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Duelo y melancolía
Freud toma el sueño como paradigma normal de las pertubaciones anímicas narcisistas y de la
misma manera trabajará un afecto normal, el duelo, para dar cuenta de la melancolía.
Freud aclara que la melancolía presenta múltiples formas clínicas cuya síntesis en una unidad
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El trabajo de duelo consiste en un despojamiento del enlace libidinal con el objeto. Una. vez
terminado el trabajo de duelo el Yo dispone del capital libidinal que anteriormente estaba adosado al objeto perdido. Puede no deberse a la pérdida del objeto en si, sino a la pérdida del objeto
como objeto de amor.
En la melancolía no atinamos a discernir con precisión lo que se perdió. Hubo por lo tanto,
una pérdida inconsciente. El paciente sabe a quien perdió pero no lo que perdió en él. Y Freud
considera esa diferencia: en el duelo no hay nada inconsciente en lo que atañe a la pérdida.
(QXQFLDGRLQVRVWHQLEOH.
En la melancolía hay empobrecimiento del Yo. En el duelo el mundo se ha vuelto pobre y vacío. En
la melancolía eso le ocurre al Yo. Indica el compromiso narcisista involucrado en esta pérdida. ³(Q
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WRGRVORVVHUHVKXPDQRVDDIHUUDUVHDODYLGD´9LQFXODUHVWDD¿UPDFLyQFRQHOFRQVLGHUDUDOQDUFLsismo como complemento libidinoso del egoísmo y después de 1920 con la pulsión de muerte.
Freud se pregunta si en algún sentido no ha de tener razón, y esto apunta al problema de la
realidad psíquica. La pregunta que debemos hacernos es en qué tiene razón. Freud dice que el
melancólico capta la verdad con más claridad que otros. ¿La verdad o su verdad?
¿Es solo una patología del Ello o también una patología del Superyo? ¿Desde donde se mira el
melancólico? Vincular esto con la génesis del Surperyo. Y con que el Yo depende del amor del
Superyo. Señala como rasgo clínico una acuciante franqueza que se complace en el desnudamiento de si mismo. ¿Proyección del Superyo afuera? ¿Búsqueda de crítica externa?
Lo esencial no es confrontar al melancólico con la realidad externa, sino suponer que está
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describiendo correctamente su situación y ha perdido el respeto por sí mismo. Freud dice que
tendrá buenas razones para ello. ¿Razones actuales o históricas?
Insiste en que la pérdida es una pérdida del Yo. Postula que la melancolía implica interrogarse
acerca de la constitución íntima del Yo que remite también a la constitución del Superyo. En el
Yo puede haber escisiones. Una parte del Yo se contrapone a la otra. Esto será planteado más
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moral junto con la censura de la conciencia y el examen de realidad constituyen las grandes
instituciones del Yo, y la conciencia moral puede enfermarse ella sola.
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persona, pero si se ajustan a otra persona a quien el enfermo ama, ha amado o amaría. Concluye
que los reproches están dirigidos contra un objeto de amor (narcisista) que fue con el que el Yo
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La melancolía surge a partir de una afrenta real o un desengaño de parte de la persona amada que
produjo un sacudimiento de ese vínculo de objeto. No tiene como resultado a un desasimiento
de Iibido de ese objeto y el desplazamiento a otro (duelo normal), sino una perdurabilidad por
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fantasmático, se retiró sobre el Yo. ¿Era un objeto objetal o cumplía una función narcisista? Es
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narcisista, lo que conlleva que ante la pérdida de objeto se regresa al narcisismo. (¿Que función
cumplía el objeto?)
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Freud lo vincula con la etapa oral canibalística, que da como resultado una regresión desde un
tipo de elección de objeto al narcisismo originario que remitiría a una indiscriminación Yo-no
Yo. Concluye como determinación fundamental de la melancolía el predominio del tipo narcisista en la elección de objeto. (Vincularlo con la curación por el amor de ,QWURGXFFLyQGHO
Narcisismo).
