[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
Domingo 30 de noviembre de 2014 DOMINGO I DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas del Domingo (leccionario II). Sin Gloria. Aleluya. Credo. Prefacio III de Adviento. Plegaria Eucarística para las Misas con niños III con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y encendido de la corona de Adviento: Celebramos hoy el primer domingo de Adviento. Jesús, el Hijo de Dios, que nos ama con amor inmenso, nos invita a abrir nuestro espíritu y a recibir la salvación que Él nos trae. Paso a paso, durante estas semanas, intensificaremos el deseo de vivir unidos a Él, prepararemos sus caminos y oraremos para que su venida transforme a la Iglesia, a la humanidad entera y a todos y cada uno de nosotros. Los cirios de la corona de Adviento nos marcarán, a lo largo de estas semanas, el camino de espera de la venida del Señor. Serán como la señal de nuestro deseo de recibirlo, de nuestro anhelo de que Él venga a transformar nuestras vidas. Ahora pues, en nuestro camino hacia la Navidad, bendeciremos la corona de Adviento y encenderemos el primer cirio, pidiendo al Señor Jesús que nos ilumine con su luz. Bendición de la corona de Adviento y encendido del primer cirio: Oremos: La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (Mientras se enciende el cirio) Al encender esta primera vela te pedimos, Señor Jesús, que nos mantengamos despiertos, con las lámparas encendidas, para que cuando llegues en la majestad de tu gloria podamos salir a tu encuentro. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador! O bien: Encendemos, Señor, esta luz, como aquél que permanece vigilando, en vela, esperando para salir el encuentro del Señor que viene. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen En esta primera semana de Adviento, queremos estar atentos y preparados, como María, para acoger al mensajero que nos trae la mejor noticia, la más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús! (Se repite la estrofa del canto de entrada). Tú que enseñas el camino a los pecadores. Tú que harás justicia en la tierra. Tú que vendrás con poder y gloria a liberarnos. No hay gloria. Colecta: Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo. Credo: Con la esperanza de ver los cielos nuevos y la tierra nueva que Cristo nos promete, confesemos ahora todos juntos, con las palabras que nos transmitieron los apóstoles, nuestra fe en el Cristo que nació un día en la historia, y cuyo retorno esperamos gozosos. Oración de los fieles: Mientras esperamos la venida de Cristo al final de la historia, oremos a Dios nuestro Padre para que nos ayude a esperarlo en vela, y sepamos reconocerlo en su palabra salvadora que viene a sacarnos de nuestra somnolencia. Para que, cuando llegue el Dueño de la casa, no encuentre adormecida a su Iglesia, sino velando y cumpliendo la tarea encomendada. Roguemos al Señor. Para que no nos falten sacerdotes que anuncien en nuestra diócesis la llegada del Mesías a nuestras vidas. Roguemos al Señor. Para que el Mesías esperado restaure la paz entre los pueblos, y haga que su gracia mantenga firme a toda la humanidad en la esperanza y solícita en la caridad. Roguemos al Señor. Para que el Señor que es nuestro Padre, y llama a todos a participar en la mesa de Jesucristo, perdone a los pecadores, y olvidando sus culpas les ayude a mantenerse firmes hasta el final. Roguemos al Señor. Para que la mano amorosa de Dios nos proteja a todos nosotros, sus escogidos, a los que Él ha fortalecido, y nos dé vida para invocar su nombre. Roguemos al Señor. Pastor de Israel, que te sientas sobre querubines y que nunca olvidas la obra de tus manos, escucha las plegarias de tu pueblo; despierta tu poder y ven a salvarnos; y no permitas que nos desviemos de tu camino, sino que, como siervos responsables, vivamos siempre en vela, aguardando el día de la venida de tu Hijo Jesucristo; que vive y reina por los siglos de los siglos. Poscomunión: Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Lunes 1 de diciembre de 2014 LUNES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Acabamos de comenzar el tiempo de Adviento, un tiempo que nos transmite un mensaje de esperanza, pues Dios sale al encuentro de su pueblo. Pero este encuentro con Dios no puede realizarse sin la conversión del pueblo, sin nuestra conversión. Por eso, ahora, al comenzar la celebración de la Eucaristía, pedimos perdón humildemente a Dios por todos nuestros pecados. Hijo de David, luz de las naciones. Enviado del Padre, fuente de vida y de esperanza. Dios con nosotros, amor sin fin. Colecta: Concédenos, Señor Dios nuestro, permanecer alertas a la venida de Cristo tu Hijo, para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Dirijamos ahora nuestra súplica confiada a Dios Padre, que llama a todos los hombres a adorarle y rendirle culto. Para que a través de la predicación de la Iglesia todos puedan ver la salvación que Cristo trae al mundo. Roguemos al Señor. Para que los jóvenes de nuestras parroquias descubran el apasionante camino del Evangelio y consagren su vida al Señor. Roguemos al Señor. Para que se cumpla el sueño del profeta y las naciones gocen de una paz estable y duradera. Roguemos al Señor. Para que los enfermos y todos los que sufren sean fortalecidos en la esperanza por la venida del Salvador. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros vivamos vigilantes a la espera de Jesucristo, alabando a Dios noche y día. Roguemos al Señor. Señor y Dios nuestro, que invitas a todos, de oriente a occidente, a la mesa de tu Reino; escucha la oración de tu pueblo, y guarda vivo en nosotros el deseo de vivir conforme a tu voluntad y de llevar a todos la luz de tu verdad y las riquezas de tu vida y amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Martes 2 de diciembre de 2014 MARTES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Jesús, en el Evangelio, encarna el Reino mesiánico anunciado por el profeta Isaías: un reino de verdad y de vida, un reino de santidad y de gracia, un reino de justicia, de amor y de paz. Sin embargo, parece que el mundo vive un reino distinto, en el que se destacan la mentira, la opresión, la injusticia, la desarmonía, el pecado... Por eso, comenzamos la celebración pidiendo a Dios que venga a renovarnos y nos disponga a celebrar la Eucaristía dignamente. Tú que viniste a visitar a tu pueblo con la paz. Tú que viniste a salvar lo que estaba perdido. Tú que viniste a crear un mundo nuevo. Colecta: Señor y Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y ayúdanos con tu amor en nuestro desvalimiento; que la presencia de tu Hijo, ya cercano, nos renueve y nos libre de volver a caer en la antigua servidumbre del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Mientras esperamos la venida de Cristo, nuestro Salvador, que ya está cerca, invoquemos a Dios nuestro Padre y pidámosle que escuche nuestras oraciones. Para que por el testimonio de los cristianos, todos puedan reconocer en Jesús al Salvador del mundo. Roguemos al Señor. Para que los jóvenes vivan como hijos de la luz, y no tengan miedo de seguir a Cristo radicalmente. Roguemos al Señor. Para que los gobernantes de todas las naciones trabajen por la reconciliación y la paz, signos de la presencia de Dios. Roguemos al Señor. Para que los pobres y desvalidos que no tienen defensor encuentren en Jesucristo al que trae la riqueza y la protección de Dios. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros sepamos vivir en actitud de conversión y de entrega hacia los hermanos más necesitados. Roguemos al Señor. Padre bueno, que te escondes a los sabios y entendidos y te muestras a los humildes; atiende las oraciones que te dirigimos con sencillez de corazón, y haz que cuando venga tu Hijo nos encuentre preparados para acogerlo y dispuestos a seguirlo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Poscomunión: Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Miércoles 3 de diciembre de 2014 MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO SAN FRANCISCO DE JAVIER. Memoria obligatoria. Color blanco. Misa propia y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: De nuevo nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía en este tiempo de Adviento, y, de nuevo, Jesús se acerca a nosotros, necesitados de su amor, y se ofrece en el altar para saciar nuestra hambre y sed de vida eterna. Por eso, comenzamos ahora la celebración de la Eucaristía, en la que recordamos la memoria de San Francisco Javier, patrono de las misiones, pidiendo el perdón de este Dios que ha intervenido en nuestra historia trayendo la salvación, y destruyendo todos los signos de llanto y de duelo. Gran profeta que vienes a renovar Jerusalén. Resplandor de la luz eterna, que vienes a iluminar a todos los hombres. Deseado de las naciones, que vienes a salvar a los que están perdidos. Colecta: Señor y Dios nuestro, Tú has querido que numerosas naciones llegaran al conocimiento de tu nombre por la predicación de san Francisco Javier; infúndenos su celo generoso por la propagación de la fe, y haz que tu Iglesia encuentre su gozo en evangelizar a todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Hermanos, alegres por el anuncio de la venida del Señor, oremos a Dios nuestro Padre, en la esperanza de nuestra liberación total. Para que la mano de Dios aleje de la Iglesia todo mal y pecado. Roguemos al Señor. Para que nunca falten sacerdotes que, llenos del amor de Dios, hagan presente a Cristo en medio de nosotros. Roguemos al Señor. Para que nuestro Salvador haga desaparecer el odio, la guerra y las injusticias. Roguemos al Señor. Para que Cristo, con su venida, enjugue con amor las lágrimas de todos los rostros. Roguemos al Señor. Para que el Mesías nos reconforte con el gozo de la salvación a todos los que somos alimentados con el manjar celestial. Roguemos al Señor. Dios de bondad, que sabes que necesitamos de tu gracia y de tu consuelo, escucha las oraciones que te dirigimos, y ya que esperamos con ansias la llegada de tu Hijo, concédenos aguardarlo con una confianza inquebrantable en tu amor, encarnando tu compasión con nuestros hermanos pobres y necesitados. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: El sacramento que hemos recibido, Señor, despierte en nosotros el amor ardiente que inflamó a san Francisco Javier en el celo por la salvación de las almas; así, trabajando según las exigencias de nuestra vocación, conseguiremos el premio que Tú has prometido a aquellos que te sirven con un corazón generoso. Por Jesucristo nuestro Señor. Jueves 4 de diciembre de 2014 JUEVES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Un día más, en este tiempo de adviento, nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía, recordando que Dios viene para los pobres. Sin embargo, es necesario que reconozcamos nuestra pobreza para que el Señor pueda saciarnos con sus bienes. Por eso, al comenzar la Eucaristía, le pedimos perdón. Tú que vienes con gran poder. Tú que purificas el mundo con el fuego de tu Espíritu. Tú que vienes para crear un cielo nuevo y una tierra nueva. Colecta: Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza; que tu amor y tu perdón apresuren la salvación que nuestros pecados retardan. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Confiando plenamente en el Señor, la Roca perpetua que nos salva y da la prosperidad, pidámosle ahora confiadamente que nos conceda la salvación que nos trae Jesucristo. Para que la Iglesia, edificada sobre la roca, que es Cristo, reciba de Él firmeza y cohesión. Roguemos al Señor. Para que el Señor suscite en nuestra diócesis vocaciones sacerdotales y religiosas. Roguemos al Señor. Para que todos los pueblos descubran en quien merece la pena confiar absolutamente. Roguemos al Señor. Para que los pobres y los humildes reciban la ayuda de todos los cristianos. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros cumplamos la voluntad del Padre no sólo con palabras, sino también con obras. Roguemos al Señor. Señor Dios, que eres una roca sólida, segura y fiable, atiende nuestras súplicas, y concédenos que nuestra fe no se tambalee en medio de las tormentas y tensiones de nuestro tiempo, sino que, ardiendo en deseo por cumplir tu voluntad, permanezcamos fieles al mandamiento del amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que Tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Viernes 5 de diciembre de 2014 VIERNES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: La antífona de entrada de la Misa de hoy nos dice que el Señor viene con esplendor a visitar a su pueblo con la paz y comunicarle la vida eterna. Sin embargo, nosotros, con nuestra conducta, muchas veces dejamos de merecer el participar de esta vida que Dios nos promete. Por eso, ahora, al comenzar la Eucaristía, pedimos humildemente perdón por todos nuestros pecados. Jesús, luz de todos los pueblos. Jesús, paz y alegría en los corazones. Jesús, Dios con nosotros. Colecta: Despierta tu poder y ven, Señor; que tu brazo liberador nos salve de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Imploremos a Dios, luz y salvación de su pueblo, y pidámosle que nos dé la luz de una fe viva, ardiente y luminosa. Para que la Iglesia sea luz de los pueblos y de todos los hombres que buscan la salvación. Roguemos al Señor. Para que el Señor suscite en nuestra diócesis abundantes vocaciones al ministerio sacerdotal. Roguemos al Señor. Para que todas las naciones de la tierra, especialmente las más pobres, avancen hacia el verdadero progreso. Roguemos al Señor. Para que los pobres y los oprimidos gocen del consuelo de Dios y de la fraternidad de los cristianos. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros vivamos firmes ante las dificultades de la vida, con la esperanza puesta en Dios. Roguemos al Señor. Señor Dios nuestro, que eres nuestra luz y nuestra salvación, y en quien tenemos puesta toda nuestra confianza; ten compasión de nosotros, atiende nuestras súplicas e ilumina nuestros corazones, para que no deseemos otra cosa que poder habitar en tu casa por todos los días de nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Sábado 6 de diciembre de 2014 Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y penitencial: En este tiempo de Adviento, al igual que el pueblo de Israel, también nosotros esperamos al Salvador; pero al igual que ellos, también nosotros tenemos nuestras luchas y sucumbimos a la idolatría, negándonos a obedecer la ley de Dios. Por eso, al comenzar la Eucaristía, pidamos perdón a Dios por todos nuestros pecados. Tú que enseñas el camino a los pecadores. Tú que harás justicia en la tierra. Tú que vendrás con poder y gloria a liberarnos. Colecta: Señor Dios, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del pecado enviaste a tu Hijo a este mundo, concede a los que esperamos con devoción su venida alcanzar la gracia de la libertad verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Dirijamos ahora, hermanos, nuestras plegarias a Dios Padre, que es grande y poderoso y cuya sabiduría no tiene medida. Para que la Iglesia, viña santa del Señor, llene con sus sarmientos el mundo entero. Roguemos al Señor. Para que las familias cristianas sean hogar donde nazcan vocaciones hacia la vida religiosa y el ministerio sacerdotal. Roguemos al Señor. Para que el Salvador sane los corazones destrozados por la guerra y la discordia, y cure sus heridas. Roguemos al Señor. Para que los que sufren por cualquier motivo tengan a su lado a quien les dé fortaleza de ánimo. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros, siguiendo el camino que Dios nos marque, seamos instrumentos de salvación. Roguemos al Señor. Dios de compasión y misericordia, que sanas los corazones destrozados y vendas sus heridas; escucha nuestras oraciones y vuelve nuestros ojos hacia ti; para que reconciliados contigo seamos mensajeros de la buena noticia de tu Reino, y así lleguemos a ser, todos juntos, el pueblo que vive en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. Domingo 7 de diciembre de 2014 DOMINGO II DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas del Domingo (leccionario II). Sin Gloria. Aleluya. Credo. Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística para las Misas con niños III con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. El amor de nuestro Señor Jesucristo, que vino al mundo para anunciar la justicia y la paz esté con todos vosotros. Monición de entrada y encendido de la corona de Adviento: Del mismo modo que hiciera Juan Bautista junto al río Jordán, reuniendo alrededor suyo a gentes de todo tipo, atraídas por la fuerza de su palabra y por la sinceridad de su vida; Cristo mismo nos atrae hoy para escuchar la voz de su profeta, para escuchar su palabra, que nos invita a convertirnos para preparar la venida del Señor. Y comenzamos la celebración encendiendo el segundo cirio de la corona de Adviento, expresando así el camino que hacemos hacia Jesús, y expresando, también, el deseo de que Él venga a nosotros y sea luz para todos. (Mientras se enciende el cirio): Al encender esta segunda vela te pedimos, Señor Jesús, que suscites en nosotros el deseo de una verdadera conversión para que preparemos los caminos de tu venida. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador! O bien: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel y los pobres del mundo anhelan la liberación. En María se acumulan las esperanzas. Nosotros, como símbolo de la nueva justicia, encendemos esta vela. Que cada uno de nosotros, Señor, sea tierra preparada, como María, para que aniden en ella y nos invada el Salvador. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador! (Se repite la estrofa del canto de entrada). Tú que no tardas en cumplir tus promesas, sino que tienes paciencia con todos. Tú que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Tú que no has venido a condenarnos, sino a salvarnos. No hay gloria. Colecta: Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta Él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo. Credo: Confesemos ahora todos juntos, con las palabras que nos transmitieron los apóstoles, nuestra fe en el Cristo que nació un día en la historia, y cuyo retorno esperamos gozosos. Oración de los fieles: Con alegría serena y confianza filial, y consolados con el anuncio de la venida del Señor que viene a consolar a su pueblo y a salvarlo de su pecado, presentemos ahora a Dios Padre las necesidades, angustias y esperanzas de todos los hombres. Por la Iglesia, enviada al mundo delante de Cristo, como Juan Bautista; para que, anunciando con audacia el Reino de los cielos, prepare el camino al Señor, y todos puedan ver la salvación de Dios. Roguemos al Señor. Por los que son llamados a allanar en los corazones el camino del Salvador por medio del ministerio sacerdotal; para que con generosidad le sigan y gasten su vida con el solo fin de que Cristo sea anunciado, conocido y amado. Roguemos al Señor. Por los que gobiernan las naciones de la tierra; para que ejerzan sus responsabilidades custodiando el bien común y la dignidad de la persona, y promueva por todos los medios una sociedad justa, solidaria y pacífica, presagio de la gloria que ha de habitar en nuestra tierra. Roguemos al Señor. Por todos los que sufren; para que confiados en la promesa del Señor, esperen un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia; y encuentren en Cristo un motivo para seguir esperando. Roguemos al Señor. Por nosotros, que hemos escuchado la invitación a preparar el camino del Señor apresurando su venida; para que tomemos en serio nuestra vida de cristianos y la gravedad del tiempo presente. Roguemos al Señor. Dios y Padre de todo consuelo, que has prometido a los hombres, peregrinos en el tiempo, que tu gloria habitará en nuestra tierra, escucha nuestras súplicas, habla al corazón de tu pueblo y muéstranos tu misericordia y tu salvación para que lleguemos, inmaculados e irreprochables, al día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para valorar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Lunes 8 de diciembre de 2014 SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA (Patrona de España) Color azul (recomendable) o blanco. Gloria. Aleluya. Misa y lecturas propias (leccionario V). Credo. Prefacio propio. Plegaria Eucarística III. Bendición solemne de Santa María en tiempo de Adviento. La gracia, el amor y la paz de Jesucristo, el Hijo de Dios, el hijo de María, estén con todos vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: En medio de este tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la venida del Señor, nos reunimos hoy llenos de alegría y de espíritu festivo, convocados por el recuerdo de aquella mujer que trajo al mundo la luz y la vida par todo hombre, la Santísima Virgen María, y celebrar el misterio de su Inmaculada Concepción. Con alegría y con fe, dispongámonos pues a escuchar la Palabra de Dios que nos anuncia la salvación y a alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, prenda de vida eterna, confesándonos culpables ante Dios y los demás, e invocando a nuestra Señora, la Inmaculada Virgen María, refugio de pecadores, para que interceda por nosotros. Yo confieso… Gloria cantado. Colecta: Oh Dios, que por la concepción inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a Ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo. Credo: Confesemos ahora todos juntos nuestra fe en el Cristo que nació un día en la historia, y cuyo retorno esperamos gozosos. Oración de los fieles: Oremos, hermanos, al Señor nuestro Dios y Padre, que en María ha empezado el buen trabajo de la santificación de los hombres, y pidámosle que lo haga progresar hasta el día de la manifestación de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Para que el Señor, que quiso prefigurar y culminar en María la plenitud de la gracia, conceda a todos los miembros de la Iglesia ser reflejo de la hermosura inmaculada de la Madre de Jesucristo. Roguemos al Señor. Para que el Señor, que quiso que su Hijo naciera del seno Purísimo de María, conceda a la Iglesia numerosas vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Roguemos al Señor. Para que el Espíritu Santo, que engendró en las entrañas de María al Verbo eterno del Padre, impregne el mundo con su fuerza y haga nacer en todos los hombres un vivo deseo de la venida del reino de Dios. Roguemos al Señor. Para que quienes se han alejado del camino del bien, con la intercesión de María, refugio de pecadores, se conviertan de sus malos pasos y obtengan el perdón de sus culpas. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros, fija nuestra mirada en María, nos preparemos como ella a recibir a Jesucristo y nos dispongamos a celebrar santamente las próximas fiestas de su nacimiento. Roguemos al Señor. Señor Dios nuestro, que has hecho resplandecer la aurora de la salvación en la inmaculada concepción de la Santa María Virgen; escucha nuestra oración y haz fecunda la acción santificadora de la Iglesia, para que todos los hombres, una vez alcanzado el perdón de sus pecados, sean regenerados en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, Dios nuestro, que el sacramento que hemos recibido repare en nosotros los efectos de aquel primer pecado del que fue preservada de modo singular, en su concepción, la Inmaculada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: Venga a vosotros la gracia del Padre, cuya Palabra descendió al seno de la Virgen María para hacerse Salvador del género humano. Amén. Permanezca en vosotros la paz de Cristo, cuya venida esperó con gozo la santísima Virgen, Hija de Sión. Amén. La luz del Espíritu Santo os ilumine, para que, vigilantes en la oración y alegres en la alabanza, esperéis la segunda venida de Cristo. Amén. Y la bendición de Dios todopoderoso..... Martes 9 de diciembre de 2014 MARTES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: En el Adviento oímos la voz del profeta que sigue clamando: ¡Consolad a mi pueblo! Y es que necesitamos descubrir de nuevo la ternura de Dios, su dulzura, su amor por todos nosotros; dejar que nos tome en sus brazos y reconocernos todos heridos por un mundo desorientado. Por eso, al comenzar la celebración de la Eucaristía, pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Conviértenos a Ti. Muéstranos tu salvación. Reúnenos contigo. Colecta: Señor y Dios nuestro, que has manifestado tu salvación hasta los confines de la tierra, concédenos esperar con alegría la gloria del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo... Oración de los fieles: Aguardando la manifestación de Jesucristo, presentemos nuestras plegarias a Dios nuestro Padre, que vela siempre por su pueblo como un pastor por su rebaño. Para que la Iglesia haga oír a todos la voz amorosa de Dios, que no quiere que se pierda ni uno solo de los que llama a la conversión. Roguemos al Señor. Para que los jóvenes sientan la fortaleza del Señor y no tengan miedo a seguir a Jesús en la vocación sacerdotal. Roguemos al Señor. Para que los gobernantes de todos los pueblos de la tierra tengan entre ellos sentimientos de paz y concordia. Roguemos al Señor. Para que los pobres y los afligidos experimenten el consuelo de Dios, que trae la salvación a todos los hombres. Roguemos al Señor. Para que la palabra de Dios nos ayude a todos a vencer nuestro egoísmo y nuestra falta de fraternidad. Roguemos al Señor. Señor, escucha la oración de tu pueblo, alegre por la esperanza de la venida de tu Hijo en carne mortal, y haz que, cuando Él vuelva en su gloria al final de los tiempos, podamos alegrarnos de escuchar de sus labios la invitación a poseer el reino eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Miércoles 10 de diciembre de 2014 MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Este tiempo de Adviento en el que nos encontramos, es un tiempo ideal para acercarse a Jesús y contarle nuestras preocupaciones y agobios; y a la par, pedirle perdón por nuestras debilidades, para así allanar el camino al Señor. Por eso, comenzamos la celebración de la Eucaristía pidiendo perdón al Señor por nuestros pecados. Tú que no tardas en cumplir tus promesas. Tú que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Tú que no has venido a condenarnos, sino a salvarnos. Colecta: Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor, no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a salvarnos de todos nuestro males. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Elevemos ahora nuestras oraciones a Dios todopoderoso, que está cerca de los débiles y nos colma siempre de su amistad y su ternura. Para que Dios renueve constantemente a su Iglesia y todos puedan hallar en ella la paz. Roguemos al Señor. Para que Cristo suscite en nuestros días y en nuestra diócesis sacerdotes santos servidores de su Evangelio. Roguemos al Señor. Para que los habitantes de todo el mundo reconozcan a Dios y procuren llevar una vida según su voluntad. Roguemos al Señor. Para que los que se sienten fracasados en la vida pongan en Dios su confianza y se llenen de ilusión. Roguemos al Señor. Para que Cristo sea nuestro único Maestro y todos andemos, tras Él, por los caminos de la salvación. Roguemos al Señor. Dios todopoderoso y eterno, que das fuerza a los cansados y alivio a los agobiados, atiende compasivo la oración que te dirigimos, y libra a tu pueblo del yugo del pecado que le esclaviza y le impide avanzar hacia ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. Jueves 11 de diciembre de 2014 JUEVES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Hoy es un nuevo profeta, Juan el Bautista, quien prepara el camino al Señor, quien nos anuncia que la acción de Dios estará orientada a liberar al hombre de su esclavitud del pecado. Por ello ahora, al comenzar la celebración, pedimos humildemente perdón a Dios por nuestros pecados. Tú que nos llamas a la conversión. Tú que nos ofreces el perdón de los pecados. Tú que eres nuestra salvación. Colecta: Despierta, Señor, nuestros corazones y muévelos a preparar los caminos de tu Hijo, para que por el misterio de su venida podamos servirte con pureza de Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Oremos ahora confiadamente al Señor, nuestro Dios, que es clemente y misericordioso, y no abandona nunca a los que confían en Él. Para que toda la Iglesia trabaje para hacer presente en nuestro mundo el reino de Dios. Roguemos al Señor. Para que los hogares cristianos de nuestra diócesis fomenten la vocación cristiana, sacerdotal y religiosa de sus hijos. Roguemos al Señor. Para que en todo el mundo se trabaje por la paz, signo de la venida y de la presencia de Cristo entre nosotros. Roguemos al Señor. Para que los pobres y los enfermos no se sientan abandonado, sino que confíen en la providencia de Dios. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros pongamos en Dios nuestra confianza, pues Él mismo nos auxilia. Roguemos al Señor. Señor Dios nuestro, que eres cariñoso con todas tus criaturas, escucha la oración del nuevo pueblo de tus promesas, para que estando abiertos a la voz de tu palabra y confiando en Ti, nos esforcemos por establecer en este mundo tu reino de justicia y amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que Tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Viernes 12 de diciembre de 2014 VIERNES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: La antífona de entrada de la Misa de hoy nos recuerda que el Señor nos dice: “No temas, pueblo mío, que vengo a redimirte; con amor tierno te amé y por eso quiero prolongar mi misericordia contigo; conviértete, pues, a mi de todo corazón”. Por ello, al comenzar la celebración de los sagrados misterios, en silencio, acerquémonos a Él, y pidámosle perdón por nuestros pecados. Luz del mundo, que vienes a iluminar a los que viven en las tinieblas del pecado. Buen Pastor, que vienes a guiar a tu rebaño por las sendas de la verdad y de la justicia. Deseado de las naciones, que vienes a salvar el hombre que tú mismo formaste del fango. Colecta: Señor, que tu pueblo permanezca en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que, siguiendo las enseñanzas de nuestro Salvador, salgamos a su encuentro, cuando Él llegue, con las lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Elevemos nuestras plegarias al Señor, que nos pide que nos comprometamos seriamente para poder guiar a nuestro mundo hacia la vida, la justicia y la felicidad. Para que la Iglesia sea en todas partes la luz que guía y marca el camino que lleva a Jesucristo. Roguemos al Señor. Para que siempre haya corazones dispuestos a seguir la llamada de Dios y dedicar su vida al servicio de sus hermanos. Roguemos al Señor. Para que los que gobiernan las naciones se dejen guiar en todo momento por la sabiduría de Dios. Roguemos al Señor. Para que los corazones de los que viven alejados de Dios se abran a la verdad de Cristo. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros sepamos meditar la palabra de Dios y así vivamos fuertemente arraigados en Cristo. Roguemos al Señor. Señor y Padre nuestro, que has trazado para cada uno de los hombres un camino de salvación y has dado al mundo a tu Hijo Jesucristo; escucha las peticiones que te hemos dirigido y danos determinación y fuerza para llevar tu mensaje de salvación al mundo que nos rodea. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. El mismo día, en la diócesis de Jaca: FIESTA DEL ANIVERSARIO DE LA DEDICACIÓN DE LA S. I. CATEDRAL DE JACA Color blanco. Ver la separata diocesana para la Misa y las lecturas. Gloria. Prefacio del común de la Dedicación de una iglesia. Plegaria Eucarística III. La gracia nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: Celebramos hoy la fiesta del aniversario de la dedicación de la Santa Iglesia Catedral de nuestra diócesis de Jaca. Este antiguo y bello edificio románico es la iglesia del obispo de Jaca; por eso hoy, al celebrar esta fiesta, nos debemos sentir reunidos formando comunidad cristiana más allá de nuestra parroquia, sintiéndonos Iglesia diocesana de Jaca, una Iglesia formada por piedras vivas. Comencemos pues, la Eucaristía, poniéndonos en silencio en la presencia del Señor que nos ha convocado y reunido en esta casa de oración, y pidámosle perdón por nuestros pecados. Tú que reúnes a tus hijos para formar una sola familia. Tú que eres el fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza. Tú que resucitado de entre los muertos eres vida para todos los que te siguen. Gloria. Colecta: Señor, Tú que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia los dones del Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo crezca siempre para edificación de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Hermanos, como miembros integrados en la construcción de la Iglesia y convertidos en piedras vivas del templo donde Dios habita con su pueblo, dirijamos nuestra oración al Padre y supliquémosle por todos los hombres. Por la Iglesia de Dios, especialmente por la que peregrina en nuestra diócesis; para que el Señor la purifique, la mantenga edificada sobre la fe de los apóstoles y en comunión con nuestro Obispo, y tenga siempre a Jesucristo como piedra angular. Roguemos al Señor. Por los sacerdotes de nuestra diócesis de Jaca que se consagran al servicio del pueblo de Dios que peregrina en nuestra Iglesia particular; para que Jesucristo lleve a plenitud su vocación y sean muchos los que, siguiendo su ejemplo, se entreguen al servicio de Dios y de la Iglesia. Roguemos al Señor. Por la paz entre los pueblos, en los hogares y en las relaciones interpersonales; para que los hombres aprendamos a amarnos mutuamente y adelantar ya aquí la Jerusalén celestial. Roguemos al Señor. Por los que se han apartado de la comunión de la Iglesia, por los que buscan la verdad fuera de ella, por los que la critican o se sienten abandonados de su solicitud; para que el Espíritu de la verdad los atraiga a su seno y encuentren comprensión, perdón, ayuda y amistad. Roguemos al Señor. Por todos los que hemos sido incorporados a la Iglesia por el baño del Bautismo; para que, trabajando por nuestra santidad, seamos solidarios con nuestros hermanos y amándonos sin egoísmos construyamos juntos la única Iglesia de Cristo. Roguemos al Señor. Señor y Dios nuestro, que quisiste habitar en el corazón de los hombres y nos permites congregarnos para alabarte en templos consagrados a Ti; escucha nuestras súplicas y danos tu Espíritu para que nunca nos apartemos de Ti, antes bien hagamos de nuestras vidas moradas donde Tú habites y donde constantemente se te alabe y glorifique. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Oh Dios, que has querido hacer de la Iglesia signo temporal de la Jerusalén del cielo, concede a tus siervos, con la participación en este sacramento, ser transformados por ti en templo de la gracia y entrar en la morada de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Sábado 13 de diciembre de 2014 SÁBADO DE LA II SEMANA DE ADVIENTO SANTA LUCÍA, VIRGEN Y MÁRTIR. Memoria obligatoria Color rojo. Colecta propia y resto y lecturas de feria. Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: Al comenzar la celebración de la Eucaristía en el día en el que celebramos la memoria de Santa Lucía, cuyo nombre rememora “la luz” y que en este tiempo del Adviento nos prepara para recibir a Jesús, quien hace realidad las promesas de Dios al pueblo de Israel, convirtamos nuestros corazones y llevemos una vida honrada y religiosa, mientras esperamos la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro. Pidámosle perdón por nuestros pecados. Enviado del Padre para anunciar la Buena Noticia a los pobres. Mensajero de la paz, Luz del mundo, Deseado de las naciones. Hijo de David, que volverás un día para dar cumplimiento a las promesas del Padre. Colecta: Que la poderosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo, Señor, para que en la tierra celebremos su triunfo y en el cielo participemos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Acudamos ahora a Dios Padre, que quiere manifestarnos su gloria, y presentémosle nuestra oración, pidiéndole que su salvación alcance pronto a todos los hombres. Para que Dios visite, renueve y fortalezca a la Iglesia con los dones de su gracia. Roguemos al Señor. Para que las familias acepten con valentía y gozo la llamada al sacerdocio de sus miembros. Roguemos al Señor. Para que la paz de Dios apague todos los odios y recelos, y todos vivan reconciliados entre sí. Roguemos al Señor. Para que la luz de Cristo disipe las tinieblas de los que están enfermos y sufren por cualquier motivo. Roguemos al Señor. Para que la gracia de Dios nos fortalezca en su servicio y no desfallezcamos en preparar la venida del Salvador. Roguemos al Señor. Señor Dios, Pastor de Israel, que has plantado a la Iglesia como viña fecunda en medio de este mundo; escucha las oraciones que he hemos dirigido y otórganos bondadosamente la gracia de no volvernos nunca indiferentes al mensaje ardiente de tu Hijo ni hacer oídos sordos a su voz. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. Domingo 14 de diciembre de 2014 DOMINGO III DE ADVIENTO Color rosa o morado. Misa y lecturas del Domingo (leccionario II). Sin Gloria. Aleluya. Credo. Plegaria Eucarística para las Misas con niños III con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Que el Señor Jesús, que sale a nuestro encuentro en cada persona y cada acontecimiento de nuestra vida, esté con vosotros. Monición de entrada y encendido de la corona de Adviento: Por todas partes notamos la cercanía de la Navidad, pues todo el mundo, creyentes y no creyentes, viven con una alegría especial estas fechas. Pero nosotros, este ambiente de fiesta lo vivimos lleno de lo más grande que la humanidad haya podido soñar jamás, que es que Dios viene a nosotros, Dios mismo viene a compartir nuestra vida, Dios en persona viene a traernos la salvación. Por eso, en nuestro caminar hacia la fiesta de Navidad, anunciamos la alegría del Adviento encendiendo el tercer cirio de la corona. (Mientras se enciende el cirio): Al encender esta tercera vela te pedimos, Señor Jesús, que con nuestras obras hagamos realidad en este mundo tu reino mientras esperamos tu regreso. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador! O bien: En Nazaret se rasgaron los cielos por ala acogida de una mujer, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor llega. Preparad los caminos, porque ya se acerca. Con su “hágase”, María despejó y preparó el camino al Señor. Cuando encendemos esta vela, cada uno de nosotros quiere ser luz que refleje a la antorcha de la mañana. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador! (Se repite la estrofa del canto de entrada) Tú que eres el defensor de los pobres Tú que eres el refugio de los débiles Tú que eres la esperanza de los pecadores No hay gloria. Colecta: Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante. Por nuestro Señor Jesucristo. Credo: Confesemos ahora todos juntos, con las palabras que nos transmitieron los apóstoles, nuestra fe en el Cristo que nació un día en la historia, y cuyo retorno esperamos gozosos. Oración de los fieles: Acudamos ahora a Dios nuestro Padre, que sale a nuestro encuentro en el desierto de la historia humana, y sabiendo que es fiel y cumple sus promesas, presentémosle las súplicas y las esperanzas de toda la humanidad.. Por la Iglesia; para que manteniéndose constante en la oración, anuncie sin cesar la buena noticia a los que sufren, vende los corazones desgarrados, y proclame por todas partes el amor de Dios. Roguemos al Señor.. Por los jóvenes; para que sean generosos en su seguimiento a Jesucristo y, si Dios les llama, sean valientes y dispongan sus vidas para su servicio en el sacerdocio ministerial. Roguemos al Señor. Por los gobernantes; para que conduzcan a sus pueblos por los caminos de la justicia, la libertad y la paz. Roguemos al Señor. Por todos los que sufren; para que puedan descubrir junto a ellos al que trae la Buena Noticia a los pobres, la alegría a los tristes, la salud a los enfermos, la libertad a los oprimidos. Roguemos al Señor. Por nosotros, llamados a ser testigos de la luz; para que permanezcamos siempre alegres y no apaguemos el espíritu ni despreciemos las profecías, sino que nos quedemos siempre con lo bueno de los demás y evitemos toda forma de maldad. Roguemos al Señor. Señor Dios, Padre de los pobres y desamparados, que derribas del trono a los poderosos y enalteces a los humildes, y llamas a todos los hombres a participar de la paz y bienestar de tu reino, escucha nuestra oración, danos un corazón puro y generoso para allanar el camino al Salvador, y santifícanos totalmente, para que todo nuestro espíritu, alma y cuerpo, se mantenga sin reproche hasta la venida del Mesías, que nos ha llamado y cumplirá sus promesas. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para valorar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Lunes 15 de diciembre de 2014 LUNES DE LA III SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: La antífona de entrada de la Misa de hoy dice. “Escuchad, pueblos, la palabra del Señor; anunciadla en los confines de la tierra: Mirad a nuestro Salvador que viene; no temáis.” Este Salvador que viene El nos limpiará del pecado, por eso al comenzar la Eucaristía, le pedimos humildemente perdón. Tú que descendiste del cielo para traernos el perdón del Padre. Tú que vienes a visitarnos, para que en tu presencia encontremos la paz. Tú que volverás con gloria al fin de los tiempos para pedirnos cuenta del trabajo que nos encomendaste. Colecta: Escucha nuestra súplica, Señor, e ilumina las tinieblas de nuestro espíritu con la gracia de la venida de tu Hijo. Que vive y reina contigo... Oración de los fieles: Mientras aguardamos, en este tiempo santo de Adviento, la venida de Jesucristo, nuestro Redentor, elevemos nuestra oración a Dios Padre, fuente y principio de todo bien. Para que la Iglesia, con el ejemplo de su santidad, pueda enseñar con valentía los caminos de Cristo. Roguemos al Señor. Para que Jesús invite a muchos jóvenes a seguirlo en el ministerio sacerdotal al servicio de nuestra diócesis. Roguemos al Señor. Para que la suprema autoridad de Cristo oriente el gobierno de las naciones, y avancen en la paz y la concordia. Roguemos al Señor. Para que los pobres y los que sufren vean encendida la lámpara de la esperanza en la venida gloriosa de Cristo. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros, que esperamos la venida de Cristo, seamos en nuestro alrededor testigos de la misericordia de Dios. Roguemos al Señor. Dios de poder y misericordia, escucha la oración tu pueblo que aguarda la venida de tu Hijo y transforma nuestros corazones para que podamos reconocer en Jesús la luz y la voz de aquel que nos viene a traer tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que Tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Martes 16 de diciembre de 2014 MARTES DE LA III SEMANA DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas de feria (leccionario VII). Prefacio I de Adviento. Plegaria Eucarística II. Monición de entrada y acto penitencial: En el Adviento se nos invita a escuchar la llamada de Jesús para no ser excluidos del reino de Dios; porque llegará un día en que vendrá el Señor y con Él todos sus santos; y aquel día brillará una gran luz. Nosotros vamos caminando hacia ese día, pero en el camino, tenemos nuestros tropezones, nuestros fallos. Por eso, al comenzar la celebración de la Eucaristía, pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Tú que siempre estás cerca de nosotros. Tú que vas de camino junto a nosotros. Tú que estás siempre en medio de nosotros. Colecta: Señor y Dios nuestro, que por medio de tu Hijo nos has transformado en nuevas criaturas, mira con amor esta obra de tus manos y, por la venida de Cristo, tu Unigénito, límpianos de las huellas de nuestra antigua vida de pecado. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Dirijamos ahora nuestras plegarias a Dios nuestro Señor, que está siempre cercano a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Para que la Iglesia sea en todo momento el pueblo pobre y humilde que confía en Dios. Roguemos al Señor. Para que los que consagran su vida al Señor sean fieles a su vocación. Roguemos al Señor. Para que cuantos ejercen poder y autoridad sobre los demás busquen siempre el bien de todos. Roguemos al Señor. Para que los afligidos y los que sufren sientan cercano a Dios y no queden defraudados en su esperanza. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros tengamos puesta nuestra mirada en la bondad de Dios, y vivamos siempre conforme a su voluntad. Roguemos al Señor. Dios y protector nuestro, que respondes a quienes acuden a ti con un corazón sincero, escucha nuestras oraciones y enséñanos a ser humildes y sencillos, de forma que, reconociendo nuestras limitaciones, nos abramos a la venida de tu Hijo cuando nos visite en los acontecimientos de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Miércoles 17 de diciembre de 2014 FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio II de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: Estamos en la recta final del Adviento, es decir, que debemos estar a la expectativa, o, mejor dicho, en vigilante espera. La voz de los profetas, que mantuvo en vilo las esperanzas del pueblo de Israel castigado tantas veces en su historia, suena para nosotros, castigados o fustigados por un mundo que nos sofoca. La voz de los profetas es la voz de Dios que nos alerta. Algo grande está a punto de ocurrir. Por ello, nosotros pedimos ahora, al comenzar la celebración, que el Señor se compadezca de nosotros, y perdone nuestros pecados. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo. Tú que abarcas del uno al otro confín y ordenas todo con firmeza y suavidad. Ven, y muéstranos el camino de la salvación. Colecta: Dios, creador y restaurador del hombre, que has querido que tu Hijo, Palabra eterna, se encarnase en el seno de María, siempre Virgen, escucha nuestras súplicas, y que Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne hacernos partícipes de su condición divina. Por nuestro Señor Jesucristo Oración de los fieles: Levantemos, hermanos, nuestra alma a Dios y supliquémosle que disponga el corazón de los hombres para recibir al Salvador, que ya está cerca. Para que Dios se digne mirar y visitar a la Iglesia, viña que su derecha plantó. Roguemos al Señor. Para que como María, los jóvenes extiendan con la entrega radical de sus vidas el Reino que nos trae el Emmanuel. Roguemos al Señor. Para que conceda a todos los gobernantes trabajar por la paz y la justicia. Roguemos al Señor. Para que se acuerde de las promesas hechas a nuestros padres de Israel. Roguemos al Señor. Para que restaure en todos nosotros la imagen de su Hijo, y así contemplemos su salvación. Roguemos al Señor. Oh Dios, origen de la sabiduría y principio de nuestra salvación, que por un designio de tu bondad, bendijiste a aquellas antiguas generaciones que fueron el camino por el que tu Hijo vino al mundo, escucha nuestras oraciones y bendice con tus dones a quienes nos preparamos para celebrar el misterio de la Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Dios todopoderoso, que nos has alimentado con el don eucarístico, te pedimos que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, resplandezcamos delante del Señor, cuando venga, como luminarias de su gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Jueves 18 de diciembre de 2014 FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio IV de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: El Mesías, que Juan nos anunció como Cordero, vendrá como Rey. El Señor vino y está con nosotros; pero su presencia oculta ha de manifestarse un día para que nuestro gozo sea cumplido y aparezca también la gloria de los hijos de Dios. Recordando su primera venida y esperando su gloriosa manifestación a fin de los tiempos, vigilando en oración como Él nos advirtió, nos reunimos hoy para celebrar la Acción de Gracias al Padre. Y al comenzar la celebración de los sagrados misterios, pidamos perdón a Dios por nuestros pecados. Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel. Tú que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley. Ven a librarnos con el poder de tu brazo. Colecta: Concede, Señor, a los que vivimos oprimidos por la antigua esclavitud del pecado ser liberados por el nuevo y esperado nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo. Oración de los fieles: Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, que es nuestro bien y que, por Jesús, quiere salvar a todos los hombres. Para que la Iglesia muestre a todos a Jesucristo, la vía segura para llegar al Padre. Roguemos al Señor. Para que, como María, los jóvenes acojan a Jesús que viene y los llama a seguirle. Roguemos al Señor. Para que los gobernantes contribuyan a que en sus pueblos florezca la justicia y la paz abunde en toda la tierra. Roguemos al Señor. Para que Jesucristo, con la fuerza de su Espíritu, libre de sus angustias a todos los que sufren en el mundo. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros seamos liberados de la esclavitud del pecado y vivamos con la esperanza puesta en Dios. Roguemos al Señor. Oh Dios, Padre y Pastor del pueblo que camina al encuentro del Mesías, que por medio de Jesucristo quieres restaurar la justicia y la fidelidad; escucha nuestras oraciones y haz que el ejemplo de amor y servicialidad de san José nos disponga para acoger entre nosotros a tu Hijo, que viene a salvarnos del pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. Oración después de la comunión: Ayúdanos, Señor, a recibir en tu Iglesia el don de tu misericordia, y a preparar dignamente las fiestas, ya cercanas, de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Viernes 19 de diciembre de 2014: FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio II de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: El que viene llegará sin retraso y ya no habrá temor en nuestra tierra, porque él es nuestro Salvador. Este anuncio es el que estamos anunciando en el Adviento. Celebrar el Adviento es tomar conciencia de nuestras responsabilidades y escuchar la llamada de Dios que nos interpela en los acontecimientos del mundo. Allí donde haya una injusticia, un conflicto, una opresión, fruto del pecado, nosotros debemos abrir camino para la justicia, la paz y la libertad, anticipo del Reino de Dios. Comencemos pues, la celebración de la Eucaristía, pidiendo humildemente perdón a Dios por nuestros pecados. Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos. Tú, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones. Ven a librarnos, no tardes más. Colecta: Oh Dios, que en el parto de la Virgen santa María has querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria, asístenos con tu gracia, para que proclamemos con fe íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio admirable de la Encarnación de tu Hijo. Que vive y reina contigo. Oración de los fieles: Acudamos ahora, hermanos, llenos de confianza al Señor, Dios del universo, fuente de la vida y de la salvación. Por la Iglesia, para que alegre por la venida del Mesías, guíe y ayude a sus hijos a disponerse para acoger al Salvador con una vida santa e inmaculada. Roguemos al Señor. Por las vocaciones sacerdotales; para que Dios suscite pastores al servicio de nuestra diócesis. Roguemos al Señor. Por todas las naciones; para que del corazón de todos los pueblos broten súplicas a quien viene a librarlos de todo mal. Roguemos al Señor. Por los que sufren a causa de las desavenencias humanas; para Dios tenga compasión de todos ellos. Roguemos al Señor Por todos nosotros, que nos preparamos para recibir a Cristo; para que Dios nos proteja y guarde todos los días de nuestra vida. Roguemos al Señor. Señor y Dios nuestro, que con admirable providencia te preparaste un pueblo para acoger a tu Hijo como salvador y velaste por la santidad de vida de Juan Bautista, su precursor; escucha las oraciones de tu Iglesia y haz de ella un pueblo bien dispuesto para acoger la venida de Cristo en las fiestas de Navidad que se acercan. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Al darte gracias por los bienes recibidos te rogamos, Dios todopoderoso, que avives en nosotros el deseo de salir al encuentro de Cristo, ya cercano, para que así podamos, con limpieza de espíritu, celebrar el nacimiento de tu Hijo. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Sábado 20 de diciembre de 2014: FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio IV de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: Brotará un renuevo del tronco de Jesé y la gloria del Señor llenará toda la tierra. Todos verán la salvación de Dios. Junto a la voz del Bautista, que descubre la presencia del Mesías en medio de su pueblo, la Liturgia de Adviento nos recuerda el silencio de María que lo lleva en sus entrañas. De igual modo, todos los cristianos formamos ese pueblo de Dios en el que está escondida la presencia del Salvador, el Deseado de todos los pueblos. Pero nosotros también somos la Iglesia que peregrina, igual que María, la Virgen Madre de Dios, llevando en sus entrañas el Futuro del mundo, el Señor que ha de manifestarse al final de los tiempos. Comencemos la celebración de la Eucaristía pidiendo perdón al Señor por las veces que nos hemos encerrado a Cristo para nosotros mismos y no lo hemos querido dar a conocer a los demás. Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel. Tú que abre y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir. Ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Colecta: Señor y Dios nuestro, a cuyo designio se sometió la Virgen Inmaculada aceptando, al anunciárselo en ángel, encarnar en su seno a tu Hijo: Tú que la has transformado, por obra del Espíritu Santo, en templo de tu divinidad, concédenos, siguiendo su ejemplo, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Pidamos ahora, hermanos, la ayuda de Dios que ama a su pueblo con amor eterno, y supliquémosle que se acuerde de nosotros y de todos los hombres. Para que la Iglesia, a ejemplo de la Virgen María, esté siempre en actitud de acogida obediente a la voluntad de Dios. Roguemos al Señor. Para que el Señor escuche la oración de la Iglesia, la bendiga con nuevas y santas vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal y dé fecundidad a su tarea misionera. Roguemos al Señor. Para que los que ejercen autoridad y poder en el mundo sepan fiarse de la providencia de Dios, que conduce la historia. Roguemos al Señor. Para que los enfermos y todos los que sufren descubran la presencia misteriosa de Jesucristo en su mismo dolor. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros nos preparemos a recordar la Natividad del Señor Jesús con un corazón bien dispuesto. Roguemos al Señor. Dios y Padre nuestro, Señor de los señores, que elegiste a la Virgen María para ser la Madre de tu Hijo y aceptaste la ofrenda de su vida; escucha nuestras plegarias y, por su intercesión, haz que acojamos tu palabra en nuestros corazones y estemos siempre dispuestos a servirte dócilmente en el cumplimiento de tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Protege, Señor, con tu poder a los que alimentas con la Eucaristía, y haz que encuentren en este sacramento la fuente del gozo y de la paz verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Domingo 21 de diciembre de 2014: DOMINGO IV DE ADVIENTO Color morado. Misa y lecturas del Domingo (leccionario II). Sin Gloria. Aleluya. Credo. Prefacio IV de Adviento. Plegaria Eucarística para las Misas con niños III con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Que el Señor Jesús, que sale a nuestro encuentro en cada persona y cada acontecimiento de nuestra vida, esté con vosotros. Monición de entrada y encendido de la corona de Adviento: Habiendo entrado ya en la recta final del Adviento, nos disponemos a celebrar la gran fiesta de la Navidad. En estos días se siente ya por todas partes la proximidad de la llegada del Señor. Hoy, en este último domingo de Adviento, a las puertas ya de la Navidad, nos unimos de corazón a la Virgen María, la Madre de Dios; y del mismo modo que Ella esperó el nacimiento de su Hijo, también nosotros debemos vivir intensamente el deseo de recibir al Señor que viene a salvarnos. Por eso, ahora que María está a punto de dar a luz a aquel que es la Luz del mundo, encendemos el cuarto y último cirio de la Corona de Adviento. (Mientras se enciende el cirio): Al encender esta cuarta vela te pedimos, Señor Jesús, que acojamos tu venida como la Virgen María te acogió en sus entrañas purísimas, para que tu vida divina transforme nuestra existencia. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador! O bien: Al encender esta cuarta vela, en el último domingo, pensamos en ella, la Virgen, tu Madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus manos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos entregarnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, a salvarnos! (Se repite la estrofa del canto de entrada). Tú que vienes a visitar a tu pueblo con la paz Tú que te has encarnado en el seno de la Virgen María Tú que vienes a crear un mundo nuevo No hay gloria. Colecta: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. Credo: Confesemos ahora todos juntos, con las palabras que nos transmitieron los apóstoles, nuestra fe en el Cristo que nació un día en la historia, y cuyo retorno esperamos gozosos. Oración de los fieles: Hermanos; elevemos ahora por intercesión de la Virgen María, la Madre de Dios y Madre nuestra, nuestras súplicas a Dios Padre, para que escuche la oración de su pueblo que busca la liberación y que espera al Mesías. Para que en este tiempo ya cercano a la Navidad, el Espíritu Santo cubra con su sombra a la Iglesia, y haga que cante eternamente la misericordia del Señor y anuncie su fidelidad a todas las edades. Roguemos al Señor. Para que, como María, los jóvenes acojan a Jesús que viene y los llama, y sean generosos entregando su vida por la instauración del Reino en el ministerio sacerdotal. Roguemos al Señor. Para que a todos los hombres de la tierra, en este tiempo de espera del Mesías, se les manifieste la presencia salvadora de Dios, que está al lado de su pueblo por donde quiera que va. Roguemos al Señor Para que cuantos están alejados de la fe enderecen sus vidas y acepten gozosos la venida de Cristo que quiere salvarlos, y puedan decir junto a Él que Dios es su Padre y su Roca salvadora Roguemos al Señor. Para que Jesús renazca en nuestros corazones, y, como María, sepamos darlo a nuestros hermanos y ponernos por entero en las manos de Dios. Roguemos al Señor. Dios de bondad y de misericordia, para quien no hay nada imposible; que eliges a los humildes para llevar a término tus designios de salvación, escucha nuestras plegarias y concede a tu Iglesia los dones del Espíritu Santo, para que, a imitación de María, acoja a tu Hijo, el Verbo de vida, y se alegre como Madre feliz de una descendencia santa e incorruptible. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, que este pueblo, que acaba de recibir la prenda de su salvación, se prepare con tanto mayor fervor a celebrar el misterio del nacimiento de tu Hijo cuanto más se acerca la fiesta de Navidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Lunes 22 de diciembre de 2014 FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio IV de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: ¡Portones!, alzad los dinteles; que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria. Y ese Rey de la gloria, que no es otro que Cristo Jesús, está ya cada vez más cerca. Cada día que pasa nos acercamos más a la fiesta gozosa de la Navidad; por ello, nuestra espera se hace cada vez más tensa, anhelando llegar al momento gozoso del Nacimiento del Rey de Reyes y Señor de Señores, que no va a tardar en producirse. Por eso que ahora, al comenzar la celebración de los sagrados misterios, nos ponemos en la presencia del Señor, y le pedimos prepararnos santamente a las próximas fiestas de su nacimiento. Rey de las naciones y Deseado de los pueblos. Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo. Ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra. Colecta: Señor Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de los bienes de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Elevemos ahora nuestras oraciones a Dios Padre, que extiende su misericordia de generación en sobre los que creen en Él. Para que la Iglesia dé a conocer a toda la humanidad las riquezas de la gracia que el nacimiento de Cristo trae al mundo. Roguemos al Señor. Para que María, la Madre de Jesús, anime a los sacerdotes y religiosos en su vocación y dé valor a los jóvenes que son llamados para seguir a su Hijo. Roguemos al Señor. Para que Dios, que quiere renovar la vida del mundo con la venida de su Hijo, haga que reine la paz donde ahora hay luchas y discordia. Para que los pobres y los que viven bajo el peso del dolor sean liberados de su sufrimiento por la bondad misericordiosa de Dios. Para que Dios llene de bienes y haga que vivamos sólo para Él a los que, con fe, esperamos la venida del Redentor del mundo. Dios de los humildes y pequeños, que en tu plan de salvación dispusiste que tu Hijo se hiciera uno de nosotros y nos otorgara la dignidad incomparable de llegar a ser hijos tuyos; acoge las plegarias que te hemos dirigido y ayúdanos a llevar tu justicia y tu amor a los pobres y sencillos del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: La comunión que hemos recibido, Señor, sea para nosotros fuente de fortaleza; así podremos salir al encuentro de Cristo y recibir un día e sus manos el premio de los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Martes 23 de diciembre de 2014 FERIA MAYOR Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio II de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: Un niño nos va a nacer y es su nombre: Dios guerrero; él será la bendición de todos los pueblos. Dispongamos ahora nuestro espíritu a recibir a este niño, que no es otro que el mismo Cristo Jesús, nuestro Redentor, que ya está a punto de llegar a nuestro mundo y a nuestras vidas. Y para que encuentre la cuna de nuestro corazón bien preparada, comencemos la celebración de la Eucaristía pidiendo perdón humildemente por nuestros pecados. Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro. Tú, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos. Ven a salvarnos, Señor Dios nuestro. Colecta: Dios todopoderoso y eterno, al acercarnos a las fiestas de Navidad, te pedimos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas del a Virgen María y quiso vivir entre nosotros, nos haga partícipes de la abundancia de su misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Con la esperanza puesta en el amor de Dios, que es bueno y enseña el camino a los pecadores, dirijamos nuestras súplicas al Padre del cielo. Para que el Espíritu Santo disponga los corazones de todos los cristianos para recibir a Jesucristo. Roguemos al Señor. Para que imitando la santidad de María, los jóvenes y hagan de sus vidas una entrega a Dios y a sus hermanos. Roguemos al Señor. Para que la venida del Salvador instaure en el mundo entero los cielos nuevos y la tierra nueva. Roguemos al Señor. Para que todos los que sufren levanten sus ojos hacia Cristo con la esperanza de ser liberados de todo mal. Roguemos al Señor. Para que la llegada de Cristo despierte nuestra fe adormecida, reavive nuestra esperanza y fortalezca nuestra caridad. Roguemos al Señor. Dios y Padre nuestro, al presentarte nuestras plegarias te suplicamos con confianza que, así como preparaste la venida de tu Hijo al mundo, enviando delante de él a Juan Bautista, el Precursor, prepares ahora, con el rocío de tu gracia, su venida a nuestros corazones en las próximas fiestas de Navidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: A los que has alimentado con el don del cielo dales tu paz, Señor, para que puedan salir sin temor, con las lámparas encendidas, al encuentro de Cristo que llega. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Miércoles 24 de diciembre de 2014 FERIA MAYOR Misa matutina Color morado. Misa y lecturas de feria. Prefacio IV de Adviento. Plegaria Eucarística III para las Misas con niños con embolismos propios de Adviento. Bendición solemne de Adviento. Monición de entrada y acto penitencial: Ya se cumple el tiempo en el que Dios envió a su Hijo a la tierra. Ya estamos a punto de celebrar la fiesta de Navidad. Hoy mismo, todo el orbe cristiano se llenará de alegría y gozo. El ambiente familiar típico de la Navidad empieza a respirarse en nuestras casas y en nuestras calles. Cristo va a nacer. Comencemos pues, ahora nosotros esta celebración eucarística, con la que concluimos el tiempo de Adviento, el tiempo de gracia que Dios nos ha concedido para revisar nuestra vida y prepararnos al misterio del nacimiento de Cristo Jesús. Pidamos perdón por nuestros pecados. Tú que eres la salvación que nos libra de nuestros enemigos Tú que realizas la misericordia que Dios tuvo con nuestros padres Tú que guiarás nuestros pasos en el camino de la paz Colecta: Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que lo esperan todo de tu amor. Tú que vives y reinas. Oración de los fieles: Oremos a Dios, nuestro Padre, que ha sellado una alianza con David, su siervo elegido, pidiéndole que llene al mundo entero con sus bendiciones. Para que la Iglesia acoja la visita de su Salvador con cánticos gozosos, frutos de la fe y de la alabanza. Roguemos al Señor. Para que al Pueblo de Dios no le falten pastores que con generosidad y comprensión repartan el pan de la Palabra y el Cuerpo del Señor. Roguemos al Señor. Para que Jesucristo destruya los muros del odio y allane los caminos de la concordia, y así el mundo viva en paz. Roguemos al Señor. Para que los que están abatidos por el sufrimiento se abran a la esperanza que nace de la fe en el amor fiel de Dios. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros nos preparemos para recibir a Jesucristo con un corazón puro y generoso, sin egoísmos ni desánimos. Roguemos al Señor. Señor, Dios de amor y de poder, que cumpliste tu promesa de salvarnos cuando Jesús, tu Hijo, se hizo uno de nosotros; escucha las plegarias de tu pueblo y concédenos el perdón de nuestros pecados y la gracia de poderte servir con santidad y justicia en tu presencia, todos nuestros días. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Tú que nos has renovado con la Eucaristía, ayúdanos, Señor, para que nos preparemos al nacimiento de tu Hijo y recibamos con gozo la abundancia de tus dones eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones. Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor. Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna. Y la bendición de Dios todopoderoso... Jueves 25 de diciembre de 2014 SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR Misa vespertina de la vigilia (En la tarde del 24 de diciembre) Color blanco. Misa y lecturas propias de la Misa vespertina de la vigilia. Gloria. Credo (de rodillas al “incarnatus”). Prefacio I de Navidad. Canon romano con embolismos propios. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: Hoy vais a saber que el Señor vendrá y nos salvará, y mañana contemplaréis su gloria. Esta noche se nos revelará la bondad de Dios y su amor a la humanidad. Un Niño, el Hijo de María, nos mostrará el rostro lleno de ternura de nuestro Dios. Aquél que es la Luz y la Vida va a venir para caminar junto a nosotros para compartir nuestra existencia. Y nosotros, como los pastores, estamos aquí para celebrar esta gran alegría y para abrirnos al gran amor que Dios siembra en cada ser humano. Comencemos pues, queridos hermanos, la Eucaristía de la gran fiesta cristiana de la Navidad; y puestos en la presencia del Señor nuestro Dios, hecho Niño en Belén, reconozcamos con humildad nuestros pecados, e imploremos confiadamente la misericordia del Señor. Tú que eres la Palabra de Dios hecho hombre. Tú que eres la imagen de Dios invisible. Tú que eres el Santo de Dios. Monición al Gloria: Nos asociamos ahora al coro de los ángeles y los santos, aclamando al Señor con las palabras que resonaron en la oscura noche de Belén. Colecta: Señor y Dios nuestro, que cada año nos alegras con la fiesta esperanzadora de nuestra redención; concédenos que, así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo como redentor, lo recibamos también confiados cuando venga como juez. Por nuestro Señor Jesucristo. Monición al Credo: Al proclamar hoy nuestra fe en el misterio de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios, expresamos nuestra adoración al Señor de cielos y tierra arrodillándonos al confesar que bajó del cielo y se hizo hombre por nosotros. Oración de los fieles: Oremos ahora confiadamente al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, para que por medio del misterio del nacimiento de su Hijo, bendiga al mundo que celebra la llegada de Cristo a esta nuestra tierra. Para que todos los cristianos del mundo, que formamos la única Iglesia de Jesucristo, y celebramos hoy con alegría el misterio de la Navidad, renazcamos a una vida nueva de justicia, amor y paz. Roguemos al Señor. Para que nunca le falten a la Iglesia pastores santos que trabajen incansablemente por llevar a todos los hombres la luz de Dios, que hoy brilla en Belén y no callen en ningún momento la Buena Noticia ni descansen en el anuncio de Jesucristo. Roguemos al Señor. Para que Jesús, el Príncipe de la Paz, se manifieste a los poderosos de nuestro mundo, para que ejerzan su gobierno a favor de los más pobres, y así no pueda decirse que ninguna tierra esté abandonada ni devastada. Roguemos al Señor. Para que el Señor conforte a los oprimidos, dé alimento a los pueblos que padecen hambre, y sostenga con su providencia a los que están solos, tristes, o deprimidos. Roguemos al Señor. Para que en todos y en cada uno de nosotros, y en nuestras familias, reunidas en estas fiestas, crezca la fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador nuestro. Roguemos al Señor. Te pedimos, Padre, que escuches nuestras oraciones, y ya que esta noche los pueblos verán tu justicia y los reyes, tu gloria, concédenos que tu Hijo renazca en nuestras vidas, y que nos enseñes a amar como Tú nos amas en Jesús hecho niño. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Que renazca tu pueblo, Señor, al conmemorar el nacimiento de tu Hijo, y que los santos misterios que hemos recibido sean nuestro alimento y nuestra bebida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Se revelará esta noche la gloria del Señor, y todos veremos la salvación de nuestro Dios. Podéis ir en paz. Misa de medianoche (”Misa del gallo”) Color blanco. Misa y lecturas propias de la Misa de medianoche. Gloria. Cred0 (arrodillándose al “incarnatus”). Prefacio I de Navidad. Canon romano con embolismos propios. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Calenda de navidad y monición al Gloria: Millones y millones de años después de la creación, cuando la tierra era materia incandescente, rotando sobre su eje; millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra; miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos capaces de recibir el Espíritu de Dios; unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba; unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto; unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta Samuel; unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria, por decreto de Ciro, rey de los persas; en la ciento noventa y cuatro Olimpiada de los griegos; el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de Roma; el año cuarenta y dos del reinado del emperador Octavio César Augusto; estando el universo en paz...: El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido salvar al mundo con su venida, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y transcurridos los nueve meses de su gestación en el seno materno de la Santísima Virgen María, nació hecho hombre en Belén de Judá en la persona de Jesucristo. (El nacimiento humilde de Cristo presagia su pasión y su resurrección gloriosa: el pesebre y la noche de Belén evocan la cruz y las tinieblas del Calvario; los ángeles que anuncian al recién nacido a los pastores nos recuerdan a los que anunciaron al Resucitado a los discípulos; porque los que en verdad celebramos en la Navidad no es otra cosa que la Pascua del Señor Jesús, y la celebración de esta noche, no es sino reflejo de aquella otra, la más importante del año: la Vigilia Pascual.) Por eso, comencemos la celebración gozosa y feliz de la Navidad cantando con el coro de los ángeles y de los santos el himno de adoración y de alabanza a Dios que ya se cantara en la noche santa de Belén. Gloria cantado Colecta: Oh Dios, que has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz verdadera, concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a los que hemos experimentado la claridad de su presencia en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo. Monición al Credo: Al proclamar hoy nuestra fe en el misterio de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios, expresamos nuestra adoración al Señor de cielos y tierra arrodillándonos al confesar que bajó del cielo y se hizo hombre por nosotros. Oración de los fieles: Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha proclamado por sus ángeles la gloria en el cielo, la paz en la tierra y la renovación en todo el universo, para que la salvación inaugurada con el nacimiento del Mesías llegue a todos los confines de la tierra. Para que la Iglesia proclame día tras día la victoria del Señor, cuente a los pueblos su gloria, y sus maravillas a todas las naciones, ya que hoy nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Roguemos al Señor. Para que los jóvenes escuchen la voz del que quiso hacerse hombre y nacer en la pobreza y le sigan con firmeza en el ministerio sacerdotal y en la vida religiosa, anunciando su Buena Noticia y trabajando por la salvación de todos los hombres. Roguemos al Señor. Para que todos los pueblos que caminan en tinieblas y habitan tierras de sombra vean brillar la luz de Cristo, y se sientan así amados de Dios, gozosos en su presencia, y sus corazones se llenen de alegría y esperanza. Roguemos al Señor. Para que todos los viven hundidos en el pecado descubran que ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, y lleven una vida sobria, honrada y religiosa. Roguemos al Señor. Para que todos los que celebramos esta noche que un Niño nos ha nacido, que es el príncipe de la paz, nos veamos envueltos por la claridad de la gloria del Señor, demos Gloria a Dios sin cesar y deseemos la paz del espíritu a todos los hombres que Dios ama. Roguemos al Señor. Señor, que has querido que tu Hijo se encarnara en nuestra carne para recapitular en Él todas las cosas y salvarnos; atiende cuanto te hemos suplicado en esta noche santa, y no dejes de acompañarnos mientras caminamos hacia la plenitud de nuestra historia, aguardando la dicha que esperamos, que es la aparición gloriosa de tu Hijo Jesucristo, nuestro Salvador. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Poscomunión: A cuantos celebramos rebosantes de gozo el misterio del nacimiento de Cristo, concédenos, Señor, la gracia de vivir una vida santa y llegar así un día a la perfecta comunión con Cristo en la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Finalizamos la celebración de la Misa del Gallo adorando con devoción la imagen del Niño Jesús. Que después de haber celebrado esta Noche santa, Noche buena, llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Misa de la aurora Color blanco. Misa y lecturas propias de la Misa de la aurora. Gloria. Credo (arrodillándose al “incarnatus”). Prefacio I de Navidad. Canon romano con embolismos propios. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor; y es su nombre Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre perpetuo, y su reino no tendrá fin. Esta noche se nos ha revelado la bondad de Dios y su amor a la humanidad. Un Niño, el Hijo de María, nos ha mostrado el rostro lleno de ternura de nuestro Dios. Aquél que es la Luz y la Vida ha venido para caminar junto a nosotros para compartir nuestra existencia. Y nosotros, como los pastores, estamos aquí para celebrar esta gran alegría y para abrirnos al gran amor que Dios siembra en cada ser humano. Comencemos pues, queridos hermanos, la Eucaristía de la gran fiesta cristiana de la Navidad cuando despunta el día; y puestos en la presencia del Señor nuestro Dios, hecho Niño en Belén, reconozcamos con humildad nuestros pecados, e imploremos confiadamente la misericordia del Señor. Tú que eres la Palabra de Dios hecho hombre. Tú que eres la imagen de Dios invisible. Tú que eres el Santo de Dios. Monición al Gloria: Nos asociamos ahora al coro de los ángeles y los santos, aclamando al Señor con las palabras que resonaron en la oscura noche de Belén. Colecta: Concede, Señor todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo. Monición al Credo: Al proclamar hoy nuestra fe en el misterio de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios, expresamos nuestra adoración al Señor de cielos y tierra arrodillándonos al confesar que bajó del cielo y se hizo hombre por nosotros. Oración de los fieles: En el amanecer de este día en el que ha aparecido la gracia salvadora de Dios, y que su bondad se ha hecho carne de nuestra carne en el portal de Belén; oremos para que Jesús, que acaba de nacer, encuentre un lugar acogedor en nuestros corazones. Para que el nacimiento de Jesús, que hace que la tierra goce y que se alegren las islas innumerables, nos recuerde la cercanía de Dios y su alianza de amor con su pueblo, que es la Iglesia. Roguemos al Señor. Para que no nos falten sacerdotes que con la gracia de Cristo transformen nuestras dudas en certezas, nuestros resentimientos en bondad, nuestra indiferencia en amor, y nos ayuden a celebrar el santo nombre del Señor. Roguemos al Señor. Para que Dios hecho niño nos enseñe el poder de la paz, la dicha de la justicia, y el gozo de la misericordia recibida y dispensada; y así nos sintamos herederos de la vida eterna. Roguemos al Señor. Para que Jesús conforte y consuele a quienes en estas fiestas entrañables sienten el peso de la soledad, de la división y de la angustia; ya que su nacimiento trae la luz para los justos y la alegría para los rectos de corazón.. Roguemos al Señor. Para que, al acoger a Jesús hecho niño, como hicieron los pastores en el portal de Belén, nos hagamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos. Roguemos al Señor. Señor, que has querido que tu Hijo tomara nuestra condición humana para recapitular en Él todas las cosas y salvarnos; atiende por su intercesión cuanto te hemos suplicado y no dejes de acompañarnos mientras peregrinamos hacia la plenitud de tu vida. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: A los que hemos celebrado con cristiana alegría en nacimiento de tu Hijo, concédenos, Señor, penetrar con fe profunda en este misterio y amarlo cada vez con amor más entrañable. Por Jesucristo, nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Misa del día Color blanco. Misa y lecturas propias de la Misa del día. Gloria. Credo. Prefacio I de Navidad. Canon romano con embolismos propios. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Calenda de navidad y monición al Gloria: Millones y millones de años después de la creación, cuando la tierra era materia incandescente, rotando sobre su eje; millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra; miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos capaces de recibir el Espíritu de Dios; unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba; unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto; unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta Samuel; unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria, por decreto de Ciro, rey de los persas; en la ciento noventa y cuatro Olimpiada de los griegos; el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de Roma; el año cuarenta y dos del reinado del emperador Octavio César Augusto; estando el universo en paz...: El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido salvar al mundo con su venida, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y transcurridos los nueve meses de su gestación en el seno materno de la Santísima Virgen María, nació hecho hombre en Belén de Judá en la persona de Jesucristo. Así pues, hermanos, comencemos la celebración gozosa y feliz de la Navidad cantando con el coro de los ángeles y de los santos el himno de adoración y de alabanza a Dios que ya se cantara en la noche santa de Belén. Gloria cantado Colecta: Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad, concédenos compartir la vida divina de Aquél que se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo. Monición al Credo: Al proclamar hoy nuestra fe en el misterio de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios, expresamos nuestra adoración al Señor de cielos y tierra arrodillándonos al confesar que bajó del cielo y se hizo hombre por nosotros. Oración de los fieles: En esta día santo y luminoso en el que celebramos el glorioso nacimiento de Cristo, el Señor, unámonos, hermanos, a los cristianos de todo el mundo, y presentemos, en la unidad del Espíritu Santo, nuestras esperanzas y anhelos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos lo ha enviado para nuestra salvación. Para que toda la Iglesia rompa a cantar a coro, porque el Señor ha descubierto su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y sepa llevar a todas las gentes la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor. Para que Dios nos conceda abundantes y santas vocaciones sacerdotales al servicio de nuestra diócesis que, como María, engendren en la fe a Jesús y lo den en la vida a los hermanos. Roguemos al Señor. Para que todos los pueblos, razas y naciones del mundo encuentren la paz, y así los confines de la tierra contemplen la victoria de nuestro Dios. Roguemos al Señor. Para que los agonizantes y cuantos han dejado este mundo, puedan contemplar cara a cara a Jesús, el Dios hecho hombre, el Dios con nosotros, que está sentado a la derecha de Su Majestad en las alturas. Roguemos al Señor. Para que todos los que estamos aquí presentes, nuestros familiares y todos aquellos que nos rodean, nos acojamos con amor y vivamos la gran alegría de la Navidad: que el Verbo se ha hecho carne, y ha habitado entre nosotros . Roguemos al Señor. Muestra, Padre santo, tu bondad a tu pueblo que vuelve los ojos a Belén, y dale la paz que te suplica al adorar a tu Hijo; y ya que por tu Verbo, luz verdadera, se hizo todo, y sin Él no se hizo nada de lo que se ha hecho, concédenos todo lo que con fe te hemos pedido, y haz que en todos los corazones hoy se manifieste tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Finalizamos la celebración de la Misa. adorando con devoción la imagen del Niño Jesús. Que después de haber celebrado esta Noche santa, Noche buena, llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Viernes 26 de diciembre de 2014 II DÍA DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR. Fiesta. Color rojo. Misa y lecturas propias de la fiesta (leccionario V). Gloria. Prefacio II de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: Tras celebrar ayer la solemnidad del nacimiento de Jesucristo, hoy, nos reunimos en la fiesta de san Esteban, el primero que derramó su sangre por Jesucristo. Si ayer nos convocaba el gozo del Hijo de Dios hecho hombre, Dios mismo que viene a caminar junto a nosotros y a llenar con su amor nuestra historia; hoy recordaremos, en la figura de san Esteban, que este camino es un camino duro, que lleva a la entrega total, hasta la muerte; pero que, a la vez, abre las puertas de la vida eterna. A nosotros, se nos pide que seamos también testigos de Cristo en nuestra vida por medio de la fe y de las buenas obras. Sin embargo, constantemente fallamos en este cometido. Por ello, al comenzar la celebración de los sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados y pidamos humildemente perdón a Dios por ellos. Tú, el Hijo de María, e Hijo de Dios. Tú, la fuerza de los mártires. Tú, resurrección y vida para todos los que te siguen. Gloria. Colecta: Concédenos, Señor, la gracia de imitar a tu mártir san Esteban y de amar a nuestros enemigos, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Al celebrar la fiesta de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, pidamos a Dios Padre que nos conceda la gracia de ser, como Él, testigos de Cristo, llenos de fe y del Espíritu Santo. Para que san Esteban, que dio testimonio de Cristo anunciando el evangelio, obtenga a la Iglesia ser testigo del Redentor con la palabra y con la vida. Roguemos al Señor. Para que san Esteban, que dio ejemplo con su muerte de seguimiento radical a Cristo, interceda por nuestra diócesis, para que no le falten vocaciones sacerdotales que con sus obras, anuncien la fe que predican con su palabra. Roguemos al Señor. Para que san Esteban, que supo anunciar con valentía el mensaje de Cristo, obtenga a los que luchan por la justicia y la verdad la fuerza y el valor que necesitan. Roguemos al Señor. Para que san Esteban, que sirvió a Cristo en los pobres y los necesitados, interceda para que todos los que sufren encuentren siempre quien les ayude. Roguemos al Señor. Para que san Esteban, que derramó su sangre perdonando a sus verdugos, nos conceda a todos nosotros fortaleza en la fe y capacidad para perdonarnos. Roguemos al Señor. Te pedimos, Señor Dios nuestro, que escuches nuestras oraciones y que alejes de nosotros todo temor, para que siguiendo el ejemplo de san Esteban, el primero de los mártires, seamos capaces de dar testimonio de la muerte y resurrección de Jesús y de perdonar a todos los que nos afrenten. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, te damos gracias por la abundancia de tus misericordias, pues nos salvas por el nacimiento de tu Hijo y nos llenas de júbilo por el triunfo de tu mártir san Esteban. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Sábado 27 de diciembre de 2014 III DÍA DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD SAN JUAN, APÓSTOL Y EVANGELISTA. Fiesta. Color blanco. Misa y lecturas propias de la fiesta (leccionario V). Gloria. Prefacio III de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: Celebramos hoy la fiesta del apóstol y evangelista san Juan, a quien la tradición cristiana recuerda como el discípulo amado del Señor, el más cercano a Él y al que Jesús quería de un modo especial. Fue testigo privilegiado de Jesús en la transfiguración y en la agonía de Getsemaní; fue él el que durante la última Cena reclinó la cabeza sobre el pecho del Señor, y quien recibió a María como Madre al pie de la cruz. Con gozo, reafirmemos hoy nuestra fe en Jesús, la fe que nos ha llegado por el testimonio de los apóstoles, la fe que también nosotros estamos llamados a vivir y anunciar. Y para mejor hacerlo, comencemos la celebración de la Eucaristía reconociendo que nuestra fe y nuestras obras no siempre van unidas, que a menudo cometemos fallos en la vida y que nuestro apostolado cristiano deja mucho que desear. Por eso, con humildad y sencillez, pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Palabra eterna del Padre, por la que todo ha venido a la existencia. Luz verdadera, que has venido al mundo y a quien el mundo no recibió. Hijo de Dios, que, hecho carne, has acampado entre nosotros. Gloria. Colecta: Dios y Señor nuestro, que nos has revelado por medio del apóstol san Juan el misterio de tu Palabra hecha carne, concédenos, te rogamos, llegar a comprender y a amar de corazón lo que tu apóstol nos dio a conocer. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Elevemos ahora nuestras oraciones a Dios, que por el nacimiento de su Hijo Jesucristo ha querido manifestarnos su amor y su cercanía. Para que por intercesión de san Juan, el discípulo que reclinó la cabeza en el pecho de Jesús, la Iglesia viva en intimidad con Dios y en servicio a todos los hombres. Roguemos al Señor. Para que, por intercesión de san Juan, el discípulo que dejó las redes y a su padre para seguir a Cristo, muchos jóvenes se animen a entregar su vida por entero al anuncio de la Buena Noticia. Roguemos al Señor. Para que por intercesión de san Juan, el discípulo amado, las naciones de toda la tierra lleguen a conocer y a amar a Jesucristo, que ha puesto su morada entre nosotros. Roguemos al Señor. Para que por intercesión de san Juan, el discípulo que nos reveló los secretos del corazón de Cristo, todos los que sufren puedan sentir el consuelo y la ternura de Dios que los ama. Roguemos al Señor. Para que, por intercesión de san Juan, el discípulo a quien Cristo confió a su Madre, recibamos la abundancia de gracia que nos trae el Mesías y la transmitamos a nuestros hermanos. Roguemos al Señor. Señor y Padre nuestro, que por medio del evangelista san Juan te nos has revelado como Dios del amor, te pedimos que atiendas nuestras plegarias y hagas que el amor que nos has mostrado en tu Hijo Jesucristo nos mueva a amarte profundamente, y que este amor se derrame sobre todos los hermanos que encontremos en nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Te rogamos, Señor, que la Palabra hecha carne de que nos habló san Juan, tu evangelista, habite siempre entre nosotros por esta eucaristía que hemos celebrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso... Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Domingo 28 de diciembre de 2014 DOMINGO DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ. Fiesta. Color blanco. Misa y lecturas propias del domingo de la fiesta (leccionario II). Gloria. Prefacio III de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: En medio de las fiestas navideñas, en las que nos sentimos más cercanos a nuestros familiares y seres queridos, dedicamos esta fiesta de hoy a la Sagrada Familia. El Hijo de Dios encarnado también ha vivido las diversas realidades humanas, una de las cuales es la familia. Su infancia y juventud junto a la Virgen María y a san José marcaron su estilo de hacer las cosas y su personalidad. Este momento, es también una buena ocasión para poner ante Dios la realidad de nuestras familias, y de orar para que sean auténticas escuelas de amor y de humanidad. Y todos nosotros formamos esa gran familia de la Iglesia, la familia de los hijos de Dios, pero también somos unos pobres pecadores. Por ello, antes de empezar esta celebración, pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Tú, que al nacer de María Virgen te has hecho nuestro hermano. Tú, que conoces y comprendes nuestra debilidad. Tú, que has hecho de nosotros una sola familia. Gloria. Colecta: Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Monición al Credo: Vamos a confesar ahora nuestra fe, recordando las grandes intervenciones de Dios en la historia de la salvación, especialmente, la de la Encarnación de Jesucristo, el Hijo único y verdadero. Oración de los fieles: Al celebrar hoy la fiesta de la Sagrada Familia, y sabiendo que somos hijos de Dios, y que Jesucristo, el Señor, quiso compartir la vida de un hogar humano para santificar la institución familiar, oremos a Dios, Padre nuestro, y Padre de la gran familia humana; y pidámosle que por medio de la intercesión de Jesús, de María y José escuche las oraciones que le presentamos con fe. Para que Dios proteja a su Iglesia, familia de los que creemos en Jesús; y nuestras familias sean Iglesias domésticas en las que se susciten nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Roguemos al Señor. Para que los gobernantes legislen siempre a favor de la familia, mirando su bienestar y protección; especialmente de aquellas que menos tienen y más lo necesitan. Roguemos al Señor. Para que el ejemplo de unidad de la Sagrada Familia de Nazaret fortalezca los vínculos de las familias cristianas, los restablezca donde se han roto y bendiga con amor a los matrimonios que celebran sus bodas de plata o de oro. Roguemos al Señor. Para que los difuntos de nuestras familias, especialmente los que nos han dejado durante este último año, puedan celebrar gozosos las fiestas de Navidad en el cielo junto a Jesús, José y María. Roguemos al Señor. Para que todos nosotros, sintiéndonos miembros de la gran familia de Dios, promovamos el amor y la solidaridad dentro de nuestras familias y en nuestra comunidad hacia los más necesitados. Roguemos al Señor. Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante Ti y ante los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Padre nuestro, que nos amas y nos perdonas, concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar en el cielo de su eterna compañía. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Lunes 29 de diciembre de 2014 V DÍA DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD Color blanco. Misa y lecturas propias de la feria. Gloria. Prefacio II de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: En este tiempo de Navidad, Jesús nos aparece plenamente encarnado en la condición humana; y hoy el Evangelio nos hará ver que es un niño que tiene que ser llevado en brazos como cualquier otro niño, y como su familia ha de someterse a la Ley como toda familia, haciendo la ofrenda de los pobres. En esta condición humana normal, somos llamados a reconocer, como Simeón, al Salvador de todos los pueblos. Eso quiere decir que Jesús es la luz de nuestra vida, y que vale la pena creer en él; que el camino de la salvación está en el Evangelio, en lo que Jesús dirá y hará; y que vale la pena hacer conocer esta luz a todo el mundo. Pero muchas veces nos empeñamos en vivir en la oscuridad. Por eso ahora, comenzamos la celebración de la Eucaristía pidiendo humildemente perdón al Señor por nuestros pecados. Rey de la paz y Santo de Dios: Señor, ten piedad. Luz que brillas en las tinieblas: Cristo, ten piedad. Imagen del hombre nuevo: Señor, ten piedad. Gloria. Colecta: Dios todopoderoso, a quien nadie ha visto nunca, Tú que has disipado las tinieblas del mundo con la venida de Cristo, la luz verdadera, míranos complacido, para que podamos cantar dignamente la gloria del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo. Oración de los fieles: Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre por medio de Jesucristo, su Hijo, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos a todos con su pobreza. Por la Iglesia; para que iluminada por la luz de Jesucristo, bendiga a Dios por el salvador que le ha sido dado, y lo presente a todas las naciones como luz verdadera. Roguemos al Señor. Por las familias cristianas; para que eduquen a sus hijos en el Evangelio de Jesucristo, fomenten en ellos el amor a los hermanos y favorezcan generosamente la vocación sacerdotal o religiosa. Roguemos al Señor. Por los países de tradición cristiana; para que sean testigos de la fe en Cristo y encuentren en Él la paz, que es el anhelo de toda la familia humana. Roguemos al Señor. Por los ancianos y todos los dependientes; para que puedan vivan rodeados del afecto de los suyos y con la alegría de saberse queridos por Dios. Roguemos al Señor. Por todos nosotros; para que siguiendo el ejemplo de Simeón, permanezcamos siempre atentos a la presencia de Cristo para no andar en la oscuridad. Roguemos al Señor. Dios y Señor nuestro, que manifestaste tu salvación a Simeón antes de que conociera la muerte; escucha nuestras súplicas y concédenos la gracia de recibir a tu Hijo como luz que envías para alumbrar a las naciones y dar testimonio de Él ante el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Por la eficacia de estos santos misterios fortalece, Señor, cada vez más nuestra vida cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Martes 30 de diciembre de 2014 VI DÍA DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD: Color blanco. Misa y lecturas propias de la feria. Gloria. Prefacio III de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. Monición de entrada y acto penitencial: Celebrar la Navidad es apartarse de los criterios del mundo y seguir las huellas de Jesús, reordenar la jerarquía de los valores en nuestra vida, hacer una clara opción por sus bienaventuranzas, y no por las más fáciles o las de moda, que pueden ser claramente hostiles al Evangelio de Jesús. Por eso es bueno que, sin angustiarnos ni atormentarnos, pero con lucidez, recordemos en este ambiente navideño que la vida es lucha, y que se nos pide una continuada decisión: decir «sí» a Cristo y «no» a las fuerzas del maligno. Para que se pueda decir de nosotros que «hemos vencido al maligno» con la ayuda de ese Cristo Jesús, que es el que en verdad le ha vencido. Por eso ahora, al comenzar la Eucaristía, pedimos humildemente perdón a Dios por todos nuestros pecados. Tú que eres Dios de Dios, y Luz de Luz Tú que por nosotros y por nuestra salvación bajaste del cielo Tú que por obra del Espíritu Santo te encarnaste de María Colecta: Dios todopoderoso, por este nuevo nacimiento de tu Hijo en nuestra carne líbranos del yugo con que nos domina la antigua servidumbre del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Oremos, hermanos, a Dios Padre, para que su Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen María, y que ha participado de nuestra condición humana, nos haga participar de su divinidad en el reino de los cielos. Para que dando gracias a Dios por el don de la redención, la Iglesia anuncie a todo el mundo el nacimiento del Mesías. Roguemos al Señor. Para que nunca falten en nuestra diócesis vocaciones sacerdotales que nos anuncien la verdad de la Encarnación del Hijo de Dios. Roguemos al Señor. Para que todos los pueblos de la tierra progresen en paz y en justicia, y se sientan movidos a glorificar la grandeza de Dios. Roguemos al Señor. Para que aquellos que sufren soledad o abandono encuentren en los cristianos amor y comprensión. Roguemos al Señor. Para que la palabra de Dios habite en nuestros corazones y aprendamos de ella a cumplir la voluntad del Padre. Roguemos al Señor. Oh Dios, Padre todopoderoso, que inspiraste a Ana a reconocer a tu Hijo y a alabarlo como el Salvador que ha traído la libertad y la vida a su pueblo; escucha nuestras oraciones y haz que nosotros también reconozcamos y acojamos a Jesús en nuestra vida y, con Él y como Él,  crezcamos cada día en sabiduría y en gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Señor, tú que llegas hasta nosotros en la participación de la Eucaristía, concédenos obtener el fruto de este sacramento, y que al recibirlo nos hagamos cada día más dignos de este don que nos haces. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. Miércoles 31 de diciembre de 2014 VII DÍA DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD Color blanco. Misa y lecturas propias de la feria. Gloria. Prefacio I de Navidad. Canon romano con embolismos propios de Navidad. Bendición solemne de Navidad. La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. Monición de entrada y acto penitencial: La Navidad no es sólo un recuerdo, es un acontecimiento que tiene para nosotros plena actualidad. El mismo Hijo de Dios que se hizo hombre y nació de Santa María, la Virgen, en Belén de Judá, es el que hoy está con nosotros, en este mundo en el que se decide la salvación de los hombres. Cristo es el Emmanuel, es decir, el “Dios-con-nosotros”. Por eso nos hemos reunido en su nombre para dar gracias al Padre en la celebración de la Eucaristía; y la comenzamos, como siempre hacemos, pidiendo perdón al Señor por nuestros pecados. Hijo de Dios, que, nacido de María, te hiciste nuestro hermano. Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad. Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia. Gloria. Colecta : Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y la plenitud de toda religión en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados entre los miembros vivos de su Cuerpo, porque sólo en él radica la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. Oración de los fieles: Hermanos, cuando estamos a punto de terminar un año, dirijamos nuestras súplicas confiadas a Dios Padre, que por medio de su Palabra nos ha dado la luz y la vida. Por la Iglesia; para que, día tras día, anuncie fielmente que Jesucristo es el único salvador del hombre. Roguemos al Señor. Por las vocaciones sacerdotales; para que Jesús, que nunca abandona a su Iglesia, conceda abundantes y santas vocaciones sacerdotales al servicio de nuestra diócesis. Roguemos al Señor. Por todos los pueblos de la tierra; para que alcancen la paz y la concordia, y entre todos trabajen por el bien común. Roguemos al Señor. Por los que viven angustiados y preocupados por salir adelante; para que encuentren en Cristo la luz que les guíe en su camino. Roguemos al Señor. Por todos nosotros; para contemplando a Cristo, que ha puesto su morada entre nosotros, elevemos siempre nuestros corazones hacia Dios. Roguemos al Señor. Padre todopoderoso, que nos has dado a tu Hijo Jesucristo, Palabra hecha carne, por medio de quien nos has otorgado gracia tras gracia, acepta nuestras plegarias y haznos caminar con Él con esperanza y alegría, para que así lleguemos a participar de la plenitud de su vida en la eternidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Poscomunión: Que tu pueblo, Señor, dirigido por tu ayuda continua, reciba los auxilios, presentes y futuros, que le envías, y sostenido, pues lo necesita, por el consuelo de las cosas temporales, ayúdale a aspirar con más confianza a los bienes eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición solemne: El Dios de bondad infinita que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó esta noche santa aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. El que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. Y el que por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Despedida: Llevemos a todos la Buena Noticia: “Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Podéis ir en paz. CCLESIA DIGITAL – www.revistaecclesia.com