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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, núm. 46, primer semestre de 2017, pp. 11-14   Dossier   “Redes  políticas  y  sociales  en  espacios  de  frontera"       Introducción   Judith Farberman1 y Silvia Ratto2 El 21 de noviembre de 2014 tuvo lugar en el Instituto Ravignani el encuentro “Redes políticas y sociales en espacios de frontera”, organizado de manera conjunta por la REIC (Red de Estudios Indígenas y campesinos) y el CeHCMe (Centro de estudios de Historia, Cultura y Memoria, radicado en la Universidad de Quilmes). El objetivo del evento era aportar a la discusión sobre las formas de hacer política en la frontera, entendiendo por frontera un ámbito de contactos multiculturales en el que tanto indígenas como criollos ideaban estrategias políticas en pos de lograr un mejor posicionamiento social y económico.3 Algunos de los trabajos presentados en aquella ocasión forman parte del presente dossier. En su dimensión historiográfica, los artículos adoptan una perspectiva microanalítica, que privilegia la agencia indígena en la dinámica relacional y un estudio a ras del suelo de los espacios de frontera. En el trabajo de Oliveto, esta elección metodológica habilita el cuestionamiento de ciertos modelos generales de análisis que habían guiado el estudio del proceso de contacto interetnico en el mundo andino. Según                                                                                                                         1 CONICET/ Universidad Nacional de Quilmes -CeHCMe. Correo electrónico: jfarberman@gmail.com. Universidad Nacional de Quilmes-CeHCMe, Correo electrónico: smratto@gmail.com. 3 Este interés tenía como antecedente la organización del dossier La política en las fronteras americanas, siglos XVIII y XIX coordinado por Ingrid de Jong y Silvia Ratto, disponible en http://historiapolitica.com/dossiers/fronterasamericanasxviiiyxix/ 2   11 Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, núm. 46, primer semestre de 2017, pp. 11-14 estos esquemas historiograficos, en la década de 1970 primó la insistencia en plantear la desestructuración del mundo andino; dos décadas más tarde, el enfasis de los estudios estuvo puesto en subrayar la reestructuración de las comunidades indígenas. Como es sabido, el estudio de casos particulares entrecruza las categorías generales de análisis con las prácticas concretas que tienen lugar a nivel local. De consecuencia, la perspectiva microanalítica resulta particularmente fértil para inscribir a los sujetos en una diversidad de contextos. La escala cambia, no obstante, en cada uno de los trabajos. El de Davies se ocupa de reconstruir las redes parentales en un poblado fronterizo y su entorno indígena, dando cuenta de las estrategias individuales y familiares en la creación y movilización de las mismas. Oliveto, por su parte, analiza la trayectoria de un curaca del poblado de Talina intentando, a partir del estudio de un personaje particular, acercarse a la multiplicidad de espacios, tiempos y relaciones en las cuales se inscribe. Finalmente, Moriconi rastrea en el espacio santafesino a los indios calchaquíes extrañados de la gobernación del Tucumán, repensando los traslados que sufren a lo largo del siglo XVIII en el marco de la estrategia poblacional del gobierno local. Así pues, al reunir en su análisis a todos los actores del espacio fronterizo, estos estudios logran romper las divisiones visibles todavía en numerosas investigaciones entre una historia indígena y una historia criolla. Si bien es indudable que desde ambos enfoques se procura incorporar a “la otra parte”, aún son escasos los trabajos que, de manera puntual, encaren el estudio conjunto de las diversas poblaciones que coexisten en los espacios fronterizos. Los tres trabajos presentados en el dossier son muestra clara de este mérito historiográfico. Asimismo, las autoras hacen referencia a los mismos modelos conceptuales, tal como lo denota el uso de categorías como “complejo fronterizo”, “lógica mestiza”, “caciques de nuevo cuño”, entre otras. Los trabajos evocan espacios sociales marcados por una fuerte interrelación entre conjuntos de habitantes dispuestos a modificar sus prácticas culturales y políticas para lograr una mejor convivencia. En este punto, vale rescatar la noción de territorio como palimpsesto de André Corboz, recuperada por Oliveto para referirse a los procesos superpuestos que operaron en su área de estudio reconfigurándola   12 Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, núm. 46, primer semestre de 2017, pp. 11-14 material, política, social y económicamente. Lo que subyace, en definitiva, a los trabajos que componen el dossier es el tratamiento de complejos fronterizos –y no de “lados” separados o autónomos– en los que la ambigüedad no era