Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
APROXIMACIÓN A LAS CONDICIONES DE SALUD EN LA
SOCIEDAD ESTAMENTAL MENDOCINA A PARTIR DEL ANALISIS
BIOARQUEOLÓGICO: TEMPLO LA CARIDAD (S. XVIII-XIX)
BIOARCHAEOLOGICAL APPROACH TO HEALTH CONDITIONS
OF THE MENDOZA ESTAMENTAL SOCIETY: LA CARIDAD TEMPLE
(18TH-19TH CENTURIES)
P. Sebastián Giannotti*
RESUMEN
Los entierros secundarios en templos católicos de la ciudad colonial de Mendoza (s.
XVI-XIX) son la modalidad registrada más frecuente del Sitio Área Fundacional (Mendoza).
El objetivo es aproximarse a las condiciones de salud de la sociedad colonial del norte de
Mendoza. La muestra está compuesta de 1233 elementos óseos y 1012 piezas dentales
de individuos adultos y subadultos recuperados en entierros secundarios del punto
arqueológico La Caridad (Área Fundacional, Mendoza), correspondiente a un templo católico
colonial (siglos XVIII-XIX). Se reconstruyó el perfil de mortalidad y relevó hiperostosis
porótica e hipoplasia del esmalte dental. Los resultados indican un NMI 44 (17 subadultos
y 27 adultos) de ambos sexos (16 masculino, 17 femeninos y 11 indeterminados). La
hiperostosis porótica afectó al 54,55% de los cráneos adultos y 25% de los subadultos.
La hipoplasia del esmalte dental estuvo presente en el 31,68% de las piezas dentales y se
produjeron desde la edad fetal hasta los 6 años y medio. Los individuos inhumados tuvieron
una alta exposición a deficiencias nutricionales y/o procesos infecciosos desde edades
muy tempranas. Sin embargo, dispusieron de recursos y cuidados que les permitieron
sobrevivir a los sucesivos episodios de estrés sistémico metabólicos.
Palabras claves: salud; templo; bioarqueología; Mendoza
RESUMO
Enterramentos secundários na templos católicos na cidade colonial do Mendoza
(eras XVI-XIX) são local forma mais comum registrado o Área Fundacional (Mendoza). O
objetivo é aproximar as condições de saúde da sociedade colonial do norte de Mendoza.
A amostra é composta de elementos ósseos 1233 e 1012 dentes de adultos e subadultos
enterramentos secundários recuperados a partir do ponto arqueológico La Caridad (Área
Fundacional, Mendoza), correspondendo a um templo católico colonial (eras XVIII-XIX).
Perfis de mortalidade é reconstruído e analisado hiperostose porótica e hipoplasia do
esmalte dentário. Os resultados indicam um Mínimo Número de Indivíduos 44 (17
subadultos e 27 adultos) de ambos os sexos (16 do sexo masculino, 17 do sexo feminino
*Becario Doctoral CONICET; Laboratorio de Arqueología Histórica (FFyL, UNCuyo); Centro
de Investigaciones Ruinas de San Francisco (Área Fundacional, Mendoza).
e-mail: pablosebastiangiannotti@gmail.com
P.S. Giannotti 2018. Aproximación a las condiciones de salud en la sociedad estamental
mendocina a partir del análisis bioarqueológico: Templo La Caridad (s. XVIII-XIX). [Dossier]
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana 12: 559-588. Buenos Aires.
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e 11 indeterminadas). Hiperostosis porótica afetados 54,55% de crânios adultos e 25%
dos subadultos. A hipoplasia do esmalte dental esteve presente em 31,68% dos dentes
e produzido a partir de idade fetal a 6 anos e meio. Os indivíduos enterrados teve alta
exposição a deficiências nutricionais e/ou processos infecciosos desde tenra idade.
No entanto, eles eliminados de recursos e cuidados que lhes permitiu sobreviver aos
sucessivos episódios de estresse metabólico sistêmico.
Palavras-chave: saúde; templo; bioarqueologia; Mendoza
ABSTRACT
Secondary burials in the catholic temples of the colonial city of Mendoza (16th-19th
centuries are the most frequent burial type recorded in Área Fundacional (Mendoza).
The objective is to study health conditions of the colonial society of northern Mendoza.
The sample is composed of bone elements 1233 and 1012 teeth of adults and subadults
of secondary burials recovered from archaeological locality/area of La Caridad (Área
Fundacional), corresponding to a colonial catholic church (century XVIII-XIX). The
Mortality profile was reconstructed and porotic hyperostosis and enamel hypoplasias were
recorded. The results indicate a Minimum Number of 44 Individuals (17 subadults and
27 adults) of both sexes (16 male, 17 female and 11 undetermined). Porotic hyperostosis
affected 54.55% of adult skulls and 25% of the subadult. Dental enamel hypoplasias were
present in 31.68% of teeth and produced from fetal age to 6 and a half years. The buried
individuals had high exposure to nutritional deficiencies and/or infectious processes
from an early age. However, resources and care were available thus that allowing them
to survive the successive episodes of systemic metabolic stress.
Keywords: health; temple; bioarcheology; Mendoza
INTRODUCCIÓN
Los estudios bioarqueológicos del Área Fundacional (Mendoza) se
centran en reconstruir las condiciones de salud de las poblaciones de
la ciudad colonial inhumada en los templos católicos durante los siglos
XVI y principios del siglo XIX. Las colecciones bioarqueológicas proceden
tanto de entierros primarios (restos óseos articulados) como secundarios
(restos óseos desagregados). Sin embargo, el conjunto de restos óseos
desagregados representa el volumen más numeroso de la muestra.
Por este motivo, constituye una fuente de información de alto valor,
fundamentalmente si se la complementa con los resultados obtenidos
en restos óseos de entierros primarios.
El objetivo del presente trabajo es aproximarse a las condiciones
de vida de la sociedad estamental mendocina a partir de una muestra
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bioarqueológica de entierros secundarios procedentes del Punto
Arqueológico (en adelante PA) La Caridad (Área Fundacional, Mendoza),
con especial énfasis en la reconstrucción del perfil de mortalidad y
el relevamiento de bioindicadores de estrés metabólico-nutricional
(hiperostosis porótica e hipoplasia del esmalte dental)1.
Marco teórico
Las interpretaciones del registro bioarqueológico de las poblaciones
históricas coloniales de la ciudad de Mendoza ponen foco en el rol de
la cultura y de las relaciones sociales sobre el estado de salud de las
mismas a partir del enfoque biocultural y el de la bioarqueología social
(Mansegosa 2015).
