[go: up one dir, main page]

67% encontró este documento útil (3 votos)
666 vistas30 páginas

La Biblia en Su Entorno 1

La Bibli en su contexto
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
67% encontró este documento útil (3 votos)
666 vistas30 páginas

La Biblia en Su Entorno 1

La Bibli en su contexto
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 30
LA BIBLIA EN SU ENTORNO | | } } Carituto III LA INVESTIGACION ACERCA DE LA HISTORIA DE ISRAEL LaBiblia se ha lefdo durante muchos siglos como una «Historia Sa~ radar, esto es, como un relato en el que Dios aparece como protagonista Fgula de la historia la inicia creando todo mediante su palabra, establece ‘ynas normas para el funcionamiento de la naturaleza y del hombre, anun- | Ga sus planes de salvacién para una humanidad caida desde sus origenes __yeonduce con su providencia la realizacién de esos designios. Con una sencilla pero profunda intuicién, ni los judios ni los eristia~ 108 se han planteaco durante mucho tiempo problemas sobre la histo: ‘FiEidad, como tampoco se lo habian planteado los escritores de la Biblia. s escritos, dan testimonio de unas realidades acontecidas, no la curiosidad de generaciones venideras, sino para manifes- taralgo en lo que creen la observancia de a ley divina, Ofre- ‘cenuna interpretacién de los hechos desde su personal situacién histérica yalaluzdela fe en la que viven, La lectura de sus relatos permite penetrar | enlasabiduria que los informa y conocer cémo se contemplan los aconte- -minentemente religioso, Cuando los rimientos desde ese punto de vis Iibros sagrados se leen con reverencia, aun sin gran preparacién técnica, es aje final, No es poco. De posible captar con sencillez y limpieza ese met {ste modo, los relatos biblicos han proporcionado a muchas generaciones dejudiosy de cristianos un material de primera importancia para conocer inejora Dios, la naturaleza, la sociedad y el ser humano. AEN SU ENTONG La exégesis judia es consciente de que las palabras de la Biblia ny pretenden informar friamente de un pasado, sino que poseen un vig: permanente, capaz de iluminar las cambiantes situaciones personales é sus lectores, Refiriéndose al ordculo de Jeremias «Mi palabra es como fuego, dice el Sefior, como el martillo que golpea las rocas» (Jr 23,29) l Talmud de Babilonia dice: Tradicién que ensefia la escuela de R. Ismael: como el martillo al golpear la re hace saltar muchas chispas o bien, la roca debido a eso se despedaza en mucho fragmentos—, asi cada palabra que sale de la boca del Santo, bendito sea, se trad fn setenta lenguas y es susceptible de setenta interpretaciones (bSab 88b) Las palabras de la Escritura no tienen un sentido tinico, circunscritos las peculiares circunstancias en que se escribieron, sino que de ellas saltan abundantes chispas de luz para la vida. Por eso, acceder a lo que Diosha querido ensefiara través de ellas requiere un esfuerzo arduo y paciente La Tord, més que una coleccién de preceptos, es ante todo una «ensefianza» |prictica, una norma de vida que responde perfectamente alas condiciones cambiantes de los diversos momentos de la historia, Desde una perspectiva distinta, también los més antiguos autores ristianos leyeron la Biblia con simplicidad y provecho, sin plantearse grandes problemas acerca de la historicidad de los detalles narrados, sino con una actitud de apertura a conocer los planes de Dios en orden a des. cubrir su utilidad para el momento presente, Asi lo hacia notar Origenes en una de sus homilias sobre un texto que acababa de ser proclamado en la liturgia: Nosotros, que sabemos que todo ha sido escrito no para narrar hechos antiguos sino para instruirnos y para sernos itl, comprendemos que lo que hoy se ha leido también se realiza ahora (Homilias sobre el Exodo, Il, 1) Con esta actitud ante la historia biblica, no es de extrafiar que los primeros escritores cristianos no se plantearan objeciones criticas sig- nificativas acerca de si los sucesos narrados en Ia Biblia acaecieron tal y como aparecen descritos en ella. Lo que realmente les importaba es que, través de esos relatos, se revela la accién divina que est verdaderamente (paraun mej 1) Arqueo “gos sirviera © las narracio four su jd la Biblia no poseen un vigor bs personales de febra es como el as» (Jr 23,29), \algolpear la roca edaza en muchos j0sea, se rraduce ' deellassaltan jlo que Dios ha y paciente. La senschanza> hiscondiciones figuos autores kin plantearse is sino jnorden a des- jorar Origenes brocamado en Ihechos antiguos Aehoy seha leido. fraflar que los beeriticas sig- feecieron tal y jrabaes que,a fladeramente Lainvesmieacion Ua HisroRia De Iseaet presente en Ia historia humana y oftece el sentido auténtico de los acon- tecimientos Sin embargo, en el siglo xxi, el desarrollo de la arqueclogta, los pro- gresos en la investigacién de la historia antigua y una razonable actitud eftica que se pregunta y busca conocet el porqué de las cosas, han obliga~ doa precisar mucho mis y a fundamentar mejor, todo Jo que se pueda de- cir cuando se habla de la historia del pueblo de la Biblia. No solo se busca Jaorientacién doctrinal o moral para el presente. La informacién exacta sobre el pasado también suscita mucho interés, y esto ha propiciado un cambio de actitudesy de metodologias en la lectura de los textos biblicos. Por eso, hoy dia no parece razonable comenzar directamente la expo- scion de esa historia sin conocer primero, aunque sea a grandes rasgos, las vicisitudes de la investigacién en los tiempos recientes. Un conocimiento profuundo de la Biblia también desde el punto de vista teolégico, no puede scindir de tomarse muy en serio las investigaciones histéricas llevadas acabo desde hace algo mis de un siglo. LBIBLIA Y ARQUEOLOGIA: LAS PRIMERAS HISTORIAS DEISRAEL Desde que ya mediado el siglo xix la arqueologia fue adquiriendo protagonismo en la investigacién de la historia antigua, pronto surgid el interés por excavar lugares y tierras mencionadas en Ia Biblia, con la espe ranza de que esas excavaciones proporcionarian aportaciones relevantes para un mejor conocimiento de la historia. Arqueologia e historia biblica se interesaron mutuamente, En la Bi- bia hay multitud de relatos enmarcados en la geografia de Palestina y las tierras del Préximo Oriente, en épocas pretéritas. Asi que parecia posible que se pudiesen encontrar en la Biblia algunas noticias que dieran razén delos hallazgos arqueolégicos, y también al revés, que los propios hallaz- gos sirvieran para ayudar a comprender mejor algunos puntos oscuros de Jas narraciones contenidas en la Biblia. De este modo, se comenz6 a con- frontar datos biblicos y hallazgos arqueolégicos. La Biblia comienza en el libro del Génesis con unos relatos sobre los origenes del mundo y de la humanidad que, bien pronto, se focalizan en ahistoria de una familia, la de Abrahén, de la que surgirla el pueblo al que, mds adelante, se llamard Israel, El resto de los libros del Pentateucg desde Exodo hasta Deuteronomio, hablan de las vicisitudes de ese puebli que fue liberado de la esclavitud a la que estaba sometido en Egipto,y Peregriné por el desierto durante mis de cuarenta aos, hasta que leg das puertas de la que seria su tierra, En el libro de Josué se contienen dive sas narraciones acerca de la conquista de esa tierra, y su posterior repart entre las tribus israelitas. Seguidamente, los libros de Jueces, Samuel Reyes constituyen en su conjunto un gran relato acerca de lo sucedido a se pueblo, ya en su territorio, En Jusces, durante los primeros tiempos de suasentamiento, cuando atin carecfan de un gobierno centralizado, Des. és, se narran los origenes de su monarquia, y posteriormente la larg historia de los reinos de Israel y Juda, incluyendo su pronta separacién, que se prolonga hasta la caida de uno y otro. El primero a manos de los irios, y el segundo bajo el poder de los babilonios. Otros libros, como | Esdras y Nehemias nos acercan a momentos puntuales en una época pos terior de la historia en la que Judé estaba bajo el dominio persa. Los libros de los Macabeos nos introducen en la crisis provocada en el pueblo biblico ante la imposicién porla fuerza de unos moldes culturales y religiosos de cufio helenistico, Todos estos temas son del méximo interés para el arqueélogo y, en un momento 1 otto, se han afrontado desde esa perspectiva. Ahora bien, desde un punto de vista cronolégico, en el progreso de la investigacién historica a la luz