Introducción
El presente trabajo tiene como finalidad dar una visión amplia del caudillismo Argentino del siglo XIX y
por consiguiente he decidido concentrar este trabajo, en analizar sus orígenes, su modus operandi así como
quienes fueron sus mayores exponentes, de un fenómeno, que a pesar que se originó en el siglo XIX, sigue
siendo una sombra en la realidad política de hoy.
Como lo define Francois Chevalier: "El caudillismo es un fenómeno histórico que surge en la
coyuntura política latinoamericana originada con la independencia de los países" .Mas adelante agrega."El
Caudillismo es propio de una sociedad con sistema democrático inmaduro, grandes diferencias sociales, y
existencia de oligarquías locales o regionales. Es propio de una sociedad, donde personas poderosas
prepotentes no aceptan el juego político democrático".
Así que después de desarrollar lo que muchos historiadores definen como caudillismo, y como se
desarrolló este fenómeno, vamos a finalizar este trabajo, con la idea de si este fenómeno fue positivo para el
Desarrollo de las naciones, o no. Lo que si he encontrado es que, a pesar de que, se originó mucho antes del
siglo XIX todavía hoy podemos encontrar en la Argentina hoy, herederos de los primeros caudillos , gobernando
la misma provincias, empobrecidas, que en el pasado sus parientes gobernaron.
Orígenes
Como consecuencia de las guerras de independencia, los países que emergieron del mundo colonial
quedaron arruinados económicamente, fragmentados socialmente y una alta inestabilidad política.
Señala Halperin: Un proceso de ruralización y militarización que favorece el surgimiento del caudillismo.
El propio Bolívar hizo una comparación acertada entre las nuevas repúblicas latinoamericanas y la
Europa Occidental después de la caída del imperio romano: " Un caos administrativo, una crisis económica,
decenas de conflictos armados regionales y una alarmante decadencia de la cultura y de la enseñanza.
Esta sociedad ruralizada y militarizada formaba un escenario idóneo para los caudillos regionales y/o
nacionales, que con su caciquismo iban a marcar profundamente la historia latinoamericana del siglo XIX.
En realidad, la figura del caudillo ya existía en la sociedad colonial y descansaba fundamentalmente en
la existencia de relaciones patrón- cliente y en el establecimiento de lazos de fidelidad y lealtades personales a
cambio de seguridad y determinadas prebendas.
Esta relación entre caudillismo y clientelismo John Lynch. En su obra Caudillos en Hispanoamérica,
considera que el surgimiento del caudillismo se apoya en un trípode conformado por la inexistencia de reglas
formales; la competencia política dirimida a través de conflictos armados; y una sociedad bipolar de
terratenientes y peones, entrelazados por relaciones clientelares. En ese estado, el personalismo reemplaza a la
ley, la violencia se torna la forma aceptable de dirimir conflictos políticos, pero la estructura social se mantiene
inalterable, protegida por el caudillo.
La principal diferencia con el pasado está en que los caudillos coloniales no tenían una sociedad
militarizada, lo contrario de lo ocurrido tras las guerras de independencia y civiles. La militarización era un
hecho tratando de democratizar el país, pero la militarización puso en peligro ese proceso. La ruralización y
militarización constituyeron al caudillo en una de las figuras típicas de América latina en el siglo XIX. Al
mismo tiempo la inestabilidad política y el debilitamiento del poder central revalorizaron la figura de los
caudillos, convertidos por las circunstancias en los principales garantes del orden y de la cohesión social a escala
local o regional. La figura del caudillo se manifiesta al margen de las opciones políticas o ideológicas de la
época, los había federalistas o unitarios, liberales y conservadores.
Hay que mencionar también que la estructura social en el campo,- todos los países recién creado en
Latino América poseían economías rurales, con pequeño, escaso a ningún sector industrial- era propicia para la
aparición de caudillos.
Los estancieros propietarios de enormes extensiones de tierras cultivables y sobre todo, de pastos,
pronto ganaron un control casi absoluto sobre la administración local, y como jefes indiscutibles de las fuertes
milicias (que muchas veces fueron superiores y eficaces a la del gobierno) podían ejercer una influencia decisiva
sobre el parlamento y el gobierno central de la República.