La cultura (organización social, económica e ideológica de una
sociedad), según la perspectiva biocultural, es el intermediario entre el
individuo y el proceso de extracción de recursos desde el medio ambiente,
y tiene la capacidad de amortiguar, inhibir o fomentar las consecuencias
biológicas de los factores de estrés. Las restricciones ambientales que
no están bien amortiguadas por el sistema cultural, junto con los
factores estresantes culturales recién producidos, llegan a los miembros
individuales de la población (Goodman y Martin 2005). Por otro lado,
las relaciones sociales desde la perspectiva de la bioarqueología social,
resultan ser el ámbito donde se resuelve la enfermedad como problema
social. Las implicancias sociales de las enfermedades y su relación con
los cuidados y mantenimiento del cuerpo son el principal objetivo (Castro
Martinez et al. 2002; Fregeiro Morador 2006). El supuesto afirma que un
enfermo requiere de otros para que lo cuiden y que continúe viviendo;
pero si existiesen relaciones sociales y condiciones materiales disimétricas
que consideren no importante la conservación de la vida de determinados
sectores de la sociedad, dicho cuidado (mantenimiento del cuerpo) no se
produce y el enfermo muere (Fregeiro Morador 2006). Si bien la muerte
de un individuo puede darse con o sin cuidados, esta perspectiva invita
a considerar como tales relaciones sociales (y materiales) disimétricas
aumentan o disminuyen las posibilidades de supervivencia, generando
dos resultados posibles: la superación o la prolongación del tiempo de vida
ante factores de estrés ambiental. Ambas posibilidades se visualizarían
en el registro bioarqueológico como superación a dichos eventos a partir
de la remodelación de lesiones patológicas sobre el tejido óseo. En lo
que respecta al manteamiento del cuerpo, esto implica concretamente
el cuidado (alimento, protección, higiene, descanso) de los individuos
infantiles de la sociedad y de aquellos individuos incapaces de cuidar
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de sí mismos (temporal o permanentemente) por razones de edad y/o
enfermedad (Castro Martinez et al. 2002; Fregeiro Morador 2006).
Las desigualdades sociales serían el centro donde convergen ambas
posturas teóricas: el impacto de la salud en poblaciones con desigualdades
sociales sobre la morbilidad y mortalidad va a estar condicionado por
el acceso que tienen sus miembros a los recursos estratégicos (e.g.
alimentos, agua potable, medicina, tierra, educación y movilidad social)
(Goodman y Armelagos 1985; Goodman et al. 1988; Armelagos 2003,
2008; Zuckerman y Armelagos 2011). La explotación, concepto clave de
la desigualdad social para la bioarqueología social, es una característica
presente en todas las sociedades y se caracteriza por el desequilibrio
entre el trabajo producido y la apropiación de los productos, por lo que
siempre hay un grupo que se beneficia y un grupo que es explotado
(Castro Martinez et al. 2002). Desde esta perspectiva, las relaciones
sociales estructuran el acceso a los recursos materiales lo que da como
resultado, en las sociedades estratificadas, distribuciones desiguales de
la enfermedad, la desnutrición y de los traumas (Leatherman y Goodman
1997; Tiesler Blois 2006).
Desde esta andamiaje teórico, las inferencias biológicas-socialeshistóricas parten desde la perspectiva biocultural, instancia de
aproximación epistemológica previa necesaria (Tiesler Blois 2006), y se
complementa con las relaciones sociales de producción y reproducción
de los cuerpos de la bioarqueología social. Lo que implica ponderar la
presencia o ausencia de cuidados, y se determina quiénes los recibían y
quiénes no (Mansegosa 2015). Sin embargo, la salud no es resumida en
función de la frecuencia de la lesión. Temple y Goodman (2014) afirman
que se requieren estudios más holísticos de la salud, lo que implica
evaluarlo en términos de mortalidad y supervivencia (Temple y Goodman
2014:189-190).
En definitiva, desde esta perspectiva teórica se abre una nueva vía
para deducir el tipo de relaciones (transversales o jerárquicas) que se
establecieron en entre las personas que participaron en la vida social
(Chiavazza 2005; Mansegosa 2015) a través del impacto en las condiciones
de salud sugeridos por el registro bioarqueológico.
El PA La Caridad
Las muestras proceden del PA La Caridad, ubicado en el Área
Fundacional (Ciudad de Mendoza, Argentina) (Figura 1). En dicho predio
funcionó un templo católico durante los siglos XVIII-XIX que operó como
espacio de inhumación de la población urbana colonial de la ciudad de
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Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
Figura 1. Ubicación del PA La Caridad, esbozo hipotético de la planta del templo y entierros secundarios
recuperados durante la excavación de los años 2009 y 2010.
Mendoza. Según la información histórica, las personas allí inhumadas
corresponden a dos períodos cronológicos diferentes (1711-1787 y
1803-década 1830) y representan sectores socioeconómicos distintos
que responden a la orden que lo gestionó. La primera fue la Orden de
San Francisco de Asís (1711-1787), quien ocupó el interior del templo
para inhumar difuntos provenientes de familias con mayores recursos
socioeconómicos. La segunda ocupación correspondió a la Hermandad
de La Caridad (1803- circa 1830), la cual destinó esos mismos espacios
para inhumar a pobres y ajusticiados, es decir, grupos con menores
recursos socioeconómicos (Verdaguer 1931).
A partir de las excavaciones arqueológicas realizadas en el año 2008
y 2009/2010, se registraron dos niveles de entierro: un nivel inferior
compuesto por entierros primarios que responderían a las inhumaciones
más tardías realizadas por la Hermandad de La Caridad, y un nivel
superior con entierros secundarios (compuestos por conjuntos óseos y
dentales desarticulados y mezclados) que pertenecerían a inhumaciones
más tempranas. Estos conjuntos desagregados se producían a partir de
la alteración causada por cavar nuevas fosas para inhumar un difunto
(Chiavazza y Zorrilla 2008; Mansegosa et al. 2014).
Las investigaciones bioarqueológicas realizadas hasta la fecha
detectaron diferencias en la frecuencia y distribución de bioindicadores
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óseos y dentarios entre entierros primarios y secundarios. Esto llevó
a sugerir hipotéticamente que dichas diferencias estarían dadas por
condiciones de vida distintas en función de la posición socioeconómica
de los difuntos (Mansegosa y Chiavazza 2010; Mansegosa et al. 2014;
Mansegosa 2015; Giannotti 2016; Giannotti y Mansegosa 2016). De esta
forma, los entierros secundarios podrían tener, en términos generales y
relativos, una adscripción temporal, desde el año 1711 hasta fines del
siglo XVIII, y socioeconómica (elevados recursos) coherente con entierros
realizados en el interior del templo por la Orden de San Francisco de Asís.
MATERIALES Y MÉTODOS
Reconstrucción del perfil de mortalidad
La muestra se compone de 1233 elementos2 óseos (996 adultos y 237
subadultos) y 1012 piezas dentales (123 deciduas y 889 permanentes).
En restos óseos adultos, se analizó cráneo (n:103), mandíbula (n:42),
escápula (n:33), clavícula (n:35), esternón (n:11), atlas (n:18), axis (n:10),
vértebras (cervicales, toráxicas y lumbares) (n:247), húmero (n:63), radio
(n:54), cúbito (n:64), hemi-pelvis (ilion, isquion y pubis) (n:24), sacro
(n:11), fémur (n:64), rótula (n:44), tibia (n:51), peroné (n:70), calcáneo
(n:22) y astrágalo (n:30). En restos óseos subadultos, se analizó cráneo (n:
34), mandíbula (n:12), escápula (n:13), clavícula (n:12), vértebras (n:49),
húmero (n:17), radio (n:16), cúbito (n:14), hemi-pelvis (ilion, isquion y
pubis) (n:19), sacro (n:5), fémur (n:21), rótula (n:1), tibia (n:16), peroné
(n:7), calcáneo (n:1) y astrágalo (n:70). Las piezas dentales se encontraban
tanto sueltas como en el alveolo de fragmentos de mandíbula y maxilar.
El NMI se calculó a partir la frecuencia de los elementos más
representados teniendo en cuenta la lateralidad, la porción anatómica
(en huesos largos se consignó epífisis proximal, distal y diáfisis, y en los
demás huesos se consignó las porciones anatómicas más características),
la relación espacial y estratigráfica en la excavación, el sexo, la edad de
muerte y el grado de integridad del elemento. En los cráneos adultos se
consideró sólo aquellos que tuvieran más del 50% de integridad, mientras
que en cráneos subadultos, la posibilidad de estimar edades más precisas
a partir de la erupción y calcificación dentaria permitió que el grado de
integridad no fuera un criterio excluyente.
