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Sobre el topónimo beocio Θεσπιαί On the Boeotian Place Name Θεσπιαί CARLOS MONZÓ GALLO Universidad de Valencia Departamento de Filología Clásica Facultad de Filología, Traducción y Comunicación Avenida Blasco Ibáñez 32 46010 Valencia (España) carlos.monzo@uv.es ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0075-8570 Recibido: 11.12.2018 | Aceptado: 27.03.2019 Cómo citar: Monzó Gallo, Carlos, “Sobre el topónimo beocio Θεσπιαί”, MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 DOI: https://doi.org/10.24197/mrfc.0.2019.15-40 Resumen: El topónimo beocio Tespias (Θεσπιαί) procede, según Pausanias (9,26,6), bien del nombre del mítico fundador Tespio (Θέσπιος), bien del de la asópide Tespia (Θέσπεια), de modo que su base léxica sería la del epíteto épico θέσπις ‘inspirado por los dioses’. Este trabajo pretende examinar el alcance de esta hipotética relación etimológica, que no ha sido todavía suficientemente descrita, con el fin de proponer un origen verosímil para Θεσπιαί. Palabras clave: Tespias; toponimia; mitología; semántica; θέσπιος. Abstract: According to Pausanias (9,26,6), the Boeotian place name Thespiae (Θεσπιαί) stems either from Thespius (Θέσπιος), the mythic founder of the place, or from Thespia (Θέσπεια), daughter of Asopus. Its lexical basis may be the same as the epic word θέσπις ‘inspired by gods’. The aim of this paper is to examine this hypothetical etymological connexion which has not yet been studied in depth in order to suggest a plausible origin to the place name Θεσπιαί. Keywords: Thespiae; Toponymy; Mythology; Semantics; θέσπιος. Sumario: INTRODUCCIÓN | 1. ΘΕΣΠΙΑΙ: EL TOPÓNIMO | 1.1. Localización e historia de la ciudad | 1.2. El nombre de Tespias | 1.3. Las tradiciones míticas | 2. ΘΕΣΠΙΟΣ: EL HIDRÓNIMO | 3. ΘΕΣΠΙΟΣ: LA ETIMOLOGÍA | 3.1. Θέσπιος, θέσπις, θεσπέσιος: la semántica | 3.2. Θέσπιος como hidrónimo: significado y tipología | 4. CONCLUSIONES | BIBLIOGRAFÍA Summary: INTRODUCTION | 1. ΘΕΣΠΙΑΙ: THE TOPONYM | 1.1. Location and history of the city | 1.2. The name Thespiae | 1.3. Mythical traditions | 2. ΘΕΣΠΙΟΣ: THE HYDRONYM | 3. ΘΕΣΠΙΟΣ: THE ETYMOLOGY | 3.1. Θέσπιος, θέσπις, θεσπέσιος: Semantics | 3.2. Θέσπιος as an hydronym: meaning and typology | 4. CONCLUSIONS | BIBLIOGRAPHY MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 16 CARLOS MONZÓ GALLO INTRODUCCIÓN L a información transmitida por Pausanias (9,26,6) según la cual la ciudad beocia de Tespias (Θεσπιαί) debería su nombre bien a la hija del dios fluvial Asopo, Tespia (Θέσπεια), bien al descendiente o hijo de mítico rey Erecteo, Tespio (Θέσπιος), casa bien con la costumbre helénica de dotar a las ciudades de un relato legendario que justifique su antigüedad y pedigrí. Sin embargo, si bien no pueden ser automáticamente rechazadas, tales explicaciones sobre la denominación de Tespias ofrecen cuando menos serias dudas acerca de su exactitud y rigor, al desconocerse los detalles de su génesis y finalidad. Por otro lado, los diccionarios etimológicos modernos de la lengua griega1 coinciden en señalar la relación de los antropónimos Tespia y Tespio y del topónimo Tespias con el epíteto homérico θέσπις ‘inspirado por los dioses’ y otros nombres del mismo grupo léxico (θέσπιος, θεσπέσιος etc.) pero sin justificar suficientemente tal conexión y planteando más problemas de los que resuelven, al no aclarar si el nombre de la ciudad procede de los antropónimos o viceversa ni el papel semántico de la base θέσπι– en tales nombres. Ante tales incógnitas y con la intención de esclarecer la denominación de la antigua ciudad beocia de Tespias nos proponemos examinar de manera crítica las tradiciones míticas o semimíticas relativas al nombre de Tespias y emplear los principios de la tipología toponomástica para hacer una propuesta etimológica verosímil. 1. ΘΕΣΠΙΑΙ: EL TOPÓNIMO 1. 1. Localización e historia de la ciudad La antigua ciudad de Tespias se encuentra ubicada al pie del monte Helicón en el valle del río Kanavari, antiguamente denominado Tespio (Θέσπιος), a poca distancia de su nacimiento, entre las colinas de la moderna Tespias (Θεσπιές), conocida como Erimocastro hasta 1934, y Leondari (antes Kaskaveli). La ciudad miraba hacia el golfo de Corinto, hacia Creusis, su puerto natural al sur en la actual bahía de Livadhistro (Str. 9,2,25; Paus. 9,32,1). 1 FRISK (1960) I,667; CHANTRAINE (1999) 432; BEEKES (2010) 544. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 17 Figura 1. Beocia antigua. 2 Geológicamente, el paisaje oriental beocio en que se encuentra Tespias se caracteriza por mesetas y colinas de poca altura y forma escalonada compuestas de sedimentos marinos y fluviales del Pleistoceno, que dibujan valles y llanuras de depósitos aluviales y coluviales. La ciudad antigua se extiende al sur del Kanavari, un riachuelo que emerge de fuentes subterráneas dando lugar a un valle poco profundo que abastecía de agua dulce a Tespias pero sin riesgo de crecidas e inundaciones, lo que explica, a su vez, la topografía de la población, situada a baja altura y difícilmente defendible3. El nombre de Tespias aparece por primera vez documentado en la Ilíada (2,498) bajo la forma Θέσπεια en el conocido catálogo de las naves, donde es mencionada junto a otras veintiocho ciudades explícitamente llamadas beocias que participan en la guerra de Troya bajo el mando de los caudillos Penéleo, Leito, Arcesilao, Protoenor y Clonio, aportando un total de cincuenta naves. Los especialistas consideran que el pasaje fue introducido en época posmicénica como modificación de las tradiciones micénicas descritas en la Ilíada con el fin de adaptar el poema a las realidades del momento, cuando los beocios se habían asentado ya en su sede histórica procedentes probablemente del área de Tesalia tras el colapso del mundo micénico 4. En efecto, la arqueología, la dialectología y las fuentes historiográficas 2 ROESCH y ARGOUD (1985) 14. BINTLIFF et alii (2017) 21-22. 4 BUCK (1979) 77 y 81. 3 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 CARLOS MONZÓ GALLO 18 griegas (Th. 1,12; Polyaen. 1,12; 8,44; Paus. 10,8,3; Charax FGrH 103 F6; Vell. 1,3,1; D.S. 4,67,2 etc.)5 coinciden en señalar que los beocios no habitaban su región histórica en época micénica sino que llegaron con posterioridad siendo su lugar de procedencia Tesalia, concretamente la zona de alrededor de Arne, de dudosa localización: ἐπεὶ καὶ μετὰ τὰ Τρωικὰ ἡ Ἑλλὰς ἔτι μετανίστατό τε καὶ κατῳκίζετο, ὥστε μὴ ἡσυχάσασαν αὐξηθῆναι. ἥ τε γὰρ ἀναχώρησις τῶν Ἑλλήνων ἐξ Ἰλίου χρονία γενομένη πολλὰ ἐνεόχμωσε, καὶ στάσεις ἐν ταῖς πόλεσιν ὡς ἐπὶ πολὺ ἐγίγνοντο, ἀφ' ὧν ἐκπίπτοντες τὰς πόλεις ἔκτιζον. Βοιωτοί τε γὰρ οἱ νῦν ἑξηκοστῷ ἔτει μετὰ Ἰλίου ἅλωσιν ἐξ Ἄρνης ἀναστάντες ὑπὸ Θεσσαλῶν τὴν νῦν μὲν Βοιωτίαν, πρότερον δὲ Καδμηίδα γῆν καλουμένην ᾤκισαν (ἦν δὲ αὐτῶν καὶ ἀποδασμὸς πρότερον ἐν τῇ γῇ ταύτῃ, ἀφ' ὧν καὶ ἐς Ἴλιον ἐστράτευσαν) (Th. 1,12) Sabemos, por otra parte, que la región de Beocia fue poblada ininterrumpidamente desde el Neolítico 6 siendo Tespias uno de los asentamientos mejor estudiados de esta época junto a los de Orcómeno y Eutresis7, gracias a los restos materiales encontrados al pie de las modernas ciudades de Tespias y Leondari. Estos restos, cuya manufactura presenta los rasgos propios de la cerámica neolítica de la Grecia central, muestran, de hecho, que el nivel superficial actual del yacimiento está próximo al de los estratos del antiguo asentamiento neolítico, lo que podría deberse a los movimientos de tierra provocados por los trabajos agrícolas modernos8. Los arqueólogos sitúan los hallazgos más antiguos en el Neolítico Inicial (unos escasos fragmentos cerámicos) y en el Medio (una cantidad mucho mayor de restos de cerámica), concentrándose todos ellos en la zona denominada Magoula de Tespias, una pequeña colina de poca elevación ubicada en la parte central del yacimiento, fuera del Kastro 9. No se aprecia, además, ruptura entre el Neolítico y el período Heládico Inicial (ca. 3200 a.C.), pese a los indicios de que la nueva cultura fue introducida por grupos migrantes10. En esta época el fértil valle del Kanavari estaba densamente poblado siendo Beocia a partir del período Heládico Medio (ca. 2000 a.C.) uno de los centros de poder más importantes del mundo micénico, tal como muestra el testimonio arqueológico y epigráfico de Orcómeno y de Tebas, de cuyos palacios proceden buena parte de los registros escritos en lineal B, siendo por añadidura en el caso de Tebas los más antiguos del continente (1350-1300 a.C.)11. La gran relevan5 BUCK (1979) 75-77. CASKEY (1951) 289-290; DESHAYES (1952) 224; HOPE SIMPSON y LAZENBY (1970) 22. 