La polarización de la sociedad rural era absoluta. Entre los pocos numerosos, pero increíblemente ricos
terratenientes y las masas de peones y jornaleros (dejando a un lado los totalmente desarraigados gauchos que
vagaban por el campo y a veces sobrevivían con la caza del ganado cimarrón) se abría un enorme abismo.
La relación dominante entre los estancieros y sus peones era casi idéntica a la que existía
en la Roma antigua entre el patrón y sus clientes.
El terrateniente pedía a sus súbitos trabajo, obediencia y una lealtad absoluta, tanto en tiempo de paz
como en tiempo de guerra, y además en este último los peones se convierten en los harapientos soldados del
ejército personal del estanciero caudillo. No había muchas posibilidades de elección por parte de los peones: La
vida en el campo, amenazada por los continuos ataques de los indios salvajes y los bandidos y fugitivos de la
justicia, era extremadamente peligrosa y la protección que brindaban los muros de la estancia a menudo
significaba la diferencia entre la vida y la muerte.
Precisamente este fenómeno de una dependencia total de los campesinos de su amo- sermidios, patrón,
protector y juez. (En el mundo aislado y herméticamente cerrado de la estancia la justicia la administraba
exclusivamente el estanciero) llego a ser la base del caudillismo, cuando dicha relación empezó a extenderse del
campo a la escena política y a todo el país.
Con alianzas individuales y /o familiares, se levantó una pirámide social, estrictamente definida, en la
cual algunos patrones se convertían en clientes de otros patrones, aun mas poderosos, apareciendo la figura de un
super patrón que con su mano protectora, pero al mismo tiempo implacable, repartidora tanto de generosos
beneficios como de severos castigos, se erguía por encima de toda la nación.
Sin embargo, también encontramos otras causas del surgimiento del caudillismo latinoamericano, y en concreto el
Argentino, probablemente el más típico de todo el continente. Aparte de una gran red de dependencia, anteriormente
mencionada, el caudillo apoyaba su autoridad y prestigio en su poder de intimidación. El caudillo no era solamente el
dueño de las tierras y el protector de sus peones, sino en realidad era un jefe militar, un guerrero, acostumbrado a
mandar, a hacer prevalecer su autoridad en la región con el arma en las manos cuando era necesario. Para ser
caudillo se necesitaba fuerza, valentía decisión y energía, allí no había espacio para los débiles, cobardes o
desconfiados.
Otro hecho a considerar el origen del caudillismo en Latinoamérica es que en éste no es un fenómeno
propio, sino que se entiende como una valoración propia de los hidalgos Españoles, que llegaron después de la
conquista y se hicieron dueños de humanos y haciendas.
Si hubo una herencia palpable que nos dejó el dominio Español tan nefasto en muchos aspectos, eso fue
el caudillismo. Aunque a decir verdad, la corona temía que un caudillo militar victorioso construyera en un
territorio lejano un poderío personal extraordinario. No es menos cierto que cuando los conquistadores
Españoles Cortés, Pizarro y otros recibieron sus altos cargos administrativos en los territorios conquistados por
ellos mismos, precisamente a raíz de sus hazañas militares.
Podemos también encontrar los orígenes del caudillismo en nuestras tradiciones culturales desde el
origen mismo de nuestra nacionalidad. Me refiero concretamente, al indoctrinamiento de ciertos valores
anclados en nuestra cultura católica (ética católica) la cual plasmó el desarrollo de un tipo de
Personalidad y de conducta política que llamaremos caudillismo.
Definiendo el caudillismo en los parámetros de Max Weber, " diríamos que es un tipo de ordenamiento racional
del comportamiento que imprime en quienes lo poseen una motivación o fuerza interior orientada hacia la
búsqueda incesante y obsesiva del poder" (Leopaldo Allub, conicet).
