LA FUNCIÓN FRATERNA
ESTUDIO PSICOANALÍTICO SOBRE
LA INTER-RELACIÓN ENTRE LOS
HERMANOS
LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA
1
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3
Del mismo autor:
-Epistemologìa de las ciencias humanas. 1996. U.P.B. Medellìn. Colombia.
-Construcciones en el psicoanàlisis. Un estudio sobre tècnica y clìnica psicoanalìtica.
2007.
Ed. Lealon. Medellìn. Colombia.
-Genealogìa de la violencia. Un estudio psicoanalìtico sobre las fuentes de la agresiòn, el
amor y la angustia en nuestra sociedad. 2010. Ravenna. Italia.
-Psicoanàlisis y psicoactivos. Aporte psicoanalìtico a la investigaciòn sobre los procesos
psìquicos que intervienen en el consumo de sustancias psicoactivas. 2011. Ravenna. Italia.
-Paterlogìa: Una disciplina psicoanalìtica que investiga la figura del Padre en sus
mùltiples
implicaciones. 2016. Ravenna. Italia.
-El duelo en el psicoanàlisis. Nuevas contribuciones al estudio de la experiencia sobre el
duelo. 2020. Ravenna. Italia. anfer36@hotmail.com
En la caràtula:
Foto traìda a colaciòn desde el sitio del Museo de Příbor, Repùblica de Checoslovaquia,
anteriormente perteneciente a Austria. En la casa donde Freud naciò y creciò durante su
infancia. El museo fue organizado en el 2006 y està siempre abierto al pùblico, su direcciòn
es Zámečnicka 117, 74258. www.freudmuseum.cz
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LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA
LA FUNCION FRATERNA
ESTUDIO PSICOANALITICO SOBRE
LA INTER-RELACION ENTRE LOS
HERMANOS
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“El equilibrio no significa evitar conflictos,
implica la fuerza de tolerar emociones dolorosas
y poder manejarlas.
Si disociamos excesivamente las emociones dolorosas,
restringimos la personalidad
y provocamos inhibiciones.
De esto se desprende que la salud mental
no es compatible con la superficialidad,
puesto que èsta se vincula con la renegaciòn
del conflicto interior y
de las dificultades externas.”
Melanie Klein
7
8
ĺNDICE
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INTRODUCCIÓN
16
1. Preliminares històricos:
Elementos en torno a la etiologìa de la investigaciòn teòrica sobre la inter-relaciòn
fraterna en el psicoanàlisis
19 Acerca de la etimologìa “fraternal”: relaciòn entre hermanos.
21 Planteamiento de la problemàtica
23 Melanie Klein y la dinàmica fraterna
27 Donald Winnicott y la conflictividad infantil
29 La funciòn fraterna en René Kaës
33 Anàlisis de un caso planteado por Karen Horney
35
2. La teorìa acerca de la funciòn fraterna:
35 Justificaciòn del campo de estudio
37 Factores que intervienen en la alianza fraterna
39 Del contrato totèmico al contrato fraterno
41 Eros fraterno vs. Thànatos fraterno
43 Triàngulo primordial y rivalidad
45 Desplazamiento de las identificaciones primarias
47 Posiciòn depresiva y yo-ideal
49 El complejo fraterno y el lazo intersubjetivo
9
-Complejo fraterno patològico vs. Complejo fraterno no-patològico
51 Pacto denegativo
53 Representaciòn triangular madre-hermano-sujeto
55 Deseos destructivos como intento por superar la angustia
57 Dispositivo del contrato fraterno
59 Funciòn fraterna en cuanto pantalla de reacciòn
61 Auto-metàfora del yo y el signo de la culpa
63 Sinapsis fraterna
65 Transmutaciòn neo-afectiva
67 Pulsiòn de vida y pulsiòn de muerte en la relaciòn fraterna
69 Freud y Fliess: amistad fraterna
71 La imagen “especular”: Definiciòn
75 La relaciòn fraterna segùn Lacan
77 La teorìa del enganche y del desenganche
81
3. La influencia de la figura materna en la relaciòn fraterna
85
4. Cuatro modelos paradigmàticos en el anàlisis de la funciòn fraterna
85
89
93
97
1.
2.
3.
4.
99
101
10
Paradigma de la funciòn fraterna desde la òptica edìpica.
Paradigma de la funciòn fraterna desde la òptica anti-edìpica
Paradigma de la funciòn fraterna desde la òptica narcisista
Paradigma de la funciòn fraterna basado en la figura del hijo Telèmaco
5. Compulsiòn al “archivo” de los afectos
Referencias bibliogràficas
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INTRODUCCIÓN
La investigaciòn psicoanalìtica de los procesos psìquicos acerca de la funciòn fraterna
no ha sido tratada lo suficientemente en cuanto objeto de conocimiento. El trabajo
del estudio sobre la relaciòn entre los hermanos requiere plantear una plataforma
conceptual y sistemàtica donde los postulados y las hipòtesis privilegien,
epistemològicamente, el campo especìfico de la problemàtica vincular ya no en la
dimensiòn edìpica, paterna, materna, sino desde la dimensiòn horizontal, hacia el reconocimiento de la presencia activa de ese Otro-no-yo externo, de aquel Otro-no-yo
bajo la representaciòn especular de un posible proyecto de identificaciòn.
Hasta ahora la psicologìa cognitiva, la psicologìa evolutiva, el conductismo, han
abordado las fases del desarrollo desde diversas òpticas del pensamiento y no desde
el asunto de la diferenciaciòn generacional -contemporanea-. Nuestro objeto de
estudio exige diferenciar las posiciones que han tratado la filiaciòn fraterna aùn al
interno de la producciòn literaria psicoanalìtica.
El hallazgo de un conjunto
significativo de hipòtesis desde el contexto psìquico de la psicosexualidad infantil, el
narcisismo primario, las teorìas acerca del yo, la identificaciòn, las teorìas sobre el
objeto y sus relaciones, las diferenciaciones entre aquello patologizante y aquello que
no lo es, la mezcla erothanàtica, el dominio extendido de las fuerzas pulsionales,
hasta las dimensiones de la fase del espejo, brindan la obligatoriedad de confirmar un
nuevo campo de investigaciòn denominado La funciòn fraterna en la producciòn
psicoanalìtica.
Este texto constituye el impulso que promueve el acceso a este camino de trabajo
bibliogràfico. Sin olvidar las bases fundantes del marco teòrico freudiano es de
resaltar la direcciòn clìnica del tratamiento psicoanalìtico que habrìa de enriquecerse
con los estudios sobre la influencia, la condicionalidad de la funciòn fraterna en la
vida psìquica del adulto y sus respectivas regresiones fantasmàticas. El triàngulo
edìpico por excelencia circunscribe una red de conexiones afectivas entre los
participantes del nùcleo parental originario, el ejercicio activo de la maternidad, de la
paternidad, la direcciòn vertical entre madre e hijos, padre e hijos, no puede
prescindir de las incongruencias y de la extructuraciòn paralela de la funciòn fraterna
entre los hermanos.
Hasta ahora el anàlisis ha favorecido la comprensiòn de la problemàtica en tèrminos
de complejo fraterno, ligàndolo no sòlo a la triangulaciòn primarìa sino ademàs a la
intervensiòn activa de las fases vinculares, en los determinismos de la evoluciòn
libidinal y de las modificaciones especìficas de las pulsiones. Esta confrontaciòn ha
sido retomada por la configuraciòn de la fase del espejo que aborda un semblante
12
nuevo del rumbo en la investigaciòn teòrica. Sin embargo, no ha de reducirse la
teorìa del sujeto sòlo a su factible vincularidad, de hecho este nuevo campo de
trabajo revela la necesidad de inter-relacionar, sistemàticamente, los paradigmas
configuracionales reconocidos por la “geografìa” terminològica del psicoanàlisis
segùn con los diferentes autores y escuelas de pensamiento.
Con Tisseron (1997), proponemos un concepto que ilumina la tarea del conocimiento
en tèrminos de una Archeologìa del psiquismo humano a un nivel clìnico,
interpretativo, que busque des-centrar la teorìa edipica con respecto a sus
tradicionales coordenadas, hacia una re-dimensiòn del sìntoma, de la pedagogìa
subjetivizante.
El presente texto està subdividido en cinco capìtulos que se comunican,
recìprocamente, entre sì. El primero se refiere a los preliminares històricos que han
propiciado la apertura de un discurso vincular del todo novedoso, no sòlo los casos
clìnicos tratados por muchos psicoanalistas sino ademàs la introducciòn de nuevos
conceptos permiten ir descubriendo nuevas realidades psìquicas.
El segundo capìtulo retoma la teorìa en su conjunto para fortalecer la idea de la
necesidad de configurar la dimensiòn especìfica del objeto en cuestiòn, definiendo y
articulando epistèmicamente un conjunto de enunciados coherentes entre si. El
capìtulo tercero -sucintamente-, trata la influencia de la funciòn materna en la funciòn
fraterna. El cuarto propone cuatro modelos paradigmàticos en el anàlisis de la
investigaciòn, y, finalmente, el quinto capìtulo, alude a la compulsiòn consciente o no
al “archivo” de los afectos. Es de resaltar la importancia decisiva del material
bibliogràfico en la eventualidad de futuros trabajos que incluyan alusiones a dicho
argumento.
13
El efecto “Geschwister”
Se trata del pacto entre hermanos y hermanas
bajo el efecto del juego edìpico que testimonia
una “creatividad” especìfica.
“Cierto dìa los hermanos excluidos
se reunieron, eliminaron al padre y lo devoraron,
poniendo asì fin a la horda paterna.
Ellos unidos lograron cumplir aquello que
hubiera sido imposible hacer por parte
del individuo aislado.” Renè Kaës
14
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1. PRELIMINARES HISTÓRICOS:
Elementos en torno a la etiologìa de la investigaciòn teòrica sobre
la inter-relaciòn fraterna en el psicoanàlisis.
Uno de los primeros psicoanalistas que se interesò en la investigaciòn de la
problemàtica acerca de la inter-relaciòn fraterna fue A. Adler. Segùn algunas de sus
observaciones la posiciòn del hermano mayor, debido a su constante lucha por la
supremacìa sobre los demàs hermanos menores, le permitirà heredar algunos rasgos
especìficos del caràcter como la tendencia a la competitividad y el impulso hacia la
independencia. Sostiene ademàs que la mayor dificultad del hermano menor consiste
en la predisposiciòn a conservar cierto grado de inferioridad que intentarà sustituir,
re-configurar, bajo la modalidad de “voluntad de poder”.1
La “voluntad de poder” se configura de manera estructural en algunas patologìas
como la neurosis y parece formar parte de la condiciòn humana en general. La interrelaciòn entre los hermanos define la funciòn fraterna de comunicaciòn hacia un
desencuentro por alcanzar el privilegio de las atenciones maternales, Adler lo explica
en los siguientes tèrminos:
“Pero no debemos olvidar la multiplicidad de los resultados obtenidos cuando
entran en juego las libres energìas creadoras del niño. Este asimila las influecias exteriores para utilizarlas conforme a su sentir. En caso de estar mimado
por la madre, se negarà a ampliar su sentimiento de comunidad respecto a
otras personas y procurarà substraerse al padre, a los hermanos y a cuantos no
se le acerquen con igual ternura que la madre.”2
El infante intentarà reproducir el mismo esquema afectivo proporcionado por la
madre exigiendo de manera obsesionada que el mundo que le rodea y los demàs seres
humanos, le traten de igual manera. Podrà tornarse agresivo y violento debido a esta
motivaciòn inconsciente que, a su vez, podrà intercalar con otros sentimientos de
origen paternal como los celos, la envidia, el orgullo, la competitividad agresiva,
entre otros.
La teorìa de la personalidad adleriana permite involucrar en la funciòn fraterna
muchos factores inherentes a la psicodinàmica edìpica en relaciòn con las exigencias
del mundo externo, la vida intelectual, las reacciones psìquicas, las neurosis, las
1 Adler, A. (1930). Il Bambino dificile. Ed. Compton. Roma. 1993.
2 Adler, A. (1935). El sentido de la vida. www.academia.edu
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producciones onìricas, las patologìas tempranas, etc.
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ACERCA DE LA ETIMOLOGIA “FRATERNAL”:
RELACION ENTRE HERMANOS
Segùn Navelet (1999), desde el punto de vista semàntico, el concepto “hermano”
proviene del latin germanus y pertenece a la misma fuente del concepto germania
pero con un significado totalmente diferente. Germen quiere decir germen o brote a
partir de una misma raìz representada en el padre o en la madre. Germen proviene de
gene o gigno que significa origen carnal o similaridad con un pariente sanguìneo,
frater germanus: hermano carnal. Se suele encontrar algunas definiciones acerca de
la variedad conceptual:
-Hermanos enteros, hermanos carnales y hermanos plenos, cuando comparten ambos
padres biològicos o adoptivos.
-Medio-hermano: Aquellos que comparten sòlo uno de los progenitores, existirìa asì
un vìnculo materno o paterno que a su vez puede ser: -hermanos de madre o
hermanos uterinos de la misma madre pero con diferente padre. -Hermanos de padre,
consanguìneos, comparten el mismo padre pero con diferente madre.
-Hermanastros: perteneciente a una madre-madrastra o a un padre-padrastro, en un
segundo caso, incluirìa ademàs a los hermanos medios que comparten sòlo uno de los
padres. Sin embargo, se trata de una connotaciòn negativista y rechazante. Jaime de
Salazar y Acha subrayan este factor que tanto se advierte en la actualidad, realmente
se tratarìa de hermanos medios, no tendrìan parentesco de consanguinidad sino de
afinidad.3
-Hermanos de leche o “collazo”: es referido especìficamente al hijo de la nodriza con
respecto al ajeno, de manera anàloga a lo dicho anteriormente sobre los hermanastros
sòlo nos referimos a la relaciòn de parentesco de leche cuando no existe
consanguinidad. No habrìa incidencias o efectos jurìdicos pero socialmente tendrìan
una apreciaciòn similar a la de afinidad.
-Hermanos epirituales o hermanos de ahijamiento son los hijos del padrino o la
madrina, o los ahijados del padre o de la madre. Es equivalente al tèrmino inglès
Godbrother, no se halla en los diccionarios y no presenta efectos jurìdicos pero tienen
una gran repercusiòn social.
Hermano (s) mayor (es):
aquel que imaginariamnte tendrìa mayor poder,
psicològicamente quien habrìa recibido mayor nùmero de atenciones por parte de la
3 Salazar y Acha, Jaime de. (2006). Manual de genealogìa española. Ed. Hidalguìa. Madrid.
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madre antes de haber nacido el segundo o los demàs. Puede representar un signo del
super-yò y un factor significativo con respecto a la problemàtica edìpica.
Hermano (s) menor (es): Aquellos que al nacer habrìan robado el interès y el amor de
la madre, deplazando este afecto para prejuicio del primero, equivale a la apariciòn
conciente, o no, de la fundamentaciòn de los valores que se refieren al sentido de la
competencia, la admiraciòn, el ideal del yo, etc.
En algunas acepciones de caràcter literario pueden visualizarse ademàs extensiones
del significado metàforico de acuerdo con los rasgos de origen, caràcter, emotividad,
o intereses comunes donde prevalece la cercanìa en la relaciòn y un nivel apreciado
de amistad o complicidad. El tèrmino alude ademàs a la necesidad de aceptar,
compartir y defender determinados valores, criterios o modelos de vida en torno a un
conjunto amplio de sujetos.
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PLANTEAMIENTO DE LA PROBLEMATICA
La investigaciòn psicoanalìtica acerca de los fenòmenos psìquicos incluye la realidad
edìpica en cuanto campo especìfico desde donde es factible rastrear la estructura de
las relaciones fraternas al interior de los nùcleos parentales. En el intercambio
semàntico de factores ero-thanàticos la ambivalencia constituirìa un imaginario
persistente y caracterìstico.
Freud subrayò el problema de la llegada de un segundo partìcipe alinterno de la vida
familiar. Este suceso implica la transformaciòn de la realidad psìquica de acuerdo al
nuevo orden de las cosas, la funciòn fraterna habrà de enfrentar emociones
contradictorias donde la madre y los demàs componentes del circuito vincular
brindarìan mayor atenciòn al recièn nacido. Se imponde una re-organizaciòn del
equilibrio y una de-construcciòn evidente con respecto a cierto nivel de integridad
antes consolidada.
La llegada de un nuevo componente podrà desencadenar un semi-trauma emotivo al
comprobarse que la anterior unidad que se habìa establecido en torno a las figuras de
identificaciòn ha desaparecido o ya no corresponde a la misma intensidad afectiva.
El conflicto creadopor una especie de “schok” en la percepciòn de los participantes
implica simultàneamente la bùsqueda de nuevos recursos psìquicos para afrontar la
nueva situaciòn con respecto al rol fundamental de la funciòn fraterna. Escribe
Freud:
“El niño pequeño no ama necesariamente a los hermanos, en general, descaradamente
no los ama de hecho. Sin duda alguna los odia como propios competidores. Es notable cuanto es comùn que esta actitud pueda permanecer interrumpidamente por muchos años, hasta la madurez y hasta màs allà todavìa. Comùnmente a esto se sustituye, para decirlo mejor, se sobrepone una actitud mucho màs afectuosa; pero la actitud hostil parece ser con absoluta regularidad la màs antigua de todas.” 4
4 Freud, S. (1908). El pequeño Hans. OC. Amorrortu Ed. Madrid.
21
22
MELANIE KLEIN Y LA DINAMICA FRATERNA
El discurso de la hostilidad latente en la funciòn fraterna se instituye en cuanto
consecuencia directa del conjunto de las fantasìas ligadas al nacimiento de un “rival”.
Nos referimos a un estado de sentimientos hostiles que generarìa oleadas de
culpabilidad debido a la insurgencia de anhelos inconscientes por asesinar al recièn
llegado, querer que èste desaparezca, que no ocupe nuestro lugar, que no se apodere
de la atenciòn y el amor que antes la madre dirigìa hacia nosotros. Escribe M. Klein:
“A ningùn infante le falta advertir sentimientos de fuertes celos con respecto a sus
hermanos y hermanas. […] Tambièn el infante muy pequeño tiene una cogniciòn
inconsciente netìsima acerca del hecho que los niños crecen en el vientre materno.
Los celos suscitan un odio violento contra el niño que se encuentra todavìa en el
vientre materno, lo que le lleva al deseo por abrir el vientre gràvido de la madre y
de herir o mutilar al feto mordièndolo o hacièndolo pedazos. Deseos sàdicos que
tienen como objetivo al recièn nacido o a los demàs hermanos y hermanas
mayores.”5
Tanto los conflictos como los sentimientos explicados por Melanie Klein se
complementan con el anàlisis de la posibilidad de que estos prevalezcan o puedan
determinar, significativamente, y por siempre la funciòn fraternal entre los diversos
componentes del nùcleo parental. Profundiza el conocimiento del afecto de la
avaricia cuyo origen se remonta a los primeros contactos fraternales desde un estado
psìquico denominado esquizo-paranoide en cuanto el objeto es percibido como
fragmentado en dos partes. Dos posiciones, dos sentimientos contrarios, la base de
inconscientes paradojas persecutorias.
