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Autismo

Las NEE de niños con Autismo y Síndrome de Asperger OBJETIVOS DE LA SESIÓN: Explicar la definición, causas y características del autismo y del síndrome de Asperger. Describir formas de intervención de acuerdo a las necesidades educativas especiales de niños autistas. Explicar diferencias básicas entre autismo y síndrome de Asperger. II. DESARROLLO DEL TEMA El Autismo y sus NEE. Una de las alteraciones más graves del desarrollo durante la primera infancia que constituye uno de los problemas más serios desde el punto de vista personal, familiar y social es el autismo. Definición Es un trastorno complejo del desarrollo que aparece en los primeros 3 años de la vida, aunque algunas veces el diagnóstico se hace mucho después. Este trastorno afecta el desarrollo normal del cerebro en las habilidades sociales y de comunicación. Las características comunes del autismo comprenden: deterioro en las relaciones sociales, en la comunicación verbal y no verbal, problemas para procesar información proveniente de los sentidos, al igual que patrones de comportamiento restringidos y repetitivos. Los síntomas pueden variar de moderados a severos. Dos afecciones relacionadas con el autismo pero más leves son el síndrome de Asperger y el "trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera" (PDN-NOS, por sus siglas en inglés). Algo de Historia: A lo largo de los años el tratamiento del autismo ha estado influenciado en gran parte por su posible causa. Así, en los años 50 y principios de los 60 se consideraba que era un problema emocional y afectivo, y el tratamiento se centraba en aspectos psicodinámicos tanto de los niños como de sus padres: terapia de juego para los niños y terapia de grupo para los padres. Ya entrados en los años 60 se hablaba de la naturaleza cognitiva del autismo y se aplicaron principios conductistas del aprendizaje a la vez que se enseñaba a los padres a utilizarlos en el hogar; también se desarrollaron enfoques educacionales, y se evaluaron procedimientos específicos de aula para niños con autismo. Comienzan a aparecer los enfoques conductistas y a escasear las aplicaciones psicoanalíticas. Ya a partir de los años 80 se han desarrollado programas de gran amplitud para niños con autismo y se ha comenzado a realizar estudios de investigación específicos para determinar cuáles son las estrategias de enseñanza más adecuadas (Rivière, 1984; Koegel y Koegel. 1995). Por otra parte, el tratamiento farmacológico es algo habitual en los niños autistas pequeños, y suele combinarse con otros enfoques. Causas, incidencia y factores de riesgo El autismo es un trastorno físico ligado a una biología y química anormales en el cerebro, cuyas causas exactas se desconocen, pero ésta constituye un área de investigación muy activa. Probablemente haya una combinación de factores que llevan al autismo. Los factores genéticos parecen ser importantes. Por ejemplo, es mucho más probable que los gemelos idénticos tengan ambos autismo en comparación con los gemelos fraternos (mellizos) o con los hermanos. De manera similar, las anomalías del lenguaje son más comunes en familiares de niños autistas e igualmente las anomalías cromosómicas y otros problemas neurológicos también son más comunes en las familias con autismo. Se han sospechado muchas otras causas posibles, pero no se han comprobado. Éstas implican cambios en el tubo digestivo, la dieta, intoxicación con mercurio, sensibilidad a vacunas y al uso deficiente de vitaminas y minerales por parte del cuerpo. El número exacto de niños con autismo se desconoce. Un informe emitido por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos sugiere que el autismo y trastornos conexos son más comunes de lo que anteriormente se pensaba, aunque no está claro si esto se debe a una tasa creciente de la enfermedad o a un aumento de la capacidad para diagnosticarla. El autismo afecta a los niños con una frecuencia 3 ó 4 veces mayor que a las niñas y factores como el ingreso familiar, la educación y el estilo de vida no parecen afectar el riesgo de padecerlo. Algunos médicos atribuyen el aumento de la incidencia de autismo a las nuevas definiciones