"El caudillo no es un fenómeno perteneciente de modo exclusivo al mundo rural o suburbano con una
fuente de poder apoyada económicamente en el monopolio de la producción o comercialización de ciertos
productos agrícolas. Sus bases también pueden tener puntos de apoyo diversos, tales como otros productos, la
oferta de empleo y de servicios típicamente urbanos, aunque siempre de importancia vital para la clase menos
pudiente". (Leopoldo Allub, conicet)
El poder se organiza piramidalmente de modo tal que cada caudillo "de base o puntero" se conecta con
otro u otros rangos superior, con las cuales forma una estructura de dominación articulada mediante el
intercambio de "favores" recíprocos. En su cima se encuentra siempre un referente "influyente" de nivel
nacional que necesita de este caudillo menor para controlar las autonomías de ciertos grupos sociales a fin de
facilitar su encuadre político.
Este patrón cultural de dominación, que Octavio Paz y Richard Morse vinculan con la tradición patrimonalista
heredera de España, es solo en apariencia "irracional"’. En efecto, en la versión clásica weberiana la racionalidad
emergió en occidente debido a la influencia del calvinismo y del puritanismo.
Para Weber el protestante acumula la riqueza en el ejercicio de una profesión porque la posesión de
ellas era indicio de que el señor, el protestante no tiene otra disyuntiva que hacerse rico, pues Dios suele
derramar sobre los elegidos sus dones.
Sin embargo, resulta obvio que Weber se refiera a un solo tipo de racionalidad: La economía desde una
perspectiva diferente podríamos explicar que así como el protestante acumula riquezas, en la cultura Iberocatólica el caudillo acumula amigos porque es el instrumento "racional" para la conquista o conservación del
poder político. Los amigos se logran haciendo "favores" y uno es tanto más poderoso cuanto mas amigos posee.
Así como en lo económico el capitalismo expresa la necesidad de dar libre impulso a las fuerzas del mercado,
en la cultura caudilleril lo "racional" es el amiguismo porque no existe base más segura para la conquista y
consolidación del poder en los lazos de la amistad, de sangre, y de familia y por ello, allí donde el capitalista
acumula capital, el caudillo acumula amigos para hacerse de poder o el cual, curiosamente, no puede ser
delegado ni heredado.
Modus Operantis: Para poder conocer a fondo este proceso voy a concentrarme en la provincia de La Rioja,
Argentina, tierra de caudillos, de donde salieron los más renombrados caudillos argentinos del siglo XIX y
partiendo de que es casi seguro que su forma de operar en la Rioja es idénticas a otras provincias.
La provincia de La Rioja fue para ese entonces la provincia más pobre de la Argentina, su presupuesto
no alcanzaba cubrir los gastos de sus empleados así que para su auto subsistencia necesitaba recurso de Buenos
Aires que para ese entonces tenía el monopolio del impuesto del puerto.
En esta confrontación tenemos los unitarios que querían que Buenos Aires impusiera su autoridad sobre
la provincia y los federales que querían su autonomía. La soberanía de la Provincia fue el foco de resistencia de
los Riojanos. De esta resistencia surge la figura del caudillo, en este caso en particular la figura de Facundo
Quiroga(1788-1835), que en sus inicios políticos actuó como mediador de conflictos y no como guerrero; Su
capacidad de convocación se inicia como estanciero y es allí como surge su caudillismo, que luego pasa a ser
universal con la obra de Sarmiento- Facundo.
Estos personajes tenían don de mando, dominaron a los masas, que en su mayoría eran peones y que su
vida dependía de ese caudillo estanciero.
Es de esta manera que este terrateniente se involucra en la arena política Argentina, frente a la crisis del
estado y a la ausencia durante muchos años de un gobierno central fuerte; Los caudillos se transformaron en
muchos casos, en el único poder real en sus zonas de influencias. Muchos de ellos se transformaron en
gobernadores, otros mantuvieron ejércitos poderosos que desafiaron el poder central y legitimaron sus políticas
con el apoyo de los sectores populares de sus provincias, defendiendo los intereses regionales y su autonomía
amenazada por la política porteña del libre comercio.
Los caudillos no negaron la necesidad de unión entre todas las provincias, pero consideraban que esta
unión debía respetar la autonomía política y económica de cada una de sus respectivas regiones, garantizándole a
éste su control absoluto.
La mayoría de ellos eran terratenientes que se habían destacado en la defensa de las fronteras, en la lucha
contra el indio o participando en las luchas independentistas. La lucha contra el indio le reporto distintos logros
para los valores de los propietarios de entonces. La protección de la sociedad blanca y de la propiedad, la
conquista de nuevas tierras y la consolidación de un poder militar capaz de demostrar su importancia en la
región.
