Café Quijano: “Es la primera vez que coincidimos con Antonio Banderas. Nos conocíamos de voz, hace 23 años hablamos con él a través del telefonillo de su casa de Los Ángeles”

Manuel Quijano nos habla sobre el verano, la música, los reencuentros y la buena vida.

Actuación de Café Quijano en El Balneario de los Baños del Carmen, Málaga.

Atardeceres Larios

El 25 de junio se dio el pistoletazo de salida a Atardeceres Larios en El Balneario de los Baños del Carmen de Málaga. Bajo un cielo bañado por una puesta de sol y las olas acariciando suavemente la costa, el grupo Café Quijano puso en pie al público con su repertorio más popular, La Taberna del Buda , Nada de ná o La Lola — hasta Miguel Ángel Muñoz se atrevió a subirse al escenario a cantarla junto al grupo leonés—.

Empezamos la conversación preguntando al compositor y mayor de los tres hermanos que forman Café Quijano si prefiere que lo llame Manuel o Manolo. Él responde que no le importa uno u otro, mientras no lo trate de usted. Sobre cómo vivió la experiencia en el escenario aquella tarde, Manuel Quijano nos cuenta lo bien que lo pasaron en el evento. “Había un ambiente precioso, el sitio tenía mucha magia (…). Cantamos, saltamos, nos reímos… Se puede pedir una historia así cada día, pero igual es excesivo”. Entre los invitados se encontraban Cayetana Guillén Cuervo, Alejo Sauras, María Esteve, Miguel Ángel Muñoz, Kira Miró y otros artistas como Cómplices, Tomasito, Kiki Morente, Iván Ferreiro y Álvaro Urquijo, de Los Secretos, que actuaron en el mismo escenario las siguientes semanas. Tampoco se perdió esta cita uno de los grandes embajadores de Málaga, Antonio Banderas, acompañado de su mujer, Nicole Kimpel.

Antonio Banderas y Azahara Margon, de Larios.

Atardeceres Larios

“Es la primera vez que coincidimos en persona con Antonio Banderas. Nos conocíamos de voz, habíamos hablado con él hace 23 años en el Día de los Enamorados a través del telefonillo de su casa de Los Ángeles. Unos días antes habíamos estado con Joaquín Sabina y Santiago Segura. Sabían que íbamos a grabar el disco de La Taberna de Buda en Los Ángeles y nos dijeron de saludar a Antonio. Coincidió que nuestro productor era su vecino y fuimos a su casa. Llamamos al telefonillo y nos presentamos: ‘Somos Café Quijano. Sabina y Santiago Segura nos comentaron que viniesemos a saludarte y aquí estamos’. Eran las nueve de la noche, pero aún así nos atendió. No era la hora ni el día más propicio y estuvo de lo más cariñoso y amable, estuvimos un buen rato hablando. Veintitrés años más tarde, le pedimos perdón por haber llamado a su casa a esas horas en ese día. También, sabíamos lo cercano, cariñoso y simpático que era Antonio, pero en Balneario de los Baños del Carmen de Málaga lo pudimos comprobar en persona", comenta Manuel Quijano.

Manuel, Óscar y Raúl son hermanos, amigos, compañeros de profesión y de vida. Comparten su pasión por la música y cada uno es un ingrediente que aporta su esencia más personal a la receta de Café Quijano. “Los tres tenemos personalidades totalmente distintas. Cada uno tiene su parcela y su cometido. Dentro de esas personalidades tan dispares lo que aporta cada uno es lo que hace que fluya todo. La magia del grupo es precisamente eso, que seamos hermanos y que podamos compaginar esas personalidades distintas que forman una sola en el concepto Café Quijano”, cuenta Manuel Quijano.

El grupo ha estado de gira desde principios de año en España. “Además, hemos estado tocando en ocho capitales europeas — Bruselas, Berlín, París, Edimburgo, Londres o Dublín, entre otras ciudades—. En América y lo que nos queda durante este verano”, comparte Quijano. La música en vivo al aire libre se fusiona con el entusiasmo de los asistentes que disfrutan de una atmósfera festiva y relajada. Por eso, no es de extrañar que sea uno de los planes preferidos del verano de Café Quijano. “Somos muy amantes del mar, nos encanta la playa y la música —aparte de que esto último es nuestro trabajo—. El mejor plan para nosotros son los conciertos que tenemos a lo largo de este verano. Tienen un alma diferente a los de otras temporadas del año que normalmente se desarrollan en auditorios o teatros. Además, el público se dispone, obviamente, de otra manera. No es lo mismo estar en un auditorio que en un concierto al aire libre. Si hay marcos y contextos como el que vivimos en Málaga, la experiencia es más bonita”, confiesa Manuel Quijano.