de éste, dado que el término "autismo" en la actualidad incluye un espectro más amplio de niños. Por ejemplo, a un niño que se le diagnostica autismo altamente funcional en la actualidad pudo haber sido considerado simplemente raro o extraño hace 30 años. Actualmente, y aunque sus causas verdaderas aún no están claras, los estudios realizados permiten sacar algunas conclusiones que contradicen determinadas opiniones mantenidas durante varios años como, por ejemplo, que la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que el autismo no es una alteración de origen psicológico o familiar, sino biológico. Algún día se conocerán mejor sus causas y esto quizá lleve a una terapia más eficaz, pero hoy por hoy, y a pesar de las graves dificultades sociales y comunicativas que tienen las personas con autismo, ya se tienen recursos que nos permiten el poder ayudar no solo a estas personas sino también a sus familias. Y el primero y más eficaz de estos recursos es la educación. Síntomas La mayoría de los padres de niños autistas empiezan a sospechar que algo no está bien cuando el niño tiene 18 meses y buscan ayuda alrededor de los 2 años de edad. Los niños con autismo se caracterizan por presentar dificultades en la comunicación verbal y no verbal, en las interacciones sociales y fingen jugar. Algunos pueden manifestar agresión hacia otras personas o hacia sí mismos. Algunos niños con autismo parecen normales antes de 1 ó 2 años de edad y luego presentan una "regresión" súbita y pierden las habilidades del lenguaje o sociales que habían adquirido con anterioridad. Éste es el denominado tipo regresivo de autismo. Las personas con autismo pueden efectuar movimientos corporales repetitivos, evidenciar apegos inusuales a objetos o manifestar malestar poco común cuando se cambian las rutinas. Los individuos también pueden manifestar sensibilidades en los sentidos de la vista, el oído, el tacto, el olfato o el gusto. Estos niños, por ejemplo, se niegan a vestir ropa "picante" y se alteran en exceso si se los obliga debido a la sensibilidad de su piel. Alguna combinación de las siguientes áreas puede estar afectada en grados variables: Comunicación: • No señala para dirigir la atención de otros hacia objetos (ocurre en los primeros 14 meses de vida) • No ajusta la mirada para observar objetos que otros están mirando • Es incapaz de iniciar o mantener una conversación social • Desarrolla el lenguaje lentamente o no lo desarrolla en absoluto • Repite palabras o memoriza pasajes, como comerciales • No se refiere a sí mismo correctamente (por ejemplo, dice "usted quiere agua", cuando en realidad quiere decir "Yo quiero agua") • Utiliza rimas sin sentido • Se comunica con gestos en vez de palabras Interacción social: • Muestra falta de empatía • Tiene dificultad para hacer amigos • Es retraído • Prefiere pasar el tiempo solo y no con otros • Puede no responder al contacto visual o a las sonrisas • Puede evitar de hecho el contacto visual • Puede tratar a otros como si fueran objetos • No participa en juegos interactivos Respuesta a la información sensorial: • Presenta aumento o disminución en los sentidos de la visión, oído, tacto, olfato o gusto • Parece tener un aumento o disminución en la respuesta al dolor • Puede evitar el contacto físico porque es muy estimulante o abrumador • No se sobresalta ante los ruidos fuertes • Los ruidos normales le pueden parecer dolorosos y se lleva las manos a los oídos • Frota superficies y lame objetos Juego: • Muestra poco juego imaginativo o actuado • No imita las acciones de otras personas • Prefiere el juego ritualista o solitario Comportamientos: • Tiene un período de atención breve • Utiliza movimientos corporales repetitivos • Muestra gran necesidad por la monotonía • "Se expresa" con ataques de cólera intensos • Tiene intereses muy restringidos • Demuestra perseverancia (se dedica seriamente a un solo tema o tarea) • Muestra agresión a otras personas o a sí mismo • Es hiperactivo o demasiado pasivo Signos y exámenes Se debe practicar un examen rutinario para la evaluación del desarrollo en todos los niños en las consultas con el pediatra y es posible que se necesiten exámenes adicionales si