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Ejemplo Presentación TFG Derecho

This document is the introduction section of a student's undergraduate thesis on the crime of persecutory harassment under Article 172 ter of the Spanish Criminal Code. It discusses how the crime was incorporated into law in 2015 to criminalize behaviors that could not be classified as threats or coercion. It also notes that the crime aims to protect fundamental freedoms and security by punishing insistent behaviors that seriously alter a victim's daily life. The introduction outlines that the thesis will analyze the historical background of the offense, its elements, and doctrinal and jurisprudential perspectives on its interpretation.

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This document is the introduction section of a student's undergraduate thesis on the crime of persecutory harassment under Article 172 ter of the Spanish Criminal Code. It discusses how the crime was incorporated into law in 2015 to criminalize behaviors that could not be classified as threats or coercion. It also notes that the crime aims to protect fundamental freedoms and security by punishing insistent behaviors that seriously alter a victim's daily life. The introduction outlines that the thesis will analyze the historical background of the offense, its elements, and doctrinal and jurisprudential perspectives on its interpretation.

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TRABAJO FIN DE GRADO

Grado en Derecho
Facultad de Derecho
Universidad de La Laguna
Curso 2022/2023
Convocatoria: marzo

EL DELITO DE ACOSO PERSECUTORIO DEL ART. 172 TER DEL


CÓDIGO PENAL
THE CRIME OF PERSECUTORY HARASSMENT IN ART. 172 TER OF THE
CRIMINAL CODE

Realizado por la alumna Dña. Nayara van der Krabben Igañez

DNI: 43492799Y

Tutorizado por el Profesor D. Fernando Guanarteme Sánchez Lázaro

Departamento: Disciplinas Jurídicas Básicas

Área de conocimiento: Derecho penal

Cmno de La Hornera, s/n. C. 38071. La Laguna. Tenerife. E-mail: facder@ull.edu.es Tlf. 922317291. Fax. 922317427 - www.ull.es

1
ABSTRACT

Through LO 1/2015, of March 30, which modifies the Penal Code, the
crime of harassment or stalking is incorporated into art. 172 ter of our
punitive text with the purpose of typifying those criminal behaviors that
cannot be included in the criminal types of threats or coercion.

In this sense, in order to be able to convict for a crime of harassment, it is


necessary for the active subject to comment on some of the typical
behaviors provided for in section 1º of the precept, and in addition, it is
necessary that a series of requirements be met, that is, that the harassing
acts are carried out insistently and repeatedly, without being legitimately
authorized and that seriously alter the development of the daily life of the
victim, directly causing a serious impairment in some of the aspects that
make up the freedom to act of the passive subject.

For this reason, making an initial approach to the historical-legislative


background of this new criminal offense, as well as analyzing its typical
structure, addressing the different doctrinal and jurisprudential criteria,
will be the main purpose of this work.

Key Words: persecutory harassment, stalking, harassment, insistent and


repeated, seriously alter the development of daily life.

RESUMEN

Mediante la LO 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica el Código


Penal, se incorpora el delito de acoso o stalking en el art. 172 ter de nuestro
texto punitivo con el propósito de tipificar aquellas conductas delictivas que
no pueden encuadrarse en los tipos penales de amenazas o coacciones.

En este sentido, para poder condenar por un delito de acoso es necesario


que el sujeto activo comenta alguna de las conductas típicas previstas en el
apartado 1º del precepto, y además, es necesario que se cumplan una serie
de exigencias, es decir, que los actos acosadores se lleven a cabo de forma
insistente y reiterada, sin estar legítimamente autorizado y que alteren
gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de la víctima, provocando
directamente un grave menoscabo en alguno de los aspectos que integran la
libertad de obrar del sujeto pasivo.

Por esta razón, realizar un planteamiento inicial de los antecedentes


históricos-legislativos de este nuevo tipo penal, así como analizar su

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estructura típica, abordando los distintos criterios doctrinales y
jurisprudenciales, será el objeto principal de este trabajo.

Palabras clave: acoso persecutorio, acecho, hostigamiento, insistentes y


reiteradas, alterar gravemente el desarrollo de la vida cotidiana.

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3
ÍNDICE

1. Introducción.................................................................................................................5

2. Antecedentes históricos-legislativos del delito y consideraciones de derecho


comparado........................................................................................................................7

3. Estructura típica........................................................................................................13

3.1. Bien jurídico protegido.................................................................................13

3.2. Acoso personal.............................................................................................16

3.2.1. Tipo básico.....................................................................................16

3.2.1.1. Tipo objetivo...................................................................16

A. Elementos comunes.............................................19

B. Modalidades de ejecución...................................27

3.2.1.2. Tipo subjetivo.................................................................32

3.2.2. Tipos agravados.............................................................................33

3.3. Acoso mediante el uso indebido de la imagen de otro.................................38

3.4. Cláusula concursal........................................................................................40

3.5. Condición de procedibilidad.........................................................................42

4. Conclusiones...............................................................................................................43

5. Bibliografía.................................................................................................................47

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1. Introducción.

El delito de acoso persecutorio o stalking está previsto en nuestro Código Penal


tras la reforma realizada por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se
modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre. Concretamente, este novedoso
tipo penal se contempla en el art. 172 ter, enmarcado en el Capítulo III “De las
coacciones”, del Título VI “Delitos contra la libertad”, del Libro II del Código Penal.

En este sentido, debemos señalar que la incorporación de este nuevo precepto,


trata de dar una respuesta a los problemas prácticos, que en muchas ocasiones, surgen a
la hora de encuadrar algunas conductas de indudable gravedad en los tipos penales de
amenazas o coacciones1, pues así lo ha expresado la propia LO 1/2015, de 30 de marzo,
en su exposición de motivos: "También dentro de los delitos contra la libertad, se
introduce un nuevo tipo penal de acoso que está destinado a ofrecer respuesta a
conductas de indudable gravedad que, en muchas ocasiones, no podían ser calificadas
como coacciones o amenazas. Se trata de todos aquellos supuestos en los que, sin
llegar a producirse necesariamente el anuncio explícito o no de la intención de causar
algún mal (amenazas) o el empleo directo de violencia para coartar la libertad de la
víctima (coacciones), se producen conductas reiteradas por medio de las cuales se
menoscaba gravemente la libertad y sentimiento de seguridad de la víctima, a la que se
somete a persecuciones o vigilancias constantes, llamadas reiteradas, u otros actos
continuos de hostigamiento.”2.

Por tanto, el propio legislador ya pone de manifiesto los graves daños que
generan este tipo de conductas, las cuales deben ser penalizadas, pues no solo afectan al
derecho fundamental a la libertad, sino que también, suponen un menoscabo del
sentimiento de seguridad de la persona que se ve sometida de forma insistente a una
persecución física o tecnológica, como es el acoso. En consecuencia, el legislador ha
optado por emplear dos formas distintas a la hora de regular este delito, con la intención
de ajustarse a las preferencias legislativas instauradas en el derecho comparado, que

1
ROMEO CASABONA, C. Mª., SOLA RECHE, E., BOLDOVA PASAMAR, M. A. (Coords.): Derecho
penal. Parte especial, 2ª ed., Ed. Comares, Granada, 2022, pág. 165.
2
Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal. BOE nº77, de 31 de marzo de 2015.
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aunque lo trataremos en su momento adecuado, en el epigrafe del bien jurídico
protegido, son: (i) por un lado, las que resaltan el bien jurídico de la seguridad,
reclamando en el comportamiento una aptitud para causar miedo; (ii) y, por otro lado,
como es nuestro caso, las que se acentúan en la afectación del derecho a la libertad que
queda limitada por esa conducta acosadora que puede influir en el desarrollo de la vida
cotidiana de una persona3.

El siguiente epígrafe lo dedicaremos a desarrollar todo lo relativo a su tipicidad,


y para ello analizaremos el apartado 1º del art. 172 ter del Código Penal, el cual en su
redacción original, que es la que ha quedado definitivamente fijada en la actualidad,
enumera las conductas que configuran las distintas modalidades de perpetración del
delito de acoso: “Será castigado con la pena de prisión de tres meses a dos años o
multa de seis a veinticuatro meses el que acose a una persona llevando a cabo de forma
insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado, alguna de las conductas
siguientes y, de esta forma, altere el normal desarrollo de su vida cotidiana: 1.ª La
vigile, la persiga o busque su cercanía física. 2.ª Establezca o intente establecer
contacto con ella a través de cualquier medio de comunicación, o por medio de terceras
personas. 3.ª Mediante el uso indebido de sus datos personales, adquiera productos o
mercancías, o contrate servicios, o haga que terceras personas se pongan en contacto
con ella. 4.ª Atente contra su libertad o contra su patrimonio, o contra la libertad o
patrimonio de otra persona próxima a ella.”. En consecuencia, en este primer apartado
se enumeran las conductas que configuran el delito de acoso, así como también se
precisan las exigencias que deben cumplirse para que dichas conductas sean
constitutivas de delito, pues además, a tenor literal del mismo, estas se deben llevar a
cabo “de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado” de manera
que se “altere gravemente el desarrollo de la vida cotidiana” de la víctima4.

A partir de esta definición legal, podemos atender que el legislador ha


configurado ​el delito de acoso persecutorio como un delito mixto alternativo. Esto es
así, porque la conducta llevada a cabo por el agresor solo será constitutiva de delito,

3
STS (Sala de lo Penal), de 8 de mayo de 2017, fundamento de derecho tercero, (rec. núm.324/2017).
4
TAPIA BALLESTEROS, P.: El nuevo delito de acoso o stalking, Ed. Wolters Kluwer, Barcelona, 2016,
pág. 124.
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6
cuando se trate de alguna de las conductas señaladas en el precepto, y además, se
cumplan también las exigencias comunes previstas en el mismo, pudiendo el sujeto
activo realizar varias, sin que ello suponga la realización de varios delitos de acoso5.

A continuación, dentro de este mismo punto, también analizaremos tanto el


apartado 2º del art. 172 ter del Código Penal, donde se prevé una modalidad agravada
del delito de acoso para “cuando el ofendido fuere alguna de las personas a las que se
refiere el apartado 2 del artículo 173”; como el apartado 5º del mismo, que se añade
mediante la LO 10/2022, de 6 de septiembre, de Garantía Integral de la Libertad Sexual
a través del cual se introduce una nueva modalidad del delito de acoso que castiga “a
quien, sin consentimiento de su titular, utilice la imagen de una persona para realizar
anuncios o abrir perfiles falsos en redes sociales, páginas de contacto o cualquier
medio de difusión pública”.

Finalmente, una vez analizada la tipicidad, los dos últimos apartados los
dedicaremos, uno al estudio de la cláusula concursal prevista en el art 172 ter 3º del
Código Penal que señala lo siguiente: “Las penas previstas en este artículo se
impondrán sin perjuicio de las que pudieran corresponder a los delitos en que se
hubieran concretado los actos de acoso.”; y otro a la condición de procedibilidad, pues
este delito se configura como un delito perseguible a instancia de parte, siendo necesario
que la persona agraviada o su representante legal interponga una denuncia como se
establece en el art. 172 ter 4º del Código Penal: “Los hechos descritos en este artículo
sólo serán perseguibles mediante denuncia de la persona agraviada o de su
representante legal”.

2. Antecedentes históricos-legislativos del delito y consideraciones de derecho


comparado.

El delito de acoso persecutorio, también conocido como stalking, utilizando la


terminología anglosajona, se tipifica por primera vez en nuestro Código Penal tras la
reforma penal llevada a cabo por la Ley Órganica 1/2015, de 30 de marzo, por un lado,
como consecuencia de la necesidad de adecuar nuestro texto punitivo a los

5
Ibidem.
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7
compromisos internacionales, dando así cumplimiento al Convenio del Consejo de
Europa para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres y la violencia
doméstica, firmado en Estambul el 11 de mayo de 2011, que en su art. 34 dispone que:
“Las Partes adoptarán las medidas legislativas o de otro tipo necesarias para tipificar
como delito el hecho, cuando se cometa intencionadamente, de adoptar, en varias
ocasiones, un comportamiento amenazador contra otra persona que lleve a esta a temer
por su seguridad.”6, es decir, interpone la obligación a los Estados parte, entre ellos
España, a incriminar el delito de acoso persecutorio o stalking; y por otro lado,
especialmente como consecuencia de la necesidad de dar una respuesta penal a dichas
conductas que cada vez son más frecuentes en nuestro ambiente social7.