Desde el punto de vista evolutivo los celos se presentan sucesivamente al percibir el
objeto en cuanto un “todo” completo, es decir, unificado entre sus componentes
positivos y negativos, y cuando los rasgos especìficos de la posiciòn esquizoparanoide -inconsciente- han declinado al menos en parte. M. Klein postula,
asimismo, el establecimiento de la posiciòn depresiva al considerarse el objeto en
cuanto re-unificado, al aceptarse su nivel de ambivalencia, gratificante y frustrante de
un modo simultàneo.
Estas diferentes fases evolutivas, parcial o totalmente inconscientes, constituyen la
plataforma psìquica para la formaciòn del re-nombrado sentido de culpa
correspondiente a la percepciòn que realiza el infante frente a las agresiones
fantasmàticas de haber destruìdo no sòlo el objeto malo sino ademàs la
5 Klein, M. (1945). Obras Completas. Ed. RBA. Madrid. 1975
23
representaciòn del objeto-bueno.
La invetigaciòn psicoanalìtica llevada a cabo por la autora evidencia la existencia de
un eje central al interior de la relaciòn entre los hermanos cuando esta es
caracterizada por fenòmenos conductuales o psìquicos re-conducibles al factor
“envidia” en las coaliciones fraternales y sus respectivas resonancias inconscientes.6
La primera relaciòn de objeto tiene una importancia especìfica en la evoluciòn
psìquica del infante y es condicionada por la alianza que èste habìa establecido con la
representaciòn del seno materno y con la madre. Si este primer objeto ha sido
introyectado se arraiga en el yo con relativa seguridad, de hecho existirìan las
condiciones basilares para una factible evoluciòn psico-emotiva de caràcter
satisfactorio. Existen aspectos hereditarios que contribuirìan a respaldar dicho lazo
constitucional. Desde la influencia de los primeros impulsos orales la representaciòn
del seno es asumida en cuanto entidad que genera alimento, es decir, origen de vida y
bienestar.
En este contexto de apegos primarios existen las coordenadas originarias que tienen
como propòsito la fundaciòn de afectos bàsicos ligados a sentimientos como la
bùsqueda de protecciòn e impulsos de idealizaciòn. Sin embargo, habrìan de subsistir
otros significados anàlogos que acompañarìan los estados psìquicos en cercanìa al
nacimiento, nos referimos al etiologìa de la ansiedad, a la ansiedad persecutoria en
torno a percepciones de origen interno y externo del todo amenazantes para su
integridad. Como consecuencia posible existe la hipòtesis que por primera vez el
infante observe en la relaciòn con la madre -y posteriormente en la relaciòn con los
hermanos-, una dicotomìa caracterial expresada en la metàfora: la representaciòn del
seno-bueno se encuentra en contraposiciòn con la presencia del seno-malo.
Los impulsos destructivos habrìan de generar variables cuotas de culpabilidad, las
experiencias felices de gratificaciòn constituirìan el mecanismo màs eficaz para la
recuperaciòn del objeto ambivalente donde es percibible la dicotomìa amor-odio,
eros-thànatos, interactuando entre sì, esta vez dirigidos hacia el mundo externo y
hacia las demàs figuras de referencia, el padre, los hermanos u otros parientes
cercanos.
El significado de la identificaciòn, la envidia y los celos primarios, las
comparaciones, el temor paranoico a la pèrdida del objeto-seno-madre complementan
la estructuraciòn general de la relaciòn con los objetos ulteriores, con la funciòn
fraterna manifestada en el mundo adulto.7 En algunas ocasiones se implementa el
6 Klein, M. (1957). Invidia e gratitudine. Ed. Martinelli. Florencia. 1969.
7 La percepciòn de estos contenidos se refieren a una modalidad del lenguaje todavìa muy primitivo. Se refieren a
fantasìas y emociones pre-verbales revividas en la transferencia en cuanto “recuerdos-sentimiento”. Corresponde a
un esfuerzo realizado por el psicoanalista para hacer conciente aquello que antes habìa permanecido en lo
inconsciente mediante la ayuda del lenguaje.
24
mecanismo de la proyecciòn o el de la identificaciòn proyectiva acerca de las
fantasìas inconcientes no siempre expresadas en el anàlisis.8
En la vida futura del sujeto el significado del fracaso o el de la realizaciòn personal
puede sufrir un proceso de disociaciòn si para acceder a ellos predominan estados
cercanos a la depresiòn. La integraciòn del yo permitirìa la sìntesis del objeto cuando
en el adulto no existen procesos de escisiòn patològicos entre la identificaciòn y la
posiciòn depresiva. Cuando el infante llega a descubrir que aquellas iniciales
configuran las actitudes y las conductas con las cuales se relaciona, a un nivel
fraternal o con los demàs sujetos, podrà reconocer la gratificaciòn por la superaciòn
de los resentimientos primitivos.
Se proclama la integraciòn de los diversos componentes de la vida psìquica, allì
donde estuvo el ello habrà de estar el yo, -como lo resaltaba Freud-, para superar las
fases anteriores de disociaciòn, habrìa que reconocer las fuerzas constructivas y
reparadoras, la capacidad de amar y de tolerar, con respecto a las propias
limitaciones, un visualizar no sòlo la realidad interna sino ademàs su intercambio con
aquella externa.
La identificaciòn con una imagen especular repercute durante toda la vida
procurando re-definir la relaciòn objetal, la participaciòn, la integraciòn en los grupos
y en la sociedad. El sujeto sentirà la neceidad de ubicarse al frente de un otro del
todo extraño, al cual puede llegar a reconocer segùn los niveles de integraciòn
afectiva que haya podido haber adquirido en las primeras fases de la evoluciòn
psìquica.
8 Rivière, Joan (1932). Este autor estudio el problema de la envidia entre las mujeres con relaciòn al deseo infantil de
robar los enos de la madre y destruirlos. Sus anàlisis postulan el hecho de que los celos tienen su raìz en esta
envidia estructural primaria.
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26
DONALD WINNICOTT Y LA CONFLICITIVIDAD INFANTIL
El pensamiento de D. Winnicott ha influenciado enormemente la evoluciòn de la
investigaciòn psicoanalìtica. Considera que los hijos nacidos luego del primero
proporcionan la implementaciòn de circunstancias novedosas, con ventajas y
desventajas, el hijo ùnico corresponde al objeto exclusivo de atenciones en donde el
equilibrio afectivo parece ser desde un comienzo ya instituido, allì la relaciòn con la
madre es privilegiadamente màs directa, en la vida futura habrà de habituarse al
hallazgo de vertiginosas dificultades, ya no disfrutarà del “ambiente semplificado” en
el cual se garantizaba un sentido de estabilidad, quizà fundamental para el resto de la
vida.
Segùn Winnicott cuando existe un numero plural de hermanos el contacto interhumano tiende a trascender proporcionando criterios radicales de base y la formaciòn
de valores como la cooperaciòn, el altruismo, la creatividad, la organizaciòn, el
fortalecimiento del diàlogo, la capacidad de confrontaciòn, la construcciòn de
objetivos, entre otros.
La madre bilològica que ejerce la funciòn materna habrìa de percibir la
preponderancia de algunas transformaciones psìquicas quizà no voluntarias cuando
nace un nuevo hijo. La visiòn y la actitud frente a los hermanos mayores podrà
tornarse màs exigente, limitante, como en supervisiòn, una porciòn significativa de su
atenciòn, de su amor, de su dedicaciòn es dirigida ahora hacia el recièn llegado. Al
respecto Freud indica:
“La posiciciòn ubicada por el infante en la serie de los hijos es un factor
estremadamente importante para el configurarse de su vida sucesiva,
esto debe ser considerado en cada biografìa.”
El psicoanàlisis ha planteado de què manera, durante la infancia y en la funciòn
fraterna los sentimientos hostiles han de representar un rol imprescindible para la
confrontaciòn con el mundo exterior. El nacimiento de un hermano despierta una
serie de conflictos que inicialmente el infante no puede controlar, no sòlo ha de
afrontar una nueva dimensiòn interna sino que ademàs ha de confrontarse con
emociones desordenadas de hostilidad a un nivel interno.
Se trata de aprender a re-conocerse a sì mismo sin el auxilio de la madre, de su
presencia, de su tiempo, de sus palabras, en esta nueva circunstancia donde un nuevo
rival ha llegado. El infante comienza a percibir la contradicciòn de afectos que se
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oponen entre sì, el amor y el odio y sus derivados, en cuanto presencia irrefrenable de
un mundo pulsional y cuyo origen se remite a la dinàmica inconsciente. Estos afectos
son representados ahora mediante las palabras, los gestos, las actitudes, del padre, de
los hermanos y de la madre que ahora ha cambiado su disposiciòn frente a la propia
existencia. El infante podrà sentirse desplazado, rechazado u olvidado al no contar
con suficientes instrumentos psìquicos requeridos para emprender un nuevo sendero
afetivo, de co-relaciòn y construcciòn evolutiva.
La relaciòn fraterna implica el anàlisis de la posiciòn propia con respecto a la
posiciòn de los demàs hermanos y con respecto a la deuda afectiva representada en la
demanda de afecto o atenciòn. Se han realizado numerosos estudios donde el hijo
primogènito obtiene un excelente puente comunicativo con los padres en un lazo
primordial donde se tejen expectativas y responsabilidades. Se ha postulado ademàs
que los progenitores, en una estadìstica general, consideran la relaciòn con el hijo
primogènito mucho màs esperanzadora que la relaciòn con los demàs hijos.
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LA FUNCION FRATERNA EN RENÉ KAËS
Las condiciones de la dinàmica psìquica del infante han de solicitar la
implementaciòn de un nuevo marco teòrico que cumpla la funciòn de ser como una
plataforma y un escenario conceptual desde donde la inter-relaciòn de varios
discursos encuentre su objeto de investigaciòn màs o menos definido, como lo es “la
funciòn fraterna”.
Las exigencias terminològicas que entre-tejen el campo investigativo del triàngulo
edìpico en el psicoanàlisis han prescindido de un esquema que incluya la inter-acciòn
fraterna en cuanto objeto de anàlisis. En este contexto de ideas ya no existirìa la
representaciòn de un triàngulo sino ademàs la representaciòn de un rectàngulo
vincular donde la direcciòn del modelo de relaciòn no obedece a una doble entidad
padre-madre, se hace preciso configurar una espacialidad màs amplia y compleja:
padre-madre-hermano1-hermano2...
Padre ֍
֎ Madre
Hermano 1 ►
◄ Hermano 2
funciòn fraterna
El padre y la madre han de establecer funciones paternas y funciones materna con el
hijo nùmero 1, pero ademàs con el nùmero 2, etc. Cada hermano ha de establecer
relaciones con cada figura progenitora, o substituta, y ademàs con los otros hermanos
existentes mediante la funciòn fraterna de los afectos.
Se descubre la probabilidad de tratar una nueva problemàtica inconsciente o preconsciente, es decir la funciòn paterna y la funciòn materna, ya no desde la posiciòn
del triàngulo edìpico sino a partir de la interposiciòn ofrecida por la funciòn fraterna
en cuanto plataforma de resonancia.
Kaës sostiene que la investigaciòn sobre el complejo fraterno no excluye el anàlisis
de la dinàmica edìpica, estos dos complejos se entrecruzan continuamente aunque si
cada uno posee su propia especificidad y un original aporte en la construcciòn y la
evoluciòn del yo, de los sistemas defensivos, de las configuraciones en la
identificaciòn, de la formaciòn de los objetos internalizados, del fortalecerse de los
lazos objetales y de la capacidad para inserirse en la vida social.9
9 Kaës, R. (2008). Il complesso fraterno. Ed. Borla. Roma. El autor nos recuerda que la mitologìa expone algunos
29
El autor diferencia tres conceptos basilares:
1. El complejo fraterno.
2. El “lazo” fraterno.
3. La imago fraterna.
1. El complejo fraterno es explicado por el psicoanàlisis por medio de un
conjunto de representaciones e inversiones de la libido inconscientes que se
refieren a fantasìas y relaciones intersubjetivas donde el sujeto entra en
relaciòn con otros sujetos (u objetos). Un rasgo general es el de la
conflictividad a partir de la contradicciòn existente entre fuerzas contrarias
inconciliables. El aparato psìquico busca implementar soluciones mediante
formaciones de compromiso, producciones onìricas, lapsus, sìntomas
neuròticos o psicòticos, entre otros. Los sentimientos de amor y odio hacia los
padres constituyen un factor comùn segùn la modalidad en la cual ejerce cada
quien la paternidad y la maternidad. Con respecto a la relaciòn fraterna el
complejo puede delinearse -segùn Kaës- en tèrminos de predominio de la
ambivalencia, la rivalidad, el amor narcisìstico referente a un otro ya
reconocido como hermano o hermana.
2. El “lazo” fraterno involucra el encuentro entre los complejos de los hermanos
cuando estos se inter-relacionan, significa que el establecimiento de acuerdos,
alianzas, concientes o inconscientes, con el fin de incrementar la riqueza de
dicho parentesco.
3. La imago fraterna se refiere a un esquema representacional interno mediante el
cual el sujeto elabora sus propios objetos u otros personaje de identificaciòn,
en este caso nos referimos a la orientaciòn entre hermanos destinada a crear
una base estructural hacia la formaciòn de posteriores relaciones.
Por su parte, Freud nos recuerda de què modo los efectos del nacimiento de un nuevo
hermano en El hombre de los lobos y en El pequeño Hans indican que la relaciòn
fraterna se enfrenta con un conjunto novedoso de afectos tales como:
-Rivalidad
-Odio
-Resentimiento por la madre
-Lucha por obtener el amor exclusivo de los padres
-Depresiòn por la pèrdida de la supremacìa entre los hermanos
Las condiciones del nuevo escenario familiar fomentan la curiosidad investigativa del
infante a nivel sexual y a un nivel agresivo, la factible alianza entre los hermanos en
pasajes idòneos de problamàticas entre hermanos, como lo son Antìgona, Eteocle y Polinice (Ismene segùn otra
versiòn), en cuanto hijos y hermanos de Edipo.
30
contra del padre ha de significar, como lo señala Freud en Totem y tabù, un deseo por
el modelo de “gregariedad” que el sujeto buscarìa fomentar, en el futuro, con repecto
a la formaciòn de objetivos sociales.10 De esta manera el complejo fraterno
demuestra establecerse en estrecho contacto y complicidad con el complejo edìpico,
incluso propone vìas de resoluciòn alternativas.
10 Un individuo gregario es aquel que tiende a vivir agrupado con otros congèneres formando manadas, cardùmenes o
colonias, o, en el caso del ser humano, grupos sociales. En el grupo el individuo encuentra seguridad y confianza
aunque sin la presencia de un lìder. Www.wikipedia.org
31
32
ANALISIS DE UN CASO PLANTEADO POR KAREN HORNEY
En un capìtulo denominado “El afàn de poder, fama y posesiòn”, K. Horney expone
el caso particular de la evoluciòn psìquica en una infante que comenzò a presentar
sìntomas a parir de una estructura con marcada acentuaciòn ambivalente y donde
intervienen directamente la funciòn paterna, la funciòn materna -o mejor disfunciòn
materna-, y una especìfica modalidad de inter-relaciòn fraternal.
Una infante de cuatro años fuertemente unida a su hermano mayor (cuatro años
mayor), con atenuantes afectivos muy demarcados observò, de repente, el cambio
radical de actitud en este hermano cuando ella habìa alcanzado los ocho años de edad.
Un cambio inesperado que no hallaba alguna explicaciòn lògica durante el tiempo en
el cual la “dramàtica separaciòn” fraternal. Tiene lugar un intenso intercambio de
sentimientos antagònicos como la angustia, el odio, el deseo por la reconciliaciòn y el
predominio de la inseguridad emotiva.
Se podrà comprobar de què manera la relaciòn fraterna con el hermano mayor
involucraba el signo de la protecciòn con respecto a los peligros provenientes del
mundo exterior, experimentaba la posibilidad de percibir recursos psìquicos reconfortantes en el contexto vincular, en defensa de las angustias internas como lo
reflejaba la inestabilidad del yo y de sus funciones.
Podrà constituirse el preàmbulo de un primer luto imaginario por la ausencia de un
afecto que anteriormente estaba presente, se buscarà llenar el vacìo de una
representaciòn perdida y que ahora amenaza con desaparecer por siempre. En esta
situaciòn la “ligazòn” fraternal que parecìa tan fuerte al inicio ha sido despedazada
como si se tratase de la antesala de un luto posterior, como el tomar distancia desde
un apego constituido desde mucho antes y que no es posible, al menos en principio,
re-formular, re-construir.
Ocurrirà un desplazamiento de intereses tambièn a un nivel racional, intelectual,
donde observamos un descentrarse de las representaciones fraternas hacia nuevas
perspectivas relacionales. Tal vez se trate de un “des-centramiento” no previsto, no
planeado, sino del todo tempestivo o accidental, no hubo una preparaciòn conciente
para dicha traslaciòn de representaciones, para dar lugar a sustituciones simbòlicas de
orden auto-protectivo.
Un segundo factor a considerar es el de la preferencia de la madre por dialogar y
tratar màs abiertamente a su hermano mayor y nunca tuvo en cuenta a la hija menor
33
para intercambiar afecto o atenciòn. El amor materno parece haberse desplazado
hacia la figura del hermano mayor y dicha circunstancia alimento aùn màs cierta
convicciòn de fracaso y “des-centramiento afectivo”, la infante fue cultivando, paso a
paso, la idea de no poder realizar efectivamente aquello que se hubiese propuesto en
el presente y en el futuro.
El tercer factor que ha influido en la etiologìa de su depresiòn es el hecho que su
padre no la tomaba en consideraciòn, no estaba presente lo suficiente y en general la
ignoraba.
Comenzò a sentirse sòla, de repente, en su propio nùcleo familiar,
abandonada, lo cual produjo algunos cambios observables en el àmbito escolar. Los
profesores habìan percibido una gran avidez en la competencia por obtener resultados
positivos, por presentarse en los primeros lugares a un nivel acadèmico, sin embargo,
fue trasladada a otra instituciòn educativa e inscrita a un curso inferior.
La sintomatologìa estructural habìa descrito en su peronalidad el desarrollo de
algunos factores relacionados con la ausencia de una figura repreentacional vàlida y
simbolizante, los niveles de auto-confianza ya reposaban sobre una base endeble. El
nùcleo parental compuesto por el andamiaje de las funciones paternas y las funciones
maternas no significò en su segunda infancia un progreso excepcional, la vinculaciòn
y poterior separaciòn fraternal ha configurado un eslabon perdido para el establecer
un estado posterior semejante al abandono y al incremento de la inseguridad.
