El Bulevar de los pobres. Racismo científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica, siglos XIX y XX, Ocho libros: Santiago de Chile. Compiladores: Leyton, César; Palacios, Cristian; Sánchez, Marcelo, 2015
Para quienes habitamos en el Cono Sur americano, el golpe de Estado perpetrado contra el gobierno... more Para quienes habitamos en el Cono Sur americano, el golpe de Estado perpetrado contra el gobierno de Salvador Allende significó mucho más que un episodio con dramáticas consecuencias para el pueblo chileno. Fue un lamentable hito en la aplicación del terrorismo de Estado, que puede situarse en el inicio de la etapa más trágica que conoció la región. Reflexionar sobre lo ocurrido en ese infausto septiembre de 1973 en Santiago, significa también repensar lo que encierra una parte insoslayable en la cultura política de entonces y de hoy en nuestros países.
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José Gabriel y la crítica de la cultura (1915-1932) recoge aspectos de una etapa en la que afianza su perfil polifacético. Allí se inscriben las vertientes del escritor que exploró las desigualdades, el crítico que nunca pasó inadvertido y el periodista cultural de agudas observaciones sobre lo que sucedía y podía suceder. También el pretendido sindicalista del mundo letrado, el férreo opositor al positivismo y a la eugenesia, el propagador del fútbol y el impulsor de radicales cambios en la Universidad. Aunando todas estas facetas sobresale la personalidad disruptiva de quien emprendió una constante interpelación a las distintas formas asumidas por el elitismo intelectual.
La ciudad de La Plata nació en 1882 sobre una gran llanura casi despoblada pero, en poco más de un lustro, sobrepasó los 60.000 habitantes y dispuso de una infraestructura que, en muchos aspectos, superaba a la de Buenos Aires. Este libro aborda ese proceso, colocando el foco sobre el origen del "ejército de obreros" sin el cual el ambicioso plan fundacional -que admitía pocas comparaciones coetáneas a nivel mundial- no hubiera podido llevarse a cabo. Cómo llegaron esos obreros, dónde vivieron, cómo incidieron en las acciones de un Estado liberal que encaraba una planificación hasta entonces desconocida para la realidad argentina. Son interrogantes que ubican a los sectores populares como sujetos centrales de un proceso que es analizado a través del discurso del poder, o bien de un biopoder que prescribía sus funciones y localizaciones en la nueva ciudad.
Se presenta aquí una historia de la eugenesia que se despliega desde su irrupción como pretendida disciplina científica en los umbrales del siglo XX, hasta el hito temporal marcado por el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y la imposibilidad ya de quedar ajenos a las consecuencias más horrendas de su aplicación en el Tercer Reich. Se trata de un período signado por la progresiva "pérdida de la inocencia", en cuanto a las implicancias que iba teniendo la adhesión a la "ciencia del cultivo de la raza", desde cierta policromía ideológica expresada en sus primeros cultores. Esta etapa es analizada desde una particular perspectiva: la que instó a analizar las redes conformadas en torno a la expansión internacional de la eugenesia, con especial detenimiento puesto en las que tuvieron a la Argentina como un eslabón destacado. La obra es el resultado de tareas inscriptas en el desarrollo del Proyecto PICT ANPCyT 1559/2007.
Los conceptos de darwinismo social y de eugenesia condensan metáforas construidas desde sucesivas reapropiaciones e la teoría de Darwin, a partir de las cuales, la "lucha por la vida" o la "lucha por la existencia", la "selección natural" y la "supervivencia del más apto", devinieron en Occidente en verdaderos programas políticos. Esas metáforas pretendieron comprender el funcionamiento de las sociedades humanas a partir del decisivo desarrollo que, desde fines del siglo XIX, experimentó el conocimiento de los elementos constitutivo del organismo viviente.
Este libro se propone, pues, echar luz sobre esa vasta problemática con aportes que abordan el papel jugado por el darwinismo social y la eugenesia en distintos marcos sociopolíticos del mundo latino.
En el tránsito del siglo XIX al XX, la Argentina y el Uruguay afirmaron identidades que posibilitaron proyectar mecanismos relacionales bajo la forma de una complementariedad buscada en la mirada hacia la otra orilla del Río de la Plata.