la excepción, sino una característica definitoria. En cuanto a las temáticas que atraviesan el dossier, la problemática de las clasificaciones coloniales y de las categorías étnicas como construcciones externas al grupo ocupa un lugar relevante. En el caso de los calchaquíes estudiados por Moriconi, la nominación estaría haciendo referencia a dos realidades. Por un lado, denota al grupo derrotado, que es trasladado desde Tucumán al espacio santafesino también conocido como Valle Calchaquí, replicando en la toponimia la duplicación de la categoría taxonómica. Por otro lado, calchaquí estaría asociado a un marcador de infidelidad, de peligrosidad. Como sucedió en otros espacios fronterizos, era esperable que la nominación desapareciera junto con la pérdida de belicosidad del grupo. Sin embargo, Moriconi constata que en Santa Fe no tuvo lugar ese proceso sino que, por el contrario, el término calchaquí se mantuvo incluso cuando los indígenas pasaron de la órbita de la reducción a la de la parroquia. Para la autora, la explicación podría encontrarse en que la impronta fronteriza era allí tan fuerte que se mantuvo como símbolo de alteridad, incluso cuando la integración al territorio parroquial favoreció procesos de mestizaje. En el caso de los chichas estudiados por Oliveto, se observan dos situaciones. De un lado, la imposibilidad de considerarlos como un grupo étnico “homogéneo circunscripto en una territorialidad acotada desde tiempos incaicos a coloniales”; del otro, la relación entre categorías étnicas y grados de peligrosidad de los grupos nominados. De esta suerte, mientras el término “chicha” hacía referencia a los indios sometidos, el de “chiriguanos” nombraba a los indios enemigos. En función de esta categorización binaria, los “chichas” podían entrar en la categoría de “chiriguanos” en algunos espacios. La trayectoria del cacique chicha Espeloca permite a la autora particularizar un tipo de vinculación específica con los agentes del poder colonial, no necesariamente común a la de los curacas de otros grupos chichas. En el caso estudiado por Davies, Carmen de Patagones en la segunda mitad del siglo XIX, el contexto es bien diferente; los sujetos que habitan aquel espacio llevaban varias   13 Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, núm. 46, primer semestre de 2017, pp. 11-14 décadas de convivencia pacífica y la estructura político administrativa intentaba acompañar el proceso de institucionalización que, desde el gobierno provincial, se proyectaba a todo el territorio. En este ámbito, la autora propone que las categorizaciones étnicas pierden relevancia en beneficio de los vínculos parentales que, en última instancia, definían el lugar de los sujetos en el entramado social. El estudio del liderazgo de los caciques en tanto que bisagras entre dos mundos es otro terreno común a los tres artículos bien que difieren en enfoque y en profundidad de análisis, ambos estrechamente condicionados por la naturaleza de las fuentes disponibles. Como se ha dicho ya, Oliveto consiguió a partir de las fuentes concernientes a Espeloca localizadas en distintos archivos- reconstruir “pinceladas de su vida durante tres décadas”. Davies, siguiendo las estrategias de parentesco, despliega un abanico de relaciones que, además de incluir a los líderes indigenas y criollos, se extiende los actores subalternos. Concluye que, mientras las estrategias de parentesco fueron usadas por caciques y autoridades criollas “para intermediación en cuestiones judiciales o para obtencion de favores y recursos”, a nivel de los subalternos sirvieron “como forma de conseguir protección y acceso a recursos”. En ambas investigaciones, las fuentes judiciales cobran un relevancia central en la búsqueda de un acercamiento a la agencia de los sujetos. Los límites de la documentación conspiran en el estudio de los liderazgos entre los calchaquíes santafesinos. Santa Fe era, en efecto, una jurisdicción doblemente periférica. Las instituciones encargadas de registrar a la población regional fueron construyéndose al ritmo del lento poblamiento de la jurisdicción, además de que el grupo calchaquí, pequeño desde el inicio, siguió disminuyendo. En tal escenario, la reconstrucción realizada por Moriconi debió recurrir a documentación dispersa y producida por diversas agencias. No obstante, a través de su pesquisa, Moriconi logró reconstruir algunas acciones del cacique Miguel de Salcedo orientadas a mantener la identidad del grupo. En definitiva, los trabajos que integran el presente dossier comparten inquietudes tanto metodológicas como temáticas en torno a los procesos de contacto en espacios fronterizos que muestran no sólo la vitalidad de este campo de investigación sino, además, esfuerzos exitosos por superar la compartimentalización de enfoques que había imperado hasta hace poco.   14