Los caudillos surgen como una autoridad más cercana a los problemas de la gente. Los ejércitos
gauchos estaban estrechamente vinculados a la institución que les había dado su origen y que se fortalecía cada
vez más: La estancia: recordemos que estos peones jornaleros, pequeños agricultores, etc. dada la precaria
situación económica que padecían, debían su vida a ese estanciero, su vida dependía de él y a su vez éste le daba
ayuda a cambio de lealtad, obediencia y trabajo lo que se transformó en una relación dependiente.
En muchos casos este caudillo se confundía con sus gauchos en su relaciones sociales , compartían
fiestas, comidas, bodas, cumpleaños, etc. con sus empleados.
También quiero reconocer que para el gaucho simple, su patrón ( el caudillo) era un semi-Dios, era un
inmortal. Su carisma era tan grande que muchos gauchos se dejaban matar en nombre de su caudillo. Para los
gauchos estos personajes fueron místicos. Ariel de la Fuente cap.6 Facundo and Chacho in songs and stories
(children of Facundo)" recoge este fenómeno de atracción de sus seguidores, en un hecho que muchos dicen que
ese carisma no es más que la manipulación y que ésta es asociada con la irracionalidad e incapacidad política de
sus seguidores." Es también importante decir que para la milicia reclutadas por los gauchos no tenían problemas
de abastecimiento "vivían del país"
Caudillos más destacados: Los caudillos más destacados fueron: Ramírez, Güemes, Bustos, Quiroga, Aldao,
López, Ibarra, Rosas, Peñaloza, Varela, Artígas, Urquiza.
Estos caudillos fueron apareciendo en el siglo XIX a medida que los intentos centralistas de los
gobernadores de Buenos Aires fracasaron rotundamente en 1820. Esto motivó la rebelión de las provincias
dado por el carácter de aquella constitución; se produjo una crisis que enfrentó a los caudillos federales
con el director supremo Rondeau. Éste fue derrotado por Francisco Ramírez y Estanislao López. Francisco
Ramírez era un caudillo federal de la provincia de Entre Ríos. Éste siempre se hizo acompañar por su mujer la
que llamaban la Delfina.
Estanislao López nació en Santa Fe, sus ideas fueron federales y ocupó la gobernación de Santa Fe (1818-1838)
desde la que luchó contra los unitarios. Apoyó a Rosas hasta su muerte. Ramírez y él firmaron el pacto de
Pilar a favor del sistema federal. La división de los caudillos provoca la guerra entre Artigas y Ramírez.
Ramírez con 600 hombres vence al caudillo oriental, este muere en Paraguay en 1850.
Ramírez muere cerca de Río Seco en manos de sus antiguos aliados, López manda a que le corten su cabeza y
se la lleven a Santa Fe, donde la exhibe como trofeo de guerra.
En 1826 se creó una nueva Constitución de carácter unitario, fue resistida por los caudillos Juan
Bautista Bustos, en Córdoba y Facundo Quiroga en la Rioja se sublevaron no aceptando a Rivadavia ni la
Ley Capital; las demás provincias se sometieron al régimen unitario. Pero luego Rivadavia antes las continuas
dificultades renuncia y fue reemplazado por Vicente López y este la su vez cede el gobierno al coronel Dorrego,
nombrado gobernador de Buenos Aires. Una de sus primeras medidas fue restablecer relaciones con las
provincias y preparó el ambiente para formar una constitución federalista.
El 1º de Diciembre de 1828 se produce una revolución formada por seguidores de Rivadavia, con el
general Lavalle al frente, éste derrotó a Dorrego y lo mandó a fusilar. Este hecho conmovió al país, salvo Salta
y Tucumán, expresaron sus protestas declarándose Ley Anárquica. Al producirse el fusilamiento, los caudillos se
levantaron contra Buenos Aires: Quiroga, Ibarra, Bustos y López.
Paz, aliado de Lavalle, encaró contra Bustos, Quiroga y Aldao. Paz se apoderó de Córdoba. Lavalle ofreció al
general San Martín el gobierno, este rechazó ese ofrecimiento, mediante una carta que hizo reflexionar a
Lavalle quien enseguida entró en negociaciones con Rosas.