Analizamos de què manera un ramillete de condiciones psìquicas configuran el
ecenario epecìfico donde el yo del sujeto es sumergido por signos de desesperaciòn,
la decepciòn fraternal proporcionò una opciòn de vida que habrìa de tomar una
orientaciòn patològica, como respuesta racional se ha visto necesario acudir a la
ayuda del psicoanalista.
34
2. LA TEORIA ACERCA DE LA FUNCION FRATERNA
JUSTIFICACION DEL CAMPO DE ESTUDIO
Entre los psicoanalistas que mayormente se han interesado por la relaciòn fraterna se
halla J. Lacan. En los primeros años de investigaciòn ha dedicado gran parte de su
trabajo a la problemàtica del “lazo fraterno” a partir de la formulaciòn del tèrmino
“complejo de intrusiòn” que se ubica en estrecha relaciòn con el tèrmino “triàngulo
pre-edìpico” instituido por el trìo madre-infante-falo.
Debido a que luego ha abandonado el tèrmino “complejo fraterno” con el fin de
otorgar mayor ènfasis a la “fase del espejo” su contribuciòn permanece de gran
importancia en cuanto particulariza en el “complejo fraterno” el nùcleo de la
transformaciòn del odio en ternura, allì se manifiestan diversos matices cuya vida ha
sido prolongada por el etado inicial de las pulsiones y su posterior tendencia a la
estabilizaciòn “horizontal” con respecto al valor afectivo del “Otro-similar”.
Es factible que en los procesos de anàlisis de la repectiva posiciòn entre los
hermanos, como lo planteaba Freud, la pariciòn de un nuevo hermano se interprete
como la llegada de un intruso, situaciòn para la cual el hermano mayor no se
encontraba lo suficientemente preparado, tendrà que compartir el amor por la madre y
los demàs sentimientos afcetivos. Nos recuerda F. Conrotto:
“En cada caso, la comprensiòn metapsicològica de estos procesos permite
impular nuestro conocimiento màs allà del fenòmeno de la transformaciòn
del intruso en ser-social... El neo-nato es un “doble” y el “doble” es un otro.” 11
En cuanto realidad fantasmàtica los factores estructurantes del yo revelan dovedosas
facetas referidas a su transformaciòn en las bases de la identificaciòn ya que como
formula Rimbaud, retomado por Lacan, “el yo es un otro”. La dimensiòn relacional
al interno de la problemàtica edìpica exige, ademàs, el anàlisis del intercambio
“fraternal” entre “inversiones” pulsionales y refuerzos narcisistas.
Cuando el Otro se convierte en una parte de nuestro yo, Otro = yo + Otro, tiene lugar
una reformulaciòn de la economìa pulsional, tiene lugar una evoluciòn de la
ambivalencia y de sus caracterìsticas primarias no elaboradas. El yo con el otro redimensiona la facultad socializante del sujeto y la impulsa hacia procesos de
identificaciòn donde el esquema de la funciòn fraterna repercute directamente en la
11 Conrotto, Francesco y otros. (2008). La dimensiòn fraterna in psicoanalisi. Ed. Borla. Roma.
35
direcciòn objetual de la elecciòn narcisista. La realidad narcisista y aquella objetal
-edìpica- involucran una orientaciòn en el registro de lo imaginario y en el registro
simbòlico segùn lo expone J. Lacan.
36
FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA ALIANZA FRATERNA
Mediante el juego de las identificaciones -horizontales- los objetos simbolizarìan en
la relaciòn fraterna algunos valores generales como lo son la rivalidad, los celos, la
competencia, sin embargo, es factible rastrear situaciones donde dicho lazo afectivo
presenta rasgos equivalentes a una estrecha amistad, amor incondicional o apoyo
duradero.
Se ha denominado “complejo fraterno” al conjunto de afectos y manifestaciones
relativas a la orientaciòn horizontal al interior de la relaciòn fraterna. El hermano en
cuanto sujeto-otro perteneciente a la madre en cuanto lugar de identificaciòn propia
despierta en nosotros sentimientos ambivalentes dirigidos hacia la figura del padre,
representante simbòlico de la prehistoria. La orientaciòn fraterna representa entonces
la otredad del objeto y la otredad -diferencial- del sujeto en la posterior realidad
objetual, encuentra un definitivo lazo de uniòn con un otro-semejante sin llegar a
perder del todo el semblante que le aproxima a lo extraño.
Explica P. L. Assoun a propòsito del lazo fraterno entre hermano y hermana:
“El uno/a para el otro/a, este alter ego que sirve de transformador entre lazo
“especular” y la relaciòn objetual... es sobre el fondo de la tensiòn narcisista-edìpica (al punto del trait de uniòn) donde se juega la ambigüedad misma de este lazo asì como de su originalidad.”12
Se observa la etiologìa de un proceso de formaciòn acerca de la definiciòn objetual,
cada gesto de sentimiento es proyectado hacia el otro para descubrir una nueva
imagen de sì mismo y de la cual parte alguna duda sobre la propia identidad. Es
desde este contexto que se justifica la exposiciòn de la “funciòn fraterna” como
metàafora fundamental de la empatìa y del “tejido social”, por otra parte se reconoce
que la rivalidad entre hermanos habrìa de ser la etiologìa fundante del desacuerdo
social.
La actualidad de esta dialèctica teòrica se ve reflejada en el significado del tèrmino
frérocité donde la raìz frére -hermano- y el sufijo férocité de ferocidad involucran dos
extremos antagònicos entre sì pero que en su conjunto se ven destinados a caminar
juntos en un trayecto primordial del aparato psìquico.
Sentimientos como los celos, la competencia positiva o negativa, la envidia por la
posiciòn del otro, la lucha por la apropiaciòn del padre (fàlico) y la conquista de un
12 Assoun, P. L. (1988). Frères et soeurs. Leçons de psychanalyse du lien social. PUF. Parìs.
37
lugar autònomo amenazado por el deseo de poder del Otro constituyen factores de
anàlisis destinados a conformar las columnas estructurales de la personalidad, de la
subjetividad, y de la capacidad de co-crear vìnculos socializantes.
Pontalis explica la teorìa de la mordaza fraternal para describir de què modo
cohexisten entre los hermanos intensas luchas a muerte, y sumultàneamente,
manifestaciones coordinadas de amor.13 El signo de la rivalidad en la funciòn fraterna
fue puesto en evidencia por el mismo Freud en La interpretaciòn de los sueños
(1899), refirièndose al simbolismo onìrico nos recuerda que “pequeños animales,
insectos nocivos, representan niños pequeños, por ejemplo, hermanos indeseados.14
O por ejemplo, cuando surge de manera simbòlica el deseo de muerte -todeswunschen los sueños de un pequeño egoista que rechaza el nacimiento de un nuevo hermano
o hermana, la sensura del sueño puede ocasionar poca resistencia en contra de los
deseos fratricidas como si se tratase de un trauma banal originario.15
Esta investigaciòn serà retomada por Lacan en 1938 al abordar el problema del
complejo de intrusiòn, observa que el sentimiento de los celos generado por la
llegada de un nuevo hermano o hermana provocan en el infante un signo de
influencia determinante que repercutirà en el futuro hacia la formaciòn de los
criterios en torno a la socialidad.
13 Pontalis, J. B. (2006). Frére du précédent. Ed. Gallimard. Parìs.
14 Freud, S. (1899). La interpretaciòn de los sueños. Amorrortu Ed. Madrid.
15 Lechartier-Atlanc C. (1997). Un traumatisme si banal. Quelques réflexions sur la jalousie fraternelle. Revue
française de Psychanalyse. 1.
38
DEL CONTRATO TOTÉMICO AL CONTRATO FRATERNO
Desde la focalizaciòn del problema de la funciòn fraterna orientado hacia la
construcciòn de los lazos sociales, Freud expone en Totem y tabù (1912-13) que el
estatuto del hermano es algo inseparable del deseo por asesinar al padre de los
orìgenes primordiales. El asesinato del padre indica un acto de fundaciòn de la
historia de la cultura y de la organizaciòn de los lazos sociales. La instituciòn de la
horda primitiva posibilita la organizaciòn entre los hermanos, el asesinato del padre
tendrìa como consecuencia simbòlica el fortalecerse del tejido social de frente a los
ideales fraternos, el grupo e ha consolidado ademàs bajo la estructura de un lazo
libidinal.16
Una nueva inversiòn narcisìstica fomentada por el el valor de la hermandad le sirve al
sujeto para tomar la decisiòn de emprender nuevos proyectos de identificaciòn al
nivel del yo-ideal o del ideal del yo, proseguirà el trayecto de su propia biografìa en
la lucha por superar la influencia de las fases pre-edìpicas. La cohesiòn entre los
hermanos refuerza el parentesco, los deberes y derechos para/con el grupo, asì como
lo subraya Freud:
“El banquete sacrifical consolida los vìnculos
de la comunidad social y de las obligaciones.”17
En el 2007 Käes nos recuerda aquello que Freud pensaba de la alianza entre los
hermanos. Desde el mito pre-cientìfico de la horda primitiva se presentan dos
consecuencias basilares:
1. La primera es el pacto que integra los hermanos en torno al asesinato repetitivo
del padre arcaico -y del Nombre del Padre- de la horda primitiva.
2. La segunda es el contrato totèmico que les adhiere al Padre simbolizado y de
consecuencia, a la fraternidad entre ellos mismos.
Se trata de un contrato de alianza con factores de orden inconsciente donde el
asesinato simbòlico del Padre implica el fortalerse de la cohesiòn fraternal, es una
funciòn estructurante que indica la fundaciòn preliminar de los criterios sociales, el
acto de la rebeliòn significa tomar las riendas de las obligaciones contractuales, un
contrato directo hacia la superaciòn del buscar satisfacer las metas pulsionales
arcaicas, como la edìpica, hacia la transmisiòn historizante de las interdicciones e
16 A. Green, (1973), nos recuerda que la inversiòn narcisìstica homosexual de la hermandad es siempre de importancia
primordial en los sentimientos que permiten al infante alejarse, tomar distancia de la pareja progenitora unida por la
escena originaria. Pag. 173.
17 Freud, S. (1912-13). Totem y tabù. Amorrortu Ed. Madrid.
39
ideales colectivos.
El nuevo orden simbòlico estructura sus leyes esenciales a un nivel horizontal, la
alianza fraternal implica respetar las interdicciones establecidas:
– La interdicciòn del incesto.
– La interdiccòn de asesinar al animal totèmico.
– La prohibiciòn del fratricidio.
No obstante, como enfatiza J. Andrè en 1993 -a propòsito del origen del lazo social-,
¿Què es aquello que sucede entre los hermanos luego de que estos se hayan liberado
de la presencia del Padre? Para los hermanos es un objetivo imposible poder
dividirse ecuànimamente el poder que alguna vez perteneciò al Padre.18 Una vez que
ya no se sienten atados a la figura del padre totèmico, tirano, aquel de la horda
primitiva, solo entonces comenzarà la verdadera batalla. Cuando la soberanìa es
transferida al pueblo -sin ser el pueblo una masa anòdina-, entre un nùmero mùltiple
de sujetos, no tardaràn en reconocer que existe una verdadera divisiòn nunca antes
percibida, “entonces entre ellos , no podrà desencadenarse màs que una lucha.”19
18 Andrè, J. (1993). La révolution fratricide. Essai de psychanalyse du lien social. PUF. Parìs.
19 Pontalis, J. B. (2006). Frère du précedént. Gallimard. Parìs.
40
EROS FRATERNO VS. THÁNATOS FRATERNAL
Si Freud refirièndose al problema de la relaciòn fraterna coloca el acento sobre el
discurso de la rivalidad, M. Klein -1932- postula con ènfasis lo efectivo del amor
fraterno en la evoluciòn del infante. Dicho lazo efectivo favorece el desarrollo de su
estado emotivo y le ayuda en el trabajo de tomar distancia con respecto a las figuras
progenitoras. P. Coles, en el 2003, refirièndose a la teorìa kleiniana manifiesta:
“No niega los celos y la rivalidad fraternas, pero estas emociones tienen sòlo un rol
parcial en la experiencia vivida por hermanos y hermanas, y no constituyen el fundamento esencial sobre el cual se construye la relaciòn entre ellos. El amor fraternal tiene una importancia crucial y no haberlo recibido puede distorsionar emotivamente las relaciones sucesivas.”20
Klein no privilegia el sentimiento del odio al interno del conflicto edìpico sino que
resalta el valor del amor fraterno para reparar los afectos de la envidia y los celos
-con respecto al seno materno-. El sujeto intenta reparar por siempre el sentimiento
del odio caracterìstico de la fase edìpica sustituyendo la representaciòn del deseo por
la madre y de la lucha abierta con el padre por un deseo horizontal, democràtico,
hacia el establecer alianzas, acuerdos y contratos màs o menos inconscientes con la
comunidad de hermanos, se trata de una funciòn defensiva pero simultàneamente
protectiva ya que propende por re-crear las bases estructurales de las identificaciones.
Son aquellas fases primarias las que han permitido pasar de una identificaciòn con la
imagen-especular a una identificaciòn con los factores ero-thanàticos en la alianza
fraternal, acuerdos con el otro-yo en cuanto alteridad constitutiva de un yo
socializante.
FASE 1
FASE 2
FASE 3
Lazo Materno→Lucha entre→Lazo→Lucha entre→ Lazo→ L u c h a entre
Lazo Paterno→amor y odio→Fraterno→amor y odio→social→amor y odio
Disposiciòn consecutiva del proceso evolutivo inconsciente donde el factor erothànatico subsiste de modo estructural, el pasaje de una fase a la otra conlleva el
desdoble especular de aquellos factores pertenecientes a fases anteriores pero que
influencian de modo poderoso el caràcter ambiguo de las respuestas cuando estas se
encuentran en un contexto psicosocial. Nos referimos a un desdoble del lazo
materno-paterno y posteriormente de un pasaje hacia la imagen especular fraterna,
para acceder al mundo de la alteridad socializante.
20 Coles, P. (2004). Le relazione fraterne nella psicoanalisi. Astrolabio. Roma.
41
P. Coles resalta por su parte que la investigaciòn teòrica sobre los procesos
inconscientes que intervienen en la funciòn fraterna no habrìa de reducirse a la
consideraciòn de que la relaciòn fraterna corresponde sòlo a una “re-ediciòn” de las
condiciones originarias del lazo progenitor. En esta direcciòn, Colonna y Newman
expresan que el fundamento de la salud y de la patologìa en la relaciòn progenitorinfante no puede ignorar la importancia de las relaciones paritarias, en especial,
cuando la relaciòn entre los padres es ausente o negativa.21
21 Colonna, A. B., Newman, L. M. (1983). The psychoanalytic literature on sibling. Psychoanalysi e Study of the
Child. Pag. 38. London. (Journal).
42
TRIÁNGULO PRIMORDIAL Y RIVALIDAD
En los años ochenta, un grupo de investigadores de la universidad de Yale ha
publicado una monografìa en la revista The Psychoanalytic Study of the Child donde
se trabaja la importancia especìfica del parentesco fraterno en el desarrollo psìquico
de los sujetos. Luego de esta experiencia teòrica han propuesto las siguientes
conclusiones:
1. La llegada de un nuevo hermano puede producir el incremento de la
agresividad del infante pero crea ademàs un aumento de energìa destinado a
orientar las propias pulsiones agresivas.
2. Cuando llega un nuevo hermano se crea una confrontaciòn con una nueva
modalidad de “triangulaciòn” sea en la fase pre-edìpica que en la edìpica. El
conflicto edìpico entre padres e hijos es diferente al conflicto fraterno amorcelos entre los hermanos, hecho que ayudarìa a superar la fase edìpica de la
“triangulaciòn”.
3. La experiencia fraterna no es restringida o anulada totalmente por los
conflictos entre los progenitores, es imprescindible resaltar que la
identificaciòn con una de las figuras materna o paterna desempeña un papel
fundacional en la evoluciòn psìquica del sujeto.22
Triàngulo afectivo primordial
Nuevo hermano
Funciòn materna
→
Funciòn paterna
Triàngulo afectivo secundario
Lazo fraterno
Yo-desplazado
Ero-thanàtico
→
Funciòn materna
Funciòn fraterna
Funciòn paterna
El triàngulo afectivo secundario es deplazado por el triàngulo afectivo primordial
cada vez que llega unnujevo hermano, de modo que el lazo fraterno se adhiere a
nuevos afectos antagònicos entre sì.
Retomando la posiciòn kleiniana, Agger (1988), observa que el parentesco fraternal
influye determinadamente sobre la evoluciòn y el caràcter del yo, esto implementarìa
la facilitaciòn de la superaciòn de la fase edìpica. El amor fraterno no constituirìa
sòlo un aspecto derivado del amor edìpico, ni se trata sòlo de una actitud defensiva,
es bàsico poder valorar el ènfasis y la fortaleza de esta “reserva separada de objetos
de amor”.23
El acto de trasladar el triàngulo edìpico significa transformar la conflictividad edìpica
22 Neubauer, P. B. (1983). The importance of the sibling experience. Psychoanalytic study of the Child. London
23 Agger, E. M. (1988). Psychoanalytic perspectives on Sibling relationships. Psychoanalytic Inquiry. 8.
43
en una conflictividad familiar, la percepciòn de fenòmenos psìquicos que tienen que
ver con el deseo por regresar fantasmàticamente a fases anteriores y la formaciòn del
contexto preliminar -que propicia el acceso a vicisitudes de orden horizontal-, habràn
de modificar dràsticamente las motivaciones del yo segùn las identificaciones
primarias.
44
DESPLAZAMIENTO DE LAS IDENTIFICACIONES PRIMARIAS
La percepciòn de las identificaciones edìpicas y pre-edìpicas tiende a ser
transformada con la influencia y el caràcter de la funciòn fraterna. Käes, en 1996,
formula de què manera la relaciòn fraterna se constituye segùn el factor de la
negaciòn paterna, segùn las potencialidades del lazo materno en cuanto superaciòn de
la ambivalencia hacia las figuras progenitoras, y como afirmaciòn de los propios
valores.24
La funciòn fraterna ha de referirse siempre a un Otro que lo constituye, como en un
movimiento dialèctico, que se origina al interno del contexto vincular y es regulado
por la linealidad de la filiaciòn. Se trata de pensar dicho parentesco en tèrminos de
“predisposiciòn” o de “pre-elaboraciòn” de la convivencia edìpica para ir màs allà de
la interpretaciòn en la cual se observa sòlo un traslado de los afectos verticales desde
la relaciòn con el padre y la madre hacia nuevas coordenadas horizontales. Las
funciones del padre albergan un signo estructural, mientras que las funciones del lazo
fraterno son coyunturales, sin embargo, esta coyuntura es decisiva. Es en este sentido
que Freud agrega en 1921:
“En la vida psìquica el otro es regularmente presente como modelo,
como objeto, como alguien que presta los primeros auxilios, como
enemigo.”25
La hipòtesis que sobresale es la oscilaciòn entre la personificaciòn màs absoluta del
enemigo y aquel que ayuda de manera urgente y fiel en cuanto objeto -sustitutivooperante en lo pràctico. La confrontaciòn con el hermano como realidad externa
configura la representaciòn de una realidad interna, el otro-externo que representa al
otro-interno en un diàlogo recìproco de complicidad. Se realiza una especie de
internalizaciòn ambivalente de un Otro ero-thanàtico del todo extraño pero que
sustituye algunos afectos “arcaicos” al interno del parentesco intersubjetivo.
