A Corazón Abierto

A

Corazón

Abierto

Caleb Josué Clark

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ISBN: 978-1-9736-3663-2 (tapa blanda)

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Fecha de revisión de WestBow Press: 11/21/2018

Dedicación

Muchas veces he pensado en que no sabría a quién dedicar este libro. Pero en el tiempo que tengo donde en ocasiones leo un versículo de la Biblia y lo memorizo es porque trae un impacto en ese momento a mi vida, y este versículo en su tiempo impactó mi vida y siento que en este momento el versículo encaja correctamente en este libro Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:17~RVR1960). Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. (Colosenses 1:16~RVR1960). Para él sea toda la gloria, honra, y el honor. Pues sé y reconozco que sin él nada soy, nada tengo, y nada puedo ofrecer.

Primero antes de decir nombres o mencionar a alguien, este libro le pertenece a Dios. Estando en Louisiana, una noche en agosto del 2016 a las 3:00 a.m., yo oraba porque no me dejaba dormir el Espíritu Santo. Llegó un momento donde le dije: OK, enséñame que tengo que hacer, y así poder descansar. Fuerte sentí una paz y un silencioso y dulce abrazo en mi espíritu. Y una voz en mi interior que me dijo: Escribe un libro de lo que Yo estoy haciendo en tu vida. En ese momento entendí lo que Dios quería que yo hiciera. Le respondí: Si tú me lo pides y es lo que tú deseas yo lo hago". Al día siguiente empecé a escribir.

Cuando regresé a Tucson, Arizona fui a una cita en un hospital y cuando entraba a la sala de espera del hospital vi a tres jóvenes en sillas de ruedas y vi cómo tenían que ser atendidos por sus padres para todo. No hablaban, no caminaban, no se movían. Solo miraban y sonreían y yo los miré y entró en mi un sentimiento muy fuerte y sentía ganas de llorar. En ese momento escuché una voz en mi interior que me decía: ¿Ves por qué necesitas contar lo que Yo estoy haciendo en ti? Porque tú estuvieras en esa situación, pero Yo estoy haciendo un milagro en ti. Y al tú testificar lo que Yo estoy haciendo en ti, Yo me encargo de hacer el milagro en aquellos que necesitan un milagro y crean en mí. En ese momento quise llorar, no de tristeza ni de dolor, sino llorar de alegría y emoción. En ese momento yo mismo empecé a entender cuál era la causa, motivo, razón y/o circunstancia por la cual Dios me empujaba a hacer esto. Por eso que, primeramente, este libro es para él. Y, en segundo lugar, es para todos. Sí, para todos. Aquellos que creen, que no creen, que la están pensando, o que no la están pensando. Que se preguntan el porqué, o que no se preguntan nada. Para los que ríen, los que lloran, los que agradecen, los que no agradecen, los que respiran, los que están sanos, los que no están sanos, los que piensan que aún hay esperanza, para los que piensan que no hay esperanza. Por lo tanto, para todos. Cabe aclarar que sí hay esperanza. (La tía de mi cuñado que se llama Esperanza). Pues el evangelio de Juan capítulo 3, versículo 16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16~RVR1960). Es decir, es por el amor de Dios que pasan las cosas. No hay coincidencias, ni casualidades, Dios sabe y conoce tu necesidad. A ti te dedico este libro, porque sé que Dios tiene algo especial para tu vida.

Agradecimiento

Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 5:20~RVR1960). Primero tiene que ser para Dios. Y a él es a quien le doy gracias, primeramente. Las razones y motivos — hay miles. Por el cual estoy convencido de que mi agradecimiento primero es para él.

Un pastor del país de Chile sin conocerme y siendo usado por el Espíritu Santo me dijo: Dios te conservó la vida aun cuando muchos quisieron acabar contigo y el té permitió nacer. Lo vuelvo a decir, es solo Dios quien me ha permitido esta gran aventura y bendición que he vivido hasta el día de hoy.

También agradecerles a tantas personas que desde hace mucho han sido parte de mi vida, a quienes si menciono de una forma u otra olvidaría a alguna. Pero en especial doy gracias a mi familia: mis padres, Rubén y Ramona Clark que desde niño me inculcaron tantas cosas valiosas. Mis hermanas y sus esposos, pues de cierta manera han contribuido a mi vida en distintas formas. Judith (Carlos), Anna (Jesse), Elizabeth (Octavio), Reyna (Omar). Pues desde que nací, ellas me cuidaban y me atendían, frecuentemente despertando a media noche a darme de comer o atenderme en mis necesidades, aún inclusive ya ahora de grande. Siempre abrieron las puertas de sus hogares para yo poder tener un lecho donde pudiera descansar. A mi hermano, Rubén y su esposa (Loida), que en mi última cirugía en el 2005 él y mi hermana Reyna fueron los que me cuidaron en el hospital. De él aprendí a tocar la