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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Rector Dr. Enrique Luis Graue Wiechers Secretario General Dr. Leonardo Lomelí Vanegas Secretaria de Desarrollo Institucional Dra. Patricia Dolores Dávila Aranda Coordinadora de Humanidades Dra. Guadalupe Valencia García CENTRO DE INVESTIGACIONES SOBRE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Director Mtro. Rubén Ruiz Guerra Secretaria Académica Dra. Guadalupe Cecilia Gómez-Aguado Encargado de Publicaciones Gerardo López Luna CENTRO DE INVESTIGACIONES MULTIDISCIPLINARIAS SOBRE CHIAPAS Y LA FRONTERA SUR Director Dr. Gabriel Ascencio Franco Secretaria Académica Dra. Telma Angelina Can Pixabaj Secretaria Técnica Dra. Guadalupe Elizalde Molina Coordinador del Área Editorial Gustavo Peñalosa Castro FÚTBOL EN CUBA ENTRE EL BALÓN Y “LA PELOTA” EN LA COMUNIDAD GLOBAL FÚTBOL EN CUBA ENTRE EL BALÓN Y “LA PELOTA” EN LA COMUNIDAD GLOBAL Miguel Lisbona Guillén Universidad Nacional Autónoma de México Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur México 2021 Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información. Nombres: Lisbona, Miguel, autor. Título: Fútbol en Cuba : entre el balón y “la pelota” en la comunidad global / Miguel Lisbona Guillén. Descripción: Primera edición. | México : Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe : Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur, 2021. Identificadores: LIBRUNAM 2113689 | ISBN: 978-607-30-4979-5. Temas: Fútbol – Cuba. |Béisbol – Cuba. Clasificación: LCC GV944.C82.L57 2021 | DDC 796.334097291—dc23 Diseño de la cubierta: Mtra. Marie-Nicole Brutus H. Diseño de interiores: D.G. Irma Martínez Hidalgo Primera edición: septiembre de 2021 Fecha de edición: 17 de septiembre de 2021 D. R. © 2021 Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Coyoacán C.P. 04510, México, Ciudad de México Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe Torre II de Humanidades, 8º piso, Ciudad Universitaria, 04510, México, Ciudad de México Correo electrónico: cialc@unam.mx http://www.cialc.unam.mx ISBN 978-607-30-4979-5 Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. Impreso y hecho en México Aquí los que no trabajan viven mejor que los que trabajan y estudian, los que se gradúan de la universidad después se las ven canutas para que los dejen salir del país si quisieran irse […], otros viven del invento, otros se hacen cualquier cosa que dé dinero; putas, taxistas, chulos […]. Leonardo Padura, 2015, p. 432. En Cuba cualquier cosa puede suceder, no hay que asombrarse de nada. Wendy Guerra, 2016, p. 29. La cubanidad ha sido, hasta ahora, ensayo de la esperanza y realidad de lo incompleto. Eduardo Torres Cuevas, 2010, p. 43. […] el fútbol ocupa un lugar importante en la realidad latinoamericana, a veces el más importante de los lugares, aunque lo ignoren los ideólogos que aman a la humanidad pero desprecian a la gente. Eduardo Galeano, 2015, p. 251. En nuestros momentos más difíciles, hemos conseguido emular a los deportistas que más admiro. Hemos resistido. Hemos seguido adelante. Phil Knight, 2018, p. 421. Lo que el Estado expulsa lo recoge el estadio. Jorge Valdano, 2016, pp. 189-190. El principio de la respuesta podría precisamente encontrarse en la perspectiva heraclitiana o nietzschiana: la destrucción es al mismo tiempo construcción. Michel Maffesoli, 1990, p. 202. Índice Preámbulo: el fútbol transformador . . . . . . . . . . . . . . . . . . Primer tiempo de la investigación: suena el silbato . . . . . . Medio tiempo: replantear el partido desde el estudio del fútbol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Segundo tiempo: tomar tierra en la globalidad cubana . . . Prórroga: la globalidad no es ajena a Cuba . . . . . . . . . . . . . Marcador final: cómo se definió el partido y a quién agradecer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I. 13 13 19 25 34 40 Béisbol o fútbol ¿otro dilema para la construcción nacional? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 El deporte se extiende en la isla y el béisbol se hace cubano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 Debatir la nacionalidad a través del deporte: el fútbol es hispano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 9 Índice El fútbol también se juega en Cuba . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Revolución deportiva, pero muy poco futbolera . . . . . . . . 65 II. Competir por “resolver”: mudanzas más allá del deporte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuba soñada y bloqueada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cambiar para perdurar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Del “hombre nuevo” al consumidor moderno . . . . . . . . . El turismo, otro motor de cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 73 78 85 93 III. Vivir del fútbol en Cuba y en el extranjero . . . . . . . . Rivalizar béisbol y fútbol para iniciar . . . . . . . . . . . . . . . . Fútbol nacional en el entramado mundial . . . . . . . . . . . . ¿Es posible vivir del fútbol en la Mayor de las Antillas? . 99 101 112 120 IV. Aficionados en la comunidad global y peñas futbolísticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Afición como tradición: el fútbol en el poblado de Zulueta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Devoción al fútbol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La ramificación del fenómeno peñista . . . . . . . . . . . . . . . . 136 140 163 V. Medios de comunicación y generación de valores: el fútbol al margen de los pies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Canales de televisión pública y sus alternativas . . . . . . . . Del periodismo clásico a la red digital . . . . . . . . . . . . . . . . Más que fútbol: una escuela normalizadora . . . . . . . . . . . Espacios públicos y las ong . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181 183 189 195 200 10 129 Índice VI. El fútbol también se consume . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La eclosión de internet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Otro fútbol es virtual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El diferenciador y hedonista consumo futbolístico. . . . . . 207 210 217 224 VII. Cubanidad, béisbol y fútbol. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237 Revisitar los orígenes a través de la cubanidad y la cubanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241 La identidad nacional deportivizada: béisbol o fútbol . . . 250 Una conclusión imposible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259 Bibliografía citada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273 11 Preámbulo: el fútbol transformador Escribir sobre futbol es escribir sobre una pasión y las pasiones son exageradas por naturaleza. En definitiva, escribir sobre futbol es escribir sobre un juego exageradamente humano. Jorge Valdano, 2016, p. 11. La supervivencia se basa en la improvisación. Es posible que no haya mucho más que decir. Ruud Gullit, 2018, p. 253. Primer tiemPo de la investigación: suena el silbato En el fútbol, como en la vida, siempre hay más de una manera de hacer las cosas. Eduardo Sacheri, 2015, p. 28. Aún hoy en día es difícil, y mucho más para un extranjero, hacer estudios sobre el terreno en Cuba. Rafael Hernández, 2002, p. 34. 13 fútbol en cuba Visitar Cuba, como bien observó Jeremías Gamboa (2016: 145), suele pensarse más allá del desplazamiento físico. Un tránsito temporal hacia el pasado, como si la isla hubiera quedado detenida en el tiempo. Sensación de nostalgia que, junto a la inquietante e institucionalizada Revolución cubana, aunque hayan pasado 60 años desde su triunfo, resultan atractivos suficientes para acercarse a un país que cada quien suele, sobre todo, imaginar. En lo personal, a pesar de la cercanía de México con la isla de Cuba y de las múltiples ofertas turísticas para volar, no pisé por primera vez ese territorio caribeño hasta el año 2017. Alentado por Enrique Rodríguez Balam, quien también me encaminó a la observación del fútbol como posible temática de investigación, aterricé en la Mayor de las Antillas. Desde entonces, fueron varios los viajes a la capital cubana y, también a otras provincias de la isla, en especial al oriente del país. Del centro del latir cubano, como lo es su capital, a la región más alejada. Por otra parte, ser futbolero de cuna, y criado en las complejidades de la identidad futbolística europea, permite vestirse con el ropaje de esa desenfrenada pasión que motiva seguir a equipos y jugadores, aunque ello no otorga, con toda lógica, el conocimiento para desentrañar los elementos que confluyen en la emergencia del fútbol en lugares con poca, u olvidada, tradición futbolística como ocurre en Cuba. Lógicamente, para emprender la investigación primero había que percatarse si el fútbol era un tema pertinente, por ocupar un lugar relevante en la sociedad cubana. Después, la siguiente pregunta era más práctica, y se relaciona con las condiciones objetivas para efectuar el estudio, al mismo tiempo que se decidía quiénes serían los sujetos de estudio. Claro que lo anterior se amparaba en la sorpresa que significó observar la imaginería futbolística y las conversaciones iniciales 14 Preámbulo sobre el fútbol en la Mayor de las Antillas. El tema se abría paso, el siguiente movimiento era percatarse si no serían muchas las restricciones para poder lograr la información necesaria. Cabe decir que, a pesar de la presencia “ubicua del Estado”, como la llamó Ruth M. Lewis (1980: 6), y “las limitaciones personales, culturales, sociales y políticas a las que están sujetos los informantes en todas partes” (ibid.: 21), hay cosas que han cambiado en Cuba en los últimos años para llevar a cabo trabajo de campo. Muchas personas se atreven a opinar con cierta libertad, y fluidez, sobre cuestiones que afectan el vivir cotidiano en la isla, y ello es más significativo si de lo que se trata es opinar sobre una temática que parece inocua, como lo es el fútbol. Existen dificultades para acceder a datos oficiales, no cabe duda, pero para llevar a cabo esta indagación fueron suplidas con fuentes secundarias, entrevistas y la observación antropológica. Material ampliado con información procedente de internet y que se encuentra lejos de aplicar las metodologías de la “etnografía virtual” propuesta por Christine Hine (2004), o la “etnografía digital” definida por Bruce Mason y Bella Dicks (1999). Por el contrario, los datos obtenidos son opiniones, impresiones críticas, casi siempre expuestas por personas anónimas con las que no se ha tenido contacto, ni se les ha dado un seguimiento personalizado. Así, el “estar ahí” antropológico se completó con opiniones de interés para la investigación y que existen para ser encontradas en la red, como lo afirmó George Marcus (2008: 33). No se puede hablar de una etnografía multisituada, en el sentido expuesto por el mismo Georges Marcus (1995), puesto que la etnografía sólo se llevó a cabo en Cuba, sin embargo, informaciones se buscaron en blogs, páginas de deporte referidas a Cuba, redes sociales y grupos de Facebook creados para promover peñas de equipos de fútbol, 15 fútbol en cuba principalmente del F.C. Barcelona y el Real Madrid (Lisbona y Rodríguez, 2018: 4). El “otro” antropológico adquiere peculiaridades con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (tic) aparecidas en las últimas décadas. Ellas han añadido desconocidos procedimientos de acercamiento y relación con los informantes y, por supuesto, con los datos que obligan a diversificar los tradicionales métodos asentados en la disciplina desde pioneros estudios como los de Bronislaw Malinowski y Franz Boas. Ahora, por ejemplo, se puede contar con un “tele-otro”, aquel con el que se interactúa a través de la “pantalla del ordenador” (Mayans, 2002: 82). Esto último no fue posible en esta investigación por las difíciles comunicaciones y elevados costos económicos de las conexiones para los cubanos. Por el contrario, y junto a la observación etnográfica y las entrevistas formales e informales, se utilizaron obras literarias y crónicas sobre la cotidianidad cubana de los últimos años. Datos complementados con opiniones de periodistas, influencers o, simplemente, por personas que ofrecen su sentir en las redes sociales. Dicho lo anterior, y antes de entrar en la organización formal del libro, todavía queda camino por recorrer para conocer su contenido. Si antropológicamente el contacto con los informantes resulta fundamental, no cabe duda que escribir respecto al pasado del fútbol en Cuba requirió adentrarse en fuentes secundarias, por no tratarse de un estudio histórico. Para ello las bibliotecas son esenciales, sobre todo cuando el lugar de pesquisa es otro país al de residencia. Esta última actividad se emprendió en la capital cubana y con poco éxito el primer día dado que los empleados de la Biblioteca Nacional de Cuba estaban reunidos, al mismo tiempo que las computadoras fallaban. 16 Preámbulo Ni el primer día, ni el siguiente, destacaron por sus logros, sin embargo, uno de los textos consultados fue el de Árpád Csanádi (2005), publicado inicialmente en el año de 1966. El breve prólogo está signado por un miembro del Departamento de Educación Física del Ministerio de Educación de Cuba, Héctor Rivero. Su contenido responde a aspectos más técnicos que de análisis sociológico, y el referido prólogo realiza afirmaciones contundentes sobre el carácter del fútbol. Junto al “extraordinario desarrollo de tan viril deporte en nuestra patria”, los practicantes del balompié se erigen en gladiadores contemporáneos, “valientes y belicosos” para afrontar y enfrentar “las dificultades de la vida cotidiana” (Rivero, 2005: II). Beligerante alegato de masculinidad concluido con la certeza de que el fútbol femenil ha fracasado por no contar las mujeres con el “impulso e ímpetu grande que utiliza la fuerza corporal”. Afirmación que recuerda cómo el deporte es un excelente campo para examinar la construcción social de los géneros, a la vez que durante mucho tiempo sus competiciones “han sido un feudo de la virilidad” (Bromberger, 2007: 1). Lectura estructural del cuerpo humano futbolero que tiene en su parte baja el lugar propicio para las “metáforas sexuales”: “Aunque requiera el uso equilibrado de todas las partes del cuerpo, inclusive del intelecto, en el arte del fútbol se valorizan sobremanera las partes bajas. No por casualidad las metáforas sexuales encuentran en el fútbol un terreno fértil y creativo” (Oliven y Damo, 2001: 69-73). Masculinidad recordada en textos clásicos sobre el fútbol, como los escritos por Christian Bromberger (2010) y Eduardo Archetti (2003), con referencias constantes y prolongadas sobre la temática (Critchley, 2018; Trillas, 2018), y que pudieron dirigir la investigación hacia esa visión antropológica. Palpable masculinidad del fútbol, de la que Cuba no es ajena, y que incluso es reconocida en 17 fútbol en cuba entrevistas como confrontación entre el equipo favorito y el contrario: “Ellos son hembras, los del Barcelona” (entrevista a Adrián Fuentes Quintero, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 20 de abril de 2019). La virilidad del fútbol transpira sin buscarla en suelo cubano porque desde la Revolución cubana se proclamó al asociarla con el “hombre nuevo” nacido tras 1959, el caracterizado por su valor y capacidad de acción (Porbén, 2014: 277). Ello era totalmente contrario a lo que podía considerarse indefinición clasificatoria, como la representada por la perseguida, hasta hace muy pocos años, homosexualidad en Cuba. A pesar de la exteriorizada testosterona, ya se había decidido que éste y otros asuntos de sumo interés etnográfico requerían de un trabajo diferente al imaginado, a la vez, que hubiera sido imposible de realizar sin contar con el tiempo y los permisos imprescindibles para llevarlo a cabo con el calado requerido. La decisión estaba tomada, la investigación era más transversal en sus temas y referencias; una forma de explorar diversas rutas de estudio presentes y futuras, siempre con la idea de que el fútbol resurgido en Cuba era más que un espejo de las transformaciones sociales y culturales de la Cuba actual, sino que él mismo era parte fundamental de los cambios. En definitiva, el balompié es motor e instrumento de confrontaciones simbólicas con el antiguo orden que hoy representa el sistema político institucionalizado tras la Revolución cubana. La misma que en 1998 Manuel Vázquez Montalbán (1998: 78) consideró que era una “cosmogonía”. En este preámbulo, si se sigue la última afirmación, se contextualizará el análisis de esos cambios vividos en la isla, y que van de la mano de la emersión del fútbol en la Mayor de las Antillas, a través de interpretaciones teóricas no siempre centradas en el 18 Preámbulo territorio caribeño porque se considera un fenómeno de carácter planetario. Pero primero que ruede la pelota gracias al fútbol. medio tiemPo: rePlantear el Partido desde el estudio del fútbol El fútbol es la metáfora de todo lo demás. Eduardo Galeano, 2017, p. 135. Ni el más intuitivo de los analistas sobre la Cuba contemporánea hubiera predicho, hace pocos lustros, el creciente interés suscitado en la isla por el deporte rey, el fútbol. Mucho menos lo imaginó el perspicaz periodista argentino, Dante Panzeri (2011: 42), cuando en 1967 puso en duda que en el año 2000 “el fútbol sea todavía la pasión universal que aún sigue siendo”. Lo que ocurre en Cuba es sorprendente para científicos sociales y periodistas interesados en el deporte, ya sean cubanos o extranjeros, en especial porque es conocida la relación entre el béisbol y el boxeo y la identidad nacional. Escudriñar sobre la germinación del fútbol en la Cuba actual, aunque esa disciplina deportiva ya había tenido presencia en el pasado, es el reto de este estudio. Objetivo que aquí inicia con un breve repaso de las múltiples posturas, y en muchas ocasiones encontradas, que investigan el papel del deporte en la sociedad. Para que la desmesura teórica no desborde a los lectores se procurará la concisión y, se espera, la claridad. Por ello, se inicia con dos posiciones antagónicas donde van incluidas diferentes corrientes teóricas. Las primeras observan el deporte desde su valor para analizar dilatados y concretos aspectos de la sociedad; mientras las segundas lo comprenden como una 19 fútbol en cuba herramienta más del poder para amagar los problemas reales de la ciudadanía. Entre las primeras, y como lo señala Ricardo Sánchez (2017: 35), se encuentran las que identifican el deporte con valores vinculados a la “modernidad reciente”, como la llamó Anthony Giddens (1997: 12). Hay que recordar que la afirmación de la condición moderna del deporte, en el sentido racionalizador y disciplinario expresado por Norbert Elias (1994), también abre perspectivas para observarlo en conexión con temáticas de las ciencias sociales como son la religión, el poder, la concepción del tiempo, el trabajo, la identidad colectiva o la socialidad, por citar algunas, aunque siempre el Estado está presente como uno de los referentes de dicha modernidad (Giddens, 1997: 27). Un hecho que también ha relacionado al deporte con la economía capitalista, claramente visible en la actualidad por su carácter de producto consumible, pero que en sus orígenes fue asociado con el puritanismo normativo. Visión de la modernidad industrial complementada, en su análisis marxista, por Jean-Marie Brohm (1982) al hablar del deporte como nueva religión de las masas industriales; un sustituto profano de las antiguas religiones. También las miradas críticas le otorgan la misión de refeudalizar el espacio público para el simple entretenimiento (Habermas, 1998) o, de manera más contundente, hablan de él como una forma de alienación, tal cual lo asevera Marc Perelman (2014: 8). Este último autor describe al fútbol espectáculo como la “nueva barbarie”, en el sentido que representa “una mutilación de la conciencia” de la población: El deporte es el nuevo opio del pueblo (más alienante que la religión), porque seduce por medio de una posible promoción de los individuos, poniendo así en evidencia la perspectiva de una jerarquía social paralela […]. La masificación totalitaria de los individuos fusionados con el es20 Preámbulo tadio resulta ser un poderoso mecanismo de fascistización emocional de las multitudes bajo la influencia visual y sonora de un orden aceptado y reivindicado (ibid.: 84 y 85). Posturas contrarias, y desde diferentes perspectivas analíticas, en las que suele reaparecer el conocido antagonismo cabeza-músculo, como lo recordó el narrador y ensayista Manuel Vázquez Montalbán (2005). Contraste de resonancias cartesianas que se prolonga en la visión emocional o instrumental del deporte, como si tal separación fuera posible. Lo anterior, se ejemplifica a la perfección con la consideración de que las prácticas deportivas levantan simple y únicamente pasiones, en contra de los argumentos que atribuyen a esas mismas prácticas la condición de creadoras de identidades sociales. Posturas enfrentadas, por supuesto, pero coincidentes a la hora de otorgarle funcionalidad social al deporte. Índole que es atacada si se le concede al deporte una naturaleza banal, por considerarlo un mero espectáculo, tal cual lo denominó Léo Lagrange en 1936 (Perelman, 2014: 182). El fútbol no es el único deporte que ofrece esos antagonismos interpretativos pero, no cabe duda, que sí es el que mayor interés científico despierta. Por ello, no sorprende que sean abundantes los enfoques disciplinarios y teóricos para estudiarlo (Acuña y Acuña, 2016: 31 y 32). Científicos crédulos de que los partidos de fútbol, y todo aquello que les rodea, se erigen en hechos sociales trascendentes y dignos de ser interpretados. Por consiguiente, y como fenómeno social, el balompié es analizable en cualquier lugar del mundo; desde aquellos que lo vieron nacer en Europa, hasta los que lo adoptaron para ser parte de su cotidianidad, tal cual se aprecia en muchos países de América Latina. Al mismo tiempo, su estudio se extiende en territorios donde se viven tensiones o trans21 fútbol en cuba formaciones relacionadas con el mundo global, como lo señaló Christian Bromberger (2004: 1) cuando lo investigó en la sociedad iraní, “donde los valores tales como el individualismo, la competición, el ascenso social por el propio mérito, la espectacularidad se filtran gradualmente”. Es decir, el fútbol adquiere connotaciones de metáfora social desplegada a través de la ritualidad construida en los estadios por jugadores y aficionados (Llopis, 2006: 120-129). “Fiesta compartida o compartido naufragio, el fútbol ocupa un lugar importante en la realidad latinoamericana, a veces el más importante de los lugares, aunque lo ignoren los ideólogos que aman a la humanidad pero desprecian a la gente” (Galeano, 2017: 150). Dura sentencia de Eduardo Galeano y que diversos investigadores han compartido para recordar que, durante años en el ámbito académico latinoamericano, reflexionar sobre el fútbol era un exotismo (Oliven y Damo, 2001). Rareza académica, aunque el balompié ofrezca caminos tanto para entender fenómenos de naturaleza y ámbito local, como aquellos de carácter global (ibid.: 17). Tal omisión científica se ha subsanado, en los últimos años, gracias a heterogéneos y destacados trabajos. En tal dirección, una de las perspectivas más exitosas para su análisis se materializa relacionándolo con la construcción de identidades sociales y nacionales. La premisa que subyace a esos acercamientos académicos es que el impacto social del deporte y su impronta cultural desbordan su inicial consideración lúdica y las funciones higienistas que, desde el siglo xix hasta la actualidad, se le otorgaron. En América Latina, uno de los especialistas en el estudio social del balompié, Pablo Alabarces (2018: 17-19), ha señalado que su introducción en el continente, y su consiguiente desarrollo, se analizó, en un principio, para conocer su origen histórico y progresiva institucionalización. Mirada que no siempre tomó en cuenta su 22 Preámbulo popularización como práctica, y la aparición de los aficionados y sus héroes deportivos. Al mismo tiempo, la coincidente extensión del fútbol con el surgimiento de los mercados globales y los imperios coloniales (ibid.: 31), no homogeneizó un modelo deportivo, sino que abrió espacios para la creación de “imaginarios, símbolos y héroes que establecieran diferencias: para sí y para el resto” (ibid.: 195). De tal suerte, el fútbol ha creado identidades sociales y, por lo mismo, establecido diferencias entre grupos humanos y territorios. Certeza que suele coincidir, también, con la afirmación de que el fútbol se instala en cada lugar de manera singular, como lo afirma Christian Bromberger (1998) a través del concepto de “indigenización”. El autor francés señala las formas en que es recibida y adaptada una disciplina deportiva en cada región del planeta. Modelo de recepción, en este caso del fútbol, que sigue lo anticipado por Marshall Sahllins cuando habló de indigenización de la modernidad entre poblaciones alejadas del mundo industrial; aquellas que adecuaban las influencias y productos modernos para su reproducción cultural (Sahlins, 1993). Incluso, respecto al fútbol, también lo anticipó Arthur Hopcraft en 1968, cuando opinó que el “modo en que participamos en el juego, lo organizamos y lo premiamos es un reflejo del tipo de comunidad que constituimos” (Hoptcraft, 2019: 11). Por lo tanto, una práctica deportiva procedente del extranjero, y llevada al continente americano por europeos, se adaptó a las circunstancias del territorio de acogida. En esa dirección, el trabajo de Roberto DaMatta (1982) sobre Brasil abrió investigaciones vinculadas a las identidades sociales, territoriales y nacionales, como se han realizado en otros países del continente como Argentina (Archetti, 2001; Alabarces, 2002); México (Fábregas, 2001; 23 fútbol en cuba Magazine y Martinez, 2009; Angelotti, 2010); Costa Rica (Villena, 2003 y 2010; Sandoval, 2013); Uruguay (Bayce, 2003), Perú (Panfichi, 1994), Ecuador (Ramírez, 2009) y Colombia (Vélez, 2010), por citar algunos ejemplos. Esa relación entre fútbol y patrias chicas y patrias nacionales la expresó con claridad Carlos Monsiváis (1991: 31) cuando puso en voz de un aficionado lo que representaba un juego de la selección nacional mexicana: “son horas en que la patria nos entra por los ojos y los oídos y se nos sale por la garganta”. Vínculo, el nacional, alimentado por los Estados, como forma de “promoción nacionalista” (Villena, 2003: 23), pero que también es releído por la ciudadanía para establecer modos de identificación y confrontación, no siempre coincidente con los creados por los Estados nacionales, y destinados a normalizar y reconocer a sus ciudadanos (Lisbona Guillén y Rivera, 2018). Lo anterior, recuerda y refuerza, como resulta evidente, que el surgimiento del fútbol u otras disciplinas deportivas, y su institucionalización, está emparentado con la conformación de la mayoría de los Estados modernos y los discursos nacionalistas (Tuñón y Brey, 2010: 139). Es de esta forma como el fútbol, en muchos países de América Latina, emerge como un “espacio discursivo privilegiado para la elaboración de narrativas de la identidad nacional” (Villena, 2010: 138), y que se significan por la inserción de narrativas antagónicas con los “otros”, los otros países (Guerrero Jiménez, 2016). Metaidentidades jugadas en la cancha durante las competiciones internacionales (Antezana, 2003: 90-92; Martínez, 2010: 14): en “el Mundial sí pierdes el honor nacional porque la selección de fútbol es la nación” (Kuper, 2014: 335). Confrontaciones propias del balompié y que no dejan de existir, en la actualidad, aunque en el presente este juego sea el mejor ejemplo de los negocios globales (Giulianotti, 1999). 24 Preámbulo Si desde el nacimiento del fútbol, y su asentamiento por distintos lugares del planeta, éste se asoció a lugares que van del municipio al país, también hay que advertir que hoy en día esas identidades originales vinculadas a los territorios no necesariamente desaparecen, pero ven aparecer otras formas de identificarse a través del fútbol. Cambios que incluso diluyen esos “estilos de juego nacionales” que relacionaban fácilmente la forma de jugar con un país (Llopis, 2009: 10). Como parte de la lógica, la Cuba cerrada, bloqueada por las políticas estadounidenses y, por supuesto, alejada del glamour que rodea al fútbol internacional, se muestra hoy en día como un territorio que no está ajeno al latir de la aldea global (McLuhan, 1972). Por esta razón, el auge del deporte rey en la Mayor de las Antillas no es una simple casualidad, un hecho coyuntural, sino que acompaña transformaciones de distinta naturaleza que se viven en la isla. segundo tiemPo: tomar tierra en la globalidad cubana Él no sabe que antes de su tiempo existió una época distinta. Una época donde las cosas eran más seguras, más estables, más permanentes. Una época en la que la gente ataba su identidad a un montón de pertenencias, se abrigaba en un montón de banderas que existían al mismo tiempo. Eduardo Sacheri, 2015, p. 34. La solidificación cultural de la nación, a través de las instituciones del Estado, no ha impedido el debate respecto a la propia nación y la identidad nacional debido a que, en la Mayor de las Antillas, el binomio nación y Revolución cubana se urdió como discurso 25 fútbol en cuba de Estado durante décadas. Debate tornado confrontación entre el régimen político triunfante y los exiliados y huidos a Estados Unidos. Desde la perspectiva deportiva, el encumbramiento del béisbol como referente y símbolo nacional se asentó con claridad tras la Revolución cubana, un hecho que arrumbó cualquier crecimiento del fútbol. Como sucedió en los países del bloque soviético antes de la caída del Muro de Berlín, situación coincidente en los regímenes autoritarios contemporáneos (González Aja, 2002), el deporte fue un instrumento de propaganda y enaltecimiento de la nación en las competencias internacionales. Escenificación de lo nacional fuera de las fronteras cubanas, y que se sirvió de la “máquina corporal” del “atleta de Estado” (Salvador, 2004: 570) para dirigir a “la juventud hacia la ideología” del régimen político (ibid.: 568). Acciones destinadas a construir “sentimientos patrióticos”, nacionalistas, como ha sido visible en Cuba (ibid.: 687). En el presente, los logros deportivos internacionales que habían enorgullecido a los cubanos están en retroceso. Declive achacado a la decadencia del régimen político cubano, por supuesto según sus detractores (de la Cuesta, 2012: 105). Aquí no se abordará esa temática ni se juzgará un sistema político, tampoco se cree que el repunte del fútbol en la isla deba leerse como un fenómeno que ha surgido para cuestionar por sí mismo el poder establecido en Cuba. Pero dicho ello, no hay que menospreciar su carácter de reacción, y no la única, a la crisis del relato legitimador del poder. Relato que se ha sustentado a través de símbolos del pasado, como la figura de José Martí, y los nuevos discursos e imágenes para representar la nación cubana que la Revolución cubana impuso. Estas afirmaciones, entonces, no refieren una crisis de la idea de nación, sino la pérdida de credibilidad de símbolos tan representativos, o 26 Preámbulo banales según quien lo interprete, como el béisbol. La “pelota”, como es conocida esa disciplina deportiva en la isla, recibe fuertes cuestionamientos, aunque rara vez se habla de ella con desprecio. Lo que aparecerá en estas páginas son distintas transformaciones sociales concurrentes con la aparición del balompié como alternativa cultural y de consumo. Este último un valor que, junto al dinero, representan la medida del éxito en el mundo contemporáneo (Castells, 2017: 25 y 26). Tales cambios son apreciables con mayor intensidad tras el Periodo Especial, término que denomina la temporalidad que se inicia después de la caída del Muro de Berlín, y que desencadenó una profunda crisis económica y social en la isla por dejar de recibir las ayudas económicas de la Unión Soviética. Coyuntura que será abordada en uno de los capítulos de esta obra, pero que como bien condensó Alain Basail, abrió la “emergencia de grupos sociales” que pusieron en evidencia la “complejidad de lo social, la diversificación y la dislocación de los dispositivos culturales a partir de la flexibilización del paternalismo y del verticalismo, así como de la improvisación y el espontaneismo ante las situaciones novedosas” (Basail, 2006: 95): Desde el punto de vista cualitativo, la década pasada significó un salto en el reconocimiento social de la alteridad cuyo eje fue una implosión social de distintos individuos y grupos que lucharon activamente por la dignidad y legitimidad de sus particulares formas de ser en la vida pública, a saber: religiosos, homosexuales, transexuales, rockeros, raperos, rastas y creadores de los campos culturales. Por supuesto, éste fue un proceso repleto de tensiones aún latentes, de desequilibrios de socialidad y vacíos de significación y sentido, que han manifestado las contradicciones de las circunstancias históricas y, al traste, han recolocado en la vida pública la cuestión de las diferencias culturales, la percepción de alteridad y la tolerancia entre racionalidades diversas. Como resultado, 27 fútbol en cuba se abrió un abanico heterogéneo de experiencias y subjetividades, de relaciones en las que ningún actor –incluido el Estado– se mantuvo estático (ibid.). En esa coyuntura, se observa en la Mayor de las Antillas la aparición del practicante del balompié en los pocos terrenos formales existentes para las competencias institucionalizadas, o en la informalidad de cualquier calle y plaza de la isla. Sin embargo, lo perceptible con facilidad es la consolidación del aficionado que visualiza el fútbol como consumidor de un espectáculo televisado de “dimensión planetaria” (Vigarello, 2006: 333). Un seguidor que no es el protagonista de la novela de Nick Hornby (2012), aquel que participa y es constructor de identidades barriales, municipales o citadinas, o que tiene un mismo origen laboral, étnico o social. Tampoco es el apasionado de los representativos nacionales, como se mencionó respecto a otros países de América Latina, sino que emerge con la televisión y se expande y adquiere un creciente protagonismo con las tic. Cuando las fronteras de los Estados modernos son las más controladas de la historia humana, el fútbol se propala en todo el planeta sin cruzar ningún territorio, solamente como un consumo visual. Eventos deportivos universales se observan en todo el mundo como una posibilidad para crear una “numerosa y heterogénea comunidad” (Salvador, 2004: 453). Si ello exalta los sentimientos identitarios y patrióticos ya existentes, también irradia identificaciones entre un público mundial que no tiene vínculos sociales y territoriales con los equipos de los que se declara seguidor. Identificaciones ajenas a certezas como las que se consideran propias de los nexos nacionales. 28 Preámbulo Al mismo tiempo, en otros campos de la realidad cubana, como son el religioso, el barrial o el musical, aparecen “modalidades difusas y débiles de identidad –no instituidas, novedosas y, tal vez por eso, muy atractivas” (Basail, 2006: 97). Es decir, el fútbol no camina sólo en Cuba. En pugna con las identidades fuertes, como pueda ser la identidad nacional, emergen estas supuestas identidades más lábiles: Más allá de la sociabilidad instituida que prefigura esas identidades fuertes, hay otras realidades que, generalmente, no se alcanzan o atrapan. La vida de lo social invisible transcurre al margen […] de las instituciones escolares, culturales, familiares y alrededor de unas fronteras lo suficientemente elásticas como para sobrevivir lejos de “lo oficial” o aparecer cerca siempre que se pueda o convenga (ibid.). Esa diferenciación, mencionada por Alain Basail, entre identidades fuertes y débiles se precisa en este libro de forma concisa y sin extender el debate conceptual. Por tal motivo, se hablará de identidad e identificación como tipos ideales para su distinción. De este modo, la identificación es leída como un proceso constante, un flujo posible para abandonar y recuperar, en cierta manera una idealización siempre contingente (Hall, 2000: 230). Como contraparte a ello, se utiliza lo expresado respecto a la identidad por Stuart Hall: Precisamente porque las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él, debemos considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de formaciones y prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas. Por otra parte, emergen en el juego de modalidades específicas de poder y, por ello, son más un producto de la marcación de la diferencia y la exclu29 fútbol en cuba sión que signo de una unidad idéntica y naturalmente constituida: una «identidad» en su significado tradicional (es decir, una mismidad omniabarcativa, inconsútil y sin diferenciación interna) (Hall, 2003: 18). Dicho de otra manera, se trata de una construcción histórica amparada por representaciones simbólicas, con “efectividad discursiva, material o política” (ibid.). La identidad se sustenta en la reafirmación de las diferencias debido a la dudosa homogeneidad que debe sustentarla, esa mismidad que el concepto porta en su origen etimológico. La identidad nacional casa perfectamente con esa construcción, con la imaginación de la comunidad de reconocimiento nacional como la entendió Benedict Anderson (1993). Los cuestionamientos a la esencialidad del contenido del concepto identidad no impiden reconocer que todavía refiere la deseada unicidad. Ante ello se abre paso una modalidad más procesual y contingente representada por el concepto de identificación (Hall, 2003: 15). De esta manera, si la identidad tiende a delimitar, la identificación se considera una forma más relacional y maleable de establecer vínculos entre personas, en especial si se piensa en vínculos lábiles como los de este periodo de la modernidad (Maffesoli, 1990: 35). Identificación “parcial y contextual” (Giddens, 1997: 64) y cuya lógica […] pone en el escenario a “personas” con máscaras variables, tributarias del o de los tótems emblemáticos con los cuales se identifican. Podría ser un héroe, un star, un santo, un diario, un gurú, un fantasma, un territorio, el objeto importa poco, lo esencial es la atmósfera mágica que secreta, la adhesión que suscita (Maffesoli, 2010: 16 y 17). Si esa diferenciación en el significado de los conceptos se aplica a los seguidores del fútbol, la identidad del hincha clásico, al que 30 Preámbulo se llamará nativo, se establece, principalmente, gracias a lazos familiares y territoriales (Signorelli, 1999: 189-191; Ortiz García, 2006: 192). Referentes que, por asumirse perdurables, suelen tener márgenes, fronteras nítidas para diferenciar a los equipos y sus hinchadas. Ante ello emerge un nuevo seguidor que se identifica con equipos y jugadores de fútbol donde la territorialidad, casi indispensable entre los seguidores nativos, queda totalmente desdibujada, por prescindible. Hoy en día, chinos, coreanos, salvadoreños, sudafricanos, panameños, mexicanos y cubanos comparten una identificación con equipos de fútbol ajenos a sus países. Cualquier intento de poner en duda el valor de esas identificaciones es, como lo expresó Jorge Valdano, dudar de “la emoción” compartida (Valdano, 2016: 14). La forma de aficionarse del seguidor nativo ha sido como enamorarse “de las cosas que se quedan para siempre” (Ballester, 2016: 11). Una identidad sustentada con nexos y referentes cercanos, como lo es el territorio y la familia. Sin que desaparezcan esos vínculos, por supuesto, las transformaciones del “ecúmene global”, en palabras de Ulf Hannerz (1998: 22), dilatan las comunidades de reconocimiento que caracterizan a los primeros jugadores y aficionados al fútbol (Frydenberg, 2011). Es decir, como se aprecia en muchos lugares del planeta, al igual que ocurre en Cuba, existen identificaciones que son factibles gracias al consumo del fútbol televisivo y la extensión de las tic. Incluso estas últimas, por la condición reticular de internet (Castells et al., 2007: 244), propician la aparición de lo que hace varias décadas Howard Rheingold (1993) denominó comunidades virtuales. En definitiva, la asistencia individual de los aficionados en el territorio y estadio de fútbol de su equipo es prescindible para construir nuevas interacciones sociales, algunas de ellas virtua31 fútbol en cuba les. Hoy, ser de un equipo conecta a millares de seguidores que se identifican por nexos emocionales y representaciones simbólicas que permiten su reconocimiento. De esta manera, junto a los mencionados aficionados nativos, se hablará de nuevos seguidores en la comunidad global, aquellos que surgen a través de las conexiones transnacionales que se extienden por todo el planeta (Hannerz, 1998). El concepto multilocalizado o multisituado se utilizó, en un principio, para denominar la tarea etnográfica que abandonaba el tradicional trabajo de campo en una localidad, en una única región, para expandirse a los distintos lugares y espacios hacia donde los sujetos de estudios se mueven, o les llevan las condiciones transnacionales de su vida (Marcus, 2001, 2018). De esta forma, el investigador se desplaza como lo hacen sus sujetos de estudio para establecer, sobre todo, las interacciones de esos actores sociales y las conexiones entre los lugares de estudio. Esta forma de emprender y atender la investigación antropológica se ha hecho prácticamente imprescindible en temas tan actuales y expandidos por el orbe como el de la migración. En esta obra, como se especificó desde un principio, la investigación no es multisituada por centrarse en Cuba. Sin embargo, los nuevos aficionados al fútbol internacional en el planeta comparten el mismo vínculo futbolístico en múltiples localizaciones, en diversos países. Estos aficionados no requieren relaciones cara a cara para reconocerse. En consecuencia, tales seguidores no necesitan ningún tipo de desplazamiento físico, por el contrario, sin moverse de su lugar de origen, como ocurre en Cuba, conjuntan la afición por un equipo con el que no mantienen ninguna atadura territorial. Seres humanos congregados por su afinidad y dispersos por todo el planeta. El nuevo practicante pero, sobre todo, el 32 Preámbulo seguidor cubano del fútbol internacional participa de ese “deseo de comunión” emocional (Maffesoli, 2010: 89): “[…] la emoción colectiva en relación con un signo, puede expresarse gracias a una indumentaria, una costumbre, un gusto, y por supuesto una literatura, una música, etc. La admiración suscitada por tal o cual de estos elementos, y muchos otros más […]” (ibid.: 32 y 33). Es comprensible que brote, desde esta lógica, una “comunidad sin proximidad” (Maffesoli, 2010: 200). Esa “nueva eucaristía” (ibid.: 142) facilitada por el fútbol permite a los aficionados reconocerse en su nexo global. Lo anterior no niega, ni contradice, las expresiones proxémicas de los seguidores sitos en sus respectivas ubicaciones geográficas. Aquellas que se vivifican en las reuniones para ver los partidos de fútbol en la televisión, y debatir sobre sus equipos y confrontaciones deportivas. Ninguna de las diferencias establecidas entre aficionados es posible sin aludir a las constantes mutaciones contemporáneas iniciadas y contenidas en el concepto de aldea global (McLuhan, 1972). En consecuencia, las cortapisas establecidas por las fronteras de los Estados nacionales se hacen traslúcidas en la nueva era tecnológica para privilegiar rápidos enlaces y conexiones entre la población, como lo señala Han (2018: 21 y 22), en el sentido de las mencionadas “conexiones transnacionales” (Hannerz, 1998). Desde esta lógica, la isla de Cuba no es una excepción dado que las tic, y otros fenómenos sociales y culturales actuales, como lo es el turismo, están presentes en su cotidianidad y facilitan acercarse a lo que Han ha denominado hipercultura (Han, 2018: 77); reverso de la cultura única y uniforme divulgada y legitimada por el Estado nacional. Concepto, el de hipercultura, alérgico a la inmutabilidad ya que sólo es comprensible desde su condición de tránsito constante. 33 fútbol en cuba Prórroga: la globalidad no es ajena a cuba Desde otra perspectiva, tras la caída del Muro de Berlín y la consecuente crisis vivida en la isla, se produjeron una serie de cambios alentados desde el régimen político. Junto a las transformaciones económicas se abrió paso, paulatinamente, la permisividad hacia las tic. Éstas y los medios de comunicación clásicos han impulsado, entre otros aspectos, la difusión del fútbol como un producto más del mercado global al que se puede acceder desde la isla. Un poder de los medios de comunicación que fue entendido perfectamente por Fidel Castro, quien utilizó la televisión inaugurada en 1950 —con sumo éxito en la venta de receptores (López Portillo, 2008: 136)— como herramienta de propaganda de los triunfos deportivos revolucionarios dentro y fuera de sus fronteras (Suárez, 2015: 350). Afirmación que no parecía recordar lo dicho por su antecesor y presidente derrocado, Fulgencio Batista, en la defensa de su persona y sus años de gobierno: “Cuba era, en América Latina, el primer país en número de televisores, el segundo en radiorreceptores y periódicos (diarios) y el tercero en radioemisiones y emisoras de tv” en 1958 (Batista, 1963: 111). Sobre las tic, ser su usuario no implica un rango de edad en Cuba, pero su extendido uso y el aprovechamiento de sus múltiples posibilidades muestra cambios generacionales en la isla, aunque éstos no sean singulares de la población cubana. Generación entendida como aquellos actores sociales que por haber nacido en un mismo periodo, o recibido influencias culturales y educativas similares, comparten ciertas actitudes y formas de expresión cultural. Afinidad que el clásico estudio de Mannheim (1993) encuentra en las formas de pensar y los cambios de actitud mostrados por un grupo humano. Ruptura que evidencia, en el caso 34 Preámbulo cubano, diferencias con las generaciones más vinculadas con el mundo institucional construido desde la Revolución cubana. Una especie de desencantamiento de la realidad como el que reportó Pierre Bourdieu al hablar del conflicto entre generaciones en la Francia que estudió (Bourdieu, 1988: 145). Segmentación generacional relacionada, también, con la llamada “cultura” juvenil propiciada por la “sociedad en red”: “sistema específico de valores y creencias que conforman el comportamiento de un grupo de edad en concreto y que muestra una serie de características distintivas en relación con otros grupos de edad de la sociedad” (Castells et al., 2007: 205). Esa interacción social vinculada con las tic incluso es denominada “tecnosocialidad” (ibid.: 226) y es leída como un problema para los Estados, como sería el caso del cubano, por su debilitamiento “como ente mediador en la producción y circulación de contenidos”, sobre todo entre la población más joven de la isla (López García, 2019: 83 y 84). Al respecto, el mundo de las tic estimula análisis que sobrepasan las limitaciones territoriales, las fijadas por los Estados, para alentar la aparición de conceptos como el de “generación global”. Generación definida por su cosmopolitismo y que es capaz de moverse por la globalidad, en un mundo no limitado por las fronteras nacionales (Beck y Beck, 2008: 9-15). Una “globalidad” concretada por Ulrick Beck como la forma de vivir en la “pluralidad sin unidad” (Beck, 2008: 28 y 29). Idea que diferencia del “globalismo”, que pretende que el mercado mundial desaloje o sustituya a la acción política, “es decir, la ideología del dominio del mercado mundial”. Ante el temor a la homogeneización cultural, Ulrich Beck apuesta por la existencia de espacios y vínculos sociales transnacionales que se hacen perceptibles a través de lo que el mismo 35 fútbol en cuba autor denomina “globalización informativa” (ibid.: 37). Una más, seguramente la más visible, de las formas de la “globalización cultural” que tiende a universalizar “modos de vida, símbolos culturales y modos de conducta transnacionales” (ibid.: 71): […] la producción masiva de símbolos e informaciones culturales no origina el surgimiento de algo que se pueda parecer a una “cultura global”. Los escenarios glocales que se derivan de ella deben, antes bien, entenderse como una extremada “imaginación de vidas posibles” de dos caras, que permita una multiplicidad de combinaciones y de la cual se recoja, con vistas a las identidades de la propia vida y de los respectivos grupos, colecciones fuertemente variables y abigarradas (ibid.: 87). Esta transnacionalización remite a la “movilidad de los significados y de las formas significativas a través de los medios de comunicación” (Hannerz, 1998: 36), y construye un flujo cultural muy distinto al que predominó hasta bien entrado el siglo xx. Tal circunstancia puede ser discutida para el caso de Cuba porque el bloqueo económico, encabezado por Estados Unidos, y las dificultades que tuvieron los cubanos, y se mantienen en ciertos casos, para abandonar la isla no siempre han facilitado las relaciones con el exterior. A pesar de esos impedimentos, las tic (Castells et al., 2007: 335 y 336), el turismo y las interacciones con familiares y amigos residentes en el exterior han acrecentado sus intercambios y el flujo de información. Si el uso de nuevas tecnologías es un distintivo generacional, no lo es menos la emergencia del fútbol en Cuba, esa disciplina deportiva que atrae a jóvenes que se alejan del béisbol de las generaciones más cercanas al hecho revolucionario. En este contexto, la “gran revolución” del fútbol, más allá de la isla, se ha producido “del campo hacia fuera”, es decir, se demuestra que no es necesa36 Preámbulo ria la presencia de aficionados viendo los partidos en vivo, por el contrario, tal disciplina deportiva se ha adaptado a la perfección al mundo interconectado: “Es curioso que un juego tan primitivo, alérgico en su práctica a la tecnología, se haya subido con tanta facilidad a todos los medios de comunicación: prensa, radio, televisión, internet y cada una de las variables de redes sociales existentes y por venir” (Valdano, 2016: 13). Primero la televisión cambió el mundo del fútbol, convirtiéndolo en mercancía y, como pez que se muerde la cola, el aumento de consumidores, de espectadores mundiales, ha conducido al crecimiento de su oferta (Alabarces, 2018: 221 y 222). De este modo, en un país como Cuba, donde el consumo fue la representación del denostado capitalismo, la contraparte de los ideales igualitarios durante muchos años, el fútbol rebrota como una mercancía global compartida con espectadores e hinchas de cualquier lugar del mundo, quienes se convierten en protagonistas sin ser actores activos del balompié (Viñas y Parra, 2017: 270). En consecuencia, el fútbol es una disciplina deportiva que ha sobrepasado desde hace varias décadas su carácter de espectáculo presencial, de “espectáculo total” (Vigarello, 2006: 333), para convertirse en un producto de consumo global; un nítido ejemplo de la diversificación del crecimiento capitalista. Por ende, el consumo se convierte en otro elemento a tomar en cuenta sobre el papel representado por el fútbol puesto que, además de consumirse a través de los medios de comunicación, el propio balompié ha estimulado ciertos dispendios asociados a él. Ya desde el siglo pasado, Mary Douglas y Baron Isherwood, como después siguió Néstor García Canclini, señalaron al consumo como un acto comunicativo y portador de significados. El consumo informa sobre el sujeto consumidor y el entorno social que 37 fútbol en cuba lo rodea (Douglas e Isherwood, 1990: 83-88). Bueno para pensar, en el sentido estructuralista, dado que tiene un “valor cognitivo” al otorgar significados y dar sentido a la vida social (García Canclini, 1995: 55). Siguiendo los estudios de los antropólogos arriba mencionados, y de otros como Pierre Bourdieu (1988) y Arjun Appadurai (2015), el consumo traspasa los aspectos de la distinción social para destacar su condición comunicativa: Sin embargo, en tales investigaciones suelen mirarse los comportamientos de consumo como si sólo sirvieran para dividir. Pero si los miembros de una sociedad no compartieran los sentidos de los bienes, si sólo fueran comprensibles para la élite o la minoría que los usa, no servirían como instrumentos de diferenciación. Un coche importado o una computadora con nuevas funciones distinguen a sus escasos poseedores en la medida en que quienes no acceden a ellos conocen su significado sociocultural. A la inversa, una artesanía o una fiesta indígena —cuyo sentido mítico es propiedad de la etnia que la generó— se vuelven elementos de distinción o discriminación en tanto otros sectores de la misma sociedad se interesan en ellas y entienden en alguna medida su significado. Luego, debemos admitir que en el consumo se construye parte de la racionalidad integrativa y comunicativa de una sociedad (García Canclini, 1995: 55). Es decir, en el consumo no únicamente se aprecian las diferenciaciones sociales, la distinción clasista que ha marcado extensos estudios desde el magisterio de Pierre Bourdieu (1988), y que se vislumbran con claridad con el retorno de la estratificación de la sociedad cubana para marcar unas clases que, discursivamente al menos, se habían diluido tras la Revolución cubana (Espina, 2008: 134-136). Desigualdades en ingresos y, por ende, para acceder al consumo que se externalizan en situaciones de pobreza, margina38 Preámbulo lidad y vulnerabilidad social (ibid.: 137 y 138), a pesar del crecimiento de estrategias para la obtención de recursos: […] migración interna y externa (definitiva o temporal, para el envío de remesas y la generación de una cadena de migraciones familiares sucesivas); el matrimonio como mecanismo de ascenso social; las actividades en el sector no estatal, legales o ilegales, y la creación de pequeños negocios familiares; la venta en el mercado negro de productos de orígenes y calidades variadas; el trabajo doméstico; la subcontratación ilegal en actividades estatales ventajosas, especialmente del turismo y la gastronomía; la oferta ilegal de servicios a turistas y extranjeros; el alquiler de casas y habitaciones en el propio hogar; la prestación de servicios de transporte; y la explotación para fines privados de bienes e instalaciones estatales (ibid.: 141). También, las nuevas formas de interconexión mundial multiplican los ídolos, las preferencias de marcas de ropa o los “héroes deportivos de varios países” (García Canclini, 1995: 50 y 51). Comunidades de consumidores que comparten “sentido de pertenencia donde se diluyen las lealtades nacionales” (ibid.: 50 y 51). Identificaciones emergentes que, en este caso, están mediadas por el fútbol: En suma, el enfoque de Douglas e Isherwood cuestiona eficazmente la visión puramente materialista del consumo y el consumidor. Al intervenir en rituales de consumo, los consumidores, además de compartir mercancías, comparten una serie de nombres y unas narrativas en las que tales nombres ocupan lugares destacados. Por ejemplo, los aficionados al F.C. Barcelona […] comparten con más intensidad los nombres de Xavi, Iniesta, Messi, Piqué, Fábregas o Puyol y también, por descontado, las peripecias a través de las cuales han obtenido sus grandes éxitos […]. La satisfacción fundamental que extrae, a un tiempo material y simbólica, depende del reconocimiento de su participación en la cons39 fútbol en cuba trucción de un mundo en común con otras personas […] (Pla Vargas, 2012: 262-264). La lógica del mercado, por supuesto, no está instalada en Cuba, pero la cosmopolitización del consumo sí está presente para construir significados sociales a través de los productos (Beck, 2005: 61). Dentro de esta dinámica, el fútbol no es un fenómeno pasivo, por el contrario él mismo es elemento dinamizador de los cambios globales (Robertson y Giulianotti, 2006: 11), en especial porque su “recepción e interpretación” adopta particularidades diversas dependiendo del contexto local al que se inserta. Esa “particularización de lo universal” está expresada a la perfección con la forma glocalizada de transmitir eventos deportivos mundiales en las cadenas televisivas (ibid.: 18-21). El fenómeno de la glocalización, señalada por Roland Robertson (1992) empata a la perfección con la idea de “indigenización” ya mencionada en párrafos precedentes y resulta fundamental para comprender la emergencia del fútbol en Cuba. marcador final: cómo se definió el Partido y a quién agradecer Esta investigación es comprensible desde el carácter transversal de las temáticas y referencias que entornan al fútbol. Ello está motivado por dos aspectos fundamentales, el primero es que el fútbol no es un ente aislado, sino que ilumina otros ámbitos de la vida en Cuba. Ese mismo hecho es el que conduce al segundo aspecto, aquel que hace hincapié en las referencias e información utilizada, datos de muy distinta procedencia para armar un panorama general del fútbol en un país que no se ha significado 40 Preámbulo por tener a esa disciplina deportiva como un referente identitario, como se relaciona casi automáticamente con países como Brasil y Argentina en el continente americano. Tales circunstancias son las que dirigen la construcción del texto y su división en capítulos. Revisar distintos ámbitos donde el balompié aparece en la sociedad cubana no significa que se compriman, en las siguientes páginas, las posibles interpretaciones que se pueden efectuar. Por tal motivo, el lector hallará más interrogantes que certezas en este libro; una oportunidad para futuros análisis. Huellas e indicios para ser seguidos, corroborados o contradichos; misma lógica que hará de las conclusiones algo imposible de cumplir a cabalidad, puesto que sería una contradicción. Querer conocer la imagen del fútbol en la Cuba actual hubiera sido una osadía sin incursionar en la historia de esa disciplina en la isla. De ahí que el primer capítulo contextualice la aparición y posterior declive del fútbol en territorio cubano; un hecho paralelo al conocimiento de la relevancia del béisbol antes y después de la Revolución cubana. De tal suerte, ambas disciplinas deportivas, fútbol y béisbol, caminarán de la mano de la construcción nacional puesto que la pelota es una de las representaciones simbólicas del país. Si la historia resulta imprescindible para iniciar el estudio, lo mismo ocurre si no se contextualiza en el presente la existencia del balompié en Cuba. Hecho imposible sin tomar en cuenta los cambios políticos y sociales de los últimos lustros y que tienen un momento de inflexión con la caída del Muro de Berlín. En el segundo capítulo se dibujan esas transformaciones que se entienden en las políticas de la Revolución cubana, las relaciones con Estados Unidos y la apertura a ciertas orientaciones propias del libre mercado, como son la inversión privada y la relevancia otorgada al turismo. 