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El sexo en elementos óseos adultos se estimó a partir de diversos
rasgos morfológicos del cráneo, de la mandíbula y de la pelvis (Buikstra
y Ubelaker 1994; White y Folkens 2005). Además, se emplearon técnicas
cuantitativas a partir de la medición de la longitud transversal de la
epífisis proximal del fémur y húmero (Buikstra y Ubelaker 1994; Bass
1995). En los restos de individuos subadultos, la estimación del sexo
se realizó a partir de la metodología detallada en Luna y Aranda (2005).
Ésta consiste en una combinación de técnicas desarrolladas por diversos
autores (Weaver 1980; Schutkowski 1993; Molleson et al. 1998; Loth y
Henneberg 2001 en Luna y Aranda 2005) en base a las características
del ilion y de la mandíbula.
La edad de muerte en elementos óseos adultos se obtuvo a partir
del análisis del estado de obliteración de las suturas craneales (Meindl
y Lovejoy 1985), cambios en la morfología de la superficie auricular del
ilion (Lovejoy et al. 1985 en Buikstra y Ubelaker 1994), de la sínfisis
púbica (Todd 1921 en Buikstra y Ubelaker 1994) y el grado de desarrollo
y cierre de las epífisis (Buikstra y Ubelaker 1994; White y Folkens 2005).
En subadultos, la estimación de la edad de muerte en se realizó a partir
del grado de desarrollo y fusión de las epífisis (White y Folkens 2005) y la
longitud total de huesos largos medidos mediante una tabla osteométrica
(Bass 1995). En piezas dentales de adultos, se midió el grado de desgaste
dental siguiendo la escala de Smith (1984 en Buikstra y Ubelaker 1994)
para la dentición anterior. El grado de desgaste fue transformado a edad
cronológica en base a un trabajo reciente de Mansegosa y Giannotti (2015)
para poblaciones locales, donde se registró un desgaste progresivo con
la edad en dientes incisivos y caninos: 21-30 años (desgaste grado 1 y
2), 31-40 años (desgaste grado 3) y mayor de 40 años (desgaste grado
4 o superior). En piezas dentales se evaluó el grado de calcificación y
erupción dentaria (Ubelaker 1989 en Buikstra y Ubelaker 1994).
El perfil de mortalidad de la muestra ósea fue reconstruido a partir
de las estimaciones de sexo y edad. Las categorías de edades de muerte
generales fueron Subadulto y Adulto, los cuales fueron subdivididos en
rangos etarios más definidos. Para subadultos, se crearon subcategorías
específicas: perinato (pre o post-natal), de 0 a 11 meses, de 1 a 4,9
años, de 5 a 9,9 años, de 10 a 14,9 años y de 15 a 19,9 años. Esta
clasificación sigue las recomendaciones de trabajos paleodemográficos
que agrupa las categorías en lapsos de cinco años (Chamberlain 2006),
así como también la capacidad de precisión que ofrecen las técnicas de
estimaciones de edad de muerte actuales en subadultos (Luna y Aranda
2005). Las subcategorías específicas de perinato y del primer año de vida
(de 0 a 11,9 meses de nacimiento) responden a la necesidad de detectar
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la mayor vulnerabilidad biológica y social registrada en esas instancias y
que se traducen en altos valores de mortalidad (Lewis 2006). Para adultos,
se sigue la clasificación de Buikstra y Ubelaker (1994): adulto joven (de
20 a 34,9 años), adulto medio (de 35 a 49,9 años) y adulto mayor (>50
años). En aquellos casos donde no se pudo precisar la edad, los individuos
fueron incluidos en las categorías como “adulto indeterminado” (>21) o
“subadulto indeterminado” (<21).
Para el sexo estimado, se empleados dos categorías: “Masculino”
y “Femenino”. Cuando la estimación no pudo realizarse con certeza (ya
sea por su estado de conservación o dimorfismo sexual) se empleó la
categoría “Indeterminado”. A partir de los perfiles obtenidos se caracterizó
la estructura sexual y etaria de las muestras.
Estrés metabólico nutricional: Hiperostosis Porótica e Hipoplasia
del Esmalte Dental
La Hiperostosis Porótica y Criba Orbitalia (en adelante HP/CO)
son porosidades craneales localizadas producto del adelgazamiento
de la tabla externa e interna del diploe causada por la hiperplasia de
la médula ósea (que se localiza en la cara superior de las órbitas y/o
en los huesos de la bóveda craneal) (Stuart-Macadam 1985). Es un
indicador inespecífico de estrés metabólico nutricional que indica un
proceso anémico sistémico, cuya causa principal es discutida por los
autores quienes oscilan entre anemia ferropénica (deficiencia de hierro)
(Stuart-Macadam 1985, 1989; Oxenham y Cavill 2010; Grauer 2012;
MC Ilvaine 2013) y anemia hemolíticas (como la talasemia, anemia de
células falciformes y anemia megaloblástica) cuya causa principal es
la escasez de vitamina B12 (cobalamina) y la vitamina B9 (ácido fólico)
(Walker et al. 2009). Actualmente se mantiene abierto el debate acerca
de si ambas lesiones (HP y CO) tienen la misma etiología (e.g. Walker
et al. 2009; Wapler et al. 2004). El trabajo de Wapler et al. (2004), por
ejemplo, no ha encontrado características histológicas en las lesiones de
CO que indiquen cambios debido a la anemia (Wapler et al. 2004). A los
fines metodológicos del presente trabajo, sólo se separaron los resultados
de cráneos afectados con lesiones HP y CO en una primera instancia.
Luego, se los consideró a ambos como manifestaciones del mismo proceso
fisiológico para cuantificarlos y discutirlos en forma conjunta.
La muestra para el análisis de HP/CO es de 32 cráneos (22 adultos
y 10 subadultos). Estos se seleccionaron siguiendo el siguiente criterio:
una integridad igual o superior al 50% en cráneos adultos, presencia de
partes diagnósticas del hueso (calota -parietal, frontal y occipital- y/o
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techo de órbita) y, en el caso de los cráneos subadultos, edades de muerte
estimada. Las lesiones fueron relevadas consignando la presencia/
ausencia y la ubicación a partir de la identificación de áreas delimitadas
de porosidades en el exterior de la superficie de la bóveda craneal y techo
de las órbitas (Angel 1966). A su vez, se discriminó su estado de desarrollo
entre lesiones activas o remodeladas según los criterios de Mensforth
(1991). Las observaciones se realizaron macroscópicamente y mediante
el empleo de una lupa binocular de hasta 20X, con el uso de luz natural.
Las líneas de Hipoplasia de Esmalte Dental (HED) son disrupciones
del esmalte ocurridos durante su formación (amelogénesis) que se expresa
como defectos en el esmalte bajo diversas formas (líneas descoloridas,
hoyos o surcos en la corona del diente) (Hillson 2008; White y Folkens
2005). Al igual que la HP/CO, son indicadores de estrés inespecíficos
causados por una perturbación en el funcionamiento del sistema
metabólico, condiciones hereditarias o trauma localizado (Goodman y
Armelagos 1989; Buikstra y Ubelaker 1994). Las HED permiten, a través
de la prevalencia de defectos, estudiar las enfermedades infecciosas de
la infancia y/o deficiencia en la dieta y/o la salud de una comunidad
antigua, al tiempo que representa un testimonio de la estacionalidad de
dichas condiciones y su distribución etaria (Hillson 2008). En este trabajo
hemos considerado a la HED como depresión lineal y transversal del
esmalte dental, desarrollado de forma continua o discontinua (Barrientos
1999). Las observaciones fueron realizadas macroscópicamente y bajo
luz natural para acentuar toda irregularidad en la superficie de la corona
(Goodman y Rose 1990). Sólo en algunos casos se empleó una lupa de
hasta 20X.