de la arqueologia, una de las primeras cuestiones a las ue se intent encontrar respuesta mediante las excavaciones arqueolé. gicas fue lade los origenes del pueblo que en la Biblia se llama Israel, y explicacién de su presencia en la tierra que muy posteriormente se llamé Palestina Las primeras campafias de excavacién fueron sacando a la luz una se- rie de poblados y ciudades que habjan sufrido varias destrucciones.a fina. les del segundo milenio a.C. A William F. Albright le llamé la atencién eldeclive en la civilizaci6n urbana que se observaba en esos primeros ha- Hlazgos, y eso le levé a considerar que la tradicién biblica, que presenta un Israel unido conquistando Canadn tras vencer a sus reyes y aduefiarse de sus fortalezas, quedaba confirmada por la evidencia que se iba teniendo de que las ciudades cananeas del periodo del Bronce Reciente habian sido destruidas por unas tribus seminémadas, que procedieron a su ocupacin Basu jros del Pentateuco, fudes de ese pueblo, s en Egipto, y s hasta que llegé a jsecontienen diver- posterior reparto i Jueces, Samuel y kerdelo sucedidoa Fimeros tiempos de kentralizado. Des riormente Ja larga yronta separacion, a amanos de los tr0s libros, como ea una época pos o persa. Los libros : pueblo biblico flesy religiosos de Barquedlogo y, en tiva. Ahora bien, Fes iovesigan bs cuestiones a las faciones arqueold- be llama Israel, y la Fiormente se llamé jdoala luz una se- fsrucciones a fima- tllamé la atencién sos primeros ha- que presenta un yesy adueftarse de hie se iba teniendo, [ciente habjan sido jona su ocupacién, P Ibrael en la que si Laws ACION ACERCA DE LA HISTORIA OE ISRAE Sin embargo, Albrech Alt interpretaba de otro modo las mismas me- morias de excavacién, Los israclitas serian unas tribus némadas de dis- | tinta procedencia, pero con algunas caracteristicas culturales y religiosas propias, que se habrian ido infiltrando pacificamente en Canaan y que se fueron sedentarizando alli, agrupdndose en una cierta confederacion. Fisas gentes fueron imponiendo poco a poco su dominio factico sobre los territorios mds alejados de las zonas ricas y densamente pobladas, que es- taban controladas por las poderosas «ciudades-estado» cananeas, que solo con el paso del tiempo terminarfan sucumbiendo ante los pobladores de Jaszonas rurales, En toda la época del nacimiento de Israel habria un con- flicto entre elementos israclitas y no israelitas, que se prolongaria incluso en la época de la monarquia, y del que queda un recuerdo en la propia Biblia, en el capitulo primero del libro de los Jueces. Las propuestas de Albrech Alt dieron nuevos impulsosa una linea de inyestigacién que su discipulo Martin Noth levarfa a sus tltimas conse- tuencias, aportando dos nuevos elementos de reflexién: la comparacién de Jaconfederacién de las tribus de Canaan con Ja «anfictionia» de Delfos,y | latoma en consideracién de las tradiciones orales subyacentes alos Libros " Histdricos del Antiguo Testamento, que més tarde serian reelaboradas trolégicamente. Con estos postulados escribiria en 1950 una Historia de tetizaba su propuesta. Los origenes de Israel habria que buscarlos en la «anfictionia» de las tribus israelitas en Canadn, una con- | federacién con vinculos religiosos que daria cierta unidad a unas tribus deorigenes ¢ historia diferentes aunque con algunos elementos culturales comunes. Los relatos patriarcales y los que hacen referencia a la estancia ie Israel en Egipto serian elaboraciones tradicionales, posteriores al tublecimiento de la «anfictionia» para reforzar la unidad religiosa de las tribus. En 1957 George Ernest Wright publicaba su Arqueologia biblica, en tuna linea cercana a la de Albright, haciendo dialogar los resultados de las xcavaciones llevadas a cabo en la primera mitad del siglo xx con los rela- tosbiblicos, Poco después, en 1959, vefa la luz la Historia de Israel de John Bright en Ja que se avanzaba en la misma linea, con el convencimiento de que la teologia del Antiguo Testamento esta ligada con acontecimientos histéricos. En ese momento, ellos y otros estudiosos pensaban que se po- dia afirmar con relativa tranquilidad que la arqueologia biblica propor- La Bisa en su exromg cionaba los suficientes elementos como para poder establecer el periods} en el que se inician las tradiciones patriarcales al comienzo del 1 milenis} a.C,, para afirmar la sustancial autenticidad de las tradiciones de José y de Moisés a la luz del conocimiento adquirido acerca del antiguo Egipto po fuentes extrabiblicas, y para poder considerar crefble a grandes rasgos usa] conquista unificada de las grandes ciudades de Palestina, que daria razée de la presencia de Israel en ese territorio en los siglos posteriores. Estas interpretaciones de la historia serian objeto de eriticas muy fuertes por parte de Martin Noth y los disefpulos de Albrech Alt. Mis cercano a la linea de trabajo que estos habian desarrollado acerca del asen- tamiento de Israel en Palestina se sittia la obra George E. Mendenhall. Bi sindose sobre todo en las cartas de Tell el-Amarna, afirmaba en 1962 que encl Bronce Reciente las «ciudades-estado» cananeas tenfan una estruc: tura politica opresiva y brutal, y que dominaban toda Palestina y Siria Los hebreos se podrian identificar con los habiru de esas cartas, en las que se encontrarian datos acerca de su actividad revolucionaria, Se tratarfa de tun grupo caracterizado por su oposicién a la opresiva estructura de go bierno imperante. Asi pues, no habria que buscar el origen de los hebreos en la llegada y asentamiento en Palestina de unas tribus némadas, sino en tuna revolucién interna de los habitantes de Palestina en contra de la opre sién de las corruptas «ciudades-estado». Al final de ese periodo la revolu: cién se harfa mds serena, en términos religiosos y pacifistas, y terminarla por acabar triunfando: las ciudades cananeas se harfan hebreas al decidir- se a abrazar la libertad del yahvismo rechazando el opresivo baalismo ca- naneo del poder politico. Esta linea seria continuada a partir de 1975 por Norman K. Gottwald, que afirmaria que esa tesis puede ser tomada como tuna forma idealista de una revolucién socialista proletaria A partir de 1968 el profesor israeli Binyamin Mazar ha buscado mo- delos alternativos al de conquista, asentamiento o revolucién para expli- car los inicios de la presencia de Israel en Palestina, En su opinién, el paso del Bronce Reciente ala Edad del Hierro se ha de describir como una tran- sicién. Transicién que se ha de ver en un panorama ampli, el del conjun- to de cambios en la regién siro-palestina en el paso del segundo al primer milenio a.C., y que trajo consigo el nacimiento de tres pueblos semitas que desarrollarfan su propio estado y su propia cultura: los israelitas, los arameos y los fenicios. Para Binyamin Mazar el origen de Israel habria que Ja documen' origen de Is el cambio d comienzo d Jas historias anterior, y# Poco ti _ ica person de una exh: giosas dela Historia ar ‘momento tia biblica. un volume tar dela fijar conc suponga cl rraciones den ilumi dela histe za la hipé se da cue un todo t Mazar, m todo Israc Deesten formariat van prod todo el it Enel la obra d Antiguo ‘con nota todos lo LemvesticaciOn cence La Bieta EN SU ENTORNO duscarlo en los numerosos asentamientos no urbanos en los altos centra- Jes de Palestina durante el Hierro I, a cuyos pobladores se llama Sasu en Ja documentacién epigrifica egipcia de la época. Esto presupone que el origen de Israel no se pueda encontrar en una «época de los Jueces», en lcambio del Bronce Reciente al Hierro I, sino en el propio Hierro I, al Festablecer el periodo jmienzo del milenio ddiciones de José y de Ielantiguo Egipto por ieagrandes rasgos una fstina, que daria razén, tomienzo de la monarquia israelita, Por su parte, el trasfondo histérico de posteriores. f jeto de criticas muy de Albrech Alt, Mas llado acerca del asen- cE. Mendenhall. Ba- afirmaba en 1962 que jeas tenjan una estruc- fas historias patriarcales habria que buscarlo en la época inmediatamente anterior, y no a comienzos del 1 milenio. Poco tiempo después, como fruto de una intensa actividad arqueol6- gica personal en lugares de interés biblico, y contando con los resultados deuna exhaustiva im stigacién sobre las instituciones culturales y reli- {iosas del anciguo Israel, Roland de Vaux comenz6 a publicar en 1971 su Historia antigua de Israel, tal vez. el esfuerzo mas ambicioso hasta ese ftoda Palestina