DIES DOMINI
CARTA APOSTILICA DEL SANTO PADRE JUN PABLO II 
    Profesor: Roberto Giordino 
Alumno: Ricardo Gonzlez Delgadillo       
La Carta Apostlica de Juan Pablo II sobre la santificacin del da domingo, representa un 
escrito  de  primera  importancia  para  la  animacin  de  todos  lo  cristianos.  La  Carta,  es  un 
llamado a profundizar y re leer lo importante de recuperar el valor humanizador y santificar 
de la fiesta que celebramos cada domingo. El documento est formado de cinco captulos, 
con una introduccin y una conclusin, tiene un total de 87 prrafos. Su fecha es el da 31 
de mayo de 1998, solemnidad de Pentecosts.   
Despus de haber ledo el documento, lo primero que har, ser  extraer cinco ideas fuerza 
que puedan dar, segn mi juicio, razones de primera importancia para animarnos a vivir el 
da  domingo  como  el  da  del  Seor.  Luego,  justificare  por  qu  para  los  cristianos,  el 
domingo  es  el  centro  de  sus  vidas.  Adems,  buscare  algunos  elementos  que  santifican    el 
domingo. Concluir contestando a la pregunta propuesta-pastoral: En la sociedad donde el 
descanso dominical ya no existe, qu hacer?   
DIES CHRISTI 
El da del Seor Resucitado y el don del Espritu   
Idea fuerza I     
El da de la Nueva Creacin 
24.  La  comparacin del  domingo cristiano con la concepcin sabtica, propia del Antiguo 
Testamento,  suscit  tambin  investigaciones  teolgicas  de  gran  inters.  En  particular,  se 
puso  de  relieve  la  singular  conexin  entre  la  resurreccin  y  la  creacin.  En  efecto,  la 
reflexin cristiana relacion espontneamente la  resurreccin ocurrida  el primer da de la 
semana con el primer da de aquella semana csmica (Cf. Gn 1, 1-2,4), con la que el libro 
del Gnesis narra  el hecho de la creacin: el da  de la creacin de la luz (Cf. 1, 3-5). Esta 
relacin  invita  a  comprender  la  resurreccin  como  inicio  de  una  nueva  creacin,  cuya 
primicia  es  Cristo  glorioso,  siendo  l,  primognito  de  toda  la  creacin  (Col  1,15), 
tambin el primognito de entre los muertos (Col 1, 18).     
DIES ECCLESIAE 
La asamblea eucarstica, centro del domingo  
Idea Fuerza II     
La presencia del Resucitado 
31.  Aunque  el  domingo  es  el  da  de  la  resurreccin,  no  es  slo  el  recuerdo  de  un 
acontecimiento  pasado,  sino  que  es  celebracin  de  la  presencia  viva  del  Resucitado  en 
medio  de  los  suyos.  Por  eso  es  importante  que  se  renan,  para  expresar  as  plenamente  la 
identidad misma de la  Iglesia, la  ekklesa,  asamblea convocada por el Seor resucitado, el 
cual ofreci su vida para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos (Jn 11, 
52).  En  la  asamblea  de  los  discpulos  de  Cristo  se  perpeta  en  el  tiempo  la  imagen  de  la 
primera  comunidad  cristiana,  descrita  como  modelo  por  Lucas  en  los  Hechos  de  los 
Apstoles, cuando relata que los primeros bautizados acudan asiduamente a la enseanza 
de los apstoles, a la comunin, a la fraccin del pan y a las oraciones.            
Idea Fuerza III     
De la misa a la misin 
45. La oracin despus de la comunin y el rito de conclusin -bendicin y despedida- han 
de  ser  entendidos  y  valorados  mejor,  desde  este  punto  de  vista,  para  que  quienes  han 
participado en la Eucarista sientan ms profundamente la responsabilidad que se les confa. 