24 Käes R. (1996). Presentaciòn en Luisa Brunori. Gruppo de fratelli. Fratelli di gruppo. Borla. Roma.
25 Freud, S. (1921). Psicologìa de las masas y anàlisis del yo. OC. Amorrortu Ed. Madrid.
45
46
POSICIÓN DEPRESIVA Y YO-IDEAL
La sistematizaciòn de la funciòn fraterna , la disposiciòn edìpica instaurada como
lugar fundacional de la estructura psìquica realizada por el sujeto, contribuyen
definidamente a la fundaciòn del tejido social. Sin embargo, Brusset subraya la
insuficiencia de un modelo teòrico de la funciòn fraterna centrada exclusivamente en
el anàlisis vertical de la relaciòn con los factores paternos.26 Dicho modelo rechazarìa
en evidencia los ejes temàticos adyacentes al mundo arcaico y simbòlico de la madre
a partir de su presencia como sinònimo de objeto parcial de la posiciòn
esquizoparanoide y su posibilidad de constituirse en cuanto objeto total de la posiciòn
depresiva. Dos rasgos especìficos pueden derivarse de este anàlisis:
1. La rivalidad y los celos entre los hermanos representan una modalidad en la
elaboraciòn de la envidia primaria, se implementa asì una funciòn protectiva
con respecto a la madre.
2. Por otra parte, la instituciòn del hermano en cuanto Otro representa la
superaciòn de las identificaciones primarias con la lìnea materna, se elabora
una reflexiòn con el otro que origina nuevas coordenadas en torno al Yo-Ideal
pero ahora a partir de un contexto que permitirìa establecer las bases para la
diferenciaciòn.
La formaciòn de la sociedad segùn Bourguignon procede con base en la imago del
“semejante”, el discurso social existe independientemente de la realidad pulsional
asignada por los sujetos, representa la “alteridad” llevada a cabo sobre la cual se
fundamenta el “sì con el otro” de la funciòn fraterna, lo factible de la socialidad.27
El paradigma funcional de la realidad entre los hermanos estructura el discurso social
mediante la confrontaciòn siempre activa entre identidad y alteridad, capacidad
destructiva y capacidad para entablar acuerdos, resultando ahora posible salir de sì
mismo para ir al encuentro del otro, màs allà de la estèril autoreferencialidad.
La sociedad debe su organizaciòn a la cualidad administrativa de los sujetos en sus
procesos endògenos de referencialidad hacia el Otro, hacia los otros, en una
constelaciòn horizontal donde los determinismos psìquicos -inconscientes- modulan
la tendencia hacia lo intersubjetivo, hacia el movimiento que indica ir afuera de sì
mismo, co-gestionando la esfera humanizante del yo.
26 Brusset, Bernard (1990). Psicoanalisi del legame. La relazione d'oggetto. Ed. Borla. Quaderni di Psicoterapia
infantil.
27 Bourguignon, O. (2000). Il complesso fraterno. Ed. Borla. 2008.
47
El estudio del “lazo fraterno” comprende el anàlisis de las evoluciòn conciente e
inconsciente de la personalidad, màs allà de una òptica fenomenològica-conductual
donde las manifestaciones externas determinarìan parcialmente la integridad y la
visiòn del estado psìquico. Es preciso rastrear el camino que han seguido las
representaciones inconscientes en la organizaciòn correlativa y en la elaboraciòn
intersubjetiva.
48
EL COMPLEJO FRATERNO Y EL LAZO INTERSUBJETIVO
Segùn Käes, la articulaciòn del complejo fraterno (vincular) ha de referirse al lazo
intersubjetivo (socializante), desde el mundo interior hacia el mundo real. El tèrmino
complejo fraterno considera la relaciòn con el acceso, la elaboraciòn y la resoluciòn
del conflicto edìpico, e aquí donde se ubica un lugar privilegiado para la
diferenciaciòn psicofìsica de los componentes al interior de la funciòn fraterna
planteada por la afinidad parental.28
Es pertinente diferenciar entre funciòn fraterna y el concepto de “hermandad”, la
primera se refiere a la operatividad inconsciente e conciente de los lazos
intersubjetivos. En segundo lugar “hermandad” se refiere a una dimensiòn grupal
que defiende su propia estructura psìquica a diferencia de los estados psìquicos
subjetivos.29 En la literatura psicoanalìtica se especifica ademàs que el concepto de
“lazo fraterno” se diferencia del concepto “relaciòn fraternal”. El primero plantea
claridad en tèrminos de definiciòn, un lazo conflictual por ejemplo, la condivisiòn de
cierta alianza puede presentarse sin ambigüedad alguna y con criterios sòlidos. La
relaciòn sin embargo, puede ser catalogada como àrida y distanciada, esconder
difusos factores de divisiòn que escenificarìan el cuadro parental en su globalidad.
Segùn Jaitin, el concepto “hermandad” se explica definièndolo como un grupo
interno -fraternal- que desempeña una funciòn conciliante entre diferentes realidades
intersubjetivas y realidades trans-subjetivas estructurando de este modo un mètodo de
pasaje entre los lazos externos y los lazos internos. 30
Segùn esta teorìa la funciòn fraterna representa la base y las raìces desde donde se
ejecuta el hallazgo procesual del macro-cosmos a partir de un micro-contexto
parental. La construcciòn de las “columnas” sociales requieren fortalecerse con
dichas realidades -psìquicas-, grupales que han tenido origen en las representaciones
intersubjetivas de la funciòn fraterna.
Complejo fraterno patològico vs. Complejo fraterno no-patològico
Asì como en la formaciòn de estructuras patologizadas podemos rastrear procesos
constructivos en potencia, hemos de poder analizar aquellos procesos deconstructivos al interior de la formaciòn de estructuras no patològicas. Es
determinante que el discurso del sujeto encuentre posteriores resonancias -evocativas28 Käes, R. (1993). El complesso fraterno. Aspetti della sua specificità. Interazioni. 25. Roma.
29 Benghozi, Pierre. (2015). Famiglie en trasformazione. Belluno. Ed. FrancoAngeli
30 Jaitin, Rosa. (2018). Ecouter la filiation Cliniche et technique en Therapie familiale psychanalytiche. Ed
Chronique sociale. Francia.
49
que involucren los nùcleos traumàticos cuyo “movimiento centrìfugo” le ha
permitido al sujeto percibir en el mundo externo un escenario peligroso, pleno de
inseguridad y con desafìos inesperados. Por otra parte, habrà de confrontarse con la
ley del deseo y sus relaciones con la metàfora paterna, los dilemas con respecto a la
figura materna y el laberinto establecido en torno a la alianza fraterna. Son estos
algunos de los ejes temàticos que desestabilizan pero que ademàs representan puntos
de seguridad relativa en algunas fases tempranas de la evoluciòn psico-emotiva.
50
PACTO DENEGATIVO
El psicoanàlisis observa que la actividad de representaciones narcisistas y las
consideraciones de orden objetual, cuando se hayan al interno de la funciòn fraterna,
sufrirìan una tempestad reconocida de angustia en la posterior edad adulta por parte
de cada uno de sus componentes. Algunos de los factores inconscientes ligados a
estas angustias arcaicas son asimilables a peligros o amenazas de muerte, abandono,
violencia robo, en cuanto signos reales -fantasmàticos- que han afectado de modo
directo no sòlo la conflictividad del triàngulo primordial, pre-edìpico, sino ademàs el
caràcter fraternal del lazo intersubjetivo.
El significado de la “imago” del hermano o de la hermana indica un sìmbolo vital en
aquellas cadenas de recuerdos, desenlaces ambiguos, dialècticas por el poder, celos o
envidias que buscan proteger la propia posiciòn frente a la elaboraciòn conciente, o
no, de un duelo por la infancia retroactiva. Aquella infancia imposible de recuperar
pero que de algùn modo todavìa se encuentra presente mediante un deliberado pacto
denegativo entre los hermanos que intenta bloquear tendencias de orden evolutivo.
El luto simbòlico por la pèrdida de la primera infancia se ha de presentar como un
propòsito nuclear en la retrospectiva psicoanalìtica, los atributos individuales del lazo
fraterno carecen de evoluciòn hacia el mundo real-adulto debido a que todavìa no se
han desbloqueado, no han encontrado unos recursos asimilables, no han elegido unas
soluciones posibles, por los tanto, en la adultez el sujeto necesitarà habilitar procesos
defensivos como la proyecciòn, la denegaciòn, la regresiòn, entre otros.
51
52
REPRESENTACION TRIANGULAR MADRE-HERMANO-SUJETO
En ciertas ocasiones el triàngulo edìpico primordial no desempeña un rol protagònico
cuando las representaciones de identificaciòn pulsional -inconsciente-, ya no estàn
dirigidas hacia la figura de un padre totalizante sino que la orbita de la filiaciòn
preponderante, cuasi objetal, provenìa de un lazo-fraterno constitutivo de un proyecto
que en el tiempo y en el mundo adulto estructurarìa una nueva dimensiòn triangular.
En dicha posiciòn el triàngulo padre-madre-sujeto ya no es vàlida sino que se trata de
una circunstancia adyacente madre-hermano-sujeto.
El vacìo afectivo se ha convertido ahora en una realidad vulnerable, en la motivaciòn
esencial por la cual una nueva configuraciòn establecerìa paràmetros de mayor
completud, capacidad de gratificaciòn, el proceso de identificaciòn invoca ademàs la
pedagogìa del deseo, un re-dimensionar las bases de las relaciones intersubjetivas. 31
De este modo podemos esquematizar:
1. Yo-Padre: elementos de poder e incompletud.
2. Yo-Madre: elementos del deseo y la pulsiòn.
3. Yo-Hermanos: elementos de configuraciòn relativa del objeto.
Los renovados criterios de complementariedad regularizan los tèrminos del “contrato
fraterno” hacia el efecto de la completud, hacia la certeza del luto por el vacìo
afectivo -padecido-, y el sentimiento de pèrdida por una infancia imposible de
recuperar.
Pudo haber predominado el discurso melancòlico de la madre
produciendola connotaciòn del lazo fraterno como posibilidad de explorar
complementariedad y no simplemente extraneidad, enemistad, rivalidad sin rumbo
definido.
31 Thanapulos Sarantis. (2018). La solitudine della dona. Ed. Quolibet. Colana Elements. Napoli.
53
54
DESEOS DESTRUCTIVOS COMO INTENTO
POR SUPERAR LA ANGUSTIA
Segùn Navelet, algunos factores relativos a la expresiòn de la violencia, celos,
envidias, comparaciones, habrìan de proceder procurando sustituir, reparar estados
anteiores de melancolìa o angustia en niveles variables. Al respecto implementa tres
hipòtesis:32
1. En la primera hipòtesis el hermano es aquel que recuerda que no sabe nada
sobre el origen de la humanidad. Su presencia estructura con violencia la
angustia inconsciente ligada al problema de la castraciòn, el sujeto no se siente
omnipotente y suscita interès por la destrucciòn y la posible denegaciòn de esta
angustia arcaica.
2. La segunda hipotèsis consiste en el postulado: si el amor constituye la vida
para sì mismo y para los otros, el amor fraterno, en primera instancia, negarìa
la verdadera naturaleza del amor en cuanto niega la realidad de las diferencias
entre las generaciones y las identidades.
3. En la tercera hipòtesis el lazo-fraterno no puede estructurar la relaciòn con el
Otro porque no està en capacidad de simbolizar, por sì solo, la distancia, la
extraneidad y para expresar plenamente su dinàmica requiere de una reestructuraciòn.
Con base en estas tres hipòtesis el autor delibera la siguiente definiciòn del lazofraterno: Es una relaciòn psìquica entre dos o màs sujetos que se toman el uno al otro
por una proyecciòn de sì mismo:
Yo soy como el Otro
Yo no soy como el Otro
La imagen especular proyectada que re-encarna motivaciones de orden positivo o
negativo representa el caràcter de cada nueva imago, que a su vez, habrìan de
introdrucir nuevos componentes relativos a la aceptaciòn o al rechazo. Cuando la
proyecciòn contiene rasgos paranoicos podemos percibir una proyecciòn especular
superyoica, por ejemplo. Las consecuencias directas podràn ser catalogadas en la
lìnea de lo patològico cuando se analiza el pasado biogràfico y la evoluciòn
retrospectiva de la filiaciòn, las identificaciones y las ideas en torno al yo ideal.
Es aquì donde un objeto materno internalizado representa -segùn el caso-, la relaciòn
con la estructura fraterna, con el lazo afectivo imago del Otro -cercano,
complementario pero simultàneamente extraño-, producirìa un objeto interiorizado
32 Navelet, Claude. (2008). Fratello, fratrìa e legami fraterni: dalle parole al concetto. Ed. Borla. Roma.
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paranoizante o un objeto depreso que encuentra su “casa de resonancia” en la
proyecciòn de los afectos a un nivel psico-social.
El objeto interiorizado positivo o negativo, materno o paterno, conlleva una serie de
contenidos psìquicos que habràn de desplegarse, desencadenarse mediante la funciòn
fraterna cuando esta es presentada bajo la configuraciòn de un ecenario màs
democràtico, donde entrarìa en juego -teòricamente-, las capacidades paritarias hacia
el diàlogo y el acuerdo.
56
DISPOSITIVO DEL CONTRATO FRATERNO
La relaciòn del sujeto con el hermano se inscribe en la estructura del parentesco
intersubjetivo organizado por las representaciones inconscientes de la posiciòn
correlativa del mismo sujeto, se observaràn microprocesos constructivos pero
tambièn microprocesos deconstructivos, progresos y retrocesos, operaciones
psìquicas erothanàticas, señales de ambivalencia siempre inherentes a la originaria
construcciòn de las representaciones paterna y materna.
La funciòn fraterna consiste en un aprendizaje con el otro, con los otros, de
confrontaciòn, “negociaciòn” de acuerdos, soluciòn de conflictos, en un co-existir
dispositivo que retro-trae factores psìquicos -latentes-, fantasìas de orden
intrasubjetivo, elementos narcisistas y recursos hacia la objetualidad, como si se
tratase de un “contrato simbòlico” con los discursos referentes a la ley, los ideales, las
limitaciones, los valores.
El sì-con-el-otro estructura las bases de la relaciòn fraterna en el esquema de la vida
social de acuerdo al nivel de reconocimiento en las dimensiones pulsionales bàsicas o
en aquellas secundarias. No habrìa de existir una sociedad totalmente cohesa pero si
un porcentaje significativo de ella, a partir de la imago inconsciente del otro, de la
relaciòn efectiva con la alteridad ya no en tèrminos de realidad amenazante sino en
cuanto posibilidad de cumplimiento de alianzas.
Freud ha investigado el problema de la “inversiòn” fraternal cuando esta
identificaciòn pasa de un elemento a otro al interno del drama familiar, de la figura
del padre a la de la madre, de la madre a un hermano, es allì donde ha de analizarse el
trabajo psìquico del luto al interior del yo cuando este es llevado a cabo. La
dificultad consiste, especìficamente, en poder reconocer el “desenganche” afectivo y
aquello que impide su realizaciòn. Se tratarìa de dos causas primordiales:
1. El caràcter narcisìstico de la “inversiòn”, de la identificaciòn.
2. La intensa ambivalencia de este dispositivo.
Es preciso interrogarse por el el significado de la pèrdida que ambienta este hecho
psìquico, real o imaginario, con respecto a un objeto fraterno, con respecto a una
dimensiòn fraterna de la intersubjetividad.
57
58
FUNCIÓN FRATERNA EN CUANTO PANTALLA DE REACCIÓN
La modalidad especìfica de relaciòn fraterna es concebible bajo la configuraciòn
metafòrica de una pantalla que cumple la funciòn de exteriorizar un conjunto variado
de manifestaciones psìquicas organizadas para dar respuesta a la realidad triangular
edìpica. La generaciòn de afectos negativos o negativos que establecerìan un cuadro
de percepciòn sintomàtico -o no- es rastreable a partir del tratamiento y del anàlisis
de la transferencia al interno de la tècnica psicoanalìtica.
Podràn asentarse “rituales vinculares” o escenas “tragicòmicas” cuyo propòsito
principal es el de intentar establecer una posiciòn individual frente a unos valores,
principios o consideraciones intrafraternales, pretende fundar acuerdos, “negociar”,
tratar y reconocer los propios lìmites, aquellos de los otros y los provenientes del
triàngulo edìpico “fundador”.
La funciòn fraterna permite instalar la observaciòn de los criterios diferenciales al
servicio del principio de realidad o del principio del placer mediante el desempeño de
las representaciones que condensan la simbolizaciòn de los participantes extendiendo
el lazo afectivo a una red mucho màs compleja y complementaria. El hermano
simbolizarìa al padre, la hermana a la madre, sin embargo, el hermano podrìa
representar ademàs a la madre, o la hermana podrìa representar al padre,
estableciendo una mecànica de complicidad ùnica.
A pesar de esto, la alianza fraternal no habrìa de reducirse a la constituciòn de una
“pantalla” de reacciòn o a un “andamio sintomàtico” con respecto a la vivencia del
afecto progenitor que ha tenido lugar en la infancia temprana. Entre los factores que
desencadenan afectos contrarios entre sì encontramos que algunos sujetos no aceptan
que la pareja progenitora les haya ubicado en determinada posiciòn en el orden de
nacimiento, el segundo lugar, el tercer lugar, el ùltimo lugar, por ejemplo, como si se
tratase de una venganza o de una disminuciòn simbòlica de valor que remitiria al sitio
inconsciente del deseo de los padres, en cuanto “inversiòn” pulsional en acto.
Podemos analizar al menos tres direcciones en este sentido:
1. “Inversiòn” libidinal negativo (thanàtico), infantil, proyectado en la edad
adulta.
2. “Inversiòn” libidinal positiva (Eros), infantil y proyectada en la edad adulta.
3. “Inversiòn” libidinal ambivalente (Ero-thanàtica), infantil, proyectada en la
edad adulta.
