Artistas e ilustradores
de Chiapas a mediados del siglo XX
Rafael de Jesús Araujo González
E
Antecedentes
La historia del arte en Chiapas
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es una especie de rompecabezas
con muchas piezas en su lugar
pero con otras sin ubicar. Una de
las ausencias es el cambio de siglos entre el xix y el xx; hay una
falta de información que puede
derivarse del cambio de sede de
los poderes políticos del estado,
de San Cristóbal de Las Casas a
Tuxtla Gutiérrez. Este acontecimiento político tuvo un impacto
importante en la época del porfiriato porque el mercado del arte
tuvo que ajustarse también a los
conflictos económicos entre las
regiones de Chiapas. Como sea,
en libros de divulgación del patrimonio plástico lo común es
iniciar la historia del arte del siglo xx con la tardía fundación de
la Escuela de Artes Plásticas en
1945. Al hablar de los primeros
personajes de las artes plásticas
locales que se han convertido en
los fundadores de una tradición
moderna y contemporánea, existen algunos datos que suelen presentarse como marco histórico o
como parte de un contexto local.
Por ejemplo, Roberto Chanona, en Pintura y escultura de Chiapas, 1545-2000, tan solo menciona
a cuatro artistas que nacen en el
siglo xix y fallecen en el xx. Luego,
al abordar el siglo xx bajo el título
de “Arte contemporáneo”, escribe:
“Había transcurrido casi medio siglo en el panorama pictórico contemporáneo del mundo, cuando
aparecen en Chiapas las primeras
obras modernas, mejor dicho, los
primeros grabados” (2001, 79).
Más adelante: “Intentamos buscar qué había pasado entre 19001944 y encontramos una serie de
pintores nacidos a finales del siglo
xix que se dieron a conocer en ese
periodo dedicados al paisaje, a las
naturalezas muertas pero sobre
todo al retrato” (ibid), y menciona
los nombres de Boanerges Morales,
José Morales Ancheita y José María
de la Cruz Sibaja, nada más.
Algo similar ocurre con el
libro de Masha Zepeda titulado
Plástica contemporánea de Chiapas. Esta autora en su “Breve
crónica” (1999, 22) da un salto
entre lo que ocurrió al final del
siglo xix y la década de los años
cuarenta del siglo xx.
El tercer ejemplo corresponde a un texto de Sylvia Navarrete
quien inicia su recorrido de igual
modo, con los artistas que tuvieron la suerte de incorporarse al
sistema de promoción y difusión
del gobierno local, como es el
caso de los artistas antologados,
ya sea porque formaron parte de
la estructura burocrático-administrativa o porque su obra trascendió las fronteras locales, como
ARTE
l campo de las artes plásticas de Chiapas tiene lagunas
importantes que impiden la
reconstrucción de la tradición local. La ausencia de
esta información ha derivado en
la creación de un pasado mitificado por el discurso de autoridades
vinculadas con la función pública,
en el límite del servidor público, el
creador y/o el intelectual, según
sea el caso. Hay dos mitos que he
dejado planteados en textos anteriores sobre el campo cultural:
uno, el que señala como punto de
partida de la modernidad en Chiapas a la actividad desarrollada bajo
el gobierno del general Francisco
J. Grajales (1948-1952); el otro
es el que menciona al Ateneo de
Ciencias y Artes de Chiapas como
el grupo de creadores e intelectuales más importante del estado en
su historia.
Para continuar analizando el
pasado de la cultura local, presento una reflexión sobre las relaciones entre la prensa y los artistas
plásticos como factor que permite
entender la dinámica vivida en el
desarrollo de propuestas plásticas
y movimientos culturales. La línea
teórica que sigo está relacionada
con la historia cultural y busca dejar en claro una práctica de gran
parte del siglo xx: la publicación
de ilustraciones de artistas en la
prensa en el medio siglo tuxtleco.
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L A PA L A B R A Y E L H O M B R E , V E R A N O , 2020
Imagen 1: César A. Lara, gobernador de
Chiapas. Dibujo a tinta de Humberto
Tito Gallegos Sobrino, publicada en el
periódico El Faraón, en 1947.
sucedió con Carlos Jurado o Reynaldo Velázquez, por señalar dos
nombres representativos.
