Victoria Béguelin-Argimón
ORALIDAD EN TEXTOS NO LITERARIOS
DEL SIGLO XVI:
CARTAS, ACTAS Y RELATOS DE VIAJES
Victoria Béguelin-Argimón, Universidad de Lausana (Suiza)
victoria.beguelin-argimon@unil.ch
Resumen: Rastrear las huellas de la oralidad en épocas pretéritas resulta
paradójico pues, para hacerlo, solo disponemos de textos cuya base material
es de naturaleza escrita. Sin embargo, tanto las propuestas teóricas que distinguen entre el medio y la concepción (Koch y Oesterreicher) como el análisis
de algunos textos no literarios permiten acercarse con eficacia a la lengua de
la inmediatez en el pasado. En este trabajo, después de esbozar el marco en el
que se inserta la investigación histórica del español hablado, presentaremos
una selección de materiales no literarios del siglo XVI –cartas de particulares a
Indias, actas de la Inquisición y relatos de viajes de españoles a China– para
evidenciar en ellos distintos rasgos de la “palabra viva”.
Palabras clave: Oralidad; siglo XVI; cartas desde Indias; actas de la Inquisición; viajes de españoles a China
Hace ahora casi tres décadas que se abrió en los estudios de lingüística
hispánica una línea de investigación en su momento novedosa, la del análisis
de la oralidad de épocas pasadas, pese a la paradoja que suponía rastrear las
huellas de la “palabra viva” en testimonios cuya base material era forzosamente de naturaleza escrita. Ya se ha señalado lo problemático que puede
resultar el querer “reconstruir” la lengua hablada en el pasado a partir de
textos escritos, máxime cuando sabemos que la escritura posee sus propios
códigos y sus propias tradiciones discursivas. Efectivamente, para estudiar la
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
comunicación oral espontánea de épocas pretéritas, nos enfrentamos con un
importante problema metodológico que se articula en torno a dos preguntas
claramente formuladas por Oesterreicher (731): “¿cómo es posible encontrar
información [en textos escritos] sobre formas y variedades lingüísticas que,
por definición, son ajenas a la lengua escrita y al medio gráfico? ¿Cómo llegar a conocer usos lingüísticos […] que corresponden a las variedades más o
menos cercanas a la lengua hablada en sentido amplio?”
El camino para responder a estas preguntas, aunque solo sea parcialmente, se ha ido abriendo poco a poco gracias, por un lado, a algunas propuestas teóricas que se han mostrado muy productivas para el estudio de la
lengua oral en el pasado y, por otro, a la integración en los análisis de nuevos
corpus textuales que han resultado particularmente eficaces.
PROPUESTAS TEÓRICAS PARA EL ESTUDIO DE LA ORALIDAD EN
TEXTOS ESCRITOS
Desde mediados del pasado siglo los trabajos basados en la concepción
del lenguaje como acción, en la importancia de la interacción y en el comportamiento de los hablantes en contextos de comunicación precisos favorecieron el interés por la comunicación oral. Teorías como la de los actos de
habla de Austin y Searle, las máximas de cooperación que regulan el comportamiento lingüístico de Grice, la teoría de la relevancia de Sperber y Wilson,
o los estudios sobre la cortesía desarrollados por Leech, y Brown y Levinson,
pese a no estar restringidas al campo de la oralidad, aportaron perspectivas
valiosas desde las que analizar la lengua hablada.
Ya exclusivamente centrado en la investigación de las producciones orales, el Análisis de la conversación se empezó a ocupar de aspectos fundamentales
como pueden ser la organización estructural de la interacción en secuencias
–bloques de intercambios ligados por un fuerte grado de coherencia semántica o pragmática– o la alternancia de turnos. Dentro de esta perspectiva de
estudio, en el ámbito hispánico, se ha venido realizando una importante labor de recopilación de corpus orales, grabados primero y transcritos después,
cuyo análisis ha permitido que las explicaciones acerca del funcionamiento y
de los rasgos de la lengua hablada sean cada vez más precisas y rigurosas. Son
esenciales las investigaciones llevadas a cabo por lingüistas como Antonio
Briz y el equipo VALESCO (Universidad de València), Antonio Narbona
(Universidad de Sevilla) y Luis Cortés Rodríguez (Universidad de Almería),
para citar solo algunos nombres, que han analizado las características fonéticas, morfosintácticas y léxicas de la lengua del coloquio, poniendo de relieve
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aspectos como la expresividad, el léxico específico utilizado, los supuestos
“déficits” sintácticos de la lengua hablada respecto a la escrita, la estructura
del texto oral (falta de planificación, presencia de anacolutos, falsos inicios,
truncamientos, repeticiones, etc.) o el uso de conectores y marcadores discursivos.
Si estos últimos estudios se basan en producciones realizadas en el
medio oral, recogidas y conservadas mediante grabaciones, al querer analizar
los rasgos de oralidad en textos del pasado que solo se conservan en soportes
escritos, habría que precisar qué entendemos exactamente con los términos
de “oral” y de “escrito” o de “oralidad” y “escrituralidad” pues, como señala
Oesterreicher (733), mediante ellos nos podemos referir a:
1. la realización medial de los enunciados, es decir el soporte por el que
se transmiten donde, forzosamente, hay dicotomía entre el medio
fónico y el medio gráfico;
2. “las diferentes concepciones o modalidades de enunciados con sus específicas formas pragmático-textuales, morfosintácticas, léxicas y fónicas
específicas que dependen de determinadas situaciones comunicativas” (Oesterreicher 733).
