacerlo. Este trabajo se inserta en la
literatura que se concentra en la desigualdad y la pobreza, sin desconocer que desde el
punto de vista positivo ambas son parte de fenmenos ms generales y complejos, y
desde el punto de vista normativo, no son, salvo juicios de valor extremos, el objetivo
central de inters social. La focalizacin en temas de desigualdad y pobreza se justifica en
acotar la complejidad del anlisis y en la conviccin de que la equidad es una dimensin
muy relevante del bienestar general.
2.4. En resumen
Existen dos concepciones de equidad contrapuestas: igualdad en resultados e igualdad
en oportunidades. Pese a que la concepcin de equidad como igualdad de oportunidades
tiene mayor consenso, su implementacin prctica es compleja. Por esta razn, la enorme
mayora de estudios sobre equidad analizan la desigualdad de la distribucin de
resultados, en particular del ingreso. Este trabajo se inscribe en esta corriente. Si bien los
conceptos de equidad horizontal, distribucin funcional y distribucin regional del ingreso
son importantes para ciertas discusiones, el trabajo se concentra en el estudio de la
equidad vertical sobre la distribucin personal, por ser el concepto de mayor relevancia
normativa. La pobreza y el bienestar agregado son dos conceptos distributivos
importantes. El trabajo los discute y presenta evidencia sobre ellos, aunque el centro del
anlisis se sita en la desigualdad.

7
Esto es cierto para todo evaluador paretiano, es decir para todo aquel que juzgue como positivo un cambio en el que a
nadie le cae el ingreso y a algunos le aumenta. Esta definicin excluye el fenmeno de envidia, por el que el bienestar de
una persona puede caer, pese a que su ingreso aumente, si el ingreso de otra persona se incrementa en mayor magnitud.
9
3. LA DISTRIBUCIN DEL INGRESO EN LA ARGENTINA.
EVIDENCIA EMPRICA
En los ltimos aos, la preocupacin por los problemas distributivos ha aumentado
significativamente. Tiene esta preocupacin su correlato emprico en una creciente
desigualdad y pobreza y en una cada del bienestar social? Esta seccin est destinada a
presentar evidencia sobre estos puntos.
3.1. Explorando la distribucin del ingreso
La distribucin del ingreso de una determinada poblacin es un listado o vector con los
ingresos de todos los individuos de esa poblacin o, en la prctica, de aquellos que
responden una encuesta de hogares. La comparacin de vectores de miles de nmeros
es demasiado engorrosa para la capacidad humana de anlisis, por lo que es usual
utilizar instrumentos que permiten presentar una distribucin de forma ms condensada e
ilustrativa. Uno de estos instrumentos es la funcin de densidad, variante continua del
histograma de una distribucin.
8
La figura 3.1 presenta una estimacin de la funcin de
densidad del logaritmo del ingreso familiar equivalente para el Gran Buenos Aires (Capital
y Conurbano) para dos aos de relativa estabilidad macroeconmica: 1986 y 1998.
9
El
ingreso familiar equivalente de un individuo es computado como el ingreso total de su
hogar dividido por el nmero de adultos equivalentes, elevado a un parmetro que
intenta captar economas de escala internas al hogar (Buhmann et al., 1988).
10
Figura 3.1
Densidad del logaritmo del ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1986 y 1998
log ingreso familiar equivalente
1986 1998
0 2 4 6 8 10
0
.2
.4
.6
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.

8
En el contexto de la distribucin del ingreso, un histograma es una representacin grfica de la proporcin de individuos
que tienen ingresos en un determinado intervalo, es decir, de la forma en la que los ingresos individuales estn distribuidos
entre la poblacin.
9
La funcin de densidad se estima mediante el mtodo no paramtrico de kernels. Este mtodo genera una estimacin
consistente de la densidad de los ingresos. El mtodo es esencialmente no-paramtrico, dado que puede producir
estimaciones de la distribucin del ingreso sin suponer ninguna forma funcional para la misma. Ver Deaton (1997) y
Gasparini y Sosa Escudero (2001) para mayores detalles del uso de este mtodo aplicado al problema de la estimacin de
densidades de ingreso.
10
A lo largo de todo este trabajo se utiliza la escala de adultos equivalentes del INDEC y se postula un parmetro =0.8, a
falta de estudios sobre el tema. Este parmetro implica economas de escala moderadas. Los resultados cualitativos de este
trabajo no se modifican al cambiar el valor de en un rango razonable.
10
La informacin para la figura 3.1 y el resto del trabajo proviene de la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH), que realiza el Instituto Nacional de Estadstica y Censos
(INDEC) desde 1974. En el apndice a este captulo se presentan algunos detalles de
esta encuesta y de las otras dos encuestas de hogares con que cuenta la Argentina.
Como es usual para las distribuciones de ingreso de todo el mundo, la funcin de
densidad del logaritmo del ingreso tiene forma de campana invertida (o en trminos
tcnicos, forma aproximadamente normal), lo cual tiene un corolario importante: la
distribucin de los ingresos - no de sus logaritmos- presenta una gran acumulacin de
individuos en los niveles de ingreso medio-bajos y muy pocos en los altos. Es decir, la
distribucin del ingreso es asimtrica, con una cola derecha larga y un ingreso medio
superior al mediano.
11
Ms all de revelar la forma de las distribuciones, la figura 3.1 pone de manifiesto dos
cambios importantes entre 1986 y 1998: un sensible corrimiento hacia la derecha y un
aplastamiento de la funcin de densidad. Estos cambios tienen claras implicancias en
trminos de crecimiento y desigualdad. Mientras que el corrimiento a la derecha es reflejo
de un aumento en el ingreso medio de la poblacin, el aplastamiento de la funcin de
densidad sugiere un significativo incremento de la desigualdad.
La figura 3.2 muestra una variante del desfile de los enanos de Pen (1974), una manera
alternativa de ilustrar la desigualdad en la distribucin. En el eje horizontal se ubica a los
individuos en orden creciente segn su ingreso familiar equivalente. A cada individuo el
grfico le otorga sobre el eje vertical una altura igual al cociente entre su ingreso y el
ingreso medio.
12
En este desfile de individuos, la mayora tiene una altura inferior a la
media: de ah el nombre de desfile de enanos. La curva de 1998 se inicia por debajo de
la de 1986, pero termina en valores claramente superiores. Esto es reflejo de un cambio
distributivo importante: entre 1986 y 1998 alrededor del 70% ms pobre de la poblacin
ha perdido en trminos de ingreso relativo a la media.
Figura 3.2
El desfile de los enanos de Pen
Gran Buenos Aires, 1986 y 1998
0
1
2
3
4
5
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1
% poblacin
i
n
g
r
e
s
o
/
i
n
g
r
e
s
o

m
e
d
i
o
1986 1998
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.

11
Estrictamente, las funciones de distribucin suelen no ser lognormales. Existen otras formas funcionales (ej. Pareto,
Dagum) que ajustan algo mejor las distribuciones del ingreso del mundo real. Botargues y Petrecolla (1999) hacen un
exhaustivo anlisis de este punto para el caso de la distribucin del ingreso de los ocupados en el Gran Buenos Aires.
12
Por problemas de escala y con fines ilustrativos el grfico ignora al 2% ms rico de la poblacin.
11
Un instrumento grfico de uso ms extendido en el anlisis de desigualdad es la curva de
Lorenz (Lorenz, 1905), la cual ordena a la poblacin segn su ingreso y grafica para cada
porcentaje acumulado de poblacin su correspondiente fraccin acumulada de ingreso. La
figura 3.3 muestra la curva de Lorenz para las distribuciones de 1986 y 1998.
Figura 3.3
Curvas de Lorenz del ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1986 y 1998
0.0
0.1
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
1.0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1
% acumulado de poblacin
%

a
c
u
m
u
l
a
d
o

d
e

i
n
g
r
e
s
o
1986 1998 lpi
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Nota: lpi =lnea de perfecta igualdad.
La curva de 1998 est siempre por debajo de la curva de 1986, indicando que para
cualquier porcentaje acumulado de poblacin ms pobre, su participacin en el ingreso
total fue mayor en 1986 que en 1998. Esta observacin tiene un corolario claro: la
desigualdad en 1998 fue superior a la de 1986. De hecho, Atkinson (1970) muestra que si
una curva de Lorenz domina a otra (i.e. est por encima), cualquier ndice de desigualdad
que cumpla con el principio de las transferencias de Pigou-Dalton (i.e. que apruebe
transferencias de un individuo con mayor ingreso a uno con ingreso menor) indicar un
nivel de desigualdad inferior para la distribucin cuya curva de Lorenz es dominante. Si
las curvas de Lorenz se cortan (i.e. no hay relaciones de dominancia), es probable que
ndices de desigualdad distintos evalen la comparacin entre dos distribuciones de
manera diferente. En contraste con el caso graficado en la figura 3.2, es usual que las
curvas de Lorenz se crucen. Por esta razn, en el resto del captulo se comparan las
distribuciones directamente mediante la presentacin de varios ndices de desigualdad, en
lugar de chequear dominancia de Lorenz. En particular, se utilizan los siguientes
indicadores de uso extendido: la participacin porcentual en el ingreso del decil 1 (el de
menores ingresos), la participacin del decil 10 (el ms rico), el cociente entre el ingreso
promedio del decil 10 sobre el decil 1, el coeficiente de Gini, el ndice de Theil, el
coeficiente de variacin y el ndice de Atkinson.
13
3.2. La desigualdad en el Gran Buenos Aires
El Gran Buenos Aires (GBA), que incluye la Capital Federal y el Conurbano Bonaerense,
es la nica rea geogrfica del pas para la que es posible construir una serie distributiva

13
El ndice de Atkinson se computa sobre la base de una funcin de bienestar social tipo CES con dos parmetros de
aversin a la desigualdad diferentes: 1 y 2. Todos los indicadores de desigualdad utilizados son convencionales en la
literatura especializada. Sus propiedades pueden ser consultadas en Lambert (1993), Cowell (1995) o Cowell (2000).
12
larga. La fragmentada y precaria evidencia emprica existente antes de la primera EPH
indica una distribucin relativamente estable durante las dcadas del cincuenta, sesenta y
comienzos de los setenta (Altimir, 1986 y Gasparini, 1999a). Desde 1974 es posible
contar con mediciones consistentes de la desigualdad en el GBA basadas en una misma
encuesta de hogares: la EPH. El cuadro 3.1 presenta la evolucin entre 1974 y 2000 de
los indicadores de desigualdad mencionados en la seccin anterior, calculados sobre la
distribucin del ingreso familiar equivalente del Gran Buenos Aires sobre la base de
informacin de las ondas de octubre de la EPH. La figura 3.4 muestra la evolucin del
coeficiente de Gini, el indicador de desigualdad ms difundido en la literatura. El Gini
puede variar entre 0 y 1: aumentos de este indicador reflejan distribuciones ms
desiguales.
Cuadro 3.1
Indicadores de desigualdad
Distribucin del ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1974-2000
% decil 1 % decil 10 Y10/Y1 Gini Theil CV Atk(1) Atk(2)
1974 3.1 25.0 8.0 0.322 0.185 0.746 0.161 0.336
1975-1979 s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
1980 2.6 28.3 10.9 0.374 0.241 0.795 0.209 0.367
1981 2.3 31.8 14.1 0.410 0.308 0.977 0.253 0.427
1982 2.3 30.8 13.2 0.399 0.298 1.011 0.242 0.413
1983 s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
1984 2.2 31.9 14.3 0.406 0.347 1.421 0.252 0.420
1985 2.4 29.2 12.4 0.389 0.262 0.837 0.227 0.400
1986 2.4 30.6 13.0 0.399 0.289 0.939 0.237 0.405
1987 2.0 32.3 15.9 0.423 0.329 1.045 0.268 0.453
1988 1.9 32.3 17.3 0.431 0.333 1.027 0.283 0.492
1989 1.6 38.3 23.9 0.494 0.478 1.410 0.348 0.569
1990 2.1 33.9 16.1 0.436 0.370 1.196 0.280 0.465
1991 2.1 34.2 16.0 0.435 0.390 1.388 0.276 0.450
1992 2.2 31.6 14.7 0.418 0.311 0.953 0.262 0.451
1993 1.8 31.4 17.0 0.420 0.316 0.966 0.265 0.479
1994 2.0 33.0 16.4 0.431 0.346 1.091 0.275 0.459
1995 1.7 35.6 21.2 0.461 0.395 1.142 0.312 0.521
1996 1.7 34.7 20.5 0.458 0.388 1.134 0.310 0.557
1997 1.6 34.3 21.3 0.457 0.384 1.237 0.314 0.539
1998 1.5 35.7 24.3 0.477 0.415 1.161 0.333 0.569
1999 1.5 34.7 22.6 0.465 0.388 1.079 0.320 0.559
2000 1.4 35.7 26.1 0.480 0.415 1.130 0.343 0.607
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH. Nota: %decil j=porcentaje del ingreso familiar
equivalente acumulado en el decil j. Y10/Y1=ingreso promedio del decil 10 sobre ingreso promedio
del decil 1, CV=coeficiente de variacin, Atk(e)=ndice de desigualdad de Atkinson con parmetro
de aversin a la desigualdad e.
13
Figura 3.4
Coeficiente de Gini del ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1974-2000
0.30
0.32
0.34
0.36
0.38
0.40
0.42
0.44
0.46
0.48
0.50
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Desde mediados de los setenta la desigualdad ha tenido un claro patrn ascendente, con
tres episodios de fuerte aumento de las disparidades de ingresos: la segunda mitad de los
setenta, fines de los ochenta y gran parte de los noventa. A grandes rasgos este patrn
de evolucin es compartido por todos los ndices considerados y es robusto a distintos
conceptos de ingreso y a diversos ajustes practicados a la informacin de base de la
EPH.
14
A modo ilustrativo, la figura 3.5 muestra la evolucin el coeficiente de Gini de tres
conceptos alternativos de ingreso: el ingreso per cpita familiar, el ingreso individual
proveniente del trabajo y el ingreso laboral horario.
15
En los tres casos la evolucin de la
desigualdad es semejante a la comentada para el ingreso familiar equivalente.
Figura 3.5
Coeficiente de Gini del ingreso per cpita familiar,
ingreso laboral e ingreso laboral horario
Gran Buenos Aires, 1974-2000
0.30
0.35
0.40
0.45
0.50
0.55
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0
ingreso per capita Ingreso laboral Ingreso laboral horario
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.

14
Varios trabajos presentan evidencia emprica en general consistente con el cuadro 3.1. Ver Altimir y Beccaria (2000),
Altimir, Beccaria y Gonzlez Rozada (2000), Frenkel y Gonzlez Rozada (2000), FIEL (1999), Gasparini, Marchionni y Sosa
Escudero (2000a), Gasparini (2001), Llach y Montoya (1999) y Lee (2000), entre otros.
15
Los valores de otros ndices de desigualdad para estas tres distribuciones pueden ser solicitados a los autores.
14
3.3. La desigualdad en la Argentina
La EPH se realiza actualmente en varios aglomerados urbanos del pas. Sin embargo,
recin en los noventa esta encuesta alcanz una cobertura nacional razonable. En el
cuadro 3.2 se presentan estadsticas de desigualdad para el agregado de 19
aglomerados, mientras que la figura 3.6 muestra la evolucin del coeficiente de Gini del
ingreso familiar equivalente y per cpita.
16
La evolucin de la desigualdad en el agregado
es semejante a la del GBA; en particular, presenta un claro patrn creciente durante los
noventa, con independencia del ndice utilizado.
Cuadro 3.2
Indicadores de desigualdad
Distribucin del ingreso familiar equivalente
Argentina, 1992-2000
% decil 1 % decil 10 Y10/Y1 Gini Theil CV Atk(1) Atk(2)
1992 2.0% 32.1% 15.7 0.423 0.320 0.975 0.266 0.460
1993 1.9% 31.7% 17.0 0.425 0.324 0.993 0.274 0.481
1994 1.9% 32.8% 16.8 0.433 0.344 1.071 0.274 0.470
1995 1.7% 35.0% 20.8 0.455 0.387 1.165 0.307 0.515
1996 1.7% 34.5% 20.8 0.457 0.386 1.136 0.307 0.547
1997 1.6% 34.4% 21.7 0.457 0.385 1.226 0.312 0.541
1998 1.5% 36.1% 23.5 0.470 0.406 1.134 0.324 0.551
1999 1.6% 34.7% 22.1 0.462 0.385 1.085 0.320 0.555
2000 1.4% 35.7% 26.0 0.478 0.416 1.188 0.342 0.594
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH. Nota: %decil j=porcentaje del ingreso familiar
equivalente acumulado en el decil j. Y10/Y1=ingreso promedio del decil 10 sobre ingreso promedio
del decil 1, CV=coeficiente de variacin, Atk(e)=ndice de desigualdad de Atkinson con parmetro
de aversin a la desigualdad e.
Figura 3.6
Coeficiente de Gini del ingreso familiar equivalente y
del ingreso per cpita familiar
Argentina, 1992-2000
0.40
0.42
0.44
0.46
0.48
0.50
0.52
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
ingreso equivalente ingreso per capita
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.

16
Los aglomerados considerados son: Comodoro Rivadavia, Crdoba, Ro Gallegos, Gran Buenos Aires, Jujuy, La Pampa
(Santa Rosa y Toay), La Plata, Neuqun, Paran, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del
Fuego (Ushuaia y Ro Grande), Catamarca, Mendoza, Rosario y Tucumn.
15
3.4. Comparacin interurbana
Las ciudades argentinas difieren marcadamente en su nivel de desigualdad. El cuadro 3.3
presenta el promedio para el perodo 1997-1999 del coeficiente de Gini de la distribucin
del ingreso familiar equivalente.
17
La variabilidad de niveles de desigualdad entre ciudades
es ms marcada que para una misma rea geogrfica en el tiempo. En el grupo de menor
dispersin de ingresos figuran varias ciudades de la Patagonia y de la regin Pampeana.
En el otro extremo, prevalecen las ciudades del Noreste y del Noroeste. El Gran Buenos
Aires aparece como un aglomerado de alta desigualdad relativa, pese a que sus
componentes (Capital y Conurbano) ocupan lugares intermedios. Estos resultados son en
general robustos al uso de otros conceptos de ingreso y otros indicadores de desigualdad.
Cuadro 3.3
Coeficientes de Gini del ingreso familiar equivalente
Ciudades argentinas, promedio 1997-1999
Ciudad Gini
Ro Gallegos 0.398
Rosario 0.406
Tierra del Fuego 0.407
Santa Rosa 0.411
La Plata 0.414
Crdoba 0.415
Santiago del Estero 0.419
Conurbano 0.422
Mar del Plata 0.424
Capital Federal 0.430
Comodoro Rivadavia 0.435
Santa F 0.436
Mendoza 0.436
San Luis 0.436
Tucumn 0.445
Catamarca 0.447
San Juan 0.450
Salta 0.457
Neuqun 0.462
Argentina 0.463
GBA 0.466
Formosa 0.468
Jujuy 0.474
Concordia 0.478
Posadas 0.479
Resistencia 0.490
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Nota: GBA incluye Capital y Conurbano
3.5. Problemas prcticos de medicin
Las estadsticas presentadas en este captulo se construyen en base a la informacin de
ingresos relevada en la EPH. Como la mayora de las encuestas de hogares en el mundo,
la EPH presenta un conjunto de falencias que pueden afectar la medicin de la
distribucin. Tres de ellas son particularmente relevantes: no respuesta de ingresos,

17
La presentacin de promedios pretende suavizar el problema de la variabilidad muestral, que puede ser particularmente
severo en ciudades donde se encuesta a pocos individuos. Ver Sosa Escudero y Gasparini (2000) y seccin 3.6 de este
trabajo.
16
subdeclaracin de ingresos y no captacin de ciertos ingresos, tpicamente la renta
implcita de la propia vivienda. En este apartado se comentan brevemente estos
problemas, su impacto sobre la medicin de la desigualdad y las posibles soluciones.
No respuesta: Una caracterstica habitual de las encuestas de hogares es que una
proporcin no despreciable de los encuestados se niega a declarar sus ingresos. Este
fenmeno sesga las mediciones de desigualdad si las tasas de no respuesta son
sistemticas (por ejemplo, si los ricos tienden a no responder con mayor frecuencia que
los pobres) y si varan en el tiempo.
18
Los mtodos de imputacin de ingreso, utilizados
comnmente para aliviar este problema, estn en general basados en la observacin de
caractersticas relacionadas con el ingreso individual, tales como educacin, experiencia
laboral, sexo, sector de actividad, etc. Lo usual es estimar un modelo de regresin de los
salarios para los individuos que trabajan, corrigiendo por sesgo de seleccin, el cual es
posteriormente utilizado para predecir los salarios de los individuos que no declaran
ingresos.
Subdeclaracin: Se sospecha que existe una tendencia en los encuestados a declarar
ingresos inferiores a los reales. El problema de la subdeclaracin es relevante si grupos
de distintas caractersticas presentan distintos patrones de subdeclaracin, lo que se
agrava si estos patrones se alteran en el tiempo. La misma naturaleza del problema hace
que sea difcil, sino imposible, dar cuenta de la magnitud del mismo en forma directa, por
lo que debe recurrirse a mtodos indirectos que permitan cuantificar el volumen
subdeclarado. Una de las aproximaciones comnmente usadas coteja las cifras obtenidas
a travs de encuestas con valores similares provenientes del sistema de Cuentas
Nacionales.
19
De este modo, se pueden obtener magnitudes de las discrepancias entre
ambas fuentes, que posteriormente pueden ser aplicadas a los microdatos para
corregirlos por subdeclaracin y hacerlos compatibles con los guarismos de la
contabilidad nacional. Usualmente, estos factores de correccin son relativamente bajos
para los jubilados, mayores para los trabajadores y ms elevados para quienes perciben
ingresos del capital. Una segunda aproximacin consiste en obtener una magnitud de la
subdeclaracin a partir de la evaluacin de discrepancias en los patrones de consumo de
los hogares: diferencias significativas en los consumos de familias observacionalmente
iguales pueden sugerir subdeclaracin de ingresos. Sosa Escudero y Alaimo (2000)
implementan esta metodologa en base a la ENGH, encontrando que los no asalariados
subreportan aproximadamente el 23% de sus ingresos.
Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000a) encuentran que si bien las mediciones del
nivel de desigualdad se alteran cuando se introducen ajustes por no respuesta y
subdeclaracin, el patrn global de evolucin de la desigualdad no se ve modificado. Por
esta razn, y para asegurar comparabilidad con otros estudios, las estadsticas de este
trabajo no estn ajustadas por no respuesta y subdeclaracin.
Rentas de la posesin de durables: Se denomina ingreso al flujo de renta obtenida como
retribucin a todos los activos que posee un individuo o grupo familiar. Segn esta
definicin, debera computarse como ingreso no slo el pago al trabajo y al capital, sino
tambin la renta obtenida por el uso de bienes durables propios, tales como un inmueble.

