Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana
escritos 5 0
© Universidad Pontiicia Bolivariana
ESCRITOS
ISSN: 0120-1263
Vol. 23, No. 50
2015 enero - junio
Gran Canciller UPB: Arzobispo Mons. Ricardo Tobón Restrepo
Rector General: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda
Vicerrector Académico: Pbro. Jorge Iván Ramírez Aguirre
Decano Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades: Pbro. Guillermo Zuleta Salas
Director Facultad de Filosofía: Dr. Luis Fernado Fernández Ochoa
Jefe Editorial-Librería (e): Natalia Andrea Uribe Angarita
Coordinadora de Producción: Ana Milena Gómez Correa
Coordinadora visibilidad académica e impacto cientíico: Maricela Gómez Vargas
Diagramación: Ana Milena Gómez Correa
Dirección editorial:
Editorial Universidad Pontiicia Bolivariana, 2015
Email: editorial@upb.edu.co
www.upb.edu.co
Telefax: (57)(4) 3544565
A.A. 56006 / Medellín-Colombia
ESCRITOS
ISSN No. 0120-1263
–Fundada en 1974–
Vol. 23, No. 50, pp. 1-288, Medellín-Colombia
Enero - Junio, 2015
Publicación oficial de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad
Pontificia Bolivariana, su temática abarca los campos de investigación en Filosofía,
Literatura y Humanidades. Su objetivo es presentar reflexiones e investigaciones de
actualidad en estos campos del saber. Los contenidos de la revista están dirigidos a los
estudiantes, docentes, investigadores, egresados, profesionales de las áreas de la
Filosofía y la Literatura y a los lectores afines a estas disciplinas.
Periodicidad semestral.
Palabras clave: Filosofía, Literatura, Historia, Humanidades.
e
Incluída en Índice Nacional de Publicaciones Seriadas, Científicas y Tecnológicas
de Colciencias, Publindex, categoría A2 - Colombia.
Scielo Colombia. Scielo citation Index – Web of Knowledge
Latindex-México.
Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades, CLASE - México.
Fuente Académica Premier, Ebsco.
IBZ - Internationale Bibliographie der Geistes- und Sozialwissenschaftlichen Zeitschriftenliteratur International Bibliography of Periodical Literature in the Humanities and Social Sciences.
Proquest Research Library- Proquest Central-Proquest Religion.
Index Copernicus International
Ulrich’s
Dialnet
http://revistas.upb.edu.co/index.php/escritos
escritos 5 0
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades
Gran Canciller, Monseñor Ricardo Tobón Restrepo. Arzobispo de Medellín
Rector, Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda
Decano de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades,
Presbítero Guillermo León Zuleta Salas
Director Facultad de Filosofía, Dr. Luis F. Fernández Ochoa
EDICIÓN
Editorial Universidad Pontificia Bolivariana
EDITOR DE LA REVISTA
Iván Darío Carmona Aranzazu
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Alfredo Marcos Martinez- Universidad de Valladolid – España
Dr. Miguel Angel Polo Santillán - Universidad Mayor de San Marcos - Perú
Dr. Germán Vargas Guillén - Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá - Colombia
Mg. Miguel A. Ruiz G. - Universidad Nacional de Colombia, Medellín - Colombia
Dr. Porfirio Cardona R. - Universidad Pontificia Bolivariana - Colombia
Luis Alberto Castrillón López - Universidad Pontificia Bolivariana - Colombia
COMITÉ CIENTÍFICO
Dr. Paul Gilbert S.J. - Pontificia Universidad Gregoriana - Italia
Dra. Victoria Camps Cervera - Universidad Autónoma de Barcelona - España
Dr. Miguel García-Baró - Universidad Pontificia de Comillas - España
Dr. Leonardo Rodriguez Duplá – Universidad Complutense de Madrid - España
Dra. Adela Cortina Orts - Universidad de Valencia - España
Dr. Jesús Conill Sancho - Universidad de Valencia - España
Dr. Jorge Rivera Cruchaga - Pontificia Universidad Católica de Chile - Chile
Dr. Juan Carlos Moreno Romo - Universidad Autónoma de Querétaro - México
Dra. Elisabetta Di Castro Stringher - Universidad Nacional Autónoma de México – México
ÁRBITROS
Dr. Ricardo Oscar Diez – Conicet- Argentina
Dr. Fredy Santamaría Velasco- Universidad Santo Tomas – Bogotá
Dr. Carlos Enrique Restrepo Bermúdez- Universidad de Antioquia- Medellín
Mg. Juan Fernando García Castro- Universidad de Antioquia- Medellín
Mg. Andrés Felipe López López - Universidad de San buenaventura- Medellín
Mg. Adriana María Ruiz Gutiérrez- Universidad Pontificia Bolivariana - Medellín
CORRECTOR DE ESTILO
Carlos Enrique Restrepo Bermúdez
ILUSTRACIÓN DE PORTADA
Manuscritos de las notas de clase de Gonzalo Soto Posada
COORDINADOR EDITORIAL
Ivan Dario Carmona Aranzazu
TRADUCCIÓN
Inglés - Carlos Andrés González
Portugués - Juliane Vasconcelos Almeida Campos
El modelo de contrato de licencia de uso (2011) que actualmente poseen los editores de las revistas UPB
sobre los artículos, permite que se otorge la siguiente licencia creative commons:
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y
exhibido por terceros si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se
pueden realizar obras derivadas
e
Los artículos son de exclusiva responsabilidad de los autores y en nada comprometen
a la Universidad Pontificia Bolivariana, ni a la Revista.
Los artículos pueden ser reproducidos total o parcialmente citando la fuente.
escritos 5 0
EDITORIAL | EDITORIAL | EDITORA
LIBERTAD O DESTINO: El laberinto de la condición humana. ........................ 13
Differexxxxxof the Other
Diferenxxxxdo outro
Iván Darío Carmona Aranzazu
ARTÍCULOS | ARTICLES | ARTIGOS
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS .... 25
THE PHILOSOPHICAL AND POLITICAL VIOLENCE THAT WE ALL INHERITED
A VIOLÊNCIA FILOSÓFICA E POLÍTICA QUE TODOS HERDAMOS
Juan Carlos Moreno Romo
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL........................................... 43
TRANSHUMANISM: A MATTER OF SKIN
O TRANS-HUMANISMO: QUESTÃO DE PELE
Dr. Omar Parra Rozo - Dr. Hernando Barrios Tao
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON ............. 67
ANTHROPOLOGY OF GIVENNESS: MAN AS GIFT
ANTROPOLOGIA DA DOAÇÃO: O HOMEM COMO DOM
Bayron León Osorio Herrera
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES................................................. 83
ORIGINARY EXPERIENCE OF GOD, DECONSTRUCTION AND
DEINSTITUTIONALIZATION OF RELIGIONS
EXPERIÊNCIA ORIGINÁRIA DE DEUS, DESINSTITUCIONALIZAÇÃO E
DESCONSTRUÇÃO DAS RELIGIÕES
Carlos Arboleda Mora - Luis Alberto Castrillón López
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS
DE LA EPISTEMOLOGÍA EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA
MÍSTICA ........................................................................................................ 109
POSSIBILITIES AND OBSTACLES OF EPISTEMOLOGY IN THE
UNDERSTANDING OF MYSTICAL EXPERIENCE
POSSIBILIDADES E OBSTÁCULOS DA EPISTEMOLOGIA NA COMPREENSÃO
DA EXPERIÊNCIA MÍSTICA
Lina Marcela Cadavid Ramírez
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA .................... 135
MISHIMA’S ETHICAL AESTHETICISM FROM THE PERSPECTIVE
OF VATTIMO’S MORAL SUBJECTIVISM. DESTRUCTION AS BEAUTY
O ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA A PARTR DO SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. A DESTRUIÇÃO COMO BELEZA
Ciro Eugenio Schmidt Andrade
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA
DE EDMUND HUSSERL ............................................................................... 157
THE PROBLEM OF CRISIS FROM THE PERSPECTIVE
OF EDMUND HUSSERL’S PHENOMENOLOGY
O PROBLEMA DA CRISE A PARTIR DA FENOMENOLOGIA
DE EDMUND HUSSERL
Rubén Sánchez Muñoz
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA:
EL ESTADO DE DERECHO DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA .... 179
ABSTRACTION AND NATURE: SPINOZA ON THE RULE OF LAW
ABSTRAÇÃO E NATUREZA: O ESTADO DE DIREITO VISTO DE UMA
PERSPECTIVA SPINOZISTA
Modesto Gómez-Alonso
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES” ........ 213
SEARLE AND THE POSSIBILITY OF DERIVING AN “OUGHT” FROM AN “IS”
SEARLE E A POSSIBILIDADE DE DERIVAR UM “DEVE” DE UM “É”
Angélica María Rodríguez Ortiz
CREACIÓN | CREATION | CRIAÇÃO
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
(El asunto de lo imposible en vida) ............................................................. 233
PATRICK MODIANO’S OUT OF THE DARK (THE MATTER
OF THE IMPOSSIBLE WHILE BEING ALIVE)
PATRICK MODIANO E SEU DO MAIS LONGE DO ESQUECIMENTO
INSTRUCCIONES A LOS AUTORES | INSTRUCTIONS
TO AUTHORS | INSTRUÇÕES AOS AUTORES .................................... 267- 277
contenido
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 1-288
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
editorial
editorial
editora
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 13-21
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
LIBERTAD O DESTINO:
EL LABERINTO DE LA CONDICIÓN HUMANA.
DIXXXXXTOUSNESS
OF TXXXX OTHER
DIFEXXXXIDADE
DXXXXXOUTRO
Iván Darío Carmona Aranzazu*
*
Magíster en Filosoxxxxxx-3946-6786.
Correo electrónico: luixxxxxxu.co
Artículo recibido el 15 de enero de 2015 y aprobado para su publicación el 30 de enero de
2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
13
ESCRITOS, VOL 23, No. 50
Introducción
Todos estamos determinados por el hecho de
que hemos nacido humanos y, en consecuencia,
por la tarea interminable de tener que elegir
constantemente, tenemos que elegir los medios
juntamente con los fines. No debemos confiar
en que nadie nos salve, sino conocer bien el hecho
de que la elecciones erróneas nos hacen incapaces
de salvarnos
Erich Fromm. El corazón del hombre
Soy Humano y nada de lo humano me es ajeno
Terencio. Dramaturgo romano.
¿
Estamos los seres humanos predeterminado o somos creadores
de nuestro propio destino? La respuesta puede ser inmediata,
algo parecido al texto de Erich Fromm que nos sirvió de epigrafe,
o demorarse un poco en algunas consideraciones históricas que nos
permitan hacer el recorrido de aquello que hemos pensado a lo largo de
una historia en la cual no nos conformamos con simplemente ser o existir,
sino que buscamos razones que expliquen esos modos de ser y de existir,
intentando claridad sobre nuestro ethos.
Partamos del hecho, significativo por demás, de que la libertad ha
sido siempre el gran problema, saber qué es y cuáles son sus límites
ha generado grandes polémicas de orden filosófico; dilemas puesto
s en el límite de lo humano. De la misma manera, como humanos,
siempre nos ha preocupado el saber qué tan responsables somos de
aquello que nos pasa, sí son los dioses, o es el destino, algún tipo de
azar, algo que no soy yo, una fuerza extraña que actúa sobre mi, sobre
el mundo, sobre la naturaleza, determinándola y donde mi voluntad o
capacidad de actuar queda anulada; o, si más bien, todo lo que sucede es
nuestra responsabilidad, y en este sentido somos dueño de las acciones
14
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EDITORIAL | EDITORIAL | EDITORA
y responsables por el modo como afectamos el mundo desde estas
elecciones; ¿somos la causa de todo lo que nos sucede?
Como seres constituidos moralmente, todo lo que hacemos tiene
implicaciones morales, a diferencia de los animales y demás seres
de la naturaleza, para quienes sus acciones no representan ninguna
responsabilidad, para cada ser humano todo lo que hace tiene
repercuciones para sí mismo y para otros. Según Adela Cortina en su
texto “El quehacer ético”: no existe ninguna persona que se encuentre
más allá del bien y del mal, es decir todo ser humano está obligado a
justificar sus acciones, a dar razones de las elecciones tomadas. Por ello
la libertad es un problema, ¿Qué tan libres somos? ¿Qué tan dueños
de nuestros actos? ¿Qué tan responsables? Estas preguntas son fruto
de reflexión en cada época de la historia, en el recorrido de nuestro ser
filosófico nos hemos encontrado con pensadores, escuelas o teorías que
intentan explicarnos esta encrucijada, esta paradoja, este eterno dilema
de las acciones humanas, su determinismo o su libertad.
En un segundo momento consideremos que lo humano es algo
complejo, no sólo debemos responder a los instintos, sino que además
existen una gran cantidad de factores que debemos considerar a la hora
de tomar en cuenta las decisiones humanas; poseemos una inteligencia
compleja, inteligencia en varios sentidos que nos permiten una vida más
dinámica; sin embargo, somos el único ser de la naturaleza que puede
hacerse cargo de sí mismo a través de su inteligencia y esto trae como
consecuencia el que nuestras decisiones estén igualmente atravesadas
por esta complejidad.
En tercer lugar hay que considerar que los seres humanos tenemos
ciertas inclinaciones producto de nuestra naturaleza, la misma que nos
lleva a desear y a elegir lo que queremos, tendemos a satisfacer nuestras
necesidades, nuestro querer por encima de cualquier otra cosa; esto nos
lleva a suponer que para actuar correctamente debemos educar nuestra
voluntad, educar la voluntad es educarse en el querer adecuado, en el
desear justo, es necesario obrar por encima de nuestros caprichos y
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
15
ESCRITOS, VOL 23, No. 50
conveniencias individuales y pensar en la totalidad de los seres humanos
que estan involucrados en nuestras decisiones.
1
¿El ser humano está predeterminado o es creador de su propio destino?
Volvamos al origen, a los primeros momentos de la cultura de occidente,
instalemonos en la época de la Iliada de Homero, en el mundo mítico y
heróico de los griegos. En el Siglo XI a.c., época aproximada de la guerra
de Troya, los dioses determinaban la vida de los hombres y las mujeres,
el destino de éstos estaba en manos de los dioses, no eran dueños de los
acontecimientos de sus vidas. Zeus manejaba los hilos de la historia, los
héroes tenían su destino trazado, eran beneficiados o perjudicados por el
afecto o no de un dios o una diosa, a veces con razones o motivos y en
otros momentos por simple capricho. Ningún hombre se podía revelar
a su destino, éste lo alcanzaba tarde que temprano. De esta manera se
entiende la virtud o el máximo valor de la condición humana como la
aceptación total de este fatalismo, un heroe es aquel que acepta su destino,
que lo sigue sin pretender cambiarlo. Aquiles por ejemplo es invencible,
es un guerrero intrepido que no le teme a nada, se sabe invencible, se
sabe protegido por los dioses, en cambio Héctor es un guerrero prudente,
sabe que debe enfrentar a Aquiles, sabe que su destino es morir en ese
combate y sin embargo lo acepta heróicamente, lo acepta tragicamente;
no rehuye el combate, no escapa, no se disculpa, muere aceptando su
destino; aquí vemos el determinismo en toda su manifestación. Los dioses
y los hombres estan determinados por algo superior a ellos, por algo que
es como una ley inexorable, el destino, la fortuna.
En el mito de la Fortuna entre los griegos es claro que ésta diosa o fuerza
del cosmos es completamente ciega, como la justicia, reparte sus bienes
o males sin fijarse a quien le caen, en este sentido es una especie de azar.
Otra de las maneras como entre los griegos se entiende el determinismo
es a través del Oráculo, los griegos lo consultaban para saber acerca de
su destino o suerte, para estar al corriente de aquello que les deparaba el
16
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EDITORIAL | EDITORIAL | EDITORA
destino, el cual a veces favorecia y en ocasiones se presentaba adverso;
la pitonisa o virgen al cuidado del altar, era quien en un lenguaje cifrado
le leía su fortuna a quien la consultaba, respondía a la pregunta que se le
formulaba; quien indagaba debía decifrar el enigma que se le presentaba
y a partir de allí entender su destino, su misión o la suerte de su existencia.
Son muchos los mitos que en la cultura griega nos hablan acerca de
este determinismo, de esta sujeción a la voluntad de algo que no es el
hombre mismo y su voluntad. En Homero, como ya lo vimos, el hombre
es un juguete de los dioses, no es responsable de su destino, la mejor
manera de ser hombre es cumplir el destino, de esta manera se es héroe,
viviendo en la memoria de los hombres, un griego prefiere vivir una vida
corta cumpliendo un ideal, a una vida larga por nada; aquí el hombre no
asume ninguna responsabilidad, está determinado por los dioses, por la
naturaleza, por el azar, por el destino, etc. este hombre no elige, sólo le
queda aceptar, lamentarse o congratularse con su fortuna, con su destino;
en el mundo homérico estamos condenados a la voluntad caprichosa de
los dioses o de la naturaleza.
Dos mitos nos permiten una mayor comprensión de la relación
determinismo-libertad entre los antiguos. Prometeo roba el fuego a
los dioses, el fuego es la sabiduría de los dioses, es quien establece la
diferencia, es autonomía, es dominio o poder de sí mismo, con el fuego
los dioses mantenían a los hombres dominados, el fuego en manos de
los hombres implica que ellos se pueden bastar por sí mismo, ya que
empiezan a ser conocedores de su propio ser, se enfrentan a un mundo
del cual pueden ser creadores. El conocimiento del fuego enfrenta a los
hombres consigo mismos; cocer los alimentos es pasar del estado de
naturaleza al estado de cultura, poseer el fuego es mantener a las fieras
alejadas de su morada, es poder estar tranquilo en la noche y calentarse en
las épocas de invierno; esa es la sabiduría que implica el fuego, a partir de
él los hombres obtienen un poco de libertad, esto les permite cuestionar
el dominio a ciegas de los dioses, empiezan a ver por sí mismos. Con
justa razón Prometeo es castigado tan cruelmente, es atado a una roca y
condenado a arrastrarla, condenado a la rutina, a no obtener descanso;
con el conocimiento, la sabiduría y la cultura el hombre se condena al
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
17
ESCRITOS, VOL 23, No. 50
trabajo, al esfuerzo, depende sólo de sí mismo, el estado paradisíaco se
pierde como en el mito de Adán y Eva cuando comen del fruto prohíbido
que es la sabiduría la cual sólo estaba destinada a Dios. Robar la sabiduría
implica perder la inocencia, empezar a conocer el mundo en términos de
esfuerzo, de trabajo, de tareas, de elecciones que involucran el bien y el
mal.
El mito del Minotauro, Teseo y el laberinto nos permite entender la idea
que sobre la existencia tenían los griegos. La vida misma es un laberinto,
en el nos movemos sin poder encontrar la salida, sabemos que no hay
salida pero no podemos renunciar a buscarla, sabemos que por más
ingenio que pongamos nunca seremos totalmente libres y sin embargo
luchamos creativamente para salir; la vida implica ingenio para salir del
laberinto, la más ingeniosa de las trampas que nos han puesto los dioses.
2
“Lo asombroso del hombre es que se mantiene abierto e indeterminado
en un universo donde todo tiene su puesto y debe responder sin
excentricidades a lo que marca su naturaleza” dice Fernando Savater a
propósito de la Oración sobre la dignidad humana de Pico Della Mirandola;
es claro que mientras la conducta del animal se mantiene predeterminada
por su instinto, el comportamiento humano es indeterminado y constituido
básicamente por el presupuesto de la libertad.
Dice Savater en su reflexión acerca de la libertad que para el hombre,
habitar el mundo es actuar en él, nos muestra como para los hombres a
diferencia de los animales, el mundo está lleno de sentidos, de significados
diversos que se van presentando según vamos eligiendo entre una opción
u otra, con lo cual podemos adelantar, que no da lo mismo elegir una cosa
u otra, lo que se elija determina un destino, conduce a las acciones a un fin
diferente. No somos una especie determinada ni siquiera biológicamente,
podemos mutar, cambiar y de hecho lo hemos podido comprobar a lo
largo de las eras geológicas, somos una especie que se puede adaptar a
18
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EDITORIAL | EDITORIAL | EDITORA
cambios, a diferentes condiciones, incluso a condiciones que parecieran
no estar hechas para nuestra especie, donde es casi imposible sobrevivir.
Somos la única especie que puede influir a voluntad sobre sí misma. El
hombre es pura acción, en eso consiste su libertad, en afirmar su ser aún
de la nada.
