[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
10.18441/ibam.17.2017.66.7-11 Imaginarios africanistas y trasatlánticos. Memoria y agencia cultural. Introducción Africanist and Transatlantic Imaginaries. Memory and Cultural Agency. Introduction D ORIS W IESER Universidade de Lisboa, Portugal dwieser@letras.ulisboa.pt MAGDALENA LÓPEZ Universidade de Lisboa, Portugal Magdalena.lopez@fl.ul.pt Iberoamericana, XVII, 66 (2017), 7-11 Este dossier propone establecer un diálogo Sur-Sur poco atendido en los estudios sobre los diversos flujos culturales trasatlánticos en las últimas décadas: el de América Latina y África subsahariana y, en menor medida, el de los “sures” interiores de Estados Unidos y Europa. Tradicionalmente consideradas como “periféricas” respecto al orden mundial, América Latina y el África subsahariana están atravesadas por experiencias coloniales y postcoloniales cuya especificidad ensancha el debate sobre el modo en que Occidente determinó la comprensión del mundo, y las contrapropuestas, líneas de fuga y epistemes alternativas. Las relaciones trasatlánticas que aquí se exploran, intentan ir más allá del referente directo de la trata esclavista que tuvo lugar entre los siglos v y i, para explorar cómo se reformulan los imaginarios africanistas en la memoria cultural de ambas orillas a partir de la segunda mitad del siglo . Dichos imaginarios resultan altamente complejos en la medida en que entrañan diversas (y a veces conflictivas) negociaciones para concebir nociones de pertenencia, identidad, resistencia y agencia cultural en el escenario global. No cabe duda de que ciertos elementos comunes de la cultura e historia africana han sido recuperados en diversas producciones culturales latinoamericanas. Lo que resulta, sin embargo, más difícil de dilucidar es la Iberoamericana, XVII, 66 (2017), 7-11 D OR IS W IES ER Y M AGD AL ENA L ÓP EZ 8 pertinencia de estas apropiaciones y reciclajes para concebir espacios transculturales y comunidades alternativas tanto en África como en América Latina. Tomando en cuenta esta última inquietud, este conjunto de ensayos explora cuáles son los alcances y limitaciones de concebir África como una matriz cultural adecuada en América Latina y, en algunos casos, se pregunta de qué manera los escenarios literario, artístico y musical africanos se han visto afectados por los intercambios simbólicos latinoamericanos. Se trata, entonces, de analizar productos culturales que devienen de procesos transatlánticos bidireccionales –e incluso tridireccionales como sucede en el género de la salsa y en algunas novelas históricas– abriendo un horizonte de posibilidades creativas para pensar un Sur Global que no eluda su dimensión local, sus tensiones internas, ni sus espacios intersticiales. Mientras los ensayos de Brais D. Outes-León, Doris Wieser y Edvaldo A. Bergamo se concentran en exponer la productividad de los múltiples tránsitos culturales alrededor de personajes históricos o de imaginarios sobre el origen de la propia cultura; los de Carlos Garrido Castellano y Magdalena López muestran los riesgos y las limitaciones de ciertos proyectos emancipadores del Sur al momento de establecer una mirada trasatlántica. A partir del concierto de la Fania All Stars en la ciudad de Kinshasa de 1974, Outes-León entreteje las múltiples interconexiones geográficas y culturales que gravitaron alrededor de la salsa y su proyección más allá del ámbito latino y latinoamericano. A partir de los años setenta, la compañía discográfica de la mítica banda desarrolló una propuesta conceptual preocupada por enfatizar las raíces africanas de la salsa. De este modo, el género musical sufrió un desplazamiento discursivo desde los barrios latinos de Nueva York, las Antillas y América Latina hacia el continente africano y la emergente clase media afroamericana no latina. Esta reconexión con África es revisada por Outes-León a través de materiales visuales como el documental Salsa (1974), el álbum Live in Africa (1986) y la revista Latin NY (1973-1985). Al hacerlo, el autor no elude las contradicciones de este imaginario sónico trasatlántico sino que, por el contrario, detecta una tensión entre la identificación y el extrañamiento, entre los estereotipos coloniales