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Bioetica

Germán Trujillo NANOTECNOLOGÍA Y CLONACIÓN El hombre, el autor principal de su existencia (el que se piensa así mismo para explicar a priori su existencia), creador de cosas para su comodidad, formador de sociedades para su convivencia con los otros y, ahora, creador de sí mismo; para así marcar su eternidad en el mundo. Pues este tiene ínfulas de Dios, y son lógicas, ya que tiene las cualidades y potencialidades para crear, destruir, hacer y deshacer a su manera todo lo que desee. Este es el hombre del tercer milenio, el nuestro. Algunos lo llaman el hombre posmoderno, el hombre nuevo, el superhombre, a mí, me gusta llamarnos los hombres de “espíritu libre”. Porque tenemos la libertad, entiéndase libertad como todo lo que queremos y podemos hacer dentro de los límites que solo nosotros nos podamos dar para satisfacer y recrearnos a nuestro antojo; entiéndase una libertad sujeta a los caprichos, deseos, egoísmo, y utilitaria de las acciones humanas. En este contexto es donde nos relacionamos nosotros, puesto que, podemos crear cualquier cosa para mantenernos de pie y mantener la humanidad. El hombre de espíritu libre, es aquel que rompe con los canos de la humanidad y por supuestos los de la ciencia, así lo demuestra su desarrollo tecnológico. Contreras (2005) en su libro “bioética reto de la postmodernidad” nos dice que “El desarrollo tecnológico experimentado en la segunda mitad del siglo XX constituye en sí mismo un avance extraordinario de la civilización humana, y ha configurado nuevas relaciones entre los hombres y la naturaleza que lo rodea.” (p. 145) El avance científico es la característica principal que identifica al hombre de hoy. Él desde sus inicio, mediante la tecnología ha buscado la manera de sobrevivir y relacionarse con os demás para marca huella en el universo, si se puede decir. Lo ha logrado mediante las ciencias. Pues ahora se trata y se habla de: alimentos transgénicos: cuyo origen es manipulado genéticamente por las manos del hombre mismo; se habla así mismo de nanotecnología: creación de diminutos robot, ya sean de forma de capsulas, chip o de otro tipo, utilizados especialmente para el estudio interno del cuerpo humano, allí donde un simple examen médico no puede llegar a detectar una enfermedad, por ejemplo. Si esto parece sorprenderte aun no es la panacea del nuevo hombre. La clonación, uno de los avances científicos más importantes del hombre posmoderno que lo ha llevado a creerse Dios, y no lo pondría en duda. Así lo afirma Contreras (2005): El sueño de la creación de hombres suplantando el acto procreativo se ha hecho realidad gracias a la tecnociencia que, colocada al servicio de las ciencias naturales, ha iniciado una auténtica revolución biológica, que se abroga dotes demiúrgicos, es decir, capacidad de crear al hombre o, al menos, de transformarlo o recrearlo (p. 146) Estos avaneces tecnológicos y científicos se hacen en pro del hombre, así como vimos en la cita anterior, se hace para transformar al hombre y el mundo donde vive y también para, recrear a este hombre. Hay que tomar en cuenta que, también el hombre desde su historia ha buscado de destruirse a si mismo mediantes las guerras, los holocaustos, los genocidios y otros tipos de hechos que lo ha llevado a su vez al progreso, puesto que este, en vista de la destrucción que le ha causado a la humanidad, ahora busca remediar todos los males que ha cometido. Y solo lo logra a través de la creación de nuevas formas y manera de vida, donde se pueda relacionar y buscar la rmonía entre sí. Todo se trastorna cuando la ambición de poder y de conocimiento se apodere de él para el dominio y control de los demás seres y de la naturaleza. Aquí es donde rompe con las reglas de convivencia y cae de nuevo en la guerra y destrucción de sí mismo. Pues la vida del hombre es dialéctica, esta constantemente en lucha contra sí mismo y por eso cae en la contradicción. La historia así lo afirma, pues Sapag (2009) en “bioética: al encuentro de una conciencia” menciona que: Los científicos intentan controlar el daño provocado por las actividades humanas, el cual se hizo evidente durante las revoluciones industriales de los siglos XVIII y XIX. Este daño lo han empeorado la industria, la