Recordemos que estamos intentando aclarar si el hombre es un ser
determinado o predeterminado o sí puede ser creador de su propio
destino, ya vimos, que en la antigüedad, básicamente, el hombre se
entiende atado al destino, a la naturaleza, a los dioses, al azar, etc. Y que
esto, fundamentalmente contrasta con la época moderna en la cual el
hombre se descubre poseedor de una voluntad, de una conciencia, de
una libertad. Esta libertad se debe comprender como el término opuesto
al de determinismo, por efecto de la capacidad de elegir que descubre
el ser humano; gracias a que este ser humano se entiende como un ser
en acción, no como ente pasivo; gracias a que se comprende desde tres
conceptos fundamentales: autarquía (gobierno de sí mismo), autodominio
y autoconocimiento; es decir, un ser responsable de su existencia, con la
capacidad de obrar por sí mismo: “A esa posibilidad de hacer o de no
hacer, de dar el <sí> o el <no> a ciertos actos que dependen de mí, es a lo
que podemos llamar libertad.” (Savater 1999 146)
Partamos del hecho, muy evidente en la ética estoica, de que en este nivel
de la acción humana desde donde se desprende lo moral, las acciones se
dividen entre aquellas que no dependen de mí y las que dependen de mí.
Aquellas que no dependen de mí, que no es mi voluntad que sucedan,
que simplemente suceden porque son actos de la naturaleza, del azar y
que yo no puedo manejar, estas cosas simplemente acontecen y yo sólo
debo aceptarlas, no con resignación sino con fortaleza; por ejemplo un
terremoto, una enfermedad terminal, una catástrofe de la naturaleza, un
hecho fortuito o azaroso, de mi sólo depende la actitud que asumo frente
a este hecho que no me favorece, que es contrario a mi voluntad y mi
deseo y que yo preferiría que no sucediese. Están también aquellas cosas
que dependen de mí, de las cuales yo soy responsable, sobre las cuales
yo debo actuar y encausar su fin, en términos generales aquellas cosas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
19
ESCRITOS, VOL 23, No. 50
que dependen de mí son los valores, aquellas cosas que yo elijo y sobre
las que decido actuar con plena conciencia de los efectos que mi acción
produce.
Este problema se encuentra justo en el cruce entre pasión y acción; aquellas
que sucediendo no dependen de mí, que además cargan trágicamente
mi existencia, deben ser aceptados como tal, no tiene sentido intentar
cambiar el curso de lo que inevitablemente sucederá; no por ello debe ser
asumido con pesadumbre o con furia contra el destino, la naturaleza o los
dioses, en ello se conjuga una razón superior a la razón misma, una razón
que ni la razón misma comprende; todo lo que sucede en los límites de
este marco está por encima de la condición humana, luego esa misma
condición no tiene ni capacidad ni voluntad para moverse allí. Pasión y
acción quedan desbordadas por efecto de la incapacidad de la voluntad
de ligarlas coherentemente, ambas se superan mutuamente por efecto de
su propio movimiento.
Donde la voluntad del hombre sí tiene capacidad de acción es en aquellas
cosas que no proceden de la fortuna, que al no ser fortuitas, nacen en
el deseo y la necesidad humana de ampliar su propia capacidad; allí
es necesario que el deseo y la acción sean coherentes, en ese tipo de
sucesos se pone a prueba el esfuerzo, la voluntad para llegar a una meta
según diseño o modelo, según los límites de la razón humana. Lo que
depende de mí constituye lo moral, que permite ser reconocido como
lo humano, aquello que moldea la condición de ser, o el ser mínimo
que comparto con el cosmos, o con todo aquello que llamo mi vida, mi
mundo, mi existencia. En aquello que depende de mí todo tiene sentido
en la medida en que la acción y el deseo partan de mi propia voluntad, en
la medida en que todo esté moldeado por la razón, es decir, ajustado a mi
propia condición humana, la que sin duda deberá someterse al esfuerzo,
la educación, la disciplina, aquella que está sujeta a un modelo y que será
ética y estéticamente diferente en cada hombre, aunque compartamos la
meta final.
20
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EDITORIAL | EDITORIAL | EDITORA
Se trata de aceptar con ecuanimidad lo inevitable, y para ello se requiere
de una voluntad inquebrantable, sólida; una voluntad dirigida por la misma
razón que todo lo conduce. En los momentos adversos, en las dificultades
es donde se conoce el material de que está fabricado un hombre o una
mujer, debe asumirse la vida con entereza y alegría: es un aprendizaje para
los tiempos de crisis.
Cuando hablamos de libertad, hablamos fundamentalmente de la
capacidad de actuar de un ser humano; en este punto diferenciar lo
bueno de lo malo, lo conveniente de lo inconveniente, nos ubica en el
centro de la responsabilidad del sujeto, responsabilidad sobre nuestros
actos, sobre nuestras decisiones y nos permite calcular las consecuencias.
Este conocimiento propone un límite a nuestras actuaciones, la libertad
no debe sobrepasar el límite de lo que es adecuado; es decir, es claro
que la libertad de una persona implica una responsabilidad, implica una
conciencia de lo que permanentemente está decidiendo en cada acto, en
cada afirmación o negación, en cada momento en que implica a otros.
Según Hegel: “el hombre no es lo que es y es lo que no es” (Savater 152)
el hombre es la gran paradoja, lo inacabado, lo define aquello que aún no
es, pero que puede llegar a ser; un siendo permanente, un anhelo. En este
sentido la libertad debería entenderse como la posibilidad que todo acto
conlleva de afectar el destino, y el destino como el escenario supuesto
donde la libertad, juguetona, se mira irónica en su propio espejo. ¿Qué
sabe? ¿Qué advierte?
Bibliografía
SAVATER, Fernando. La libertad en acción en: Las preguntas de la vida.
Barcelona: Ariel, 1999.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
21
escritos
artículos
articles
artigos
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 25-41
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA
Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
THE PHILOSOPHICAL AND POLITICAL
VIOLENCE THAT WE ALL INHERITED
A VIOLÊNCIA FILOSÓFICA E POLÍTICA
QUE TODOS HERDAMOS
Juan Carlos Moreno Romo*
RESUMEN
A partir de una breve caracterización de las “conservadoras” sociedades primitivas —de
su frontera antropológica, filosófica y religiosa con respecto a “nuestro tiempo”— y de
la constatación de la paradójica naturaleza “revolucionaria” del propio mito fundador
de los “progresistas” tiempos modernos —aquellos que exaltan a esos contrarios de
la filosofía y del cristianismo al mismo tiempo que se disponen a consumar, por fin,
la ruptura que con respecto a ellos dan por nule et non avenue—, el presente trabajo
muestra cómo los Estados-nación “burgueses”, y desde luego también la “filosofía”
o ideología que los acompaña, entrañan como tales una violencia cuyo primer acto
“filosófico” es justamente el de ocultar (“míticamente”, diría René Girard) a la propia
violencia, en la grosera simplificación que nos imponen con respecto a un asunto tan
complejo y tan sutil.
*
Doctor en Filosofía por la Universidad de Estrasburgo. Profesor e investigador de la Facultad
de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro. Líder del Cuerpo Académico y de la
Red Internacional de Investigadores de Estudios Cruzados sobre la Modernidad. Traductor
de Jean-Luc Nancy, Philippe Lacoue-Labarthe y Georges Bensoussan, entre otros. Autor
de los libros Vindicación del cartesianismo radical (Barcelona: Anthropos, 2012), Hambre de
Dios. Entre la ilosofía, el cristianismo y nuestra difícil y frágil laicidad (México: Fontamara,
2013) y Filosofía del arrabal (Barcelona: Anthropos, 2013). ORCID: 0000-0002-74680710
Correo electrónico: juancarlosmorenoromo@gmail.com
Artículo recibido el 15 de noviembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
25
JUAN CARLOS MORENO ROMO
PALABRAS CLAVE
Violencia, Modernidad, Mito, Revelación, Identidad.
ABSTRAC
Starting with a brief characterization of the “conservative” primitive societies –of its
anthropological, philosophical and religious border with respect to our own time– and
with the affirmation of the paradoxical revolutionary nature of the founding myth of the
“progressive” modern times –those which praise the opposite features of Philosophy
and Christianity, and, at the same time, are finally ready to carry out the breakdown that
regarding them is given by nulle et non avenue –; the following paper aims to show how
the “bourgeois” Nation States and also the “Philosophy” or Ideology that comes along
with them entail a sort of violence, which first “philosophical” act is precisely to conceal
(“mythically”, to use René Girard’s expression) that same violence within the vulgar
simplification that is imposed upon us regarding such a complex and subtle matter.
KEY WORDS
Violence, Modernity, Myth, Revelation, Identity.
RESUMO
A partir de uma breve caracterização das “conservadoras” sociedades primitivas — de
sua fronteira antropológica, filosófica e religiosa com relação a “nosso tempo” — e
da constatação da paradoxal natureza “revolucionária” do próprio mito fundador dos
“progressistas” tempos modernos — aqueles que exaltam esses contrários da filosofia
e do cristianismo, ao mesmo tempo que se dispõem a consumar, por fim, à ruptura que
a respeito deles dão como nule et non avenue —, o presente trabalho mostra como os
Estados-nação “burgueses”, e por conseguinte também a “filosofia” ou ideologia que
os acompanha, têm em si uma violência, cujo primeiro ato “filosófico” é justamente
o de ocultar (“miticamente”, diria René Girard) a própria violência, na simplificação
grosseira que nos impõem acerca de um assunto tão complexo e tão sutil.
PALAVRAS-CHAVE
Violência, Modernidade, Mito, Revelação, Identidade.
26
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
L
as sociedades que el discurso “antropológico” del colonialismo
moderno llamó “primitivas”, y que desde el punto de vista
judeocristiano eran ante todo paganas, e idólatras —fundadas en
mitos incoherentes y en muy absurdos ritos, para la mirada filosófica, y así
trazamos, respecto de ellas, las tres fronteras que más nos conciernen—,
eran sociedades fundamentalmente conservadoras. Desde el punto de
vista puramente material eran sociedades que efectivamente habían
encontrado y conservaban escrupulosamente un medio de subsistencia.
Sus ciclos se adaptaban religiosamente a los ciclos de la naturaleza, que
conocían, todas ellas, bastante bien. Lo suficiente, al menos, para hacerles
frente a sus necesidades prácticas. Si su vida la marcaba la vida de un río,
el Nilo en eminente ejemplo, a ese río lo conocían mejor que a nada. Y a
Tláloc o a Quetzalcóatl los que dependían directamente de las lluvias. Y al
sol que se alejaba y regateaba su calor y su luz en el invierno, si no, en la
medida en la que dependían del ciclo anual del sol.
Y eran sociedades que también sabían bastantes cosas sobre la naturaleza
humana, y sobre las pasiones tanto individuales como colectivas. Eros, Eris,
Ares, Hera, Afrodita, Atenea… si la mitología griega es una fuente rica de
enseñanzas antropológicas, las muchas otras tradiciones de ese orden que
se conformaron y fueron conservadas por siglos y siglos, por aquí y por allá,
desde luego que también lo son. El eminente especialista Mircea Eliade
decía hace ya casi medio siglo que eran sociedades en las que no había lugar
para la solitaria angustia existencial que en su tiempo exaltaban pensadores
como Sartre (Eliade; Moreno Romo, Vindicación 210 y ss.), y algo más
cerca de nuestros días afirmaba el pensador japonés Takeshi Umehara que
eran sociedades, entre ellas la del elaboradísimo Japón, cuyo “mutualismo”
y cuya “ciclicidad” podían rescatar del extravío a la postmodernidad de los
harto individualizados o atomizados, y por eso mismo a su vez perdidos
o “desorientados” hombres occidentales del “final de los grandes relatos”
(Umehara 15-16; Moreno Romo Vindicación 386 y ss.).
Entre nosotros (y desde luego que no somos en esto los únicos), el
nacionalismo burgués y moderno, en su paradójica alianza —simbólica
no más— con el indigenismo, ha contribuido mucho a exaltar, también, a
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
27
JUAN CARLOS MORENO ROMO
aquellas sociedades “primitivas” de antes del cristianismo y de la filosofía.
Es ésta una muy curiosa actitud colonial de las naciones surgidas de
nuestras bicentenarias “Independencias”. “Colonial”, precisamente,
en el sentido ahora más corriente de ese término, y no en el que muy
anacrónicamente se extiende a las “colonias españolas”, que eran otra
cosa. Y así las cosas, la frontera antropológica o civilizacional que nos
interesa aquí se desdibuja al ponerle esa máscara, ideológica o por lo
menos meramente historiográfica, representada por el adjetivo, a veces
neutral y a veces despectivo, de “hispánica”. No siempre tenemos lo
suficientemente claro lo que para nosotros significa esa ruptura así
enmascarada o, si se quiere, así, simplemente, designada (Troncoso).
En este, como en muchos otros asuntos, nos hace falta espejearnos un
poco más, y mejor, para romper nuestro encierro provinciano-nacionalista
o nuestra inmanencia, que diría Jean-Luc Nancy, con respecto a “nosotros
mismos”. En su muy reciente libro Identité. Fragments, franchises, en el
que le pone algunos puntos sobre las íes al famoso debate que el [entonces]
presidente de la república francesa Nicolas Sarkozy lanzó, a propósito del
identitario y electoral asunto de Estado ese de la “identidad francesa”, el
propio Jean-Luc Nancy recuerda, entre otras muy pertinentes cosas, cómo
los franceses, para no quedarse encerrados en su identidad germana de
francos, en su momento exaltaron a sus pre-germánicos ancestros, los
galos, con la paradoja de que más tarde ofrecerían esos mismos ancestros
locales (de una “tierra” y una “sangre”, y al final entonces, de una manera
muy “germánica”) a toda esa diversidad de pueblos que el nacionalismo
y el colonialismo francés subsumirían en diferentes tiempos: occitanos,
alsacianos, bretones, vascos, senegaleses, malgaches, indochinos…
(Nancy, Identité 21-22). Un resultado inesperado de este proceder es el
hecho de que, en nuestros días de crisis de la identidad francesa, en los que
el sistema de integración de su Estado-nación o república de individuos
todos iguales ya no funciona, desde sus márgenes “comunitarios” la
identidad francesa se vea reducida justamente a la condición de mera
“comunidad”, ahí donde los hijos de los inmigrantes o “franceses de
segunda generación” se dirigen a los “franceses de pura cepa” tildándolos
precisamente de “galos”.
28
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
¿La Francia—la segunda patria de todos los hombres— no era pues universal?
El nacionalismo moderno —así formulado apenas y cabe preguntarlo—,
¿es en verdad, como se pretende, una “superación”, o una claudicación del
catolicismo “ultramontano” (ese que, mal que mal, nos obliga a mirar más
allá de nuestros propios valles, todos ellos autonombrados los ombligos
del mundo)? Y las harto balcánicas independencias iberoamericanas, por
su parte, ¿son una superación también, o una regresión con respecto a la
decididamente católica hispanidad?
Es desde luego muy simpático —y los dibujos mismos, tan atractivos
para los niños sus principales lectores, también lo son— pero, hablando
en serio, y por encima de ese Vercingetorix del que también se acuerda,
en su encuentro con los héroes de Troya, y al rebasar entonces, a su
modo, los horizontes de su moderno mundo parisino, el adolescente
Leo Cerzanne (el personaje de la novela didáctica de Daniel Kammer,
epilogada por Denis Kambouchner, Ma guerre de Troie, editada por Les
Impressions Nouvelles este mismo año de 2011), Asterix y Obelix, esos
pintorescos galos vencedores de los vencedores de los galos, ¿qué es lo
que realmente significan?
Grosso modo, los episodios de esa mundialmente famosa “tira cómica”
nos representan a un feliz pueblito galo al que los imperialistas romanos
quieren, y no pueden conquistar. La violencia de Roma irrumpe una y otra
vez, sin éxito (¿y sin historia, entonces?), en ese siempre cíclico relato en el
que la idílica armonía del último reducto de los galos siempre se preserva.
¿De quienes son, pues, el espejo esos galos tan simpáticos, que desde luego
todo son menos lo que, anacrónicamente, dicen o pretenden ser? ¿De la
inocencia infantil de sus primeros lectores o destinatarios, de Francia y del
entero mundo occidental u occidentalizado, al menos? ¿De la identidad
francesa perdida y puesta a discusión, y de sus similares y conexas?
Volviendo a la rigurosa academia, y a nuestro propio pueblito o
campanario, ¿de quienes son el espejo, por su parte, esas famosas
“verdaderas raíces” nuestras, o esos “pueblos originarios” exaltados por la
ideología indigenista de por acá, que desde luego no reflejan la realidad
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
29
JUAN CARLOS MORENO ROMO
de esas personas concretas a las que de ordinario alude ese a decir
verdad extremadamente ambiguo —laudatorio y despectivo— y saturado
o desgastado término de “indios”?
En mi trabajo “El de Bilbao y Salamanca y todos todos nosotros” (Moreno
Romo, Unamuno y nosotros 31 y ss.) me detengo a comentar cómo en
el discurso de presentación del museo de las Cuevas Pintadas de Galdar,
en Gran Canaria, me encontré con algo así como la versión destilada o
quintaesenciada de un “mito nacionalista” del que en las versiones francesa
o mexicana tenemos por lo menos casos muy enmarañados: la del idílico
orden local, que habría venido a violentar el conquistador, en este caso
castellano. Y algo similar a eso es lo que me he ido encontrando en no pocos
rinconcitos de la universal Europa (esa Francia más grande que Francia).
En todo este asunto, entonces, hay más de alguno que no es del todo original.
Peor aún: todas esas tan diversas “identidades” parecen a final de cuentas,
harto sospechosamente, y al menos en su esencial “estructura”, francamente
idénticas. Antes de Cristóbal Colón, pues, el México precortesiano —como
los guanches en Canarias antes de los castellanos; o como los iberos,
celtas, galos y germanos europeos de antes de los romanos; y los vascos
de antes de los maquetos…— se nos presenta en el discurso oficial, y en la
enseñanza pública sobre todo, y en la “opinión”, como una especie de idílico
—y tibio entonces, y acogedor— paraíso terrenal.
Este aspecto de la historia de México, como prácticamente todos los
otros, no se entiende entonces sin tener presente, como telón de fondo,
la historia de Europa. Aquí y allá, a la hora misma en la que se inauguraba,
en un plano, esa religión moderna del sacrosanto Progreso, se operaba en
el otro un muy profundo repliegue o retroceso. El tiempo, para decirlo en
plata, caía en sí mismo y en sí mismo —en su propia y circular inmanencia,
presuntamente emancipado de la Eternidad— se enredaba.
Tras el desmoronamiento de la Cristiandad, la Revolución operaba en
efecto, entonces —esa Revolución en cuya estela se dieron nuestras
30
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
propias Independencias—, una suerte de revolución: una vuelta al tiempo
primitivo de los “verdaderos hombres”, poseedores de sus respectivas,
y exaltadas y acariciadas identidades, y de su “terror a la historia” que
también destacaba, en las sociedades primitivas, el Mircea Eliade de El
mito del eterno retorno. ¡Y con qué sentimiento de religiosa reparación
nos hablan en efecto, buena parte de nuestros antropólogos y en general
de nuestros clercs o intelectuales y artistas u hombres de cultura, de los
ídolos que los indígenas habrían escondido en los altares de las iglesias
novohispanas, ellos que por su parte se esmeran en conservar todo lo que
en el repudiado “antiguo régimen” había de clero y de “religión política”!
Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy nos recuerdan, en el prefacio
a la edición española de El mito nazi, lo que desde su respectivo horizonte
histórico, o desde su flanco propio de nuestra misma historia escribía Jung:
El gesto simbólico de la entronización de la diosa Razón en Nuestra
Señora de París parece haber tenido, para el mundo occidental, una
significación análoga a la del abatimiento del roble de Wotan por parte
de los misioneros cristianos, pues ni entonces ni ahora hubo un rayo
vengador que viniese a fulminar a los blasfemos. (7)
Y al respecto, subrayan los autores franceses, Benjamin comenta, también
en su propio y muy crucial contexto:
¡La hora de la “venganza”, para esos dos gestos históricos fundadores,
parece sonar al mismo tiempo! El nacional-socialismo se encarga del
primero y Jung del segundo. (Lacoue-Labarthe, Philippe y Jean-Luc
Nancy 7)
No nada mas en México hay un paganismo que persiste, en nuestra inercia
étnica o popular, a pesar del cristianismo. Y no persisten del mismo modo,
esos arcaicos modos de ser, o sus “supersticiones” o sus restos, en un
régimen de Cristiandad que en uno de Racionalidad. La diosa Razón no
permaneció ni mucho tiempo ni con mucha firmeza en los altares, que
quedaron entonces, allí donde ésta de veras “venció”, verdaderamente
vacíos. Y peligrosamente disponibles, entonces, para toda suerte de ídolos.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
31
JUAN CARLOS MORENO ROMO
Romano Guardini, a propósito de rayos vengadores, algo le responde, en
cierto modo, a Jung, en su libro de 1950 sobre El final de los tiempos
modernos que, a los muy modernos para los que nada significa ya la
expresión de “ángeles caídos”, acaso les parezca demasiado “mítico”.