existe alguna preocupación por parte del médico o de los padres. Esto es particularmente cierto cuando el niño no alcanza cualquiera de los siguientes hitos del desarrollo del lenguaje: Balbuceo a los 12 meses Gesticulación (por ejemplo señalar, decir adiós con la mano) a los 12 meses Pronunciación de palabras aisladas a los 16 meses Frases espontáneas de dos palabras a los 24 meses (no sólo la repetición de lo que oye) Pérdida de cualquier habilidad social o del lenguaje a cualquier edad A estos niños se les podría practicar una evaluación auditiva, un examen de plomo en la sangre y un examen para autismo como la Checklist for Autism in Toddlers o CHAT (Lista de Comprobación para Autismo en Niños que Empiezan a Caminar) o el Autism Screening Questionaire (Cuestionario de Detección de Autismo). Por lo general, es necesario un médico con experiencia en el diagnóstico y tratamiento del autismo para el diagnóstico real. Dado que no existe ninguna prueba biológica para el diagnóstico del autismo, éste con frecuencia se basa en criterios específicos definidos en un libro llamado Diagnosticand Statistical Manual IV (Manual Estadístico y Diagnóstico IV). Los otros trastornos generalizados del desarrollo son, entre otros: Síndrome de Asperger (igual que el autismo, pero con desarrollo normal del lenguaje) Síndrome de Rett (muy diferente del autismo y sólo se presenta en las mujeres) Trastorno desintegrativo de la niñez (una afección rara por en la cual el niño adquiere habilidades y luego las pierde a la edad de 10 años) Trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS), también llamado autismo atípico. La evaluación diagnóstica del autismo incluirá con frecuencia un examen físico y neurológico completo, así como la utilización de instrumentos de evaluación diagnóstica, tales como: Autism Diagnostic Interview - Revised (ADI-R) (Entrevista diagnóstica para el Autismo revisada), Autism Diagnostic Observation Schedule (Programa de Observación Diagnóstica del Autismo) ; entre otros. Por lo regular, se realizan pruebas genéticas (que buscan alteraciones cromosómicas) y posiblemente también pruebas metabólicas a los niños de los que se sospecha padecen autismo o ya se comprobó que lo sufren. Dado que el autismo abarca un espectro de síntomas tan amplio, una observación breve y única no puede predecir las verdaderas habilidades de un niño. Por lo tanto, sería ideal que un equipo de distintos especialistas evaluara al niño. Dicho equipo podría evaluar el lenguaje, el habla, la comunicación, las capacidades de pensamiento, las destrezas motoras, el rendimiento escolar y otros factores. La intervención de acuerdo a las NEE. Actualmente, los programas de intervención para personas con autismo constan de cuatro componentes fundamentales, estando los dos primeros estrechamente relacionados: Necesidad de enseñarles y motivarles a actuar comunicativamente en el medio social en el que viven y se desarrollan: se trata de ayudarles a desarrollar, mediante la enseñanza de habilidades funcionales en un contexto natural, habilidades que serán útiles en la vida adulta. Esto tiene varias ventajas como, por ejemplo, que facilita la adquisición, generalización y mantenimiento de dicha habilidad, no es incompatible con el uso de otras estrategias más tradicionales de enseñanza, aprovecha las actividades y sucesos cotidianos en que se ven implicadas las personas con autismo y sus familias, y fomenta la motivación para usar habilidades comunicativas y sociales que respondan a las necesidades reales de la persona. Necesidad de enseñarles a responder a contextos estimulares complejos: debido a su dificultad para responder a un conjunto demasiado restringido de características relevantes, son incapaces de responder a las múltiples características relevantes de los objetos o de las personas, lo que se conoce como el fenómeno de "hiperselectividad". Tener en cuenta las características de desarrollo y el grado de afectación de cada persona para adecuar el programa de enseñanza: el autismo es un trastorno que no afecta de manera similar a todos los que lo sufren y, por lo tanto, las características de una persona no han de ser nunca razones para decidir que no