18
Los esfuerzos implementados por el INDEC lograron bajar la tasa de no respuesta en la EPH desde un 25% en los
ochenta a un 8% a fines de los noventa. Para el caso de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH) la tasa de
no respuesta flucta entre el 20% y el 40% (INDEC, 1998), mientras que para la Encuesta de Desarrollo Social (EDS) esta
tasa es del 50% (Galiani et al ., 2001).
19
Ver Llach y Montoya (1999).
17
El problema emprico consiste en que dicha renta no es directamente observable y,
consecuentemente, es necesario imputarla en forma indirecta. Gasparini y Sosa Escudero
(2001b) utilizan un modelo de precios hednicos para estimar esta renta.
20
Con
informacin de la ENGH estiman una ecuacin de precios hednicos de los alquileres
pagados en funcin de una variedad de caractersticas de la vivienda. Posteriormente,
reemplazan en el modelo las caractersticas observables de las viviendas no alquiladas y
obtienen una prediccin del alquiler potencial de cada vivienda.
21
Se concluye que al
ajustar los ingresos por renta implcita de la vivienda propia, el nivel de desigualdad cae
ligeramente. La explicacin radica en dos fenmenos. Por un lado, en el Gran Buenos
Aires la propiedad de la vivienda (legal o de hecho) est muy generalizada. En segundo
lugar, las estimaciones reflejan una elasticidad-ingreso corriente del gasto en vivienda
menor a uno.
3.6. Variabilidad muestral y significatividad estadstica
La informacin de ingresos utilizada para los estudios distributivos proviene de muestras,
por lo que cualquier medicin de la desigualdad es fundamentalmente una estimacin de
la verdadera desigualdad. Si el ingreso se midiese sin error y los hogares encuestados
fueran siempre los mismos, un aumento de las medidas de desigualdad sugerira
inequvocamente una mayor dispersin de ingresos. El problema surge cuando la muestra
cambia en el tiempo, de modo que cambios en las medidas de desigualdad pueden
deberse efectivamente a cambios en la desigualdad poblacional o simplemente a cambios
en la muestra. La prctica habitual ignora por completo estas cuestiones, tomando los
datos muestrales como si fuesen poblacionales. Sosa Escudero y Gasparini (2000)
analizan esta cuestin para el caso de la EPH y encuentran que el problema no es trivial
en aglomerados con un bajo nmero de observaciones.
22
Pese a que la consideracin de
la significatividad estadstica exige observar cierta prudencia a la hora de interpretar
evoluciones temporales, los patrones generales de cambio en la desigualdad presentados
en este captulo y referidos a grandes agregados como el GBA o el total del pas se
mantienen robustos al problema de la variabilidad muestral.
3.7. El efecto de la poltica fiscal
El ingreso que se registra en la EPH capta slo parte del efecto de la poltica fiscal sobre
el bienestar individual. En particular, ni la provisin pblica gratuita de bienes y servicios ni
gran parte de los impuestos estn incluidos en la nocin de ingreso que releva la
encuesta. La consideracin de la poltica fiscal puede afectar las mediciones del nivel de
desigualdad. Adicionalmente, si el impacto de los gastos e impuestos cambia en el
tiempo, la evolucin de la desigualdad pre-fiscal puede diferir de la post-fiscal. El captulo
6 de este trabajo est destinado a analizar el efecto de las polticas pblicas sobre la
distribucin. En ese captulo se concluye que (i) la poltica fiscal en la Argentina tiene un
efecto reductor de los niveles de desigualdad, pero que (ii) su impacto redistributivo ha
variado muy poco en el tiempo, en relacin a la magnitud de las variaciones de la

20
Una vivienda es en realidad un bien compuesto, es decir, el agregado de un conjunto de bienes (puertas, pisos, caeras,
etc.) que se vende como un paquete. Un modelo de precios hednicos intenta estimar la contribucin de cada parte al
precio total de la vivienda, mediante un modelo de regresin mltiple donde la variable a explicar es el precio de la vivienda
y las variables explicativas son las caractersticas observables de la misma (cantidad de habitaciones, de baos, calidad de
las instalaciones, etc.).
21
El trabajo utiliza mtodos de regresin por cuantiles, en donde se estima una ecuacin hednica para cada cuantil de la
distribucin condicional del ingreso.
22
Por ejemplo, en Neuqun en el perodo 1992-1997 de las 15 comparaciones posibles entre aos del coeficiente de Gini,
slo 2 son significativas.
18
desigualdad en la distribucin del ingreso pre-fiscal. Este ltimo resultado implica que el
patrn de evolucin de la desigualdad presentado y discutido en el presente captulo no
se altera significativamente al incluir a la poltica fiscal en las mediciones.
3.8. Comparacin internacional
En los ltimos aos se han realizado importantes esfuerzos para homogeneizar la
medicin de la desigualdad entre pases y construir bases de datos internacionales de
estadsticas distributivas. Estas bases permiten ubicar a la distribucin de la Argentina en
el contexto internacional.
23
La Argentina ha sido tradicionalmente identificada como un
pas con menor desigualdad distributiva que gran parte del resto de Amrica Latina. La
existencia de una amplia clase media, combinada con indicadores de pobreza
relativamente bajos para el estndar latinoamericano soportan esa percepcin. La figura
3.7 aporta evidencia emprica en ese sentido. La Argentina se encuentra dentro del grupo
de pases con baja desigualdad relativa. En particular, se trata de un pas
significativamente ms igualitario que las principales economas latinoamericanas, como
Chile, Mxico o Brasil.
Figura 3.7
Coeficientes de Gini del ingreso per cpita familiar
Pases de Amrica Latina, primera mitad de los noventa
0.40
0.45
0.50
0.55
0.60
0.65
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de BID (1998)
El resultado positivo para la Argentina que surge de la figura 3.7 tiene dos cualificaciones
negativas. (i) El incremento de la desigualdad en la Argentina durante la dcada del
noventa ha sido mayor que el experimentado en la mayora de los pases
latinoamericanos en ese mismo perodo. La Argentina hoy contina siendo un pas de
baja desigualdad en el contexto latinoamericano, pero la forma de su distribucin de
ingresos se ha acercado a la del promedio del continente. (ii) Amrica Latina es una de las
regiones de mayor desigualdad en el mundo. Si bien la Argentina se encuentra bien
ubicada en la escala distributiva de Amrica Latina, se trata de una economa de alta
desigualdad al compararla con el promedio mundial.

23
Deininger y Squire (1996) fueron los pioneros en presentar una amplia base de datos de panel internacional. En BID
(1998) y Londoo y Szkely (2000) se presenta informacin sobre estadsticas distributivas razonablemente homogneas
para Amrica Latina. Pese a los esfuerzos de consistencia en las mediciones, los resultados de las comparaciones
internacionales deben ser tomados con cautela, ya que persisten diferencias en las metodologas de medicin de ingresos
utilizadas en los distintos pases.
19
Figura 3.8
Coeficientes de Gini
Varios pases del mundo
0.00
0.10
0.20
0.30
0.40
0.50
0.60
A
R
G
E
N
T
I
N
A
America
Latina
Europa
Asia
EE.UU
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de Deininger y Squire (1996) y EPH.
La figura 3.8 ilustra este punto. La altura de cada barra indica el nivel promedio del
coeficiente de Gini para varios aos de las dcadas del ochenta y noventa de cada pas
relevado por Deininger y Squire (1996). Dado que estos autores no incorporan a la
Argentina en el anlisis, la figura 3.8 incluye una estimacin propia consistente con la
metodologa del trabajo citado. El coeficiente de Gini de la Argentina es bajo dentro de
Amrica Latina, pero relativamente alto comparado con el resto del mundo; en particular
es alto comparado con el de pases con un nivel de desarrollo semejante.
3.9. Salarios relativos
Muchos estudios distributivos, en especial los provenientes de la Economa Laboral, se
concentran en el anlisis de la distribucin de un componente particular de los ingresos
familiares: el salario horario de los trabajadores. Una justificacin normativa para esta
prctica surge de la discusin del captulo 2: las diferencias de ingresos que provienen de
la eleccin del nmero de horas de trabajo no necesariamente son injustas. En ese
sentido, es razonable concentrarse en analizar la desigualdad en la distribucin de los
salarios horarios, y no de los ingresos laborales totales, ya que stos dependen de las
horas trabajadas.
24
El cuadro 3.4 muestra los salarios horarios reales y relativos de los trabajadores del Gran
Buenos Aires entre 18 y 65 aos, cuya principal fuente de ingresos es el trabajo. Este
grupo de trabajadores es dividido de acuerdo a tres variables presentes en la EPH,
frecuentemente consideradas potenciales determinantes de los salarios: el sexo, el nivel
de educacin formal y la edad (utilizada como indicadora de la experiencia laboral).
25
La
poblacin fue clasificada segn su educacin formal en tres grupos: (i) primaria incluye a
quienes no terminaron la secundaria, (ii) secundaria abarca a quienes terminaron la
secundaria pero no tienen ningn ttulo terciario y (iii) superior a quienes tienen ttulo
superior. Se presentan los resultados para cuatro aos de relativa estabilidad
macroeconmica separados por intervalos semejantes: 1980, 1986, 1992 y 1998.

24
Esto naturalmente presupone la ausencia de restricciones en el nmero de horas de trabajo a elegir (ej. ausencia de
desempleo involuntario).
25
Ver Mincer (1974).
20
Cuadro 3.4
Salario real y relativo por grupo sociodemogrfico
Gran Buenos Aires, 1980, 1986, 1992 y 1998
Salario real ($ de 1998) Salario relativo
1980 1986 1992 1998 1980 1986 1992 1998
Total 7.58 4.90 4.12 4.88
Sexo
Hombres 7.91 5.19 4.21 5.00 1.04 1.05 1.02 1.02
Mujeres 6.96 4.43 3.99 4.69 0.92 0.90 0.96 0.96
Educacin
Primaria 6.02 3.89 3.19 3.29 0.74 0.77 0.80 0.75
Secundaria 10.12 5.96 4.77 5.06 1.24 1.19 1.20 1.16
Superior 17.99 10.48 7.38 10.13 2.20 2.08 1.85 2.32
Edad
18 a 30 6.41 4.05 3.51 3.70 0.84 0.82 0.85 0.76
31 a 50 8.17 5.54 4.56 5.35 1.07 1.13 1.11 1.10
51 a 65 8.38 4.85 4.12 5.83 1.10 0.99 1.00 1.19
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
El salario real se construye a partir del ingreso horario de la ocupacin principal reportado
en la EPH deflactado por el ndice de precios minoristas de septiembre de cada ao. El
salario relativo de un grupo dado en un determinado ao se calcula como su salario real
dividido un promedio ponderado de los salarios reales de todos los grupos. El ponderador
usado para cada grupo es un promedio temporal simple de las participaciones del grupo
en el empleo total.
El salario real promedio cay fuertemente entre 1980 y 1986, se contrajo moderadamente
hacia 1992 y se recuper en los noventa hasta situarse en un nivel parecido al de 1986.
Esta evolucin fue relativamente similar entre gneros, con una menor cada salarial entre
1980 y 1992 para las mujeres, lo cual se ve reflejado en salarios relativos crecientes.
La evolucin de los ingresos laborales horarios result muy diferente entre grupos
educativos. Entre 1980 y 1992 los salarios cayeron en mayor medida para el grupo de
educacin superior, reduciendo la brecha de ingresos y por ende la desigualdad. En
cambio, entre 1992 y 1998 mientras que el salario aument muy ligeramente para los
trabajadores sin un ttulo superior, se increment sustancialmente para los graduados del
nivel terciario. El salario relativo, que haba cado de 2.20 a 1.85 en los ochenta, se
recuper en la dcada siguiente, situndose en 2.32. Este sustancial aumento de la
brecha salarial entre grupos educativos es considerado uno de los principales
determinantes del aumento de la desigualdad en la dcada del noventa (ver captulo 5).
Los salarios relativos entre grupos etreos tambin se modificaron en el perodo bajo
estudio. Otra vez, la evolucin fue distinta en los ochenta y los noventa. Mientras que los
salarios relativos de los trabajadores de mayor edad cayeron en los ochenta, se
recuperaron en la dcada siguiente.
3.10. Pobreza
Existen dos enfoques alternativos para identificar a individuos u hogares pobres: el del
ingreso y el de las necesidades bsicas insatisfechas (NBI). Segn el primero es indigente
toda persona cuya familia no alcanza un determinado ingreso por adulto equivalente que
le permita comprar una canasta bsica de alimentos. En la definicin de pobre se extiende
esa canasta a un conjunto mayor de bienes. Segn el mtodo de las NBI es pobre todo
21
individuo cuyo hogar tiene ciertas caractersticas que reflejan un consumo permanente
bajo, o que condicionan seriamente su capacidad de generar ingresos suficientes en el
futuro. En la Argentina estas caractersticas incluyen hacinamiento, precariedad de la
vivienda, condiciones sanitarias deficientes de la vivienda, no asistencia a la escuela de
los nios, y baja educacin del jefe de familia combinada con baja relacin miembros
activos/miembros inactivos. Si bien este mtodo parece captar de forma ms cabal la
pobreza estructural, tiene el defecto de tener un fuerte sesgo a generar valores
decrecientes de la pobreza, an en situaciones de estancamiento econmico.
26
La figura 3.9 ilustra la evolucin del porcentaje de poblacin por debajo de la lnea de la
pobreza y la indigencia en el Gran Buenos Aires, sobre la base de datos de la EPH.
27
La
pobreza se mantuvo en niveles relativamente bajos hasta principios de los ochenta,
cuando se inicia una fase ascendente que se acelera drsticamente en el perodo de
crisis macroeconmica de fines de los ochenta. Con la estabilizacin los indicadores de
pobreza descienden hasta valores algo superiores a los de mediados de los ochenta.
Alrededor de 1993 se inicia un nuevo perodo de incremento en la pobreza que no se ha
detenido.
Figura 3.9
Porcentaje de poblacin
por debajo de la lnea de indigencia y pobreza
Gran Buenos Aires, 1980-2000
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100
indigentes pobres
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH, Llach y Montoya (1999) y World Bank (2000).
La evolucin de la pobreza en el resto del pas ha sido semejante a la del GBA (figura
3.10). En todas las regiones el porcentaje de personas por debajo de la lnea de la
pobreza creci entre 1993 y 1998. El Noroeste y el Noreste son las regiones de mayor
pobreza en el pas (an ajustando por diferencia en precios relativos). El GBA, la regin
Pampeana y en especial la Patagonia tienen niveles de pobreza inferiores al promedio
nacional.

26
Alguna mejora menor en la vivienda puede hacer que una familia deje de ser considerada pobre por NBI. Hecha la
mejora, es difcil que sta desaparezca (y por ende la familia vuelva a su condicin de NBI), pese a que los ingresos
familiares caigan a niveles muy bajos.
27
Siguiendo los valores oficiales, la lnea de indigencia para el GBA fue fijada en $69 por adulto equivalente ($ de 1998). El
valor para la lnea de pobreza fue de $160 por adulto equivalente.
22
Figura 3.10
Porcentaje de poblacin por debajo de la lnea de pobreza
Regiones de la Argentina, 1992-1998
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
GBA NOA NEA Cuyo Pampeana Patagonia Argentina
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de Lee (2000).
El aumento de la pobreza puede estar asociado a una cada del ingreso nacional, a un
aumento de la desigualdad o a ambos fenmenos a la vez. El perodo ilustrado en la
figura 3.10 fue de extraordinario crecimiento del ingreso para los estndares argentinos. El
ingreso disponible por habitante aument alrededor de un 20% entre 1992 y 1998. En
consecuencia, parece claro que el incremento de la pobreza ha estado estrechamente
asociado al fenmeno de creciente desigualdad, documentado en las secciones
anteriores.
Las figuras 3.9 y 3.10 presentan la evolucin del indicador de pobreza ms rudimentario:
el porcentaje de individuos por debajo de la lnea de pobreza o tasa de incidencia. A las
desventajas tericas de esta medida se le contrapone su sencillez de interpretacin, lo
que la hace el indicador preferido en todas las discusiones de poltica y en muchas de las
acadmicas (Deaton, 1997). En el caso argentino, el uso de indicadores alternativos no
modifica esencialmente los patrones descriptos de evolucin de la pobreza.
28
El ajuste de
los datos por no respuesta y subdeclaracin tampoco modifica sustancialmente este
patrn. En cambio, la medicin de la pobreza como NBI muestra una evolucin
sustancialmente diferente (figura 3.11). El porcentaje de individuos con NBI ha cado casi
continuamente en los noventa. Esta evolucin posiblemente responda en parte al sesgo
apuntado anteriormente.

28
Ver Albornoz y Petrecolla (1996), Lee (2000), Llach y Montoya (1999) y Mitnik y Montoya (1995).
23
Figura 3.11
Porcentaje de hogares con NBI
Gran Buenos Aires, 1988-1997
0.08
0.09
0.1
0.11
0.12
0.13
0.14
0.15
0.16
0.17
1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
Fuente: INDEC
3.11. Bienestar
La manera ms general de realizar comparaciones de bienestar es a travs de curvas de
Lorenz generalizadas.
29
Cuando estas curvas se cortan, lo que suele ocurrir con
frecuencia, el resultado de la comparacin de dos distribuciones depende de la funcin de
bienestar social especfica que se postule, es decir, de los juicios de valor del analista.
El siguiente ejercicio muestra la evaluacin de la economa argentina segn la visin de
cinco funciones de bienestar usualmente consideradas en la literatura. El ejercicio puede
pensarse del siguiente modo. Se toma a cinco analistas con juicios de valor diferentes, los
cuales reflejan distintas ponderaciones de la relevancia de la media y del grado de
desigualdad sobre el nivel de bienestar. En un extremo se sita un analista cuya funcin
de bienestar es simplemente la media de la distribucin (funcin de Bentham): los
cambios en la desigualdad le resultan completamente irrelevantes. En el otro extremo se
sita un analista con mayores preocupaciones distributivas. Este analista, representado
por una funcin de bienestar social de Atkinson con parmetro de aversin a la
desigualdad =2, pondera de manera fuerte los cambios en los ingresos de los individuos
ms pobres: si stos no crecen, la compensacin en trminos de crecimiento del ingreso
promedio debe ser importante para que este analista juzgue a la nueva situacin como
preferida. Entre los dos casos mencionados se sitan tres casos intermedios
representados por las funciones de bienestar social de Sen, Kakwani y Atkinson con
parmetro =1.
30
A los cinco evaluadores se les suministra la misma informacin para
cada ao entre 1980 y 2000 sobre el ingreso disponible por habitante y la desigualdad en
la distribucin del ingreso, y se les pide que con base 1980=100 ordenen esas
distribuciones. Los resultados de estas evaluaciones se ilustran en la figura 3.12.
31,32

29
Para cada p% ms pobre de la poblacin estas curvas grafican el ingreso total acumulado por ese p% sobre el total de la
poblacin. Shorrocks (1983) prueba que si las curvas de Lorenz generalizadas no se cortan, los resultados de las
comparaciones de bienestar entre dos distribuciones son invariantes a cambios en los juicios de valor, siempre y cuando
stos respeten el principio bsico de Pigou-Dalton. Paraje (2001) realiza un anlisis de bienestar basado en curvas
generalizadas de Lorenz para el caso argentino.
30
Ver Lambert (1993) o Gasparini y Sosa Escudero (2001a) para ms detalles sobre las frmulas y caractersticas de estas
funciones.
31
Esta figura extiende los resultados de Gasparini y Sosa Escudero (2001a) a los aos 1999 y 2000. Debe consultarse esa
referencia para detalles tcnicos de las estimaciones.
24
Figura 3.12
Bienestar social en la Argentina
40
50
60
70
80
90
100
110
120
1
9
8
0
1
9
8
1
1
9
8
2
1
9
8
4
1
9
8
5
1
9
8
6
1
9
8
7
1
9
8
8
1
9
8
9
1
9
9
0
1
9
9
1
1
9
9
2
1
9
9
3
1
9
9
4
1
9
9
5
1
9
9
6
1
9
9
7
1
9
9
8
1
9
9
9
2
0
0
0
Bentham Sen Kakwani Atkinson (2)
Fuente: elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH y Cuentas Nacionales.
El grfico revela dos resultados interesantes. El primero indica el acuerdo entre todas las
funciones acerca de la evolucin general del bienestar social en la Argentina. El bienestar
cay entre 1980 y 1985 debido a una cada importante en el ingreso medio y a un nivel de
desigualdad relativamente estable. Luego de alguna mejora en 1986 y 1987, el bienestar
se desploma a fines de los ochenta arrastrado por una cada del ingreso medio y un
empeoramiento de la distribucin. La primera mitad de los noventa es evaluada de
manera favorable por los cinco analistas del ejercicio, a pesar del aumento en la
desigualdad. Esto es cierto an para el evaluador con funcin de Atkinson con =2. El
perodo 1994-1998 es escenario del segundo resultado interesante del grfico. Este es un
perodo de crecimiento moderado y de un fuerte deterioro de la distribucin. Esto genera
un conflicto entre evaluadores: mientras que algunos juzgan como favorable la evolucin
entre esos aos, otros sealan una significativa cada en el nivel de bienestar agregado.
Ntese que esta disparidad de opiniones acerca de la performance global de la economa
no estuvo presente en otros momentos de la historia econmica de los ltimos 20 aos. El
perodo 1998-2000 ha sido uno de cada del ingreso disponible por habitante y leve
incremento de la desigualdad. En este escenario todos los analistas revelan una
significativa cada del bienestar. Es interesante notar que mientras que para algunos
(Bentham) el bienestar agregado de la economa argentina en el ao 2000 era superado
slo por los aos de mayor prosperidad de los noventa, para otros (Atkinson con =2) el
bienestar de ese ao era superior slo al de 1989.
33