El diàlogo fraterno intenta tener conciencia del mundo inconsciente de la pareja
59
progenitora, investigar el origen de la propia existencia y de las imperfecciones que
caracterizan su contexto, procede a la formulaciòn de sus necesidades frente a las
limitaciones del mundo exterior para luego tomar una posiciòn.
60
AUTO-METÁFORA DEL YO Y EL SIGNO DE LA CULPA
La funciòn fraterna exige la presencia de una cierta fortaleza de identidad por parte
de la madre frente a sì misma, por parte del padre frente a sì mismo. ¿Cuàles pueden
ser los aportes que llevaron a la “fundaciòn” de la imago materna? ¿El deseo
maternal, el ideal del yo, los criterios narcisistas? Es posible definir la existencia de
un falso “yo” de los padres que de manera fantasmàtica puede ser transmitida al yo de
los hijos. El sujeto expresarà una modalidad de des-doblamiento emotivo, cognitivo,
que e enfatiza con el avanzar de la edad y con el ingreso en la vida social.
El sentido de la culpa que es abordada por el anàlisis de la imagen especular se
exterioriza mediante manifestaciones de rivalidad o indiferencia al interno de la
funciòn fraterna, cada sujeto exigirìa la ocupaciòn de un lugar privilegiado no sòlo
con respecto a los padres sino ademàs con respecto a los demàs hermanos. Dicha
imagen especular proyectada sobre cada sujeto participante le permite al yo abrirse
camino hacia su propia re-construcciòn, hacia una re-estructuraciòn, en cuanto
metàfora del triàngulo primordial primario, desde el parangòn con divergentes
imàgenes especulares.
El sujeto se “auto-metaforiza” en un proceo de des-doblamiento mediante la
proyecciòn especular de la propia identidad. La representaciòn que participa en el
afecto en cuestiòn cumple la funciòn de brindar acogida y dar protecciòn a una parte
del yo segùn los lìmites diferenciales traìdos a colaciòn por la alteridad, por la
representaciòn del Otro. La re-formulaciòn del yo tiene vida y se realiza sòlo en
forma paralela con los otros, la funciòn fraterna activa la realidad intrapsìquica que
promueve y fortalece la imagen que el sujeto ha de configurarse frente a sì mismo.
Segùn Freud, el grupo de los hermanos desempeña un rol decisivo en la instauraciòn
de la “novela familiar”,33 si examinamos la constancia del factor rivalidad en la
alianza fraternal hemos de considerar la posiciòn de cada sujeto entre los demàs
hermanos. En este orden es verosìmil encontrar la gènesis de la hostilidad crònica en
cuanto el infante padece el sufrimiento de tener que aceptar la divisiòn, la
distribuciòn del amor de la madre y el del padre con los demàs participantes del
conjunto parental. El hecho habrìa de fortalecer -ademàs- inespecìficas reacciones de
culpa ya que el amor narcisìstico del infante no le permitirìa reconocer la integridad
del Otro en medio de una batalla por conquistar la admiraciòn de los progenitores.
Se trata de rastrear en las primeras fases de la evoluciòn psìquica del sujeto las bases
33 Freud, S. (1909). La novela familiar del neuròtico. Titulado en Alemàn “Der Familien roman neurotiker”. En el
libro de Otto Rank: Der Mythus von der Geburt des Helden. Deutike. Leipzig-Vienna.
61
“fundantes” de su identidad, Freud agrega que en medio a la “novela familiar” del
neuròtico la funciòn de la imaginaciòn y la fantasìa cumplen un rol insustituible. No
sòlo en las fases tempranas de inter-relaciòn, como lo es el caso del juego, el estudio,
la comunicaciòn no verbal, sino ademàs en la pre-pubertad, la adolescencia, el factor
imaginario y las fantasìas ejercen algunas estrategias de transformaciòn de las
pulsiones para convertirlas en un lenguaje preconciente, en producciones onìricas o
en gestos espontàneos de aceptaciòn u hostilidad.
Es en estas circunstancias donde se delimitan los alcances y los màrgenes de las
propias expectativas, el reconocimiento de la circunscripciòn del concepto de
libertad, el significado extendido de lo que connota la responsabilidad, la extensiòn
deliberada de los beneficios planteados por la “educaciòn” familiar, escolar y
cultural, el sujeto se remite continuamente hacia fases anteriores de su evoluciòn
psìquica para el intercambio de valores imprescindibles al momento de formar
compromisos con la vida social.
La realidad pulsional ofrece al aparato psìquico la probabilidad de ir modificando las
fuerzas inconscientes mas poderosas en instrumentos de mayor manejo, con mayor
acceso a nuestra comprensiòn, el lenguaje, el juego, los gestos, los sueños, la imagen
especular, las formaciones defensivas, donde Eros y thànatos estàn lejos de
presentarse de manera aislada, generalmente estos se imponen de modo asociado en
cuanto mezcla ero-thanàtica mediante posiciones sàdico-masoquistas.
En anàlisis de la etiologìa de los elementos que integran el origen de las exigencias
exageradas de afecto hallamos que el infante combate arduamente por ganar el amor
de los padres y para esto ha de confrontarse con las competencias especìficas de cada
hermano en una especie de carrera por la atenciòn exclusiva y los beneficios tangibles
de la pareja progenitora.
La funciòn fraterna se extiende hacia la re-escritura de la super-valoraciòn de la
aprobaciòn por parte de los padres acerca del quehacer o el ser de cada participante
del nùcleo familiar, sus fantasìas le permiten cultivar el conjunto de sus mejores
recuerdos desde el tiempo de la primera infancia como si se tratase de la realizaciòn
de sus deseos por “acaparar” todo o casi todo el amor de los progenitores o figuras
de identificaciòn.
Ante la posiciòn subjetiva de hermano o hermana prevalece la condiciòn natural de
ser “hijo” o “hija” con toda la carga emotiva -que este hecho conlleva-, como si se
tratase de un bagaje psìquico heredado y con el cual el yo habrìa de navegar por las
aguas -caudalosas- de la inter-relaciòn colectiva.
62
SINAPSIS FRATERNA
Podemos explicitar la funciòn fraterna en cuanto un “territorio circunstancial” donde
tiene lugar un sistema relacional intrìnseco -por su caràcter estructural-parental-, y un
sistema relacional extrìnseco cada vez que sus componentes actùan de modo
diferencial en la realidad social. Asì se conforman las raìces simbòlicas de un
“contrato” fraterno, como si fuese el preàmbulo de un pacto de ley concordado.
Es bien sabido que en Totem y tabù el “lazo fraterno” se constituye en un prototipo
del modelo social cuya organizaciòn tiene un referente proto-històrico, lo primordial
de los recuerdos, el sentido del luto por la infancia, la identificaciòn con un
progenitor ausente, es allì donde la ley tiene el significado de un factor simbòlico
“fundacional”.
El proceso de los movimientos “sinàpticos encargados de canalizar informaciòn y de
orientar las cantidades de energìa es recuperado en este pasaje para otorgar un mayor
ènfasis al enfoque comunicativo, inter-activo, retrospectivo y, de hecho, prospectivo
del sistema de vinculaciòn fraternal. Corresponde a la edad adulta el trabajo de
elaborar y descifrar mediante el abordaje de las resistencias inconscientes la
intensidad con la cual las experiencias ligadas al nexo fraternal han de intervenir, de
modo especial, en algunos rasgos especìficos del caràcter y de la capacidad de
brindar o recibir afectos, habilidades competitivas, nivel de sociabilidad de un sujeto,
transferencia de identificaciones simbòlicas, entre otros.
La posiciòn de E. Todd, que consiste en estudiar la influencia bàsica de la funciòn
fraterna y de su papel constitutivo en la formaciòn de la dinàmica inconsciente, ha
señalado una dimensiòn novedosa en la verificaciòn de hipòtesis temàticas de gran
interès teòrico como lo son la centralidad del sentido de inferioridad, el problema de
la circulaciòn del poder y el intercambio de roles en la problemàtica fraterna. 34 Se
trata de tres puntos pedagògicos de insersiòn en la sociedad desde donde se hereda
una plataforma prediseñada a partir del nùcleo conflictivo parental.
LAZOS
→Centralidad de la inferioridad
→ LA
→ Profesiòn
FRATERNOS →Problema de la circulaciòn del poder → VIDA
→ Trabajo
→Intercambio de roles
→ SOCIAL →Inter-relaciòn
adulta
En este territorio de transito donde habrìan de gestarse tendencias alternativas
referentes a la actitud conservadora o al semblante de orden revolucionario en
34 Todd, E. (1983). La troisiéme planète. Structures familiales et systéme idèologique. Le Seuil. Parìs.
63
tèrminos de dinàmica psìquica. Sin embargo, en 1914, Freud descarta la teorìa de los
roles planteada por Alfred Adler para definir ampliamente la teorìa de la
representaciòn investida por la libido.35 En el futuro A. Adler investigarà la
problemàtica refirièndose en especial al campo educativo y pedagògico mientras que
Freud la trabajarà en tèrmino psicoanalìticos.
35 Asì lo recuerda Bernard Brusset. Ob. Cit.
64
TRANSMUTACIÓN NEO-AFECTIVA
En 1921 Freud indica un nuevo mecanismo expresado en aquella rivalidad que ha
sido reprimida de modo inconsciente. Al comienzo se observa la manifestaciòn de
impulsos que se proyectan en celos particularmente intensos dirigidos contra los
rivales cercanos -generalmente hermanos mayores-, cuya etiologìa se remitirìa a las
caracterìsticas del complejo materno particular.
COMPLEJO→TENSIÓN
→CELOS SINTOMÁTICOS→RIVALIDAD O
AGREMATERNO →PULSIONAL →FRATERNOS
→SIÓN REPRIMIDAS
Explicamos este proceso de transmutaciòn neo-afectiva cada vez que los sentimientos
tempranos que se han instaurado en torno al conjunto de las fantasìas, la imaginaciòn
y la propia experiencia, desde la relaciòn con la figura materna influencian la
manifestaciòn de tensiones pulsionales que sintomatizan tanto unas comparaciones
valorativas -es el caso de los celos sintomàticos-, como la posibilidad de visualizar
los esbozos de una rivalidad -en potencia agresiva-, que habìa permanecido en el
campo de lo reprimido.
La funciòn fraterna incluye la vivencia de experiencias diacrònicas con caràcter
educativo cuya estrategia coyuntural consiste en conservar su influencia de modo
constante para reprimir la impulsividad primaria de la cual proceden las hostilidades
que acompañan la exigencia -en algunos casos exagerada-, de afecto maternal o
parental.
Postulamos que dicha exigencia de atenciòn, demanda de ser amado, es compartida
por el grupo fraterno, sin embargo, este mismo hecho desencadena factores de
culpabilidad en torno a la idea de poder haber sido castigados, aislados, y que la
ausencia de atenciòn o amor sea la respuesta casi lògica a una de nuestras faltas o
conductas no aceptadas por los progenitores.
Ocurre una transmutaciòn de estos afectos primarios cuando la evoluciòn psìquica del
infante “permeabiliza” criterios de orden externo -morales, legales, èticos,
familiares-, y less permite entrar a formar parte de nuevos estatutos racionales,
psicosociales o culturales. El sujeto, finalmente, pudo haber domesticado el arcaico
deseo de eliminar a sus hermanos. Es asì que intenta resolverse la intrincada lucha
por conquistar la apreciaciòn de los progenitores. Las ideas alucinatorias, las
defensas proyectivas, la represiòn de los celos patològicos y los nuevos ideales
presentados por el mundo exterior han desempeñado un papel substancial en la
65
definiciòn del objeto ya no narcisista.
66
PULSIÓN DE VIDA Y PULSIÓN DE MUERTE
EN LA RELACIÓN FRATERNA
La intensidad de las manifestaciones psìquicas reflejadas en la calidad del
intercambio fraterno ha de explicarse ademàs a partir de la hipòtesis freudiana
explicitada en Màs allà del principio del placer, (1921). A partir de la investigaciòn
biològica, Weismann estudiò una particular analogìa entre soma y plasma
germinativo, Freud homologò esta teorìa con la separaciòn entre pulsiones de vida y
pulsiones de muerte consideràndola uno de los postulados bàsicos en el psicoanàlisis.
A. Weismann es autor de la teorìa de la continuidad del plasma germinal segùn la
cual mientras las cèlulas germinales constituyen una lìnea virtualmente inmortal, las
cèlulas somàticas son destinadas a morir y a renovarse periòdicamente de generaciòn
en generaciòn. Los cromosomas contienen los caràcteres hereditarios que poseen los
“determinantes” de varios signos genèticos.36 En el desarrollo embrional sòlo algunas
cèlulas arquetìpicas de las cèlulas germinales reciben todo el patrimonio
determinante, mientras que las otras cèlulas somàticas reciben sòlo aquel que sirve
para su diferenciaciòn posterior.
Demostrò que existirìa entre las cèlulas germinales una suerte de lucha por la vida
anàloga a la que tiene lugar entre los organismos, con el resultado de una “selecciòn
germinal” que es la ùnica fuente de nuevos caràcteres.
La exposiciòn de Weismann representa la base biològica de un proceso psìquico que
se extiende ademàs a la edad adulta en sus mecanismos incoscientes que favorecen el
relativo acceso al mundo lingüìstico de las tendencias con caràcter pulsional de vida o
de muerte, de germinaciòn o de destrucciòn. La psicodinàmica de la vida adulta en
cuanto prolongaciòn psìquica de las condiciones que rodearon no sòlo la realidad
edìpica sino ademàs la estructura fraternal re-produce aquellas divergentes
experiencias que bien pueden dividirse en identificaciones positivas y reacciones
negativas, estableciendo cada una de estas algunos paràmetros con caràcter
estructural, plasticidad mental, capacidad de aceptaciòn o frustraciòn, y
sintomatologìa neuròtica.
El valor de una identificaciòn positiva -como la pulsiòn de vida-, contiene factores
saludables que ayudarìan a consolidar procesos de relacionalidad cualificada,
mientras que un contexto patologizado -como la pulsiòn de muerte-, genera procesos
atinentes a la conflictividad y el sufrimiento. Ambas perspectivas luchan entre sì por
obtener un lugar privilegiado en la estructura de la personalidad de acuerdo a las
condiciones reales de la funciòn fraterna en su experiencia evolutiva.
36 Weismann, August. (1884) Über Leben und Tod Eine biologische Untersuchung. Ed. Hanse. Hansebooks.
67
68
FREUD Y FLIESS: AMISTAD FRATERNA
D. Anzieu, en 1959, vislumbra otro factor pertinente en el anàlisis de la relaciòn
fraterna aplicado al fundador del psicoanàlisis. Se trata de configurar la proyecciòn
de su amistad con Fliess desde un punto de vista fraternal, para esto alude a la faceta
narcisìstica de dicha relaciòn:
“Freud se observa en Fliess, que tiene dos años menos que èl,
como en un espejo. Él representa un mentor... un testimonio,
un censor..., un colega; un gemelo, un socio idealizado de sì
mismo.”37
Retoma la similitud del amigo con la posibilidad de que este represente un hermano
que refleja, como en un espejo, una parte significativa del narcisismo propio, es como
un hermano pero en realidad no lo es, percibe cierta gemelaridad auto-idealizando
aquellos valores que de cada uno se encuentran en el otro.
La fortaleza de la identificaciòn experimentada por el Otro puede expresar un
supuesto sentimiento de superioridad -reprimido-, y en respuesta a estos contenidos
latentes es factible la apariciòn de diferentes estados de angustia o culpabilidad, como
si se tratase de un castigo debido a contenidos re-presados y no del todo resueltos en
la inter-relaciòn fraternal.
El hermano percibido como un rival sostiene la idea -delirante- de una lucha por
obtener el amor de la madre, proteger este amor, defender este amor. Para
salvaguardar la imagen materna idealizada el sujeto observa en dicha rivalidad la
estructura angustiosa de algunas ideas persecutorias, bien sea que se trate de una
imagen materna “mala” o de una imagen materna “buena”.
Con M. Klein, es posible afirmar que los componentes destructivos de la envidia
primaria referidos -de manera simbòlica- al seno materno han sido trasladados hacia
los sentimientos con respecto al hermano rival para buscar preservar la imagen
idealizada de la madre. Es en esta inter-relaciòn fraterna o amical donde el conflicto
de la ambivalencia fundamental se manifiesta fuera de su elaboraciòn edìpica.38
37 Anzieu, D. (1959). L'autoanalisi di Freud e la scoperta della psicoanalisi. Astrolabio. Roma. 1977.
38 Klein, M. (1957). Invidia e gratitudine. Ed. Martinelli. Firenze. 1969.
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70
LA IMAGEN “ESPECULAR”
Definiciòn:
Especular, proviene del francès specularité y del alemàn spiegelbildchkeit, suele
referirse a la propiedad que tienen algunos objetos en comùn, como el propio cuerpo
o como una imagen a espejo invertida por simetrìa, de acuerdo con este factor la
entidad de la imagen puede ser diferente. Una segunda definiciòn tiene que ver con
las propiedades de las partes del propio cuerpo que “invisten” la imagen “especular”
o de uno similar en abierta oposiciòn con aquellas partes que no reciben algùn
“investimento”. El objeto ɑ no “especular” otorga un signo a esta imagen con una
carencia -ζ para imprimirle un caràcter ùnico e irrepetible.
Inicialmente, el tèrmino especular fue implementado por la teorìa acerca de la
imagen del lactante en el espejo segùn la modalidad elegida para instaurar el
momento de la fase del espejo descrito -segùn Chemama y Vandermersch-, por J. M.
Baldwin, W. Köhler y H. Wallon.39 La fase del espejo contiene la consideraciòn de un
ideal percibido en cuanto exterioridad, “gestalt”, mediante una simetrìa que invierte
la imagen oponièndola al desorden de los movimientos que èl mismo retiene de poder
movilizar.
Lacan insiste sobre la inversiòn de esta imagen resaltando el valor de la dimensiòn de
ilusiòn espacial que se refiere a un determinado poder alienante y, segùn la cual, entra
en contacto con una especie de escudo como estructura rìgida que ha de orientar el
futuro del evolucionar psìquico.
La propiedad refractaria del reflejo percibido consiste en la no-identificaciòn con
determinados factores encontrados en el esquema reflejado, y con cuyos elementos de
apoyo, concientes o inconscientes, el yo entrarìa en contradiciòn abierta. Por este
motivo, su misiòn refleja se detiene y su propòsito secundario no implicarìa la
suministraciòn de material significativo para la construcciòn de los ideales del yo. Se
instituye cierta simetrìa en la correlaciòn con la imagen proporcionada por estos
objetos.
39 -Baldwin James Mark. (1861-1934). Divide el desarrollo humano en cuatro estadios: pre-lògico, cuasi-lògico,
lògico e hiper-lògico. Teoriza la adaptaciòn al ambiente que se realiza en dos momentos: asimilaciòn y
acomodamiento segùn el principio de selecciòn orgànica los individuos mejor adaptados tienen màs posibilidad de
sobrevivencia,a esto se le denomina efecto Baldwin.