El Río así, antes que un límite geográfico, fue entendido como espacio de integración cultural, trascendente a las delimitaciones políticas. Esto que decimos se hizo particularmente explícito en el accionar de Francisco Piria, un personaje que alcanzaría una ininterrumpida popularidad en la región durante más de seis décadas, hasta su muerte producida en 1933.
Piria fue el más importante rematador del Uruguay y desde su empresa, “La Industrial”, se constituyó en un hombre público, un verdadero emblema de la era del progreso. Es que su incidencia en el mercado de tierras alcanzó una importancia que excede al Uruguay y el Cono sur, por tener escasos correlatos simultáneos en el mundo occidental. Existía en Piria una incontenible fe en un progreso ilimitado y también la certeza de que sus acciones estarían correspondidas por la concurrencia del mercado argentino como garante del éxito de sus negocios. Allí entonces puede comenzar a desentrañarse el enigma de semejante acción publicitaria que involucró a distintos sectores sociales para luego orientarse crecientemente hacia los argentinos desde 1900.
La actividad de Piria lanzada sobre los sectores populares, posibilitó instalar cierto mito de “benefactor de los pobres” que el propio Piria explotó publicitariamente. De ahí que escribiera una utopía, la primera del Uruguay, con el título de El socialismo triunfante, donde volvió sobre el anhelo de crear un Estado Cisplatino con su capital en Montevideo y el establecimiento de fuertes interacciones comerciales de empresarios uruguayos con Buenos Aires.
Estos anhelos fueron corporizándose en la medida en que Piria avanzaba en sus negocios más allá de la especulación fundiaria y de la atención a los sectores populares. Especialmente a partir de 1890, cuando en medio de la crisis financiera que afectaba a toda la región, adquirió 1.800 hectáreas de tierras bañadas por el Río de la Plata, situadas a 110 kilómetros de Montevideo. Allí comenzó a conformar lo que sería su verdadera Ciudad-Estado: Piriápolis. Esto es, un modelo productivo autónomo, capaz de proyectarse como una alterativa viable al concepto de Estado-nación. Piria creó primero un emprendimiento agronómico, con viñedos y olivares en las tierras llanas, también comenzó a explotar las canteras de los cerros. Y en poco tiempo sus productos ya estaban instalados en el mercado argentino, gracias también a la habilitación del puerto de Piriápolis, cuyos costos estuvieron totalmente a su cargo.
Con sus nuevas ofertas, fue modelándose también el sector y las prácticas que impulsarían las demandas. Piria comenzaría la explotación de la playa tras crear el trazado urbano de su ciudad, siguiendo un modelo afín al de La Plata. Y levantaría los primeros hoteles para albergar al incipiente desarrollo del turismo en la región. Todo ello terminaría completando un cuadro muy diversificado de ofertas productos y servicios impulsados por quien encarnaría aquello que no prosperaría en la región y especialmente en la Argentina: la figura del actor empresarial con cultura de riesgo, la cual sería desplazada por un capitalismo de conveniencias que demonizó al Estado sin por eso dejar de demandar siempre su asistencia.
Desde su Ciudad-Estado, Piria reforzó su voluntad de explotar las “grandes riquezas desconocidas del Uruguay” y colocarlas al servicio del deseo de “triunfar” en el mercado argentino. Piedra, mármol, licor, eran algunos de sus productos ubicados en Buenos Aires, pero a su vez la estadía en las playas de Piriápolis se convirtió en un creciente factor de desarrollo de sus negocios. Y en ese orden, eran los turistas argentinos los que más asiduamente pasarían a concurrir en cada temporada estival.
Sus éxitos empresariales lo impulsaron a redoblar su apuesta. El “triunfo” perseguido en el mercado argentino, lo llevó en los `20 a impulsar otra osada iniciativa. Se trató de su desembarco físico en la costa argentina adquiriendo 5.000 hectáreas de tierras aledañas a La Plata, en Punta Lara, con 5 kilómetros de playa, estaciones ferroviarias y comunicaciones viarias con la primera ruta nacional (camino que unió Buenos Aires con La Plata). Allí tomó posesión de un palacio que pretendió convertir en casino, mientras promovía un proyecto de urbanización de la playa que incluía un hotel y un autódromo.