¿Quién fue Rosas? (1793-1877).
Durante la Independencia estuvo en las estancias de su padre en El Salado. En 1811 se aleja de sus padres para
comprar y vender campos.
Exportaba sus productos agrícolas y ganaderos. En 1818 Pueyrredón lo habilita para formar un ejercito
propio "Los colorados del monte" a partir de aquí inicia su carrera política.
En 1829 Rosas asume el gobierno con "facultades extraordinarias". Se dedicó a perseguir duramente a
los que no adictos a su régimen, llamándoles unitarios salvajes. Creó el escuadrón de la muerte, llamado la
mazorca.
Unos de los objetivos de Rosas era subyugar todas las provincias, hizo pactos con las provincias de
Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe . Su meta era eliminar a Paz en Córdoba, que era su mayor obstáculo.
Paz derrotó a Bustos en Córdoba. Quiroga secundado por López marchó hacia Córdoba, al no recibir los
refuerzos necesarios Paz los derrota. Paz luego se debilita y cae prisionero de E. López. Fortaleciéndose el
poderío de Rosas en Buenos Aires. No obstante Quiroga fue asesinado en Barranco Yaco por orden de los
gobernadores de Córdoba ( Reinafé) y Santa Fé ( López), esta muerte le dejaba el camino abierto a Rosas
pues a López se le acusó de ordenar el asesinato de Quiroga y perdió prestigio.
Rosas vuelve asumir la gobernación de Buenos Aires y esta vez por 17 años consecutivo, hasta que el
general Urquiza el 3 de febrero de 1852 con la ayuda de Brasil derrotan a las tropas de Rosas y este se marcha
del país rumbo a Inglaterra donde muere en 1877.
Urquiza se queda en control de Buenos Aires hasta que en la batalla de Pavón, Urquiza, perdió casi la
totalidad de su infantería y se embarcó hacia la provincia de Entre Ríos donde asumió como gobernador.
Luego de este episodio los federales pierden el control de la nación , siendo los unitarios lo que
reemplazan en manos de Bartolomé Mitre y precisamente una decidida y sangrienta lucha contra el
individualismo autocrático de los caudillos federales será el principal signo de los nuevos tiempos, en los
cuales un nuevo estado, centralizado, provisto de un ejercito moderno y bien armado, del tren, del
telégrafo y de las otras herramientas del mundo moderno, acabará con los jinetes del pasado e impondrá
su autoridad a todos los habitantes del país.
Mitre contó con la ayuda de Domingo F. Sarmiento para esa gran labor que ellos llamarían la tarea
histórica de "limpiar" el país de caudillos, se tratará de una "limpieza" despiadada, brutal y a veces bastante
sangrienta, sea el caso de Vicente Peñaloza, El Chacho, de la Rioja, sea el de Felipe Varela, el heredero de El
Chacho, o el caso del gran caudillo federalista Ricardo López Jordán de la provincia de Entre Ríos, el cual cae en
1874.
Fue una verdadera guerra a muerte contra los caudillos, durante la cual Sarmiento en nombre de la
"Civilización", no iba a tomar prisioneros; la cabeza cortada de uno de los caudillos vencidos, la de El Chacho,
en 1863 sería colgada públicamente en la picota, en la peor tradición colonial.
Desde mediados de los setenta el gobierno central ya dominará todo el país con su mano firme y el
Federalismo caudillezco con sus guerras civiles pronto será relegado a las paginas de la "historia"
Quiero destacar que estos caudillos, en la mayoría de los casos procedían de las familias acomodadas,
que habían amasado sus enormes fortunas ya en la época colonial. Casi todos, sin excepción, poseían vastas
extensiones de tierra, de los 18 caudillos que gobernaron algunas de la provincias Argentinas entre 1810 y 1870;
14 eran terratenientes, 15 pertenecían al grupo de las personas más ricas del país, y algunos conquistaron
además un puesto muy alto en las filas del ejército nacional. Su vida era arriesgada y su final a veces trágico.
A 9 de los 18 caudillos mencionados, los esperó una muerte violenta, 3 murieron en el exilio.