-Köhler Wolfgang. (1887-1967). Psicòlogo alemàn exponente de la teorìa gestàltica. Introduce el concepto de
Insight en cuanto intuiciòn inmediata o improvisa, restructurante, continua o discontinua con respecto al
aprendizaje.
-Wallon Henry. (1879-1962). Filòsofo, psiquiatra y pedagogo. Investigador de las emociones primarias de la
infancia.
71
Los vocablos “imaginaciòn” y “especular” suelen combinarse en definiciones
similares -segùn esta fase de enseñanzas lacanianas-, el anàlisis de las situaciones
atribuye al yo un nivel significativo hacia el “des-conocimiento” en cuanto una
funciòn estructurante. De hecho, la condiciòn primordial de alienaciòn se debe a la
imagen especular y en especial al predominio del yo ideal sobre las demàs
aspiraciones simbòlicas.
Posteriormente, en el seminario VI, Le désir et son interprétation (1958-59 inèdito),
con el descubrimiento del objeto ɑ, es factible diferenciar este imaginario “especular”
de otro imaginario “especular” caracterìstico del fantasma inconsciente. La
investigaciòn lacaniana resalta la importancia del objeto ɑ y del conjunto de sus
funciones en torno al objeto de las pulsiones -freudiano-, al objeto parcial de K.
Abraham, al objeto transicional de Winnicot, en cuanto causa del deseo que no es
definido como objeto del conocimiento. El significado de la imagen especular
derivado del estatuto del espejo podrìa dar forma al objeto del deseo.
En la fòrmula $ ◊ α, la letra α, representa la imagen atraente, pero en el anàlisis lo que
se visualiza no es tanto el poder remitirse a la misma imagen sino aquella causa
desconocida que la hace “deseable”, la imposiciòn de algo ausente en dicha imagen,
en su caràcter constitutivo y de lo cual se hallarìa informaciòn en la topologìa del
fantasma inconsciente.
Con referencia al estado topològico, respecto al cual nuestro conocimiento del objeto
ha representado un àpice, se plantea la postulaciòn de un borde estrechamente unido
del fenòmeno de la angustia que se ubicarìa al nivel del yo , en el espacio
“especular”, allì donde el objeto α indique la presencia del deseo y el yo exige revelar la estructura misma del objeto cuando este no es observado en continuidad. La
angustìa tendrìa un objeto reconocido mientras que el temor no lo tendrìa, la angustia
no existirìa, no tendrìa razòn de ser sin la sospechosa presiòn por parte del objeto.
La simetrìa es una propiedad implìcita en lo imaginario especular, de hecho el
proceso terapèutico -en cuanto dispositivo- ha de tener en cuenta al objeto que causa
su deseo y no sòlo la influencia de las emociones en torno al desplegarse del mismo
deseo, el yo despliega el amor para acceder al discurso lògico del ser amado, donde la
expresiòn “yo-amo” resulta ser causa del yo-sintièndose-amado. La transferencia y la
contratransferencia no obedecen al propòsito especìfico de reconocer los rasgos de lo
inconsciente, màs allà de este proceder -de esta supuesta alianza-, habrìa de
analizarse la simetrìa de acuerdo al nivel de lo ideal, para lo cual no es posible
ignorar la concreteza del objeto y la ausencia del fantasma que proporcionarìan al
“imaginario” la posibilidad de huir de la simetrìa mediante el acto de implementar la
inversiòn entre sujeto y objeto.
72
¿Còmo es posible definir un objeto “no especularizable”? Es preciso ayudarse de la
topologìa resaltando que cada superficie que se deja sumergir en el espacio segùn las
tres dimensiones (R3) se puede “especularizar”, se bosquejan ciertas imàgenes
especulares -simètricas- con respecto a un plano que no les superpone. Lacan utiliza
la teorìa del cross-cap para exponer la relaciòn del sujeto con el objeto ɑ en el
fantasma, un objeto no se reduce a la observaciòn negada del otro y viceversa, un
objeto se reducirìa a su imagen “especular” sòlo cuando este hecho implique el
ingreso en una diversa estructura, lo que quiere decir, la realizaciòn significante de un
“corte”.
73
74
LA RELACIÓN FRATERNA SEGÚN LACAN
En el estudio sobre el fenòmeno de la paranoia de auto-castigo J. Lacan considera el
desempeño del “complejo fraterno” como resultado de una estructura psìquica
caracterizada por las fijaciones a la relaciòn fraterna -infantil-. Desde la ocasiòn de
un cuadro psicopatològico activo plantea la necesidad de considerar este campo
relacional sustento y base afectiva de muchos procesos psicogenèticos cuyo anàlisis
contribuirìa a especificar el alcance patològico de los procesos paranoicos entre otros.
El complejo fraterno teorizado por Lacan es homologado al estadio del espejo (en su
primera versiòn), donde se alude a los postulados de la psicologìa genètica trabajada
por H. Wallon.40 En estas fases històricas el autor ha traducido y dado a conocer el
artìculo de Freud Algunos mecanismos neuròticos en los celos, la paranoia y la
homosexualidad, (1921-1922) donde la descripciòn de algunos factores emotivos
como el odio y el deseo fratricida se originarìan en una fase primaria de la evoluciòn
psìquica.
El psicoanàlisis observa el amor en la relaciòn fraternal de acuerdo a la expresiòn de
una formaciòn reactiva mediante la cual los sujetos rivales entre sì e convierten en
“semi-objetos” de afecto, la imposibilidad de satisfacer los deseos hostiles ligados a
los celos no encuentra otra alternativa viable. En este mecanismo psìquico se genera
-segùn Freud-, una modalidad singular de homosexualidad inconsciente.
Lacan proyecta el nùcleo teòrico del complejo fraterno encontrando en la etiologìa de
cada paranoia singular las tendencias “instintivas” de las asì llamadas “tensiones
sociales”. El origen de dichas “tensiones sociales” consiste en el ejercicio de las
fijaciones afectivas y representa las condiciones primordiales de las tendencias
destinadas a integrar los factores de orden pulsional como el odio, los celos, las
envidias, la competencia, fantasìas autodestructivas, ya sean de tipologìa manifiesta o
latente.
La disposiciòn de estos factores pulsionales constituye un esfuerzo y una adaptaciòn
displacentera en el proceso educativo por dar respuesta a todas las exigencias
culturales impuestas por la organizaciòn social. El determinismo infantil unido a
ciertas fases de la interrrelaciòn objetiva ha dejado en la historia de los sujetos
algunos pasajes en suspenso y la aprobaciòn de fuertes sentimientos de culpa con
afectos dolorosos todavìa no analizados.
40 H. Wallon. (1812-1904). Psicòlogo, pedagogo y filòsofo francès. Mèdico en La Salpêtrière, se ocupò de varios
estudios psiquiàtricos y fundò el laboratorio de psicobiologìa del niño en Parìs.
75
Lo imaginario ha sido concebido como lo real frente a la negaciòn del “anclaje” de lo
simbòlico. La relaciòn fraterna no ha de conjugar el deseo fratricida en cuanto
referencia pulsional dirigida a un Otro, a la funcionalidad de la ley, segùn el orden
simbòlico. En 1938, a propòsito de los elementos vinculares en el establecimiento de
la psicosis, Lacan escribe:
“El psicoanàlisis... demuestra que el ideal del yo se ha formado... segùn
el objeto del hermano. Tal objeto negarìa la libido destinada al Edipo sobre la imago de la homosexualidad primitiva y producirìa un ideal demasiado narcisìstico para alterar la estructura de la sublimaciòn.” 41
El caràcter “fundacional” de la constituciòn del Ideal del yo consigue proporcionar una base
de energìa que habrìa de dirigirse hacia los objetos de amor -en el futuro-, o, en su defecto, a
incrementar la carga narcisìsta -psicotizante-. El esquema teòrico aquí mencionado no
representa por sì sòlo y de manera aislada un conjunto “inquisitorio” de hipòtesis que
puedan establecer la naturaleza patològica o no de la relaciòn fraternal en sus ulteriores
manifestaciones.
Con el objetivo de confirmar la especificidad del campo investigativo del lazo fraterno es
preciso considerar que las construcciones psicoanalìticas ya no pueden ser instauradas a
partir del material presentado por la escena terapèutica, en la asociaciòn de ideas,
presentaciòn de las producciones onìricas, manifestaciòn de lapsus, actos fallidos, actingout, ademàs de los fenòmenos adecuados al proceso analìtico como la regresiòn, la
transferencia, el efecto interpretativo, la contra-transferencia, entre otros, sino que es
necesario ampliar el radio de acciòn del anàlisis hacia los hechos en su relaciòn temporal
con el sìntoma y las manifestaciones objetivas -u objetivables-, con base en la biografìa de
la situaciòn familiar -infantil, la composiciòn parental y el predominio del complejo
fraterno.
El sistema conceptual implementado por Lacan para acceder al complejo fraterno considera
la extensiòn de su teorìa en torno a los siguientes ejes temàticos:
1.
2.
3.
4.
El rol desempeñado por la posiciòn del hermano mayor.
La fase del espejo.
Lo imaginario, lo real y lo simbòlico.
El periodo de la doctrina sobre la homosexualidad infantil (1932), o la erotizaciòn de
los objetos fraternos.
5. La relaciòn “especular” narcisìstica.
6. La investigaciòn respecto a la rlaciòn sìntoma-historia infantil.
7. El establecer una posiciòn contra el organicismo todavìa triunfante en 1932.
41 Lacan, J. (1938). I complessi familiari nella formazione dell'individuo. Ed. Einaudi. Torino. 2005.
76
LA TEORÍA DEL ENGANCHE Y EL DESENGANCHE
Se postula una nueva teorìa de la metàfora del Padre donde la alianza con
representaciones establecidas actùa de motivaciòn hacia la diferenciaciòn de
singularidades dirigidas a instaurar el alcance de los lìmites de la relaciòn, de la
identificaciòn con aquel objeto (ɑ) en principio indiferenciado, y que ahora podrà ser
rastreado por la intervenciòn de la ligazòn del deseo en el lugar del Otro. En
tèrminos de Lacan la relaciòn fraterna es gobernada por una especìfica clìnica del
goce, una investigaciòn por la localizaciòn de la lìneas coordinadoras del goce, en
cuanto exploraciòn de su omnipresencia tambièn en un sentido horizontal, en cuanto
representaciòn de estructuras primarias del objeto (ɑ) y sus posteriores ubicaciones.
La teorìa psicoanalìtica de los objetos permite exponer la hipòtesis de la intrincaciòn
fraterna como campo base de construcciòn y de-construcciòn de representaciones,
significantes actuantes -aislados-, e independientes de su nùcleo central, destinados a
encontrar ligazones fantasmàticas en el delirio, de acuerdo a la relaciòn con el Otro,
en la direcciòn de lo patològico o lo no patològico. La relaciòn con el objeto impone
una tiranìa del objeto-Otro que no existe pero que configura un ideal acerca de la
lìnea que enmarca los màrgenes del deseo inconsciente, con la complicidad de una
supuesta clìnica del goce. En esta bùsqueda la brùjula indica el norte-paterno, una
direccionalidad vertical, en la circulaciòn del poder, desde la prohibiciòn del deseo y
en la formaciòn de aquel ideal que procura la filosofìa aperturante del enganche
significante.
La conformaciòn del discurso en torno al sìntoma obedece a la desestructuraciòn de
esta supuesta clìnica del goce cuando prevalece la percepciòn de que el objeto (ɑ) no
se halle ligado al lugar de un Otro. El mètodo de investigaciòn novedoso por una
articulaciòn de la teorìa acerca del enganche implicarìa la presencia del saber sobre
una sospechosa ambivalencia derivada de las representaciones con la metàfora
paterna y con una sintomàtica teorìa del goce.
El desenganche con aquellas imposiciones delirantes que corresponden a
identificaciones fantasmàticas llega a realizarse cuando el objeto (ɑ) ocupa el lugar de
Otro y ya no el lugar del propio yo, es decir, ya no se instaura en el lugar del goce
psicotizante del narcisismo sino bajo la proyecciòn activa aplicada a la complicidad
con el objeto externo, se visualiza un espacio, un territorio para alojar al Otro, para
encontrar el lugar del objeto precisamente en el lugar del Otro.
El relato subjetivo que involucra la representaciòn activa fraternal proyecta sobre el
77
mundo exterior una parte de sì, el ser con la funciòn fraterna indica la participaciòn
de una parte del yo en la actividad de dicha representaciòn. Aquello que motiva la
semejanza o las diferencias entre las diversas posiciones fraternas proviene de un
especìfico afecto referente a los niveles de identificaciòn sea de manera latente o
manifiesta.
El discurso del sujeto està atravesado por la funciòn fraterna cada vez que dicho
enlace es afectado por por la infiltraciòn semàntica del orden paternal y del orden de
lo maternal, la inter-relaciòn fundada entre dos sujetos (hermanos), A y B es orientada
horizontalmente por la figura del padre y de la madre, de modo que pueden formarse
concatenaciones del orden:
A
A
B
B
→
→
→
→
FP
FM
FP
FM
→ B
→ B
→ A
→ B
En estas intersecciones se fundan:
-Resistencias Vinculares -Puntos de convergencia
-El nombre de la ley -Las disidencias del deseo.
Las correlaciones resultantes no son neutras y siempre aparecen estructuradas por la
relaciòn con un Otro-paterno y por un Otro-materno estableciendo cierta modalidad
de transiciòn , como un pasaje permanente de confrontaciòn y competencia
significacional. Al momento del nacimiento lo que ocurre no es una experiencia de
apropiaciòn del significado de la vida del propio hijo, ni la formalizaciòn a priori del
dominio sobre sus afectos y su tiempo subjetivo, lo que sucede en lo especìfico es el
trabajo de la descentralizaciòn del yo, procurando que se realice un movimiento
exògeno, centrìpeto, hacia aquellas nuevas representaciones traìdas a colaciòn por la
llegada de un nuevo sujeto. Hecho real que no se deja circunscribir a una sola
interpretaciòn psicològica o filosòfica, el sujeto llega a ser gracias a un Otro ser, con
base en la inter-relaciòn con el Otro, establecièndose asì la posibilidad de ser y crecer
permaneciendo al lado de un Otro.
La intersubjetividad en la funciòn fraterna ha de expresar la necesidad de
mecanismos de anàlisis desde una sospechosa pedagogìa de la culpa milenaria y
genètica que exige la puesta en escena del discurso de la integridad de la supuesta
unidad entre la posiciòn de los padres. Por otro lado su factible facultad destructiva
-inconsciente-, reconoce la influencia thanàtica del ejercicio de la inter-actividad
psìquica de los sujetos con parentesco fraterno segùn la òptica de la relatividad
culpabilizante.
Debido a estas motivaciones esenciales la investigaciòn sospechosa de la pedagogìa
de la culpa brinda determinada herencia de un orden discursivo fundante de la
palabra, el lenguaje en cuanto medio canalizador de aquellos afectos sintomàticos -o
no- proporciona la percepciòn absoluta de que nuestro lenguaje se funda gracias al
Otro, a la participaciòn còmplice del Otro en el discurso creador, no se puede
78
participar aisladamente de acuerdo con las leyes del lenguaje cada vez que “nuestro”
lenguaje es principalmente el lenguaje del Otro. 42 Jacques Derrida plantea en Il
Monolingüismo dell'altro:
“No tengo màs que un lenguaje, y no es el mio,
mi ùnico lenguaje no es mio, sino que es s iempre
el del Otro.” (2004)
Abordar la herencia de una sospechosa pedagogìa de la culpa repercute directamente
en la experiencia discursiva a partir del reconocimiento de su caràcter constitutivo,
somos fundados por la palabra del Otro, por el deseo del Otro, por el discurso del
Otro, la co-participaciòn tiene lugar de un modo protagònico en la funciòn fraterna
toda vez que la propia palabra ya no es dominio exclusivo del yo sino que desborda el
ideal narcisìstico para contrastarlo con la palabra del Otro, con la funcionalidad de la
figura materna, la figura paterna y demàs sujetos de afecto.
42 Lacan, J. (1976). Funzione e campo della parola e del linguaggio in psicoanàlisi. En Scritti. Ed. Inaudi. Torino.
79
80
3. LA INFLUENCIA DE LA FIGURA MATERNA
EN LA RELACION FRATERNA
El psicoanàlisis freudiano considera la figura materna como el nùcleo central del
conflicto edìpico del hijo, pero el fantasma de una madre buena repercute fuertemente
en los valores proyectados al interno de la relaciòn entre los hermanos. En el
estrecha cìrcularidad amorosa entre la madre y el infante se estructuran algunos
factores derivados frente a la destructividad, el odio, la envidia primaria por el seno
materno, respecto al contenido -simbòlico- de su cuerpo, por su creatividad, su
lenguaje, su femineidad, que es quizà fundamental en la etiologìa de la paranoia.
Una hipòtesis especìfica acerca de la hostilidad en contra de las figuras fraternas
consiste en la definiciòn de un desplazamiento del deseo protectivo por conservar la
integridad de la madre hacia el riesgo amenazante, por parte de los demàs hermanos,
a perder el derecho a su amor incondicional.
Los rivales representan la
configuraciòn de señalar los lìmites a la satisfaciòn que nos ha procurado la relaciòn
-infantil- con la madre. Ya no se trata de la simbologìa de un supuesto seno-maternobueno que se llenado de maldad y destructividad sino de un seno-materno-perdido
porque otro lo ha poseìdo en nuestro lugar.
En este sentido, el contenido del vientre de la madre y los demàs hermanos
constituyen una amenaza semejante a la del fallo del padre que nos ha hurtado la
atenciòn de la madre. Los objetos no-madre han de presentarse en cuanto tangibles
cada vez que el infante es obligado a compartir el lugar de inversiones pre-objetales y
a extender el caràcter pre-edìpico de relacionalidad con la madre hacia fases
diferentes de evoluciòn psìquica.
La ruptura del lazo simbòlico -inicial- introduce cada infante al estadio del espejo,
esto implica la alienaciòn a la imagen del Otro como imagen anticipada de la unidad
del yo. El temor a la pèrdida del objeto-madre debido a la intrusiòn de los personajes
rivales -hermanos- significa un esfuerzo por introyectar el luto, el vacìo, que se
derivan de la pèrdida real, es decir, una herida narcisìstica que busca re-apropiarse de
las condiciones primarias del yo.