y Siria. momento de un autor catdlico por hacer un estudio riguroso de la histo- sascartas, en las que Kionaria, Se trataria de iva estructura de go = de los hebreos bbusnémadas, sino en ppaen contra de la opre- jecse periodo la revolu- | riabiblica. Sin embargo, debido a la muerte del autor, solo se publicarfa unvolumen més, en 1973, con lo que la obra queda interrumpida al tra- tar de la época de los Jueces. Roland de Vaux admite que no es posible fijar con certeza las fechas de un «periodo patriarcal>, aunque esto no | suponga cuestionar la existencia del mismo. También afirma que las na- rraciones de José y de Moisés reflejan situaciones histéricas que se pue- den luminar con fuentes extrabiblicas y situar en épocas determinadas dels historia de Egipto, En cuanto al establecimiento en Canaén, recha- Fala hipdtesis de Noth acerca de la «anfictionia» de Jas tribus, aunque se da cuenta de los problemas que plantea la aceptacién de Israel como ppacifistas, y terminaria an hebreas al decidir~ Hopresivo baalismo ca- idaa partir de 1975 por puede ser tomada como foletaria {Mazar ha buscado mo- b revolucion para expli- 1. Ensu opinién, el paso. jescribir como una tran- un todo unitario en época premondrquica, De acuerdo con Binyamin Mazar, mira a la monarqufa como el primer periodo en que est unido todo Israel, ¢ incluye la «época de los Jueces» en la prehistoria de Israel. Deeste modo, no ve inconveniente en que los diversos grupos que luego formarian Israel tengan un origen distinto, y que el periodo en el qu yan produciendo las conquistas y asentamientos se extienda a lo largo de todo el t milenio aC. Enel mismo afio de 1973 en el que se publicaba la segunda parte de laobra de De Vaux, también aparecia la Historia de Israel, en la época del Antiguo Testamento de Siegfried Herrmann, discipulo de Albrech Alt y ton notables influencias de Martin Noth. En ella se ofrece una sintesis de jaamplio, el del conjun- jp del segundo al primer Ife tres pueblos semitas jltura: os israelitas, los jgende Israel habria que todos los intentos realizados hasta ese momento por escribir la historia del pueblo de Israel a partir de una confrontacién critica entre los reli biblicos, los documentos antiguos extrabiblicos y los datos arqueol6gicd Todavia en esta linea, atnque algunos afios posterior, es la histor publicada por Henri Cazelles en 1982. De alguna manera esta obra com plementa la historia inacabada de Roland de Vaux, aunque las investiga ciones desarrolladas en los casi diez afios transcurridos desde entonces levaron a realizar algunos cambios de perspectiva. Cazelles no comienif por los Patriarcas, Moisés y el Exodo para seguir hasta la instalacién @| la tierra de Canaan, sino que el punto de partida lo constituyen unasta flexiones sobre las tribus en Canadn, con alguna referencia incidental los Patriarcas en ese contexto, y la historia propiamente dicha comienl con la Monarquia. Judé serfa ante todo un topénimo, que solo a partir def David designaré un grupo humano. I EL CAMBIO DE PARADIGMA El debate acerca de los orfgenes de Israel continuaba abierto, y cadif vez la resolucién del problema se hacia mds acuciante para el desarrollo de las historias de Israel. En ese contexto, se publicé en 1983 una obra de Baruch Halpern acerca de la emergencia de Israel en Canaén. Después de analizar una amplia documentacién y valorar las hipétesis anteriores, conchiye que Israel se forma desde el interior de Canaan, por su propio dinamismo. No hay conquista, ocupacién ni instalacién En 1984 se publicé simulténeamente el original italiano y la traduc: cidn inglesa de la Historia de Israel de J. Alberto Soggin. Su punto de partida, se podria situar en la linea de Albrech Alt, aunque llega mucho més lejos en sus afirmaciones. En su composicién de la historia tendré un notable protagonismo el acceso eritico a la Biblia. Puesto que las na rraciones contenidas en los libros biblicos son muy tardias con respecto a los hechos narrados, se considera que ¢s muy poco lo que estas pueden aportar para una verdadera historia de Israel. Ademds, considera que solo se puede componer una verdadera historia —y apoyindose en textos muy posteriores~ a partir de la monarquia, con las figuras de David y Salo. mén. Una vez narrados los comienzos, dentro de la época monarquica, Soggin se extiende en explicar cémo se ha ido formando la protohistoria (los patriarcas, el éxodo, la conquista, los jueces), y solo después de este pa- fica entre los relatos Batos arqueologicos: ferior, es la historia Anera esta obra com= Iunque las investiga= Isdesde entonces le [aellesno comienza ista la instalacion en Uferencia incidental a ‘ente dicha comienza be solo a partir de ' i iaba abierto, y cada ie para el desarrolla en 1983 una obra de Jen Canaén, Después [shipétesis anteriores, Puan, por ss prop bcién bitaliano y Ia traduee oggin. Su punto de f aunque lega mucho 7 dela historia tended Jia, Puesto que las nas jy tardias con respect | Krol que estas pueden | inis, considera que sol jandose en textos mu huras de David y Salo! po época mondrquica, rando la protohistoria folo después de este pa La wwesncacion ACERCA o= LA WISTORA DF IsRAzL zéntesis retoma el hilo de los acontecimientos histéricos. Su tratamiento dela «historia patriarcal» parte del convencimiento de que no es posible datar historicamente los relatos patriarcales, y apunta que el itinerario de Abrahn refleja més bien Ia ruta de regreso del exilio que una verdadera emigracién del patriarca En una linea anéloga se puede situar la obra que J. Maxwell Miller y John H. Hayes dieron a la imprenta en 1986. Coinciden con Soggin en la necesidad de comenzar la historia de Israel con una monarquia unida, go- bemnada por David y Salomén, de donde arrancan las tradiciones biblicas, _ytonsiderar como pre-historia no solo la época patriarcal sino también el tiempo de los jueces, aunque con algunas diferencias, Soggin considera le- Pens que refleja una «tradicign autémtien» sobre los oigenes de Ira Sin embargo, en ambos casos se coincide en que es muy poco lo que las, tadiciones biblicas pueden decir sobre los origenes histéricos de Israel. Como se puede apreciar, la cuestién planteada por Albrech Alt y “ss seguidores frente a William F. Albright continué abierta en los aiios | siguientes, ¢ incluso se fue complicando en la medida en que aparecian mievas evidencias arqueolégicas acerca de ese primer momento del asen: {emiento de Israel en Canaan. El enorme acopio de datos que iban pro- pucionado las campaitas de excavacién, mas que ayudar a clarificar las {pitesis sobre la historia de Israel, iban planteando nuevos problemas, ya | jiecada vez.era mds dificil encontrar una correspondencia precisa entre {ederalles contados en los relatos biblicos y los resultados concretos de Usexcavaciones. | Uno de los grandes problemas que se fue planteando era el de la difi- tad para diferenciar materiales israelitas de cananeos en los restos del once Reciente y el comienzo del Hierro. Eran muchos los vestigios ana- dos y dificilmente se podian encontrar indicios de que existieran unos [ ruclitas» distintos de los anteriores habitantes de Palestina. Pero no era solo la cuestién acerca de los primeros establecimientos pelitas, Al analizar cuidadosamente los resultados de las distintas cam- shasarqueolégicas se iba haciendo patente que los restos encontrados en Jiregion centro y norte responden a unos estadios de desarrollo agricola, esanal, comercial y organizativo que reflejan un desarrollo bastante su- Istiora los contemporaneos encontrados en la zona sur de Palestina, lo Ls Braun en su evi que inclinaba a pensar que faltan elementos para afirmar la existencill ‘una monarquia unida en esa época. Los intentos por interpretar los restos arqueolégicos utilizando textos biblicos se han ido encontrando, pues, con numerosos proble no solo en la época patriarcal y en la época de los Jueces, sino tam en el mismo origen de la monarquia. Acabamos de mencionat los dif rentes niveles de desarrollo que se han observado, en momentos co: porineos, entre las regiones del centro y del norte, respecto a la regi meridional, que cuestionan la existencia de una monarquia unida que gd bernase todos esos territorios, De abi surge la pregunta acerca de sie los reinos de Israel, floreciente en los siglos 1x y vit a.C. en el centro yd norte, y Judd, que comenzé a tener alguna importancia en el siglo viaG en la regién del sur, hay una relacién