32
Los valores de las curvas de Sen y Atkinson con =1 son prcticamente indistinguibles. Por esta razn se presenta slo la
de Sen.
33
El ejercicio es interesante, pero limitado. Ms all de las deficiencias en la informacin, slo se incluye en la funcin de
bienestar el ingreso de las personas. Diferencias en factores como las libertades civiles, la inseguridad, la calidad del medio
ambiente y tantos otros afectan seguramente las comparaciones de bienestar. Gran parte del efecto del desempleo est
considerado en el ejercicio, ya que se computa la distribucin del ingreso incorporando a las personas desocupadas. En
cambio, no se incluye el posible costo psicolgico asociado al desempleo. Finalmente, el ejercicio tampoco tiene en cuenta
la sustentabilidad de determinadas distribuciones. La economa en un determinado ao puede presentar niveles de
desigualdad contenida (ej. a travs de regulaciones laborales), que impliquen en el futuro costos en trminos de ingreso
medio.
25
3.12. En resumen
La desigualdad en la Argentina se mantuvo en niveles estables durante varias dcadas. A
mediados de los setenta se inicia una etapa caracterizada por tres episodios de fuerte
aumento de las disparidades de ingreso: la segunda mitad de los setenta, fines de los
ochenta y gran parte de los noventa. La desigualdad en la Argentina se sita en la
actualidad en un nivel alto si se lo compara con los registros histricos; en un nivel bajo si
se lo compara con el resto de los pases de Amrica Latina; y en un nivel alto si se ampla
la comparacin al resto del mundo. La pobreza, medida como ingresos insuficientes,
tambin ha tenido una evolucin creciente en los ltimos 25 aos. Los niveles actuales
son slo superados por los registros de fines de los ochenta. El incremento de la
desigualdad y la pobreza tiene claras consecuencias en trminos de bienestar. Pese a
que en promedio la economa ha crecido de manera significativa en los ltimos 10 aos, el
deterioro distributivo implica que para algunos juicios de valor la situacin actual no sea
claramente preferida, en trminos de bienestar social, a la de una dcada atrs.
Este diagnstico, que es robusto a diversos ajustes para considerar las deficiencias de la
informacin de las encuestas de hogares y los efectos de la poltica fiscal, realza la
importancia de comprender las causas detrs del nivel y evolucin de la desigualdad y la
pobreza, de analizar sus consecuencias y de evaluar las posibles prescripciones de
poltica destinadas a aliviar los problemas distributivos. El resto de este trabajo est
destinado a discutir estos puntos.
26
Apndice: Las encuestas de hogares en la Argentina
El anlisis distributivo requiere de la disponibilidad de microdatos: observaciones de
magnitudes econmicas, sociales y demogrficas para las distintas unidades que
conforman una economa (personas y/u hogares). Teniendo en cuenta que en la
Argentina no existe informacin censal peridica sobre ingresos, el anlisis distributivo
emprico debe basarse inevitablemente en encuestas de hogares.
La principal fuente de datos para el caso argentino es la Encuesta Permanente de
Hogares (EPH).
34
La EPH es usualmente relevada y procesada por el INDEC tres veces al
ao (en mayo, agosto y octubre) y cubre 28 centros urbanos, los cuales representan
alrededor del 70% de la poblacin urbana del pas y el 98% de la poblacin que vive en
ciudades con ms de 100.000 habitantes. Consta de dos cuestionarios: uno individual y
otro familiar. El primero incluye informacin relativa a las caractersticas demogrficas del
individuo junto con su estado ocupacional, educacin e ingresos. Por su parte, el
cuestionario familiar se concentra en caractersticas del hogar tales como condiciones de
la vivienda y composicin de la familia. La EPH tiene una estructura de panel rotativo: en
cada onda se renueva el 25% de la muestra, de modo que entre dos ondas el 75% de los
hogares permanece en la muestra. Una vez que un hogar es seleccionado, permanece en
la muestra por 4 ondas: ste es el mximo perodo durante el cual puede obtenerse
informacin de un mismo hogar y de sus miembros. La EPH es la fuente de datos
distributivos ms utilizada, ya que ha sido extensamente revisada y ofrece la mayor
disponibilidad de observaciones temporales.
Otra importante fuente es la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH),
relevada tambin por el INDEC.
35
La ENGH se relev en dos oportunidades, en los
perodos 1985-1986 y 1996-1997. La encuesta captura una gran cantidad de variables
referidas a la estructura de gasto e ingreso de los hogares, a las cuales adiciona
informacin sobre distintas caractersticas demogrficas, ocupacionales y educacionales
de los hogares encuestados. La principal ventaja de la ENGH consiste en la abundante
informacin demogrfica y de la estructura de consumo. La principal desventaja reside en
que se ha realizado cada 10 aos, lo cual dificulta el anlisis de la evolucin temporal.
Una tercera fuente de informacin es la Encuesta de Desarrollo Social (EDS), una
encuesta de hogares de alcance nacional que recoge informacin de acceso a programas
sociales y bienestar de los hogares. El marco de referencia de dicha encuesta est
compuesto por todos los centros urbanos de por lo menos 5000 habitantes, lo que
representa el 98% de la poblacin urbana del pas y el 83.4% de la poblacin total. La
EDS incluye datos de 26.209 hogares, correspondiendo a ms de 75.000 personas. La
encuesta se implementa a travs de ocho cuestionarios, los primeros tres referidos a
caractersticas de las viviendas, su entorno fsico y social y diversos aspectos
demogrficos de los hogares. Los restantes cinco cuestionarios son individuales, cada
uno dirigido a un grupo etreo distinto. La EDS contiene informacin acerca de las
caractersticas laborales, educativas y de acceso a los servicios sociales de las familias. A
pesar de haber sido relevada en 1996, el acceso a los microdatos es todava complejo.
Adicionalmente, el uso de los mismos requiere un considerable esfuerzo de
compatibilizacin y evaluacin de calidad.
36

34
Ver INDEC (1997) para una descripcin ms detallada de la EPH.
35
Ver INDEC (1998) para una descripcin de la ltima versin de la ENGH.
36
Galiani, Marchionni y Sosa Escudero (2001) presentan una detallada descripcin de los problemas de calidad de
informacin de esta encuesta.
27
4. CONSECUENCIAS DE LA DESIGUALDAD Y LA POBREZA
La desigualdad y la pobreza tienen consecuencias directas sobre el bienestar social.
Ceteris paribus, ms desigualdad y pobreza implican menor bienestar,
independientemente de las repercusiones que estos fenmenos puedan tener sobre el
resto de la economa. Las estadsticas sobre bienestar presentadas en el captulo anterior
ponen de manifiesto el impacto directo de la desigualdad sobre el bienestar social. An en
perodos en los que el ingreso promedio crece, la evaluacin del bienestar agregado que
hace una analista con cierto inters por las cuestiones distributivas puede ser negativa, si
la desigualdad crece significativamente en el perodo.
La desigualdad y la pobreza tienen, adems, consecuencias indirectas sobre el nivel de
bienestar agregado, ya que por diversos canales pueden afectar tanto al nivel de ingreso
promedio de la economa, como a diversas variables que entran directamente en la
utilidad de los individuos (ej. inseguridad). El resto de esta seccin trata algunas de estas
consecuencias.
4.1. Desigualdad y ahorro

La distribucin del ingreso puede influir sobre variables macroeconmicas como el ahorro,
la inversin, el nivel de producto y su tasa de crecimiento. La literatura terica que analiza
las consecuencias macro de la desigualdad ha crecido significativamente en los ltimos
diez aos.
37
Sin embargo, desde hace dcadas estas relaciones preocupan a los
economistas. Kaldor (1957) y Pasinetti (1962) fueron pioneros en especificar un canal por
el que la desigualdad tiene consecuencias para el ahorro y el crecimiento. Si los ricos
tienen una propensin marginal a consumir menor que los pobres, una redistribucin de
ricos a pobres reduce la tasa de ahorro agregada. En un escenario donde la inversin no
est totalmente desconectada de la tasa de ahorro domstico, la redistribucin genera
menos acumulacin de capital y menos crecimiento. La crtica tradicional a este
argumento sostiene que la relacin relevante es entre ahorro e ingreso permanente (en
lugar de corriente) y que esta relacin es lineal, por lo que las propensiones marginales a
consumir y ahorrar seran semejantes entre pobres y ricos. En contraste, Kotlikoff y
Summers (1981) muestran que una parte sustancial del ahorro depende de las herencias,
las cuales, segn la escasa evidencia disponible, seran no lineales en el ingreso
permanente. Este argumento revitalizara la posibilidad de una relacin entre distribucin y
ahorro. La literatura emprica no es concluyente. Mientras que algunos autores no
encuentran una relacin clara entre ambas variables,
38
en un artculo reciente Smith
(2001) muestra un efecto positivo de la desigualdad sobre la tasa de ahorro privado
utilizando un panel extenso de pases. La distribucin del ingreso afecta a la tasa de
ahorro especialmente en pases con bajo desarrollo de sus mercados financieros. En
estas economas los pobres tienen un acceso muy limitado al sistema financiero, lo que
reduce sus incentivos a posponer consumo. Una menor proporcin de ingresos en este
grupo aumenta en consecuencia la tasa de ahorro global.
La escasa evidencia en la Argentina no muestra resultados claros. La figura 4.1 es
indicativa de esta situacin. La misma presenta el coeficiente de Gini de la distribucin del
ingreso familiar equivalente y la tasa de ahorro domstico para cada ao del perodo
1980-1999. Este grfico simple no ofrece evidencia preliminar que aliente sospechas

37
Ver Bertola (2000) para un survey reciente de esta literatura.
38
Ver Furman y Stiglitz (1998) y Schmidt-Hebbel y Servn (1997).
28
sobre la existencia de una relacin positiva sistemtica entre desigualdad y tasa de
ahorro. A iguales resultados se arriba cuando se consideran diversos rezagos en las
variables.
Figura 4.1
Tasa de ahorro y coeficiente de Gini
Argentina, 1980-1999
t
a
s
a

d
e

a
h
o
r
r
o
Gini
.35 .4 .45 .5
10
20
30
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH y Ministerio de Economa.
4.2. Desigualdad y crecimiento
Existen otros canales que vinculan la desigualdad con el crecimiento que no operan a
travs de la tasa de ahorro. La hiptesis que ha recibido mayor atencin se centra en las
imperfecciones en el mercado de capitales.
39
Con restricciones al acceso al crdito, la
explotacin de las oportunidades individuales de inversin (en capital humano o fsico)
depende del nivel de activos y de ingresos. En ese contexto, la desigualdad en la
distribucin de estas variables se traduce en desigualdad de inversiones. Por otro lado,
con funciones de produccin semejantes entre personas y rendimientos decrecientes en
la inversin individual, el nivel de producto agregado aumenta a mayor igualdad en la
distribucin de inversiones individuales. En consecuencia, una redistribucin de ricos a
pobres aumenta el nivel promedio de productividad de las inversiones. La tasa de
crecimiento aumenta, al menos hasta alcanzar un nuevo estado estacionario. Con efectos
de tipo aprender haciendo (learning by doing), la redistribucin no slo aumenta el nivel
de producto, sino tambin la tasa de crecimiento de la economa de manera permanente.
Los modelos de economa poltica tambin predicen una relacin negativa entre
desigualdad y crecimiento.
40
El argumento ms simple sostiene que si la mediana de la
distribucin del ingreso es inferior a la media, la regla de la mayora implica
redistribuciones de ricos a pobres. A medida que aumenta la desigualdad en la
distribucin del ingreso, la mediana se aleja de la media y el votante mediano prefiere

39
Ver Benabou (1996), Aghion y Howitt (1998) y Bertola (2000) para una exposicin detallada de variantes de este
argumento.
40
Ver Perotti (1993), Alesina y Rodrik (1994) y Persson y Tabellini (1994).
29
polticas redistributivas ms fuertes; por ejemplo, a travs de tasas impositivas a los
ingresos ms altas. La creciente imposicin reduce la inversin y el crecimiento.
La mayor desigualdad puede afectar negativamente al crecimiento a travs de otro canal.
Si la desigualdad est asociada con mayor pobreza y un mayor nivel de conflictividad
social, el escenario de una sociedad inestable, con un mayor nivel de criminalidad y mayor
amenaza a la propiedad privada, atenta contra la productividad, la inversin y el
crecimiento.
Existen argumentos, ms all del discutido en la seccin anterior, que sealan la
posibilidad de una relacin positiva entre desigualdad y crecimiento. Uno de los ms
tradicionales est basado en problemas de incentivos. En sociedades igualitarias, con
estructuras salariales planas, existen pocos incentivos al esfuerzo. Una mayor
desigualdad salarial sera un requisito necesario para alentar el esfuerzo individual, y por
ende el crecimiento. La acumulacin de capital humano tambin requiere de salarios
diferentes, que impliquen un retorno positivo a esa inversin. Una estructura salarial
demasiado igualitaria podra desincentivar la inversin en capital humano y trabar el
crecimiento.
41
Dado que la teora no ofrece proposiciones nicas acerca de la relacin desigualdad-
crecimiento, qu es lo que dicen los datos? La literatura sobre este punto est en gran
parte basada en regresiones de crecimiento para un panel de pases, en las que se
incluyen variables que captan la desigualdad distributiva. La mayora de estos estudios
seala una relacin negativa entre desigualdad y crecimiento.
42
Sin embargo, Forbes
(2000), en un artculo reciente, desafa esa visin. Utilizando una base de datos de mejor
calidad y un mtodo economtrico ms sofisticado encuentra una relacin positiva entre
desigualdad y crecimiento, al menos en el corto y mediano plazo. Es posible que la
(esprea) relacin negativa encontrada por otros autores se deba a que omitieron
considerar variables relevantes en el anlisis. Un ejemplo claro es el de la corrupcin:
mayores niveles de corrupcin suelen estar asociados a mayor desigualdad y menor
crecimiento, y por ende pueden generar una relacin negativa en los datos entre esas dos
variables. De cualquier forma, los resultados de Forbes (2000) tampoco pueden verse
como concluyentes, ya que estn expuestos a problemas de seleccin muestral,
endogeneidad, correlacin serial y errores de medicin. En sntesis, ni la literatura terica
ni la emprica ofrecen an resultados claros sobre la relacin entre desigualdad y
crecimiento.
A este estado de cosas, en el caso argentino se agrega la falta de estudios consistentes
sobre el tema y la escasez de informacin. Un simple grfico entre la tasa de crecimiento
del PBI y el coeficiente de Gini no revela ninguna relacin clara (ver figura 4.2). Esta
conclusin se repite al utilizar diversos rezagos para las variables.

41
La defensa de la desigualdad de Welch (1999) se basa en este argumento.
42
Ver Alesina y Perotti (1994), Persson y Tabellini (1994), Benabou (1996), Deininger y Squire (1998) y Barro (2000).
30
Figura 4.2
Tasa de crecimiento y coeficiente de Gini
Argentina, 1980-1999
t
a
s
a

c
r
e
c
i
m
i
e
n
t
o
Gini
.35 .4 .45 .5
-8
-4
0
4
8
12
80
81 82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH y Ministerio de Economa.
Tomando perodos ms largos, la frgil evidencia disponible tampoco permite apoyar la
hiptesis de una relacin clara entre ambas variables. La economa creci durante los
sesenta y mitad de los setenta con niveles de desigualdad bajos y estables. El siguiente
perodo de crecimiento (1992-1998), en cambio, fue testigo de un sustancial aumento en
la desigualdad. Los perodos de recesin han sido acompaados tanto por fuertes
aumentos de la desigualdad (1988-1990) como por aumentos moderados (1998-2000).
4.3. Desigualdad, pobreza y desempleo
El estudio de la relacin entre desigualdad y desempleo enfrenta el mismo problema
bsico que al indagar la relacin entre distribucin y crecimiento: todas son variables
endgenas en un modelo de equilibrio general. Por esta razn, es difcil precisar vnculos
claros entre las variables, ya que las correlaciones entre ellas dependen de los shocks
que afectan a la economa.
Algunos autores han identificado una relacin negativa entre desigualdad y desempleo a
partir de la evidencia de corte transversal entre pases: aquellas economas con menos
rigideces laborales (ej. Estados Unidos) reaccionan a ciertos shocks con bajo desempleo
y alta disparidad salarial; por el contrario otras economas con mayor rigidez laboral
ajustan su tasa de desempleo hacia arriba, con cambios menores en la distribucin (ej.
Europa).
43
Otros autores, en cambio, sealan que la desigualdad y el desempleo se potencian, por lo
que es de esperar una correlacin positiva entre ambas variables. Acemoglu (1998, 1999)
presenta quizs el argumento ms desarrollado que vincula desigualdad con desempleo.
En su modelo los empleadores pueden elegir una tecnologa operable por cualquier
empleado, calificado o no (caso A), o una tecnologa que implique trabajos especficos
para cada tipo de calificacin (caso B). Si el diferencial de productividad entre ambos

43
Esta visin extendida reconoce como una de sus fuentes a Krugman (1984).
31
trabajadores es bajo y el costo de bsqueda de empleo es alto, resulta ptimo para la
empresa situarse en el caso A, donde el diferencial salarial es mnimo, los costos de
bsqueda son mnimos y por ende el desempleo de equilibrio es bajo. Si el diferencial de
productividades crece, las firmas tendrn incentivos a moverse al caso B, lo cual aumenta
el diferencial salarial, aumenta el pago por alargar la bsqueda y por ende incrementa el
nivel de desempleo de equilibrio. Si bien el argumento es razonable, an no existe un
cuerpo de evidencia emprica slida que apoye esta hiptesis.
El caso argentino presenta algunas particularidades. La figura 4.3 clasifica a la poblacin
del Aglomerado Gran Buenos Aires en tres grupos segn su condicin laboral. De la figura
surge que el porcentaje de poblacin empleada se ha mantenido a grandes rasgos
constante en los ltimos 25 aos. En contraste, el porcentaje de inactivos, que hasta 1990
se mantuvo constante en alrededor del 60% de la poblacin, en los aos siguientes cay
drsticamente varios puntos porcentuales. La contrapartida de este comportamiento es el
brusco aumento del desempleo en los noventa.
44
La historia del desempleo parece
provenir en gran parte de un vuelco masivo de individuos, en particular mujeres y jvenes,
a un mercado laboral que slo absorbi trabajadores al ritmo del crecimiento
poblacional.
45
Qu lanz a tanta gente al mercado laboral durante los noventa? Esta es
una pregunta que todava no ha sido investigada sistemticamente. Presumiblemente, los
cambios distributivos no han sido ajenos a este fenmeno. En particular, la cada de los
ingresos laborales, generalizada en los ochenta y concentrada en los menos calificados
en los noventa, puede haber llevado a las mujeres y jvenes del hogar a buscar trabajo
para complementar ingresos.
Figura 4.3
Porcentaje de inactivos, empleados y desempleados en la poblacin
Gran Buenos Aires, 1974-1999
0
10
20
30
40
50
60
70
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99
inactivos empleados desempleados
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos del INDEC.
4.4. Desigualdad, pobreza, crimen e inestabilidad poltica
La dcada del noventa ha sido escenario de un importante aumento de la criminalidad en
conjuncin con un persistente aumento de la desigualdad (Cerro y Meloni, 1999). Los
canales a travs de los cuales la desigualdad afecta a la criminalidad no son triviales. La
mayor desigualdad puede implicar un aumento de la pobreza y por ende una reduccin

44
La figura 4.3 presenta el porcentaje de desempleados en la poblacin. Las estadsticas ms comunes de desempleo
indican el porcentaje de desocupados sobre la poblacin econmicamente activa (empleados + desempleados).
45
Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000b) hacen una descripcin detallada de estos patrones.
32
del costo de oportunidad de las actividades ilegales. Por otro lado, si se piensa que las
diferencias entre ricos y pobres son en s mismas un determinante relevante de la
criminalidad, entonces, naturalmente, un aumento en la desigualdad aumenta los
beneficios relativos de la delincuencia.
Existen pocos estudios empricos para el caso argentino que permitan dilucidar el canal
por el cual la desigualdad afecta al grado de criminalidad. Chambouleyron y Willington
(1998) en base a un estudio de datos de panel para las provincias argentinas no
encuentran relaciones significativas entre las variables de inequidad y las de criminalidad.
En contraste, Cerro y Meloni (1999) encuentran que la desigualdad en el ingreso es una
variable significativa para explicar la delincuencia. Teniendo en cuenta que estos ltimos
autores no controlan por indicadores de pobreza, y en base a la discusin anterior, la
evidencia es de difcil interpretacin. En todo caso, como correctamente sealan los
autores, existe evidencia de que el entorno social es relevante para explicar el
comportamiento delictivo, an cuando todava quede como una pregunta abierta dilucidar
cules son las contribuciones relativas de la pobreza y de la desigualdad en s misma
sobre el aumento en la criminalidad observado en la ltima dcada en la Argentina.

La desigualdad puede generar inestabilidad poltica a travs de varios canales. Algunos
autores (ej. Bruno, 1993) argumentan que la mayor desigualdad afecta la posibilidad de
generar consensos sobre determinadas polticas pblicas, lo cual genera inestabilidad
poltica y econmica. Rodrik (1998) sostiene que este argumento es vlido an en pases
ms estables, como los de la OECD. Los estudios empricos en general asocian la mayor
inestabilidad poltica a una mayor desigualdad (Alesina y Perotti, 1996).
4.5. En resumen
En tanto se tengan preocupaciones distributivas, la desigualdad y la pobreza tienen
consecuencias directas sobre el bienestar. Adicionalmente, los fenmenos distributivos
pueden afectar a otras variables econmicas y sociales. El estudio de estas
interrelaciones es complejo, por un problema de simultaneidad. A pesar de esto, la
literatura ha intentado identificar canales por los que la desigualdad y la pobreza afectan a
variables econmicas como el ahorro, el crecimiento y el desempleo, y sociales como el
crimen y la inestabilidad poltica. En general, la evidencia sobre los efectos de la
desigualdad sobre el ahorro, el crecimiento y el desempleo no es concluyente. Ms
acuerdo existe sobre los efectos sociales nocivos de una mayor desigualdad y pobreza en
trminos de crimen e inestabilidad poltica y social.
33
5. DETERMINANTES DE LA DISTRIBUCIN DEL INGRESO
La distribucin del ingreso ha sufrido cambios importantes en la Argentina durante las
ltimas dcadas. Es natural preguntarse acerca de los determinantes de estas
transformaciones. Entender las razones de los cambios distributivos es tanto un desafo
acadmico, como una necesidad para delinear propuestas de poltica destinadas a reducir
la desigualdad y la pobreza. Desafortunadamente, dos formidables dificultades
entorpecen el anlisis emprico de los determinantes de los cambios distributivos en la
Argentina. La primera es una dificultad terica. Como reconocen Atkinson y Bourguignon
(2000), an no existe una teora unificada y consistente sobre los determinantes de la
distribucin del ingreso y sus cambios. Ante esta situacin, es natural que el estado actual
del estudio de la desigualdad y la pobreza en la Argentina aparezca como fragmentado.
Este diagnstico se aplica al presente captulo, en el que se realiza un esfuerzo por
integrar la literatura existente, pero en el que es evidente la falta de una teora unificadora.
La segunda dificultad es especfica de nuestro pas. La dcada del noventa ha sido un
perodo de cambios distributivos fuertes en la Argentina. El estudio de las causas de estos
cambios enfrenta un severo problema de identificacin, ya que los noventa fueron
escenario de numerosas transformaciones econmicas. Durante esta dcada la economa
experiment un profundo proceso de liberalizacin comercial, la globalizacin aceler
cambios tecnolgicos y organizacionales, se privatizaron casi todas las empresas
estatales, la mayora de los mercados fueron desregulados, se reform el sistema de
seguridad social, se avanz con las reformas laborales, se modific parte del sistema
tributario y la estructura de gasto pblico y se instaur una nueva poltica monetaria y
cambiaria. La economa reaccion a estos cambios: la inflacin se detuvo, el PBI creci
durante varios aos a tasas altas, la estructura productiva y de empleo se transform y la
tasa de desocupacin aument a valores sin precedentes. La escena poltica y sindical
tambin fue diferente en los noventa. Finalmente, se argumenta que muchas normas y
comportamientos sociales se modificaron en los ltimos aos. Todos los fenmenos
mencionados, muchos de los cuales estn interrelacionados, pueden haber afectado a la
distribucin en la Argentina. En un perodo de tiempo tan corto y dada la multiplicidad de
variables cambiando simultneamente, es difcil extraer evidencia clara a favor de alguna
de las posibles hiptesis sobre los cambios distributivos.
El resto de este captulo presenta evidencia sobre los determinantes del nivel y evolucin
de la desigualdad en la Argentina. Esta evidencia resulta ilustrativa, pero de ningn modo
puede considerarse concluyente dadas las dos limitaciones apuntadas.
En el captulo 3 se presentaron estadsticas sobre la evolucin de la desigualdad, la
pobreza y el bienestar, computados sobre la distribucin de una variable que aproxima el
nivel de vida individual: el ingreso familiar equivalente. Este ingreso puede ser escrito de
la siguiente forma:
(5.1)
ht
h j
j
h j s
sjt
k
kjt kjt kjt
iht
P
T F r
ye
. a
. .