puede acceder a determinado programa de enseñanza, sino que son criterios que han de determinar el grado y extensión de las adaptaciones que ese programa y el profesional deben realizar para tener éxito. Considerar que el objetivo último de la educación es prepararles para la vida en la comunidad: lo que queremos es que vivan, aprendan y se desarrollen en un ambiente lo menos restrictivo posible, lo cual no quiere decir que la enseñanza de estos niños tenga que tener lugar, necesaria y exclusivamente, en contextos de integració A pesar de que durante mucho tiempo se ha pensado que los niños con autismo eran ineducables, como cualquier otro niño, el niño con autismo puede y debe ser educado. Su educación supone un gran desafío para los profesionales y no es una tarea inútil sino que es algo posible e ineludible, sin olvidar que estas personas van a necesitar un apoyo permanente y una supervisión a lo largo de su vida, lo cual plantea la necesidad de crear centros adecuados y ambientes ajustados a las necesidades de los adultos con autismo. Desde mediados de los años 60 la educación se ha ido imponiendo como el principal y más eficaz recurso para el tratamiento del autismo, pasando de una atención casi exclusivamente clínica a una atención en centros específicos de educación especial y, dándose un paso importantísimo de cara a la integración: la creación de aulas de educación especial en centros ordinarios, llegando a la integración (total o parcial) del niño en el aula y en el centro. El principio de integración requiere la utilización del entorno escolar menos restrictivo posible, y éste normalmente es el centro ordinario. Es muy importante tener en cuenta que la mera etiqueta de autismo no define, por sí misma, un criterio de escolarización sino que debido a la gran heterogeneidad que presentan los cuadros de autismo se necesita una valoración específica, individualizada y concreta de cada caso para poder determinar las soluciones educativas más adecuadas en cada momento. Para ello, y siguiendo a Rivière, hay que tener en cuenta una serie de factores no solo del niño sino también del centro educativo: Factores del niño: Capacidad intelectual: en general, deben integrarse los niños con Cl superior a 70, aunque no debe excluirse la posible integración en la gama 55-70. Nivel comunicativo y lingüístico: para el éxito de la integración son criterios importantes las capacidades declarativas y el lenguaje expresivo. Alteraciones de conducta: la presencia de autolesiones graves, agresiones, rabietas incontrolables, pueden hacer cuestionar la posible integración. Grado de inflexibilidad cognitiva y comportamental: puede exigir adaptaciones y ayudas terapéuticas en los casos integrados. Nivel de desarrollo social: los niños con edades de desarrollo social inferiores a 8, 9 meses por lo general sólo tienen oportunidades reales de aprendizaje en condiciones de interacción uno - a - uno con adultos expertos. Factores del centro educativo Son preferibles los centros escolares de pequeño tamaño y número bajo de alumnos, que no exijan interacciones de excesiva complejidad social. Deben evitarse los centros excesivamente bulliciosos y "despersonalizados". Son preferibles centros estructurados, con estilos didácticos directivos y formas de organización que hagan "anticipable" la jornada escolar. Es imprescindible un compromiso real del claustro de profesores y de los profesores concretos que atienden al niño con autismo. Es importante la existencia de recesos complementarios, y en especial de psicopedagogo, con funciones de orientación. Es muy conveniente proporcionar a los compañeros del niño autista claves para comprenderle y apoyar sus aprendizajes y relaciones. Además de todos estos factores, hay que tener en cuenta dos aspectos de gran relevancia: por una parte, que los centros y profesores que atienden a los niños con autismo necesitan el apoyo y orientación de profesionales especializados en estos casos, y por otra, que es imprescindible una colaboración estrecha entre la familia y el profesor y el centro. Ya se ha dicho anteriormente que el principio de integración requiere la utilización del entorno escolar menos restrictivo posible, y