Una lectura semiótica del cine
Introducción
Tres grandes ciencias se han dedicado al estudio sistemático del cine: Sociología,
Psicología y Semiótica. He decidido centrarme en esta última porque se encuentra en la
base de la problemática cine de poesía vs. cine de prosa que nos plantea este artículo,
además de ser una de las empresas más fructíferas y con mayor rigor filosófico de la teoría
cinematográfica.
Esta lucha de perspectivas se convertirá en una constante en la historia del cine y tal
como apunta Adriano Aprá en la introducción al texto, la polémica Pasolini-Rohmer —si
bien no fue una discusión real, pues no hubieron réplicas, sendos ejercían de heraldos de
las grandes visiones de su tiempo sobre el cine— guarda semejanzas con el conflicto entre
los cineastas soviéticos a principios del cine sonoro (1931-1934). Se enfrentaban, por un
lado los formalistas puros, con Eisenstein de estandarte, defendían un “montaje poético”
1
con el objetivo de extraer todo el potencial que tienen las imágenes en sí y que no sea
subsumidas por el sonido; otros autores como Yukevitch y Korintsev, cuya idiosincrasia
se va aproximando hacia lo que en un futuro se convertirá el realismo de Bazin, apostaban
por un lenguaje más narrativo, no alegórico como el de Eisenstein, ya que pensaban que
estos métodos llevan a la anulación del hombre, a un distanciamiento de los verdaderos
sentimientos humanos. Como vemos la problemática que estamos tratando ya surgió en
los inicios del cine.
Cuando Christian Metz aplicó los métodos semióticos al estudio del cine arrojó algo de
luz sobre la sempiterna lucha entre formalistas y realistas, al plantear la pregunta: “El
cine: ¿lengua o lenguaje?”2, siendo estos partidarios de interpretarlo como lenguaje y
aquellos como lengua. Para Metz el cine es un lenguaje, pero un tanto particular, pues
1
Desde esta perspectiva la imagen no estaba destinada a describir o mostrar fielmente la
realidad, sino que ya incluyera un juicio estético y moral, por lo que exigiría un mayor esfuerzo
interpretativo por parte del espectador.
2
Metz, C. (1964). El cine: ¿lengua o lenguaje? En AA.VV. La semiología. Buenos Aires: Tiempo
Contemporáneo, 1972.
cabrían lecturas lingüísticas. Pasolini, fiel seguidor de la obra de Metz, se convertirá en
uno de los máximos exponentes se la semiótica del cine.
Resumen del texto
El resumen versará sobre las cuestiones principales surgidas tras la lectura y análisis de
Cine de poesía contra cine de prosa3. Este texto es una recopilación hecha por Adriano
Aprá de dos textos de Pasolini y una entrevista a Rohmer, traducida al castellano por
Joaquín Jordá, reconocido cinematógrafo y guionista español que alcanzó cierto prestigio
colaborando con Vicente Aranda en la saga El Lute. Antes de entrar de lleno en el análisis
haremos una breve presentación de ambos autores, centrándonos en su aportación
cinematográfica:
Pier Paolo Pasolini (1922-1975): Prolífico y precoz literato, publicó sus primeros poemas
con 19 años. Tras unos acercamientos al mundo dramático como guionista teatral, inicia
su carrera cinematográfica con 39 años, con clara influencia del neorrealismo italiano de
postguerra. Este movimiento ejerce una clara influencia en el “contenido” de su obras:
mostrar aquellas facetas ignoradas —más bien ocultadas — por el cine de su época que a
su vez eran los aspectos más cuotidianos de la sociedad; he inicialmente también en la
“forma”: desatención de los aspectos técnicos e incluso morbo por la precariedad; pero
evoluciona hasta un verdadero cuidado en las formas de narrar que le llevan a una
constante experimentación en la búsqueda de este fin.