En cuanto a la evolución histórica de su regulación, en primer lugar, debemos


mencionar que la STS 324/2017, de 17 de mayo, fundamento de derecho tercero, ha
expresado lo siguiente: “Con la introducción del art. 172 ter CP nuestro ordenamiento
penal se incorpora al creciente listado de países que cuentan con un delito con esa
morfología. La primera ley antistalking se aprobó en California en 1990. La iniciativa
se fue extendiendo por los demás estados confederados hasta 1996 año en que ya
existía legislación específica no solo en todos ellos, sino también un delito federal.
Canadá, Australia, Reino Unido, Nueva Zelanda siguieron esa estela a la que se fueron
sumando países de tradición jurídica continental: Alemania (Nachstellung), Austria
(behrrliche Verfolgung), Países Bajos, Dinamarca, Bélgica o Italia (atti persecutori).”8.

En este sentido, el nacimiento de esta nueva figura delictiva tiene lugar en


EEUU, donde se publica la primera ley antistalking en California en el año 1990,
incorporandose al California Penal Code el apartado 646.9, donde se describe como
delito el comportamiento de “Cualquier persona que acose intencionada, maliciosa y
repetidamente siga o acose intencionada y maliciosamente a otra persona y que haga
una amenaza creíble con la intención de hacer que esa persona tenga un temor
razonable por su seguridad o la seguridad de su familia”9, a raíz de muchos

6
Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la
violencia doméstica. Disponible en: https://rm.coe.int/1680462543.
7
STS (Sala de lo Penal), de 12 de julio de 2017, fundamento de derecho cuatro, (rec. núm.554/2017).
8
STS (Sala de lo Penal), de 8 de mayo de 2017, fundamento de derecho tercero, (rec. núm.324/2017).
9
Disponible en:
https://leginfo.legislature.ca.gov/faces/codes_displaySection.xhtml?sectionNum=646.9&lawCode=
PEN
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8
acontecimientos, entre ellos, el asesinato de la actriz Rebecca Scheaffer el 18 de julio de
1989 a manos de un fan que llevaba tiempo acosandola10.

Esta iniciativa legislativa se extendió, posteriormente, a otros Estados federales


como Carolina del Sur, Nuevo Hampshire, y Minnesota, pertenecientes todos ellos al
sistema del common law. En consecuencia, en el año 1996 se produce un salto muy
impotarte, pues este comportamiento conocido como stalking, no solo pasa a tener una
regulación especifica en cada uno de los estados, sino que además, se tipifica como
delito federal mediante la Interstate Stalking Punishment and Prevention Act, que
efectua una modificación en el Capítulo 110A (Domestic violence and stalking) del US
Code, condenando en su & 2261A “a toda persona que con la intención de matar, herir,
acosar, intimidar, o poner bajo vigilancia, cometa una conducta que pueda llevar a la
víctima a temer por su propia vida o integridad física, o de un familiar”11.

No obstante, no sería hasta 1997, con la aprobación por el Parlamento del Reino
Unido de la Protection from Harassment Act, cuando se produciría el ingreso de este
nuevo delito en Europa, y por tanto, en alguno de los Códigos penales europeos
integrantes del modelo continental, al que pertenece nuestro ordenamiento jurídico.
Debemos recalcar que, esta nueva ley contempla la creación de dos tipos penales
distintos: por un lado, tipifica el delito de acoso y por otro lado el delito de crear un
ambiente de terror.

A partir de aquí, el delito de acoso o stalking comenzó a penalizarse en los


textos legislativos de otros Estados europeos como en Alemania donde en 2007 se
comenzó a castigar como responsable de un delito de Nachstellung (& 238 StGB)12 “a
quien persiga a otra persona sin autorización de tal manera que pueda perjudicar
gravemente su vida: (i) buscando su proximidad física, (ii) intentando establecer
contacto con esta persona media telecomunicaciones o otros medios de comunicación o
a través de terceros, (iii) mediante el uso de datos personales de la víctima realice

10
Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Rebecca_Schaeffer
11
Disponible en:
https://uscode.house.gov/view.xhtml?req=2261A&f=treesort&fq=true&num=5&hl=true&edition=
prelim&granuleId=USC-prelim-title18-section2261A
12
SALAT PAISAL, M.: “Sanciones aplicables a manifestaciones contemporáneas de violencia de género
de escasa gravedad: el caso de stalking”, Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 1, 2018, pág.
8.
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pedidos de bienes o servicios para ellos, o induzca a terceras personas a contactarla,
(iv) amenace a esta persona con dañarle la vida, la integridad física, la salud, o la
libertad de la misma o de sus familiares, previéndose una pena superior cuando se
ocasione la muerte de la víctima o le pusiere en una situación de grave peligro”13,
teniendo en cuenta que el precepto fue modificado posteriormente con la reforma
llevada a cabo por la Ley del 1 de marzo de 2017, dejando de ser un delito de resultado
y pasando a ser un delito de idoneidad, atendiendo a la redacción literal del mismo14/ 15.

Poco después, en el año 2009 se aprobó en Italia Ley 28/2009, la legislación atti
perscutori, que concluyó en el actual art. 612 bis del Código Penal italiano que castiga a
la persona que, “con una conducta reiterada, amenace o acose a alguien de forma que
provoque un estado de ansiedad persistente y grave, o le genere una situación de miedo
o de temor fundado por su seguridad o la de un familiar cercano o cualquier otra
persona vinculada por una relación afectiva.”16/ 17.

En Austria, el delito de acoso persistente se contempló también en el & 107


öStrGB, dirigido a penalizar aquellas conductas repetitivas que lleve a cabo el acosador
contra su víctima a lo largo de un extenso periodo de tiempo, siempre y cuando sean
idóneas para alterar de manera intolerable sus condiciones habituales de vida18.

De otro lado, podemos señalar que en Portugal, a partir del año 2015, la
criminalización de este tipo de conductas queda recopilada en el art. 154A de su Código
Penal bajo la siguiente regulación: “Quien de modo reiterado, persiga o acose a otra
persona por cualquier medio, directa o indirectamente, de forma adecuada para
provocarle miedo o intranquilidad o para perjudicar su libre determinación, será
castigado...”19.

13
Disponible en: https://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/legislacion/l_20190508_01.pdf
14
ZARAGOZA TEJADA, J. I.: “Nuevos fenómenos criminales: la puesta a disposición, a través de las redes,
de material apto para incitar al suicidio y a la autolesión a menores de edad e incapaces, y el delito de
stalking”, Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 8, 2021, pág. 8.
15
ROIG TORRES, M.: “Regulación del stalking en Alemania: la reciente reforma del delito de
persecución (nachstellung) del § 238 STGB”, Revista General de Derecho Penal, núm. 29, 2018.
16
Disponible en: https://www.altalex.com/documents/news/2014/10/28/dei-delitti-contro-la-persona
17
VILLACAMPA ESTIARTE, C.: “La introducción del atti persecutori en el Código penal italiano”,
Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 3, 2009, pág. 4.
18
CARMONA SALGADO, C.: Perspectiva multidisciplinar de las diversas modalidades de acoso
(Aspectos criminológicos, políticos criminales, sustantivos y procesales), Ed. Dykinson, Madrid, 2017,
pág. 148.
19
Disponible en: https://dre.pt/dre/legislacao-consolidada/decreto-lei/1995-34437675-70033890
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10
Por último, es conveniente hacer referencia al texto del Anteproyecto de
Reforma del Código Penal de 11 de octubre de 2012, donde se propone por primera vez
este delito de acoso persecutorio o stalking, el cual ha sido objeto de muchas
valoraciones, especialmente por el Consejo General del Poder Judicial y de la Fiscalía
General del Estado, así como también ha sido sometido a numerosas críticas por parte
de la doctrina especializada, y que fue redactado de la siguiente forma:

"1. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a dos años o multa de
seis a veinticuatro meses el que, sin estar legítimamente autorizado, acose a una
persona llevando a cabo de forma insistente y reiterada alguna de las conductas
siguientes y, de este modo, altere gravemente el desarrollo de su vida cotidiana:

1° La aceche o busque su cercanía física.

2° Establezca o intente establecer contacto con ella a través de cualquier medio


de comunicación, o por medio de terceras personas.

3° Mediante el uso indebido de sus datos personales, adquiera productos o


mercancías, o contrate servicios, o haga que terceras personas se pongan en
contacto con ella.

4° Atente contra su libertad o contra su patrimonio, o contra la libertad o


patrimonio de otra persona próxima a ella.

5° Realice cualquier otra conducta análoga a las anteriores.

2. Cuando el ofendido fuere alguna de las personas a las que se refiere el


artículo 173.2, la pena se impondrá en su mitad superior.

3. Las penas previstas en este artículo se impondrán sin perjuicio de las que
pudieran corresponder a los delitos en que se hubieran concretado los actos de acoso.

4. Los hechos descritos en este artículo sólo serán perseguibles mediante


denuncia de la persona agraviada o de su representante legal."20.

20
Informe al Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal, de 16 de enero de 2013.
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11
Dicho esto, debemos apuntar que la doctrina, en primer lugar, ha manifestado
que este Anteproyecto se ha elaborado sin contar previamente con una base empírica
que nos permitiera conocer las necesidades reales de la protección penal21, de manera
que no encontraríamos ante la exposición de un proceder delictivo basado en simples
presentimientos o impresiones de que aquello que está sucediendo se trata de una
situación susceptible de ser calificada como una conducta de acoso de acecho o
persecutorio.

En segundo lugar, cabe resaltar las numerosas opiniones a las que ha sido
sometida la cláusula análogica que se prevé expresamente en el apartado 5º del
precepto, la cual no delimita la acción típica, configurándose así un tipo penal abierto.
Por un lado, el Informe del Consejo Fiscal y la doctrina mayoritaria reprochan tal
previsión haciendo alusión a la necesidad de retirar la misma. Mientras que por otro
lado, el Informe del Consejo General del Poder Judicial defiende la idoneidad de la
misma, considerándola conveniente para abarcar “la pluralidad de comportamientos
que pueden integrar el acoso”22. No obstante, como consecuencia de las numerosas
críticas, esta cláusula acabó desapareciendo de la actual redacción del precepto tras la
reforma penal de 2015.

Además, debemos señalar que tanto el Consejo General del Poder Judicial como
el Consejo Fiscal y la doctrina mayoritaria, coinciden en alegar que el legislador, a la
hora de contemplar las posibles conductas acosadoras, se ha olvidado de aquellas que
atentan contra la vida o contra la salud, pues se ha limitado a prever en el apartado 4º
del artículo, aquellas que atentan “contra la libertad o el patrimonio” de la víctima o de
otra persona próxima a ella.

En lo que a los actos que integran la acción acusadora se refiere, debemos


señalar que también han sido objeto de crítica las exigencias de que esos actos deben
llevarse a cabo “de forma insistente y reiterada” y “sin estar legítimamente
autorizada”, y además, que deben alterar “gravemente el desarrollo de su vida

21
VILLACAMPA ESTIARTE, C., PUJOLS PÉREZ, A.: “El tratamiento jurídico del stalking desde el
prisma de las víctimas y los profesionales: resultados de un análisis cualitativo”, Estudios Penales y
Criminológicos, vol. XXXIX, 2019, pág. 3.
22
Informe al Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal, de 16 de enero de 2013, pág 168.
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12
cotidiana”. No obstante, los problemas que plantean estos requisitos serán objeto de
estudio más adelante.

Este Anteproyecto también prevé una modalidad agravada de acoso para


aquellos supuestos en los que la víctima fuera alguna de las personas contempladas en
el art. 173.2 del Código Penal. En esta ocasión, tanto el Consejo General del Poder
Judicial como el Consejo Fiscal, realizaron diversas propuestas de mejora que luego
pasaron a formar parte de la redacción definitiva del mismo.

Por último, solo indicar que ni el Consejo General del Poder Judicial ni el
Consejo Fiscal presentaron objeciones respecto de la perseguibilidad a instancia de
parte, configurándose así el delito de acoso persecutorio o stalking como un delito de
perseguible a instancia de parte, siendo necesaria la previa interposición de una
denuncia por la persona agraviada o por su representante legal.

Consecuentemente, conservando la propuesta de incluir el nuevo delito de acoso


en el Código penal, se presenta el Proyecto de Reforma de 4 de octubre de 2013, el cual
se redacta casi en idénticos términos que en el Anteproyecto. Entre ambos, la única
diferencia en relación con los actos constitutivos de acoso radica en que se produce una
modificación del término “aceche”, que se sustituye por “la vigile, la persiga”. Por
otro lado, se añade el párrafo 2º en el apartado 1º conforme al cual “Si se trata de una
persona especialmente vulnerable por razón de edad, enfermedad o situación, se
impondrá la pena de prisión de seis meses a dos años” y finalmente, se añade también
la libertad vigilada como novedad sancionadora del delito de acoso, que sin embargo, se
acabó suprimiendo23/24.