Despus  de  despedirse  la  asamblea,  el  discpulo  de  Cristo  vuelve  a  su  ambiente  habitual 
con  el  compromiso  de  hacer  de  toda  su  vida  un  don,  un  sacrificio  espiritual  agradable  a 
Dios (Cf. 
Rm 12, 1). Se siente deudor para con los hermanos de lo que ha recibido en la celebracin, 
como los discpulos de Emas que, tras haber reconocido a Cristo resucitado en la fraccin 
del pan (Cf. Lc 24, 30-32), experimentaron la exigencia de ir inmediatamente a compartir 
con sus hermanos la alegra del encuentro con el Seor (Cf. Lc 24, 33-35).             
DIES HOMINIS 
El domingo da de la alegra, descanso y solidaridad  
Idea Fuerza IV     
La alegra plena de Cristo 
57.  El  carcter  festivo  de  la  Eucarista  dominical  expresa  la  alegra  que  Cristo  transmite a 
su Iglesia por medio del don del Espritu. La alegra es, precisamente, uno de los frutos del 
Espritu Santo (Cf. Rm 14,17; Gal 5, 22). Ciertamente, la alegra cristiana debe caracterizar 
toda la vida,  y no slo un da de la semana. Pero el domingo, por  su significado como da 
del 
Seor  resucitado,  en  el  cual  se  celebra  la  obra  divina  de  la  creacin  y  de  la  nueva 
creacin, es da de alegra por un ttulo especial, ms an, un da propicio para educarse en 
la  alegra,  descubriendo  sus  rasgos  autnticos.  En  efecto,  la  alegra  no  se  ha  de  confundir 
con  sentimientos  fatuos  de  satisfaccin  o  de  placer,  que  ofuscan  la  sensibilidad  y  la 
afectividad  por  un  momento,  dejando  luego  el  corazn  en  la  insatisfaccin  y  quizs  en  la 
amargura.  Entendida  cristianamente,  es  algo  mucho  ms  duradero  y  consolador;  sabe 
resistir incluso, como atestiguan los santos, (103) en la noche oscura del dolor, y, en cierto 
modo, es una virtud que se ha de cultivar.         
DIES DIERUM 
El domingo fiesta primordial, 
Reveladora del sentido del tiempo   
Idea Fuerza V     
Cristo Alfa y Omega del Tiempo 
Al  respecto,  dice  san  Paulino  de  Nola:  Todo  pasa,  la  gloria  de  los  santos  dura  en  Cristo, 
que lo renueva todo, mientras l permanece el mismo. (124) Esta relacin intrnseca de la 
gloria  de  los  santos  con  la  de  Cristo  est  inscrita  en  el  estatuto  mismo  del  ao  litrgico  y 
encuentra precisamente en el carcter fundamental y dominante del domingo como da del 
Seor, su expresin ms elocuente. Siguiendo los tiempos del ao litrgico, observando el 
domingo  que  lo  marca  totalmente,  el  compromiso  eclesial  y  espiritual  del  cristiano  est 
profundamente incardinado en Cristo, en el cual encuentra su razn de ser y del que obtiene 
alimento y estmulo.       
EL DOMINGO CENTRO DE NUESTRAS VIDAS 
Testimonio - justificacin  
La expresin de los romanos del da del sol, este, bien entendido, si damos una repaso atrs. 
Es  decir,  tiene  una  procedencia  en  un  contexto  histrico  de  las  primeras  comunidades 
cristianas que viene de muy atrs. Al inicio de la historia del cristianismo, unos intuitivos y 
asertivos cristianos, tuvieron una manera creativa de poder incultura de manera elocuente el 
domingo  como  da  de  celebracin  de  los  cristianos.  Es  decir,  en  la  antigua  roma,  la 
connotacin de da del sol, se denominaba o haca referencia al da domingo.  As, la Iglesia 
de los orgenes creativamente, actualizo la celebracin del da del sol, a la celebracin del 
da  domingo,  como  veneracin  al  verdadero  sol  de  la  humanidad:  Cristo.  Es  el  sol  que 
surge para alumbrar a los que estn en las tinieblas y en sombra de muerte (Lc 1, 78-79), 
venido  como  luz  para  iluminar  a  las  gentes  (Lc  2,  32),  y  que  regresar  al  final  de  los 
tiempos, para ser y transfigurar todo y a todos con el fulgor de su luz.   