René Girard lo dice en su propio lenguaje: Satán desencadenado, ese
es justamente el “rayo vengador” que esa “regresión progresista”
provocó. Y en ambos casos se está hablando, justamente, de la violencia.
Los simpáticos ídolos de cuya persistencia se enorgullecen nuestros
intelectuales, tienen la muy simpática particularidad de estar todavía,
como siempre, y desde siempre, muy ávidos de sangre.
La “diosa razón” —comentan Lacoue-Labarthe y Nancy (7)— era la
tentativa de un mito de lo no mítico o de un culto sin divinidad: tentativa
imposible, pero que no por ello dejaba de definir, en su imposibilidad
misma, una exigencia absoluta de la razón moderna, la de saberse en
la imposibilidad de recurrir a un más allá mítico.
Subrayemos una vez más eso de “mítico”, y recordemos por lo pronto que
la ontología de Nancy es una ontología de la no inmanencia y, por lo mismo,
de los horizontes singular-pluralmente abiertos. Y subrayemos asimismo
la paradoja de ese pretendido progreso que deviene un real retroceso, un
regreso, diría René Girard, desde la Revelación, precisamente, al mito, o
al neo-mito, si se quiere.
El nazismo —prosiguen Lacoue-Labarthe y Nancy (8)—, precedido y
luego acompañado en ello por el conjunto de los fascismos, partió
en efecto del deseo de “venganza” respecto de este atentado a la
grandeza sagrada, y de una venganza que debía restaurar la posibilidad
del mito, y de una salvación encontrada en él. Lo que se percibe como
la pérdida de una vida inmersa en la certidumbre inflamada de los
mitos engendra una amargura y un resentimiento, en la experiencia
de una incapacidad de afrontar la modernidad, o por el contrario una
exaltación en la voluntad de hacer de esta modernidad una nueva
potencia mítica. Se requiere entonces el “retorno” a una identidad ya
dada de antemano en su substancia y en su figura: pueblo, jefe, patria,
raza, suelo y sangre, naturaleza, comunidad.
32
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
Los fascismos fueron, comenta Nancy en Identité, fragments, franchises,
“una hipertrofia de las identidades infladas por la propia idea, vacía, de
identidad” (48). Un formidable paso atrás, en el momento mismo de su
gigantesco salto al frente de la Modernidad. Un retorno a lo de siempre,
como retorna a sus cuatro patas el gato que se suelta, como sea que se
lo suelte, en el vacío. Y es que el desarraigo de esa época era muy grande,
y sus consecuencias, lo sabemos, fueron verdaderamente terribles.
Las cuatro patas de los gatos están provistas, todas, de filosas garras.
Alemania, en particular, quería rebasar a toda costa a Francia, su rival,
y la rebasó, a la vez que en el progreso —de su administración estatal,
su producción industrial y su “carrera armamentista”, por ejemplo—, en
el retroceso al particularismo de sus propios “galos”, que para el caso
fueron, además de los míticos “arios”, sus no menos míticos e identitarios
“griegos” (Lacoue-Labarthe y Nancy 46).
En su Historia de la Shoah, Georges Bensoussan observa cómo “la
industrialización y la modernización rápida de la Europa Occidental en el
siglo XIX desestructuran las sociedades tradicionales” (12), lo cual empuja
a esos pueblos al antisemitismo, acaso porque en el desarraigo del judío
ven el cumplimiento del desarraigo que ellos mismos están padeciendo,
y para el que se sienten mucho menos preparados que ese pueblo que
es capaz de vivir incluso sin garras, o sin mitos. En todo caso, sus élites
disponen, en el judío, de un chivo expiatorio sobre el cual pueden desviar
todo ese inmenso dolor, y toda esa frustración, y descontento.
Unamuno observa (Ensueño 99), por aquella época, a propósito de la ley
seca implementada en los Estados Unidos —esa misma que dará pie,
como nos cuenta el cine, a la legendaria mafia ítalo-estadounidense—, que
esa medida de represión no cae en la cuenta de la “embriaguez seca” que
acaso ya padecen los estadounidenses, y que es la que los lleva a tratar de
embrutecerse de una buena vez, con alcohol. Y es esa embriaguez seca,
para Unamuno, una vía de escape, justamente, a una vida moderna para
la que los nervios de aquellas gentes —aquellos gatos, también, por un
amenazador instante suspendidos en el aire— no dan. Y en sus artículos
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
33
JUAN CARLOS MORENO ROMO
de aquella misma época, recordarán ustedes, Unamuno también protesta
y da la alarma contra el estúpido antisemitismo que, desde la Alemania
presuntamente aria, comienza a cundir, incluso en España. En una España
en la que los jóvenes tampoco encuentran un empleo, y con el empleo un
destino o destinillo. Para el que sigue en la fila, o en el tumulto, afuera, el
destinillo siempre se lo llevan, injustamente desde luego, otros —los otros.
Pero volvamos a Bensoussan: “El judaísmo europeo —escribe— está
atrapado entonces en una contradicción esencial de la que no tiene
conciencia. La emancipación lo integra a la cultura nacional mientras que
la nación que se busca, se forja tanto mejor cuanto lo excluye” (Historia
12). Tras la promesa de emancipación, la exterminación. Tras el ángel
que diría Pascal, la bestia. El universalismo estrecho del Estado moderno
desemboca en la exclusión, y la exterminación incluso del otro, al que
se le niega, con los ojos cerrados al ejemplo del buen samaritano del
Evangelio, su condición de semejante.
Y en ese paso atrás con respecto al cristianismo, y también con respecto al
judaísmo, e incluso con respecto al islam —pero que desde luego es muy
“científico” y en consecuencia “ilustrado”—, ni siquiera se llega, por lo
menos, al paganismo, o al mecanismo de las ciertamente violentas, pero
funcionales religiones primitivas. Satanás ha sido desencadenado, diría
otra vez René Girard, pero sin un rito efectivo; sin un verdadero holocausto
que, a través del sacrificio, opere, al menos, la expulsión de Satanás
(Girard, La violence; Je vois Satan). Ya no hay un dios que reciba ese
tremendo sacrificio, subraya Jean-Luc Nancy en Un pensamiento finito,
en el estudio dedicado a “Lo insacrificable” (Nancy, Un pensamiento
47 y ss.). Y es por eso que, lo ocurrido en Auschwitz, más que llamarse
“Holocausto”, debe llamarse simplemente “Shoah”: desastre, desolación
(Bensoussan, ¿Auschwitz por herencia? 17).
El ciclo o revolución de la Revolución ha cerrado ciertamente muy mal. Y no
ha logrado reparar, ni conservar nada de lo que pretendía. Vivimos, decía
la moda aquella de la postmodernidad, unos tiempos verdaderamente
confusos en los que precisamente todas las épocas se con-funden. Hoy
34
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
en día, cuando al parecer, gracias a las armas de las potencias seculares
y democráticas, en Libia se avizora la posibilidad del restablecimiento de
la Sharia, el dogma es justamente el de que toda religión es violenta, y
no sólo el Islam, y que por ende hay que proscribir, del espacio político
ideal, a toda religión, al menos que esté castrada. Se pretende que el
Estado moderno con sus derechos humanos, constituye el espacio de esa
pacificación lograda a fuerza de la “privatización”, digamos, de lo religioso.
Pero aquí también hay confusión, si recordamos que en el espacio público,
la evidencia más tremenda en nuestros días es la del inmenso poder que
en él tienen, justamente, los dineros privados.
Es mucho lo que habría que hilar con respecto a esa identificación entre
violencia y religión, digámoslo al menos de pasada, en torno a la lección
que Benedicto XVI dio no hace mucho aún, en la Universidad de Ratisbona,
a propósito de un Islam violento cuyas primeras reacciones, y las de los
poderosísimos medios, al parecer le dieron la razón, en un sentido; y en
el otro las reacciones mesuradas de intelectuales musulmanes como
Abdelwahab Meddeb, o como los firmantes de la “Carta de los treinta y
ocho” (Bollack, Jambet y Meddeb 101 y ss.) —y luego una cantidad de
musulmanes de diversos países y confesiones, que fue creciendo (cien,
ciento treinta y ocho (Rodari y Tornielli, 45-46)—, se la dieron también, al
ponerse doctrinariamente de su lado.
El Islam es central en esta reflexión, sobre todo si recordamos que,
de hacerle caso a las Cartas de relación de Hernán Cortés, la primera
evangelización de nuestras tierras se fue dando según el modelo,
precisamente, de la conquista musulmana. El cristianismo misionero
de la España dada a la Conquista tras la Reconquista, armado, además
de con la cruz, con la espada, habría tratado aquí y allá a todas esas
idílicas sociedades de las que hablábamos antes, con una violencia que,
para nuestra postcristiana y moderna o postmoderna o hipermoderna
sensibilidad, sería totalmente inaceptable. Y la Modernidad sería la
reparación de esa violencia del cristianismo. Jean-Pierre Dupuy sugiere
que, al pensar así, simple y sencillamente nos estamos olvidado del mal
(Avions-nous oublié le mal?). René Girard nos llama la atención sobre la
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
35
JUAN CARLOS MORENO ROMO
violencia ancestral que todas estas idealizaciones rousseaunianas ignoran
(Quand ces choses commenceront). La religión, recapitulemos, nos
dice el pensamiento políticamente correcto u “ortodoxo” dominante en
nuestros días que es esencialmente violenta, y el Estado no.
Y cerremos con unas muy breves y por eso mismo muy insuficientes
alusiones al rico y pertinente contenido de otro libro de Georges
Bensoussan. En ¿Auschwitz por herencia? Sobre un buen uso de la
memoria, éste hace el proceso, tremendamente interpelador, de un
Estado moderno sin cuya eficiencia burocrática —de cuyos progresos se
siguen felicitando Estados como el nuestro, por ejemplo al elaborar cada
vez más perfectos mecanismos de identificación, y por ende de control de
la población— Auschwitz, como tal, no habría sido posible.
Más allá de la sacralización inútil, y de la religión civil fincada en ese
acontecimiento terrible que nombramos con la palabra “Auschwitz”, y
sobre todo, más allá de ese voyeurismo de lo atroz, en el que el “deber de
memoria” muchas veces degenera, Auschwitz —subraya Bensoussan—
es una herencia irrenunciable en el terreno de la reflexión política.
Como Lyotard, aunque sin echar por la borda a la Ilustración, como el
filósofo, de todo a todo, Bensoussan piensa que en Auschwitz se dan
de bruces todas las pretensiones redentoras de la Modernidad. “El
mundo concentracionario y el genocidio rubrican el fracaso parcial de la
Ilustración: la razón y la educación, que están en el corazón de su proceso,
no pudieron bloquear la empresa de aniquilación que conocemos.” Y es
por eso que “en el curso de los últimos 25 años, la Shoah se ha convertido,
para la memoria colectiva de Occidente, en ese acontecimiento central
que no deja de cuestionar los cimientos de nuestra modernidad política”
(Bensoussan, ¿Auschwitz por herencia? 13).
Lo que ocurrió en Auschwitz, insiste Bensoussan —y Lacoue-Labarthe y
Nancy coinciden con él en esto—, no puede ser considerado simplemente
como un “derrape” o un paréntesis de nuestra civilización moderna,
racional y ahora democrática. La democracia que reivindicamos, subraya,
36
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
“integra y excluye a la vez” (¿Auschwitz por herencia? 17), y en ella el
pueblo político se ha convertido en una “población” que, lo mismo que
en los campos de concentración nazis, el biopoder controla y administra.
“A la hora del Estado-nación —escribe más adelante—, todo parece
indicar que un hombre ya no es nada por sí mismo si no es protegido
por esa entidad” (¿Auschwitz por herencia? 106). Y esa entidad, a su vez,
pretende disponer enteramente de él.
La Shoah significa la destrucción, no solamente de seis millones de vidas
humanas, sino de la noción misma de vida humana, y de persona. La
Shoah, señala Bensoussan, también ha dado muerte “a la muerte que nos
humaniza” (¿Auschwitz por herencia? 96).
A medida que los medios de control avanzan, subraya el historiador, se
habla más y más de libertades. De derechos humanos por ejemplo, de
emancipación, del judío en su momento —y ahora mismo de “la mujer”.
Cuando ya todas las tierras están repartidas, escribía también Unamuno,
y no queda espacio alguno en el que el hombre pueda ser libre, y no
le queda a éste otra posesión que la venta de su trabajo, se pregona a
bombo y platillo su libertad. Al igual que se nos brinda a todos la libertad
de expresarnos cuando ya no hay medio alguno en el que nos podamos
expresar, de veras, con libertad (Unamuno, Ensayos 299).
“¿Qué hipocresía es esa de un debate sobre la identidad nacional?”
Reacciona el pensador Jean-Luc Nancy ante la astuta política de Nicolás
Sarkozy, quien desde luego —el poder nunca lo hace— no consulta a
los franceses con sinceridad, sino en una muy cínica búsqueda de
adhesiones, y de votos. Los “galos” de pura cepa lo entenderán, calcula el
presidente de todos los franceses (y sobre todos sus pasiones, sus miedos
debidamente azuzados), y los otros o se integran o se integran (¡o mejor
no, para poder seguirles condicionando siempre la dichosa integración!)
Seamos deliberadamente simplistas —escribe Jean-Luc Nancy
(Identité 14)—: o hay trabajo, o no lo hay. Si, por estructura, no debe
haberlo —o debe haber poco—, hay que decirlo y hay que hacerse
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
37
JUAN CARLOS MORENO ROMO
cargo de lo que la estructura engendra. Si por el contrario puede
haberlo —pero en una estructura reformada (funcionamiento del
capital, sentido del “crecimiento”, necesidades energéticas)—, hay
que hacerlo surgir. Pero de una u otra forma, habrá que hacerle lugar
a eso que es incompresible: no el trabajo, ni el capital, sino la gente,
todos nosotros incluidos.
Eso aclarado, Nancy subraya que esas cuestiones de estructura no tienen
nada que ver con las culturas, ni con las razas, y que nos afectan a todos.
Todas nuestras identidades están siendo profundamente afectadas, aquí,
allá y acullá. Todos “flotamos en un océano de materias identitarias que
nada parece poder catalizar en “identidades” (Nancy, Identité 50). Y la
identidad, sin embargo, más allá, y sobre todo más acá de los cálculos
políticos, la identidad, no de un “qué”, sino de un “quién”, es desde luego
necesaria.
Georges Bensoussan (¿Auschwitz por herencia? 11) también insiste en ello:
Sin filiación establecida —escribe—, la angustia y la locura nos
amenazan, y nuestra modernidad es tanto más ansiógena cuanto
menos se inscribe en la duración, cuanto más aísla a cada uno en
el instante presente y en sí mismo, y desconoce sus pertenencias
colectivas. Por eso —agrega— la reivindicación de memoria se hace
tan fuerte: ella le permite a cada quien situarse de nuevo en la filiación
del tiempo.
Y es muy cierto que, como veía Unamuno, todos necesitamos un destino,
o siquiera un destinillo. Que todos nos queremos expresar, como diría
Nicol, antes de morirnos, o dejar, como subraya Nancy, nuestro ligero
“trazo de sentido”. Las cosas de los unos se parecen a las de los otros.
Los organizadores de este congreso1 seguramente tenían en mente,
al convocarlo, la violencia que los medios nacionales e internacionales
1
38
Amplio aquí la muy breve ponencia que presenté en octubre del 2011 en la Universidad
Autónoma del Estado de México, en el Coloquio de Estudios Cruzados sobre la Modernidad
que tuvo lugar en el marco del XVI Congreso Internacional de Filosofía: “Filosofía: razón y
violencia”.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
suponen, en nuestro país “en guerra contra el narcotráfico”, omnipresente.
Los congresistas llegamos a una ciudad de Toluca marcada, como muchos
otros lugares de nuestro país, por la presencia de fuerzas policiacas
ostentosamente armadas. Eso, en estos últimos días del 2011, lo he
podido ver —con otro estilo, pero es la misma “estructura”— en el propio
París. En los Champs Elysées, en el metro, en el aeropuerto, grupos de
hombres y mujeres, policías y militares, ostentosamente armados, hacían
pasar sus metralletas, listas para disparar, a escasos centímetros de
nuestros cuerpos (en mi libro ¿Qué nosotros no tenemos ni historia ni
filosofía? Filosofía del arrabal II, me detengo un poco más en esto). Y
si México tiene sus fronteras, y sus “zonas de guerra”, Francia tienes sus
banlieues, o sus “territorios perdidos de la República”.
Por supuesto —admite Nancy (Identité 15-16)—, tenemos aquí
y ahora, como en otras partes y otros tiempos, personas que no
quieren trabajar o que buscan provechos más ventajosos que los del
salariado. Sin embargo, para que el deal de drogas o de armas tome
la importancia que vemos que toma, es necesario no solamente que
sea recibido sino incluso llamado por todo un contexto social, cultural,
moral, internacional encima. No son los traficantes los que crean
el apetito de aquello con lo que trafican: es a la inversa. No son las
bandas o las mafias las que hacen tambalearse a una sociedad: es el
tambalearse de ésta el que les deja el campo libre.
Pero debemos cerrar ya estas reflexiones. ¿Por qué hablamos, pues, de
una violencia “filosófica y política” que a todos nos toca en herencia?
Philipe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy (9) nos advierten, en El mito
nazi, que al hacer la radiografía de lo que llevó a esa situación monstruosa
a nuestra, hasta entonces (¿y también ahora?) harto pujante y optimista,
civilización moderna, no hacen ellos obra de historiadores, sino de filósofos
ante todo preocupados por su propio presente. Por nuestro presente. El
nuestro también —el de los mexicanos también, y el de los colombianos y
el de los hispanos todos. En ¿Auschwitz por herencia?, Bensoussan hace
una reflexión del todo similar:
La enseñanza de ese pasado nos importa —escribe— porque sólo el
futuro nos ocupa. Esa historia marca un giro irreversible de nuestro
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
39
JUAN CARLOS MORENO ROMO
tiempo, no tanto en la masacre y el despliegue de violencia, cuanto
en la destrucción del sustrato que crea a un hombre. Esa cesura ha
modificado el porvenir político de la especie humana. (114)
Esto, y no tanto el fragor de tintas de los periódicos, o la “actualidad”
convenida de los noticieros, es lo que nos urge pensar a la hora de hacer
el balance de la filosofía y su responsabilidad, urgente, frente a la muy
garruda y muy felina violencia.
e
REFERENCIAS
Bensoussan, Georges. Historia de la Shoah. Barcelona: Anthropos, 2005.
Bensoussan, Georges. ¿Auschwitz por herencia? Sobre un buen uso de
la memoria. Barcelona: Anthropos, 2010.
Bollack, Jean, Christian Jambet y Abdelwahab Meddeb. La conference de
Ratisbonne. Enjeux et controverses. París: Bayard, 2007.
Dupuy, Jean-Pierre. Avions-nous oublié le mal? Penser la politique après
le 11 septembre. París: Bayard, 2002.
Eliade, Mircea. Le mythe de l’éternel retour. París: Gallimard, 1969.
Girard, René. La violence et le sacré. París: Grasset, 1972.
Girard, René. Quand ces choses commenceront. París: Arlea, 1994.
Girard, René. Je vois Satan tomber comme l’éclair. París: Grasset &
Fasquelle, 1999.
Guardini, Romano. Le fin des temps modernes. París: Seuil, 1953.
Lacoue-Labarthe, Philippe y Jean-Luc Nancy. El mito nazi, traducción
y epílogo de Juan Carlos Moreno Romo. Barcelona: Anthropos,
2002.
Moreno Romo, Juan Carlos. Vindicación del cartesianismo radical.
Barcelona: Anthropos, 2010.
Moreno Romo, Juan Carlos (Coord.). Unamuno y nosotros. Barcelona:
Anthropos, 2011.
Nancy, Jean-Luc. Un pensamiento finito. Barcelona: Anthropos, 2002.
Nancy, Jean-Luc. Identité. Fragments, franchises. París: Galilée, 2010.
40
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
LA VIOLENCIA FILOSÓFICA Y POLÍTICA QUE TODOS HEREDAMOS
Rodari, Paolo y Andrea Tornielli. En defensa del Papa. Madrid: Ediciones
Martínez Roca, 2011.
Troncoso, Alfredo. “Europa”. Auriga. 8 (1993): 43-46.
Umehara, Takeshi. “El antiguo Japón le señala el camino a la
postmodernidad”. Vuelta. 190 (1992): 15-16.
Unamuno, Miguel de. Ensayos I. Madrid: Aguilar, 1951.