—
Filmografía selecta: Accatone (1961), El evangelio según San Mateo
(1964), Edipo rey (1967), Teorema (1967), Medea (1969) y Saló o los 120 días de
Sodoma (1975).
3
Más información en la bibliografía.
Énric Rohmer (1920-2010): Conocido por su pseudónimo, Maurice Henri Joseph Schérer
trabajó como profesor de literatura y periodista hasta que junto con un grupo de críticos
cinematográficos liderados por André Bazín funda Cahisers du Cinema en 1951, una de
las mejores revistas especializadas de su tiempo. Formó parte de unos de los movimientos
más revolucionarios del cine: la Nouvelle vague (trad: Nueva ola), que surgió cuando
muchos de los críticos y editores de Cahisers du cinema comenzaron a cuestionar las
formas de hacer cine en Francia, pero no solo como críticos sino que comenzaron a rodar
películas, plasmando sus verdaderas intenciones. El precursor fue J. P. Malville y
surgieron figuras tan destacadas como F. Truffaut, J-L. Godard, J. Rivette y el propio
Énric Rohmer.
—
Filmografía selecta: El signo del león (1959), Seis cuentos morales4 (1963-
S), (1963-M), (1967), (1969), (1970) y (1972); y Cuento de las cuatro estaciones5
(1990), (1992), (1996) y (1998).
Cine de poesía de Pasolini
Hace una reflexión sobre el cine como “lenguaje” expresivo y comunicativo, por ello lo
hace en el seno de la semiótica, pues, ésta versa sobre las formas de comunicación basada
en un sistema de signos. Los signos que utiliza el cine difieren de los llamados len-signos
o signos lingüísticos (tanto orales como escritos), ya que estos son signos simbólicos cuyo
significado ha sido establecido por convención (letras, logos, señales de tráfico,…);
mientras que el cine utiliza símbolos iconográficos o im-signos, término que acuña el
4
De los que destaca La rodilla de clara (1970).
5
Tanto Seis cuentos morales como Cuento de las cuatro estaciones son el título de sagas, y he
indicado solo el año de estreno de las películas, no sus correspondientes títulos. Cuando dos
películas fueron estrenadas en el mismo año y en la misma saga, acompañan al año la inicial
del título.
mismo Pasolini, los cuales se identifican con su significado per se sin convención social,
e.g., el parecido de una foto con su modelo real6.
Al igual que C. Metz, considera el cine como lenguaje, pues carece de doble articulación,
por lo que no podría ser objeto de estudio de la semiótica. Pero al igual que éste, dota al
lenguaje del cine de una gran capacidad positiva de comunicación, por lo que ambos se
aventuran en el estudio semiótico del cine: Los im-signos carecen de un sistema real e
histórico, pero se asientan en los instintos más primarios del hombre tales como los sueños
y los mecanismos mnemotécnicos: “El instrumentos sobre los que se implanta el cine es
por tanto de tipo irracional”7.
La comunicación visiva se halla, por tanto, a la base de dos facultades primordiales e
instintivas del hombre: los sueños y la memoria; y este no es el único argumento que a
favor de tratar al cine como lenguaje comunicativo, sino que ,a partir de Saussure, se
entiende que un sistema lingüístico no es completo sin actos ilocucionales
(extralingüísticos) como los signos mímicos (básicamente basados en el icono), que no
aparecen en un texto escrito, pero sí en una película.
Comparando el trabajo de escritor con el de cinematógrafo —en ambos terrenos con
sobrada experiencia— hace caer en la cuenta que el escritor tiene todo su sistema de
signos contenido en un diccionario, en el que fuera de él no queda nada más que la mímica
que lo acompaña. La tarea del escritor es reelaborar el significado del signo, i.e., aportarle
historicidad al término. Pero el cinematógrafo tiene una doble tarea: 1) Invención
lingüística: Tomar un signo del caos infinito de los im-signos y presuponerlo como parte
de un diccionario dado y 2) Invención estética: Realizar la tarea del escritor especificando
el significado concreto que el autor quiere darle al signo.