Partiendo del conocimiento existente sobre las diferencias
apreciables en el grado de sensibilidad de cada tipo de diente (e.g. el
proceso de amelogénesis de los dientes anteriores hace que éstos sean
más fácilmente perturbados que los posteriores) (Goodman y Armelagos
1985; Goodman y Rose 1990; Skinner y Goodman 1992; Hillson 2008),
se aplicó el método denominado de dientes múltiples, el cual evalúa todos
los dientes disponibles (Skinner y Goodman 1992). De esta forma, se
maximiza la cantidad de información obtenida ayudando a reconstruir
más detalladamente los patrones de salud observados y evaluar un
período más extenso del desarrollo dental (Skinner y Goodman 1992).
De un total de 1012 piezas dentales, se seleccionaron 846 (740
permanentes y 106 deciduas). Se excluyeron de la muestra aquellos
dientes cuya corona estuviese inobservable: cuando presentaba un grado
de desgaste superior a 6; una fractura, caries o cálculos dentales que
cubrieran más del 25% de su superficie; o que estuvieran encapsulados
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(sin erupcionar, aún en el alveolo).
Se evaluó dos índices. El primero fue el Número Mínimo de Eventos
de Detención del Crecimiento (en adelante NMEDC), calculado a partir
del número mínimo de eventos distintos identificados (Barrientos 1999).
Si bien Barrientos (1999) evalúa la simetría (con un margen de error) de
líneas de hipoplasia del esmalte dental en dientes antímeros de un mismo
individuo para luego identificar eventos, las características de la muestra
de estudio (piezas dentales sueltas o presentes en alveolos de fragmentos
de maxilares y mandíbulas) no permiten disponer de clases de dientes
homólogos por individuo. Por ende, el método fue considerado sólo para
cuantificar las líneas por pieza dental sin tener en cuenta la simetría de
las mismas. Esto implica que las HED en este trabajo corresponderían
a eventos que no necesariamente puedan ser considerados sistémicos.
El segundo índice que se evalúa es el Promedio del Número Mínimo de
Eventos de Detención del Crecimiento (PNMEDC), calculado a partir
de la razón entre el total de eventos registrados y de dientes afectados
(Mansegosa 2015). Los resultados fueron presentados por separado para
piezas dentales permanentes (adulto y subadulto) y deciduas. A su vez,
se los agrupó de acuerdo a rangos etarios a partir de una submuestra de
dientes permanentes anteriores (n=352) y de dientes deciduos (n=105).
Las piezas dentales permanentes de adultos seleccionadas fueron
anteriores (incisivos y caninos) debido a la mencionada certeza que ofrecen
como indicadores de edad de muerte estimada en función del grado de
desgaste en poblaciones locales (Mansegosa y Giannotti 2015).
La estimación de la edad en la que se producen los eventos de
estrés sobre el total de las piezas dentales permanentes (n=889) se
realizó mediante la técnica de Goodman y Rose (1990). Esta consiste
en medir la distancia entre la línea de unión del esmalte con la dentina
(UED) y el defecto de esmalte identificado, empleando un calibre digital
Stainless Hardened con una resolución de 0,01 mm. Estos valores son
transformados a estimaciones de edades a partir del empleo de una
ecuación de regresión (Goodman y Rose 1990). La técnica de Goodman y
Rose (1990) actualmente está desestimada ya que la tasa de crecimiento
del esmalte no es constante como la formación del diente sino que se
ralentiza progresivamente desde el principio hasta el final de la formación
de corona, dando como resultado curvas de crecimiento curvilíneas y no
lineales (e.g. Reid y Dean 2006; Hillson 2008). Sin embargo, en el presente
trabajo se pretende llegar a una primera aproximación sobre las edades
en las que se padecen eventos de estrés, los cuales adquieren un gran
valor para la inter-comparabilidad de los resultados (Barrientos 1999)3.
Los resultados se presentaron de dos formas. Inicialmente a partir de un
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promedio de edad calculado de la suma de todas las edades estimadas
por cada línea de HED. Luego, se agrupó cada estimación de edad por
línea de HED (o evento) de las piezas dentales permanentes en intervalos
semestrales (del mes 1 al 5 y del mes 6 al 12) para evaluar la frecuencia
de eventos por momentos cronológicos.
RESULTADOS
Reconstrucción del perfil de mortalidad
El NMI es de 44 individuos de ambos sexos.
Del total de individuos, 17 (38,64%) son subadultos y 27 (61,36%)
adultos. La distribución sexual refleja 17 (38,64%) individuos de
sexo femenino, 16 (36,36%) de sexo masculino y 11 (25%) de sexo
indeterminado (Tabla 1; Figura 1).
Del perfil de mortalidad se destacan ciertas tendencias. Por un lado,
la mayor representación de dos rangos etarios: los infantiles (13,64%)
de 1 a 4,9 años y los adultos medios (18,18%) de 35 a 49,9 años, con
excepción de los adultos de edad indeterminada (mayores de 20 años)
que son los más representados (27,27%) del total de los adultos. Por
otro lado, la distribución sexual en los subadultos refleja una mayor
representación de individuos de sexo indeterminado (15,19%) mientras
que en adultos, los individuos femeninos (27,27%) superan levemente a
los masculinos (25%).
Estrés metabólico-nutricional
La calota (temporales, parietales, frontal y occipital) estaba presente
en el 96,87% (n=31/32) de los cráneos, aunque no con el mismo grado de
integridad. El techo de órbita estaba presente sólo en el 50% (n=16/32)
de los cráneos y en la mayoría de ellos se hallaba sólo una órbita.
Al evaluar el porcentaje de afectación de la muestra por separado,
la HP estaba presente en el 45,16% (n=14/31) y la CO en el 31,25%
(n=5/16). En los casos de cráneos con lesiones de CO, el 40% (n=2/5)
presentaba la lesión de forma única. Ambos cráneos (subadultos), sin
embargo, no tenían calota observable. El 60% (n=3/5) de los cráneos con
CO estaban acompañados de lesiones de HP.
569
Giannotti 2018: 559-588
570
Tabla 1. Perfil de mortalidad de la muestra.
Edad
Subadulto
Subtotal subadulto
Ad. Joven
Ad. Medio
Adulto
Ad. Mayor
Ad. Indeter.
Subtotal adulto
Total
Perinatal
0-11 meses
1-4,9 años
5-9,9 años
10-14,9 años
15-19,9 años
20-34,9 años
35-49,9 años
>50 años
>20 años
Masculino
N
%
0
0
1
2,27
2
4,55
1
2,27
1
2,27
0
0
5
11,36
1
2,27
4
9,09
3
6,82
3
6,82
11
25
16
36,36
Sexo
Femenino
N
%
1
2,27
1
2,27
1
2,27
0
0
1
2,27
1
2,27
5
11,36
1
2,27
4
9,09
2
4,55
5
11,36
12
27,27
17
38,64
Total
Indeter.