En un trabajo de 1990 firmado por el propio Oesterreicher y por Koch,
estos lingüistas alemanes nos invitan a distinguir con claridad entre medio
y concepción, sosteniendo que cualquier discurso se realiza ya sea a través del
medio o soporte fónico o del medio o soporte gráfico. En este sentido, oralidad y escritura se presentan como dos polos desde los que materializar el discurso, que
son irreconciliables. Sin embargo, también se puede abordar el fenómeno de
la oralidad vs. escrituralidad desde otra perspectiva a la que estos lingüistas han
denominado concepcional. Los alemanes postulan que cualquier texto puede
situarse en un punto determinado del continuum que separa la concepción oral
de un discurso, a la que ellos llaman inmediatez comunicativa, de la concepción
escrita, a la que llaman distancia comunicativa. Para calibrar dónde se sitúa un
determinado texto desde el punto de vista de su concepción, Koch y Oesterreicher (26-7) proponen tener en cuenta los siguientes parámetros:
1. Privacidad de la comunicación
2. Familiaridad entre los interlocutores
3. Implicación emocional de los interlocutores
4. Anclaje de los actos comunicativos en la situación / acción
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5. Campo referencial (distancia de los objetos y personas referidas
con respecto al yo, aquí y ahora del emisor)
6. Inmediatez física de los interlocutores
7. Cooperación entre los interlocutores
8. Dialogismo
9. Espontaneidad
10. Libertad temática
Según Koch y Oesterreicher, cuanto más presentes estén los parámetros
mencionados en una producción lingüística, mayor será el grado de inmediatez comunicativa, que ellos asimilan a la concepción oral, y cuanto más
alejada de estos parámetros se encuentre tal producción lingüística, mayor
será la distancia comunicativa, que ellos asimilan a la concepción escrita. Así
pues, se puede evaluar el perfil concepcional específico de un determinado
texto, situándolo en un punto del continuum entre la inmediatez y la distancia
comunicativas, independientemente del medio empleado para su realización
y transmisión. Por ese motivo, en paralelo a los trabajos generales sobre el
análisis de textos orales, los parámetros propuestos por Kock y Oesterreicher
resultan de gran productividad para analizar los rasgos de la oralidad presentes en textos que solamente nos han llegado en un soporte escrito: así las
cartas privadas escritas por personas semicultas, las declaraciones de hombres
y mujeres humildes en las actas de un tribunal o las transcripciones de intercambios orales en relaciones de viajes, por ejemplo, pueden presentar formas
relativamente cercanas al polo concepcional de la inmediatez, pese a que el
medio empleado por el que nos han llegado sea el gráfico.
FUENTES ESCRITAS PARA EL ESTUDIO DE LA ORALIDAD
Recordemos que los estudios de historia de la lengua se habían basado
hasta tiempos relativamente recientes en los textos literarios, que eran también los que se habían utilizado para el análisis de la oralidad en el pasado.
En el caso concreto de los trabajos sobre la lengua hablada, se habían privilegiado los juicios metalingüísticos de gramáticos, lexicógrafos y escritores; las
obras de teatro, en las que se produce una mímesis de lo hablado (también
llamada oralidad simulada o fingida); los textos literarios de autores, como
Santa Teresa de Jesús, que se alejan voluntariamente de una retórica afectada
y ampulosa, plegándose al famoso lema de Juan de Valdés “escribe como hablas”; y los diálogos insertos en obras narrativas ficcionales.
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Sin embargo, algunas voces ya señalaron las limitaciones que supone
reducir el estudio de la oralidad a los textos literarios argumentando que “[l]
os enunciados insertos en textos literarios […] son siempre productos discursivos planeados que funcionan como estructuras cerradas” (Eberenz y de La
Torre 22). Como tales, se oponen a la comunicación oral real que se produce
en un contexto pragmático preciso y con unos participantes reales que interactúan dentro de la estructura abierta y no planeada, típica de la conversación. Se entiende así que aparezcan en ellos pocos rasgos característicos de
la oralidad (redundancias, reformulaciones, elipsis, anacolutos, suspensiones
enunciativas, saltos temáticos, etc.). De ahí que se puedan considerar artificiales y carentes de valor testimonial “ya que no son más que montajes,
realizados por el narrador, de elementos heterogéneos, aunque de reconocido
estatus oral” (Eberenz y de La Torre 22), en los que “[e]l narrador no solo
alisa la forma de las secuencias orales haciéndolas aceptables para el lector”
sino que “también suele convertir en diálogos estructurados las conversaciones espontáneas –y escasamente trabadas– de nuestra práctica social” (Eberenz
y de La Torre 22).
Por consiguiente, y pese a la importancia indiscutible de los textos
literarios en sí mismos, los lingüistas han empezado a volver la vista hacia
otro tipo de documentos y de textos sin pretensiones estéticas, de factura más
utilitaria y más pragmática pero que parece plasmar con mayor fidelidad los
rasgos de la lengua hablada. Durante todo el siglo XVI, época que nos va a
ocupar en este trabajo, los textos no literarios aumentan significativamente
debido a los sucesos históricos que marcan el periodo. Las actividades del
Tribunal de la Inquisición, por ejemplo, pero, sobre todo, la llegada de los
españoles a América, la emigración y los viajes de todo tipo a este continente
se acompañan de una cantidad ingente de documentos que dejan testimonio
de estos acontecimientos.
En una exposición sobre las situaciones comunicativas que favorecen
la presencia de huellas de lo hablado en documentos escritos, Oesterreicher
(746-756) establece una tipología de textos no literarios del siglo XVI que se
prestan particularmente bien a rastrear las “variedades de la inmediatez” entre los que se encuentran:
1. los géneros textuales que pertenecen al ámbito de lo privado como
pueden ser las cartas privadas, los libros de familia, los diarios y los
documentos autobiográficos;
2. las relaciones y crónicas soldadescas (los soldados escriben cartas,
relaciones, crónicas e historias, redactan tratados, memoriales, ad-
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
vertencias, cartas relación, relaciones de méritos, etc.);
3. las actas de la Inquisición y otros documentos indianos del siglo XVI
en los que se transcriben enunciados de la inmediatez;
4. los géneros divulgativos que exigen el uso de un lenguaje simple e
inteligible y una elaboración modesta de los textos como son los
escritos religiosos, la tratadística –agricultura y riego, construcción,
fabricación de productos de artesanía, navegación, arte militar– o
los libros de cocina.
En este trabajo nos acercaremos a algunos testimonios de la lengua
hablada en el siglo XVI a través de tres géneros textuales no literarios de clara
impronta oral con el objetivo de ejemplificar algunas de las huellas que los
acercan a la inmediatez comunicativa, la inmediatez característica de la palabra viva. Vamos a utilizar para ello textos procedentes de:
1. el corpus de cartas de particulares a Indias publicadas por el historiador Enrique Otte primero, y reeditadas y analizadas desde el punto
de vista lingüístico por Marta Fernández Alcaide;
2. las actas de la Inquisición en Granada en el siglo XVI, editadas por
José María García Fuentes y analizadas, entre otros corpus de actas
procedentes del Santo Oficio, por Rolf Eberenz y Mariela de La
Torre;
3. el corpus de relatos de viaje de españoles a China en el siglo XVI, recopilado por la historiadora Dolors Folch y su equipo.