3. Estructura típica.

3.1. Bien jurídico protegido.

Antes de comenzar con el análisis del bien jurídico protegido por el delito de
acoso persecutorio, conviene señalar que la ubicación sistemática de un precepto legal,
en principio nos facilita identificar cual es el bien jurídico protegido por el mismo. Sin

23
CARMONA SALGADO, C.: op. cit., nota 18, págs. 137-157.
24
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, págs. 126-133.
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embargo, esto no siempre es así, pues las precipitaciones a la hora de elaborar el Código
Penal de 1995, así como algunas de las reformas penales, nos sugieren que no siempre
existe una correlación entre el bien jurídico protegido por el delito y el nombre del
Título en el que se incluye. Tal es el caso del delito de acoso, que pese a estar previsto
en el art. 172 ter, dentro del Capítulo III “De las coacciones”, del Título VI “Delitos
contra la libertad”, del Libro II del Código Penal, exige llevar a cabo un análisis mucho
más profundo acerca del bien jurídico que protege, pues este ha sido objeto de muchas
valoraciones dando lugar a múltiples controversias.

Sin embargo, en relación con el bien jurídico protegido, en lo que sí está de


acuerdo la doctrina, es que el referido art. 172 ter del Código Penal no comprende una
modalidad de delito de coacción, sino que se acerca más a una figura delictiva mixta
entre las amenazas y las coacciones, por lo que sería más adecuada una regulación
independiente, concretada en la creación de un capítulo específico para el mismo25.

Cabe destacar, que la propia Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, enuncia en


su Exposición de Motivos que con el delito de acoso “se producen conductas reiteradas
por medio de las cuales se menoscaba gravemente la libertad y sentimiento de
seguridad de la víctima”26. En el mismo sentido se ha pronunciado el Consejo General
del Poder Judicial, pues en su informe ha expresado que el delito de acoso penaliza las
“conductas acosadoras, caracterizadas por la intromisión en la vida de otro, que
atentan contra la libertad de la persona, afectando gravemente a su desarrollo”27.

Dicho esto, podemos señalar que el bien jurídico que persigue proteger el delito
de acoso persecutorio, es la libertad de las personas, entendida como el derecho que
tienen a desarrollar su vida cotidiana con normalidad, sin restricciones de libertad de
ningún tipo, que tengan su causa en alguna conducta de acecho u hostigamiento
realizadas por un tercero no legitimado para ello, como por ejemplo, ser vigilada de
cerca durante un largo período de tiempo y que como consecuencia de esa conducta, se
decida cambiar alguna actividad que se realizaba de manera frecuente para evitar esa
vigilancia, pudiendo incluso esa limitación de libertad afectar a su personalidad. En
25
Idem, págs. 134 y 135.
26
Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal. BOE nº77, de 31 de marzo de 2015.
27
Consejo General del Poder Judicial, Informe al Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, 16 de enero de 2013, pág. 167.
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consecuencia, podemos calificar el delito de acoso o stalking como un delito contra la
libertad de obrar, entendida como la capacidad de decidir libremente.

Asimismo, la protección de la libertad debe estar íntimamente ligada con el


sentimiento de seguridad y tranquilidad que asiste a toda persona28. En este sentido,
haciendo alusión al ejemplo que acabamos de poner, cuando el sujeto pasivo decide
cambiar una actividad para evitar la situación de vigilancia, es decir, cuando se produce
un cambio en su rutina de vida, inevitablemente se ha visto sometido a una alteración
psíquica, pues la conducta acosadora le ha generado un sentimiento de inseguridad, así
lo ha declarado la STS 717/2020, de 22 de diciembre, fundamento de derecho primero29.

De hecho, GÓMEZ RIVERO considera que, a pesar de que la conducta


acosadora afecta indudablemente a la libertad, determinar el bien jurídico protegido no
siempre es una tarea fácil. Pues como hemos apuntado en el ejemplo, es habitual que los
sujetos pasivos que sufren el acoso, modifiquen sus hábitos como respuesta para evitar
ese tipo de situaciones, como consecuencia de la inseguridad que les generan. En este
sentido, la autora ha estimado que para determinar el bien jurídico protegido se debe
saber diferenciar entre esas afectaciones a la libertad y las meras molestias pero sin
entidad suficiente. De manera que, según GÓMEZ RIVERO, en base al principio de
intervención mínima, sólo son merecedoras de una respuesta penal, aquellas actuaciones
que verdaderamente suponen una afectación a la libertad y que por tanto, alteran la vida
cotidiana de la víctima lo suficiente como para justificar el reproche penal30.

En esta misma línea, se ha pronunciado la SAP de Madrid 193/2022, de 30 de


marzo, fundamento de derecho segundo; que absuelva al acusado de un delito de acoso,
al considerar que de los hechos probados se deduce que en un periodo de tiempo
comprendido entre octubre de 2018 y enero de 2019, es decir, durante cuatro meses, el
sujeto activo ha procedido a mandar flores, cartas de amor y a seguir hasta su puesto de
trabajo y a un concierto a su ex pareja, y que eso no lo ha hecho con el ánimo de

28
MUÑOZ CUESTA, J.: “Acoso personal: perspectiva de género. La alteración de la vida cotidiana debe
contenerse en los hechos probados de la sentencia condenatoria.”, Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 2,
2022, pág. 2.
29
STS (Sala de lo Penal), de 22 de diciembre de 2020, fundamento de derecho primero, (rec. núm.
717/2020).
30
GÓMEZ RIVERO, M. C.: “El derecho penal ante las conductas de acoso persecutorio”, en AA.VV.
(MARTÍNEZ GONZÁLEZ, M. I., Dir.): El acoso: tratamiento penal y procesal, Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2011, pág. 30.
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controlar y limitar su paz y sosiego. Por tanto, declara la falta en la descripción de los
actos que sirven de soporte a la condena, una descripción o mención a que tales actos
hayan causado una grave alteración de la vida cotidiana de la víctima, siendo este
aspecto un elemento esencial del tipo31.

Por tanto podemos concluir este apartado, apuntando que el bien jurídico
protegido por esta figura delictiva es la libertad de obrar entendida como la capacidad
de decidir libremente, así como la seguridad de la víctima, no pudiendo castigarse las
meras molestias aunque generen inquietud e inseguridad en la persona que las sufre. En
palabras de la STS 554/2017, de 12 de julio, fundamento de derecho cuarto, con este
tipo “se enfatiza la afectación a la libertad que queda maltratada por esa obsesiva
actividad intrusiva que pueda llegar a condicionar costumbres o hábitos, como única
forma de sacudirse la sensación de atosigamiento”32. No obstante, a pesar de que el
bien jurídico protegido por el delito de acoso sea la libertad, también pueden verse
limitados otros bienes jurídicos como el honor, la integridad moral o la intimidad, en
base a las actuaciones en que consista la conducta acosadora33.

3.2. Acoso personal.

3.2.1. Tipo básico.

3.2.1.1. Tipo objetivo.

El acoso se trata de un delito tipificado en el art. 172 ter del Código penal. Sin
embargo, antes de comenzar con el análisis de este concepto desde una perspectiva
legal, es interesante hacer referencia a la definición que nos ofrece la Real Academia
Española sobre el acoso, pues la misma nos indica que, “acosar” consiste en
“perseguir, sin darle tregua ni reposo, a un animal o a una persona...” y continúa
enunciando “...Apremiar de forma insistente a alguien con molestias o
requerimientos.”34. Por tanto, el acoso es aquella conducta que consiste en perseguir a

31
SAP de Madrid, de 30 de marzo de 2022, fundamento de derecho segundo, (rec. núm 193/2022).
32
SILVA SÁNCHEZ, J. M. (Dir.), RAGUÉS Y VALLÉS, R. (Coord.): Lecciones de Derecho penal. Parte
especial, 7ª ed., Ed. Atelier, Madrid, 2021, pág. 115.
33
CÁMARA ARROYO, S.: “La primera condena en España por acecho o stalking”, Cuadernos de
criminología y ciencias forenses, ISSN 1888-0665, núm. 35, 2016, pág. 40.
34
Disponible en https://dle.rae.es/acosar.
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una persona, sin descanso, para atraparla; o también, es la acción de insistir en algo o de
persistir, que resulta molesta o dañina para otra persona.

Por otro lado, el término stalking es un anglicismo que procede del verbo to
stalk, que significa seguir sigilosamente o acechar. Por tanto, el stalking es la situación
que tiene lugar cuando una persona de manera intencionada persigue de forma obsesiva
a otra y la convierte en su objetivo35, es decir, es la expresión que se utiliza para
referirse al “trastorno que tiene una persona que lo lleva a espiar a su víctima”.

En este sentido, podemos observar que son múltiples las definiciones que tiene
el acoso persecutorio, y así lo ha indicado VILLACAMPA, quien nos presenta las tres
conceptualizaciones más consideradas por la doctrina internacional. En primer lugar,
MELOY Y GOTHARD definen el acoso como un “patrón de amenaza o acoso
anormal de larga duración dirigida específicamente a un individuo”, por su parte
PATHÉ Y MULLEN hablan del acoso como una “una constelación de
comportamientos que un individuo inflige a otro repetidas y no deseadas intrusiones o
comunicaciones”, mientras que WESTRUP propone una definición con tres
perspectivas diferentes, pues se trata de “un comportamiento o una constelación de
ellos que, a) se dirigen repetitivamente contra un individuo concreto (el objetivo), b)
son experimentados por este como intrusivos y no deseados, c) se considera que pueden
causar miedo o preocupación a la víctima.”36. En consecuencia, la doctrina describe el
acoso como un conjunto de actos de carácter intimidatorio, insistentes y reiterados, y no
consentidas o rechazadas por la víctima.

Ahora bien, atendiendo ya al criterio legislativo, a la hora de describir la


infracción acosadora, nuestro legislador ha optado por emplear una técnica compleja
consistente en crear una modalidad delictiva básica o genérica, conforme al cual, el
delito de acoso persecutorio o stalking previsto en el apartado 1º del art. 172 ter del
Código Penal, se conforma en: “acosar a una persona, de forma insistente y reiterada,
sin estar legítimamente autorizado, a través de alguna de las múltiples y variadas

35
LAMARCA PÉREZ, C. (Coord.): DELITOS. La parte especial del Derecho Penal., 6ª ed., Ed.
Dykinson, Madrid, 2021, pág. 152.
36
VILLACAMPA ESTIARTE, C.: “La respuesta jurídico-penal frente al stalking en España: presente y
futuro”, ReCrim, ISSN 1989-6352, 2010, pág. 38 y ss.
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conductas que, a la par, describe en sus siguientes sub-apartados, siempre y cuando la
comisión de cualquiera de ellas altere gravemente la vida cotidiana de la víctima”37.
Por tanto, en el apartado 1º del artículo se enumeran una serie de conductas,
concretamente cuatro, que si cumplen con los requisitos previstos en el mismo,
lesionando el bien jurídico de la libertad, serían constitutivas de delito, y por tanto,
serían merecedoras de una respuesta penal.

En este orden de cosas, las exigencias previstas en el precepto, que en resumen


son, de un lado, el requisito cronológico que hace referencia a la perdurabilidad de las
conductas acosadoras, y de otro lado, que precisamente por esa continuidad y
reiteración, sean aptas para alterar gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de la
persona ofendida, permiten configurar el delito de acoso persecutorio como un delito de
resultado, y no en un delito de mero peligro38. En el mismo sentido se ha pronunciado la
STS 554/2017, de 12 de julio, fundamento de derecho cuarto, que afirma que el delito
de acoso se configura como un delito de resultado, en tanto en cuanto es necesario que
las conductas típicas generen de primera mano un grave menoscabo en alguno de los
aspectos que integran la libertad de obrar de la víctima, y que ello genere una grave
alteración en la vida cotidiana, por lo que debe deducirse algo cualitativamente
superior a las meras molestias39.

En síntesis, cuando hablamos de acoso o “stalking” estamos haciendo referencia


a la conducta invasiva, amenazante o violenta, a través de la cual el agresor evidencia
una atención obsesiva por la víctima, y como consecuencia, esta debe soportar graves
incomodidades y alteraciones, logrando el autor del delito el desequilibrio psicológico
de aquella, siendo este comportamiento merecedor de un reproche penal.

En este apartado realizaremos un análisis de los requisitos o elementos comunes


de esta figura delictiva, así como de las acciones enumeradas en el precepto que dan
lugar a las distintas modalidades de ejecución del tipo penal.

37
CARMONA SALGADO, C.: op. cit., nota 18, pág. 159.
38
Idem, pág. 160.
39
STS (Sala de lo Penal), de 12 de julio de 2017, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 554/2017).
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Pero antes, es necesario aclarar que el delito de acoso se conforma como un
delito común, esto significa que puede ser perpetrado por cualquier sujeto. Esto se debe
a que el propio legislador utiliza en el precepto la expresión “el que” para referirse al
sujeto activo, así como también ha optado por utilizar el término “persona” para
referirse al sujeto pasivo, es decir, quien sufre la conducta acosadora. En consecuencia,
podemos señalar que tanto acosador como víctima pueden ser tanto hombres como
mujeres, sin especial distinción de género, sin ser relevante la relación que pueda existir
entre los sujetos intervinientes.