no hay duda de que hay ciertos contenidos del curriculum que se aprenden mejor en contextos de integración. Sin embargo, esto no quiere decir que la integración sea la mejor solución. La integración es una posibilidad, pero no la única y no siempre la mejor. En el ámbito educativo el debate se ha centrado en si el niño con autismo progresa más y mejor en contextos integrados o en contextos segregados, y suele haber división de opiniones y respuestas a la pregunta de si es mejor o preferible la escuela ordinaria o la escuela especial aunque estas alternativas actualmente son insuficientes tal y como lo demuestran las nuevas modalidades que van surgiendo derivadas de experiencias concretas que se están llevando a cabo en diversos centros de diversas Comunidades Autónomas: escolaridad combinada, aulas estables en centros ordinarios (esta es una de las modalidades que parecen más idóneas en la educación de los niños con autismo)… Las investigaciones de los últimos años sobre los efectos de la integración en el desarrollo de los niños con autismo presentan datos esperanzadores: los niños integrados establecen relaciones que les brindan oportunidades de adquirir habilidades sociales y comunicativas, están constantemente expuestos a modelos de iguales que les proporcionan vías para aprender, generalizan con más facilidad sus adquisiciones educativas y aumentan sus probabilidades de un ajuste social mejor a largo plazo (Koegel y Koegel, 1995). También tienen más posibilidades de éxito cuando acceden a programas de orientación profesional y vocacional, o cuando se incorporan al mundo laboral. Sólo debe recurrirse a soluciones de segregación escolar cuando sea muy evidente que las ventajas de los contextos individualizados, directivos y específicos son superiores a las de la integración. Esto sólo sucede en casos muy graves, de niveles intelectuales muy bajos, y que presentan deficiencias importantes de atención, alteraciones de conducta difícilmente controlables o pautas hiperactivas muy difíciles de regular en contextos más naturales de aprendizaje. Estos resultados también muestran que parece que lo mejor es la integración en escuelas ordinarias de manera que se asegure la igualdad de oportunidades y se evite el estigma de la segregación, además del beneficio que supone la escolarización normal con niños de su edad. Pero el camino no tiene por qué ser el mismo para todas las personas con autismo y habrá que considerar a cada niño de manera individual, teniendo en cuenta sus posibilidades y dificultades tanto personales como familiares. Los niños con autismo tienen unas necesidades muy específicas y esto supone el dar una respuesta educativa especializada e intensiva, respuesta que durante la etapa infantil es de gran relevancia debido a que va a determinar el pronóstico del trastorno y su evolución. Lo que parece más razonable es evaluar las necesidades de cada niño antes de decidir qué escuela es la más conveniente para cada caso concreto y controlar, posteriormente, su progreso y su ajuste emocional en la escuela, pudiendo efectuar los cambios necesarios, ya que, aunque hay que evitar cambios frecuentes, la solución que se elija para un niño determinado en un momento concreto de su desarrollo no tiene por qué ser permanente. En general, actualmente, en el ámbito de la educación infantil y primaria la mayoría de los niños con autismo están en centros ordinarios, y desde hace unos años algo que se está llevando a cabo y que está teniendo éxito son los llamados programas de integración inversa y la instrucción extraescolar ya que, a veces, lo más útil no es permanecer en el aula ordinaria sino que es preferible usar otros espacios dentro y fuera del centro. Estos programas consisten en proporcionar una educación sistemática, individualizada y completa en diferentes entornos comunitarios y reales, entornos en los que se va a mover el niño cuando sea adulto. Desde un punto de vista de muchos padres y educadores, la solución más óptima es un modelo mixto en el que los niños que van a una escuela especial puedan beneficiarse asistiendo a determinadas clases con los niños de la escuela ordinaria. Si los niños con autismo están juntos