CARTAS DE INDIAS
A lo largo de los siglos XVI y XVII, el género epistolar gozó de una gran
difusión en tierras hispánicas. Con la llegada de los castellanos a América,
seguida del proceso de colonización y del asentamiento de grupos numerosos
de emigrantes en el Nuevo Continente surge la necesidad de comunicarse por
escrito desde una y otra orilla del Atlántico. Toman entonces la pluma individuos semicultos que nunca lo hubieran hecho de no haberse encontrado
tan alejados de sus familias y cuyas misivas llevan la huella de la deficiente
formación de quienes las escriben: gentes que no conocen suficientemente ni
la variedad exigida por el género epistolar ni las reglas discursivas básicas para
dotar de coherencia y cohesión a un texto escrito. Pero estas cartas son, sobre
todo, magníficos ejemplos de un discurso en el que están presentes algunos
de los parámetros que, según Koch y Oesterreicher, favorecen la inmediatez
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comunicativa: se trata de comunicaciones privadas, familiares, con un altísimo grado de implicación emocional y donde la espontaneidad y el carácter
dialógico se manifiestan con frecuencia.
Con el objetivo de ejemplificar algunas huellas de la oralidad en estas
cartas, presentaremos aquí dos misivas procedentes de un corpus de 640 cartas
de inmigrantes a Indias del siglo XVI conservadas en el Archivo General de
Indias y recopiladas y analizadas por Fernández Alcaide. La mayoría de estas
cartas están dirigidas a familiares próximos (esposas, padres, hijos, hermanos
y primos) y en ellas los emisores dan novedades sobre su vida en América,
piden noticias sobre los que se han quedado en la Península, les invitan a que
viajen a Indias, animándoles por las ventajas que les reportará este cambio de
vida y explicándoles los trámites necesarios para el viaje. Los emisores también pueden referirse a envíos de dinero que han realizado para sus familias
en España o pueden solicitar a estas que les hagan llegar diferentes bienes de
los que están faltos en Indias como ropa, aperos u otro material práctico.
Estructura y cohesión
He aquí la misiva que, desde Méjico, escribe Antonio Farfán, a su hermana (carta 157 en el corpus de Fernández Alcaide:
señora ermana
muchas cartas le ynbiado a bmd y de todas no e tenido respuesta no se que
lo causa pues sabe quen la tierra no ubo dos ermanos que mas se quisiesen
que yo y bmd y sabauiendo que no aya p[ar]a mi mayor contento ques saber
de la salud de bmd y de mi sobrino juº farfan que çierto no tengo mayor deseo ques berlos en esta tierra y ansi lo supco a bmd se uengan y si bmd ubiere
de uenir y no tubierebieren p[ar]a el camino baya bmd y lebe esta carta y de la
al sor diº de baeza mercader tratante en esta çidad de mexico uno de los mayores amigos y senores que yo tengo en esta tierra […] babe <sic> senora ermana
quel marido de juº de medina ya es en la otra bida y dejo mas muy bien de
comer mas de 15 mil ducados bale su açienda y por eso deseo que bengays
bos v mi sobrino porque tengo entendido que casare a mi sobrino con vna
yja suya que no tiene mas ni yo bendito dios nro sor fue serbido de me llebar
a mi yjo y ansi deseo vuestra benida u la de mi sobrino porque yo no tengo
otro quien pueda dexarlo que tengo si no es a el […] y si uinieren a esta tierra
trayan camisas y uestidos que lo demas aca lo ay tan abondo que no pue ser
mas buestra erma os besa las manos muchas vezes y con mas deseo de ver a
vmd que no describiros nro sor aumente la vida y estado de vmd de mejico a
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
4 dias del mes de abril de 1576 años viuo junto a san frco a par del señor frco
de fonseca el ques alguaçil mayor de las minas de las çacatequecas &
vuestro ermano que os besa las manos
antono farfan
Si esta carta, como todas las del corpus, presenta rasgos de la lengua
hablada en esa época a nivel fonético (“ynbiado”), morfosintáctico (“y ansi lo
suplico a vuesa merced se vengan”) y léxico (“aver contento”, “nuestro señor
dios fue servido”), nos interesará observar en ella tanto su estructura como
algunos recursos empleados por el remitente para dotarla de cohesión. A
primera vista, se percibe que se trata de un texto poco planificado lo que no
se debe a que el discurso se cree sobre la marcha sino al escaso dominio de la
escritura por parte del emisor. Este conoce y respeta la estructura marco del
género epistolar, que comporta una apertura, un cuerpo y un cierre, aunque
una posdata inserta antes de la fórmula de despedida –donde el remitente informa sobre sus señas y sobre la identidad y ocupación de su vecino– muestra
la fragilidad de estos conocimientos.
Sin embargo, son sobre todo los recursos de cohesión de su carta los
que llevan la huella de la inmediatez comunicativa. Se observan en ella:
1. frecuentes repeticiones léxicas (“vuesamerced”; el verbo saber: “no se
que lo causa”, “sabe quen la tierra no ubo dos ermanos”, “sabauiendo que no aya p[ar]a mi”, “saber de la salud”, etc.; el verbo tener:
“tengo mayor deseo”, “tubierebieren p[ar]a el camino”, “uno de los
mayores amigos y señores que yo tengo en esta tierra”, “yo no tengo
otro quien pueda dexar lo que tengo si no es a el”);
2. repeticiones de estructuras sintácticas que transmiten ideas también
redundantes: “y sabauiendo que no aya p[ar]a mi . mayor contento”,
“y sabauiendo que no aya p[ar]a mi . mayor contento ques saber de
la salud” o “y ansi lo suplico a bmd se vengan”, “por eso deseo que
bengays bos y mi sobrino”, “y ansi deseo vuestra vista y la de mi
sobrino”;
3. el recurso a la elipsis, que contrasta con las repeticiones léxicas y
sintácticas mencionadas. El remitente alude a los hechos de manera poco explícita pues cuenta con que el destinatario, un familiar,
conoce bien a lo que se está refiriendo. Buen ejemplo de ello sería
la afirmación de Antonio Farfán de que quiere casar a su sobrino
con “con una yja suya [de Juan de Medina] que no tiene mas ni yo
bendito dios nuestro señor fue servido de me llevar a mi ijo”, aludiendo a la muerte de su vástago.