En esta acción, Piria preveía un complemento de servicios y sectores sociales: si a Piriápolis se dirigían sectores encumbrados de la clase alta porteña que podía pagar costosas estadías, el puerto de La Plata serviría para facilitar el ingreso de sus productos y a Punta Lara podrían dirigirse sectores medios y bajos que realizaban la travesía náutica.
Este libro analiza, en perspectiva histórica, relaciones culturales entabladas entre la Argentina y el Uruguay que resultaron particularmente relevantes dentro de la realidad urbana latinoamericana de fines del siglo XIX y comienzos del XX, al verse atravesadas por las actividades y el pensamiento de Francisco Piria. A partir de esa problemática el núcleo de indagación se expande para abordar el impacto de ideologías urbanas que difuminaron imaginarios de la salud y la enfermedad. Todo ello establece las condiciones de posibilidad sobre las cuales Piria tendió a avanzar proresivamente más allá de Montevideo y de los suburbios hasta considerar el Río de la Plata como unidad territorial de sus emprendimientos.
Sobre ese sustrato cultural, naturaleza y ciudadanía, entablarán una relación por la que van a emerger nuevas representaciones desplegadas sobre el Río y con ella nuevas formas de pensar al “otro” cercano. El árbol y el mar que para Borges eran los “dioses lares” del Uruguay, se contraponían a la gran metrópolis que enfrente podía gestar innumerables emprendimientos. En definitiva, a un lado estaba la naturaleza y al otro la oportunidad.
Las identidades operaron sobre un trasfondo de complementariedad deseada, que en el caso de Piria derivaron en estrategias de integración que tuvieron su colofón en un desembarco en La Plata, plagado de particularidades. En especial por el hecho de que a través de este proyecto la nueva Capital de la Provincia de Buenos Aires, concebida como una metáfora del orden, intentaba en los años `20 ser puesta al servicio de intereses trascendentes a ella misma por el actor social de la modernidad que violenta en el plano urbanístico la noción de orden por principio, como es el especulador de tierras. Así, la relación de Piria -el más importante rematador del Uruguay y creador de su propia ciudad- con La Plata -el más acabado ejemplo de ciudad planificada por un Estado moderno de la región-, opera como disparador de historias que tienen su punto de confluencia en proyectos que se integran a las distintas formas en que fue pensada la integración rioplatense.
Esta vasta problemática que involucra a las permanentes interlocuciones mantenidas entre ambas costas del Río de la Plata, plasmadas en vías de comunicación –reales o imaginarias- y a su vez atravesadas por la irrupción del turismo en la región, se expande a través de ofertas y demandas de servicios que dejaron latente la posibilidad de conformar un espacio económico integrado.
Este libro ilumina aspectos de la cultura científica argentina, a partir de los datos que proporciona la indagación de una experiencia urbana concebida con un sentido ejemplarizador del orden instaurado en el inicio de la "organización nacional". La ciudad ideal imaginada y creada por la "Generación del 80", La Plata, es así mucho más que un contenedor de determinadas instituciones científicas. Es una metáfora del funcionamiento de la sociedad moderna, que parece retroalimentar las expectativas depositadas en su función modélica con cada nueva instancia de la cultura científica inaugurada. Las formas y las ideas, los espacios y el ejercicio del poder simbólico y efectivo, entran en una constante interrelación que es aquí explorada indagando los rasgos heterónomos de la ciencia, aquellos puntos de articulación que el saber mantiene con el poder cuando participa de estrategias dirigidas a reproducir un orden establecido.
Papers
aportar miradas del pasado. Estas pueden iluminar procesos, hitos e
ideas, cuestiones que entrañan aproximaciones a una historia de la otredad o a una historia otra. En definitiva, aportan a una lectura histórica
atenta a la creación de mecanismos para generar y naturalizar formas
de colonización y subalternización, convirtiendo discursivamente a sus
víctimas en victimarios.