DOMINGO CENTRO DE NUESTRAS VIDAS 
El da del Seor  
El  da  domingo,  es  la  celebracin  de  la  Pascua:  pasin,  muerte  y  resurreccin  del  Seor 
para  la  redencin  de  todos  los    hombres.    Tambin,  es  la  celebracin  del  Seor  de  los 
das, en cuanto como dice Juan todo ha sido hecho por medio de l y sin l nada ha sido 
hecho de todo lo que existe (Jn 1, 3).  
El domingo es el da de la iglesia, en cuanto que en esta celebracin, la comunidad se rene 
para  nutrirse  de  su  Palabra,  que  es  en  definitiva  la  razn  de  la  existencia  y  el  bienestar  de 
todo  hombre.  La  Eucarista  nos  hace  crecer,  nos  recuerda  quien  es  Jess  y  su  misin. 
Adems, nos, en el Evangelio se nos comunica la Buena Noticia que nos anima y nos lleva 
a  comunicar  y  compartir  su  Palabra  en  las  experiencias  cotidianas  en  comunin  de 
semejantes con los otros.   
En  este  sentido,  el  domingo,  con  su  dimensin  de  fiesta,  envuelve  al  hombre  en  su 
identidad  personal,  familiar  y  comunitaria  en  la  lgica  que  no  parte  del  todo  de  la  razn, 
sino  del  amor  que  perfecciona  de  un  modo  trascendente  la  razn  y  el  ser  y,  pretende  que 
esto se vea reflejado en el modo de actuar de cada cristiano.   
Adems,  el  domingo  es  tambin  llamado  el  primer  da  de  la  semana,  porque  en  la 
concepcin  hebrea,  el  da  de  fiesta  es  el  sbado,  y  el  domingo  es  el  primer  da  de  la 
semana  pues  es  el  da  en  que  sucedi  la  Resurreccin  de  Cristo  y  el  primer  da  de  la 
semana  csmica  en  que  Dios  cre  el  mundo  (cfr  Gn  1,  1-2.4).  En  este  sentido,  la 
Resurreccin  es  vista  como  el  inicio  de  la  nueva  creacin,  de  la  cual  Cristo,  generado 
antes  de  toda  criatura  (Col  1,  15),  constituye  tambin  la  primicia,  el  primognito  de  los 
que resucitan de entre los muertos (Col 1, 18).     
CONCLUSIN  
En una sociedad donde el descanso dominical  
ya no existe, qu hacer?  
Hay  un  hombre  de    nombre  Jorge  Mariano  Bergoglio,  que  recientemente  ha  sido 
mencionado  con  relevancia  en  diferentes  medios  de  comunicacin  importantes  como  la 
televisin,    revista  como  People,  Time  y  los  Rollingstones,  todo  gracias  a  sus  actitudes 
humanas que han suscitado  empata con religiosos y no religiosos. Este hombre, es lder de 
una institucin que atraviesa escndalos sexuales y corrupcin en el manejo de sus bienes: 
la  iglesia  catlica.  No  obstante,  ha  sido  reconocido  como  aquel,  que  ha  podido  caminar 
entre el fuego y animar y traer fe y esperanza a varias personas, entre ellas varios creyentes 
y religiosos.   
Se ha visto a Jorge, inclinndose para besar un nio y luego darse la vuelta para continuar y 
abrasar  a  otros.  Esta  imagen,  me  llevo  a  preguntarme,  de  dnde  vienen  pastores  como  l? 