7 BUCK (1979) 34. 8 SARRI (2017) 267-269. 9 SARRI (2017) 269 y 272; BASS (1959). Para una descripción con fotografía de los restos cerámicos puede véase SARRI (2017) 273-279. 10 BUCK (1979) 35. 11 BERNABÉ y LUJÁN (2006) 5. 6 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 19 cia de la región en época micénica, a la que se ha querido ver como eventual capital micénica12, permitiría explicar por qué en el catálogo de las naves Beocia es el territorio con un mayor número de ciudades participantes mencionadas 13. Ello podría justificar asimismo que los aqueos se reunieran en un puerto beocio como Áulide para marchar contra Troya y que, en consecuencia, el recuento de tropas del catálogo de las naves empiece por las ciudades de esta región 14. Naturalmente, igual que otros centros beocios de época micénica (Haliarto, Tanagra, Platea, Antedón, Eutresis, Ditsa o Kalami) Tespias tuvo un papel secundario en comparación con Tebas, de la que podría haber sido una división administrativa, y Orcómeno a pesar de la importancia comercial de su puerto, Creusis15, y al igual que muchos lugares del territorio beocio el nombre de la ciudad de Tespias no ha aparecido documentado hasta la fecha en ninguna tablilla micénica en lineal B. En todo caso, el estudio de la cerámica de la Edad del Bronce revela la existencia en Tespias de una comunidad bien establecida con familias que gozaban de una notable prosperidad para los estándares de la época, tal como sugieren los restos de cerámica minia gris y los vasos de alta calidad, considerados una mercancía refinada en este período, cuya producción no puede asegurarse con certeza que se diera en Tespias, lo que cabría interpretar como un claro indicio de la dimensión e importancia del asentamiento 16. Otro detalle importante relativo a la historia de Beocia en general y de Tespias en particular es la existencia de tradiciones que establecen lazos de unión entre los territorios del Ática y de Beocia. Así, por ejemplo, el héroe Ogiges (Ὠγύγης) es considerado en algunas fuentes fundador de Tebas (Paus. 9,5,1; Lysim. FGrH 382 F1; Lycus FGrH 380 F3) e incluso primer rey de Beocia (Aristodem. FGrH 383 F4; Corinn. Fr. 18 Page), llamada a la sazón Ogigia en su honor (Str. 9,2,18) —y no Cadmea (Th. 1,12)—, pero también aparece como fundador de Eleusis (Paus. 1,38,7; Oros. 1,7,3) o como uno de los primeros reyes de Atenas (Philoch. FGrH 328 F92a). Pausanias (1,2,5; 1,38,8) afirma que el culto de Dioniso Eleuterio fue llevado a Atenas por Pegaso desde la ciudad limítrofe beocia de Eleuterias, lo que resultaría congruente con las políticas religiosas imperialistas atenienses 17. En otras fuentes (Paus. 9,24,2; Str. 9,2,18; PLIN. nat. 2,206) leemos que hubo en Beocia junto al lago Copaide dos ciudades llamadas Atenas y Eleusis que fueron sumergidas por crecidas de las aguas del lago y cuyo fundador habría sido Cécrope. De hecho, en Haliarto, junto al Copaide, los atenienses habían levantado en el período de dominación de la ciudad (s. II a.C.), cuando su territorio les fue cedido, el heroon 12 LINSMEIER (2003); véase la crítica fundamentada de KATZ (2005); SCHACHTER (2016) 4. LATACZ (2010) 155. Hasta 29 ciudades frente a las 11 de la Argólide septentrional, la segunda para la que más ciudades se nombran. 14 LATACZ (2010) 153 y 155. 15 ROESCH (1976); BUCK (1979) 42; GAUVIN y FOSSEY (1985). 16 DICKINSON (2017) 283-285. 17 SCHACHTER (1981) 175: “the chief god of an outlying town —in border country sometimes subject to dispute— brought into the mother city as an act not only of piety but also of policy” 13 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 CARLOS MONZÓ GALLO 20 de un Cécrope a quien se hacía hijo de Pandión probablemente para distinguirlo del Cécrope autóctono y fundador 18. Existió, además, la leyenda de que Atenea nació en Alalcómenas, en Beocia, y que una corriente de agua cercana recibió el nombre de Tritón en recuerdo del epíteto Tritogenia de la diosa (Paus. 9,33,7). En otra tradición (Schol. in Hom. Il. 4,8) se dice que Cécrope dio a Atenea el epíteto de Ἀλαλκομένης, relatos estos últimos que ciertamente podrían haberse desarrollado en el momento de la dominación ateniense de Haliarto19. La potencial antigüedad de este tipo de narraciones es grande, al estar vinculada con la época de las supuestas fundaciones, razón por la cual algunos estudiosos20 las colocan especulativamente en los primeros estadios de la cronología relativa de las tradiciones [semi]míticas beocias: One might also credit to this first stage of tribes and heroes associated with both Boeotia and Attica other scraps […]: the enigmatic story of an Athens and an Eleusis covered over by Lake Copaïs; foundation legends from Thespiae, Potniae, Delium and Onchestus; cults such as that of Cecrops at Haliartus and ceremonias such as the Stephanephoria; and several myths linking the two areas, such as that of Cephalus and Procris. There is some legendary evidence for a belief in an early close association between Attica and Boeotia.21 La leyenda de Tespio, el héroe fundador de Tespias, formaría, pues, parte del mismo estadio histórico que los demás relatos fundacionales. En todo caso, más allá de la especulación cronológica, este tipo de narraciones parecen evidenciar la existencia de una plausible conexión histórica entre el Ática y Beocia de considerable antigüedad. Ahora bien, conviene tomar con mucha precaución los relatos mitológicos y pseudo–históricos que pretenden establecer conexiones antiguas entre Atenas y Tespias. En efecto, por un lado, los testimonios de tales leyendas empiezan a documentarse de manera significativa a partir del s. V a.C. (Hellanic. FGrH 4F3), en un momento de fuertes tensiones políticas internas causadas por la guerra del Peloponeso entre facciones pro– y anti–atenienses. Así, como señala Schachter22, en 414 a.C., en la segunda parte de la guerra del Peloponeso, se produjo un levantamiento popular en Tespias que fue sofocado por Tebas, provocando el exilio de muchos de los sublevados, acogidos precisamente en Atenas (Th. 6,95,2), lo que bien podría haber motivado la creación de leyendas acerca de antiguas relaciones entre ambas ciudades para explicar afinidades políticas recientes. Por otro lado, los relatos de los autores antiguos afirman que de los cincuenta hijos habidos por Heracles con las hijas de Tespio (las Tespíades) la inmensa mayoría (D.S. 4,29-30; Apollod. 2,76) marcharon con Yolao a Cerdeña para colonizar la isla, lo 18 Paus. 9,33,1; SCHACHTER (1986) 113. SCHACHTER (1981) 114. 20 BUCK (1979) 55-57. 21 BUCK (1979) 55. 22 SCHACHTER (1994) 58. 