Durante sus 27 años de carrera Café Quijano han demostrado ser abanderados de la buena vida. Por sus temas, su estilo, su filosofía y su fraternidad inquebrantable. Pero ¿para ellos qué significa realmente? “La buena vida es la suma de muchas cosas y del disfrute. Un buen rato tomándote una copita con unos amigos disfrutando de música a la orilla del mar. Sobre todo compartir momentos con gente que te apetece, hacer cosas que te gusten, como viajar, conocer la gastronomía de un país o de una ciudad. La buena vida es disfrutar de los pequeños y de los grandes placeres cada uno en su momento y su medida”, declara Quijano. “Hemos disfrutado de cada colaboración. Hay una lista interminable de gente con la que nos encantaría colaborar, a la que respetamos y admiramos”, apunta Manuel Quijano sobre sus colaboraciones musicales.

En su amplia trayectoria profesional han compartido canciones con diversos artistas de diferentes géneros musicales como Armando Manzanero, Carlos Santana, Joaquín Sabina, Mijares, Willy Bárcenas, del grupo Taburete, o Celine Dion. La cantante canadiense últimamente está siendo noticia por las entrevistas que ha concedido a medios estadounidenses y franceses compartiendo detalles de su batalla contra el síndrome de persona rígida (SPR) y su gran deseo de volver a cantar para su público. “Hace tiempo que no tenemos contacto con ella. Cuando la conocimos nos pareció una bellísima persona, descubrimos a una mujer con una grandeza artística descomunal y con una grandeza como persona, llena de humildad. Celine Dion tiene una voz y un talento extraordinario. Nos trató siempre muy bien y le guardamos mucho cariño. Nos da mucha pena por lo que está viviendo y también cuando se murió su marido”, dice Manuel Quijano sobre la voz de My Heart Will Go On, la inolvidable canción de la película Titanic.

Café Quijano

Atardeceres Larios

¿El motor de Café Quijano para mantenerse unidos? La ilusión. “Cuando te gusta lo que haces, todo lo que va pasando es una nueva ilusión, aunque en muchos casos sean cosas que ya hayas vivido. Las giras, un nuevo disco y pensar sobre cómo vas a hacer los directos. Todo lo que nos rodea en este mundo para nosotros es ilusionante porque cada día surge o descubrimos algo nuevo. (….) Pero nos van surgiendo continuamente cosas preciosas. Entonces, ¿cómo no vamos a querer seguir en algo que es como un continuo parque de atracciones? Cada día, cada semana, cada concierto, cada proyecto es una atracción”, dice con convicción Manuel Quijano. “Las ilusiones se basan en ir probando y creciendo, y las oportunidades al final te ayudan a que crezca esa ilusión por hacer las cosas y que siempre puede surgir algo nuevo. Yo no tengo hijos, pero supongo que es como tener un hijo. Te ilusionas por verlo crecer, evolucionar y cada día descubres algo nuevo de él. Hay etapas: empieza el colegio, se va haciendo mayor, va a la universidad y continuamente vas viendo un mundo nuevo a través de un hijo. Nuestro hijo es Café Quijano, que cada día nos da más satisfacciones porque nos permite seguir tocando después de tantos años”.

La vida de Café Quijano ha experimentado diferentes etapas y momentos clave que han construido una línea temporal en su camino a lo largo de los años. Ha llovido desde su primer hito histórico, La Lola, bautizado así por el pub de su padre, Manolo, fundado en 1977 y que los lanzó a los primeros puestos en las radios a escala nacional e internacional. “Con el boom de La Lola viajamos por el mundo entero. Por ahora seguimos viajando también por el mundo, pero en 1999 fue muy salvaje todo. Fuimos a los Grammy y nos nominaron al Grammy americano. Entonces nos parecía que todo eso era lo normal. Pero no lo disfrutábamos como ahora. Por eso, las etapas son diferentes, lo ves todo de otra manera. Ahora donde quiera que vayamos a tocar, si vamos a París, nos apetece ir a comer a un restaurante bueno, ver la torre Eiffel y descubrir sitios nuevos. Si vamos a Londres, nos encanta recordar o pasar por los sitios que fuimos hace 20 años. O sea, ahora nos tomamos todo con mucha más calma y con mucha más confianza”, reflexiona Manuel Quijano.

Esta constante evolución y el deseo de compartir su visión artística son fuerzas impulsoras que alimentan la dedicación de Café Quijano a su oficio, manteniéndolos inspirados y emocionados por el presente y por lo que viene. “Hoy disfrutamos mucho más que cuando empezamos hace 27 años. Cuando viajamos por trabajo, aprovechamos para ver amigos que viven fuera, visitar las ciudades. Nos gusta compartir con nuestra gente no solo el concierto, sino la experiencia que supone el viajar a otra parte y disfrutar de todo eso que nos brinda la música. Entonces, seguimos teniendo ese estímulo de conocer sitios nuevos, de seguir contando historias, encontrándonos con gente en los conciertos. Hay muchas cosas que hacen que sigamos con ganas. Cuando empezamos, lo único que queríamos era ver qué iba pasando y que pudiéramos mantenernos en este mundo de la música. Ahora lo que queremos es cumplir otros 27 años”. Un deseo que brindamos para que se cumpla.

Atardeceres Larios