[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu

Artistas e ilustradores de Chiapas a mediados del siglo xx

2020, La Palabra y el Hombre

Revisión histórico-hemerográfica sobre la importancia de la prensa en el desarrollo de las artes plásticas y de los artistas, en Chiapas.

Artistas e ilustradores de Chiapas a mediados del siglo XX Rafael de Jesús Araujo González E Antecedentes La historia del arte en Chiapas | 57 es una especie de rompecabezas con muchas piezas en su lugar pero con otras sin ubicar. Una de las ausencias es el cambio de siglos entre el xix y el xx; hay una falta de información que puede derivarse del cambio de sede de los poderes políticos del estado, de San Cristóbal de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez. Este acontecimiento político tuvo un impacto importante en la época del porfiriato porque el mercado del arte tuvo que ajustarse también a los conflictos económicos entre las regiones de Chiapas. Como sea, en libros de divulgación del patrimonio plástico lo común es iniciar la historia del arte del siglo xx con la tardía fundación de la Escuela de Artes Plásticas en 1945. Al hablar de los primeros personajes de las artes plásticas locales que se han convertido en los fundadores de una tradición moderna y contemporánea, existen algunos datos que suelen presentarse como marco histórico o como parte de un contexto local. Por ejemplo, Roberto Chanona, en Pintura y escultura de Chiapas, 1545-2000, tan solo menciona a cuatro artistas que nacen en el siglo xix y fallecen en el xx. Luego, al abordar el siglo xx bajo el título de “Arte contemporáneo”, escribe: “Había transcurrido casi medio siglo en el panorama pictórico contemporáneo del mundo, cuando aparecen en Chiapas las primeras obras modernas, mejor dicho, los primeros grabados” (2001, 79). Más adelante: “Intentamos buscar qué había pasado entre 19001944 y encontramos una serie de pintores nacidos a finales del siglo xix que se dieron a conocer en ese periodo dedicados al paisaje, a las naturalezas muertas pero sobre todo al retrato” (ibid), y menciona los nombres de Boanerges Morales, José Morales Ancheita y José María de la Cruz Sibaja, nada más. Algo similar ocurre con el libro de Masha Zepeda titulado Plástica contemporánea de Chiapas. Esta autora en su “Breve crónica” (1999, 22) da un salto entre lo que ocurrió al final del siglo xix y la década de los años cuarenta del siglo xx. El tercer ejemplo corresponde a un texto de Sylvia Navarrete quien inicia su recorrido de igual modo, con los artistas que tuvieron la suerte de incorporarse al sistema de promoción y difusión del gobierno local, como es el caso de los artistas antologados, ya sea porque formaron parte de la estructura burocrático-administrativa o porque su obra trascendió las fronteras locales, como ARTE l campo de las artes plásticas de Chiapas tiene lagunas importantes que impiden la reconstrucción de la tradición local. La ausencia de esta información ha derivado en la creación de un pasado mitificado por el discurso de autoridades vinculadas con la función pública, en el límite del servidor público, el creador y/o el intelectual, según sea el caso. Hay dos mitos que he dejado planteados en textos anteriores sobre el campo cultural: uno, el que señala como punto de partida de la modernidad en Chiapas a la actividad desarrollada bajo el gobierno del general Francisco J. Grajales (1948-1952); el otro es el que menciona al Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas como el grupo de creadores e intelectuales más importante del estado en su historia. Para continuar analizando el pasado de la cultura local, presento una reflexión sobre las relaciones entre la prensa y los artistas plásticos como factor que permite entender la dinámica vivida en el desarrollo de propuestas plásticas y movimientos culturales. La línea teórica que sigo está relacionada con la historia cultural y busca dejar en claro una práctica de gran parte del siglo xx: la publicación de ilustraciones de artistas en la prensa en el medio siglo tuxtleco. 