19 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 21 que podría entenderse como una alusión al plan de guerra de los atenienses en el Mediterráneo occidental consistente en conquistar puntos estratégicos como las islas de Sicilia y Cerdeña, esta última en manos de los cartagineses (Th. 6,90,2; Ar. V. 700-1)23. En este sentido resulta también relevante la tradición de que siete de los cincuenta hijos de Heracles y las Tespíades se quedaron en Tespias y recibieron el nombre de δημοῦχοι, conformando sus descendientes el cuadro de familias dirigentes de la ciudad hasta una época relativamente reciente (D.S. 4,29,4: μέχρι τῶν νεωτέρων καιρῶν). Todo este tipo de narraciones casa bien con intereses políticos de la época de la guerra del Peloponeso, que pretendían acentuar las relaciones diplomático– religiosas de Tespias con Atenas o justificar el papel dominante de ciertas familias en la propia ciudad de Tespias. Sin embargo, esto no anula la posibilidad anteriormente señalada de que las relaciones entre Atenas y Tespias fueran, en realidad, antiguas, pero sí permite sospechar que la reelaboración o incluso la elaboración y creación de algunas tradiciones mitológicas ático–beocias se haya producido en una fecha reciente. Debe considerarse, por tanto, con cautela el valor histórico de tales narraciones. En todo caso, la existencia de una Atenas y una Eleusis junto al Copaide fundadas, según el mito, por un Cécrope (Paus. 9,24,2; Str. 9,2,18; PLIN. nat. 2,206), así como la presencia de ciertos cultos en territorio beocio importados desde el oriente griego, como el culto mistérico a los Cabiros en Tebas24, apuntan a que efectivamente las relaciones históricas entre beocios y habitantes del Ática fueron antiguas, y ello invita a tomar en consideración la posibilidad de que Tespias fuera fundada o poblada por grupos procedentes de Atenas o del Ática. Debe advertirse, por último, que la cuestión de los fundadores presentes en estos relatos míticos resulta extraordinariamente problemática, ya que el valor del concepto depende de la apreciación de quienes construyeron la tradición legendaria. Así un fundador puede ser sencillamente un personaje cuya repercusión para una comunidad dada le ha valido ser recordado simbólicamente como tal, siendo en realidad una especie de refundador de la misma. Esto significa que la consideración de οἰκιστής no puede indicar per se cronología alguna, de modo que resulta fútil relacionar entre sí leyendas como la de Tespio, Cécrope, Cadmo u Ogiges en razón de su condición de héroes míticos fundadores. 1. 2. El nombre de Tespias En cuanto al testimonio histórico del nombre, este presenta distintas variantes. En Homero (Il. 2.498) Tespias aparece como Θέσπεια así como en Heródoto (8,50ss), Diodoro Sículo (4,72,1) o Esteban de Bizancio (s.v. Θέσπεια), y otros más, probablemente siguiendo al propio Homero, mientras que en Pausanias (9,26,6), en He23 SCHACHTER (1994) 58. Señala SCHACHTER (1986) 106 las notables semejanzas de estos ritos con los de los misterios celebrados en Samotracia, en la isla de Lemnos y en Eleusis y los interpreta como importados desde Asia menor por comunidades greco–parlantes en los llamados Siglos Oscuros. 24 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 22 CARLOS MONZÓ GALLO rodiano (3,2 p. 34 Lentz) o en Eustacio de Tesalónica (1,405) la forma es Θέσπια25. Además, según Herodiano (3,2 p. 451 Lentz), este topónimo también podía ser oxítono en cuyo caso aparecía como Θεσπιά (Dion. Calliph. GGM I p. 238,100 Müller)26 o como Θεσπειά en jónico (Hdn. 3,2 p. 613). Adicionalmente la epigrafía del área de Tespias documenta una forma Θεσπία (IG VII 1818, s. III a.C., Tespias), que se puede leer también en algunas fuentes (Paus. 9,32,5; Phot. s.v. Λεύκτρα; Suda s.v. Κορίννα). Sin embargo, la forma más frecuente de este nombre es el plural Θεσπιαί por lo menos desde época clásica, como atestiguan las fuentes literarias (Th. 4,133,1; 6,95,2 etc.; Isoc. 8,17; D. 5,10; 6,30 etc.; X. HG 5,4,10; 15; 38 etc.; D.S. 4,29,4; 15,33,6; etc.; Str. 9,2,25; 39 etc.; Paus. 9,23,2; 27,4 etc.; Plu. Ages. 24,3; Demetr. 39,6 etc.) y la epigrafía (IG VII 1828, s. II d.C., Tespias; IG VII 1862, s. I a.C., Tespias). La forma plural es oxítona (Hdn. 3,1 p. 280) frente a la singular que es proparoxítona (Θέσπια), al igual que sucedía con otros nombres de poblaciones como Platea (pl. Πλαταιαί, sg. Πλάταια). Por otro lado, la existencia de una forma singular y otra plural27 para un nombre de ciudad no supone el menor problema si tenemos en cuenta que nombres de poblaciones como Atenas (Ἀθῆναι), Micenas (Μυκῆναι), Tebas (Θῆβαι) o Platea (Πλαταιαί), regularmente atestiguadas en plural, documentan asimismo una forma singular (Od. 7,80: εὐρυάγυιαν Ἀθήνην, Il. 7,180: πολυχρύσοιο Μυκήνης, Il. 4,406: Θήβης ἑπταπύλοιο, Il. 2,504: οἵ τε Πλάταιαν ἔχον). Más complicado, en cambio, resulta saber cuál de las dos formas es la más antigua. En efecto, su presencia en Homero apunta a la mayor antigüedad de la forma singular respecto de la plural. Sin embargo, en la mayoría de los casos están documentadas ambas formaciones y ciertamente, tal como señala Herodiano sobre Θέσπεια (3,2 p. 24 Lentz), el singular podría ser una simple licencia poética. Gracias a la base de una estatua hallada en el templo del faraón Amenofis III (ca. 1390-1352 a.C.) conocemos la adaptación egipcia del nombre de Micenas (mw-k-ἰ-[nw]), que evidencia la mayor antigüedad del singular Μυκήνη28, mientras que para Tebas el testimonio micénico apunta en principio a que la forma antigua era en plural a partir del alativo te-qa-de (Thēgwansde > hom. Θήβασδε, át. Θήβαζε) si bien no es descartable la interpretación en singular29. En todo caso, el nombre más antiguamente atestiguado para Tespias es el singular Θέσπεια (Il. 2,498), que, según Estrabón, habría sido el más antiguo (9,2,25), aunque su plausible conexión etimológica con el adjetivo θέσπιος (cf. infra) y la forma breve del diptongo documentada en Corinna (Fr. 21 Page: Θέσπῐα) y en el plural Θεσπιαί, invitan a suponer que la forma original era Θέσπια. 25 Según FIEHN (1945) 37, el diptongo /ej/ se habría abreviado por analogía con formas como θέσπις y θεσπέσιος. 26 En el códice del geógrafo Dionisio, hijo de Califonte, (s. I a.C.-I d.C.), aparece la lectura Θεσπεσία, resituida como Θεσπιά por Müller siguiendo a Meineke quien se basa a su vez en el testimonio de Herodiano. 27 JOHANSSON (1888) 111-5, explicaba las formas en plural como antiguos locativos. 28 BARTONĚK (2003) 14; EDEL y GÖRG (2005); CLINE y STANNISH (2011) 9; BENNET (2011) 160. 29 BARTONĚK (2003)179 y 427; BENNET (2011) 154. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 23 1. 3. Las tradiciones míticas La importancia de la ciudad viene asimismo marcada, como hemos visto, por su papel en la mitología. Según las fuentes antiguas (Paus. 9,26,6; D.S. 4,29,2; Steph. Byz. s.v. Θέσπεια; Eust. 1,406; Schol. in Arat. 223 Martin), habrían existido dos tradiciones acerca del nombre de Tespias. La primera lo haría remontar al nombre del fundador y primer rey de la ciudad, Tespio (Θέσπιος), descendiente o hijo directo de Erecteo, rey de Atenas, y quien, según el mito, unió sus cincuenta hijas, las Tespíadas, a Heracles mientras este se hallaba instalado a sus dieciocho años en la ciudad con motivo de la cacería del león del Citerón que asolaba los ganados de Anfitrión y del propio Tespio (Apollod. 