Porqu  un  acto  tan  simple,  puede  mover  tanto  en  las  personas?  Y  creo,  que  la  respuesta 
viene  del  mismo  Jorge:  Por  que  Cristo  lo  hace  por  m.  Es  una  profunda  conviccin  en 
Cristo y en creer que l est en m y en todos, es ver a los dems como semejantes.   
As,  me  pona  a  reflexionar  lo  interesante  de  la  forma  como  Jorge  ha  introducido  un 
liderazgo que muestra al mundo las cosas en forma objetiva, diferente y sencilla. De hecho, 
su  manera  de  ser  lder,  es  mucho  ms  profunda  de  lo  que  parece.  Mejor  dicho,  posee  un  
poder psquico y espiritual que faltaba en los lderes de la iglesia: el ser pastor a la imagen 
de  Jess  en  lo  sencillo.  Mientras  que  la  mayora  de  lderes  de  la  iglesia  se  preocupan  por 
organizar y escribir libros y reflexiones elocuentes.   
De igual manera, pensaba en otros lderes importantes y entre ellos algunos religiosos, que 
han  trascendido  en  el  mundo  y  tienen  credibilidad,  son  respetados,  admirados  y  seguidos 
por  todo  tipo  de  personas.  Un  ejemplo  claro  es  preguntarnos:  alguien  se  ofendera  o 
desconfiara  si  se  le  dona  250  mil  dlares  a  la  Madre  Teresa,  Nelson  Mandela  o  Gandhi? 
No  lo  creo.  O  preguntarnos,  alguien  se  negara,  si  existiera  la  oportunidad,  a  celebrar  la 
Eucarista un domingo con alguno de estos lderes? Tampoco lo creo.   
Despus de comprender este tipo de liderazgo religioso, me doy cuenta que en la actualidad 
las  personas  buscan  lderes  religiosos  que  les  inspiren  seguridad,  que  les  transmitan  el 
Espritu  de  la  verdad  y  con  trasparencia.  Mejor  dicho,  las  personas  se  convocan  en 
ambientes  donde  huelen  a  lderes  religiosos  que  transmiten  a  Dios,  donde  se  sienten  que 
son  queridos  a  pesar  de  todas  las  circunstancias  que  viven,  donde  saben  recibirn  una 
Buena  Noticia  diferente  a  cualquier  noticia,  que  por  ende  los  llevara  a  una  verdadera 
celebracin  de  la  vida.    As,  las  personas  cooperan,  escuchan  y  buscan  maneras  y 
posibilidades para transformarse y transformar la vida de otros a la luz de sus de sus lderes 
por la Palabra y guiados por la Gracia del Espritu.   
En  este  sentido,  los  mejores  asesores  y  ejemplos  que  tenemos,  como  los  mencionados 
anteriormente,  nos  muestran  como  examinarnos  a  nosotros  mismos.  Y,  se  requiere  valor 
para cuestionarnos en nuestro modo de vivir y relacionarnos con el mundo y sobre todo con 
Dios. Sin embargo y aunque difcil, la recompensa puede ser grandiosa. El mejor momento 
llega  cuando  el  asesor  de  asesores,  el  Maestro  Jess,  en  una  relacin  profunda  con  su 
persona, nos ayuda a  realizar  algo que antes, humanamente hablando no era posible,  y  es 
ser verdaderos Pastores lderes.   
As,  creo  que  es  un  buen  momento  para  reflexionar  y  examinar  nuestros  estilos  de  vida. 
Sobre la pregunta: En una sociedad donde el descanso dominical  ya no existe, qu hacer? 
Mi respuesta es que, litrgicamente hablando no hay  ningn problema. Es decir, el rito con 
el cual celebramos la Eucarista no es el impedimento.   