,
_

1
]
1

+
,
_

34
donde ye
iht
denota el ingreso familiar equivalente real del individuo i del hogar h en el
momento t. El numerador de la ecuacin representa el ingreso total familiar, el cual se
compone del ingreso de cada miembro que surge de vender una fraccin de su dotacin
total F de cada factor productivo k a una tasa o precio r, ms las transferencias netas
(pblicas o privadas) recibidas por cada integrante.
46
El denominador incluye el total de
adultos equivalentes (a) del hogar, elevado a un parmetro de economas de escala .
Finalmente, el nivel de vida real se obtiene deflactando el ingreso nominal por el nivel de
precios P que enfrenta cada hogar segn su canasta de consumo en cada momento t.
Las diferencias en los niveles de vida entre los individuos y los cambios de esas
diferencias en el tiempo son generados por diferencias y cambios en cualquiera de los
elementos de la ecuacin (5.1). Cambios en los precios de los factores (r), en la dotacin
de factores (F), en la tasa de uso de esa dotacin (), en las transferencias netas pblicas
y privadas (T), en el tamao y composicin de la familia (a) y en el nivel de precios que
enfrenta el hogar (P) pueden afectar al ingreso familiar equivalente y por ende a su
distribucin. En el resto de este captulo se examina la mayora de estos componentes,
comenzando por los retornos, dotacin y tasa de uso del trabajo.
5.1. Desigualdad en los ingresos laborales
Gran parte de la literatura sobre los determinantes de la desigualdad se ha concentrado
en los ingresos laborales. Varias razones explican este sesgo. Por un lado, en el
agregado el trabajo es la principal fuente de ingresos. En segundo lugar, los ingresos de
capital y en especial los jubilatorios dependen en parte de los ingresos laborales pasados.
Finalmente, pero no menos importante, los ingresos provenientes del trabajo, junto con los
ingresos jubilatorios, suelen ser los mejor captados en las encuestas de hogares. La
informacin de ingresos de capital, alquileres, beneficios y rentas es generalmente poco
representativa y de escasa confiabilidad.
La figura 5.1 muestra la evolucin del coeficiente de Gini de la distribucin de los ingresos
laborales para el conjunto de personas que trabajan.
47
La desigualdad en el mercado
laboral presenta un patrn conocido: incremento en la segunda mitad de los setenta,
estabilidad en la primera parte de los ochenta, fuerte crecimiento a fines de esa dcada,
cada a principios de los noventa y aumento sostenido hasta la actualidad. Este patrn se
repite entre ciudades y es independiente del ndice de desigualdad considerado.

46
En realidad algunos factores y transferencias corresponden al hogar como unidad y no a un miembro en particular.
47
Ms adelante se introduce en el anlisis a aquellas personas que no trabajan voluntaria o involuntariamente.
35
Figura 5.1
Coeficiente de Gini del ingreso laboral individual
Gran Buenos Aires (1974-2000) y Argentina (1992-2000)
0.30
0.32
0.34
0.36
0.38
0.40
0.42
0.44
0.46
0.48
0.50
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0
GBA Argentina
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
El ingreso laboral de un individuo surge de multiplicar su salario horario por las horas
trabajadas. En las siguientes dos subsecciones se analizan estos dos componentes por
separado.
5.1.1. Salarios horarios
La figura 5.2 presenta la evolucin del coeficiente de Gini de la distribucin de los
ingresos laborales por hora (o salarios horarios). La desigualdad crece entre 1974 y 1981,
a fines de los ochenta y entre 1992 y 1998.
Figura 5.2
Coeficiente de Gini del ingreso laboral horario
Gran Buenos Aires (1974-2000) y Argentina (1992-2000)
0.30
0.32
0.34
0.36
0.38
0.40
0.42
0.44
0.46
0.48
0.50
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00
GBA Argentina
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Qu factores estn detrs de estos cambios? Un anlisis de determinantes de los
salarios aporta elementos a esta discusin. El cuadro 5.1 muestra los resultados de
36
estimar un modelo Minceriano de determinacin del logaritmo de los salarios horarios.
48
Como variables independientes se utilizan el nivel educativo, el sexo y una funcin
cuadrtica de la edad del individuo.
49
Se presentan resultados para los jefes de hogar en
el Gran Buenos Aires para los aos 1980, 1986, 1992 y 1998. El anlisis se repite para el
total de aglomerados urbanos relevados en la EPH en los aos 1992 y 1998.
Cuadro 5.1
Modelo de determinacin de salarios
Gran Buenos Aires, 1980-1998 y Argentina 1992-1998
Aglomerado Gran Buenos Aires Argentina
Ecuacin de salarios 1980 1986 1992 1998 1992 1998
primaria completa 0.2100 0.2076 0.2291 0.1692 0.2328 0.2182
(5.77) (6.261) (4.864) (3.267) (5.826) (10.172)
secundaria incompleta 0.4100 0.4281 0.3740 0.3553 0.3793 0.4121
(9.099) (11.248) (6.999) (6.366) (8.554) (17.872)
secundaria completa 0.8069 0.6031 0.6239 0.6004 0.6563 0.6247
(15.410) (14.269) (11.336) (10.391) (14.368) (26.584)
superior incompleto 0.9799 0.8987 0.8768 0.9374 0.8462 0.8256
(13.760) (16.520) (12.757) (14.103) (14.580) (30.029)
superior completo 1.3720 1.2727 1.2585 1.4528 1.2327 1.3031
(20.759) (25.520) (20.108) (23.375) (20.131) (50.171)
hombre 0.2305 0.2663 0.1457 0.1589 0.1828 0.1655
(3.974) (6.280) (3.044) (3.735) (4.118) (8.261)
edad 0.0256 0.0400 0.0493 0.0362 0.0458 0.0505
(2.543) (4.850) (4.974) (3.908) (3.210) (10.949)
edad al cuadrado -0.0002 -0.0004 -0.0006 -0.0003 -0.0005 -0.0005
(-1.627) (-4.025) (-4.812) (-2.924) (-2.763) (-8.611)
constante 0.3327 -0.1000 -0.3291 -0.2894 -0.5538 -0.7366
(1.446) (-0.518) (-1.432) (-1.295) (-0.926) (-6.929)
N Obs. 2864 3618 2495 3121 13336 18106
Log Likelihood -2630 -3178 -2182 -3232 -10957 -18607
Sigma 0.6113 0.5629 0.5863 0.6528 0.6133 0.6557
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH. Nota: estimacin por Heckman mximo
verosmil. Los valores del estadstico z figuran debajo de cada coeficiente entre parntesis.
Los coeficientes de la tabla anterior permiten analizar la contribucin de la educacin
sobre los salarios horarios, lo que en la literatura se ha dado en llamar retornos a la
educacin. Sobre la base de esos coeficientes, la figura 5.3 ilustra el logaritmo del salario
horario como funcin del mximo nivel educativo alcanzado por el trabajador,
manteniendo al resto de las variables en valores fijos.

48
En su forma ms simple, la ecuacin de Mincer expresa el logaritmo del ingreso laboral horario de una persona en
funcin de sus caractersticas observables tales como su educacin, sexo, edad y experiencia. Esta ecuacin ha sido sujeta
a considerable escrutinio economtrico. En particular, el hecho de que slo para los individuos que trabajan se observen
salarios positivos da lugar a los llamados sesgo de seleccin, problema que invalida el uso de mtodos estndar como el de
mnimos cuadrados ordinarios. Ante esta dificultad es necesario utilizar un mtodo como el propuesto por Heckman (1979),
que permite obtener estimaciones vlidas en este caso.
49
Adicionalmente a esas variables, para dar cuenta de la decisin (o posibilidad) de trabajar, en la ecuacin de seleccin
empleada en las estimaciones por el mtodo de Heckman se incluyen variables que captan si la persona est casada, si
tiene hijos y si estudia.
37
Figura 5.3
Perfiles de salarios horarios por nivel de educacin
Hombres jefes de hogar de 40 aos
Gran Buenos Aires, 1986-1998
0
2
4
6
8
10
12
Primaria
incompleta
Primaria
completa
Secundaria
incompleta
Secundaria
completa
Superior
incompleto
Superior
completo
1986 1992 1998
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Los retornos a la educacin, representados por las pendientes de estas curvas, resultan
en todos los casos positivos y en general crecientes. Es interesante notar que las curvas
se vuelven ms aplanadas entre 1986 y 1992; mientras que en contraste se hacen
significativamente ms empinadas y convexas entre 1992 y 1998. Estos movimientos
denuncian un moderado efecto igualador sobre la distribucin de los salarios horarios (y
por ende de los ingresos laborales) de los cambios en los retornos a la educacin entre
1986 y 1992 y un fuerte efecto desigualador en los aos siguientes.
El cuadro 5.1 revela otro fenmeno interesante: la brecha de salarios entre hombres y
mujeres jefes de hogar se ha reducido significativamente con el paso del tiempo. Mientras
que, manteniendo fijo todo lo dems, en 1986 un jefe hombre del Gran Buenos Aires
ganaba por hora un 27% ms que una mujer, en 1998 esa brecha se redujo a un 16%.
Esta contraccin de la brecha entre sexos implica un efecto igualador sobre la distribucin
de salarios, dado que en promedio los ingresos laborales horarios de las mujeres son
relativamente ms bajos.
En un trabajo pionero Juhn, Murphy y Pierce (1993) resaltan la relevancia de factores
usualmente no observables para el investigador como fuente de cambios distributivos. En
este grupo habitualmente se incluyen caractersticas meritorias del individuo como el
talento, la responsabilidad o la perseverancia, y otras como sus contactos laborales,
vnculos sociales, grupo tnico, etc. El cuadro 5.1 sugiere que los cambios en los retornos
a factores inobservables parecen haber afectado sustancialmente la dispersin salarial en
la Argentina. En la ltima fila el cuadro reporta el valor de sigma, el desvo estndar de la
distribucin de los residuos de la regresin de salarios. En la interpretacin habitual estos
residuos reflejan el efecto de los retornos y la dotacin de factores inobservables sobre los
salarios horarios. El valor de sigma ha crecido significativamente entre 1986 y 1998,
denotando un efecto desigualdor sobre la distribucin salarial del cambio en los
inobservables.
38
5.1.2. Horas trabajadas
Las ltimas dcadas fueron escenario de cambios significativos en las horas trabajadas
relativas entre trabajadores con distinto nivel educativo. El cuadro 5.2 refleja esa situacin.
Las horas trabajadas promedio cayeron a lo largo de todo el perodo para aquellos
individuos con poca educacin formal, se mantuvieron aproximadamente constantes para
los trabajadores con educacin secundaria y aumentaron para los graduados terciarios y
universitarios. Estas conclusiones son vlidas para el Gran Buenos Aires y para el total de
la Argentina, y se repiten en un anlisis condicional, donde las horas trabajadas son
funcin de la educacin y otras variables independientes.
50
Cuadro 5.2
Horas trabajadas por nivel educativo
Gran Buenos Aires, 1980-2000 y Argentina 1992-2000
Gran Buenos Ai res Ar gent i na
1980 1986 1992 1998 2000 1992 1998 2000
Pr i mar i a 48.1 46.5 46.2 44.7 44.2 46.0 44.4 43.7
Secundari o 42.7 44.0 43.9 44.1 43.8 43.8 44.1 43.5
Super i or 40.5 42.1 41.9 41.6 42.9 41.5 42.0 42.2
Total
46.4 45.4 45.1 44.1 43.9 44.8 43.9 43.4
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
En sntesis, en los noventa y conjuntamente con un aumento en la dispersin salarial, se
ha producido un aumento en las horas trabajadas relativas de los individuos con mayor
educacin y salario, lo cual constituye una fuerza desigualadora para la distribucin de los
ingresos laborales.
5.1.3. Cambios en la composicin de la fuerza laboral
An sin variaciones en los salarios horarios o en las horas trabajadas, la distribucin de
ingresos laborales puede cambiar si se modifica la composicin de la poblacin
trabajadora. Esta seccin analiza los cambios en la composicin de la fuerza laboral por
nivel de educacin formal. El grado de educacin de la poblacin trabajadora ha
aumentado en todo el mundo. La Argentina no es una excepcin a este fenmeno. El
cuadro 5.3 presenta la estructura educativa de la poblacin adulta para algunos aos
entre 1980 y 2000 en el Gran Buenos Aires y entre 1992 y 2000 en la Argentina. En el
GBA el porcentaje de poblacin adulta sin ningn tipo de educacin secundaria cay del
78% en 1980 al 60% en tan slo 20 aos. Cambios similares se produjeron en la
poblacin econmicamente activa (PEA) y en el empleo. En contraste, los individuos con
educacin superior completa aumentaron su participacin en la poblacin y, con mayor
intensidad, en la PEA y el empleo.

50
Ver Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000b).
39
Cuadro 5.3
Estructura educativa de la poblacin adulta y del empleo
Gran Buenos Aires, 1980-2000 y Argentina 1992-2000
Gran Buenos Aires Argentina
1980 1986 1992 1998 2000 1992 1998 2000
Poblacin adulta
Primaria 0.78 0.73 0.67 0.62 0.60 0.66 0.61 0.59
Secundaria 0.16 0.20 0.24 0.25 0.26 0.24 0.26 0.28
Superior 0.05 0.07 0.09 0.12 0.13 0.10 0.13 0.13
PEA
Primaria 0.71 0.67 0.62 0.56 0.53 0.60 0.55 0.52
Secundaria 0.21 0.24 0.27 0.30 0.32 0.28 0.30 0.33
Superior 0.07 0.10 0.11 0.14 0.15 0.12 0.14 0.15
Empleo
Primaria 0.71 0.66 0.61 0.54 0.51 0.60 0.54 0.51
Secundaria 0.22 0.24 0.28 0.31 0.32 0.28 0.31 0.33
Superior 0.07 0.10 0.11 0.15 0.17 0.12 0.16 0.17
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
El efecto directo de estos cambios sobre la desigualdad laboral no es fcil de inferir. El
aumento de la participacin de un grupo poblacional sobre la desigualdad total depende
de la desigualdad interna del grupo respecto del resto de la poblacin, y de su posicin
respecto del ingreso medio o mediano. Por ejemplo, un aumento de la participacin de los
graduados universitarios, ceteris paribus, seguramente tiene un efecto directo
desigualador, dado que se trata de un grupo con desigualdad interna alta y con ingresos
medios en la cola superior de la distribucin. En la Argentina el grupo de graduados
universitarios creci, pero tambin lo hicieron, aunque en menor magnitud, otros grupos
con menor dispersin salarial e ingresos medios, como el de los trabajadores con
educacin secundaria incompleta o completa. En consecuencia, el efecto directo del
cambio en la estructura educativa sobre la desigualdad laboral requiere de un examen
ms detallado.
5.1.4. Un anlisis de descomposiciones
El anlisis precedente, si bien ilustrativo, no permite evaluar la relevancia cuantitativa de
los diversos factores estudiados sobre la desigualdad de los ingresos laborales. Se ha
mostrado que el aumento de los retornos a la educacin en los noventa ejerci un efecto
potencialmente desigualador sobre la distribucin de los salarios. Pero, cun importante
ha sido este efecto en relacin a otros? La metodologa de descomposiciones
microeconomtricas es til para contestar esta pregunta.
51
La idea es comparar dos
distribuciones: la real del ao t con aquella que surge de simular los ingresos laborales de
cada individuo en el ao t fijando algn argumento de la funcin de determinacin del
ingreso en su valor de otro ao t. Como argumentos se incluyen las caractersticas
observables y no observables de los individuos y los parmetros que vinculan las
caractersticas observables con los salarios y las horas trabajadas. En el Apndice se
brindan ms detalles sobre esta metodologa. La aplicacin de la tcnica de

51
Esta literatura se inicia con los trabajos de Blinder (1973) y Oaxaca (1973), quienes estudiaron el problema de la
discriminacin por sexos. Juhn, Murphy y Pierce (1993) extendieron la metodologa para analizar cambios en toda la
distribucin y no slo en alguno de sus parmetros, mientras que Bourguignon, Ferreira y Lustig (1998) y Bourguignon,
Fournier y Gurgand (2001) ampliaron el anlisis a cualquier tipo de forma funcional.
40
descomposiciones microeconomtricas sobre la distribucin de los ingresos laborales del
Gran Buenos Aires genera los resultados del cuadro 5.4.
52
Cuadro 5.4
Descomposicin microeconomtrica
Coeficiente de Gini de la distribucin del ingreso laboral
Gran Buenos Aires, 1986, 1992 y 1998
86-92 92-98
Observado -1.7 7.2
Efectos
1. Retornos a la educacin -1.0 2.9
2. Brecha entre gneros -1.0 -0.4
3. Retornos a la experiencia 1.7 -0.9
4. Inobservables 0.5 2.0
5. Horas de trabajo -0.4 2.5
6. Educacin -0.6 0.3
7. Resto -0.9 0.9
Fuente: Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000).
El cuadro se lee de la siguiente manera. El coeficiente de Gini de la distribucin de los
ingresos laborales para aquellos individuos que trabajan creci 7.2 puntos entre 1992 y
1998. El valor 2.9, en la misma columna y en la fila 1, indica que si nada hubiera
cambiado entre 1992 y 1998, excepto los retornos a la educacin, el cambio en el Gini
habra sido de 2.9 puntos. De esta forma, la variacin observada en el coeficiente de Gini
se puede descomponer como la suma de las variaciones causadas por cada uno de los
factores. El signo de cada uno de estos nmeros indica si el factor ha contribuido a
aumentar o disminuir la desigualdad. Por otro lado, el valor absoluto de cada nmero
indica el grado de relevancia del factor en dar cuenta de los cambios en la desigualdad.
Por ejemplo, el coeficiente de retornos a la educacin para el perodo 1992-1998 (2.9) es
positivo y relativamente alto en valor absoluto comparado con el resto de los coeficientes
de la segunda columna, lo cual sugiere que el aumento en los retornos a la educacin ha
sido un factor desigualador y de gran relevancia cuantitativa. El cuadro 5.4 indica que el
cambio en los retornos a la educacin ha tenido un efecto igualador en el perodo 1986-
1992 y un fuerte efecto desigualador en la dcada del noventa: una parte sustancial del
aumento de la dispersin de ingresos en este ltimo perodo parece ser atribuible a que
han aumentado significativamente las diferencias entre los ingresos de individuos con
distinto grado de educacin formal.
Los retornos a caractersticas no observables han tenido tambin un papel significativo.
Ms all de las discrepancias asociadas a la experiencia, la educacin, el gnero y las
decisiones de oferta laboral, las heterogeneidades no observadas en la poblacin y sus
valoraciones de mercado han aumentado, volviendo ms desigual a la distribucin del
ingreso. Tambin resulta muy desigualadora la contribucin de las horas trabajadas
durante los noventa. Este efecto explica una parte considerable de los cambios de la
desigualdad en la distribucin del ingreso laboral en esa dcada.
En sntesis, tres factores parecen ser los principales responsables del fuerte aumento en
la desigualdad laboral de los noventa: el incremento en los retornos a la educacin formal,
el aumento en el retorno a factores inobservables y la reduccin real y relativa en las

52
Los resultados estn tomados de Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000). Altimir, Beccaria y Gonzlez Rozada
(2000), Frenkel y Gonzlez Rozada (2000) y Menndez y Gonzlez Rozada (2001) realizan otros ejercicios de
microsimulaciones con resultados semejantes.
41
horas trabajadas por parte de los individuos menos educados. El cambio en la estructura
educativa resulta desigualador en los noventa, aunque su efecto es menor. Tambin
pequeo resulta el efecto igualador de la reduccin de la brecha salarial entre hombres y
mujeres.
5.1.5. El papel del desempleo
Como ha sido mencionado, el anlisis anterior sigue la tradicin de los estudios laborales
y se concentra slo en aquellos individuos con horas de trabajo positivas. Esto
naturalmente implica ignorar a aquellas personas que voluntaria o involuntariamente no
trabajan. En particular, el desempleo no afectara, al menos de manera directa, a las
estadsticas de desigualdad laboral discutidas hasta ahora. La literatura distributiva no ha
dedicado demasiada atencin al desempleo como factor determinante de la
desigualdad.
53
Este aparente desinters posiblemente emerja de cierta evidencia para los
pases desarrollados. Por un lado, la desigualdad ha aumentado fuertemente en pases
como Estados Unidos en los ochenta y noventa, junto con tasas de desempleo muy bajas
y estables. Por otro lado, la desigualdad distributiva es significativamente superior en
Estados Unidos, en comparacin con la mayora de los pases europeos, siendo su tasa
de desempleo menor. La historia argentina hasta los noventa tampoco ofreca evidencia a
favor de una clara relacin positiva entre desempleo y desigualdad. Sin embargo, el fuerte
aumento conjunto de la desigualdad y el desempleo en los noventa situ a este ltimo
como uno de los principales sospechosos del deterioro de la distribucin del ingreso en la
Argentina. La figura 5.4 ilustra la relacin entre ambas variables. Hay evidencia de una
relacin positiva en algunos perodos (ej. 1992-1995), mientras que en otros la vinculacin
no es clara (ej. 1995-2000).

53
Ver Furman y Stiglitz (1998).
42
Figura 5.4
Coeficiente de Gini del ingreso familiar equivalente y tasa de desempleo
Gran Buenos Aires, 1980-2000 y Argentina, 1992-2000
GBA
c
o
e
f
i
c
i
e
n
t
e

d
e

G
i
n
i

d
e
l

i
n
g
r
e
s
o

tasa de desempleo
0 .05 .1 .15 .2
.35
.4
.45
.5
80
81
82
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
0
Argentina
c
o
e
f
i
c
i
e
n
t
e