2,4,10), entroncando así la leyenda con dos importantes tradiciones míticas beocias: (a) la de los lazos históricos con el territorio del Ática y (b) la del ciclo legendario del héroe Heracles, las cuales podrían verosímilmente indicar la llegada a tierras beocias de pobladores foráneos en épocas remotas. En efecto, no solo el relato mitológico de una Atenas y una Eleusis fundadas por Cécrope junto al lago Copaide o la propia fundación de Tespias por parte de un descendiente de la monarquía legendaria ateniense, amén de ciertas semejanzas cultuales entre ciudades beocias y áticas30, parecen apuntar a la presencia antigua de pobladores del Ática en tierras beocias, sino que, además, la figura del propio Heracles, personaje mitológico bien representado en monedas tespieas desde el s. IV a.C.31, parece ser intrusa y su culto haberse sobreimpuesto al de una divinidad local más antigua relacionada con el inframundo. A favor de esta posibilidad aduce Schachter32 el epíteto Χάροψ con el que Heracles era venerado como divinidad infernal por una sacerdotisa virgen en Tespias, en Tisbe y cerca de Coronea, así como por la existencia de otros grupos de personajes–guerreros sin relación con Heracles, como los héroes ἀρχηγέται de Platea. La otra tradición, en cambio, hace remontar el nombre de Tespias al de la hija del dios–río Asopo, Tespia (Θέσπ[ε]ια), a quien el dios Apolo habría concedido tres regalos: ser epónima de la ciudad, convertirse en una constelación y dar oráculos. Θέσπεια δὲ πόλις Βοιωτίας ὑπὸ τῷ Ἑλικῶνι, ἀπὸ Θεσπείας τῆς Ἀσωποῦ, ᾗ τρεῖς δωρεὰς Ἀπόλλων ἔδωκεν, ἐπώνυμον αὐτῆς πόλιν ἐπὶ γῆς, ἐν οὐρανῷ τὴν Παρθένον, ἐν τοῖς μαντείοις τὸ θεσπίζειν (Schol. in Arat. 223 Martin). En esta tradición la aparición del dios Apolo ofreciendo a la asópide Tespia la condición de epónima y el don de la profecía podría explicarse por la existencia en 30 Se ha señalado (§1.1.) la existencia de semejanzas entre el culto mistérico a los Cabiros en Tebas y los misterios de Eleusis, de Samotracia y de Lemnos lo que podría ser fruto de su importación por parte de comunidades griegas desde Asia menor durante los Siglos Oscuros; SCHACHTER (1986) 106. 31 GRANDJEAN (2017) 375-376. 32 SCHACHTER (1986) 5; 20; 32. Este autor (1981) 30-1 y (1986) 17-8 y 65 considera que “Iolaos was the local predecessor of Herakles at Thebes”. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 24 CARLOS MONZÓ GALLO Tespias de un templo dedicado al dios Apolo donde muy probablemente se daban oráculos33. Si tuviéramos que determinar cuál de las dos tradiciones es más antigua, podría decirse que, en principio, la primera, la que toma a Tespio (Θέσπιος) como epónimo de la ciudad, parece serlo más. En primer lugar, es llamativa la diferencia cualitativa de los personajes. Mientras Tespia tiene un papel muy discreto en el mitología griega34, Tespio resulta ser un personaje vinculado genealógicamente con la mítica familia real ateniense (Erecteo, Pandión etc.) que juega un papel relativamente destacado en el ciclo mítico de Heracles, ya que, aparte del episodio de la unión del hijo de Zeus con sus cincuenta hijas, las Tespíadas —por el que es principalmente conocido—, purificó al héroe tras haber asesinado a sus propios hijos por culpa de la locura inducida por Hera (Apollod. 2,4,9-10 y 12; 2,7,8; Paus. 9,27,6; D.S. 4,29,3; Clem. Al. Protr. 2,33,4 etc.). Las distintas variantes acerca de la ascendencia de Tespio, coherentes con su pertenencia al linaje de los monarcas de Atenas, podrían considerarse prueba asimismo de la antigüedad del relato y permitirían conciliar el carácter aparentemente remoto de este y otros relatos de fundadores atenienses en Beocia, como el de Cécrope35 (Paus. 9,24,2; Str. 9,2,18; PLIN. nat. 2,206), con el hecho de que en época reciente tales tradiciones fueran reelaboradas por intereses políticos, como parece evidente que sucedió con algunas tradiciones mitológicas ático–beocias, como vimos (§ 1.1). Así unos dicen que es hijo directo del mítico rey ateniense Erecteo (Paus. 9,26,6; D.S. 4,29,2), otros que es del linaje de los reyes míticos de Atenas pero a través de Teutrante36 y Pandión (Steph. Byz. s.v. Θέσπεια; Eust. 1,406) y otros que en realidad su padre es Cefeo (Schol. in Hom. Il. 2,498b2 Erbse). De igual modo podría aducirse como indicio de la antigüedad de la leyenda el hecho de que el nombre de Tespio documente distintas variantes. Así, aparte de Θέσπιος, este aparece bajo el nombre de Θεσπιάδης (Steph. Byz. s.v. Θέσπεια; Eust. 1,406) e incluso de Θεσπειός (Schol. in Hom. Il. 2,498b,2 Erbse). Debe notarse la existencia de la lectura Θέστιος en los manuscritos para el mismo nombre, que podría deberse sencillamente a la omisión de un trazo horizontal en la letra pi (cf. <π> vs. <τ>)37, así como de las variantes Θυέστης y Θυέστιος, cosa que permite suponer cierto grado de confusión por parte de los copistas entre Θέσπιος, rey de Tespias (D.S. 4,29,2), por un lado, y Θυέστης, hermano de Agamenón, y Θέστιος, padre de Leda y abuelo de Meleagro, por el otro 38. 33 HÖFER (1924); BOWRA (1938) 215; FIEHN (1945) col. 45. Apolodoro no la menciona y, aparte del escolio a Arato (223 Martin), solo aparece en relación a la descendencia de Asopo (D.S. 4,72,1) y no siempre. 35 SCHACHTER (1986) 113. 36 Solo Esteban de Bizancio y en Eustacio de Tesalónica atestiguan esta genealogía para los míticos reyes atenienses. 37 FRAZER (1921) 176-177 n 4; SCHACHTER (1986) 33; (1994) 56 n 1. 38 Un listado con las variantes del nombre puede verse en SCHACHTER (1986) 33. 34 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 25 Adviértase, finalmente, que la leyenda de una migración de Atenas a Beocia como la de Tespio, aunque debe tomarse con mucha precaución, sería coherente con los relatos y tradiciones acerca de conexiones [semi]míticas entre poblaciones de Beocia y del Ática, que podrían remontar a finales del Heládico Tardío (ca. 1200 a.C.), cuando se aprecia el colapso de la civilización micénica y la destrucción de sus ciudades en distintas fases, acompañada de los consecuentes desplazamientos de población: It seems, on presence evidence, that two waves or phases of destruction may be posited, one at the end of LH III B, to be dated 1220 or so, and a second at the end of LH III C1, about 1150. The destruction of the palace at Thebes could be set about 1240, a little before the end of LH III B.39 Para Tespia (Θέσπ[ε]ια), en cambio, la información es mucho menor, siendo el citado escolio a Arato la fuente mitográfica más completa conservada sobre este personaje. Poco más puede decirse de ella, aparte de su relación genealógica con el dios–río Asopo, que aparece mencionada tan solo en un fragmento de la poetisa beocia Corinna 40 (Fr. 21 Page) y en los pasajes de Pausanias (9,26,6) y Diodoro Sículo (4,72,1). En este sentido debe recordarse que, al igual que sucede con otras genealogías míticas, existen claros indicios de que la lista de asópides o hijas de Asopo fue objeto de modificaciones realizadas en épocas recientes con el fin de ensalzar el nombre de determinadas localidades41, tal como se deduce de las variantes relativas a la cantidad e identidad de las mismas que sintetizamos en la siguiente tabla. 39 BUCK (1979) 41; SCHACHTER (2016) 6. Se trata de un texto mutilado aparecido en un papiro hallado en Escmumén (Hermópolis; P. Berol. 284 BKT v 2, 1907, 19-55) gracias al cual sabemos que la poetisa compuso acerca de las hijas de Asopo. 41 BOWRA (1938) 216. 40 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 CARLOS MONZÓ GALLO 26 D.S. 42 Antíope Asópide Cálcide Cleone Corcira Egina Harpinna Ismene Nemea Oéroe Ornia Pirene Platea Salamina Sinope Tanagra Tebe Tespia x x x x x Apollod. 43 Paus.44 Pi.45 Schol. 46 Corinn. 47 Hdt. 48 x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x Tabla 1. Las hijas de Asopo en las fuentes. Nótese que Tespia, citada tan solo en dos fuentes, aparece significativamente en Corinna, poetisa de Tanagra cuyo poema fragmentario (Fr. 21 Page) pudo tener por objeto glorificar la patria beocia, según se desprende de la primera columna del texto papiráceo, que es el final de un ἀγών entre dos héroes epónimos de montañas beocias: Helicón y Citerón. Además, la posible introducción por parte de Corinna de novedosos aspectos genealógicos con fines políticos en relación con el linaje de Asopo es sugerida por Pausanias al afirmar que Corinna introdujo la idea de que Tanagra era hija del Asopo (9,20,2)49. Las fuentes muestran que hubo dos listas de hijas del dios Asopo, la peloponesia, que incluía ciudades como Nemea o Harpinna, y la beocia, que incluía a Tanagra, Tespia y Platea, lo cual hace sospechar que tales nombres, referidos a ciudades pertenecientes a ambos territorios, fueron introducidos recientemente por intereses locales. En este sentido cabe recordar la cronología 42 D.S. 4,72,1; afirma que son doce. Apollod. 