58 | L A PA L A B R A Y E L H O M B R E , V E R A N O , 2020 Imagen 1: César A. Lara, gobernador de Chiapas. Dibujo a tinta de Humberto Tito Gallegos Sobrino, publicada en el periódico El Faraón, en 1947. sucedió con Carlos Jurado o Reynaldo Velázquez, por señalar dos nombres representativos. Chiapas tuvo la fortuna de que el profesor Fernando Castañón Gamboa dedicara gran parte de su vida a rescatar archivos y periódicos antiguos del estado. Así, en la hemeroteca que lleva su nombre, se encuentra una gran cantidad de impresos periodísticos que conservan una variable de la expresión artística: la ilustración. En el artículo “Héctor Ventura y la tradición plástica de Imagen 2: El bosque. Grabado de Adolfo Mexiac (1954), publicado por el Instituto Nacional indigenista en el folleto del grupo de Teatro Petul El bosque. Chiapas” (Araujo 2014, 56) dejé constancia de la participación de 21 artistas (junto con una serie de ilustraciones sin autor identificado) que tuvieron presencia en tres medios de comunicación masiva del gobierno local. En la tabla publicada están nombres de ilustradores que son parte de los artistas y periodistas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Dos de ellos fueron Humberto Tito Gallegos y Franco Lázaro Gómez. El caricaturista Enrique Alfaro Santos, motivado por el trabajo realizado por Sarelly Martínez sobre la prensa chiapaneca, realizó una intensa búsqueda acerca de los ilustradores políticos de Chiapas en los siglos xix y xx. El resultado fue el catálogo Ilustradores de Chiapas publicado en 2006. En él documenta la participación de una cantidad importante de personas con habilidades dibujísticas. El enfoque es del ilustrador periodístico que realizaba caricaturas o historietas políticas. En el caso de Tito Gallegos, sus dibujos son ilustraciones realistas, elaboradas a tinta, cuya evidente destreza en la técnica y en la imitación de la realidad muestra a un artista inserto en el periodismo local, especialmente en los retratos de políticos y personajes de la época (véase Imagen 1). Además de la prensa, el medio editorial es otro soporte para acudir a revisar y recuperar imágenes de los creadores. Por ejemplo, para la década de los años cincuenta el Instituto Nacional Indigenista, en San Cristóbal de Las Casas, realizó una labor importante editando diversos folletos para apoyar las campañas de salud y alfabetización en las comunidades indígenas. En dichas publicaciones participaron escritores de la talla de Rosario Castellanos y grandes artistas visuales como Adolfo Mexiac (véase Imagen 2). La información presentada ofrece un panorama superficial de los artistas de la época, muchos de ellos nacidos en el siglo xx, seguramente formados en Chiapas o en la Ciudad de México, lugar a donde acudían quienes deseaban obtener un grado académico de bachiller o universitario. Franco Lázaro Gómez, Jorge Olvera y Héctor Ventura Cruz La mayoría de quienes han documentado la historia del arte local señalan como figuras notables a Franco Lázaro, Jorge Olvera y Héctor Ventura. El primero y el tercero son chiapanecos de nacimiento, mientras que Olvera fue residente y fundador de la Escuela de Artes Plásticas en 1945. Además de ser personajes fundacionales de este pasado, los tres tuvieron contacto con José María de la Cruz Sibaja,1 una figura local del arte que impartió la primera formación en artes a Franco y a Héctor, pero cuya historia de vida se ha ido perdiendo por la ausencia de registros. Lázaro Gómez reunió varias cualidades para convertirse en un mito de las artes locales: su origen humilde y de ascendencia indígena, su innegable ingenuidad plástica derivada de una visión del mundo cercana a la magia y la hechicería de su lugar de origen (véase Imagen 3), su incansable predisposición al trabajo, y su extraño fallecimiento en un viaje de exploración a Bonampak. Al crearse en 1945 la Escuela