agricultura y la pesca intensiva, el uso excesivo de recursos naturales y el alto crecimiento de la población. Las áreas de estudio incluyen el uso eficiente de la energía, encontrar fuentes de energía limpias y desarrollar tecnología para las áreas pobres o remotas del mundo (p. 115) Los avances traen sus consecuencias. Podemos ver como la perfección del hombre se sale de control puesto que no lo puede controlar todo. Su semejanza con Dios es una en sí misma. Una de las cualidades del Dios cristiano es la imperfección y la ha adoptado el Hombre a su imagen y semejanza como lo señala la tradición cristiana. Ahora bien, para adentrarnos más en especifico en estos avances tecnológicos, tenemos que ver los progresos que han caracterizado al Hombre posmoderno, aquel de espíritu libre. Uno de lo más destacado es el PGH, proyecto del genoma humano. “representado por el conjunto de genes alojados en 23 pares de cromosomas, constituye una importante autobiografía de la especie humana” Sapag (p. 95). A continuación, la información que se presentara proviene del autor: Mario Sapag Hagar de su obra titulada: Bioética: al encuentro de una conciencia bioética para farmacéuticos, bioquímicos y médicos, (2009) en donde veremos minuciosamente, los avances e implicaciones que ha llevado el Hombre mediante la tecnología y la ciencia que en consecuencia, recae en la biotecnología. Así mismo, un hito tuvo lugar en 1985, cuando se comprobó que el cáncer es una enfermedad con fundamento genético. Al descubrirse genes de cáncer, especialmente en virus cancerígenos, R. Dulbecco concluyó que, si se quiere encontrar todos los genes de cáncer no basta buscarlos en los virus sino que también en el patrimonio hereditario de los organismos enfermos de cáncer, es decir, en el genoma humano, si se trata de cáncer humano (p. 95) Después, en 1996 se demostró que un mamífero puede ser clonado mediante la técnica de trasplante del núcleo de una célula adulta a una célula ovular a la cual se le ha retirado su núcleo celular propio, lográndose la creación de un organismo vivo con la misma dotación genética (caso de la oveja Dolly). Este experimento produjo gran interés, puesto que se creía que el proceso de diferenciación celular era irreversible. La tecnología “Dolly” permite producir clones de organismos adultos (oveja, vaca y ratón), por lo que es también, en principio, aplicable al ser humano. Es probable que la tecnología “Dolly”, es decir, la clonación de organismos con idéntico patrimonio hereditario y dotación genética, pueda representar la producción de numerosos fetos que nacerían con graves defectos (p. 95-96) Otro de los grandes estudios del Hombre, ha sido la manipulación de las células madres. Las denominadas células madre, a partir de las cuales se desarrolla el verdadero embrión y, más tarde, el ser humano con tipos de células distintas. De estas células madres embrionarias se desarrollan todos los tejidos y órganos del ser humano, por lo cual se les otorga hoy en día un enorme valor científico y médico. (p.96) Mario Sapag (2009) señala que: Ha sido posible generar en el laboratorio gran cantidad de células madre embrionaria no diferenciadas, abriendo la posibilidad de obtener material donativo universal para todas las variedades de anomalías orgánicas. Actualmente pueden obtenerse células madre de muchos animales y seres humanos a partir de tejidos embrionarios. Del mismo modo, se ha logrado obtener a partir de ellas distintos tipos de células que luego han sido implantadas con éxito en animales. (p.96) Hay un gran debate en torno a las posibilidades y riesgos de la investigación de células madre y de la clonación, desatando nuevamente discusiones sobre la clonación reproductiva y la clonación terapéutica. (p.97) En Alemania, la Ley de Protección de Embriones de 1990 ha puesto barreras jurídicas estrictas. A partir de la fusión de los núcleos del óvulo y del espermatozoide la vida humana se encuentra bajo la protección de la ley. De aquí deriva la prohibición del uso de embriones humanos y de la clonación de la vida humana, tanto para la reproducción como para la investigación médica (p. 97)… el DIU (dispositivo intrauterino) o la píldora del día después” constituiría un delito de asesinato. (p. 98) Como ya se ha expuesto, las