Unamuno, Miguel de. Ensueño de Una patria. Periodismo republicano
1931-1936. Madrid: Pre-Textos, 1984.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
41
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 43-65
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
TRANSHUMANISM: A MATTER OF SKIN
O TRANS-HUMANISMO: QUESTÃO DE PELE
Dr. Omar Parra Rozo*
Dr. Hernando Barrios Tao**
RESUMEN
Para la investigación que conllevó al presente artículo se utilizó el método hermenéutico
analógico. Con base en los pasos primordiales de análisis e interpretación se acudió
al lenguaje narrativo literario y a su relación inmediata con otros tipos de lenguaje:
visual, audiovisual, de imagen, televisivo y mixto (cine). Se estudiaron textos escritos,
*
**
Doctor (1998) en Literatura por la Pontiicia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia)
y Magíster (1985) en Administración Educativa por la Universidad Santo Tomás (Bogotá,
Colombia). Posdoctor (2010) en Método, metodologías y técnicas de investigación en
ciencias sociales por la Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina) CC.
19333907. Docente Titular de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad
Militar Nueva Granada (Bogotá, Colombia). Director de la Línea de Investigación Bioética,
educación y cultura del Doctorado en Bioética de la misma Universidad. Miembro del
Grupo de investigación Cultura y desarrollo humano. El articulo pertenece al proyecto de
investigación HUM-1519 “Didácticas de las humanidades en la educación superior,
mediadas por la narrativa. Fase 1”, inanciado por la Vicerrectoría de Investigaciones de la
Universidad Militar Nueva Granada (Bogotá, Colombia). ORCID: 0000-0002-5715-388X.
Correo electrónico: omar.parra@unimilitar.edu.co
Doctor (2005) en Teología por la Pontiicia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia) y
Magíster (1998) en Teología por la Pontiicia Universidad Gregoriana (Roma, Italia). CC.
12191392. Docente Asociado de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad
Militar Nueva Granada (Bogotá, Colombia). Director de la Línea de Investigación Bioética,
biopolítica y biojurídica del Doctorado en Bioética de la misma Universidad. Miembro
del Grupo de investigación Humanitas. El articulo pertenece al proyecto de investigación
HUM-1519 «Didácticas de las humanidades en la educación superior, mediadas por la
narrativa. Fase 1», inanciado por la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad
Militar Nueva Granada (Bogotá, Colombia). ORCID: 0000-0002-8999-0586
Correo electrónico: hernando.barrios@unimilitar.edu.co
Artículo recibido el 30 de octubre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero de
2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
43
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
hablados y actuados. Se efectuó un recorrido narrativo, textual, argumentativo siendo
fiel a los planteamientos del autor, al medio y al lector, y se acudió a los textos que
presentan un mensaje polisémico. Los interrogantes apuntaron a ¿qué quiere decir
el autor con el texto referido a la piel? Y, en particular, ¿qué le significa o resignifica
el texto analizado a la temática del proyecto? Así, la estructura clásica discursiva se
enmarca desde un preludio con un horizonte epistemológico del mito y su relación
con la piel hasta un posludio (conclusivo) haciendo eco a la virtus hermenéutica que
plantea e implementa Beucheot y que implica una interpretación “adecuada” y ceñida
a la “verdad” del texto: la piel, el órgano más grande y complejo del ser humano supone
una trascendencia biológica y anatómica determinante, la cual debe ser entendida,
analizada e interpretada desde diversos contextos estéticos, éticos y narrativos.
PALABRAS CLAVE
Piel, Mitología, Narrativa, Juventud, Filosofía (hermenéutica).
ABSTRAC
The research presented in the following paper was elaborated according to the
methodology of analogical hermeneutics. Based on the primary steps of the analysis
and interpretation, the narrative literary language and its immediate relation with
other kinds of languages –such as visual, audiovisual, pictorial, televisual, and mixed
(cinematographic) – were used. Therefore, written, spoken and acted works were
studied. Remaining faithful to the proposals of the author, to the context and to the
reader; a narrative, textual and argumentative reading was carried out. Works which
have a polysemic message were used in the elaboration of the paper. The questions
addressed in the paper are: What does the author means with the work being related
to the skin? And, particularly, what does the analyzed work mean or re-signify to the
subject of the research? Thus, the classical discursive structure is framed in such a
way that it goes from a prelude consisting of an epistemological horizon of the myth
to a (conclusive) postlude that echoes the virtus hermeneutica –proposed and
implemented by Mauricio Beuchot– which entails a “right” interpretation in accordance
with the “truth” of the work: the skin, the biggest and most complex of the organs of
human beings, leads to suppose a biological and anatomical decisive transcendence
that should be understood, analyzed and interpreted within different aesthetical, ethical
and narrative contexts.
KEY WORDS
Skin, Mythology, Narrative, Youth, (Hermeneutical) Philosophy.
RESUMO
Para a investigação que originou o presente artigo foi utilizado o método hermenêutico
analógico. Com base nos passos primordiais de análise e interpretação, se utilizou a
linguagem narrativo-literária e sua relação imediata com outros tipos de linguagem:
visual, audiovisual, de imagem, televisivo e misto (cinema). Foram estudados
textos escritos, falados e teatralizados. Efetuou-se um percurso narrativo, textual,
argumentativo, sendo fiel aos problemas levantados pelo autor, ao meio e ao
44
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
leitor, e se lançou mão de textos que apresentam uma mensagem polissêmica. O
questionamento apontou para: o que quer dizer o autor com o texto referido à pele?
E, em particular, que significa ou resignifica o texto analisado com relação à temática
do projeto? Assim, a estrutura clássica discursiva se emoldura a partir de um prelúdio
com um horizonte epistemológico do mito e sua relação com a pele, até um poslúdio
(conclusivo), fazendo eco à virtus hermenêutica que questiona e implementa Beucheot,
e implica em uma interpretação “adequada” e estreita da “verdade” do texto: a pele, o
órgão maior e mais complexo do ser humano supõe uma transcendência biológica e
anatômica determinante, a qual deve ser entendida, analisada e interpretada a partir de
diversos contextos estéticos, éticos e narrativos.
PALAVRAS-CHAVE
Pele, Mitologia, Narrativa, Juventude, Filosofia (hermenêutica).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
45
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
Preludio. La piel total
E
xisten diversos ejemplos históricos de científicos, artistas y
escritores interesados en proponer un “hombre nuevo”, un modelo
o un prototipo de un ser humano que camina hacia la perfección,
hacia la inmortalidad. En algunos casos las propuestas se enfocan desde
el aspecto formativo, cognitivo; en otros desde las emociones y los
sentimientos y, en unos más, desde lo físico, la salud y la estética.
Al estudiar la génesis humana se pueden encontrar múltiples
interpretaciones que tratan de dar cuenta de las vivencias de las
comunidades situadas espacio temporalmente con un pasado que contar.
Insertarse en las creencias, religiones y narraciones que tratan de explicar
la relación con el medio supone visualizar un cosmos y tener una imagen
que varía según la situación histórica, las formas expresivas culturales y el
pensamiento que las soporta.
El hombre es, por naturaleza, un ser narrativo, una persona que necesita
y requiere contar y que los otros cuenten lo que pasa, lo que les sucede
y lo que ocurre alrededor. Desde esta perspectiva, al tomar como tópico
de trabajo la piel, el órgano más grande del ser humano, se observa que,
muchas veces, suele pasar inadvertida hasta que un mito, un poeta, un
director de cine, un médico, una enfermera o una persona sencilla y
casual se refiere a la misma para exaltarla, proponerla como un tema
narrativo de la literatura, la estética en general o la misma ciencia.
Siempre presente en los distintos lenguajes, la piel se metamorfosea y
adquiere preponderancia, en determinadas circunstancias. Así, unas
veces acompaña las narraciones mitológicas, los relatos religiosos, los
textos literarios, el lenguaje de la televisión, del cine y el ámbito de la
ciencia y la salud. La piel se torna en un referente obligado de la narración
y de la concepción de un hombre diferente.
Los procesos investigativos que pretenden acercarse al tópico de la piel como
un referente anatómico, biológico y estético requieren de un tratamiento
hermenéutico. En palabras de Ricoeur a “una concepción más fundamental
46
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
de nuestra relación de verdad con las cosas y los seres” (150). El filósofo
francés va más allá y manifiesta que tal y como el tema se desprende de
su texto, también la acción se desprende del sujeto o del objeto de los que
emana, se inserta en otros mundos sociales y temporales e implica una
nueva representación o resignificación: “Esta autonomización de la acción
humana constituye la dimensión social de la acción…su significación ya
no coincide con las intenciones de los actores… sobrepasa, trasciende las
condiciones sociales de su producción y puede ser representado de nuevo
en nuevos contextos sociales” (Ricoeur 178-181).
El trabajo investigativo que derivó en el presente artículo partió de los
cuestionamientos básicos acerca de la piel dentro de un texto, de lo que el
texto quiere significar y de lo que el lector cree, entiende o comprende al
respecto con la finalidad de resignificar el primer concepto y “actualizarlo”:
“Un texto, tal como aparece en su superficie (o manifestación) lingüística,
representa una cadena de artificios expresivos que el destinatario debe
actualizar” (Eco 73).
Beucheot al plantear el método de la hermenéutica analógica confirma
las ideas anteriores y brinda el acceso a la interpretación. Basado en Eco,
en diversos apartes, en especial en la “intencionalidad del texto” invita
al lector a acercarse a la temática desde la “verdad” y la comprensión
que se desprenden de la narración y que el lector capta. Aquí se traza
una dialéctica en la que participan autor, lector y texto, buscando un
entendimiento del tema, un esclarecimiento del mismo a través de una
interpretación y una comprensión verdaderas:
Por una parte, hay que respetar la intención del autor (pues el texto
todavía le pertenece, al menos en parte); pero, por otra, tenemos que
darnos cuenta de que el texto ya no dice exactamente lo que quiso decir
el autor; ha rebasado su intencionalidad al encontrarse con la nuestra.
Lo hacemos decir algo más, esto es, decirnos algo. Así, la verdad del
texto comprende el significado o la verdad del autor y el significado o la
verdad del lector, y vive de su dialéctica. Podremos conceder algo más
a uno o a otro (al autor o al lector), pero no sacrificar a uno de los dos
en aras del otro. (Beucheot)
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
47
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
Con base en el método hermenéutico se hizo un barrido interpretativo
desde el mito y su contextualización histórica hasta la vivencia actual
de la concepción epistemológica de la piel y su sentido en el ámbito
personal y social. Esta visión implica acudir a conceptos como el de la
metamorfosis y el del transhumanismo desde una interpretación ajustada
al trabajo de Lévi-Strauss y desde este antropólogo, la interpretación
metafórica y mítica de la piel en relación con la selva. Con el ámbito
estético se retoman las huellas de la piel como un referente de lo bello.
El transhumanismo que permea todo el artículo, se reafirma con la
concepción de un educador que no solo se detiene en el cuerpo sino que
analiza la piel del alma. El concierto de la piel da pie a interpretaciones
poéticas y a composiciones que renuevan y resignifican su esencia y
de las cuales se revisan algunos ejemplos. El lenguaje del cine y de la
televisión recrea varias posiciones frente al trasfondo epistemológico que
brinda la piel al ser humano y lo pone de frente no solo a su interior sino
a las posibilidades de sobrevivencia y de contrastación de especies. En la
segunda década del siglo XX retorna la piel como un elemento social que,
más allá, de su aprecio con multinacionales que crean productos para su
embellecimiento y conservación, también se ve como un elemento para
la degradación y el ataque sin sentido.
La piel mitológica. Elemento de culto
A nivel histórico y mitológico suele hablarse de las etapas o edades por
las que ha pasado la humanidad, desde una época primera, unas veces
paradisíaca y otras salvaje y confusa, hasta una era en la que hay una
apropiación de las herramientas y de las técnicas que llevan al dominio
de la tierra, de los seres que en ella habitan y de lo que han erigido. Junto
a ello se habla de los creadores, de los seres superiores que dan cabida
a lo existente. En este marco, se puede aludir a dos poetas y narradores
que legaron al mundo su análisis y su obra, recreados y adaptados
contextualmente a lo largo de la historia: Hesíodo con su obra los Trabajos
y los días y Ovidio con las Metamorfosis.
48
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
Dentro del tema mitológico referido al cuerpo y a la piel cabe destacar
los calificativos que presenta Hesíodo con el propósito de analizar unas
edades por las que va creciendo la humanidad, más allá de indicar si una
era fue mejor que la otra y más bien visualizándolas con un horizonte
próspero y halagador. El profesor francés Jean-Pierre Vernant (19142007), estudioso del pensamiento y la esencia del pueblo griego, con sus
mitos, religiones y cosmovisiones, se detiene en la estructura mítica para
mostrar la concepción del desarrollo a partir de las razas, el cuerpo y la
piel como determinantes del trasegar humano. Estos tres tópicos se unen
a otros elementos definitivos que fijan los cambios y el camino del ser
humano desde su origen.
En su obra Mito y pensamiento en la Grecia antigua presenta un
debate desde los planteamientos de Víctor Goldschmidt quien, según
Vernant, “posee el gran mérito de hacer recaer el acento sobre la unidad
y la coherencia interna del mito hesiódico de las razas” (24) frente a otras
posiciones como la de Defradas, quien considera a Hesíodo con un
pensamiento que privilegia “un porvenir menos sombrío que en el pasado”
(Vernant 88). De todas maneras considerar que existe una raza dorada, una
de plata, una tercera de bronce, una de héroes y una de hierro, supone una
transformación corpórea, fundamentada en unas características especiales
y en las particularidades de la piel. En la raza de bronce, por ejemplo,
Hesíodo indica que existen unas características donde prima la violencia,
el temor, la guerra y la violencia: “Y el padre Zeus suscitó una tercera raza
de hombres parlantes, la Edad de Bronce, muy desemejante a la Edad
de Plata. Al igual de fresnos, violentas y robustos, estos hombres no se
preocupaban sino de injurias y de trabajos lamentables de Ares” (Hesíodo).
En la última raza primarán los rasgos del tiempo, el dolor, el desarraigo
y la vejez, los cuales atormentarán a los seres humanos. Zeus creó esta
última era, en la que transita Hesíodo, con todos sus aditamentos, sus
mitos, sus creencias y sus formas de vida. Como se puede observar a
grandes rasgos, no solo la denominación de las eras sino sus principales
características están dadas por la piel.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
49
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
Por otro lado, adentrados en el pensamiento mitológico se observa que
la piel como dispositivo mediador entre el hombre y su medio ambiente
se constituye en objeto de culto en los pueblos primitivos. Numerosos
relatos de la mitología clásica griega se refieren a este órgano como un
instrumento determinante en el destino de los hombres y de los dioses.
Desde esta perspectiva, uno de los mitos más conocidos, relacionados
con la piel, es el de Atenea, la hija unigénita de Zeus, diosa protectora de
Atenas, la cual era representada con casco, lanza y égida.
La égida de la diosa fue diseñada con la piel de la cabra Amaltea, animal
que amamantó a su padre Zeus y que, en algunas versiones mitológicas,
aparece como el escudo protector del dios supremo en sus luchas más
representativas, como la sostenida contra los Gigantes. En esta misma
disputa participó Atenea, la cual fue ayudada por Heracles para dar muerte
a Palante y hacer un escudo con su piel. Después de la batalla, la égida
de Zeus que hacía invulnerable a su poseedor fue cedida por la divinidad
omnipotente a su hija predilecta. De igual manera a Atenea se le veneraba
como la diosa de la segunda piel, del tejido y del bordado y recibía el
ofrecimiento de las mantas de las doncellas jóvenes en las fiestas que se
hacían en su honor. Otro de sus símbolos era su planta predilecta: el olivo,
cuyo aceite era muy preciado para la conservación de la lozanía.
Atenea protegía algunos héroes como Heracles, el cual, no obstante esta
salvaguardia sucumbió por una piel envenenada que le suministró el
centauro Neso a su esposa para que le fuera entregada a él. La piel como
aditamento relacional del hombre con el medio, adquiere características
guerreras y de protección al ser usada como escudo en la guerra, luego
pasa a ser una herencia especial y una ofrenda de poder. Posteriormente, se
constituye en una aditamento que debe ser cuidado para transformarse en
un vocablo usual en diversos ámbitos políticos, religiosos, populares: “estar
bajo la égida”, supone estar protegido, cuidado, defendido, con apoyo.
50
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
Mito y metamorfosis
Por otro lado, un elemento que fija la transformación de algunos seres,
derivada de la reestructuración o remodelación de los tejidos, del cambio
en los procesos celulares: multiplicaciones, reemplazos, crecimientos
y eliminaciones, ha sido materia que alimenta investigaciones,
experimentos y relatos en las diversas culturas. Los griegos no podían
omitir esta realidad e incluyen, prácticamente en todas sus narraciones
mitológicas, a divinidades que se transforman para obtener un amor a
cambio, satisfacer sus deseos, eliminar el dolor, sobrevivir, mantener el
poder, engañar, simular, en fin. La categoría de transformación o cambio
sigue su curso en el tiempo y ha llenado de mitos, leyendas y prácticas
científicas y estéticas la expresión de las distintas culturas. Los cuentos
populares, por ejemplo, manejan el lenguaje con esta temática con el fin
de prefijar enseñanzas, advertir sobre riesgos o simplemente deleitar.
Entre los relatos mitológicos griegos se destacan las transformaciones
de Zeus para poder enamorar a otras diosas o mujeres como a Némesis
a quien persiguió en forma de cisne para poder obtener su amor. Para
alcanzar los favores de Ganímedes “el más bello de los vivientes” se
transmutó en águila. Para enamorar a Europa se valió de la figura de
un toro de piel blanca. Fue un sátiro para atraer a Antíope. Tuvo que
transformar a Io en una ternera para que escapara de la venganza de
Hera. Se transformó en el esposo de Alcmena para ser su amante y se
convirtió en cisne para seducir a Leda. Se metamorfoseó en lluvia de
oro para conseguir el amor de Dánae: “Dánae se convierte en una figura
semidesnuda, frontal y estática, que recibe de un Júpiter (a menudo
presente) sea la lluvia, sea un simple rayo de luz dorada, en un paisaje
exterior” (Elvira 107).
Con un comportamiento diferente al de su padre Zeus, pues su
característica básica era guardar su virginidad, Atenea se transforma, no
tanto para lograr favores sino para otorgarlos, con el objeto último de
cuidar a sus protegidos. Unas veces es una mujer hermosa, otras veces
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
51
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
es un águila, una golondrina, un hombre joven, un pastor; múltiples
metamorfosis de cuerpo y de piel.
Por otro lado, el vellón (piel) también fue elemento clave en el mito de Jasón
y los argonautas y en las leyendas conexas, como la de la introducción
de la ganadería en Grecia y, por consiguiente el punto de partida de otra
forma de comercio y supervivencia. La piel como símbolo de mediación
entre el hombre y la naturaleza da paso a la concepción de herramienta
de guerra (escudos y aditamento de algunas armas), de vestido para
defenderse de las inclemencias del tiempo, de adminículo para adornar y
sentarse. Son diversas las leyendas y los mitos que recrean la piel como
referente indispensable en el amor y en el odio, en la paz y en la guerra,
en la vida extraordinaria de los dioses tanto como en la de los hombres.
El transhumanismo de Levi-Strauss
Claude Lévi-Strauss (1908-2009) puede considerarse como el investigador
que más se acerca a la cultura americana, desde la visión antropológica
y lingüística. Su poder de síntesis del pensamiento mítico y metafórico de
los pueblos indígenas americanos se plasma directa o indirectamente en
la mayor parte de su obra. Hablar de él como un pensador transhumanista
supone considerar todas sus propuestas e investigaciones dentro de un
marco que trasciende la concepción tradicional. Así, se le aplica este
término al mencionado científico en cuanto que en su trabajo y en su
legado va más allá de las formas usuales de mirar y analizar al ser humano,
sus mitos y creencias, su cosmovisión, su relación con la naturaleza y sus
más íntimos anhelos, en el contexto americano.
La concepción transhumanista que se le endilga a Levi-Strauss, en este
apartado, es distinta de las corrientes que pretenden apoyarse solamente
en la ciencia y la técnica para visualizar al hombre del futuro. Su revolución
en la antropología y la lingüística es notoria, en especial al insertarse en
el estructuralismo saussuriano, compartir su pensamiento y su labor
con Jakobson, Martinet y Swadesh y proponer análisis e interpretaciones
52
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
que brinden otras posibilidades y trasfondos lógicos complementarios
de las estructuras y hermenéuticas racionales. Igualmente, sus estudios
son rigurosos y la forma de abordar los vericuetos comunitarios desde
la misma génesis y los mitos colectivos no le exime de aplicaciones
sistemáticas y de rigurosidad en las investigaciones. En toda su obra
se pueden detectar rasgos básicos del transhumanismo referidos a
procesos de envejecimiento, dolor, enfermedad, sentido de eternidad y
perfeccionamiento en pro de la concepción de un hombre que busca su
génesis y un tiempo feliz. En Las estructuras elementales del parentesco,
por ejemplo, Levi-Strauss trabaja con pares, relaciones y oposiciones
para demostrar que las maneras en que el hombre establece alianzas y
muestra su forma de ser, de consolidarse, de revelar elementos fundantes
de la cultura en la que se encuentra inserto, no derivan de él mismo como
un ser aislado, ni tampoco se encuentran en el llamado núcleo central de
la sociedad: la familia, sino que se originan en el entramado de relaciones
que una familia establece con otra o con otras, es decir en la relación de
unos pares que propugnan por un presente dificultoso o no con miras a
un progreso y a un futuro promisorio.