en la misma escuela van a tener menos oportunidades para tener una interacción social normal, a pesar de que estos lugares sean unidades especializadas con experiencia y recursos que, probablemente, no se encuentren en las escuelas normales. Por ello, Se aboga para que estén en una unidad especializada al tiempo que se le proporcionan suficientes ocasiones para mezclarse con otros niños. Esto también será beneficioso para los niños normales ya que podrán desarrollar su comprensión de las necesidades especiales de los niños con autismo. Lo que sí se puede decir con seguridad es que todos los niños con autismo, con independencia de su emplazamiento escolar, requieren atención específica e individualizada de sus problemas de comunicación, lenguaje, y de sus dificultades de relación. Una educación eficaz además de ser personalizada tiene que ser realizada por profesionales cualificados y con gran capacidad de comprensión y de entrega, así como buenos conocedores de las técnicas y procedimientos adecuados para ayudar a estos niños. El objetivo de los educadores es el mismo que tienen las personas que educan a otros niños: hacerles más felices, más humanos, más capaces, más independientes y más comunicativos, así como desarrollar al máximo sus posibilidades y competencias, fomentar el bienestar emocional y acercarles a un mundo humano de relaciones significativas. Pero, en el caso particular de los niños con autismo, estos objetivos frecuentemente sólo pueden lograrse cuando el niño es atendido de forma muy exclusiva y eficiente por el educador, y éste sigue unas pautas educativas necesarias: crear ambientes educativos estructurados (Olley, 1977), lo cual implica la definición de programas educativos concretos para cada niño en los que esté claramente establecido por una parte la secuencia de los contenidos educativos, es decir qué enseñar, y por otra parte, los procedimientos educativos que se van a emplear, es decir, cómo enseñar. Hay características del autismo que permiten establecer determinadas generalidades sobre las necesidades de los niños con autismo. La mayoría de estos niños presentan necesidades educativas especiales tan claras que es necesario el tener que realizar adaptaciones en su currículo (recursos materiales o personales, ajuste de actividades, contenido u objetivos...).. En su caso, probablemente estas adaptaciones curriculares (realizadas tras una evaluación completa de la situación educativa a nivel del centro, del aula e individual) necesiten un trabajo más individualizado o en pequeños grupos, pero intentando tener siempre en cuenta la programación general del aula. Normalmente, para realizar las adaptaciones necesarias el punto de referencia obligado es el currículo ordinario pero, en el caso del autismo, puede ser necesario un currículo diferente al actual que, basándose en el centro escolar, tenga en cuenta la vida que va a afrontar la persona al abandonar dicho centro. Es muy importante tener siempre en cuenta que el contenido del currículo debe adecuarse a las distintas necesidades que cambian de un niño a otro y, en el mismo niño, con el tiempo y el contexto. Teniendo en cuenta el nivel de desarrollo de estos niños, determinado por sus puntos fuertes y débiles, las propuestas curriculares para ellos tienen que tener en cuenta tres condiciones, además de incorporar las adaptaciones y ayudas necesarias (Fuentes y col., 1992): Validez ecológica: analizar los diferentes entornos en los que se desarrolla y se desarrollará la vida del niño, incluyendo las habilidades necesarias en dichos entornos. Validez normalizadora: incluir y enseñar las habilidades que les ayuden a llevar una vida lo más semejante posible a la de las personas sin necesidades educativas especiales, y que les permitan integrarse todo lo posible en el medio. Validez educativa: seleccionar cuidadosamente y enseñar las habilidades funcionales que se requieren para vivir de manera independiente. Las necesidades educativas especiales del niño con autismo dependen tanto del propio niño y de sus propias deficiencias como del entorno en el que vive y de los recursos disponibles en el centro y la zona. Por ello, la educación de los niños con autismo