células madre tienen un gran potencial. En principio, pueden continuar desarrollándose hasta convertirse en todo tipo de células. Los investigadores con células madre pretenden entender mejor este proceso de desarrollo, y por eso abogan para que estas células no se pierdan, sino que se estudien. Investigar en este sentido significa dejar que se reproduzcan en el laboratorio hasta formar un cultivo celular, aunque sin permitir que se conviertan en un feto. Así, esta investigación podría conducir a una terapia por sustitución de células del cuerpo que ya no cumplen satisfactoriamente su función. Por ejemplo, volver a producir el neurotransmisor dopamina en el caso de enfermedad de Parkinson o, tratándose de una enfermedad endocrina como la diabetes, se podría restituir la producción de insulina en el páncreas de manera satisfactoria (p. 98) Es importante tener en cuenta la diferencia que existe entre la clonación reproductiva y la clonación terapéutica. El autor antes citado nos dice que: La clonación reproductiva adolece de envejecimiento prematuro, lo que implica un alto riesgo de no ser aplicada en individuos sanos, además de que los índices de abortos espontáneos son demasiado altos. Todo ello, sumado a las reflexiones de carácter ético, constituye razón suficiente para no permitir el uso de esta técnica en los seres humanos (p. 98) Mientras que La “clonación terapéutica” es completamente diferente de la clonación reproductiva en cuanto a sus objetivos P 98… Por eso hoy se aboga para que se modifique la confusa expresión “clonación terapéutica”, puesto que en la práctica se trata de regeneración celular, trasplante o sustitución de células. (p. 98) Para ir finalizando, se podría, por lo tanto, calificar al siglo XXI como el “siglo de las ciencias de la vida. Cuando sean finalmente interpretados los mensajes genéticos codificados dentro de nuestro ADN, éstos proporcionarán, quizás, las últimas respuestas a los cimientos químicos de la existencia humana. No solamente ayudarán a comprender nuestro funcionamiento como seres sanos, sino que también explicarán, en el nivel químico, el papel de los factores genéticos en un sinnúmero de enfermedades, como el cáncer, la enfermedad del Alzheimer y la esquizofrenia, que disminuyen la vida individual de millones de personas (p. 102-103) Confiemos en que, a la hora de tomar decisiones, los especialistas implicados en las investigaciones genético-moleculares (biólogos, humanistas y legisladores) tendrán en cuenta los pros y los contras, no sólo para realizar una determinada investigación sino también para no realizarla en beneficio de la humanidad (p. 105) En conclusión, son muchos los problemas éticos que plantea a las ciencias biomédicas y a la profesión farmacéutica el acelerado desarrollo y aplicación de la genética y el PGH, pero muchos son también sus beneficios para aliviar el sufrimiento de un número importante de personas. Estas nuevas formas de tratar la enfermedad en respuesta a la necesidad médica irán ganando en aceptación, no sólo médica y científica sino también ética, ello a pesar de sus riesgos y de los costos elevados en investigación e implementación. En este caso “el análisis costo beneficio tendrá –como dice Stetten– además de dólares, otras consideraciones, tales como incapacidad, sufrimiento, impedimento, esperanza de vida, desfiguramiento, conocimiento, comprensión, y una pléyade de otras cualidades humanas que carecen del adecuado factor de conversión (p 105) La investigación es, por definición, una invasión de lo desconocido y ni su costo ni su beneficio pueden ser conocidos a priori con exactitud. Igualmente, deben sopesarse las consecuencias de infringir la libertad de investigación. Cabría pues preguntarse, en relación con esto, qué habría ocurrido en la humanidad si Jenner o Pasteur no se hubieran arriesgado a ensayar las vacunas (p 105) REFERENCIAS Contreras R. R. bioética reto de la postmodernidad (2005) Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias, Departamento de Química, Laboratorio de Organometálicos La Hechicera, Mérida Venezuela Sapag H. M. Bioética: al encuentro de una conciencia bioética para farmacéuticos, bioquímicos y médicos, (2009) Primera edición, Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo Universidad de Chile