1,9,3; 2,1,3; 3,5,6; 3,12,6; 3,12,7; afirma que son veinte. 44 Paus. 2,5,2; 5,22,6, según los filasios. 45 Pi. I. 8,16-18. 46 Schol. ad Pi. O. 6,144. 47 Corinn. Fr. 1,21 Page. Los nombres de Tanagra, Tebe, Salamina, Cálcide y Platea, son una hipótesis de BOWRA (1938). 48 Hdt. 9,51, según los plateos. 49 En Tanagra, de hecho, había en época de Pausanias un μνῆμα en la parte noble de la ciudad y una celebrada γραφή dedicados a Corinna (9,22,3), que testimoniaban los orígenes de la poetisa; ALLEN y FREL (1972). 43 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 27 defendida por Martin L. West en relación con Corinna, quien ubicaba a esta autora responsable de la modificación de distintas narraciones legendarias por intereses locales en el s. III a.C., lejos de las cronologías tradicionales que la hacían coetánea de Píndaro50. En un trabajo sobre las hijas de Asopo en Corinna Cecil M. Bowra51 se pronuncia contundentemente: Tespia no formaba parte de la lista original de asópides de beocios y peloponesios, sino que su inclusión en la lista es fruto de una reelaboración reciente de la tradición, como Tanagra y Platea. Este estudioso señala que el autor de dicha modificación podría haber sido Eumelo de Corinto, quien habría manipulado el pasado histórico de Corinto con nuevas genealogías para dotarlo de lustre mitológico. Dicha propuesta ofrece una cronología verosímil fechable entre los siglos VIII-VI a.C. para la tradición de que Tespias tomó su nombre de la asópide Tespia, dado que en este momento se produce una reelaboración de genealogías y tradiciones fundacionales de distintos lugares de Grecia 52. Todo esto nos acerca más a Θέσπιος como origen etimológico del nombre de la ciudad de Θεσπιαί. 2. ΘΕΣΠΙΟΣ: EL HIDRÓNIMO Una clave importante para el origen del topónimo nos la ofrecen el lexicógrafo Hesiquio y la enciclopedia bizantina Suda, gracias a los cuales conocemos que el nombre del río que pasaba junto a Tespias era Θέσπιος (Hsch.) o Θεσπιεύς (Suda s.v.), es decir, ‘el tespio’, ‘el de Tespias – el tespieo’, término este último con el que eran también referidos los habitantes de la ciudad. Por desgracia, la ausencia de más datos impide valorar adecuadamente la base de tales designaciones de este río del que tan solo se dice que está en Beocia (Hsch.) y que los estudiosos identifican hoy con el actual Kanavari, un riachuelo al sur de la moderna Θεσπιές53. No podemos, pues, saber la antigüedad de dichas denominaciones ni tampoco si tales nombres del río son una designación a partir del topónimo, como sucedería en el caso de Θεσπιεύς, cuya coincidencia formal con el gentilicio de la ciudad invita a suponer que tal nombre sería una denominación fluvial derivada del topónimo Θεσπιαί significando ‘río de Tespias’. No ocurre, en cambio, lo mismo con Θέσπιος, que no se documenta como denominación adjetival de Θεσπιαί y que, por su lado, presenta una sospechosa coincidencia formal con el nombre del fundador mítico de la ciudad. 50 WEST (1970); CANTARELLA (1971) 215; ALLEN y FREL (1972) 28. BOWRA (1938) 216. 52 BERNABÉ (2000) 91-92. 53 FIEHN (1945) col. 37; HOPE SIMPSON y LANZENBY (1970) 22; BUCK (1979) 3 y 4; GARTLAND (2017) 19. El Kanavari es un riachuelo que en la actualidad corre paralelo a la carretera nacional que une Tespias con Tebas hasta la autovía de Lebadea–Tebas y atraviesa los campos de cultivo al norte de Tebas para desembocar en el lago Iliki. 51 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 28 CARLOS MONZÓ GALLO Pues bien, si una masa de agua dulce, y en concreto un río, se encuentra cerca de una población, es muy verosímil que dicha masa de agua haya recibido su nombre con anterioridad a la población y que, por tanto, en caso de que el nombre de la masa de agua y el de la población se asemejen, sea el primero el que haya sido empleado para nombrar al segundo y no al revés, toda vez que ríos, lagos y demás fuentes de agua dulce han sido siempre el recurso primario de subsistencia del ser humano y, por tanto, las zonas que más antiguamente este ha poblado. Esto no significa que no puedan existir ejemplos contrarios en que el río o la masa de agua reciba el nombre de la población o incluso de un personaje importante, pero en el caso que nos ocupa la existencia de un río Θέσπιος próximo a la ciudad de Θέσπ[ε]ια (Θεσπιαί) resulta un indicio a favor de que la motivación originaria del nombre de Tespias haya sido el hidrónimo Θέσπιος en vez del antropónimo del héroe fundador, cosa que, de hecho, postulan implícitamente los diccionarios etimológicos de la lengua griega54. Desde esta perspectiva no carecería de base la posibilidad de que la asópide Θέσπεια fuera, como personaje fluvial, la responsable del nombre de la ciudad de Tespias. Sin embargo, debe recordarse que esta nunca aparece concebida como un río ni posee ninguna cualidad fluvial. Al contrario, el fragmento de Corinna (Fr. 21 Page) sugiere más bien que es una ciudad en virtud de sus epítetos: καλλιγένεθλε ‘¡de bellos retoños!’, φιλόξενε ‘¡hospitalaria!’, μωσοφίλειτε ‘¡cara a las musas!’, lo cual refuerza aún más si cabe la idea de que la asópide no es la motivación del nombre de Θέσπ[ε]ια (Θεσπιαί). La coincidencia, por tanto, del nombre del río Θέσπιος en cuyo valle se ubica la ciudad de Tespias con el del héroe ateniense Θέσπιος, fundador mítico de Tespias, invita a explorar la posibilidad de que el hidrónimo, y no el antropónimo, fuera la motivación originaria del topónimo. Esto no significa necesariamente que la leyenda de Tespio carezca de base o sea fruto de la invención, aunque, como hemos visto, hay indicios de que se trata de una reelaboración reciente (§ 1.1). Esta podría, sin embargo, guardar el recuerdo de hechos históricos contrastados por la arqueología, a saber, la llegada de pobladores desde el Ática a tierras beocias en varias fases tras el colapso de las monarquías micénicas. De este modo la coincidencia onomástica indicaría sencillamente el solapamiento de dos hechos: (a) la primitiva denominación de la ciudad a partir del río en cuyas orillas se levanta y (b) la posible refundación o repoblación55 de la ciudad por parte de un personaje cuyo nombre se habría identificado con el del río preservando así la existencia de una motivación denominativa para el topónimo. Lógicamente, no podemos barajar aquí la opción poco verosímil de que el personaje refundador posea casualmente el mismo nombre que el río junto al cual refunda la ciudad de Tespias ni mucho menos que la ciudad 54 FRISK (1960) I,667; CHANTRAINE (1999) 432; BEEKES (2010) 544. Si Tespias fue un poblado neolítico con continuidad en época micénica y se asume que la leyenda de Tespio es antigua, este personaje no habría fundado sino refundado la ciudad repoblándola con migrantes procedentes del Ática. 55 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 29 y el río deban sus respectivos nombres a tal personaje. En todo caso, el tipo de solapamiento que planteamos no es excepcional, al responder al corriente acondicionamiento de las antiguas tradiciones legendarias a las nuevas realidades por la necesidad de integrar sucesos recientes en el recuerdo de lo antiguo. No resultaría, por tanto, improbable suponer que la llegada de migrantes desde el territorio del Ática al de Beocia al final del Heládico Tardío, provocara la confusión de prístinas denominaciones geográficas, sobrevividas gracias a la reformulación de las leyendas tradicionales, si bien es cierto que todo intento de datación resulta en estos casos sumamente arriesgado. Téngase en cuenta, finalmente, que la posible identidad entre el nombre del príncipe ateniense Tespio y el del río Tespio está parcialmente sugerida por el carácter beocio de este héroe en la mitología, pues, aunque venido de Atenas, su rol de héroe lo desempeña en Beocia como padre de las cincuenta Tespíadas y como eventual compañero de Heracles. En cualquier caso, cabe advertir el carácter especulativo de esta visión, basada en la idea tradicional de que a finales del Heládico Tardío con el colapso de las monarquías micénicas se produjeron desplazamientos poblacionales, pero que no contradice en principio los datos de la arqueología ni de las narraciones mitológicas. 