Dentro de su vasto trabajo cabe destacar la que suele denominarse como
una saga: Mitológicas. Levi-Strauss condensa en cuatro publicaciones
su pensamiento antropológico respecto de las poblaciones indígenas
americanas. Lo crudo y lo cocido (1964), De la miel a las cenizas (1967),
El origen de las maneras en la mesa (1968) y el Hombre desnudo (1971).
En Lo crudo y lo cocido, el antropólogo francés no escatima esfuerzos,
palabras, ni formulaciones para tratar de explicar el pensamiento y el
lenguaje de los pueblos indígenas americanos, desde las oposiciones y las
contrastaciones de los diversos mitos. De ahí su nombre y su trasfondo.
Desde los ejemplos que pueblan esta obra cabe destacar la íntima
relación del ser humano con su medio y con su propia existencia. En
el aparte dedicado a la Cantata de la Zarigüeya, trabaja con la forma
de vida de este animal extraño de aspecto desagradable que habita
en diversas regiones latinoamericanas y que es conocido en algunos
sitios como tlacuache (México), canchaluco, muca o raposa (Perú-
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
53
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
Ecuador), chuchos (Colombia). Se alimenta de insectos y de sangre y ha
perfeccionado el arte de la simulación para sobrevivir. El animal al verse
amenazado finge estar muerto, merced a mostrar las características de un
cadáver: ritmo cardiaco muy lento, casi imperceptible y rigidez extrema del
cuerpo, entre otros aspectos. Cuando el peligro desaparece huye del lugar
(Levi-Strauss 175). Así, basado en diversas interpretaciones y relatos, con
permanentes oposiciones extractadas de los mitos, Levi Strauss muestra
el comportamiento y el diario vivir del hombre e indaga en la génesis del
relato para explicar el pasado y el presente de unas comunidades que
sobreviven en armonía con su contexto. A partir de mitos que se insertan
en otros mitos se sistematizan maneras de expresión y se encuentran
lógicas y sentidos que expresan una manera de pensar, sentir y actuar
propias de cada colectividad.
En la mencionada obra, con el trasfondo del manejo culinario de los
pueblos indígenas, el antropólogo francés trabaja las dicotomías presentes
en los relatos y las costumbres. Uno de los referentes míticos es la tortuga
como un ser que vence las adversidades y los contrincantes, unas veces
a la zarigüella, otras al jaguar y unas más al cocodrilo. Los relatos están
llenos de alegorías, enseñanzas y ejemplos sobre la “vida breve”, la
alimentación, la comida, la forma de cocer o no cocer los alimentos.
La concepción transhumanista de un hombre que tiene que valerse de
diversas herramientas extractadas del medio para sobrevivir, ser feliz y
estar en armonía con su contexto están a la vista en los relatos trabajados
por Levi-Strauss. Sus escritos versan sobre la creación de la humanidad
y la permanente oposición entre lo que cabe dentro de las costumbres
y lo que se aleja de ellas, lo bueno y lo malo, lo creativo, lo positivo y lo
original negativo: “Los personajes máximos de la mitología de los Tukuna
son unos gemelos llamados Dyai y Epi. Al primero se le debe la creación
de la humanidad, de las artes, las leyes y las costumbres. El segundo es
un embaucador, chismoso y descarado; cuando quiere adoptar una forma
animal le gusta transformarse en zarigüeya” (Levi-Strauss 173).
54
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
Mito, piel y selva
Los relatos analizados por Levi-Strauss describen, a través de metáforas,
la cosmovisión de los pueblos indígenas americanos. Los mitos dentro
de los mitos se entrecruzan y transfiguran el espacio y el tiempo con la
finalidad de explicar la génesis de los pueblos que unidas a su forma
de vida establecen unidades y diferencias entre las comunidades. Los
indígenas admiran profundamente lo que les rodea, les suministra o
les quita alimento y vida. Dentro de los relatos, cabe citar algunos de
ellos referidos a la tortuga, su piel, su caparazón y su esencia de vida, la
cual está acorde con el medio, no lo violenta. Al escoger a este animal,
símbolo de la paciencia y la armonía y enfrentarlo con el jaguar, ágil y
depredador, se muestra, en el relato, la inteligencia del animal que se
vale de su cuerpo, de su piel, de su caparazón para sobrevivir. En uno
de los mencionados relatos mitológicos, la tortuga engaña al jaguar que
quiere comérsela, apostando a ver quién sobrevive más tiempo. Al final
de la fábula la tortuga gana, por su astucia y su paciencia. El jaguar es
víctima del agotamiento y de la espera por la tortuga. Se queda exhausto
y la tortuga que se encuentra en un árbol se deja caer sobre su cráneo,
aplicándole toda la dureza de su caparazón. En el transcurso del relato
aparece un cocodrilo que también apuesta para vencer a la tortuga, la
cual, nuevamente da muestras de su inteligencia, al encerrarse en un
hueco y engañar a su probable depredador con el truco del cambio de su
envoltura: “Pero la tortuga no es tonta, se quita y abandona el carapacho
viejo, segrega otro y se escapa” (Levi-Strauss 177). Al final de la leyenda,
la tortuga da la vuelta y deja encerrado al cocodrilo en el agujero. La piel,
el caparazón, es el instrumento del que se vale la tortuga para sobrevivir,
el mismo que los aborígenes admiran y veneran.
Muy cerca de la obra de Levi-Strauss, la antropóloga Irène Belliers en su
obra El temblor y la luna, desde el marco del alimento y el medio natural
en el que se desenvuelven las comunidades indígenas del Amazonas,
revisa los relatos y el lenguaje mítico, en particular en lo que se refiere a la
mujer como la madre de los hombres, la mujer inmortal con “Cabeza de
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
55
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
cera de abeja sagrada” cuyo interior “es comparable a la bandeja de yuca,
en la medida en que, en lenguaje chamánico, las mujeres que cultivan
la yuca son consideradas como madres del alimento” (Bellier 233).
La mujer con su cuerpo y su piel, con su transformación es capaz de
sostener una comunidad, de dar origen a la vida e inclusive de supervisar
eternamente los actos de quienes la componen. Los mitos asaltan las
distintas perspectivas. El mito sobre la piel que muestra el cambio del
matriarcado al patriarcado, el papel de la mujer, el sentido de la vida y del
ciclo de la misma, el deseo de pertenencia, de inmortalidad y de eternidad
se encuentra claramente expresado en el relato de Romi Kumu que puebla
las regiones de Vaupés y Amazonas en Colombia (Parra 105-114).
En este mismo orden de ideas, el papel femenino con sus certezas y
ambigüedades es trabajado en una recopilación de investigaciones por
la antropóloga Dany Mahecha Rubio a partir de diversas investigaciones
etnográficas sobre grupos de la Amazonía colombiana: Reichel-Dolmatoff,
Stephen Hugh Jones, Jackson y Van der Hammen, entre otros. En la
investigación Del mito de la invisibilidad femenina a la complementariedad.
Representaciones de lo femenino en la Amazonía colombiana, muestra el
papel mítico de la mujer, la corporeidad y la incorporeidad femenina. Así,
Romi Kumu, divinidad mítica determina con sus acciones, su cuerpo y sus
metamorfosis el destino de los habitantes del Amazonas, la creación de lo
existente, la inmortalidad, la relación con el medio: “Mujeres creadoras de
la tierra, de los cursos de agua, de seres inmortales y creadoras de fuego…
da origen a los verdaderos humanos” (Mahecha).
Melodía de la piel. La piel que canta y encanta
Desde el ámbito estético, el cuerpo y la piel figuran como mediaciones,
en las cuales se practica, no solo para perfeccionar y perpetuar la belleza,
sino para mostrar, simbólicamente, la vida. Se indica metafóricamente
que cada arruga o cada huella en la piel señalan un camino, un momento
de la existencia personal o una manifestación poética que encierra la
percepción y la concepción de un cuerpo.
56
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
Los narradores exaltan la piel, los poetas la idealizan y la transforman, los
cantantes la hacen vivir. Al ritmo de la piel se mueven los seres humanos. No
es solo el aditamento que los une y los separa de los otros seres y del medio
ambiente; metafóricamente es la corteza que facilita la unión y el amor,
donde se habita, se es, se sabe ser y se sabe sentir. Lo ejemplos expresivos
son infinitos. Pablo Neruda, el Nobel chileno, resalta permanentemente
la belleza femenina y la compara con la piel de la tierra, con los infinitos
recursos que de ella se desprenden. Las metáforas que llenan su poesía se
transforman al compás de la estructura que matiza la figura, de la piel que
entorna la mujer. Los elementos de la naturaleza se confabulan y se recrean
con la piel de la Tierra, con la “música marina”. En su poema “Oda a la
bella desnuda” se detiene en los “párpados de trigo” y en el “pacto del mar
y de la tierra” que perfilan la tela que los cubre y que envuelve a la mujer y le
da un sentido poético de eternidad, más allá de la forma, detrás de la piel:
“¿Tu cuerpo en qué materia, /ágata, cuarzo, trigo,/se plasmó, fue subiendo/
como el pan se levanta/de la temperatura/y señaló colinas/plateadas,/valles
de un solo pétalo, dulzuras/de profundo terciopelo, /hasta quedar cuajada/
la fina y firme forma femenina?.../Debajo de tu piel vive la luna” (Neruda).
Esta metáfora del poeta chileno se repite de muchas maneras en toda su
obra en donde se muestra la magnificencia del ser humano, la recreación
estética y la belleza gracias a la intervención del amor y de lo bello.
Piel joven
Generalmente suele hablarse de la búsqueda permanente de la juventud,
del querer permanecer en un estado óptimo de manera física y espiritual.
Tanto en los pueblos orientales como en los occidentales suelen encontrarse
mitos y leyendas referidos al deseo permanente de ser joven por siempre.
En múltiples alegorías el agua se vuelve vida (Presocráticos) una premisa
que permanece en el tiempo y se trasluce en las distintas culturas. En
El jardín de las delicias (El Bosco, s. XVI) se muestra a un hombre que
transita hacia el infierno musical, con la posibilidad —hermenéutica—, de
poder suspender su movimiento con el objeto de permanecer joven o en
estado feliz, en la fuente eterna, en el placer máximo.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
57
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
El premio Nobel Colombiano Gabriel García Márquez rememora
constantemente la importancia de permanecer, de ir más allá del tiempo
y del espacio. En una referencia muy clara a la idea de ser eterno y
joven, en su discurso en Estocolmo rememora el camino épico de Alvar
Núñez Cabeza de Vaca quien soñó y buscó afanosamente la fuente de la
Eterna Juventud y después de mucho trasegar en La Florida, tuvo que
convivir con los indios que allí habitaban, luego encaminarse a España,
regresar para encontrarse con las Cataratas del Iguazú en Suramérica y
morir en un convento en su patria. Probablemente falleció pensando que
su empresa no tuvo el final feliz que esperaba o quizás pensó que las
cataratas podrían ser la fuente de la eternidad. El Nobel colombiano no
cuestiona este sentimiento sino lo que se encuentra más allá y recalca
que la realidad americana es capaz de desbordar los mitos y las mayores
fantasías que se puedan imaginar. La realidad fantástica que movió a los
conquistadores también movió a los cronistas. La fuente de la Eterna
juventud motivó múltiples expediciones y sueños. Esta realidad mágica,
contada y creída es retomada en su discurso en Estocolmo: La soledad
de América Latina, al recibir su Premio Nobel en Estocolmo (1982): “En
busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza
de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición
venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco
de los 600 que la emprendieron” (García Márquez 119).
Como esta idea de permanencia y de perennidad, más allá de la realidad
espacio temporal persiste en García Márquez y se refleja en su obra, tuvo
que especificar la esencia de su mensaje en una de sus últimas obras
con las que pretende retener la juventud en un anciano que ve escapar
la fortaleza y la vitalidad y se aferra desesperadamente a la vida y a la
juventud a través del amor: Memoria de mis putas tristes.
La piel puede indicar distintos estados de ánimo, emociones, conceptos,
sentimientos. Desde esta perspectiva, la música puede dar un indicativo
de apreciaciones diversas al respecto. Estar más allá de una concepción
física y constituirse en una parte esencial del hombre. La piel se constituye
en un referente que lleva a la unión, a la posibilidad de “ponerse en la
58
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
piel” del ser amado, de sufrir y gozar con él o de sufrir y acompañarlo
en su pena: “Cuestión de piel/Cuestión de amor/Un latigazo que te va
de lado a lado/Cuestión de piel/De corazón/Que va latiendo nuevamente
acompasado/” (Miguel).
La fuente de la eterna juventud fue un referente obligado para viajes y
conquistas y es un tópico actual que genera múltiples dividendos a
empresas que toman este tema para sus investigaciones, productos y
negocios. El trasfondo epistemológico persiste.
La piel en el lenguaje de la imagen
La piel es tratada como elemento determinante de la vida, la belleza y la
salud. Son múltiples los mensajes que aluden a ella como referente directo
de vida o como indirecto para comprar algún producto o para demostrar
la eficacia de un proceso. Los consejos sobre su mantenimiento son
innumerables. Los relatos sobre la importancia de la piel permean desde
los mensajes sencillos hasta los que llevan contenidos cuidadosamente
planeados para mercadear. También la piel sirve como reflexión filosófica,
como tema de investigación científica y como asunto poético.
La piel como leitmotiv ha sido trabajada en las distintas culturas a
través de sus diversas formas expresivas. Desde esta última perspectiva,
conviene reflexionar sobre los textos elaborados unas veces con el deseo
de lograr una igualdad, otras con una crítica a los regímenes vigentes
y una más con la utopía de ver una sociedad felizmente gobernada, ya
sea acudiendo a relatos con tinte realista o a narraciones de ficción. La
lista de los escritores que se basan en estos supuestos es abundante,
entre los mismos cabe reseñar a Hebert George Wells con The war of
the worlds (La Guerra de los mundos - 1898), conocida como la primera
narración sistemática que habla de una invasión extraterrestre. Sinclair
Lewis: It Can’t Happen Here (Esto no puede suceder aquí - 1935); George
Orwell con Nineteen Eighty-Four (1984) escrita en 1949. Arthur C. Clarke,
escritor que muestra la inserción de los extraterrestres en la tierra, cuyo
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
59
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
objetivo principal es la instauración de un nuevo orden en Childhood’s
End (El fin de la infancia), novela de 1953.
El lenguaje literario le dedica innumerables páginas al tópico de la piel y
el lenguaje audiovisual la toma como pretexto para seriados, guiones y
películas con distintas metáforas y narraciones. Una de las series televisivas
de mayor impacto al principio de los ochenta fue V (La batalla final):
1983-1985, que aunque recoge, nuevamente, el tema del totalitarismo
y del ideal político de manejar los gobiernos con régimen único dirigido
por un dictador o por una élite que se arraiga en el poder para lograr
unos fines particulares específicos, tiene como sustrato y como eje
motivacional el tratamiento que se le da a la piel y a la diferencia de las
especies. Kenneth Johnson1 tuvo que basarse en los temas tratados por
los narradores mencionados y en la obra de Isaac Asimov, escritor que,
aunque prefería dejar los alienígenas de lado en sus relatos, influyó en las
narraciones del siglo XX y en las contemporáneas.
Asimov aborda las temáticas futuristas concernientes con adelantos
científicos y con valores que violentan al ser humano, su identidad, su
cuerpo, su esencia y su quehacer. En este orden de ideas, se pueden
revisar relatos como la saga de Fundaciones y Yo, robot. En Los lagartos
1
60
V- Invasión extraterrestre (V - la batalla inal o V- Los visitantes): Johnson, escritor y director de
la obra se basa en un tópico tradicional de una civilización, aparentemente superior, que con
algunos artilugios pretende introducirse en otra civilización con el in de apropiarse de sus
recursos y de su vida individual y colectiva. En la narración televisiva, una especie alienígena,
a través de una serie de engaños y con la promesa de entregar sus avances cientíicotecnológicos a cambio de trabajar con algunos recursos químicos y biológicos convence a los
gobiernos de la Tierra para adentrarse en el planeta y compartir su conocimiento y la vida
terrícola. El personaje principal, Marc Singer (Mike Donovan) intuye y veriica el engaño y
se enfrenta a los alienígenas cuyo representante, la antagonista, Diana (Jane Blader) trata de
eliminarlo y de borrar cualquier oposición. Una vez que se descubre la verdadera intención
de los extraterrestres: robar el agua y tener una fuente de alimento y de guerra a través de los
seres humanos, se desencadena la trama, la cual, al mejor estilo de la narración americana,
queda inconclusa. Dentro de la temática del artículo, la serie muestra la importancia de
la piel como el objeto que diferencia las dos especies extraterrestres (reptiles) y terrestres
(mamíferos), la lucha por el poder, el amor y la sobrevivencia. En el año 2009 se reconstruyó
la serie para mostrar la misma problemática con una nueva perspectiva y con el propósito de
cerrar la lucha de las especies.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
terribles y otros ensayos científicos, aparece la piel como un elemento
diferenciador entre un mamífero y un reptil (tema central de la serie V),
en su apartado Monstruos agonizantes, Asimov al tratar de llegar a las
causas de la exterminación de los dinosaurios, plantea un interrogante
para distinguir una especie de otra, que bien puede ser el origen de
la serie y que da un claro indicio de la piel, la cual marca la diferencia
territorial. Por supuesto que la cuestión científica va a ser determinante
en la sobrevivencia de una especie, junto a otros elementos como “pelo,
leche, huevos y sangre caliente” y, aún los mismos “orificios en la cabeza”
(Asimov 62). Todos estos detalles se muestran reiteradamente en la serie
televisiva y se constituyen no solo en un leitmotiv, sino en las claves o los
desencadenantes de la trama. La lucha por la sobrevivencia se repite y parte
del elemento primigenio, diferenciador entre una especie alienígena y la
humanidad, entre el mamífero y el reptil: la piel. Desde esta perspectiva el
análisis de Asimov respalda el tratamiento temático: “¿Cómo distinguiríais
un mamífero de un reptil? La manera más fácil y rápida consiste en que el
mamífero está cubierto de pelo y el reptil de escamas. Cierto que hay que
ser amplio al hacer esta distinción. Algunos animales que consideramos
mamíferos no tienen pelo muy abundante; los mismos seres humanos,
pero tenemos pelo” (Asimov 47).
Johnson logra su objetivo e impacta a los teleaudientes mezclando
cuestionamientos políticos y sociales, reales y ficticios en torno a la
supervivencia de una especie y el enfrentamiento entre los alienígenas y los
habitantes de la Tierra. El análisis hermenéutico da la licencia para poder
interpretar, sin temor, que la piel juega un papel determinante en el relato y,
aún, de la mano de Asimov, en el origen mismo de la lucha entre las especies.
A lo anterior se le mezcla la superioridad de una especie fundamentada en
sus armas e instrumentos científicos sofisticados, con los cuales enfrenta
el ingenio y la creatividad de la especie humana, aparentemente inferior.
En este sentido, la serie toma como frase de combate, la posibilidad
mínima del ser que se siente atosigado: la resistencia, a través de todos
los medios, en particular, su audacia, su valor y, sobre todo la identidad:
“To the heroism of the/Resistance Fighters/ -past, present, and future-/this
work is respectfully/dedicated” (Johnson 68).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
61
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
En la siguiente versión del año 2009 se hace una invitación a una
colaboración mutua entre las dos especies con un fin común. Desde la
misma introducción de la serie se resalta la importancia de la piel, la cual
expresa la diferenciación clara entre los oponentes.
En el otro ámbito, el cine, también se muestra una faceta especial de la
piel. Diversas películas manifiestan su interés por dicho tópico: The Pillow
Book (Escrito en el cuerpo o Escrito en la piel – 1996), The Scarlet Letter
(La Letra escarlata-1995), The Picture of Dorian Gray (El retrato de
Dorian Gray – 2009), entre otras. El lenguaje del cine se recrea en la piel
como un elemento determinante en la vida, en el arte, en la ciencia y en la
salud. En la mayoría de los filmes en la relación erótica.