N
1
1
3
1
1
0
7
0
0
0
4
4
11
%
2,27
2,27
6,82
2,27
2,27
0
15,91
0
0
0
9,09
9,09
25
N
2
3
6
2
3
1
17
2
8
5
12
27
44
%
4,55
6,82
13,64
4,55
6,82
2,27
38,64
4,55
18,18
11,36
27,27
61,36
100
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
Figura 1. Perfil de mortalidad de la muestra expresado porcentualmente. Referencia: M masculino, F femenino,
I indeterminado, Total porcentaje total de individuos por rango etario.
Si consideramos ambas lesiones en forma conjunta, los cráneos
afectados por HP/CO son el 46,87% (n=15/32). Del total de cráneos
afectados con lesiones de HP/CO, el 80% (n=12/15) corresponde a
individuos adultos y el 20% (n=3/15) restante a subadultos.
El estado de las lesiones estaban remodeladas en el 80% (n=12/15)
de los cráneos (todos adultos) y en estado activo en el 20% (n=3/15) de
los cráneos restantes (todos subadultos).
La distribución de los cráneos con HP/CO se presenta de forma
desigual por grupo etario y no así en su distribución sexual (Tabla 2).
Las líneas de HED estaban presentes en el 31,68% (n=268/846) de las
piezas dentales, contabilizando un NMEDC de 501 líneas, con un PNMEDC
de 1,87 por pieza afectada. El 30,97% (n=262) corresponde a piezas dentales
permanentes y el 0,71% (n=6) a piezas dentales deciduas.
El 35,29% (n=240/680) de las piezas dentales de individuos adultos
(permanentes) tenían por lo menos una línea de HED, contabilizando un
NMEDC de 442, con un PNMEDC de 1,84.
Del total de piezas dentales de individuos subadultos (permanentes y
deciduos) considerados para el análisis (84,69%; n=166/196), el 16,87%
(n=28/166) tenía por lo menos una línea de HED, contabilizando un NMEDC
de 59 con un PNMEDC de 2,11. Al separar entre deciduos y permanentes
subadultos, se observa que el 5,66% (n=6/106) de dientes deciduos tenía por
571
Giannotti 2018: 559-588
Sexo
Edad
M
n N
F
%
n N
I
%
n N
%
0-4,9
-
-
-
-
-
-
1
5
20
5-9,9
-
-
-
-
-
-
1
1
100
10-14,9
-
-
-
-
-
-
-
-
-
15-19,9
-
-
-
0 1
0
-
-
-
<20
-
-
-
-
-
-
1
3
33,3
20-34,9
-
-
-
-
-
-
-
-
-
35-49,9
>50
1 3 33,3 4 4
3 3
100
100
1
1
100
0 2
0
-
-
-
50
1
5
20
>20
1 2
50
1 2
Total
4 8
50
4 9 44,4 4
15 26,7
Tabla 2. Distribución de HP/CO por sexo y edad. Referencia: M
masculino, F= femenino, I indeterminado, n número de cráneos
con lesiones de HP/CO, N número total de cráneos, % porcentaje
de cráneos afectados con HP/CO por categoría.
lo menos una HED con un NMEDC de 9 con un PNMEDC de 1,5; mientras
el 36,67% (n=22/60) de dientes permanentes de subadultos tenía por lo
menos una línea de HED, con un NMEDC de 50 con un PNMEDC de 2,27.
La frecuencia de dientes permanentes afectados por la HED según los
rangos etarios fueron realizadas sobre una submuestra de dientes anteriores
permanentes (n=352). Los resultados muestra que los valores más altos se
registran en el rango de edad de 4-11,9 años, seguido de 31-40 años, 21-30
años, >41 años y 12-20,9 años respectivamente (Tabla 3).
Al estimar la edad en la que se produjeron los eventos sobre los
dientes permanentes afectados con HED (n=262) a partir del total de
líneas registradas (n=486), se obtuvo un promedio de 3,35 años. Sin
embargo, los promedios cambian en función de la clase de diente. El
promedio de edad estimado de líneas en dientes anteriores (incisivos
y caninos) (n=375/486) es de 3,04 años, mientras que el de dientes
posteriores (premolares y molares) es de 4,41 años.
El rango de edades estimadas oscila desde el periodo fetal
(evidenciado en la presencia de la HED en el 5,66% de los dientes
deciduos) hasta edades cercanas a los 6,56 años.
Del total de las líneas de HED (n=486) registrados en piezas
dentales, el mayor porcentaje se encuentra en el segundo semestre de
los 2 años (18,52%) (Tabla 4).
Expresada gráficamente (Figura 2), se observa una tendencia que va
en aumento desde el primer semestre de vida (0,41%) hasta la segunda
572
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
Edades
0-3,9 años
4-11,9 años
12-20,9 años
21-30 años
31-40 años
> 41 años
Total
Permanentes
Dientes
n
%
0
0
16
40
6
40
35
66,04
32
82,05
88
45,59
177
50,28
N
12
40
15
53
39
193
352
NMEDC
0
41
9
81
79
155
365
PNMEDC
0
2,56
1,5
2,31
2,46
1,76
2,06
Tabla 3. Distribución de las submuestra de piezas dentales anteriores permanentes con HED por rangos etario.
Referencias: N Número total de dientes de la submuestra analizada, n número de dientes con HED; NMEDC
Número Mínimo de Eventos de Detención del Crecimiento, PNMEDC Promedio Mínimo de Eventos de Detención
del Crecimiento.
Años
0 año
1 año
2 año
3 año
4 año
5 año
6 año
1°
2°
1°
2°
1°
2°
1°
2°
1°
2°
1°
2°
1°
2°
Total
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
semestre
Dientes con HED
n
%
2
0,41
7
1,44
26
5,35
34
7
51
10,49
90
18,52
67
13,79
52
10,7
57
11,73
44
9,05
37
7,61
11
2,26
7
1,44
1
0,21
486
100
Tabla 4. Distribución de las edades en que se producen
las líneas de HED. Referencias: n cantidad de eventos
registrados, % porcentaje de eventos registrados en
relación al total.
mitad de los 2 años (18,52%), el momento donde se registra la mayor
cantidad de eventos.
A partir de esta edad, la cantidad de eventos disminuye lentamente
entre los 3 y 4 años, para caer abruptamente hacia los 5 y 6 años.
573
Giannotti 2018: 559-588
Figura 2. Distribución porcentual de edad en que son producidas las líneas de HED.
DISCUSIÓN
Los perfiles de mortalidad en poblaciones humanas muestra un
patrón recurrente de alta mortalidad durante el primer año de vida que
disminuye marcadamente hacia los cinco años, cae al mínimo entre
aproximadamente los 10 años y la adultez temprana, para ir creciendo
de forma continua a medida que aumenta la edad de los individuos. Tal
tendencia se expresa como una distribución bimodal denominado perfil
atricional o acumulativo, con dos picos de mortalidad bien definidos:
durante los 0 a 5 años y a partir de la adultez temprana hacia edades
avanzadas (Chamberlain 2006). En poblaciones correspondientes al
periodo colonial, la mortalidad total durante la vida subadulta suele
alcanzar el 40%. Entre los adultos, la menor tasa de muerte identificada
se registra entre los 20 y 35 años, ascendiendo de una manera intensa
entre los 35 y 50 años y con una declinación en las edades posteriores
(Ortega Muñoz 2004).
La muestra analizada indicaría un perfil de mortalidad atricional
con distribución bimodal. Entre los 1 y 5 años se registra el primer
“pico” de mortalidad; luego se produce una disminución hasta fines
de la subadultez (15-19,9 años) e inicios de la adultez (20-34,9 años).