d
e

G
i
n
i

d
e
l

i
n
g
r
e
s
o

tasa de desempleo
.05 .1 .15 .2
.4
.45
.5
92
93
94
95
96 97
98
99
0
El desempleo puede afectar a la desigualdad mediante mltiples mecanismos, aunque
existe un canal directo bsico: mayor desempleo implica probablemente ms gente con
ingreso cero y por ende ms familias con ingreso nulo o bajo, lo cual incrementara la
43
desigualdad. Bajo ciertas condiciones, este canal se refuerza si quienes pierden ingresos
a causa del aumento del desempleo son familias de ingresos bajos.
Cuadro 5.5
Condicin laboral de la poblacin adulta
Gran Buenos Aires, 1980-2000 y Argentina, 1992-2000
Gran Buenos Aires Argentina
1980 1986 1992 1998 2000 1992 1998 2000
Todos
Empleados 49.6 51.9 55.9 57.2 56.6 56.5 55.8 56.2
Desempleados 0.7 1.9 3.0 6.8 8.2 3.0 6.8 7.8
Inactivos 49.6 46.2 41.1 36.0 35.3 40.6 37.5 36.0
Primaria
Empleados 45.3 46.9 49.9 48.9 47.9 50.3 48.1 47.8
Desempleados 0.7 2.0 3.1 7.7 8.9 3.0 7.1 8.4
Inactivos 54.0 51.1 47.0 43.4 43.2 46.7 44.9 43.8
Secundaria
Empleados 60.4 60.2 63.6 65.4 64.3 63.7 62.1 62.5
Desempleados 0.8 1.7 3.0 5.9 8.5 3.1 7.3 8.0
Inactivos 38.8 38.1 33.3 28.7 27.2 33.2 30.7 29.5
Superior
Empleados 81.2 79.0 79.6 83.2 80.2 80.4 79.9 80.3
Desempleados 2.1 1.4 2.1 4.1 4.3 2.2 4.1 4.2
Inactivos 16.8 19.6 18.4 12.7 15.5 17.4 16.0 15.5
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH. Nota: individuos entre 23 y 65 aos.
El cuadro 5.5 es ilustrativo de los cambios en el desempleo y en la participacin laboral en
el Gran Buenos Aires y en la Argentina. Un fenmeno ya mencionado en el captulo
anterior es caracterstico de las dos dcadas analizadas: la notable cada de la
inactividad. Entre 1980 y 1992 el aumento de la participacin de los adultos en el mercado
laboral fue en gran parte absorbido por un significativo aumento del empleo. En contraste,
el empleo en trminos per cpita se estanc en los noventa, mientras que la tasa de
participacin continu aumentando, lo cual tuvo su contraparte en el conocido incremento
de la desocupacin. Es interesante resaltar que el porcentaje de adultos con ingreso cero
(inactivos ms desempleados) no cambi significativamente en el perodo: apenas de 43.6
a 43.8 entre 1992 y 2000 en el total de aglomerados. Al dividir a la poblacin adulta por
nivel educativo las conclusiones difieren slo en parte. Para todos los grupos el aumento
del desempleo se compensa en gran parte con una cada en la inactividad. En
consecuencia, a pesar del notable aumento en la tasa de desocupacin, el porcentaje de
personas con ingresos nulos no cambi significativamente, lo cual implica un efecto menor
sobre la distribucin del ingreso, ya que para el cmputo de la desigualdad o la pobreza lo
relevante es cuntos individuos tienen ingresos nulos, independientemente de si esta
situacin proviene de la desocupacin o de la inactividad. Si bien el aumento del
desempleo no parece guardar una relacin directa fuerte con la desigualdad,
naturalmente puede afectarla por otros canales. Uno de ellos es generando presiones a la
baja en los salarios de los empleados de baja calificacin.
5.1.6. Cambios laborales y distribucin del ingreso familiar equivalente
Las secciones anteriores se limitaron a estudiar el efecto de varios factores sobre la
distribucin de los ingresos laborales individuales. Sin embargo, desde el punto de vista
del bienestar social lo relevante es estudiar la distribucin entre individuos de alguna
nocin de ingreso familiar. El cuadro 5.6 presenta los resultados de una descomposicin
microeconomtrica semejante a la del cuadro 5.4, pero aplicada a la distribucin del
ingreso familiar equivalente. El coeficiente de Gini de esta distribucin aument 8.5 puntos
44
entre 1992 y 1998,
54
de los cuales 2.8 son explicables a partir del aumento en los
retornos a la educacin en trminos de salario horario. El cuadro 5.6 comparte varios
resultados cualitativos con el cuadro 5.4, aunque presenta algunas diferencias. En
principio, se incluye un efecto empleo, el cual surge de aplicar sobre la poblacin de un
ao t los parmetros que vinculan la decisin (o posibilidad) de trabajar de un individuo
con sus caractersticas observables estimados para otro ao t. El resultado, esperable de
la discusin precedente, es que este efecto ha sido insignificante, a pesar del drstico
aumento en la tasa de desempleo.
Cuadro 5.6
Descomposicin microeconomtrica
Coeficiente de Gini de la distribucin del ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1986, 1992 y 1998
86-92 92-98
Observado 0.7 8.5
Efectos
1. Retornos a la educacin -0.9 2.8
2. Brecha entre gneros 0.1 -0.1
3. Retornos a la experiencia -0.5 0.7
4. Inobservables 0.4 1.7
5. Horas de trabajo 1.0 1.8
6. Empleo -0.1 0.1
7. Educacin 0.2 0.5
8. Resto 0.5 0.8
Fuente: Gasparini, Marchionni y Sosa Escudero (2000b).
Un punto interesante surge de observar el casi nulo efecto que la disminucin de la
brecha salarial entre sexos tuvo sobre la distribucin del ingreso familiar. Este resultado
se debe al efecto compensador de dos factores (Gasparini et al., 2000b). Por un lado, el
aumento del salario relativo de las mujeres impacta positivamente sobre la distribucin del
ingreso familiar, ya que el salario de las mujeres constituye una parte ms significativa del
ingreso total familiar en los hogares pobres que en los ricos. Sin embargo, por otro lado,
las mujeres que trabajan estn algo ms concentradas en la parte superior de la
distribucin del ingreso familiar, respecto de los hombres que trabajan, lo que implica que
un aumento en el salario relativo de las mujeres incrementa la desigualdad en el ingreso
familiar. Estos dos fenmenos con signo contrario parecen compensarse en el agregado.
El cuadro 5.6 confirma que una de las principales razones detrs del aumento en la
desigualdad del ingreso familiar es el incremento en los retornos a la educacin, es decir
la ampliacin de la brecha salarial entre individuos con mayor educacin formal respecto a
los menos educados. Las siguientes cuatro subsecciones presentan evidencia sobre los
determinantes del ensanchamiento de esa brecha.
5.1.7. Cambios en el retorno a la educacin. Un anlisis exploratorio.
La figura 5.5, que ilustra el equilibrio en el mercado laboral, presenta la explicacin ms
simple, pero a la vez ms difundida, del cambio en la brecha salarial entre niveles
educativos.

54
Los resultados provienen de Gasparini et al . (2001b) quienes trabajan con una muestra ligeramente diferente a la utilizada
en este estudio para obtener las estadsiticas distributivas.
45
Figura 5.5
Equilibrio en el mercado laboral
C
A
wc
wa
wb
B
wH/wL
H/L
DA
DB
SA SB
El salario y empleo relativo entre la mano de obra calificada (H) y la no calificada (L) se
determina en funcin de la oferta (S) y demanda (D) relativa de trabajo. Se asume que en
el corto plazo la oferta relativa es inflexible a cambios salariales. En la situacin original el
equilibrio se da en el punto A con un salario relativo w
a
. En el siguiente perodo la oferta
laboral relativa de calificados se desplaza a la derecha, de S
A
a S
B
. Con una demanda
estable el mercado laboral se equilibrara en C a un salario relativo de los calificados w
c
menor. Sin embargo, esto no es lo que ha ocurrido en muchas economas en las ltimas
dcadas, donde pese al significativo aumento en la oferta de mano de obra calificada, el
salario relativo de este grupo ha aumentado sensiblemente. En un modelo de equilibrio la
conjuncin de estos fenmenos debe necesariamente ser el resultado de un
desplazamiento de la demanda de trabajo calificado mayor al corrimiento de la oferta
relativa -en el grfico un desplazamiento de D
A
a D
B
que mueva el equilibrio de A a B e
incremente el salario relativo de w
a
a w
b
. Las explicaciones ms difundidas sobre el
aumento de la desigualdad salarial en varios pases desarrollados acentan este
desplazamiento de la demanda relativa de trabajo.
55
Es factible que el cambio del equilibrio de A a B sea representativo tambin de la situacin
argentina en los noventa. La oferta laboral de los individuos con mayor calificacin se ha
desplazado a la derecha segn surge del cuadro 5.3.
56
Los salarios relativos, como fue
documentado, han aumentado a favor de los trabajadores calificados. En consecuencia,
es altamente probable que se haya producido un sensible desplazamiento en la demanda

55 Ver Levy y Murnane (1992) y Gottschalk y Smeeding (1997), entre otros.
56 Este desplazamiento resta relevancia a los argumentos que sealan una reduccin del salario relativo de los no
calificados como consecuencia de la masiva entrada de inmigrantes de pases limtrofes que habra aumentado la oferta
relativa de mano de obra no calificada. Arruada et al. (1999) encuentran que la inmigracin internacional reciente no
alcanza el 1%, indicando que el auge econmico de los noventa no gener un gran impacto sobre las decisiones
migratorias, seguramente dado que vino acompaado de cada de salarios reales para los ms pobres y aumento del
desempleo.
46
de mano de obra calificada.
57
Este desplazamiento podra explicar el ensanchamiento de
la brecha de ingresos entre grupos de calificacin definidos en funcin tanto de variables
observables (educacin o experiencia potencial) como de inobservables (habilidad).
La literatura ha identificado cuatro fuentes principales de cambios en la demanda relativa
de mano de obra que pueden haber contribuido a ensanchar la brecha salarial: (i)
cambios en la demanda domstica relativa de bienes, (ii) cambios en el precio de los
bienes transables, (iii) cambio tecnolgico sesgado y (iv) cambios en los precios de
factores de produccin distintos al trabajo (tpicamente el capital). Las dos primeras
fuentes operan esencialmente a travs de cambios sectoriales en la produccin y el
empleo. Un desplazamiento de la demanda domstica o un cambio en el precio de los
bienes transables producto de un proceso de liberalizacin comercial genera una
reasignacin de recursos hacia los sectores cuyos precios relativos han aumentado. Si los
sectores difieren en la proporcin en la que usan los factores de produccin (o intensidad
de uso de factores), los precios de los insumos productivos deben modificarse para
permitir que los sectores en expansin absorban los factores que liberan los sectores en
contraccin. En particular, este proceso genera una cada en el precio del factor usado
intensivamente en el sector que se contrae. En contraste, las fuentes (iii) y (iv) operan a
travs de un cambio en la intensidad de uso de factores dentro de cada sector. Tanto el
cambio tecnolgico sesgado como el cambio en el precio del capital modifican la
rentabilidad de usar los distintos factores y por ende sus remuneraciones relativas.
Una forma inicial de evaluar la relevancia de estas fuentes es brindar evidencia acerca de
la magnitud de los cambios sectoriales del empleo y los cambios en la intensidad de uso
de factores dentro de cada sector. El cuadro 5.7 revela importantes cambios sectoriales
en el empleo. En particular, la industria manufacturera ha perdido participacin en los
ltimos 20 aos. En contraste, el empleo en servicios profesionales y negocios,
administracin pblica, educacin y salud aument sensiblemente en el perodo.
Cuadro 5.7
Participacin de cada sector de actividad en el empleo total
Gran Buenos Aires, 1980-2000
Sect or de act i vi dad 1980 1986 1992 1998 2000
I ndust ri a de baj a t ecnol og a 10. 8 9.2 8.3 5.3 6.3
I ndust r i a de medi a y al t a t ecnol og a 19. 5 17. 1 14. 3 11. 7 9.8
Const r ucci n 8.9 5.8 4.6 5.6 4.9
Comer ci o mayor i st a y mi nor i st a 16. 8 17. 0 17. 9 17. 3 19. 3
Comuni caci ones, t r anspor t e y ser vi ci os 8.5 6.7 9.3 11. 2 10. 5
Ser vi ci os pr of esi onal es y negoci os 8.3 11. 4 10. 8 15. 5 16. 3
Admi ni st r aci n pbl i ca, educaci n y sal ud 19. 0 21. 5 25. 9 27. 3 26. 2
Ot r os ser vi ci os 8.3 11. 3 8.8 6.1 6.7
Tot al 100. 0 100. 0 100. 0 100. 0 100. 0
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
El cuadro 5.8 ilustra la intensidad de uso de mano de obra calificada, mostrando el
porcentaje de graduados del nivel superior de educacin en cada sector de actividad. Los
sectores ms intensivos en mano de obra calificada son los servicios profesionales y de
negocios, la administracin pblica, la educacin y la salud. En el otro extremo la industria
de baja tecnologa, la construccin y otros servicios de baja calificacin presentan los
menores niveles de empleo relativo de trabajadores con educacin superior completa.

57 La incorporacin de desempleo posiblemente no afecte las conclusiones, ya que como fue documentado el aumento del
desempleo fue generalizado en todos los niveles educativos.
47
Cuadro 5.8
Participacin de los graduados del nivel superior en el empleo de cada sector
Gran Buenos Aires, 1980 -2000
Sector de actividad 1980 1986 1992 1998 2000
Industria de baja tecnologa 7.7 6.5 7.1 6.9 10.2
Industria de media y alta tecnologa 8.0 12.8 15.1 18.7 26.9
Construccin 7.6 12.0 7.0 7.3 8.1
Comercio mayorista y minorista 4.4 7.3 10.9 14.6 12.7
Comunicaciones, transporte y servicios 5.9 7.2 12.4 16.7 12.0
Servicios profesionales y negocios 42.0 39.6 41.6 46.2 55.8
Administracin pblica, educacin y salud 38.5 47.6 48.3 55.9 57.6
Otros servicios 1.3 5.3 2.2 5.9 7.4
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Los dos cuadros anteriores reflejan que tanto los cambios sectoriales como los cambios
en la intensidad de uso han favorecido a la mano de obra calificada. Por un lado, los
sectores intensivos en trabajo calificado se han expandido relativamente al resto, mientras
que por el otro la intensidad de uso de este factor ha aumentado en prcticamente todos
los sectores de la economa.
Cul ha sido la fuerza relativa sobre la estructura salarial de estos dos efectos? Una
alternativa sencilla que brinda alguna idea aproximada sobre la relevancia de estos dos
canales consiste en descomponer el cambio en la participacin de un factor en el empleo
total en dos efectos: el proveniente de cambios en la participacin sectorial del empleo y
el proveniente de cambios en la intensidad de uso de factores dentro de cada sector.
58
Analticamente,

N
N
N
N
N
N
N
N
N
N
i ist
st
s st
t
is
s s s

_
,

_
,
+

_
,


'
'
donde N
i
denota a las horas trabajadas (en unidades de eficiencia) por parte del grupo
sociodemogrfico i, s es el sector productivo y t el perodo de tiempo.
59
El primer trmino
del lado derecho de la ecuacin da cuenta del cambio en la participacin del factor i en el
empleo consecuencia de cambios en la participacin sectorial del empleo, mientras que el
segundo trmino da cuenta de la parte explicada por cambios en la intensidad de uso del
factor i dentro de cada sector.

58 Ver Bound y Johnson (1992) y Bebczuk y Gasparini (2000) entre otros.
59 La descomposicin puede hacerse intercambiando el perodo en el que se miden los ponderadores de los cambios (t o
t). Los resultados del cuadro 5.9 reportan el promedio de los resultados de cambiar el ao base.
48
Cuadro 5.9
Descomposicin de los cambios
en la participacin de cada grupo educativo en el empleo total
Gran Buenos Aires, 1980-1998
Cambio entre sectores Cambio intrasectorial Cambio total
Grupo educativo 80-86 86-92 92-98 80-86 86-92 92-98 80-86 86-92 92-98
(i) (ii) (iii) (iv) (v) (vi) (vii) (viii) (ix)
Primaria -2.2 -1.9 -2.8 -7.5 -4.3 -4.8 -9.7 -6.2 -7.6
Secundaria 0.5 0.3 0.5 3.8 3.0 0.6 4.3 3.4 1.1
Superior 1.7 1.5 2.3 3.7 1.3 4.2 5.3 2.8 6.6
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH. Nota: trabajadores entre 23 y 65 aos.
El cuadro 5.9 sugiere tres conclusiones interesantes. En primer lugar, los cambios
sectoriales han implicado a lo largo de todo el perodo considerado una cada en la
demanda de mano de obra con poca educacin formal y un aumento en la demanda de
trabajadores con educacin superior. Los cambios dentro de cada sector operaron en
idntico sentido. Los valores de las columnas (i) a (vi) son negativos para los trabajadores
con educacin primaria, positivos para aquellos con educacin secundaria, y positivos y
en general ms altos para los individuos con educacin superior. La segunda conclusin
del cuadro 5.9 es que los efectos intrasectoriales (columnas (iv) a (vi)) parecen haber sido
ms relevantes que los intersectoriales (columnas (i) a (iii)). El creciente empleo de la
mano de obra calificada se debe ms a un aumento en la intensidad de uso de ese factor
en todos los sectores productivos, que a un cambio sectorial en la produccin y el empleo
que haya favorecido a ramas de la produccin intensivas en trabajo calificado. Finalmente,
el tercer resultado que se desprende del cuadro 5.9 indica una aceleracin de ambos
efectos durante la dcada del noventa.
60
Qu factores profundos han estado detrs de los desplazamientos sectoriales y de los
cambios en la intensidad de uso de factores, y por ende, detrs de los cambios salariales?
El comercio internacional, el cambio tecnolgico y la inversin en capital fsico han sido
sealados por la literatura especializada como los principales sospechosos de generar
desplazamientos en la demanda relativa de trabajo calificado.
61
En las siguientes dos
secciones se analizan los argumentos detrs de estas hiptesis y la evidencia disponible
para la Argentina.
5.1.8. Cambios en el comercio internacional
La Argentina ha experimentado un profundo proceso de liberalizacin comercial iniciado
de manera unilateral en 1988 y profundizado en los noventa. La tarifa promedio cay
desde el 45% al 12% entre 1987 y 1994, la mayor parte de las restricciones cuantitativas
fueron eliminadas y en 1991 se puso en marcha el acuerdo comercial del Mercosur. Estas
medidas tuvieron efectos inmediatos, tanto en el volumen del comercio internacional,
como en la estructura de precios relativos. La suma de las exportaciones e importaciones
duplic su participacin en el PBI en una dcada. Por su parte, los precios relativos se
movieron en la direccin esperada por la teora.
62

60
Utilizando una muestra algo diferente Bebczuk y Gasparini (2000) no encuentran indicios de esta aceleracin.
61
Ver Gottschalk y Smeeding (1997).
62
Ver Galiani y Sanguinetti (2000) y Porto (2001).
49
La apertura comercial puede afectar al bienestar individual y por ende a la distribucin por
mltiples canales. En esta seccin interesa su potencial efecto sobre los precios relativos
de los factores, y en particular sobre los salarios relativos entre trabajadores calificados y
no calificados. Existen dos visiones sobre el efecto del comercio internacional sobre la
estructura salarial. Segn la primera, popular en Economa Laboral, los salarios se
determinan bsicamente en el mercado domstico. La oferta efectiva de factores surge de
agregar a la oferta domstica los factores utilizados en producir los bienes importados. Si
las importaciones de un pas son intensivas en trabajo no calificado, el comercio
internacional genera un aumento de la oferta efectiva relativa de ese factor, lo cual
deprime su salario relativo.
63
La visin predominante en Economa Internacional es
distinta. Los salarios relativos se determinan en funcin de los precios relativos de los
bienes de acuerdo al teorema de Stolper-Samuelson. Si la apertura implica una cada en
el precio relativo de los bienes intensivos en mano de obra no calificada, este cambio se
traduce en una reduccin del precio relativo de ese factor.
64
La literatura internacional emprica sobre los efectos del comercio sobre la dispersin
salarial es extensa. En su mayora los estudios encuentran un efecto estadsticamente
significativo del comercio sobre la brecha salarial, aunque de magnitud menor.
65
El efecto
directo del comercio no parece haber sido la principal causa detrs del aumento de la
dispersin salarial en Estados Unidos y varios pases desarrollados.
La escasa literatura emprica sobre el tema en la Argentina coincide en marcar el impacto
desigualador de la apertura sobre la distribucin salarial, aunque no existe acuerdo sobre
la magnitud relativa de este efecto. La apertura comercial de los noventa implic una
cada en los precios relativos de los bienes intensivos en mano de obra no calificada, un
descenso relativo en la produccin y empleo de estos sectores, y una reduccin en los
salarios relativos de los trabajadores menos educados.
66
Sin embargo, tanto Garca
Swartz (1998) como la evidencia que surge del cuadro 5.9 indican la dificultad que tienen
las explicaciones basadas en cambios sectoriales (presuntamente generados por la
apertura comercial) en dar cuenta de una parte importante del cambio en la demanda
relativa de trabajo.
Galiani y Sanguinetti (2000) estiman un modelo del logaritmo del salario horario de cada
trabajador del Gran Buenos Aires en funcin de las variables tradicionales de una
ecuacin de Mincer (educacin, experiencia laboral, etc.) y del nivel de penetracin de
importaciones en el sector de la industria manufacturera al que pertenece el trabajador.
Los autores encuentran que en aquellas ramas de la industria en las que creci ms la
penetracin de las importaciones, la brecha salarial entre trabajadores con estudios
superiores completos y el resto se ampli en mayor magnitud. Sin embargo, concluyen
que en promedio el efecto identificable del comercio internacional sobre la brecha salarial
es de apenas el 10% del incremento real de esa brecha. Segn estimaciones propias (ver
seccin 5.1.9), la conclusin de la poca relevancia del efecto directo de la apertura se
refuerza al ampliar la muestra al total del pas e incorporar la inversin de capital en cada
sector como variable explicativa.

63 Ver Berman, Bound y Griliches (1993) y Freeman (1995).
64 Ver Leamer (1996).
65 Ver Bound y Johnson (1992), Levy y Murnane (1992), Lawrence y Slaughter (1993), Sachs y Shatz (1994), Freeman
(1995), Gottschalk y Smeeding (1997) y Feenstra y Hanson (1999), entre otros.
66 Estos movimientos estaran de acuerdo con las predicciones de los teoremas de Heckscher-Ohlin y Stolper-Samuelson
para un pas relativamente ms dotado de mano de obra calificada, como se estima es la Argentina frente al promedio
mundial.
50
Estas conclusiones contrastan con la de Porto (2000), quien utiliza el enfoque del
contenido factorial del comercio para simular los salarios relativos de autarqua (economa
cerrada) y compararlos con los observados bajo comercio. Bajo ciertas hiptesis sobre la
elasticidad de sustitucin entre factores, la apertura podra explicar hasta un 50% del
cambio en los salarios relativos observados. Utilizando un camino diferente, Porto (2001)
llega a resultados semejantes. Al correr una regresin del logaritmo del salario horario
contra las tpicas variables de la ecuacin Minceriana y los precios de exportacin e
importacin, y permitiendo que los coeficientes de estas dos variables varen entre grupos
educativos y regiones, encuentra que la cada en el precio de las importaciones y el
aumento en el precio de las exportaciones han estado asociados a un incremento en el
salario de los trabajadores con educacin secundaria y, en especial, superior. Las
elasticidades encontradas permiten inferir un efecto relevante del comercio internacional
sobre la dispersin salarial.
En sntesis, los estudios existentes concuerdan en sealar un efecto positivo del proceso
de liberalizacin comercial (medido en trminos de cambios sectoriales, de penetracin de
importaciones o de precios de exportaciones e importaciones) sobre el tamao de la
brecha salarial entre grupos educativos. La magnitud de este efecto an es motivo de
anlisis, aunque la mayor parte de la literatura internacional y parte de la nacional
sugieren un efecto menor del comercio sobre la disparidad salarial.
5.1.9. Cambio tecnolgico sesgado e inversin en capital fsico
Un cambio tecnolgico sesgado a favor de la mano de obra calificada combinado con una
elasticidad de sustitucin entre distintos tipos de trabajo no demasiado baja puede
generar un aumento en el premio salarial de los ms calificados.
67
Las mejoras
tecnolgicas tienen una ramificacin adicional. Si stas afectan a los bienes de capital
(maquinarias y equipos), pueden reducir su precio relativo e intensificar su uso. Si los
bienes de capital resultan ser ms complementarios del trabajo calificado que del no
calificado, la estructura salarial se modificar a favor del primer grupo.
68
La literatura
existente para otros pases sugiere un efecto desigualador y de magnitud importante tanto
del cambio tecnolgico sesgado como de la inversin en capital fsico.
69
Si bien para la Argentina slo existe evidencia fragmentada, la presuncin es que las
reformas de los noventa promovieron importantes cambios tecnolgicos (tcnicos y
organizacionales) que repercutieron en un incremento de la productividad.
70
Una parte
importante de las innovaciones tecnolgicas estn incluidas en bienes de capital nuevos,
cuya incorporacin al proceso productivo aument notablemente en los noventa, como
consecuencia de una drstica cada en su precio relativo. El cociente entre el precio de los
bienes de capital y el salario cay 33% entre 1985 y 1992 y un 30% adicional en los 8
aos siguientes.
71
Frente a esta cada no es extrao que el ratio capital fsico/trabajo haya
crecido significativamente en el perodo (ej. 32% entre 1991 y 1998). Por su parte, la edad
promedio del stock de capital se redujo tres aos en menos de una dcada.
Particularmente importante fue el aumento de la incorporacin de maquinarias y equipos
importados, favorecidos por la apreciacin cambiaria y los bajos aranceles a la
importacin. La inversin extranjera directa tambin aument sustancialmente en los

67 Consultar Acemoglu (2000) para una presentacin esquemtica simple.
68 Ver Acemoglu (2000) y Krusell, Ohanian, Ros-Rull y Violant (2000), entre otros.
69 Ver Feenstra y Hanson (1999) y Krusell, Ohanian, Ros-Rull y Violant (2000).
70 En FIEL (2001), por ejemplo, se reportan tasas de crecimiento de la productividad total de factores (TFP)
significativamente superiores en los noventa que en dcadas anteriores.
71
Esta serie fue construida sobre la base de informacin del Ministerio de Economa y la EPH.
51
noventa, lo cual posiblemente haya implicado mejoras en el management, fomentado la
incorporacin de tecnologas extranjeras y generado derrames sobre las firmas
nacionales. La apertura comercial tambin habra aumentado la exposicin de estas
firmas a las prcticas organizacionales y tecnolgicas del resto del mundo.
Pese a su potencial relevancia, el impacto de estos fenmenos sobre los salarios relativos
no ha sido estudiado en la Argentina. El siguiente anlisis contribuye a esta incipiente
literatura.
72
La hiptesis es que la incorporacin de nuevas maquinarias y equipos en un
sector aumenta la brecha salarial entre calificados y no calificados en ese sector por dos
razones ya mencionadas: (i) el capital es ms complementario de la mano de obra
calificada y (ii) el nuevo capital tiene usualmente incorporadas mejoras tecnolgicas que
suelen aumentar la productividad relativa de los trabajadores calificados. Con movilidad
imperfecta de trabajo entre sectores en el mediano plazo, los cambios en las brechas
salariales pueden diferir entre ramas de actividad. Especficamente, se espera que el
premio salarial de los calificados aumente en mayor medida en aquellos sectores con una
incorporacin de capital fsico ms intensa.
La evidencia preliminar acerca de esta proposicin se obtiene estimando un modelo
donde el logaritmo del salario horario depende de variables que interactan el nivel
educativo con el logaritmo de la inversin en maquinarias y equipo (como proporcin del
valor agregado) del sector al que pertenece el trabajador. La regresin, estimada por
mnimos cuadrados ordinarios, tiene como controles a las variables Mincerianas tpicas
variables binarias (o dummies) que captan la educacin formal del trabajador, antigedad
en el trabajo, edad y sexo. Estas variables interactan con dummies anuales.
Adicionalmente, se incluyen como variables independientes el producto de las dummies
educativas con el logaritmo del coeficiente de penetracin de importaciones en cada
sector (siguiendo a Galiani y Sanguinetti, 2000). La regresin, que incluye efectos fijos por
ciudad y sector, se estima en una base de microdatos correspondiente a 19 aglomerados
urbanos relevados por la EPH entre 1992 y 1999. Se incluye slo a los trabajadores de la
industria manufacturera, ya que slo se cuenta con datos de penetracin de
importaciones e inversin en capital fsico para esos sectores. Los coeficientes estimados
de las variables tradicionales son significativos y tienen los signos esperados. La siguiente
tabla muestra los coeficientes de las variables de penetracin de importaciones e
inversin en capital fsico.
Cuadro 5.10
Efectos de la penetracin de las importaciones y la inversin en maquinaria y equipos
sobre los salarios por grupo educativo. Argentina, 1992-1999
Variable Coeficiente t
Penetracin de importaciones
Primaria 0.0435 1.3400
Secundaria 0.0444 1.3680
Superior 0.0760 2.1510
Inversin en maquinaria y equipo
Primaria -0.0089 -2.1560
Secundaria -0.0006 -0.1310
Superior 0.0204 2.7720
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH.
Nota: ver texto para detalles de la estimacin.