41 fútbol en cuba Tras los dos capítulos que contextualizan al fútbol, el tercero da continuidad a la rivalidad entre el fútbol y el béisbol en la isla, a la vez que describe las cuestiones más formales e institucionales del balompié cubano. Su limitado papel en el concierto internacional no significa que muchos de sus jugadores hayan seguido la vía de otros deportistas, los más conocidos los beisbolistas, que huyeron de Cuba o desertaron de sus equipos cuando estaban en el extranjero, para continuar una carrera profesional fuera del país. Un hecho que se imbrica con las políticas migratorias y la definición de la nacionalidad cubana. El fútbol es práctica, pero también espectáculo desde que se convirtió en deporte y, aún más a partir de su institucionalización. Si ello se produjo en los lugares donde nació tal disciplina deportiva, y donde con rapidez se extendió, en los últimos decenios han aparecido nuevos aficionados alejados del territorio donde se ubican los equipos a los que se sigue. Un aficionado extendido por todo el mundo y que existe en Cuba de forma individual y, también, con expresiones organizativas conocidas como peñas. Reconocer estas nuevas formas de seguir el fútbol, en concreto el internacional en Cuba, será el objetivo del capítulo cuarto. Diversos factores rodean y se relacionan con el balompié, ya sea por haber impulsado su afición como por proyectarlo en la actualidad cubana. Esos factores serán los tratados en el capítulo quinto, que tiene como referentes a los medios de comunicación y a los periodistas pero, también, incorpora el primer paso de su práctica en cualquier lugar del mundo, que es el juego callejero, su expresión en el espacio público, aquel que también se convierte en lugar de discusión respecto al papel que debe jugar el fútbol en la sociedad. El capítulo sexto se interesa por dos elementos convertidos en ejes de la difusión del fútbol a escala mundial, así como de la ex42 Preámbulo tensión de redes de reconocimiento entre los aficionados extendidos en el planeta. Se trata, por una parte, del internet y la telefonía celular que, aunque de manera tardía, ya son parte de la realidad cubana. Por otra, es la referencia al consumo. Si el fútbol observado por televisión es en sí mismo un consumo, no cabe duda que alrededor de él han crecido una serie de artículos y productos que se hacen visibles constantemente en las calles cubanas. Al mismo tiempo, y como conjunción de ambos aspectos, se introduce en el capítulo la creciente presencia de los e-Sports también en Cuba. Juegos deportivos por internet que representan una modalidad de conjugar el fútbol con las nuevas tecnologías y el consumo. El último capítulo refiere conceptos y debates sobre la construcción nacional, una prolongada discusión que no parece ver nunca el final del camino en Cuba. Tras la Revolución cubana se produjo un nuevo giro, con una posición firme para el reconocimiento de los cubanos dentro y fuera de sus fronteras. En tal sentido, muchas disputas, visibles o soterradas, tienen como trasfondo las representaciones simbólicas de la nacionalidad. Es ahí donde de nuevo emerge la oposición entre el béisbol y el fútbol, el primero como parte de esas representaciones, mientras que el balompié se convierte en un posible rival en crecimiento. El libro finaliza con unas conclusiones que, como ya se mencionó, se consideran imposibles porque ello transmitiría la idea de que el contenido de los capítulos está cerrado. En cambio, se insistirá en algunos puntos abordados en los capítulos, al mismo tiempo que se apuntan otros que podrían ser de interés para la investigación social sobre el fútbol y sus vínculos con la sociedad durante los próximos años. Desmenuzada la estructura de la obra, es momento de agradecer a algunas personas que lo hicieron posible. Si alguien no 43 fútbol en cuba aparece se anticipan las disculpas porque la intención nunca fue eludirla. Igualmente, a nadie se puede responsabilizar de los posibles errores y ausencias del texto más que al que lo signa. Como se mencionó al principio de este preámbulo, Enrique Rodríguez Balam fue en gran parte responsable de que se tomara al fútbol como un objeto de investigación en Cuba. Pláticas, debates y acaloradas discusiones con él llevaron a la construcción de este libro. Mismo que hubiera sido imposible llevar a cabo sin la generosa ayuda de muchas personas cubanas en la isla y fuera de ella. En especial le agradezco a Elisbet Rodríguez su acompañamiento en este, muchas veces, tortuoso sendero de la investigación y por caminar conmigo otros trayectos de vida. Andrés Fábregas Puig, F. Xavier Medina y Ricardo Sánchez Martín tuvieron la paciencia de leer el borrador del libro, y efectuar comentarios y sugerencias que ojalá estén reflejados en las siguientes páginas. Nunca aprendo lo suficiente de ellos y su amistad es inestimable. Por último, es ineludible agradecer a los directores del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (cialc) y el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (cimsur), Rubén Ruiz Guerra y Gabriel Ascencio Franco, respectivamente, haber recibido esta obra con la disposición de publicarlo de manera conjunta. Igualmente, hay que reconocer al equipo editorial del cialc, encabezado por Gerardo López, quienes han trabajado para lograr el producto final que hoy los lectores tienen en sus manos. 44 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? Expansivo, imperialista, el deporte conquista todos los territorios. Pablo Alabarces, 2010, p. 93. Si el continente europeo fue el que vio nacer al fútbol, en buena parte de los territorios que no vivieron los inicios de la Revolución industrial —antiguos o renovados dominios coloniales—, tal disciplina deportiva también llegó para quedarse. Igual ocurrió en otras regiones del planeta, en las que diversos juegos deportivos se asentaron. Formas de deglutir prácticas culturales llegadas del exterior pero que, como muy bien ha señalado Christian Bromberger (1998), fueron digeridas, adaptadas al contexto social. Indigenización que ha dado como resultado modalidades de construcción singular de los deportes con un nítido sabor local en su concepción y puesta en práctica. Por consiguiente, hoy en día es visible la relevancia de ciertas disciplinas deportivas como referente idiosincrático de muchos países, aunque no siempre la opinión académica 45 fútbol en cuba o la de la plaza pública es benévola con la asunción del deporte como bandera de los Estados nacionales. En Cuba, el nexo entre fútbol y nación es difícil de percibir en la historia y, en especial, porque el béisbol ocupó durante muchos años ese espacio, y se incorporó como signo de identidad cubana; de esa condición de ser cubano que se debate de forma prolongada a través de plumas nacionales y foráneas. Sin embargo, la confrontación simbólica entre ambas disciplinas deportivas ofrece elementos para dilucidar su papel en la construcción nacional del país, además de que traza caminos para comprender por qué el fútbol prácticamente desapareció del panorama deportivo nacional, con especial énfasis tras la Revolución cubana. el dePorte se extiende en la isla y el béisbol se hace cubano […] el lenguaje de la gente se llenó de frases y situaciones extraídas del beisbol. Leonardo Padura, 2017, p. 125. Salas Rondón (2009) ubica el origen de la práctica deportiva en Cuba, y en concreto su introducción en la educación, como inseparable de la situación geopolítica y de los procesos culturales de la modernidad vividos en la isla. El crecimiento de las actividades físicas estuvo relacionado con los discursos educativos e higienistas decimonónicos, con las modificaciones dentro de los ejércitos, así como con el surgimiento del tiempo libre y el ocio. Razonamientos cercanos a las transformaciones expuestas por Norbert Elias (2013) y Michel Foucault (2012), para Europa. Así, desde principios del siglo xix, ya aparece la preocupación por la educación 46 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? física en los recintos educativos de la mano de las propuestas de Pestalozzi y Amorós. Introducción en las escuelas de estas incipientes prácticas deportivas observable, también, gracias a la creación de gimnasios, principalmente, en la capital del país (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 24). Resonancias de los parámetros higienistas, disciplinarios y de exaltación de la masculinidad que los deportes representaron en los lugares donde se extendieron y, de manera paulatina, institucionalizaron con la creación de los órganos independientes y estatales para regular y controlar las diversas disciplinas deportivas, como el fútbol (Alabarces, 2018: 48-51). Efervescencia de la educación física originada, en el caso cubano, en La Habana pero que propició una estela de escuelas en las principales ciudades de la isla; y donde también se hicieron presentes las nuevas publicaciones sobre la práctica deportiva.1 Más allá de los posicionamientos políticos, dentro y fuera de Cuba, el deporte fue leído como un elemento para la regeneración “de corte racial” en la metrópoli antes de la Independencia cubana (Domínguez Almansa, 2011: 55-88). Forma de pensar que atravesará el siglo xx hasta bien entrada la década de los cuarentas (Bahamonde, 2011: 91 y 92), y que en la Cuba independiente se refleja en el pensamiento eugenésico gracias a destacados representantes locales, principalmente médicos (García y Álvarez, 2007), además de hacerse visible en las reuniones internacionales sobre tales temáticas (García y Álvarez, 1999): 1 Carlos E. Reig Romero, “Memorias del deporte universitario: sus inicios (1903-1907)”. En http://revistas.bnjm.cu/index.php/revista-bncjm/article/ viewFile/726/690, pp. 126 y 127 (fecha de consulta: 12 de febrero, 2018). 47 fútbol en cuba Otro tópico de interés en este discurso higienista lo constituye la enseñanza de la educación física en las escuelas, para prevenir en el futuro el crecimiento de hombres débiles y naturalmente inadaptados al desarrollo de la civilización […]. Es decir, incluso moralmente se vería beneficiado el individuo que abandonara el ocio y la molicie, y se entregara deseoso a los nuevos placeres del ejercicio físico y la carrera (Alfonso López, 2016: 161 y 162). Novedades acordes con las vividas en otros países latinoamericanos y que, en Cuba, fueron de la mano de una apertura comercial tras la Independencia (1998) para facilitar intercambios culturales y un aumento de la inmigración hacia la isla (Pérez Hernández, 2015). En tal sentido, la presencia deportiva cada vez más visible en las actividades públicas y en los medios de comunicación se prolongó, desde finales del siglo xix y principios del xx, mediante el nacimiento de publicaciones periódicas exclusivamente deportivas como lo fueron, entre otras, Hespérides o el Club Deportivo Tenerife (Blanco y García, 2015: 88). Situación similar ocurrió en la literatura, que se hizo eco de la relevancia del deporte, como lo afirma Almeida (2014: 74), al mencionar el trabajo del novelista Wenceslao Gálvez y del Monte, autor que publicó la obra El baseball en Cuba. Historia del baseball en la isla de Cuba. Lo mismo recuerdan Tamayo y Esquivel (2009: 80) al explicitar las referencias literarias escritas por autores como Raúl Roa y Alejo Carpentier respecto al béisbol, o José Martí y Nicolás Guillén sobre el boxeo (ibid.: 81-83). Si el fútbol ha sido la disciplina deportiva más estudiada en América Latina, no cabe duda que en Cuba la atención se ha centrado en el béisbol, con trabajos tan profundos y documentados como los realizados por Roberto González Echevarría (1998a, 1998b, 1999), un especialista en literatura y que con diversidad de fuentes 48 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? de información construye una obra fundamental para entender la relevancia de “la pelota” en la visión propia y la proyección exterior de la condición de ser cubano. De igual forma, ahonda en los nexos regionales latinoamericanos tejidos por esta práctica deportiva, donde destacan México, Puerto Rico y, sobre todo, Estados Unidos. Lo mismo puede decirse sobre el libro sobre el racismo en el béisbol estadounidense de James D. Cockcroft (1999), y del artículo dedicado a ese deporte escrito por Louis A. Pérez (1994) y en el cual, este especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos (Pérez, 2006, 2008), ya observa los lazos entre la llegada del béisbol y la formación de la identidad nacional cubana. El arribo del béisbol a Cuba es coincidente con la cada vez más considerable relación económica con Estados Unidos, país modelo y donde muchos hijos de los adinerados criollos ya estudiaban como evidencia de su elitización social. Esa coyuntura es el punto de partida de la investigación de Félix Julio Alfonso López, autor que se adentra en la introducción de la pelota en la isla caribeña. Varias obras previas (Alfonso, 2004, 2005, 2007, 2013, 2014) le han conducido a un trabajo de indudable valor histórico para conocer, y reconocer, la manera en la que el béisbol se introdujo en la sociedad decimonónica cubana, con énfasis en su ciudad capital (Alfonso, 2016). En El juego galante. Béisbol y sociedad en La Habana (1864-1895) la práctica del béisbol, en ámbitos como el universitario de la capital del país,2 no es incompatible con la extensión en otros espacios sociales. En concreto, se hace visible en el periodo conocido como la Guerra de los Diez Años o Guerra del 68, momento donde de manera destacada inician los conflictos 2 Carlos E. Reig Romero, “Memorias del deporte universitario: sus inicios (1903-1907)”. En http://revistas.bnjm.cu/index.php/revista-bncjm/article/ viewFile/726/690, p. 129 (fecha de consulta: 12 de febrero, 2018). 49 fútbol en cuba en busca de la Independencia frente a la metrópoli española. La Paz o Pacto de Zanjón puso fin momentáneo a esta primera confrontación entre las fuerzas independentistas y las coloniales sin clausurar las contradicciones sociales de una isla que era uno de los últimos baluartes de la geografía colonial del que fuera mayor imperio mundial (Gott, 2007: 125-127). A pesar de las crisis políticas, el incremento del béisbol en Cuba fue una realidad. Una disciplina deportiva jugada por “las clases altas y medias” y en continua expansión entre los distintos grupos sociales de un territorio sumamente estratificado (Alfonso López, 2016: 47), y donde el color de la piel era una barrera en la ascensión social, a pesar de que la esclavitud se había suprimido en 1886. Las élites, tanto en los países independizados durante las primeras décadas del siglo xix, como en aquellos que permanecieron todavía bajo el yugo colonial, se apartaron discursiva y afectivamente de la metrópoli, como ocurrió en Cuba (Moreno Fraginals, 2002). A pesar de ello, fueron los mismos grupos sociales privilegiados quienes adoptan y favorecen las prácticas deportivas llevadas a cabo por sus homónimos en las metrópolis (Alabarces, 2018: 33). En el caso cubano, como en el de otros países de la zona caribeña, el béisbol se jugó mucho antes de que los propios estadounidenses quisieran definirlo como un juego “blanco americano” (Cockcroft, 1999: 32). De esta suerte, antes de lograrse la Independencia nacional ya se había conformado una liga cubana de béisbol profesional (1878) (Alfonso López, 2014; Cockcroft, 1999). Jugar a béisbol en la isla, según la pluma de Félix Julio Alfonso, se convierte en un ejercicio para pensar la nación, por eso […] la recepción del béisbol por las élites criollas fue imaginada como parte simbólica de un proyecto de nación que asumiría una dimensión 50 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? liberal y moderna. En el béisbol coincidía su dinámica modernizadora y favorable a la producción de discursos anticoloniales, lo que venía dado por el carácter culto y democrático del juego (Alfonso López, 2016: 47 y 48). Expansión del béisbol respaldada desde la isla, pero acrecentada por la presencia de colonizadores agrícolas estadounidenses, como lo demuestra el estudio de José Guillermo Montero (2011), quien ofrece un panorama de las actividades deportivas que ellos llevaron a cabo en la provincia de Las Tunas, en las primeras décadas del siglo xx. También empresas como Bacardí, la principal productora de ron en la isla hasta la Revolución cubana, se mostró comprometida con el mecenazgo del béisbol y su expansión (González Echevarría, 1999: 101; Gjelten, 2009: 200). De tal suerte, y cómo ocurrió en otros países de América Latina con el fútbol, la pelota se inmiscuyó en las referencias nacionales del proyecto independentista que vislumbraba la aparición de una nueva nación americana. Al mismo tiempo, si la introducción del fútbol propició su “nacionalización mediante la criollización” en países del continente americano (Alabarces, 2018: 66, 84 y 85), en Cuba esa criollización se produjo, en gran medida, gracias al béisbol. En el recorrido del crecimiento del béisbol es fundamental la mención de los clubs; asociaciones que creaban vínculos sociales que iban más allá del deporte para conformar socialidades en momentos históricos de indudable efervescencia política. Circunstancia que también construyó relaciones entre cubanos de distintos lugares de su geografía gracias a la extensión del juego de pelota por todo el territorio isleño (Alfonso López, 2016: 71-102). Por ello, no es extraño que muy pocos de esos nuevos clubs tuvieran nombres en inglés; por el contrario, hacían referencia a lo cubano, 51 fútbol en cuba ya fuera en su vertiente geográfica o con nombres de poetas y rebeldes indígenas (ibid.: 68). Los ejemplos del párrafo anterior evidencian cómo el béisbol, convertido en símbolo de la “nacionalidad cubana” y resaltado por los distintos clubs creados desde el siglo xix, se erige en referente isleño y en elemento aglutinador a favor de la Independencia: El principal promotor del beisbol cubano de los primeros años fue Emilio Sabourín, […]. Sabourín había respaldado financieramente contra España al revolucionario cubano José Martí […]. Los beisbolistas cubanos respaldaron a Martí y a sus rebeldes guerrilleros, la mayoría de los cuales era esclavos cimarrones y cortadores de caña de azúcar. Con el fin de obtener fondos para los libertadores, un equipo, el Club Cuba, organizó juegos de beisbol donde los espectadores pasaban el sombrero (Cockcroft, 1999: 39). El elitismo de ciertos clubs fue compatible con la extensión del béisbol entre todos los sectores sociales y el impulso que los cubanos le dieron fuera de sus fronteras, un hecho que los llevó a ser nombrados “apóstoles del beisbol” (ibid.: 41). Alfonso López (2014) señala, igualmente, que el esplendor de la pelota en la isla, entre los años 1930 y 1953, también incidió en los acontecimientos políticos vividos durante el siglo xx. De este modo, reuniones clandestinas y movimientos de protesta contra el régimen político de Batista se produjeron en escenarios tan concurridos y simbólicos como los partidos de béisbol (Cockcroft, 1999: 44). Un claro ejemplo se hizo notar en el juego del campeonato invernal cubano de 1955, y que enfrentó a los equipos de Habana y Almendares, donde miembros de la Federación Estudiantil Universitaria (feu) se manifestaron para expresar su protesta contra el régimen del militar, finalmente depuesto por la Revolución cubana. 52 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? Félix Julio Alfonso recuerda, al mismo tiempo, cómo el propio Fidel Castro, antes del triunfo de la revolución, habló de crear un equipo cubano para jugar en las Grandes Ligas y cuyo propósito, entre otros, era atraer el turismo internacional (Alfonso López, 2014: 116-123). Anécdota o no lo que resultó evidente con el triunfo revolucionario fue el paulatino distanciamiento entre Cuba y Estados Unidos, también en el ámbito del béisbol. En definitiva, el béisbol se hizo cubano antes de lograr la Independencia nacional, y se constituye en un símbolo más de diferenciación con las representaciones del poder colonial, cada vez más ajeno y distante de una sociedad agitada por su definición nacional y futuro republicano. En otro sentido, los conflictos de largo aliento entre Cuba y Estados Unidos tuvieron rápido reflejo en el medio beisbolero tras la Revolución cubana. Las dilatadas relaciones entre clubs y jugadores de ambos países, siempre que se tome en cuenta las previas prohibiciones raciales existentes en Estados Unidos para participar en ciertos ámbitos (Cokcroft, 1999), se resquebrajaron con el abandono del profesionalismo en Cuba. El resultado de ello ha sido la constante sangría de peloteros hacia la Unión Americana de manera ilegal desde la legislación cubana. debatir la nacionalidad a través del dePorte: el fútbol es hisPano Cada nación tiene un espíritu particular y la historia es la realización específica del mismo. Gonzalo Herranz de Rafael, 1992, p. 39. Las luchas políticas y militares que precedieron la Independencia de Cuba también se llevaron a cabo en el ámbito de lo simbólico. 53 fútbol en cuba Una de sus consecuencias más ostensibles, desde la perspectiva del incipiente deporte, fue la prohibición del béisbol tras iniciarse la Guerra de los Diez Años (1868). En concreto, la restricción ocurrió en 1869 cuando el gobernador y capitán general de la isla lo consideró “un juego antiespañol, insurrecto, que como asunto tendencioso yanqui venía a sembrar en la Isla el desamor a España” (Alfonso López, 2016: 53). Lógica consecuencia fue que los clubs de béisbol, creados durante las tres últimas décadas del siglo xix, pasaron a ser una bandera, un referente, “del nacionalismo insular en sus luchas simbólicas contra lo español” (ibid.: 89). Una retórica nacionalista que en ambas orillas del Atlántico llenaba de esencialismo sus necesidades de referentes identitarios (Basail, 2004: 215-225). Como un marcador de la identidad cubana, y forma de diferenciación con el otro colonizador, el béisbol derivó en un “antídoto contra el primitivismo peninsular” en la época de los conflictos desatados para lograr la Independencia de la isla (González Echevarría, 1998a: 36); incluso su práctica ha sido considerada, desde la perspectiva de la construcción de la identidad cubana, una forma de dominar los códigos de referencia del enemigo estadounidense (Suárez, 2015: 354). Aunque parezca un exotismo hoy en día, la pelota tuvo una inicial incidencia en España cuando se introdujo en las Islas Canarias durante la primera década del siglo xx, gracias al retorno de emigrantes que habían vivido en la Mayor de las Antillas (Almeida, 2014: 71-74). Otro es el caso ejemplificado por Alberto Bru quien, nacido en Barcelona y criado en Cuba, jugó en un club de béisbol de la capital catalana, el México, en los años treinta del pasado siglo (Padura, 2014a: 73). Las prácticas deportivas u otros espectáculos devinieron nichos para edificar la identidad nacional, al mismo tiempo que se usaron 54 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? como instrumentos diferenciadores del otro exótico o, como en el caso de Cuba, del que ejercía el control político colonial. La construcción del discurso de lo cubano antes, y con posterioridad a la Independencia nacional, recurre a elementos tanto locales como procedentes de más allá de sus fronteras, como fue el caso del béisbol, esa “práctica distinta, moderna, inteligente… chic” (Padura, 2017: 118). Contra el modelo modernizador y civilizatorio representado por el béisbol, originario de un país en crecimiento económico y con tradición política liberal, se representarán otros juegos como bárbaros. Este es el caso de la pelea de gallos y los toros; prácticas y espectáculos identificados con lo español y prohibidos, estos últimos, en 1899 (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 28). Una lucha política entre el autonomismo criollo y el integrismo peninsular (Rojas, 2011: 35 y 36) expresada en otras arenas de juego. Civilización frente a barbarie teatralizada en espectáculos: La lucha contra los toros y en pro del béisbol como símbolo de un país culto y ajeno a la violencia y la sangre de las corridas, tuvo expresiones diversas en la prensa de la época […]. Más lejos llegó un artículo publicado en noviembre de 1887 por El Fígaro, donde se plantea explícitamente que alinearse contra los toros implicaba una clara postura antiespañola […] (Alfonso López, 2016: 184 y 185). Corridas de toros reconocidas como parte del españolismo en Cuba; una idea ratificada en la propia Península ibérica cuando, bajo el signo del carácter benéfico a favor de heridos y enfermos durante la guerra que daría como resultado la Independencia de Cuba, se organizaron diversos espectáculos con toros (López Rinconada, 1996). Junto a la radicalidad mostrada por los partidarios de la emancipación del yugo colonial, Louis A. Pérez (2006) muestra cómo la construcción de la nacionalidad cubana en los 55 fútbol en cuba primeros años del siglo xx no es ajena a la absorción de elementos culturales aportados por la inmigración. Incorporación que, por supuesto, no estaba reñida con los antagonismos identitarios que debían definir a la nueva nación cubana. De ahí el menosprecio y rechazo hacia ciertas prácticas hispanas, como lo eran las corridas de toros. En definitiva, expresiones culturales como las manifestadas a través de los deportes, y las corridas de toros, se convierten en un campo de confrontación, en clave simbólica, a la hora de conformar el imaginario de la nueva nacionalidad cubana. Pese a ello el fútbol, monopolizado en muchos sentidos por los españoles, se filtró con fuerza en la isla, al menos hasta el estallido de la Revolución cubana. Remontarse al origen del fútbol conduce a Gran Bretaña y a la significación de los puertos para la difusión del balompié en América Latina (Alabarces, 2018: 104). Cuba, como otros lugares del continente americano, no fue la excepción. Sin embargo, para entender la presencia del balompié hay que tomar en cuenta la numerosa colonia española en la isla, incluso tras la Independencia cubana. La mayor de las Antillas fue un destino privilegiado para la inmigración hispana en busca de un mejor destino laboral y un futuro de prosperidad económica (Maluquer, 1992; Álvarez Vázquez, 2014). Lo mismo que lo fue para aquellos militantes de distintas ideologías políticas que, en el tránsito entre el siglo xix y el xx, encontraron un nuevo país con cierta libertad política y, también, para prolongar las confrontaciones ideológicas vividas en la Península ibérica (Sánchez Cobos, 2008; Naranjo, 1988). Respecto al fútbol, Santiago Prado Pérez de Peñamil (2013: 21), seguramente el mayor conocedor de la historia del balompié cubano, asocia el surgimiento y auge de tal deporte al crecimiento del asociacionismo español que apostó por las nuevas formas de 56 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? ocio modernas. Una disciplina para reivindicar lo español y, por extensión, para testimoniar la diferenciación social al interior de la isla. Deporte que, según el mismo autor, se cubanizó paulatinamente a partir de la década de los treinta del siglo pasado (ibid.: 23 y 24), aunque no lograra simular las diferencias entre hispanos y cubanos en el ámbito social. Distinciones acompañadas en el deporte por la separación entre géneros y en las que la masculinidad, y las socialidades masculinas como ocurrió en otros países (Frydenberg, 2011: 18), fueron siempre exaltadas a pesar de los efímeros intentos de incorporar a las mujeres en la práctica futbolística a finales de los años veinte del siglo pasado (Pérez de Peñamil, 2013: 59 y 60). Una marginación de género prolongada hasta nuestros días con la identificación de ciertas disciplinas deportivas con la solidificación del “excedente de virilidad” (Berlant, 2011: 19). Indiscutible “sexuación” que está presente, tanto en los practicantes del deporte como en sus consumidores, como un esquema del orden social construido desde la infancia (Louveau, 2007: 64 y 65). Las referencias históricas sobre Cuba indican que el Sport Club Hatuey,3 compuesto por españoles y cubanos, fue el primer equipo formal fundado en 1907. Junto a él se constituyó el Rovers Athletic Club, conformado por jugadores ingleses. La creación de equipos coincidió, también, con el impulso a la institucionalización del fútbol a través de la Foot Ball Asociation de Cuba a finales de 1911 3 Hatuey, líder taíno que se enfrentó a los conquistadores, simboliza lo propio, lo cubano, en especial frente a los españoles. Signo de cubanía retomado por los Bacardí al inaugurar la comercialización cervecera a través de la fábrica Hatuey, en 1927. Igualmente, la cervecera se convirtió en la patrocinadora comercial del béisbol y aparecía, como publicidad, en la pizarra de anotaciones del principal estadio habanero (Gjelten, 2008: 103-200). 57 fútbol en cuba (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 35 y 36). Una agrupación en la que primero participaron cubanos e ingleses para después aparecer directivos hispanos, quienes sustituyeron la asociación inicial para crear la Federación Occidental de Foot Ball Asociation (ibid.: 66 y 67). Su vida se prolongó hasta 1928 cuando apareció la Federación de Fútbol de La Habana (ibid.: 74). Como había ocurrido con anterioridad en el béisbol, la liga nacional de fútbol comenzó a finales de 1911,4 aunque seguramente lo más recordado y citado respecto al incipiente balompié cubano es un partido celebrado en 1912, y donde se usó al mítico Almendares Park —cancha de béisbol— como campo. Ese inicial impulso propició el surgimiento de varios equipos para concretar el banderazo de salida de una liga nacional. Un año después de ese reiterado acontecimiento, el choque entre los equipos de Hatuey y Rovers de 1912, en los reportes sobre la historia del fútbol cubano aparece la primera publicación sobre el balompié en la isla, La Guía Oficial de Football Asociation (Terry, 2008: 59-61). Un entusiasmo por el balompié visto como oportunidad de competir con el “intocable e insuperable béisbol” y del que se hizo eco la prensa cubana (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 39), en especial la ligada a la colonia española, al igual que lo hacía de los avances del fútbol y de sus éxitos en la Península ibérica (ibid.: 46-51). 4 Miami fue la sede de la celebración, en diciembre de 2011, del denominado centenario del fútbol cubano en conmemoración con el supuesto primer partido de balompié celebrado en la isla entre los equipos del Hatuey y el Rovers. Un partido con veteranos y donde, además, estuvieron presentes jugadores cubanos de la mls como Osvaldo Alonso, o el congresista David Rivera: “Al final se les entregó un reconocimiento a los participantes en este homenaje, a los 100 años del balompié en la Mayor de las Antillas, que pese a todas las dificultades a lo largo de su historia, siempre ha tenido un lugar en el corazón de los cubanos” (González, 2011). 58 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? El asociacionismo español, dividido por la región peninsular de procedencia de los migrantes, conformó secciones deportivas dentro de las actividades que organizaba cada casa regional. Para el año 1926 la burocracia española contabilizó 260 asociaciones en Cuba, asentadas más de la mitad en la ciudad capital (Blanco y García, 2015: 84-86). Con respecto a las prácticas deportivas el ejemplo catalán es significativo, como lo señala Sergio Ruiz García al narrar las celebraciones de la Diada de Catalunya (11 de septiembre) en las primeras décadas del siglo xx (Ruiz García, 2005: 255). Ese día se llevaban a cabo justas deportivas como “un elemento más de la cultura catalana, dentro de la idea extendida de nación, progreso y deporte”. Tal agrupación catalana, como sucedió en las otras casas regionales, le dio al fútbol un papel fundamental, tanto que se redactaron reglamentos e, incluso, categorías de miembro como lo eran las de socio jugador y socio protector (ibid.: 368). El equipo “Catalunya” abandonó la asociación para convertirse en un club independiente. Misma dirección tomada por otras agrupaciones futbolísticas insertas en las asociaciones regionales para diferenciar el balompié de reuniones y festividades (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 53 y 54). Lo anterior significó el crecimiento del mecenazgo por parte de industriales y comerciantes españoles destinado a apoyar equipos competitivos en las distintas categorías de los campeonatos establecidos en la isla (ibid.: 57 y 58). Como ocurrió en otros países de América Latina con el fútbol, y en la misma isla gracias a la pelota, las variedades de ocio, en especial las llevadas a cabo los domingos “después de la misa” (Galeano, 2017: 119), se desplazaron a las afueras de la ciudad y condujo a la búsqueda de terrenos para realizar actividades deportivas (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 104 y 105). El fútbol compe59 fútbol en cuba tía con el béisbol con una clara diferenciación tanto en su práctica como en el patrocinio; españoles ligados al fútbol y criollos al béisbol. A pesar de ello, la población cubana conocía el balompié, como quedó demostrado en los años veinte del siglo xx cuando ya se conformó un equipo universitario con mayoría de nacionales. Es decir, a pesar de la competencia representada por la pelota, el fútbol se abrió paso en distintos ámbitos e instituciones de la isla (ibid.: 115). Las asociaciones hispanas representaron un estímulo para el desarrollo del fútbol, un hecho reforzado gracias al arribo de españoles exiliados tras la Guerra Civil (1936-1939). Se iniciaba un periodo de nítidas confrontaciones políticas, en un escenario cubano, y donde las diferencias ideológicas hispanas se plasmaron en el mismo asociacionismo establecido en Cuba (Naranjo, 1988: 95-104). Lo anterior dio pie al nacimiento de nuevas agrupaciones como la Fraternidad Española en el Exilio o el Círculo Republicano Español de La Habana, donde el fútbol adquirió la condición de elemento de encuentro y relación entre los exiliados y la población cubana (Cuadriello, 2004; Prado Pérez de Peñamil, 2013). el fútbol también se juega en cuba Lo que hace del fútbol el deporte más grato de ver es el carácter constante del conflicto. Arthur Hopcraft, 2019, p. 183. Es notable la presencia del balompié antes de la Revolución cubana como impulsor de las nacientes instituciones y organizaciones deportivas nacionales. Potenciado por ingleses y españoles primero, como ocurrió en otros países de América Latina (Angelotti, 60 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? 2010; Frydenberg, 2011), el fútbol tuvo tal arraigo que se enseñaba y practicaba tanto en colegios católicos, como en empresas extranjeras y en las ya mencionadas asociaciones regionales hispanas. La creación de la Federación de Foot Ball de la República de Cuba en 1929 refrendó el interés por este deporte (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 75 y 76). Desde la perspectiva de Terry (2008: 59-61), como también lo afirma Prado Pérez de Peñamil (2013), es en la década de los años treinta del siglo pasado que inicia la conocida como década de oro del fútbol cubano, con presencia de equipos y del seleccionado nacional en justas deportivas regionales e internacionales. Exposición del país, como bien lo indica Yoel Cordoví, para irradiar su potencialidad como nación en la “arena mundial, tanto en los organismos internacionales como en las justas del mismo carácter, como lo han sido los Juegos Centroamericanos” (Cordoví, 2014: 159): Los juegos centroamericanos permitieron presentar las proezas de los nuevos y veteranos “héroes de la patria”, en busca de movilizar sentimientos y despertar emociones desde un ideal nacional incompatible con los movimientos sociales y acciones políticas de oposición a la administración machadista (ibid.: 162). Circunstancia ratificada en los II Juegos Centroamericanos y del Caribe del año 1930 que vieron el triunfo de la oncena cubana; momento donde se promovió la cubanización del equipo y que un testigo de la época denominó el “acriollamiento” del fútbol (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 265 y 266). A esta referencia hay que añadir la participación en el III Campeonato del Mundo de Francia (1938), y en el que Cuba logró arribar debido a la deserción de 61 fútbol en cuba otros países. Roces internacionales precedidos de la incorporación al movimiento olímpico internacional de Cuba; incluso el país contó desde 1923 con un representante nacional ante el Comité Olímpico Internacional (coi), un hecho ratificado con la creación del Comité cubano de manera permanente a partir de 1937 (Pérez Hernández, 2015). Si la contratación como profesionales de jugadores hispanos fue una realidad antes de la crisis económica de 1929 (Prado Pérez de Peñamil, 2013: 90-100), las consecuencias del declive económico incentivaron el amateurismo, legislado como exclusivo a partir de 1935. La cubanización del balompié se empezaba a asentar, igualmente, con la creación de nuevos clubs (ibid.: 251-258), y gracias a su expansión en las provincias, más allá de la capital habanera. Sólo hasta 1948 volvería a hacerse presente, al menos en la legislación, la profesionalización de jugadores de fútbol. Un embrionario despunte de una competencia que empezó a incorporar jugadores latinoamericanos en sus filas para desafiar la tradición de contar con jugadores españoles en sus clubs.5 Por lo tanto, el profesionalismo creciente en todo el continente donde se practicaba el fútbol se hizo presente en Cuba, aunque en 1961 se registra al último equipo profesional y ganador antes de la definitiva instauración del amateurismo tras la Revolución cubana. El balompié no se olvidó en la isla, como lo demuestra la presencia de destacados promotores de dicha disciplina, como lo fue Jesús Gironela Fortu- 5 Gustavo Veiga, “Cuando en Cuba se jugaba al fútbol”, en Fútbol Rebelde, 13 de febrero, 2014. Reproducción del artículo publicado en Página 12, 10 de marzo, 2003. En http://www.futbolrebelde.org/blog/?p=5327 (fecha de consulta: 6 de agosto, 2018). 62 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? na.6 A pesar de ello, y como diferencia con otros países de América Latina donde el profesionalismo significó un corte fundamental para convertirlo en el espectáculo popular por excelencia (Alabarces, 2018: 169 y 170), Cuba cambió de rumbo tras el éxito de la Revolución encabezada por Fidel Castro. Lo anterior no significa que durante la década de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo la práctica del fútbol fuera ajena a sus orígenes hispanos, pero las crisis políticas locales frenaron la inmigración española y, por ende, cierto interés por el balompié (Álvarez Vázquez, 2014: 196). Si se siguen los clubs ganadores de los trofeos ligueros de la isla se aprecia el relevante papel de las asociaciones hispanas antes de la Revolución cubana, con clubes como el Deportivo Centro Gallego que obtuvo varios campeonatos entre 1931 y 1945 (Blanco y García, 2015: 151). Tras la Revolución, las selecciones cubanas amateurs han tenido presencia en campeonatos centroamericanos y panamericanos, incluso con triunfos en alguno de ellos.7 No hay que olvidar, en ese sentido, que el propio Fidel Castro se destacó como deportista —“un verdadero atleta”— en las escuelas donde cursó estudios. Practicó el fútbol durante el bachillerato con los religiosos y laicos españoles que le impartieron clases y fue, también, “el mejor canastero de basketball” en el cuarto curso (Ramos, 2007: 128-133). Obras críticas con los resultados de la Revolución cubana, como la de Emilio Guede, quien participara en la oposición al régimen de Fulgencio Batista, ofrece una composición fotográfica publicada 6 Juan Antonio Lotina, “Historia del fútbol en la Isla”, en La Jiribilla, año X. En http://epoca2.lajiribilla.cu/2011/n555_12/555_25.html (fecha de consulta: 7 de agosto, 2018). 7 Un resumen de la participación de las selecciones nacionales de fútbol, de todas las categorías, las ofrece la obra de Armando Marcos Valdés (2010: 53-59). 63 fútbol en cuba en Ecos de Belén (1945) donde se lee lo siguiente: “Fidel Castro, que por su amor al Colegio y el entusiasmo con que defendió el Pabellón Belemita en casi todos los deportes oficiales del Colegio, ha sido proclamado el mejor atleta colegial del curso”. Tal foto, y otras partes de la memoria del colegio Belén fueron divulgadas clandestinamente por Guede en la lucha contra Batista con la finalidad de demostrar que, por su educación con los jesuitas, Fidel Castro era imposible que fuera comunista (Guede, 2013: 459). En la última etapa de su vida, el líder cubano mantuvo una intensa relación personal con Diego A. Maradona, ese jugador que “tomó posición contra el establishment” (González Bueno, 2008: 153), a quien ofreció tratamientos de desintoxicación en la isla por ser considerado “un mártir del capitalismo” (Suárez, 2015: 53). El futbolista argentino se apersonó en alguna cancha de fútbol cubano durante su estancia, como ocurrió en la final del campeonato nacional del año 2000 ganado por el equipo Pinar del Río, y donde dio la patada inicial de la contienda en el estadio Pedro Marrero: El ex capitán del seleccionado argentino se reunió el viernes último con dirigentes y jugadores del fútbol cubano en el Salón de Actos de la Ciudad Deportiva. Maradona abogó por que el fútbol local llegue al nivel del que gozan otras disciplinas en Cuba, como el voleibol y el béisbol. “Siempre que yo hablo de dignidad, hablo de los cubanos; lo puedo jurar por mis dos hijas. Por eso yo me he puesto a disposición de la gente del fútbol en Cuba”, subrayó durante el encuentro.8 8 “Maradona fue a la cancha por la final del fútbol cubano”, en La Nación, 7 de febrero, 2000. En https://www.lanacion.com.ar/4444-maradona-fue-ala-cancha-por-la-final-del-futbol-cubano (fecha de consulta: 9 de septiembre, 2018). 64 i. béisbol revolución o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? dePortiva, Pero muy Poco futbolera […] la virilidad en que la belleza corporal denotaba la grandeza del alma. Roy Porter, 2009, p. 291. La triunfante Revolución cubana hizo del deporte una de las banderas democratizadoras del país, como lo fueron la educación y la medicina. Acciones y discursos unidos a la imposición del amateurismo que, de forma lógica desde los presupuestos revolucionarios, eliminó el profesionalismo en la práctica deportiva mediante la resolución 82-A del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (inder) en 1962 (Alfonso López, 2014). Pero ya desde antes de esa ratificación legislativa, la Dirección General de Deportes había dado pasos para organizar campeonatos de varios deportes, sobre todo de aquellos que tuvieran un verdadero carácter nacional. Como no podía ser de otra manera, dentro de estos certámenes sobresalió el torneo beisbolero celebrado entre marzo y octubre de 1960, ganado por el equipo oriental “Mulos de Nicaro”. Este fue, al decir de Carlos E. Reig, el “Primer inning del béisbol revolucionario”, mismo que tendría forma definitiva en las series nacionales inauguradas el 14 de enero de 1962 (Reig, 2007). La pelota, incluso, atravesó la nacionalidad de los revolucionarios tal como lo ejemplificó el “Che” Guevara al aparecer en alguna publicación “vestido de pitcher, jugando béisbol” (Galeano, 2017: 122). Una circunstancia que no resulta extraña si se conoce la afición por el deporte del revolucionario argentino, quien además de jugar fútbol fue cronista deportivo en su natal Argentina (Gálvez, 1995: 62 y 63). Lo mismo ocurrió durante su estancia en México, 65 fútbol en cuba donde cubrió el desarrollo de los II Juegos Deportivos Panamericanos (ibid.: 122-129). El deporte se constituyó en pilar para sostener el discurso transmitido a la sociedad antillana tras la Revolución de 1959; retórica que, como ya había ocurrido en anteriores hechos revolucionarios, deseaba la creación del “hombre nuevo”. Viril individuo, desconectado con el pasado, y destinado a construir un futuro esperanzador gracias al servicio a la causa. Reformulación corporal, con similitudes a las fijadas por los higienistas decimonónicos, con el fin de contribuir a las paralelas modificaciones morales propuestas para la sociedad. Igualmente, la práctica deportiva se erigió en derecho ciudadano y su auge quedó reflejado en la construcción de infraestructura en todo el país. Un hecho que facilitó el incremento de las competiciones nacionales y ayudó al destacado papel de los deportistas cubanos en justas internacionales. En esa misma línea, para lograr la inserción del deporte en la sociedad cubana debía cambiarse el rumbo de sus instituciones; por tal motivo el gobierno revolucionario creó en 1961 el inder,9 dedicado a dotar de posibilidades para la práctica deportiva a todos los sectores de la población. Junto a ello se constituyeron los Consejos Voluntarios Deportivos (cvd), instancias conformadas por un voluntariado decidido a extender la actividad física en los pueblos, escuelas y fábricas (Labrada, Góngora y Columbié, 2007: 3 y 4). Ellas no fueron las únicas dependencias gubernamentales y compuestas por ciudadanos dedicados a promover el deporte, así como a detectar futuros talentos, puesto que la práctica deportiva se hizo política 9 Véase su sitio oficial. En http://www.inder.gob.cu/ (fecha de consulta: 22 de enero, 2020). 66 i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? de Estado (Suárez, 2015: 340 y 341). Un papel de la educación física respaldado y reflejado en la Constitución cubana aprobada en febrero de 1976 (Pachot, 2007), y en las subsecuentes modificaciones posteriores en 1992 y 2002. También puede seguirse en el Decreto 140/1988 sobre el régimen de participación deportiva destinado a promover la concurrencia masiva del pueblo cubano en prácticas deportivas.10 Nuevas estructuras del deporte cubano, encabezadas por el mencionado inder, que han dirigido las reconvertidas competencias del fútbol en la isla a través de equipos representativos de las provincias. De esta manera, se constata que el balompié no desapareció en Cuba, aunque su papel dejó de ser significativo en el periodo castrista, caso antagónico a los deportes considerados nacionales, como lo fueron el béisbol y el boxeo. Los deportistas que han otorgado éxitos nacionales, de manera individual o colectiva, se han convertido en figuras simbólicas del régimen castrista para acceder a privilegios políticos y económicos. Ello coincide, a la perfección, con la utilización de las victorias por los gobiernos de los Estados debido a la facilidad con la que la actividad física de competición logra identificaciones populares (de Moragas, 1992; Suárez, 2015). Tal realidad es ostensible en Cuba, país que ha explotado esos triunfos como lo manifestó el propio líder de la Revolución, Fidel Castro: Necesitamos campeones porque son un símbolo para nuestros jóvenes y niños. Representan el desarrollo social, educativo y cultural de nuestra 10 Gaceta Oficial, 25 de febrero, 1988. En http://www.inder.gob.cu/descargas/Normas_Legales_Vigentes/PDFs/4.%20DECRETO%20No%20140%20 del%201988%20del%20R%C3%A9gimen%20de%20Participacion.pdf (fecha de consulta: 4 de febrero, 2020). 