El yo del infante comienza a “desdoblarse” cuando percibe que la madre se puede
ausentar, o se ha ido, o se puede ir, el Ideal del yo y la identidad sufren un proceso de
re-acondicionamiento gradual, la identificaciòn primordial con la madre se irà
transformando en otro tipo de modalidad objetal mediante su deplazarse hacia la
relaciòn con los hermanos, con el Otro, con los grupos y la sociedad. Acerca del
81
paulatino ausentismo del afecto de la madre y el acrecentarse de la influencia
fraterna, Fain y Braunschweig (1976) e preguntan sobre sus consecuencias:
“El psicoanàlisis muestra que la individuaciòn de los hermanos y de las hermanas
se caracteriza por la diferencia de los investimentos de los cuales cada uno fue
objeto por parte de sus padre. (La edad, la situaciòn social, los factores objetivos
en general juegan un rol indirecto). Los sucesos constituyen la movilizaciòn de
algunos aspectos de lo inconsciente en los progenitores a diferencia de otros
sucesos. No es raro que un sòlo infante provoque en la madre el fracaso de su
papel de mensajero de la amenaza de castraciòn por parte del padre, fracaso
debido entonces al predominio de los mecanismos de denegaciòn.” 43
Los progenitores han realizado un inmenso investimento afectivo por el equilibrio
especìfico de cada infante a nivel de salud, presencia y cuidado, pero esto no implica
que la amenaza de abandono experimentada por cada hijo no contenga -implìcitosdeseos hostiles por la posiciòn en el lugar del amor materno. Los hijos heredan el
mensaje inconsciente de los padres en cuanto organizaciòn psìquica de la depresiòn,
el Ideal del yo, factores que tienen que ver con la indiferenciaciòn primaria, el
narcisismo primario y la simbiosis originaria.
La construcciòn fraterna tiene como funciòn el aprendizaje de la renuncia a la
relaciòn simbiòtica con la madre mediante el acto de la representaciòn, en el orden de
lo real, cuando los hermanos realizan el proceso de formaciòn del fantasma acerca
del doble, el Otro no-madre, el Otro no-padre, el Otro no-yo.
La desmitificaciòn del fantasma del doble se despliega de la siguiente manera:
Doble 1 El Otro no-yo
Doble 2 El Otro no-madre
Doble 3 El Otro no-padre
Doble 4
Doble 5
Doble 6
El Otro no-edìpico
El Otro-hermano
El Otro-sujeto-social
Comienza a gestarse la percepciòn de estar ubicado por fuera de la circularidad
edìpica y de confrontarse con una linearidad horizontal, “fundacional”. Sin embargo,
este “desdoble” lo enfatiza el narcisismo primario a partir de un reflejo especular
sobre el Otro-hermano, el Otro sujeto-social y ya no sobre la imagen especular de la
madre en cuanto objeto totalizante.
El infante procura salvaguardar y conservar su existencia, el lugar que ocupa su
propio cuerpo, la integridad fisiològica, cada vez que busca superar la infraestructura
depresiva generada en el fantasma del doble. Padece una herida proveniente del
sentimiento del luto con respecto al Ideal del yo, con respecto a la identidad arcaica
que comienza a ser abandonada, como si estuviera muriendo una parte de sì para dar
43 Fain M. y Braunschweig D. (1976). Réflexions introductives à l'étude de quelques facteurs actifs dans le contretransfert. Reveu française del Psychanalyse. XL. 3.
82
origen a otra nueva parte de sì, este afecto de luto circunscribe poderosas dosis de
culpabilidad cuando ocurre la muerte de un hermano en cuanto un hecho del todo
inesperado.
El intercambio de los afectos fraternos corresponde a la herencia del afecto objetal
-primario- y se posiciona como el estereotipo de las posteriores filiaciones
“horizontales”, a-sexuadas, proyectando el caràcter inhibitorio de especìficas
tendencias pulsionales. Frente a la idealizaciòn que inundaba el triàngulo primordial
nace ahora el fantasma de la agresividad fraterna, los celos complementan la
necesidad de superar la envidia primaria, se trata de una formaciòn defensiva en
contra de èsta. Podemos representar estas dos dimensiones asì:
1. Campo Edìpico → Conflicto ambivalente fundamental → Envidia destructiva
2. Campo fraterno→Conflicto ambivalente secundario → Celos en cuanto formaciòn
defensiva
El temor infantil por perder la posiciòn de omnipotencia narcisìstica impulsa su
actitud hacia la ritualizaciòn de la rivalidad horizontal en la funciòn fraterna cada vez
menos edìpica. El tomar distancia del amor por la madre involucra su posible
sustituciòn con alucinaciones thanàticas acerca de la represiòn primordial, la
inversiòn de energìa que habìa sido dirigida hacia las representaciones maternas
habràn de dirigirse ahora hacia nuevas inversiones de energìa yoica.
La funciòn fraterna simboliza la existencia de posiciones contradictorias diferentes a
la exigencia materna de identificaciòn, significa confrontar la amenaza por una
divisiòn del yo al observar en el mundo externo una representaciòn mùltiple y
dividida del objeto. Con la integraciòn progresiva del conjunto fraterno el yo busca
protegerse de la realidad debido a la ausencia del amor de la madre, debido al alejarse
dramatizante de la fusiòn narcisista -primigenia-.
La actividad psìquica
-fantasmàtica podrà sintomatizarse en respuestas del orden masoquìstico, del orden
victimista, hacia una re-dimensiòn de las motivaciones al interior del grupo fraterno.
En este sentido la adolescencia indica ser una fase positiva de acuerdo al
desprenderse de la dependencia con repecto a la imago materno-fraterna de la
infancia, es allì donde comienza a dar forma la idea de que el amor exclusivo por los
progenitores podrà ser sustituido por el amor hacia nuevos objetos aùn deconocidos.
Con el proceso analìtico de los conflictos internos es verosìmil emprender una actitud
pedagògica de reconocimiento del mundo pulsional, ambiguo por excelencia,
diferenciando las fases primigenias de su conformaciòn con las fases de
autoafirmaciòn y proyecciòn en el mundo adulto, con respecto a los cambios
significativos en el relacionarse segùn estas fases del desarrollo psico-biològico,
definiendo las fronteras psìquicas de aquello originario del campo familiar respecto a
83
lo que no proviene de èl, el mundo, los objetos externos, percibiendo los fenòmenos
relativos a la identificaciòn con ideales propios y con los de los otros.
La dimensiòn de la funciòn fraterna es recuperada por el mundo adulto, la actualiza,
la dramatiza, y la proyecta en la actividad social, como en una “resonancia
fantasmàtica” que permite el movimiento colectivo, la definiciòn de nuevas
relaciones de objeto, la confrontaciòn con mecanismos defensivos re-organizados.
Hay que orientar el trabajo del anàlisis de la funciòn fraterna separando la imagen de
la madre en cuanto objeto parcial y aquella de la madre en cuanto objeto total
respecto a los diferentes niveles de identificaciòn o de patologizaciòn. Observemos
cuatro niveles de relaciòn:
1. El nivel del Edipo: Puede ocurrir un deplazamiento del triàngulo afectivo por
la llegada de un nuevo hermano, un Otro transitorio, un Otro-yo, se trata de la
instauraciòn de un doble estatuto vincular.
2. El nivel de los conflictos arcaicos: Mediante la relaciòn fraterna existe la
persistencia de la problemàtica que articula la posiciòn depresiva, el dolor por
un luto infantil o un drama infantil muy determinante.
3. El nivel del objeto primario: La elaboraciòn de la envidia primaria tiene como
finalidad proteger el amor por la madre mediante la rivalidad y los celos entre
los hermanos, puede estancarse la libido en una especie de imago materna
idealizada.
4. Nivel de la identificaciòn primaria: Se aborda el problema del Otro en cuanto
un doble en relaciòn a la identificaciòn primaria con la figura materna, la
constituciòn del primer Yo-ideal especular que prosigue hacia la diferenciaciòn
entre el sujeto y el objeto.44 Tiene lugar la experiencia de confrontaciòn
paralela entre la prehistoria subjetiva y la formaciòn de los nuevos ideales con
rasgos netamente actuales.
44 Brusset, Bernard. (1987). Il Legame fraterno e la psicoanalisi. Ed. Borla. Roma.
84
4. CUATRO MODELOS PARADIGMÁTICOS EN EL ANÁLISIS
DE LA FUNCIÓN FRATERNA
1. PARADIGMA DE LA FUNCIÓN FRATERNA DESDE LA ÓPTICA EDÍPICA.
El modelo de funciòn edìpica de la relaciòn entre hermanos constituye la primera
actitud del ser humano frente al triàngulo simbòlico -primordial- de los afectos
tempranos donde la intervenciòn del amor proveniente de los progenitores desempeña
un papel fundacional para la supervivencia de la actividad psìquica y el bienestar
fisiològico en general del infante.
El hijo-Edipo es aquel que ha sufrido inicialmente un abandono, asì como lo narra
Sòfocles en la tragedia griega donde el oràculo interpela al rey Layo dicièndole que
este hijo le serà ingrato y lo asesinarà. Para protegerse de esta profecìa el rey entrega
al infante a un siervo con la orden de poner fin a su vida. Pleno de compasiòn el
siervo no realizarà su trabajo y le salvarà la vida, luego, dicho infante crecerà en la
completa ignorancia acerca de su proveniencia y se reconocerà a sì mismo joven,
pleno de fortaleza hasta que un dìa entabla una acalorada discusiòn por el derecho a
la precedencia en el crucevìa de dos caminos. ¿Quièn debe pasar primero? En medio
a esta discusiòn el joven reta a duelo al sujeto que se coloca en su camino impidiendo
su marcha.
Como resultado de este episodio, el joven asesina al sujeto (rico) que pretendìa tener
el derecho de precedencia para transitar el crucevìa, en juego se encontraba la enorme
diferencia de edad sin darse cuenta que en realidad habìa asesinado a su propio padre.
Luego, el joven Edipo celebra las bodas con Yocasta y e convertirà en rey de Tebas
sustituyendo a Layo -que era el anterior rey, esposo de Yocasta-. Con ella darà vida a
varios hijos que representaràn el fruto del incesto. El sabio, adivino, Tiresias le
revelarà la verdad recòndita de su historia y entristecido por el dolor Edipo decide
extraerse los ojos, abandonar su propia tierra e marcharse en exilio.
Freud ha re-elaborado el mito de Edipo para convertirlo en el “complejo nuclear” de
las neurosis, el deseo de Edipo representa el deseo humano motivado por tendencias
de orden incestuoso a un nivel inconsciente. ¿Cuàl es el resultado de esta situaciòn
paradòjica? Es posible ubicar la razòn de nuestra existencia en medio a este dilema,
la pregunta por la esencia de nuestro ser y por la necesidad que los sujetos tienen de
la presencia del Otro, es preciso iniciar a reconocer la inminencia de ciertos lìmites
radicales en el alcance de nuestras ambiciones primarias. Podemos asistir de este
modo al mensaje implìcito que la ley nos impone mediante el uso reglamentado de la
palabra, la exigencia de ser amado integra la prospectiva de la particularidad fraternal
85
cuando cada quien revela cierta complicidad con el Otro, con el no-yo Otro.
La experiencia vital ha sido definida como la vivencia de un vacìo, de una ausencia
nefasta a partir de la ley simbòlica de la castraciòn, a partir de la pèrdida del
reconocimiento de la entidad materna, a partir de la bùsqueda incesante por hallar
algo que hemos perdido por siempre.
En la tragedia de Sòfocles el personaje de Edipo emprende la experiencia del goce en
cuanto una modalidad de satisfaciòn que le llevarà a la negaciòn de sì mismo, realiza
el parricidio y el incesto como una configuraciòn “criminal” del deseo que lo
estructura, mediante un “complejo”, en una triangulaciòn “fundacional” que lo
expone a la persecusiòn traumatizante de la ley y a permanecer en el tercer lugar con
respecto a la pareja perversa madre-infante.
La funciòn fraterna entre los hermanos determina que el objeto del deseo -el cuerpo
materno-, corresponde a una entidad del todo prohibida a un nivel simbòlico puesto
que pertenece al Padre, al nombre de la ley, metàfora del poder de la palabra. Nos
referimos al no-saber edìpico que le condujo a la tragedia final, percibir este nosaber acerca de la ley de castraciòn sòlo fue posible cuando hubo realizado el
asesinato de su padre Layo, Rey de Tebas. El sentimiento de culpa lo perseguirà
radicalmente hasta provocarle la ceguera y posteriormente el exilio.
Durante mucho tiempo la relaciòn entre los hermanos fue analizada a la luz del
conflicto entre los intereses de los progenitores y los intereses del conjunto por parte
los hijos. El paradigma edìpico reta las antiguas generaciones en una lucha a muerte
por la afirmaciòn del significante en el deseo. El nùcleo del conflicto edìpico
confluye en el combate abierto entre el sentido de la ley y el sentido del deseo, entre
el principio de realidad y el principio de fantasìa, entre aquello que remite a lo
anticuado y aquello que remite a lo novedoso. El lugar del hijo-Edipo es considerado
el sìmbolo de la lucha entre las generaciones, padres contra hijos, hijos contra padres,
en medio a una confrontaciòn por el derecho a la precedencia, el hijo desea la muerte
del Padre para acceder a su libertad, la unica barrera para encontrar la libertad es la
voluntad castradora de los progenitores, su funciòn consiste en poder instituir una
prohibiciòn contra la capacidad de satisfacciòn del hijo.
La ley del Padre establece un escollo frente al instaurarse del propio deseo, frente a la
dimensiòn anàrquica de las pulsiones y de su factible irreductibilidad. En esta
direcciòn, el prototipo de la relaciòn fundante hijo-edìpico ha inspirado las grandes
movimientos de protestas en 1968 y 1977, aquellos hijos que reclaman mayor libertad
con respecto al autoritarismo de los padres, hacia la posibilidad de crear un mundo
diferente, por su parte, los progenitores reaccionaban negando el acceso a todos sus
derechos.
86
Es evidente que se presenta una alteraciòn profunda del proceso de filiaciòn
simbòlica en tèrminos de crisis inter-generacional, en tèrminos de estructuraciòn
històrica del conflicto entre deseo inconciente y ley paterna. Ante esta situaciòn, el
paradigma de relaciòn edìpica no es un modelo de aplicaciòn del todo vàlido por sì
sòlo ya que habrìa de tener en cuenta la alteridad de otos factores como la diferencia
generacional. El verdadero problema es querer negar la proveniencia de nuestros
nùcleos semànticos en el orden de los afectos, en el orden de las carencias, sin
pretender hacer desaparecer las huellas del Otro, la necesidad de su participaciòn
activa en los procesos subjetivizantes.
Edipo no ha sabido ser un verdadero hijo cada vez que su actitud intentarìa negar
alguna forma de dependencia o de deuda simbòlica frente al Otro, propende por negar
su propio estatuto de hijo, hermano, en cuanto ser-con-el Otro. La investigaciòn
psicoanalìtica comprende la problemàtica edìpica como paradigma de las neurosis
donde el neuròtico es aquel que se lamenta por no tener una herencia simbòlica, por
no haber recibido algo significativo, algo que esperaba, protesta incesantemente por
la presencia del Otro, tambièn porque no està en capacidad de recibir algo
-gratificantemente-, no soporta el hecho de estar en deuda con el Otro y rechaza su
condiciòn de hijo.
La neurosis cultiva la factibilidad de ser libre con respecto al Otro, con el fin de
evitar la responsabilidad existencial que lo circunscribe como sujeto en relativa
fraternalizaciòn. Sin embargo, esta idea del Padre en cuanto metàfora del sentido de
la Ley es indispensable para la reconstrucciòn de un sentido vivencial. La definiciòn
de libertad no habrìa de reducirse a la eterna dialèctica entre el deseo y la ley, donde
la liberaciòn de los deseos segùn la mitologìa edìpica obtendrìa como resultado la
realizaciòn de los màs arcaicos ideales.
El paradigma de relaciòn triangular basado en la funciòn edìpica anticipa el sentido
de la formaciòn del Anti-Edipo que plantearìa el interès por huir de la Ley, reducirla a
un sin-sentido o a una premisa anticuada con respecto a la relaciòn fraterna, anhela la
liberaciòn de su posiciòn a propòsito de conceptos como “lìmite”, “castraciòn”,
“Nombre del Padre”. La tragedia del modelo edìpico ha sido la de no saber asumir la
proveniencia del deseo inconciente confundiendo el sentido de la Ley con la metàfora
de su destino.
87
88
2. PARADIGMA DE LA FUNCIÓN FRATERNA DESDE LA ÓPTICA ANTIEDÍPICA.
El paradigma de la funciòn fraterna anti-edìpica se establece a partir de la reacciòn
ante el primer modelo paradigmàtico basado en una pan-interpretaciòn tràgica del
conflicto entre el deseo inconciente y el semblante de la Ley en el triàngulo
primordial de los primeros afectos -fundacionales-. Se observa la organizaciòn de
una crìtica radical a la autoridad de la Ley del Padre asì como se comprendìa en fases
anteriores, en la lìnea del orden de lo paterno la represiòn y la obediencia mortificante
no permiten otra vìa alternativa al proyecto del amor con la madre sin la presencia del
sìntoma de la disociaciòn actuando de manera determinante. Deleuze ha otorgado
una importancia especìfica a la estructura dialèctica entre Ley y deseo, desde donde
es posible rastrear los factores sociales como la influencia del capitalismo, el caràcter
revolucionario del deseo, el cuerpo en cuanto màquina deseante, el dinero, el goce, la
globalizaciòn financiaria, el principio de la realidad social, el ejercicio del poder y las
instituciones, hacia la investigaciòn por la definiciòn de la responsabilidad ètica y
subjetivizante.
La funciòn fraterna a la sombra del paradigma anti-edìpico se presenta extremamente
sensible al concepto de “castraciòn” puesto que observa en èste el preàmbulo
represivo que ubica al sujeto en cuanto un siervo de procesos alienantes y para nada
autònomo. El poder del “Nombre del Padre” impone la precipitaciòn de las
funciones del yo hacia lo insondable de las pulsiones mientras que èstas
representarìan un territorio desconocido, peligroso, y del todo anàrquico. Se
descubre de què manera la fuerza del Ello involucra la experimentaciòn de tendencias
desordenadas en el cuerpo, en la percepciòn del goce, ignorando los lìmites
impuestos por la Ley y la pedagogìa represiva del Super-yo.
El Ello se enfrenta al Super-yo represivo tratando de liberar ciertas cantidades
disponibles de energìa mediante la fuerza de empuje de las pulsiones, ante dicho
escenario, el proceso represivo -externo e interno-, sufre un estado de limitaciòn ètico
donde el sujeto es convocado hacia la toma de decisiones, activando su
responsabilidad en una propuesta creativa de construcciòn vital con el Otro, con los
Otros, para otorgar un sentido al vacìo, a la amenaza de ruptura con el significado
original del deseo fundante (Wunsch).