de Artes Plásticas, las manos de los maestros que Jorge Olvera, su fundador, trajo de la Ciudad de México desarrollaron en este joven talento al excelente grabador que fue. Como otros artistas, parte de su obra está a salvo en los periódicos y revistas en los que publicó. Olvera llega a Chiapas por primera vez a través de las “mi- Imagen 3: Carrusel. Grabado en relieve sobre madera de Franco Lázaro Gómez. Elaborada ca. 1945-1947. El cambio surgido desde la Escuela de Artes Plásticas Nacida como Escuela de Bellas Artes, esta institución rápidamente se convirtió, de la mano de Olvera, en la Escuela de Artes Plásticas de Chiapas, si bien dejó el puesto al poco tiempo. Los profesores que llegaron con él impulsaron el dibujo, la pintura, el grabado y la escultura. La gráfica tuvo gran aceptación pues su utilidad en las publicaciones era casi natural. Imagen 4: Portada de la revista Chiapas, elaborada por Jorge Olvera en 1950. | 59 Entre tanto, Héctor Ventura retorna a Chiapas y también se inserta en el movimiento local. De carácter reservado, hace amistad con periodistas intelectuales como Eliseo Mellanes Castellanos, quien junto con Armando Duvalier lo lleva a publicar en medios como la revista Chiapas; más tarde, con apoyo del profesor Fábregas Roca, se incorpora a la revista Ateneo y a la del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, revista icach. Su caso es representativo de la vida artística local: además de dedicarle tiempo a la creación tuvo la necesidad de hacerse de un trabajo que le garantizara un salario con el cual pudiera vivir cotidianamente. En su enorme producción plástica, el dibujo y la línea son fundamentales. Como los artistas de esos años, también trabajó el grabado en formatos muy pequeños publicados en la prensa y en libros. Junto con otros creadores, forma parte de la tradición paisajista local que en este caso va de la imitación a la invención, pasando por la recreación. En el grabado, Ventura trabajó sobre formatos reducidos en una propuesta más intimista, con un particular sello donde hacía confluir la forma en que trabajaba la línea, el contraste de claroscuros y obvios contenidos de crítica al poder (derivada de su formación en la Ciudad de México). Estos tres autores fueron parte de un cambio en las prácticas y hábitos culturales. Había presencia permanente de escritores en los medios impresos pero los artistas visuales ocasionalmente participaban en ellos. La década de los años cuarenta fue clave, surgieron instituciones que modernizaron la vida de la ciudad capital y del medio cultural, justo cuando la tecnología también se actualizó con la llegada de imprentas offset. ARTE siones culturales” enviadas por el gobierno federal para apoyar la alfabetización y luchar contra el rezago social. Este proyecto le permite presentar al secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, la propuesta para fundar la escuela de Bellas Artes en Chiapas. De ahí que la Dirección de Bellas Artes de esa dependencia lo comisionara con la finalidad de concretar la idea. En 1945 nace la escuela y Olvera es nombrado su primer director. Mientras tanto, Ventura Cruz radicaba en la Ciudad de México intentando hacer carrera como creador plástico. Y Franco Lázaro acudía ocasionalmente a las clases del maestro Chemita. Jorge Olvera egresó de la escuela de artes plásticas de San Carlos, en la Ciudad de México, razón por la cual su formación como artista era muy completa, ya que tuvo como maestros a Carlos Mérida o Francisco Díaz de León en el Taller Artes del Libro. 