José Gabriel y la crítica de la cultura (1915-1932) recoge aspectos de una etapa en la que afianza su perfil polifacético. Allí se inscriben las vertientes del escritor que exploró las desigualdades, el crítico que nunca pasó inadvertido y el periodista cultural de agudas observaciones sobre lo que sucedía y podía suceder. También el pretendido sindicalista del mundo letrado, el férreo opositor al positivismo y a la eugenesia, el propagador del fútbol y el impulsor de radicales cambios en la Universidad. Aunando todas estas facetas sobresale la personalidad disruptiva de quien emprendió una constante interpelación a las distintas formas asumidas por el elitismo intelectual.
La ciudad de La Plata nació en 1882 sobre una gran llanura casi despoblada pero, en poco más de un lustro, sobrepasó los 60.000 habitantes y dispuso de una infraestructura que, en muchos aspectos, superaba a la de Buenos Aires. Este libro aborda ese proceso, colocando el foco sobre el origen del "ejército de obreros" sin el cual el ambicioso plan fundacional -que admitía pocas comparaciones coetáneas a nivel mundial- no hubiera podido llevarse a cabo. Cómo llegaron esos obreros, dónde vivieron, cómo incidieron en las acciones de un Estado liberal que encaraba una planificación hasta entonces desconocida para la realidad argentina. Son interrogantes que ubican a los sectores populares como sujetos centrales de un proceso que es analizado a través del discurso del poder, o bien de un biopoder que prescribía sus funciones y localizaciones en la nueva ciudad.
Se presenta aquí una historia de la eugenesia que se despliega desde su irrupción como pretendida disciplina científica en los umbrales del siglo XX, hasta el hito temporal marcado por el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y la imposibilidad ya de quedar ajenos a las consecuencias más horrendas de su aplicación en el Tercer Reich. Se trata de un período signado por la progresiva "pérdida de la inocencia", en cuanto a las implicancias que iba teniendo la adhesión a la "ciencia del cultivo de la raza", desde cierta policromía ideológica expresada en sus primeros cultores. Esta etapa es analizada desde una particular perspectiva: la que instó a analizar las redes conformadas en torno a la expansión internacional de la eugenesia, con especial detenimiento puesto en las que tuvieron a la Argentina como un eslabón destacado. La obra es el resultado de tareas inscriptas en el desarrollo del Proyecto PICT ANPCyT 1559/2007.
Los conceptos de darwinismo social y de eugenesia condensan metáforas construidas desde sucesivas reapropiaciones e la teoría de Darwin, a partir de las cuales, la "lucha por la vida" o la "lucha por la existencia", la "selección natural" y la "supervivencia del más apto", devinieron en Occidente en verdaderos programas políticos. Esas metáforas pretendieron comprender el funcionamiento de las sociedades humanas a partir del decisivo desarrollo que, desde fines del siglo XIX, experimentó el conocimiento de los elementos constitutivo del organismo viviente.
Este libro se propone, pues, echar luz sobre esa vasta problemática con aportes que abordan el papel jugado por el darwinismo social y la eugenesia en distintos marcos sociopolíticos del mundo latino.
En el tránsito del siglo XIX al XX, la Argentina y el Uruguay afirmaron identidades que posibilitaron proyectar mecanismos relacionales bajo la forma de una complementariedad buscada en la mirada hacia la otra orilla del Río de la Plata.
El Río así, antes que un límite geográfico, fue entendido como espacio de integración cultural, trascendente a las delimitaciones políticas. Esto que decimos se hizo particularmente explícito en el accionar de Francisco Piria, un personaje que alcanzaría una ininterrumpida popularidad en la región durante más de seis décadas, hasta su muerte producida en 1933.
Piria fue el más importante rematador del Uruguay y desde su empresa, “La Industrial”, se constituyó en un hombre público, un verdadero emblema de la era del progreso. Es que su incidencia en el mercado de tierras alcanzó una importancia que excede al Uruguay y el Cono sur, por tener escasos correlatos simultáneos en el mundo occidental. Existía en Piria una incontenible fe en un progreso ilimitado y también la certeza de que sus acciones estarían correspondidas por la concurrencia del mercado argentino como garante del éxito de sus negocios. Allí entonces puede comenzar a desentrañarse el enigma de semejante acción publicitaria que involucró a distintos sectores sociales para luego orientarse crecientemente hacia los argentinos desde 1900.