Si el yo cae en la trampa de actuar transgresivamente, sòlo por situarse en contra del
Super-yo, en contra de la metàfora de la Ley, en contra de la sombra del Padre-malo,
la pregunta por la trascendencia del deseo impone un escenario conceptual totalmente
creativo. ¿Què hace el sujeto para realizarse mediante la toma de conciencia de su
89
posiciòn? La tarea del yo fundante en relaciòn con el Otro y con los Otros consiste
en poder establecer un paralelo de su nivel de satisfaciòn factible con respecto al
nivel de conciliaciòn con lo real. En medio a este interrogante por reconocer la
interferencia de la Ley y del poder en el proceso represivo los impulsos èllicos
infringen al sujeto una imagen especular de lo real que ha de empezar a
“domesticar”, a digerir, creando las condiciones adecuadas hacia la sublimaciòn de
los ideales, o, en ciertas circunstancias, padeciendo la definiciòn sintomàtica del lugar
de las neurosis, las psicosis, lo esquizofrènico, entre otras.
El rasgo ineludible de la funciòn anti-edìpica es la propensiòn a la reacciòn, el libre
flujo de los deseos ha de confrontarse con la “pantalla protectiva” del principio de
realidad, la mayor dificultad consiste en la posibilidad de confundir el conflicto de la
Ley represiva del Padre con el acceso a la vìa libre del Otro-no-Padre, hermano,
amigo, etc. El anhelo por liberarse de la sombra del Padre-malo habrìa de constituir
una base estructural que se desempeñarìa como plataforma hacia la organizaciòn
creativa del mundo psicosocial con las relaciones fraternas, con ese Otro-hermano, el
Otro-social, el Otro-no-Ley-paterna.
En esta dimensiòn, la articulaciòn ofensiva del problema entre la Ley y el deseo es
irreductible al triàngulo ambiguo (edìpico), en cuanto paradigma. El modelo
explicativo generado para crear un conjunto sistemàtico de hipòtesis en torno a la
etiologìa de las neurosis ha de trascender hacia el màs allà de la comprensiòn del
cuerpo como una “màquina” pulsional, aquella “màquina” deseante expuesta a las
derivaciones patologizantes, que se arriesga a la insurgencia de un cuerpo esquizoide,
dividido, anàrquico, “sin òrganos”, irreconoscible. El paradigma explicativo del
cuerpo esquizoide genera los postulados accesorios hacia la conceptualizaciòn del
mito del cuerpo libre de lìmites especìficos, inexistente, en un mundo donde
prevalece ademàs el discurso del Otro, el discurso del Otro-no-Padre.
La funciòn de la reacciòn fraterna frente al Otro exige que la plataforma del discurso
acerca del deseo brinde elementos suficientes como para poder explicar el mundo de
la plataforma del discurso sobre la Ley de la “castraciòn”, la preeminencia del uno
sobre las condiciones del Otro, su reciprocidad, su complicidad, su oposiciòn
constituyente de la ambivalencia superyoica.
La amplitud de la funciòn sobre la relaciòn fraterna anti-edìpica no ha de convertirse
en una “isla” fundamentalista y circunscrita a un eterno retorno de los postulados
bàsicos. Habrìa de advertirse que la teorìa ampliada del discurso sobre el deseo en
cuanto fluidez irreductible del mundo pulsional tiende a des-territorializar los nùcleos
de referencia, tiende a des-centralizar los alcances del prototipo interpretativo, tiende
a indicar la carencia de los lìmites epistèmicos que han delineado la dialèctica Ley
del Padre-ley de la representaciòn del deseo, sin reducir la satisfaciòn del goce a una
transgresiòn de la sombra del Padre-super-yo, sin reducir la reacciòn frente a la Ley90
paterna a una prevedible anarquìa poli-pulsional.
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92
3. PARADIGMA DE LA FUNCIÓN FRATERNA DESDE LA ÓPTICA
NARCISISTA
En la fase intermedia que se refiere a la conformaciòn del yo desde una orientaciòn
horizontal del sentido vincular y ya no vertical, acerca de un paradigma circular, la
importancia de la especularidad adquiere un caràcter revolucionario.
La
caracterìstica general de la especularidad implica una inclinaciòn narcisìstica hacia
los factores autòctonos del yo. La funciòn fraterna integra la exigencia narcisìstica
del yo en cuanto una posiciòn de identificaciòn, en ocasiones alucinatoria, a veces
realìstica de acuerdo a la plasticidad del potencial creativo, en torno a la
identificaciòn con algunos componentes constructivos del Otro, de los Otros, con un
proyecto afectivo vincular, psico-socializante.
El esquema del narcisismo especular (de espejo), se nutre especialmente de la
naturaleza vincular del conflicto y de la desintrincaciòn inter-generacional. Es en
esta dialèctica vectorial donde ha de germinar su semblante mortìfero o su semblante
constructivo. Los deseos de omnipotencia narcisìstica alteran la visiòn del mundo
real cada vez que la voluntad de los agentes externos, el Otro-madre, el Otro-Padre,
el Otro-hermano, han de doblegarse para dar paso a sus propias ilusiones yoicas.
El paradigma fraterno de relaciòn estructurado en el modelo narcisìstico no pretende
adaptarse al caràcter estabilizante de la ley simbòlica , crearà una imagen especular
de sì mismo cuando percibirà el nùcleo traumàtico del conflicto y de las diferencias
psìquicas en torno a èl. La funciòn fraterna de la inter-relaciòn narcisìstica considera
las aspiraciones auto-crìticas del super-yo como si se tratase de una voluntad externa,
del todo autoritaria y absolutista, como si se tratase de una dictadura que carece de
criterios horizontales -democràticos- o fraternizantes. En esta direcciòn, lo arbitrario
no es representado por el propio modelo circular sino mediante las exigencias
externas interpretadas como amenazas contraproducentes respecto a la estabilidad de
la estructura psìquica fundante.
Las acciones del Otro son percibidas como tendencias peligrosas frente al acceso de
su omnipotencia subjetiva, pues son los otros quienes habrìan de representar
“satèlites” al rededor de su nùcleo egòlatra. La inter-relaciòn con aquellas primeras
figuras de identificaciòn ya no habrìa de ser sinònimo de finitud, lìmite, frustraciòn y
esclavitud, las aspiraciones del yo trabajan por descartar toda idea relativa a
representar los intereses de los progenitores o de aquellos criterios educativos
saturados de normas angustiosas.
El modelo educativo donde es privilegiado el ideal narcisista de la inter-relaciòn
93
rechaza el sentimiento de culpa de manera imperante ya que este se instala en contra
de la propia libertad de opiniòn. Se observa en esto un signo patologizante de salud
psìquica en cuanto priva al infante de su creatividad y lo aleja de su posiciòn
subjetiva frente al deseo, la Ley y el deseo son plataformas activas que se orientan
cada una con base en la presencia o la ausencia de este sentimiento de culpa
simbòlico.
La inscripciòn de la Ley del deseo en el campo inconciente del sujeto no traspasa sòlo
el paradigma del modelo edìpico sino que ademàs teoriza la exigencia de subvertir
todo aquello que simbolice la Ley del Padre, todo aquello que signifique acoger el
principio de realidad. El paradigma de relaciòn fraterna indicada por el narcisismo
concibe la experiencia vital libre del dolor, de sus vicisitudes, el propòsito esencial en
la construcciòn de los ideales ha de provenir de una determinada transmisiòn de la
Ley del deseo, el infante ha de heredar el potencial creativo que le impulsarà a
realizarse mediante la conquista simbòlica de las diferencias generacionales, donde,
finalmente, la ley de los progenitores no tendrìa ya representaciòn alguna.
La alteraciòn de las condiciones inter-relacionales estructuradas en el tomar distancia
del modelo primordial -triangular-, tendrìa como objetivo central el de disminuir la
intensidad conflictual entre una generaciòn y aquella que le precede, el sujeto
transforma su dinàmica psìquica para dar lugar a un nuevo mundo interno que
sustituya la representaciòn parental de las primeras figuras. La recuerdo y la
memoria de la palabra del Padre y de la sombra materna indican el proceso temporal
dentro del cual el sujeto ya no ha de sentirse perdido y confundido, los recursos
adquiridos en las primeras fases han de instaurar cierto niven de autonomìa hacia la
propia realizaciòn.
La superaciòn del estado seudo-narcisista aportarìa algunos pasos fundamentales en
la bùsqueda de la independencia, ya no se representarìa a sì mismo como un sujeto
sin deseo, ya no se sitùa como extraviado en un contexto objetual, no ignora el estado
de frustraciòn de los otros, no se presenta apàtico a la exigencia fraterna, no se
impone sòlamente en cuanto un personaje vampiresco frente al esfuerzo de los otros,
y, en sìntesis, toma conciencia de su deuda simbòlica con el propio origen45.
El paradigma de relaciòn fraterna-narcisìstica ha de ir màs allà de su cuadro
proposicional, ha de incluir en su acciòn pedagògica el criterio de la percepciòn de la
experiencia sobre el estado de los lìmites, acerca del signo de la ausencia -que
demarca la biografìa del Otro-, habrìa de ir màs allà del deseo circular hacia la
imagen especular que se circunscribe al sofisma de una eterna juventud acerca de sì
mismo, en contraposiciòn abierta al corte simbòlico y en cuanto formaciòn reactiva
45 Stoppa, Francesco. (2011). La restituzione. Perchè si è rotto il patto tra le generazioni. Ed. Feltrinelli. Milano.
Ternynck, Katherine. (2012). L'uomo di sabbia. Individualismo e perdida di sè. Vita e pensiero. Ed. Feltrinelli.
Milano.
94
contra el semblante de la castraciòn seudo-paterna.
La relaciòn alterada con la propia imagen es proyectada en la relaciòn con los
objetos, relaciòn introyectada del objeto externo donde la presencia del sujeto se
torna imperceptible, obstinada en la explotaciòn del goce, sin la determinaciòn
innombrable de la coordenada temporal, aquì el proyecto de sublimaciòn se interpreta
bajo la òptica centrìpeta del fantasma que no termina de bosquejar la definiciòn de un
discurso sobre la ausencia y el luto por los afectos primarios.
95
96
4. PARADIGMA DE LA FUNCIÓN FRATERNA BASADO EN LA FIGURA
DEL HIJO TELĖMACO
En la epopeya griega Ulises parte para la guerra de Troya y tarda veinte años en
regresar, su hijo Telèmaco lo espera incesantemente sin abandonar nunca la certeza
del regreso del Padre. La traducciòn de su deseo es el afàn por el retorno del Padre
hasta ahora homologado a ser como una sombra ausente que fortalece el propòsito
por colmar un espacio vacìo y cuyo sentido habrà de ser restituìdo en un futuro.
El hijo-Telèmaco extraña la funciòn de la Ley en cuanto fundaciòn del orden al
interno de su hogar, de su ciudad, la lejanìa del Padre es comprendida como si se
tratase de una injusticia, se requiere reconocer una nueva disposiciòn simbòlica de los
hechos. A diferencia del paradigma de relaciòn edìpica Telèmaco no percibe la Ley
del Padre como una entidad hostil, agresiva, enemiga de las pulsiones, no
experimenta la sombra del Padre en cuanto amenaza de peligro, espera que su
presencia pueda re-establecer orden y justicia, se trata de un amor incondicional que
ha forjado sus raìces en aquellos largos años de melancolìa y separaciòn, lo que le ha
sucedido a su yo representa un eclipse de incompletud por las cualidades adyacentes
a la sombra de la palabra paterna.
La separaciòn del Padre està lejos de plantearse en tèrminos de trauma, se trata de la
didàctica sobre un “saber esperar” su regreso, una ausencia no conflictiva sino
analizada, re-constitutiva, simbolizante. La exigencia de su palabra es confirmada
ademàs per Penèlope, la palabra materna en cuanto transmisiòn de significado y
seguridad con respecto a la palabra paterna, el Padre no ha partido por negligencia
sino por un hecho de responsabilidad social con su pueblo, con el sentido ètico de
esta responsabilidad siempre y cuando esto no implique la interrupciòn del lazo
parental.
El deseo materno y el sacrificio fraterno de Telèmaco dan fortaleza a Ulises hacia la
solidez de su promesa, hacia la ausencia de cualquier duda factible, en ningùn caso se
trata del sìntoma por el abandono, la vigilia, la certidumbre y la ritualidad, convocan
la necesidad de su presencia, se accede a la cualidad trascendental de ese mismo
deseo mediante la anulaciòn de todo aquello que se le oponga.
Es el deseo por encontrar al Otro lo que proporciona un nuevo modelo de
razonamiento, la premisa de poder observar su llegada -en cuanto que serà una
experiencia del todo inèdita-, encarna la existencia de un futuro equilibrio por ahora
no realizado, es aquella esperanza que simboliza la parte humanizante de la metàfora
paterna, un sujeto deseante que aspira a reconstruir algunas partes inconclusas del
97
rompecabezas inconciente de la propia biografìa.
Es el encuentro insospechado entre la parte constructiva de la Ley y las modalidades
significantes del Ideal del yo lo que permite la proyecciòn hacia las nuevas
condiciones reales. El nombre de un nuevo Ideal se reconoce gracias a la
denominaciòn de la sombra real del Padre ausente-presente, sòlo el Padre puede
otorgar el poder de la palabra-Ley al interno del caos semàntico desencadenado por
las exigencias de los opositores de Telèmaco, la espera del Real paterno significa
saber ir màs allà de la dialèctica expuesta por la dimensionalidad del sujeto ante la del
objeto en cuanto requisito simplificado de su presencia.
Mientras que en el paradigma de funciòn fraterna basado en la configuraciòn edìpica
se desencadena una batalla declarada contra la sombra del Padre y su crimen consiste
en llevar a cabo el parricidio y el incesto, el paradigma de funciòn fraterna narcisista
expone una imagen especular, suicida y circular. Para nuestro personaje Telèmaco el
significado activo de la palabra del Padre se pospone hacia otra modalidad temporal,
en este caso no existe la evaporaciòn gratuita de la sombra paterna produciendo la
horfandad de su hijo en la incerteza de la espera, aquì la Ley del Padre es lo ùnico
que puede restablecer la conversiòn del caos en un nuevo orden, un novedoso sentido
de integridad, la observancia de la justicia.46 Es evidente que el deseo referente a la
realizaciòn de la Ley supera ampliamente el ataque directo de la sombra del Padre de
la manera como venìa ocurriendo en el triàngulo edìpico -primario-, se trata de un
trayecto alternativo que lleva a cabo el logro del propòsivo deseado y ya no aquella
que conduce a la vìa incestuosa.
La resonancia del amor por Penèlope y el afecto leal por su hijo Telèmaco motiva a
Ulises a sacrificarse por el regreso a su hogar, renuncia a la inmortalidad ofrecida por
Calypso, renuncia al encanto de poder caminar errante por el mundo y, en especial,
no olvida su pueblo del cual es responsable. La memoria en cuanto substancia
afectiva le acerca a sus raìces originarias, sabe diferenciar entre el caràcter temporal y
lo que se liga a su ser, al semblante que se une a la identidad del Nombre del Padre, a
la Ley de su amor por el hijo. Ulises nunca ha perdido su horizonte, es consciente de
la misiòn y reconoce su camino, el lugar a donde ha de dirigirse, el amor del hijo que
le espera, màs allà de otra abnegaciòn, Ley y deseo se conjugan mediante la
posibilidad del re-encuentro, mediante la re-integraciòn simbòlica de los significados.
46 Recalcati, Massimo. (2014). Il compleso di Telemaco. Genitori e figli dopo il tramonto del padre. Ed. Feltrinelli.
(Saggi). Milano.
98
5. COMPULSIÓN AL “ARCHIVO” DE LOS AFECTOS
Existe en algunas tipologìas del caràcter especìfìco la tendencia a no buscar ejercer
una modalidad de dominio o gestiòn sobre los propios afectos, cualquiera sea el
origen de su intrincaciòn -ya que no existen afectos aislados o auto-originados sino
que estos tienen vida sòlo y gracias al intercambio existencial con los otros sujetos en
cuestiòn-, no intentan representar la menor o la mayor intensidad de los sentimientos
mediante el uso del lenguaje, los hechos, los gestos, u otras formas màs o menos
elàsticas de la comunicaciòn. La transformaciòn inconciente de las representaciones
que no han sido expresadas buscarà encontrar un lugar donde refugiarse al interior de
la dinàmica psìquica del sujeto, algunos casos pueden plantear la exigencia de un
psico-diagnòstico polifuncional que ubique la posiciòn de estas emociones en el
territorio de lo sintomàtico o de aquello no-sintomàtico.
Esto ocurre ademàs en la funciòn fraternal de las fases infantiles, el adulto ha ya
“archivado” casi de modo mecànico la infraestructura fraternal donde un conjunto
significativo de recuerdos que se han unido a un conjunto igualmente amplio de
afectos, proceden en la orientaciòn de la plataforma que unifica la formaciòn de la
personalidad, ideales, fantasìas, reacciones, sustituciones, desplazamientos, proyectos
y carencias conceptuales, entre otros.
El trabajo psicoanalìtico consiste en la capacidad para desentrañar la complicidad de
cada factor concomitante con respecto a cada uno de los demàs factores que hubieran
ayudado a su construcciòn, como si se tratase de la tarea por des-anudar una red de
elementos participantes en el pasado biogràfico del yo en relaciòn con el contexto
vincular y colectivo. Un factor remite a otro sin excepciòn, las resistencias que se
presenten cuando sea preciso abordar el proceso de anàlisis -transferencia, contratransferencia, acting-Out-, indicarìan la intensidad de nùcleos traumàticos o no, que
habrìan necesariamente de revelar un drama singular.
Los actos accidentales en la vida cotidiana del grupo familiar, la muerte de un
progenitor, la llegada de un nuevo hermano, lograr establecer amistad con el cambio
de padre o el cambio de la madre para convivir con un padrastro o una madrastra que
antes no se conocìa, la posiciòn al interno de la relaciòn fraternal, las adopciones, la
enfermedad, constituyen algunos puntos primordiales en la terapia de la historia
personal, y repercuten de modo decisivo en la posterior expresiòn, por ejemplo, en
algunas emociones delimitables, hostilidad, celos, envidia, gratitud, sentido de
prospectiva, capacidad de trabajo en grupo, habilidad para conformar un nùcleo
parental, de pertenecer a un proyecto social.
99
El sujeto adulto “permeabiliza” su estado psìquico con respecto a la novedad del
mundo externo en lo que tiene que ver con la recepciòn del nuevo material de
anàlisis, implementarà la estructura de su yo como una especie de radar donde se
interpretarà la percepciòn de fuentes externas de displacer o de satisfacciòn, podrà
rechazar algunas actitudes y aceptar otras, de acuerdo al semblante singular de una
escala de valores, en ocasiones sin retomar las motivaciones -siempre fragmentarias-,
de aquellas bases determinantes que le han arrojado al mundo adulto, archivando
mecanismos que tienen que ver con la bùsqueda de un fortalecerse del propio yo
frente a la adversidad del Super-yo, del Ello y el mundo exterior.
100
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