Chiapas tuvo la fortuna de que
el profesor Fernando Castañón
Gamboa dedicara gran parte de su
vida a rescatar archivos y periódicos antiguos del estado. Así, en la
hemeroteca que lleva su nombre, se
encuentra una gran cantidad de impresos periodísticos que conservan
una variable de la expresión artística: la ilustración.
En el artículo “Héctor Ventura y la tradición plástica de
Imagen 2: El bosque. Grabado de Adolfo
Mexiac (1954), publicado por el Instituto Nacional indigenista en el folleto del
grupo de Teatro Petul El bosque.
Chiapas” (Araujo 2014, 56) dejé
constancia de la participación de
21 artistas (junto con una serie de
ilustraciones sin autor identificado) que tuvieron presencia en tres
medios de comunicación masiva
del gobierno local. En la tabla publicada están nombres de ilustradores que son parte de los artistas
y periodistas de los años treinta y
cuarenta del siglo pasado. Dos de
ellos fueron Humberto Tito Gallegos y Franco Lázaro Gómez.
El caricaturista Enrique Alfaro Santos, motivado por el trabajo
realizado por Sarelly Martínez sobre la prensa chiapaneca, realizó
una intensa búsqueda acerca de los
ilustradores políticos de Chiapas
en los siglos xix y xx. El resultado fue el catálogo Ilustradores de
Chiapas publicado en 2006. En él
documenta la participación de una
cantidad importante de personas
con habilidades dibujísticas. El
enfoque es del ilustrador periodístico que realizaba caricaturas
o historietas políticas. En el caso
de Tito Gallegos, sus dibujos son
ilustraciones realistas, elaboradas a
tinta, cuya evidente destreza en la
técnica y en la imitación de la realidad muestra a un artista inserto en
el periodismo local, especialmente
en los retratos de políticos y personajes de la época (véase Imagen 1).
Además de la prensa, el medio
editorial es otro soporte para acudir a revisar y recuperar imágenes
de los creadores. Por ejemplo, para
la década de los años cincuenta el
Instituto Nacional Indigenista, en
San Cristóbal de Las Casas, realizó una labor importante editando
diversos folletos para apoyar las
campañas de salud y alfabetización en las comunidades indígenas. En dichas publicaciones
participaron escritores de la talla
de Rosario Castellanos y grandes artistas visuales como Adolfo
Mexiac (véase Imagen 2).
La información presentada
ofrece un panorama superficial
de los artistas de la época, muchos
de ellos nacidos en el siglo xx, seguramente formados en Chiapas
o en la Ciudad de México, lugar a
donde acudían quienes deseaban
obtener un grado académico de
bachiller o universitario.
Franco Lázaro Gómez,
Jorge Olvera y Héctor
Ventura
Cruz
La mayoría de quienes han documentado la historia del arte local
señalan como figuras notables
a Franco Lázaro, Jorge Olvera
y Héctor Ventura. El primero y
el tercero son chiapanecos de
nacimiento, mientras que Olvera fue residente y fundador de
la Escuela de Artes Plásticas en
1945. Además de ser personajes
fundacionales de este pasado, los
tres tuvieron contacto con José
María de la Cruz Sibaja,1 una figura local del arte que impartió
la primera formación en artes a
Franco y a Héctor, pero cuya historia de vida se ha ido perdiendo
por la ausencia de registros.
Lázaro Gómez reunió varias
cualidades para convertirse en un
mito de las artes locales: su origen
humilde y de ascendencia indígena,
su innegable ingenuidad plástica
derivada de una visión del mundo
cercana a la magia y la hechicería de
su lugar de origen (véase Imagen
3), su incansable predisposición al
trabajo, y su extraño fallecimiento
en un viaje de exploración a Bonampak. Al crearse en 1945 la Escuela de Artes Plásticas, las manos
de los maestros que Jorge Olvera,
su fundador, trajo de la Ciudad de
México desarrollaron en este joven
talento al excelente grabador que
fue. Como otros artistas, parte de su
obra está a salvo en los periódicos y
revistas en los que publicó.