574
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
A partir de la adultez media (35-49,9 años) se registra el “segundo pico”,
para finalmente disminuir hacia los adultos mayores. Sin embargo,
hay factores que pueden estar distorsionando el perfil de mortalidad.
Por un lado, las limitaciones de los métodos de estimación de edad
empleados presentan ciertas limitaciones (e.g. dificultades para precisar
los rangos en intervalos menores de edad de muerte, la subestimación
de las edades de los adultos mayores, la imposibilidad de analizar las
estructuras diagnósticas empleadas por su estado de conservación)
(Hoppa y Vaupel 2002; Chamberlain 2006). El elevado porcentaje de
individuos adultos de edad indeterminada representa de forma evidente
como las distribuciones etarias pueden variar el perfil. Por otro lado,
la subrepresentación de individuos menores a un año en relación a lo
esperado en un perfil claramente atricional, podría vincularse con los
conocidos factores tafonómicos que inciden en la preservación diferencial
(e.g. Hoppa y Vaupel 2002) o sesgos de la muestra relacionados con
prácticas mortuorias, tal como se evidencia en el PA La Merced donde
más del 60% del perfil corresponde a subadultos (la mayoría infantiles)
(Chiavazza et al. 2015). Y si bien este perfil de mortalidad coincide con
el reconstruido para la totalidad de las colecciones osteológicas del Sitio
Área Fundacional de Mendoza (Chiavazza et al. 2015), se hace necesario
incorporar técnicas de estimación de edad de muerte más precisas para
obtener un perfil más fiable.
En cuanto a los indicadores de Hiperostosis Porótica/Criba Orbitaria
e Hipoplasia del Esmalte Dental, la muestra reflejan una alta afectación
de procesos de estrés metabólico-nutricionales.
Casi la mitad de la muestra está afectada por la HP/CO. La
localización de las lesiones en la calota (45,16% de HP) sugiere
un tiempo de corta duración del proceso de estrés, siendo más
representada que aquellas ubicadas en el techo de órbita (31,25%
de CO), las cuales están vinculadas a eventos más prolongados en el
tiempo (Stuart Macadam 1989).
En cuanto a los grupos etarios afectados, poco más de la mitad de
los cráneos adultos presentó HP/CO, con un estado de remodelación
en todas las lesiones que sugiere una superación de esa instancia al
momento de la muerte. Posiblemente los individuos de la muestra
padecieron procesos de estrés metabólico nutricional en vida (iniciado
durante la infancia), pudiendo resistir y continuar viviendo en su
mayoría hasta la adultez media (Cohen 1989; Wrigth y Yoder 2003).
En los individuos subadultos un tercio de los cráneos estaba afectado,
y todas las lesiones se encontraban en estado activo al momento de la
muerte. Esto adquiere mayor significancia en función de la vulnerabilidad
575
Giannotti 2018: 559-588
biológica que caracteriza a los individuos de edades tempranas que los
hace más susceptibles a desarrollar anemia por deficiencia de hierro
(Stuart Macadam 1985). La distribución de HP/CO junto con los estados
de remodelación por grupos etarios sería coincidentes con lo que refleja
el perfil de mortalidad.
La HP/CO son indicadores de los niveles generales de vida y salud
(incluyendo la higiene y condiciones sanitarias) de una determinada
población y, específicamente, de las condiciones de vida durante los
primeros años de vida (Stuart-Macadam 1985; Grauer 2012). Entre el
amplio espectro de etiologías posibles según la bibliografía podemos
mencionar la ingesta de una dieta con bajos niveles de hierro, presencia
de enfermedades infecto-contagiosas que alteran el funcionamiento
metabólico, infestación parasitaria (fundamentalmente en los individuos
menores a 4 años), anemias heredadas genéticamente, el agotamiento de
las reservas de hierro maternas, la prematuridad, la lactancia prolongada
(más allá de los 4 años) o el destete prematuro (antes de los 4 meses),
dieta con escaso componente cárnico y ácido fólico, el rápido crecimiento
y condiciones antihigiénicas (Stuart Macadam 1985, 1989; Wrigth y Yoder
2003; Lewis 2006; Walker et al. 2009; Grauer 2012).
En lo que respecta a las líneas de HED, se puede afirmar la existencia
de una alta afectación (35,29% de las piezas dentales tenían al menos un
evento registrado). Este es el valor más alto en relación a los obtenidos en
entierros primarios de otros puntos arqueológicos del Área Fundacional
(Chiavazza 2005; Gámez et al. 2014). Al evaluar los promedios de eventos
por diente afectado, la muestra analizada tiene un valor (1,87 líneas por
diente) más bajo en relación a los registrados en individuos articulados
del mismo PA (2,9 líneas por diente) (Mansegosa 2015). Sin embargo, se
aproxima más a los valores obtenidos en el PA Ruinas de San Francisco
con un 2,3 de líneas por diente para individuos articulados del interior
del templo y 2,4 para individuos del exterior del mismo (Mansegosa
2015). Esto podría sugerir que los individuos correspondientes a entierros
secundarios del PA La Caridad tuvieron un mayor acceso a recursos y
cuidados en los primeros años de vida en relación a los articulados del
mismo PA correspondientes a sectores sociales más pobres. Al mismo
tiempo, si bien podrían tener condiciones de vida más similares a las
inhumadas por la Compañía de Jesús (PA Ruinas de San Francisco),
habría cierta diferencia. Cuando la Orden San Francisco de Asís comenzó
a enterrar fieles en el año 1711 en el actual PA La Caridad, las tres
cuartas partes de los muertos en la ciudad fueron inhumados en su
convento, mientras que la cuarta parte restante eran enterrados en las
otras cinco iglesias del periodo (Verdaguer 1931). Esto permitiría pensar
576
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
en el gran prestigio y popularidad que gozaba la orden, al punto tal que
habría atraído a los grupos mejor posicionados económica y socialmente,
incluso dentro de los grupos de mayor estatus de la sociedad estamental
mendocina. Sin embargo, estos planteos son hechos con mucho recaudo
por dos motivos fundamentalmente metodológicos. En primer lugar
porque se trata de espacios confinados con intensa remoción donde
podría haber restos correspondientes a ambos periodos cronológicos
(Franciscanos y La Hermandad) en el mismo PA (Giannotti 2016). Y en
segundo lugar, los análisis bioarqueológicos citados no han discriminado
promedios de líneas de HED entre clase de diente (posterior/anterior)
lo que resulta de gran importancia si tenemos en cuenta la mayor
sensibilidad de dientes anteriores que posteriores. Esto implica que si la
diferencia de conformación de las muestras comparadas en términos de
clase de diente de diferentes cementerios (PA) y sectores (interior/exterior)
es grande (e.g. mayor cantidad de dientes posteriores que anteriores),
los resultados medidos en términos del promedio de líneas por dientes
pueden ser más un artificio propio de la muestra que una implicancia
social del estado de salud de las poblaciones en estudio.
Las HED son uno de los medios más comunes para evaluar
experiencia de crecimiento infantil en poblaciones pasadas. Resultan un
aporte importante para la resolución de aspectos advertidos por la paradoja
osteológica (sensu Wood et al. 1992) ya que proporcionan información sobre
la experiencia de enfermedades infantiles que pueden ser comparadas
con la morbilidad y la mortalidad en edades más avanzadas, mediante el
examen de la abundancia de dichos defectos entre los distintos grupos de
edad (Storey 1997 en Wrigth y Yoder 2003). En este sentido, los resultados
son interpretado en dos líneas: a partir de la supervivencia de los individuos
en relación a la frecuencia de líneas de HED registradas por grupos de edad
y la estimación de las edades en las que se produjeron dichos eventos.