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Importancia de la ambivalencia. Diferencia con la neurosis obsesiva.. En esta la ambivalencia
se dirige al objeto pero hay preservación de la relación yo-objeto. En la melancolía por el rodeo
de la auto-punición el sujeto se desquita de los objetos originarios. ¿Cuáles son los objetos oriJLQDULRV"¢&XDOHVODKLVWRULDLGHQWL¿FDWRULD"¢(QFRQWUDUXQREMHWRQRHVUHHQFRQWDUOR"¢1RHV
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El sadismo de la melancolía no es mas que el sadismo del yo por otro con el cual el Yo se ha
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afrentas al Yo puramente narcisistas, sin pérdida real del objeto?
La manía no tiene un contenido diverso de la melancolía y ambas afecciones pugnan con el
mismo complejo. Vincula la manía con estado de alegría, júbilo o triunfo. La manía sería efecto
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con la relación Superyo-Yo? En la manía el Yo tiene que haber vencido la pérdida de objeto.
Y a la coacción del Superyo: y el maníaco parte voraz a la búsqueda de nuevas investiduras de
objeto. ¿Se ha emancipado el maníaco del objeto?
Freud luego se propone considerar, desde el punto de vi sta tópico, el problema de la melancoOtD<HVHYLGHQWHODLQVX¿FLHQFLDGHODSULPHUDWySLFDSDUDGDUFXHQWDHQWpUPLQRVPHWDSVLFROygicos de la melancolía. (Comparar con Neurosis y psicosis de 1924 y otros textos de la segunda
tópica: lectura retroactiva).
Postula como diferencia cuantos de estos procesos psíquicos se juegan en las investiduras de
objeto inconscientes que se resignaron, y cuanto dentro del Yo en el sustituto de ellas por
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representación cosa es imprescindible. /RTXHODPHODQFROtDDJUHJDDOGXHORQRUPDOHVTXHOD
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por salvar del asalto esta posición libidinal. Estas batallas no se sitúan en otro sistema que el inconsciente , el reino de las huellas mnémicas de cosa donde también se efectúan los intentos de
desatadura del duelo. Pero en este caso nada impide que tales procesos prosigan por el camino
normal que atraviesa el preconciente hasta llegar a la conciencia, siendo que este camino está
bloqueado para el trabajo melancólico quizás a consecuencia de una multiplicidad de causas o
de la conjunción de estas.
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cual había partido. Y entonces allí el proceso puede devenir conciente y se representa ante la
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HODERUDFLyQGHOGXHORSRUFRQÀLFWRGHDPELYDOHQFLDTXHSURGXFHODLGHQWL¿FDFLyQGHO<RFRQ
el objeto perdido. Así como el duelo normal mueve al Yo a renunciar al objeto declarándoselo
muerto y ofreciéndole como premio el permanecer con vida, de alguna manera matando al
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objeto, logrando entonces que el pleito se termine dentro del inconsciente.
Freud concluye: ³3RUPDVTXHDFHSWHPRVHVWDFRQGLFLyQGHOWUDEDMRPHODQFyOLFRHOODQRQRV
SURSRUFLRQDODH[SOLFDFLyQTXHEXVFiEDPRV(VSHUiEDPRVGHULYDUGHODDPELYDOHQFLDTXHUHLQDHQODDIHFFLyQPHODQFyOLFDODFRQGLFLyQHFRQyPLFDPHUFHGDODFXDOXQDYH]WUDQVFXUULGD
DTXHOODVREUHYLHQHODPDQtD´7UHVSUHPLVDVGHODPHODQFROtDSpUGLGDGHOREMHWRDPELYDOHQcia, regresión de la libido al Yo. Las dos primeras se encuentran también en los reproches obseVLYRV$OOtHVODDPELYDOHQFLDHOUHVRUWHGHOFRQÀLFWR3RVWXODHQWRQFHV)UHXGHOWHUFHUIDFWRUHV
GHFLUODUHJUHVLyQQDUFLVLVWDHVHO~QLFRH¿FD]5HJUHVLyQQDUFLVLVWDTXHVHGHEHDXQDHOHFFLyQ
narcisista. Pregunta central: ¿qué función cumplía lo perdido (objeto, logros yoicos, ilusiones)
en la economía narcisista de ese sujeto?
Nota original en: KWWSZZZSURPH¿WQHWKRUQVWHLQSGf
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