La actividad de Piria lanzada sobre los sectores populares, posibilitó instalar cierto mito de “benefactor de los pobres” que el propio Piria explotó publicitariamente. De ahí que escribiera una utopía, la primera del Uruguay, con el título de El socialismo triunfante, donde volvió sobre el anhelo de crear un Estado Cisplatino con su capital en Montevideo y el establecimiento de fuertes interacciones comerciales de empresarios uruguayos con Buenos Aires.
Estos anhelos fueron corporizándose en la medida en que Piria avanzaba en sus negocios más allá de la especulación fundiaria y de la atención a los sectores populares. Especialmente a partir de 1890, cuando en medio de la crisis financiera que afectaba a toda la región, adquirió 1.800 hectáreas de tierras bañadas por el Río de la Plata, situadas a 110 kilómetros de Montevideo. Allí comenzó a conformar lo que sería su verdadera Ciudad-Estado: Piriápolis. Esto es, un modelo productivo autónomo, capaz de proyectarse como una alterativa viable al concepto de Estado-nación. Piria creó primero un emprendimiento agronómico, con viñedos y olivares en las tierras llanas, también comenzó a explotar las canteras de los cerros. Y en poco tiempo sus productos ya estaban instalados en el mercado argentino, gracias también a la habilitación del puerto de Piriápolis, cuyos costos estuvieron totalmente a su cargo.
Con sus nuevas ofertas, fue modelándose también el sector y las prácticas que impulsarían las demandas. Piria comenzaría la explotación de la playa tras crear el trazado urbano de su ciudad, siguiendo un modelo afín al de La Plata. Y levantaría los primeros hoteles para albergar al incipiente desarrollo del turismo en la región. Todo ello terminaría completando un cuadro muy diversificado de ofertas productos y servicios impulsados por quien encarnaría aquello que no prosperaría en la región y especialmente en la Argentina: la figura del actor empresarial con cultura de riesgo, la cual sería desplazada por un capitalismo de conveniencias que demonizó al Estado sin por eso dejar de demandar siempre su asistencia.
Desde su Ciudad-Estado, Piria reforzó su voluntad de explotar las “grandes riquezas desconocidas del Uruguay” y colocarlas al servicio del deseo de “triunfar” en el mercado argentino. Piedra, mármol, licor, eran algunos de sus productos ubicados en Buenos Aires, pero a su vez la estadía en las playas de Piriápolis se convirtió en un creciente factor de desarrollo de sus negocios. Y en ese orden, eran los turistas argentinos los que más asiduamente pasarían a concurrir en cada temporada estival.
Sus éxitos empresariales lo impulsaron a redoblar su apuesta. El “triunfo” perseguido en el mercado argentino, lo llevó en los `20 a impulsar otra osada iniciativa. Se trató de su desembarco físico en la costa argentina adquiriendo 5.000 hectáreas de tierras aledañas a La Plata, en Punta Lara, con 5 kilómetros de playa, estaciones ferroviarias y comunicaciones viarias con la primera ruta nacional (camino que unió Buenos Aires con La Plata). Allí tomó posesión de un palacio que pretendió convertir en casino, mientras promovía un proyecto de urbanización de la playa que incluía un hotel y un autódromo.
En esta acción, Piria preveía un complemento de servicios y sectores sociales: si a Piriápolis se dirigían sectores encumbrados de la clase alta porteña que podía pagar costosas estadías, el puerto de La Plata serviría para facilitar el ingreso de sus productos y a Punta Lara podrían dirigirse sectores medios y bajos que realizaban la travesía náutica.
Este libro analiza, en perspectiva histórica, relaciones culturales entabladas entre la Argentina y el Uruguay que resultaron particularmente relevantes dentro de la realidad urbana latinoamericana de fines del siglo XIX y comienzos del XX, al verse atravesadas por las actividades y el pensamiento de Francisco Piria. A partir de esa problemática el núcleo de indagación se expande para abordar el impacto de ideologías urbanas que difuminaron imaginarios de la salud y la enfermedad. Todo ello establece las condiciones de posibilidad sobre las cuales Piria tendió a avanzar proresivamente más allá de Montevideo y de los suburbios hasta considerar el Río de la Plata como unidad territorial de sus emprendimientos.