Posludio. La segunda piel
La piel como un elemento antitético sirve como objeto de adoración,
encantamiento y endiosamiento, tanto como elemento de animadversión,
odio y aniquilamiento. En todas las culturas y en el transcurso del tiempo
las diversas colectividades tienden a modificar su aspecto ya sea para
infundir miedo en la guerra, para presentarse hermosamente en los
campos del amor o para resaltar la religiosidad. Al fin y al cabo, la piel
es el elemento que diferencia al ser humano de su contorno y de los
demás seres. La piel lo faculta para encerrar y estructurar sus sistemas,
sus órganos, los demás tejidos y las células. El hombre no alcanza a
valorar los potenciales, la historia que se arraiga en cada poro, el pasado,
el presente y el futuro.
Al tomar la piel, desde el concepto de su transformación o modificación,
se observa que los diferentes pueblos cuentan dentro de su prehistoria
con ancestros que gustaban de pintarse para asistir a algún rito, para
prepararse a recibir fuerzas sobrenaturales que los ayudaran a estar
muy fuertes en el deporte, en la guerra, el amor y el arte. Las figuras
que representaban divinidades o elementos del entorno pasaban de
ser objetos que reproducían la realidad, a convertirse en parte integral
62
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
del cuerpo del individuo ayudándolo a integrarse a una ceremonia o a
un grupo determinado. Entrando el siglo XXI estas prácticas son muy
comunes en distintas regiones del mundo. La pintura elaborada en el
cuerpo da paso al sofisticado maquillaje y ambos se usan tanto en rituales
como en concursos de belleza o de arte. En este último ha cobrado un
auge inusitado y se habla con propiedad del Body painting que propugna
por un decorado del cuerpo que va de lo sencillo a lo complejo.
Los carnavales o fiestas de algunos países recuerdan, permiten y
alientan estas prácticas que aparte de ser festivas adquieren un carácter
artístico y lúdico. En este último sentido el arte habla de nuevas técnicas
representativas en las cuales los personajes se mimetizan con su entorno
pasando a formar parte del paisaje.
Al estudiar los mitos y las investigaciones e interpretaciones que sobre
ellos se hacen se puede apreciar que los primeros persisten, que se vuelve
a ellos permanentemente, de otra forma pero con el mismo trasfondo.
Tópicos que atañen al hombre desde sus orígenes como la enfermedad,
la vejez y la muerte son materia de permanente revisión. Desde las miradas
transhumanistas se observa con ojos especiales la búsqueda de respuesta
a las mencionadas constantes, una de las cuales se da desde los adelantos
científicos y técnicos, los cuales pretenden ayudar a la perfección del
hombre, por lo menos a nivel físico, con una parcial inmortalidad, con
un cuerpo sano y perfecto, inmerso en una colectividad que transite con
fines comunes en un ambiente amable. Reiterando el mito de la fuente
de la eterna juventud se buscan soluciones para permanecer joven, para
acercarse a la lozanía perenne, para gozar de unos años que no deben
pasar, de una belleza perpetua.
La piel, el órgano más grande del ser humano, lo relaciona con su
intimidad, con sus sentimientos y emociones, con su pensar, sentir y actuar.
La piel exige consideración y estima, cuidado y respeto, probablemente
otras formas de mirarla y de valorarla desde las diversas profesiones,
particularmente desde las relacionadas con los ámbitos educativos y de la
salud. La piel lleva a decir, con Cajiao:
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
63
OMAR PARRA ROZO - HERNANDO BARRIOS TAO
Ahora sé que sólo soy un cuerpo para el amor y la soledad y únicamente
desde él logro articular una manera de pensar y sentir el mundo. Tal
vez sea esto lo que me ha llevado a sentir el cuerpo como la piel del
alma, porque es sobre esa piel sensible, que de tarde en tarde reclama
un gesto amable, una expresión de ternura o un abrazo, donde se
experimenta más hondamente el amor, la solidaridad, la posibilidad
de que el abismo interior sea contenido en otro cuerpo o la soledad
terrible de un alma que se desgarra sin hallar un sentido que justifique
su existencia (11).
e
Referencias
Asimov, Isaac. Los lagartos terribles. Madrid: Alianza Editorial, 1993.
Impreso.
Bellier, Irene. El temblor y la luna. Ensayo sobre las relaciones entre las
mujeres y los hombres mai huna. Lima-Quito: Coedición Ediciones
AYA-YALA e Instituto francés de estudios andinos, 1991. Impreso.
Beucheot, Mauricio. “Perfiles esenciales de la hermenéutica: hermenéutica
analógica.”. 2000.
Versión digital. http://www.ensayistas.org/critica/teoria/beuchot/
Cajiao, Francisco. La piel del alma. Bogotá: Magisterio, 1997. Impreso.
Eco, Umberto. Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto
narrativo. Barcelona: Lumen, 1981. Impreso.
Elvira Barba Miguel Ángel. Arte y Mito. Manual de iconografía clásica.
Silex, 2008. Madrid. Impreso.
García Márquez, Gabriel. La soledad de América Latina. En: Osorio A. y
Márquez G. Discursos Premios Nobel, Tomo 1. Bogotá: Fundación
Presencia; 1982. Impreso.
Hesíodo. Los trabajos y los días. Libro I. (s.f.)
http://www.ladeliteratura.com.uy/biblioteca/hesiodotrabajos.pdf
Homero. Himnos. XXVIII, A Atenea.
http://historiantigua.cl/wp-content/uploads/2011/06/Homero-Himnos.pdf
Johnson, Kenneth. V La Batalla Final. Episodio 3. Serie de televisión.
https://www.youtube.com/watch?v=Cr7covwsRZ0
64
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL TRANSHUMANISMO: CUESTIÓN DE PIEL
Levi-Strauss, Claude. Mitológicas I. Lo crudo y lo cocido. México: Fondo
de cultura económica, 2013. Impreso.
Mahecha, Dany. “Del mito de la invisibilidad femenina a la
complementariedad. Representaciones de lo femenino en la
Amazonía colombiana”. http://www.bdigital.unal.edu.co/9427/6/
danymahecha.pdf
Miguel, Luis. Cuestión de piel.
http://www.coveralia.com/letras/cuestion-de-piel-luis-miguel.php
Neruda, Pablo. “Oda a la bella desnuda”. Poemas seleccionados. Centro
de Estudios Miguel Enríquez. Archivo Chile.
h t t p : / / w w w. a r c h i v o c h i l e . c o m / H o m e n a j e s / n e r u d a / d e _ n e r u d a /
homenajepneruda0017.pdf
Parra, Omar. Regalo indígena. Bogotá: Editorial El Búho, 1992. Impreso.
Ricoeur, Paul. Del texto a la acción: ensayos de hermenéutica II. México:
Fondo de Cultura Económica, 2006. Impreso.
Vernant, Jean Pierre. Mito y pensamiento en la Grecia Antigua. Barcelona:
Ariel, 1985. Impreso.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
65
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 67-82
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN:
EL HOMBRE COMO DON
ANTHROPOLOGY OF GIVENNESS:
MAN AS GIFT
ANTROPOLOGIA DA DOAÇÃO:
O HOMEM COMO DOM
Bayron León Osorio Herrera*
RESUMEN
En muchos lugares y ambientes asistimos a condiciones muy preocupantes para los
seres humanos. Las relaciones que establecemos, en ocasiones, no humanizan. Urgen
otras posibilidades y condiciones antropológicas para reorientar nuestras acciones y
los vínculos que establecemos con los otros. La antropología de la donación prescribe
la gratuidad de la existencia y entiende al hombre como un don. Propone entonces una
revisión de muchas categorías antropológicas para instaurar un orden de gratuidad y
donación para la existencia.
PALABRAS CLAVE
Antropología, Don, Donación, Relación, Humanización.
*
Doctor en Teología. Magister en Teología, Licenciado en ilosofía por la Universidad
Pontiicia Bolivariana. Filosofo por la universidad de Antioquia. Coordinador del Grupo
de Investigación en Biblia y Teología UPB. Docente de la Escuela de Teología, Filosofía y
Humanidades. Universidad Pontiicia Bolivariana. Miembro del ODREC- Observatorio
de la diversidad religiosa y de las culturas en América Latina y el Caribe. Este artículo es
producto de investigación del proyecto Ética y política: las posibilidades de relexión de la
teología mística y la fenomenología de la donación, CIDI UPB 2014-2015. ORCID: 00000001-5654-8989
Correo electrónico: bayron.osorio@upb.edu.co.
Artículo recibido el 13 de enero de 2015 y aprobado para su publicación el 30 de enero de
2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
67
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
ABSTRAC
In many places and environments we witness truly disturbing conditions for human
beings. The relations we cultivate sometimes do not humanize. Some other
anthropological possibilities and conditions are, therefore, necessary in order to redirect
our actions and the bonds we forge with other people. Anthropology of Givenness
asserts the gratuity of existence and understands man as a gift. Therefore, it suggests
a review of several anthropological categories with the aim of establishing an order of
gratuity and givenness for existence.
KEY WORDS
Anthropology, Gift, Givenness, Relation, Humanization.
RESUMO
Em muitos lugares e ambientes assistimos a condições muito preocupantes para os
seres humanos. As relações que estabelecemos, em certas ocasiões, não humanizam.
São urgentes outras possibilidades e condições antropológicas para reorientar nossas
ações e os vínculos que estabelecemos com os outros. A antropologia da doação
prescreve a gratuidade da existência e entende o homem como um dom. Propõe,
então, uma revisão de muitas categorias antropológicas para instaurar uma ordem de
gratuidade e doação para a existência.
PALAVRAS-CHAVE
Antropologia, Dom, Doação, Relação, Humanização.
68
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
Introducción
L
a vida de los seres humanos no acontece en aislamiento cerrado
y desprovisto de interacciones. Tampoco sólo en un esquema
conceptual o de definiciones. El acontecimiento vital sucede cada
día y opera con una distancia abismal respecto a lo que comprendemos
o creemos comprender del mundo. Hacemos intentos para definir la
muerte, y nos seguimos muriendo; hablamos y reflexionamos sobre
las perspectivas de la paz y nos seguimos matando; teorizamos sobre
la violencia, sus modos y sus efectos y seguimos descuartizando niños;
promovemos la ecología y realizamos foros y el deterioro de nuestra Madre
Tierra avanza vertiginosamente sin ninguna posibilidad de recuperación;
construimos leyes y debatimos sobre la justicia y la brecha cada vez
es más grade entre las realidades sociales y económicas; debatimos
y condenamos la corrupción y miles de personas mueren por falta de
recursos para la salud; hablamos de calidad y nuestras relaciones son más
inmediatas y pasajeras…
La condición conceptual o teórica sobre la realidad, irrenunciable por sí
misma, ha provocado en no pocas ocasiones la pérdida del sentido de
esta realidad, colocando al margen la vida cotidiana de los seres humanos
y sus circunstancias vitales del día a día.
Es en las calles donde los seres humanos, al lado de otros seres humanos,
encuentran su acontecimiento vital y se enfrentan a la vida misma y en
muchas ocasiones a situaciones desfavorables para su humanización. La
muerte, el hambre, la desazón, la angustia, la infamia, la corrupción, la
desigualdad, la injusticia… acontecen día a día en el escenario vital y, por
desfortuna, en muchos casos, parece convertirse en la única posibilidad
existencial. Cuando intentamos comprender estas situaciones nocivas
para la vida de los seres humanos y tratamos de hacerle frente nos asalta
a veces cierto olimpismo y hacemos una crítica a las instituciones y nos
conformamos con atribuirle al sistema o a los sistemas la responsabilidad.
Pero quienes hacen las instituciones y lo sistemas, quienes están detrás
de ellas son seres humanos. Este es el mayor fracaso de nuestras
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
69
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
revoluciones. Pretender cambiar las estructuras, las instituciones o los
sistemas sin trasformar el dato humano que las soporta. Ni los sistemas ni
las instituciones tiene autonomía o voluntad para decidir si son corruptas
o no, si patrocinan la miseria o no. Muchas veces pensamos los sistemas
y las instituciones como entes dotados de razón, de autonomía o de
capacidad de decidir.
Debemos percatarnos del sofisma de distracción del “sistema”. La política,
la economía, las formas religiosas, o cualquier otra actividad humana, son
controladas por personas; son seres humanos quienes están detrás de
todas estas configuraciones. Las relaciones políticas, por ejemplo, son en
última instancia relaciones humanas; incluso las relaciones que tenemos
con las cosas están determinadas por nuestro modo de relacionarnos
con ellas. En la política, en la economía, en las formas religiosas… se
dan constantes cambios y sus fuerzas siempre están en movimiento. Pero
esas fuerzas son las propias personas, los individuos mismos; todas sus
decisiones, acciones y las consecuencias de estas, afectan toda actividad
y las relaciones establecidas en su interior. No podemos hacer un juicio
de valor sobre los “sistemas” como aquellos sobre los cuales recae
toda la responsabilidad de nuestros grandes males o que ellos por pura
“voluntad” patrocinen o destruyan toda posibilidad de relaciones entre
los seres humanos o sean los causantes de todas las miserias que nos
acosan.
La economía, la política o la ética, por ejemplo, no existen en su estado
puro, se adaptan a las configuraciones de las formas culturales donde
se concretan y condicionan. En efecto, la economía o la política, al ser
instrumentos, pueden ser mal utilizadas cuando sus garantes tienen sólo
referencias egoístas. De esta forma se puede llegar a transformar medios
de por sí buenos en perniciosos. Estas consecuencias son producto de
una razón oscurecida en el hombre, no del medio en cuanto tal. Por eso,
no se deben hacer reproches al medio o al instrumento sino al hombre,
a su conciencia moral y a su responsabilidad personal y social” (CV
36). Así cualquier configuración en términos positivos o negativos debe
concederse a la acción humana que está en la base de estas relaciones.
70
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
Bajo cualquier esquema social, político, ético…quien atenta contra la vida
del otro, quien lo margina y relega, quien abusa de sus posibilidades frente
al poder, quien se apropia de los bienes para su propio provecho, es un
ser humano. La tala indiscriminada de bosques y la contaminación de las
aguas es responsabilidad de los seres humanos. La violencia perpetrada
en las calles o en las casas por condiciones de diferencia es obrada por
seres humanos. Son ellos quienes emprenden una carrera desmedida y
salvaje por el acumular y el tener a cualquier costo.
Nos acontece entonces un problema antropológico presente en el tipo de
relaciones que los seres humanos establecen entre ellos y las realidades
que los asisten. Los esquemas mentales y los esquemas de acción por los
cuales nos comportamos están mediados y regidos por dichas estructuras
relacionales. Podemos establecer relaciones de todo tipo y de acuerdo a
esta configuración decidimos y se decide nuestro obrar. Así las acciones
humanas se realizan en un contexto de relaciones que dotan al ser humano
de patrones de conducta y modelos para la consecución de sus fines.
Debemos preguntar entonces cuáles son las razones o los motivos que
mueven el comportamiento de los seres humanos y por qué en muchas
situaciones no son las más favorables para el contexto de humanización.
Si revisamos la calidad de nuestras relaciones y los efectos de nuestras
acciones tenemos una pista para entender el problema. En muchas
situaciones hemos establecido relaciones no muy saludables. Muy a
menudo nuestra relación con el dinero es perniciosa, y recrea un mundo
de depredación para obtener el máximo beneficio desatando toda clase
codicia y patrocinando los esquemas más viles de violencia. La relación
con las personas se convierte a veces solo en consideraciones útiles para
alcanzar nuestros fines. La relación con el ambiente va de los usos a los
abusos con pretensiones de posesión y dominio.
Debemos ser conscientes del tipo de relaciones que establecemos con los
otros porque todos los efectos y las consecuencias de nuestras acciones
recaen sobre un otro para ayudarle a su humanización o para hacer más
reprobable su existencia.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
71
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
Don y reconocimiento
Conscientes de los problemas antropológicos presentes día a día y de
las dificultades cada vez más pronunciadas frente a la convivencia y la
aceptación de un mundo habitado por los “otros”, en repetidas ocasiones
postulamos y reclamamos un esquema de igualdad y reconocimiento
frente a las diferencias y a las múltiples perspectivas en las que se
manifiesta la vida y las condiciones humanas.
Vivimos en un mundo diverso, un mundo plural, multi o pluricultural.
Esta diversidad configura una realidad en términos de la diferencia.
Concebimos la diferencia a partir de las notas características dadas por
las condiciones de género, raza, color, credo, moda, origen, inclinación
sexual... Como reconocemos la existencia de estas particularidades y
las notas características que nos hacen diferentes, nos vemos obligados
a establecer condiciones para anular o atenuar estas diferencias.
Reclamamos un principio de igualdad entre los seres humanos o al menos
la pretensión de considerarlos así.
Prescribimos la igualdad como una condición para permitir un
reconocimiento efectivo y real. Si somos iguales ante la ley o ante
Dios1, estas diferencias se anulan. Concebimos entonces una visión de
hombre bajo la óptica de la igualdad. Se postula la necesidad de una
“antropología de la igualdad” para permitir el reconocimiento de todos
los seres humanos bajo las mismas condiciones y posibilidades. Este sería
entonces el presupuesto para eliminar cualquier diferencia entre los seres
humanos y poder reclamar derechos y condiciones iguales.
Sin embargo, constantemente asistimos a situaciones de exclusión y
violencia perpetuada por las diferencias de raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política, sexo, condiciones económicas...
1
72
En algunos ambientes religiosos la igualdad también esta prescrita desde la óptica divina:
“todos los hombres son iguales ante Dios” y aquí fundamentan, además de una ética, un
estatuto de reconocimiento para los otros.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
Asistimos a totalitarismos vinculados a la pasividad uniforme y fanática
de grandes masas. En muchas formas religiosas se han deslizado
los arcaísmos, el colectivismo y el igualitarismo homogenizante, las
tendencias no humanistas. El mismo deporte se ha convertido en algo
polémico que produce violencia y extremismo: los hinchas, fans, tifosi
o hooligans aplican al fútbol, por ejemplo, grandes hostilidades y
sectarismos (González 19).
Además la diferencia no es solo una condición presente en la diversidad,
nosotros también establecemos ciertos parámetros de diferencia entre
“iguales” sumando a las particularidades visiones sesgadas o parciales
de la realidad; en otras ocasiones patrocinando a nombre de un grupo
particular la agresividad, la violencia y los crímenes más atroces.
“Te estoy hablando del genocidio de la república de Ruanda, ocurrido
en la primavera y principios de verano de 1994. En sólo cien días se
produjeron los asesinatos de al menos ochocientos mil personas, de
una población original de unos siete millones y medio de habitantes.
Estremecedor. Los ruandeses quizá tengan razón cuando hablan de un
millón de muertos. El periodista y escritor Jean Hatzfeld explica que lo
más sorprendente de los asesinos es que fueran personas normales
y que se tomaron el hecho de matar como trabajo, con absoluta
normalidad: ‘Cuanto más rajábamos, más inocente nos parecía rajar’.
Y eso es precisamente lo que causa auténtica estupefacción, que no
mataron como guerrilleros, sino como trabajadores de un matadero,
utilizando casi siempre machetes. La guerra se puede definir como la
inclinación de los seres humanos a matarse unos a otros, o también
como la lucha armada entre dos o más pueblos. Pero esta terrible
inclinación a matar, a matarnos, alcanza la cota más alta de horror
cuando se trata de un genocidio. Y lo de Ruanda lo fue, como el
Holocausto judío. La injusticia, una vez más, se escribió en mayúscula”
(Poch 32-33).
Este es solo uno de los ejemplos de las condiciones y los niveles que
pueden alcanzar las circunstancias a nombre de las diferencias, su
defensa y del reclamo de unos y otros. Hechos tan lamentables como
estos no se pueden justificar desde ninguna perspectiva. Todo aquello
que deshumaniza y vaya en contra del hombre no debe convertirse en
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
73
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
un esquema regulador o condición por la cual podamos justificar estos
crímenes. La condición humana aquí queda en entre dicho y la razón de
ser hombre puesta bajo sospecha, porque al parecer todos nos vemos
conducidos a procesos de deshumanización.
“Unos porque nos hemos deshumanizados y otros porque los
hemos declarado in-humanos, excluidos, innecesarios, inexistentes.
Humanidad in-humana por activa y por pasiva. Somos activamente
ciegos y sordos. Por la ceguera y sordera evitamos, eludimos, excluimos
a los otros, las mayorías... El peligro mayor que nos acecha no es,
pues, el relativismo respecto a verdades, valores, o diferencias sino
la falta de un relación justa y fraterna. A nuestra sociedad le afecta en
la raíz de su ser que crezcan individuos informados pero indiferentes,
inteligentes pero crueles, sin entrañas” (Bennássar XII).
Todas estas situaciones suceden bajo la lógica de pretender que somos lo
suficientemente condescendientes para otorgarle valor al otro. Como si el
valor del otro dependiera del reconocimiento que yo pueda hacerle o una
institución o una estructura o un determinado esquema. El valor del otro
no depende de los parámetros instaurados por nosotros para darle un
supuesto reconocimiento en ese orden establecido. Además porque en la
situación de diferencia ¿quién se establece como referente para juzgar y
considerar esta diferencia?