72 Este anlisis ha sido realizado conjuntamente con Pablo Acosta. Se encuentra disponible una nota con los detalles
tcnicos y resultados de las estimaciones.
52
La mayor penetracin de importaciones en un sector ensancha la brecha entre aquellos
trabajadores con educacin superior y el resto. La incorporacin de maquinarias y equipos
tiene un efecto semejante. De hecho, el mayor uso de capital fsico habra implicado un
fuerte aumento de los salarios de los universitarios y una leve cada en el salario real del
resto. Adicionalmente, del anlisis se desprende que mientras que la penetracin de
importaciones da cuenta del 13% del incremento de la brecha salarial entre trabajadores
con educacin superior y el resto entre 1992 y 1998, ese porcentaje es tres veces mayor
para el caso de la inversin en maquinaria y equipos. Estos resultados alientan a
profundizar la investigacin sobre los efectos de la inversin en capital fsico y el cambio
tecnolgico sobre la desigualdad laboral en la Argentina.
5.1.10. Las instituciones laborales
La estructura salarial y de empleo suelen ser afectadas por instituciones laborales -
tpicamente, los sindicatos y el salario mnimo.
73
A menudo, los sindicatos obtienen
condiciones salariales ventajosas para sus afiliados. En la medida en que las
agrupaciones gremiales sean ms importantes para los trabajadores no calificados, un
mayor poder sindical achata la pirmide salarial.
74
La relacin poder sindical-desigualdad
atrajo la atencin de los economistas por dos razones: (i) en pases como Estados Unidos
e Inglaterra el aumento de la desigualdad coincidi con un importante debilitamiento
sindical y (ii) los pases de Europa Continental, con fuertes sindicatos, presentan niveles
de desigualdad inferiores (y de desempleo superiores) a los de los pases anglosajones.
La evidencia emprica internacional muestra en general que el poder sindical afecta la
dispersin de los salarios, aunque existe debate sobre la relevancia cuantitativa de este
efecto.
75
A similares conclusiones llegan los estudios que vinculan los cambios en el
salario mnimo con la dispersin de ingresos laborales.
Las coincidencias temporales que motivaron en varios pases el inters por las
consecuencias distributivas de las instituciones laborales se repiten en la Argentina. Dos
han sido los episodios de mayor incremento en las disparidades de ingreso en los ltimos
30 aos (excluyendo el perodo de crisis macro de fines de los ochenta): la segunda mitad
de los setenta y los noventa. Ambos perodos coinciden con etapas de debilitamiento
sindical. Durante la segunda mitad de los setenta los sindicatos estuvieron prohibidos y se
eliminaron las negociaciones colectivas de trabajo. La prdida de poder sindical en los
noventa es menos obvia. Lo cierto es que el tenor de las demandas laborales y sociales
se redujo sensiblemente en la dcada, posiblemente en parte debido a la percepcin de
que eran necesarias medidas econmicas drsticas para superar la crisis, y en parte
debido a la asuncin de un nuevo gobierno aliado a los jefes sindicales, quienes no
presionaron activamente al gobierno. Adicionalmente, el nuevo esquema econmico de
apertura y desregulacin implic la necesidad de ajustar los salarios a la productividad, lo
cual incentiv los acuerdos descentralizados. A estas causas se agrega la reduccin de la
importancia en la produccin y el empleo de la industria, donde tradicionalmente reside el
mayor poder de los sindicatos, y el aumento del desempleo que atenta contra las usuales
demandas gremiales por mayores salarios resignando empleo. La evolucin observada
del salario mnimo tampoco es inconsistente con la de la desigualdad. En particular, el

73 Ver Blau y Kahn (1996) y DiNardo, Fortin y Lemieux (1996).
74
En contraste, la existencia de sindicatos puede tener efectos desigualadores al incrementar la brecha salarial entre
trabajadores sindicalizados y no sindicalizados con similares caractersticas, y al introducir rigideces en el mercado laboral,
impidiendo una rpida eliminacin del desempleo.
75 Ver Bound y Johnson (1992), Levy y Murnane (1992), Gottschalk y Smeeding (1995), Blau y Kahn (1996), DiNardo,
Fortin y Lemieux (1996) y Gustafsson y Johansson (1999).
53
salario mnimo perdi sensiblemente su funcin de introducir presin sobre los salarios
relativos en los noventa.
76
Pese a la potencial relevancia de los factores institucionales del mercado laboral, son
inexistentes los estudios econmicos sistemticos sobre el tema en la Argentina. La
escasez de datos desagregados sobre poder sindical posiblemente haya atentado contra
el estudio riguroso del vnculo entre instituciones laborales y desigualdad.
Despus de la extensa recorrida por los determinantes de los ingresos laborales es til
volver a la ecuacin inicial (5.1) para recordar los otros factores que integran el ingreso
familiar y que por ende afectan su distribucin. Cuatro elementos an no han sido
estudiados: los ingresos no laborales, las transferencias (esencialmente las estatales), las
cuestiones demogrficas y los precios que enfrentan las familias. En el resto de este
captulo se discuten tres de estos puntos, dejando a las transferencias estatales para el
captulo siguiente.
5.2. Los ingresos no laborales
La pobreza de la informacin sobre ingresos no laborales en las encuestas de hogares
conspira contra el estudio riguroso de estas fuentes de ingreso. La evidencia existente
muestra un aumento de la participacin del capital en el ingreso disponible (Gasparini,
1999b y Meloni, 1999). Este incremento estara asociado a una mayor desigualdad en la
distribucin del ingreso individual y familiar, dado que los ingresos de capital estn ms
concentrados en los deciles superiores de la distribucin, en relacin al resto de las
fuentes. Un fenmeno similar habra ocurrido con las ganancias empresariales -
alimentadas por el retiro del Estado de las actividades econmicas, la disminucin de las
regulaciones estatales y el aumento de la productividad factorial - y con la renta de
algunos recursos naturales. La Argentina es un pas relativamente abundante en recursos
naturales, por lo que, en concordancia con el teorema de Heckscher-Ohlin, el proceso de
liberalizacin comercial implic un aumento en el nivel de exportacin y produccin de
aquellos bienes intensivos en recursos naturales. Segn diversos analistas del sector
estos cambios fueron acompaados de un aumento en el precio relativo de algunos
recursos (ej. tierra), aunque no existe evidencia rigurosa sobre este punto.
Las jubilaciones y pensiones constituyen la tercera fuente de ingresos en orden de
importancia, despus del trabajo y el capital. En los noventa la fraccin del ingreso
disponible proveniente de jubilaciones y pensiones creci, implicando un efecto igualador
sobre la distribucin total.
77
Por el contrario, la desigualdad intragrupo creci fuertemente.
Las reformas al sistema de jubilaciones y pensiones introducidas en los noventa sumadas
al crecimiento en la desigualdad de los ingresos laborales implicaron un sustancial
aumento de la desigualdad dentro del grupo de los jubilados. El coeficiente de Gini de la
distribucin de los ingresos jubilatorios captados en la EPH para el total del pas creci de
alrededor de 0.35 a principios de los noventa a ms de 0.40 hacia fines de esa dcada. El
resto de los indicadores de desigualdad muestra un patrn semejante.
En sntesis, la evidencia muy preliminar existente para las fuentes de ingresos no
laborales sugiere que la mayora de los cambios ocurridos en los noventa fueron
desigualadores. El aumento de la contribucin al ingreso disponible de los retornos al

76 Bour y Susmel (1999).
77 Utilizando datos de la EPH para el total del pas, el porcentaje de ingresos provenientes de jubilaciones y pensiones
creci de 10.6% en 1992 a 13.4% en 1999.
54
capital, los beneficios empresariales y la renta de algunos recursos naturales, sumados al
incremento de la dispersin de los ingresos jubilatorios constituyen factores
desigualadores sobre la distribucin del ingreso. Su relevancia cuantitativa an merece un
tratamiento ms riguroso y sistemtico en la literatura especializada.
5.3. Factores demogrficos
Parte del nivel de desigualdad en la distribucin del ingreso familiar equivalente es
explicable a partir de comportamientos demogrficos diferentes entre familias. Dos
decisiones demogrficas resultan cruciales. La primera es la de fertilidad. Las familias de
bajos ingresos suelen tener ms miembros que las de altos ingresos, esencialmente
debido a un comportamiento reproductivo diferente. La segunda es la de conformacin de
parejas (o decisiones de matching). Si los patrones de matching son tales que los
individuos altamente productivos en el mercado se casan entre s (lo que se conoce como
matching positivo o assortative matching), la distribucin del ingreso ser ms desigual y
la movilidad social menor.
78
5.3.1. Tamao y composicin del hogar
El cuadro 5.11 ordena a los hogares relevados en la EPH del Gran Buenos Aires segn
su ingreso equivalente. Para cada quintil se presenta la media de un grupo de indicadores
relacionados con el tamao y composicin por edades de las familias. Los dos primeros
paneles revelan (a) una cada de la natalidad a lo largo de todo el perodo analizado, (b)
una relacin negativa entre el ingreso familiar equivalente y el nmero de menores por
hogar y (c) una brecha en el nmero de menores por hogar entre el 40% ms rico de los
hogares respecto del resto, que se contrae hasta 1992 y se expande luego.
Cuadro 5.11
Tamao y composicin de los hogares
Quintiles de hogares por ingreso familiar equivalente
Gran Buenos Aires, 1974-2000
quintiles 1974 1980 1986 1992 1998 2000 quintiles 1974 1980 1986 1992 1998 2000
1 0.77 0.66 0.67 0.66 0.61 0.68 1 2.02 1.73 1.89 1.96 2.12 2.23
2 0.54 0.47 0.36 0.40 0.41 0.40 2 1.40 1.24 1.16 1.24 1.25 1.26
3 0.39 0.32 0.30 0.33 0.26 0.35 3 1.14 0.98 1.05 1.23 0.86 0.99
4 0.25 0.28 0.26 0.26 0.17 0.17 4 0.79 0.83 0.81 0.86 0.65 0.61
5 0.19 0.27 0.22 0.23 0.15 0.18 5 0.54 0.74 0.75 0.68 0.47 0.51
Total 0.45 0.41 0.36 0.38 0.32 0.36 Total 1.23 1.12 1.14 1.21 1.08 1.12
C. Miembros por hogar D. Adultos equivalentes por hogar
quintiles 1974 1980 1986 1992 1998 2000 quintiles 1974 1980 1986 1992 1998 2000
1 4.14 3.85 4.01 4.11 4.35 4.58 1 3.15 2.95 3.08 3.17 3.42 3.60
2 3.61 3.35 3.14 3.29 3.52 3.52 2 2.84 2.61 2.46 2.56 2.79 2.80
3 3.47 3.28 3.35 3.62 3.13 3.43 3 2.78 2.62 2.67 2.91 2.53 2.74
4 3.34 3.26 3.09 3.19 2.94 2.88 4 2.72 2.64 2.47 2.58 2.39 2.34
5 2.97 3.20 3.00 2.82 2.60 2.56 5 2.42 2.56 2.41 2.28 2.13 2.07
Total 3.55 3.39 3.33 3.42 3.32 3.40 Total 2.81 2.68 2.62 2.71 2.66 2.72
A. Menores de 5 aos por hogar B. Menores de 18 aos por hogar
Fuente: elaboracin propia sobre la base de la EPH del Gran Buenos Aires

78
La composicin de las familias, adems, afecta a la distribucin del ingreso de maneras ms indirectas y con efectos
visibles slo a ms largo plazo. Numerosos estudios empricos resaltan el rol de la estructura y composicin de la familia
como determinantes de las potencialidades de los hijos. Ver McLanahan y Sandefur (1997) y para el caso argentino Sosa
Escudero y Marchionni (1999).
55
Los dos ltimos paneles del cuadro 5.11 informan acerca del tamao de las familias por
quintil. Las familias ms pobres tienen ms miembros y adultos equivalentes que las ms
ricas. Mientras que la evolucin del nmero de adultos equivalentes por hogar no es
demasiado clara en los quintiles intermedios, desde 1980 se produjo un aumento en el
quintil inferior y un descenso en el superior, implicando un claro efecto desigualador de
este factor demogrfico sobre la distribucin de ingresos. En 1980 el individuo promedio
del quintil 5 viva en un hogar con 2.56 adultos equivalentes, mientras que el
correspondiente al quintil 1 lo haca en un hogar con 2.95, es decir un 15% mayor. Al igual
que con el nmero de miembros, esta brecha se amplific en los aos siguientes: un 28%
en 1986, 39% en 1992, 61% en 1998 y 74% en 2000.
La evidencia del cuadro 5.11 debe ser intrepretada con cautela ya que al ordenar a los
hogares por ingreso equivalente habra cierto sesgo a encontrar a las familias ms
numerosas en los quintiles ms pobres. Este problema puede aliviarse con un anlisis
condicional que permita controlar los efectos de la composicin familiar y aislarlos de los
del tamao del hogar. En el cuadro 5.12 se considera una submuestra de familias con
padre y madre presentes en el hogar y madre entre 30 y 40 aos de edad. El grupo
analizado aqu incluira familias con hijos jvenes y, por lo tanto, probablemente inactivos.
Por la edad de la madre tambin podra inferirse que en la mayora de los casos el
tamao de la familia ya qued determinado (es decir, las decisiones de fertilidad ya se
habran materializado). En el cuadro se separa a estos hogares por quintiles de ingreso
del matrimonio, y para cada uno se presentan las medias del nmero de hijos por hogar.
Los hogares ms pobres tienen ms hijos que los de quintiles ms altos. La brecha se ha
ampliado con el tiempo como consecuencia de un aumento de la natalidad en los
primeros y una contraccin en los ltimos. Este comportamiento tendra un efecto
desigualador sobre la distribucin de ingresos.
Cuadro 5.12
Nmero de hijos por hogar
Quintiles de hogares por ingreso del matrimonio
Gran Buenos Aires, 1974-2000
quintiles 1974 1980 1986 1992 1998 2000
1 2.45 2.61 2.59 2.85 3.11 3.05
2 2.41 2.34 2.53 2.72 2.68 2.97
3 2.32 2.19 2.54 2.26 2.32 2.35
4 2.10 2.14 2.16 2.41 1.98 1.96
5 2.09 2.09 2.19 2.08 1.70 1.64
Total 2.29 2.28 2.41 2.47 2.37 2.40
Fuente: elaboracin propia sobre la base de la EPH, GBA.
El cuadro 5.13 presenta una aproximacin al efecto distributivo del cambio en el tamao y
composicin de la familia documentado en esta seccin. La columna (i) muestra el
coeficiente de Gini de la distribucin del ingreso familiar equivalente promedio entre
quintiles. Las cifras que aparecen en las dems columnas son el resultado de ejercicios
de simulacin. Por ejemplo, en la columna (ii) se calcula el Gini suponiendo que el nmero
promedio de adultos equivalentes por quintil se mantiene fijo en los niveles de 1974. En la
columna (iii) se mantiene la estructura demogrfica en los valores de 1980 y as
sucesivamente. El cuadro muestra que los cambios en la desigualdad se suavizan al
mantener fija la estructura demogrfica, lo cual implica un efecto no menor de los cambios
relativos en el nmero de adultos equivalentes por quintiles sobre la distribucin del
56
ingreso. Por ejemplo, del sustancial aumento del Gini entre 1992 y 2000, alrededor de la
mitad sera atribuible a cambios demogrficos.
Cuadro 5.13
Desigualdad en la distribucin del ingreso equivalente observada y simulada
Gran Buenos Aires, 1974- 2000
adultos equivalentes de
cada ao 1974 1980 1992 2000
(i) (ii) (iii) (iv) (v)
1974 0.302 0.302 0.279 0.313 0.348
1980 0.347 0.373 0.347 0.380 0.411
1986 0.364 0.382 0.355 0.389 0.420
1992 0.397 0.391 0.366 0.397 0.428
1998 0.437 0.421 0.396 0.427 0.455
2000 0.439 0.414 0.389 0.421 0.439
Fuente: elaboracin propia sobre la base de la EPH, GBA.
El ejercicio detrs del cuadro 5.13 es naturalmente muy rudimentario, aunque es indicativo
de fenmenos presumiblemente relevantes. Uno de los problemas del ejercicio es que se
mantienen constantes los ingresos familiares en la simulacin. Es probable que el cambio
del nmero de miembros en un hogar genere cambios en las conductas laborales. La
direccin de las mismas, sin embargo, no es obvia. Si bien un mayor nmero de nios
implica por un lado la necesidad de mayores recursos, lo cual estimula el trabajo de todos
los miembros en condiciones de hacerlo, por otro lado familias con ms nios reducen la
probabilidad de la madre de trabajar y la de los hijos de educarse, realimentndose el
proceso de empobrecimiento.
5.3.2. Patrones de matching en la conformacin de parejas
En esta subseccin se pretende describir cules son los patrones que guan la
constitucin de las parejas fundadoras del hogar en lo que respecta a sus ingresos
individuales. En ese sentido sera relevante evaluar los niveles de ingresos de cada
individuo previo a la formacin de la pareja. Sin embargo, al no disponer de un panel de
los individuos que terminan formando parejas esto no es observacionalmente viable. Lo
que puede observarse son los ingresos individuales del hombre y la mujer una vez que el
hogar ha sido constituido. Esta limitacin resulta problemtica, dado que los ingresos
individuales presentan cierta interdependencia entre los miembros de un mismo hogar.
Una alternativa que controla en parte este problema de endogeneidad consiste en
comparar niveles educativos en lugar de ingresos. La educacin es un proceso de largo
plazo, con un origen y, en muchos casos tambin un final, previo al de la constitucin de
la pareja. Por esto la educacin de un individuo es ms independiente de las
caractersticas del nuevo hogar que su ingreso.
79
El cuadro 5.14 se construye a partir de los mximos niveles educativos de los hombres y
mujeres que viven en pareja (ya sea casados o unidos). Aproximadamente la mitad de las
parejas estn formadas por dos individuos del mismo nivel educativo. Esta proporcin ha
cado algo a lo largo del perodo analizado. Este fenmeno en principio tendra un efecto
igualador sobre la distribucin de ingresos.

79
En realidad, puede que la decisin de abandonar el proceso educativo est ligada a decisiones relacionadas con el
matrimonio y los hijos.
57
Cuadro 5.14
Matching por educacin.
Porcentaje de hogares segn nivel educativo de la pareja
Gran Buenos Aires, 1974-2000
1974 1980 1986 1992 1998 2000
igual nivel 51.7 48.9 45.6 48.0 46.4 45.6
difieren en un nivel 34.1 33.8 35.9 34.0 34.8 34.1
difieren como mximo en un nivel 85.8 82.7 81.5 82.0 81.2 79.6
Fuente: elaboracin propia sobre la base de la EPH.
5.4. Precios y distribucin del ingreso
Las comparaciones de ingresos, tanto entre individuos como en el tiempo, deben hacerse
en trminos reales. Idealmente, como en la ecuacin (5.1), el ingreso de la familia i en el
momento t debe ser deflactado por el ndice de precios de la canasta consumida por i en t.
Sin embargo, la prctica usual (tambin seguida en este trabajo) es deflactar por el nivel
general del ndice de precios al consumidor (IPC) del mes en el que se reportan los
ingresos. Esta prctica genera dos problemas. El primero es la sobreestimacin de la
desigualdad en los perodos de alta inflacin. Al deflactar los ingresos reportados por dos
individuos en diferentes momentos del mes por un nico ndice mensual se registran
como reales diferencias de ingreso meramente nominales. Neri (2000) encuentra para el
caso brasilero que una significativa fraccin del aumento en la desigualdad registrado en
los perodos de alta inflacin, y de la cada en la desigualdad que sigue a los planes de
estabilizacin se debe a este efecto espreo. Es probable que parte del drstico aumento
registrado de la desigualdad a fines de los ochenta y la brusca cada a principios de los
noventa se deba en parte a este problema de medicin.
El segundo sesgo es el generado al ignorar que las canastas de consumo difieren entre
hogares y que por ende, cambios en los precios relativos impactan de manera diferencial
en el ingreso real de las familias.
80
Las desregulaciones, las privatizaciones, la apertura
comercial y las variaciones en el tipo de cambio real alteraron la estructura de precios
relativos en la Argentina en la ltima dcada. En particular, los precios de los bienes
transables cayeron en relacin a los precios de los no-transables, lo que implicara un
efecto igualador sobre la distribucin de ingresos reales, dado que los bienes transables
son consumidos ms intensamente por los pobres que los no transables.
Navajas (1999), en un estudio basado en la ENGH, seala que el efecto igualador del
cambio en los precios relativos de los bienes fue ms relevante entre 1988 y 1994,
cuando la economa se estabiliz, se liberaliz el comercio internacional y se llevaron a
cabo las principales privatizaciones. En contraste, desde mediados de los noventa, los
cambios en los precios fueron mayormente desigualadores, en parte debido al aumento
en el precio de los servicios pblicos privatizados. Gasparini (1999a) encuentra que en los
noventa los cambios de precios relativos tuvieron un efecto igualador sobre la distribucin
del ingreso familiar real, pero que su magnitud fue muy menor, comparado con los
cambios en la desigualdad de los ingresos nominales. En sntesis, es altamente probable
que la evidencia presentada en este trabajo no se altere significativamente si se
corrigieran los ingresos reales por cambios en los precios relativos.