Sobre ese sustrato cultural, naturaleza y ciudadanía, entablarán una relación por la que van a emerger nuevas representaciones desplegadas sobre el Río y con ella nuevas formas de pensar al “otro” cercano. El árbol y el mar que para Borges eran los “dioses lares” del Uruguay, se contraponían a la gran metrópolis que enfrente podía gestar innumerables emprendimientos. En definitiva, a un lado estaba la naturaleza y al otro la oportunidad.
Las identidades operaron sobre un trasfondo de complementariedad deseada, que en el caso de Piria derivaron en estrategias de integración que tuvieron su colofón en un desembarco en La Plata, plagado de particularidades. En especial por el hecho de que a través de este proyecto la nueva Capital de la Provincia de Buenos Aires, concebida como una metáfora del orden, intentaba en los años `20 ser puesta al servicio de intereses trascendentes a ella misma por el actor social de la modernidad que violenta en el plano urbanístico la noción de orden por principio, como es el especulador de tierras. Así, la relación de Piria -el más importante rematador del Uruguay y creador de su propia ciudad- con La Plata -el más acabado ejemplo de ciudad planificada por un Estado moderno de la región-, opera como disparador de historias que tienen su punto de confluencia en proyectos que se integran a las distintas formas en que fue pensada la integración rioplatense.
Esta vasta problemática que involucra a las permanentes interlocuciones mantenidas entre ambas costas del Río de la Plata, plasmadas en vías de comunicación –reales o imaginarias- y a su vez atravesadas por la irrupción del turismo en la región, se expande a través de ofertas y demandas de servicios que dejaron latente la posibilidad de conformar un espacio económico integrado.
Este libro ilumina aspectos de la cultura científica argentina, a partir de los datos que proporciona la indagación de una experiencia urbana concebida con un sentido ejemplarizador del orden instaurado en el inicio de la "organización nacional". La ciudad ideal imaginada y creada por la "Generación del 80", La Plata, es así mucho más que un contenedor de determinadas instituciones científicas. Es una metáfora del funcionamiento de la sociedad moderna, que parece retroalimentar las expectativas depositadas en su función modélica con cada nueva instancia de la cultura científica inaugurada. Las formas y las ideas, los espacios y el ejercicio del poder simbólico y efectivo, entran en una constante interrelación que es aquí explorada indagando los rasgos heterónomos de la ciencia, aquellos puntos de articulación que el saber mantiene con el poder cuando participa de estrategias dirigidas a reproducir un orden establecido.
aportar miradas del pasado. Estas pueden iluminar procesos, hitos e
ideas, cuestiones que entrañan aproximaciones a una historia de la otredad o a una historia otra. En definitiva, aportan a una lectura histórica
atenta a la creación de mecanismos para generar y naturalizar formas
de colonización y subalternización, convirtiendo discursivamente a sus
víctimas en victimarios.
https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/issue/view/5694
https://sehmepidemiassaludglobal.wordpress.com/2020/11/18/biopoliticas-pandemia-vallejo/?fbclid=IwAR1NI5kwB2wsSNtYb_1WNmBVZLICYLzaOYS5QEK9ZEdIAkD0qpY4EzUiK_A
http://www.nuestrasvoces.com.ar/mi-voz/cuarentena-e-inmunidad/
frontera entre el interior y el exterior a través de un criterio de inmunidad interpuesto entre el cuerpo social sano, idéntico a sí mismo, para evitar que fuera expuesto a una contaminación que lo pusiera en riesgo de ser devastado.
La lepra ponía en riesgo la comunidad y dentro de ella, una deseada homogeneidad colectiva que quedaba connotada desde el poder público con los beneficios productivos que podían esperarse. Ellos fueron asociados, desde comienzos del siglo XX, al potencial atribuido a la población en términos de salud y de “raza”, para constituirse en una gran utopía de las sociedades modernas.