67 Playa de Manglito, Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. i. béisbol o fútbol ¿otro dilema Para la construcción nacional? revolución y se convierten en un ejemplo del carácter, voluntad y dignidad de nuestro pueblo. Los campeones generan alegría, honor, gloria y prestigio para el país. No debemos olvidarlo (Suárez, 2015: 340). Discurso reiterado y que, con tono maniqueo, ha diferenciado a los atletas amateurs, al servicio del pueblo y la Revolución cubana, y a los denominados deportistas mercenarios (Pérez Hernández, 2015). Un relato coincidente con la animadversión, al menos discursiva, al capitalismo y su inclinación materialista. La apuesta por el béisbol amateur y su construcción como un hecho identitario, como afirma Bjarkman (2016), también tiene su contraparte cuando se ha evitado su crecimiento para adecuarse a los requerimientos del deporte de alta competición. Circunstancia exhibida públicamente con el sinnúmero de peloteros que han abandonado la isla para jugar de manera profesional en el extranjero. Solo hace pocos años, los cambios legislativos respecto a la migración en la administración de Raúl Castro, en concreto en enero de 2013, hacen posible que deportistas de alto rendimiento que desertaron de Cuba regresen a la isla después de haber estado, como mínimo, ocho años fuera del territorio cubano (Álvarez Rodríguez, 2017: 30). Cambios legales que han tenido continuidad con el acuerdo firmado, a finales de 2018, entre la Major League Baseball (mlb) y la Federación Cubana de Béisbol (fcb) para permitir, con ciertas condiciones, la contratación de peloteros cubanos en la competencia estadounidense. Un convenio bloqueado en 2019 por la administración del presidente Donald Trump como parte de su política de extensión del bloqueo y aplicación in extenso de la Ley Helms-Burton. Si este capítulo está escrito para ubicar históricamente el nacimiento y papel del béisbol y el fútbol en Cuba, además de trazar 69 fútbol en cuba debates que se prolongan hasta la actualidad, el siguiente muestra distintas transformaciones vividas en la isla, en especial tras la caída del Muro de Berlín, y que sitúan en un contexto contemporáneo el creciente interés por el fútbol internacional en la Mayor de las Antillas. 70 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte ¿Hacia dónde vamos, adónde coño hemos llegado…? Leonardo Padura, 2016b, p. 110. Como si Cuba no tuviera ya suficientes dolores de cabeza, a los cubanos ahora les ha dado por el fútbol. Iris del Castillo, 2011. Para quienes desconozcan Cuba, hay que recordarles que “resolver” es una de tantas palabras que en la isla han adquirido un significado singular. La real idea de solucionar un contratiempo que lleva inscrita, se amplifica cuando los problemas aluden a carencias y necesidades individuales y familiares diarias, que inician por el básico sustento. Resolver también implica un desplazamiento, el salir a la calle, a buscarse la vida en cualquier tipo de negocio y trapicheo. Muy pocos cubanos se encuentran ajenos a esta práctica cotidiana. Una forma de actuar en perfecta consonancia con la incertidumbre cotidiana y el vivir sin expectativas de futuro expresadas por 71 fútbol en cuba Mario Conde, el expolicía y hoy comprador y vendedor de libros de las novelas de Leonardo Padura. Repetido sentir de narradores y analistas de la Cuba actual, como si los miembros que componen una sociedad se hubieran agotado en espera de concretar la inasible utopía, del prometido mejor mañana. Sueño de futuro diluido en un discurso político imposibilitado para cubrir las necesidades básicas de la población, a pesar de las transformaciones que el sistema político surgido de la Revolución cubana ha realizado en distintos rubros económicos y sociales del país en las últimas décadas. Historiar la isla ha sido una empresa efectuada desde su propio territorio, a la vez que por profesionales foráneos dedicados a reconstruir el pasado de uno de los países más jóvenes del continente. Las difíciles relaciones coloniales y la dependencia posterior con Estados Unidos marcaron el inicio de una República en constante definición nacional, y surcada por vaivenes políticos agudizados en la última década previa a la Revolución cubana de 1959. El que fuera héroe republicano, el inicialmente sargento Fulgencio Batista, se convirtió tras su golpe de Estado de 1952 en el condensador de todos los aspectos considerados aciagos para la conformación de una República legitimada. Como lo recordó Claudio Lomnitz (2016: 101), los “marcos de contacto creados por la entropía de la modernidad pueden generar reacciones nacionalistas extremas. Éste fue el caso de Cuba, donde la imagen de La Habana como burdel fue una motivación importante para que muchos revolucionarios se alzaran contra el régimen de Batista”. Imágenes como la anterior se repitieron con otros ingredientes de la vida social pero que tenían como horizonte la consolidación de una República y un proyecto de nación estable; alejadas de la “norteamericanización” cultural de una parte de la vida local (Cockcroft, 2001: 347). 72 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte El republicanismo constitucional fue el punto de partida de quienes asaltaron el Cuartel en 1953,1 antes de tomar el poder en 1959. Dos años después del suceso de Moncada, el Movimiento 26 de Julio, encabezado por Fidel Castro, dejó la transformación política transversal en lo social para derivar hacia postulados ideológicos marxistas (Rojas, 2019: 192). Sin embargo, en ambos posicionamientos se aprecia la deriva nacionalista del movimiento revolucionario, que ha utilizado hasta el presente la figura y el discurso de José Martí como su señera. Aterrizar en la realidad cubana del presente, y con un tema como el deportivo, resulta imposible sin ofrecer una mirada de largo aliento que explore las metamorfosis propiciadas por la Revolución cubana, y las producidas en los años subsecuentes; transformaciones que deben ubicar al fútbol como partícipe de los emergentes cambios que vive la Mayor de las Antillas. cuba soñada y bloqueada […] como millones de cubanos, cuyos estómagos habían sido custodiados durante décadas por la libreta de abastecimiento, ¿o de desabastecimiento?, que les impedía morir de hambre y no les permitía vivir sin hambre. Leonardo Padura, 2018, p. 69. El país, pero especialmente La Habana, vivieron en los años previos a la Revolución cubana un crecimiento modernizador re1 Fidel Castro Ruz, “La historia me absolverá”. En http://www.radiorebelde.cu/26-julio-rebelde/lahistoriameabsolvera.html (fecha de consulta: 22 de octubre, 2019). 73 fútbol en cuba flejado en la arquitectura y el urbanismo, todavía visible en la actualidad con barrios como los de El Vedado y Miramar. Renovaciones culturales también visibles en la efervescencia creativa en la literatura y la música. Un vanguardismo y “heterogeneidad del campo intelectual” que Rafael Rojas considera que fue heredado por la Revolución de 1959 como: […] parte del capital cultural que legó el antiguo régimen al socialismo, y que éste supo explotar sobre todo en los sesenta. La homogeneización de ese legado, operada por la memoria histórica oficial, no sólo implicó el empobrecimiento de las tradiciones ideológicas de la isla, sino también la tergiversación de los orígenes vanguardistas y heterodoxos del orden revolucionario (Rojas, 2011: 50 y 51). Los primeros devaneos con el liberalismo y con las prácticas democráticas de la Revolución de 1959 pronto giraron de órbita ideológica, para acercarse al socialismo real supeditado a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss). Cuba recibió el apoyo económico del gigante soviético, aunque el discurso internacionalista de Fidel Castro estuvo marcado por lo que Rafael Rojas llamó el “nacionalismo descolonizador” (ibid.: 53). Si la Independencia colonial decimonónica fue un tránsito hacia la dependencia de Estados Unidos, eso quería decir que nunca se había logrado a plenitud el proyecto republicano de José Martí (ibid.: 137 y 138). La insurrección cubana hecha gobierno en 1959 procuró ir más allá de la lucha de clases socialista, al menos en su discurso, para otorgarse el papel de real y primer proyecto nacional. La Revolución era la nación y la nación solo podía caber en la Revolución cubana. Además de esa deglución de la nación, y por ende de establecer la retórica que girará alrededor de ella, la Revolución de 1959 decidió igualar a la población a través del similar acceso 74 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte a derechos fundamentales como la educación y la salud, aunque utilizó la formulación socialista de “a cada cual según su trabajo”. En consecuencia, la diferenciación social se estableció a través del desempeño, como dice Velia Cecilia Bobes. La meritocracia tomará en cuenta tanto la competencia personal como la “lealtad política y el compromiso ideológico” (Bobes, 2010: 527 y 528). Legitimación de unos ciudadanos y colectivos ante la exclusión de otros, inicialmente errados y, por último, contrarrevolucionarios, organizados prácticamente desde su salida de la isla con destino al estado de Florida gracias a la administración estadounidense (Mercado, 2019: 135-144). Las dificultades internacionales vividas por el régimen castrista remiten al bloqueo por parte de Estados Unidos y la crisis de los misiles, que anunciaban una posible guerra mundial. Como consecuencia de esa última se emitió una resolución de la IX Reunión de Consulta de la Organización de Estados Americanos (oea), celebrada en 1964, que obligó a países que mantenían relaciones con Cuba a romper con la administración castrista (Ojeda, 2008: 13). Lo anterior no impidió la activa agenda internacional del gobierno cubano en foros como el de los Países No Alineados, o su participación en conflictos bélicos en países africanos. El final de la hostil administración de Ronald W. Reagan en 1989 no significó un gran cambio en las relaciones con el vecino estadounidense, puesto que su sucesor, George H.W. Bush procedía del mismo Partido Republicano y había sido vicepresidente del anterior mandatario. Al continuado bloqueo estadounidense hay que agregar la caída del Muro de Berlín, que representó un quiebre histórico dado que la Mayor de las Antillas dejó de percibir las ayudas económicas, y en mercancías, que propiciaban cierto abasto de alimentos y de productos básicos a su población. 75 fútbol en cuba Con dificultades para acceder a apoyos internacionales de gran envergadura, el Estado cubano se vio obligado a tomar medidas drásticas de ajuste económico, con el deterioro para el bienestar de la población en aspectos fundamentales como la alimentación. El año de 1989 se convierte, pues, en un momento de inflexión para la isla y su ciudadanía al iniciarse lo que se conoce como el Periodo Especial. Etapa marcada por una dilatada escasez de productos primordiales y el derrumbe de la renta per cápita nacional. La ideal Cuba sin “niños mal alimentados” que retrató James D. Cockcroft (2001: 338) se desmoronó con tal crisis. El consumo de calorías y proteínas cayó drásticamente, reducción debajo de los “estándares nutricionales recomendados” por persona desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (fao) (Domínguez, 2007: 18). Con el trasfondo de la Doctrina Monroe siempre presente, y los antecedentes de la supervisión del país caribeño por parte de Estados Unidos después de su Independencia de España, los resabios de la Guerra Fría se han prolongado hasta el presente. A lo anterior, hay que agregar la presión de los cubanos asentados en el estado de Florida, en especial bajo la bandera antifidelista representada por la Fundación Nacional Cubano Americana (fnca) (LeoGrande y Kornbluh, 2015: 409), y leyes como la Torricelli-Graham, promulgada en octubre de 1992, y precedida por otros intentos no convertidos en ley, como las enmiendas Mack y Smith, destinadas al aislamiento económico y comercial de Cuba (Cockcroft, 2001). Tampoco con el gobierno del demócrata Bill Clinton se produjeron grandes cambios referidos al bloqueo de la isla. En marzo de 1996 entró en vigor la Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, llamada también Ley Helms-Burton, con los mismos propósitos de cercenar las oportunidades de intercambios 76 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte comerciales con la isla (Gjelten, 2009: 403). Como aducen LeoGrande y Kornbluh (2015: 307) estas leyes, en especial la Torricelli-Graham, deseaban “sembrar el caos en la isla” al intensificar las sanciones a Cuba. Una forma de actuar que se extendió gracias a los avances tecnológicos, como lo demostró la administración de George W. Bush al tratar de construir “una serie de redes inalámbricas clandestinas en Cuba que pudieran comunicarse directamente vía satélite con puntos de acceso a internet en los Estados Unidos, burlando a los servidores cubanos y eludiendo la vigilancia del gobierno isleño” (ibid.: 416). Continuidad, con nuevos medios, de Radio Martí, la emisora fundada en 1985 con el respaldo del gobierno estadounidense para transmitir desde Miami a la isla. En definitiva, una especie de “guerra cibernética de Washington” que, tanto Barack Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, continuaron al creer que sería un detonante de críticas internas al sistema político cubano, como había ocurrido en otros países del mundo para destruir sus gobiernos (ibid.: 415 y 416). Sin embargo, algunas señales tenían un sentido contrario. Por ejemplo, el presidente Bill Clinton, antes de iniciar el nuevo milenio, puso en marcha lo que el periodista Javier Valenzuela denominó “diplomacia del béisbol”, un medio para destensar las medidas contra la isla al aprovechar la pasión beisbolera de ambos países. Medida concretada con el permiso otorgado a los Orioles de Baltimore para enfrentarse, en territorio cubano, con una selección del país caribeño. Hecho acompañado con otras disposiciones destinadas a suavizar el embargo, como el permiso para exportar alimentos “a particulares cubanos”, mandar dinero a la isla por parte de los exiliados y migrantes salidos de Cuba, y la creación de un servicio directo de correo entre los países, así como la posibilidad de volar desde Estados Unidos a la Mayor de las Antillas (Valenzuela, 77 fútbol en cuba 1999). Los preceptos restrictivos, al menos en el discurso, fueron cuestionados por Obama al erigirse en candidato a la presidencia de su país durante el mes de agosto de 2007, momento en el que señaló que “Hemos adoptado una política fallida en Cuba desde hace 50 años, y tenemos que cambiarla”. Palabras expresadas en la Pequeña Habana de Miami (ibid.: 409) y que, de alguna manera, se vieron reflejadas al final de su segundo mandato con el viaje a la isla y ciertas providencias para la apertura comercial.2 Entusiasmo por restablecer relaciones entre ambos países, aunque ni el gobierno de Cuba, ni muchos analistas, previeron la llegada al poder de Donald Trump tras ganar las elecciones en el año 2016. cambiar Para Perdurar A ver, Conde, tú sabes que en este país la gente hace cinco mil negocios, y que cuatro mil novecientos noventa y nueve son ilegales, porque en Cuba, lo que no está prohibido, es ilegal […]. Leonardo Padura, 2018, p. 242. Tanto la desaparición del apoyo soviético como las diversas medidas estadounidenses destinadas al bloqueo comercial de la isla 2 En el segundo periodo del mandato de Barack Obama, el presidente de Estados Unidos permitió que el Club Cosmos de Nueva York jugara un partido de fútbol en Cuba con el seleccionado de dicho país durante el mes de junio de 2015. Véase Michel Contreras e Ismael Francisco, “Cosmos de Nueva York derrotó a la selección cubana de fútbol 4-1”, en CubaDebate, 2 de junio, 2015. En http://www.cubadebate.cu/noticias/2015/06/02/cosmos-de-nueva-york-derroto-a-seleccion-cubana-de-futbol/#.XinlRSO71PY (fecha de consulta: 23 de enero, 2020). 78 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte incidieron en su configuración económica, una situación observable con el desplome, entre 1991 y 1993, de alrededor de 50 % de su Producto Interno Bruto (pib) (Hernández, 2002: 108). Ante tal circunstancia se precipitaron una serie de modificaciones constitucionales y legislativas destinadas a permitir el trabajo por cuenta propia y la aparición de empresas mixtas, con capital privado y estatal, es decir, ello posibilitó inversiones extranjeras sancionadas por el Estado a partir de 1995 (ibid.: 110 y 111). Igualmente, se produjo un impulso al turismo, con participación de capital extranjero, y el consentimiento para los ciudadanos de recibir remesas desde fuera del país. Estas divisas han significado, en los últimos años, una de las principales fuentes de ingresos para la economía familiar isleña, tal vez sólo superada por el aporte del turismo (Bobes, 2010: 529). Atisbos de liberalización de la economía y reformas institucionales de distinta naturaleza que, para algunos analistas, se dividen en estructurales y no estructurales. Las primeras incluyen los despidos de empleados estatales y la expansión del empleo ajeno al Estado; la permisión del microcrédito y cuentas bancarias para el sector no estatal, la compra-venta de vivienda, de automóviles, además de cierta flexibilidad migratoria para los nacionales (Mesa-Lago, 2015: 24). Por su parte, las no estructurales han significado el permiso a los cubanos para acceder a hoteles y restaurantes, una situación sólo posible para extranjeros con anterioridad al año 2008; la creación de transporte privado de pasajero y de carga, y la oportunidad de tener acceso al internet (ibid.: 23 y 24). A estas y otras reformas hay que agregar los recortes estatales en gastos como los asociados al racionamiento de alimentos y a los servicios de salud, o los dedicados a la construcción de viviendas, siempre deficitarias para las familias cubanas; datos que han ele79 fútbol en cuba vado el número de población vulnerable dentro del país (ibid.: 31 y 32). Del precedente grupo sobresalen las mujeres, aunque, como contrapartida, destaca su intervención en el sector económico de cuentapropistas (Díaz y Echevarría, 2016). Cuentapropismo ya estudiado a través de distintos casos, alguno de ellos con incidencia en el fútbol como el caso de “Papito” (Gilberto Valladares), que se conocerá más adelante en otro ámbito, pero que inició con la creación de su negocio como el “primer museo de barbería en el país”, y la difusión del mismo a través de festivales, exposiciones y talleres. Actividades que continúan, en el ya conocido como proyecto Arte Corte, con labores para integrar a jóvenes con problemas de marginalidad y extenderse como un proyecto comunitario (Ibarrola, 2018: 477 y 478): En estos momentos, Arte Corte ya es un proyecto integral —con una directiva vecinal y todo— cuyos objetivos se materializan, entre otras, en las siguientes actividades: La escuela de peluquería. Ya han salido varias promociones de jóvenes que en muchos casos tienen su negocio en otros barrios de la ciudad. Además, las aulas y el equipamiento se ceden a otras entidades relacionadas con la barbería y peluquería para sus propias acciones. La Casa de los Abuelos. El proyecto ayuda en su mantenimiento y embellecimiento. Además, cada miércoles organiza el Disco Son, un evento musical en la calle con músicos y alumnos de escuelas de baile voluntarios. El Comedor Social. Dirigido a ancianos con muy poco poder adquisitivo. Arte Corte interviene periódicamente aportando equipamiento y otros suministros […] (ibid.: 479). Por otra parte, las dificultades y cortapisas al consumo también se quisieron subsanar con la creación de una doble moneda, la circulante para los cubanos (cup) y la destinada a los extranjeros (cuc). Barrera inicial difuminada en la práctica hoy en día, pero que en un principio incentivó aún más la viveza del mercado ne80 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte gro, otrora perseguido y en el presente difícil de controlar. Estas particularidades han establecido nítidas diferenciaciones en la capacidad de consumo entre los que reciben divisas, o tienen acceso a ellas por su trabajo, y quienes reciben su salario en moneda nacional (Bobes, 2010: 529 y 530). Un entreabierto debate sobre la segregación monetaria en busca de una posible unificación, misma que se produjo a principios del año 2021. El acceso al consumo diferenciado, aquel elemento contrario a los igualitarios ideales de la Revolución cubana, se erige en la actualidad como constructor de segregaciones sociales en la isla, al mismo tiempo que se le otorga un valor para la “constitución y diferenciación de las identidades individuales”: Hasta 1993, el Estado cubano había logrado regular casi la totalidad del consumo a través del sistema de racionamiento y asignación de bienes duraderos a partir de un mecanismo de estimulación a los méritos laborales. Con estas políticas se logró una relativa homologación de los consumos, que se correspondía con el ideal de una sociedad más igualitaria y homogénea en lo posible; más aún, se consiguió acercar como en ningún otro sistema social la calidad del consumo, el estatus y el prestigio sociales a la lealtad y el compromiso político, las nuevas condiciones de diferenciación en el consumo señalan el fin de aquella sociedad (que se pretendía fuera cada vez más uniforme), ya que la homologación de las necesidades ha quedado reducida a la salud pública, la educación, la seguridad social […]; en la actualidad, los diferentes grupos sociales comienzan a distanciarse cada vez más unos de otros por sus niveles y tipos de consumo, y, consecuentemente, comienzan a generarse “estilos de vida” muy distintos que constituyen un dato muy importante para la sociedad cubana actual (ibid.: 530). En definitiva, desde el Periodo Especial se han producido modificaciones que representan “un cambio polifacético y profundo 81 fútbol en cuba en su economía” (Domínguez, 2007: 15). Mutaciones que dirigen a los ciudadanos cubanos hacia “formas de comunicación y consumo de la modernidad”. Un acercamiento a prácticas del mercado antes reservadas a miembros del establishment político o a quienes ese grupo consideraba que podía acceder; personas significativas para la imagen del país hacia el extranjero, como lo han sido los deportistas y artistas. El acceso más libre a divisas extranjeras, al menos para cierta parte de la población, “amplía los márgenes de libertad de los cubanos de hoy”, pero ello no ha significado que se cumplan los principios del socialismo cubano respecto a la justa distribución de los recursos “según la necesidad” del ciudadano, ni aquella establecida por el trabajo efectuado (Bobes, 2010: 535). Las precedentes reformas y cambios van acompañados de múltiples contradicciones, donde destacan el persistente burocratismo y el crecimiento de oligopolios como los turísticos (Cubacán, Corporaciones Gaviota), la creciente corrupción y la falta de competitividad (Domínguez, 2015b: 53-59). Una situación del socialismo cubano que para Rafael Rojas (2011: 187) hubiera sido descrita por Walter Benjamin o Isaiah Berlin “como una variante del capitalismo” porque el Estado, que controla la economía nacional, empieza a funcionar como empresa debido a que “sus ingresos provienen fundamentalmente del capitalismo global”. Cuestión que el novelista Antonio José Ponte (2007: 87) resume con una máxima muy popular en la Europa que estuvo bajo el manto del socialismo real: “el socialismo constituía el camino más largo entre capitalismo y capitalismo”. Aseveraciones que ponen en entredicho la retórica de la justicia social del régimen político cubano y, como indica Velia Cecilia Bobes (2010: 532), producen un giro en la percepción subjetiva del valor del trabajo individual y facilitan la reaparición de la desigualdad social. A lo que se unen aspectos 82 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte considerados superados tras la Revolución cubana, como “la pobreza, la prostitución y el consumo y tráfico de drogas”: Frente a un discurso que había proclamado como meta y sentido de su proyecto político y económico la eliminación de la pobreza y “otras lacras del pasado”, la reaparición de estos fenómenos constituye un reto difícil de asumir. De hecho, en los primeros momentos la estrategia fue la negación, o su tratamiento como sucesos aislados, asociados a segmentos marginales o delictivos. En la medida que el paso del tiempo ha demostrado su persistencia y expansión, tanto el Estado como la academia han comenzado a admitir estos problemas y a elaborar estudios y políticas para lidiar con ellos (ibid.). De esta manera la movilidad social, en un régimen político que apostó en su discurso por la igualdad y el ascenso por méritos, está cuestionada al estar ahora unida a la capacidad de contar con recursos y divisas foráneas que otorgan pujanza económica, capital simbólico, escenificado a través del acceso a consumos poco generalizados. Hecho incrementado gracias a actividades prohibidas o consideradas delictivas, como ocurre con el mercado negro (Álvarez Rodríguez, 2017: 65). Mientras tanto, la pobreza se ha extendido en la isla debido al bajo poder adquisitivo de los salarios, incluidos los gubernamentales. Dentro de este proceso de transformaciones se ubica el reencuentro, a finales de 2017, entre Barack Obama y Raúl Castro que puso fin a decenios de alejamiento y confrontación entre Estados Unidos y Cuba. Un acercamiento que ratificó el permiso de recibir remesas de los emigrantes en el extranjero (Dilla, 2015: 93), y algunas aperturas comerciales que también cambiaron el discurso al interior de la isla. Se pasó, en los medios de comunicación, a referir como vecinos a los que antes eran miembros del imperio 83 fútbol en cuba norteamericano (Álvarez Rodríguez, 2017: 18-21), al menos hasta el arribo a la presidencia norteamericana de Donald Trump. Dentro de ese proceso de reformas del régimen político se encuentra al abandono de la familia Castro, al menos como imagen pública, del poder —manteniendo Raúl Castro el control del Partido Comunista hasta 2022. En concreto, en septiembre de 2017 se inició el proceso para elegir un nuevo presidente, cargo que recayó en Miguel M. Díaz-Canel. El nuevo mandatario tomó posesión como presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba en abril de 2018. Un procedimiento electoral, siguiendo el modelo establecido por la Revolución cubana, que tuvo como gran diferencia con anteriores procesos la presencia mediática. Misma que se ha extendido con la discusión, transmitida en vivo por la televisión pública, de las reformas constitucionales durante el año 2018 y que acabaron con la aprobación de la nueva carta magna del país en 2019. Retransmisión pública que recuerda, como afirmó George Balandier (1994: 154), que el “tiempo de los grandes oradores, de los retóricos capaces de movilizar las pasiones populares, ha pasado. Las palabras no bastan, necesitan el soporte de las imágenes y de la carga de dinamismo que aporta el acontecimiento”. Esta apertura política es coincidente con la “multiplicación de blogs y publicaciones independientes”, una “autonomización de espacios culturales”, que están mostrando la existencia de discursos críticos con el régimen político (Rojas, 2011: 195). Es decir, los cambios o el interés reformista observado desde la cúpula del poder político refleja, como afirma Rafael Rojas, una dinámica más plural de la esfera pública: Publicaciones como El Nuevo Herald o Encuentro de la cultura cubana, que por varias décadas fueron los referentes de opinión de los in84 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte telectuales exiliados, en muy pocos años han dejado de serlo o se han incorporado a esta complejísima red, en la que los consensos, sin estar ausentes, son menos tangibles (Rojas, 2011: 196). del “hombre nuevo” al consumidor moderno No puedo seguir intentando ser como el Che, heredar la pureza de Camilo, poseer la valentía de Maceo, el arrojo de Agramonte, el coraje de Mariana Grajales, el espíritu aún errante y creativo de Martí, el estoico silencio de Celia Sánchez; mi proeza es sencilla: sobrevivir en esta isla, evitar el suicidio, aguantar la culpa de mis deudas, la casualidad de estar viva […]. Wendy Guerra, 2008, pp. 9 y 10. La idea de “hombre nuevo”, como tipo humano ideal en periodos históricos marcados por las rupturas con el pasado, no es singular de la Revolución cubana, sin embargo, en ella se hizo presente para resaltar el alejamiento con el régimen precedente del militar Fulgencio Batista. Ideal, con molde masculino, respaldado con la construcción de imágenes y discursos destinados a reconfigurar al ciudadano naciente tras el hecho revolucionario.3 Un modelo de hombre nuevo que se conformó en “fuente de integración y cohesión social que aseguraba al gobierno lealtad, orden y legitimidad” (Bobes, 2015: 117). 3 Véase el tratamiento de la relación entre fútbol y masculinidad en el prólogo de Héctor Rivero al libro de Árpád Csanádi, inicialmente publicado en 1966 y con dos ediciones posteriores (2005-1974). El “tan viril deporte” es practicado por “los futbolistas […] valientes y belicosos”. 85 fútbol en cuba Si la Revolución cubana asumió su papel de reflejo y condensación de la nación, el héroe, como afirma Velia Cecilia Bobes (2003: 25 y 26), se estableció en el arquetipo de hombre para inducir “una moral donde la identificación con la patria significa la redención y el sacrificio por los demás”, en claro antagonismo con el individualismo expresado por el consumismo moderno del capitalismo: “El hombre nuevo era austero, colectivista, solidario y patriota, a diferencia del migrante, que era consumista, individualista, egoísta y apátrida” (Dilla, 2015: 92). Es decir, “en el nuevo código la austeridad y el ahorro pasarán al lado positivo y el consumo suntuario al negativo” (Bobes, 2003: 26). Por ende, antes del Periodo Especial el consumo en la sociedad cubana era, en general, más homogéneo, con una “estandarización regulada” que se confronta con el visualizado en la actualidad, y que resulta antagónico al igualitarismo y al considerado estilo de vida revolucionario (Bobes, 2015: 126-131). Para comprender estos cambios no sólo deben tomarse en cuenta los propiciados por el Estado, sino aquellos reflejados en los nuevos estilos de vida que emergen en la isla, ya sea por conocimiento o mimesis de lo que ocurre en el exterior; una cuestión en la que colabora el contacto con el turismo y, sobre todo, los parientes emigrados al extranjero, principalmente a Estados Unidos (Eckstein, 2007: 371): Los familiares en el extranjero y sus remesas indujeron un remedo del materialismo de Miami que indujo a los isleños a anhelar los dólares para mucho más que la subsistencia básica […]. Para comienzos de los años 2000, el conocimiento en Cuba de los nombres de marcas americanas se había vuelto el más alto entre los países de habla no inglesa. Cualquier residuo de la visión utópica del “Ché” Guevara del “hombre nuevo” que trabajaba por el bien de la sociedad, fue relegado al desván de la historia (ibid.: 370). 86 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte Rubén Gallo (2017: 76), como si la expresión fuera del dramaturgo Antón Arrufat, señala que lo que ocurre hoy en la isla se asemeja a lo sucedido a finales de los años cincuenta; en aquel momento “se sentía que era el fin de una época y el comienzo de algo nuevo que nadie sabía muy bien qué era”. Novedad constatable con la “desconfiguración del modelo del hombre nuevo socialista” y “el comienzo de la reconfiguración de un nuevo modelo de sociabilidad instituido a partir de nuevos valores, criterios y prácticas” (Bobes, 2015: 118): La desconfiguración del “modelo socialista del hombre nuevo” puede apreciarse en la emergencia de fenómenos muy diversos, entre los cuales merecen destacarse la aparición de nuevos sujetos económicos (empresarios extranjeros, cuentapropistas), la potenciación de la diferenciación de los consumos, el regreso de fenómenos “del pasado” como la pobreza, la prostitución, etcétera (ibid.: 120). En consecuencia, hoy en día el igualitarismo como ideal rector de la sociedad queda arrumbado por el éxito y la prioritaria obtención de recursos económicos, algo que se relaciona básicamente con el “empresario exitoso” y el “trabajador independiente del Estado” (Bobes, 2003: 34). Fractura significativa con los principios revolucionarios y que se presenta como alternativa de las representaciones de la sociedad, ejemplificadas en la posibilidad diferenciada de acceder al consumo (ibid.: 34). Ello conduce a que algunos cubanos tengan estándares de bienestar económico superiores a los de la media de la población, al mismo tiempo que plantea fisuras sociales expresadas en “recelos, las envidias, la rabia y el resentimiento” (Gamboa, 2016: 47). Tendencia a la “desproletarización” que ha hecho crecer al sector privado y priorizar la libertad de elección; cambio de “uni87 fútbol en cuba versos simbólicos” y también de las “solidaridades” sociales y los estilos de vida (Bobes, 2015: 122-130). Realidad perceptible analizada, también, a través de parámetros psicológicos, en especial entre las nuevas generaciones, para mostrar la modificación de valores admirados previamente y expresados por la propaganda oficial, como lo eran el “talento, la capacidad o la pujanza” (de Miranda, 2003: 55). “Los sueños de los más jóvenes, y sobre todo de los niños, están cambiando” (Gamboa, 2016: 216), por tal motivo, acceder al consumo sustituye, aunque sea violando “normas morales y jurídicas”, todas las características de la heroicidad patriótica al servicio de la sociedad. Hoy se privilegia la individualidad al servicio de la “subsistencia y conservación” (de Miranda, 2003: 59): Así, ha ido ganando terreno el individualismo, marcado por la necesidad de sobrevivir en un medio hostil donde sólo se busca “el aquí y el ahora”; es decir, una vida carente de un proyecto con vistas al futuro, un futuro incierto y un presente que se define por la inmediatez y que se expresa a través de acciones como “resolver”, “buscar”, “conseguir”, etcétera (ibid.). La lógica de esta situación, llevada al campo de la elección individual y de la eficacia práctica, aparece en la preferencia de lo privado por delante de lo público. En definitiva, “lo que de verdad funciona, es particular, privado” (Prieto, 2017: 173): “la proteica realidad de lo privado, de los minihoteles, de los restaurantes con dueños, de los gimnasios de moda, de las piscinas que los emprendedores, todos con danesas de oro al cuello” (ibid.: 185). Críticos y simples observadores de la cotidianidad cubana actual perciben el creciente deterioro de aquellos logros que hicieron enorgullecerse a la Revolución cubana como fueron la medicina, 88 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte la educación y el mismo deporte (de la Cuesta, 2012: 105), con un nítido ejemplo en la reducción de la matrícula en Educación Superior en los últimos años (de Miranda, 2003: 57 y 58). Propensión que evidencia el poco interés en la formación académica y profesional y el consecuente problema para el futuro personal de las nuevas generaciones. Por lo tanto, el aprendizaje del servicio a la nación parece diluirse ante el avance del anteriormente criticado materialismo: […] en estos años aparecen también grupos de personas que se auto-organizan con otras percepciones –en la capital al menos–, pues se percatan en cuánto la sociedad cubana estaba cambiando a causa de las insatisfacciones materiales y espirituales, y de cómo el comportamiento de la mayor parte de la población comenzaba a ser distinto al acostumbrado: el respeto y la solidaridad usuales se habían permutado por el frecuente atropello –abrirse paso en la cotidianidad a base de “empujones”, procediendo sin miramientos, siendo desconsiderados hacia el otro, y en muchas ocasiones haciendo abuso del pequeño poder que se tiene en las manos–, en aras de las soluciones individuales (Cano, 2019: 128). El “tabú acerca del consumismo” se ha dejado atrás para convertirse en motivo de alardeo acceder al consumo de productos y marcas (Eckstein, 2007: 371 y 372). Alcanzar recursos para la compra de bienes procede de la casi obligada repartición de ganancias obtenidas por los parientes emigrados, los nuevos héroes (ibid.: 374-378), y por los beneficios del turismo y la economía informal. Antes de que acabara el siglo xx, el acceso a dólares aumentó el consumo, y su deseo, una cuestión que incluso ha quedado marcada como idea en el lenguaje vigente que nombra las tiendas como “las shoppings” (Vázquez Montalbán, 1998: 39). El acceso a recursos económicos, y los permisos gubernamentales, también 89 fútbol en cuba permite a cubanos salir de la isla con destino a países cercanos para comprar productos posteriormente revendidos en Cuba. Para ello incluso reciben el apoyo de familiares o amigos que, sin contar con recursos para compras, son utilizados como “mulas” para incrementar el volumen de mercancías adquiridas en el extranjero. Si la visión del emigrante se ha modificado de manera radical, lo mismo puede decirse de la propia idea del trabajo: “Más se consigue ‘por la izquierda’ (comisiones, coimas y toda clase de arreglines que funcionan por los bordes de la institucionalidad) que desempeñando un oficio de manera obediente” (Fernández, 2017: 91 y 92). Las jóvenes generaciones, nacidas tras el Periodo Especial, representan el más claro arquetipo de esta nueva forma de afrontar la cotidianidad (Domínguez, Rego y Castilla, 2014); ellos son quienes han nacido o crecido “en medio de una erosión importante del monopolio del Estado sobre sus vidas. Batallando […], con una incipiente economía tan mixta como sus referentes ideológicos, sus temáticas o su biografía” (de la Nuez, 2017: 105 y 106). En su novela Herejes, aunque no es en la única, Leonardo Padura describe a uno de sus protagonistas. Es el ejemplo del empresario semiclandestino de la isla y que sólo se preocupa por la obtención de recursos económicos, como “un ejemplar del catálogo del Hombre Nuevo supurado por la realidad del medio ambiente: ajeno a la política, adicto al disfrute ostentoso de la vida, portador de una moral utilitaria” (Padura, 2015: 23). El hombre nuevo de la Revolución cubana resulta engullido por novedosos intereses protagonizados por ese personaje liminar de Padura, caracterizado por su utilitarismo. A él se le unen otros colectivos, como son los menores de 20 años, identificados como “tribus urbanas”, obstinados en ser “como ellos decidieron ser y no como les dicen que tienen que ser” (ibid.: 353). Los herejes, en esa narración de Pa90 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte dura, se extienden con la aparición de nuevos creyentes merced a la creciente oferta religiosa en el país; opciones espirituales para cubanos hastiados de “una existencia que se les hacía mierda entre las manos” (ibid.: 406). Personas que “ya habían perdido hasta los mismísimos sueños” (ibid.: 390 y 391). Una existencia innombrable, por prohibida durante lustros, pero que ya expresó el poeta Heberto Padilla, a quien en 1968 se le otorgó el premio de poesía “Julián del Casal” por parte de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (uneac). El poemario se llamó Fuera de juego, un título de resonancias futbolísticas, y que causó la reacción del establishment cultural cubano, con el posterior encarcelamiento de Padilla, en marzo de 1971, por contrarrevolucionario y bajo la acusación de efectuar “actividades subversivas”. Tres meses después abandonó la cárcel para renegar de sus obras y de sus ideas a través de la conocida como Autocrítica. Su arrepentimiento no significó una vida fácil tras abandonar el reclusorio, aunque lograra dejar el país con destino a Estados Unidos gracias a la intermediación del senador norteamericano Edward Kennedy. La analogía futbolera del título del poemario se enmarca en la desazón provocada por una Revolución que no logró cubrir las expectativas de muchos cubanos, aquellos que originalmente estuvieron convencidos de ser los “hombres nuevos”. Hombres muy distintos en el poema de Heberto Padilla y que despertaban de un sueño: Los hombres nuevos Cuando los últimos disparos resonaban en el turbio canal, y a través de los vidrios deshechos se empezaba a borrar el humo negro; 91 fútbol en cuba miramos, anhelantes, sin advertir siquiera que junto a la caserna abandonada, bajo los parapetos corroídos por la sangre y la lluvia, ellos habían crecido (sus ojos y sus manos y sus pelos) y salían gritando hacia el jardín desierto: “¡La vida es este sueño! ¡La vida es este sueño!” Pero la vida, ¿era este sueño? ¿De verdad que pensabas en serio, mi viejo Calderón de la Barca, que la vida es un sueño? Queda de ese sueño del “hombre nuevo socialista”, como imagen reflejada en un espejo cóncavo, la persistencia de la masculinidad; hoy en día derivada hacia formas machistas, sobre todo entre los más jóvenes. El “machismo-leninismo de nuestros líderes históricos” (Guerra, 2017: 170), de “esta patria machista-socialista” (Padura, 2018: 25), persiguió la homosexualidad tras la Revolución cubana; un posicionamiento suavizado en el mandato del presidente Raúl Castro. Sin embargo, ello no significa que los intentos de liberalización de la diversidad sexual tengan un eficaz reflejo en la sociedad, como se ejemplifica con las críticas comunitarias, y de las adscripciones religiosas de la isla, a las transformaciones de la Constitución impulsada por el presidente Miguel Díaz-Canel. El resultado fue que el matrimonio gay, propuesto en el primer borrador de la mencionada Constitución, se retirara antes del referéndum al que fue sometida la máxima ley del país. Para la narradora Wendy Guerra (2017: 168) los jóvenes tienen una “conducta generalmente machista, dura, correctiva, a veces grosera […]: los golpes dentro de lo que puede ser el lúdico len92 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte guaje erótico van sustituyendo a la ternura, y pasamos gestualmente de la caricia al gaznatón en una noche”. En definitiva, para la escritora la “vulgaridad” y “la cultura del reguetón” se han instalado en la cotidianidad de un “país que parece ser otro en la corta distancia de una década” (ibid.: 168). el turismo, otro motor de cambio Consecuentemente, la multiplicación de las estrategias familiares de supervivencia y elevación de ingresos aparece como un rasgo clave para entender la reestratificación social en Cuba. Mayra Espina, 2008, p. 141. Interpretar el papel del turismo en la sociedad contemporánea, junto al de sus actores, se ha convertido en un extenso debate teórico, y no siempre fácil de condensar. A pesar de esa avalancha de información, un denominador común se encuentra en la idea de que el turismo modifica, de alguna forma, las regiones y a los pobladores que reciben y tratan con los visitantes foráneos (Santana, 1997: 69-71). Certeza más notoria en territorios insulares, dada su “situación estructural de ‘fragilidad’” (Simonicca, 2007: 34). En la Mayor de las Antillas el turismo fue “prohibido por diversionismo ideológico” durante años (Valdés, 1998: 26), aunque hoy resulta un tema emergente de investigación dada la significación que ha tomado en las últimas décadas. Un hecho del que el fútbol es partícipe, puesto que su vocabulario y los signos futbolísticos suelen ser compartidos entre turistas y nativos para convertirse en claves para la interrelación. 93 fútbol en cuba Cuba, más allá de sol, playa y fiesta, se significa como un destino de turismo cultural. Junto al exotismo, la tradición y la autenticidad son elementos de referencia para su promoción. Un “parque temático de la Guerra Fría”, como lo llamó Antonio José Ponte (2007: 67) para resaltar cómo los valores políticos del régimen revolucionario se han expuesto por doquier, gracias a museos y una imaginería constante que, desde otra perspectiva, también “marca la entrada a una etapa Disney” (Prieto, 2017: 185): “El turista sale de la ciudad antigua tan borracho de ideología como de ron. Allí se expende el alcohol del mismo modo que se expende historia patria” (Ponte, 2007: 179). Opiniones sin sentido si no se tomara en cuenta, como ya se mencionó, que la grave crisis tras la caída de la Unión Soviética provocó reformas que han ensalzado al turismo hasta convertirse en un rubro imprescindible para la captación de divisas e inversiones mixtas (Gjelten, 2009: 390; Rodríguez y Villar, 2012: 192): […] un creciente turismo que nos visitaba como al Zoológico, pues éramos unos de los pocos países que aún declaraban ser socialistas, y la llegada de visitantes se incrementó, para ver de primera mano la realidad cubana. Muchos no paraban de preguntar: ¿cómo sobreviven? o el ¿por qué sí o por qué no, esto o aquello? En esos momentos el uso continuado y abusivo de montar bicicleta para realizar actividades como trabajar o estudiar, mantuvo a muchos en los límites corporales de peso. Fuimos dignos de ser exhibidos, tan flacos de montar bicicletas, mal alimentados y declarando diatribas sobre la Revolución Cubana, que nos convertimos también en una gran atracción, y qué más cercano al turismo que las posibles ofertas de servicios y manufacturas, para sostener la economía del nativo, las que se convirtieron en ocupaciones populares. Cabe agregar que los visitantes también eran interrogados por los nativos, deseosos de conocer cómo se movía el mundo, pues el flujo de 94 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte información “hacia dentro” era poca y nos sentíamos desactualizados (Cano, 2019: 125). Solución de muchas familias para lograr ingresos inconcebibles si las percepciones provienen del Estado cubano. En definitiva, lo que había sido uno de los signos negativos para criticar a los gobiernos que precedieron a la Revolución cubana, hoy se erige en referente, incluso diversificado con publicidad por el propio Estado. De este modo, en los alrededores del aeropuerto José Martí de La Habana, y otras ubicaciones de la capital cubana, se promocionan playas junto a las ventajas de revisiones y tratamientos terapéuticos, es decir, el conocido como turismo médico. Igualmente, los supuestos cambios que se iban a producir en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba dieron pie a pensar en el incremento del turismo mundial hacia la Mayor de las Antillas; forma de aumentar su pib (Domínguez, 2007: 15). Empero, no en todos los casos el turismo es observado como una opción para el desarrollo futuro de la “isla-paraíso” (Monreal, 2007: 135145), en especial porque en la actualidad muchos sectores de la población carecen de sus beneficios. Los centros de vacaciones que siguen el modelo de los países con amplia historia de servicios turísticos, con la delimitación de territorios propios para los visitantes (Canestrini, 2009: 106), se unen a ciertos lugares, como la capital de Cuba, La Habana, y sus sitios representativos. Así, como ocurre en otros territorios con historia de monocultivo, esa forma de creación de riqueza en la actualidad parece centrarse en el turismo (Osborne, 2017: 270). Si el turista pionero se comportaba como un peregrino, en palabras de Byung-Chul Han (2018: 61), el nuevo turista, para el pensador coreano, es un turista hipercultural que “se mueve de un aquí hacia 95 fútbol en cuba otro aquí”, donde rara vez se aleja de las comodidades que puede tener en su hogar. Tal vez esa no sea todavía la condición turística de Cuba, puesto que los cambios observados en los últimos años no impiden que los visitantes busquen una cierta incursión al pasado, al mundo perdido, muy tangible con las dificultades para comunicarse hacia el exterior de la isla. Ejemplo sobresaliente del mercado global al facilitar la comercialización de un sinnúmero de productos y servicios, el hecho turístico responde a una lógica asimétrica de relaciones entre turistas y locales (Prats y Santana, 2005: 12-14). El “Homo turisticus”, ese ser humano del fenómeno más relevante de la “contemporaneidad” (Canestrini, 2009: 13-18), es el arquetipo de la economía globalizada. A pesar de ello, el turismo se erige como una oportunidad para dar respuestas creativas desde los países y pobladores receptores debido a la heterogeneidad propia de los contactos establecidos (Hernández Armas, 2005: 95). Cuba, por lo tanto, no está ajena a esas relaciones ni a ser parte, tampoco, del planeta convertido “en una instalación turística” (Osborne, 2017: 13). Hoy en Cuba, como ha ocurrido y sucede en otros lugares del mundo, el “cosmopolitismo” y la “modernidad” se hacen presentes más allá de las supuestas purezas culturales, y en esos tránsitos no debe desdeñarse el papel del turismo (Lagunas, 2005: 154 y 155): La imagen de un antiguo Chevrolet con un paisaje tropical como trasfondo se ha convertido en parte de la iconografía turística de un país que, como Cuba, ha encontrado en la “industria del ocio” un poderoso mecanismo de modernización (Monreal, 2007: 117). Si la economía turística hoy mercantiliza la experiencia, porque se suele comprar con dinero (Osborne, 2017: 267), esa misma situación ha facilitado la comparación entre las condiciones de 96 ii. comPetir Por “resolver”: mudanzas más allá del dePorte vida dentro y fuera de la isla (de Miranda, 2003: 61). Tal particularidad, manifiesta para cualquier visitante extranjero a la Mayor de las Antillas, es en sí una ocasión de interacción comunicativa, como también lo es, sobre todo entre varones, las referencias al fútbol que se desarrollan en el país de origen del turista. En definitiva, el turismo no tiene la exclusividad ni es, con seguridad, el factor principal para la extensión del interés por el fútbol en Cuba, sin embargo, es un agente más del intercambio entre ciertos turistas y cubanos, al mismo tiempo que consolida la percepción local de la envergadura que el balompié tiene en Europa y en la mayoría del continente americano. Magnitud que tiene su contraparte en la organización institucional y en la práctica futbolística que se viven en la isla. 97 iii. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero Conde sonrió, apartó el libro lijado y buscó otro. Recordó que Yoyi era un fanático de la lectura de las páginas deportivas de los periódicos, donde siempre se hablaba de ganadores y perdedores, la única división válida, según él, entre los pobladores de la Tierra. Leonardo Padura, 2016a, p. 46. Los observadores extranjeros y los propios cubanos perciben con facilidad el crecimiento de símbolos del fútbol europeo en la cotidianidad cubana, una cuestión que aflora al pasear por cualquier calle de la isla, y en especial en la capital cubana. Hecho similar al ocurrido en otros lugares del planeta y cuya existencia parecía impensable hace algunos decenios. Camisetas, banderas en balcones y establecimientos públicos, escudos en taxis o en forma de tatuajes forman parte del paisaje cotidiano de cualquier día, aunque se incrementan cuando existe algún partido fundamental del calendario mundial, como es el clásico enfrentamiento entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid, equipos que dividen a la gran 99 fútbol en cuba mayoría de aficionados al fútbol en Cuba, aunque no son los únicos equipos europeos seguidos. Una circunstancia que ha llevado a afirmar que “En Cuba el deporte nacional es el fútbol internacional”, un “icono posideológico en un país de ubicua simbología política” como lo señaló Pablo De Llano (2015). Imagen que había anticipado Iris del Castillo (2011) al decir que la “historia reciente del fútbol en Cuba es la historia de una divergencia de acusado trasfondo político con el hermano déspota del movimiento deportivo cubano: el béisbol”. Realidad manifiesta en la identificación de un deporte, el béisbol, con la nación y que ha empezado a ser tema de debate deportivo y político dentro y fuera de sus fronteras (Grenier, 2017). Reflejo de una controversia emocional, en palabras del narrador Leonardo Padura, quien muestra, en casi todas sus novelas con pesadumbre, la existencia del béisbol en Cuba como evocación y anclaje identitario de un mundo que se desvanece. Una pelota que se difumina bajo la emergencia de otros deportes como el fútbol: Hace unos pocos días, una tarde esplendorosa de junio, pasé por la Ciudad Deportiva y recordé con nostalgia aquellas mañanas juveniles de empeños beisboleros. Pero tras la nostalgia llegó el dolor cuando vi que los terrenos de béisbol antes tan disputados, ahora, además de físicamente deteriorados, estaban casi despoblados, mientras en otros espacios se desarrollaban varios partidos de fútbol (Padura, 2014b). La fiebre futbolera está instalada en Cuba. Tesitura que para el novelista habanero sobrepasa lo deportivo, aunque exista una lógica influencia de las transmisiones deportivas televisadas. En ellas el fútbol no cuenta con las cortapisas del béisbol, deporte restringido en la pantalla por su costo y especialmente si en el diamante 100 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero participan cubanos que huyeron de la isla. Ello significa algo más que un problema deportivo: El resultado de esta coyuntura va siendo preocupante —al menos para mí— desde el punto de vista deportivo y cultural. Deportivo porque cada vez son más los jóvenes que se decantan por practicar asiduamente el fútbol mucho más que la pelota. Cultural porque ese fenómeno de cambio de preferencias deportivas implica también una modificación en el imaginario cultural nacional, que por más de 100 años estuvo intrínsecamente ligado a la práctica del béisbol, hasta convertir ese “juego” en parte esencial de la identidad cubana (Padura, 2014b). De esta manera, la preocupación de Leonardo Padura va más allá de la práctica deportiva para situarse en la nostalgia de una identidad cubana, a la que tampoco considera “inamovible”. Más bien, entiende que existe un cambio en la “estructura cultural” que se inclina por los consumos masivos convertidos en espectáculos (Padura, 2014b); expresados en la conversión de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, y otras estrellas futbolísticas, en referentes, ídolos de los niños que patean improvisadas pelotas en cualquier rincón de la isla. Reflexión personal, escrita desde la reconocida añoranza, que se incrusta en variaciones éticas y del vivir cotidiano coincidentes con el “olvido de una mitología nacional construida a través del béisbol” (ibid.). rivalizar béisbol y fútbol Para iniciar […] lo mismo veía a gente con ropas muy trajinadas y miserables que a jóvenes vestidos con jeans y camisetas brillantes de última moda, incluidas las reproducciones del 101 fútbol en cuba Real Madrid y el Barcelona que ahora se veían por toda la ciudad. Leonardo Padura, 2018, p. 159. Las precedentes reflexiones de Padura, nacidas del compromiso personal con la pelota, se inscriben en un debate público constante en la isla. Los ejemplos son ingentes, pero un texto aparecido en Cachivache Media, un medio digital dirigido, según sus creadores, a los millennials cubanos, es representativo de esta tendencia. Aliet Arzola (2016) reflexiona sobre béisbol y fútbol en la Cuba actual para destacar que la historia beisbolera del país, además de sus triunfos, no puede ser opacada por las “cientos de horas mensuales” de transmisiones de fútbol televisado: Desde este punto de vista, la franja entre béisbol y fútbol en Cuba es inmensa, y pienso que debe seguir creciendo, pues si bien la pelota atraviesa un lapso de retroceso, el balompié se encuentra detenido en el tiempo, viviendo de una suntuosa pero lejana historia, y de la transmisión de los partidos de Barcelona, Real Madrid, Bayern de Munich, Stoke City y cuanto club aparezca en el planeta (ibid.). Su posición, muy cercana a la de Leonardo Padura, transmite la idea de que el fútbol “gana enteros en Cuba y marcha camino a desplazar por completo al pasatiempo nacional, sumido en una crisis deportiva y mediática” que es propia de otros países con tradición beisbolera como Estados Unidos y Japón (ibid.). Las loas al deporte nacional cubano se dirigen más allá de su carácter de espectáculo y “patrimonio cultural”, y ante un fútbol que “nos embutimos” y se sigue a través del canal público de deportes, Tele Rebelde, “por un precio ínfimo”. El béisbol se entiende como un 102 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero escudo defensor del propio ser cubano, esencialidad amenazada por una contraparte, el balompié, leído como nueva colonización: Estos productos los consumen todos, desde los más jóvenes hasta otras personas que nunca se habían interesado por el fútbol y ahora están atrapados por el fenómeno mediático que rodea a Messi, Cristiano Ronaldo y al resto de jugadores y equipos más populares del mundo. La televisión cubana transmite hasta diez choques del más universal en una semana. El sábado puedes toparte con una maratón de tres o cuatro pleitos de máximo nivel, cuando hay un hueco aparece también cualquier partido, el que menos sospeches, y ni rastro de emisiones beisboleras, solo algunas pinceladas ocasionales […] Todos estos detalles hacen que cada vez la afición deportiva se sienta más atraída por el consumo (que no práctica) del fútbol, incluso los propios peloteros, que viven en los dogouts de la Serie Nacional la asfixiante rivalidad entre Real Madrid y Barcelona. Muchas veces, debajo de las chamarretas de Industriales y los Tigres de Ciego de Ávila podemos encontrar camisetas de Neymar o James, por increíble que parezca (ibid.). Entre ciertos sectores de la población, en especial los nacidos antes de la caída del Muro de Berlín, el béisbol sigue siendo el deporte nacional, condensación de lo cubano a pesar de la presión ejercida por el fútbol e, incluso, del gusto que esos mismos defensores de la pelota muestran por el emergente balompié. Ese es el caso de un chofer de 53 años: Opino que el béisbol como insignia nacional de Cuba se mantiene fuerte, y cada día con nuevas expectativas, y aunque internacionalmente haya bajado su nivel de rendimiento, existe una mejor preparación de los peloteros y un gran apoyo del equipo técnico y de sus seguidores […]. El futuro del béisbol cubano está escrito, nuestros equipos son ganadores por excelencia y van siempre hacia adelante, y es un hecho que va a 103 fútbol en cuba ocupar nuevamente el lugar que le corresponde en el mundo delante de los equipos internacionales. Comencé a aficionarme al fútbol luego de que mis hijos comenzaron a crecer y querían que jugara con ellos, fui conociendo y viendo los juegos en televisión, además, todas las tardes los acompañaba al campo de juego y practicaba hasta tarde. De eso hace ya más de 10 años, y hasta ahora soy aficionado a ese deporte y por ellos me animé a seguir cada partido en televisión […]. Mis hijos han adquirido la pasión por el fútbol en la escuela y con sus grupos de amigos, y fueron ellos los que me contagiaron su pasión por este deporte (entrevista a Alexander Rodríguez Saname, Caimanera, provincia de Guantánamo, 30 de marzo de 2018). Ese tipo de discurso que, ante cualquier circunstancia, coloca al béisbol como el deporte representativo de la nación, también puede estar presente entre las jóvenes generaciones: “la pelota ha mermado grandemente en los resultados obtenidos en los últimos años, pero no deja de ser nuestro deporte nacional” (entrevista a Ekliovis Cala, Baracoa, provincia de Guantánamo, 21 de abril de 2019). Cubanet, diario digital editado desde el estado de Florida (Estados Unidos), también se ha hecho eco del creciente papel del fútbol en la sociedad cubana, y así lo expresó uno de sus habituales colaboradores, Ernesto García Díaz, al afirmar que tanto el béisbol como el fútbol acaparan las pasiones de los jóvenes cubanos, aunque en los años cercanos es el balompié el que prevalece: De ahí que en el país sus fanáticos sigan al Real Madrid, el Barcelona FC, el Atlético de Madrid, el Betis, o, a sus jugadores, Cristiano Ronaldo, Leo Messi, Karin Benzema, Iniesta, Neimar, entre otros; así como ejecuten sus juegos en el terreno al estilo de sus propios ídolos (García Díaz, 2014). 104 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero Esta percepción de un fútbol en crecimiento y que devora al béisbol es denominador común en crónicas recientes sobre la isla, como la expresada por un exiliado durante 37 años cuando conversó con jóvenes cubanos en una peluquería habanera: “[…] les pregunté si no seguían el béisbol. La respuesta fue unánime: “¡Naaa! La pelota en Cuba no sirve pa’ná, ya nadie ve pelota aquí. Los buenos se van y hasta un conjuntico de pencos universitarios de la Yuma le ganan al equipo nacional” (Díaz de Villegas, 2019: 94). Similares respuestas se registraron entre personas entrevistadas en la isla. En esas conversaciones se hace hincapié en el quiebre generacional, al mismo tiempo que se agregan otros aspectos como el deterioro de la calidad del béisbol por las condiciones de formación: Sí existe un enfrentamiento de alguna manera entre béisbol y el fútbol, porque las viejas generaciones vivieron los grandes momentos del béisbol cubano, y los jóvenes hemos vivido la generación de Messi y Ronaldo –lo cual hace que nos identifiquemos mejor con el fútbol. Esto causa a veces discusiones entre los aficionados. No veo mucho futuro en el béisbol cubano, creo que, si se permite jugar en otras ligas de mayor nivel, quizás aumente la calidad (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril de 2019). Actualmente existe un enfrentamiento entre el béisbol y el fútbol en Cuba, ya que a pesar de que el béisbol es el deporte nacional y tiene muchos seguidores, la juventud se inclina hoy día más por el fútbol; y es éste el que practican día a día en todo el país […]. El béisbol cubano como deporte nacional cuenta con una opinión pública muy aceptable y a pesar de que ha decaído internacionalmente contamos con excelentes peloteros y muy buen equipo técnico, pero hace falta elevarlo a nivel internacional, llevando peloteros a ligas foráneas para desarrollar estrategias para su mejoramiento y desarrollo (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 1º de abril de 2018). 105 fútbol en cuba No existe confrontamiento [sic], solo que el fútbol ha tomado espacio que antes no tenía, siendo un deporte que con menos recursos es de fácil ejecución, y atrae a los jóvenes como prioridad (entrevista a Ekliovis Cala, Baracoa, provincia de Guantánamo, 21 de abril de 2019). Recalcar la comparación entre las dos disciplinas deportivas, y el incremento del fútbol, llega a extremos como el de titular un artículo periodístico “Fútbol en Cuba, por encima del cadáver de Fidel”. Ello es revelador del enfrentamiento entre el deporte considerado histórico y propio de Cuba y la intromisión de una disciplina juzgada ajena al pasado y las representaciones de lo nacional. Por ello, es relevante que como contrapeso a las peñas futbolísticas que se prodigan en la isla se fundara, en agosto de 2013, la Peña Martín Dihigo. Asociación que cuenta con una página web convertida en foro para los comentarios que giran alrededor del béisbol: La Martin Dihigo es una Peña creada con el objeto social de debatir, polemizar, intercambiar informaciones, aumentar nuestros conocimientos, pero por encima de todo para hacer amistad, hermandad entre amigos de casi toda cuba unidos por la pasión que más nos gusta que es el béisbol. Compuesta por integrantes de 11 provincias del país que la hace única, ya que a través de la web es la mayor forma de interactuar entre los peñistas, aunque realizamos encuentros de forma física en provincias seleccionadas durante cada año, también la hace Única por la cantidad de equipos a seguir, al tener 11 de los 16 equipos de la Serie Nacional representados en nuestra peña.1 Junto a esta peña, otras páginas web han surgido para reivindicar el papel del béisbol, como llevan tiempo efectuándolo los 1 En https://martindihigoelmejor2013.cubava.cu/ (fecha de consulta: 19 de noviembre, 2019). 106 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero interesados en el fútbol en la isla. Ese es el caso del sitio “Pelota Cubana”, quien dice de sí misma que “[…] sigue a nuestros paisanos en todas las ligas del mundo. Cubrimos a los cubanos en la mlb, Liga Nipona, Taipei, Corea, las Ligas Mexicanas, y las Ligas Invernales”.2 La capital del país que, según Zoé Valdés (2015: 37), “tiene forma de un cuadrado como si fuese un gigantesco terreno de béisbol, aunque de forma irregular, o un cuadrilátero de boxeo”, tiene cada vez más “niños pegando patadas a un balón por las calles de La Habana y Santiago”, dice Rafael Ramos (2017). Preocupación reflejada por Aitor Lagunas (2012), quien aprovechó una encuesta efectuada entre los oyentes de la habanera Radio Coco para reflexionar sobre la irrupción del fútbol en Cuba. De los 2000 participantes, 43.5 % indicó que había seguido el partido entre el F.C. Barcelona vs. Real Madrid que le permitió ganar la única liga a José Mourinho durante su estancia como entrenador del equipo de la capital española. Ante ello se ubicó 18 % que prestó atención al Cuba vs. Estado Unidos de la Copa Mundial de Béisbol. Sin tomar en cuenta la cientificidad de la encuesta, las diferencias porcentuales son indicativas. En definitiva, tanto en Cuba como en otros países donde el béisbol ha sido parte de la construcción deportiva nacional, como es el caso de Venezuela, la oferta televisiva que incluye el balompié del continente americano, pero sobre todo del europeo (Morenilla, 2015), está dando un vuelco a los gustos deportivos, en especial en las jóvenes generaciones. Condición imposible de disociar del constante crecimiento del sector industrial asociado al deporte, y en el cual los artículos propios de las distintas disciplinas se convierten en elementos comunicativos, 2 En https://pelotacubanausa.com/ (fecha de consulta: 18 de mayo, 2020). 107 fútbol en cuba un innegable capital simbólico para establecer integraciones y diferenciaciones (Levet, 1988: 151-160). En la misma línea, medios de comunicación y blogs especializados en la isla muestran esas inquietudes que rivalizan el tradicional béisbol y el emergente fútbol. Algo confirmado por Carlos Tabares, en 2014 capitán del más galardonado de los equipos de béisbol del país, El Club Industriales, cuando señaló que “se está jugando más fútbol que béisbol en las calles” y ello “podría debilitar al béisbol”. Opinión compartida por el conocido comentarista de fútbol televisivo, Renier González, quien afirmó que “los jóvenes cubanos están viendo en la televisión el mejor fútbol del mundo, pero no el mejor béisbol del mundo”.3 Es decir, ya existe un discurso generalizado que sitúa al balompié como el deporte predilecto del público, en especial de los jóvenes televidentes, en contraste con la radical disminución del interés por visualizar juegos de béisbol, aunque sea internacional. El fútbol es, en particular para las nuevas generaciones, una disciplina deportiva que se práctica —en franco aumento— y se contempla como consumo televisivo de competencias internacionales, a pesar de que los partidos del campeonato nacional se transmitan en directo o diferido. Sencillamente, no despiertan interés para la mayoría de los cubanos: La diferencia que hay entre el fútbol cubano y el europeo es que los europeos juegan mejor que los cubanos […] y no veo el fútbol cubano 3 “El fútbol le discute la hegemonía al béisbol como nacional de Cuba”. En La Tercera, 16 de septiembre, 2014. En http://www.latercera.com/noticia/elfutbol-le-discute-la-hegemonia-al-beisbol-como-nacional-de-cuba/ (fecha de consulta: 22 de marzo, 2017). 108 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero en la tele porque no me gusta (entrevista a A. F., La Habana, 2 de noviembre, 2017). La diferencia que existe es que en el fútbol europeo hay mejor preparación en todos los sentidos […]; por eso no sigo al equipo de Cuba […]. No sigo los partidos del fútbol cubano porque me mortifico al mirar lo que hacen, no saben tocar la bola (entrevista a Ernesto Alejandro Guilarte, Baracoa, provincia de Guantánamo, 21 de abril, 2019). Entre el fútbol cubano y el europeo existe una gran diferencia en todos los sentidos, desde la profesionalidad, la calidad es incomparable, las condiciones. En todo el fútbol europeo es mucho mejor. Sinceramente no sigo a los equipos nacionales de fútbol […]. No sigo el fútbol cubano porque no tiene calidad, los césped [sic] están en muy malas condiciones, y eso dificulta mucho el trayecto de la pelota, no tiene buena organización, y muchas cosas que prefiero no señalar […] (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril, 2019). Existe gran diferencia entre el fútbol cubano y el europeo debido a que el nivel del fútbol cubano está muy por debajo del europeo, ya que está carente de técnica, de talento, de canchas de juego con la calidad requerida, y esto no le permite a los equipos cubanos alcanzar una mejor preparación […]. Aun así, siempre sigo a los equipos cubanos de la liga nacional y a las selecciones nacionales porque son la representación de mi país, tanto nacional como internacionalmente, constituyen un símbolo más del desarrollo deportivo cubano (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 1º de abril, 2018). Los anteriores ejemplos, y aunque en la última entrevista se incide en la importancia de seguir al balompié cubano por ser representativo de lo nacional, insisten en valorar la calidad y mejores condiciones técnicas del fútbol europeo para fundamentar las diferencias entre ambas ofertas de espectáculo futbolístico. Estas opiniones, muy próximas a la calificación de un producto en la economía de mercado, están generalizadas e identifican a las jóvenes generaciones de la población cubana; un marcador generacio109 fútbol en cuba nal si se desea (Feixa, 2003: 90), que se contrapone al criterio de los que vivieron el esplendor del béisbol. Por otra parte, la transmisión televisiva de las Copas del Mundo o de partidos de las ligas europeas, con especial énfasis en el clásico del fútbol mundial, F.C. Barcelona vs. Real Madrid, son considerados elementos fundamentales para esa transformación en los gustos deportivos de los cubanos (González, 2015).4 Y como ocurre en otros países, hogares, bares y hoteles se convierten en lugares donde consumir el fútbol, aunque ello represente un desembolso económico extra para la economía familiar. Escenas narradas en la prensa para señalar locales y hoteles (Mata, 2017), y que se repite en cada clásico español en distintos hoteles de la capital cubana y en diversos recintos del resto del país. Fiebre futbolera que hace crecer las apuestas, aunque estén totalmente prohibidas por la legislación cubana, y origina situaciones atípicas para La Habana: “durante el tiempo que duró el partido se produjeron milagros: se descongestionaron los ómnibus, algunos locales por cuenta propia cerraron y la gente se quedó pegada a la pantalla” (ibid.: 2017). De la misma manera, la sátira se ha hecho presente a través de poemas, como el que de forma abreviada se ofrece en estas páginas, para destacar la ascendencia del fútbol en la sociedad cubana en detrimento del deporte nacional: Todo el mundo se pregunta/qué pasa en nuestra nación. /La futbolera pasión/a la del béisbol se junta,/se han empatado, “son yunta”,/y la fie4 Véase, también, la entrevista a Daguito Valdés efectuada por Aliet Arzola en su Canal Digital Contra Reloj, “¿Pueden convivir el fútbol y el béisbol en el corazón de los cubanos?”, 30 de diciembre, 2020. En https://oncubanews. com/canaldigital/contra-reloj-pueden-convivir-el-futbol-y-el-beisbol-en-el-corazon-de-los-cubanos-podcast/?fbclid=iwar3xo9bkvlwqjvaiphetzefwcmry1kt0yt2bfgk4ibp8cvwzdot3mjwqclg (fecha de consulta: 5 de enero, 2021). 110 Clásico entre el F. C. Barcelona y el Real Madrid. Salón Solidaridad, Tryp Habana Libre Hotel, La Habana, 6 de mayo, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. fútbol en cuba bre no se agota.[…]/Qué gusta más actualmente:/¿el fútbol o la pelota? […]/Fallas en la trasmisión, /algún percance analógico, /algún virus tecnológico, /capitalista, de élite,/ metiéndonos por satélite,/“deportivismo ideológico”. […]/ ¿Ya han olvidado cuál es/el deporte nacional?/ En patios, parques, potreros, / entre impresionantes vistas, /ahora crecen futbolistas/en lugar de peloteros. […]/ ¿La Champions league? Nuevas metas […]. / Messi va a meter “gol-ron”, /se ve venir hace rato. […]/El béisbol: “Deporte Rey”/ El fútbol: negocio, asombro/ El béisbol: fracaso, escombro/ El fútbol: hobby cubano. […]/ Sí. Ya nada será igual/ El beisfut se va imponiendo/ La pelota va cediendo/como pasión nacional. […]/Cuba hierve bajo el sol/ Son, tabaco y madridismo/ Sol, playa y barcelonismo/ Música, fútbol y alcohol/ Cuba entera grita: ¡Goooooool! […]/Si esto sigue así, señores, /nuestro team Cuba se inscribe/no en La Serie del Caribe/si no en la Libertadores (Díaz-Pimienta, 2017). Referencia en clave de humor que demuestra esa ebullición del fútbol espectáculo, pero que no obvia la conciencia de la pésima situación institucional que vive el balompié en la isla, ya sea por la escasez de practicantes con licencia, la baja preparación técnica de los jugadores y, por supuesto, por la desatención de la Federación de Fútbol Cubano. Críticas internas o producidas desde los medios de comunicación de Miami donde se revela una situación conocida y repetida, la poca competitividad del fútbol nacional y el descuido en la formación de jugadores y adecuación de instalaciones, en las que seguramente el ejemplo más claro lo representan los estadios de la capital del país. fútbol nacional en el entramado mundial El crecimiento del fútbol practicado de manera informal brota por doquier en la isla, como cualquier observador mínimamente 112 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero avezado percibe en calles y campos. Eventualidad que incluso se describe con sorna, como lo hace Yoni González: 1. El “Gordito” siempre es el portero, sin discusión. Ayuda a cubrir más la portería y como no corre mucho no es apto para ser delantero […]. 4. No hay árbitro, se discute cada un minuto para decidir una jugada o falta. 5. No hay fuera de lugar. El delantero puede sentarse a conversar con el portero contrario y esperar su bola de gol. 6. Si el dueño del balón se encabrona, se jodió todo, se acaba el partido, y el dueño se lleva el balón, y todos lo miran con mala cara y le gritan: “Métete la pelota por el C…” 7. Los dos mejores no pueden estar en el mismo equipo, ellos son los que escogen siempre, vienen siendo Cristiano Ronaldo Vs Messi […]. 12. Los que menos saben jugar se quedan de defensas. 13. Cuando comienza a llover es cuando más emoción toma el partido, y comienzan las patadas más duras y la lucha con el agua que se desliza por la calle […]. 16. Las porterías suelen ser dos piedras, y para que no haya trampa se mide el ancho con los pasos, pero está el portero que siempre hace trampa y con disimulo comienza a achicar la portería […]. 19. Si hay penal, quitan al «Gordito» y se pone el más bueno, es momento de precisión y no de volumen. 20. El portero es ambulante, él puede jugar de defensa que [sic] animarse y colar un gol.5 Si hace no demasiados años tal narración humorística sobre el fútbol callejero hubiera sido un ocurrente, pero irreal, esnobismo, hoy resulta coincidente con un común paisaje de calles y campos 5 Yonri González, “10 reglas para jugar fútbol callejero en Cuba”, en Cubanos.guru. En https://www.cubanos.guru/10-reglas-para-jugar-futbol-callejero-en-cuba/ (fecha de consulta: 23 de enero, 2020). 113 fútbol en cuba cubanos. Algo similar sucede con otra vertiente del fútbol en la isla, que es el consumido a través de los medios de comunicación. Esa efervescencia futbolística no tiene reflejo en la seducción producida por el Campeonato Nacional de Fútbol en Cuba, como se observó en el anterior apartado. Por otro lado, para Aliet Arzola (2016) el crecimiento del fútbol como juego callejero no se ha visto reflejado en la organización institucional cubana, considerada arcaica y que “no brinda una real opción de crecimiento a los muchachos que deciden apostar por la disciplina”. El escaso nivel técnico y competitivo del fútbol nacional, en comparación al que es posible visualizar en las retransmisiones deportivas de campeonatos ligueros y competiciones de carácter internacional, se ratifica con la prolongada prohibición del profesionalismo en la isla. Ello da como resultado una liga incapacitada, a través de sus clubs y asociaciones de fútbol, para generar ingresos; al mismo tiempo que la dedicación de los futbolistas resulta cuestionable dados sus bajos ingresos y las mediocres expectativas para una real competitividad en las canchas cubanas y fuera de sus fronteras. A finales de 2019 la selección cubana ocupaba el lugar 179, de 210, dentro de la clasificación mundial masculina establecida por la Federación Internacional de Fútbol (fifa), nacida en 1904 e inspirada su organización en el modelo del Estado-nación (Llopis, 2009: 8). Los viejos tiempos, aquellos que se retrotraen a la participación de Cuba en un Mundial (1938), y cuando la estructura deportiva internacional no estaba institucionalizada como hoy en día, no han regresado. Los representativos nacionales de Cuba, en los últimos años, obtienen resultados de poco relumbre en el balompié, incluso en las competiciones de la Confederación de Fútbol de la Asociación del Norte, Centroamérica y el Cari114 Barrio de San Luis, Jamal (Baracoa), provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero be (Concacaf); institución considerada de las más corruptas de los últimos años dentro del mundo del fútbol (Kazén, 2011: 84-87). La presencia de la selección cubana en Juegos Olímpicos (1976 y 1980) y Juegos Centroamericanos y Panamericanos, se une a las pocas apariciones en la Copa de Oro, también organizada por la Concacaf. Es decir, el fútbol ha resultado una disciplina residual en los esfuerzos de las instituciones cubanas encargadas de la promoción de su deporte a escala internacional. Respecto al campeonato nacional, éste se efectúa bajo el amparo de la Asociación de Fútbol de Cuba (afc), afiliada a la fifa desde 1929. Con 16 escuadras, representativas de las provincias del país y del municipio especial, como es considerada la Isla de la Juventud, el equipo F.C. Villa Clara es el que cuenta con más campeonatos hasta el año 2019, 14 en total;6 mientras que los tres últimos los ha ganado el F. C. Santiago de Cuba (2017-2019). Las críticas en los medios de comunicación y redes sociales a la organización de la liga cubana, sobre todo por desalentar el crecimiento de aficionados nacionales, se prolonga a otros aspectos como lo son las condiciones que guardan las instalaciones donde se llevan a cabo los juegos; un problema para la práctica deportiva que se une al precario estado de las gradas para los escasos espectadores (Mata, 2017). Condición perceptible en el Estadio Nacional de Cuba, Pedro Marrero, donde se llevan a cabo partidos de fútbol del seleccionado isleño. Ante tales circunstancias la fifa ha querido apoyar el crecimiento del balompié en Cuba y, por ello, el presidente de la ins6 El equipo juega en el estadio Camilo Cienfuegos de la localidad de Zulueta, en el municipio de Remedios. Lugar autodenominado “cuna del fútbol” cubano, como se observará en el capítulo V de esta obra. 117 fútbol en cuba titución internacional anunció en abril de 2017 una significativa inversión económica con el objetivo de lograr la clasificación para el Mundial 2026.7 Para ello se comprometió a incorporar a la federación cubana al “Programa de Desarrollo Forward”, un proyecto dedicado a invertir recursos para promocionar el balompié entre las federaciones y confederaciones miembros de la fifa, en especial con la creación de infraestructuras, nuevas competiciones e impulsando el fútbol femenino. Con el mismo objetivo, en septiembre de 2017 la propia fifa desplazó una delegación para diagnosticar el estado del fútbol cubano. Además de reunirse con directivos locales, conocer sus planes para desarrollar la disciplina y visualizar “vídeos de las Escuelas Deportivas y de las 12 academias de fútbol existentes”, también revisaron el estado de la cancha sintética que la misma Federación Internacional donó para instalarse en el terreno del estadio La Polar, en la capital del país (Seguí, 2017). En el mismo tenor, durante el año 2017 la Asociación de Fútbol de Cuba (afc), con apoyo financiero de la fifa, celebró dos actividades dedicadas al desarrollo del fútbol base para varones. La llamada Liga Nacional Pioneril de categoría sub 13 y la Primera Liga Nacional de Academias de Fútbol. Esta última contó con la participación de 12 equipos del país y cuya existencia como academia fue sancionada por las instancias deportivas nacionales, como lo son el inder y la afc. Tal precariedad generalizada, en la disciplina futbolística, ha dado lugar a propuestas que se ubican en soluciones de carácter universal para incidir en “disímiles áreas estratégicas tales como 7 “Jefe de la fifa quiere invertir en sueño mundialista del fútbol cubano”. En El Nuevo Herald, 29 de abril, 2017. En https://www.elnuevoherald.com/ deportes/futbol/article147689964.html (fecha de consulta: 24 de junio, 2019). 118 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero las económicas, jurídicas, de dirección, informativas, de gestión tecnológica, cultura médico deportiva, cultura de superación y elementos culturales generales, todo con un componente socio deportivo permanente” (Medina y Fuentes, 2014). Es decir, el diagnóstico de los organismos internacionales apuesta por aplicar la ciencia y la innovación tecnológica en distintos campos del trabajo deportivo, y en concreto en el fútbol, aunque ello contrasta con las condiciones estructurales de Cuba. Una preocupación constante en los medios de comunicación públicos de la isla y que demuestra la contradicción entre el fútbol como consumo, el de carácter global, y el desarrollado en la isla por jóvenes y aficionados que conforman los equipos locales: Porque para nadie es un secreto cuán sombrío es nuestro torneo de balompié: equipos que no llegan al sitio donde debe efectuarse el partido a causa de problemas con el transporte, árbitros ausentes porque no apareció el combustible para llevarlos, jugadores en zapatillas porque se le rompieron los tacos a última hora y el equipo no tiene un par para darles, indisciplinas al punto que jugadores rivales no dejan cobrar un penalti pitado en contra en el último minuto, terrenos que nada tienen que envidiarle al peor potrero, en fin, jugar fútbol en Cuba es semejante a la Odisea de Homero (Montenegro, 2014). Dentro de este panorama la única oportunidad que vislumbran numerosos futbolistas cubanos es la profesionalización fuera de sus fronteras. Como recuerdo existe la presencia de connacionales en equipos históricos, como es el caso de los cubanos alineados en la liga española hace más de 70 años, mucho antes de la Revolución, o las reiteradas menciones a los ocho cubanos que militaron en el Real Madrid. Lo mismo sucede con los breves periodos de profesionalización previos a la caída política de Fulgencio Batista, situa119 fútbol en cuba ción que fue modificada con la consolidación política del régimen actual y la conversión de todos los equipos deportivos en amateurs. De esta manera, en la actualidad, los jugadores cubanos se enfrentan al dilema de efectuar una carrera deportiva y de la cual vivir, o mantenerse bajo los lineamientos establecidos por su gobierno. ¿es Posible vivir del fútbol en la mayor de las antillas? Para nosotros siempre ha sido así, sigue siendo así: alguien decide por nosotros, para cuidarnos y salvarnos, ¿no?...Y ahora han abierto una puertecita: ¡nos dejan viajar, chico! Leonardo Padura, 2018, p. 374. Si bien el término profesional enfrentado al de amateur muestra la diferencia existente entre quien se dedica a plenitud a un deporte y es remunerado por ello, y quien es sólo un practicante de una disciplina deportiva –con o sin reconocimiento institucional–, en el caso particular de este trabajo lo anterior es incomprensible sin contar con un actor de relevancia en el caso cubano, como lo es el Estado. Dicha institución, contrariamente a lo que ocurre en la mayoría de países del mundo, ha condicionado desde la Revolución cubana la práctica deportiva al dirigirla hacia el amateurismo como única opción. Al mismo tiempo que se acotaba la actividad física y el deporte a los aficionados, el propio régimen político impulsó a los “deportistas de Estado”, aquellos dedicados casi en exclusividad a su actividad y ser ejemplo del “hombre nuevo”, y también de mujer, para servir al proyecto político revolucionario. 120 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero Después del triunfo del Movimiento 26 de Julio, la condición de deportista profesional dejó de existir en Cuba, de tal suerte que quienes practicaban actividades deportivas de alto nivel fueron mantenidos y subvencionados por el Estado. Lejos quedaron los patrocinios comerciales nacionales, y mucho más los externos, puesto que tal circunstancia hubiera significado un “pecado capitalista” (Palma Rubín de Celis, 1997: 34). En los últimos años, a partir de que Raúl Castro tomó las riendas del país, se atisbaron oportunidades para una naciente profesionalización, al permitir que los deportistas cubanos salieran a competir de manera independiente fuera de la isla. En tal coyuntura no cabían los deportistas que abandonaron Cuba sin consentimiento del país o como desertores, sino los que solicitaran la desafiliación a sus respectivas federaciones para contratarse con algún equipo profesional extranjero. Ello ha sido un resquicio para que los deportistas reciban salarios muy elevados en comparación con los isleños, además de que viajen con mayor permisividad por distintos países y cuenten con el patrocinio de marcas deportivas. De hecho, es necesario hacer un alto en este punto para señalar que tras el deceso del otrora dirigente cubano, Fidel Castro, se especuló sobre el hecho de dejarse fotografiar en su casa con uniforme completo de la marca deportiva alemana Adidas, y no con su habitual uniforme militar. Algunos de los argumentos para explicar su atuendo refirieron la relación de la marca alemana con el patrocinio de la delegación deportiva cubana que participa en las Olimpiadas. Certeza, o mera conjetura, lo anterior ofrece las incertidumbres que se ciernen en la actualidad sobre los cambios en la consideración laboral del deportista cubano. Dejar de lado el rumor, uno más de los que rodeó a Fidel Castro en sus últimos años de vida, no significa eludir la fuga constante de 121 fútbol en cuba deportistas, y también entrenadores, en busca de nuevos horizontes laborales. Salir de la isla ha facilitado su profesionalización en países donde se consiguen ingresos que, como se mencionó, resultan impensables en Cuba. Son muchas las disciplinas afectadas por la deserción de deportistas, aunque es posible que sea el béisbol, por su impronta simbólica, el que más ampollas y controversias ha producido entre autoridades y población cubana (Suárez, 2015: 324). Una realidad convertida en tradición de escape de la isla pero, sobre todo, de no retorno cuando escuadras cubanas salen al extranjero en competencias amistosas y torneos internacionales: El béisbol creo que se ha estancado en Cuba porque, como todo deporte, se necesita de la tecnología, el presupuesto, el pago a los deportistas, y esto ha provocado que las generaciones hayan emigrado a las ligas profesionales (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril de 2019). Esa misma lógica bosquejada por los beisbolistas es la seguida por los jugadores de fútbol, quienes han decidido intentar suerte en la Unión Americana y en escuadras de otros continentes. Eso ocurrió con la marcha del “Messi” cubano, Ariel Martínez, a la Major League Soccer (mls) estadounidense, tras desertar al finalizar una Copa de Oro (2015), siguiendo el camino que abrió Osvaldo Alonso en la misma competición de 2007 y que desde 2002 han tomado más de una decena de jugadores (Reynoso, 2012). Forma de abandonar el país que no ha cesado pese a los cambios mencionados para los deportistas cubanos, como se demostró en la Copa Oro de 2019 celebrada en tres países, pero donde la mayoría de estadios considerados sedes se ubicaron en la Unión Americana. La participación de la selección cubana tuvo problemas con la obtención de visados y otros de carácter logístico, relacionados con 122 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero los uniformes para los jugadores. El siguiente contratiempo, tras la derrota ante México por 7 a 0, fue la fuga después de la goliza de su capitán Yasmani López. A él le siguieron otros jugadores como Reinaldo Pérez, Luismel Morris y Daniel Luis Sáez. En consecuencia, muchos jugadores logran salir de la isla con los nuevos permisos, mientras que otros lo siguen haciendo a través de la ya conocida tradición de la deserción cuando se viaja al extranjero con algún representativo nacional. Lester Moré, Maykel Galindo u Osvaldo Alonso, este último destacado jugador en la mls de Estados Unidos, son ejemplos de ello. En la misma línea de desarrollo profesional fuera del país, pero sin optar por la escapada, se encuentra el caso del delantero Onel Hernández. Jugador natural de la provincia de Ciego de Ávila, su familia se desplazó hacia Alemania cuando tenía seis años, y en dicho país se formó como futbolista. Tras militar en equipos alemanes, durante la temporada 2019-2020 ha participado en la máxima división del fútbol inglés como miembro de la plantilla del Norwich City Football Club. El ejemplo de Onel, jugador salido de la isla siendo un niño, se repite en innumerables casos de deportistas que practican variadas disciplinas deportivas y tienen dificultades para formar parte de los seleccionados nacionales cubanos. Si se regresa al caso de jugadores de mayor edad, también a suelo mexicano llegaron dos jugadores, Maykel Reyes y Abel Martínez, con permiso del Estado cubano para incorporarse al equipo Cruz Azul durante el año 2016.8 Aunque no cuajaron en la liga mexicana éstos, como otros casos, son resultado de las transfor8 “El fútbol cubano es noticia: dos jugadores serán transferidos para sumarse al Cruz Azul de México”, en El Día. En http://www.martinoticias.com/a/ en-cuba-la-internet-en-casa-significa-poder/137442.html (fecha de consulta: 20 de marzo, 2017). 123 fútbol en cuba maciones impulsadas por la administración cubana que encabezó Raúl Castro para acercarse al profesionalismo, al mismo tiempo que permite controlar la constante salida ilegal de sus ciudadanos (Lisbona y Rodríguez, 2018). Algo similar lo ejemplifica el caso de Sandro Cutiño, quien compite en la Liga de Nicaragua, o Marcel Hernández, quien militó en equipos de países caribeños hasta asentarse en el Club Sport Cartaginés de la Primera División de Costa Rica. Un jugador que ha manifestado el deseo de participar con el seleccionado cubano;9 un hecho coartado para los deportistas que se desafiliaron de la federación cubana de fútbol o que no cuentan con el visto bueno del Estado. Lo expresado por Marcel Hernández también es compartido por Onel Hernández y otros futbolistas que militan en clubs del extranjero. Una situación modificada en el año 2021 y que se había convertido en un intenso debate en los medios de información cubanos, pero, en especial, en las redes sociales y los medios de comunicación alternativos. Ahí, articulistas deportivos y aficionados expresan sus opiniones, aunque tengan dificultades para hacerlas públicas en Cuba. Polémica que va más allá del tema deportivo, o estrictamente futbolístico, para mostrar disonancias existentes entre la legislación cubana y la diversificada realidad de una sociedad que pese a sus cortapisas atisba vías transnacionales de vida: 9 La situación del futbolista cubano se complicó a finales del año 2019 al ser acusado de cuatro presuntos delitos de violación por la Fiscalía Adjunta de Cartago (Costa Rica), un hecho que le impide salir del país. Johel Solano, “Fiscalía pide juicio contra Marcel Hernández por 4 delitos de violación”, en crHoy. com, 22 de noviembre de 2019. En https://www.crhoy.com/nacionales/fiscalia-pide-juicio-contra-marcel-hernandez-por-4-delitos-de-violacion/ (fecha de consulta: 6 de diciembre, 2019). 124 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero Ariel dijo: Como este chico hay muchos jóvenes cubanos jugando en otros países, con muchas ganas de participar de la selección nacional y defender los colores de su bandera, lástima que al menos en el deporte el concepto de revolución sea solo un Slogan para parecer mas revolucionario, el día que se cambie todo lo que debe ser cambiado en nuestro deporte, estos chicos podrán participar en nuestro equipo nacional y todos, absolutamente todos saldremos ganando, mientras tanto, a disfrutar de las victorias ajenas y a sufrir por nuestras derrotas… 17 agosto, 2018 a las 8:16. RFCB dijo: Con el desarrollo lógico que va teniendo el mundo en muchos sentidos, qué triste es escuchar aun cuando nos referimos a cualquier cubano residente en el exterior el cabrón cartelito de traidor, en el mundo entero cualquier ser humano se mueve de un lugar a otro buscando lo que necesita y anhela y es solamente un emigrante, hasta los animales emigran, pero los cubanos no, nosotros somos traidores… hasta que esa mentalidad absurda y malsana prevalezca, los tabúes frenarán muchas vías de desarrollo vigentes para todos en este mundo… para cualquier cubano verdadero es un honor representar a Cuba esté donde esté en cualquier evento deportivo siempre y cuando sean convocados, eso lo hacen todos en este mundo nuestro… espero no hiera a nadie mi comentario y me lo publiquen […]. 17 agosto, 2018 a las 12:07. Luis Enrique dijo: Hola: Le aclaro que el inder dijo que se estudiarían las solicitudes, de ser elegibles se comunicarían con ellos para que vinieran a Cuba y los técnicos cubanos los vieran jugar y ahí decidirían si los convocan o no. ¿Se imagina? Jugadores que militan en clubes en el extranjero venir a Cuba para ser evaluados por técnicos cubanos ¿tomando a quién como referencia? ¿a los jugadores del patio? ¿no es más lógico verlos jugar y evaluarlos con sus clubes, dónde, indiscutiblemente hay más calidad? Esa es una men125 fútbol en cuba talidad de la época de la conquista del fuego, y eso sin tener en cuenta que nuestros técnicos no le llegan ni a los talones a los dt de cualquier club, por modesto que sea este. Además, de la declaración del inder no se ha pasado, no se ha hecho más nada y el futbol “made in Cuba” sigue perdiendo... como siempre. No es mi intención herir susceptibilidades. Saludos. 20 de agosto, 2018 a las 10:01.10 Ejemplos de estas opiniones se repiten en las secciones de comentarios de prensa y redes sociales, para poner sobre la mesa de debate la forma en que son tratados los deportistas que actúan como profesionales o semiprofesionales fuera de Cuba. La inicial condición de traidores se ha ido transformando en los últimos años. Sin embargo, lo que permanece es la poca claridad respecto a si se elegirán a jugadores que están fuera del país para defender el seleccionado nacional de fútbol, aunque ellos no abandonaran de forma ilegal Cuba. Tal realidad fue consultada al periodista y youtuber Daguito Valdés antes de que los futbolistas en el extranjero pudieran participar con la selección en el año 2021: […] aquí en Cuba dividen en dos grupos, uno que está totalmente descartado, que son los futbolistas que se fueron, que desertaron de la selección. Aquí los directivos cubanos no aceptan a esos futbolistas cubanos, […] ya lo han dicho claramente. Entonces son los futbolistas que se fueron en temprana edad, o se fueron legalmente de este país. Son los que aplican a ser convocados. Háblese de Onel Hernández, de Marcel Hernández en Costa Rica, de Jorge Luis Corrales en la mls […], de Héctor Morales en el Miami […]. Carlos Vázquez, el defensa central salido 10 Enrique Grenier, “Carlos Vázquez, un cubano en el Atlético de Madrid: ‘Quiero jugar por mi país’”, en CubaDebate, Sección Comentarios, 17 de agosto, 2018. En http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/08/17/carlos-vazquezun-cubano-en-el-atletico-de-madrid-quiero-jugar-por-mi-pais/#.XqNxFJm21PY (fecha de consulta: 10 de abril, 2020). 126 III. vivir del fútbol en cuba y en el extranjero de la cantera del Atlético de Madrid que ahora está en el Unionistas de Salamanca y también Chistian Joel Sánchez, el portero del Sporting de Gijón […] en la segunda división española […]. Que si los van a convocar. No se sabe, la verdad […]. Yo pienso que a estos futbolistas que te mencioné que son elegibles, ellos llaman elegibles, creo que sí. Que sí los convoquen en un futuro próximo. A los realmente buenos, que fueron los que se quedaron, dígase el mejor futbolista de toda la historia de Cuba, Osvaldito Alonso del Minnesota United de la mls, o Maikel Chang, también en Real Salt Lake City de la mls, o Arielito Martínez del Tulsa […], o varios futbolistas buenos, buenísimos futbolistas, que se quedaron, esos sí no los van a perdonar y esos están completamente vetados (entrevista telefónica a Daguito Valdés, 24 de abril, 2020).11 A pesar de suavizarse las políticas migratorias para que los cubanos viajen al extranjero y puedan regresar a la isla, en especial tras la aprobación del Decreto-Ley N. 302 del 11 de octubre de 2012, para el caso de los deportistas la situación ha sido más compleja. El referido decreto reconoce la libertad de movimiento siempre que se cumplan “los objetivos iniciales de la política migratoria cubana, en materia de seguridad nacional y protección de los recursos humanos calificados” (Aja et al., 2017: 51). En mayo de 2020 un tuit del grupo de defensores del fútbol cubano, LaManadacuba,12 desplegó el listado de 23 de jugadores que los aficionados, participantes en una encuesta, consideraron que representarían con solvencia a Cuba en las competencias interna11 Con respecto al mismo tema, pero referido al béisbol, véanse las opiniones del presidente de la Federación Cubana de Béisbol. Enrique Rojas, “Peloteros desertores podrían regresar a selección cubana”, en ESPN Digital, 15 de julio, 2020. En https://espndeportes.espn.com/beisbol/nota/_/id/7166171/ peloteros-desertores-podrian-regresar-seleccion-cubana (fecha de consulta: 5 de enero, 2021). 12 Véase Twitter: @CubaManada y en Instagram: @lamanadacubana. 127 fútbol en cuba cionales de fútbol. Sólo dos de ellos juegan en la isla, el resto están repartidos por el continente americano y europeo. El contenido del hashtag (#ElFutbolTambienEsPatria) y del tuit son significativos: “Este es el equipo con el que sueña la afición. Este es el equipo que nos niegan, por políticas y conveniencias absurdas”. La discusión en torno a tal circunstancia también involucra temas económicos, como la supuesta falta de recursos de Cuba para cubrir los gastos de desplazamiento de los jugadores. No obstante, estas justificaciones, es evidente que alrededor de esa indefinición, supuestamente centrada en lo deportivo, se establece la condición misma de ser cubano, y que no rompe con la que se estructuró tras la Revolución cubana. Pinceladas de esos constantes dilemas, con el fútbol de trasfondo, pueden seguirse en las redes sociales del periodista Daguito Valdés o de LaManadacuba. Este último, un grupo identificado como “la hinchada de la selección de fútbol de Cuba” y quienes afirman gestionar “acciones de apoyo a los futbolistas cubanos”. 128 iv. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Y es que el fútbol, tanto para quienes juegan, para quienes van a ver ganar, como para quienes van a ver jugar […] ¡es siempre un fenómeno emotivo! Dante Panzeri, 2011, p. 53. Yo no sé ustedes, pero yo veo los partidos importantes como si estuviera en la cancha. Grito, salto, comento, puteo, reclamo, gambeteo, sudo, relato, gesticulo, despejo los balones sueltos en el área propia, estiro la pierna para llegar con lo justo a las pelotas indecisas de la mitad de la cancha. Eduardo Sacheri, 2015, p. 126. […] la globalización interna de la biografía se expresa entonces en una especie de poligamia locativa. Ulrich Beck, 2005, p. 65. 129 fútbol en cuba Ha quedado manifestado, en capítulos precedentes, que el rebrote del balompié en Cuba ha llamado la atención de periodistas y analistas nacionales y extranjeros que señalan cómo la afición al fútbol ha crecido en Cuba, en especial entre las “nuevas generaciones”, gracias a los medios de comunicación (Piñol, 2016). Coyuntura coincidente con cierta apertura política y económica del país y en la cual uno de los efectos más visibles es el interés por el fútbol: “un deporte que nunca ha sido tan mayoritario como el béisbol, el atletismo o el boxeo, pero que ahora llega a la sociedad cubana como máximo exponente del cambio”.1 Sin ser los medios de comunicación la única causa de su crecimiento, lo que no cabe duda es que en dichos medios se ha visibilizado el debate sobre el papel que juega el balompié en la isla, esa amenaza a la “supremacía del béisbol”2 que cuestiona el carácter nacional de ciertas prácticas deportivas, además de establecer un diferendo generacional: #359 antosa 20 de octubre, 2016. 15:43 Saludos, quien me dice ahora que el béisbol no es el deporte nacional, no lo será para los que tienen una historia y están por debajo de lo que fueron, pero estos juegos los disfrutaron las dos aficiones y los vio toda Cuba. Que tenemos problemas es verdad, que la calidad no es buena, que no están los mejores, es cierto, pero esos son los que tenemos y con ellos se pueden vivir grandes emociones como las que se están viendo 1 Informe Semanal, “Fútbol, el deporte del cambio en Cuba”, 25 de julio, 2015. En http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-futbol-deporte-del-cambio-cuba/3227299/ (fecha de consulta: 12 de octubre, 2020). 2 “Cuba bloqueada por el fútbol”, en Líbero. En https://revistalibero. com/blogs/contenidos/cuba-bloqueada-por-el-futbol (fecha de consulta: 11 de diciembre, 2019). 130 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas en estos días. Lo que no es justo es que se quiera complacer a un grupo de población que tal vez sea el 15 o 20% que es fanática del futbol y que es el que además puede tener acceso a las vías alternativas para exponer por estas sus criterios, y que pasa con el otro porciento mayoritario que son persona de más edad que no tienen la posibilidad de comunicarse para expresar sus deseos, si la población cubana mayoritariamente es adulta y fanática a su deporte nacional como es posible que se complazca a la minoría y le impongamos el de porte que no les importa, donde están los estudios de factibilidad y mercado que se deben realizar a la manera Cubana para saber cuáles son los deporte que nos interesan, si no lo realizamos de esa manera, seguiremos el proceso de transculturación al cual ice referencia en otro comentario. En mi caso soy de los que tienen 50 años disfruto de los dos deporte y sigo la mayoría de los que se ponen, algunos me interesan más y otros menos pero lo que más escucho a diario es la necesidad de las personas que quieren ver béisbol porque es lo que se conoce como la pación de todos los cubanos.3 Tal discusión va más allá de explicaciones relacionadas con la manipulación de los medios de comunicación, y donde los espectadores se convierten en meros actores pasivos, simples receptáculos encandilados por las retransmisiones del fútbol europeo emitidas por Tele Rebelde. Por el contrario, tanto cara a cara como en los medios de comunicación y en las redes sociales esos actores efectúan análisis revisionistas de la propia historia nacional y donde el “balompié cubano, sobre todo después de 1959, se ha esforzado en competir por cosas que en el mundo del fútbol valen de muy poco”. La cita de Armando Javier Díaz replantea por qué no se impulsó el fútbol cubano y la explicación se dirige a la dificultad 3 La sección comentarios se puede consultar en el Portal de internet de la Televisión Cubana. En http://www.tvcubana.icrt.cu/cartelera-de-la-tv-cubana/telerebelde. 131 fútbol en cuba de competir, con solvencia, contra las “potencias occidentales”.4 Exposición de carácter político sobre el balompié nacional que, en la actualidad, convive con el incremento del interés por el fútbol europeo de las nuevas generaciones, aunque no como exclusividad etaria. Desatender institucionalmente al fútbol cubano, como se apreció en el segundo semestre del año 2019 al suspenderse el torneo nacional durante dos meses, es una tesitura coincidente con la poca expectación que levanta entre el público, tanto en los estadios como en los medios de comunicación. Ello no significa que la pelota, el deporte nacional, viva una situación boyante respecto a practicantes y nivel competitivo. Afirmación corroborada a finales del año 2019 cuando finalizó un periodo de consultas, organizadas por la Dirección Nacional de Béisbol de Cuba, y destinadas a escuchar propuestas para el mejoramiento del béisbol, y que se extendió por todo el país para recoger opiniones de jugadores, técnicos, árbitros y aficionados: La jerarquización de la detección y seguimiento a los talentos, el estímulo a profesores, activistas, árbitros, estadísticos y anotadores, así como el papel de las glorias deportivas, la estructura de la Serie Nacional y la estandarización de programas y acciones metodológicas, fueron el centro del debate en cada encuentro.5 4 Armando Javier Díaz, “Fútbol cubano: la historia, el juego y el sistema”, en onCuba, 22 de diciembre, 2014. En https://oncubamagazine.com/deportes/futbol-cubano-la-historia-el-juego-y-el-sistema/ (fecha de consulta: 15 de febrero, 2018). 5 “Concluye en Cuba periodo de consultas en torno al béisbol”, en Prensa Latina, La Habana, 10 de diciembre, 2019. En https://www.prensa-latina. cu/index.php?o=rn&id=326906&SEO=concluye-en-cuba-periodo-de-consultas-en-torno-al-beisbol (fecha de consulta: 10 de diciembre, 2019). 132 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Como resultado de la anterior iniciativa, ya se conoce la solicitud de que la pelota retorne con fuerza dentro de la educación primaria. Al mismo tiempo, se detectaron alrededor de 100 jóvenes talentos a los que se les dará una atención especial en sus provincias de origen antes de contar, como compromiso gubernamental, con un Centro Nacional de Desarrollo de Béisbol.6 Todo ello remite a la detectada crisis del béisbol en Cuba y donde la intervención gubernamental se hace presente para solucionar un problema leído como de Estado. Sin embargo, lo ocurrido en esa disciplina es observable en buena parte del deporte competitivo cubano, lejos de sus mejores registros de décadas pasadas en los torneos internacionales. Por ende, existe coincidencia entre la crisis de resultados deportivos en el extranjero con el interés por el fútbol internacional, aunque hay conocidas excepciones de prolongado seguimiento del balompié, como lo demuestra una localidad de la provincia de Villa Clara, en concreto Zulueta, referente para quienes buscan las raíces históricas del fútbol cubano. Si los medios de comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías han facilitado la divulgación del balompié, no cabe duda que éste no tendría eco sin el aficionado. Actor social que, junto a los medios de comunicación, se fija más en el deporte trocado en consumo visual, en un inicio, que en el llamado “deporte para todos”, que es considerado uno de los cuatro niveles de práctica simbólica del deporte hoy en día para Miquel de Moragas (1999: 73). Las otras tres son el “deporte espectáculo”, el “deporte en los mass 6 Norland Rosendo, “De la serie nacional, el mentor del Cuba y estrategias de la pelota cubana”, en Juventud Rebelde, 11 de mayo de 2020. En http:// www.juventudrebelde.cu/deportes/2020-05-11/la-pelota-cubana-en-terreno-virtual (fecha de consulta: 12 de mayo, 2020). 