En cuanto a la supervivencia de los individuos en relación a la
frecuencia de HED, la distribución de dientes afectados en grupos etarios
estaría reforzando la tendencia en torno a las condiciones de morbilidad
sugeridas por la HP/CO y el perfil de mortalidad de la muestra. Mientras
que los dientes de los infantiles no estaban afectadas por HED, los
correspondientes a niños registran la tasa más alta, con un leve descenso
hacia juveniles. Esta distribución posiblemente sugiera que los infantiles
de la muestra no padecieron procesos de estrés metabólico-nutricional
durante la formación del esmalte dental (aunque está influenciado por
la baja exposición que tuvieron ante una corta edad de vida). Los niños,
por otro lado, estarían reflejando la supervivencia corta a esos episodios
sufridos durante la primera infancia. Aquellos individuos que lograron
577
Giannotti 2018: 559-588
atravesar esta etapa, adquirieron mayor capacidad de resistencia
biológica que se manifiesta en la supervivencia, tal como sugieren la alta
prevalencia de líneas de HED en dientes de adultos jóvenes y medios (pese
a las altas frecuencias de eventos registradas, los individuos alcanzaron
la adultez).
En lo que respecta a la edad en la que se produjeron los eventos,
se puede afirmar que los individuos de la muestra estuvieron expuestos
a procesos de estrés metabólico nutricional desde la gestación (dientes
deciduos afectados) hasta los inicios de la niñez (6 años y medio). En
términos comparativos, la edad promedio de los eventos es similar al
registrado en otros templos del Área Fundacional (Gámez et al. 2014).
Los factores que pudieron interrumpir el desarrollo de la corona
en los individuos de esta muestra pudieron ser varios: deficiencias en la
dieta de micronutrientes como la vitamina A y D, traumas del nacimiento,
bajo peso al nacer, fiebres infantiles, diabetes materna, asfixia neonatal,
ictericia neonatal, síndrome nefrótico, enfermedades gastrointestinales e
infecciones provocadas por la sífilis congénita o tuberculosis4 (Goodman
et al. 1984; Goodman y Rose 1990; Lewis 2006; Hillson 2008). Incluso,
muchas muertes por brotes epidémicos o enfermedades de diversa índole
pueden ser consecuencia de una mayor vulnerabilidad biológica del
individuo provocada por el padecimiento de un estado de malnutrición
precedente (Goodman et al. 1987 en Wrigth y Yoder 2003).
A pesar de la multiplicidad de etiologías adscribibles a la HED,
al considerar la cantidad de eventos registrados por rangos etarios
específicos y la información del contexto histórico, se pueden discutir
las etiologías que posiblemente están teniendo mayor injerencia en las
condiciones de morbilidad de las poblaciones estudiadas, y en especial
de dos grupos: los infantiles y las mujeres.
La edad en la que se produjeron los HED en la muestra, sugiere
que el segundo semestre de los 2 años de vida, pareciera ser el momento
más crítico ya que es donde se estimaron las tasas más elevadas de toda
la muestra. Las mismas podrían estar vinculadas al proceso del destete,
generalmente prolongado hasta tres años de edad en incluso en Mendoza
(Caldcleugh [1821] 1943). El destete es entendido como el proceso que
abarca el momento de la introducción de otros alimentos (o primera
incorporación de alimentos sólidos) y la reducción de la dependencia de
la leche materna, diferenciándose del destete completo que es el cese de
la lactancia materna (Katzenberg et al. 1996: 179). Después de 4-6 meses
de lactancia exclusiva, la leche materna ya no proporciona al niño los
nutrientes vitales que necesita para crecer y desarrollarse (sin embargo,
el destete antes de los 4 meses puede ser perjudicial). Por lo que expone
578
Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana
Dossier “Arqueología Histórica Argentina. Situación y perspectivas”. Número 12 (2018)
al bebé ante nuevos microbios (para los que el cuerpo no está preparado)
y ante una dieta que puede contener nutrientes no metabolizables, lo
que aumenta el riesgo de mortalidad infantil (Katzenberg et al. 1996;
Lewis 2006). Esa exposición pudo haber estado vinculado al tipo de los
alimentos, al estado de los mismos o malas condiciones higiénicas de
los insumos (cubiertos, recipientes para almacenar, preparar y servir el
alimento), situación que pudo haber sido padecida por los individuos de
la muestra estudiada, especialmente entre el primer y tercer año de vida.
Durante los primeros meses de vida, la muestra registra un aumento
progresivo de los eventos (entre el primer y segundo semestre) que
podría no estar vinculado específicamente al destete sino a deficiencias
nutricionales heredadas (insuficiencia de vitamina A y D), infecciones
maternas heredadas (sífilis congénita), enfermedades infectocontagiosas,
fiebres infantiles y asfixia neonatal (Goodman et al. 1984; Goodman y
Rose 1990; Wrigth y Yoder 2003; Hillson 2008).
Luego del destete, los niños vuelven a estar en riesgo ante el
resurgimiento de las enfermedades que pueden haber sido incluidos en la
primera infancia (e.g. tuberculosis o sífilis) o las consecuencias biológicas
de procesos de estrés metabólico nutricionales previos (Lewis 2006). Aquí,
la inserción al mundo adulto podría ser un condicionante clave (Lewis
2006:86). El mundo de los niños y adultos no estaba separado en lo que
atañe a la vida cotidiana en estas poblaciones; cualquier agrupación de
trabajo, de diversión o de juego reunía simultáneamente a ambos grupos
etarios (Aries [1960] 1987). Es decir, los niños eran introducidos en el
mundo adulto a partir de la transición de los 5 a los 7 años de edad (Ariés
[1960] 1987), con la consecuente exposición a condiciones de vida que
tenían las personas adultas.
Por otro lado, las mujeres en edad reproductiva de estas poblaciones
pudieron haber padecido malnutrición y/o procesos infecciosos. La
presencia de líneas de HED en dientes deciduos sugiere que algunas
mujeres padecieron deficiencia de nutrientes durante el embarazo,
fundamentalmente entre el quinto mes de gestación intrauterina hasta el
duodécimo mes postnatal, afectado su sistema metabólico (Armelagos et
al. 2009). Las mujeres de la muestra pudieron padecer anemia sistémica,
por lo menos, durante el embarazo y la lactancia, afectando las reservas
de nutrientes de los recién nacidos. Esto se pudo haber complementado
con un consumo de alimentos con alto contenido en ácido fítico, tales
como cereales, legumbres, leche de vaca y la yema de huevo, alimentos
disponibles para la población local del periodo (Coria 1988) que habrían
inhibido la absorción de hierro si no fue compensado por el consumo
cárnico (Lewis 2006).
579
Giannotti 2018: 559-588
CONCLUSIONES
La muestra nos sugiere un perfil de mortalidad atricional,
coincidiendo con el reconstruido a partir de otras muestras del Área
Fundacional tanto para entierros primarios como secundarios. Los
grupos etarios más representados en la muestra son los infantiles y los
adultos medios.