A. Elementos comunes.

1. “De forma insistente y reiterada”.

El primer requisito que debe cumplir una conducta de acoso para que pueda ser
considerada como tal, es que se trate de una actividad insistente y reiterada. De este
modo, el tipo penal previsto en el art. 172 ter del Código Penal, siguiendo el modelo de
las legislaciones de derecho comparado, contempla el delito de acoso como un delito de
carácter conductual formado por una pluralidad de actos que tienen por objeto
hostigar o intimidar a una persona40. Esta referencia a una actividad insistente y
reiterada colleva que sea inexcusable la pluralidad de actos para apreciar la
correspondiente figura delictual, lo que significa que el actuar aislado o la realización de
una conducta casual de las previstas en el artículo no sea relevante criminalmente, es
decir, queda excluída de la aplicación del tipo la realización de un solo acto41.

La ley no ofrece una definición de estos conceptos, y tampoco esclarece el


número de acciones pertinentes que deben llevarse a cabo para que la conducta pueda
ser considerada como insistente y reiterada. Ahora bien, la STS 554/2017, de 12 de
julio, fundamento de derecho cuarto, afirma que “de forma insistente y reiterada,
equivale a decir que se esté ante una reiteración de acciones de la misma
naturaleza—un continuum—que se repite en el tiempo, en un periodo en el tipo
penal”42.

40
ZARAGOZA TEJADA, J. I.: op. cit., nota 14, pág. 10.
41
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 145.
42
STS (Sala de lo Penal), de 12 de julio de 2017, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm.554/2017).
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Sin embargo, decidir cuándo una actividad puede ser considerada insistente y
reiterada es una labor complicada que ha de realizarse analizando caso por caso y
atendiendo a las circunstancias concretas. En esta línea se ha manifestado la STS
324/2017 de 8 de mayo, fundamento de derecho tercero y más recientemente la SAP
30/2021 de Madrid, de 1 de febrero, fundamento de derecho quinto, sentencias que
rechazan la posibilidad de fijar un concepto específico para determinar cuando la
reiteración de los actos obedece las exigencias previstas en el precepto, señalando al
respecto que: “No estamos en condiciones – ni se nos pide – de especificar hasta el
detalle cuándo se cubren las exigencias con que el legislador nacional ha querido
definir la conducta punible (cuándo hay insistencia o reiteración o cuándo adquiere el
estatuto de grave la necesidad de modificar rutinas o hábitos), pero sí de decir cuándo
no se cubren esas exigencias”43.

En dicha sentencia, son hechos probados que el sujeto activo lleva a cabo las
siguientes actuaciones de acoso contra su expareja: 1. El día 22 de mayo realiza una
serie de llamadas telefónicas (no contestadas), envío de mensajes de voz y fotos con
propósitos autolíticos. 2. El día 23 de mayo realiza un intento de entrar en el domicilio
de la víctima y llamamiento a distintos telefonillos, cesando únicamente cuando aparece
la policía. 3. El día 30 de mayo se presentó en el domicilio de la víctima para reclamarle
diferentes objetos de su propiedad. 4. El 31 de mayo se acerca a la víctima en el centro
de educación (donde ambos acuden) para reclamarle la entrega de una pulsera.

En este caso el Tribunal Supremo deniega la aplicación del delito de acoso


persecutorio o stalking argumentando lo siguiente: 1. En este caso estamos ante cuatro
episodios que aparecen cronológicamente emparejados (dos y dos) y que cada uno
presenta una morfología diferenciada. Por lo tanto, no responden a una misma tendencia
criminológica ni revelan un patrón de conducta, sugiriendo más bien impulsos no
controlados. 2. No se desprende una vocación de persistencia o intencionalidad que sea
susceptible de perturbar los hábitos, costumbres, rutinas o forma de vida de la víctima.
3. Se exige implícitamente una cierta prolongación en el tiempo; o, al menos, que sea
apreciable, esa voluntad de perseverar en esas acciones intrusivas, que no se perciban

43
SAP de Madrid, de 1 de febrero de 2021, fundamento de derecho quinto, (rec. núm. 30/2021).
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como algo puramente episódico o coyuntural, pues en ese caso no serían idóneas para
alterar las costumbres cotidianas de la víctima44.

En consecuencia, la Sala Segunda considera que no se reconoce en esa sucesión


de acontecimientos, enmarcadas en una semana, la capacidad para compeler a la víctima
a cambiar los hábitos de su vida cotidiana, intimidada por un acoso sistemático sin
apariencia de finalizar. Por tanto, señala que no hay datos en este supuesto para pensar
que el sujeto activo tiene la voluntad de mantener un patrón de conducta sistemático de
acoso durante un largo periodo de tiempo.

Cabe destacar, que el Tribunal Supremo, en consecuencia, acababa señalando


que: “En los intentos de conceptualizar el fenómeno del stalking desde perspectivas
extrajurídicas -sociológica, psicológica o psiquiátrica- (...) es muy frecuente (...) exigir
también un cierto lapso temporal. Algunos reputados especialistas han fijado como
guía orientativa, un periodo no inferior a un mes (además de, al menos, diez
intrusiones). Otros llegan a hablar de seis meses...”45. No obstante, la Sala de lo Penal
considera que estas aportaciones son meramente orientativas, pues no es razonable
establecer un mínimo número de actos intrusivos como se ensaya en algunas
definiciones, ni fijar un mínimo lapso temporal. Pero sí quiere destacar que el dato de
una vocación de cierta perdurabilidad sí es exigencia en el delito descrito en el art.
172 ter CP, pues solo desde ahí se puede dar el salto a esa incidencia en la vida
cotidiana46.

Para poner otro ejemplo, citamos la SAP de Madrid 346/2020, de 14 de


noviembre, fundamento de derecho tercero, que declara que “la conducta de los
denunciados careció de la insistencia y reiteración necesaria como para llegar a
alcanzar relevancia penal por la vía del artículo 172 ter.1.3ª del Código Penal, pues se
trató de un acto puntual y aislado de uso indebido de datos personales de la
denunciante para dar lugar a que terceras personas se pusieran en contacto con
ella”47.

44
STS (Sala de lo Penal), de 8 de mayo de 2017, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 324/2017).
45
STS (Sala de lo Penal), de 8 de mayo de 2017, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 324/2017).
46
RODRÍGUEZ PUERTA, M. J.: “Exigencias básicas para apreciar el delito de stalking: acoso a pareja
sentimental”, Revista Aranzadi de Derecho y Proceso Penal, núm. 47, 2017, pág. 3.
47
SAP de Madrid, de 14 de noviembre de 2020, fundamento de derecho tercero, (rec. núm. 346/2020).
Cmno de La Hornera, s/n. C. 38071. La Laguna. Tenerife. E-mail: facder@ull.edu.es Tlf. 922317291. Fax. 922317427 - www.ull.es

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2. “Sin estar legítimamente autorizado”.

La segunda exigencia, implica que el sujeto activo que lleva a cabo “de forma
insistente y reiterada” algunas de las conductas enumeradas en el apartado 1º del art.
172 ter del Código Penal, “no debe estar legítimamente autorizado”. Por tanto, en esta
ocasión realizaremos un análisis de la cláusula que coincide con el requerimiento
formulado por la modalidad genérica de coacciones del art. 172.1 ter del Código Penal,
y que ha sido objeto de múltiples críticas, siendo calificada la misma de sinsentido con
el argumento de que no es sostenible la aceptación de un acoso legítimo48.

En este sentido, la Fiscalía General del Estado propone que este requisito sea
eliminado, manifestando en su dictamen sobre el Anteproyecto de Reforma del Código
Penal, que la cláusula da a entender que existen supuestos en los que el acoso está
legitimado, cuando esto no es así, pues el acoso en ningún caso podrá estar autorizado o
amparado por una norma legal. Partiendo de esto, debemos señalar que la doctrina
mayoritaria considera que este requisito tiene una causa de justificación (cumplimiento
de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo, recogido en el art. 20.7ª
del CP)49, y en concreto como indica VILLACAMPA ESTIARTE, un elemento negativo
del tipo50.

Además, la autora defiende que sería más adecuado utilizar la expresión “de
modo ilegítimo”, en lugar de “sin estar legítimamente autorizado”, de manera que
desaparecerían las dudas de una posible persecución legítima, desplegada en el ámbito
de una investigación criminal o a consecuencia del derecho a la libertad de información.
Por su parte TAPIA BALLESTEROS, considera que el requisito no es necesario, puesto
que cualquier actividad acosadora que esté legitimada no cumple con las exigencia del
tipo, al estimar que el bien jurídico protegido es la integridad moral51.

3. “Altere gravemente el desarrollo de su vida cotidiana”.

48
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 149.
49
CARMONA SALGADO, C.: op. cit., nota 18, pág. 165.
50
VILLACAMPA ESTIARTE, C.: “Delito de acecho/stalking: artículo 172 ter”, en AA.VV. (ÁLVAREZ
GARCÍA, F. J., Dir, DOPICO GÓMEZ-ALLER, J, Coord.), Estudio crítico sobre el Anteproyecto de
Reforma Penal de 2012, Tirant lo Blanch, Valencia, 2013, pág 603, citado en TAPIA BALLESTEROS,
P.: op. cit., nota 4, pág. 150.
51
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 154.
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Finalmente, el tercer requisito del delito supone que la conducta acosadora
prevista en el catálogo que nos ofrece el apartado 1º del art. 172 ter del Código Penal,
debe ocasionar una “alteración grave del desarrollo de la vida cotidiana de la víctima”.

Esto se debe, como asegura la STS 843/2021, de 4 de noviembre, fundamento de


derecho tercero -sentencia a la que haremos alusión en varias ocasiones, ya que asienta
la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo- a que no es posible que una persona
tenga conocimiento o pueda predecir hasta dónde puede llegar el ser humano en el
momento de avanzar de actos de acoso a actos de ejecución de violencia, de manera que
no se puede procurar que la persona que es víctima de acoso pueda tener la certeza de
que esos actos acosadores se van a quedar ahí, o que pueda asegurar cuál va a ser el
siguiente paso del acosador. Por consiguiente, la doctrina afirma, que precisamente es
esa sensación de incertidumbre que provoca la vigilancia y el acompañamiento personal
de un individuo sin conocer sus propósitos, lo que fundamenta la tipificación de esta
conducta. Y además, que es esa preocupación e inseguridad del sujeto pasivo con
respecto a cuál será el siguiente movimiento del acosador lo que, al mismo tiempo,
ocasiona cambios en sus hábitos cotidianos y justifica la imposición normativa del tipo
penal de la alteración grave de su vida52.

En consecuencia, la STS 544/2017, de 12 de julio, fundamento de derecho


cuarto, ha manifestado que la conducta delictiva se configura como un delito de
resultado y no como un delito de mero peligro, en la medida en que no es suficiente con
el desarrollo de una actividad “insistente y reiterada” y “sin estar legítimamente
autorizado” para cumplir las exigencias del tipo, sino que además, debe generar
directamente un grave menoscabo en alguno de los aspectos que integran la libertad de
obrar de la víctima provocando como consecuencia necesaria una alteración de su vida
cotidiana, por lo que debe entenderse algo cualitativamente superior a las meras
molestias53.

Sin embargo, como es evidente, se trata de una cláusula excesivamente


indeterminada y abierta que ha dado lugar a diversas interpretaciones contradictorias

52
STS (Sala de lo Penal), de 4 de noviembre de 2021, fundamento de derecho tercero, (rec. núm.
843/2021).
53
STS (Sala de lo Penal), de 12 de julio, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 544/2017).
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23
por parte de nuestros órganos jurisdiccionales, por lo que este apartado lo dedicaremos a
su estudio.

En primer lugar, la ya citada STS 324/2017, de 8 de mayo, fundamento de


derecho cuarto -una de las primeras sentencias que trata directamente el delito de
acoso-, exige como requisito inexcusable que “altere gravemente el desarrollo de su
vida cotidiana” señalando que: “para valorar esa idoneidad de la acción secuenciada
para alterar los hábitos cotidianos de la víctima hay que atender al estándar del
"hombre medio", aunque matizado por las circunstancias concretas de la víctima
(vulnerabilidad, fragilidad psíquica, ...) que no pueden ser totalmente orilladas”54.

En este sentido, el mandato agregado a las conductas típicas de acoso de la


afectación grave a la vida cotidiana de la víctima debe orientarse en relación a una
persona media, es decir, debemos atender a si la conducta de hostigamiento del sujeto
activo, en cualquiera de sus modalidades, realizada de manera insistente y reiterada
motivaría en la persona, que podríamos llamar normal, esa alteración en sus
comportamientos55.