3. ΘΕΣΠΙΟΣ: LA ETIMOLOGIA Esta vía explicativa, según la cual el hidrónimo Θέσπιος sería el origen del topónimo Θέσπ[ε]ια contaría, por tanto, con el apoyo de la tipología toponomástica pero plantea otra cuestión, que no sería necesario abordar si el epónimo de la ciudad fuera el antropónimo: ¿cuál es el significado del nombre del río Θέσπιος? En efecto, los antropónimos no necesitan tener significados referenciales porque normalmente no describen a la persona nombrada —Aristocles (Ἀριστοκλῆς) no tiene por qué ser alguien ‘de la mejor fama y gloria’ ni Luis (fráncico Hluotwig, Hlodowig) un ‘ilustre en la batalla’. Sin embargo, en los topónimos lo habitual es que la denominación responda a una motivación semántica descriptiva56. Por esta razón es necesario observar el sentido etimológico del hidrónimo y valorar si tal significado es coherente con la tipología onomástica de los ríos. 3. 1. Θέσπιος, θέσπις y θεσπέσιος: la semántica Antes de realizar cualquier propuesta etimológica acerca de un topónimo conviene considerar la historia lingüística del territorio para delimitar las posibles filiaciones del mismo. En el caso de Grecia la presencia de los primeros hablantes de griego en el área del Egeo se fecha tradicionalmente en el Heládico Inicial III (ca. 2000 a.C.)57, cuando los primitivos migrantes helénicos habrían llegado a este territorio y 56 57 BALLESTER (2014) 77. BUCK (1979) 35; BARTONĚK (2003) 12. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 30 CARLOS MONZÓ GALLO habrían empezado a asentarse en él. Hay indicios suficientes de la presencia en estas tierras de un substrato de pueblos presumiblemente no indoeuropeos58, designados como pregriegos o incluso egeos, que habrían determinado muchas de las particularidades fonológicas, morfológicas y léxicas de la lengua griega. El conocimiento de la lengua o lenguas de estos pueblos pregriegos se limita a unas cuantas raíces y sufijos documentados sobre todo en la toponimia. Por ello, en vista de que el nombre del río Θέσπιος no presenta a priori ningún elemento formal identificable como pregriego, no cabe dudar de la helenidad del término ni del hecho de que quienes bautizaron o rebautizaron a este río eran hablantes de griego. Esto valida una propuesta etimológica desde el griego fijando el terminus post quem de la imposición del nombre de Θέσπιος al río en torno al 2000 a.C. Si consideramos, pues, que el topónimo Θέσπ[ε]ια (Θεσπιαί) procede del hidrónimo Θέσπιος, resulta inevitable traer a colación el adjetivo griego θέσπιος ον ‘divino’, que encontramos en un fragmento de Hesíodo (Fr. 310,2 Merkelbach – West) y en un pasaje oracular de Aristófanes (Av. 977) y que está a su vez etimológicamente relacionado con el epíteto épico θέσπις ‘inspirado por los dioses – divino – prodigioso’ (Od. 1,328; 8,498 etc.) y con su variante θεσπέσιος ‘de divino sonido – divino – prodigioso’ (Il. 2,367; 2,600 etc.), bien documentada en la historia de la literatura griega. Esta hipótesis sencilla en apariencia entraña, sin embargo, dos dificultades. En primer lugar, la escasez de testimonios59 de θέσπιος sugiere que no fue un término usual en la historia de la lengua griega, por lo que en principio soprendería que hubiese servido para designar un río. Y en segundo lugar, habría que explicar la motivación de tal denominación, pues Θέσπιος significaría ‘río inspirado por los dioses’ o ‘río de divino sonido’ o ‘río prodigioso’ etc., designaciones un tanto atípicas para un río. Quizá la primera cuestión, la de la escasez documental, sea menos complicada de asumir de lo que parece, si tenemos en cuenta que desconocemos muchos detalles de la lengua griega en el momento que se dio nombre al río, como, por ejemplo, cuál era la frecuencia de uso que a la sazón tenía θέσπιος, pudiéndose solo constatar que en griego homérico tal forma había caído en desuso frente a θέσπις y a la más habitual θεσπέσιος. En todo caso, esta cuestión no supone una grave dificultad para postular una conexión etimológica entre el hidrónimo Θέσπιος y el adjetivo θέσπιος por el hecho de que los topónimos suelen ofrecer fotografías fijas potencialmente muy antiguas de denominaciones que pueden haber caído en desuso con el tiempo resultando a menudo sincrónicamente opacas o poco usuales, como sucede, por ejemplo, con los antiguos adverbios castellanos suso ‘arriba’ o yuso ‘abajo’, fijados en algunos topónimos (San Millán de Suso, San Millán de Yuso [La Rioja], Caicedo 58 BEEKES (2010) xiv. Aparte de los testimonios aducidos y del pasaje de Clemente de Alejandría que conserva el fragmento de Hesíodo (Strom. 1,6,36), θέσπιος solo se encuentra en un escolio al Hesíodo de Luciano (67,1 Rabe), en el cual aparece junto a θεῖος o θαῦμαστος para definir el significado de θεσπέσιος. 59 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ 31 de Yuso [Álava]) o en alguna expresión (susodicho)60 pero que resultan hoy incomprensibles. Más importante resulta, en cambio, intentar explicar cómo θέσπιος ‘divino’ podría haber designado un hidrónimo y qué motivación semántica entrañaría tal designación. En efecto, el adjetivo θέσπιος es considerado formación derivada de θέσπις y abreviación, en consecuencia, de θεσπέσιος, epíteto compuesto a su vez de θεός ‘dios’ bajo la forma *θεσ– (cf. θέσ–φατος ‘dicho por un dios’) y de la raíz *σπ– de (ἐνι)σπεῖν ‘proclamar’ (cf. lat. insece ‘canta’, inquam ‘digo’, umbro sukatu ‘declarado’, irl. insce ‘discurso’, al. sagen ‘decir’ etc.)61 con el afijo adjetival verbal *–ετ– (cf ἄσπετος ‘indecible’) y el adjetival *–ιο–, implicando una preforma *θεσ– σπ–ετ–ιο–ς con el hipotético sentido originario de ‘pronunciado por un dios’62. Obviamente, este valor no puede asumirse como designación de un río porque un río no es una entidad susceptible de ser pronunciada, aunque sería aceptable si se refierese a la pronunciación del nombre en sí, resultando aún, con todo, denominación atípica para un hidrónimo. En un trabajo reciente el helenista francés Éric Dieu63 presentaba un estudio semántico de la forma θεσπέσιος a partir de los referentes a que este término se aplica en la historia de la literatura griega. El trabajo permitía establecer una cadena de significados que mostraba un proceso de generalización semántica desde la primitiva motivación de lo sonoro (cf. *σπ–ετ– ‘dicho’) y lo divino (cf. *θεσ– ‘dios’) hasta la indicación de la mera superlación (‘divino – extraordinario’), valor con el que el término θεσπέσιος fue reintroducido en griego moderno. Naturalmente, la extensión del significado es debida principalmente a los contextos de uso y a los referentes a los cuales esta se aplica, produciéndose así una progresiva generalización de su originaria motivación semántica a través de cauces cognitivos semejantes a los que intervienen en los procesos de gramaticalización, a saber, el desplazamiento por abstracción metafórica del dominio de lo físico y concreto (sonido) al de lo general y abstracto (cualidad)64. En los poemas homéricos, por ejemplo, el adjetivo θεσπέσιος se documenta 20 veces en la Ilíada65 y 15 en la Odisea66 presentando mayoritariamente los sentidos secundarios de ‘divino’ y ‘maravilloso – prodigioso – extraordinario – admirable’, aplicados a entidades de distinta naturaleza, como la voz o el canto, los gritos y lamentos de diferentes seres, las borrascas, ruidos del aire, la lana de las ovejas, la riqueza etc. 60 BALLESTER (2014) 47. ERNOUT y MEILLET (2001) 318. 62 DIEU (2013) 45. 63 DIEU (2013) 41-59. 64 MORENO CABRERA (1997) 232. 