con necesidades educativas especiales tiene que tener en cuenta diversas variables: la naturaleza del autismo y las características personales del niño, además de su estado afectivo, su nivel intelectual, y su capacidad de comunicación y de socialización; el marco de referencia ofrecido por el desarrollo normal y por el currículo ordinario; el análisis de los entornos en los que vive; y las necesidades y deseos de su familia y del propio niño. El Síndrome de Asperger Es un trastorno del desarrollo cerebral muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1.000 niños de 7 a 16 años), que tiene mayor incidencia en niños que niñas y, que ha sido recientemente reconocido por la comunidad científica (Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales en su cuarta edición en 1994 de la Asociación Psiquiátrica Americana [DSM-4: Diagnostic and Statistical Manual]), siendo desconocido el síndrome entre la población general e incluso por muchos profesionales.   La persona que lo presenta tiene un aspecto normal, capacidad normal de inteligencia, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas, pero tiene problemas para relacionarse con los demás y en ocasiones presentan comportamientos inadecuados La persona Asperger presenta un pensar distinto. Su pensar es lógico, concreto e hiperrealista. Su discapacidad no es evidente, sólo se manifiesta al nivel de comportamientos sociales inadecuados proporcionándoles a ellos y sus familiares problemas   Ellos luchan sin descanso, con la esperanza de conseguir un futuro más amable en el que puedan comprender el complejo mundo de los seres humanos y ser aceptados tal como son. Características: Algunas de las características que presentan estos niños, cada niño las expresa de forma distinta. Si algunas de ellas se adaptan a su hijo, un familiar o conocido, es aconsejable que sea visto por un profesional (Psiquiatra infantil) que pueda establecer el diagnóstico adecuado Habilidades sociales: Se relaciona mejor con adultos que con los niños de su misma edad. No disfruta normalmente del contacto social. Tiene problemas al jugar con otros niños. Quiere imponer sus propias reglas al jugar con sus pares. No entiende las reglas implícitas del juego. Quiere ganar siempre cuando juega. Le cuesta salir de casa. Prefiere jugar sólo. El colegio es una fuente de conflictos con los compañeros. No le gusta ir al colegio. No se interesa por practicar deportes en equipo. Es fácil objeto de burla y/o abusos por parte de sus compañeros, que suelen negar a incluirlo en sus equipos. Dificultad para participar en deportes competitivos. Cuando quiere algo, lo quiere inmediatamente. Tiene dificultad para entender las intenciones de los demás. No se interesa por la última moda de juguetes, cromos, series TV o ropa. Tiene poca tolerancia a la frustración. Le cuesta identificar sus sentimientos y tiene reacciones emocionales desproporcionadas. Llora fácilmente por pequeños motivos. Cuando disfruta suele excitarse: saltar, gritar y hacer palmas. Tiene más rabietas de lo normal para su edad cuando no consigue algo. Le falta empatía: entender intuitivamente los sentimientos de otra persona. Puede realizar comentarios ofensivos para otras personas sin darse cuenta, por ejemplo: "que gordo". No entiende los niveles apropiados de expresión emocional según las diferentes personas y situaciones: puede besar a un desconocido, saltar en una iglesia, etc. No tiene malicia y es sincero. Es inocente socialmente, no sabe como actuar en una situación. A veces su conducta es inapropiada y puede ºparecer desafiante. No tiene malicia y es sincero. Es inocente socialmente, no sabe como actuar en una situación. A veces su conducta es inapropiada y puede parecer desafiante Habilidades de Comunicación No suele mirarte a los ojos cuando te habla. Interpreta literalmente frases como: "malas pulgas". Se cree aquello que se le dice aunque sea disparatado. No entiende las ironías (A ti no te gustan los helados), los dobles sentidos, ni los sarcasmos. Habla en un tono alto y peculiar: como si fuera extranjero, cantarín o monótono como un robot. Posee un lenguaje pedante, hiperformal o hipercorrecto, con un extenso vocabulario. Inventa