En este orden de cosas, cabe destacar la reciente STS 599/2021, de 7 de julio,


fundamento de derecho segundo, que a partir del analisis doctrinal y jurisprudencial de
la figura delictiva determina una serie de aspectos que deben ternerse en cuenta a la
hora de determinar si concurre o no la exigencia de “alteración grave de la vida de la
víctima”, necesaria para que la conducta sea típica56:

1. Debemos comprobar la exigencia de que consten actos de acoso reiterado y


persistente que evidencien, y así se deduzca de los hechos probados, una afectación
grave o alteración en el devenir de la víctima, en su vida privada, laboral o relaciones
con terceros.

2. No hace falta que esos hechos probados le afecten en todas sus esferas de la vida,
pero sí que trascienda en una alteración en sus comportamientos que provoque un
cambio diferencial, en el “antes” y el “después” a los actos de acoso. Es decir, basta con
un cambio relevante en algunas de sus conductas diarias.
54
STS (Sala de lo Penal), de 8 de mayo de 2017, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 324/2017).
55
MUÑOZ CUESTA, J.: op. cit., nota 28, pág. 3.
56
STS (Sala de lo Penal), de 7 de julio de 2021, fundamento de derecho segundo, (rec. núm. 599/2021).
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3. Debe ser más grave o superior la afectación a las meras molestias ante la inocuidad
de los actos. Es decir, algo cualitativamente superior a las meras molestias.

4. Deben concurrir sumando los actos de acoso reiterados y persistentes en el tiempo


con la alteración grave de la vida cotidiana, a no confundir con actos que no puedan ser
tenidos en cuenta como actos del art. 172 ter CP. Por ello, debe partirse de una noción
objetiva de la suma de actos de acoso susceptibles de provocar y que provoquen esa
alteración grave de la vida cotidiana de la víctima.

5. Para determinar la “alteración grave de la vida" hay que atender al estándar del
"hombre/mujer medio/a", aunque matizado por las circunstancias concretas de la
víctima (vulnerabilidad, fragilidad psíquica, ...) que no pueden ser totalmente orilladas.

6. Se exige el resultado de alteración de la vida cotidiana en un grado elevado de


importancia, no siendo suficiente con el mero acoso intrascendente o leve para el sujeto
pasivo.

7. Los actos probados de acoso deben evidenciar que, en condiciones de normalidad,


suponen una obligación de modificar sus hábitos, o la prohibición de realizar
determinadas conductas por ese sentimiento de inseguridad que le provoca el acosador
por los actos que consten probados.

8. En esta exigencia de que los actos de acoso produzcan una grave alteración de su vida
cotidiana el resultado del delito debe interpretarse conforme al patrón objetivo de
víctima.

9.- El bien jurídico protegido por el delito de acoso debe estar conectado con
sentimiento de seguridad y tranquilidad de la víctima que merece para evitar estos actos
acosadores que por su entidad y gravedad le provoquen cambios en su rutina de vida.

10.- Se configura como un delito contra la libertad de obrar. Así, la alteración de las
rutinas y hábitos de la víctima viene propiciada, como hemos expuesto, por el atentado
contra la tranquilidad y seguridad de la misma.

11. No se exige que se tenga que aportar al juicio una prueba pericial psicológica sobre
la que se acredite la afectación a la psique de la víctima de esa situación de acoso o
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acecho, y que ello determine una grave alteración de su vida. Es decir, que no es
necesario que la conducta ocasione lesiones psíquicas y por tanto, deba elaborarse un
informe médico forense que peritara las mismas.

Como ejemplo citaremos la SAP de Santa Cruz de Tenerife, 360/2020 de 11 de


diciembre, fundamentos de derecho tercero y séptimo57. En este supuesto la Sección de
la Audiencia Provincial condena al acusado por un delito de acoso contra Dña. Aurora
(hija) y a su vez le absuelve de otros dos delitos de acoso contra Dña. Camila y D.
Bernabe (padres), argumentando lo siguiente:

1. Por un lado, considera que los hechos declarados probados contra D. Aurora
cumplen con las exigencias del tipo penal, pues se detallan más de seis
episodios cronológicamente centrados entre septiembre de 2016 y enero de 2017
pero que comenzaron en el año 2015, y cada uno responde a un mismo patrón o
modelo sistemático, además, muestran una vocación de persistencia e
intencionalidad, capaz de perturbar los hábitos o la forma de vida de la víctima.
En este sentido, son hechos que vistos en su conjunto, suponen algo más que una
mera molestia, sobretodo por la persistencia y la dilatación en el tiempo,
considerándose adecuados para alterar gravemente la vida cotidiana de la
víctima, la cual ha tenido que solicitar la baja laboral por un trastorno de estrés
postraumático y siente la necesidad de ir acompañada a todos los sitios.

2. Por el contrario, el Tribunal ha valorado que los actos considerados probados


contra Dña. Camila y D. Bernabe, no cumplen con las exigencias del tipo penal,
pues los actos tenían el propósito de vigilar y buscar la cercanía con su hija, de
manera que, el requisito que exige el delito de acoso sobre la alteración grave de
la vida cotidiana no se cumple, ya que las alteraciones que sufren los padres
encuentran su fundamento en la protección que deben dar a su hija frente al
acusado, pero no en un grave temor hacia ellos, y las diferentes acciones
ejecutadas no han superado los límites de la suma de meras incidencias.

57
SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 11 de diciembre de 2020, fundamentos de derecho tercero y
séptimo, (rec. núm. 599/2021).
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Finalmente, debemos recordar que con la LO 10/2022, de 6 de septiembre, de
Garantía Integral de la Libertad Sexual se ha eliminado el requisito de que esta
alteración sea “grave”, lo que amplía en buena medida el ámbito de aplicación de este
delito58.

B. Modalidades de ejecución.

A diferencia de otras legislaciones, en España, el legislador ha optado por


utilizar un numerus clausus a la hora de enumerar las conductas que, siempre y cuando
cumplan las exigencias previstas en el precepto, es decir, se lleven a cabo “de forma
insistente y reiterada, sin estar legítimamente autorizado y alteren gravemente el
desarrollo de la vida cotidiana de la víctima”, son constitutivas de un delito de acoso
persecutorio o stalking.

En este sentido, debemos señalar que son cuatro las modalidades que se recogen
en el apartado 1º del art. 172 ter del Código Penal:

1. Vigilar, perseguir o buscar cercanía física.

Las primeras conductas que dan lugar a esta figura delictiva son las acciones
tradicionales de acoso “vigilar y perseguir”, que consisten en “actuaciones
encaminadas a permanecer físicamente cerca de la víctima, sin necesidad de que exista
ningún tipo de contacto físico, ni concurra ninguna conducta amenazante, lo que se
requiere es la proximidad entre sujeto activo y pasivo o, al menos, que la víctima
perciba visualmente al autor”59. Estos comportamientos implican controlar los
movimientos de una persona en su día a día, lo cual podrá realizarse en primera persona
o a través de un tercero, por ejemplo, de un detective privado. Cabe destacar que, tanto
la vigilancia como la persecución requieren, por un lado, insistencia y reiteración en la
conducta, y por otro lado, se exige que la víctima sea consciente de que está siendo
vigilada o perseguida, pues se considera un requisito indispensable que las acciones
provoquen un sentimiento de humillación u hostilidad, y que como consecuencia el

58
MUÑOZ CONDE, F.: Derecho penal. Parte especial, 23ª ed., Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2021,
pág. 170.
59
GÓMEZ RIVERO, M. C.: Nociones fundamentales de derecho penal. Parte especial., 4ª ed., Ed.
Tecnos, Madrid, 2020, pág. 193.
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sujeto pasivo se vea obligado a modificar o alterar el desarrollo de su vida cotidiana,
quedando afectado su derecho a la libertad de obrar60.

Además, entre estas primeras acciones clásicas de acoso, se añade una tercera
“buscar cercanía física”. Esta conducta plantea mayores dificultades, pues esta se
presenta como alternativa a las anteriores, como si se tratara de un acto equiparable,
cuando en realidad no lo son. TAPIA BALLESTEROS señala que de existir una
relación temporal entre “vigilar y perseguir” y “buscar cercanía física”, esta sería
posterior a las otras. Por último, como el precepto no señala a apartir de qué distancia
se concidera típica la conducta de “buscar cercanía física”, la autora ha determinado
que esta implica una invasión de la esfera del espacio vital del sujeto, de manera que
sea factible el contacto físico sin demasiados movimientos61.

Como ejemplo, aludimos a la SAP de Barcelona 109/2019, de 18 de febrero,


fundamento de derecho segundo62, donde se condena por un delito de acoso del número
1º del apartado 1º del art. 172 ter del Código Penal las siguientes conductas: seguir de
manera reiterada a la víctima durante dos meses, hasta el punto de cogerla por el brazo
para dirigirse a ella y decirle “vente conmigo guapa”, provocando que el sujeto pasivo
pida una orden de alejamiento que es concedida63.

2. Establecer o intentar establecer contacto a través de cualquier medio de


comunicación, o a través de terceras personas.

Otra conducta que constituye un delito de acoso persecutorio es establecer o


intentar establecer contacto con la víctima, menoscabando así su derecho a libertad de
obrar y su sentimiento de seguridad. En este sentido se pronuncia la SAP de Barcelona
44/2022, de 18 de enero, fundamento de derecho primero, que condena por un delito de
acoso del número 2º del apartado 1º del art. 172 ter del Código penal, los siguientes
actos: “realizar 44 llamadas seguidas al teléfono móvil de la Sra Matilde el día 16 de
julio de 2021, 8 llamadas el día 17 de julio, 13 llamadas el día 18 de julio, 22 llamadas
el día 19 de julio, 12 llamadas el día 20 de julio y 7 llamadas el día 25 de julio. De

60
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, págs. 160 y 161.
61
Idem, pág. 160.
62
SAP de Barcelona, de 18 de febrero, fundamento de derecho segundo, (rec. núm. 109/2019).
63
GÓMEZ RIVERO, M. C.: op. cit. nota 59, pág. 191.
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igual modo, en la madrugada del día 18 de julio de 2021 enviar 442 fotografías, a
través de un grupo de WhatsApp, en el que previamente, como administrador, y con la
finalidad de esquivar el bloqueo que ella le había realizado, había eliminado al resto de
participantes. El día 18 de julio de 2021, a las 20.20 horas, efectuar una llamada, en la
que, entre otras se expresó en los siguientes términos: "hija de puta", o "vas a acabar
conmigo mal, es que ni te imaginas el final, ehh cómo vas a acabar..."64.

Cabe destacar, que este segundo comportamiento puede cometerse tanto en


grado de tentativa como en grado de consumación, es decir, se equipara la conducta
consumada y la intentada65. De esta manera, constituye una conducta típica el intento de
establecer contacto con la víctima, sin que para ello fuera necesario llegar a lograrlo. Sin
embargo, la doctrina ha señalado que para poder tipificar el intento de establecer
contacto reiterado y/o insistente que se describe en el número 2º del apartado 1º del art
172 ter del Código Penal, será necesario que se lleve a cabo, al menos, tres veces66.
También será necesario que la víctima sea consciente de que el sujeto activo está
intentando establecer contacto con ella, y que ese conocimiento le genere una sensación
de hostilidad que le haga modificar sus hábitos o el desarrollo de su vida cotidiana67.

Finalmente, debemos señalar que esta conducta ha sido muy criticada porque se
considera que vulnera el principio de proporcionalidad, pues a tenor literal del precepto,
será castigada con la misma pena tanto la tentativa como la consumación del delito
(“establecer o intentar establecer”), de manera que no sería proporcional la sanción y
el resultado dimanado de los actos delictivos68.

3. Adquirir productos o mercancías, o contratar servicios, o hacer que


terceras personas se pongan en contacto con la víctima, mediante el uso
indebido de sus datos personales.

64
SAP de Barcelona, de 18 de enero de 2022, fundamento de derecho primero, (rec. núm. 44/2022).
65
SERRANO GÓMEZ, A., SERRANO MAÍLLO, A., SERRANO LARRAGA, M. D., VÁZQUEZ
GONZÁLEZ, C.: Curso de DERECHO PENAL. Parte Especial., 6ª ed., Ed. Dykinson, Madrid, 2021,
pág. 135.
66
MATALLÍN EVANGELIO, A.: “Delito de acoso (artículo 172 ter CP)”, en AA.VV. (GONZÁLEZ
CUSSAC, J. L., Dir.), (GÓRRIZ ROYO, E. Y MATALLÍN EVANGELIO, A., Coord.): Comentarios a la
Reforma del Código Penal de 2015, 2ª ed., Ed. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2015, págs. 557-558.
67
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 161.
68
GÓMEZ RIVERO, M. C.: op. cit. nota 59, pág. 191.
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La tercera modalidad comisiva del tipo penal es la que consiste en adquirir
productos o mercancías, o contratar servicios, o hacer que terceras personas se pongan
en contacto con la víctima, mediante el uso indebido de sus datos personales. En
consecuencia, el uso indebido de los datos personales constituye un atentado a la
libertad y al sentimiento de seguridad de la persona perjudicada que genera la
consecuencia característica de esta figura delictiva de grave alteración de la vida
cotidiana.