133 fútbol en cuba media” y el “deporte virtual”. Modalidades diferenciadas, pero con un nexo establecido por la influencia de “los mass media”. Hasta la aparición de la televisión y, más en concreto, hasta la generalización de las transmisiones deportivas, la única forma de ver el deporte era participando del “deporte espectáculo”, asistiendo a las pruebas, interactuando, de alguna forma, con los deportistas y creando comportamientos de masas. Esta forma de participar y, sobre todo, de ver el deporte ha cambiado radicalmente con la aparición de la televisión. El “deporte en los mass media” es claramente distinto del “deporte espectáculo”. En algunos casos los espectadores del “deporte espectáculo” se han convertido en meros decorados, actores, del “deporte en los mass media” […]. Esta transformación de las formas de ver y de vivir simbólicamente el deporte está muy lejos de haber terminado su ciclo. Más bien parece que nos encontramos al principio de una nueva etapa cuyas consecuencias sólo podemos entrever en algunas experiencias pioneras. Es lo que propongo denominar “deporte virtual” (ibid.: 74 y 75). El seguidor de equipos y jugadores del fútbol internacional, presente también en Cuba, es protagonista del resurgimiento del balompié impulsado por los “mass media”. Por lo tanto, se trata de una figura muy distinta a la que se encuentra en los estadios del mundo, puesto que, con contadas excepciones, la asistencia a los terrenos de juego de la isla es escasa. Ese aficionado que participa del “espectáculo total” del que habló Christian Bromberger (1995: 297-310), refiriéndose a la escenificación de registros comunicativos de los espectadores en un campo de juego y que los convierte en actores, y no simplemente en espectadores, es difícil de ver en Cuba mientras se desarrolla un partido local, porque ellos forman parte de otro tipo de aficionado: “Para decirlo de una forma expresiva: los cambios empezaron a ser radicales cuando los estadios se convirtieron en sets de televisión” (De Moragas, 1999: 78). 134 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Aunque los seguidores cubanos no correspondan a esa clasificación de promotores del fútbol espectáculo, ello no significa que dejen de cumplir las funciones de recrear dicho espectáculo estimulados por los medios de comunicación encargados de transmitir las justas internacionales, como lo señaló Bromberger. Un aficionado que no reside en el territorio donde se ubica su equipo de fútbol, pero que localmente ritualiza el aliento a su agrupación, y se reconoce como miembro de una comunidad más extensa, global. El fútbol es vivido por los aficionados como un ritual festivo, un ejemplo de “cemento social” que integra simbólicamente al colectivo de seguidores en contra de sus oponentes (Llopis, 2006: 119 y 120). Su relación con el fútbol obvia la dimensión espacio-temporal fundamental de la concepción ritual del balompié clásico, el que se vive en el estadio en vivo, para extenderse y amplificarse gracias a la difusión de los medios de comunicación (ibid.: 123). Nuevas formas de expresión del aficionado que tal vez Simon Critchley (2018: 87) definió a la perfección al decir que el “fútbol me permite soñar con lugares en los que nunca he estado y que probablemente nunca visitaré”. En ese sentido, el fútbol “¡es siempre un fenómeno emotivo!” (Panzeri, 2011: 53), y también comunica valores primordiales de las sociedades modernas (Bromberger, 2000), mismos que son sintetizados por Ricardo Sánchez (2017: 40): a) celebra el mérito, el rendimiento y la competitividad entre iguales; b) pone de relieve el carácter cambiante de la condición individual y colectiva; c) muestra el papel del azar y la fortuna al representar una “variación infinita sobre el drama de la fortuna en este mundo” […]; y d) ejemplifica la interdependencia de los destinos individuales y colectivos en el camino del éxito. 135 fútbol en cuba Valores y emotividad imposibles de contextualizar sin la existencia de aficionados al fútbol, aquellos que son protagonistas del resurgimiento del balompié en Cuba y que en las siguientes páginas aparecen en su construcción personal y creando entidades vinculadas al fútbol. afición como tradición: el fútbol en el Poblado de zulueta Zulueta es un poblado del municipio de Remedios en la provincia de Villa Clara, una región central de la isla, ubicada a unos 300 kilómetros de la capital del país. Nadie diría, al llegar, que se está en lo que los nativos del lugar llaman “la cuna del fútbol”, aunque sólo hace falta adentrarse en el poblado para ser impactado por imágenes y tallas que hablan del deporte del balón, en especial la pelota hecha monumento de cemento en su plaza principal. Lugar donde se lee, como si fuera eslogan turístico, “Zulueta, Cuna del Fútbol. Tierra de Tradiciones”. La historia hecha leyenda, y también reclamo para visitantes, por no encontrarse lejano Zulueta de Cayos como los de Santa María y Ensenachos. De esta manera, la narrativa del lugar sitúa a la amplia colonia hispana, en concreto canaria y con largo recorrido histórico en su flujo migratorio, como la encargada de extender el fútbol en la localidad. Junto a ese imaginario, convertido en identidad expresada por los pobladores, se encuentra en la actualidad una página de internet desde la cual seguir los avatares del pueblo vinculados con el fútbol y otras noticias del balompié cubano:7 7 Véase http://elfutbolzulueteno.blogspot.com/. 136 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Dos cosas tiene Zulueta que no tiene La Habana Parafraseando la rumba para engordar nuestro orgullo —no por vano chovinismo— aquí les dejo una sencilla cuenta de bodeguero después de confirmada la selección de fútbol cubana que viajará hoy a República Dominicana y luego a Jamaica en su preparación para la eliminatoria al Mundial de Rusia y la próxima Copa de Oro en Estados Unidos. La hinchazón de pecho se debe a la inclusión de dos zulueteños en esa nómina: Arichel Hernández Mora (el hijo de Vicente, el del 83) y Yannier “el chinito” Martínez (el hijo de Hugo el tornero, el de La Malanga) […]. Fácil: Un jugador en la selección nacional cada 3000 habitantes […]. Solo gracias a la sui géneris idiosincrasia zulueteña y a los, producto de ella, empecinados entrenadores que tenemos, sin recursos, sin balones, sin competencias oficiales regulares, sin estímulos y con mucho sol, pasión y gratitud, es que sigue Zulueta en lo más alto del mapa futbolero cubano.8 La noticia de la gira de preparación del combinado cubano no deja de ser anecdótica, en la anterior cita, en comparación con la exaltación patriótica. Reivindicación propia de muchos municipios, aunque, en este caso, el orgullo se estructura a través de un pasado reflejado en el presente y que sitúa al fútbol como instrumento condensador de la identidad zulueteña. Orgullo futbolístico plasmado en Ariel Hernández, “la perla de Zulueta” quien, con permiso del gobierno cubano, debutó a inicios del año 2018 en el Club Atlético Independiente de la Chorrera para competir por el Campeonato Clausura de la primera división de Panamá. Misma satisfacción reflejada gracias a la pre8 “Dos cosas tiene Zulueta que no tiene La Habana”, en El Blog del Fútbol Zulueteño, 11 de diciembre, 2019. En http://elfutbolzulueteno.blogspot.com/ (fecha de consulta: 11 de diciembre, 2019). 137 fútbol en cuba sencia de futbolistas locales en la selección nacional, y por tener un estadio con pasto, el Camilo Cienfuegos. Cancha que recibe público en sus gradas a diferencia de otros campos de juego del país que, además de vacíos, se encuentran en precarias condiciones. En definitiva, demostración de entusiasmo por ser una “isla dentro de una isla”, pero en este caso su insularidad viene dada por su vocación futbolística. Tanta es la pasión que desean demostrar los nativos de Zulueta que expresan dos tipos de reunión para seguir el fútbol internacional. Una es congregarse para escuchar la radio exterior hispana y así dar seguimiento de los partidos en la Península ibérica, como orgullosamente lo comentan a los medios de comunicación;9 un hecho que también ocurría en otras partes de la isla, como en la provincia de Guantánamo (entrevista a Yoelis Alba Mena, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 24 de abril de 2019). La otra es estar integrados en peñas, como la que hasta hace poco tiempo funcionó bajo el nombre de “Gool de Cuba”, y que se ubicaba en la Barbería del mismo nombre; verdadero templo kitsch del mundo del balompié y hoy desaparecida para quedar en funcionamiento únicamente la peña “Diego Armando Maradona”, encabezada por el fanático del fútbol argentino y del equipo Club Atlético Boca Juniors, Nelson Rodríguez Curiel. Aficionado que entrevistado por la periodista deportiva, Mayli Estévez Pérez, afirmó que: Aquí el Mundial es una locura. Guardamos fuegos artificiales para el partido final. En el 2014, los fanáticos de los dos equipos acordamos que, ganara quien ganara, íbamos a festejar en el monumento al balón, en 9 “Cuba bloqueada por el fútbol”, en Líbero. En https://revistalibero. com/blogs/contenidos/cuba-bloqueada-por-el-futbol (fecha de consulta: 11 de diciembre, 2019). 138 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas el centro del pueblo”. Y así fue. Para Nelson, Zulueta es una pelota de fútbol que rueda por las calles de un país de béisbol.10 De esta manera, la construcción identitaria de la localidad, o al menos el mensaje que se desea transmitir más allá de su territorio, gira alrededor del fútbol para promocionarse a través de sus jugadores locales y de la pasión balompédica del pueblo. Al mismo tiempo, siguen las competencias internacionales europeas, principalmente las españolas, mientras llega la hora de los mundiales, cuando los seguidores de cuatro seleccionados emblemáticos: Brasil, Argentina, Alemania y España, se exhiben en casas y calles durante todo el campeonato. Vehemencia “futbolera” que el documentalista belga, Remo Beutels, captó durante la celebración del Mundial de Sudáfrica 2010 y que se estrenó como producto acabado en diciembre de 2013. La pasión, que en algunos momentos resulta excesiva y desenfrenada en el documental, desmedida lejos de las filiaciones territoriales y nacionales, es la forma de expresarse de los habitantes de esta localidad villaclareña y también puede trasladarse a cualquier lugar de la isla cuando existen confrontaciones deportivas de equipos con amplios seguidores. Nexo entre equipos y aficionados constatable entre los seguidores nativos de equipos y seleccionados nacionales que, como recuerdan Oliven y Damo (2001: 93), resulta similar a la “identidad nacional, por tratarse de un vínculo permanente, voluntario, basado en sentimientos compartidos”. Por tal motivo, el ejemplo de Zulueta condensa las nuevas particularidades del aficionado en la comunidad global, y transnacional en sus identificaciones. 10 Mayli Estévez Pérez, “La cuna del fútbol cubano”, en Tremenda Nota, 18 de junio, 2018. En https://www.tremendanota.com/3042/ (fecha de consulta: 11 de diciembre, 2019). 139 fútbol en cuba devoción al fútbol En ese movimiento, en los clubes más globales el hincha fue dejando espacio al nuevo espectador, un turista, alguien que pasa por allí temporalmente. Galder Reguera, 2017, pp. 162 y 163. Es sabido que, durante la antigüedad clásica, aquellos atletas que mostraban su destreza en las confrontaciones olímpicas eran recibidos como héroes en sus respectivas polis. Acción prolongada en las confrontaciones convertidas en deportivas tras la reglamentación de ciertos juegos en el siglo xix (Elias, 1994). Modelo clásico asumido para las rivalidades bélicas y, también, para la definición de ciertas características del héroe en la construcción de los Estados nacionales modernos. Ese ser que, en lo deportivo, a “otros les gustaría ser” (Hopcraft, 2019: 74). Esa misma lógica se ha aplicado a los reales o deseados artífices de los cambios drásticos definidos como revoluciones. Opción a la que no fue ajena la Cuba que vio instaurar el régimen político triunfante tras 1959. Los héroes revolucionarios, parte del panteón histórico de la isla, se han convertido en el referente de un sistema que ha prolongado, en los triunfos deportivos, las batallas que pusieron fin al gobierno del denostado militar Fulgencio Batista. Mismos protagonistas que, como anverso de la misma moneda, adquieren la forma de antagonistas cuando expresan la complejidad social y política de la isla, como la ofreció el poema de Heberto Padilla, no por casualidad titulado “Sobre los héroes”: 140 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas A los héroes siempre se les está esperando, porque son clandestinos y trastornan el orden de las cosas. […] Los héroes nos dirigen y nos ponen delante del asombro del mundo. Nos otorgan incluso su parte de Inmortales. Batallan con nuestra soledad y nuestros vituperios. Modifican a su modo el terror. Y al final nos imponen la furiosa esperanza (Padilla, 1968: 30). Hoy esos héroes políticos y revolucionarios, que se imponen a la libre elección, tienen otros rostros, algunos de ellos surgidos del fútbol internacional. Son modelos de acción a pesar de ser también mercancías del entorno global (Alabarces, 2018: 19). Ello no significa que el mismo fútbol pueda ser considerado un “juego rebelde” (Valdano, 2016: 14), tal como queda demostrado en la deriva de muchos clubes y que, seguramente, ejemplifica a la perfección el St. Pauli de Hamburgo, un “referente del fútbol rebelde a nivel internacional” por la defensa de su barrio y su lucha encarnizada contra cualquier manifestación fascista y racista (Viñas y Parra, 2017: 106). Antítesis de esos ejemplos es la emergencia de nuevos referentes mundiales, algunos de ellos convertidos en héroes a través del fútbol: 141 fútbol en cuba […] los héroes ya no tienen fronteras y las identificaciones tampoco. Sabemos que el único carnet sentimental de un hincha siempre ha sido el escudo de su equipo, pero estos son tiempos en los que también se activan identidades remotas. Hay países con campeonatos locales poco atractivos […] que dividen su entusiasmo entre el Madrid o el Barca y se paralizan cuando se juega el “Clásico”. Otros, sobre todo en países más inmaduros donde el futbol les entró por la televisión, entre Ronaldo y Messi, que es una variable de lo mismo (Valdano, 2016: 15). Los héroes políticos, transformadores del anhelado e idealizado futuro, o aquellos que han representado a Cuba en las gestas internacionales, no desaparecen, empero se entreveran con figuras surgidas del olimpo deportivo mundial. Ello remite a un tipo de aficionado que trastoca las antiguas formas de identificación con los equipos de fútbol. Una circunstancia que no es singular para el caso cubano, por supuesto, porque sucede en otros países donde, como bien se afirmó en la cita previa de Jorge Valdano, sus ligas no suelen tener el atractivo técnico y competitivo comparable al de las ligas europeas. Como se insistirá en toda esta obra, hacerse aficionado a un equipo de fútbol fuera de las localidades y territorios nacionales donde se encuentran dichos equipos, no responde a los mismos criterios que el seguidor local. El aficionado al fútbol internacional muestra una transversalidad de criterios que sólo se pueden definir con claridad a través de encuestas de amplio alcance. A pesar de esa afirmación, que no necesariamente mostraría tendencias claras, sí existe en el caso cubano una apreciable diferenciación generacional entre los seguidores alejados del deporte nacional, la pelota, y aquellos que la prefieren o siguen ambas disciplinas deportivas. Si entre los primeros sobresalen las jóvenes generaciones, sobre todo los nacidos tras la caída del Muro de Berlín, entre los 142 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas segundos se encuentran cubanos que superan los 40 años. Apreciación establecida a través de la propia observación y de diálogos formales e informales en la isla, y que conduce a la multicausalidad de los aficionados a la hora de simpatizar por un equipo de fútbol extranjero. Las clasificaciones de los seguidores al fútbol se han diversificado en los últimos años. Si se inicia por la condición de consumo del balompié, como extensión del mercado capitalista en el mundo, y que se discutirá con mayor amplitud en el capítulo sexto de este libro, según la tipología de Bernard Mullin (1985), existen en el fútbol consumidores primarios, secundarios y terciarios. Los primeros son los seguidores clásicos, aquellos que tienen la posibilidad de ver los partidos en vivo; los secundarios representan a quienes viven las confrontaciones a través de los medios de comunicación, mientras los terciarios se inmiscuyen en el balompié a partir de fuentes primarias y secundarias, es decir, mediante los comentarios de otros espectadores y los expresados por distintos medios de comunicación. A la anterior clasificación se puede añadir la de Simon Kuper y Stefan Szymanski (2010), quienes definen a los hinchas como monógamos; aquellos totalmente fieles a su equipo y que cambiarán antes de religión o pareja que de fidelidad deportiva. Una situación antónima al denominado hincha polígamo; nuevo aficionado no siempre fiel a un club porque está más interesado en la condición agonística o a la calidad del juego desplegado por un equipo de fútbol. Característica que les permite cambiar su empatía futbolística o compartirla con varios equipos; una poliafición que también trasciende barreras geográficas. Cualquiera de las precedentes clasificaciones, y otras que se establezcan conduce, sin lugar a dudas, a una diferenciación entre 143 fútbol en cuba el hincha nativo y el nuevo seguidor. El primero es el que se construye como aficionado de un equipo por su relación familiar, territorial e, incluso, por las filiaciones políticas o religiosas del club. Ejemplos patentes en los hinchas europeos y, también, en muchos latinoamericanos que cimientan ese “teatro de la identidad” que es el fútbol (Critchley, 2018: 62), y cuyo reflejo más preciso son los nexos que consolida o abre en la “familia, tribu, ciudad nación” (ibid.). Similar clasificación establecida por Reguera (2008: 75) para referir la identificación con los clubs mediante cuatro criterios, como son la geografía, la comunidad, los valores y la clase. El segundo emerge como un aficionado alejado de la ubicación física del equipo, además de vivir los partidos de fútbol a través de los medios de comunicación disponibles. Su vínculo con el equipo no se sustenta en lazos locativos, consanguíneos o de otra índole social, sino mediante las referencias transnacionales que se han incorporado a su bagaje cultural, como parte de las identificaciones personales que construye. Es un aficionado que no necesita ningún referente territorial para asumir su identificación, como lo hacen otros similares seguidores en el mundo, además de que obtiene la información futbolística gracias a fuentes que no requieren de su presencia física, sino que son aportadas por medios de comunicación y redes sociales. Incluso en estas últimas logra convertirse en protagonista merced a sus opiniones, aquellas que expresa en comunión o confrontación con seguidores nativos y con los que, en su misma condición, se extienden por todo el planeta. Como se apreciará en los siguientes testimonios, el motivo para llegar a hacerse aficionado a un equipo no es única, aunque sí existen certeras similitudes compartidas con los aficionados nativos que disfrutan y tienen la oportunidad de estar en persona durante las confrontaciones deportivas de esa disciplina en vivo. 144 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Una es la lógica antagónica, puesto que el “amor al club del corazón” se compagina con “la aversión por el otro, por el adversario” (Oliven y Damo, 2001: 95 y 96). La otra, también manifestada de manera ostensible, es la experiencia asociativa que incentiva el seguimiento de un equipo; aquella que otorga un “vívido sentido de comunidad” (Critchley, 2018: 19), aunque los nexos físicos, por inexistentes, sean lábiles con el territorio de ubicación del club. Certeza compensada por una comunidad de aficionados con identificaciones transnacionales; comunidad simbólicamente construida y sostenida por los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. Para comprender esa identificación con un equipo de fútbol, distante geográficamente, se efectuaron una serie de entrevistas en distintos lugares de Cuba, algunos de ellos alejados de La Habana, la ciudad emblema del país. En la capital de la isla se concentra mucha de su población, al mismo tiempo que la mayoría de los grupos de seguidores de equipos europeos, denominados peñas. Sin embargo, fuera de la capital, como puede ser el oriente cubano, también existe una visible efervescencia del fútbol como práctica y consumo. Un territorio que, con la excepción de la ciudad de Santiago de Cuba, es analizado con cierta desconsideración hacia su población por visualizarla como atrasada. E incluso sus nativos son denominados, peyorativamente, “palestinos”. Su lejanía es ensalzada, únicamente, por remitir a los desembarcos de antiguos y más recientes libertadores, héroes de la Independencia y de la Revolución cubana. Los orientales, por el contrario, tienen otra visión de esa circunstancia: “En Cuba trabaja el oriental para que viva el habanero” (entrevista a Enrique Silot, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 20 de abril de 2019). Leannara Fuentes Quintero, estudiante de medicina, es contundente a la hora de considerarse “fanática”, porque “lloro y no 145 fútbol en cuba como” cuando el Real Madrid pierde. A la hora de ratificar su afición tampoco dudó al proclamar que nació por la cercanía a un vecino hincha del equipo merengue: “me gustó el equipo y como jugaba […]. Tal vez porque fue el primero que vi”. Esa condición de seguidora del equipo blanco la lleva más allá de su círculo íntimo de familiares y amigos, puesto que desde que estudiaba bachillerato discutía con compañeros de ambos sexos sobre fútbol, algo que todavía hace en la universidad. Incluso “discuto con mi marido en la calle”. Junto a su hermano, Adrián, reafirman que en la actualidad el fútbol supera a la pelota en seguidores, porque “la pelota es aburrida” y sus aficionados son caracterizados como mayores de edad (entrevista a Lennara y Adrián Fuentes Quintero, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 20 de abril de 2019). Emotividad recurrente en muchas entrevistas: “Durante los partidos me enojo si veo que mi equipo va perdiendo, y grito como loco si anota un gol o gana el partido” (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 1º de abril, 2018). “En los partidos que resultan ser fácil [sic] disfruto mucho, pero en los que pierdo y son difíciles me enojo mucho, peleo, discuto con todos” (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril, 2019): En cada partido siento mucha emoción […]; los gritos son inmensos en los partidos (entrevista a A. F., La Habana, 2 de noviembre, 2017). Es emocionante ver cómo me molesto cuando veo los partidos de fútbol cuando alguien opina en contra de mi equipo, o cuando siento que va a perder, y si veo que va a la delantera mis gritos son los más escuchados en el local en que estemos (entrevista a Alexander Rodríguez Saname, Caimanera, provincia de Guantánamo, 30 de marzo, 2018). Sí me molesto, grito por las emociones, insultando cuando mi equipo hace un gol. Y me enojo si algo anda mal (Yuniesky de Armas, Santa Clara, provincia de Villa Clara, 13 de abril, 2019). 146 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Cuando mi equipo pierde me molesto, y cuando gana grito fuerte que es el mejor (entrevista a Ernesto Alejandro Guilarte, Baracoa, provincia de Guantánamo, 21 de abril, 2019). La socialidad propiciada por el fútbol también se reafirma cuando se habla de cómo ven los partidos de fútbol y, en especial, los clásicos entre F.C. Barcelona y Real Madrid. Para ello se juntan jóvenes en casas, o incluso en la Casa de la Cultura de Jamal, localidad de la ciudad de Baracoa, dispuesta para tal ocasión. Un cierto parecido a una peña pero sin contar con su organización perenne (entrevista a Lennara y Adrián Fuentes Quintero, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 20 de abril, 2019). Algo parecido ocurre en otros casos: Para ver los partidos de fútbol me gusta que mis dos hijos estén presentes, que sigan a mi equipo también, pero es bueno que haya seguidores de otros equipos, porque es interesante un debate luego del juego, y que opinen los dos bandos (entrevista a Alexander Rodríguez Saname, Caimanera, provincia de Guantánamo, 30 de marzo, 2018). Comparto tanto con los seguidores de mi equipo, como con los adversarios, debido a que esto nos mantiene como mejores compañeros (entrevista a Ekliovis Cala, Baracoa, provincia de Guantánamo, 21 de abril, 2019). La afición al fútbol de Enrique Silot se construyó viendo la televisión, puesto que “antes había pocas noticias del fútbol”. Una forma de seguir los partidos europeos que ahora también se ha extendido al verificar resultados y estadísticas por internet, en concreto las que publica Michel Acosta, quien en su página web compara a Lionel Messi con Cristiano Ronaldo.11 Él, de mediana 11 Véase https://michelacosta.com/. 147 fútbol en cuba edad, se decantó por el fútbol siguiendo a una de las figuras más destacadas de los últimos lustros, un héroe deportivo como Messi: “Me tiré al fútbol por Messi, por latinoamericano”, “siempre uno sigue a una estrella” y “te sientes mal si no marcan”. Una división entre los partidarios de Messi y Ronaldo que atraviesa a todos los seguidores del balompié en la isla y que quedó truncada cuando el jugador portugués dejó la escuadra madrileña para incorporarse a la “Vecchia Signora”, la Juventus de Turín. La línea argumental de la entrevista también establece una nítida separación entre el deporte nacional del país y el fútbol. Este último “le ganó a la pelota en este país” porque “los jóvenes quieren fútbol […], porque a todo el mundo le gusta lo bueno” (entrevista a Enrique Silot, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 20 de abril, 2019). Este último elemento, el de la calidad del fútbol europeo, se inserta en un debate muy común en Cuba sobre la degradación del deporte nacional y, en consecuencia, la falta de competitividad tanto por la fuga de talentos, como por el bajo nivel de los jugadores poco incentivados en un mundo donde el profesionalismo es el denominador común, incluso en disciplinas hasta hace pocas décadas consideradas amateurs, como el atletismo. Gusto por formas de ejecutar la disciplina futbolística con calidad,12 como si sus jugadores fueran “de otro planeta”, como afirma el siguiente testimonio, quién se hizo seguidor de un club de fútbol, como el F.C. Barcelona. Afinidad deportiva que le inclinó a buscar nexos de consanguinidad en España: 12 “El auge del fútbol en nuestro país no ha sido por la calidad de los futbolistas del patio, sino por la proyección y seguimiento de eventos y deportistas de primer nivel mundial”, Jorge Luis Coll, “La pelota en fuera de juego”, en Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, 21 de mayo, 2017. En http://www.trabajadores.cu/20170521/polemica-beisbol-vs-futbol/ (fecha de consulta: 18 de noviembre, 2019). 148 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Rfa. Soy barcelonista desde que conocí la existencia de un ser de otro planeta llamado Diego Armando Maradona que fue campeón del mundo con Argentina en 1986 (que es mi selección favorita) y jugaba para el Barcelona Futbol Club. En aquella época, en Cuba comenzaba la fiebre del futbol y yo tuve la suerte de ir a estudiar a la en la ex-Unión Soviética donde vi bastante futbol y amplié conocimientos sobre este precioso deporte y pude ver jugar en este gran club (el Barcelona) a Stoichkov, Koeman, Kluibert, Rivaldo, Reikjark, Guardiola a Luis Enrique, entre otros grandes del futbol mundial que me cautivaron con su juego. Y como para reafirmar mi devoción por este club, hace poco tiempo comencé a elaborar el árbol genealógico de mi familia y descubrí que entre los ancestros españoles que tengo se encuentran los padres de mi bisabuela materna que son catalanes y que vinieron de Barcelona. Así que Vizca Barca y Vizca Cataluña.13 Nacer como aficionado, en buena parte de los entrevistados, se relaciona con vínculos familiares o generacionales, como lo asevera Diunne Fuentes quien, además de ser profesor de Historia en el bachillerato de su localidad, narra sus primeros contactos con el balompié debido a que sus hermanos buscaban todo lo vinculado a Maradona, quien ya empezaba a verse “por la televisión” en los mundiales: “Yo escuché los ecos del 90 […] el triunfo de Argentina”, y después la “combinación Romario y Bebeto en 94”. Con posterioridad, siguió a los “galácticos del Real Madrid”. Todo ello le hizo ser “de los pocos que jugaba al fútbol, mientras otros jugaban béisbol” (entrevista a Diunne Fuentes, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 23 de abril de 2019). La manera de 13 En http://azulgrana.cubava.cu/por-que-somos-del-fc-barcelona/ (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 149 fútbol en cuba acercarse al balompié está, casi siempre, vinculada a la generación y a vínculos familiares: Me aficioné al fútbol desde pequeño, en el barrio, era el deporte que practicaba con mis amigos de la infancia y desde entonces soy aficionado a él. Me animé a seguir el fútbol en televisión junto con mis compañeros, en mis tiempos de estudiante (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 1º de abril, 2018). Me aficioné al fútbol cuando empezó la rivalidad entre Messi y Cristiano, en el 2009. Mi hermano Yoelis fue quien me inspiró y acercó a seguir el fútbol (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril, 2019). Soy aficionado al fútbol desde los 17 años. Tengo un tío que wa fan del fútbol y que es muy aficionado a los partidos de la televisión, es él quién me llevó a ver también los partidos (Yuniesky de Armas, Santa Clara, provincia de Villa Clara, 13 de abril, 2019). Si se retoma el hilo de la entrevista efectuada con Diunne Fuentes, sus razonamientos difieren de aquellos que ofrecieron una explicación más cercana al declive del béisbol por sus propios problemas internos y el condicionante generacional, por ser personas mayores de edad sus seguidores. Para él las “limitaciones de la pelota son por el bloqueo” estadounidense. Por tal motivo, considera que el deporte nacional “se cayó como todo en el Periodo Especial”, y ello propició el “éxodo económico de peloteros”. Como es común escuchar en conversaciones de manera informal, y en lecturas de la prensa, el entrevistado consideró al fútbol un deporte “más fácil de jugar” porque es más barato. Condición que, desde su perspectiva, ha impulsado la universalización del balompié. Ello que ha hecho “emerger al fútbol” mientras que “el boom de la pelota no está como en años anteriores […], ha 150 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas habido un retroceso” porque “la motivación ha disminuido”. Su planteamiento, además de volver a la condición competitiva del deporte practicado en la isla frente al llevado a cabo fuera de ella, le hace recapacitar sobre la identidad nacional, uno de los aspectos en juego por la actual preeminencia del fútbol sobre el béisbol. Sobre el primer aspecto él se declara “amante del buen fútbol” que se ve de las competiciones europeas, aunque afirma que los medios de comunicación cubanos, Tele Rebelde principalmente, también transmite encuentros del fútbol nacional, al que le “falta calidad técnica” y “tampoco los estadios tienen condiciones”. Aseveraciones que explican por qué existe un “cambio generacional que se decanta hacia el fútbol” internacional, según su opinión. Desde esa lógica, poder establecer comparaciones entre las competiciones internacionales y las nacionales es el detonante para que se hayan decantado las nuevas generaciones por el balompié. Explicación que trata al aficionado como un especializado y exigente consumidor, aquel al que no se le verá “con playeras de deportes nacionales y de equipos” porque prefiere otros elementos identificadores del deporte extranjero. Un hecho que introduce el debate sobre la identidad nacional porque la “rivalidad entre la pelota y el balompié puede desunir” (entrevista a Diunne Fuentes, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 23 de abril de 2019). Percepción de que esta discusión cuestiona la identidad nacional como realidad unidimensional. Tal circunstancia, que con posterioridad se retomará, facilita observar cómo a través de la exaltación de la calidad y capacidad técnica de jugadores y equipos se construye la historia del nexo con los clubs y sus héroes deportivos. Afirmación que no contradice otros aspectos emocionales reflejados, incluso, en los cuerpos de los seguidores en forma de tatuaje. 151 Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Grabar, estampar el cuerpo, alude a la pertenencia e identificación con un cuerpo social, una “comunión de conciencias” para recordar la “comunidad de existencia” (Maffesoli, 2010: 129): […] en el momento en que la sociedad se miniaturiza (clanes, tribus), su necesidad de emblemas, tótems, símbolos, se hace más acuciante, aunque sea para confirmar una agregación que no tiene la solidez institucional. Así, el cuerpo como envoltura no es un excedente que pueda rechazarse a placer […] (ibid.). Identificación comunal a través de una marca de consumo reflejada en el cuerpo, como se ejemplifica en los tatuajes de los escudos del F.C. Barcelona y del Real Madrid: Keuris Soy del barça porque en una ocasión me compré una playera para jugar fútbol, había del Real Madrid y del Barcelona, pero como la del Madrid era blanca no me serviría. Así fue como el destino me unió al barça, luego comencé a indagar sobre la historia del club y me enamoré de un equipo que daba una clase de fútbol a cuanto rival se enfrentara, además sobre todo es un equipo que disfruta el arte de jugar y sabe tratar el balón. Otra de las miles de razones es que los madridistas creen que son el centro del universo, tal como lo hace la estrella del club blanco y no soy simpatizante con las personas auto suficientes y que solo siguen un club por su bitrina y no son capaces de sentir la verdadera pasión que te une a un club, su historia. bisca barca. 8 de mayo, 2015, 9:01 pm. Messi_Crack Soy del barça porque me corre sentimiento blaugrana por las venas, y porque una semana después del segundo triplete me tatué el escudo y lo porto muy orgulloso de mi, de mi equipo, de mi tridente, de mi defensa, de mi estadio, de todo a lo q le ha dado el toque el futbol Club Barcelona. el 10 agosto, 2015, 5:51 pm. 153 fútbol en cuba Ili@n@ Soy del barça primero que nada porque no son solo un equipo, son una hermandad, son más que eso definitivamente, saben cómo tocar el balón y hacer goles en el momento exacto, además de todo porque tienen a Leo el mejor del mundo que todo lo que toca lo convierte en gol con esa maestría excepcional te amo Messi vamos a por más. Somos el mejor Club de la historia. El Barca es completo, visça barça. fc barcelona es más que un club. 11 de agosto, 2015, 3:59 pm. Mister Si soy del barca sencillamente ya lo dice es más que un club, yo solamente tengo 25 no he vivido mucho futbol (que me hubiera gustado) pero he vivido la época dorada del Barcelona, recuerdo que desde que tenía como 10 años me apasione por el futbol viendo un partido del Barcelona, desde ese momento quede maravillado por ese juego maravilloso y toque sutil que caracterizo al Barcelona en este siglo y que tantas alegrías nos ha dado, luego llego la era Pep donde hicimos historia y aún más fue la euforia que desato y más fanáticos alcanzo, me siento honrado de pertenecer al barça antes de ese momento. Y aparte de toda la gloria y juego dentro del campo, también el can barca representa una historia una forma de vivir, una hermandad. Quien puede resistirse a tanto, Cule hasta que muera, Visca Barca. 12 de agosto, 2015, las 4:53 pm.14 Lander Pérez también es profesor, pero en este caso de deporte de una escuela primaria. Declarado beisbolero y seguidor del histórico equipo “Industriales”, afirma llevar en “las venas el béisbol”, aunque reconoce que “se ha perdido la cultura de la pelota entre los niños” en beneficio del creciente interés y gusto por el fútbol. Esa condición de aficionado a la pelota no le ha impedido 14 En http://azulgrana.cubava.cu/por-que-somos-del-fc-barcelona/ (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 154 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas disfrutar del fútbol, del cual se hizo seguidor durante el Mundial del año 2006. Después su “fiebre empezó con la disputa Messi y Ronaldo […], y viendo partidos de fútbol y conversando con los amigos del Real Madrid”. Ser aficionado al fútbol y profesor le ha hecho ser organizador de una Copa de Fútbol local que en el año 2019 cumplió cuatro años de llevarse a cabo, y que fue motivada por el Mundial 2014. De esta forma, y con una duración de un mes en los veranos, muchachos compiten en dos grupos para alzarse con el trofeo. Lo expresado por Lander es coincidente con el aumento de la oferta futbolística en la televisión y la visión de las grandes competiciones mundiales, como lo es un Mundial. Igualmente, y sin definir si es una cuestión de causa-efecto, lo que tiene claro es que, sin olvidar la “mentalidad deportiva” de los cubanos, los niños en “la escuela quieren fútbol” (entrevista a Lander Pérez, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 22 de abril, 2019). La confrontación entre héroes deportivos, señalada por varios entrevistados, también la remarca Yoelis Alba, para quien la afición al fútbol se desencadenó a raíz de la rivalidad Ronaldo vs. Messi. Aunque es consciente que esas figuras no son eternas, cree que “el fútbol va a seguir […], aparecerán otros ídolos” porque relaciona la afición al balompié con los jugadores, más que con los equipos; un hecho cercano a la emoción, ya que “nos tocan el sentimiento”. Tanto así que, en su barrio, donde los seguidores del Real Madrid se juntan a ver los partidos, se “quedan afónicos” como si estuvieran en el estadio donde se celebra la confrontación entre las escuadras de fútbol. Escenificación, en múltiples dimensiones si se toma en cuenta lo que ocurre en el planeta, de lo que se vive en el estadio donde se realiza el juego de fútbol; al mismo tiempo que es la manifestación de esa socialidad demostrada en el 155 Torneo Veraniego, Jamal, Baracoa, 3 de agosto, 2019. Fotografía de Lander A. Pérez. Torneo Veraniego, Jamal, Baracoa, 3 de agosto, 2019. Fotografía de Giorkis Ulloa Gamboa. Torneo Veraniego, Jamal, Baracoa, 3 de agosto, 2019. Fotografía de Lander A. Pérez. Torneo Veraniego, Jamal, Baracoa, 3 de agosto, 2019. Fotografía de Giorkis Ulloa Gamboa. Torneo Veraniego, Jamal, Baracoa, 3 de agosto, 2019. Fotografía de Lander A. Pérez. IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas compartir de los aficionados entreverados. Respecto a las estrellas futbolísticas mencionadas, lógicamente no hubieran tenido repercusión, o al menos tanta, sin contar con la retransmisión de fútbol en la televisión cubana: “mucha gente usa las ‘cajitas’ solo para saber más de fútbol”.15 Por otro lado, sobre la situación del béisbol en la isla su opinión es concurrente a aquellas que ubican a los seguidores de la pelota como un grupo de población mayor de edad; ruptura generacional demostrada con la “pasión por la pelota, por el equipo de Santiago de Cuba; mientras que ahora la juventud quiere eso, quiere fútbol”: “solo hay que ver a los niños pequeños”. Niños que encuentran más facilidades para practicar el fútbol que el béisbol (entrevista a Yoelis Alba Mena, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 24 de abril, 2019). El caso de Osniel Matos contrasta con los anteriores, al menos en la forma de acercarse al balompié. Este cuentapropista de alrededor de 50 años, que regentea una pequeña pizzería, vivió entre los años 2005 y 2007 en Michoacán, México, trabajando el método “Yo sí puedo” de alfabetización. En la República mexicana se hizo seguidor del fútbol, que antes no le resultaba de interés. Al igual que otros casos, su adscripción a un equipo, el F.C. Barcelona, la propició la presencia de Lionel Messi en su escuadra. Como ocurre en otras familias, e incluso entre parejas, su hogar se encuentra dividido entre seguidores del Real Madrid y del F.C. Barcelona. Debates intensos en el hogar, pero que no les impide coincidir en que la “Liga española es la mejor del mundo”, porque aprecian “la calidad”. Cariz que no encuentran en la actualidad en la pelota, de 15 La “cajita” cubana es un aparato decodificador que capta las señales digitales para reconvertirlas al formato analógico de televisión. 161 fútbol en cuba la que han desertado los buenos peloteros para irse al extranjero buscando un mejor futuro profesional y económico. Su gusto por el fútbol y el deseo de que crezca en la isla, tanto en practicantes como en calidad, lo extiende también a la pelota. Un anhelo más cercano a la condición de deporte nacional que al panorama perceptible en la Cuba del presente (entrevista a Osniel Matos Legrá, Jamal, Baracoa, provincia de Guantánamo, 22 de abril, 2019). Opiniones y análisis concurrentes, en muchos aspectos, a pesar de la heterogeneidad de los aficionados al fútbol; seguidores que, guardando distancias, tienen similitudes con los de otros países e, incluso, con los que se encuentran en los países de los equipos predilectos: Los hinchas se concentran en el estadio y el resto sigue el juego por televisión en casa, o en sus bares y peñas habituales. Todos están conectados por satélite, pero cada uno está en su casa y participa de un modo aislado. Por otra parte, el partido ha modificado los horarios habituales de trabajo y el tráfico de la ciudad, que queda, así como suspendida en un tiempo de expectación. La ausencia de los ruidos habituales resalta más por los ocasionales estallidos (bocinas de coches, gritos en los bares, trompetas, etc.) que provocan las incidencias importantes del juego (Ortiz García, 2006: 193). Lo narrado no se corresponde a cualquier ciudad cubana, sino al Madrid explicitado por la antropóloga Carmen Ortiz durante un partido del equipo con más seguidores de la capital madrileña. Sin embargo, salvo por la primera referencia a la concentración en el estadio, la descripción remite a cualquier ciudad del mundo, aquellas que quedan colapsadas por los aficionados de un equipo europeo, como si estuvieran en el escenario original. Hoy la comunidad de aficionados se extiende por el planeta para conformar 162 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas nuevas o coincidentes narrativas respecto a las identificaciones futbolísticas. Una “comunidad de telespectadores” que, para algunos observadores, está alejada del “carácter identitario del hincha original” (Reguera, 2017: 162), pero que dota a esos colectivos de nuevas socialidades y formas de reconocimiento transnacional. la ramificación del fenómeno Peñista Su desvinculación del barrio, ciudad o pueblo les lleva a convertirse en una suerte de centros de atención mundial alejados de su entorno, perdiendo así sus raíces. Carles Viñas y Natxo Parra, 2017, p. 267. Las actitudes del hincha de fútbol implicaban un espíritu de sacrificio lejano al placer pasivo de otros tipos de público […]. Los hinchas se transformaron en protagonistas del espectáculo, vale decir que eran actores en el drama del partido y su papel consistía en influir sobre el desempeño de los jugadores de su equipo […]. Julio Frydenberg, 2011, p. 231. Una de las características más singulares del fútbol hispano radica en la conformación de peñas futbolísticas conectadas con un club. El concepto de peña, muy extendido en la Península ibérica, señala a un grupo de personas, sin especificar su sexo, que se reúnen en un lugar establecido para llevar actividades de cualquier tipo, aunque suelen ser de carácter lúdico. En el caso del fútbol las peñas las constituyen aficionados que se agrupan en un colec163 Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Sidecar en Baracoa, provincia de Guantánamo, Semana Santa, abril de 2019. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Bar-Restaurante en Baracoa, provincia de Guantánamo, Semana Santa, abril de 2019. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Jamal (Baracoa), provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Casa de Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. fútbol en cuba tivo destinado a ver los partidos, ir conjuntamente al estadio e, incluso, efectuar traslados de ciudad a ciudad, y al extranjero, para seguir los juegos de su equipo. Ello significa que, normalmente, cuentan con un local social que es mantenido por los peñistas, o a través de un negocio sito en el pueblo o ciudad nativa del equipo o en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, para ser reconocidas por un club deben atenerse a sus requisitos, además de a la legislación propia de asociaciones de la comunidad autónoma española donde se ubique la peña. Lo mismo sucede para las peñas que se encuentran en el extranjero, que siempre dependen de lo solicitado por el club de fútbol. Tales formalidades se han ampliado según el crecimiento de seguidores, de ahí que durante la celebración de los congresos de Peñas, como los que lleva a cabo el F.C. Barcelona,16 se decida la pertinencia de la peña como parte de la universalización de la marca corporativa del club. Peñas que en el año 2019 eran más de 1200, con 164 000 peñistas en todo el mundo:17 Nuestro proyecto para las peñas del FC Barcelona, ampliamente difundido en reuniones, charlas, coloquios, tanto con el Consejo Consultivo de Peñas, como en muchas peñas y agrupaciones de peñas, fijaba como premisa fundamental elevar la marca peña. Ésta no es una cuestión retórica, sino que parte del convencimiento de la importancia que para nuestro Club tiene el poder contar con esta multitud de seguidores que 16 En https://fcbworld.org/es/federaci%C3%B3n (fecha de consulta: 3 de enero, 2020). 17 Véase el 40 Congreso de Peñas celebrado en Barcelona durante el año 2019. En https://fcbworld.org/es/noticias/un-millar-y-medio-de-pe%C3%B1istas-culminan-el-40-congreso-de-pe%C3%B1as (fecha de consulta: 5 de febrero, 2020). 170 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas en su militancia barcelonista activa difunde los valores del FC Barcelona en cada rincón del mundo.18 Los requisitos no han impedido el crecimiento constante de peñas y, por supuesto, los casos más visibles en el mundo lo ocupan los equipos que simbolizan la confrontación futbolística global; rivalidad hispana transformada en “el clásico mundial”: F.C. Barcelona vs. Real Madrid. Este fenómeno planetario ya es propio en la Mayor de las Antillas, en concreto en la capital cubana existen las denominadas peñas futbolísticas de seguidores de equipos europeos, aunque no todas ellas cuenten con un elevado número de miembros y seguidores. F.C. Barcelona y el Real Madrid son, por supuesto, los principales clubes, como ocurre en el resto de América Latina. A pesar de ello, existen otras agrupaciones que siguen a equipos como el F.C. Bayern Munich, quien desde su página oficial en castellano informó, en mayo del año 2019, de la creación de este grupo de sus seguidores cubanos con cuentas de Facebook, Twitter e Instagram: Oficializado en septiembre 2016, CuBayern ha creado una enorme red de aficionados del Bayern que se reúnen a ver los partidos del club en hoteles, restaurantes o donde puedan encontrar a su equipo. Los integrantes también son activos con la comunidad internacional del Bayern 18 Véanse, por ejemplo, las modificaciones legislativas respecto a las peñas introducidas en el Congreso de las mismas celebrado en el año 2011. En file:///C:/Users/miguel/AppData/Local/Temp/Congr_s_de_Penyes_Barcelonistes_ponencia_castell_amb_esmenes.v1379404408.pdf (fecha de consulta: 5 de febrero, 2020). 171 fútbol en cuba por medio de redes sociales, mientras que localmente se juntan para jugar partidos y fomentar el bien del deporte con los colores del club.19 Si con la peña madridista, la barcelonista y la cubayern, seguidora del Bayern de Munich, era considerable el impacto cobrado por el fútbol internacional en Cuba, en la actualidad el incremento de grupos de seguidores organizados parece seguir la lógica de un crecimiento exponencial. Suceso demostrado con las expectativas puestas en la retransmisión de partidos futbolísticos en la televisión pública, alguna de ellas reclamada por las peñas oficiales de equipos europeos: #1243 Yulier fc bayern Buenos días a todos, durante la transmisión del Béisbol en los entre inning anunciaron que este sábado transmitirán en vivo dos partidos de futbol dentro del programa GOL 360 estos son Manchester City vs Leicester City a las 12:30pm y a las 2:45 pm Real Madrid vs Real Sociedad y mirándo esta cartelera que publican aparece que transmitirán en vivo a las 12:30pm el partido Bayern Munich vs Schalke 04, por favor quisiera saber si este partido del Bayern Munich será transmitido en vivo o si lo darán diferido otro día. De ser así infórmenlo al pueblo mañana en el programa GOL 360 para que todos los seguidores del Bayern Munich en Cuba podamos saber cuándo se transmitirá a nuestro equipo. Yulier Argote Ricardo desde la ciudad de Bayamo Miembro Oficial de la Peña del FC Bayern Munich en Cuba Baviera’s Red Giant mia san mia fc bayern munich 123456. 9 de febrero, 2018, 10:20 20 19 Véase https://www.facebook.com/FansClubcubayern/. En https://fcbayern.com/es/noticias/fan-club-del-mes/perfil-cubayern (fecha de consulta: 5 de febrero, 2020). 20 La sección comentarios se puede consultar en el Portal de internet de la Televisión Cubana. En http://www.tvcubana.icrt.cu/cartelera-de-la-tv-cubana/telerebelde. 172 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas Equipos tan disímiles, por historia y número de seguidores mundiales, como lo son el Manchester United F.C. y el Valencia C.F., forman parte de este auge peñista en la isla. El primer equipo es una de las marcas futbolísticas más seguidas en el mundo e, incluso, cotiza en la bolsa de valores dado el elevado número de recursos económicos que genera. En el caso de Cuba sus aficionados tienen la opción de seguir la página de Facebook,21 además de ver los partidos que ofrece la televisión pública cubana de la liga inglesa o de las competiciones europeas de clubes. Respecto al segundo la historia se relaciona con un inmigrante recién llegado a la isla desde Valencia: Adolfo Porcar, un valenciano miembro de la Penya Valencianista Viachers, llegó hace un año a Cuban con su pareja. Una vez instalado, como buen valencianista trató de buscar otros murciélagos por la isla para compartir el sentimiento por el Valencia FC. Sin embargo, pronto se dio cuenta de la cruda realidad. Los aficionados cubanos al fútbol son del Real Madrid o del FC Barcelona.22 Grupo de seguidores que a mediados del año 2019 contaba con nueve miembros deseosos de convertirse en una peña oficial. A pesar de ser pocos sus miembros, utilizan las redes sociales para darse a conocer, en concreto gracias al Twitter de la Peña Valencianista Cuba.23 Igualmente, cuentan con un destacado periodista cubano, 21 En https://www.facebook.com/Seguidores-del-Manchester-United-enCuba-2254670011457028/ (fecha de consulta: 5 de febrero, 2020). 22 Adolfo Porcar, “Esperan reunir a todos los murciélagos de la isla para oficializarse en septiembre”, en Levante. El Mercantil Valenciano, 28 de julio de 2019. En https://www.superdeporte.es/valencia/2019/07/28/cuba-busca-valencianistas-formar-pena/420663.html (fecha de consulta: 5 de febrero, 2020). 23 @CubaVcf (fecha de consulta: 4 de enero, 2020). 173 fútbol en cuba Renier González, seguidor declarado del equipo del levante hispano. Junto a ellas, se abren páginas de Facebook, Twitter e Instagram de equipos que pueden sorprender por no ser los que más aficionados acumulan en su lugar de origen. Lo mismo ocurre con otros clubs que amplían en el extranjero el número de seguidores a través de peñas. Clubes ingleses: Manchester United F.C., Manchester City F.C., Chelsea F.C. o Liverpool F.C.; hispanos: Atlético de Madrid, Valencia C.F. y R.C.D. Espanyol; italianos: A.C. Milán, el Inter, de la misma ciudad, la Juventus de Turín y la A.S Roma, y argentinos: A.C. Boca Juniors. Peñas que han creado la Asociación Interpeñas de Cuba (aic) (@AICuba2019),24 quienes organizan un torneo de fútbol que lleva su nombre. Competición efectuada en la capital del país con distintas escuadras que representan a los equipos de las peñas. La condición de peña facilita su visibilidad entre la población cubana interesada en el fútbol. Empero, junto a estas agrupaciones cabe decir que existen, desperdigadas por la geografía isleña, un sinnúmero de grupos de aficionados a distintos equipos. Su relativa informalidad no impide compartir el interés por el equipo seguido y, sobre todo, que se reúnan en casas particulares y ciertos 24 Clubes representados hasta enero de 2021: Atlético Madrid, @atleticaLA; Barcelona, @PenyaBHabana; Bayern Munich, @cubayern; Boca Juniors, @cubabosteros; Borussia Dortmund, @bvbcuba; Chelsea, @CubaChelsea; Espanyol de Barcelona, @pericoscuba; Everton, peña en formación, no tienen redes sociales; Juventus, @penacubanajuve; Leipzig, @RB_LeipzigCuba; Liverpool, @CubanReds; Manchester City, @ManCity_Cuba; Manchester United, @United_Cuba; AC Milan, @ac_habana; Inter Milán, @InterClubCubaO1; Paris Saint Germain, peña en formación; Real Madrid, no tienen RS, contactar a @gus9803; Roma, @romahabana; Tottenham Hotspurs, @spurscuba; Valencia, @CubaVcf; Arsenal, @CubanGooners. 