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Dialogismo e implicación emocional
Rasgos parecidos observamos en otra carta, la que escribe Alonso Herrojo desde Tunia en Nueva Granada a su esposa, Teresa González, residente
en Reina (Badajoz) (carta 73 en el corpus de Fernández Alcaide). Al leerla,
llama la atención el dialogismo del texto en el que tenemos la impresión de
asistir a un intercambio cara a cara entre el “yo” del remitente, Alonso, y el
“tú” de la destinataria de la carta, Teresa. En una emotiva misiva, Alonso se
queja del silencio de su esposa después de haberle pedido a esta que se traslade
a Indias acompañada por sus hijos:
muger y ermana mia
en la flota pasada hos escrevi y yos di cuenta de mi bida y de como era mi
voluntad q vos y mis hijos y vros hos viniesedes a esta tierra donde al presente
estoy […]
y no aveys venido ni me aveys escrito vna carta haziendome saber de vra vida
y como hos yva a vos y a mis hijos y visto q an venido munchas gentes y no
veo letra ni carta vra acorde descreviros esta carta con lagrimas de mis ojos
no se o muger mia q a [si]do de vos y de mis hijos y vros pues no me
avisastes en esta flota ya q no queriades venir justo fuera q me avisarades y
dixerades no quiero yr por esta causa para q con vra carta tomara yo algun
consuelo y alegria […]
no se porq me olvidays pues yo nos olvido sino hos enbio de lo q tengo
[…] muger mia mi voluntad es q luego como esta mi carta vierdes vendays
todo lo q teneys y os vengays a esta tierra vos y mis hijos y vros […] y vengays
o me deys razon por q no qreys venir y si no quereys venir [o] escrevimelo
por lo claro y dezi q no qreys muger mia entende q nos tengo olvidada a bos
y a mis hijos y vros hasta q me muera y me echen la tierra ençima y muerto
e destar y no hos tengo de olvidar porq sienpre os tengo a vos y a mis hijos
travesados en mi coraçon y esta carta esto escribiendo y las lagrimas de mis
hojos me mojan el papel […] por q no verneys vos y mis hijos porq hos venis
derechos a vra casa […]
[…] y torno a dezir q si yo estuviera sano y bueno q yo fuera en presona
por vos y mis hijos mas no puedo q esto muy coxo y viejo y si quereys decir
q por no tener conpañia de quien hos fiar no qreys venir q mas ni q mejor
conpañia q dos hijos q dios hos a dado q son honbres de veynte çinco años el
mas chico q es lorenço si destos dos nos fiays de quien hos teneys de fiar […]
mira [tachón] q hazeys venios aca con vros hijos y mios no seays causa q
mis hijos esten en miseria toda su vida […]
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
La carta se cierra con la firma del remitente, precedida del epíteto “vro
desdichado marido Alonso Herrojo”.
El carácter dialógico de la misiva se manifiesta principalmente en el
uso recurrente de las interrogaciones. Se encuentran:
1. interrogativas directas, por ejemplo, en “por q no verneys vos y mis
hijos”, interrogativa con un valor de sugerencia, muy corriente en
la lengua hablada.
2. frecuentes preguntas retóricas. Por ejemplo, cuando imagina que la
esposa puede temer emprender sola el viaje, le pregunta: “q mas ni
q mejor conpañia q dos hijos q dios hos a dado q son honbres de
veynte çinco años el mas chico q es lorenço”. E insiste de nuevo con
una pregunta retórica: “si destos dos nos fiays de quien hos teneys
de fiar”.
Por otro lado, Alonso, queriendo llenar el vacío que forzosamente deja
la voz de la esposa con tantas preguntas no respondidas, imagina sus palabras
y las plasma en la carta. Incitándola a expresarse con claridad, por ejemplo, la
exhorta a que le diga: “no quiero yr por esta causa”.
La carta deja traslucir igualmente la implicación emocional del emisor,
que se manifiesta a través de un lenguaje algo formulístico, pero no exento de
sinceridad. Así, Alonso escribe a su esposa que está redactando la carta “con
lágrimas de mis ojos” o que “las lagrimas de mis hojos me mojan el papel”.
Para aumentar el pathos, el remitente recurre asimismo a expresiones hiperbólicas como “hasta que me muera y me echen la tierra ençima y muerto e
destar y no hos tengo de olvidar porque siempre os tengo a vos travesados en
mi coraçon”, o apela a la compasión de la destinataria presentándose como
un hombre ya anciano y enfermo (“esto muy coxo y viejo”). Además, la propia composición de la carta con su carácter repetitivo e insistente traduce la
extrañeza por la ausencia de noticias y el desespero genuinos del remitente.
ACTAS DE LA INQUISICIÓN
Las actas de los procesos redactadas por el Santo Oficio ya han sido
objeto de análisis por parte de algunos lingüistas que han señalado su riqueza
cuando se buscan en ellas reflejos del habla viva (Eberenz; Eberenz y de La
Torre). A lo largo de toda su historia, los inquisidores persiguieron a grupos
sociales cuyos comportamientos consideraban delictivos, desde los conversos
durante todo el siglo XVI hasta la masonería y los adeptps a las corrientes
filosóficas del siglo XVIII, pasando por los moriscos granadinos y los alum60
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brados, sin olvidar a la propia población de cristianos viejos que manifestaba
con sus actitudes y sus palabras su profundo malestar frente a la Iglesia y al
clero (Eberenz y de La Torre 45-6). Faltas condenadas por la Inquisición eran
la práctica secreta del judaísmo, del islam o del protestantismo, y se castigaba
a los sospechosos de haber blasfemado, de haber transgredido las normas
sociales (practicando la bigamia, por ejemplo), o de haber actuado contra los
dogmas del catolicismo (no respetando los ayunos litúrgicos y las costumbres
alimenticias propias de los católicos, y adoptando en cambio las prácticas
propias de judíos o musulmanes).
Para ilustrar esta parte de la exposición, nos serviremos de las actas de
la Inquisición en Granada en el siglo XVI, editadas por García Fuentes. Estas
actas reúnen una relación de las causas despachadas por el Santo Oficio en
el siglo XVI y su interés radica en que recogen numerosas muestras de “palabras dichas” ya sea en discurso directo (DD) ya en discurso indirecto (DI)
tanto por los testigos de cargo como por los reos. Las actas se resumen en un
párrafo, generalmente breve y muy formalizado, que presenta siempre una
estructura parecida. Se menciona:
1. la localidad donde se ha cometido el delito, el nombre de la persona
condenada, su origen religioso, su situación social o su profesión y
su lugar de origen o de residencia: “Antequera. Juana, berberisca,
esclava de Alvaro Dura, vezino de Antequera”;
2. sigue la acusación mediante un “fue testificado-a (por X testigos)
de …”: “fue testificada de averse hallado en ciertas bodas de moros
alcoholada y anozegada la boca como se adereçan los moros y llamándose nombre de mora avia baylado y comido alcuzcucu como
mora juntamente con otros moros de Berberia, dando gracias a Mahoma”;
3. se expone luego si el procesado confiesa o recusa la culpa: “fue presa
y a la acusación confeso lo que se contenia en la acusación y que lo
avia hecho con yntencion de mora”;
4. y, finalmente, se revela la condena: “fue recibida con habito y carcel
por seis meses” (García Fuentes 166).