65 Il. 1,591; 2,367; 2,457; 2,600; 2,670; 8,159; 9,2; 12,252; 13,797; 13,834; 15,355; 15,590; 15,637; 15,669; 16,295; 16,769; 17,118; 18,149; 20,342; 23,213. 66 Od. 2,12; 3,150; 7,42; 8,19; 9,68; 9,211; 9,434; 11,43; 11,633; 12,158; 12,314; 13,363; 17,63; 20,289; 24,6; 24,49. 61 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 32 CARLOS MONZÓ GALLO Tan solo en dos ocasiones θεσπέσιος parece mostrar su presunto significado originario de ‘pronunciado por un dios’: (a) en la Ilíada (2,599-600) al hablar del “canto (ἀοιδή) divino” que las Musas le quitaron a Támiris y (b) en la Odisea (12,158-9) al aconsejarse evitar la “voz de las Sirenas de prodigiosa habla (φθόγγος)”. En tales casos se observa la transparencia léxico–semántica de la palabra al remitir el término a referentes sonoros articulados (φθόγγος ‘voz’, ἀοιδή ‘canto’, cf. *σπετ–) y en cierta medida sobrehumanos (Támiris, el músico prodigioso, y las Sirenas, cf. *θεσ–). Por otra parte, θεσπέσιος se encuentra asociado a entidades también sonoras pero no articuladas, remitiendo así a una categoría sónica distinta: gritos de guerra (ἀλαλητός: Il. 18,149), lamentos divinos (βοή: Od. 24,49), el clamor de los guerreros (ὅμαδος: Il. 13,797; 16,295; ἠχή: Il. 18,159; 12,252; 13,834; 15,590; 3,150) o de los muertos (ἰαχή: Od. 11,43; ἠχή: Od. 11,633), el viento (ἠχή: Il. 23,213), las borrascas (λαῖλαψ: Od. 9,68; 12,314), el choque de ramas de árboles por acción del viento (ἠχή: Il. 16,769) o el ruido de las carrozas (ἠχή: Il. 15,355), lo que evidencia un desarrollo secundario respecto al dominio del sonido articulado, marcado por su asociación a términos como ἠχή ‘sonido – ruido’, pero preservando un elevado grado de afinidad respecto del valor primario. Un buen ejemplo de este uso de θεσπέσιος nos lo ofrece el comienzo del canto 24 de la Odisea (47-49) cuando se cuenta que al conocer Tetis la muerte de su hijo Aquiles salió del mar con las ninfas y se produjo un estrépito prodigioso (βοὴ θεσπεσίη) que sobrecogió a los aqueos, lo que indica la conceptualización de un ruido de la naturaleza como el lamento de un dios. La transparencia etimológica de los casos aducidos —‘dios’ (*θεσ–) y ‘dicho’ o ‘pronunciado’ (*σπετ–)— se torna, por el contrario, opaca al aplicarse θεσπέσιος a entidades producidas por el dios o pertenecientes de algún modo a él pero sin relación alguna con lo sonoro, como cuando un dios cubre con niebla a un mortal (ἀχλύς: Il. 20,342; Od. 7,42; νέφος: Il. 15,669) o con una gracia especial (χάρις: Od. 2,12; 8,18; 17,63) o cuando infunde gran miedo 67 (φόβος: Il. 17,118) e incluso cuando habla del umbral del Olimpo del que fue arrojado Hefesto (βηλός: Il. 1,591) o de la riqueza que Zeus dio a Tlepólemo (πλοῦτος: Il. 2,670). En tales casos θεσπέσιος adquiere el sentido de ‘producido por un dios’ o más genéricamente ‘divino’. En su último estadio evolutivo el término aparece aplicado a entidades sin relación con la divinidad, como el bronce de las armas de los aqueos (χαλκός: Il. 2,457), la lana de las ovejas de Polifemo (ἄωτον: Od. 9,434), cuevas y grutas (ἄντρον: Od. 13,363; 24,6), el olor del vino (ὀδμή: 9,211) o incluso el miedo provocado por un mortal (θεσπεσίως ἐφόβηθεν: Il. 15,637), indicando entonces θεσπέσιος lo prodigioso del referente, que es así comparado con la obra de un dios, 67 El pasaje en que la huida (φύζα) de los aqueos es calificada de θεσπεσίη (Il. 9,2) puede entenderse provocada por el dios en la medida en que es “compañera del miedo” (φόβου ἑταίρη) y el miedo es un sentimiento habitualmente producido por un dios. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 33 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ significando ‘maravilloso – prodigioso – extraordinario – excepcional’. En esta fase final de generalización semántica la palabra presenta una completa opacidad etimológica, no siendo ya reconocible el sentido de ninguna de sus bases léxicas. En el caso de θέσπις el valor más documentado es el original de ‘dicho por un dios’ o ‘dado a conocer por la divinidad’, dándose en contextos de recitación épica y referido al canto épico (ἀοιδή: Od. 1,328; 8,498, Hes. Th. 31-2; h.Merc. 441-2) o al aedo cantor (ἀοιδός: Od. 17,385), indicando la naturaleza divina de las palabras del canto y del aedo, inspirado por el dios. Sin embargo, la base θεσπι– muestra un desplazamiento semántico similar al de θεσπέσιος, pasando de referir la voz divina de los oráculos (θεσπίζω ‘dar un oráculo’, θεσπι–ῳδέω ‘dar un oráculo’ etc.) a designar tanto entidades sonoras naturales (θέσπις ἄελλα: h.Ven. 208) como entidades producidas por un dios o excepcionales (θεσπι–δάες [πῦρ]: Il. 12,177; 12,441 etc.). Significativamente, el valor primario y transparente de θέσπις y θεσπέσιος — el de ‘dado a conocer verbalmente por un dios’— aparece también en uno de los dos testimonios de θέσπιος. Así en los versos de Hesíodo transmitidos por Clemente de Alejandría (Hes. Fr. 310,2 Merkelbach – West; Clem. Alex. Strom. 1,6,36) θέσπιος significa ‘inspirado por la palabra transmitida por la divinidad’: Μουσάων, αἵτ' ἄνδρα πολυφραδέοντα τιθεῖσι/ θέσπιον αὐδήεντα “de las Musas que hacen al hombre muy elocuente/ dotado de una voz inspirada por los dioses”. En cambio, en el pasaje oracular de Aristófanes (Av. 977) el vocativo θέσπιε κοῦρε significa sencillamente “excelente muchacho”, operando como superlativo referido al personaje (Pistetero) al que se dirige el supuesto adivino que está leyendo los oráculos. De este modo θέσπιος atestigua los dos significados del continuum semántico de θεσπέσιος: el originario (‘verbalmente transmitido por la divinidad’) y el resultante del proceso de generalización (‘excepcional’). Como fuere, la explicación tradicional de que θέσπιος es una abreviación de θεσπέσιος permitiría asumir que los significados observados para θεσπέσιος serían postulables para θέσπιος. 3. 2. Θέσπιος como hidrónimo: significado y tipología Pues bien si, como creemos, el hidrónimo Θέσπιος procede del adjetivo θέσπιος, es evidente que de los posibles significados atribuibles a este término, tan solo hay uno que se prestaría como motivación primaria de la denominación de un río, a saber, el sentido relativo a la sonoridad no verbal, acepción con que θεσπέσιος o θέσπιος son aplicado a ciertos fenómenos naturales de carácter sonoro (borrasca, tempestad, viento etc.), entre los cuales podrían contarse los ríos, ya que el correr de sus aguas produce un ruido que bien puede definir e identificar al río. En efecto, entre las distintas motivaciones semánticas típicas de los hidrónimos encontramos una serie de propiedades físicas relativas a las aguas de los ríos, en esencia su color, su forma o tamaño y su sonoridad 68. En la Península 68 BALLESTER (2014) 107-120. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 34 CARLOS MONZÓ GALLO Ibérica pueden traerse a colación el río Tinto (Huelva), cuyo cauce de color rojizo se debe a la oxidación de los minerales que lo integran, el Ibaizábal (Vizcaya), literalmente ‘río (ibai) ancho (zabal)’, el Guadalquivir (Andalucía), procedente del árabe Wādī al–kabīr ‘río grande’ o el Guadalhorce (Málaga), del árabe Wādī l–jurs ‘río de la guardia’ en el sentido de ‘río silencioso’69, entre tantos otros. También en Grecia se reproduce el mismo esquema tipológico, como muestran algunos nombres medievales y modernos, verbigracia el Ασπροπόταμος (lit. ‘río blanco’, actual Αχελώος) en el Epiro, Ερυθροπόταμος (lit. ‘río rojo’) en los montes Ródopes junto a Bulgaria, Γοργοπόταμος (lit. ‘río rápido’) en la Ftiótide etc. cuyas denominaciones responden a las propiedades de sus aguas (‘claras’, ‘rojizas’, ‘rápidas’). Otro tanto puede decirse de hidrónimos antiguos como el Alfeo (Ἀλφειός) en el Peloponeso, de ἀλφός ‘blanco’ (Hsch.), el Janto (Ξάνθος) en la Tróade, de ξανθός ‘dorado – rubio’, el Mílico (Μείλιχος, lit. ‘dulce – agradable’) en el Peloponeso, sentido como relacionado con μέλι ‘miel’, referidos todos ellos al color de las aguas, o como el Eurotas (Εὐρώτᾱς) en Laconia, de εὐρώς ‘fango – limo’, por sus fangosas márgenes. Así pues, de las posibles motivaciones para un hidrónimo la que más se ajustaría al sentido del adjetivo θέσπιος es la sonora, aquella en la que el nombre del río se refiere al ruido de sus aguas, propuesta que contaría con numerosos paralelos70, cuales los hidrónimos hispánicos con la voz chorro, referida al saltar de agua en torrente, que remitirían al sonido del agua, como la cascada de El Chorreadero en Jerez de la Frontera (Cádiz) o el arroyo del Chorrillo (Ciudad Real), así como las lagunas de Ruidera (Ciudad Real), el arroyo del Ruidero (Córdoba), o el hidrónimo Zuenzurrunera (Jaca, Huesca), compuesto del lat. fonte > rom. zuen[te] y de la forma expresiva zurrón, presente también en los topónimos murcianos Zurrío del Agua (Puerto Lumbreras) y El Zurrión (Águilas, Cabezo de Torres) y que haría referencia al ruido del agua de manera semejante a Bramapán (Fanlo, Huesca), donde –pan parece proceder del lat. ponte71. Buena prueba de la motivación sonora de muchos hidrónimos nos la ofrece el empleo del término clamor para designar en distintas zonas de España el barranco o arroyo formado por lluvia violenta, tal como muestran denominaciones cuales el arroyo de Clamores (Segovia), la riera de Clamor d’Almacelles (Lérida), Calamor (Perarrúa, Huesca), el Prat de Galamor (Artà, Mallorca), el Barranco de la Clamor (Albelda, Azara, Azlor, Castillazuelo etc.), Las Clamores (Lalueza, Sariñena), Barranco de la Clamor Vieja (Villanueva) etc.72 Resulta interesante señalar que Szemerényi73 propuso para el latín torrens ‘corriente abundante de agua’ un originario significado basado en el sonido del referente, al reconstruir un supuesto *tonerens ‘atronador – tonante’, hipotético participio de 69 MARTÍNEZ ENAMORADO (2006) 522. BALLESTER (2014) 108-109. 71 NIETO BALLESTER (2000) 11. 72 COROMINES (1989) 156; NIETO BALLESTER (2000) 11. 73 SZEMERÉNYI (1988). 70 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 35 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ presente de *tonereo, derivado a su vez de *toneros ‘trueno’, si bien es cierto que el exceso de supuestos en tal propuesta hace poco viable tal explicación etimológica, como ha demostrado Nieto Ballester74, quien sugiere, en cambio, una etimología más plausible a partir del desarrollo semántico de torreo ‘secar’ especializado secundariamente a partir del valor de ‘rápido – violento’ al de ‘corriente rápida de agua’ de forma paralela a la evolución experimentada por lat. rapidus, que pasa de designar algo impetuoso y veloz a referir corrientes rápidas de agua (cf. esp. los rápidos [de agua]). Por otro lado, se puede citar también en el continente americano el Rímac en Perú, que desemboca en Lima y que significa en quechua ‘hablador – parlanchín’, o el también peruano río Chillón así como las famosas cataratas del Niágara que en iroqués designan el ‘agua estruendosa’75 así como el río Ruidoso en los Estados Unidos. En suelo helénico habría paralelas denominaciones de ríos a partir de la propiedad sonora de sus aguas, como sucede con el Enipeo (Ἐνιπεύς), nombre de varios ríos en Grecia (Tesalia y Peloponeso) relacionado con los términos ἐνιπή ‘reproches – amenazas’ y ἐνίσσω ‘recriminar’, referidos al carácter ruidoso de tal acción, pudiéndose así glosar como ‘el ruidoso’ o ‘el furioso’ 76. Figura 2. Vista de las pequeñas dimensiones del río Kanavari según transcurre dentro del área de la ciudad antigua. 77 De este modo resultaría razonable suponer que el nombre del río Tespio (Θέσπιος) procediera del término θέσπιος con un significado idéntico o similar a los de 74 NIETO BALLESTER (2008). BALLESTER (2014) 109. 76 CHANTRAINE (1999) 249; BEEKES (2010) 427. 77 BINTLIFF et alii (2017) 21, figura 3.5. 75 MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 36 CARLOS MONZÓ GALLO θεσπέσιος o θέσπις aplicados a entidades productoras de ruidos portentosos (borrascas, tempestades etc.). Podría sugerirse, por tanto, que el hidrónimo Θέσπιος sería glosable como ‘río ruidoso’, ‘río clamoroso’ o ‘río rumoroso’. Obviamente, como sucede en muchas denominaciones fluviales, el apelativo con el que se designa el referente debe ser entendido en relación al carácter ruidoso del río en su contexto natural. No parece probable que el Tespio fuera considerado un río portentosamente sonoro, pues ni tenemos alusiones antiguas a esta supuesta propiedad ni su actual caudal justifica esta posibilidad. Sin embargo, es cierto que este riachuelo posee, antes de llegar a la llanura tebana, un curso irregular un tanto meandroso fruto de las elevaciones del terreno que confieren a sus aguas ese particular murmullo tan típico de los países mediterráneos, donde la ausencia de vegetación alta debida a la sequedad del terreno crea un ambiente más silencioso que en, por ejemplo, parajes boscosos o selváticos, de modo que el sonido del correr del agua de ríos y riachuelos, aunque modesto, resulta muy llamativo y perceptible. Figura 3. Área excavada de la antigua Tespias que se extiende al pie de las modernas Tespias y Leondari con el río Kanavari corriendo paralelo a la carretera que separa horizontalmente la antigua y la moderna ciudad.78 78 BINTLIFF et alii (2017) 196, figura 4.42. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 37 SOBRE EL TOPÓNIMO BEOCIO ΘΕΣΠΙΑΙ Figura 4. Vista aérea de la moderna Tespias con los límites de muralla de la antigua ciudad marcada con línea discontinua. Se aprecia el río Kanavari en paralelo al sur de la carretera. 79 4. CONCLUSIONES Tras el examen de las tradiciones relativas al origen del topónimo Tespias transmitidas por las fuentes antiguas y con el apoyo de la arqueología, la mitología, la tipología toponomástica y la lingüística puede concluirse lo siguiente acerca del topónimo Tespias: 79 1) La tradición que explica el origen del nombre de la ciudad de Tespias a partir del nombre de la asópide Θέσπ[ε]ια es relativamente reciente, pudiéndose fechar entre los siglos VIII y VI a.C. Su creación tuvo una intencionalidad política semejante a la que asocia las ciudades beocias de Tanagra o Platea con las asópides (D.S. 4,72,1). 2) La tradición que hace remontar el nombre de la ciudad de Tespias a un héroe fundador Θέσπιος descendiente de la casa real ateniense podría fecharse a finales de la época micénica (ca. 1.200 a.C.) y es la más antigua. 3) La coincidencia del nombre del mítico fundador de Tespias con el nombre del río Tespio (actual Kanavari) sugiere que la ciudad recibió su nombre del río, pues esta opción es coherente con la tipología onomástica y resulta más verosímil que la suposición de que su fundador hubiera sido a la vez epónimo de la ciudad y del río. Imagen tomada de https://www.hellinon.net/NeesSelides/Thespies.htm. MINERVA. Revista de Filología Clásica 32 (2019) 15-40 ISSN: 2530-6480 38 CARLOS MONZÓ GALLO 4) Es posible que la coincidencia del nombre del fundador con el del río se deba a un solapamiento de tradiciones relativas al epónimo de Tespias: la del río y la de algún personaje histórico relevante de la ciudad. 5) El nombre del río se deja explicar a partir del adjetivo θέσπιος, forma abreviada de θεσπέσιος, en su acepción de ‘resonante – sonoro’ documentada para este grupo léxico, representando una etimología acorde con la tipología hidronomástica y con la realidad física del río. El nombre del río Θέσπιος significaría, por tanto, originariamente ‘el sonoro – el ruidoso’. BIBLIOGRAFÍA ALLEN, Archibald y Jiri FREL (1972), “A Date for Corinna”, The Classical Journal 68, 26-30. BALLESTER, Xaverio (2014), Amavida. Una Introducción a la Arqueotoponimia, Tilde, Valencia. BASS, George F. (1959), “Neolithic figurines from Thespiai”, Hesperia 28, 344-349. 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