Olvera llega a Chiapas por
primera vez a través de las “mi-
Imagen 3: Carrusel. Grabado en relieve
sobre madera de Franco Lázaro Gómez.
Elaborada ca. 1945-1947.
El cambio surgido desde la Escuela de Artes
Plásticas
Nacida como Escuela de Bellas Artes, esta institución rápidamente
se convirtió, de la mano de Olvera, en la Escuela de Artes Plásticas
de Chiapas, si bien dejó el puesto
al poco tiempo. Los profesores
que llegaron con él impulsaron
el dibujo, la pintura, el grabado y
la escultura. La gráfica tuvo gran
aceptación pues su utilidad en las
publicaciones era casi natural.
Imagen 4: Portada de la revista Chiapas, elaborada por Jorge Olvera en 1950.
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Entre tanto, Héctor Ventura
retorna a Chiapas y también se
inserta en el movimiento local.
De carácter reservado, hace amistad con periodistas intelectuales
como Eliseo Mellanes Castellanos, quien junto con Armando
Duvalier lo lleva a publicar en
medios como la revista Chiapas;
más tarde, con apoyo del profesor
Fábregas Roca, se incorpora a la
revista Ateneo y a la del Instituto
de Ciencias y Artes de Chiapas,
revista icach. Su caso es representativo de la vida artística local:
además de dedicarle tiempo a la
creación tuvo la necesidad de hacerse de un trabajo que le garantizara un salario con el cual pudiera
vivir cotidianamente. En su enorme producción plástica, el dibujo y la línea son fundamentales.
Como los artistas de esos años,
también trabajó el grabado en
formatos muy pequeños publicados en la prensa y en libros. Junto
con otros creadores, forma parte
de la tradición paisajista local que
en este caso va de la imitación a la
invención, pasando por la recreación. En el grabado, Ventura trabajó sobre formatos reducidos en
una propuesta más intimista, con
un particular sello donde hacía
confluir la forma en que trabajaba
la línea, el contraste de claroscuros
y obvios contenidos de crítica al
poder (derivada de su formación
en la Ciudad de México).
Estos tres autores fueron parte de un cambio en las prácticas
y hábitos culturales. Había presencia permanente de escritores
en los medios impresos pero los
artistas visuales ocasionalmente
participaban en ellos. La década
de los años cuarenta fue clave,
surgieron instituciones que modernizaron la vida de la ciudad
capital y del medio cultural, justo cuando la tecnología también
se actualizó con la llegada de imprentas offset.
ARTE
siones culturales” enviadas por
el gobierno federal para apoyar
la alfabetización y luchar contra
el rezago social. Este proyecto le
permite presentar al secretario de
Educación, Jaime Torres Bodet, la
propuesta para fundar la escuela
de Bellas Artes en Chiapas. De ahí
que la Dirección de Bellas Artes
de esa dependencia lo comisionara con la finalidad de concretar la
idea. En 1945 nace la escuela y Olvera es nombrado su primer director. Mientras tanto, Ventura Cruz
radicaba en la Ciudad de México
intentando hacer carrera como
creador plástico. Y Franco Lázaro
acudía ocasionalmente a las clases
del maestro Chemita.
Jorge Olvera egresó de la
escuela de artes plásticas de San
Carlos, en la Ciudad de México,
razón por la cual su formación
como artista era muy completa, ya
que tuvo como maestros a Carlos
Mérida o Francisco Díaz de León
en el Taller Artes del Libro. 2 Su
formación intelectual lo llevaría
a interesarse por la historia y por
las culturas antiguas; sin embargo,
existen registros de algunas imágenes suyas creadas para las publicaciones locales (véase Imagen 4).
Olvera continuó con el involucramiento de los artistas en
la prensa y en el medio editorial.
Como director y joven intelectual, él mismo participó en varios
impresos. Además, como junto
con él llegaron otros jóvenes artistas formados profesionalmente, el grabado se insertó como
una de las técnicas preferidas por
los artistas locales. De ahí surgieron notorios talentos quienes lograrían trascender las fronteras
locales años más tarde. Uno de
los profesores que llegó para enseñar esta técnica, ya iniciada en
la década de los años cincuenta,
fue Luis Alaminos Guerrero, migrante español también formado
en San Carlos. La estancia de Olvera en Chiapas fue corta.
el medio también lo hizo posible. Los artistas locales tuvieron una opción con la escuela fundada por
Olvera, aunque años más tarde esta decaería hasta
casi desaparecer, lo que reavivó entre los artistas la
necesidad de migrar para obtener una formación
profesional.