étnica, social, religiosa 0 econémial mayor que la que pudo haber entre otros reinos vecinos como Siria, Mos 0 Edom. Asi, pues, no estaria claro que ambos procedieran de la particién de una monarquia unitaria, ya que el origen de ambos reinos seria perfec] tamente explicable por separado. Otra fuente de conflictos entre relato biblico ¢ historia construida partir de la arqueologfa fue lo relativo al nombre de «Israeb». Deuna pat te, se constataba que el reino que se formé en las colinas de la regién cen: tral en el siglo 1x .C. recibfa el nombre de Israel en las inscripciones del época. Sin embargo, esta denominacién es mas antigua, ya que aparece ea la estela de Merenptah, sucesor de Ramsés II, en el siglo x1i1a.C., donde menciona una victoria sobre «Israel», que ademas solo Ileva el distinti- vo de «pueblo», distinto al de «lugar geografico» que acompaiia ala cits de Ascalén, Guézer 0 Yanoam, Parece razonable pensar que ese «Isracl> seria un micleo de poblacién que ya tendria la suficiente entidad politica como para que los escribas egipcios lo consignaran, Es muy posible que esa entidad, al desarrollarse en los siglos siguientes llegara a constituir el reino conocido por ese nombre en toda la zona, Este reino de Israel no se limité al control de las zonas cercanas a su capital, Samarfa, sino que legaria a mantener el dominio de Yizreel, posiblemente sobre Galilea, ¢ incluso llegé a controlar mediante vasallaje a Galaad y, en algunos mo- mentos, incluso Moab. Sin embargo, cuando Samaria fue destruida por Asiria, el reino de Israel desaparecié y gran parte de esta poblacién fue transportada a Asiria, Media y el norte de Siria; a su vez el territorio del jrvafirmar la existencia de ; neoldgicos utilizando los E ‘numerosos problemas, Je los Jueces, sino también hos de mencionar los dife- fo,en momentos contem= sorte, respecto a la region monarquia unida que go- pregunta acerca de si entre kyvina.C. en el centro y el lortancia en el siglo vaa.C, religiosa 0 econémica yecinos como Siria, Moab procedieran de la particién ambos reinos seria perfec: Hico ¢ historia construida a fede «Israel». De wna par- fas colinas de la region cen= Jelen las inscripciones dela S antigua, ya que aparece en Jhenel siglo xma.C,, donde Jemis solo Tleva el distinti- fico» que acompaiia a la cita be pensar que ese «Israels hh suficiente entidad politica naran, Es muy posible que | trentes llegara a constituir el ma. Este reino de Israel ne | jpcapital, Samaria, sino que pablemente sobre Galilea, ¢ b Galaad y, en algunos mo- Samaria fue destruida por | [pore de esta poblacion fue fri;a su vez el territorio del reino desaparecido fue colonizado por gente procedente de Siria, Babilo- nia, Elam y Arabia. Sin embargo, en la tradicién biblica el nombre de Israel lo recibe el pa- triarca Jacob, y la denominacién de Israel como pueblo se aplicaa la comu- nidad configurada por las doce tribus, més los levitas, que se remontan este patriarca. Esto induce a pensar que cuando en la Biblia se habla de nesasirias y moabitas. No es una designacién propia del reino establecido | enel Hierro II en las colinas de Samaria, sino un grupo humano con un _ profundo compromiso religioso con Yahvé, el Dios de Israel, que no esté icunscrito a esa regién geografica, Parece que el «dsraeb> de la tradicién biblica es el resultado de una transformacién del primer Israel historico sn el seno de una vigorosa tradicién religiosa que, en el momento de la | redaccién de los libros, mira como una unidad a los pueblos de toda Pa- lestina Ante este tipo de problemas en la confrontacién de los datos biblic yextrabiblicos se fue abriendo paso la opinién de que seria conveniente _ prescindir de lo que cuenta la Biblia en la interpretacién de los hallazgos arqueol6gicos y utilizar solamente los restos epigréficos contemporineos | 1los demas restos hallados en las excavaciones, En realidad es lo que se “hace cuando se escriben historias de Egipto, Asiria o Babilonia. En consecuencia, muchos autores consideran que hacer una «Histo- fade Israel» es una tarea delicada, ya que debe comenzar por la clarifica- | cn el marco de una historia general de Palestina que proporcionase las referencias objetivas adecuadas. Y, légicamente, esa historia de Palestina dcheria ser «independiente» de los datos biblicos El inicio de esta critica de la metodologia utilizada hasta entonces ya se podia entrever en el libro de Thomas L. Thompson sobre La historicidad ddanés Niels Peter Lemche el primero en introducir sistemsticamente esa squeva metodologia», encaminada a desarrollar una historiografia inde- | pendiente, en su libro de 1985 acerca del antiguo Israel. No pretendia, en principio, dar una respuesta al problema del origen de Israel, sino ofrec unos elementos hist6ricos basados en el andlisis de los hallazgos arquea| lgicos que ayudaran a dibujar el marco de la vida real en la antigua Paes tina, En el boceto impresionista que dibuja de esa sociedad no se obsert distincidn entre lo cananeo y lo israelita, de donde se seguiria que la nat raleza de Israel en su origen no viene fijada por unos rasgos étnicos, st en todo caso, religiosos, De modo que no se deberian mezclar las historia biblicas, propias de la religién de Israel, con la historia de Palestina. Quien sf pretendié dar una respuesta al origen de Israel fue Gost W. Ahlstrom en su breve monografia de 1986. Ahlstrm considera qu en laestela de Merenptah el término «Israel» designa la regién montaiios de Samaria, alrededor de Siquem. Es, por lo tanto, un término geogrifica, La mayor parte de los israelitas serfan cananeos en su origen. Ademis da ellos, habria otros pueblos semitas no israelitas, como Dan, Aser, Gad, Neftalf y los Gabaonitas, que irfan estableciéndose en Palestina y lege rian a integrarse en la unidad Hamada Israel, independientemente de st religién especifica. Para Ahlstrém el fondo de su religiosidad siguid sien do cananea, con’ El como dios principal, El yahvismo Tlegaria en una épo1 ca posterior procedente del sur (Edom). En esa situacién de los estudios histéricos, ya no se planteaba el pros blema de cémo «reconstruir criticamente la historia trasmitida por l tradicién biblica, sino el de explicar cémo ha surgido en la historia el Is rael que nos ha legado esa tradicién. Esta cuestién, que ya se habia plan teado Niels Peter Lemche en su primer libro, también seria afrontada por Robert B. Coote y Keith W. Whitelam en una obra conjunta publicada en 1987, aplicando una metodologia basada en el estudio sociolégico de las poblaciones de los altos de Palestina, a partir de los indicios que offece la arqueologia, Estos autores observan que la emergencia de Israel es con: secuencia de un desarrollo interno del mundo agricola, sin necesidad de pensar en la llegada de nuevas gentes ni en una revolucién. La agricultura en expansién requiere un desarrollo comercial y una estabilidad politica, que seria suministrada por la monarqufa. Ahora bien, la aparicién de la monarquia es casi un accidente en la época del Hierro I, cuando se pro: dujo un debilitamiento de las potencias que habian dominado Palestina durante siglos. La monarquia broté naturalmente para llenar el relativo vacio de poder que hubo en la zona. Israel, sino ofrecer” thallazgos arqueo= plaantigua Paless § lad no se observa ; nicos, sino, eclar las historiag b Palestina. im considera que Iegidn montafiosa . fue Gosta | Iino geogréfico. Bigen. Ademds de /Dan, Aser, Gad, [Palestina y Negas fentemente de su dad siguid sien | pprisenumaépos planteaba el pro- rasmitida por la bs istoria el Is: jyase habia plan iniaafrontada por junta publicada io sociolégico de Kicios que ofrece be Israel es con= fin necesidad de h Laagriculeara Wbilidad politica, haparicién de la scuando se pro- jinado Palestina Hlenar el relativo D lubia tenido gran importancia desde los primeros momentos, fue co- Bando cada vez. un protagonismo mayor. De ahi el gran impacto que ‘avo ha publicacién en 1988 de un libro de Israel Finkelstein sobre la ar- gueologia del asentamiento israclita en Palestina. Tras la exploracién de 532 lugares en el territorio de Efraim, el autor afirma que la emergencia fie Israel habria que situarla en Ja resedentarizacién de los pastores né- fnadas en el Hierro I, después de una etapa némada durante ¢l Bronce “Reciente. Esta poblacién que se sedentariza tendria raices indigenas en | fazona, Segiin Finkelstein hubo una expansién gradual de los israelitas | desde las comarcas de Efraim y Manasés hacia Benjamin y Judé en los E sglos xy x a.C, respectivamente, Un nuevo eslabén en el desarrollo del debate acerca de los origenes {elrael lo constituyé el nuevo estudio de Niels Peter Lemche dedicado © los cananeos. En él comienza por afirmar que las referencias a Canain sla documentacién egipcia del segundo milenio a.C. son imprecisas, y que parecen designar preferentemente la franja costera del Mediterraneo. Incambio, en la época helenstica la tierra de Canaan puede identificarse “onlas dreas centrales de Fenicia, en el Libano, que tal vez podria incluir {sur las llanuras costeras de Acre, e incluso hasta el valle de Yizreel. Por Joque se refiere a los escritos biblicos, hace notar que en los libros profé- | ficos se hace un uso del término «cananeo» con el sentido de ‘mercader, F independiente del habitual en los Libros Histéricos. En su opinién, lamas F antigua referencia biblica de esa palabra podria ser la de Os 12,8, precisa | mente con ese sentido de ‘comerciante’. Esta denominacién se pudo haber introducido en Israel cuando la influencia de los fenicios se hizo mis pre- sente en tiempos del rey Ajab, y legaron muchos mercaderes de esa zona Pero los libros del Pentatcuco y la historia deuteronomista» fueron com- puestos después del exilio, y en ellos el término «cananeo» se usaria para J designar de acuerdo con los elementos de la sociedad judia de la época persa—a los pobladores no judios de Palestina, Antes del exilio, no se po- drfa, pues, hablar de unos rasgos culturales 0 religiosos especfficamente cananeos como distintos a los antiguos israelitas La historia del pueblo israelita publicada por Thomas L. Thompson en 1992, ya se hizo eco de toda esta serie de hipétesis, ¢ incluso llegaba rs lejos al afirmar que nunca hubo un verdadero «exiliow, esto es, un 170 regreso a Judea de algunos descendientes de los que fueron deportado Babilonia. En efecto, en su opinién, un elemento importante en la polit de los grandes Imperios asirio, babilonio y persa fue la creacién de 1 ciudadania fiel al gobierno central, que no aceptara poderes politicos i dependientes en las provincias del imperio. En el adoctrinamiento de if poblaciones sometidas no se hablaba de conquista, sino de legitimaci derechos de sucesién o restauracién del poder legitimo, Esta politica fis perfeccionada por los persas. Los esfuerzos por presentar a los poblador de los distintos territorios esa politica que se estaba realizando por lass toridades persas como una , al menos para ciertos periodos de la his- toria, Es decir, solo se toma en consideracién lo que pueda ser verificado desde fuera. Como en bastantes momentos de la historia, esos datos son muy pocos, los retratos que ofrecen los historiadores pueden ser diversos, ¢ incluso a veces contradictorios. En el fondo, muchos desarrollos de la investigacién sobre la historia de Israel y la Biblia a finales del siglo xx y comienzos del xxi estan tan imbuidos de una ldgica postmoderna como tantos otros campos de la cultura A Ambit sigue eselt porL nim Weir P cer elfor conc 1 tae tog com ordit dent gian Tosr parr por Bibl argu (20¢ del bles Peni en| cad trad lah tant Ibiblcos, después de un Ikados de sus aportacio- pois JADEISRAEL? storia antes menciona- blicoa no ser que venga ndejado a nadie indife~ io Ie han faltado fuertes 3s también se han desa- srimalistas». Son las de jplenamente fiable en sf historia biblica de Israel ngy Tremper Longman ios biblicos: patriarcas, fnonarquia unida de Da- Jc exilio a Babilonia. En Ipegados al relato biblico, ppunto de vista histérica, latealidad de esos acon: 7 re solo dan crédito a los ceprar también aquellos hn fasos. En el fondo, su ‘latos biblicos. studios relevantes sobre hide las coordenadas que Fiertos periodos de la hiss | ue pueda ser verificada Jbhistoria, esos datos son res pueden ser diversos, fruuchos desarrollos de la jaa finales del sigho Xx y ica postmoderna como Ante el punto en que se sitda la investigacién contemporinea en el {mbito que ahora nos interesa, se plantean graves cuestiones. La prime- aafecta de modo directo a lo que intentamos hacer en las paginas que siguen: ;Es posible escribir una «historia de Israel»? Precisamente este sel titulo provocativo que se eligié para una obra colectiva coordinada bbe y publicada en 1997, en donde escribian un buen rimero de los historiadores minimalistas: Can a «History of Israeb> Be Wriecen? Pienso que si se siguieran estrictamente sus criterios, solo cabria ha- ‘ter una historia sociolégica, comercial y politica de la regién situada entre Jordin y el Mediterrineo, a la que no se podrfa denominar «de Israel» on certeza hasta los tiempos modernos. En realidad, la lectura de las obras significativas de tipo «revisionis- tp que es muy dificil ajustarse estrictamente al criterio de prescindir por ‘completo de la Biblia (una vez ponderada criticamente, se entiende). De ardinario, cuando estos estudios exponen la historia utilizan datos proce- © dentes del andlisis histérico-critico de los textos, por lo que su metodolo: iano es, de hecho, totalmente independiente. Ademés, sus referencias a © por ejemplo, en el ensayo de Israel Finkelstein y Neil Aser Silberman La “Biblia desenterrada subtitulado de modo significativo: Una nueva visién D anqueolégica del antiguo Israel y de los origenes de sus textos sagrados F (2001). Andlogo es el caso del libro de Mario Liverani titulado Mds alld | de la Biblia (2003), donde se dedica una significativa extensién al posi- hile marco histérico en que se crearon los grandes bloques narrativos del F Pentateuco, y donde se enfatiza lo ingenioso y adecuado de su invencién fen los momentos historicos que, siguiendo la critica biblica, adjudican a Fada relato. Ambas obras dedican casi tanto espacio a deconstruir las ideas © uadicionales sobre los libros de la Biblia como a ocuparse realmente de F iahistoria de Israel. Los dos titulos que acabamos de mencionar son bas- “ante significativos, ya que en su formulacién el protagonismo no se le toncede a la «historia no a la Biblia. Es muy posible que el giro que los «revisionistas» han dado a Ja in- [ vestigacion sobre esa historia sea el cambio de paradigma mds serio nunca evado a cabo en la investigacién sobre la Biblia, Ahora bien, zencamiy por una senda correcta? Habria que ponderar si prescindir de todo didla go con los textos biblicos aporta verdades relevantes o supone una pérdiil notable. De entrada no parece que sea una ganancia renunciar a una informa cién que, cuando esta bien contrastada, es preciosa para conocer con mis detalle lo acontecido en unos momentos histéricos de notable relevancia en la cultura universal Ademis, en los tiempos recientes, la arqueologia, que tan unida ha estado a la investigacién de la historia biblica desde su comienzos, es una iencia que requiere un trabajo interdisciplinar cada vez mayor. La inter. pretacién de los vestigios arqueolégicos no puede prescindir hoy de las aportaciones que le proporcionan los estudios socio-histéricos, econdmi- 08, étnicos, folcléricos, religiosos o culturales en su mas amplio sentido, ‘También todas estas instancias, crfticamente coordinadas con el andlisis de los textos literarios antiguos en los que esos elementos hayan dejado algunas huellas, permite acercamientos razonables a los hechos acaecidos. Esta introduccién no es lugar adecuado para proceder a un anilisis y valoracién detallados de cada una de las obras mencionadas, pero con- fiamos en que cuanto hemos expuesto hasta ahora ayude a hacerse cargo de que la investigacién de las relaciones entre la historia de Israel y los contenidos de la Biblia es una tarea apasionante y posible, que requiere un estudio serio y ponderado. V. NIVELES DE EXPOSICION DE LA HISTORIA DEL PUEBLO BIBLICO En las piginas anteriores nos hemos asomado al complejo panorama de la investigacién contemporinea acerca de la historia del pueblo biblico, Elacopio de nuevos datos en las Ultimas décadas es ingente. La interpre- tacién de ese caudal de informacién también ha suscitado importantes debates y ha propiciado notables cambios en el modo de exponer la his- toria de Israel. Por eso, antes de continuar adelante, nos parece obligado detenernos un momento para clarificar las vias abiertas, ¢ indagar cudl podria ser el camino a recorrer en nuestra presentacién de esta historia en las paginas siguientes. penmer © Giones y predi aquello Po center: eavaci Sise! 9 ima