Conclusión:
Es verdad que durante la segunda parte del siglo XIX caracterizada por una expansión
económica impresionante, los caudillos puros, desaparecieron años tras años. El último caudillo a nivel
nacional., Urquiza, cayó en 1861 y "los últimos caudillos" a nivel provincial desaparecieron unos diez
años más tarde.
Eso se debió, entre otras causas, al carácter autocrático que le imprimieron al ejército, el poder
que no toleraba ser compartido, y a las nuevas ideas del siglo que nunca se comparecieron con la
tradición ni con el ejercicio del poder omnipotente e irresponsable.
Por otra parte cabe destacar que en la Argentina de hoy, tenemos provincias en la que parece
que nada a cambiado. "El caudillismo se mantiene muy firme y poco sensible a los cambios de la
historia, aunque en realidad no tendría que preocuparse por ello, ya que la misma historia son ellos.
Mientras muchos se sorprenden por lo que pasa en Santiago del Estero, San Luis u otras provincias
Argentina con raíces coloniales genuinas. Lo que no implica otra cosa. Estas historias se repiten sin
sensación de final, la dádiva que antes el caudillo tomaba de los vencidos, hoy lo provee el estado.
(Editorial de la opinión Argentina 13/3/04).
También creo que es necesario decir que el caudillismo no siempre fue negativo para el caso
particular Argentina y en el caso concreto de Juan Manuel de Rosas, en un trabajo hecho por Jeffrey M
Shumway, éste detalla como el científico ingles Charles Darwin describe a Rosas como un " great
man" y lo extraño es también que en ese mismo trabajo se recoge la opinión de Jorge Luis Borges,
compartiendo la misma opinión que Darwin. Partiendo de esa premisa, si analizamos el período de
Rosas, podemos comprobar que ese período de transición de la Argentina " colonia- nación " Rosas
unificó la nación y le dio tranquilidad social y estabilidad económica en un momento que el país vivía
una instabilidad política. En ese sentido la naciente república de Argentina le tiene que deber mucho al
autoritarismo caudillezco de Rosas.
Otra cosa que pude comprobar a raíz de este trabajo es: La guerra que hubo entre unitarios y
federalista, la cual fue bastante sangrienta, se partía de la premisa de que los federalista, en su mayoría,
eran personas incultas, ordinarios, populistas etc. Y que los unitarios eran todo lo contrario, poseían
grandes conocimientos y eran capaces de introducir la civilización en una nación que en sus mayorías
eran, rurales, gauchos y sin ningún conocimiento.
Sin embargo estando Sarmiento al frente del ejercito, en el interior del país, se lleva a cabo una
de las mayores represiones política de esa época. Se le ordenó a Sarmiento llamar simplemente
ladrones, a sus contrarios, y de esta manera ejecutar todos prisioneros y no dejarlo luchar por lo que
fué, su ideal político, es una contrariedad que personas con ese nivel cultural actuaran, de una manera
"Barbara e incivilizada" contrario a lo que pregonaron.
Bibliografía
Shumway J.: "Juan Manuel de Rosas: authoritarian caudillo and primitive populist" (Brighman
University 2004) –
Tulio Halperin Donghi: "Historias de caudillos Argentinos" (Alfaguara, Argentina 1999)Ariel de la Fuente: "Children of Facundo" (Duke university press 2000 )- Magnus Morner: "Caudillos
y militares en la evolución Hispanoamericana" (Journal of Inter-American Studies vol.2 No.3
jul. 1960, 295-310)
Jiri Chalupa: " El caudillismo rioplatense siglo XIX" analisis del caso concreto J.M.Rosas (17931877) –
Florencia Pagni y Fernando Cesarett: "Rosas ¿era bueno o malo?”Caudillismo e historiografía de la
política al objeto de estudio desangelado (Universidad Nacional de Rosario, 2004)Linch, John "caudillos en Hispanoamérica 1800-1850 (fragmentos) map pqee, Madrid 1993Enrique de Gandia: "Sarmiento y su teoría de civilizacion y barbarie" Journal of inter-American
studies vol 4 N0.1 (Jan 1962)67-87
Boletín Cultural Y Bibliográfico N0.16 vol. XXV, 1998 sobre caudillos Leopoldo Allub "La ética
católica y el espiritu del caudillismo"