En relación con esta modalidad de acoso, TAPIA BALLESTEROS señala que el


primer problema lo encontramos en la expresión “hacer que terceros se pongan en
contacto con la víctima”, pues se trata de una cláusula redundante, ya que, esta acción
equivale a la prevista en la anterior modalidad. No obstante, la autora presume que el
legislador quiso redactar dos situaciones distintas. De esta manera, en la modalidad
anterior, trata de regular aquellos supuestos en los que el sujeto activo pide a un familiar
o a un amigo que se ponga en contacto con el sujeto pasivo, y con esta modalidad
modalidad, trata de tipificar situaciones tales como dar los datos personales de la vítima
o siendo el caso más común, publicar el número de teléfono de la víctima anunciado que
ese número presta servicios sexuales69. A este respecto, traemos a colación la SJI de
Tudela (sección 3ª), de 23 de marzo, fundamento de derecho primero, -sentencia que
condena por primera vez a una persona como responsable de un delito de acoso70- que
declara que en esta modalidad de delito de acoso entraría el supuesto en el que “el
sujeto activo publica un anuncio en Internet ofreciendo algún servicio que provoca que
la víctima reciba múltiples llamadas.71”.

El segundo problema que observamos de esta conducta, es que el uso indebido


de los datos del sujeto pasivo para que terceros se pongan en contacto con la víctima,
tendrá lugar de forma única, esto quiere decir que, se olvida la insistencia y reiteración
de la conducta del sujeto activo, que se traslada a un tercero que no tiene por qué
conocer el uso indebido de los datos personales de otra persona72.

69
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 162.
70
GALLEGO CENOZ, J.: “Primera condena por el nuevo delito de stalking. SJI Tudela (Provincia de
Navarra), 23 de marzo 2016”, Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 6, 2016, pág. 1.
71
SJI de Tudela (sección 3ª), de 23 de marzo de 2016, fundamento de derecho primero, (rec. núm.
260/2016).
72
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 162.
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Finalmente, otro de los problemas que se plantean, es que la acción de adquirir
productos o mercancías o contratar servicios se absorbe en la modalidad de acoso
prevista en el siguiente apartado, en el sentido de que, en la práctica, atenta contra el
patrimonio de la víctima73.

4. Atentar contra su libertad o contra su patrimonio, o contra la libertad o


patrimonio de otra persona próxima a ella.

La última conducta prevista en el listado de acciones que son constitutivas de


delito, es atentar contra la libertad o contra el patrimonio de una persona, o contra la
libertad o patrimonio de otra persona próxima a ella, como por ejemplo la sustracción
de pertenencias de las víctimas, así como daños a sus propiedades74.

La primera crítica que realiza el Consejo General del Poder judicial, el Consejo
Fiscal y la doctrina mayoritaria sobre esta modalidad de acoso, es que a la hora de
contemplar las posibles conductas acosadoras, el legislador se ha olvidado de aquellas
que atentan contra la vida o contra la integridad, pues se ha limitado a prever aquellas
que atentan “contra la libertad o el patrimonio”, coincidiendo todos ellos en reclamar
la ampliación del catálogo75.

Sin embargo, debemos señalar que esta modalidad de conducta se configura


como una cláusula abierta, porque no especifica ante qué categoría de atentado contra la
libertad o el patrimonio nos encontramos. Por tanto, esta modalidad ejecutiva del delito
de acoso es contrario al mandato de taxatividad implícito en el principio de legalidad76.
De hecho, el legislador no nos indica si estos atentados contra la libertad o el patrimonio
son constitutivos de delito o no, es decir, si se refiere a las ya tipificadas en el Código
Penal o también a las no tipificadas como delito. En consecuencia, TAPIA
BALLESTEROS considera que la respuesta más acertada a este problema es que
pueden darse las dos situaciones, y que por tanto, las conductas constitutivas de acoso
73
Idem, pág. 163.
74
CARPIO BRIZ, D.: “Capítulo II de las amenazas”, en AA. VV. (GONZÁLEZ CUSSAC, J. L., Dir.),
(GÓRRIZ ROYO, E. Y MATALLÍN EVANGELIO, A., Coord.): Comentarios a la Reforma del Código
Penal de 2015, 2ª ed., Ed. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2015, pág 614.
75
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 163.
76
SUÁREZ-MIRA RODRIGUEZ, C.: Manual de derecho penal. Parte especial., Ed. Civitas, Navarra,
2020, pág. 178.
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pueden ser a su vez, constitutivas de otros delitos, de acuerdo con la cláusula concursal
que prevé el tipo en su apartado 3º; y también podrán atentar contra la libertad o el
patrimonio conductas que no llegan a ser delito77.

Llegados a este punto, debemos recordar que el Consejo Fiscal en su informe del
20 de diciembre de 2012, decidió excluir la cláusula analógica prevista en el número 5
del apartado 1º del art 172 ter del Código Penal, que configuraba el delito de acoso
como un tipo penal abierto, señalando que: “realice cualquier otra conducta análoga a
las anteriores”, pues consideraron que generaba inseguridad jurídica y podía ser
contrario al principio de legalidad y taxatividad78.

3.2.1.2. Tipo subjetivo.

El delito de acoso persecutorio o stalking solo será punible cuando sea doloso79.
En este sentido, el tipo subjetivo de esta figura delictiva exige que el autor tenga
conocimiento de la capacidad que tiene su conducta para alterar el desarrollo de la vida
cotidiana de la víctima. De hecho la STS 628/2022, de 23 de junio, fundamento de
derecho primero, señala que normalmente puede afirmarse que esa capacidad la tiene
cualquier persona con una formación media y con sus capacidades generales de
comprensión no alteradas80.

En consecuencia, el delito de acoso se configura como un delito doloso en el


sentido de que el dolo, debe abarcar tanto el elemento intelectual como el volitivo, a los
medios empleados, es decir, los elementos que integran el tipo objetivo, y al resultado
que se pretenda conseguir, es decir, el resultado de la acción acosadora81. Dicho de
manera más sencilla, el sujeto activo debe tener conocimiento de que está acosando a
otra persona y además, debe querer hacerlo.

A esto, TAPIA BALLESTEROS añade que, además del dolo, debe requerirse la
concurrencia de un animus exagitandi (ánimo de acosar) o animus insidiendi (ánimo de

77
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 164.
78
Informe al Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal, de 16 de enero de 2013.
79
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 165.
80
STS (Sala de lo Penal), de 23 de junio, fundamento de derecho primero, (rec. núm. 628/2022).
81
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 165.
Cmno de La Hornera, s/n. C. 38071. La Laguna. Tenerife. E-mail: facder@ull.edu.es Tlf. 922317291. Fax. 922317427 - www.ull.es

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acechar), que conceda unidad de acción a las distintas actuaciones que el sujeto activo
efectúa. Con esta propuesta, se podría prevenir la punición de conductas que sean
simplemente molestas así como los supuestos de dolo eventual, y solo tendría cabida en
el tipo la actuación del sujeto activo con dolo directo82.

3.2.2. Tipos agravados.

Este apartado lo dedicaremos a realizar un estudio de las circunstancias


agravantes del tipo básico del delito de acoso persecutorio o stalking, en atención a las
características del sujeto pasivo. En este sentido, debemos señalar que son dos las
modalidades agravadas que prevé el art. 172 ter del Código Penal.

Por un lado, en el apartado primero del art. 172 ter, la cláusula final dispone:
“Cuando la víctima se halle en una situación de especial vulnerabilidad por razón de
su edad, enfermedad, discapacidad o por cualquier otra circunstancia, se impondrá la
pena de prisión de seis meses a dos años.”. Como ejemplo jurisprudencial, invocamos
la SAP de Cáceres 225/2020, de 9 de octubre, fundamento de derecho segundo; en esta
sentencia el Tribunal declara que no procede la aplicación del subtipo agravado del
párrafo primero in fine, pues a la vista de los hechos que resultan de las pruebas
practicadas se deduce que no es posible condenar al acusado en virtud de dicho tipo
agravado debido a que en el momento "ignoraba la edad del sujeto pasivo y esta
desconocía quien era el que llamaba", de manera que no ha concurrido el dolo
específico de coartar la libertad de una menor de edad, pues el sujeto activo "no conocía
la edad de la persona que había colgado en un chat el teléfono móvil"83. Por tanto, en
este supuesto estaríamos ante la primera modalidad delictiva agravada de acoso, de la
que debemos destacar los siguientes aspectos.

El primer problema que plantea esta cláusula es que no especifica los criterios
que deben tenerse en cuenta para determinar cuando una persona puede ser considerada
especialmente vulnerable por razón de la edad o enfermedad. Generalmente, cuando
hablamos de una “víctima especialmente vulnerable” nos referimos a colectivos que,
por sus propias características, o por la clase de delito del que ha sido objeto, se
encuentran en una posición de indefensión, son susceptibles de ser víctimas o es más

82
Idem, pág. 166.
83
SAP de Cáceres, de 9 de octubre de 2019, fundamento de derecho segundo, (rec. núm 225/2019).
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fácil que sean objeto de una victimización reiterada y/o intimidación84. En relación con
la edad, el texto original del Código Penal, solo alude a ella como elemento delimitador
de víctima especialmente vulnerable, en referencia a los menores de edad. No obstante,
TAPIA BALLESTEROS entiende que las alusiones generales a la edad, no van
referidas solo a los menores de edad, sino que debe interpretarse que el legislador se
está refiriendo a las “personas mayores”. Por otro lado, en cuanto a la enfermedad, la
autora considera que no cualquier tipo de enfermedad será objeto de protección, sino
que será necesario que se trate de una enfermedad que ponga a la víctima en una
situación de fragilidad, es decir, deberá ser una enfermedad crónica o terminal.

El otro problema que observamos en esta cláusula, es el relativo a la “situación”,


pues no se delimita ningún aspecto que nos permita identificar a qué clase de situación
hace referencia. Sin embargo, TAPIA BALLESTEROS parece identificarla con una
situación de dependencia económica o emocional, e incluso física, cuando esta no pueda
incluirse dentro de la vulnerabilidad por razón de la edad o enfermedad85.

La segunda modalidad agravada del delito de acoso está prevista en el apartado


2º del art. 172 ter del Código Penal, que señala: “Cuando el ofendido fuere alguna de
las personas a las que se refiere el apartado 2 del artículo 173, se impondrá una pena
de prisión de uno a dos años, o trabajos en beneficio de la comunidad de sesenta a
ciento veinte días.”. Por tanto, en este caso se considera una circunstancia agravante que
la víctima sea alguna de las personas enumeradas en el art. 173.2 del Código Penal, es
decir, cuando el sujeto pasivo sea una mujer con la que el sujeto activo haya tenido o
tenga una relación sentimental, o sea algunas de las personas previstas en el catálogo
definidas por la relación familiar o de dependencia que les une con el sujeto activo86.
Cabe destacar, que dicho listado se incorporó mediante la Ley Orgánica 1/2004, de 28
de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

En este caso, nos interesa la aplicación del agravante desde una perspectiva de
género cuando la víctima “sea o haya sido su cónyuge o persona que esté o haya estado
ligada a este por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia”.

84
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 197.
85
Idem, pág. 200.
86
Idem, pág. 201.
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El origen de esta modalidad delictiva agravada encuentra su fundamento en la
estrecha relación existente entre los delitos relativos a la violencia familiar, sobre todo
en la denominada violencia de género y el acoso. Por tanto, podemos afirmar que este
tipo agravado tiene un doble sustento, por un lado, como es común en todo delito de
acoso, la relativa a la libertad y seguridad de la víctima, y por otro lado, en lo específico
de la agravación, en la preservación de la integridad moral de aquellas personas que
están unidas por las relaciones que se comprenden en el art. 173.2 CP, entre ellas las
relaciones de pareja o ex parejas87.

El estudio del agravante en las relaciones de pareja o ex pareja en cuanto a los


actos concretos de acoso que recaen en la mujer, debe hacerse desde la perspectiva de
género, en los que aparecerá una situación de dominio o poder que quiere ejercerse
sobre la mujer, haciendo saber a la víctima la dominación que se despliega sobre ella88.
De hecho, es muy interesante mencionar la STS 843/2021, de 2 de noviembre,
fundamento de derecho cuarto -asentada por la reciente STS 628/2022, de 23 de junio-,
que declara: “el acoso tiende a acabar con la resistencia de la víctima con un "no" a las
pretensiones del acosador, a fin de que aquella reciba el mensaje de que es preferible
ceder a acabar con la causación por el acosador de un mal mayor físico sobre su vida o
integridad física89, pues dicha perspectiva “es la única que va a permitir entender la
posición en la que se encuentra la víctima ante serios y clarividentes actos de acoso por
parte de su ex pareja”90.