y la reivindicación del otro. Es, en medio de estas contradicciones, donde se perfila una nueva identidad musical de vanguardia. En el paralelismo entre el concierto de la Fania all Stars con Celia Cruz en el antiguo Zaire y, la actuación del saxofonista camerunés Manu Dibango en Nueva York y San Juan junto a músicos afroamericanos y latinos, se mapea un paisaje sónico que trasciende las fronteras geográficas, idiomáticas nacionales y políticas. Estaríamos ante lo que el autor identifica como un tercer espacio, un lugar híbrido capaz de configurar una nueva comunidad trasatlántica a través de la música. En “A Rainha Njinga no diálogo sul-atlântico: género, raça e identidade”, Doris Wieser analiza varias representaciones de la reina Njinga de Angola (1582-1663) contenidas en textos que abarcan desde las crónicas del siglo vii hasta las novelas históricas O trono da rainha Jinga (1999) del brasileño Alberto Mussa y A Rainha Ginga. E de como os africanos inventaram o mundo (2014) del angoleño José Eduardo Agualusa. El modo en que el personaje histórico ha sido codificado y ficcionalizado permite advertir 9 INTR OD U C C IÓN Iberoamericana, XVII, 66 (2017), 7-11 una “colonialidad de género” que atraviesa distintos momentos históricos y lugares de enunciación. Wieser desmonta los conceptos binarios y jerárquicos con los cuales cronistas como Cavazzi elaboraron un imaginario negativo sobre la reina Njinga al tiempo que detecta una mirada mucho menos desprejuiciada en dos novelas históricas que vienen a recuperar al personaje desde una perspectiva brasileña. No obstante, ambas obras no pretenden un acercamiento a la reina Njinga desde su propia contextualización epistémica. Particularmente relevante resulta la discusión sobre la necesidad de abordar a la reina Njinga desde su marco cultural africano. Concebirla en los términos de una “identidad social” ligada a cuestiones de linaje y antigüedad y no, en los de una identidad de género occidental, arrojaría luces sobre una epistemología del Sur. Aunque este propósito no aparece planteado dentro del corpus estudiado, Wieser sí ve en las novelas una memoria cultural afro-brasileña de la cual emergen algunas subjetividades literarias híbridas derivadas de una sensibilidad Sur-Sur. También Edvaldo A. Bergamo ofrece un debate en torno al género de la novela histórica en ambos lados del Atlántico partiendo de dos novelas, la brasileña Desmundo (1997) de Ana Miranda y la angoleña Nação crioula (1997) de José Eduardo Agualusa. A diferencia de la propuesta de Wieser, Bergamo parte de un abordaje teórico sobre la “novela histórica postcolonial”. Si, en general, la nueva novela histórica de la segunda mitad del siglo  rompe con el modelo clásico de la novela histórica decimonónica occidental, abandonando el mito de la posibilidad de una reconstrucción fidedigna del pasado y ofreciendo una visión crítica a partir de voces silenciadas por el discurso histórico hegemónico; en particular, la novela histórica postcolonial surge de las ex colonias de Europa y desafía la historia oficial de la expansión marítima y del colonialismo, dando voz a distintas víctimas y usufructuarios de la empresa colonial y creando así una memoria contestataria. Las dos novelas trazan movimientos transatlánticos de Portugal a Brasil (Desmundo) y de Angola a Brasil, pasando por Francia y Portugal (Nação crioula). En una lectura comparatista, Bergamo destaca el potencial subversivo de la mirada de las mujeres protagonistas: Una mujer blanca, huérfana portuguesa, que, en el siglo vi, se ve obligada a emigrar a Brasil para fortalecer la presencia portuguesa y, una mujer negra, ex esclava angoleña, que, en el siglo i, se vuelve rica y antiabolicionista. Bergamo detecta en ambas obras un ímpetu de revisionismo anticolonialista y antiimperialista. Por su parte, Carlos Garrido Castellano emprende una mirada comparativa entre las Bienales de La Habana (primera edición en 1984) y Johannesburgo (primera edición en 1995), para problematizar los alcances de dos proyectos que se pensaron como alternativos al modelo universalista de las grandes bienales. El cierre de la bienal africana y la gradual orientación de la latinoamericana hacia un contexto artístico meramente