ejemp que fi sobre cimie come a per divin gar § los com} que 1 rest ray 205 hue pod bie hac que dig sig PBsun ex su exronno fabien, zencamina iirde todo didlo pone una pérdida jerauna informa- Aconocer con mas hotable relevancia que tan unida ha mayor. La inter- indir hoy de las cos, econdmi- Bierequiere un Historia en La nnvesrigacion o p 175, 1, Restos arqueolégicos, utensilios e inscripciones La mentalidad contemporinea, siguiendo la estela de las ciencias ex- perimentales, tiende a reconocer valor cientifico solo a aquellas afirma- ciones contrastadas a través de experimentos repetibles, cuyas medidas y predicciones sean objetivamente cuantificables, Se admite como cierto aquello que se apoya en datos que se puedan verificar. Por eso, también la investigacién actual de la historia antigua busca certezas comprobables de los hechos del pasado, y, en esa tarea, las ex- cavaciones arqueoldgicas proporcionan materiales del maximo interés. Si se han encontrado restos de murallas, casas, almacenes, santuarios, 0 imagenes de divinidades, que se pueden datar cientificamente, por gjemplo, en el siglo vitia.C., es porque existieron entonces. Los nombres que figuran en sellos, inscripciones, cartas escritas en éstraka, grabados sobre estelas o monumentos conmemorativos de determinados aconte- cimientos, consignados en documentos de pactos, o en simples recibos comerciales sobre tabletas de arcilla, responden casi con toda seguridad a personajes reales que estaban implicados en esas acciones e incluso a divinidades a las que realmente se les daba culto en ese momento y In- gar. Se trata de objetos susceptibles de ser observados y estudiados en Jos museos o almacenes donde cada uno de ellos se encuentre. Son datos comprobables, Otra cosa serd la valoracién adecuada de la informacién que proporcionen. Una historia narrada solo sobre las noticias que se deducen de esos restos de construcciones, utensilios o inscripciones ofrece una prime- ra aproximacién contrastable a algunos hechos histéricos. Sin embar- go ser4, inevitablemente, parcial, ya que depende de lo que haya dejado huellas tangibles que aguanten el paso de los siglos, y de lo que se haya podido encontrar hasta el momento en que se redacte esa historia, Tam- ign el cardcter fragmentario de muchas inscripciones, o su deterioro, hace que con frecuencia sus lecturas sean parcialmente hipotéticas. Lo que se exponga en esta historia ser solo una parte de lo realmente oc rrido, pero una parte a la que es posible acceder a partir de vestigios con- cretos Las observaciones metodolégicas que propiciaton el cambio de para- ddigma en la investigacién sobre la historia de Israel en el tltimo tercio del siglo xx y que dieron lugar al nacimiento de las «historias independien- 176 u ExTOR tes», responden a esa ldgica tan extendida en la cultura contempordnea Aunque ese modo de plantear la historia tiene importantes limitaciones es digno de ser tenido en cuenta, al menos en una primera fase del trabaj, asi lo haremos al comenzar la exposicién de cada capitulo 2. Hechos y protagonistas, segtin las fuentes literarias criticamente contrastadas Un acercamiento a la historia realizado desde esa perspectiva pro- porciona, pues, una informacién comprobable, pero muy parcial. Si no hubiera otros modos de conocer algo mas de lo que pas6, habria que con: formarse con eso, aunque fuera poco. A veces, no habré mas remedio y serd necesario quedarse ahi, Pero en bastantes ocasiones disponemos de otros medios que per: miten obtener, con bastante certeza, mucha mis informacién. Se trata de fuentes literarias antiguas, aunque no contemporineas de los hechos | narrados, donde es posible que se contengan datos fidedignos que han seguido sus propios caminos de transmisién, de ordinario por tradicién oral, con més o menos eslabones intermedios. En este caso, se requeriré un gran rigor critico en el andlisis y pro: cesamiento de las informaciones que proceden de esas fuentes. En esos procesos de transmisién oral siempre cabe que se haya producido una am- plificacién de los relatos al servicio de quien los narraba en cada momento. En efecto, quien expone algo de palabra puede envolver los argumentos que han Tlegado hasta él con un colorido imaginativo que le permita su- brayar lo que considere mas importante, De este modo se podrian distor- sionar casi por completo los hechos que estaban en el origen de los relatos. ‘También cabria pensar que, en algunos casos, se tratase de presentaciones narrativas totalmente ficticias, creadas para dar razén o justificar las ideas de sus compositores. No se pueden proyectar, pues, sin mis, esos relatos sobre el marco historico real, ya que el resultado podria estar leno de in coherencias, Es necesaria una depuracién critica previa Ahora bien, la aplicaciin de la metodologia histérico-critica a los tex- tos biblicos ha sido sistemitica y exhaustiva desde hace mas de un siglo. Se han escudrifiado hasta los més pequefios detalles. Sobre los datos ob- servados en la critica textual, el andlisis filolégico, literario y semintico, valorados a la luz de la critica de las formas y tradiciones, atendiendo a su que sé yecire infor perell ‘acer ron se po medi dela men nun nan tam MBiaus en su enroRno contempordnea: buts limitaciones, alase del trabajo, blo perspectiva pro- ky parcial. Si no Habria que con- mis remedio y Fedios que per- Bicién. Se trata momento. Fargumentos Epermita su- Brian distor- los relatos. género literario, y, en general, aplicando el método con todo su rigor, se han ido proponiendo hipétesis cada vez mis afinadas acerca del proceso | de composicién de todos los libros de la Biblia. Esas hipétesis se han ido | serfeccionando y perfilando con el paso de losafios. Aunque todavia que- den muchos detalles por aquilatar, es sentir comiin que esa metodologia yaha dado de sf casi todo lo que cabria esperar de ella, por lo que hay am- plios consensos, al menos en los grandes temas, Es decir, se pueden obte ner dataciones plausibles para la mayor parte de los textos biblicos, a la vez que se pueden tener las suficientes nociones acerca de su género literario ycircunstancias de composicién como para discernir si guardan alguna informacién cierta sobre épocas anteriores a las de su redaccién, y para percibir Io que su propia tematica, orientacién o forma literaria muestra acerca de las circunstancias histéricas concretas del momento en que fue- ron redactados, Algo anélogo a lo que acabamos de comentar sobre los textos biblicos se podria decir acerca de otras fuentes literarias antiguas, mas abundantes a medida que corre el tiempo. Singular importancia tienen numerosas obras, dela historiografia griega o helenistica, y posteriormente romana. Especial- mente relevante es la obra de Flavio Josefo, que trata con bastante detalle de numerosos pormenores de la historia judia de la época helenistica y roma- na no mencionados en la Biblia ni en otras fuentes literarias. Ahora bien, también esas fuentes no biblicas son susceptibles de haber alterado en sus | parraciones los hechos reales que estarian en la base, por lo que tampoco pueden ser usadas con rigor sin contrastar eriticamente lo que dicen. Es decir, tanto la Biblia como esas fuentes literarias, una vez que han pasado la criba de la critica, proporcionan numerosas informaciones que permiten saber mucho mis de lo que se podria conocer solo con los res- tos arqueolégicos o inscripciones que se hayan conservado directamen: te desde esa época, Una presentacién cientifica de la historia no deberia prescindir de esas noticias que estin sélidamente contrastadas acerca de hechos politicos, militares o sociales, asi como sobre los personajes que los protagonizaron, 3, Nuestra exposicién de la historia del pueblo biblico De acuerdo con lo que acabamos de sefialar, en nuestra exposicibn de la historia se encontraran de ordinario tres oleadas de informacién acer- 8 Ls Biaua ca cada época La primera, més breve, en la linea de la lamada «histor independiente», esti imitada a lo que se puede establecer a partir dell arqueologia y las inscripciones epigréticas. La segunda, més amplia, is rellenando ese paisaje con nombres y hechos de los que se tiene inform cién contrastada por el analisis critico de la Biblia y de otras fuentes lite rarias de la antighedad. La tercera, se extenderd en presentar el desarral progresivo de la religién, instituciones y textos escritos del pueblo biblical enesa etapa