Por tanto, nos referimos a un escenario de previa separación en el que el sujeto


activo no la asume y esta es la razón eficiente de sus comportamientos acosadores
dirigidos precisamente a lograr que la persona perjudicada regrese con él, por encima de
haberle expresado su voluntad de finalizar la relación. De esta manera, el acosador pone
en la vida de la víctima todo un conjunto de conductas dirigidas a que comprenda que

87
MUÑOZ CUESTA, J.: op. cit., nota 28, pág. 7.
88
Ibidem.
89
STS (Sala de lo Penal), de 4 de noviembre de 2021, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm.
843/2021).
90
STS (Sala de lo Penal), de 4 de noviembre de 2021, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm.
843/2021).
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"o acepta regresar o no cesará en el acoso". Con ello, se traslada a la víctima que la
única solución para no ser acosada es la de someterse a las pretensiones del autor91.

Por ende, esta modalidad agravada del delito de acoso tiene como finalidad
prevenir la posibilidad de una elevación del estado de peligro real de la víctima en el
caso de persistencia en los actos de acoso y la posibilidad de un salto cualitativo en las
acciones del sujeto que puedan concretarse en un atentado contra la integridad física o
la vida de la mujer92.

No obstante, debemos señalar que esta cláusula también ha sido objeto de


múltiples comentarios, pues a la hora de aplicar este tipo agravado, cuando la víctima se
trata de la persona que “es o ha sido cónyuge” del sujeto activo, no se plantean graves
inconvenientes. En cambio, cuando la víctima se trata de una “persona que está o ha
estado ligada al sujeto activo por una análoga relación de afectividad aun sin
convivencia”, surgen numerosos problemas para delimitar qué relación de pareja puede
ser calificada como “análoga a la conyugal”.

Como ejemplo de enfoque jurisprudencial citaremos la STS 117/2019, de 6 de


marzo, fundamento de derecho tercero: En el supuesto, el recurrente presentó un recurso
de casación argumentando que la pena por el delito de acoso no debe ser la prevista en
el art. 172 ter 2º del Código Penal (de 1 a 2 años de prisión), ya que esta norma sólo
se aplica, entre otras, a las personas vinculadas en matrimonio o que tengan una análoga
relación de afectividad, sino la establecida en el apartado 1º del mismo precepto (3
meses a 2 años), pues considera que la pena impuesta ha sido la mínima, pero de un
precepto que no ha sido aplicado correctamente93.

En consecuencia la Sala Segunda trae a colación, entre otras, la STS 1348/2011,


de 14 de diciembre, fundamento de derecho quinto, que señala como notas definitorias
de esa relación "análoga a la conyugal", la continuidad y la estabilidad. Así pues, por
continuidad debe entenderse la habitualidad en el modo de vida en común que

91
STS (Sala de lo Penal), de 22 de diciembre de 2020, fundamento de derecho primero, (rec. núm.
717/2020).
92
MUÑOZ CUESTA, J.: op. cit., nota 28, pág. 7.
93
STS (Sala de lo Penal), de 6 de marzo de 2019, fundamento de derecho tercero, (rec. núm. 117/2019).
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exterioriza un proyecto compartido, y la estabilidad comporta una idea de permanencia
en el tiempo94.

Sin embargo, la ausencia de criterios objetivos de delimitación obliga a recurrir


a la valoración de la voluntad o intención de estabilidad de los sujetos intervinientes y
en este sentido se ha pronunciado la STS 1376/2011, de 23 de diciembre, fundamento
de derecho primero, señalando que: "Cuestionándose en el motivo la concurrencia del
primero de los requisitos, sin duda no toda relación afectiva, sentimental o de pareja
puede ser calificada como análoga a la conyugal, pero sí se advierte coincidencia en
los pronunciamientos de juzgados y audiencias especializados en violencia sobre la
mujer, en entender que en el referido precepto estarían comprendidas determinadas
relaciones de noviazgo, siempre que exista una evidente vocación de estabilidad, no
bastando para cumplir las exigencias del mismo, las relaciones de mera amistad o los
encuentros puntuales y esporádicos. Será, por tanto, una cuestión de hecho, sujeta a la
necesaria acreditación dentro del proceso penal, la de determinar en qué supuestos la
relación puede obtener tal calificación, por la existencia de circunstancias de hecho
que permiten advertir ese plus que acredita la seriedad, estabilidad y vocación de
permanencia de la relación"95.

Por otro lado, para determinar el noviazgo como “análoga a la conyugal”


también se ha tenido en cuenta la duración de la relación. De esta manera, la STS
640/2017, de 28 de septiembre, fundamento de derecho quinto, aplicó la agravación en
un noviazgo de un año96, mientras que en la STS 1376/2011, de 23 de diciembre,
fundamento de derecho décimo, no se aplicó porque la duración del noviazgo fue de un
mes97.

En conclusión, no faltan pronunciamientos en los que se declare que se debe


profundizar en las características o circunstancias de la relación concreta para

94
STS (Sala de lo Penal), de 14 de diciembre de 2011, fundamento de derecho quinto, (rec. núm.
1348/2011).
95
STS (Sala de lo Penal), de 23 de diciembre de 2011, fundamento de derecho primero, (rec. núm.
1376/2011).
96
STS (Sala de lo Penal), de 28 de septiembre de 2017, fundamento de derecho quinto, (rec. núm.
640/2017).
97
STS (Sala de lo Penal), de 23 de diciembre de 2011, fundamento de derecho décimo, (rec. núm.
1376/2011).
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considerar si es o no “análoga a la conyugal”98, como por ejemplo en "la existencia de
determinada afectividad, frecuencia en el trato, convivencia o no, estabilidad,
mantenimiento o no de relaciones sexuales, y, muy particularmente, el proyecto
compartido de contraer matrimonio o, al menos, una relación suficientemente
especificada que nos permita valorar si se asimila o no a la de los esposos”, según lo
dispuesto en la STS 807/2015, de 23 de noviembre, fundamento de derecho cuarto99.

En el presente caso la relación de noviazgo tuvo una duración de seis meses, no


muy dilatada en el tiempo y sin convivencia, y ante estas circunstancias el Tribunal
Supremo decidió que la aplicación del tipo agravado resultaba improcedente100,
conforme a los argumentos que acabamos de exponer.

3.3. Acoso mediante el uso indebido de la imagen de otro.

En la actualidad, como es evidente, las nuevas tecnologías de la información y


comunicación se desarrollan cada vez a una mayor velocidad, viéndose el legislador
obligado a ponerse rápidamente al día para poder hacer frente a todas las nuevas
conductas criminológicas que nacen como motivo de esta revolución tecnológica. De
hecho, las diferentes figuras delictivas que se han ido incorporando en nuestro Código
Penal a través de las últimas reformas, es prueba de ello. Entre ellas podemos destacar,
el Childgrooming (art. 183 ter del CP), el Revenge Porn (art. 197.7 del CP), y la
intrusión en sistemas informáticos (art. 197.2 del CP), todas ellas introducidas por la
LO 1/2015, o el enaltecimiento terrorista a través de la red (art. 578.4 del CP) añadido
por LO 2/2015101.

También cabe destacar, la reforma normativa realizada por la LO 8/2021, de 4 de


junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que ha
modificado varios preceptos del Código Penal, y ha permitido al legislador introducir
otros dos tipos penales especialmente relevantes, que son, la inducción al suicidio a
través de la red (art. 143 bis del CP), y la inducción a la autolesión a través de nuevos

98
STS (Sala de lo Penal), de 6 de marzo de 2019, fundamento de derecho tercero, (rec. núm. 117/2019).
99
STS (Sala de lo Penal), de 23 de noviembre de 2015, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm.
807/2015).
100
STS (Sala de lo Penal), de 6 de marzo de 2019, fundamento de derecho tercero, (rec. núm. 117/2019).
101
ZARAGOZA TEJADA, J. I.: op. cit., nota 14, pág. 2.
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medios tecnológicos (art. 156 ter del CP). La inserción de estas dos figuras delictivas
obedece, como ha señalado el propio legislador, a evitar la impunidad de conductas
realizadas a través de los medios tecnológicos y de la comunicación, que producen
graves riesgos para la vida y la integridad de las personas menores de edad, así como
una gran alarma social. De manera que, quienes promuevan el suicidio, la autolesión, o
los trastornos alimenticios entre personas menores de edad, así como la comisión de
delitos de naturaleza sexual, a través de estos recursos, será condenados102.

Dicho esto, debemos señalar que el ciberacoso, como comportamiento situado


dentro del delito de acoso del art. 172 ter del Código Penal, hace referencia al
hostigamiento sufrido, usando como vía internet, y de manera muy habitual a través de
las redes sociales. En este sentido, art. 172 ter del Código Penal, en su apartado 1º
número 2º, establece que será autor de delito de acoso el que “establezca o intente
establecer contacto con la víctima a través de cualquier medio de comunicación, o por
medio de terceras personas”103.

De hecho, el precepto se ha modificado para conseguir su mejor adaptación al


entorno social en el que se desenvuelven las relaciones interpersonales actuales, que
cada vez están más invadidas por el avance digital e informático, viéndose favorecidas
además, por el cómodo acceso y uso de las redes sociales, teniendo como resultado un
notable aumento en la comisión de este tipo de conductas delictivas, además de la
aparición de víctimas de ciberacoso.

Otra conducta muy frecuente es el cyberbullying. Este tipo penal muestra


características similares al delito de ciberacoso, debido a que ambos consisten en la
articulación de insultos, palabras denigratorias, vejatorias u otros actos similares que
producen un menoscabo en la integridad física y/o moral de la víctima, ofendiendo sus
sentimientos o haciéndolo sentir avergonzado, juzgado o señalado por la sociedad. En
definitiva, configuran dos conductas delictivas distintas con un objetivo común, que es
siempre el hostigamiento de la víctima, con la singularidad de que ambas se cometen a
través del uso de las redes sociales104.

102
Ibidem.
103
Disponible en: https://www.iberley.es/temas/delito-stalking-analisis-articulo-172-ter-cp-65300.
104
Disponible en: https://www.iberley.es/temas/delito-stalking-analisis-articulo-172-ter-cp-65300.
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A colación del ciberacoso se introduce el nuevo apartado 5º al art. 172 ter del
Código Penal por la LO 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad
sexual: “5. El que, sin consentimiento de su titular, utilice la imagen de una persona
para realizar anuncios o abrir perfiles falsos en redes sociales, páginas de contacto o
cualquier medio de difusión pública, ocasionándole a la misma situación de acoso,
hostigamiento o humillación, será castigado con pena de prisión de tres meses a un año
o multa de seis a doce meses”.

De manera que, a través de la ya citada LO 10/2022, se introduce una nueva


modalidad de acoso persecutorio o stalking, a la que han querido denominar “acoso
mediante el uso indebido de la imagen de otro”, acomodada en el apartado 5º del propio
art. 172 ter del Código Penal. Esta nueva cláusula, castiga con una pena de prisión de
tres meses a un año o multa de seis a doce meses a quien, sin consentimiento de su
titular, “utilice la imagen de una persona para realizar anuncios o abrir perfiles falsos
en redes sociales, páginas de contacto o cualquier medio de difusión pública”.

A pesar de la ausencia de jurisprudencia sobre esta nueva figura delictiva, dada a


su muy reciente incorporación en nuestro texto punitivo, cabe destacar que este nuevo
delito tratará de eludir las dificultades que planteaba el castigo de este tipo de conductas
a través del delito de usurpación del estado civil del art. 401 del Código Penal. No
obstante, debemos tener en cuenta que, como es lógico, la conducta solo será punible
por este nuevo tipo penal cuando la misma ocasione a la víctima una “situación de
acoso, hostigamiento o humillación”, exigencia esta que justifica su inclusión en el art.
172 ter del Código Penal105.

3.4. Cláusula concursal.

Cuando un sujeto lleva a cabo una cadena de conductas puede suceder que todas
ellas colmen en un único delito o varios, de manera que se hace necesario resolver los
problemas que se plantean a la hora de subsumir los hechos acontecidos en la realidad
dentro de las figuras delictivas previstas en nuestro Código Penal. En consecuencia,
nace la Teoría del Concurso de delitos, que nos ayuda a resolver las dudas que nos
puedan surgir entre los tipos penales que guardan alguna relación. Para ello, es

105
MUÑOZ CONDE, F.: op. cit., nota 58, pág. 171.
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fundamental tener en cuenta la triple identidad (sujetos, hechos y fundamentos) que ha
sido creada por el Tribunal Constitucional como criterio de vulneración del principio
non bis in ídem106.

Por tanto, no se podrá sancionar dos veces por los mismo hechos, cuando los
sujetos intervinientes sean los mismos, y también el bien jurídico protegido. Por esta
razón, las reglas que rigen en nuestro ordenamiento jurídico para solucionar los
problemas concursales son las previstas en los art. 8, 73 y 78 del Código Penal, las
cuales se complementan con las cláusulas de concurso específicas que el legislador fija
para determinados delitos107.