La tarea del autor cinematográfico es la elaboración de un “diccionario”, pero a diferencia
del lingüístico no se basa en la creación de sintagmas donde cada uno de ellos posee una
función sintáctica especifica dentro de la “oración”, sino, más bien la creación de
estilemas, que serían los rasgos constantes característicos del propios del autor. Debido a
6
Fue el semiótico C. Pierce quien conjeturó la concepción tripartita del signo: Índice, Icono y
Símbolo.
7
Cine de poesía contra cine de prosa, p. 13.
su falta de valor positivo y normativo, los estilemas difícilmente podrán ser reutilizados
indefinidamente por el autor y se verá obligado a realizar la doble tarea inventiva con
cada película. En este punto concuerda con Rohmer el cual dice: “La significación debe
ser entendida a nivel estilístico y no gramatical”8, pero aquí acaban las diferencias, pues
Pasolini utiliza este análisis para argumentar en pro del cine de poesía. Como el
“diccionario” nunca podrá incluir términos abstractos —estructurales, sintácticos o
universales— porque está construido por imágenes, que son siempre concretas y
particulares, el cine es “un lenguaje artístico no filosófico”9. Su artisticidad se basa en su
“violencia expresiva, su corporeidad onírica: o sea, su fundamental metaforicidad”10.
Para Pasolini el lenguaje cinematográfico por ser fundamentalmente instintivo, antipositivado e irracional le es propio un carácter poético (metafórico). La forma de
interpretar los im-signos, argumenta el autor, vienen dadas por los sueños y la memoria,
y que por ser mecanismos de comunicación con nosotros mismos, quedan estigmatizados
con un carácter profundamente subjetivo y personal, que según el autor conlleva una
“máxima pertenencia al mundo de la poeticidad”11; e.g.: No provocaría la misma
impresión la foto de una silla de ruedas a una persona tetrapléjica que a uno que no lo es,
aun siendo el mismo objeto.
Pasolini es consciente de la aparente contradicción que provoca aceptar este hecho y por
ello le otorga a los im-signos una doble naturaleza. Por una lado su subjetividad y por
otro, su insuperable naturalismo del que A. Bazín (máximo exponente del realismo en el
cine) piensa que el realismo es ontológico en el cine, debido a tu carácter automático y
mecánico. Semejante dualismo ocurre en la literatura, a diferencia de que en el cine no
son separables:
“La lengua literaria se basa naturalmente sobre una doble tendencia: pero en ella las dos
naturalezas son separables: existe un «lenguaje de la poesía», y un «lenguaje de la prosa», tan
diferenciados entre sí que son realmente diacrónicos, hasta el punto de seguir dos historias
diversas. Mediante las palabras, yo puedo hacer dos operaciones diversas, un «poema» o un
«relato». Mediante las imágenes, al menos hasta ahora, sólo puedo hacer cine (que solamente por
8
Ib., p.71.
9
Ib., p.18.
10
Ibíd.
11
Ib., p.20.
matices puede tender a una mayor o menor poeticidad o a una mayor o menor prosaicidad: esto en
teoría. Ya hemos visto como en la práctica se ha constituido rápidamente una tradición de «lengua
dela prosa cinematográfica narrativa»)”12
La tradición cinematográfica ha tratado al cine como como una “lengua de prosa” (piensa
Pasolini que no es de prosa ni es una lengua), debido a que ha sido considerada un género
de espectáculo de evasión ha sufrido una perversión de su carácter propio, en gran parte
acrecentado porque su naturaleza onírica e inconsciente es suficientemente eficaz
económicamente como para comenzar a experimentar otras formas de expresión, ya que
implicaría un riesgo para los productores, que se centran más en la rentabilidad que en la
calidad artística.