La mayoría de los individuos inhumados en este templo estuvieron
expuestos a anemias sistémicas posiblemente vinculados a deficiencias
nutricionales y/o procesos infecciosos. Los mismos eran padecidos desde
los primeros años de vida y con duraciones que fueron en algunos casos
cortas y en otras más prolongadas. Sin embargo, la superación de esos
procesos plasmados en el estado remodelado de las lesiones de HP/CO,
la presencia de líneas de HED y la distribución de ambas patologías por
rangos etarios permitiría hablar, considerando nociones de la paradoja
osteológica (Wood et al. 1992), de personas sanas. Es decir, personas que
se han recuperado primero del episodio de estrés y luego reanudaron su
crecimiento normal.
Esto nos permitiría plantear no solo la superación de cierta
vulnerabilidad biológica y social de los individuos de edades más
tempranas sino también cierta amortiguación social generada en torno a
ellos para que esas personas pudieran atravesar deficiencias nutricionales
y/o procesos infecciosos. La misma estaría dada por la capacidad socioeconómica de acceder a recursos y cuidados que permitiría inhibir los
efectos de factores de estrés y ofreciendo la resistencia biológica-social
de los individuos que padecieron estos procesos hasta la adultez media.
Es decir, se estaría garantizando la producción y reproducción de los
cuerpos. En caso de no existir tal estructura social, esos individuos
hubieran muerto en los primeros años de vida sin dejar lesión patológica
en hueso y diente, plasmados en una sobre representación de individuos
subadultos (especialmente infantiles) en los perfiles de mortalidad del
registro.
La presencia y distribución de las lesiones óseas y dentales en las
colecciones bioarqueológicas del Sitio Área Fundacional, deja manifiesto
que todas las poblaciones de la ciudad colonial de Mendoza estuvieron
expuestos a malnutrición, enfermedades infecto-contagiosas e infecciones
sistémicas. Situación que se registraba tanto en los entierros del interior
como del exterior de los templos, es decir, sin distinción de la posición
socioeconómica del individuo. La única diferencia en torno a cómo
impactan estas condiciones de morbilidad está dada por la capacidad
580
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de cada grupo social por hacer frente a cualquier circunstancia adversa
para el organismo posibilitando la supervivencia (e.g. tratamientos
terapéuticos, alimento, abrigo, cuidados), fenómeno que está siendo
constatado (Chiavazza 2005; Mansegosa y Chiavazza 2010; Mansegosa et
al. 2014; Mansegosa 2015; Giannotti 2016; Giannotti y Mansegosa 2016).
Entre las cuestiones importantes a considerar como líneas temáticas
de trabajos futuros son las condiciones de salud de dos grupos bien
definidos: infantiles/niños y las mujeres.
Si consideramos las discusiones aquí planteadas en función de la
información historiográfica y los estudios bioarqueológicos previos, los
resultados obtenidos serían congruentes con la hipotética adscripción
temporal (s. XVIII) y socioeconómica (individuos de alta posición
socioeconómica) de las inhumaciones realizadas por la Orden de San
Francisco de Asís en el interior del templo. Sin embargo, es necesario
dar mayor robustez a partir de la complementación con información
de otras líneas de evidencia (dieta, nutrición, análisis isotópicos,
paleopatología y paleoparasitología) y el empleo de técnicas para un
estudio paleodemográfico sólido orientado a estimaciones más precisas
de edad de muerte (e.g. modificaciones del complejo pulpo-dental en
dientes permanentes) y sexo (e.g. análisis de función discriminante para
poblaciones locales).
Este trabajo representa uno de los pocos estudios centrados en
entierros secundarios del Sitio Área Fundacional que intenta indagar sobre
condiciones de morbilidad y mortalidad en función de la aproximación a las
condiciones de salud de las poblaciones coloniales del norte de Mendoza.
Recibido: 7 de marzo de 2016
Aceptado: 5 de junio de 2016
NOTAS
1. Los resultados de este trabajo forman parte de la tesis de licenciatura del autor, dirigida
por el Dr. Horacio Chiavazza y co-dirigida por la Dra. Daniela Mansegosa. La misma se
desarrolló en el marco del proyecto “Arqueología e historia urbana. Mendoza entre los
siglos XV-XVIII” financiado por la FONCyT (2014-2017) (Res 214) y dirigido por el Dr.
Horacio Chiavazza.
2. La unidad de análisis para este trabajo es el elemento, concepto de la zooarqueología
comprendido como una pieza particular del esqueleto y/o porción más específica (Mengoni
Goñalons 2006-2010).
3. En los últimos años se han desarrollado técnicas que ajustan las estimaciones de edad
en la que se producen los eventos en base a un conocimiento más realista de la histología
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dental (Reid y Dean 2006). Los resultados contrastados de la técnica de Goodman y Rose
(1990) con los de Reid y Dean (2006), marcaron diferencias estadísticamente significativas
(Martin et al. 2008; Ritzman et al. 2008). Más allá de la discusión en torno a si ambas
técnicas tienen diferencias con un margen de error de 1 a 4 meses (Martin et al. 2008)
o de un año (Ritzman et al. 2008), la incorporación de modelos más realistas para
estimar la edad en la que se generó el evento resulta una necesidad fundamental para
discutir las implicancias en salud de procesos biológicos específicos (e.g. destete) en las
poblaciones de estudio.
4. Ambas enfermedades están documentadas para el periodo estudiado de la ciudad de
Mendoza; incluso se pudo identificar a nivel óseo en colecciones bioarqueológicas para
el caso de sífilis (Mansegosa et al. 2015).
AGRADECIMIENTOS
A mi director Dr. Horacio Chiavazza y codirectora Dra. Daniela Mansegosa,
quienes me brindan permanente su apoyo y energía para poder crecer profesionalmente
todos los días. A cada uno de los miembros del Centro de Investigaciones Ruinas de
San Francisco, quienes hacen del trabajo cotidiano un placer, privilegio del cual pocas
personas gozan. A las instituciones que permiten desarrollar estas investigaciones
(Municipalidad de Mendoza, UNCuyo, CONICET y AGENCIA). Y a la evaluadora por
haber enriquecido notablemente este trabajo con sus aportes.
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BREVE CURRÍCULUM VITAE DEL AUTOR
Pablo Sebastián Giannotti. Es Profesor de Grado Universitario en Historia
y estudiante avanzado de la carrera de Licenciatura en Historia con Orientación
Arqueológica de la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo (Mendoza). Actualmente
se desempeña en tareas de investigaciones arqueológicas en el marco de proyectos
de Arqueología Histórica desde el Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco
(Área Fundacional, Mendoza) y el Laboratorio de Arqueología Histórica y Etnología
(IAyE, FFyL). Las mismas están enfocadas al estudio de la sociedad colonial
mendocina a partir del análisis bioantropológico de restos óseos y dentales humanos
exhumados en excavaciones arqueológicas del Área Fundacional. Es becario doctoral
del CONICET con un proyecto titulado El trabajo durante la Colonia: marcadores
de estrés ocupacional en poblaciones históricas del norte de Mendoza (siglos XVIXIX). Ha participado de diversos eventos científicos, con publicaciones en diversos
artículos de alcance local, nacional e internacional. Desarrolla diversas actividades
de difusión por medio del dictado de cursos para capacitación en investigaciones
bioarqueológicas y actividades de proyectos de extensión universitaria de la UNCuyo
en el norte y centro oeste de la provincia a partir de las instituciones Museo del
Área Fundacional (ciudad de Mendoza) y Museo Casa Molina Pico (Pedro Molina,
Guaymallén). También ha brindado clases en el nivel primario y secundario,
desempeñándose actualmente como Profesor Adscripto de la Cátedra de Historia de
Mendoza de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.
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