El otro no es un ser diferente al que debo guardar cierto protocolo de
reconocimiento en una actitud de supuesta humildad para concederle
algunos privilegios propios de mi condición, y así alcance el mismo
nivel y poder considerarlo como igual. Esto es una condición perversa
y morbosa, porque determina y favorece la idea de una tabla o un
parámetro de medida y reconocimiento, con el agravante de que ese
parámetro soy yo o lo he construido yo. No podemos pensar en un acto
de generosidad por reconocer a otro sus derechos, o que una institución
cualquiera que sea es supremamente generosa porque plantea una
disposición para reconocer derechos. Tampoco como un gesto de nobleza
aceptar la diferencia. Además, esto constituye un egoísmo disimulado,
refinadamente camuflados bajo apariencias de amor y fidelidad a
74
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
las normas, a las tradiciones, a las instituciones de todo tipo, a la ley.
Los enemigos más radicales del bien del hombre son las mediaciones
institucionales, en la medida en que tales mediaciones institucionales
tienden, por su dinámica interna, a constituirse en absolutos, que ya no
están al servicio del hombre, sino que, en la práctica, lo que hacen es
someter y esclavizar al hombre. Esto es lo que pasa con las leyes, con las
instituciones sociales, con las instituciones religiosas y políticas, con todo
lo que no es directa e inmediatamente el bien del hombre, la felicidad del
hombre, su desarrollo integral, su liberación total” (Jose María Castillo y
Juan A. Estrada 28).
¿Será suficiente la pretensión de igualdad para hacer un ejercicio de
reconocimiento y validez de la diferencia? ¿Podemos ensayar otro tipo
de acontecimientos que no se fundamente en el hecho de la igualdad
para otorgarle valor a la diferencia? ¿Tendremos necesidad de otro tipo
de categorías y proponer la donación como principio de reconocimiento?
Se prescribe con urgencia unas condiciones de posibilidad de supervivencia
de la humanidad. Una reflexión sobre nuevas condiciones antropológicas
para la asistencia al mundo y su devenir histórico. No es el momento de
exclusivismos, de separaciones, de élites y divisiones. No es el momento
de cerrarnos en una actitud de pretensiones de “verdad” o condenar
cualquier otra posibilidad existencial que no corresponda a la nuestra. Ya
no es una raza, un pueblo, una etnia, una condición social o un credo…
lo que está en peligro, es la humanidad entera.
“Estoy convencido, y encuentro confirmación tanto en los signos de los
tiempos interpretados de forma casi unánime por los estudiosos como
en la obra misma de los teólogos contemporáneos, de que el mundo
se encuentra ante un dilema de proporciones planetarias: o tiene lugar
un cambio radical de ‘civilización’, de sentido de lo humanum, o tendrá
lugar una catástrofe de proporciones cósmicas.” (Panikkar 14)
Si bien es muy discutible afirmar la existencia de un modelo universal de
hombre, sí se pueden identificar problemas comunes a todo el género
humano de carácter inaplazable. Cuando ya no haya ningún bosque
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
75
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
tropical, por ejemplo, cuando la Tierra esté poblada por 8.500 millones
de personas, de las que 6.000 millones pasarán hambre, seguiremos
hablando en términos del dogma, de verdades absolutas, de instituciones,
de diferencias, o ahora sí nos daremos cuenta de que lo que está en
juego es el mundo, el hombre, la humanidad (Herbert Haag y Eugen
Drewermann 33). El mundo está sufriendo una crisis humana y una crisis
ecológica de proporciones planetarias. El 75 por ciento de su población
vive en condiciones infrahumanas, miles de niños mueren todos los días a
consecuencia de las injusticias del hombre, desde 1945 las guerras matan
a más de mil doscientas personas diariamente, las injusticias se multiplican,
la intolerancia está todavía muy viva en todo el planeta del mismo modo
que está todavía muy encendido el conflicto religioso2 (Panikkar 26),
político, étnico…cada vez más crudo y sin solución. Estas consideraciones
se agudizan en un mundo plural y cada vez las tensiones y confrontaciones
se vuelven más radicales y agravan la crisis produciendo una pérdida de
sentido y una fractura antropológica sobre el valor de la vida.
No podemos seguir patrocinando antropologías deshumanizantes o
camufladas de humanidad. Necesitamos con urgencia pensar otras
posibilidades para el reconocimiento del otro. En estos términos, la
preocupación por el hombre rebasa cualquier límite; no es un asunto de
2
76
“Cada minuto gastan los países del mundo 1,8 millones de dólares en armamento militar.
Cada hora mueren 1.500 niños de hambre o de enfermedades causadas por el hambre.
Cada día se extingue una especie de animales o de plantas. Cada semana de los años 80,
exceptuando el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, han sido detenidos, torturados,
asesinados, obligados a exiliarse, o bien oprimidos de las más variadas formas por regímenes
represivos, más hombres que en cualquier época de la historia. Cada mes el sistema
económico mundial añade 75.000 millones de dólares a la deuda del billón y medio de
dólares que ya está gravando de un modo intolerable a los pueblos del Tercer Mundo. Cada
año se destruye para siempre una supericie de bosque tropical, equivalente a las tres cuartas
partes del territorio de Corea”. Datos tomados del documento preparatorio de la Asamblea
mundial de las Iglesias cristianas, celebrada en Seúl en 1990: Justicia, paz y conservación
de la creación (“Gerechtigkeit, Frienden und Bewahrung der Schôpfung”). Citado por
KÜNG, Proyecto de una ética mundial. Madrid. Trotta. 1992, p.7. Probablemente muchos
de estos datos no corresponden a la actualidad. Mantenemos estas cifras para mostrar que
el problema y el reclamo que se hace ahora no es un capricho o simplemente una moda de
ciertos movimientos ecologistas o altruistas.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
filantropía, o necesidades urgentes de descansar la conciencia. Tampoco
es un asunto de algunos sectores que se han declarado a favor del
hombre. Esta preocupación por el hombre es de carácter universal. “Toda
llamada a una auténtica humanidad, incluso toda acción buena, tiene
por naturaleza un significado universal (dado el inevitable pluralismo
y la situación socio-histórica) en que ha de realizarse aquí y ahora lo
‘auténticamente humano’” (Schillebeeckx 572).
El don como principio de la acción humana
Es necesario repensar otros estatutos y parámetros para las relaciones
de los seres humanos. No tienen por qué ser o estar en el orden de la
depredación o el salvajismo como la posibilidad de guardar los nichos o las
capillas particulares. Debemos restablecer la confianza en las relaciones
humanas mediante una racionalidad que no descuide el aspecto de la
intención y de la acciones de las personas. Se puede vivir relaciones
auténticamente humanas, de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y
reciprocidad, dentro de cualquier actividad humana y no solamente fuera
o ‘después’ de ella. Ninguna de ellas, la política, la ciencia, el arte, las
formas religiosas…, son éticamente neutras o inhumanas o antisociales
por naturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamente porque es
humana, debe responder a criterios humanizantes (Cf. CV 36).
Hemos ensayado muchas definiciones, posibilidades y acercamientos
antropológicos para intentar comprender la realidad humana, desde el
animal racional...hasta la configuración de un hombre genéticamente
diseñado en un laboratorio producto de la era tecno-científica.
Los griegos, en un intento por comprender el mundo y todo lo que sucede
a su alrededor, intuían la gratuidad de la existencia y la configuración
del mundo presente en el don otorgado por la divinidad, los mayores
bienes son otorgados por los dioses afirma Platón en el Fedro (Cf. 244a).
Define esta condición un evento de gratuidad para la existencia y todo
su acontecimiento. Es una lógica que opera en la consideración del don.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
77
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
Esta economía de la gratuidad permite pensar otras opciones a un nivel
antropológico.
Pensar en esta lógica del don nos pone en otras circunstancias. Cuando hay
un reconocimiento efectivo de la vida como un don, como pura gratuidad
y que todo lo que acontece en ella está en la lógica de la gratuidad el ser
humano puede pensarse bajo otras perspectivas.
El don solo puede ser asumido como don y en esta medida la respuesta
solo puede darse de la misma manera. Nos acontece entonces una
antropología de la donación como dimensión de la gratuidad presente
en el ser humano. Solo cuando el hombre sale de sí en un acto soberano
de donación es posible pensar en otras condiciones para la existencia.
Esta soberanía es dada por el principio de gratuidad presente en el don
otorgado a la existencia. La gratuidad se convierte en el fundamento y
condición ontológica para el desasimiento. Hemos ensayado discursos en
todos los órdenes. Reclamamos el derecho a la igualdad, hacemos una
defensa férrea de la diferencia, defendemos los derechos, hablamos de
dignidad, justicia, equidad, paz y aun así las condiciones humanas siguen
siendo deshumanizantes. Por eso la antropología de la donación supone
una redefinición de varios conceptos sobre el ser humano.
La condición humana se revalúa y adquiere otro significado. Según la
antropología de la donación, el hombre es un ser, no para sí, sino para
los demás. Desde la perspectiva del don la plenitud humana es igual a
vaciamiento total, libre y voluntario de sí para los demás. Nada se debe
retener. Todo es para los otros. Aquí se pasa por alto, incluso se va más
allá de un simple modelo de solidaridad o de igualdad; el otro, desde
la perspectiva del don, no es igual a mí, el otro es más importante, es
superior y a él me debo completamente (Cf. Flp 2, 1-11). Esto rompe
todo el estatuto del compartimiento humano basado en el cumplimiento
de unas reglas o leyes establecidas, como un supuesto de configuración
social de convivencia y para establecer criterios en un esquema de buen
comportamiento, en una lógica del actuar bien en todas las circunstancias.
78
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
La antropología de la donación elimina toda pretensión de la acción
humana como cálculo, pauta de comportamiento o deber social en orden
a un principio ético o moral establecido. En la antropología de la donación
la pregunta no va dirigida a las acciones de los hombres en cuanto ellas
solo son efectos y consecuencias, está dirigida a aquello que las motiva
y produce. Desde esta perspectiva, no preguntamos sobre la base de
una acción concreta; preguntamos por el principio de la acción humana.
Es decir no preguntamos si determinada acción está en los límites de
la bondad o de la maldad, porque se presenta solo como un hecho
consecuente con una dinámica existencial que tiene unas motivaciones y
unas causas internas. Desde la perspectiva de la donación, el ser humano
es puro gasto, exceso de don. El don fundamenta la ética y garantiza el
sentido ético de la acción humana en consonancia con la idea de bien.
El estatuto de comportamiento del ser humano se cifra en la capacidad
de gasto y desasimiento. Así el don no admite la pregunta por la bondad
o maldad de una acción porque además de asumir la gratuidad de la
existencia y el don presente en ella, reconoce al otro como don y en esta
medida es exceso y sobreabundancia. Elimina también esa estructura de
la reciprocidad en la medida en que el don es pura gratuidad y no entra en
los términos de la compensación o la retribución. Si hay donación, si hay
verdadera donación, aquello que se da no puede regresar al donante, no
debe circular, no debe intercambiarse (Derrida 17).
Pero qué se dona en la donación. La vida. Al otro donamos la vida y
aceptamos la donación de su vida sin ningún reparo. Por eso la antropología
de la donación se prescribe como la praxis de un acontecimiento del don
para cualquier “otro”. Pero quién es el otro. Según la perspectiva del don
el otro es “cualquiera” el que está en la calle, el que me encuentro todos
los día y el de los encuentros fortuitos. Cuando hablamos del otro y no le
ponemos carne y rostro, cuando no decimos quién es, sigue imperando
una comprensión fuera de la realidad. Pero en las consideraciones de
la antropología de la donación, el otro no es una abstracción bajo unas
prescripciones legales o institucionales. “Se trata, pues, de unas relaciones
con un otro en concreto, que tiene nombres y apellidos, que tiene un
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
79
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
cuerpo, una mirada, un gesto, unas demandas, unas debilidades, que es
mortal” (Lluís Duch y Joan Carles Mélich 188).
Ya no es solo un asunto de reconocimiento, aceptación o respeto por el
otro bajo la figura de una norma impuesta o legal que me limita en una
sociedad para no alterar su estatuto de un pretendido orden. El otro es
cualquier ser humano que sufre, que se desgarra, que está en opresión
y en condiciones infrahumanas, producto de una sociedad legalista y
clasista que excluye y margina. El don saca al hombre de sí para llevarlo al
otro, la necesidad de la solicitud por el otro es el reclamo que elimina toda
pretensión de obrar bajo un principio rector impuesto o convenido para
regular las acciones. En estos términos la antropología de la donación me
permite ser ofrenda para el otro.
En esta medida, la relación con los otros y mi comportamiento frente
a ellos es la respuesta a una gratuidad que nos excede y que no puede
más que desbordarse como don en el otro. Esta gratuidad demanda un
cuidado explícito por cualquier ser humano. No es una aceptación porque
en un esquema de ciudadanía le debo reconocer ciertos derechos y debo
aceptar las obligaciones bajo una prescripción legal o religiosa. Aquí la
gratuidad de la existencia y el don sobreabundante presente en ella, elimina
cualquier condición bajo los parámetros de la norma. Cualquier acción
bajo esta perspectiva nos pone en la línea no del beneficio propio o de la
consecución desbordada bajo cualquier medio de nuestros fines o el propio
provecho, nos pone en la línea del desasimiento, de la gratuidad de la vida
y nos ayuda a comprender que nada nos pertenece y que la existencia es
un don otorgado y por eso no tenemos derecho de propiedad sobre nada.
La personas, los tiempos, las instituciones, el dinero común, los puestos,
los recursos físicos y naturales…no son nuestros y no tenemos ningún
derecho sobre ellos, esta condición impide los apegos causantes de la
codicia y la corrupción, una situación generalizada en nuestra época y que
es capaz de llevar a los seres humanos a la depredación y al salvajismo
más cruento. El desapego, el desasimiento, sería la actitud fundamental
del ser humano fruto del don como principio de su acción.
80
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ANTROPOLOGÍA DE LA DONACIÓN: EL HOMBRE COMO DON
¿Qué significa entonces una antropología de la donación? Solo cuando el
hombre es capaz de salir de sí y darse por completo realiza su tarea como
hombre. El don instaura en los seres humanos la lógica de la gratuidad
eliminando esquemas de codicia y apego. Según esta perspectiva, la
relación con cualquier otro no se instaura ya según una normatividad o
un esquema político o ético de igualdad y reconocimiento. Esta lógica
trasmuta los criterios de comportamiento. Qué está detrás de las acciones
de los hombres, el don. Y si los seres humanos somos capaces de
reconocernos en esta lógica de la gratuidad, el otro ya no es el enemigo
del que me debo cuidar, el otro es un don al que solo puedo responder
con un ejercicio de donación en una soberanía gratuita y desasida.
Esta dinámica de la donación puede conducir al hombre a un verdadero
encuentro donde se percibe la gratuidad de la vida donada a los demás,
para alcanzar así la verdadera libertad, y llevarnos a ser ofrenda inagotable
para los otros, porque ser hombre significa esencialmente pasar de ser para
sí mismo a ser para los demás…supone esto dejar de girar en torno a uno
mismo, alrededor del propio yo, y existir para los otros (Ratzinger 211).
El don perfecto es amor al otro en cuanto tal; por el acto de darse, el
hombre constituye al otro como otro y se constituye en sí mismo frente
al otro y en vinculación con él. La perfección del don es pura negatividad,
total desprendimiento de sí mismo en provecho del otro, eclipse y retirada
para acogerlo sin apropiárselo, exceso sobreabundante de prodigarse. El
don no conoce los límites del ser ni del tiempo, no mide lo que da y
mira quién lo da (Moingt 101-102). En este sentido el don precede a la
existencia.
e
Referencias
Bennássar, B. Dios, futuro humano para todos. Madrid: BAC, 2000.
Derrida, J. Dar (el) tiempo. Barcelona: Paidós, 1995.
González, Enrique. El renacimiento del humanismo. Madrid: BAC, 2003.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
81
BAYRON LEÓN OSORIO HERRERA
Herbert Haag y Eugen Drewermann. No os dejéis arrebatar la libertad.
Para un diálogo abierto en la Iglesia. Barcelona: Herder, 1994.
Jose María Castillo y Juan A. Estrada. El proyecto de Jesús. Salamanca:
Sígueme, 1992.
Lluís Duch y Joan Carles Mélich. Ambigüedades del amor. Antropología
de la vida cotidiana 2/2. Madrid: Trotta, 2009.
Moingt, Joseph. Dios que viene al hombre. De la aparición al nacimiento
de Dios. II/1. Salamanca: Sígueme, 2010.
Panikkar, Raimon. La plenitud del hombre. Madrid: Siruela, 1999.
Poch, Concepció. Catorce cartas a la muerte. Barcelona: Paidós, 2005.
Ratzinger, Joseph. Introducción al cristianismo. Salamanca: Sígueme,
2009.
Schillebeeckx, Edward. Jesús. La historia de un viviente. Trotta: Madrid,
2010.
82
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 83-108
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS,
DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
ORIGINARY EXPERIENCE
OF GOD, DECONSTRUCTION
AND DEINSTITUTIONALIZATION OF RELIGIONS
EXPERIÊNCIA ORIGINÁRIA DE DEUS,
DESINSTITUCIONALIZAÇÃO E DESCONSTRUÇÃO
DAS RELIGIÕES
Carlos Arboleda Mora*
Luis Alberto Castrillón López**
RESUMEN
Este artículo pretende establecer, desde un estudio fenomenológico de la religión, las
patologías o enfermedades socio-culturales que atentan contra el lenguaje de la religión
*
Doctor en Filosofía por la Universidad Pontiicia Bolivariana (Medellín, Colombia).
Magíster en Historia por la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Sociología por
la Pontiicia Universidad Gregoriana (Roma). Director del Grupo de Investigación Teología
y pastoral de la Fundación Universitaria Católica del Norte. Miembro del Clafen. Miembro
del ODREC- Observatorio de la diversidad religiosa y de las culturas en América Latina y el
Caribe. ORCID 0000-0002-9817-0707.
Correo electrónico: caarboledam@ucn.edu.co; carlos.arboleda@upb.edu.co
** Magíster en Filosofía (2012). Licenciado en Filosofía y candidato a doctor por la Universidad
Pontiicia Bolivariana (Medellín, Colombia). Profesor titular del Centro de Humanidades.
Miembro del grupo de investigación Religión y cultura. Docente e investigador del grupo
Giicur Uniremington. Miembro del Clafen. Miembro del ODREC- Observatorio de la
diversidad religiosa y de las culturas en América Latina y el Caribe. Este artículo es producto del
proyecto de investigación Ética y política: las posibilidades de relexión de la teología mística y
la fenomenología de la donación. CIDI- UPB 2014. ORCID 0000-0002-3946-6786.
Correo electrónico: luis.castrillon@upb.edu.co
Artículo recibido el 13 de enero de 2015 y aprobado para su publicación el 30 de enero de
2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
83
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
donde prima el poder institucional, la corrupción de sus líderes, el exceso de subjetividad
que propicia una religión personal sentimental y los remasterizados fundamentalismos
religiosos que se imponen en el escenario de los conflictos violentos. A partir de este
ejercicio interpretativo-hermenéutico de la fenomenología y la sociología se describen
posibles causales y dilemas a los que está sometida la religión como sistema de credo
y que ocultan su papel en la comprensión integral de lo humano. Conviene vislumbrar
una acción de deconstrucción y desinstitucionalización de lo religioso para resignificar
a Dios como experiencia, la belleza de la llamada y la construcción comunitaria de la fe.
PALABRAS CLAVE
Religión, Fenomenología de la religión, Deconstrucción, Dios, Crisis.
ABSTRAC
The following paper aims to determine, from a phenomenological study of religion,
the socio-cultural pathologies or illnesses which attack the language of religion,
in which the institutional power, the corruption of its leaders, the renewed religious
fundamentalisms that dominates the stage of violent conflicts, and the overwhelming
subjectivity that fosters a personal sensitive religion predominate. Through this
interpretative-hermeneutic study of Phenomenology and Sociology, several possible
causes and problems that affect religion as a belief system, which conceal its role
within the integral understanding of Human condition, are described. Therefore, it
is advisable to perform an action of deconstruction and deinstitutionalization of the
religious phenomenon in order to re-signify God as experience, as the beauty of the
calling, and as the community construction of faith.
KEY WORDS
Religion, Phenomenology of Religion, Deconstruction, God, Crisis.
RESUMO
Este artigo pretende estabelecer, a partir de um estudo fenomenológico da religião,
as patologias ou enfermidades socioculturais que atentam contra a linguagem da
religião, em que prima o poder institucional, a corrupção de seus líderes, o excesso
de subjetividade que propicia uma religião pessoal, sentimental, e os remasterizados
fundamentalismos religiosos que se impõem no cenário dos conflitos violentos. A
parte deste exercício interpretativo-hermenêutico da fenomenologia e da sociologia,
são descritos possíveis dilemas e causas, aos quais está submetida a religião como
sistema de credo, que ocultam seu papel na compreensão integral do humano.