Por último destaca tres directores que están creando un verdadero diccionario de estilemas
cinematográficos, desde la visión del cine de poesía o como él rebautiza cine subjetivo
indirecto libre (en el que toda acción se narra a través del punto de vista del personaje), y
son Antonioni [Desserto rosso], Bertoluccio [Prima della revolución] y Godard [Bande
à part (1964)].
El segundo texto de Pasolini es, como indica su título, una “Apostilla al <<Cine de
poesía>>”, ya que es una complementación al texto anterior. Del cual cabe destacar su
creación del neologismo “cinema”. Al igual que el grafema designa al signo gráfico y el
fonema al signo oral, el cinema designaría al signo visivo. Tal y como estipularon los
lingüistas las palabras son un binomio grafema-fonema, pero piensa Pasolini que son
más bien un trinomio grafema-fonema-cinema, pues toda palabra, por muy abstracta que
sea, e.g., “felicidad”, lleva siempre una imagen (o conjunto de imágenes) mental concreta
asociada. Este es uno de sus puntos de partida para el análisis semiótico del cine.
Entrevista a Rohmer
Su tesis es clara y característica de la Nouvelle Vague, pues son críticos que ha
abandonado su zona de confort y se ha puesto en la piel del criticado, adoptando posturas
más pragmáticas: Los críticos y autores cinematográficos se están centrando demasiado
en los aspectos teóricos (buscan una definición del cine) y han descuidado la verdadera
aplicación práctica que es hacer películas.
12
Ib., p.21.
Se distancia del problema del lenguaje cinematográfico, ya que piensa que no aporta nada
en la verdadera creación artística, y que incluso puede interferir con ésta. No hay que
dejarse guiar por supuestos teóricos piensa Rohmer. Pese a su distanciamiento teórico
está de acuerdo con Pasolini en definir el lenguaje cinematográfico como un conjunto de
estilemas y no de grafemas, dice al respecto: “no existe una gramática sino una retórica”13.
Pero no acepta la demarcación que hace Pasolini y otros autores de cine nuevo como cine
poético y cine viejo como cine de prosa. Para Rohmer el punto de inflexión entre estos
contrarios modo de hacer cine es el dejarse ver de la cámara, punto en el que también
coincide con Pasolini, pero el cineasta francés defiende la transparencia de la cámara: el
autor solo debe intervenir en el proceso de creación de la historia y confiar a la cámara la
captación de la plena realidad; en el otro bando defienden lo que los formalistas rusos
denominaron extrañamiento, que dicta que el cine tiene la capacidad y el deber de
expresar la realidad de un modo totalmente ajeno al habitual y por lo cual los cineastas
tienen que encontrar el lenguaje propio que tiene el cine para expresarse en toda su
potencialidad.
Rohmer cuestiona ésta concepción de modernidad por la que, y como ha ocurrido en todos
los quehaceres humanos, solo se debe a innovaciones técnicas y pocos han apostados por
estéticas; llega a decir que lo mayor y más verdadero de la Nouvelle Vague es su
aportación técnica al crear una buena forma de rodar películas con poco presupuesto.
También hace caer en la cuenta de que los nuevos creadores estás abogando por un cine
sin historia, si bien admite que el no contar una historia le parece un avance para la
literatura, no lo es para el cine. Éste tiene que olvidarse de su relación con la literatura,
ya que utilizan lenguajes diferentes, de hecho un sus películas lleva hasta la saciedad la
práctica de la historicidad y cronología hasta el punto de ir narrando día a día como va
avanzando la historia.
Expone concisamente su concepción del cine diferenciando estas dos maneras de
creación: 1) El cine que se toma como objeto y como fin —del que dice Rohmer que es
el favorito de los críticos, pues le sirve de pretexto para exponer sus ideas teóricas sobre
el cine— y 2) el que toma el mundo como objeto y el cine es el medio de expresión, donde
13
Ib., p.42.
“es la cosa filmada la que tiene mayor existencia autónoma”14 y no como cosa filmada, y
es en la que se encuadraría Rohmer.