Hay que recordar que los documentos del Santo Oficio, como toda
acta de juicio, reúnen las acusaciones a los imputados y, por ello, son muy
corrientes las secuencias textuales como la que acabamos de ver en la que
simplemente se exponen las acciones y los comportamientos que dan fe de la
culpabilidad del reo. Sin embargo, para nuestras pesquisas sobre la oralidad,
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
nos interesarán todas aquellas actas en las que se consignen las declaraciones
de reos y testigos. El fiel registro de las palabras de unos y otros será esencial para confirmar o invalidar los cargos contra los inculpados y, puesto
que denuncias, blasfemias, insultos o ultrajes probatorios de la acusación se
transcriben en las actas a modo de citas que pretenden ser literales, se puede
suponer que contienen una clara impronta de la oralidad y que son muestras
relevantes para el estudio de esta. No hay que perder de vista, sin embargo,
que, en el acta, el escribano imbrica en su propio discurso, un documento
oficial altamente convencional, el discurso de los testimonios orales que se
expresan de manera espontánea. Para insertar las palabras de estos testimonios, el escribano utiliza en la mayoría de los casos el estilo indirecto:
Sabina, morisca, esclava de doña Maria de Barrientos, vezina de Malaga,
fue testificada por un testigo de su nacion, de aver dicho que los christianos
eran necios que a un palo se hincaban de rodillas entendiendolo por la cruz
y que Nuestro Señor Jesuchripto estaba en el cielo y no en la tierra; (García
Fuentes 181)
aunque puede servirse a veces de formas mixtas, mezclando el estilo directo
y el indirecto:
[Leonor, morisca de este reyno …] que riñendole sus amas y llamandola “perra
mora de Veveria” y otras palabras le dixeron si queria estar en Ververia y ella dico
“ojala estuviera” y diziendole que se yria al infierno la rea dixo que los buenos
moros no yban al ynfierno sino los malos. (García Fuentes 370)
Cuando hay alternancia entre DD y DI, son las palabras del reo las que
se suelen transcribir en DD pues son las que van a tener fuerza probatoria
contra el acusado:
[Elvira Garcia la Botahara, morisca, natural de Carthagima, serrania de Ronda…] pregunto la dicha Elvira Garcia a donde va esta gente y respondiendola
que yvan reçando y ganando el jubileo, esta dixo poco les aprovecha esto y mejor
era nuestra ley, diziendolo por la de los moros, y que la dixo la dicha morisca,
hija no creas lo que tus señores creen, por donde entendio el testigo que la quería
persuadir que fuese mora. (García Fuentes 205-6)
Podemos ver aquí que el escribano introduce en el discurso su propia
interpretación de las palabras de la condenada (“diziendolo por la de los moros”) y que el testigo explicita lo que considera implícito en el discurso de la
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condenada (“por donde entendio el testigo que la quería persuadir que fuese
mora”). El discurso escrito resultante es, pues, una reformulación y conlleva,
por consiguiente, una alteración, en mayor o menor grado, de las palabras
dichas, una modulación y una mediatización de los enunciados por parte de
escribanos o de testigos de cargo (Eberenz y de La Torre 25). Además, las citas
supuestamente literales pueden haber sufrido alteraciones pues se dispone a
veces de dos versiones o más de las mismas situaciones con palabras distintas.
Veamos un ejemplo:
[Juana Bautista, ververisca, esclava de Anton Ramirez, tavernero vezino de
Malaga…] fue testificada por siete testigos, cinco hombres y dos mugeres,
que los cinco dellos dizen que queriendole echar una cadena porque se abia
huydo, dixo que “llebase el diablo su anima y a Dios y a su santos”, y el uno
dellos añade que dixo “quereis que reniegue como la otra vez” y que luego
dixo “reniego de quien me pario y de quien me hizo y de Dios y de sus santos”, con el qual contestan en esto los otros dos testigos, aunque no por las
mismas palabras; (García Fuentes 382)
A estas diversas versiones se añaden, además, las rectificaciones de los
condenados que, en defensa propia, modulan sus palabras o se desdicen:
[Luis de Vargas, çapatero…] que el dia de los Reyes estando a la puerta de una
hermita donde estavan en un altar representada la Adoracion de los Reyes,
dixo palabras feas contra el Rey Negro, que quien le avia hecho rey, que en
su linage no lo avia y que estava por darle de palos y alço la mano y reprehendiendole otro que porque hazia aquello contra el Rey Sancto dixo que solo
Dios hera el sancto; confeso en la primera audiencia que aviendo dicho una
mujer miren que negrito avia dicho el no es sino negro y que reprehendiendole otro diziendole que porque desçia aquellas palabras contra el Rey Sancto,
havia dicho Dios es el sancto y lo demás negó, (García Fuentes 225-6)
En la siguiente acta, se pueden observar también los rasgos típicos de
composición del discurso oral, como ya hemos visto en las cartas de emigrantes a Indias, con una acumulación de enunciados coordinados mediante la
conjunción e/y, recurso propio de la oralidad:
[Maria de Nabas, morisca, esclava de Feliz de Herrera, vezino de Granada…]
avia dicho que la ostia era de masa e que Dios no venia en ella e que Dios no
tenia ni madre ni padre e que Maria avia parido a Mahoma porque primero
lo avia tragado por la boca y despues lo avia parido e que asi los moros eran
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
nietos de Maria e que a los moriscos los trayan engañados los christianos
porque les haçian entender que Dios tenia madre e que venia en la ostia y que
era falso y no venia; (García Fuentes 185)
Este discurso acumulativo en el que se niegan los dogmas fundamentales de la Iglesia parece engrosar las culpas del reo y, por consiguiente, hacer
que el castigo impuesto, en este caso “abito y cárcel perpetua”, parezca más
que merecido.