En este sentido, debemos señalar que el delito de acoso persecutorio contempla


una cláusula de concurso efectivo de delito, ya que el apartado 3º del art. 172 ter del
Código Penal dispone: “Las penas previstas en este artículo se impondrán sin perjuicio
de las que pudieran corresponder a los delitos en que se hubieran concretado los actos
de acoso.”. Por tanto, esta cláusula concursal permite la posibilidad de establecer
concursos de delitos entre las conductas delictivas que se ejecutan con el fin de acosar, y
la conducta típica de acoso prevista en el propio art. 172 ter del Código Penal.

Sin embargo, debemos señalar que esta cláusula ha sido criticada por la doctrina,
por considerar que vulnera el principio non bis in ídem. De hecho, GALDEANO
SANTAMARÍA considera que, si las conductas que constituyen el hostigamiento son
amenazas o coacciones, y adquieren entidad propia, por progresión delictiva debe
quedar absorbida la conducta de acoso por estas, ya que ambos delitos comparten bien
jurídico protegido, en este caso el derecho a la libertad108.

Para solucionar este problema, VILLACAMPA ESTIARTE propone crear una


cláusula de subsidiariedad expresa, que disponga: “salvo que los hechos constituyeren
un delito más grave.”109. De manera que, según la autora, el delito de acoso no sería de
aplicación cuando los hechos que configuran el mismo, atentan contra la libertad110.

106
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 186.
107
Idem, pág. 187.
108
Idem, pág. 188.
109
VILLACAMPA ESTIARTE, C.: Stalking y Derecho Penal. Relevancia jurídica-penal de una nueva
forma de acoso, Ed. Iustel, Madrid, 2009, pág. 303.
110
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 190.
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GALDEANO SANTAMARÍA, ha sido más rígida a la hora de plantear una solución y
defiende directamente su supresión111.

Cabe destacar, que TAPIA BALLESTEROS entiende que se trata de una


cláusula desacertada, sin embargo en los casos en los que no se declare su
inconstitucionalidad por vulnerar el principio non bis in ídem, deberá ser aplicada. De
hecho, la autora considera que esta cláusula está prevista solo para aquellos casos en los
que se proteja un bien jurídico distinto a los citados o a hechos delictivos en los que no
exista una identidad de sujetos112.

Por último, LUZÓN CUESTA señala que teniendo en cuenta que las conductas
enumeradas en el apartado 1º del art. 172 ter son numerus clausus, en principio la regla
concursal estaría prevista para todos los delitos contra la libertad o el patrimonio de la
víctima, o de otra persona próxima a ella, realizados dentro de esa situación de acoso,
para impedir que el acosador pueda resultar privilegiado respecto de otros sujetos por
aplicación del principio de especialidad, en vista a que la penalidad del tipo básico de
acoso permite imponer pena de multa113.

3.5. Condición de procedibilidad.

El delito de acoso persecutorio o stalking se configura como un delito de


naturaleza semipública. Como sabemos, los delitos semipúblicos son aquellos que para
poder ser perseguidos necesitan como requisito de procedibilidad que haya una
denuncia de la persona agraviada o de su representante legal, y una vez iniciado el
proceso penal, se actúa como si de un delito público se tratara.

Esto se debe a que el propio art. 172 ter del Código Penal, en su apartado 4º,
establece la necesidad de interponer una denuncia previa por parte del sujeto pasivo
perjudicado o su representante legal, para que se persiga el delito, al disponer: “Los

111
GALDEANO SANTAMARÍA, A.: “Acoso-Stalking: artículo 172 ter”, en AA. VV. (ÁLVAREZ
GARCÍA, F. J., Dir, DOPICO GÓMEZ-ALLER, J, Coord.), Estudio crítico sobre el Anteproyecto de
Reforma Penal de 2012, Tirant lo Blanch, Valencia, 2013, pág 572, citado en TAPIA BALLESTEROS,
P.: El nuevo delito de acoso o stalking, Ed. Wolters Kluwer, Barcelona, 2016. pág. 190.
112
TAPIA BALLESTEROS, P.: op. cit., nota 4, pág. 191.
113
LUZÓN CUESTA, J. M.: Compendio de Derecho Penal. Parte Especial, 23ª ed., Ed. Dykinson,
Madrid, 2021, pág. 109.
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hechos descritos en este artículo sólo serán perseguibles mediante denuncia de la
persona agraviada o de su representante legal''.

No obstante, nos encontramos con una excepción en el apartado 2º del art. 172
ter: “Cuando el ofendido fuere alguna de las personas a las que se refiere el apartado 2
del artículo 173, (...). En este caso no será necesaria la denuncia a que se refiere el
apartado 4 de este artículo.”. En consecuencia, el delito de acoso tiene naturaleza
pública cuando el sujeto pasivo sea víctima de violencia de género y/o doméstica, de
manera que, el delito podrá ser perseguido de oficio, sin que para ello se requiera la
interposición de una denuncia previa cuando la victima sea alguna de las personas
enumeradas en el art. 173.2 del Código Penal.

Como ejemplo jurisprudencial, citaremos la SAP de Barcelona, 121/2019, de 7


de febrero, fundamento de derecho cuarto, que condena por un delito de acoso en el
ámbito familiar, es decir, por un delito de acoso cometido contra una persona de las
previstas en el art 173.2 del Código Penal, concretamente contra la ex pareja
sentimental, declarando que “la calificación jurídica que cuestiona el recurrente es
correcta, y que por tanto debe mantenerse en su integridad”, y continúa señalando que
“cuando el ofendido fuere alguna de las personas a las que se refiere el apartado 2 del
artículo 173, se impondrá una pena de prisión de uno a dos años, o trabajos en
beneficio de la comunidad de sesenta a ciento veinte días”, y que por tanto, “en este
caso no será necesaria la denuncia a que se refiere el apartado 4 de este artículo”114.

4. Conclusiones.

Este último apartado lo dedicaremos a realizar una recapitulación de las ideas


más importantes para poder mostrar también nuestro punto de vista.

En primer lugar, en relación con el bien jurídico protegido, que como hemos
concluído es el derecho a la libertad de obrar, entendida como la capacidad de decidir
libremente, así como la seguridad de la víctima, debemos señalar que, a nuestro modo
de ver, se trata de una cuestión bastante problemática, pues consideramos que es un
tema que abre las puertas a la subjetividad, permitiendo que se coloque como
protagonista del mismo.

114
SAP de Barcelona, de 2 de febrero de 2019, fundamento de derecho cuarto, (rec. núm. 121/2019).
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43
En vista de que el delito de acoso tiene como objeto condenar precisamente
aquellas conductas que generan miedo, angustia o inseguridad al sujeto pasivo,
lesionando su derecho a la libertad y a la seguridad, y provocando como consecuencia
que se vean gravemente alteradas sus rutinas y costumbres de vida, el desafío consiste
en delimitar cuando nos encontramos ante actos que producen unas simples molestias,
pero que no afectan al bien jurídico protegido, y cuando los actos pueden realmente
limitar la libertad de obrar de la víctima, puesto que lo que para una persona puede
suponer una mera molestia, para otra, podría entrañar una grave mortificación viendose
obligada a modificar todos los hábitos de su vida para evitarla. De hecho, consideramos
que esta particularidad puede ser bastante peligrosa porque podría tener como resultado
una respuesta desafortunada, como por ejemplo, que una conducta acosadora grave no
sea condenada porque el sujeto pasivo pudiera tener una gran resistencia psíquica, de
manera que esas acciones no le generarían ningún tipo de temor, y por tanto, no se vería
limitada su libertad, o por el contrario, que otros actos no tan graves cometidos contra
una persona extremadamente sensible, le provoquen una alteración de sus rutinas y
puedan ser penalizados.

En segundo lugar, en el marco de la tipicidad, la primera de las críticas va


dirigida a la necesidad de que la conducta típica prevista en el art. 172 ter del Código
Penal sea “insistente y reiterada”, en cuanto tampoco se determina cuando debe
entenderse que un comportamiento se ha llevado a cabo de dicha forma y cuando no,
configurándose este asunto, de nuevo, como una cuestión subjetiva. En relación,
podemos recordar la STS 324/2017 de 8 de mayo, fundamento de derecho tercero,
donde se rechazaba la posibilidad de tipificar las conductas como un delito de acoso.

Por otro lado, en cuanto a la exigencia de que la conducta típica “altere


gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de la víctima”, configurándose así el
delito de acoso como un delito de resultado, debemos señalar que también da lugar a
diversas controversias. A nuestro pensar, esta cláusula tiene tantos puntos positivos
como negativos, pues por un lado, consideramos adecuado, como es lógico, que para
poder condenar la conducta se exija un resultado, pero por otro lado, entendemos que
tampoco es acertado que la víctima se vea obligada a modificar su vida cotidiana para
que los comportamientos sean castigados, pues parece que la víctima está obligada a

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hacer algo para evitar el acoso, en lugar de simplemente penalizar al sujeto activo que lo
comete. Un ejemplo de esto sería que el sujeto pasivo sufriera graves actos de acoso por
parte del sujeto activo, y que los denuncie, pero que decida, por conveniencia de su
estabilidad emocional, que no se va a ver afectado en su vida cotidiana, o que por
razones de principio o mera necesitad vital las soporte consciente de la ilegalidad de la
acción del sujeto activo, y no por ello debería gozar de una menor protección.

Respecto a la enumeración de las modalidades de ejecución del delito de acoso


persecutorio o stalking, como hemos analizado, se trata de un numerus clausus previsto
en los números 1º a 4º del apartado 1º del art. 172 ter del Código Penal, que cumple con
el principio de seguridad jurídica y taxatividad, respetando la necesaria certeza sobre lo
que es punible y lo que no. Sin embargo, como gran parte de la doctrina, consideramos
que el acoso puede cometerse a través de una gran pluralidad de conductas distintas a
las tipificadas, como por ejemplo, las denuncias y demandas continuas y abusivas por
quien no acepta la ruptura de una relación tendría difícil encaje en este delito115. En este
sentido, tal y como está redactado actualmente el precepto, si el sujeto activo comete
alguna conducta que no esté prevista en el mismo, aunque provoque una grave
alteración en la vida cotidiana de la víctima, lesionado su libertad de obrar y seguridad,
podrá resultar impune o castigado por otros tipos penales. Esto no quiere decir, que
entendamos que el delito de acoso deba configurarse como un tipo penal abierto, pues
esto generaría una gran inseguridad jurídica, existiendo la posibilidad de que conductas
no tipificadas sean condenadas, simplemente queremos destacar que es otro elemento de
la redacción del tipo penal que da lugar a una inmensidad de debates.

En cuanto al tipo agravado del delito de acoso previstos en el apartado 2º del art.
172 ter del Código Penal, para cuando el sujeto pasivo es una persona a las que refiere
el apartado 2º del artículo 173, consideramos acertada la decisión de agravar la pena en
estos supuestos, pues la gran mayoría de los delitos de acoso se cometen cuando entre
los sujetos implicados ha existido previamente cualquier tipo de relación, ya sea
sentimental o familiar -y a su vez supone una mayor afectación emocional y psicológica

115
JIMÉNEZ SEGADO, C.: “Stalking o «stalkeo»: el delito de acoso persecutorio.”, Actualidad Jurídica
Aranzadi, núm. 925, 2016, pág. 3.
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para la víctima-116, mientras que las situaciones en las que se producen estos delitos
entre desconocidos son menos frecuentes, aunque también existentes.

Concluimos señalando que, la incorporación del art. 172 ter del CP, y por
consiguiente, la tipificación de las conductas de acoso o stalking, a pesar de todas las
críticas de las que ha sido objeto, es necesaria porque el acoso es un hecho muy grave,
que cambia la vida de la víctima, su comportamiento consigo misma, y con los demás.
Sin embargo, consideramos que se trata de un tipo penal que deberá ser constantemente
reformado para ajustarlo a las necesidades reales del momento. Un ejemplo de ello, es la
última modificación del precepto a través de la LO 10/2022, de 6 de septiembre, de
garantía integral de la libertad sexual, con la que se introduce una nueva modalidad de
acoso en el apartado 5º del mismo, “el acoso mediante el uso indebido de la imagen de
otro”, como consecuencia del gran avance de las nuevas tecnologías.

116
VILLACAMPA ESTIARTE, C., PUJOLS PÉREZ, A.: “Percepciones sociales en torno al stalking:
trascendencia y respuesta jurídica”, Indret: Revista para el Análisis del Derecho, núm. 2, 2018, pág. 6.
Cmno de La Hornera, s/n. C. 38071. La Laguna. Tenerife. E-mail: facder@ull.edu.es Tlf. 922317291. Fax. 922317427 - www.ull.es

46
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