Otorga más importancia a la vida psicológica del personaje que a la acción dramática,
pero esta introspección no entra en conflicto con la objetividad de sus películas. Dice al
respecto: “No hay que reducir las personas a sus comportamientos aun sabiendo que solo
se puede mostrar el comportamiento (…) No puedo aceptar otra cosa que no sea cine de
comportamiento, que no sea cine objetivo. El estilo subjetivo en el cine me parece una
herejía”15.
El cineasta francés, criticado por su excesiva literalidad y prosaicidad, hace una aguda
observación del cine poético. Les reprocha que, si bien él tiene una apego por las formas
de la literatura, ellos aplican al cine una plasticidad sumamente inspirada por la
plasticidad de la pintura, alertándolos que se están alejando del lenguaje propio del cine
que es una simbiosis entre pintura, literatura y dramaturgia, y que aun teniendo algo de
todos debe expresarse por sus propios medios.
La semiótica del cine
Semiótica y semiología
La adopción de éste método en el análisis fílmico, que ya habían triunfado en otros
campos de las ciencias del espíritu, fue denominado con posterioridad <<teoría de la
pantalla>>(sreen theory). El planteamiento semiótica del cine aparece en escena con el
14
Ib., p. 47.
15
Ib., p. 66-67.
artículo “Le cinema: lengue ou lengage?”16 de Cristian Metz —hubieron otros
acercamiento, que trataremos a continuación, pero ninguno tan riguroso y fructífero— ,
y a mediados de los ´70 ya era una teoría a tener en cuenta por gran parte de los
especialistas. Haremos un recorrido por la historia de la semiótica, la cual encuentra su
origen en la tradición filosófica occidental de la reflexión sobre el lenguaje y su relación
con la realidad.
Platón hace una exposición de las ideas principales de la antigüedad sobre la lingüística
en su diálogo Crátilo. En este dialogo Crátilo, quien da nombre al dialogo, defiende la
postura mayoritaria de los presocráticos por la que habría una conexión natural entre los
objetos y las palabras con la que los designamos, tal como defendió Heráclito. Crátilo
discute con Hermógenes quien defendía la posición contraria: “no soy capaz de creerme
que la exactitud de un nombre sea otra cosa que pacto y consenso”17, postura ya adoptada
por Demócrito y Protágoras que pensaban que su relación se basa en costumbre (éthos)
y convención (nómos). Por la intervención de Sócrates ambos llegan a rechazar sus
teorías, y como en muchos de los diálogos platónicos el Crátilo termina en una aporía.
Sexto Empírico recopiló y amplio los estudios lingüísticos y fue el primero en desarrollar
la concepción tripartita del lenguaje: significado, significante y referencia; atribuyendo al
significado, tal como lo hicieron los estoicos, la incorporeidad, asumiendo el
convencionalismo entre signo y objeto. El primero en formular una teoría del signo fue
Agustín de Hipona, el cual entiende el signo como una <<realidad material que evoca en
la mente una realidad ajena>>18. Agustín se demarca del debate filosofía del lenguaje en
donde se enfrentaban realistas contra nominalistas (llegará a ser un debate muy intenso
en la Edad Media, pues, parea él, como siglos después afirmará Saussure, el signo
lingüístico no es la conexión entre el significado y el nombre con el que lo denotamos,
sino la unión entre el sonido y el significado, por lo que asume el convencionalismo, ya
que diferentes lenguas se refieren a mismos objetos con distintas palabras. Llegamos a
los tiempos modernos y en Ensayo sobre el entendimiento humano (1690) de John Locke
16
Véase nota x
17
Crátilo, p. 383-384c
18
Agustín de Hipona, El maestro o sobre el lenguaje y otros textos, Madrid, Trotta, 2003 (389).
encontramos por primera vez el término semiótica (semiotike) que define como la
doctrina de los signos y como empirista que es, al rechaza todo atisbo de innatismo se ve
empujado a admitir la arbitrariedad entre signo y referente.