2 Su formación intelectual lo llevaría a interesarse por la historia y por las culturas antiguas; sin embargo, existen registros de algunas imágenes suyas creadas para las publicaciones locales (véase Imagen 4). Olvera continuó con el involucramiento de los artistas en la prensa y en el medio editorial. Como director y joven intelectual, él mismo participó en varios impresos. Además, como junto con él llegaron otros jóvenes artistas formados profesionalmente, el grabado se insertó como una de las técnicas preferidas por los artistas locales. De ahí surgieron notorios talentos quienes lograrían trascender las fronteras locales años más tarde. Uno de los profesores que llegó para enseñar esta técnica, ya iniciada en la década de los años cincuenta, fue Luis Alaminos Guerrero, migrante español también formado en San Carlos. La estancia de Olvera en Chiapas fue corta. el medio también lo hizo posible. Los artistas locales tuvieron una opción con la escuela fundada por Olvera, aunque años más tarde esta decaería hasta casi desaparecer, lo que reavivó entre los artistas la necesidad de migrar para obtener una formación profesional. La prensa, al cambiar el modo de impresión, dejó de utilizar las placas de grabado. La llegada del offset desplazó al ilustrador para incorporar al fotógrafo. También este cambio impactó negativamente en el desarrollo de los artistas locales. Pasaron muchos años para volver a tiempos mejores. LPyH De esta escuela emergieron varios artistas talentosos; algunos se desarrollaron, otros no tanto. Por ejemplo, son notables los grabados de Máximo Prado Pozo, quien falleciera a temprana edad (véase Imagen 5). También queda para el registro parte del trabajo realizado por sus profesores y por artistas que colaboraron y participaron en el movimiento artístico local, como Carlos Jurado, quien se unió al grupo para homenajear al fallecido Franco Lázaro Gómez. Este grupo, integrado por Luis Alaminos Guerrero, Ramiro Jiménez Pozo, el ya mencionado Carlos Jurado Delmar, Máximo Prado Pozo, Fermín Rojas (véase Imagen 6) y Héctor Ventura Cruz, publicó en 1954 una carpeta de grabados financiada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (inba) y reeditada por la Universidad Autónoma de Chiapas en 1985. La carpeta se incorporó a la muestra “100 años de grabado en México” que el Taller de la Gráfica Popular exhibió en Polonia en 1955. Como se observa, Tuxtla Gutiérrez estaba lista para el desarrollo de las artes. El impulso gubernamental fue relevante, como en todo México, pero Referencias Alfaro, Enrique. 2006. Ilustradores de Chiapas. Caricaturistas, dibujantes y grabadores. 1827-1955. Tuxtla Gutiérrez: Unach. Araujo González, Rafael de Jesús. 2014. “Héctor Ventura y la tradición plástica de Chiapas”. Artificio. Humanidades y Ciencias Sociales 1: 50-66. Chanona, Roberto. 2001. Pintura y escultura de Chiapas. 15452000. Tuxtla Gutiérrez: Unicach. El Faraón. Quincenal de la verdad en broma y en serio. No. 7. Tuxtla Gutiérrez. Navarrete, Sylvia. 2000. “Artistas chiapanecos, vernáculos y cosmopolitas”. En Arte moderno y contemporáneo de Chiapas: 303-348. Tuxtla Gutiérrez: cnca/Coneculta Chiapas. Tibol, Raquel. 1987. Gráficas y neográficas en México. Ciudad de México: sep/unam. vv. aa. 1988. Homenaje a la generación del Ateneo. Tuxtla Gutiérrez: issste-Chiapas. Zepeda Macías, Masha. 1999. Plástica contemporánea de Chiapas. Tuxtla Gutiérrez: Coneculta Chiapas. . 2000. “Las artes plásticas de Chiapas en el siglo xx”. En Cinco siglos de plástica en Chiapas. Tuxtla Gutiérrez: Coneculta Chiapas. Notas 1 Al maestro José María, Chemita, se le ubica en pleno siglo xx, aunque existe un cuadro suyo fechado a finales del siglo xix, por lo que es probable que, de acuerdo con prácticas de la época, este maestro tuxtleco sea parte de una familia de artistas locales. 2 Curiosamente, Díaz de León fue alumno de José Inés Tovilla, quien radicó en Chiapas durante varios años del siglo xix. De él se encuentran dos magníficos desnudos en el Museo Regional del inah-Chiapas. 60 | L A PA L A B R A Y E L H O M B R E , V E R A N O , 2020 Imagen 5: Cerro brujo. Grabado de Máximo Prado publicado en el número 7 de Ateneo, en 1957. Imagen 6: Grabado de Fermín Rojas publicado en la página 32 del número 7 de la revista Ateneo, en 1957. Rafael de Jesús Araujo González es profesor investigador de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.