histérica, También, en este caso, se trata de datos procedentes del andlisis critica de los textos biblicos y otras obras antiguas, pero como para el estudio so de la Biblia estos aspectos tienen una relevancia singular, recibirdn us tratamiento aparte, mis extenso. En esta tercera parte también sefialare ‘mos los jalones mis significativos de la produccién literaria de tipo religi: so en cada época, Iremos mencionando, pues, los hitos més relevantes e el proceso de composicién de cada uno de los libros de la Biblia, segtin ls resuiltados més comunes de los estudios criticos sobre cada uno de ellos en la actualidad, No se trata de una exposicién detallada y justificada de cads uno de los estratos redaccionales, ya que de eso se tratard con el deteni: miento necesario en los manuales correspondientes, sino de una mencién de lo mis destacado, situada en su justo contexto histérico, que ayude al lector de la historia a hacerse cargo de lo que se est escribiendo en cada momento. Esta sucesién de oleadas sobre cada etapa histérica propiciard, en ciertos casos, que se mencionen varias veces ~a partir de inscripciones en cerdmica, por ejemplo, sies en la primera seccién, y del andlisis critica de la Biblia, si es en la segunda— algunos hechos fundamentales. A pe- sar de los posibles inconvenientes, también puede servir para que esos hechos ms relevantes queden mejor fijados en la memoria del lector, y, ademis, se irdn enriqueciendo en informaciones de detalle cada vez que reaparezcan En puro rigor cientifico es justo advertir que la exposicién de la histo: ria realizada en las paginas siguientes goza de la solidez. que le proporcio~ nan los resultados de las investigaciones més recientes, pero no se puede dar pordefinitiva en todos sus detalles. Lo que se dice acerca de los objetos materiales encontrados en las excavaciones serd, sin duda, completado con cl paso del tiempo en la medida que se produzcan nuevos descubrimien- (Bava EW SU ENTORNO, jlamada «historia keer a partir de la sds amplia, ir pie tiene informa- pirs fuentes lite~ pisr el desarrollo pueblo biblico i nilisiseritico dic recibiran un. mrbign seftalare= A DE LA HISTORIA CF Is tos. También hay que contar con las eventuales correcciones que puedan sntroducirse en la datacién de esos objetos, o en detalles puntuales de la Jectura de las inscripciones. Lo que se diga a partir de las fuentes literarias, por su parte, esté de- pendiendo del estado actual de las investigaciones historico-criticas so bre los textos biblicos. Con el nivel de desarrollo y sofisticacién que han alcanzado en nuestros dias, se puede considerar que sus resultados son, en general, bastante fiables Pero al tratarse de modelos interpretativos es | posible que con el paso del tiempo, algunas de las hipétesis hoy en vigor tobre las etapas dela composicidn de los libros y su datacién sea revisada ymodificada en ciertos aspectos, lo que obligaria en determinados casosa jntroducir los cambios correlativos en la narracién de la historia que ofte- ‘amos, Se trata, en resumen, de datos sélidamente establecidos, aunque tenecesario asumirlos con la necesaria apertura a ulteriores correcciones de deralle Piscas de trabajo Puede ayudar a comprender lo que se ha explicado en este apartado, “xicomo a valorar criticamente lo que se lee, comparar el tratamiento que tecibe el mismo tema en distintas obras. Para esto serd titil que el alum- no disponga de algunos de los titulos estudiados. Sugerimos, ya que hay traducciones espafiolas disponibles, consultar la Arqueologia biblica de G.E. Wright (Madrid: Cristiandad, 2002), Mas allé de la Biblia de M. Li- serani (Barcelona: Herder, 2005), La Biblia desenterrada de 1. Finkelstein yN.A. Silberman (Madrid: Siglo XXI de Espatia Editores, 2003), yla | Historia de la religién de Israel en el tiempos del Antiguo Testamento de | R Albertz (Madrid: Trotta, 1999), Se puede delimitar un tema, por ejemplo, los relatos patriarcales, y componer un ensayo comparativo sobre l tratamiento que recibe en cada sina de esas obras, Puede ayudar hacerse las siguientes preguntas: Como plantea el tema el autor En qué datos constatables (arquedtdgicns alte ratios, por ejemplo) se basa para hacer sus afirmaciones? {Bstin debida- mente tratados desde el punto de vista cientifico? {Se trata de hipétesis ode hechos comprobados? Qué valoraciones hace de esos relatos? {Qué reflexiones sugiere lo observado pata el estudio dela Biblia en un contex: to teoldgico? 180 BIBLIOGRAFIA Estudios que han sido importantes en la investigacién sobre la historia de Israel Ofrecemos a continuacién las referencias completas de las obras sicas mencionadas en el status quaestionis de la investigacién contd pordnea que hemos desarrollado en este tema, Muchas de ellas sig conservando su interés, y no solo para la historia de la investigaciéd también en si mismas, ya que datos e interpretaciones que ofrecen sig manteniendo su relevancia en Ja actualidad, aunque hay varias décadas desde su publicacién. También hemos atadido algua obras generales publicadas por primera vez. hace més de veinte aftos, que siguen siendo importantes. De un buen niimero de ellas se han hf numerosas ediciones y reediciones, también recientes. Ahlstrom, G. W., Who Were the Israelites (Winona Lake, IN: Eis brauns, 1986). Albright, W. F,, From the Stone Age to Christianity: Monotheism andi Historical Process (Garden City, NY: Doubleday, 1940) —, The Archaeology of Palestine (Harmondsworth: Penguin Books, 194 —, Archaeology and the Religion of Israel (Baltimore: Johns Hophi Press, 1953). —, The Biblical Period from Abraham to Ezra (Nueva York: Harpet Row, 1963) Alt, A,, Kleine Schriften zur Geschichte des Volkes Israel I-III (Mini C.H Beck, 1953-1959). Bright, J, A History of Israel (Filadelfia: Westminster Press, 1959). Cazelles, H., Histoire politique d'sraél des origines 3 Alexandre le Grad (Petite bibliothéque des sciences bibliques AT/1; Paris: Desclée, 1984 Coote, R.B, y K. W. Whitelam, The Emergence of Early Israel in Histo cal Perspective (Sheffield: Almond Press, 1987) Cross, F. M., Canaanite Myth and Hebrew Epic. Essays in the History! Religion of Israel (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1979] Donner, H,, Geschichte des Volkes Israel und seiner Nachbarn in Gri dziigen. |: Von den Anfingen bis zur Staatenbildungszeiten (Gru drisse ATD; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, °2000, '1984) I La BIsuA EN SU ENTOS igacién pletas de las obras clés estigacién contem: ghas de ellas siguen binvestigacién sino Esqueofrecen siguen playan transcurrido, LA HISTORIA De Is Von der Konigszeit bis zu Alexander dem Groen, mit einem Aus- blick auf die Geschichte des Judentums bis Bar Kochba (Grundrisse ‘ATD 4; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, °2001, '1986). Finkelstein, L, The Archaeology of the Israelite Settlement (Jerusalén: Is- racl Exploration Society, 1988) Garbini, G., Storia e ideologia nell'Israele antico (Brescia: Paideia, 1986) Gottwald, N. K,, «Domain Assumptions and Societal Models in the Stu dy of Pre-Monarchic Israel», en G. W. Anderson et al. (eds.), Con _gress Volume; Edinburgh, 1974 (Leiden: Brill, 1974) 89-100 " Gunneweg, A. H. G., Geschichte Israels bis Bar Kochba (Theologische | Wissenschaft 2; Stuttgart: W. Kohlhammer, 71972) | Halpern, B., The Emergence of Israel in Canaan (Society of Biblical Lite- rature. Monograph Series, 29; Chico, CA: Scholars Press, 1983}. Hayes, J. H.,y J. M. Miller, A History of Ancient Israel and Judah (Londres: | SCM - Filadelfia: Westminster, 1986). | Herrmann, S., Geschichte Israels in attestamentlicher Zeit (Munich: Kai- ser Verlag, 1973) [Historia de Israel en la época del Antiguo Testamen- to (Biblioteca de Estudios Biblicos; Salamanca: Sigueme, 71980}]. Hopkins, D. C,, The Highlands of Canaan (Sheffield: Almond Press 1985) Lemehe, N. P, Barly Israel: Anthropological and Historical Studies on the | Israelite Society Before the Monarchy (Leiden: Brill, 1985). Lemche, N. P., The Canaanites and Their Land (Sheffield: Sheffield Aca- demic Press, 1991) D Mazar, A, Archaeology of the Land of the Bible, 10.000-586 B.C.E. (Nue- va York: Doubleday, 1990) Mazar, B,, «The Middle Bronze Age in Canaan»: Israel Exploration Jour- nal 18 (1968) 65-97. Mendenhall, G. E,, «The Hebrew Conquest of Palestine»: The Biblical Archaeologist 25,3 (1962) 66-87. Miller, J. M, y ]. H. Hayes, A History of Ancient Israel and Judah (Filadel- fia: Westminster