La prensa, al cambiar el modo de impresión, dejó
de utilizar las placas de grabado. La llegada del offset
desplazó al ilustrador para incorporar al fotógrafo.
También este cambio impactó negativamente en el
desarrollo de los artistas locales.
Pasaron muchos años para volver a tiempos mejores. LPyH
De esta escuela emergieron varios artistas talentosos; algunos se desarrollaron, otros no tanto. Por ejemplo, son notables los grabados de Máximo Prado Pozo,
quien falleciera a temprana edad (véase Imagen 5).
También queda para el registro parte del trabajo
realizado por sus profesores y por artistas que colaboraron y participaron en el movimiento artístico local,
como Carlos Jurado, quien se unió al grupo para homenajear al fallecido Franco Lázaro Gómez. Este grupo, integrado por Luis Alaminos Guerrero, Ramiro Jiménez Pozo, el ya mencionado Carlos Jurado Delmar,
Máximo Prado Pozo, Fermín Rojas (véase Imagen 6) y
Héctor Ventura Cruz, publicó en 1954 una carpeta de
grabados financiada por el Instituto Nacional de Bellas
Artes (inba) y reeditada por la Universidad Autónoma
de Chiapas en 1985. La carpeta se incorporó a la muestra “100 años de grabado en México” que el Taller de la
Gráfica Popular exhibió en Polonia en 1955.
Como se observa, Tuxtla Gutiérrez estaba lista
para el desarrollo de las artes. El impulso gubernamental fue relevante, como en todo México, pero
Referencias
Alfaro, Enrique. 2006. Ilustradores de Chiapas. Caricaturistas, dibujantes y grabadores. 1827-1955. Tuxtla Gutiérrez: Unach.
Araujo González, Rafael de Jesús. 2014. “Héctor Ventura y la
tradición plástica de Chiapas”. Artificio. Humanidades y
Ciencias Sociales 1: 50-66.
Chanona, Roberto. 2001. Pintura y escultura de Chiapas. 15452000. Tuxtla Gutiérrez: Unicach.
El Faraón. Quincenal de la verdad en broma y en serio. No. 7. Tuxtla
Gutiérrez.
Navarrete, Sylvia. 2000. “Artistas chiapanecos, vernáculos y cosmopolitas”. En Arte moderno y contemporáneo de Chiapas:
303-348. Tuxtla Gutiérrez: cnca/Coneculta Chiapas.
Tibol, Raquel. 1987. Gráficas y neográficas en México. Ciudad de
México: sep/unam.
vv. aa. 1988. Homenaje a la generación del Ateneo. Tuxtla Gutiérrez: issste-Chiapas.
Zepeda Macías, Masha. 1999. Plástica contemporánea de Chiapas.
Tuxtla Gutiérrez: Coneculta Chiapas.
. 2000. “Las artes plásticas de Chiapas en el siglo xx”. En
Cinco siglos de plástica en Chiapas. Tuxtla Gutiérrez: Coneculta Chiapas.
Notas
1
Al maestro José María, Chemita, se le ubica en pleno siglo xx, aunque
existe un cuadro suyo fechado a finales del siglo xix, por lo que es probable
que, de acuerdo con prácticas de la época, este maestro tuxtleco sea parte
de una familia de artistas locales.
2
Curiosamente, Díaz de León fue alumno de José Inés Tovilla, quien
radicó en Chiapas durante varios años del siglo xix. De él se encuentran
dos magníficos desnudos en el Museo Regional del inah-Chiapas.
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L A PA L A B R A Y E L H O M B R E , V E R A N O , 2020
Imagen 5: Cerro brujo. Grabado de Máximo Prado publicado en el
número 7 de Ateneo, en 1957.
Imagen 6: Grabado de Fermín Rojas publicado en la página 32 del
número 7 de la revista Ateneo, en 1957.
Rafael de Jesús Araujo González es profesor investigador
de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.