La semiótica contemporánea fue creada a la vez e independientemente por F. de Saussure
y C. S. Pierce. Saussure bautizó la semiología19 como<<la ciencia que estudia la vida de
los signos en el seno de la vida social>> y del cual la lingüística constituye una parte de
la misma; estableció una división del signo cerrada y bipolar formada por significado y
significante. La concepción pierciana del signo ese más apropiada para su aplicación al
cine, pues define el signo como una relación de estímulo y reacción entre el polo
estimulador (signo material) y el polo estimulado (el hombre que lo interpreta), donde el
estímulo es mediado por una tercer elemento (interpretante) que hace que el signo
represente su mensaje para su receptor; su ventaja es que permite explicar fenómenos sin
emisor o cuyo emisor es no-humano (animales, máquinas, Naturaleza,…). A diferencia
de Saussure que entiende la significación como un acto comunicativo entre dos seres
humanos de forma intencional, Pierce lo entiende como “algo que representa algo para
alguien en algún sentido y capacidad”20, más apto, como ya hemos dicho, para la
semiótica del cine, pues este no se trata de una comunicación ordinaria entre personas.
Pese a lo dicho es Saussure quien marca las directrices de la semiótica europea, por dar
el gran paso del estudio cultural desde una perspectiva diacrónica (tales como Hegel y
Marx con su dialéctica) al enfoque sincrónico (estudio de la lógica interna de los sistemas
funcionales).
Los postulados semióticos basados en el estudio sincrónico traspasan la lingüística y se
convierte en un método general para estudiar las ciencias humanas, que se llamará partir
de entonces estructuralismo. Este método fue utilizado originalmente por los estudiosos
literarios, un claro ejemplo de ello nos lo ofrecen los formalistas rusos: V. Propp hizo un
estudio de las estructuras del cuento tradicional en Morfología del cuento (1929) y Viktor
Shklovski vio un denominador común en la literatura denominándolo extrañamiento
(término de significado parecido al esperpento de R. Valle-Inclán) e intentó aplicar sus
19
Semiótica y semiología acabarán por ser sinónimos en casi todos los ámbitos, siendo el
término semiótica más utilizado por los piercianos y viceversa.
20
CP 2.228. (Citamos la recopilación de textos Collected Papers of Charles Sanders Peirce).
teorías al cine en Cine y lenguaje (1971). C. Lévy-Strauss, etnólogo y filósofo, también
introdujo la semiótica en el campo de la antropología. Aplicó los métodos estructuralistas
del lingüista Roman Jakcovson ―formaba parte de los formalistar rusos y cofundador del
Circulo Lingüístico de Praga, este último movimiento promovió en gran medida el
estructuralismo― al estudio de la etnología y etnografía tal y como se muestran en su
libro de viajes Tristes trópicos (1955) y sobre todo en Antropología estructural (1967).
Pero el reconocimiento académico de esta nueva metodología aplicada a la antropología
se dio en el 1961 cuando Lévy-Strauss en una conferencia en el College de France sitió
la antropología estructural dentro de la semiótica.
Primeras contribuciones a la semiótica del cine
Si bien podemos encontrar algunos contactos esporádicos entre la semiótica y el cine,
como es el caso de los formalistas rusos, en especial las teorías de B. Eichenbaum e Y.