Rasgos morfosintácticos y léxicos propios del coloquio
En los ejemplos presentados, salta a la vista el interés de las secuencias
en estilo directo para un acercamiento al español hablado de la época donde
aparecen rasgos propios del coloquio como pueden ser:
1. la perífrasis de infinitivo frecuente en la lengua hablada: “estar por”
en “estava por darle de palos” con el sentido de “tener la intención” o
“tener la tentación de hacer algo” (García Fuentes 225);
2. el uso del que con valor causal (porque) “los christianos eran necios
que a un palo se hincaban de rodillas” (García Fuentes 181);
3. la topicalización utilizada para dar mayor relieve a las palabras en
cabeza de frase: “poco les aprovecha esto y mejor era nuestra ley” (García Fuentes 206);
4. la topicalización del CD con duplicación pronominal: “a los moriscos
los trayan engañados los christianos porque les haçian entender que
Dios tenia madre” (García Fuentes 185);
5. el uso del conector causal asi con un valor coloquial en vez del valor
culto que tiene hoy en día (Fuentes s.v. “así”): “e que asi los moros
eran nietos de Maria” (García Fuentes 185);
6. el recurso a la elipsis: “porque les haçian entender que Dios tenia
madre e que venia en la ostia y que era falso y no venia” (García
Fuentes 185);
7. el uso de “ojala” como conector conversacional (Fuentes s.v. “ojalá”): “ojala estuviera” (García Fuentes 370);
8. el uso del apelativo “hija” como introductor de una intervención
(Fuentes s.v. “hijo,a”): “hija no creas lo que tus señores creen” (García Fuentes 206);
9. el uso del diminutivo “negrito” en boca de la mujer con una intención socarrona o de menosprecio, que es rectificada por el reo con
la respuesta: “no es sino negro”. (García Fuentes 225);
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Victoria Béguelin-Argimón
10. y el uso de insultos y maldiciones como “perra mora de Veveria”
(García Fuentes 370) o “reniego de quien me pario y de quien me
hizo y de Dios y de sus santos” (García Fuentes 382).
Palabras proscritas
Pero detengámonos ahora en un aspecto particular, el uso de las palabras proscritas, muy frecuentes en los textos por ser pruebas fehacientes de
la culpa del reo.
Blasfemias
Blasfemar, usar expresiones injuriosas contra Dios, es duramente penado por el Tribunal del Santo Oficio y se encuentran numerosas referencias a
castigos por “haver dicho proposiciones heréticas” (García Fuentes 152) que,
en algunos de los casos, aparecen citadas textualmente en las actas. Se trata
de blasfemias como:
1. renegar de Dios (muy frecuente) o de su propia familia: “reniego de
Dios que me lo aveis de pagar” (García Fuentes 212); “reniego de
Dios y de Sancta Maria su madre” (García Fuentes 249); “descreo de
Dios, reniego de Dios” (García Fuentes 254); “reniego de la leche que
mame y del padre que me engendro” (García Fuentes 255)
2. pronunciar juramentos o amenazas:
a. pese a: “pesete Dios” (García Fuentes 254); “avia dicho tanbien el
reo ʻpese al diablo porque Dios no es juez de todas las cosasʼ”
(García Fuentes 262); “pesete por la vida de la Virgen Maria”
(García Fuentes 214);
b. vive: “confeso aver dicho en la carcel con enojo “ʻno vive Diosʼ
por decir ʻvive Diosʼ” (García Fuentes 256)
c. jurar: “juro a Dios que es necedad yrse nadie a confesar con confesor ninguno sino yrse a la yglesia y confesarse con Dios y nuestra
Señora y no es menester mas quenta” (García Fuentes 212); “que
el oyo jurar por vida de Mahomete” (García Fuentes 248);
d. voto a: “ʻboto a Dios que cada dia de fiesta tengo de perderʼ,
tanbien el dia de todos los Santos perdi sesenta reales” (García
Fuentes 214);
e. válgame: “válgame el diablo y pese a los santos” (García Fuentes
214).
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
Insultos y maldiciones
Las actas ofrecen muchos ejemplos de insultos corrientes. Los encontramos relacionados con:
1. la falta de inteligencia (necio): “que los christianos eran necios que a un
palo se hincaban de rodillas” (García Fuentes 181);
2. las interdicciones sexuales: puto-a y putana: “putos christianos” (García
Fuentes 103); “no se acordava si avia dicho ʻputana de Diosʼ Diziendolo por Nuestra Señora la Virgen Maria” (García Fuentes 241);
3. la animalidad: perro-a (muy frecuente en aposición con moro-a):
“Francisca […] confeso aver dicho las palabras y con enoxo porque
todavía después de christiana le descian perra mora” (García Fuentes
181). En la forma invertida “mora perra”, el insulto aparece en el
discurso del propio escribano: “Maria, berberisca […] confeso averse
hallado en una boda de moros donde baylo como mora perra que
es” (García Fuentes 183). Pero perro también aparece en boca de un
musulmán que insulta a un cristiano: “perro vellaco asi lo dizes”
(García Fuentes 169);
4. pueblos musulmanes: turco-a: “Sabina, morisca […] lo avia dicho porque le desçian turca” (García Fuentes 186).
Son frecuentes también las maldiciones del tipo:
1. mal + sustantivo + verbo en subjuntivo: “mal fuego la queme a ella y
a vosotros [por la Virgen]” (García Fuentes 216);
2. maldita sea + sustantivo: “maldita sea la casa y la casa de un puto meresce ser sembrada de sal y maldito sea el pan que en ella se come y
el vino que en ella se bebe y las ymagenes que en ella se ponen y la
gente que en ella entrare” (García Fuentes 248);
3. malaya: “y confeso tanbien aver dicho malaya quien me volvió christiana” (García Fuentes 181); “Catalina, negra, esclava de Francisco
Muñoz […] la riño una muger diziendole que no dixese aquello que
era malo que la castigaria Dios y ella havia respondido ʻque me a de
castigar Dios, malaya Diosʼ” (García Fuentes 243).
Fórmulas rituales en árabe
Y, para terminar, mencionemos tanto la presencia de abundantes arabismos en las actas de la Inquisición de Granada como también la de algunas
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Victoria Béguelin-Argimón
fórmulas rituales en árabe que, puestas en boca de los reos, probaban su
pertenencia al islam:
1. “Catalina, berberisca […] confeso […] que avia comido como mora y
dicho ʻbiz mila hiʼ al principio” (García Fuentes 183);
2. “Luisa Acha, morisca [dijo] que si quería salvarse aunque oviese echo
todos los pecados del mundo con una palabra que ella le diría se
podía salvar diciendo ʻleyle hilala Mahamet raçul Alaʼ que la dixiese
hasta que el anima se le saliese de las carnes” (García Fuentes 191);
3. “Francisco Diez, berberisco […] havia hecho las ceremonias de moros
y reçado la oración del ʻhadu li leyʼ” (García Fuentes 249);
4. “y que la una de ellas avia dicho ciertas palabras en algaravia que en
romance querian decir ʻDios es grandeʼ” (García Fuentes 268);
5. “Leonor de Ordas, morisca […] fue testificada por un testigo de aver
dicho ʻguahaqui Mohametʼ que quiere decir por la verdad de Mahoma” (García Fuentes 180).