80
Deaton (1997) y Newbery (1995) presentan una detallada discusin de estas cuestiones. Ver Navajas (1999) y Ldola,
Busso y Cerimedo (2000) para el caso argentino.
58
Existe un tercer canal por el que los precios afectan a la distribucin: el referido al
impuesto inflacionario. Histricamente, la Argentina experiment casi medio siglo de
elevadas tasas inflacionarias, que culminaron con dos episodios hiperinflacionarios en los
aos 1989 y 1990. Como es bien conocido en la literatura, la inflacin acta como un
impuesto que grava las tenencias de saldos monetarios reales lquidos mantenidos por los
hogares. Los efectos distributivos de la inflacin provienen de que distintos grupos de
ingresos mantienen diferentes cantidades de saldos reales y, potencialmente, enfrentan
distintas tasas de inflacin. Si la demanda de saldos reales es relativamente inelstica con
respecto al ingreso, entonces la base gravada por el impuesto inflacionario es mayor,
relativamente, para los pobres que para los ricos, de modo que el impuesto inflacionario
es regresivo. Ahumada et al. (1993) estudian empricamente estas cuestiones.
Encuentran que, efectivamente, la demanda de dinero tiene una elasticidad ingreso menor
que uno, de lo que se deduce la regresividad del impuesto inflacionario. Por otro lado, no
encuentran discrepancias entre las tasas de inflacin experimentadas por personas de
distintos cuantiles de la distribucin del ingreso. Como proporcin de su ingreso los
pobres tributaron en general el doble de impuesto inflacionario que los ricos, relacin que
se elev al triple para el perodo de hiperinflacin de 1989. Estos resultados sugieren que
el control efectivo del nivel de precios tiene en s mismo un impacto positivo sobre la
distribucin de los ingresos, a travs de la eliminacin de un tributo regresivo, como lo es
el impuesto inflacionario. Naturalmente, este resultado depende del gravamen que
reemplaza la recaudacin perdida por la estabilidad monetaria.
5.5. Desarrollo y desigualdad: la hiptesis de Kuznets
Desde hace ya casi medio siglo la relacin entre el nivel de desarrollo y la desigualdad ha
preocupado a los analistas. En particular, la literatura gira en torno de la curva de
Kuznets, una regularidad emprica que indica una relacin en forma de U invertida entre
desigualdad y PBI per cpita. La curva, popularizada por Kuznets (1955), tiene un
corolario optimista: si un pas crece lo suficiente, va a llegar finalmente a un punto en el
que la desigualdad comience a descender progresivamente.
81
La curva ha sido motivo de
diversas justificaciones tericas, y de debate emprico acerca de su real existencia.
82
Estudios previos para el caso argentino no muestran evidencia clara a favor de esta
curva.
83
Un ejemplo es el que surge del siguiente grfico, el cual ilustra la relacin entre la
desigualdad en el ingreso, medida a travs del coeficiente de Gini y el PBI per cpita de la
Argentina entre 1980 y 1999.

81
Tambin importante es la discusin acerca del efecto del crecimiento sobre la pobreza. Foster y Szkely (2001) utilizando
un panel con 20 pases encuentran que el crecimiento en los ltimos 25 aos ha generado reduccin de la pobreza, aunque
el ingreso de los pobres ha crecido menos que el ingreso medio.
82
Ver el artculo pionero de Kuznets (1955) y Aghion y Howitt (1998) para justificaciones ms recientes de la relacin
desigualdad-PBI per cpita.
83
Elas (1999).
59
Figura 5.6
Coeficiente de Gini de la distribucin del ingreso familiar equivalente
y PBI per cpita
Argentina, 1980-1999
G
i
n
i
PBI p/c
2500 5000 7500 10000
.35
.4
.45
.5
80
81
8283
84
85
86
87
88
89
90 91
92
93
94
95
96
97
98
99
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de datos de la EPH y Cuentas Nacionales.
Para explorar con ms rigurosidad esta relacin se construy un panel con informacin de
20 aglomerados de la EPH, para el perodo 1991-2000. La variable explicada es el
coeficiente de Gini del ingreso familiar equivalente para cada ciudad en cada ao. A los
efectos de explorar la relacin de Kuznets, la variable de desarrollo incorporada es el
ingreso familiar equivalente promedio de la ciudad. Se experiment con una variedad de
controles, de modo de aislar el efecto del desarrollo.
84
Se estimaron modelos de efectos
aleatorios por ciudades, los cuales proveen un ajuste adecuado para la relacin
estimada.
85
Adicionalmente, se estimaron modelos semiparamtricos parcialmente
lineales, de modo de estudiar la posible presencia de la relacin de Kuznets sin hacer
supuestos de formas funcionales. Ninguno de los resultados sugiere una relacin de U
invertida para el caso argentino.
5.6. En resumen
Las debilidades informativas, las dificultades tericas y la conjuncin de mltiples
reformas econmicas en pocos aos conspiran contra un mayor entendimiento de las
fuentes de los cambios distributivos en la Argentina. A pesar de estas dificultades, la
evidencia disponible sugiere algunos determinantes importantes de estos cambios,
particularmente del significativo aumento de la desigualdad y la pobreza en la ltima
dcada. Si bien durante este perodo continu el aumento de la oferta de trabajadores
calificados iniciado dcadas atrs, varios factores compensaron con creces esa tendencia,
generando una fuerte suba del salario relativo de los trabajadores con educacin superior.
Por un lado, cambios en la demanda domstica y la apertura comercial generaron
desplazamientos sectoriales a favor de servicios intensivos en trabajo calificado,
principalmente negocios, finanzas y servicios profesionales. En segundo trmino, el
cambio tecnolgico sesgado a favor de la mano de obra calificada y la reduccin del
precio del capital parecen haber afectado con fuerza al mercado laboral, implicando un
aumento en el empleo relativo de trabajadores con mayor educacin, pese al incremento

84 Se utiliz una lista de controles estndar, compatibles con investigaciones recientes sobre el tema que incluyen varias
variables socioeconmicas y macroeconmicas. Ver Levernier, Partridge y Rickman (1998), Li, Squire y Zou (1998) y
Gustafsson y Johansson (1999).
85
Los detalles de este ejercicio se omiten a fines de no extender el trabajo innecesariamente, y pueden ser solicitados a los
autores. Se utilizaron tcnicas de panel no balanceado con efectos aleatorios, y modelos semiparamtricos de la familia
Generalized Additive Models propuesta por Hastie y Tibshirani.
60
de su precio relativo. Los cambios mencionados no slo favorecieron a los trabajadores
con un mayor nivel de educacin formal, sino que tambin aumentaron sensiblemente los
retornos a los factores inobservables, como el talento. Finalmente, el poder sindical se
debilit en el perodo, al igual que el peso del salario mnimo, contribuyendo al incremento
de las disparidades salariales.
El desplazamiento de la demanda de mano de obra calificada no slo afect los salarios
horarios relativos, sino tambin las horas trabajadas relativas, fenmeno que ha tenido un
importante impacto en la desigualdad. Menor parece haber sido el efecto directo del
aumento del desempleo, ya que ste en gran parte es el resultado de una disminucin de
la tasa de inactividad. Masivos desplazamientos de la inactividad al desempleo no afectan
las mediciones de desigualdad o pobreza. Naturalmente, el aumento del desempleo
puede haber afectado significativamente el bienestar a travs de otros efectos no
econmicos (ej. costo psicolgico de estar desempleado) o influyendo sobre la
determinacin de la estructura salarial.
Adicionalmente a los factores que operaron a travs del mercado laboral, otros fenmenos
han tenido un efecto desigualador en los noventa. Entre ellos, un aumento en la
participacin de los ingresos del capital, beneficios empresarios y rentas de algunos
recursos naturales. Tambin significativos parecen haber sido los cambios demogrficos;
en particular el aumento del tamao relativo de las familias ms pobres, respecto de las
de mayores ingresos. La evolucin de los precios, en cambio, no parece haber afectado
negativamente la distribucin: la drstica reduccin de la inflacin en los noventa minimiz
el regresivo impuesto inflacionario, mientras que los cambios de precios relativos
favorecieron ligeramente a las familias de menores ingresos.
61
Apndice: Metodologa de descomposicin microeconomtrica
El ingreso de un individuo en el perodo t (y
t
) depende de (i) las caractersticas
socioeconmicas observables de ese individuo (x
t
), (ii) las caractersticas no observables (

t
), (iii) la valoracin de mercado, o precios (sombra), de estas caractersticas (
t
) y (iv) los
parmetros que determinan las decisiones de participacin laboral (
t
). De este modo, el
ingreso de un individuo en el momento t viene dado por una relacin del tipo
y
t
=Y(x
t
,
t
;
t
,
t
)
La distribucin de ingresos individuales en el momento t est dada por
D
t
=H({x
it
,
it
},
t
,
t
)
donde las llaves indican la distribucin conjunta de las variables. Cambios en x
i
,
i
, o
entre dos perodos pueden hacer que la distribucin D cambie. Siguiendo a Bourguignon
et al. (1998) los cambios en la distribucin de los ingresos pueden clasificarse de acuerdo
a su origen en: efectos precio, participacin y poblacin.
Efecto precio: B= H({x
1
,
1
},
2
,
1
) - H({x
1
,
1
},
1
,
1
)
Efecto participacin : L= H({x
1
,
1
},
1
,
2
) - H({x
1
,
1
},
1
,
1
)
Efecto poblacin: P = H({x
2
,
2
},
1
,
1
) - H({x
1
,
1
},
1
,
1
)
El problema emprico de computar estos efectos reside en que existe un grupo de
caractersticas poblacionales y parmetros que no son observables (
1
,
2
,
1
,
2
,
1
,
2
).
Frente a esta limitacin, la estrategia a seguir tiene una etapa de estimacin y otra de
simulacin. En la etapa de estimacin, para cada perodo se especifica un modelo de
ingresos. En general se trata de una relacin entre los ingresos de los individuos en
funcin de sus caractersticas observables, tratando a las no observables como si fueran
los trminos residuales de un modelo de regresin. Utilizando la informacin estadstica
correspondiente a cada perodo, se estiman los parmetros
t
,
t
y algunas caractersticas
estimables de los factores no observables (por ejemplo, sus varianzas). En la etapa de
simulacin se compara la distribucin real de un ao t con una distribucin contrafactual:
la que surge de aplicar alguna caracterstica o parmetro estimado del ao t sobre la
distribucin del ao t. Este ejercicio de simulacin es realizado para cada efecto y para
cualquier par de aos entre los cuales se desea efectuar la comparacin, lo que implica
usualmente una elevada carga computacional.
62
6. DISTRIBUCIN DEL INGRESO Y POLTICAS PBLICAS
El Estado puede modificar la distribucin del ingreso, y por ende el grado de desigualdad
y pobreza, a travs de varios canales. La ecuacin bsica de ingresos (5.1) es til para
sistematizar las distintas formas que puede adoptar la intervencin estatal. Referido al
numerador de (5.1) el sector pblico puede (i) alterar la remuneracin horaria de los
factores (r) y su tasa de utilizacin (), (ii) afectar la distribucin de las dotaciones de
factores (F) y (iii) transferir recursos (T) hacia y desde las familias a travs de la poltica
fiscal y regulatoria. Respecto del denominador de (5.1) el Estado puede (iv) inducir
decisiones demogrficas y (v) afectar los precios relativos de los bienes finales (P). En
este captulo se revisan estos canales y se brinda evidencia emprica para el caso
argentino, con especial nfasis en la incidencia distributiva de la poltica fiscal. Se incluye
una seccin final en la que se reflexiona sobre una discusin actual: la evaluacin de las
reformas de los noventa en funcin del desempeo de la economa en trminos de
crecimiento y desigualdad.
6.1. Remuneracin a los factores y empleo
El principio general tradicional en Economa, derivado del Segundo Teorema Fundamental
del Bienestar, es no intervenir en el funcionamiento de los mercados competitivos y alterar
las asignaciones resultantes mediante transferencias de la propiedad de factores, lo
menos distorsivas posibles. El intento de corregir los problemas distributivos modificando
las remuneraciones relativas de los factores que surgen en el equilibrio de mercado
implica distorsiones, que suelen redundar en una reduccin del ingreso medio, y por ende
del bienestar potencial de la poblacin.
86
La intervencin estatal modificando las remuneraciones relativas de los factores podra
justificarse an en el caso de generar distorsiones, si la ganancia en equidad supera la
prdida de eficiencia, y si no existen instrumentos a disposicin del gobierno que alcancen
metas distributivas semejantes con menores costos de eficiencia. Uno de los casos ms
debatidos es el del salario mnimo. Este instrumento, si logra ser efectivo, aumenta la
remuneracin horaria de ciertos trabajadores, a costa de un menor nivel de empleo y de
distorsiones en la produccin. Muchos autores y hacedores de poltica han encontrado a
estos costos aceptables, a cambio de sostener el salario de los trabajadores de menor
calificacin. De hecho la institucin del salario mnimo existe en muchos pases del
mundo. Para otros, en cambio, las distorsiones terminan reduciendo, al menos en el largo
plazo, el nivel de vida de todos los individuos, an de los que inicialmente resultaron
beneficiados. La discusin est lejos de ser saldada.
En sntesis, el gobierno tiene ciertos instrumentos para modificar las remuneraciones
relativas de los factores. Existe debate acerca de la razonabilidad del uso de estos
instrumentos, dado los costos de eficiencia y por ende de bienestar potencial que
generan. Slo es justificable alterar la estructura de precios de la economa si no hay
instrumentos redistributivos alternativos y con un cuidadoso estudio previo de costos y
beneficios.
El uso de polticas de empleo tambin es debatido en la literatura y en la prctica, en parte
porque no existe acuerdo sobre las causas del desempleo, ni sobre la eficacia estatal para

86
Existe una excepcin importante: cuando hay imperfecciones en los mercados, la intervencin estatal a travs de la
regulacin, si es instrumentada eficientemente, puede resultar ptima.
63
actuar sobre ellas. La discusin de las polticas de empleo excede el objetivo de este
trabajo, aunque es importante remarcar que, an siendo efectivas, su efecto distributivo
no resulta obvio. Por ejemplo, una reduccin de las regulaciones laborales puede
disminuir el desempleo a costa de una cada salarial de los actualmente empleados. El
efecto distributivo conjunto tiene en teora signo indeterminado.
6.2. La distribucin de factores
Una distribucin ms igualitaria de la propiedad de los factores productivos genera una
distribucin ms igualitaria del bienestar. Como ha sido mencionado, en las sociedades
modernas la fuente de ingresos ms importante es el capital humano asociado al trabajo.
Las polticas pblicas orientadas a una distribucin ms igualitaria del capital humano en
principio generan una mayor equidad distributiva. La forma ms extendida de intervencin
estatal en el sector es a travs de la provisin pblica de educacin formal y de las
regulaciones educativas (ej. educacin obligatoria). Algo menos extendidos estn los
programas de entrenamiento y capacitacin laboral subsidiados por el Estado.
Los gobiernos participan activamente en la provisin de educacin formal. En la Argentina
el sector pblico consolidado gasta alrededor de $12.000 millones al ao en los cuatro
niveles educativos. Parte de ese gasto modifica la distribucin del capital humano, ya que
induce a que nios y jvenes de familias de menores recursos asistan a la escuela,
motivados por la obligatoriedad, la gratuidad y a menudo la asistencia social recibida a
travs de la escuela. Una parte considerable del gasto en educacin, sin embargo, no
modifica la distribucin del capital humano, ya que presumiblemente una significativa
proporcin de los actuales asistentes a escuelas pblicas, de cualquier forma se
educaran en ausencia de provisin estatal.
La acumulacin de capital humano a partir de la educacin formal recibida por un
individuo depende trivialmente de su asistencia o no a un establecimiento educativo, de la
calidad de la enseanza impartida y de la capacidad de absorcin del conocimiento.
Respecto del primer punto la asistencia en la Argentina existe casi total igualdad en el
nivel primario, dado que prcticamente todos los nios completan ese nivel. Las
diferencias se hacen notorias en el secundario y se magnifican en el nivel superior. Sin
embargo, en los ltimos aos la poltica de becas estudiantiles y la extensin de la
obligatoriedad generaron una reduccin en las disparidades entre individuos respecto de
la decisin de asistencia al secundario. Gasparini (2001) computa indicadores de
desigualdad sobre la distribucin de la probabilidad de asistir al secundario condicional al
ingreso, y encuentra que la desigualdad de esa distribucin se mantuvo estable durante
varios aos, para caer bruscamente a partir de 1997. Esta cada es indicio de una mayor
equidad en el acceso al nivel medio y por ende en la acumulacin de capital humano.
Las conjeturas acerca de la distribucin de la calidad de la enseanza van en sentido
contrario. La evidencia disponible seala una fuerte cada en la calidad de la educacin
pblica. Evidencia indirecta de este fenmeno es la sensible reduccin de la matrcula en
las escuelas pblicas a favor de las escuelas privadas por parte de familias de ingresos
medios.
El tercer elemento mencionado referido a la acumulacin de capital humano es la
habilidad para incorporar conocimientos. No existen estudios sobre la distribucin de
capacidades innatas de aprendizaje, pero se presume que sta no cambia, al menos en
perodos cortos de tiempo. En cambio, existen otros factores que afectan el aprendizaje
64
que pueden cambiar relativamente rpido. Varios trabajos sostienen la importancia del
ambiente en el que se relaciona el nio o joven para estimular su capacidad de aprender
(peer-group effect).
87
Si bien no hay trabajos sistemticos sobre el punto, parece evidente
que la sociedad argentina se encuentra ms segregada que dcadas atrs. La
proliferacin de countries y escuelas privadas es un signo de este fenmeno. La
segregacin seguramente tiene efectos sobre la distribucin del capital humano a travs
de estos efectos del ambiente.
88
Los mecanismos que tiene el sector pblico para
afectar la asistencia, la calidad de la enseanza y las posibilidades de aprendizaje son
numerosos. Su anlisis, sin embargo, escapa al alcance de este trabajo.
Existe un punto relevante ya discutido en el captulo 5. Un aumento de la educacin no
necesariamente se traslada en una mejora distributiva inmediata. Un ejemplo trivial ilustra
el punto. Si en una poblacin donde nadie se educa y todos perciben el mismo salario, un
individuo decide educarse (lo cual aumenta su productividad y su ingreso), la desigualdad
aumenta.
89
El ejercicio de descomposicin microeconomtrica del captulo anterior de
hecho muestra que los cambios educativos ocurridos en la Argentina posiblemente hayan
tenido un efecto directo levemente desigualador sobre la distribucin del ingreso familiar
equivalente. Frente a esta evidencia, la defensa del fomento a la educacin se basa en
tres argumentos: (i) el aumento de productividad y salario de los nuevos educados
aumenta el bienestar agregado, aunque no necesariamente la equidad distributiva; (ii) a
medida que el nmero de individuos educados crece, es ms factible que la educacin de
un individuo adicional reduzca la desigualdad;
90
y (iii) la mayor oferta relativa de
trabajadores educados tiende a deprimir sus salarios relativos, generando un efecto
igualador sobre la distribucin.
La distribucin de otros factores productivos ha merecido un lugar menor en la literatura
acadmica. Dada la alta movilidad de capitales, cualquier intento por redistribuir
significativamente la propiedad del capital muy probablemente genere una salida masiva
hacia sitios ms seguros, lo cual haga inviable la redistribucin y dae la economa. Ms
probable es la redistribucin de la tierra, dado que se trata de un factor inmvil. Las
propuestas de reforma agraria, basadas en esta caracterstica de la tierra, han tenido
suerte dispar.
6.3. Incidencia de la poltica fiscal
La manera ms tradicional que tiene el sector pblico para afectar la distribucin del
ingreso es a travs de su poltica de gastos e impuestos. Si la distribucin de los
beneficios del gasto no coincide con la distribucin de la carga de su financiamiento, la
desigualdad se ve modificada por la poltica presupuestaria del Estado.
Utilizando varios supuestos y resultados de estudios previos el cuadro 6.1 resume la
incidencia de la poltica fiscal en la Argentina. La columna (i) reporta el ndice de
concentracin del gasto pblico social del consolidado Nacin-provincias-municipios
(GPS) entre 1986 y 2000. El GPS constituye el principal componente del gasto

87
Ver de Bartolome (1990).
88
Benabou (1994).
89
En un estudio reciente basado en una muestra de gemelos, Arias, Hallock y Sosa Escudero (2001) muestran que la
educacin aumenta considerablemente la desigualdad intragrupal.
90
El caso ms trivial es el de una sociedad en la que todos los individuos menos uno estn educados, y ste ltimo decide
educarse.
65
consolidado (alrededor de 2/3 del total).
91
La incidencia del GPS se obtiene utilizando las
estimaciones de Flood et al. (1994) y proyectndolas a las erogaciones por finalidad y
funcin de cada ao, estimadas por la Direccin de Gastos Sociales Consolidados. Un
ndice de concentracin negativo implica un gasto pro-pobre, es decir decreciente en el
ingreso. La columna (i) indica que el GPS ha sido siempre pro-pobre. La concentracin del
gasto en los estratos de menores ingresos aument en los noventa luego de un piso en
1990. Esta mayor focalizacin del gasto social se debi esencialmente al aumento
presupuestario en educacin, salud y empleo, tres programas con sesgo pro-pobre.
92
La
columna (ii) se construye proyectando los resultados de incidencia de Gasparini (1998) a
la recaudacin de cada ao. El ndice de concentracin del sistema tributario aument
ligeramente en los noventa, implicando una carga tributaria algo mayor sobre las familias
de mayores recursos. Este aumento est explicado en gran parte por una sustitucin de la
recaudacin de impuestos al trabajo por impuestos a las ganancias. La columna (iii)
muestra el coeficiente de Gini del ingreso per cpita familiar pre-fiscal del Gran Buenos
Aires (a falta de datos para la Argentina en el perodo bajo anlisis), calculado en base a
la distribucin por quintiles.
Cuadro 6.1
Incidencia de la poltica fiscal
Argentina, 1986-2000
Indices de progresividad de Kakwani Impacto
Indices de concentracin GPS Impuestos Total redistributivo Gini-post
GPS Impuestos Gini-pre (iii)-(i) (ii)-(iii) (iv)+(v) GPS/Yd (vi)*(vii) (iii)-(viii)
(i) (ii) (iii) (iv) (v) (vi) (vii) (viii) (ix)
1986 -0.042 0.351 0.338 0.380 0.014 0.394 0.220 0.086 0.251
1987 -0.035 0.355 0.359 0.394 -0.005 0.390 0.221 0.086 0.273
1988 -0.036 0.359 0.364 0.400 -0.005 0.394 0.192 0.076 0.288
1989 -0.023 0.371 0.417 0.440 -0.046 0.394 0.193 0.076 0.341
1990 -0.015 0.360 0.374 0.389 -0.014 0.375 0.199 0.075 0.299
1991 -0.019 0.351 0.374 0.392 -0.023 0.370 0.215 0.079 0.294
1992 -0.021 0.344 0.358 0.378 -0.014 0.365 0.226 0.082 0.275
1993 -0.034 0.347 0.359 0.393 -0.012 0.381 0.229 0.087 0.271
1994 -0.034 0.351 0.370 0.404 -0.019 0.384 0.235 0.090 0.280
1995 -0.028 0.352 0.392 0.420 -0.040 0.380 0.238 0.090 0.302
1996 -0.028 0.355 0.392 0.420 -0.037 0.383 0.225 0.086 0.306
1997 -0.036 0.355 0.389 0.424 -0.034 0.390 0.229 0.090 0.299
1998 -0.036 0.360 0.406 0.442 -0.046 0.396 0.225 0.089 0.317
1999 -0.041 0.361 0.395 0.436 -0.035 0.401 0.242 0.097 0.298
2000 -0.039 0.368 0.397 0.436 -0.029 0.407 0.242 0.098 0.298
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de Flood et al. (1994), Gasparini (1998) y a datos de la EPH y Ministerio de
Economa.
Las siguientes tres columnas reportan los ndices de progresividad de Kakwani del GPS,
de los impuestos y del presupuesto.
93
Los valores positivos de la columna (iv) indican un
gasto social progresivo (es decir que como proporcin del ingreso cae con el ingreso),
mientras que los valores negativos de la columna (v) sugieren un sistema tributario
ligeramente regresivo.
94
Es interesante notar que en el perodo 1992-1998, pese al
aumento de la carga relativa en los ms ricos (columna (ii)), el sistema tributario se volvi
ms regresivo (columna (v)), es decir, la carga tributaria como porcentaje del ingreso
disponible se redujo para los ms ricos y aument para los ms pobres. La causa de esta
aparente paradoja reside en la concentracin del ingreso en los estratos superiores de la