internacional, marcan el fracaso del modelo de “Bienal del Sur” con el que se aspiraba conciliar temáticas y enfoques globales en contextos locales. Contra la visión romántica de algunos críticos respecto a la emergencia de este tipo de bienales, Garrido advierte sobre la no equivalencia entre novedad/espontaneidad e independencia/libertad. Al momento de establecer la continuidad de ambas bienales pareció perderse de Iberoamericana, XVII, 66 (2017), 7-11 D OR IS W IES ER Y M AGD AL ENA L ÓP EZ 10 vista la especificidad coyuntural de los contextos cubano y sudafricano de las primeras ediciones. Con los cambios políticos y sociales que le siguieron, asistimos a procesos de estetización y universalización que acabaron por minar la utopía de amalgamar lo artístico con sus espacios inmediatos de inserción. Cada vez más globalizados, esto proyectos repitieron la histórica segregación entre las demandas urgentes de la gente de a pie y el espacio cerrado del arte. El artículo deja abierta una interrogante implícita: ¿es posible pensar bienales que puedan concatenar lo local con lo global desde la especificidad del Sur? Por último, Magdalena López también propone una problematización, ya no de las bienales del Sur, sino de una territorialidad trasatlántica mestiza del Sur. Tomando como punto de partida la intervención militar cubana en Angola (1975-1990) durante los años de la guerra civil de este país, López establece una genealogía paralela entre las ideologías raciales en América Latina y África lusófona –sistema de castas, mestizaje, lusotropicalismo, crioulidade– que finalmente confluirían en el discurso internacionalista en Angola. Según la tesis de López hay una matriz epistémica en ambos lados del Atlántico, consistente en la homogenización de las diferencias identitarias dentro de un modelo teleológico unitario, que atraviesa diferentes momentos temporales y proyectos políticos antagónicos. Al revisar las obras Dulces guerreros cubanos (1999) de Norberto Fuentes, Desconfiemos de los amaneceres apacibles (2011) de Emilio Comas Paret, Geração da Utopía (1992) de Pepetela y Estação das Chuvas (1996) de José Eduardo Agualusa, concluye que hubo una continuidad discursiva en los proyectos revolucionarios y anticoloniales tendiente a ocultar desigualdad y la diferencia socio-racial. La persistencia de matrices culturales hegemónicas, la emergencia de subjetividades híbridas, la recurrencia de entrelugares de la memoria y de terceros espacios simbólicos dan cuenta de las dinámicas interconexiones y tránsitos culturales entre África y América Latina a finales de siglo  y principios del i. Atender sus diversas manifestaciones en productos culturales como la música, el cine documental, la novela y la bienal de arte permite tanto una lectura crítica de algunos proyectos fallidos como la apertura hacia nuevos horizontes de emancipación capaces de ofrecer herramientas para el agenciamiento de comunidades históricamente subalternizadas. | Doris Wieser es doctora en Literatura Iberorrománica por la Georg-August-Universität Göttingen con una tesis sobre la novela policial en América Latina, publicada con el título Der lateinamerikanische Kriminalroman um die Jahrtausendwende (2012). Ha coeditado el libro Identidades em movimento. Construções identitárias na África de língua portuguesa e seus reflexos no Brasil e em Portugal (2015). Actualmente es investigadora del Centro de Estudios Comparatistas de la Universidad de Lisboa donde desarrolla el proyecto “Identidades nacionales en diálogo: construcciones de identidades políticas y literarias en Portugal, Angola y Mozambique”. | Magdalena López es investigadora del Centro de Estudios Comparatistas de la Universidad de Lisboa. Se especializa en cultura y literatura del Caribe Hispano. Es autora de los libros El otro de nuestra América: Imaginarios sobre Estados Unidos en la República Dominicana y Cuba 11 INTR OD U C C IÓN (2011) y Desde el fracaso: Narrativas del Caribe insular hispano en el siglo XXI (2015). Igualmente ha publicado diversos artículos en revistas académicas europeas, estadounidenses y latinoamericanas. Obtuvo su doctorado en Literatura y Estudios Culturales Latinoamericanos University of Pittsburgh. Iberoamericana, XVII, 66 (2017), 7-11