174 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas locales públicos o de cuentapropistas para ver los juegos disponibles en los medios de comunicación. Como ya se especificó, los dos equipos más destacados y con mayor número de seguidores en España son los mismos que cuentan con más peñistas cubanos. No todos los aficionados a esos equipos participan de las peñas respectivas, pero pueden seguirlas en las redes sociales, así como estar pendientes de las actividades que organizan. Por ejemplo, durante el año 2016 se publicitó en los medios de comunicación el 20 aniversario de la existencia de la primera peña barcelonista en la isla. Historia reciente pero que ubica a “Arthur [sic] Cabré” como el impulsor de la misma, secundado por empresarios catalanes radicados en la Mayor de las Antillas: Transcurridas dos décadas, la Peña Barcelonista habanera aglutina ochenta socios permanentes y unos treinta colaboradores de ambos géneros, que fomentan la práctica del deporte mediante torneos de fútbol y concursos. Desde el inicio su base de operaciones ha sido la Sociedad Catalana de Cuba, sita en la calle Consulado # 68, en el municipio Habana Vieja. Esta discreta institución —fundada en 1840— es la más antigua del mundo; en ella los peñistas se reúnen para disfrutar los partidos de su amado club. 25 La peña se ha integrado a los Congresos de Peñas celebrados en la Ciudad Condal y a otras actividades organizadas por el Club catalán, como lo es su presencia en el torneo veraniego de la entidad, el Joan Gamper. Misma asociación que cuenta con un blog 25 Ana León, Augusto C. San Martín y Rudy Cabrera, “Veinte años apoyando al Barça desde La Habana”, en Cubanet, 23 de noviembre, 2016. En https:// www.cubanet.org/actualidad-destacados/veinte-anos-apoyando-al-barca-desde-la-habana/ (fecha de consulta: 4 de febrero, 2020). 175 fútbol en cuba dedicado al F.C. Barcelona y donde aparecen informaciones históricas y actuales del equipo, además de noticias referentes al nexo cubano con el club.26 A finales del año 2019 se celebró el “Primer Gran Encuentro Azulgrana” en Cuba, en concreto el primer día de diciembre en la sede de la Sociedad Catalana, actividad coincidente con el enfrentamiento entre el Atlético de Madrid y el F.C. Barcelona. Reunión en la que participaron especialistas deportivos locales y reconocidos por su creciente papel en los nuevos medios de comunicación extendidos por las redes sociales, como es el caso del ya mencionado Daguito Valdés,27 quien además de tener cuentas de Twitter con comentarios deportivos,28 es un destacado youtuber dedicado al fútbol.29 El equipo antagónico del F.C. Barcelona es el Real Madrid, entidad futbolística de la capital española que también posee innumerables peñas y aficionados en todo el mundo. En la página oficial del Real Madrid, en su sección de aficionados, aparece con 600 socios la peña habanera fundada en el año 2010.30 Álvaro Kirkpatrick, español residente en la capital cubana, es su presidente. Según su propia narración, expresada en una entrevista, llegó a la isla con un puesto diplomático en el año 2008. Contactar con dos destacados madridistas cubanos, como el actor Jorge Perugorría En http://azulgrana.cubava.cu/ (fecha de consulta: 4 de enero, 2020). “Primer gran encuentro azulgrana”, 21 de noviembre, 2019. En https:// azulgrana.cubava.cu/tag/pena-barcelonista-de-la-habana/ (fecha de consulta: 4 de febrero, 2020). 28 @daguitovaldes; @YoHabloFutbolTV (fecha de consulta: 4 de enero, 2020). 29 En http://youtube.com/YoHabloFutbol (fecha de consulta: 4 de enero, 2020). 30 Véase Peña La Habana. En https://www.realmadrid.com/aficion/penas/la-habana (fecha de consulta: 4 de febrero, 2020). 26 27 176 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas y el músico Kelvis Ochoa, le impulsó a crear la peña. Como todo equipo con peso mundial, los requisitos del Real Madrid para que una peña sea reconocida son numerosos, entre ellos deben existir, entre sus miembros, “un mínimo de 5 socios o 15 titulares del carnet madridista”. Obligaciones que se tornan locales para pertenecer a la autoproclamada “Primera y única Peña oficial del Real Madrid en Cuba en toda la Historia”: Los Carnets de socio de la Peña Madridista de La Habana se solicitan durante los visionados de partidos de la Peña, en donde se haya convocado para verlos, proporcionando en ese momento la siguiente información: el nombre de la persona y sus dos apellidos, así como su número de celular cubano y su email (o, en su defecto, algún otro teléfono, correo o vía alternativa para contactar con el interesado). Al solicitar el Carnet se deberá pagar la cuota de ingreso en la Peña (10 cuc para los nacionales cubanos aunque tengan otra nacionalidad / 20 cuc para los españoles nacidos en España o los no cubanos en general. Los Carnets de socio se recogen también durante los visionados de los partidos, en donde se haya convocado para verlos.31 La página de Facebook promociona cada semana los próximos partidos del equipo blanco y otras actividades que involucran a la escuadra madridista y la peña habanera. Junto a los llamados a visionar los partidos del Real Madrid también efectúan eventos de reafirmación grupal, como fue la primera gala de la peña llevada a cabo en abril del año 2015. Reunión que tuvo como sede el histórico Hotel Nacional y como pretexto la celebración de la última Copa de Europa. Más de un centenar de madridistas se dieron cita para convivir, al mismo tiempo que se presentó una réplica de la décima 31 En https://www.facebook.com/groups/149162065111095/about/ (fecha de consulta: 4 de febrero, 2020). 177 fútbol en cuba copa europea ganada por el equipo. Con la conducción del popular periodista Héctor Villar, también participaron personajes de la isla, reconocidos internacionalmente, como el atleta Javier Sotomayor o el ya mencionado actor Jorge Perugorría.32 El Hotel Nacional es la sede principal de la peña y en su cafetería se encuentra el “Rincón del Real Madrid”. Debido a la cantidad de seguidores tienen otras subsedes en el Bar El Patio del Hotel Tryp Habana Libre y sus salones, y el Habana Café del Hotel Meliá Cohiba.33 La interpretación del presidente de la peña madridista sobre la presencia del fútbol en Cuba alude a la historia, aunque con claros dejos coloniales: El cubano es aficionado al fútbol porque lo lleva en la sangre dada su relación pasada con España. Pero las autoridades locales potenciaron en su día el béisbol al independizarse de España para alejarse espiritualmente de la metrópoli y acercarse así a EEUU. Pero en el fondo siempre les ha gustado el fútbol. Me sorprende ver que hay gente que te habla de Juanito, Santillana […].34 Con certeza, el caso más inusitado es el de una peña que bajo el nombre de “Deporte Total” ha sido impulsada por la marca de 32 Juan Ignacio Gallardo, “La décima en La Habana”, en Marca, Madrid, 8 de abril, 2015. En https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:u0_h8GL6zqoJ:https://www.marca.com/2015/04/08/futbol/equipos/ real_madrid/1428509653.html+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=mx&client=firefox-b-d (fecha de consulta: 16 de diciembre, 2019). 33 En https://www.facebook.com/groups/149162065111095/ (fecha de consulta: 11 de febrero, 2020). 34 Fermín de la Calle, “El fútbol es la sangre, hay miles del Madrid en Cuba”, en A la Contra, 25 de noviembre, 2017. En https://alacontra.elindependiente.com/kirkpatrick-cuba-miles-madridistas/ (fecha de consulta: 16 de diciembre, 2019). 178 IV. aficionados en la comunidad global y Peñas futbolÍsticas ropa deportiva All In Jerseys. El corte de listón inicial de la misma se dio con el clásico entre F.C. Barcelona y Real Madrid, llevado a cabo el 18 de diciembre del año 2019, y cuyo escenario fue el Centro Cultural La Plaza, en el centro histórico de la capital cubana.35 Esta peña aglutina inquietudes de distintos puntos geográficos de la isla por juntar a aficionados de diversas disciplinas deportivas, sin importar si tienen un equipo favorito, y puede seguirse en Instagram y Facebook.36 Su propósito es reunir a sus integrantes coincidiendo con alguna transmisión deportiva de interés, ya sea a través de la televisión pública cubana o mediante la suscripción en línea de otros canales. De esta manera, sin seguir disciplina deportiva o equipo concreto, la peña Deporte Total se muestra como una competencia a otros grupos que se reúnen, en especial, para ver confrontaciones deportivas de trascendencia mundial, como el clásico del fútbol hispano, al mismo tiempo que reafirma la vocación transnacional del aficionado en Cuba. Por tal motivo, el domingo 1º de marzo de 2020 organizó, en el mismo lugar en el que se presentó formalmente, la reunión para seguir el clásico del fútbol mundial: Deporte Total Oficial te invita este 1º de marzo acompañarnos a disfrutar el clásico mad vs bar junto a All in Jerseys Oficial, gracias al apoyo de Cubatel, Cubacitas y Light Vision vivirás esta fiesta futbolera como nunca antes, debes leer con atención para asistir a este gran evento. 35 Enio Echezábal, “Deporte Total, un espacio para aficionados de toda Cuba”, en Juventud Rebelde, 17 de diciembre, 2019. En http://www.juventudrebelde.cu/deportes/2019-12-17/deporte-total-una-espacio-para-aficionados-de-toda-cuba (fecha de consulta: 19 de febrero, 2020). 36 https://www.facebook.com/deportetotalcuba/ (fecha de consulta: 5 de enero, 2020). 179 fútbol en cuba Invitados • MadWoman (agencia publicitaria) • Barrio Habana • Directiva de la UH • Modelos de All in Jerseys • Personalidades del Mundo Deportivo • Yo Hablo Futbol (Daguito Valdés) • Artistas Actividades Desde las 10:30 am tendremos dj con música, competencia de Futbol 3 vs 3 en el parqueo del local y de fifa 20 con los finalistas del Torneo del 16 de febrero como previa al partido. Además de resaltar las actividades alternativas, como juegos y sorteos, la publicidad del evento especificó la necesidad de efectuar la reserva por “invitación”, que se traduce en el pago de 3 cuc —tres dólares— para tener derecho a silla y un ticket para la rifa de tarjetas de regalo. La “invitación vip”, con un costo de cinco cuc —cinco dólares— otorgó el derecho de una mesa, siempre que se compraran cuatro invitaciones, y se reservaran “ofertas de botellas”.37 La información de esta peña y sus actividades condensan todos los componentes de la mercadotecnia comercial y de la segmentación por capacidad de consumo, aspectos que se abordarán en el sexto capítulo de este libro. 37 En https://www.facebook.com/events/1483859601767821/ (fecha de consulta: 19 de febrero, 2020). 180 v. medios de comunicación y generación de valores: el fútbol al margen de los Pies Una vez que arruina el futbol como deporte, la televisión lo infla como mercancía. Juan Villoro, 2014, p. 164. Un tercer aspecto de la globalización deriva del despliegue de tecnologías que facilitan la difusión transnacional de la información y la comunicación. John B. Thompson, 1998, p. 295. La comunicación electrónica posibilita algo que hasta ahora era imposible: la toma de contacto activa, simultánea y recíproca entre actores individuales traspasando cualquier frontera de país, religión y continente. Ulrich Beck, 2008, p. 149. Los aparatos televisivos tienen un papel histórico en Cuba, hasta han sido mencionados como logro y orgullo de su modernidad 181 fútbol en cuba (Batista, 1963). Son parte fundamental de la cotidianidad de la isla, incluso de su paisaje público. En este sentido, es fácil comprender que desde que iniciaron las transmisiones de fútbol internacional se incentivaran las reuniones alrededor de los televisores. Igualmente, desde el año 2013, se intenta ampliar la señal digital en el país gracias a dispositivos decodificadores como la “cajita”, aunque en grandes extensiones del territorio cubano no se tiene acceso a ella y predomina la televisión analógica. Si los medios de comunicación representan un estímulo para la visualización del fútbol, ese mismo interés se ve trasladado a las calles de pueblos y ciudades, o en los improvisados campos de despoblados y campos de la isla antillana. Es habitual, entonces, ver jugar a niños y jóvenes en cualquier terreno, el mismo que antes ocupaban los que aprendían “béisbol en la calle de los barrios” (Padura, 2017: 120), o cuando se jugaba en “escuelas y parques” (ibid.: 125). El tamaño de la pelota ha cambiado, y crecido tanto como parecen haberlo hecho ciertas aspiraciones de consumo de los cubanos. Ante las reincidentes reflexiones sobre el espacio público de las ciudades, en Cuba parece predominar aquello que Henri Lefebvre consideró el espacio vivido (veçu), un espacio físico que además de ser plenamente usado, hollado, es el que se abre a la imaginación y a la lectura simbólica de sus usuarios (Lefebvre, 2013: 96-101). Las calles se viven sin el sesgo de otras sociedades donde el espacio público se torna vigilante de la normalización (Foucault, 2015: 33), aunque procesos de gentrificación, como los observados en el histórico centro de La Habana Vieja muestran cambios actuales y predicen los futuros. En tal sentido, las ciudades turísticas de Cuba no están libres de las actividades efectuadas en el espacio público, tal como ocurre en otras urbes del planeta, propiciadas por instituciones gubernamentales y sus políticas culturales, esas conocidas 182 V. medios de comunicación y generación de valores también como “políticas urbanas festivalizadas” (Muñoz, 2005); eventos para habitantes y turistas, en muchos casos, que hacen vivir al espacio público de la ciudad como espectáculo, como espacio escenográfico (Delgado Ruiz, 2013: 73). Es en dicho espacio público donde se produce la iniciación de los niños y jóvenes en la práctica del fútbol, como antes lo hacían al béisbol, y es también el lugar donde instituciones públicas y privadas, extranjeras las últimas, apuestan por el deporte, en concreto el fútbol, para transmitir “valores” por considerarlo un motor educativo para el desarrollo y la integración social, tal como se verá en este capítulo tras exponer el papel de los medios de comunicación en la extensión del interés por el fútbol en Cuba. canales de televisión Pública y sus alternativas Situado en el edificio del Instituto Cubano de Radio y Televisión (icrt), en el barrio de El Vedado habanero, el canal deportivo Tele Rebelde cuenta con una cobertura nacional para transmitir, prácticamente todo el día, programación deportiva local e internacional, así como series y reportajes relacionados con el mundo del deporte. Ser un canal exclusivamente deportivo confirma un hecho vivido fuera y dentro de sus fronteras, que es el gran volumen informativo generado por tal actividad (Alcoba, 2011: 8). De igual forma, Tele Rebelde otorga coberturas especiales, y más prolongadas, en los grandes eventos deportivos mundiales, como son los Juegos Olímpicos y los mundiales de fútbol. Igualmente, este canal público tiene programación durante 18 horas diarias, una realidad alejada de lo que ocurría en 1968 cuando nació. La cartelera diaria del “canal de los deportes en Cuba”, como reza su eslogan, combina secciones fijas con la retransmisión de eventos en vivo o 183 fútbol en cuba en diferido. Además de las justas deportivas en suelo cubano, la difusión de partidos de la Liga española, la Premier League inglesa y la Bundesliga alemana capta la atención de los telespectadores aficionados al balompié. Y lo mismo ocurre cuando las competiciones son la uefa Champions League y la uefa Europa League. Pero como ya se comentó, en ningún caso el fútbol mantiene el monopolio de las retransmisiones puesto que las disciplinas atendidas por la cadena televisiva oscilan entre los deportes minoritarios y locales, a los seguidos con atención por un público global, estos últimos los más demandados por incluirse el fútbol. De esta forma, ese canal público se asemeja a otros de nivel mundial construidos con programaciones especializadas en la transmisión de deportes; ejemplos representados por empresas globales como espn, que salió a antena en Estados Unidos durante el año 1979. Hoy en día la existencia de canales con influencia mundial ha crecido con la presencia de fox Sports y que, como ocurre con espn, cuentan con sedes regionales visibles en todo el planeta. Empresas que controlan la oferta deportiva mundial para resaltar el carácter de mercancía del deporte y la transformación de disciplinas como el fútbol, modificado en su organización y en la relación con los aficionados debido a su espectacularización mundial (Alabarces, 2018: 221-222). Un hecho social que responde a lo afirmado por John B. Thompson respecto a la cultura mediatizada y: […] que se expresa en experiencias comunes y una memoria colectiva compartida; imposible de observar en la actualidad sin contemplar que muchas de las manifestaciones culturales, convertidas en espectáculo, solo pueden entenderse al estar entretejidas con los medios de comunicación (Thompson, 1998: 241). 184 V. medios de comunicación y generación de valores Todo ello ha provocado una especialización de los medios de comunicación masivos; una senda abierta por las secciones deportivas de la prensa y los programas especiales de la radio desde hace décadas. Esta realidad actual se ratifica gracias a la formación de profesionales preparados en ciertas materias, como pueda serlo la deportiva; una situación advertida en Cuba. De esta manera, la Facultad de Comunicación cuenta en sus carreras, y dentro de sus disciplinas básicas, con la Educación Física, al mismo tiempo que se promueven cursos especializados y de posgrado. Dentro de los posgrados cabe señalar el dirigido a “profesionales de la comunicación en la rama deportiva” organizado por la Cátedra de Periodismo Deportivo del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, una institución que forma parte de la Unión de Periodistas de Cuba.1 Tele Rebelde ofrece una ingente programación de actividades deportivas, sin embargo, ello no impide que se haya convertido en una cadena televisiva sobre la cual polemizar respecto a aspectos que trascienden el propio deporte, y que señalan debates de la sociedad cubana, y donde no puede obviarse el que tiene como tema central la identidad nacional. Transmisiones de fútbol nacional o internacional, del béisbol cubano y de otras latitudes, se tornan en temas de discusión constante para aplaudir o reprochar a los medios públicos. Retrasos en la retransmisión de juegos como los de la Serie Mundial de Béisbol y la elusión de los juegos realizados en la Unión Americana por la presencia de peloteros cubanos en sus filas a nadie sorprenden, y desatan un clima de animadversión ante la política de Tele 1 Véase la página del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En https://periodismojosemarti.wordpress.com/ (fecha de consulta: 11 de diciembre, 2019). 185 fútbol en cuba Rebelde. Debate de largo aliento pero que es actual e imposible de ocultar ya que inmiscuye a los beisbolistas deseosos de buscar un mejor futuro profesional, como lo ejemplifican a la perfección Yasiel Puig, Yasmani Grandal o Yulieski Gurriel,2 peloteros huidos hacia la Unión Americana y con relevancia en la competición de ese país. Si tal controversia se produce con los juegos de élite del deporte nacional, no cabe duda que las supuestas arbitrariedades, o desatención a la solicitud de los espectadores del canal televisivo deportivo, son visibles también cuando el involucrado es el fútbol internacional. Reclamos en conversaciones callejeras y que se leen en la página de la propia Televisión Cubana como enojo por la informalidad y la suspensión de partidos de balompié anunciados por Tele Rebelde: #1316 Arnal2 Lo de esta gente no tiene nombre ni explicación, poner un torneo de levantamiento de pesas, lo mismo que con el partido de ida del barça-chelsea que no lo dieron en vivo por poner el gran torneo de lucha, esperemos que el miércoles no se les ocurra algo diferente al super canal de los deportes y den el partido en vivo. 8 de marzo, 2018, 13:46. #1314 oll77 Pensaba que ya lo había visto todo con Tele Rebelde, lo de ayer de no dar el partido Tottenham vs Juventus que estaba anunciado por transmitir levantamiento de pesas femenino, que tanto se criticó en nuestro país cuando surgió esa modalidad, no sé ni como calificarlo, quisiera 2 “El Estatal Tele Rebelde emite con retraso los dos primeros juegos de la Serie Mundial”, en El Diario de Cuba, La Habana, 26 de octubre de 2017. En https://diariodecuba.com/deportes/1509038386_34896.html (fecha de consulta: 19 de noviembre, 2019). 186 V. medios de comunicación y generación de valores preguntarle a la dirección de este canal si conocen a 10 televidentes en todo el país que hayan visto esa transmisión y sin embargo dejar esperando a miles de televidentes que deseaban ver el partido de futbol increíble, “Tele Rebelde siempre pensando en usted” por favor digan abiertamente que se transmite el futbol en vivo cuando no hay ningún evento nacional que transmitir y así nos evitarían tantas desilusiones y que el objetivo del canal no es transmitir los eventos que la mayoría del pueblo espera como es la champios, sino que siguen otros criterios, es increíble gastar los recursos del país en una transmisión en vivo que no ve nadie, ahora a esperar cual será la próxima. 8 de marzo, 2018, 11:03 #1301 yoanny Es una burla esta television cubana anuncian el partido de champions en vivo entre la juve y totteham y luego transmiten un levantamiento de pesas... burlaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaa. 7 de marzo, 2018, 14:39. #1297 rafael Q falta de respeto el canal Telerebelde este fin de semana me quedo sin palabras, reconozco que sin el canal Habana y los hd no seriamos nada de verdad un saludo a esos 2dos canales q hacen un trabajo estupendo sin ser canal de deportes, dan más futbol q el propio telerebelde, ahora veo en la cartelera q el sábado no va a dar el clásico del Futbol Ingles M United vs Liverpool no entiendo nada. 5 de marzo, 2018, 09:19. #1289 Roxana ¡Cuánta decepción a diario con las trasmisiones de Telerebelde por el amor de Dios!!! ¿por qué nos hacen eso de anunciar trasmisiones que luego sin más allá ni más acá sencillamente cambian a capricho de algún directivo, supongo? ¡Cuánta falta de respeto al pueblo!! yo ilusionada para ver los juegos del Barça que ustedes mismos anunciaron trasmitirían y ahora resulta que pondrán el mundial de atletismo que a muy pocos interesa por la escasa participación cubana, cuando pudieran escoger los momentos que participen los cubanos y trasmitirlos... Evento 187 fútbol en cuba de primer nivel dijo hoy el Renier o Reinier ese, no se bien, nadie lo duda, pero ¿Será mejor recibido por los cubanos que los juegos del Barça de hoy y el domingo? No lo creo, nadie lo cree. Es una decisión malsana pensada para hacer daño a la mayoría de la población que no cuenta con la cajita, ustedes, los que toman esas decisiones hacen más daño a la revolución que los contrarrevolucionarios, porque buscan y logran disgustar a una gran masa de pueblo... sé que no toman en serio los comentarios que aquí expresamos muchos cubanos, pero hay que decirlo. 1º de marzo, 2018, 13:15. #633 Mario Quintana Transmitan el juego de futbol en vivo del Madrid y el bayer no coman más basura con esa “pelota” que no sirve para nada Gracias. 12 de abril, 2017. 9:11 3 Extensas citas para ejemplificar el malestar de los televidentes que consideran los cambios de programación una desatención y arbitrariedad de la televisión gubernamental. Reclamos que parecen asépticos en lo político pero que concentran incomodidad e impotencia ante decisiones unilaterales y en las que no pueden participar. Si Tele Rebelde aglutina a la mayoría de espectadores de programas deportivos, eso no impide que existan otras opciones, como es el caso de Canal Habana, un medio de comunicación público que apareció en el año 2006 para los telespectadores habaneros, aunque puede accederse a él fuera de la capital a través de la televisión digital. Dentro de su cartelera destaca un programa con amplia audiencia como “La jugada perfecta”, con el reconocido y 3 La sección comentarios se puede consultar en el Portal de internet de la Televisión Cubana. En http://www.tvcubana.icrt.cu/cartelera-de-la-tv-cubana/telerebelde. 188 V. medios de comunicación y generación de valores polémico comunicador, Héctor Villar, al frente del mismo durante varios años. Otra alternativa ilegal, aunque consentida por las autoridades, es el denominado “paquete semanal” que aglutina la programación de una semana de canales extranjeros. El paquete se vende a través de una memoria usb, por lo que puede consumirse de forma individual y en grupo. Las familias que no tienen acceso a las plataformas digitales cuentan con alternativas como la representada por la televisión satelital clandestina, la cual también ha facilitado la visión de los partidos de fútbol internacionales y es, al mismo tiempo, motivo de descripciones en novelas cuyo trasfondo es la capital cubana: Mi vecino compró la antena parabólica –en dólares a un particular– que se roba la señal del satélite, y le ha puesto un artefactico sofisticadísimo que, aunque el gobierno le ponga lo que le ponga para interferir la señal, ni Mahoma podrá impedir que vea la televisión americana, que es una mierda igual, pero ponen películas y hay propagandas de comidas y de desodorantes y de champúes. Entonces el vecino conectó un cable a mi televisor y así también yo me beneficio (Valdés, 1996: 72 y 73). del Periodismo clásico a la red digital Con la aparición y crecimiento, sobre todo, de la práctica del béisbol en la isla, aparecieron los comentaristas en la prensa de tal juego, tomado en principio como un evento social. Realidad incrementada, y matizada en sus contenidos, con la entrada de la radio en el mundo de las comunicaciones, como ocurrió en Cuba en el año 1922. En tal sentido, la tradición del periodismo deportivo cubano es extensa en actores y dilatada en el tiempo. Figuras históricas como Eddy Martín, Rafael “Felo” Ramírez y Bobby Salamanca, por nombrar alguno, permite entender la existencia de 189 fútbol en cuba concursos posteriores, como el Nacional de Periodismo Deportivo José González Barros. La tradición periodística, incluso con la especialidad deportiva, hace que en la isla los profesionistas dedicados a tal tarea sean numerosos y hayan crecido en los últimos años. Algo secundado con la presencia de mujeres dentro de un medio sumamente masculinizado. En cuanto al fútbol, Renier González y Sergio Ortega, desde Tele Rebelde, son voces populares del relato futbolístico. Aunque son reconocidos por su trabajo y opiniones, también son criticados por ponderar el balompié ante el decrecimiento de la pelota. Una entrevista llevada a cabo con Renier González, y publicada en El País de España, ofrece la opinión del periodista sobre lo acontecido en la isla respecto al crecimiento del fútbol en clave metafórica: El fútbol se ha acercado en relevancia al deporte nacional, el béisbol. “Entre los jóvenes ya es el número uno”, dice Reinier. El parteaguas del fenómeno podría situarse en 2010 por dos hechos ajenos entre sí: el gol de Iniesta y el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. El congreso lanzó el proceso de reformas que ha empezado a conectar a la isla con el exterior, entre otras cosas facilitando los viajes al extranjero y permitiendo la tenencia de ordenadores y móviles. La victoria de España en la Copa del Mundo añadió una dosis de orgullo de familia a la adicción galopante de los cubanos al fútbol. Para el Mundial de 2014, el balón se había convertido en un bien colectivo: todos los partidos se transmitieron por la televisión y los más trascendentales se proyectaban en los cines (de Llano, 2015). Revisión de los lineamientos políticos del Partido de Estado cubano coincidente con la emergencia del fútbol. Quiebra de los principios rectores tras la Revolución cubana que también se refleja en la ruptura generacional de intereses y perspectivas de 190 V. medios de comunicación y generación de valores aquellos nacidos, sobre todo, tras el Periodo Especial y que toman en cuenta lo expuesto por los periodistas: […] los comentaristas deportivos juegan un papel importante en todos los seguidores de este deporte [fútbol], incluido yo, que sigo muy de cerca los comentarios de Renier González […] en el programa “Meridiano Deportivo” ya que influyen positivamente en el acercamiento al fútbol (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 01 de abril de 2018). Renier González ha sido el periodista que me influyó a ver el fútbol europeo (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril de 2019). Los periodistas cubanos siempre influyen cuando se trata del fútbol, ya que ellos también tienen favoritismos por diferentes equipos de fútbol europeo (entrevista a Alexander Rodríguez Saname, Caimanera, provincia de Guantánamo, 30 de marzo de 2018). Por su parte, con destacada trayectoria en el Canal Habana, Héctor Villar es uno de los jóvenes periodistas que ha logrado trabajar fuera del país y en colaboración con empresas extranjeras y marcas comerciales, cuestión que pocos profesionistas cubanos logran. También en los últimos años, periodistas noveles se han posicionado a la hora de debatir las preferencias de los espectadores cubanos. Su cercanía a las vías abiertas por internet muestra las diferencias con los colegas que los precedieron, al mismo tiempo que ofrece caminos para explorar y comparar el papel jugado por el deporte, sobre todo en su condición de consumo. Desde el Canal Habana, en su sección deportes, se ha argumentado junto con los comentaristas independientes, a favor de priorizar transmisiones del balompié mundial, en especial el europeo, porque es reclamo y exigencia de los telespectadores cubanos. Posición no siempre respaldada por programas de radio como 191 fútbol en cuba “Tribuna Deportiva”, o los emitidos por Radio Rebelde, quienes han denominado “esnobismo” y “farandulería” la apuesta por el fútbol en el gusto de la población cubana (del Castillo, 2011). Lo mismo debe decirse de los televidentes, que en ningún caso han de considerarse receptores pasivos, sino actores activos en los procesos de comunicación como los de la televisión: Dichos individuos prestan atención a los mensajes de los medios con distintos grados de concentración, los interpretan de manera activa, les dan un sentido y los relacionan con otros aspectos de sus vidas. En vez de considerar a estos individuos como parte de una masa inerte e indiferenciada, deberíamos dejar abierta la posibilidad de que la recepción de los mensajes de los medios sea un proceso activo, inherentemente crítico y socialmente diferenciado (Thompson, 1998: 318). En esa misma lógica, se incluye el auge audiovisual facilitado por la red digital y donde está presente, de manera muy destacada, la actividad deportiva. Una irrupción mundial de formas de comunicación que rompen con las “maneras de presentar y transmitir la imagen del deporte” (de Pablos, 2005: 135), por hacerlo con mayor rapidez y con la probabilidad de que participen los propios televidentes, convertidos en analistas y comentaristas transnacionales. Así, periodistas con larga experiencia en los medios públicos cubanos, como nuevos e independientes analistas se han vuelto adeptos a la difusión del fútbol mediante las nuevas tecnologías. Gracias al Internet instituciones públicas, como las encargadas del deporte patrio, dan información sobre el fútbol nacional, como ocurre con el inder.4 Un hecho efectuado de manera indepen4 En http://www.cubafutbol.com/mod/soccer/index.aspx (fecha de consulta: 11 de noviembre, 2019). 192 V. medios de comunicación y generación de valores diente e incluso crítica en otros blogs sobre la historia y actualidad de fútbol cubano y otros deportes.5 Proyectos que van más allá de lo deportivo, al encontrarse en propuestas de debate político y social de plataformas digitales favorables al régimen político cubano, como CubaDebate.6 Por el contrario, desde el interior o fuera del país, otros proyectos tienen posiciones mucho más críticas, como lo ejemplifican La Joven Cuba o,7 simplemente, desean reunir “noticias, conocimientos, añoranzas y recuerdos de Cuba, como lo hace Cubanos.Guru.8 Esos ejemplos de grupos independientes de producción audiovisual, en especial entre “el sector más joven de la sociedad” incluso es analizado desde la misma Cuba como un “debilitamiento relativo del Estado”: Estos grupos responden tanto al abaratamiento de la tecnología necesaria para la producción y distribución de audiovisuales, como a cierta inercia e inoperancia de las institucionales estatales para responder adecuadamente, desde las normas jurídicas hasta sus propias dinámicas, a los nuevos escenarios tecnológicos y vías de distribución. Entre otros ejemplos de participación digital en la cultura en el entorno cubano, destacan las que se relacionan directamente con la esfera de la mediación en la distribución de contenidos audiovisuales. Me refiero a la distribución reticular de contenidos digitalizados y las redes informáticas comunitarias (López García, 2019: 84). 5 En http://futboldecuba.blogspot.com/; http://www.cubafutbol.com/mod/ soccer/index.aspx y http://playoffmagazine.com/ (fecha de consulta: 12 de noviembre, 2019). 6 En http://www.cubadebate.cu/editores/ (fecha de consulta: 9 de noviembre, 2019). 7 En http://jovencuba.com (fecha de consulta: 9 de noviembre, 2019). 8 En http://www.cubanos.guru/ (fecha de consulta: 9 de noviembre, 2019). 193 fútbol en cuba De tal suerte, el incremento de la información utiliza todos los medios disponibles en la red digital para introducir referencias al deporte, principalmente sobre el fútbol internacional. Ejemplos muy nítidos lo ofrecen periodistas deportivos de medios públicos de comunicación como el mencionado Renier González,9 Arian Alejandro,10 también gestor de El Córner en Ivoox “para que usted opine y debata sobre la pasión que corre por el rectángulo verde”,11 o Ernesto Amaya Esquivel,12 quien igualmente administra un blog dedicado al deporte.13 Recientes realidades en Cuba que estimulan, como en otros países, la aparición de influencers dedicados al deporte y con canales propios de transmisión en YouTube como es el caso de Alexander Ramírez Tápanes,14 y su GolCuba;15 el muy conocido Daguito Valdés,16 con su programa Yo Hablo Fútbol,17 o desde Miami Nacho García,18 quien también cuenta con el blog Mis Pelotazos.19 Lo mencionado es una pequeña muestra de cómo las transformaciones tecnológicas en Cuba han incrementado la oferta de información y, en especial, la opinión sin que necesariamente sea controlada por las instancias gubernamentales del país. Véase @golrenier. Véanse @cronicarian y @ElBalonazoCuba. 11 Véase https://mx.ivoox.com/es/podcast-en-el-corner_sq_f1710934_1. html. 12 Véase @ernestoamaya15. 13 Véase https://ddporte.wordpress.com/author/ernestunited/. 14 Véase @ramirez_tapanes. 15 Véase https://www.youtube.com/channel/UCZXBQzljAHJjyOjhoFrG_kg. 16 Véanse @daguitovaldes y @yohablofutboltv. 17 Véase https://www.youtube.com/channel/UCChrm661-YMufQtbkbuIKVA. 18 Véase @nachogarciad. 19 Véase http://mispelotazos.com/. 9 10 194 V. medios de comunicación y generación de valores Junto a esta eclosión comunicativa relacionada con el fútbol, y que fue incentivada en un inicio por la televisión, existe otra efervescencia donde el balompié ha ganado terreno, como es el caso del espacio público; concepto referente de los debates académicos sobre la ciudad pero que, también, es un lugar para que instituciones patrocinen proyectos de desarrollo personal y social. más que fútbol: una escuela normalizadora Comercialización del fútbol y transnacionalización se han considerado, desde hace varias décadas, un peligro para el fútbol porque elimina sus funciones de cohesión social y el gusto, el simple placer por el juego (Villena, 2003: 22; Dimitrijevic, 2010: 27). Preocupaciones relacionadas con los valores sociales condensados en el deporte también las expresan organizaciones internacionales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) o la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), tal cual se demuestra en la Carta Internacional de la Educación Física, la Actividad Física y el Deporte: La educación física, la actividad física y el deporte pueden acrecentar el bienestar y las capacidades sociales al establecer y estrechar los vínculos con la comunidad y las relaciones con la familia, los amigos y los pares, generar una conciencia de pertenencia y aceptación, desarrollar actitudes y conductas sociales positivas y reunir a personas de distinta procedencia cultural, social y económica en pos de objetivos e intereses comunes.20 20 En http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002354/235409s.pdf, p. 3 (fecha de consulta: 22 de marzo, 2017). 195 fútbol en cuba Ante la conversión cada vez más nítida del deporte en negocio, respaldado por los medios de comunicación que lo proyectan como el mayor espectáculo planetario, la organización mundial de la Unesco estimó, como se demostró en la Primera Conferencia Internacional de Ministros y Oficiales Mayores (1976), que había que prestar atención desde los Estados a la educación física y el deporte. Reflexión que llevó a muchos países a crear, a partir de entonces, ministerios del deporte (Palma Rubín de Celis, 1997: xxvi). Desde esa perspectiva han crecido las iniciativas que apoyan las actividades deportivas en el orbe por su capacidad para inculcar valores entre los jóvenes (Molina, 2013: 30-34), además de procurar la integración social (Palma Rubín de Celis, 1997: 33; Balibrea, Santos y Lerma, 2002; Sánchez Martín, 2003; Pinasco y Casareto, 2008). En definitiva, el objetivo disciplinario del deporte, sobre todo pensado en relación a las nuevas generaciones de los “países en vías de desarrollo”, se impregnó del discurso y accionar desarrollista como lo muestran a la perfección las directrices formuladas por la Unicef.21 Mediante las decisiones liberalizadoras emprendidas por el gobierno cubano tras el Periodo Especial, la presencia de ciertas instituciones extranjeras, donde se incluyen los clubes de fútbol, ha facilitado que se lleven a cabo proyectos de colaboración de marcado tenor desarrollista en suelo cubano. Por consiguiente, la Mayor de las Antillas se ha convertido en un destino frecuente de equipos de fútbol del viejo continente para fomentar el desarrollo social, al mismo tiempo que se impulsan los valores cívicos ligados a la condición competitiva del deporte. 21 En https://www.unicef.org/spanish/sports/23619_23624.html (fecha de consulta: 22 de marzo, 2017). 196 V. medios de comunicación y generación de valores Ejemplos son muchos, sin embargo, en Cuba no todas las acciones son efectuadas por clubes comprometidos políticamente como el St. Pauli alemán, reconocido por sus posiciones antifascistas y enfrentadas a cualquier forma de racismo. Dicho club, en 2005, a través del proyecto “Viva con Agua”, y coordinado por su exfutbolista Benjamin Benny Adrion, instaló en La Habana surtidores de agua en alrededor de 150 escuelas (Viñas y Parra, 2017: 176 y 177). Igualmente, y desde el año 2014, la ong “Camaquito” se dedicó en Camagüey,22 y en coordinación con el inder, a extender la práctica del fútbol en espacios urbanos, dotando a los niños de los enseres necesarios a través del proyecto “Fútbol en los barrios”. De esta forma, llevan a cabo iniciativas ocupadas en la organización de torneos futbolísticos y la creación de infraestructura deportiva, donde es notable la presencia de patrocinadores como las empresas Adidas, Puma o Edelweiss, o clubs de fútbol como el Bayern Munich.23 Así, varios clubs europeos realizan tareas ya efectuadas en otros países del mundo bajo el amparo educativo, al mismo tiempo que se captan futuros talentos para la práctica del fútbol. Iniciativas como las anteriores, que involucran al fútbol callejero más relacionado con el fútbol sala que con el clásico de once jugadores, aterrizan sus discursos en la necesidad de una educación integral, misma que el balompié favorece (Fernández Christlieb, 2014: 115). Aprendizaje que los niños, en condiciones de marginación y con precariedades económicas en su entorno social, recibirán en forma de consigna. Es decir, la transmisión de valo- 22 En https://www.ecured.cu/ONG_Camaquito (fecha de consulta: 21 de marzo, 2017). 23 En https://camaquitocuba.files.wordpress.com/2014/02/retrospectiva_ master_2013.pdf (fecha de consulta: 21 de marzo, 2017). 197 fútbol en cuba res atribuidos al deporte —respeto, compañerismo, autocontrol, esfuerzo, y liderazgo— se erigen en reiterado alegato universal. En la misma dirección, pero con distintos formatos, otros equipos europeos han efectuado cursos en la isla, como lo ejemplifican el A.C. Milán, el Real Madrid o el Feyenoord de Róterdam. El equipo madrileño envío a Cuba a uno de sus embajadores más conocidos, Emilio Butragueño, quien encabeza el proyecto de la Fundación de su equipo y el “Campus Transmitiendo Valores” llevado a cabo en varios países, en especial aquellos considerados en vías de desarrollo. Un centenar de niños de diez escuelas y sus profesores participaron en el campus verificado en La Habana, y en colaboración con el inder. El mismo órgano de difusión periodística del régimen cubano, Granma, dio su visto bueno a esa actividad, cuando citó a Mario López Palma, metodólogo de Educación Física del inder, quien “ponderó la importancia de realizar proyectos con estas características” (Martínez Castellanos, 2016). La definición de un narrador local es significativa al referir que “Vestidos de blanco merengue y con la emoción contenida, un centenar de niños y niñas cubanos patearon balones y conversaron con el exfutbolista Emilio Butragueño”.24 En la página oficial del Real Madrid también tuvo repercusión su presencia en Cuba cuando se señaló que “El Real Madrid es el primer club de fútbol del mundo que inicia proyectos educativo-deportivos en este país”.25 Al mis24 “Real Madrid cultiva ‘merenguitos’ en cancha cubana” 16 de octubre, 2016. En http://www.mediotiempo.com/futbol/2016/11/16/real-madrid-cultiva-merenguitos-en-cancha-cubana (fecha de consulta: 21 de marzo, 2017). 25 “Butragueño visita el primer campus de fútbol educativo de la Fundación en Cuba”, En http://www.realmadrid.com/noticias/2016/11/butragueno-visita-el-primer-campus-de-futbol-educativo-de-la-fundacion-en-cuba (fecha de consulta: 21 de marzo, 2017). 198 V. medios de comunicación y generación de valores mo tiempo, lo revelado por un periódico deportivo de Madrid, en concreto AS, resulta analizable en relación a las transformaciones que ya se intuían en la isla gracias a cierta normalización de sus relaciones con Estados Unidos y, por supuesto, antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia americana: el fútbol puede “ser motor de cambio en una nación en la que el deporte estrella siempre ha sido el béisbol” (Piñol, 2016). En el caso del Feyenoord, el club holandés se ha dedicado a trabajar con niños de 8 a 12 años en la capital cubana. En el año 2016 consumó su tercera visita y, con la participación de exjugadores, también mostró su interés por impulsar el desarrollo del fútbol en Cuba y la captación de posibles talentos locales. Estos acercamientos han puesto sobre la mesa de debate, incluso dentro de la isla, el papel que este deporte desempeña en el presente en comparación con otros juegos de equipo. Tal cual lo demostró un profesor cubano, quien interrogado sobre el fútbol jugado por los niños señaló que “Al fútbol hay que ponerle dinero, aquí no se le pone recurso, a nadie le importa nada […]. Este deporte lo merece, hay mucho interés en los jóvenes, seguro llegaríamos tan lejos o más que el béisbol, pero a nadie le interesa” (García, 2014). Es decir, el crecimiento del fútbol como práctica, pero en especial como consumo, coincide en Cuba con la caída de otras disciplinas deportivas que durante años representaron a la isla fuera de su territorio, como lo son el béisbol, el boxeo o el voleibol. Una forma de vivir el fútbol que, generalmente, se escapa del control político, como en cierta manera lo declaró el histórico portero cubano, José Francisco Reinoso, y con posterioridad funcionario público de instituciones deportivas nacionales. Para el exfutbolista “se vive en el país un fenómeno social espontáneo” que “necesita ser encausado. Porque esa masividad, bien dirigida y atendida metodológicamen199 fútbol en cuba te, puede y debe dar frutos para el alto rendimiento”. Para el veterano deportista tal circunstancia se logrará con políticas dirigidas a la “captación de talentos que tenga en cuenta el fútbol del barrio”.26 esPacios Públicos y las ong Lo narrado hasta ahora lleva a examinar dos formas de acercarse al fútbol por parte de los aficionados en Cuba; una como consumidores, actores que, básicamente, observan el juego a través de los medios de comunicación. Por otra parte, se encuentran aquellos nuevos practicantes del balompié en las escuelas, pero, sobre todo, en espacios públicos. Fútbol callejero, este último, del que David Madrigal habló, utilizando las reflexiones de Ulrich Beck y Natan Sznaider. Desde su perspectiva, fenómenos transnacionales como el del fútbol callejero son formas de acción colectiva, de acción social. A partir de ahí, sitúa la construcción de iniciativas ciudadanas como resultado de las interacciones y necesidades grupales. En ellas se incluyen las lúdicas, en el sentido planteado por Henri Lefebvre (2017): El espacio lúdico es el ámbito de la expresión, de la confrontación y de la producción cultural. […] La participación de los habitantes de la ciudad en un tipo de construcción lúdico-espacial como es la práctica callejera del fútbol, implica confrontación, iniciativa, aporte de pensamientos, interacción, propuestas y discusiones, que constituyen la esencia de lo que el pensamiento político contemporáneo ha venido a consagrar como el ejercicio de la ciudadanía; más esto ha sido poco estudiado en nuestro continente (Madrigal, 2009). 26 Polina Martínez y Camilo E. Olivera, “Fútbol con balones de trapo”, en Cubanet, 13 de junio, 2014. En https://www.cubanet.org/destacados/futbol-con-balones-de-trapo/ (fecha de consulta: 10 de diciembre, 2019). 200 V. medios de comunicación y generación de valores Esta reflexión permite entender el fútbol más allá del fenómeno de la globalización de los mercados, o de la mundialización de la cultura, para situarlo “tanto en la formalidad […], como en la informalidad y la espontaneidad de algunas formas de acción y de comportamiento colectivos” (ibid.). Una forma de apropiación de los espacios urbanos que no necesita ser potenciada desde las instituciones gubernativas, como ocurre en muchas ciudades del mundo (Sánchez y Capell, 2008: 47), y que es una práctica común y extendida en Cuba. Ante la ocupación espontánea del espacio público se presentan las contrapartes institucionalizadas en Cuba (Moras Puig, 2019: 58-62). Similares acciones a las se viven en otras ciudades del mundo y donde resalta la condición de escenario de los espacios urbanos, intervenidos desde las instituciones públicas como promotoras de esa espectacularización (Delgado Ruiz, 2013). Similar particularidad se vive en el fútbol a través de la intervención de Organizaciones No Gubernamentales (ong). Dichas agrupaciones utilizan, cada vez más, el deporte informal, como lo es el fútbol callejero, para intervenirlo mediante el discurso del desarrollo humano, y de los mencionados valores intrínsecos a dicha disciplina deportiva. Ello da lugar al nacimiento de iniciativas concretas desde instancias internacionales, como se ejemplificó en la Declaración de Magglingen sobre Deporte y Desarrollo que, con posterioridad, fue apoyada por las Naciones Unidas (Giulianotti, 2004). En la misma dirección, el año 2005 fue declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional del Deporte y de la Educación Física. Estrellas internacionales de fútbol han sido embajadores de Buena Voluntad para tal Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. En ese mismo sentido, es lógico que la Unicef considere que: 201 fútbol en cuba El deporte, la diversión y los juegos constituyen una forma amena de aprender valores y lecciones que duran toda la vida. Promueven la amistad y el juego limpio, nos enseñan a trabajar en equipo y nos aportan disciplina, respeto y las habilidades necesarias que harán de los niños y niñas unos adultos comprometidos. Además, contribuyen a preparar a los jóvenes para hacer frente a los retos futuros y adoptar posiciones de liderazgo en el seno de sus comunidades.27 En regiones devastadas por las guerras, como el oeste y centro de África y los Balcanes europeos, se han organizado competiciones futbolísticas para ayudar en la resocialización de personas consideradas traumatizadas, al mismo tiempo que se propicia la reconciliación de las comunidades divididas por los conflictos bélicos (Robertson y Guilanetti, 2006: 30). Incluso Estados y ong alientan “la libertad individual para practicar deportes como parte integral de esta ‘cultura de derechos’” (ibid.). Actitudes que pueden “retrasar la aplicación de formas de compromiso humanitario más caras y polémicas, pero más definitivas”, además de que no toman en cuenta cómo “las diferentes culturas glocalizan el deporte en relación con su desarrollo” (ibid.: 30 y 31). El territorio cubano se ha incorporado a este tipo de formas de intervención del espacio público desde hace varias décadas. Por ejemplo, tras mundiales celebrados durante el pasado siglo, en concreto después de los de España (1982) y México (1986), se llevaron a cabo torneos callejeros, aunque el más conocido fue el “Mundialito de Aguayo” en el barrio habanero de Santos Suárez, bajo la supervisión y estímulo de Juan Antonio Lotina (González, 2015). Un hecho que ha tenido continuidad hasta nuestros días, 27 Unicef, “Deporte para el Desarrollo”. En https://www.unicef.org/spanish/sports/index_23624.html (fecha de consulta: 12 de febrero, 2020). 202 V. medios de comunicación y generación de valores y que recibe apoyo institucional, como ocurrió en el mes de abril de 2018 cuando se desarrolló el Primer Campeonato Nacional de Fútbol Callejero en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de La Habana. Acciones que empatan con el Torneo Acapulco celebrado cerca del cine del mismo nombre en La Habana e iniciado en el año 2017. Actividad patrocinada por colaboradores extranjeros como La Liga en Cuba, organización autodenominada sin fines de lucro y ubicada en Iowa (Estados Unidos).28 Su vocación, según sus palabras, es “apoyar a la comunidad futbolística cubana a través de la competencia organizada, la capacitación profesional y la donación de recursos”.29 Promoción de Ligas y torneos barriales en la capital del país en colaboración con grupos sociales locales como la fundación ArteCorte encabezada por el ya mencionado “Papito”,30 y el proyecto social comunitario llamado “Mi Barrio Sueña”.31 Conjunción de iniciativas alrededor del fútbol callejero para niños y jóvenes con el objetivo del desarrollo comunitario: “Mi Barrio sueña es un proyecto comunitario inclusivo, surge en junio del 2016 en el Barrio de Buenavista, municipio Playa, protagonizado por actores comunitarios para darles respuestas a males sociales presentes en nuestra comunidad como la violencia, el alcoholismo, drogas y otros”.32 Planes que involucran al fútbol más allá de su popularización a través de los medios de comunicación, al conectarse con modelos 28 Véase al respecto el documental The Beautiful Game- A Project by La Liga en Cuba. 29 En https://laligacuba.org/mission (fecha de consulta 14 de febrero, 2020). 30 Véase https://artecorte.org/es/. 31 Véase https://www.facebook.com/mbsbuenavista/. 32 “Mi barrio sueña”, 2 de agosto, 2018. En https://www.facebook.com/ mbsbuenavista/(fecha de consulta 14 de febrero, 2020). 203 fútbol en cuba normalizadores de lo que se entiende por desarrollo y extensión de valores sociales y morales. A lo anterior hay que sumarle la reciente comercializadora de ropa deportiva, All In Jersey, de la que se hablará más adelante.33 Tal emprendimiento lanzó una convocatoria en sus redes sociales para “impulsar la práctica del fútbol en los niños y ayudarles a convertir en realidad sus sueños”. Una campaña con el nombre de “Jugando por un Sueño” y que tiene resonancias de programas televisivos fuera de Cuba. Sin cortapisas notables, cualquier equipo de fútbol infantil pudo participar al inscribirse, mientras que la selección se efectuó mediante una competencia que otorgó al ganador la ropa necesaria para jugar al fútbol: Para aplicar a esta iniciativa, los equipos deberán estar compuestos por niños no mayores de 12 años. Cada equipo deberá enviar un vídeo de no más de 58 segundos explicando por qué deberían ser patrocinados. Otro requisito importante es que el equipo pertenezca a alguna liga organizada, ya sea interbarrio, municipal o provincial.34 Lo expresado empata con dos aspectos, a seguir durante los próximos años en el caso cubano. El primero es la forma en que iniciativas y acciones de grupos, no necesariamente organizados y que se apropian y usan el espacio público, son asimilados, o pretenden serlo, por instituciones públicas y privadas. Proceso que normaliza las conductas y las acciones sociales con resabios regeneracionistas. 