Press, 1986). Noth, M,, Geschichte Israels (Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1950). Saulnier, Ch, y Ch. Perrot, Histoire d Israé Ill De la conquéte d Alexandre 4a destruction du temple (331 a.C. ~ 135 a.D,) (Paris: Cerf, 1985). Soggin, J. A. Storia d'Israele. Dalle origini a Bar Kochba (Biblioteca di cultura religiosa, 44; Brescia: Paideia, 1984) 182 A Braua &N su aol Thompson, Th. L., The Historicity of the Patriarchal Narratives (Beri Nueva York: W. de Gruyter, 1974) Vaux, R. de, Histoire ancienne d Tsraé! FHI (Paris: Gabalda et Cie, 1971-1994 Monografias contemporineas sobre la historia y religion de Israel Las obras que sefialamos a continuacién han sido publicadas tod ellas después de 1990 y son las que en este momento pueden ser conside! radas como puntos de referencia fundamentales en la investigacién acer de la historia de Israel o sobre el desarrollo de su religion: Abadie, Ph,, Lhistoire d'Tsraél entre mémoire et relecture (Paris: Cet 2009). Ahlserim, G. W., The History of Ancient Palestine from the Palaeolithic} Period to Alexander's Conquest (Sheffield: Sheffield Academic Press 1993) Albertz, R., Religionsgeschichte Israels in alttestamentlicher Zeit 1-4 (ATD Erginzungsreihe 8/1-2; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1992) [Historia de la religidn de Israel en el tiempo del Antiguo Test mento (Biblioteca de Ciencias Biblicas y Orientales 1; Madrid: Trot ta, 1999) Barr, J, History and Ideology in the Old Testament: Biblical Studies atthe End of a Millennium (Oxford: Oxford University Press, 2000). Barstad, H. M,, History and the Hebrew Bible (Tubinga: Mohr Siebeck, 2008). Becking, B., y L. L. Grabbe (eds.), Between Evidence and Ideology: Es- says on the History of Ancient Israel read at the Joint Meeting of the Society for Old Testament Study and the Oud Testamentisch Werkgezelschap, Lincoln, July 2009 (Leiden: Brill, 2011). Bodel, J, y S.M. Olyan (eds.), Household and Family Religion in Anti quity (Oxford: Blackwell, 2008). Coogan, M. D. (ed.), The Oxford History of the Biblical World (Oxford Oxford University Press, 1998) Cooper, J.S.,y G.M. Schwartz (eds.), The Study ofthe Ancient Near East in the Twenty- First Century (Winona Lake, IN: Eisenbratins, 1996). inkelste Arch ublicadas todas iien ser conside- stigacion acerca Bie (Paris: Cerf, hie Palaeolithic Piademic Press, DE LA HISTORIA OF ISRAEL Davies, Ph. R., In Search of «Ancient Israel» (Sheffield: SOT, 1992). —, Scribes and Scrolls: The Canonization of the Hebrew Scriptures (Li- brary of Ancient Israel, Louisville, KY: Westminster John Knox, 1998) Memories of Ancient Israel: An Introduction to Biblical History — An- cient and Modern (Louisville: Westminster John Knox, 2008). ‘Dever, W. G., What Did the Biblical Writers Know, and When Did They | Know It? What Archaeology Can Tell Us about the Reality of Ancient Israel (Cambridge: Eerdmans, 2001). ) Edelman, D. V., The History of Ancient Palestine (Minedpolis, Fortress: 1993), Finkelstein, I, y N. A. Silberman, La Biblia desenterrada. Una nueva visién arqueolégica del antiguo Israel y de los origenes de sus textos sagrados (Madrid: Siglo XXI de Espatia Editores, 2003) [The Bible Uncarthed: Archaeology’s New Vision of Ancient Israel and the Origin of Its Sa~ cred Texts (Nueva York: Simon & Schuster, 2001)]. Finkelstein, 1, y A. Mazar, The Quest for the Historical Israel: Debating “Archaeology and the History of Early Israel (Atlanta: Society of Bibli- cal Literature, 2007). Grabbe, L. L,, Ancient Israel: What Do We Know and How Do We Know It? (Londres ~ Nueva York: T&T Clark, 2007). Grabbe, L. L. (ed.), Can a «History of Israel» Be Written? (JSOTSup 245; Sheffield: Sheffield Academic Press, 1997). Hess, R. S., Israelite Religions: An Archaeological and Biblical Survey (Grand Rapids, MI: Baker Academic — Nottingham: Apollos, 2007). Jagersma, H., A History of Israel to Bar Kochba (Londres: SCM Press, 1994) Keel, O,, Jerusalem und der eine Gott. Eine Religionsgeschichte (Gotinga Vandenhoek & Ruprecht, 2011) Keel, O., y S. Schroer, Schépfung, Biblische Theologien im Kontext altorientalischer Religionen (Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 2002). Kessler, R,, Sozialgeschichte des alten Israels. Eine Binfithrung (Darm- stadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2006) [The Social His- tory of Ancient Israel: An Introduction (Minedpolis, MN: Augsburg Fortress Press, 2008)] 184 La Bua en su Lemche, N. P,, The Israelites in History and Tradition (Louisville: Wet minster, 1998). -,, Die Vorgeschichte Israels. Von den Anfingen bis zum Ausgang des 1} Jahrhunderts v. Chr. (Biblische Enzyklopdie 1; Stuttgart: Koblhay ‘mer, 1996) [Prelude to Israel's Past: Background and Beginnings if Israelite History and Identity (Peabody, MA: Hendrickson, 1998) Liverani, M,, Oltre la Bibbia, Storia antica di Israele (Roma —Bari: Late 2003) [Més alld de la Biblia (Barcelona: Herder, 2005)), Marcus, A. D., The View from Nebo: How Archaeology Is Rewriting tht Bible and Reshaping the Middle East (Boston: Little, Brown and Company, 2000). Mazzinghi, L., Storia di Israele (Casale Monferrato: Piemme, 1997; Bol nia: Dehoniane, 2007), Merlo, P,, La religione dell antico Israele (Quality Paperbacks 291; Romi Caroeci Editore 2009). Miller, P. D. (ed.), Ancient Israelite Religion (Minedpolis, MN: Fortress Press, 2010), Moor, J.C. de, The Rise of Yahwism. The Roots of Israclite Monotheisa (BETL 91; Lovaina: Peeters, #1997) Moore, M.B.,y B-E. Kelle, Biblical History and Israel's Past: The Changing ‘Study of the Bible and History (Grand Rapids: Eerdmans, 2011), Niditch, S,, Ancient Israelite Religion (Nueva York: Oxford University Press, 1997). Nodet, E,, «Understanding the History of Ancient Israel»: Revue Biblique 118,2 (2011) 274-281 Philips Long, V. (ed.), Israel's Past in Present Research: Essays on Ancient Israelite Historiography (Sources for Biblical and Theological Study 7, Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 1999). Provan, L, V. Ph. Long y T. Longman Ill, A Biblical History of Israel (Louisville: Westminster John Knox Press, 2003). Schroer, S,, y 0. Keel, Die IKonographie Palastinas/Israels und der Alte Orient. Bine Religionsgeschichte in Bildern. I: Vom ausgehenden Meso- lichikum bis Frithbronzezeit (Friburgo, Suiza: Academic Press, 2005) Ska, JL, Les enigmes du passé:Histoire d Tsraél et récit biblique (Bruse- las: Lessius, 2001) [Los enigmas del pasado. Historia de Israel y relato biblico (Verbo Divino: Estella, 2003)] EN SU ENTORNG 2 (Louisville: West pin Ausgang des 13, juttgart: Kohlham- and Beginnings of | frickson, 1998) pma~ Bari: Laterza, a gy Is Rewriting the itte, Brown and fine, 1997; Bolo- ks 291; Roma: Bis, MN: Fortress Monotheism gical Study of Israel [Bruse- ly relato Bsrrisnorcion Aceaca oe Ua wsronA De Ista Smith, M. S,, The Early History of God: Yahweh and the Other Deities in Ancient Israel (San Francisco, CA: Harper & Row, 1990; Grand Rapids, MI: Eerdmans, 72002). ‘The Memoirs of God: History, Memory, and the Experience of the Di- vine in Ancient Israel (Minedpolis, MN: Augsburg Publishing House, 2004), — God in Translation: Deities in Cross-Cultural Discourse in the Bibli- cal World (PAT 57; Tubinga: Mohr Siebeck, 2008; Grand Rapids, ML Berdmans, 2010) Soggin, J. A., Nueva historia de Israel (Bilbao: Desclée De Brouwer, 1997}. [Del original de esta obra hay una segunda edicién totalmente rehe- chay puesta al dia: Storia dlsraele dalle origini a Bar Kochba (Biblio- teca di Cultura Religiosa 44; Brescia: Paideia, 2002)] | Thompson, Th. L., Barly History ofthe Israelite People. From the Written & Archaeological Sources (Leiden: Brill, 1992). ‘Thompson, Th. L,, The Mythic Past: Biblical Archaeology and the Myth of Israel (Nueva York, NY: Basic Books, 1999). Veenhof, K.R,, Geschichte des Alten Orients bis zur Zeit Alexanders des Groen, Ubersetzt von Helga Weippert (Grundrisse zum Alten Tes tament. Das Alte Testament Deutsch. Erginzungsreihe 11; Gotinga: ‘Vandenhoeck & Ruprecht, 2001). Weippert, M. (ed,), Historisches Textbuch zum Alten Testament (Grun- drisse zum Alten Testament 10; Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 2010). Zevit, Z., The Religions of Ancient Israel: A Synthesis of Parallactic Approaches (Londres — Nueva York: Continuum, 2001). Whitclam, K. L., The Invention of Ancient Israel: The Silencing of Pales. tinian History (Londres: Routledge, 1996}.

También podría gustarte