Para m, el impedimento para no convocar personas a celebrar la Eucarista los domingos es 
nuestro estilo de vida vaco de contenido. Hemos aprendido hacer cosas porque nos hacen 
sentir cmodos, y esta comodidad nos hace sentir como en nuestra casa. Y, creo que es un 
buen  ejemplo,  comparar  nuestros  estilos  de  vida  con  una  casa.  Pues  como  dicen,  no  hay 
nada mejor que como estar en casa.  La casa, puede ser un lugar horrible si no se mantiene 
en  forma  consciente.  La  casa  aunque  nos  da  seguridad  porque  es  nuestra  casa,  puede  ser 
hmeda y oscura, que huele a malos hbitos y a pereza. Pero aun as no queremos dejarla, 
por muy mala que sea, pues pensamos que salir de ella nos traer consecuencia desastrosas.   
En este sentido, cuando las persona de una sociedad postmoderna vienen a nuestra casa, es 
decir,  la  Casa  de  Dios,  la  iglesia  a  celebrar  la  Eucarista.  Vienen  con  una  consciencia  de 
todos  nuestros  hbitos,  estn  informados  de  diferentes  fuentes  sobre  lo  que  hacemos  y  lo 
que  no  hacemos.  En  ocasiones  de  manera  errnea  y  en  ocasiones  de  manera  crtica  y 
objetiva.  Pero  estn  informados.  Adems,  existe  algo  en  nuestro  lenguaje  corporal  que  es 
percibido por todos que informa de nuestros estilos de vida. Por lo cual, se puede entender 
por  qu  no  se  viene  a  celebrar  los  domingos.  Quin  quiere  ir  a  una  casa  donde  se  huele  a 
malos hbitos?  
En  conclusin,  las  personas  jvenes,  ancianos,  postmodernos  etc.,  realmente  vendrn  a 
celebrar  la  Eucarista  y  vivirla  como  culmen  de  la  vida  Cristiana,  si  nos  perciben  como 
lderes  pastores  entregados  a  la  gente,  resucitados  en  Jess  y  llenos  del  Espritu,    alegres, 
motivados,  entregados,  abiertos  y  sobre  todo  comprometidos  con  aquellos  que  son  los 
destinatarios  del  Reinado:  los  pobres  marginados: 
http://www.youtube.com/watch?v=X_lqrNc2tW4   
Por el contrario, ir a una celebracin donde nada de esto existe, trae sentimientos viscerales, 
sin  conexin  con  Dios  Padre,  algo  desproporcionado  y  visto  como  antiguo  y  fuera  de  la 
vida de las personas, preocupados por nuestros intereses y por la cantidad de personas que 
atienden  a  (mi)  Eucarista,  en  vez  de  enfocarse  en  lo  importante.  Esto  es  lo  que  ofende  a 
muchos  y  los  lleva  a  no  sentir  que  la  Eucarista  es  una  celebracin  o  no  vivir  el  domingo 
como una fiesta  resurreccin.  
Mi propuesta,  no es preguntarnos por qu cambiar en el  rito de la Eucarista  y  cmo traer 
gente  de  la  sociedad  secularizada.  La  pregunta,  segn  creo,  no  debe  plantearse  en  que 
msica,  que  cuadro,  que  movimiento  etc.  Sino  en  nuestros  estilos  de  vida  y  formacin,  la 
pregunta y respuesta est dentro de nosotros y en las acciones y actitudes. Por ende, slo en 
una  relacin  profunda,  humana  y  madura  con  el  Maestro  Jess,  podremos  convocar  con 
autoridad  a  la  iglesia  Pueblo  de  Dios  a  celebrar  la  Eucarista  como  el  culmen  de  toda 
creacin. Y acercndose Jess, les habl, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el 
cielo y en la tierra (Mateo 28,18).   
Termino con las siguientes palabras del poeta francs Guillaume Apollinaire:  
Acrquense a la orilla, nos dice el Padre. 
Tenemos miedo, decimos. 
Acrquense a la orilla, nos dice el Padre. 
Y decidimos acercarnos. 
l nos empuj. 
Y volamos