33 “Marca de moda deportiva quiere patrocinar un equipo de fútbol infantil en Cuba”, en Periódico Cubano, 23 de enero, 2019. En https://www. periodicocubano.com/marca-de-moda-deportiva-quiere-patrocinar-un-equipo-de-futbol-infantil-en-cuba/ /(fecha de consulta: 18 de febrero, 2020). 34 Loc. cit. 204 V. medios de comunicación y generación de valores El segundo, a veces como consecuencia del aspecto anterior, es el crecimiento del conocido como fútbol sala en la isla. Auge por la viable construcción de instalaciones, mucho más reducidas en tamaño que las necesarias para el balompié de once, y la facilidad para conformar equipos, por ser menos el número de jugadores. En definitiva, en ambos casos Cuba comparte con otros países, considerados en vías de desarrollo, formas de tratar la promoción del fútbol desde su base callejera. 205 vi. el fútbol también se consume #6 Alexis Gil Núñez Es increíble que el miércoles 20 de enero no transmitan el partido en vivo correspondiente a la Ida de cuartos de finales de la Copa del Rey entre el Barcelona y Athletic Club. En cambio, pondrán en vivo el Baloncesto Cubano que tan mala calidad tiene y nadie lo ve. Por favorrrrrrrrrrr queremos los partidos de futbol en vivo, claro siempre y cuando se pueda, sepan discriminar lo que de verdad quiere el público cubano. Sepan mejorarrrrrr, gracias. 18 de enero, 2016 12:26.1 El precursor del consumismo de marca es el sector del entretenimiento global en su amplia gama de productos […] Manuel Castells, 2012, p. 171. 1 La sección comentarios se puede consultar en el Portal de internet de la Televisión Cubana. En http://www.tvcubana.icrt.cu/cartelera-de-la-tv-cubana/telerebelde. 207 fútbol en cuba #625 Universidad gtm Hablo en nombre de una gran parte de Universitarios Guantanameros los cuales reclamamos ver la Champion en vivo por favor no impongan las cosas eso no hace bien a nadie el sub 23 solo lo ven los familiares de esos muchachos. 11 de abril, 2017, 8:37. #621 Yosbel Escribo en el nombre de todos los universitarios de la Universidad de las Tunas, Queremos ver el futbol, es increíble que una competición de tal magnitud como la champions quede por debajo de la sub 23, señores con todo respeto están haciendo mal su trabajo, en el socialismo gana la mayoría y la mayoría quiere el futbol, si no me creen hagan encuestas. 10 de abril, 2017, 17:55. El ejemplo de ciertos universitarios que escriben en la zona de comentarios de la televisión pública, animados por la ausencia de fútbol europeo en beneficio de la retransmisión del partido de la selección Sub-23 cubana, resulta tan significativo como el de aquellos que desean promocionar el fútbol nacional, considerado olvidado y menospreciado por las instituciones públicas. Heterogéneas opiniones de aficionados al balompié que, en el caso de Cuba, son básicamente consumidores de un espectáculo, de esa “maquinaria implacable” de consumo que significa el fútbol profesional, como la denominó Eduardo Galeano (2017: 209) aunque, como él mismo matiza, “no sería una pasión universal si no siguiera teniendo, como por milagro tiene, capacidad de sorpresa” (ibid.). La sorpresa, en este caso, se produce cuando se conocen las políticas económicas tras la Revolución cubana; esta última alérgica al consumismo capitalista, al menos en su discurso, pero que cuenta con resquicios para que se produzca como se verá en este capítulo. 208 VI. el fútbol también se consume En el mundo del deporte, su creciente mercantilización fue analizada en un trabajo clásico sobre el béisbol en Estados Unidos escrito por Michael Lewis, y convertido en best seller: Moneyball: The Art of Winning an Unfair Game (Lewis, 2003). Tal obra explicita los extremos a los que está llegando la comercialización deportiva, aquella que incluso vende los autógrafos de los beisbolistas. A ello se añade la ostensible diferenciación social, evidente a través del poder adquisitivo para el consumo de productos deportivos (Sandel, 2014: 168-171). Una metáfora de lo social (Bourdieu, 1993) y que es definida como “palquificación” de la sociedad por parte de Michael Sandel (2014: 207). Por consiguiente, el consumo es adquisición de productos, además de las implicaciones sociales que lo rodean. Lo mismo ocurre si la referencia es el consumidor, que trasciende la acción de comprar porque deben tomarse en cuenta la opinión y los conocimientos que tienen los posibles compradores, incluso en países alejados de la economía de mercado. En Cuba, la desautorizada y criticada lógica capitalista ha encontrado resquicios para hacerse presente, en especial después de las reformas del régimen político que autorizan inversiones privadas en ciertos sectores económicos, al mismo tiempo que ha liberalizado iniciativas privadas, en el ya referido cuentapropismo. Con todo y las dificultades para interpretar y clasificar el consumo moderno (Bauman, 2019: 39), en varias partes de esta obra se ha hecho mención al consumo, y al crecimiento de prácticas cercanas a la lógica del mercado, en especial donde el fútbol está involucrado. Por tal motivo, los apartados de este penúltimo capítulo se centran en tres aspectos muy concretos. El primero refiere un elemento imprescindible para las comunicaciones en la actualidad, que es cómo se accede al internet en la isla. El segundo, que 209 fútbol en cuba es imposible sin la capacidad de conexión a la red, involucra a los llamados e-Sports, es decir, los juegos deportivos, y sobre todo los que involucran al fútbol en línea. Por último, se refieren las distintas alternativas para conseguir productos relacionados con el balompié y otros deportes. la eclosión de internet Entre una llamada realizada desde un teléfono fijo que se financia en pesos cubanos y una comunicación a través de un celular pagado en divisas, el precio del uso del móvil era veinticuatro veces más elevado […]. Leonardo Padura, 2018, p. 231. De hecho, los teléfonos celulares que he tenido, todos los han traído de otros países, aunque en Cuba los venden en los servicios de etecsa, se hace más económico adquirirlo con personas que viajan fuera del país (entrevista a y.h.l., Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). La nueva infraestructura comunicacional a través del arribo de la conexión de internet a la isla ha significado un cambio radical en las relaciones al interior y con el exterior de Cuba. Al tratarse de un país donde el Estado controla los servicios públicos, el acceso de la población a internet ha estado mediado por los tiempos de instalación de puntos de conexión marcados por el gobierno cubano. En consecuencia, su extensión en la isla no ha sido generalizada, sino pautada por lógicas desconocidas. Primero se establecieron 210 VI. el fútbol también se consume puntos de conexión en espacios públicos, sobre todo parques, y con posterioridad se abrieron modalidades, a través de contratos particulares, para disponer de servicios en los domicilios y directamente en los teléfonos celulares. La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (etecsa) es la encargada de ofrecer los servicios de internet para incrementar “la calidad de vida de los cubanos, con una alta responsabilidad social en función de la informatización y el desarrollo del país”, según la misión declarada por la misma empresa.2 etecsa, por lo tanto, controla todas las etapas relacionadas con la operación del servicio de internet en la isla; un monopolio criticado por los usuarios temporales, turistas sobre todo, y reprobado con dureza, y de manera reiterada, por los cubanos: “En Cuba el servicio es fatal; no es bueno porque sus precios no son los adecuados […], por eso no todos tienen acceso a teléfonos móviles ya que son caros con respecto al salario de la isla” (entrevista a e.r., La Habana, 1º de noviembre, 2017). Algo similar a lo expresado por un trabajador público, de una empresa de transporte, que consideró que etecsa “ofrece diversos servicios, pero no tienen la calidad requerida, además es muy mala la calidad en las zonas wifi, y demasiado costosos los servicios que ofrece” (entrevista a y.h.l., Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). A ello hay que agregar que no “todas las personas en Cuba tienen la posibilidad de poseer un teléfono móvil, sobre todo aquellas personas que viven en zonas muy rurales y de poca cultura, y no hay que olvidar aquellos que tienen un nivel de ingreso económico muy bajo” (ibid.): En lo personal creo que no es buen servicio el que brinda etecsa, ya que en ocasiones como por ejemplo el “día de las madres”, se hace difícil 2 En http://www.etecsa.cu/inicio/ (fecha de consulta: 15 de febrero, 2020). 211 fútbol en cuba establecer una llamada telefónica, y la wifi y la conexión por datos es muy lenta […]. Creo que no todos en Cuba podemos tener un teléfono celular, de hecho, hay muchísimas personas que aun así lo tienen, pero dejan de comer y tener cosas más imprescindibles para tenerlo (entrevista a Yusmila Suárez, Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). Los elevados costos iniciales de internet han disminuido en los últimos años, aunque ello no entraña que los costos de los paquetes de datos y la compra de tarjetas —un dólar por una hora— sean onerosos para la mayoría de cubanos. Por tal motivo, existen empresas en el extranjero encargadas de mediar para que familiares y amigos residentes fuera de Cuba efectúen recargas a los celulares. Modalidad que, junto a facilitar la conexión de internet, proporciona ingresos extras a las familias que venden parte de tales recargas. Junto a las dificultades de abasto de tarjetas en los puntos de venta de etecsa, que se solventa en el mercado negro, existen las propias de una tecnología que no responde con la eficiencia esperada. De todos modos, la “población juvenil ha adquirido las habilidades tecnológicas necesarias para interactuar con tecnologías digitales”, al mismo tiempo que […] ha logrado apropiarse de las competencias necesarias para hacer un consumo crítico y creativo de bienes y servicios culturales propios de los mercados informales, pero también para configurar sus propios consumos culturales, que denotan prácticas de participación de mayor implicación. No obstante, estas prácticas muestran accesos diferenciados a partir de la tenencia a nivel personal de determinadas tecnologías, economía familiar o personal distintiva y residencia en zonas urbanas, entre otros factores (Moras Puig, 2019: 58). 212 VI. el fútbol también se consume Por lo que respecta al incremento del interés por el fútbol, además de los imprescindibles medios de comunicación, como la televisión, hay que resaltar el notable impulso representado por la extensión internacional de la red de internet. Las tic, al mismo tiempo que pueden ser un elemento democratizador de la sociedad, muestran diferencias entre usuarios por su condición socioeconómica. Diferenciación muy nítida en ciertas regiones del planeta (Castells et al., 2007: 97): “En los países en vías de desarrollo con una renta media menor, y una disparidad social más pronunciada, el acceso a la tecnología de la comunicación móvil está más limitada a la gente con mayores niveles de ingresos, educación y estatus social” (ibid.: 98). Hecho perceptible si se compara la inversión individual efectuada en la telefonía móvil con el Producto Interno Bruto per cápita (pib) (ibid.: 103). Más allá de su uso, también las nuevas tecnologías se convierten en un referente estético en sí mismo a través de sus aparatos; aquellos que identifican al propietario y de los que se hace ostentación pública (ibid.: 181 y 182): Dado que hoy en día las tecnologías inalámbricas son portátiles y «llevables», como los relojes, no debería sorprendernos que los dispositivos móviles se hayan convertido en un objeto de moda con todo tipo de funciones decorativas, expresivas y simbólicas. Se trata, de hecho, de un fenómeno transcultural (ibid.: 182). El teléfono sirve para dos cosas, porque con él nos comunicamos, pero también estamos a la moda por medio de las redes sociales (entrevista a Yusmila Suárez, Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). Gracias a los celulares nos podemos comunicar, pero sí muchas personas lo quieren para estar a la moda. Hay gente que no come, ni viste para decir que tiene un móvil; uno de los más caros que se pueden con213 fútbol en cuba seguir en la isla o de los que llevan de fuera del país para vender (entrevista con e.r., La Habana, 1º de noviembre, 2017). De tal modo que, los productos necesarios para la conexión no sólo son una expresión de su condición económica, sino que son representaciones simbólicas que los conectan con prácticas de consumo planetarias. Al supuesto individualismo incentivado por la red, y temido por ser otra posible externalización de alienación social, se añaden los temores de la “ciberbalcanización” señalados por Putnam (2003), y que tendrían como consecuencia la destrucción de instituciones y lazos sociales. Posición contradicha por aquellos que hallan en las tic la capacidad de estructurar, rápidamente, movimientos políticos y sociales, ese denominado ciberactivismo (Sádaba y Gordo, 2008), o cibermovimiento social (Ortiz Galindo, 2016: 166). Sobre la misma temática, pero en otro sentido, existen muestras de nuevos comunalismos impulsados por la red de internet, al modo de la llamada comunidad virtual en palabras de Howard Rheingold (1993). Similares análisis vinculados a la revitalización democrática como la expresada por Langdon Winner (2003). Sin la euforia que desprenden los analistas precedentes, esas emergentes formas de relación muestran a individuos y grupos conectados más allá del territorio; variadas comunidades sin nítidos contornos (Wellman y Gulia, 1999; Wellman, 2001). Ante tales disyuntivas, se alzan respuestas más centradas que, por supuesto, reconocen que: […] son necesarias más investigaciones empíricas y recopilaciones de datos que atiendan no sólo a los usos tecnológicos, sino a las coyunturas políticas, sociales, culturales, educativas y económicas de cada país, fac214 VI. el fútbol también se consume tores que inevitablemente influyen en el funcionamiento y la vitalidad de la esfera pública (Márquez, 2016: 25-31). Lo expresado en la cita ratifica, en buena medida, la certeza de que la celeridad de los cambios tiende a desbordar los propios análisis sociales sobre los usos de las tic. Pero como se ha hecho evidente en estas páginas, es común referir la capacidad de las nuevas tecnologías para cimentar vínculos que se asocian a un comunalismo sin fronteras, como señala Manuel Castells (2001: 153). Reflexiones que no, necesariamente, deben atribuir a los cambios tecnológicos la destrucción de lazos individuales y sociales ya existentes. Como demuestran ciertas investigaciones, y es perceptible en Cuba, las tic amplían nuestros “lazos protectores”, algunos de ellos ya existentes con anterioridad (Winocur, 2010: 13): En un principio lo quería [celular] porque era algo novedoso en mi pueblo, y escuchar música. Luego me di cuenta que me era útil para llamadas telefónicas y mensajes, en estos momentos es imprescindible para llamar, conectarme, tirar fotos y grabar, como distracción. El principal uso que le doy es llamar, luego lo utilizo para conectarme con las redes sociales y mis amistades y familia, y utilizo mucho la cámara para las fotos donde quedan grabados recuerdos de fiestas y ocasiones especiales. Bueno, me comunico más a menudo con mis colegas de trabajo, ya que necesitamos intercambiar opiniones y sugerencias, y además con mi familia y amistades (entrevista a Yusmila Suárez, Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). Es decir, las nuevas tecnologías, además de tener una aplicación práctica, usadas por ejemplo en cuestiones de carácter laboral, refuerzan relaciones sociales e interacciones ya existentes. Al mismo tiempo ello no impide que entre las jóvenes generaciones, como ya se ha insistido, las tic faciliten la apertura de espacios de socialidad: 215 fútbol en cuba Las comunidades virtuales, las redes sociales on line y el celular, se han legitimado, particularmente entre los jóvenes, como nuevas formas de inclusión social. En el fondo se trata de una batalla por forjar una identidad cuyo signo más distintivo es garantizar la visibilidad y el reconocimiento en el mundo de sus vínculos sociales […]. Las redes sociales y las comunidades virtuales poseen mecanismos mucho más laxos de inclusión y exclusión que les permiten a los jóvenes ejercer el sentido de pertenencia a través de una práctica lúdica y nómada de reinvención constante de la identidad (Winocur, 2010: 69). Es decir, poder establecer comunicaciones fuera del círculo de interacción cara a cara, no significa que esta última se pierda, por el contrario, resulta normalmente fortalecida o, al menos, es lo que se observa en los lugares de conexión de la isla: “Utilizo el celular principalmente para llamar y recibir llamadas, para mantenerme comunicado con mis seres queridos”. “Me comunico muy frecuente con mi madre, mis hermanas, mi esposa y mis hijos, es casi a diario”. Yo deseaba tener un celular para comunicarme con mis familiares que viven en otras provincias, para llamar y resolver situaciones que se presentan diariamente y que necesitan de comunicación para ser resueltas (entrevista a y.h.l, Guanabo, provincia de La Habana, 20 de diciembre, 2018). “Quería el celular para tener comunicación con mis amigos y familiares” “Con quien más me comunico es con mis padres…, a veces llamadas y otras mensajes por imo” (entrevista con e.r., La Habana, 1º de noviembre, 2017). Ello empataría con afirmaciones que perciben mayores signos de socialidad entre las personas que utilizan la telefonía móvil, por delante de aquellos que usan el teléfono fijo (Castells et al., 2007: 150): 216 VI. el fútbol también se consume Resumiendo, puede afirmarse que la transformación de la sociabilidad que comporta la difusión de las tecnologías móviles está formada por procesos múltiples que ponen de relieve diversas configuraciones entre el individuo y la colectividad. De todos modos, todas estas configuraciones comparten una característica común: refuerzan las redes de interacción, ya sea entre familiares, grupos de conocidos, amigos o determinadas relaciones personales (ibid.: 157). En consecuencia, la entrada de las tic en Cuba es una actividad lúdica y una forma innegable de consumo, al mismo tiempo que abre posibilidades para opinar respecto a infinidad de temáticas, entre ellas el fútbol. Las referencias a comunicadores, youtubers o influencers que ya han aparecido en esta obra, muestran esa apertura. Igualmente, su financiación mediante las herramientas del mercado usadas en cualquier lugar del mundo, como es el caso de la publicidad, son imprescindibles para que puedan existir y llevar a cabo su labor. otro fútbol es virtual Uno de los debates más sensibles en los últimos años en el mundo del deporte es considerar como tal su expresión digital, el también llamado “deporte virtual” (de Moragas, 1999: 74 y 75): Ya no se trata de ver —a través de los medios— aquello que sucede en los estadios ante unos espectadores-actores, sino que ahora se trata de “inventar” el acontecimiento deportivo. Es el caso de los juegos deportivos informáticos, en los que se puede crear jugadores, estadios, condiciones atmosféricas, para producir una experiencia deportiva virtual (ibid.: 76). Si Miquel de Moragas observó cómo ciertos aspectos virtuales se introducían en la forma de actuar e informar en los medios 217 fútbol en cuba de comunicación, otros autores han llegado a considerar que el fútbol se asemeja cada vez más a un videojuego. De hecho, Simon Critchley asevera que para “muchos hinchas y espectadores, la experiencia futbolística se halla del todo mediada por videojuegos como el fifa, el Pro Evolution Soccer o el Football Manager” (Critchley, 2018: 54). A partir de ahí, se entiende la construcción de los que ya se conocen como e-Sports; juegos iniciados en la década de los setenta del siglo pasado, ¡cuando “diversos estudiantes de la Universidad de Stanford se retaron para saber quién conseguiría la mayor puntuación en el videojuego Spacewar!, desarrollado por Steve Russell y considerado el primer juego interactivo de ordenador” (Asociación Empresarial de los e-Sports, 2018: 7-9). Nacido como entretenimiento, ha derivado hacia actividades competitivas presenciadas como cualquier espectáculo online: Ha nacido el espectador de los e-Sports, y ha sido esta audiencia la que ha marcado el éxito de la figura, debido, principalmente, a dos características de los deportes electrónicos: su naturaleza digital y universal, que permite ver o participar en diferentes torneos desde cualquier parte del mundo. De esta forma, aunque la industria fuera a diferentes velocidades en los diferentes países, el crecimiento de la audiencia era imparable: las grandes competiciones se podían seguir desde cualquier lugar y en cualquier horario (ibid.). Modalidad de consumo donde el fútbol se constituye en protagonista del mercado, por su creciente demanda, y por la oferta de las empresas especializadas que compiten por ofrecer un producto cada vez más atractivo para los compradores. Además de constituirse en una opción lúdica, de ocio, también incrementa la creación de competiciones a escala local e internacional. De esta manera, los torneos de los e-Sports se consolidan e incorporan a la 218 VI. el fútbol también se consume condición agonística de los deportes contemporáneos, incluso con la profesionalización de sus jugadores. Las grandes cadenas deportivas mundiales, como lo es espn, no han sido ajenas a lanzar proyectos televisivos donde los e-Sports se convierten en atractivo estelar. Dicha cadena ya transmitió la competición del videojuego Fortnite World Cup en el año 2019, y a finales del mismo año se emitió, para América Latina, un reality show llamado “Desafío espn: Camino a la League of Legends” para seleccionar a jugadores amateurs deseosos de recorrer el camino hacia el profesionalismo: espn se involucra de lleno en el universo de los Esports, la tendencia mundial del deporte electrónico con el nuevo desafío ESPN: Camino a League of Legends, presentado por Gillette, un reality multiplataforma para jugadores aficionados que sueñan con convertirse en profesionales. Será producido en Buenos Aires por Mandarina Televisión.3 Si las grandes empresas de televisión apuestan por este tipo de juegos, como supuesta práctica deportiva, es lógico pensar que sus competiciones, en forma de torneo, se hayan extendido por todo el planeta y, por ende, también en Cuba. Como derivación de lo anterior, es comprensible que en 2007 se fundara la Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba (adec) para reunir, como ellos mismos indican, a “jugadores y amantes de los deportes electrónicos de Cuba, con el objetivo de desarrollar la cultura del deporte electrónico del país”. La adec confirmó, a principios del año 2020, 3 Daniella Canseco, “Comenzó ‘desafío espn: camino a la League of Legends’, presentado por Gillette”, en ESPN Press Room. En https://espnpressroom. com/mexico/press-releases/2019/09/comenzo-desafio-espn-camino-a-league-of-legends-presentado-por-gillette/ (fecha de consulta: 2 de octubre, 2019). 219 fútbol en cuba que había sido reconocida, incluso, como organización oficial cubana al ser admitida en la Unión de Informáticos de Cuba (uic).4 Esta asociación tiene como objetivo reunir a los practicantes de juegos que desean ser identificados institucionalmente y, de esta forma, ser partícipes de torneos oficiales, en su mayoría dedicados al fútbol por ser los más populares dentro de los videojuegos deportivos: La adec define como deportes electrónicos al conjunto de videojuegos que son practicados por un número significativo de personas, no solo como modo de diversión, sino también con fines competitivos y que requieren un estudio teórico-estratégico y el desarrollo de habilidades físicas y mentales. En ellos la computadora o la consola, pasa a ser solo un instrumento, como lo es, por ejemplo, el balón en el fútbol. En esta categoría se encuentran como principales exponentes: StarCraft, WarCraft, DotA y su versión más avanzada Dota 2, Counter Strike, Quake, Halo, Pro Evolution Soccer, FIFA Football, MVP Baseball, Need for Speed, Guitar Hero, Rock Band, entre otros.5 El auge de jugadores, y el interés por hacerse más visibles entre la población, llevó a la adec a auspiciar un documental con el nombre de “Proyecto Gamer”. En él, además de las imágenes que muestran reuniones y competencias de juegos de internet destaca el debate, todavía sin resolver, de si esa práctica debe considerarse deporte. Como es razonable, sus partidarios abogan por la equi4 Junior Hernández, “Unión de Informáticos de Cuba acoge a Agrupación de Deportes Electrónicos”, en Cubadebate, 5 de febrero, 2020. En http://www. cubadebate.cu/noticias/2020/02/05/union-de-informaticos-de-cuba-acoge-a-agrupacion-de-deportes-electronicos/#.Xkl44kq71PY (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 5 En https://www.ecured.cu/ADEC#Historia (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 220 VI. el fútbol también se consume paración de los e-Sports con cualquier disciplina deportiva por contar, entre sus ingredientes fundamentales, con el valor de la competitividad. Una comunidad mundial de jugadores, según uno de los participantes en el documental, en la que Cuba debe estar presente merced a la creación de ligas propias y compitiendo a nivel internacional.6 Ejemplo de ello son los torneos fifa que se llevan a cabo en la isla. En concreto, en el año 2019 el Palacio Central de Computación fue su sede y contó con 64 competidores. Juegos organizados mediante eliminatorias y cuyo ambiente no puede equipararse con la algarabía vivida en los estadios de fútbol, pero que sí se asemeja a algún partido transmitido por los medios de comunicación: Se oyen risas, corren lágrimas, los ánimos se caldean. Suenan gritos de “¡dale, que tú eres el mío!” y “muerto, vete pa’ tu casa!”. Todos saben más fútbol que Zidane, y son más ágiles con un mando que Messi con el balón. Sudan frío con los penales, y saltan y corren cuando marcan. ¿Qué tiene el fifa, un simulador de fútbol, que tanta pasión genera? Quizás sea el protagonismo de los 64 contendientes que se ven las caras frente a las pantallas, o la sensación de que importa algo más que 22 siluetas electrónicas corriendo tras una pelota. Tal vez sea en esa ventaja de encarnar al técnico y al jugador simultáneamente, de escoger quién juega, cómo y cuándo; de elegir entre pase, regate o disparo; en fin, de ser Dios por diez minutos, donde radica su magia.7 6 “Proyecto Gamer Documental sobre los Documentos Electrónicos en Cuba”. En https://www.youtube.com/watch?v=0nkQKqo_fHk (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 7 Junior Hernández, “¡Esto es fifa!, campeonato cubano de fútbol electrónico dejó buenas impresiones”, en Cubadebate, 7 de septiembre, 2018. En http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/09/07/esto-es-fifa-campeonato-cubano-de-futbol-electronico-dejo-buenas-impresiones/#.XkmEJEq71PY (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 221 fútbol en cuba No cabe duda que son las jóvenes generaciones, siempre que tengan capacidad económica para acceder a los útiles necesarios y a la conexión de internet, las que principalmente juegan los e-Sports. Ello es conocido por las grandes ligas de fútbol mundiales y por ello captan seguidores mediante competencias paralelas de e-Sports. Ese es el caso de la eLaLiga de España, que durante la temporada 2019-2020 contó con 33 equipos en su tercera temporada de existencia y competencia oficial: Los jugadores que aspiran a competir luciendo uno de los escudos de los clubes de LaLiga que abren draft en eLaLiga, Santander ya pueden inscribirse para competir en los clasificatorios online a través de esta misma web. Dichos clasificatorios tendrán lugar desde el 11 de enero y hasta el 9 de febrero, fecha tras la cual los representantes de cada club de LaLiga en eLaLiga Santander se verán las caras en el evento presencial Kick Off en el que comenzarán a acumular puntos para la tabla de clasificación. Todas las novedades de eLaLigaSantander se podrán seguir a través de sus redes sociales (www.twitter.com/esportslaliga), a través de esta misma página web, y en directo a través de plataformas como LaLigaStports TV, Twitch, Facebook Live y LaLiga.com.8 Modalidad de competencia que muy claramente tiene objetivos de mercado como lo señala Alfredo Bermejo, el director de estrategia digital de la LaLiga al afirmar que esa modalidad de e-Sport “permite conectar con una audiencia que consume fútbol de manera diferente”: Para nosotros es una palanca fundamental en la estrategia de crecimiento que tiene LaLiga. Desde hace seis, siete años la idea ha sido 8 “33 Clubes de LaLiga Santander y LaLiga SmartBank confirman su participación en eLaLiga Santander”. En https://www.elaliga.gg/es/ news/33-equipos (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 222 VI. el fútbol también se consume incorporar cada vez más audiencia internacional y nacional a LaLiga, entendiendo como audiencia seguidores, fans interesados en los contenidos de la Liga y el proyecto eLaLiga nos permite conectar con un rango de audiencia que consume fútbol de una manera diferente. Son habitualmente chavales de generación Z o milennials que muchas veces su primer impacto con el mundo del fútbol no son el partido y los 90 minutos en sí, si no que puede ser jugar a un videojuego vinculado con nuestro contenido. Para nosotros es una manera de conectar con esa audiencia que tiene acceso al fútbol y a los clubs de LaLiga de otra manera e intentar generar un compromiso con ellos más allá de lo que son los 90 minutos de partido. Es una opción de entretenimiento vinculada al fútbol que nos parece muy enriquecedora tanto para nosotros como para los clubs.9 Su objetivo, como deja muy claro en sus declaraciones, es captar audiencia, lograr un mayor número de consumidores a escala nacional e internacional. Cualquier nicho de mercado es una posibilidad, y más en aquellos lugares donde la afición crece y se consolida, como ocurre en Cuba. Ese objetivo de mercado pretende ampliar los torneos para que “los fans de LaLiga que tenemos por el mundo puedan competir y participar en nuestro torneo”.10 Estrategia coincidente con la establecida por la propia fifa y su presidente, Gianni Infantino. De ahí que en el año 2016 se presentara el documento FIFA 2.0: El Futuro del Fútbol para vislumbrar objetivos de la organización futbolística internacional de los 9 Manuel Bruña, “Alfredo Bermejo, director de estrategia digital de LaLiga, habla para Mundo Deportivo de la puesta en marcha de la tercera temporada de la eLaLiga Santander”, en El Mundo Deportivo, actualizado el 13 de febrero, 2020. En https://www.mundodeportivo.com/futbol/20200213/ 473497484216/elaliga-esports-futbol.html (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 10 Loc. cit. 223 fútbol en cuba e-Sports. Disciplina deportiva con “un impacto comercial global” que compite “con la industria del entretenimiento electrónico”.11 Por consiguiente, la propia fifa es consciente y pretende avanzarse a los cambios que se producen a la hora de consumir fútbol, y ello de la mano de “sus afiliados comerciales” a la hora de “promover sus marcas”.12 el diferenciador y hedonista consumo futbolÍstico —Aldo, tú no te imaginas lo que me duele que tu hijo se quiera ir, pero yo puedo entenderlo. Ellos no tienen ilusiones, se les llena la cabeza de cosas, se cansan de no tener aspiraciones […]. Leonardo Padura y Laurent Cantet, 2016, p. 109. Los resquicios abiertos hacia aspectos de la economía de mercado propiciaron, después del Periodo Especial, el arribo de capital extranjero en la modalidad de inversiones mixtas, con recursos privados y públicos del Estado cubano. Seguramente, el ejemplo más nítido son las empresas turísticas, representadas por las cadenas de hoteles internacionales. También participan, de manera destacada, productos de reconocimiento internacional como el ron, bebida en la que sobresale la empresa mixta Habana Club-Pernod 11 fifa, fifa 2.0: El Futuro del Fútbol, 13 de octubre, 2016, p. 12. En https://resources.fifa.com/image/upload/fifa-2-0-the-vision-for-the-future-2843501-2843502.pdf?cloudid =pefknhvhqctdtieqtao9 (fecha de consulta: 16 de febrero, 2020). 12 Ibid., p. 22. 224 VI. el fútbol también se consume Ricard que, según Tom Gjelten (2009: 428), “produjo una paradoja en la Cuba de Fidel Castro: cuanto más dinero hacía para Cuba, más socavaba la ideología socialista y más alentaba la demanda de reformas económicas”. El fútbol, por supuesto, se ha unido a esta lógica del consumo a través de la producción y distribución de productos necesarios para su práctica, o para la identificación de los seguidores de un equipo determinado; complementos que van de la camiseta del jugador preferido a la funda del celular, por citar dos ejemplos. Por consiguiente, ni el “cruel mercantilismo en el que se ha convertido el deporte rey” (Guerrero, 2014: 177), ni las advertencias contra la mercantilización hechas hace décadas por Dante Panzeri (2011), o los escándalos económicos que rodean al mundo del fútbol impiden la fiebre balompédica en la Mayor de las Antillas. Una lectura que desde el clásico de Guy Debord, La sociedad del espectáculo, parece simple: La sociedad que descansa sobre la industria moderna no es fortuita o superficialmente espectacular, es una sociedad fundamentalmente espectacularista. En el espectáculo, imagen de la economía reinante, la finalidad no es nada, el desarrollo es todo. El espectáculo no quiere llegar a ninguna otra cosa que a sí mismo (Debord, 1995: 12). Visión contraria a la expuesta por Roland Barthes (2008: 71), quien veía en el deporte una “gran institución moderna metida en el molde ancestral del espectáculo”. Hoy, como ocurre con productos esotéricos a los que se les adjudican ciertas propiedades desde las religiosidades new age, los artículos propios al fútbol parecen encuadrarse en esa misma lógica que reformula “las creencias y las prácticas populares” hasta el punto de consagrar santos profanos (De la Torre, 2008: 61). Nada ajeno a los futbolistas con225 fútbol en cuba vertidos en sujetos de devoción; héroes deportivos trocados en objetos, y con los que se establece una relación metonímica a través del uso de su camiseta, por ejemplo. Signo que, conjuntamente con otros, refuerza sentimientos de pertenencia, de identificación, ineludibles para las nuevas socialidades globalizadas (Maffesoli, 2009: 151). Si el uso cotidiano de ropa deportiva (sportswear) significó en los años setenta del siglo pasado una transformación social (Yonnet, 1988: 261-264), hoy también su empleo puede ser leído como elongación de la presentación de su persona en sociedad. De esta manera, portar una playera de un equipo o jugador, se convierte en un rasgo de definición personal, un posicionamiento dentro de las comunidades de identificación globalizadas. Las más ensalzadas escuadras de balompié, así como ciertos héroes deportivos de sus plantillas, “se han convertido en hombres anuncio” (Alcoba, 2011: 92). Además de promocionar a sus equipos, ellos mismos usan sus cuerpos para publicitar los más variados productos que muestran la “iconografía comunicativa del deporte” (ibid.: 141). En consecuencia, el fútbol no se circunscribe a ser observado a través de los medios de comunicación, sino que lleva consigo la adquisición de elementos de identificación con los equipos y jugadores preferidos. Playeras, bufandas, banderas, mochilas, toallas o llaveros son artículos obtenidos por distintas vías en la isla. Si una ruta clásica para conseguir tales accesorios es en forma de regalo que familiares y amigos llevan durante sus viajes a Cuba, otra lo es el obsequio de los turistas, sobre todo los europeos familiarizados con el deseo de los isleños por esos artículos. Las alternativas a las anteriores maneras de conseguir esos productos son los mercados formales e informales del propio país, aunque su procedencia sea el 226 VI. el fútbol también se consume extranjero. La creciente demanda no siempre puede ser satisfecha dado el precio de los productos. Las playeras, por ejemplo, suelen costar alrededor de dos meses del salario mínimo establecido en Cuba, es decir, unos 30 dólares. Yoelis Alba vive en la provincia de Guantánamo y cuenta con tarjeta de cuentapropista. Ello le facilita viajar, cada tres meses aproximadamente, a la ciudad de Colón (Panamá) y comprar en la zona libre de impuestos de dicha ciudad del Atlántico (entrevista a Yoelis Alba Mena, Jamal, Baracoa, 24 de abril, 2019). Otro ejemplo lo ofrece Adrián, quien cuenta con tres camisetas del Real Madrid llegadas a la isla vía Panamá (entrevista a Adrián Fuentes Quintero, Jamal, Baracoa, 20 de abril, 2019). El camino abierto para obtener estas mercancías, consentido por el gobierno cubano, se repite con distintos países como protagonistas, y convertidos en abastecedores de productos hacia Cuba. Las ciudades de México, Cancún y Mérida en México, y Haití o Guyana, son seguramente los lugares más destacados para efectuar tales compras. Otra alternativa llega por el mercado negro prohibido por el gobierno cubano: Compro camisetas, toallas, y cualquier objeto que lleve la insignia del F.C. Barcelona. Estos artículos los compro a personas que viajan fuera del país ya que no los venden en las tiendas cubanas (entrevista a Alexander Rodríguez Saname, Caimanera, provincia de Guantánamo, 30 de marzo, 2018). Compro camisetas de mi equipo y otros artículos que tengan su simbología. Las compro a personas que viajan fuera de la isla a comprar (entrevista a Yoinier Ortiz, Guisa, provincia de Granma, 1º de abril, 2018). Sí, los compro en Cuba, pero son traídos de otros países (Yuniesky de Armas, Santa Clara, provincia de Villa Clara, 13 de abril, 2019). 227 fútbol en cuba Realmente si aparece alguna camiseta de fútbol a bajo costo la compro […]. Esas camisetas las compro a personas que viajan afuera del país, que no son originales, pero lo que importa es el escudo de mi club (entrevista a Yusel Cala, Rodas, provincia de Cienfuegos, 15 de abril, 2019). En general, para la mayoría de la población cubana resulta imposible comprar en las tiendas especializadas de productos deportivos y con marcas reconocidas internacionalmente en sus estanterías; establecimientos permitidos por el gobierno cubano pero que se encuentran en lugares estratégicos por el flujo de turistas, en las inmediaciones de los grandes hoteles o en su interior. De esta manera, sin las técnicas de mercadotecnia y el despliegue de campañas publicitarias propias de los países de economía capitalista, los productos deportivos vinculados con el fútbol son deseados por sus consumidores, unos actores que parecen a los descritos por Gilles Lipovetsky (2007: 9) al definirlos dentro del hiperconsumo, donde predomina la demanda a la oferta. A pesar de las distancias que deben establecerse con sujetos de estudio surgidos de sociedades del bienestar, las jóvenes generaciones cubanas comparten con ellos el hedonismo, y los juegos de apariencias fácilmente reconocibles en el “placer musical y deportivo”, aquellos que llenan de contenido la nueva socialidad (Maffesoli, 2010: 12-17) donde la invisibilidad de los individuos es “sinónimo de muerte” (Bauman, 2019: 27). Los académicos referidos en el anterior párrafo ponen en duda que el consumo de los sujetos de estudio se encuentre hoy en día mediado por la idea de competencia social, como la pensó Pierre Bourdieu (1988). Sin embargo, quienes deseen profundizar en el caso cubano deberán tomar en cuenta, al menos hasta el momento, ambas perspectivas, puesto que no parecen incompatibles. Una 228 Parque Boulevard de Baracoa, provincia de Guantánamo, 24-26 de abril, 2018. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Seguidor del Real Madrid, Jamal (Baracoa), Semana Santa, abril de 2019. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. Osniel Matos Legrá, Jamal, Baracoa, 22 de abril, 2019. Fotografía de Miguel Lisbona Guillén. fútbol en cuba reflexión que ya efectuó hace años Néstor García Canclini (1995), quien sin renunciar a la lógica de la distinción social en la que profundizó Pierre Bourdieu (García Canclini, 1995: 45), remarca lo que ya habían expresado Mary Douglas y Baron Isherwood, que es la condición de instrumento comunicativo del consumo debido a que “todas las mercancías portan significado” (Douglas e Isherwood, 1990: 88). De esta manera, poseer productos futbolísticos o tener acceso a cierta forma de consumir el espectáculo del balompié televisado, remarca las diferencias, la estratificación social que en Cuba se percibe con claridad gracias al propio acceso al consumo. Ello no es impedimento para detectar que desear y lograr comprar un artículo expone, también, los “apetitos experienciales de los sujetos” (Lipovetsky, 2007: 39): De ahí las nuevas funciones subjetivas del consumo. A diferencia del consumo a la antigua, que hacía visible la identidad económica y social de las personas, los actos de compra en nuestras sociedades expresan ante todo las diferencias de edad, los gustos particulares, la identidad cultural y personal de los agentes, incluso a través de los productos más triviales (ibid.). Radical diferenciación del consumidor, no tan claramente observable en Cuba por la creciente estratificación social, aunque ello no impida detectar vínculos emocionales con el consumo; aquellos ejemplificados a la perfección por la identificación futbolística transnacional. Un arquetipo de ello lo ofrece la industria textil deportiva —parte de la economía global—, y cuyas “prendas” ofrecen “distinción” social (Salvador, 2004: 709). Distinción en el sentido clasista como indicó Pierre Bourdieu (1988), pero que aporta características propias del hiperconsumo, de ese “pla232 VI. el fútbol también se consume cer narcisista de sentir cierta distancia respecto de lo ordinario” que aporta el “fetichismo de las marcas” (Lipovetsky, 2007: 42). Tal vez el ejemplo más claro de esa simbiosis vinculada al mundo deportivo, al mismo tiempo que demuestra la penetración de la economía de mercado en Cuba, sea la fundación en septiembre de 2014 de All In Jerseys. Se trata de un emprendimiento cubano convertido en una marca de moda deportiva para comercializar sus productos en toda la isla y, también, en Estados Unidos. De esta suerte, ropa, tenis o cualquier artículo de moda, al estilo de las grandes marcas internacionales, se ofrecen como “100% originales y a precios asequibles que no te harán un hueco en el bolsillo”.13 Lógicamente, las camisetas de clubes deportivos europeos y de selecciones nacionales son los artículos más demandados, por más que ofrezca ropa de béisbol, baloncesto y otras disciplinas deportivas para hombres y mujeres, desde infantes hasta adultos: Para encargarlas sólo debes realizar los pedidos atendiendo a los siguientes puntos: equipo, jugador, talla y color. Por ejemplo, Real Madrid, cr7, m y Blanca. Entonces, obtendrás a domicilio, de 15 a 25 días en cualquier rincón de Cuba y donde quiera que te encuentres en Estados Unidos, el vestuario deseado […]. Quién sabe si luego de ordenar te conviertas en ese/a aficionado intenso que posee todo de su equipo, desde la playera de cada temporada hasta cosas que ni siquiera creías que existían como cobijas, sábanas, toallas y hasta ropa íntima […]. 13 “El respeto se gana en All In Jerseys”, en Play-Off Magazine, 23 de mayo, 2018. En http://playoffmagazine.com/respeto-se-gana-all-in-jerseys/ (fecha de consulta: 17 de febrero, 2020). 233 fútbol en cuba All In Jerseys: Email: alljerseys08@gmail.com Facebook: https://www.facebook.com/allinjerseysports/ Instagram: @allinjerseys Twitter: @allinjerseys Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCQr7vC-vA4y5Z4IDd4qwTyw Teléfonos (en Cuba): 5 505 6886/ 5 536 9944 WhatsApp: +1786438689814 Como se observa en la anterior cita, las referencias digitales resultan fundamentales para conocer y obtener los productos. Ruptura con las clásicas modalidades de información y venta ya anticipadas en las actividades que patrocina la misma empresa y ya expuestas en el anterior capítulo. Lo que se observa en Cuba en relación con el consumo de productos conectados con el fútbol es que tiene más cometidos que los que lo vinculan a simples necesidades de subsistencia. Por el contrario, tiene un “valor cognitivo, útil para pensar y actuar significativa, renovadoramente, en la vida social” (García Canclini, 1995: 55). Desde esa lógica, romper con presupuestos económicos y sociales establecidos desde la Revolución cubana se acerca bastante al “desajuste” entre las aspiraciones y las oportunidades que observó Pierre Bourdieu para una generación escolar en la Francia que él estudió. Una especie de “desilusión colectiva” (Bourdieu, 1988: 142) o manifestación contracultural, donde el consumo, en concreto, del fútbol y los productos asociados a él, no entroniza con los discursos políticos que convirtieron al béisbol en 14 Loc. cit. 234 VI. el fútbol también se consume símbolo nacional. Al mismo tiempo, el fútbol es un motor más de la construcción de identificaciones ajenas a la pretendida homogeneidad establecida alrededor del modelo de nación cubana surgido tras la Revolución cubana. 235 vii. cubanidad, béisbol y fútbol A contracorriente, el gobierno de la isla, buscando afirmar su autonomía tras la caída del Muro de Berlín, se refugió en la “defensa de la identidad de la cultura cubana”. Pero ¿qué identidad era esa? A juzgar por las ideas del entonces Ministro de Cultura Armando Hart, se trataba de una identidad política de la cultura o, más bien, de una identidad construida a partir de una politización revolucionaria de la cultura. Rafael Rojas, 2003, pp. 88 y 89. La infortunada verdad era que “Cuba” ya no significaba lo que antaño. No había una sola nación cubana, ni una noción simple del patriotismo cubano. Cuba estaba desgarrada en dos. Una parte aún estaba en la isla y viviendo con Fidel Castro […]; la otra parte, fuera […]. En aquellas circunstancias surgió un tipo diferente de patriotismo cubano: más enojado, menos liberal, más negativo. 237 fútbol en cuba Fidel Castro había usurpado de tal manera la retórica de la justicia social y la soberanía nacional —incluso reclamando la memoria de los héroes de la independencia para su revolución—, que dejaba poco espacio para el idealismo. Ahora había una sola cuestión: los cubanos estaban con Fidel Castro o contra él. Tom Gjelten, 2009, p. 320. En América Latina salir de la condición colonial representó subirse al carro de la dinámica política e intelectual de la modernidad, inseparablemente unida al Estado y al proceso de imaginar la nación (Anderson, 1993). En íntima relación con esos procesos modernizadores de regulación política y moral nace el balompié en Europa (Elias y Dunning, 1996). Por lo que respecta a la nación, si se acepta que es una construcción política y cultural, hay que coincidir con Tomás Pérez Vejo (1999: 11-13) que ella no es una “realidad objetiva y objetivable”, por lo que tampoco existe un listado de requisitos para conformarla o pertenecer a ella, sino que es una “representación simbólica e imaginaria”. En consecuencia, si se sigue lo expuesto por Benedict Anderson (1993), la nación se establece como una comunidad imaginada, una creativa construcción que definirá “valores simbólicos y culturales” para el reconocimiento de sus miembros (Pérez Vejo, 1999: 17-19). Si la nación política se ha vinculado al individualismo, a las ideas ilustradas y las relecturas del derecho natural que condujeron al concepto de contrato social; la nación cultural se ha considerado la reacción romántica ante los fundamentos ilustrados y, por ende, más preocupada por el colectivo histórico y el concepto de 238 VII. cubanidad, béisbol y fútbol cultura. El perfil de la nación cultural encuentra en la profundidad del pasado su legitimidad y, por ende, sitúa en aspectos como el idioma, las costumbres, etc., su legitimidad (Herranz de Rafael, 1992). Estos tipos ideales, en el sentido weberiano, suelen aparecer en las naciones modernas como una conjunción, a veces difícil de discernir, y establecida gracias a amplios debates y la construcción de una narrativa singular. Tal circunstancia no es ajena a Cuba, a pesar de su tardía Independencia. Al mismo tiempo, el caso cubano expone peculiaridades a ese proceso como lo es su Revolución de 1959. La singularidad de la construcción nacional derivó, en la Mayor de las Antillas, hacia la imbricación de la nación con la Revolución cubana, un hecho que ha determinado quienes o no eran reconocidos cubanos por el Estado. Esa “identidad legitimadora” para los ciudadanos definida por las instituciones, en concreto por el Estado (Castells, 2005: 16), y que en Cuba ha precisado que quienes discrepan de la Revolución, o han abandonado la isla por los mismos motivos, dejaban de ser reconocidos como miembros de la nación. Consecuencia de ello, la nación como comunidad imaginada adquiere tintes orgánicos y de coherencia como si de la gemeinschaft de Ferdinand Tönnies (1979) se tratara. Por ende, resulta “inevitablemente excluyente” para quienes no pueden asumir sus términos (Delgado Ruiz, 2005: 49). Al repasar el concepto de comunidad estudiado desde la Escuela de Chicago, Manuel Delgado Ruiz observó cómo los referentes simbólicos fueron leídos con un tono moral. De esta manera, y con la misma orientación de una congregación de comulgantes protestantes, esa “vinculación trascendente” de la comunidad se fundaba “en su periódicamente renovada lealtad absoluta a la propia génesis sagrada de la unidad obtenida” (ibid.: 43 y 44). 239 fútbol en cuba En años recientes, Joel J. Figarola resumió el proceso histórico para la construcción de la nación cubana como serpenteante (Figarola, 2001: 17); ondulación propiciatoria, a la vez que consecuencia, de un eclecticismo cultural dispuesto a las incorporaciones para enriquecerse “con aportes provenientes de otras proposiciones […], sin merma del sello peculiar de lo cubano” (ibid.: 132-134). Afirmación tendente a resumir muchos de los debates sobre la construcción identitaria de América Latina y que en los países que obtuvieron más tardíamente la Independencia, como ocurrió en Cuba, se combina con la dilatación del régimen colonial. En definitiva, realidades históricas que atraviesan, con distintos matices, reflexiones sobre lo que es o significa ser cubano en el contexto de la definición de la nación. Si la mencionada tardía Independencia prolongó los debates sobre la nación antes de que Cuba se convirtiera en Estado, tampoco hubo “mitos arcaicos” que favorecieran la construcción de un imaginario nacional (Del Risco, 2008: 23). No sorprende, entonces, que una figura como José Martí se alzara como guía e imagen para edificar y defender la nación para grupos políticos e ideológicos muy disímiles (ibid.: 38). El ejemplo más reciente es cómo el movimiento revolucionario dirigido por Fidel Castro lo utilizó para asignarse la condición de “ejecutor de las ideas de Martí”, además de dotar a su revolución del carácter “nacional y antiimperialista” establecido por el propio José Martí (Ette, 1995: 178). Una “politización revolucionaria de la cultura” (Rojas, 2003: 88-89), si se desea usar otras palabras. Posición contraria a la establecida desde el régimen político cubano: La Revolución ha sido la obra más trascendente de la cubanía. Logró cambiar para siempre el destino del país […]. La cubanía es capaz, pues, 240 VII. cubanidad, béisbol y fútbol de grandes cosas, de hazañas que harían estallar la tímida imaginación de los plattistas; y su empuje y su fecundidad han ido dejando pruebas palpables, obras, ejemplos, incisiones en la memoria de este siglo que pertenecen ya, por derecho propio, a las futuras generaciones de cubanos (Prieto Jiménez, 2017). Por lo tanto, cualquier temática abordada en Cuba es difícil que se libre de este debate nacional y, por supuesto, de lo que ocurre con los cubanos dentro y fuera de la isla. En tal sentido, y como se ha filtrado en todas las páginas de esta obra, la presencia del fútbol y su simulada o abierta confrontación con el béisbol es partícipe de esta discusión. En los siguientes apartados se introducirán, de manera resumida, elementos para reflexionar sobre ese velado enfrentamiento que tiene como trasfondo la permanencia y eficacia de ciertos símbolos nacionales. revisitar los orÍgenes a través de la cubanidad y la cubanÍa Rafael Hernández recordó, tras la caída del Muro de Berlín, que Estados Unidos nunca había “comprendido el nacionalismo cubano […] una fuerza de unidad del pueblo superior a cualquier credo ideológico o filosófico” (Hernández, 2002: 137). Seguramente, ningún analista comprende a cabalidad el nacionalismo cubano, ni otros nacionalismos del mundo. Si lo anterior parece una obviedad, este apartado tampoco lo desentrañará, sino que repasará algunos aspectos históricos para abrir vías de comprensión de cómo el fútbol se filtra en esta temática que involucra a la nación. Josef Opatrny (2004: 104) recuerda que José Martí, al igual que José Antonio Saco con anterioridad, consideró a la nación como 241 fútbol en cuba una comunidad constituida en algún momento de su desarrollo de larga duración y que, con posterioridad, desembocó en su Independencia. Es decir, Cuba se conformó como nación en un extenso proceso previo a la Independencia, y en el que sus pobladores, con distintos orígenes, contribuyeron a eso que José Martí quiso resumir en la idea de que “cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro” (Martí, 1893). Proyecto nacional políticamente republicano y refrendado con un “lenguaje”, un “sentimiento”, por encima de una ideología según afirma Rafael Rojas (2003: 87). Sin profundizar en este último debate, es evidente que diferenciarse, contrastar elementos culturales con la metrópoli española fue fundamental para cimentar con éxito el proceso de Independencia. En tal sentido, como remarca Opatrny (2004: 106 y 107), con claras resonancias a lo expresado por Fernando Ortiz, junto al contraste con la metrópoli era fundamental la conciencia de pertenencia a la nación cubana para alcanzar un Estado propio. Esa contraposición con el poder colonial tuvo, también, otro antagonista en Estados Unidos, en especial por las políticas intervencionistas del gigante del norte y su Enmienda Platt, documento político siempre presente por su objetivo intervencionista en la isla (Grau, 2017: 87). 