RELATOS DE VIAJES
Otro género textual, los relatos de viajes, puede ofrecer también muestras de la lengua de la inmediatez. Se trata de textos factuales en los que los
viajeros-relatores suelen incluir pasajes donde evocan los intercambios orales
que tuvieron lugar durante el periplo, generalmente con las gentes que encontraron en las tierras recorridas. El estudio de estos intercambios permite
acercarse a otra cuestión que ha despertado el interés entre los investigadores
de la lengua de la inmediatez en el pasado: la reproducción del discurso en
un texto narrativo en forma de discurso directo, discurso indirecto o discurso
mixto y los esquemas de interacción que se reflejan en las secuencias dialogales.
Si todo acto de escritura implica una cuidadosa selección de los contenidos encaminada a potenciar un determinado mensaje, se puede suponer
que los intercambios orales insertos en un texto narrativo como lo es el relato
de viajes, lejos de ser anodinos, contribuyen a la construcción de su significado. Los contactos orales de los viajeros durante su periplo son, por supuesto,
muchísimo más numerosos que los que plasman en sus relatos ya que solo
seleccionan aquellas interacciones orales que tienen una relevancia particular
dentro del conjunto del texto y que funcionan para anclar y potenciar su
sentido. Las interacciones orales se reproducen con unos fines muy precisos
vinculados tanto a la información que los viajeros desean transmitir sobre
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
el desarrollo del viaje y las condiciones en las que este transcurre, como a la
imagen que los viajeros desean ofrecer sobre sí mismos.
Para ejemplificar cómo este tipo de textos también puede aportar un
granito de arena al conocimiento de la oralidad en el pasado y cómo puede
servir para ilustrar algunos de los ejes de investigación sobre el tema, se analizarán aquí algunos fragmentos de una relación de viajes inédita, redactada
por el castellano Agustín de Tordesillas, un misionero que formaba parte de
una pequeña comitiva de franciscanos que en 1579 desde las islas Filipinas
pasó a China sin permiso de las autoridades de este imperio y que, por esta
razón, tuvo que enfrentarse con numerosísimos problemas que pusieron en
peligro la vida de los religiosos y sus acompañantes. Buena parte del relato de
Tordesillas da cuenta de estas dificultades y sobre todo de las negociaciones
de los frailes con las autoridades chinas para salvar sus vidas. Muy concretamente, las secuencias dialogales de la Relación de Tordesillas reflejan las peripecias del viaje, ponen de relieve la imposibilidad de la misión evangelizadora
e intentan justificar el fracaso del periplo, por lo que desempeñan una clara
función persuasiva.
Aunque, como ocurre con las actas de la Inquisición, estos diálogos se
produjeron realmente, tampoco son una fiel reproducción de lo dicho pues,
aquí también, el simple hecho de transponerlos al lenguaje escrito implica
una reformulación. Además, en este caso, hay que tener en cuenta que los
intercambios no solo se realizaron en castellano, sino igualmente en mandarín y en portugués por lo que el papel de los intérpretes fue fundamental y
constituye un filtro suplementario por el que pasó necesariamente el discurso
recogido en los relatos. Se trata, a todas luces, de lo que Eberenz y de La Torre
denominan una “reconstrucción verosímil” de lo que se pudo decir.
En el texto de Tordesillas, los intercambios orales se plasman en discurso directo, discurso indirecto o en un discurso mixto –en el que se combinan
los dos primeros–, aunque se privilegia claramente la modalidad indirecta.
Recordemos que, en el lenguaje coloquial es corriente reformular una conversación previa con este tipo de estructura: “Y entonces me dijo… y yo le
contesté… y él me dijo… así que yo fui y le dije…”.
Esquemas de interacción
Toda interacción puede dividirse en secuencias –de apertura, transaccionales y de cierre (Adam 154)– pero el grueso de las interacciones reproducidas en el relato de Tordesillas está constituido por las secuencias transaccionales y en él no aparecen secuencias de apertura y de cierre. Las secuencias
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Victoria Béguelin-Argimón
transaccionales ilustran diferentes tipos de intercambio, como los basados en
el esquema pregunta-respuesta; petición-aceptación/rechazo y mandato -aceptación/rechazo. Vamos a ilustrar aquí algunos intercambios que se verbalizan
mediante el esquema pregunta-respuesta.
De hecho, la mayoría de los intercambios orales recogidos por Tordesillas se estructuran según el esquema de pregunta-respuesta. En los relatos de
viajes, una temática recurrente al inicio de las interacciones es la pregunta sobre la procedencia y el objetivo del viaje y eso ocurre así en el texto analizado.
A su llegada a China, los frailes mantienen el siguiente intercambio con el
juez de la ciudad en la que desembarcan:
1. preguntonos el juez por el interprete de que nacion eramos
2. diximos que eramos castellanos
3. el torno apreguntar que era lo que buscauamos en su tierra
4. nuestro hermano custodio respoindio que iuamos a predicalles el santo evangelio y a darles a conocer el verdadero dios del cielo y de la
tierra (Tordesillas 7)
El intérprete que media entre los frailes y las autoridades chinas les
hace una serie de preguntas abiertas:
5. y preguntandonos que buscauamos en aquella tierra
6. nuestro hermano custodio le dixo a lo que hauiamos venido
7. el pregunto como hauiamos venido y quien nos hauia traido
8. nosotros le dijimos que dios nos hauia traido porque sin saber como ni
por donde nos hallamos dentro de aquel rio y siguiendolo hauiamos venido hasta alli
9. el replico como nos hauian dejado pasar las guardas de la mar
10. nosotros le respondimos que no hauiamos visto guardas
11. entonces el se espanto mucho y nos dijo que nos boluiessemos al
nauio y que el iria a hazerlo saber a los manterines que son los Jueces. (Tordesillas 6-7)
En este ejemplo interesa poner de relieve algunos puntos. En primer
lugar, hay que señalar que los intercambios son introducidos mediante distintos verbos dicendi, o de lengua, como decir, preguntar, responder y replicar,
aunque el verbo que se encontrará con más frecuencia a lo largo de todo el
texto para expresar cualquier acto de habla será el verbo decir. Por otro lado, es
interesante observar en el turno 6 lo que se denomina el “sumario diegético”,
es decir el turno de palabra en el que no se reproducen las palabras literales,
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
sino que se condensa en un solo enunciado el sentido de lo dicho. Otro fenómeno frecuente en la reproducción de interacciones es la acumulación de
preguntas, como ocurre en el turno 7.