7 de mayo de 2020
ISBN 978-950-786-653-1
http://www.conicet.gov.ar/la-eugenesia-trato-de-ejercer-el-control-estatal-de-la-poblacion
Esta obra de carácter colectivo tiene como propósito aportar nuevas miradas a la historiografía de la salud e interpelar, desde el presente, a las historias y los múltiples obstáculos que ha transitado el desarrollo de la medicina en Iberoamérica durante los dos últimos siglos.
José Gabriel (seudónimo de José Gabriel López Buisán, 1896-1957); intelectual;
literatura; ensayo literario; doctrina política; cultura de izquierda; cultura popular;
libertad; justicia social; independencia cultural; Argentina; siglo XX
Organizan: Marisa Miranda y Gustavo Vallejo (CONICET) y conforman el Comité Científico: María Silvia Di Liscia (UNLPam), Adriana Álvarez (CONICET-UNMDP) y Adrián Carbonetti (CONICET-UNC)
Jueves 13 (Mañana)
9:00 Recepción y Palabras de Bienvenida
9:15
Bloque 1: Hacia una historia urbana cruzada
Coordinador: ÁLVARO GIRÓN
OLIVER HOCHADEL: ¿Cómo escribir la historia urbana de la ciencia?
GUSTAVO VALLEJO: Imágenes de una modernidad periférica: Barcelona en la cultura científica argentina del cambio del siglo XIX al XX
MARÍA JOSÉ BETANCOR: Historias cruzadas de tres ciudades. Víctor Grau-Bassas (1846-1917): un canario catalán en el Museo de La Plata
11:15
Coffee Break
11:45
Bloque 2: Anarquismo y educación racionalista
Coordinador: MARISA ADRIANA MIRANDA
ÁLVARO GIRÓN: De redes informales e historias cruzadas: Londres-París-Barcelona-Buenos Aires, y la gestión libertaria del conocimiento científico (ca.1890-ca.1914)
ADRIÁN ASCOLANI: La Escuela Moderna y las bibliotecas racionalistas.
Desde Barcelona a los puertos y campos de Argentina (1910-1930)
MARGARITA PIERINI: El fusilamiento de Francisco Ferrer: su repercusión en la prensa de Buenos Aires
13:45
Almuerzo libre
Jueves 13 (Tarde)
15:15
Bloque 3: Catalanes en la cultura letrada argentina
Coordinadora: Karina Vasquez
HUGO E. BIAGINI: El catalán Casimiro Prieto Valdés: la red intercontinental del Almanaque Sudamericano en el Buenos Aires del cambio del siglo XIX al XX
SAÚL CASAS: La revista Ressorgiment y la militancia nacionalista catalana en Buenos Aires (1920-1930)
16:35
Coffee Break
17:00 OSVALDO GRACIANO: Un Humanista en la ciudad científica. Las conferencias de Eugenio D’Ors en La Plata. 1921
KARINA VASQUEZ: Ortega y Gasset y Eugenio D´Ors en la Argentina de los años veinte: una “nueva biblioteca” para una “nueva generación”
Viernes 14
9:00
Bloque 4: “Mala vida”, medicalización y orden social
Coordinador: Oliver Hochadel
RICARDO CAMPOS: Ciencia y derecho contra delincuencia. La lucha contra la “mala vida” en Buenos Aires y Barcelona (1900-1950)
MARISA ADRIANA MIRANDA: La prostituta y su prole: el “hijo de puta” en el dispositivo sanitario antivenéreo (Buenos Aires y Barcelona, 1850-1940)
ALFONS ZARZOSO & JOSÉ PARDO-TOMÁS: En la Facultad y en la Feria: circulación y exhibición de modelos de ceras anatómicas en Barcelona, 1888-1936
11:00
Coffee Break
11:30
DIEGO ARMUS: En los comienzos de la medicalización de la ciudad. Buenos Aires 1870-1930.
ANA MARÍA TALAK: Psicotecnia en Buenos y Barcelona (1910-1940): tecnología psi y orden social.
12:50
Balance y lineamientos de actividades futuras
13:30
Almuerzo de camaradería