Tynyanov, es C. Metz quien lleva a cabo su estudio sistemático, marcando sus postulados
básicos, rompiendo con la teoría cinemátográfica clásica de Bazin y Krakauer. Metz
apostaba por encauzar la teoría fílmica dentro del marco de la lingüística y la
narratología, ya por ello se preguntó: ¿El cine es un sistema lingüístico regulado
(lengua), o un lenguaje expresivo, en gran parte espontáneo y autoregulado, e. g., tal como
el de la artes plásticas (lenguaje)? Solo si tuviera el estatus de lengua podría ser objeto de
estudio de la semiótica, tal como la había planteado Saussure. Lo primero que habría que
preguntarse para considerarlo un sistema lingüístico es si (1) el cine tiene algún
equivalente al signo lingüístico (significante): aquí surge la primera dificultad, pues
Saussure había establecido una relación arbitraría (por consenso y costumbre) entre
significante y significado como condición necesaría de toda lengua, y el cine al ser tan
realista parece no cumplirla; resolvió este primer problema desde la visión pierciana del
signo donde podía ser considerado como signo icónico. Otro problema a resolver era si
(2) el cine tiene unidades mínimas de comunicación que pudieran crear una (3) doble
articulación (eran otros de las requisitos de Saussure que debe cumplir toda lengua
natural). Metz objeto que el cine carece de unidades mínimas y por tanto de doble
articulación, pues, mientras que el discurso verbal puede en dividirse unidades mínimas
de sentido (monemas: imagen mental que nos sugiere la palabra), y unidades mínimas de
sonido (fonéma: que carece de significado, pues son el propio signo – el significante-
que “llenaremos” -por consenso- de significado); por el contrario el cine no posee
unidades fijas de significado, ya que, cada encuadre tiene un sentido en sí mismo, ni
unidades carentes de significado,pues, cada parte del encuadre posee ya pleno sentido.
En estos términos podemos encauzar la dicotomía entre cine de poesía o cine de prosa.
Eisenstein ya afirmaba que el cine era una lengua, utilizando este argumento para
justificar su visión poética del cine: la cual se aprecia en la propia composición del plano
(fotograma) y sobre todo en la fase de montaje. Como hemos visto, para Rohmer, no hay
nada más allá del comportamiento de los personajes que nos transmita `la intención del
autor´, por lo que la comunicación se efectuá vía lengua natural junto con el lenguaje
mímico.
Pasolini es uno de los primeros en entrar en el debate de la semiótica del cine. no lo
considera una lengua, pues tiene presente los estudios de Metz, pero esto no le plantea
ningún inconveniente para su tratamiento poético. Su argumentación principal se basa en
que el cine pese a no ser un sistemas de signos regulado —por reglas gramaticales, es una
lenguaje inteligible y altamente positivo. Esto se debe a que el cine está basado en signos
visivos, los cuales argumenta Pasolini, son los que dan materialidad a los sueños y
memoria. Están a la base de nuestros actos de comunicación más primarios: la
comunicación con uno mismo; por lo tanto su hiper-realismo por una lado, pues muestran
de manera mecánica y automática la realidad, y su subjetivismo debido a ser signos
visivos, fuerzan su tratamiento poético.
Otro italiano21, Umberto Ecco, irrumpe en el debate en 1968 centrando se en desmontar
el <<mito>>22 de la doble articulación. Si bien acepta que este criterio es válido para todas
las lenguas naturales, no lo es en absoluto para todos los sistemas de comunicación que
21
También G. Bettetini y E. Garroni dieron su propia visión del asunto. La presencia masiva de italianos
se debe al festival cinematográfico Mostra del Nuovo Cinema de Pesaro celebrados los años `66 y `67.
Bettetini abogaba por un un tratamiento semio-pragmático, y le criticaba a Metz el haber estudiado el
cine como si de una lengua natural se tratara. Barroni hace una sagaz crítica, aduciendo que toda lengua
fue en sus inicios un lenguaje que con el paso del tiempo ha tendido a regularse: al cine solo le falta
tiempo para legar a ser una lengua, diría Barroni..