1998, la fecha de la Independencia, incentivó disertaciones de la opinión pública sobre lo que debía ser la República cubana (Fonte, 2002: 60). Prensa que oscilaba entre la frustración por la ubicación geopolítica de Cuba y la obligada resistencia a las injerencias extranjeras, y la necesidad de construir la nación cubana (ibid.: 244 y 245). Intromisión del exterior por parte de Estados Unidos, principalmente, y prolongada hasta hoy con el bloqueo comercial y, en su territorio, con la base naval estadounidense en la provincia de Guantánamo (López Portillo, 2008: 47). 242 VII. cubanidad, béisbol y fútbol La conformación de la nación, y de la identidad nacional, no es tema baladí en América Latina, y el caso cubano lo testifica en el siglo xix. Los debates decimonónicos entre Ramón de la Sagra y José Antonio Saca son ejemplos de ello. Visión peninsular y colonial del primero, mientras el segundo representaba a los criollos en busca de “la formación de una identidad paralela” (Aguilera, 2005: 28). Los anteriores autores resultan imprescindibles para la comprensión de ese proceso de construcción, como lo serán los posteriores textos de José Martí (2013), convertidos en referentes nacionales, incluso desde posicionamientos ideológicos divergentes. Cuba germina como una “comunidad imaginada” (Anderson, 1993) y con los elementos propios de otros Estados nacionales. Algunos de esos elementos son identificados como parte de la religiosidad civil estatal y los procesos normalizadores de su población (Basail y Castañeda, 2019: 118-125). Apuesta por una laicidad republicana, con extensos ejemplos desde la Revolución francesa, y que el autor de la Indagación al choteo, Jorge Mañach (1928-1955), recordó en su alocución “La nación y la formación histórica” al enumerar los elementos necesarios para la integración nacional. Entre ellos especifica el aceptar normas y valores, sentirse orgullosos de un pasado colectivo y observar fielmente los ritos para celebrar tal pasado común (Aguilar, 2014: 151). Republicanismo político que se llevó al extremo tras la Revolución cubana para marcar los derechos de la ciudadanía, alguno de ellos que afectan con nitidez a los deportistas, como ya se expuso en estas páginas. Pero junto a este debate, tampoco hay que olvidar los contenidos más vinculados con aspectos culturales e, incluso espirituales, que giran en torno al ser y la identidad del cubano, como José Antonio Ramos lo ejemplificó en su obra publicada en 243 fútbol en cuba 1916 (Ramos, 1995). Aquello que expresó el antropólogo Fernando Ortiz respecto al ser cubano: La cubanidad para el individuo no está en la sangre, ni en el papel ni en la habitación. La cubanidad es principalmente la peculiar calidad de una cultura, la de Cuba. Dicho en términos corrientes, la cubanidad es condición del alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes. […]. Pienso que para nosotros los cubanos nos habría de convenir la distinción de la cubanidad, condición genérica de cubano, y la cubanía, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes, dichas teologales, de fe, esperanza y amor (Ortiz, 1949). En la cita de Fernando Ortiz se llenan de contenido dos conceptos cuyo uso se prolonga en el tiempo, aunque, tal vez por tal motivo, se han convertido en una discusión política que con profundidad histórica han servido tanto para la afirmación propia, como para la negación de los otros, de los disidentes políticos. Lo que los presidentes Gerardo Machado y Fulgencio Batista denominaron “anticubanía” para condensar la actitud de sus opositores y que el régimen revolucionario ha calificado de “antinacional” (Rojas, 2011: 180) Notable figura intelectual del siglo xx cubano, el antropólogo Fernando Ortiz ha sido considerado el condensador del concepto cubanía a partir de una conferencia que impartió en 1939. En el texto, Ortiz define la cubanidad como la calidad de lo cubano, la “manera de ser, su carácter, su índole, su condición distintiva, su individuación dentro de lo universal” (Ortiz, 1949). Una adscripción cultural singular, pero abierta al mundo. Es por ello que la cubanidad enlaza a la perfección con la nación cultural, ligada al territorio y al pasado histórico, pero donde incluye el matiz político, repu244 VII. cubanidad, béisbol y fútbol blicano, al insistir en la necesidad de tener “la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser” (ibid.: 3). Ahora bien, incorporar otro concepto, el de cubanía, le exige establecer algún tipo de distinción. Si la cubanidad se erige como la condición propia del ser cubano, gracias a su singular construcción cultural, la cubanía representa “cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes, dichas teologales, de fe, esperanza y amor” (ibid.). Un ser cubano más emotivo, espiritual, pero que al mismo tiempo introduce elementos de la ciudadanía liberal, política, como la decisión consciente de ser cubano. Fernando Ortiz convirtió en metáfora el proceso de construcción de la cubanidad al relacionar el ajiaco con el conglomerado cultural cubano. Por consiguiente, si el ajiaco, ese guiso de la cocina criolla que mezcla en una olla carnes, viandas,1 y maíz tierno, es resultado de una amalgama de productos, similar combinación es la propuesta para Cuba por el antropólogo, al fusionarse seres humanos de distinta procedencia e impronta cultural para conformar al cubano. De esta manera, y como ocurre en los fogones de la cocina, el proceso de mixtura, de cocción, resulta más relevante que los elementos que caben en la olla. El ajiaco, guiso abierto en sus ingredientes, es equiparado a la conformación de una Cuba “incluyente y fraterna”, al estilo de la pensada por José Martí (de la Fuente, 2000: 67). Tipo ideal, por supuesto, y que no ha evitado debates raciales a la hora de conformar la nación (Díaz, 2005: 81), o la consideración, de largo recorrido histórico, de los negros como grupo humano inferior en la isla (de la Fuente, 2000: 67). 1 En Cuba se denomina vianda a ciertas frutas, verduras y tubérculos que acompañan muchas de las comidas del país: plátano, patata, calabaza, yuca, malanga, boniato, ñame, por citar alguna. 245 fútbol en cuba Tanto el contenido como el proceso son motivo todavía de arrebatado debate, en especial por los nexos identitarios creados entre Revolución y nación y que, como era de esperarse, tuvieron y tienen la consiguiente reacción por parte del exilio cubano, en Estados Unidos (Cardoso y Gives, 2007). Disputa irresuelta (Ramblado, 2006: 86 y 87) porque la deseada “singular totalidad idealizada, imaginada” por la Revolución cubana (Basail y Castañeda, 2019: 128-131), no encuentra unanimidad entre todos los nacidos en las isla, ya sea que vivan en ella o fuera de su territorio. La nación pueblo, el pueblo nación, con singulares “valores compartidos”, encuentra la revolucionaria homogeneidad del “sujeto colectivo” […] a partir de dos hitos fundamentales de orden cósmico: por una parte, el origen común, el pasado de luchas, la tradición heroica reinventada y, por otra, el destino final de liberación colectiva y redención del pasado, además de la posibilidad de innovación y trascendencia al ganar la utopía comunista —el paraíso o el edén perdido como reino de la abundancia, la libertad y la justicia, que es en el fondo un retorno a una sociedad originaria— (ibid.). Esencialización propia de todos los símbolos nacionales, por supuesto, pero donde “lo cubano”, el “alma de lo cubano”, expresa su concordancia con el discurso posrevolucionario: “Ese tipo de fundamentalismo de los nacionalistas invoca a la patria, a la supuesta comunidad primordial con soberanía territorial que exige sacrificios, altruismo, solidaridad, buena conducta y rituales de reverencia colectiva” (ibid.: 139-142). Por su parte, si los nacionalismos encuentran en los “otros”, en aquellos situados normalmente fuera de sus fronteras el antagonismo reafirmador, la Revolución cubana identificó la contraparte en los gobiernos estadounidenses, 246 VII. cubanidad, béisbol y fútbol pero, también, en los connacionales huidos a Estados Unidos, los desertores y “gusanos” de Miami (de la Fuente, 2000: 416). Sujeción discursiva de lo cubano tras 1959 pero que, como se ha expuesto, no deja de ser un debate inacabado, como resalta Rafael Rojas (2003: 90 y 91), cuando refiere lo expresado por el que fuera miembro del buró político del Partido Comunista de Cuba y ministro de Cultura, Abel Prieto, en la primera conferencia “La nación y la emigración” llevada a cabo en La Habana (1994). El también narrador cubano distinguió, de nuevo, entre cubanidad y cubanía. La primera, según Prieto, estaba dada por la pertenencia a la matriz cultural —no étnica, ni religiosa, ni ideológica— de una nación moderna del mundo occidental […]. La segunda, en cambio, denotaba una obligación moral para con la patria, una entrega a los destinos políticos de la nación que, en el presente, sólo podían manifestarse por medio de la lealtad al gobierno de la isla (ibid.). División que utiliza los conceptos detallados por Fernando Ortiz aunque, como miembro del establishment, unifica Revolución cubana y nación. Como expresa Rafael Rojas, la “jerarquía ética” define la “subjetividad nacional”; posición acorde con la máxima fidelista de que “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada” (ibid.). Otro más de los mitologemas, en palabras de Alain Basail y Yoimy Castañeda (2019: 118-125), para diferenciarse del enemigo y donde el Estado “[…] se presentó, a través de su gobierno revolucionario, como la encarnación de la nación soñada y reconstruyó la comunidad imaginada como si fuera una entidad cultural superior moralmente que depende de una red de doctrinas, valores, lugares y épocas simbólicas […]” (ibid.). 247 fútbol en cuba Más recientemente, en una de las celebraciones anuales de la Fiesta de la Cubanía, actividad que durante el mes de octubre reúne en el municipio de Bayano –provincia de Granma– a intelectuales nacionales para reflexionar sobre la identidad nacional, Osviel Castro replantea lo que el académico Eduardo Torres Cuevas le mencionó en relación a las propuestas de Fernando Ortiz (Torres Cuevas, 2010). En tal sentido, afirmó que era necesario “poseer la sensibilidad de ser cubano (que significa saber captar la riqueza espiritual de lo que nos rodea) y entender racionalmente los factores psicológicos, sociales y culturales que le dan al cubano su forma”. Ello es posible por “la conciencia de pertenecer a un espacio que va más allá de lo geográfico”. Por tanto, se aleja de un cúmulo de tópicos culturales reunidos como reclamos turísticos (“tabaco, música, ron, palmas, sombrero, cerdo asado, cañas”), para tender a una explicación más espiritual y con capacidad de decisión individual. De esta manera, se abre un resquicio, más allá de los límites hasta ahora trazados por el sistema político, para que cualquier cubano en el mundo lo puede ser por voluntad propia (Castro, 2015). El contrapunto se encuentra rápidamente, aunque también se critiquen los tópicos apuntados en el anterior párrafo. Abel Prieto denomina “cubanidad castrada” a aquella que parte de “aceptar lo más superficial y externo de la cultura cubana para subordinarse en lo esencial y convertirse, de manera más o menos consciente, en cómplices de la desnacionalización de Cuba”. Un paso más del siempre presente imperialismo, de la “cultura plattista”, vigorosa entre los “cubanos de la emigración” pero que germina entre ciertos “cubanos de la isla”. Diatriba contra el neocolonialismo observado en la aceptación simbólica y “exaltación de todo lo extranjero” entre los cubanos (Prieto Jiménez, 2017). 248 VII. cubanidad, béisbol y fútbol Discursos que corroboran la separación en la condición de ser o no cubano desde el reconocimiento estatal. En otras palabras, la persistente confrontación de posiciones ratifica la grieta entre la legalidad vigente y lo que podría ser. Discusiones que, como se observó en el caso del fútbol, se manifiestan en las restricciones que por años tuvieron deportistas cubanos en el extranjero para representar a sus equipos nacionales. De tal suerte, la comunidad imaginada, soñada como unidad delimitada a través del discurso y la legalidad vigente, se disgrega en múltiples discusiones y, especialmente, en identificaciones sociales abiertas en la sociedad cubana. Es decir, como bien lo resumen Alain Basail y Yoimy Castañeda, lo anterior no puede más que conducir a un “desfase que existe entre los cambios en las prácticas sociales y en las representaciones sociales” (Basail y Castañeda, 2019: 152-154). Ilusión comunitaria al estilo de los fundadores estadounidenses, según Manuel Delgado Ruiz (2005: 44 y 45), quienes para reconocerse debían buscar “recalcitrantes internos a los que condenar y protegiéndose de toda influencia negativa procedente de un exterior impuro por definición”. Cuestión que los difíciles años del Periodo Especial pusieron en duda, incluso con “desarticulaciones” tan palpables como las observadas en valores que han sostenido el sistema político: “respeto, amor, libertad, justicia, tolerancia, equidad, honestidad, responsabilidad y lealtad”. Crisis, como se revisó en otra parte de esta obra, que ha reestructurado el contenido de conceptos como el “trabajo, la familia, lo individual, lo colectivo, la educación, la propiedad, el patriotismo, la democracia y los derechos” (Basail y Castañeda, 2019: 152-154). Tales cambios apuntan la emergencia de nuevos elementos culturales, de variadas identificaciones, que cuestionan la homo249 fútbol en cuba geneidad del discurso alrededor de la nación, pero, especialmente, sus representaciones simbólicas. El fútbol se abre paso en este panorama como un elemento de controversia, de pugna, con uno de los referentes nacionales como lo es el béisbol. la identidad nacional dePortivizada: béisbol o fútbol La ironía lastimosa, en palabras emitidas por alguien que abandonó el país, emerge al remembrar la belleza de un juego de béisbol entre Industriales y Santiago cuando se reencuentra con amigos en La Habana. En la tensa charla posterior, epítome de los que se fueron y se quedaron, uno de los amigos contesta: “-Pero seguro no es igual que en el Bernabéu cuando juegan el Barça y el Real Madrid” (Padura y Cantet, 2016: 57). Estado de ánimo, certeza, en la que el béisbol aparece como la representación del inmovilismo, del ancla isleña de quienes se quedaron frente a quien quiso, tuvo la suerte o la posibilidad de dejar el país. Memoria y nostalgia de una realidad que no vive el visitante, cotidianidad para el residente en la isla. Béisbol recuerdo y fútbol actualidad. Por supuesto, nadie pone en duda el nexo histórico entre el béisbol y la construcción nacional de Cuba, como desde estas mismas páginas se ha mostrado. La pelota ha sido símbolo de cubanidad, de la identidad nacional. Incluso sus jugadores se erigieron en ejemplo, en “tipo ideal”, “guajiro”, por personificar “la inocencia, la candidez y el vigor de la nación” (González Echevarría, 1998b: 87 y 88). Si ello ocurría en la Mayor de las Antillas, lo mismo sucedió para representar al país más allá de sus fronteras. Encarnación de la nación: “Béisbol, música, sociedad, cultura y política coincidieron sobre un terreno deportivo en una de las cris250 VII. cubanidad, béisbol y fútbol talizaciones más ricas y dinámicas del proceso de definitiva conformación de la cubanía” (Padura, 2017: 119). De esta manera, el novelista Leonardo Padura narra, con vehemencia, esa relación histórica entre la pelota y el ser cubano: “Desde entonces y hasta hoy, somos cubanos porque somos peloteros; y somos peloteros porque somos cubanos” (ibid.: 119). Simbiosis imposible de separar, en los últimos sesenta años, del papel de la Revolución cubana para ratificar al béisbol como signo representativo del país. Sin embargo, el mismo narrador cuestiona, desde hace tiempo, que en la actualidad todos los cubanos tengan interés por la pelota, que sea un referente de su identidad: Quizás estemos asistiendo al fin de una etapa en el proceso de conformación de nuestra identidad, o al menos de una parte de ella. Posiblemente dentro de unos años seamos un país de gran potencial futbolístico, con goles memorables en nuestras nostalgias […]. Pero puede que tantos y tantos jóvenes que en los últimos años se han decantado por el fútbol y han hecho de Messi, Cristiano Ronaldo, Ronaldinho, Iker Casillas y otras estrellas foráneas sus modelos e ídolos, mientras patean balones en cualquier sitio apropiado —o inapropiado—, ya esté cambiando la estructura cultural de la isla relacionada con algo tan masivo y movilizador de personas y sentimientos como lo es el deporte (Padura, 2014b). Como el mito Martiniano fue deglutido por el sistema político surgido de la Revolución cubana (Del Risco, 2008: 132), el béisbol siguió el mismo camino, sin por ello restarle la profundidad histórica de su práctica y cuestionar su afición en la isla. La pelota es parte fundamental y perceptible, incluso para turistas, de la narrativa sobre lo cubano. A pesar de ello, los cambios son visibles en las expresiones culturales de la isla, incluso integrándose al que parecía pétreo “núcleo narrativo básico” de Cuba (Hernán251 fútbol en cuba dez, 2002: 40 y 41): “El debilitamiento del mito de la revolución en Cuba responde menos a su crítica racional que a su incapacidad, en la actualidad, de ofrecer nuevas respuestas o, mejor dicho, relatos satisfactorios, a los problemas contingentes que ahora se plantea la sociedad cubana” (ibid.: 188 y 189). La irrupción del balompié en la sociedad cubana debe insertarse entre las nuevas socialidades e identificaciones aparecidas tras las crisis y las transformaciones vividas en la isla durante el Periodo Especial. No debe asombrar, entonces, que el fútbol sea analizado por ciertos intelectuales cubanos como un peligro que sobrepasa la condición de moda pasajera, para ubicarse como “un trauma cultural e identitario de impredecibles consecuencias para el ser cubano”. Así, arrumbar la pelota daría al traste a una de las “marcas esenciales” de la cubanidad (Padura, 2017: 130). El fútbol, por supuesto, no ha llegado, y seguramente nunca llegue, a ser un símbolo de identidad de la nación cubana. Empero, ese carácter de “ajiaco” que expresó Fernando Ortiz del ser cubano no desaparece de muchos análisis sobre la isla que la perciben como un lugar abierto, con capacidad de absorber novedades (Vázquez Montalbán, 1998). Ante ciertas fijaciones identitarias homogeneizadas desde el discurso político, y refrendadas por representaciones simbólicas, se abren paso visiones antagónicas que observan la identidad nacional cubana como un proceso, “una identidad aplazada y no del todo dibujada” (Suárez, 2015: 352). En definitiva, como lo afirma Alejandro de la Fuente (2000: 457), aunque “la mayoría de los cubanos estaría probablemente de acuerdo en que la nación es y debe ser para todos, los significados concretos de la cubanidad permanecen abiertos a interpretaciones conflictivas y opuestas”. Aquí no se pretende entrar en definiciones identitarias, por el contrario, lo que se desea mostrar es que una visión maniquea de 252 VII. cubanidad, béisbol y fútbol la cubanidad, y la búsqueda de identidades cerradas y homogéneas colisiona de manera frontal con acciones y debates, abiertos o soterrados, vinculados a la proliferación de identificaciones sociales en la isla. En consecuencia, es necesario abandonar cualquier veleidad esencialista sobre lo cubano, y la pensada “unicidad” identitaria, aquella que se confunde con una “falsa unanimidad” (Basail y Castañeda, 2019: 128-131): La crisis social avivó búsquedas identitarias a partir del reordenamiento del espacio de clasificación simbólica y colectiva dentro del cual se fue desplegando la vida social; al mismo tiempo, las trayectorias biográficas enriquecieron el acontecer histórico a partir de la posibilidad de elegir y deliberar en una situación de pluralismo religioso. Asimismo, despunta el vacilante equilibrio entre acuerdos públicos y consensos, toda vez que los viejos mecanismos de legitimación política, integración social y participación masiva dejan de operar y emergen nuevos espacios de sociabilidad donde los dispositivos de control social no pueden modular el intercambio de ideas (ibid.: 152-154). Aunque los autores citados ejemplifican la multiplicación de las identificaciones a través del campo religioso, su resumen muestra con claridad ese fenómeno social que se produce en la isla en muchos campos, donde debe incluirse el deportivo. Es comprensible, entonces, que el desinterés por el béisbol entre las jóvenes generaciones adquiera tintes de asunto nacional por el nexo entre dicha disciplina deportiva y la nacionalidad. Situación en la que, generalmente, el fútbol se convierte en el enemigo a batir. Para ello se solicita la aplicación de inexistentes vacunas, o aparecen las peticiones para que desaparezcan las transmisiones televisivas del balompié para programar “más partidos de la Major League Baseball en nuestra televisión”. La misma persona que sugiere 253 fútbol en cuba esas soluciones se da cuenta que por más inverosímiles que sean las propuestas resulta complejo, por no decir imposible, modificar la situación porque el […] fenómeno sigue estando en la cultura, en reconstruir lo perdido del espectáculo, en contar con líderes o ídolos dentro de los terrenos y que se puedan llevar a casa en documentales, afiches, camisetas; en hacer de los estadios un lugar de la familia y los jóvenes, no un lugar solo para fanáticos o viejos; en rescatar la historia desde el Salón de la Fama nacional, y los provinciales; en devolver a los barrios —no por campañas, sino como herencia viva— el cuatro esquina, el taco, jugar a la mano, las pelotas de esparadrapos o gomas; en invertir para pizarras y pantallas electrónicas en el Latinoamericano, el Guillermón Moncada o el Sandino.2 De este modo, la protección del béisbol tiende a observarse como un deber nacional para “defender un patrimonio” propio.3 Problemática leída como consecuencia de las presiones del exterior y a la que se buscan soluciones internas y prácticas.4 Sin embargo, la pregunta es si ello contrarrestará que el fútbol se haya apoderado de las calles, del espacio público, como también lo explicita el narrador René Navarro sobre el fútbol: “Lo cierto es que ni en los mejores tiempos del béisbol cubano pude observar ese 2 Joel García, “El jonrón es cultural”, en Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, 21 de mayo, 2017. En http://www.trabajadores. cu/20170521/polemica-beisbol-vs-futbol/ (fecha de consulta: 18 de noviembre, 2019). 3 Loc. cit. 4 Jorge Luis Coll, “La pelota en fuera de juego”, en Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, 21 de mayo, 2017. En http://www.trabajadores.cu/20170521/polemica-beisbol-vs-futbol/ (fecha de consulta: 18 de noviembre, 2019). 254 VII. cubanidad, béisbol y fútbol festivo y sano ambiente”.5 Una situación de la que son conscientes los seguidores del béisbol cubano cuando comentan artículos de la prensa centrados en tal situación. Ejemplos son muchos, aquí se ofrecen algunos: Juliny dice: Mirándolo a lo loco pero con cordura. Para jugar futbol a un nivel básico solo se necesita 4 piedras o 4 palos (2 y 2) para las porterías y el balón y jugarían hasta 22 personas. Para jugar béisbol a nivel básico necesitas 1 bate, una pelota, 3 piedras para las bases y jugarían 18 personas. En el tipo de terreno se igualan, solo tiene que ser de tamaño semejante, despejado y plano. Si lo vamos a jugar a un nivel superior el futbol gana más holgadamente, solo necesita calzado medios protectores de piernas y guantillas el portero. El béisbol ya lleva 18 guantes de cuero, de ellos una mascota para el cátcher y un mascotín el 1ª base. A receptor súmale los arreos (rodilleras, careta, pechera huevera).Todos con gorra, calzado y un casco para batear. Saquen sus conclusiones. 20 de diciembre, 2017, 15:16. Orlando González Avila, de Las Tunas dice: Saludos, muy buena iniciativa de crear este espacio Béisbol vs. Fútbol. Lamentable el enfrentamiento creado y alimentado de forma ficticia en todos los medios. Cuando éramos los apabullantes campeones amateurs de béisbol, no existía en la prensa un seguimiento de ligas ni jugadores de fútbol como ahora. Las ligas existían y muy buenas, los jugadores de excelencia también, internet y los smartphones estaban a años luz de los cubanos de a pie, y sin embargo Radio Bemba nos mantenía actualizados de lo que ocurría allende los mares, pero estábamos orgullosos de nuestro béisbol y de sus jugadores, nunca existieron ni las llamadas postales, ni camisetas y mucho menos gorras que demostraran públicamente el equipo o jugador de nuestros amores, eso había que demostrarlo y 5 Loc. cit. 255 fútbol en cuba defenderlo a voz en cuello en las escandalosas, bullangueras y sabrosas tertulias cubanas. El fútbol era un pariente menor, siendo una de las ligas más antiguas de Cuba, casi ni existía públicamente, pero tenía sus fieles defensores y seguidores, con jugadores y técnicos muy buenos, pero opacados y sofocados a la sombra del deporte nacional. También, era una época de bonanza y había recursos para todos los deportes y no llamaba mucho la atención si el béisbol era la estrella nacional o si el fútbol el menos favorecido […]. 28 de mayo, 2017, 21:10. Palax dice: Considero que lo primero que se debe hacer para levantar a nuestro deporte nacional es comenzar a vender urgentemente, guantes, bates y pelotas para que los niños jueguen. Hace rato que no los veo en ninguna tienda, claro debe verse cuál será el precio de venta, pues lo que se busca es que este deporte despierte la pasión de nuestros jóvenes y niños. No podemos justificarnos con las limitaciones que todos sabemos que existen en detrimento de nuestra cultura nacional. 24 de mayo, 2017, 15:50.6 En la actualidad, la dicotomía entre béisbol y fútbol es una rivalidad externalizada, pero también soterrada, puesto que poner en duda cualquier aspecto de la pelota parece cuestionar la identidad nacional, parte del patrimonio cultural cubano. Las opiniones negativas, como por ejemplo lo aburrido del béisbol, su degradación en cuanto a calidad y su falta de competitividad, junto al éxodo continuo de jugadores que ha menguado la capa6 “La polémica: béisbol vs. fútbol”, en Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, La Habana, Sección comentarios, 21 de mayo, 2017. En http://www.trabajadores.cu/20170521/polemica-beisbol-vs-futbol/ (fecha de consulta: 10 de febrero, 2020). 256 VII. cubanidad, béisbol y fútbol cidad de representatividad internacional de la escuadra nacional, se confronta al fútbol definido por sus partidarios como lo bueno, aquello que aporta calidad deportiva y capacidad competitiva. A las anteriores opiniones se agregan otras de carácter más pragmático, como la facilidad de jugar fútbol frente al béisbol, dado que el primero no necesita tantos instrumentos para iniciar un juego. Una serie de atributos opuestos, contrapuestas opiniones, donde las generaciones jóvenes destacan por ser las más críticas. Esos jóvenes que nacieron en los prolegómenos, y con posterioridad al Periodo Especial, se descuelgan de los postulados que apuntaban a futuros logros prometidos por la Revolución cubana. Logros demandantes de sacrificios personales considerados fútiles en el presente. Ejemplo expuesto por Leonardo Padura, entrevistado por Jorge Moreta (2009: 277): “Ahora los jóvenes cubanos son herejes. No creen y tienen un ejemplo muy cercano en sus padres, que fueron universitarios aplicados y obedecieron para, al final, no tener nada”. Desencanto demostrado, también, en hechos tan significativos como lo es la disminución de jóvenes que ingresan al Partido Comunista de Cuba (Chaguaceda y Geoffray, 2015: 60). Mismas generaciones que son las mayoritariamente involucradas en la pluralización de identificaciones en la isla. Afirmaciones individuales, por una parte, y alejamiento de una identidad homogeneizadora, por otra. En el mundo deportivo la ruptura con el béisbol tampoco olvida que la pelota se lleva en las venas, como dijo uno de los informantes. Es difícil que se le niegue su papel histórico para la construcción de la identidad cubana, pero el crecimiento del fútbol en la comunidad global implica admitir la existencia de nuevas representaciones simbólicas que trascienden a las construidas tras la Revolución cubana. 257 fútbol en cuba De esta forma, son comprensibles las dificultades para creer en una identidad cultural uniforme en Cuba. Esa cubanidad, en constante construcción, debe tomar en cuenta las nuevas identificaciones que brotan en la sociedad cubana. El fútbol, ese hecho social total, se muestra como un síntoma de las transformaciones que se dan en la sociedad cubana; un elemento más para mostrar los debates y cambios sociales que se viven en la Mayor de las Antillas. 258 una conclusión imPosible Una vez que el aflato original de la revolución se ha consumado, el entusiasmo (y la energía física) decae, los motivos se tornan menos apasionantes y menos puros, se instala una repugnancia hacia el heroísmo, el martirio, la destrucción de la vida y la propiedad […], y lo que comenzó siendo un experimento audaz y espléndido se va apagando y finalmente desemboca en corrupción y miseria. Isaiah Berlin, 2009, p. 185. Instrucciones para ingresar en una nueva sociedad Lo primero: optimista. Lo segundo: atildado, comedido, obediente. (Haber pasado todas las pruebas deportivas). Y finalmente andar como lo hace cada miembro: un paso al frente, y 259 fútbol en cuba dos o tres atrás: pero siempre aplaudiendo. Heberto Padilla, 1968. La celeridad de los flujos de información y su rápida caducidad son un buen ejemplo de la paradoja que porta el título de esta conclusión. Paradoja porque una conclusión tiene sentido como cierre, resumen de certidumbres de una investigación. Para lograr tal fin, hay que contar con que los acelerados cambios mencionados no afecten la redacción de un texto y sus posibles certezas. No obstante, como se mencionó desde el principio del libro, el interés del mismo se enfocó en abrir sendas para explorar el fútbol desde la perspectiva social. Esa disciplina deportiva cuya práctica e influencia se extiende en gran parte del orbe y que hoy se hace presente en Cuba. El fútbol en Cuba, como se habrá dado cuenta el lector que haya llegado al final de este texto, se imbrica en aspectos del vivir cotidiano que ejemplifican transformaciones en la sociedad, desde las tecnológicas a las que replantean certezas ideológicas e identificaciones sociales. Ligado a ello, la disciplina deportiva que ha sido una representación simbólica del país, el béisbol, tiende a ser vinculada a la continuidad del orden político; un vivido antiguo régimen para muchos jóvenes desafectos a sus discursos ideológicos. Ello ha provocado, incluso, la intervención del Estado para subsanar la crisis del béisbol. Si la pelota jugó un papel nacionalista para confrontarse al poder colonial en sus orígenes, con posterioridad se convirtió en una de las representaciones simbólicas de la Revolución cubana y sus éxitos. Hechos históricos que facilitan entender la intervención actual del Estado para revitalizarlo y confrontarlo a la emergencia del balompié. Lo an260 una conclusión imPosible terior hace patente que interpretar el papel que desempeñará el fútbol en la sociedad cubana es impredecible; tanto o más como lo es vaticinar qué ocurrirá con el régimen político surgido de la Revolución cubana. Las predicciones han sido demasiadas para seguirlas avivando. Hay que entender que el mismo régimen que hizo un vía crucis la vida del novelista Reinaldo Arenas, y recluyó en campos de trabajo forzados a los homosexuales, es el que en la actualidad dice respetar la diversidad sexual y el movimiento lgbti (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero e Intersexuales). También es el que llamó “panfleto contrarrevolucionario” al libro de Heberto Padilla, Fuera de juego, y hoy no persigue a todos los intelectuales que residen en la isla, aunque haya desencantado a muchos de los que participaron del proyecto revolucionario, quienes “empezaban a reconocer el tamaño del monstruo que habían alimentado” (Díaz, 2009: 57-61). Ese mismo régimen ha demostrado su capacidad para sobrevivir, junto a la población cubana, al sempiterno bloqueo comercial de Estados Unidos, y a crisis tan profundas como la representada por la caída de Muro de Berlín y la consecuente desaparición de las ayudas económicas de la Unión Soviética. Ese Estado cubano admirado y tomado como ejemplo durante años, por extender de manera gratuita la educación y la salud pública a toda su población, es el mismo que definió quién era digno de ser cubano, por estar con o en contra de la Revolución. En definitiva, entre estas y otras muchas contradictorias realidades es difícil anticipar transformaciones del sistema político y cambios geopolíticos mundiales, por muchas conjeturas que se hagan. Entre partido y partido de fútbol y de béisbol habrá que considerar qué tipo de Estado se vislumbra en una Cuba donde las nuevas generaciones, con pocas expectativas de futuro en la isla, no parecen 261 fútbol en cuba observarlo como el que cuenta con las soluciones para los problemas cotidianos. De tal suerte que los cambios drásticos, cualquier posible transformación, se convierten en una utopía. Utopía lograda con la Revolución cubana, o simulacro de la realidad, según los ojos del analista, lo evidente es que pocos de los valores e ideales del hecho revolucionario, convertidos en consignas discursivas, resisten las dudas y la indiferencia de buena parte de una población que no ha visto llegar la justicia social y cierto bienestar a su cotidianidad. Contrasentidos cubanos que también ocurren en el debate sobre su futuro, dependiendo si las posiciones son favorables al régimen o provienen de sus contrarios, sobre todo de aquellos ubicados en el estado de Florida de Estados Unidos. En medio, emergen soluciones que buscan dar cabida a ambas posiciones, a esos dos “modelos simultáneos” e irreconciliables. Necesidad de compatibilizar la discrepancia política, más como deseo que como certeza: “muchos futuros cubanos: tantos como ideologías y políticas producen, día a día, los ciudadanos de la isla y el exilio. Esos futuros demandan el reconocimiento de sus legitimidades como premisa de un nuevo contrato social” (Rojas, 2011: 193). Ese diálogo necesario con el exilio que quisiera y que planteó el intelectual Alfredo Guevara en entrevista con Manuel Vázquez Montalbán (1998: 424): “un reencuentro en la cubanía”. Como todos los países, Cuba enfrenta desafíos de presente y futuro, retos para su Estado nacional, ese “eslabón débil” para Giacomo Marramao cuando enfrenta la interconexión entre lo global y lo local (Marramao, 2013: 88). La debilidad es una suposición, pero lo que resulta evidente, en este mundo interconectado, es que entre las jóvenes generaciones cubanas, como han detectado diversos estudios aquí referidos y como contraste con la propaganda 262 una conclusión imPosible oficial, crece la desafección por la política y, en consonancia, con ciertas representaciones simbólicas construidas desde el discurso revolucionario. Jóvenes que se desenvuelven a la perfección y de manera “desenfadada en los usos de la cultura global” (De la Nuez, 2017: 106). Nuevas generaciones hijas de los medios de comunicación masivos, originalmente limitados y controlados por el poder en Cuba. Ese control de la información por parte del Estado ha visto nacer, en los últimos años, competencias difíciles de dominar, por su condición de descentradas y escurridizas, como las representadas por la “potencia extraterritorial” de los medios de comunicación global (Marramao, 2013: 89-90), y las tic. El ideario revolucionario rechazó la modernidad capitalista expresada a través del poder del dinero, para recobrar la “pureza original perdida” (Díaz, 2009: 86 y 87). Pureza que nunca existió, por supuesto, pero que se vio seriamente puesta en entredicho tras el Periodo Especial. Momento que dio paso a rupturas muy evidentes en los discursos igualitarios que organizaban la sociedad (Bobes, 2003: 34). Para buena parte de la ciudadanía, sobre todo la nacida tras el derrumbe del socialismo real, el Estado ha dejado de ser la guía, el referente del vivir social; su lugar es ocupado por iniciativas privadas procedentes del extranjero y del propio país. Valores emergentes como el éxito, la eficiencia y el lucro, representados por el controlado cuentapropismo, son ejemplos que demuestran como la sociedad cubana se “gentrifica”: […] los cambios de la estructura social y los imaginarios reflejan el ascenso de un nuevo sujeto en expansión que, aunque todavía es numéricamente muy pequeño, tiene una gran visibilidad y un valor simbólico enorme, porque se ha convertido en el modelo de éxito y ascenso social a imitar (Bobes, 2015: 135). 263 fútbol en cuba Es decir, posibilidades reales de ingresos diferenciados y opciones de consumo estructuran nuevos patrones y referentes sociales (ibid.: 136): El regreso al dinero, como regulador racional de las preferencias y como elemento central de la movilidad social, modifica el imaginario del hombre nuevo (centrado en el altruismo y la entrega a la construcción del proyecto), trastocando las jerarquías de los valores […], se legitima el sector privado […], con lo que implícitamente se acepta la riqueza y se mercantiliza la vida social (ibid: 138). Un síntoma más del agotamiento de los discursos igualitarios y anticapitalistas de la Revolución cubana. Ello empata con lo expuesto por ciertos observadores que destacan la crisis de valores revolucionarios que resultan obsoletos cuando lo que predomina es la “mentalidad de sobrevivencia” en la sociedad cubana (Chaguaceda y Geoffray, 2015: 60). Jóvenes instalados en el presentismo y que admiran el acceso a ciertos consumos “vedados para la mayoría de la población” (De Miranda, 2003: 55): Así, ha ido ganando terreno el individualismo, marcado por la necesidad de sobrevivir en un medio hostil donde sólo se busca “el aquí y el ahora”; es decir, una vida carente de un proyecto con vistas al futuro, un futuro incierto y un presente que se define por la inmediatez y que se expresa a través de acciones como “resolver”, “buscar”, “conseguir”, etcétera (ibid.: 59). Son las jóvenes generaciones las más reacias a mirar al pasado y quienes se reconocen en representaciones simbólicas alejadas del discurso monocorde y homogeneizador reiterado desde las instituciones estatales en Cuba. Ruptura emocional con los relatos 264 una conclusión imPosible de futuro y el discurso igualitario de la Revolución, que contrasta con los “códigos de significado” compartidos entre las “cultura(s) juvenile(s)” gracias a las nuevas tecnologías (Castells et al., 2007: 229 y 230). En esa coyuntura de cambios y contrastes en la sociedad cubana empiezan a ser fundamentales las conexiones transnacionales donde las jóvenes generaciones entrecruzan discursos y referentes globales de representación. Oportunidad para ampliar identificaciones y superar “identidades congeladas” propiciadas por el Estado monolítico (Beck, 2005: 16). Según Ulrich Beck una “cosmopolitización” leída como un proceso […] mutidimensional que ha modificado de manera irreversible la “naturaleza” histórica de los mundos sociales y la relevancia de los Estados en estos mundos. Así entendida, la cosmopolitización supone el surgimiento de múltiples lealtades, así como el aumento de múltiples formas de vida transnacionales (ibid.: 19). De esta forma, en la Cuba actual emergen un sinnúmero de identificaciones sociales que hasta hace unos años eran impensables (Basail y Castañeda, 2019), las mismas que difuminan la exclusividad en torno a la identidad nacional cubana. Identificaciones entendidas como “procesos de diferenciación y diversificación cultural” que incluyen grupos sociales de muy variada conformación (Basail, 2006: 98), y que ofrecen “prácticas culturales alternativas”: […] las peleas de gallos, los rodeos o torneos para correr caballos o atrapar al pato encebado, hasta las peleas de perros, algunos juegos de azar, la televisión por satélite, el canal radial cuatro para centros de recreación y turismo, las bibliotecas circulantes de fotonovelas y literatura romántica, del oeste, policíacas o porno, los bancos de video en todos los 265 fútbol en cuba formatos —Beta, vhs, dvd—, la reproducción o “piratería” de música […] (ibid.: 99). En consecuencia, ciertos referentes históricos, representaciones simbólicas de la Revolución cubana, están dejando de cumplir su papel de dotar de sentido, de significar. Ante la supuesta inconmensurabilidad cultural de la nación, en este caso articulada por el Estado construido tras la Revolución, emergen y se hacen más visibles heterogeneidades (Han, 2018: 19) que no necesariamente se dirigen hacia una dirección, aquella homogeneidad temida de la sociedad mundial que sintetizó el concepto MacDonalización (Ritzer, 1996). Byung-Chul Han ha repensado, como otros muchos autores, el papel de las conexiones globales en el mundo actual y como ellas eliminan barreras culturales establecidas por los Estados nacionales. Esos “espacios culturales” que “se superponen y se atraviesan” para saltarse límites y dar paso a una “hipercultura”, ajena a la “monocultura” limitada por los Estados modernos (Han, 2018: 22-29). En esa misma línea es que repiensa el concepto de rizoma utilizado por Gilles Deleuze y Felix Guattari para romper con arquetipos culturales. Resistencia frente a las estructuras de poder porque en el modelo rizomático cualquier elemento es relevante e influye sobre el resto (Deleuze y Guattari, 2015: 12-28). Es decir, ante el concepto “arborescente de ‘poder’”, surge el concepto rizomático de “‘potencia subterránea’” (Maffesoli, 1990: 14). En términos prácticos, las definiciones identitarias de la cultura nacional se contraponen a estructuras rizomáticas, descentradas y móviles, alejadas del “lugar único” y de “un tiempo y una historia particulares” (Han, 2018: 55). De esta manera, el modelo rizomático elimina los posibles antagonismos sostenidos por las identidades 266 una conclusión imPosible culturales esenciales para dar paso a la idea de “apropiación recíproca” (ibid.: 44); constante transformación y diseminación cultural que elimina “la interioridad de la cultura” como barrera infranqueable (ibid.: 44 y 45). Desde esa perspectiva, y a pesar del peso que ha tenido el béisbol en Cuba, los cambios recientes en las telecomunicaciones y la expansión del mercado globalizado, en conjunción con la constante emigración y el creciente turismo, esta última actividad que “ha permitido adoptar una referencia y definir patrones comparativos en cuanto a la calidad de vida” (De Miranda, 2003: 61), han coadyuvado también al crecimiento del fútbol como producto de consumo. De tal forma, en un país donde el mercado fue ocultado, aunque siempre estuvo visible en forma de actividad ilícita, la fascinación por el consumo se muestra paralela al creciente interés por el balompié mundial. Es comprensible que se ponga en duda que estos fenómenos de la globalidad tengan lugar en Cuba, dada su trayectoria política de los últimos sesenta años, pero tanto investigadores sociales como la propia observación y trabajo de campo los ratifican. Más allá de su presencia histórica, el balompié hoy se muestra con variadas facetas, tanto por parte de sus practicantes y promotores, como por sus aficionados y analistas. El crecimiento de practicantes de balompié y, en especial, de aficionados al fútbol internacional, europeo en particular, se extiende a través de la televisión, el internet, las “salas de exhibición” o, como se ejemplifica en países africanos, en “simples cobertizos donde los asistentes pagan una entrada para ver por televisión partidos de la liga inglesa” (Kuper, 2014: 21-23). Cualquier lugar es bueno para reunirse y ver los partidos que comparten el resto de seguidores del mundo. Y lo mismo ocurre cuando se toman las calles para 267 fútbol en cuba protestar porque no se transmite un partido programado por la televisión pública, o por la victoria del equipo preferido frente al eterno rival, en especial en el clásico mundial entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid. Socialidad, por una parte, y expresiones rituales, por otra, que lejos de leerse como válvula de escape de emociones, como han hecho las explicaciones funcionalistas (Sánchez Martín, 2017: 104), debería tomar en cuenta que “[…] el espectáculo deportivo convertido en ritual a través de la fiesta, no resuelve ningún conflicto social, sino que más bien los explicita y los activa, ya que se trata de un campo de acción y lucha simbólica donde los símbolos compiten en un contexto festivo” (ibid.: 102). Una posibilidad que no impide observar la ritualización deportiva, en este caso la construida a través del fútbol, como un modelo, un instrumento para la educación “emocional”. En definitiva, el fútbol se abre como un “ámbito inmejorable para la construcción social de la emoción” (ibid.: 104). El fútbol incorpora, también, nuevos héroes deportivos de carne y hueso y con batallas de periodicidad y duración ritualizada. Esos héroes, modelos sociales, que participan en un “juego rebelde, donde David puede ganar a Goliat” (Valdano, 2016: 14): Porque los héroes ya no tienen fronteras y las identificaciones tampoco. Sabemos que el único carnet sentimental de un hincha siempre ha sido el escudo de su equipo, pero estos son tiempos en los que también se activan identidades remotas. Hay países con campeonatos locales poco atractivos […] que dividen su entusiasmo entre el Madrid o el Barca y se paralizan cuando se juega el “Clásico” (ibid.: 15). Lo anterior es coincidente en un país donde la pelota, sobre todo, fue erigida en el deporte nacional por excelencia. La apuesta 268 una conclusión imPosible institucional por el béisbol hoy está en entredicho y es el mismo Estado que se esfuerza por buscar alternativas para su promoción. Un contraataque frente al balompié que se extiende con tanta rapidez y al que se le percibe como una real amenaza para la preeminencia de la pelota como símbolo nacional. Esos nuevos aficionados, también se convierten en héroes cuando portan las camisetas de los jugadores de su preferencia. Identificación personal, pero, a la vez comunal gracias a una marca de consumo adherida al cuerpo, incluso con los rostros de jugadores y los escudos de sus equipos tatuados (Maffesoli, 2010: 129). Llevar la playera del equipo y del jugador preferido, más allá de su exposición en un campo de fútbol, es un signo de definición individual y que construye simbólicas comunidades de identificación de marcado carácter global. Un “pueblo virtual” (Díaz Viana, 2003: 29) que el fútbol ejemplifica a la perfección con la “circulación de bienes simbólicos” transnacionales (Oliven y Damo, 2001: 27). Bienes que, como afirmó Zygmunt Bauman (2019: 152), portan la “identidad incluida”. Todo lo que concierne al espectáculo del fútbol en la actualidad es parte del mercado, por tal motivo, los futbolistas profesionales amplifican su presencia fuera de las canchas de juego por la fascinación mundial que provocan en campos como los de la moda, la publicidad o por sus labores altruistas. Ese papel es compartido por otros actores de ámbitos diversos como lo es el musical, y mantenidos por consumidores de todo el mundo, aunque las “culturas juveniles” suelen ser las más visibles. Grupos que deben estudiarse con mayor profundidad, en especial en “los mercados menos desarrollados” (Castells et al., 2007: 227), como sería en el caso cubano. Resulta incuestionable, hoy en día, relacionar la actividad deportiva con los valores de la modernidad y su representación cul269 fútbol en cuba tural (Sánchez Martín, 2017: 35 y 36), y los ejemplos expuestos en este libro no eximen a Cuba de ser partícipe de ella a través de la “indigenización de la modernidad deportiva”: Se pone de manifiesto, pues, que, parafraseando a Hannerz (1998), la metacultura de la modernidad sigue, en lo deportivo, dos direcciones que la pluralizan. Por un lado, la “indigenización de la modernidad deportiva” (como contribución de lo global a la cultura deportiva local a través de una apropiación de la parte considerada válida desde su propio punto de vista local) y, por otro, la “modernización deportiva de lo indígena” (como globalización deportiva de aspectos locales específicos y característicos y, en definitiva, como “domesticación de la diferencia”). Lo podemos comprobar en los estudios de Bromberger sobre el fútbol, donde se pone de manifiesto que este deporte, como ceremonia de la modernidad, ofrece una narrativa global que es siempre interpretada localmente (Bromberger […]), ya que “el fútbol vincula lo universal a los valores locales de identidad” (Bromberger, 2000: 265) mediante lo que podríamos denominar, siguiendo a Néstor García Canclini (2008), “procesos de hibridación” (ibid.: 37 y 38). La extensión global del fútbol ha puesto en duda la continuidad de las identidades territoriales y sociales que han vinculado a equipos y seguidores. Sin embargo, la realidad parece desmentir tal circunstancia ya que se mantienen vivos esos compromisos etnoterritoriales con los equipos (Llopis, 2006: 125) e, incluso, se desbocan y acrecientan en los últimos años durante las confrontaciones deportivas que se llevan a cabo, por ejemplo, entre selecciones nacionales (Salvador Duch, 2004: 380 y 381; Zebadúa y Echeverry, 2019: 30). Ese proceso de nacionalización, con “un imaginario nacional común” (Llopis, 2009: 8), no impide la interlocución múltiple abierta por las tic y que facilita la existencia de 270 una conclusión imPosible aficionados en diversos países; aquellos que no requieren vínculos territoriales con los clubs y seleccionados nacionales a los que siguen. Así, si el fútbol global demostró, desde un principio, las distintas formas de enraizamiento en los lugares donde llegó y tuvo éxito a través del ya referido proceso de indigenización (Bromberger, 1998); otros fenómenos del presente se agregan al incremento del interés por el fútbol en lugares donde parecía imposible, como ocurre en Cuba. Los aficionados que vivifican el interés por el fútbol en Cuba no rompen con la identidad nacional cubana, e incluso hay grupos señalados en esta obra que se esfuerzan por el crecimiento competitivo de su seleccionado nacional en el concierto mundial. Empero, ello no significa que sean partícipes de representaciones simbólicas estáticas y homogéneas que ilustran la cubanidad institucionalizada. Lo mismo ocurre con respecto a ciertos valores y representaciones simbólicas siempre presentes en los discursos surgidos tras la Revolución cubana. Hoy la lectura de disciplinas deportivas como el fútbol, con incipiente presencia en Cuba, muestra su adecuación a requerimientos transnacionales, pero también a aquellos de una sociedad en movimiento, como lo observó Appadurai (2001: 117-121) al describir los cambios y adecuaciones del cricket en la India, propios de un “ecúmene global diferente” (ibid.: 120). Tal vez sea el momento de observar esos procesos como propios en la Cuba actual y un buen punto de partida para entender las modalidades de modernidad cubana más allá de una estabilidad siempre ficticia. Hoy, más que nunca, parece acorde la relectura de Karl Marx efectuada por Marshall Berman, cuando habló de que la modernidad era 271 fútbol en cuba […] experimentar la vida personal y social como una vorágine, encontrarte y encontrar a tu mundo en perpetua desintegración y renovación, conflictos y angustias, ambigüedad y contradicción: formar parte de un universo en el que todo lo sólido se desvanece en el aire (Berman, 1988: 365). 272 bibliografÍa citada Acuña, Guillermo y Ángel Acuña, “El fútbol como producto cultural: revisión y análisis bibliográfico”, en Citius, Altius, Fortius, vol. 9, núm. 2, 2016, pp. 31-58. Aguilar, Jeisil, “Un ensayo de la razón. Nación y literatura en el ámbito republicano cubano”, en Revista de Ciencias Sociales, vol. 4, núm. 146, 2014, pp. 141-153. Aguilera, José María, La formación de la identidad cubana (El debate Saco-La Sagra), Madrid, csic, 2005. 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La preparación digital del original estuvo a cargo de Beatriz Méndez Carniado y el cuidado editorial a cargo de Leticia Juárez Lorencilla.