91
Adicionalmente, son las erogaciones que ms se prestan a un anlisis de incidencia, ya que es relativamente ms sencillo
identificar beneficiarios que en otras reas (ej. Administracin General).
92
Por la forma de construir el cuadro, queda fuera del anlisis todo cambio en el grado de focalizacin de un programa.
93
Ver Lambert (1993) para una descripcin de estos indicadores.
94
Este resultado surge de tomar como indicador de bienestar al ingreso familiar corriente. Gasparini (1998) muestra que al
tomar al consumo familiar corriente como indicador de nivel de vida el sistema tributario es aproximadamente neutral o
incluso ligeramente progresivo.
66
distribucin a una tasa ms alta que la concentracin de la carga tributaria. Durante 1999
y 2000 ese fenmeno en parte se ha revertido.
La columna (vi) indica que la poltica fiscal ha sido progresiva en todo el perodo
considerado, resultado estndar en todos los pases.
95
El grado de progresividad ha
aumentado producto de una mayor concentracin de los gastos en las familias ms
pobres y los impuestos en las ms ricas. El GPS como porcentaje del ingreso disponible
ha crecido tambin en los noventa (columna (vii)). Como consecuencia del aumento del
tamao y progresividad del presupuesto, el impacto redistributivo de la poltica fiscal ha
crecido (columna (viii)). De acuerdo con este ejercicio simple en los noventa el aumento
de la desigualdad post-fiscal habra sido menor al aumento de la desigualdad pre-fiscal
(columna (ix) y figura 6.1). Sin embargo, la poltica fiscal no ha sido suficiente para revertir
o aliviar sustancialmente el patrn de evolucin de la desigualdad. Si bien el coeficiente
de Gini de la distribucin del ingreso post-fiscal es sensiblemente inferior al de la
distribucin pre-fiscal, su evolucin ha sido prcticamente la misma.
Figura 6.1
Coeficiente de Gini antes y despus de la poltica fiscal
0.25
0.27
0.29
0.31
0.33
0.35
0.37
0.39
0.41
0.43
1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
pre-fiscal post-fiscal
Fuente: columnas (iii) y (ix) del cuadro 6.1.
La pobreza tampoco ha sido atenuada sustancialmente por polticas de alivio anticclicas.
De hecho, los signos de los cambios anuales en la tasa de la pobreza y en el gasto en
programas sociales focalizados han sido frecuentemente opuestos en los ltimos 20 aos.
Tal es el caso en los perodos de crisis econmicas (1980/82, 1987/90 y 1995), donde el
presupuesto en programas de alivio a la pobreza se redujo.
96
World Bank (2000) reporta
una elasticidad del gasto social focalizado de 1.87 respecto del PBI, un valor an mayor
que en otras reas del sector pblico.
Varios son los caminos que tiene la poltica fiscal para intensificar su efecto redistributivo.
Del lado del gasto pblico es posible reasignar el presupuesto a favor de programas con
un impacto redistributivo mayor y aumentar el grado de focalizacin de los programas
existentes. La figura 6.2 contribuye a identificar los programas con un sesgo pro-pobre
ms marcado, a travs de la presentacin de curvas de concentracin construidas en
base a informacin de la EDS para la provincia de Buenos Aires. Las curvas indican el

95
El ejercicio supone ausencia de ineficiencia en el gasto. An considerando filtraciones del 20% del gasto capturadas por
el quintil ms rico de la distribucin, Harriague y Gasparini (1999) estiman un impacto redistributivo igualador.
96
Esta proposicin est basada en informacin de la DGSC sobre gastos sociales y en las estadsticas de pobreza del
captulo 3 de este trabajo. En la actual crisis el presupuesto en programas sociales focalizados se ha mantenido
aproximadamente constante.
67
porcentaje de los beneficios del gasto en cada programa que recibe cada determinado
porcentaje ms pobre de la poblacin. Todos los programas son progresivos, ya que sus
curvas de concentracin estn por encima de la curva de Lorenz. Los programas con un
sesgo pro-pobre mayor son Asistencia social, Salud, Vivienda y Educacin. En este ltimo
caso, son notables las diferencias por nivel educativo: mientras que el gasto en el nivel
primario es fuertemente pro-pobre, las erogaciones en universidades pblicas y los
subsidios a la educacin privada tienen carcter pro-rico. Estos resultados son
compartidos por otros estudios de incidencia.
97
Figura 6.2
Curvas de concentracin del gasto pblico social
Provincia de Buenos Aires
0.0
0.2
0.4
0.6
0.8
1.0
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
Ingreso p/c (Lorenz) Educacin Salud
Asistencia Agua Vivienda
S. Urbanos lpi
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de Gasparini et al . (2000).
Nota: lpi=lnea de perfecta igualdad
An sin reasignaciones presupuestarias entre programas, el impacto redistributivo del
gasto puede aumentarse mediante una mejor focalizacin de las erogaciones. En esa
direccin operan algunos instrumentos comunes en otros pases, pero poco extendidos en
la Argentina, como los controles en base a registros de beneficiarios y la condicionalidad
de la asistencia. Particularmente til para la focalizacin pueden resultar los
requerimientos laborales para participar en programas de asistencia social.
La progresividad del sistema impositivo puede ser aumentada cambiando la estructura
tributaria hacia gravmenes ms progresivos. La figura 6.3 muestra las curvas de
concentracin de distintos impuestos. El impuesto a las ganancias de las personas fsicas,
y en menor medida a las empresas, aparecen como los tributos ms progresivos. En el
otro extremo, aparecen los impuestos internos, particularmente los gravmenes a los
cigarrillos. Naturalmente, la eleccin de la estructura tributaria ptima depende tanto de
los argumentos distributivos como de las razones de eficiencia y recaudacin. Ntese
incluso que el cambio a una estructura impositiva ms progresiva, si por alguna razn
genera una prdida en la recaudacin y en consecuencia en el gasto pblico, puede
terminar reduciendo el impacto redistributivo de la poltica fiscal, y por ende aumentando
las inequidades.

97
Ver Petrei (1988), Diguez et al . (1991), Gasparini y Porto (1991), Flood et al . (1994), DNPGS (2000), Llach y Montoya
(1999) y Paqueo y Lee (2000).
68
Figura 6.3
Curvas de concentracin de los impuestos
0.0
0.2
0.4
0.6
0.8
1.0
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
Ingreso p/c (Lorenz) IVA Trabajo
Ganancias fsicas Ganancias sociedades Combustibles
Internos lpi
Fuente: Elaboracin propia sobre la base de Gasparini (1998).
Nota: lpi=lnea de perfecta igualdad
Finalmente, pero no menos importante, estn las polticas tendientes a reducir las
ineficiencias en el gasto pblico y a combatir la evasin. La ineficiencias estatales implican
desvos del gasto de su poblacin objetivo ("filtraciones") y despilfarro de recursos por
mala asignacin. Avances en aliviar el primer problema implicaran aumentos en el valor
absoluto de la columna (i) del cuadro 6.1, mientras que avances en el segundo implicaran
un incremento en el gasto efectivo de la columna (vii). En ambos casos, esto se traduce
en un mayor impacto redistributivo de la poltica fiscal (columna (viii)). La reduccin de la
evasin aumenta el valor de la columna (ii) si est particularmente concentrada en los
contribuyentes ricos y si la mayor recaudacin permite reducir impuestos regresivos, y/o
incrementa el valor de la columna (vii) al permitir financiar un mayor gasto social. Por
ambos canales, el impacto redistributivo fiscal aumenta. Adicionalmente, la reduccin de
las ineficiencias estatales y la evasin contribuyen a la solvencia fiscal y a la estabilidad
macroeconmica, lo cual en principio redunda en aumentos del bienestar agregado.
6.4. Decisiones demogrficas y precios
El denominador de (5.1) puede ser afectado por las polticas pblicas. El Estado puede
fomentar determinadas decisiones demogrficas, y alterar consecuentemente la
distribucin del ingreso familiar equivalente. Sin embargo, la injerencia estatal en este tipo
de decisiones familiares suele estar muy cuestionada. Mucho ms comunes son las
intervenciones que modifican los precios relativos, ya sea a travs de la poltica
impositiva, las regulaciones o mediante la poltica comercial (interna y externa). La
conclusin sugerida en la seccin 6.1 para el caso de la remuneracin a los factores se
repite en este punto. Si bien es posible modificar la distribucin del ingreso real alterando
la estructura de precios relativos, este instrumento es costoso en trminos de eficiencia
asignativa y dinmica, por lo que slo debe ser utilizado si no existen instrumentos
alternativos y despus de un cuidadoso estudio de costos y beneficios.
98
6.5. Reformas, crecimiento y distribucin

98
Deaton (1997) resume parte de la extensa literatura sobre el tema
69
La Argentina implement un ambicioso programa de reformas econmicas en los noventa
que implicaron un vigoroso crecimiento durante gran parte de la dcada. Conjuntamente
con este crecimiento la desigualdad y el desempleo alcanzaron niveles sin precedentes.
Como se ha discutido en el captulo anterior, es posible que el nuevo escenario
econmico haya contribuido al incremento de la desigualdad. La apertura comercial, la
incorporacin de capital fsico, los cambios tecnolgicos y organizacionales fomentados
por la globalizacin y la prdida de poder de los sindicatos han contribuido a una
reduccin relativa, y posiblemente real, de la remuneracin de los individuos menos
calificados. Como ha sido discutido en el captulo 3, bajo ciertos juicios de valor esta
reduccin puede implicar una evaluacin global neutra o incluso negativa de la dcada en
la que la economa argentina creci vigorosamente. Significa esto que es necesario
volver atrs con las reformas?
Dos argumentos apoyan una respuesta negativa a esta pregunta. En primer lugar, est la
sospecha que la ausencia de reformas hubiera llevado a una situacin de fuerte cada del
ingreso real y deterioro distributivo. La experiencia de fines de los ochenta con brusca
cada del producto, hiperinflacin y picos en la desigualdad y la pobreza abona a esa
sospecha. Es altamente probable que si la Argentina renunciara a la apertura comercial,
restringiera la incorporacin de capital fsico, limitara las innovaciones tecnolgicas y
organizacionales y extendiera las regulaciones en el mercado de trabajo el desempeo
econmico sera pobre. El segundo argumento sostiene que las reformas han permitido
un aumento del ingreso promedio significativo, y por ende un incremento en el bienestar
potencial para toda la poblacin.
99
Las reformas implicaran una mejora potencial o, en la
jerga econmica, en el sentido de Kaldor.
El contra-argumento afirma que las mejoras potenciales son irrelevantes si no se
materializan en algn momento. Las reformas econmicas, al menos hasta el presente, no
han sido suficientes para implicar un aumento generalizado del nivel de vida. Sin
embargo, la manera de materializar estas ganancias no parece ser el desandar el camino
de las reformas, ya que en ese caso es probable que esas ganancias desaparezcan. Ms
razonable parece aprovechar la posibilidad de una mejora paretiana potencial, utilizando
otros mecanismos redistributivos. Dos de ellos son enfatizados en este captulo: la poltica
educativa y la poltica fiscal.
6.6. En resumen
En teora el gobierno cuenta con una variada gama de instrumentos para afectar la
distribucin del ingreso. En la prctica, sin embargo, deben considerarse las posibilidades
prcticas de aplicacin y los costos de eficiencia y bienestar potencial que generan estos
instrumentos. Estas consideraciones suelen exigir prudencia a la hora de alterar la
estructura de precios relativos con fines distributivos. Ms aceptada es la intervencin
estatal en el sector educativo tendiente a fomentar la igualdad de oportunidades. La
poltica fiscal constituye una de las principales herramientas distributivas del Estado.
Como en el resto de los pases del mundo, la poltica fiscal en la Argentina es progresiva.
El grado de progresividad se ha incrementado ligeramente en los noventa, pero sin poder
compensar el patrn seguido por la desigualdad pre-fiscal. Se estima que an queda
mucho espacio para incrementar el impacto redistributivo de la poltica de gastos e
impuestos.

99
Esta proposicin ha perdido fuerza, aunque an contina siendo verdadera, debido a la recesin de los ltimos 3 aos.
70
7. CONCLUSIONES
Este trabajo recorre varias dimensiones del problema distributivo en la Argentina. Se
presenta evidencia detallada del nivel y evolucin de la desigualdad y la pobreza, se
estudian sus consecuencias y determinantes, y se analizan distintas alternativas de
poltica.
La desigualdad en la distribucin del ingreso ha aumentado significativamente en la
Argentina en los ltimos 25 aos. En particular, la dcada del noventa ha sido escenario
de un importante incremento de las disparidades de ingresos. Estos resultados no se
alteran al utilizar diferentes indicadores de desigualdad y diferentes conceptos de ingreso,
al considerar distintas reas geogrficas, al incluir el impacto de la poltica fiscal o al
ajustar los ingresos para aliviar los problemas de medicin de las encuestas de hogares.
En la actualidad la desigualdad en la Argentina se encuentra en un nivel alto comparado
con los registros histricos, bajo comparado al resto de los pases de Amrica Latina, y
relativamente alto si se ampla la comparacin al resto del mundo.
El aumento de la desigualdad ha tenido consecuencias en trminos de pobreza y
bienestar general. Pese al significativo incremento del ingreso nacional en la dcada del
noventa, la pobreza medida como insuficiencia de ingresos creci sensiblemente hasta
niveles slo comparables a los de la crisis macroeconmica de fines de los ochenta. El
crecimiento conjunto del ingreso promedio y de la desigualdad, combinado con una
reduccin en el ingreso real de los ms pobres, da lugar a evaluaciones contrapuestas
acerca de la performance de la economa argentina en trminos de bienestar social
agregado en la dcada del noventa, segn cul sea el juicio de valor del analista.
La desigualdad y la pobreza no slo afectan de manera directa al bienestar agregado,
sino que pueden tener consecuencias sobre la tasa de crecimiento de una economa y
sobre fenmenos sociales como el crimen y la inestabilidad poltica. Los estudios
empricos, sin embargo, no son concluyentes acerca del efecto de los cambios
distributivos sobre el ahorro y el crecimiento. En cambio, la literatura especializada
concuerda en remarcar los efectos nocivos de una mayor desigualdad y pobreza en
trminos de delincuencia e inestabilidad poltica y social.
El incremento de la desigualdad y la pobreza obedece, naturalmente, a una multiplicidad
de causas. En la dcada del noventa varios factores se conjugaron para transformar la
distribucin del ingreso en la Argentina. Muchos de ellos operaron a travs de sus efectos
sobre el mercado laboral, aumentando la brecha entre trabajadores calificados y no
calificados. En la actualidad, la diferencia entre un trabajador con educacin superior y el
resto, en trminos de salario horario y horas trabajadas, es significativamente mayor que
hace una dcada. El incremento de los ingresos laborales relativos de los calificados se
produjo conjuntamente con un importante aumento en su nmero, lo cual es indicio de un
fuerte corrimiento de la demanda de mano de obra a favor del trabajo calificado. La
literatura y la evidencia presentada en este trabajo sugieren que varios factores estuvieron
detrs de este fenmeno.
Entre los factores que contribuyeron al aumento de la demanda relativa de mano de obra
calificada estn los que operaron a travs de cambios sectoriales en la produccin y el
empleo. La apertura al comercio internacional forma parte de este grupo. La liberalizacin
comercial, profundizada en los noventa, indujo reasignaciones productivas y de empleo en
71
contra de sectores de actividad que emplean intensivamente mano de obra no calificada,
lo cual afect negativamente el salario relativo de ese factor. Si bien hay acuerdo en que
la apertura posiblemente haya incrementado la brecha de ingresos entre calificados y no
calificados, varios estudios estiman que el efecto sobre la distribucin fue menor.
Otros fenmenos operaron generando cambios en la combinacin de factores elegidos
por las firmas y el sector pblico para producir. Alentados por la globalizacin y las
reformas pro-mercado, en pocos aos la economa experiment una masiva entrada de
capital fsico y una rpida absorcin de nueva tecnologa. Las nuevas prcticas
productivas y organizacionales implementadas en casi todas las ramas de actividad
resultaron ms intensivas en el uso de mano de obra calificada, desplazando trabajo no
calificado y generando una cada en su salario relativo. Esta explicacin tecnolgica,
bastante aceptada en pases desarrollados, no ha sido an suficientemente contrastada
en la Argentina. La evidencia preliminar indica que se tratara de un factor explicativo
importante del aumento de las disparidades de ingreso en la ltima dcada. Ms estudios
empricos son necesarios para profundizar el conocimiento sobre este punto.
El cambio en algunas instituciones laborales, particularmente la disminucin en el poder
de los sindicatos, tambin puede haber tenido algn papel en el aumento de las
disparidades salariales. Sin embargo, la escasez de informacin sobre estos fenmenos
institucionales ha atentado contra un estudio sistemtico de su vnculo con la desigualdad
y la pobreza.
La relacin desempleo-desigualdad no es tan obvia como la observacin del fenmeno
conjunto de creciente desempleo y desigualdad en los noventa parece sugerir. El
desempleo es en gran parte el resultado de una fuerte cada de la inactividad: personas
antes fuera de la fuerza laboral, esencialmente mujeres y jvenes, se han lanzado
masivamente al mercado laboral, no consiguiendo trabajo o desplazando a otros
trabajadores -principalmente hombres jefes de hogar. Este fenmeno gener un salto en
la tasa de desempleo, pero no afect de manera importante a la distribucin del ingreso,
ya que un cambio de la inactividad al desempleo no afecta el ingreso de la persona. El
desempleo, en cambio, puede haber impactado sobre la desigualdad por canales
indirectos, generando presiones sobre la estructura salarial.
Parte de las diferencias laborales entre individuos y de los cambios en esas diferencias no
pueden ser explicadas por las variables presentes en las encuestas de hogares, como
educacin o experiencia del trabajador. Caractersticas individuales inobservables para el
analista como el talento, la responsabilidad, la perseverancia, los contactos laborales y los
vnculos sociales parecen haber jugado un papel muy importante en los cambios
distributivos experimentados en la Argentina. Es necesario profundizar el estudio de estos
factores, buscando maneras imaginativas de captar su presencia y su impacto sobre la
distribucin del ingreso.
Los cambios distributivos no se agotan en el mercado laboral. El aumento de la
participacin de los ingresos de capital, beneficios empresarios y rentas de algunos
recursos naturales implic un efecto desigualador sobre la distribucin. En el mismo
sentido oper el sensible aumento en la dispersin de los haberes jubilatorios. Por su
parte, los factores demogrficos parecen haber sido muy relevantes. En particular, y al
menos durante los ltimos 15 aos, se registra un aumento relativo en el tamao de los
hogares de menores ingresos, lo cual ejerce un significativo efecto desigualador sobre la
distribucin del ingreso familiar.
72
La evolucin de los precios atenu en parte el impacto de tantas fuerzas desigualadoras.
En primer lugar, el control de la inflacin elimin el regresivo impuesto inflacionario que
incide en mayor proporcin sobre la gente de menores ingresos, con menor sofisticacin
financiera. En segundo lugar, los cambios en los precios relativos favorecieron
ligeramente a los estratos de menores ingresos.
El examen de los determinantes de los cambios distributivos que ha sufrido la Argentina
alimenta quizs el pesimismo respecto a las perspectivas a futuro, ya que los fenmenos
que parecen haber contribuido en mayor medida al aumento de la desigualdad no son
fcilmente reversibles o modificables. La evidencia sugiere que el nuevo escenario
econmico de reformas pro-mercado, insercin en el comercio internacional,
incorporacin de nuevo capital fsico y adopcin de nuevas tecnologas productivas y
organizacionales ha contribuido significativamente a un aumento de la brecha de ingresos
entre calificados y no calificados, y posiblemente a la cada en el nivel de vida de parte de
este ltimo grupo. Sin embargo, desandar el camino de estas transformaciones, en un
mundo cada vez ms integrado, no parece ser una opcin razonable. Es probable que si
la Argentina renuncia a la apertura comercial, restringe la incorporacin de capital fsico,
limita las innovaciones tecnolgicas y organizacionales y extiende las regulaciones
laborales, el desempeo econmico sea pobre, lo cual termine perjudicando a los
sectores que se quiere proteger. Ms razonable parece ser aceptar esta nueva realidad
econmica y utilizar otros mecanismos que en el corto plazo alivien el impacto distributivo
negativo y lo anulen en el largo plazo. El trabajo enfatiza dos de estos mecanismos: la
poltica fiscal y la poltica educativa.
Si bien la poltica fiscal parece haber contribuido a suavizar los cambios distributivos, su
impacto redistributivo ha resultado menor en comparacin con la evolucin de la
desigualdad de los ingresos antes de las transferencias estatales (gastos e impuestos).
Un gasto pblico ms eficiente y focalizado y un sistema tributario ms progresivo y con
menos evasin constituyen pasos fundamentales hacia una poltica fiscal que sirva para
amortiguar el impacto distributivo de los fenmenos de mercado.
La poltica educativa tiene efectos distributivos de ms largo plazo. En la ltima dcada se
han realizado avances en trminos de reduccin de las disparidades en el acceso a los
niveles primario y secundario de educacin, pero aparentemente se ha retrocedido en
trminos de la dispersin en la calidad de la enseanza. Son necesarios nuevos
esfuerzos para mejorar la igualdad de oportunidades en el acceso y la calidad de la
educacin en todos sus niveles, y para incrementar la oferta de mano de obra calificada.
Si bien en los ltimos aos se ha creado un cuerpo de evidencia importante acerca de los
temas distributivos, al cual este trabajo pretende contribuir, numerosos son los puntos
sobre los cuales es necesario profundizar la investigacin. En particular, se requiere un
conocimiento ms integrado y slido de los factores que moldean la distribucin del
ingreso, y de las opciones realistas de poltica econmica que puedan reportar mejoras
distributivas con pocos costos en trminos de eficiencia y bienestar potencial.
Afortunadamente, existen elementos que fomentan cierto optimismo acerca del futuro de
la investigacin en temas distributivos en la Argentina. En primer lugar, la consolidacin
de las encuestas de hogares, la creciente facilidad para procesar informacin y el
aumento en la cantidad de profesionales especializados en temas distributivos permiten
prever una agenda de investigacin ms rigurosa y nutrida. En segundo lugar, la mayor
conciencia de los profundos efectos sobre el bienestar que tienen la desigualdad y la
73
pobreza seguramente implicar una mayor demanda por estudios sistemticos y rigurosos
que iluminen la discusin sobre la magnitud, consecuencias, determinantes y opciones de
poltica de los problemas distributivos.
74
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