Además de estas preguntas abiertas, se documentan en el relato de Tordesillas, algunas preguntas cerradas, las que requieren la respuesta “sí” o “no”.
Cuando los frailes franciscanos se disponen a emprender el viaje desde Filipinas, invitan a un chino residente en las islas y convertido al cristianismo
a acompañarlos: “dixeronle si queria yr con ellos a morir, o, biuir, por amor
de dios y que no preguntasse donde y el dixo que si” (Tordesillas 3). En otra
ocasión, los frailes proponen acompañar a un dignatario chino que les promete construir una iglesia, pero este rehúsa con estas palabras: “[el fraile le
dijo que] se irían con el y el dixo no hasta que estuuiesse hecha la iglesia porque era
menester primero licencia del virey y que ya entonces no se podia hazer” (Tordesillas 15).
En el primer caso, se observa un uso del sí a secas, frecuente en la interacción oral, y en el segundo, una respuesta negativa con el adverbio no, esta
vez se acompañado de una explicación ya que, seguramente, se sentía que esta
respuesta mínima con un simple no violaba las reglas de cortesía, como sigue
ocurriendo actualmente (Eberenz y de La Torre 65).
Preguntar y responder es una actividad lingüística ampliamente documentada en la Relación de Tordesillas donde se ven las frecuentes preguntas
a las que son sometidos los frailes. Son las autoridades chinas las que guían
la interacción, creando así una relación claramente asimétrica en la que los
frailes se encuentran en una situación de inferioridad. Eberenz y de La Torre
(63-4) hablan del “cariz esencialmente autoritario, conminador del acto de
preguntar” en el que el interlocutor se ve “en la obligación de proporcionar
datos que, posiblemente, desea guardar para sí”.
Uso del discurso directo
Aunque se suele creer que el discurso directo reproduce las palabras
pronunciadas de manera más fiel que el discurso indirecto, el primero no es
más verídico que el segundo ya que ambos admiten tanto la fidelidad como
la distorsión del discurso ajeno (Calsamiglia y Tusón 151). Esta creencia tan
ampliamente aceptada permite, sin embargo, que el recurso al discurso directo tenga un marcado valor argumentativo: implícitamente se está diciendo
que lo reproducido es verdad puesto que se trata de palabras literales. Las
citas en discurso directo, al contrario de las citas en discurso indirecto, mantienen dos situaciones de enunciación y son características de la inmediatez
comunicativa. Como ya ha señalado Briz (81) el discurso directo es “un
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Victoria Béguelin-Argimón
recurso vivificador y actualizador de una historia pasada, rasgo en relación
estrecha con el carácter inmediato y actual de la conversación coloquial”.
En varios episodios de la Relación de Tordesillas, el discurso directo
se utiliza para reproducir la voz de alguno de los actores en un momento
importante, por ejemplo cuando el juez entra en el navío para inspeccionar
y controlar que efectivamente los franciscanos no lleven consigo armas, mercaderías ni tesoros. En este caso, posiblemente Tordesillas recurra al discurso
directo debido a la relevancia del momento y del enunciador. El fraile busca
así teatralizar la situación y otorgar total veracidad a las palabras pronunciadas por el juez: “dixo el juez esta parece buena gente, y deuen de ser como nuestros
religiosos y holgauasse mucho quando hablauamos con el porque señalauamos
al cielo, porque ellos tienen al cielo por dios” (Tordesillas 8).
En otra ocasión, el intérprete y el procurador piden a los franciscanos
que les compensen económicamente por la comida que los frailes han recibido durante su viaje aunque siempre les hayan asegurado que no era necesario
pagar nada por ella, como se ve en las palabras recogidas en la Relación. Probablemente Tordesillas las plasme en discurso directo para dar credibilidad a
lo dicho y mostrar así la injusticia de la petición:
antes quando lo lleuaua entendiamos nos lo daua por amor de dios porque
nos decia comed y no tengais pena que quando yo no tenga empeñare un
hijo pues como le dixessemos que no teniamos de que le pagar dixo que
pues hauiamos comido que lo buscassemos que en aquella tierra quando los
hombres no tienen pa pagar lo que deuian vendian los hijos (Tordesillas 10)
En otro pasaje se observa de nuevo el recurso al discurso directo. Frente
a la imposibilidad de hacerse comprender por las autoridades chinas y queriendo volver a las Filipinas, los frailes recurren a la comunicación directa
con sus interlocutores, vociferando el nombre de la isla a la que desean volver, Luzón: “como vimos al tequesi le dimos la peticion y con ella muchas
bozes diciendo que el interprete era ladron y que nos tenia vendidos y juntamente deciamos a luzon a luçon el se fue luego con nosotros a casa del haytao
y yendo por el camino yva leyendo la petición” (Tordesillas 17).
CONCLUSIÓN
Hemos presentado aquí tres géneros textuales –cartas, actas y relatos de
viajes– para ilustrar a partir de qué tipo de textos se puede investigar sobre
la oralidad de épocas pasadas y para ejemplificar algunos de los fenómenos
próximos a la inmediatez comunicativa que se pueden estudiar en ellos. A
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Oralidad en textOs nO literariOs del siglO xVi: cartas, actas y relatOs de Viajes
través de las cartas de emigrantes a Indias, textos redactados por personas que
dominan de manera deficiente las normas del escrito (plano léxico, morfosintáctico o estructural), se ha observado tanto la organización discursiva y la
cohesión de las misivas como ciertos rasgos de subjetividad y de emotividad,
frecuentes en los textos próximos a la inmediatez comunicativa. Las actas
de la Inquisición han permitido ilustrar algunos de los fenómenos de tipo
pragmático como pueden ser el orden de las palabras en la oración, el uso de
algunos conectores conversacionales o el valor perlocutivo de blasfemias, insultos, maldiciones o fórmulas rituales en árabe. Por último, los intercambios
orales reproducidos en los libros de viajes han sido la ventana desde la que
asomarse a la estructuración de las interacciones en secuencias, concretamente a las secuencias constituidas según el esquema pregunta-respuesta y al papel
del discurso directo en estos textos.
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mi fray agustín de Tordessillas fraile profeso de la dicha prouincia,
Testigo de vista de todo lo que aquí va ascripto”. Archivo de la Real
Academia de la Historia. Disponible en
https://www.upf.edu/asia/projectes/che/s16/tordes.htm. Fecha de consulta: 10/07/2018.
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