palabras o expresiones idiosincrásicas. En ocasiones parece estar ausente (como en la luna), absorto en sus pensamientos. Habla mucho. Se interesa poco por lo que dicen los otros. Le cuesta entender una conversación larga. Cambia de tema cuando está confuso Habilidades de Comprensión Le cuesta trabajo entender el enunciado de un problema con varias frases y necesita que le ayuden explicándoselo por partes. Tiene dificultad en entender una pregunta compleja y tarda en responder. A menudo no comprende la razón por la que se le riñe, se le critica o se le castiga. Tiene una memoria excepcional para recordar datos, por ejemplo: fechas de cumpleaños, hechos y eventos. Aprendió a leer solo o con escasa ayuda a una edad temprana. Su juego simbólico es escaso (juega poco con muñecos) En general demuestra escasa imaginación y creatividad. Es original al enfocar un problema o al darle una solución. Tiene un sentido del humor peculiar. Le es difícil entender cómo debe portarse en una situación social determinada. Presentan problemas de atención. Intereses específicos Está fascinado por algún tema en particular y selecciona con avidez información o estadísticas sobre ese interés. Por ejemplo, los números, vehículos, mapas, clasificaciones ligueras o calendarios. Ocupa la mayor parte de su tiempo libre en pensar, hablar o escribir sobre su tema. Suele hablar de los temas que son de su interés sin darse cuenta si el otro se aburre. Repite compulsivamente ciertas acciones o pensamientos. Eso le da seguridad. Le gusta la rutina. No tolera bien los cambios imprevistos (rechaza un salida inesperada). Tiene rituales elaborados que deben ser cumplidos. Por ejemplo, alinear los juguetes antes de irse a la cama. Habilidades del movimiento. Poseen problemas de motricidad fina, se refleja en la escritura. Posee una pobre coordinación motriz. No tiene destreza para atrapar una pelota. Tiene el niño un ritmo extraño al correr Poseen problemas de motricidad fina, se refleja en la escritura. Posee una pobre coordinación motriz. No tiene destreza para atrapar una pelota. Tiene el niño un ritmo extraño al correr. Tiene problemas para vestirse. Le cuesta abrocharse los botones y cordones de los zapatos. Dificultades en actividades de educación física. Otras características. Miedo, angustia o malestar debido a sonidos ordinarios, como aparatos eléctricos. Ligeros roces sobre la piel o la cabeza. Llevar determinadas prendas de ropa. Ruidos inesperados (la bocina de un coche). La visión de ciertos objetos comunes Lugares ruidosos y concurridos Ciertos alimentos por su textura, temperatura. Una tendencia a agitarse o mecerse cuando está excitado o angustiado. Una falta de sensibilidad a niveles bajos de dolor. Tardanza en adquirir el habla, en pocos casos. Muecas, espasmos o tics faciales extraños Diferencias entre el síndrome de Asperger y el autismo clásico. 1.- Los niños y adultos con Síndrome de Asperger no presentan deficiencias estructúrales en su lenguaje, tienen limitaciones pragmáticas como instrumento de comunicaciones, prosodias en su melodía (o falta de ella ) 2.-Los niños y adultos con Síndrome de Asperger tienen capacidades normales de inteligencia y frecuentemente competencias extraordinarias en campos restringidos. Diferencias entre el Síndrome de Asperger y el autismo de alto funcionamiento. El diagnóstico es tardío. Pronostico es mas positivo. Déficit Social y de comunicación son menos severos. Los intereses restringidos son más agudos. Coeficiente Intelectual verbal es mayor que el coeficiente intelectual funcional. (En autismo, el caso es inverso) Se observa frecuentemente torpeza o rigidez motora. FUENTE BIBLIOGRÁFICA. Arnaiz, P. (2003) Educación Inclusiva: una escuela para todos. Ediciones Aljibe, Málaga. Marchesi, Coll y Palacios. (2004) Desarrollo Psicológico y educación. Volumen 3. Alianza editorial, Chile. A. Cucó; A. Izquierdo. (1993) “Inmigración, Pluralismo y Tolerancia” (pág. 9-70). Madrid: Editorial Popular / Jóvenes Contra la Tolerancia. Jiménez, C. (2004) Pedagogía Diferencial: Diversidad y equidad. Ediciones Pearson Educación S.A, Madrid. Qué es el síndrome de Asperger, extraido el 25 de Mayo de 2008 en www.asperger.cl .