Camila Salazar-Simpson, la decoración en los genes: de la pasión que heredó de su abuela la baronesa Françoise de Pfyffer Von Altishofen a su estudio familiar

Heredó el amor por las cosas bonitas de su abuela, la baronesa Françoise de Pfyffer Von Altishofen. Hoy junto a su madre y su tía, Camila Salazar-Simpson está al frente de Studio Erhart, uno de los estudios de decoración más prestigiosos de España.
Camila Salazar Simpson ErhartInma Mariscal

Las tardes paseando por un museo siendo una niña despertaron en Camila Salazar Simpson Erhart (Ginebra, Suiza, 1989) una sensibilidad especial por el arte y la cultura que ha ido cultivando hasta la actualidad. “Mi madre no nos llevaba al parque, nos llevaba al museo del Prado”, recuerda la fundadora junto a su progenitora, Mercedes Salazar-Simpson, y su tía, la interiorista Federica Palacios Erhart, de Studio Erhart, un estudio y tienda de decoración que —desde su creación poco antes del inicio de la pandemia en 2020— ha llevado a cabo proyectos en media Europa. “Mi madre estudió Historia del Arte y se especializó en los frescos del Palacio Real de Madrid. Mi padre, que es empresario, fue durante 11 años presidente de la Fábrica de Cristal de La Granja y uno de sus grandes orgullos es haber puesto cristal de La Granja en todas las embajadas de España en las que antes, sorprendentemente, había cristal francés. Además, mi abuela, la baronesa Françoise de Pfyffer von Altishofen, era una loca de los viajes y, por ejemplo, cuando iba a Nueva York no nos enviaba una postal del Empire State sino de alguna exposición del MoMA. Todo eso, sin duda, influyó en mi manera de admirar las cosas bonitas de la vida y especialmente la artesanía de nuestro país”, explica.

Pese a esas influencias culturales, Camila optó por estudiar Derecho. “Yo quería estudiar Filosofía, pero mi padre me dijo que hiciera una carrera ‘seria’. Con tal de acortar esa ‘agonía’ al máximo, hice Derecho en cuatro años en lugar de en cinco. Cuando iba a terminarla, mi padre me dijo que en verano me daba la última paga y que en septiembre tenía que trabajar. Entré en Cuatrecasas en el departamento de Derecho Societario asesorando en compraventas de empresas. Ahí estuve ocho años, pero en 2017 me picó el gusanillo de la decoración. Fue cuando mi tía pidió ayuda a mi madre para reformar una casa en el lago de Ginebra, que es de los pocos ejemplos de arquitectura art déco de Suiza. Yo volvía del despacho y me sentaba con ella a ayudarla y ver cómo era el oficio del diseño de interiores en el día a día, y me entusiasmé. Dejé el despacho y en enero de 2020 empezamos con Studio Erhart. Al principio fue durísimo y nos centramos en la venta online de productos, hasta que en 2021 redecoramos el hotel Post de Zermatt (Suiza), uno de los más míticos y que lleva un siglo regentado por la misma familia. Luego hicimos otra casa en Gstaad y en 2023 reformamos un apartamento en el lago de Orta y dos pisos en Ginebra”.

Camila de niña junto a su madre, Mercedes Salazar-Simpson, de vacaciones en Sotogrande.D.R.

Suiza siempre ha estado presente en la vida de Camila, ya que allí se afincó su abuela materna, que en su juventud fue modelo de alta costura y regentó dos tiendas de decoración en Ginebra y Londres, así como un estudio de decoración en la ciudad suiza. “Era un espíritu libre. De niña fue bailarina en la Ópera de París y con 17 años empezó como modelo de alta costura. Ahí conoció a mi abuelo, que era agregado cultural de la embajada de Argentina y luego fue embajador. Vivieron en medio mundo hasta que se divorciaron. Hoy la recuerdo con un pitillo en una mano y una copa de champán en la otra y charlando de sus viajes. Tenía una sensibilidad especial para las cosas bonitas, ya fuese un vestido, un cuadro o una casa, y le divertía mucho organizar cenas para amigos”, rememora con emoción. “A ella le encantaba viajar y comprar y creo que montó sus tiendas para dar salida a todo lo que iba adquiriendo. La idea de Studio Erhart viene de ahí, de esa pasión por lo artesanal. Decidimos montar el estudio en Madrid porque queríamos estar cerca de esos artesanos y desde aquí mirar al resto del mundo. Y mi abuela está muy presente, de hecho, tenemos una lámpara que es un diseño de ella e imita los moldes de yeso de su gran amigo Diego Giacometti”, revela.

La abuela de Camila, la baronesa Françoise de Pfyffer von Altishofen, en su etapa como modelo de alta costura.D.R.

Si hay un lugar que a Camila le trae buenos recuerdos es Gordes, en el sur de Francia, donde su abuela tenía una casa en la que cada verano se reunía toda la familia y de donde conserva con cariño “varias litografías de un artista suizo llamado Ben y unos vasos de champán de cristal de murano en los que ella siempre bebía”. Tanto ella como su madre y su tía también han heredado esa pasión por recibir invitados.

“Para las tres nuestra casa es como nuestro refugio y donde más nos gusta estar y recibir. Prefiero recibir a amigos en casa que salir a un restaurante, y eso creo que inf luye mucho cuando diseñamos una casa para alguien. Queremos que sean casas para ser vividas, acogedoras, creo que ahí está nuestro secreto a la hora de llevar a cabo los proyectos. Es más, si me pides una recomendación de un restaurante, te mandaré a uno que me encante por su decoración e igual no sé ni qué se come”, bromea.

Todo queda en familia El encanto de las cosas bonitas
D.R.

Camila comparte empresa con su madre y su tía, Federica Palacios Erhart, y las tres se respetan y se complementan a la perfección. “Federica aporta su trayectoria y experiencia, ha reformado de un avión privado a un barco. Desde el punto de vista técnico, es brillante, y ella y mi madre imaginan a la perfección los espacios. Mi madre es muy creativa y muy curiosa, siempre está buscando telas, materiales… Es la empollona del grupo y descubre siempre detalles alucinantes en cada proyecto. Yo estoy en la parte más de negocio y online”, nos cuenta. “Si hablamos de personalidad, mi madre es la más perfeccionista, siempre todo tiene una vuelta de tuerca más; Federica es creativa y yo apago fuegos, me gusta tocar todos los palos”, bromea.