22
Ecco (1968). p. 131.
permiten un lenguaje recursivos23. Este criterio, que se había vuelto un dogma, que fue
iniciado por Saussure y remarcado por Lévy-Strauss, y para Ecco limita la definición de
muchos lenguajes , ya que estos que pueden tener una o ninguna artuculación, e incluso
más de dos. Este es el caso del cine que consta, según Ecco, de tres articulaciones. El
equivalente fílmico del monema está formado por dos articulaciones, ambas icónicas: el
sema: `llena ´de significado el film, e.g., [aparece] un perro, un hombre, un hombre
acariciando a un perro; y el signo: es con lo que está construido el sema y nos aporta más
detalles de los mismos, e.g. , un perro azul, un hombre con cara de enfadado y con corbata
amarilla acariciando a su perro azul. y el equivalente al fonema serían la fuguras visuales,
que carecen de significado pero son la materia prima del signo y sema: e.g. , curvas,
ángulos, colores,...
La semiótica se asienta y amplía
En los años ´70 la semiótica del cine es una empresa en pleno funcionamiento que se
extiende por toda Europa24 y en algunos países asiáticos (especialmente destacable el
labor de Asanuma en Japón ). Hubo todo un abanico de estudios lingüísto-estructuralistas
del cine por esta época, pero el crítico Francesco Casetti destaca dos posicionamientos
que marcaron tendencia25. Uno es el del crítico, humilde autor y profesor emérito de la
University of California Peter Wollen. Expuso sus teorías en “The semiology of cinema”
donde critica la estrechez de la definición saussuresiana de signo, en especial describe en
totalidad los diversos usos del signo icónico. Por ello apuesta por la descripción de signo
como entidad múltiple de ofrece C. Pierce. En esta definición el signo se puede calificar
en tres posibles estados: 1) Índice: “signo que vive en una relación existencial con su
objeto”, e.g., síntomas de una enfermedad, huellas en la arena; 2) Símbolo: “Signo
arbitrario fruto de una convención explícita”, e.g., las palabras, emblemas; 3) Icónico:
Signo que representa a su objeto principalmente por similitud, e.g., retrato, diagrama.
Utiliza la tripartición pierciana del signo, pues, para definir el símbolo icónico —de
23
Esta condición permite crear una infinidad de enunciados con significados diferente con un conjunto
finito de signos.
24
En España comenzó Jorge Urrutia (que se centro en la búsqueda de un lenguaje común entre
el cine y la literatura) y más tarde llegaron figuras como Jenaro Talens y Carmen Peña-Ardid.
25
Teorías del cine, p. 94 y ss.
principal importancia en todo lenguaje plástico, pero lo utiliza, también, para señalar que
muchos de los autores cinematográficos han girado en torno a uno de los estados del
signo. Así dirá que los realistas, tales como Renoir o Rossellini, que ven el cine como
una relación inmediata y espontanea con el mundo, se han centrado en el signo indexal;
la obra de Stenberg estaría estigmatizada por el signo icónico, ya que busca la reinvención
estética de la realidad creando una especie de `fantasma´ de la vida; y el símbolo que sería
es característico de los formalistas rusos, en especial de Eisenstein, en el cual la imagen
aspira a juzgar con el poder del subconsciente. Dice Wollen: “a diferencia de otros
lenguajes que trabajan con uno u otro signo, [el cine] pone en juego todas sus
acepciones”26.
Otro punto a destacar, en esta época de florecimiento de la sreen theory, son los trabajos
de Sol Worth, principalmente dedicados a la búsqueda de una definición rigurosa del
signo cinematográfico. Representa los inicios de aplicar las nuevas aportaciones a la
lingüística de N. Chomsky y su gramática generativa, de darán lugar a la semiopragmática. En su concepción el signo cinematográfico es sinónimo del encuadre
(videma), y lo divide en dos partes esenciales: la unidad de toma (cadema) y la unidad de
montaje (edema). Unos de sus puntos centrales, y tópico en la semio-pragmática, es el
papel activo del espectador: “el proceso que implica un director y un espectador define la
comunicación del cine”27. La estructura de la comunicación autor-espectador la define
como:
voluntad expresiva
ortganismo
narrativo(estructurado)
film (concreto)
Y la función del espectador es realizar el camino inverso e ir avanzando en abstracción
26
27
Cf., p. 141
The development of a semiotic of film (1969), p. 284