Convém vislumbrar uma ação de desconstrução e desinstitucionalização do religioso
para resignificar a Deus como experiência, a beleza do chamado e a construção
comunitária da Fé.
PALAVRAS-CHAVE
Religião, Fenomenologia da religião, Desconstrução, Deus, Crise.
84
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
“El hombre religioso intenta reconocer los signos de Dios en las
experiencias cotidianas de su vida, en el ciclo de las estaciones,
en la fecundidad de la tierra y en todo el movimiento del
cosmos. Dios es luminoso, y se deja encontrar por aquellos que
lo buscan con sincero corazón”.
Papa Francisco
“La fe no es una adhesión sin pruebas…diría en un lenguaje
fenomenológico, la adhesión a sí de una intención sin correlato
de objeto o sin otra completitud de sentido que la intención
misma”.
Jean- Luc Nancy
“El Concepto, por supremo que sea, termina siendo apenas el vestigio
de una sustitución que no alcanza a Dios como tal, y ante la
cual Dios mantiene a cambio una reservada presencia, una
saturación que es condición de su incomensurabilidad”.
Carlos Enrique Restrepo
1. Introducción: los síntomas de una crisis
E
n los últimos años, el mundo religioso presenta unos hechos que
son juzgados como escandalosos e impropios de quienes son
religiosos o personas de fe. Los contubernios de las agrupaciones
religiosas con poderes políticos, el surgimiento de fundamentalismos
algunos de ellos fanáticos, la persecución a otros grupos religiosos, la
exclusión de personas y grupos por razones de confesión religiosa, los
escándalos con el manejo de dineros, el enriquecimiento exagerado de
líderes espirituales, el lujo y la suntuosidad de los lugares, la conversión de
esos líderes en managers de empresas capitalistas y la explotación afectiva
y económica de sus seguidores, son síntomas de una crisis institucional
presente en todas las religiones, que se convierte en causa no sólo de
desprestigio de ellas sino también de su decaimiento, hasta el punto de
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
85
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
que se habla de la desaparición de la religión en general. Los enunciados
síntomas del desajuste institucional o de la crisis de la estructura religiosa,
entran en el campo amplio de estudio de la sociología de la religión.
Hay otros síntomas tales como los abusos sexuales de toda índole, la
fanatización pietista o el culto a la personalidad del líder religioso que no
son directamente de tipo institucional, sino de tipo sicológico y que son
causados por un individuo con disturbios de personalidad o algún tipo de
dolencia mental. Estos corresponden a la disciplina sicológica, aunque
ciertamente afectan profundamente también a la institución religiosa.
Para Occidente es más cercana la crisis de las iglesias cristianas
históricas como el catolicismo romano, el anglicanismo, el luteranismo,
el metodismo, los bautistas. Pero los mismos síntomas se notan entre
los musulmanes en fenómenos como el fundamentalismo, la teocracia
y los conflictos entre chiitas y sunitas. En el judaísmo hay corrientes
claramente tradicionalistas y violentas. En las religiones orientales se
nota la explotación económica de las grandes masas de creyentes y el
crecimiento de los fundamentalismos hindúes y budistas, así como la
repetición del fenómeno del latifundismo por parte de las instituciones
religiosas. Pero no sólo en las grandes religiones se dan estos hechos.
Desde mediados del siglo XX comienzan a aparecer los llamados NMR
(Nuevos Movimientos Religiosos) con las más variadas características y
dentro de ellos se presentan fenómenos completamente sectarios tales
como alejamiento de las familias, sujeción incondicional al líder, entrega
de la vida y los bienes al movimiento, control mental y comportamental,
abusos de tipo socio-sexual y laboral, anulación de la vida íntima,
incomunicación con el mundo exterior.
Entre los NMR se presentan las llamadas sectas destructivas con afanes
libidinosos, económicos, terroristas, destructores de la personalidad,
como son Heaven´s Gate, satanismo, AumShinrikyo, Davidianos, Niños
de Dios, Movimiento para la restauración de los diez mandamientos,
Orden del templo solar.
86
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
Dentro de esta línea de grupos destructivos pueden mencionarse aquellos
grupos que, sin ser sectas propiamente, de alguna manera coaccionan
la libertad de sus adherentes o exigen de ellos ingentes sumas de dinero,
amenazándolos con el castigo divino, la separación de la comunidad y la
acusación de infidelidad al llamado de Dios.
Todo lo anterior muestra una realidad que hace que los ateos militantes
puedan acusar a la religión de oscurantismo, dominio, control de la
persona, alienación y en definitiva como algo pernicioso. Se les da así a
los secularizantes radicales una razón válida para excluir a los creyentes de
la vida pública o para hacer una lucha frontal contra las religiones.
2. La explicación sociológica de la crisis
A mediados del siglo XX, la sociología se interesó por estos fenómenos
sociales que se presentan en las religiones. Especialmente sociólogos
como Talcott Parsons (1951), Thomas O´Dea (1968), Max Weber (1963),
Troelstsch (1931), Milton Yinger (1969- 1970), le dieron impulsos a esta
reflexión desde un punto de vista funcionalista, y otros como Lewis Coser
(1978) y la línea marxista la hicieron desde la teoría del conflicto. Estos
sociólogos estudiaron las crisis y tensiones de la institución religiosa en
sus funciones y disfunciones para la sociedad.
En filosofía los llamados maestros de la sospecha hicieron una crítica
a la religión tal como se presentaba en la sociedad de su tiempo. Se
pensó que esta crítica habría hecho ya anacrónica la religión y que
ésta desaparecería del mundo en pocos años. Así la preocupación por
cuestiones religiosas como la relación con la política, la sociedad, la razón,
la ciencia, sería algo innecesario. Se daba ya por supuesta la desaparición
de la religión y la secularización habría logrado su objetivo de suprimir lo
trascendente. Quedaría algún reducto de grupos religiosos, pero relegado
al ámbito de la esfera privada pues serían ghettos insignificantes para la
vida pública, la política, la ética y los espacios comunes de la sociedad.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
87
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
Pero las teorías de la secularización no se han cumplido y, por el contrario,
se habla hoy de una teoría de la desecularización (Berger), motivada por
la permanencia de lo religioso, la influencia de la religión en la política, el
avance del fundamentalismo fanático, y la presencia de las religiones en lo
público como se ve con las grandes religiones tradicionales y con el auge
político de los grupos pentecostales en Occidente. Es difícil mantener hoy
una nítida distinción entre una esfera íntima y privada (el espacio de la
identidad y de la individualidad del individuo) y una esfera pública donde
predomine lo político. Así lo reconoce Berger:
La modernización ha tenido algunos efectos secularizadores, más en
algunos sitios que en otros. Pero también ha provocado poderosos
movimientos de contra-secularización. Además, la secularización al
nivel societario no está necesariamente vinculada con la secularización
de las conciencias individuales. Determinadas instituciones religiosas
han perdido poder e influencia en muchas sociedades, pero prácticas y
creencias nuevas y viejas han continuado en la vida de los individuos, a
veces adoptando nuevas formas institucionales y a veces ocasionando
grandes explosiones de fervor religioso. A la inversa, las instituciones
religiosas pueden jugar importantes papeles políticos o sociales
incluso cuando muy poca gente crea o practique la religión que estas
instituciones representan. Como mínimo, la relación entre religión y
modernidad es muy complicada. (3)
Muchos otros sociólogos han seguido la línea trazada por Berger
analizando los cambios y permanencias de lo religioso en la actualidad:
Gilles Kepel, Samuel P. Hungtington, Harvey Cox, Danièle Hervieu-Léger,
José Casanova, Rafael Díaz-Salazar. Pocos niegan la influencia actual
de la religión en la política, como se puede ver en los renacimientos
nacionalistas, en los enfrentamientos étnico-religiosos y en los atentados
de origen religioso.
2.1. Esquema de la institucionalización
A este debate contribuye la reflexión sociológica sobre la dinámica de
la institucionalización de las religiones. Se parte del hecho de que las
religiones necesitan de la institucionalización pero también la padecen.
88
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
En toda religión hay unas tensiones que se convierten en unos dilemas y
que acompañan la historia de la misma. Estas tensiones se originan en el
proceso de institucionalización que garantiza al grupo fortaleza, estabilidad
y permanencia. La experiencia de lo sagrado se va institucionalizando
a través de un proceso que consiste en pasar de la experiencia a la
estructura, del carisma a la función, de la vocación a la profesión, y que
se logra cuando se llega a un sistema estable de funciones y medios para
lograr unos fines. Así, en toda sociedad, la experiencia religiosa se traduce
en una estructura organizativa que busca el desempeño relativamente
estable de funciones, relaciones y valores. Se puede sintetizar el esquema
progresivo de la institucionalización de la experiencia religiosa de la
siguiente manera:
• Presencia inicial de un líder carismático y de un reducido grupo de
discípulos que llevan una vida de enseñanza, compañerismo, vivencia
y aprendizaje, de manera espontánea, libre y con relaciones primarias
de amistad y reconocimiento. No hay una estructura jerárquica
cristalizada, ni unos ritos preestablecidos, ni un código moral escrito,
ni un conjunto de creencias establecidas en forma dogmática
conceptual. Es una experiencia de vida y de aprendizaje o discipulado
no muy regulado o estandarizado.
• Muerte del líder. Al final de ese proceso se da la muerte del líder.
Esto provoca unas preguntas importantes en el grupo: ¿Quién será
el sucesor? ¿Cómo se regirá el grupo en el futuro? ¿Cuál es la norma
moral que debe seguir el grupo? ¿Cómo fijar las creencias del grupo
con miras a la socialización de futuros miembros? ¿Cómo conservar la
memoria del líder fundador? Estas preguntas conllevan al proceso de
institucionalización que permitirá sociológicamente la permanencia, el
crecimiento, la estabilidad, el reconocimiento externo y la socialización
del grupo naciente. Este proceso es fundamental, pues si no se
realiza el grupo se disuelve en poco tiempo, o permanece como un
movimiento religioso marginal a la sociedad.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
89
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
• Primeros pasos de institucionalización:
- Fijación de esquemas de comportamiento sobre la jerarquía y la
administración del grupo.
- Elaboración y fijación de la doctrina del líder.
- Racionalización de la doctrina según la cultura del medio y para
responder a las críticas y preguntas de los extraños al mismo grupo.
- Elaboración de una doctrina moral distintiva.
- Desarrollo de ritos, liturgias, símbolos y oraciones.
- Reglamentación de la ascética y la mística del grupo.
- Aparición de medios educativos y de socialización.
- Actuación de planes de proselitismo.
- Elaboración de medios de control social y religioso para los
miembros del grupo.
- Burocratización y abandono del espíritu carismático del grupo.
- Adaptación al medio social, político y económico. (Arboleda 20-21)
Este proceso de institucionalización es el que permite un estudio científico
del grupo religioso, pues ya funciona como cualquier otro grupo en la
sociedad. El estudio científico debe tener en cuenta el doble nivel de
desarrollo de los procesos de institucionalización: interno y externo.
Al interior de la experiencia religiosa, tales procesos consisten en una
adaptación de las formas de organización a las exigencias del carisma
original del fundador que hace específica a cada institucionalización
religiosa. Hacia el exterior la institucionalización sigue la dinámica de los
sistemas sociales. Pero también hay que tener en cuenta que dentro de la
misma institución religiosa no hay homogeneidad, sino que se presentan
diferencias, es decir, grupos, movimientos o procesos que se distancian
un poco del carisma institucionalizado del grupo mayor de referencia.
El estudio de los procesos de institucionalización se da en cuatro niveles
observables por las ciencias sociales: en la organización, en las creencias,
en el culto y en las normas morales. Esto es lo que permite que haya
posibilidades sociológicas de clasificación de las instituciones religiosas
en iglesias, sectas, congregaciones, entre otros, según el mayor o menor
grado de institucionalización.
90
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
2.2. Dilemas fundamentales de la institucionalización
Este proceso de institucionalización, como se decía, es un dilema grave
para las religiones, pues la religión es fundamentalmente una respuesta
a algo que es experimentado. En el origen de toda religión hay una
experiencia fundante que implica una respuesta del hombre y que este
mira como relevante para la vida humana y su fundamental significación.
Este es el elemento fundamental que sociológicamente debe elaborarse
y estandarizarse en una institución religiosa, pero que provoca una
antinomia que produce problemas severos a la experiencia original
(O´Dea 31). La experiencia religiosa es espontánea y creativa, pero el
proceso de institucionalización la cristaliza, la regulariza y la formaliza. La
necesidad de estabilidad, permanencia y control hace que la experiencia
pase a segundo plano, apareciendo así la tensión permanente entre
carisma e institución. Es una tensión inevitable la que se da entre el
carisma original (extraordinario, creativo, espontáneo, supraempírico) y
la institucionalización histórica (tangible, ordinaria, empírica, funcional).
Esa tensión, según O´Dea, da origen a cinco dilemas fundamentales de
carácter interno.
El primero es el dilema de la motivación mixta. Al inicio de toda religión
hay una experiencia fundamental alrededor de un líder carismático al
que se sigue por vocación y que cambia la vida del grupo inicial. Con el
surgimiento de la matriz institucionalizadora, se levanta una estructura
de oficios, estatus, roles que son ocupados por personas que buscan
prestigio, liderazgo, manejos de poder, necesidades estéticas, habilidades
de mando y la muy prosaica necesidad de seguridad en su acción entendida
como profesión prestigiosa en la sociedad (O´Dea 32). Se da un cambio
lento de lo carismático a lo oficial que indica una corrupción del primero,
pues surgen el carrierismo profesional, el burocratismo, la búsqueda de
intereses personales y un letargo en los procesos. Lógicamente y como
lo muestra la historia, puede haber esfuerzos de reforma en un intento de
volver al carisma original como se ve en la reforma monástica de Cluny,
los movimientos medievales de regreso al evangelio o la misma Reforma
protestante. Este dilema muestra que en el cuerpo religioso hay personas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
91
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
que no tienen la original experiencia de la conversión sino que han llegado
al grupo por tradición sociológica o en la búsqueda de ascenso social y no
por opción de creencia. El Cristianismo católico realiza un autoevaluación
de este fenómeno en Aparecida:
Según nuestra experiencia pastoral, muchas veces, la gente sincera que
sale de nuestra Iglesia no lo hace por lo que los grupos “no católicos”
creen, sino, fundamentalmente, por lo que ellos viven; no por razones
doctrinales, sino vivenciales; no por motivos estrictamente dogmáticos,
sino pastorales; no por problemas teológicos, sino metodológicos de
nuestra Iglesia. Esperan encontrar respuestas a sus inquietudes. Buscan,
no sin serios peligros, responder a algunas aspiraciones que quizás no
han encontrado, como debería ser, en la Iglesia (Aparecida 225).
El segundo dilema es de la adoración espontánea, libre, comunitaria,
versus la alienación. Inicialmente el grupo de creyentes de los orígenes
tenía una forma de adoración libre y espontánea que giraba alrededor
de la experiencia original y de la memoria de los hechos y palabras del
fundador, en una comunidad primaria de hermanos o compañeros. Con el
proceso de la institucionalización, la adoración (y en general todo el culto)
va siendo normalizada, con formas, reglas, momentos, contenidos, que
no expresan la vida social y comunitaria, sino que se impone como una
práctica regularizada y rutinaria. Es el momento en el que la adoración
se separa de la vida común y corriente de la comunidad. Los símbolos,
que son los medios expresivos de lo sagrado, se convierten en cosas
manipulables por parte de un experto que tiene el poder de hacerlo, y esto
le da prestigio ante la comunidad y él lo usa para poder obtener beneficios
sociales y económicos. La adoración llega a alienarse de la vida de las
personas y se convierte en rutina o en práctica mágica o semi-mágica con
connotaciones de beneficio económico, pues ha perdido la característica
de relación personal con el misterio. Es importante observar en este dilema
cómo la institucionalización de la liturgia contribuye a la creación de una
liturgia popular paralela, donde las personas expresen en su lenguaje la
experiencia propia de su vivencia. También frente a esta alienación de la
liturgia ha habido en la historia reacciones tales como la Reforma inglesa
con los Puritanos y su rechazo de una liturgia fría y sin sentido.
92
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
El tercer dilema se da entre la elaboración necesaria de una
administración versus la búsqueda de la eficacia y la eficiencia en
términos de modernidad. Ya Max Weber había mostrado que el liderazgo
carismático sufre un proceso de rutinización dentro de una estructura
racional con jefes y personal administrativo, elaboración de reglamentos y
procedimientos, protocolos de actuación, aparición de roles y de estatus
con oficios y oficinas. Es el proceso de burocratización que acompaña
a la institucionalización. Aparecen así una gran cantidad de agentes
burocráticos que se autojustifican indicando que su función es esencial
para el logro de los objetivos de la institución y para la eficiencia de la
organización. Ordinariamente estos agentes encuentran en su oficio alguna
cantidad de beneficios sociales (prestigio y reconocimiento) y económicos
(relaciones con otros agentes, posibilidad de negocios, ganancias extras,
mejor salario). Esto solidifica el organismo, y así todo intento de genuina
reforma organizacional se ve como una amenaza al estatus, a la seguridad
y a la autoconfirmación de los agentes burocráticos; por eso tratan de
frenar cualquier cambio en la institución. La Reforma protestante y la
Contrarreforma católica son buena muestra de lo anterior, como también
el Concilio Ecuménico Vaticano II.
El cuarto dilema es el de la delimitación entre una precisa y concreta
definición del texto versus la substitución de la letra por el espíritu. Toda
institución religiosa necesita gran claridad en cuanto a sus creencias.
El mensaje debe ser traducido en términos que sean relevantes para el
contexto en que se vive. Esa traducción implica riesgos graves, pues ¿cómo
conservar el espíritu original del carisma y cómo responder a las diversas
culturas? Es un trabajo difícil para todas las religiones fijar lo esencial,
entender la voluntad del fundador, fijar la moral y la liturgia, establecer las
creencias, y sobretodo, interpretar históricamente esos datos para uso de
las generaciones futuras. Generalmente se hace una fijación del mensaje
en términos inmutables, la moral se reduce a reglas y la liturgia a ritos,
y se defiende acérrimamente su validez. Pero viene la reacción a través
del tiempo pidiendo nuevas formas hermenéuticas, respuestas acordes
al momento histórico, cambios en la estructura y en el mensaje, etc. Es
una antinomia difícil de resolver para cualquier institución religiosa, pues
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
93
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
lo usual es que la institución se refugie en un complicado entramado de
fórmulas aplicadas con legalismo rigorista como lo hacen los Brahmanes
con la piedad ritual, los fariseos en el judaísmo antiguo y el legalismo en
el catolicismo decimonónico. Pero si la letra mata y el espíritu vivifica,
¿cómo se aplica esa vivificación?
El quinto dilema es el del poder: conversión o coerción1. La experiencia
religiosa es un llamado a vivir de otra manera, al que se responde con
una conversión, un cambio de vida, vivir en “otro mundo”, pues esa
experiencia es de algo que es tremendo y fascinante como decía Otto
(1996). Con la institucionalización del movimiento religioso, la conversión
es reemplazada por la socialización de los niños y jóvenes en el grupo, de
tal manera que la experiencia dramática y fundamental de la conversión
es reemplazada por un entrenamiento y una educación muchas veces
conceptual y teórica. No siempre este entrenamiento lleva a la conversión,
sino a una vida conforme a unas normas y reglas religiosas pero sin
cambio interior o decisión existencial. Esto implica que los creyentes
o adherentes viven en un grupo religioso sin haber interiorizado su
experiencia fundamental, y así no ven contradicción entre asistir a los
cultos y vivir de una manera no ética. Se trata en estos casos de cumplir
con los ritos y normas externas sin asumir que se vive de otro modo al
estilo del fundador. Aquí se presenta una primera tensión pues no se vive
según el espíritu de la moral del fundador.
A medida que la religión se institucionaliza en dicha forma, se va
convirtiendo en el depósito de los valores y normas de la sociedad en la
que vive, de tal manera que se va llegando a que la institución religiosa sea
la legitimadora de los valores de la entera sociedad. Hay una confusión
entre valores religiosos y valores civiles, o entre partido político e institución
religiosa. Se llega al punto de que defender la religión es defender la
sociedad y viceversa, como se puede ver en los países latinoamericanos
en el siglo XIX por la unión entre catolicismo y conservatismo, o en el
1
94
Este dilema lo estudia Talcott Parsons con el nombre de dilema de la institucionalización
(Parsons 165-166).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
siglo XX con la doctrina de la Seguridad Nacional que unía el destino
del cristianismo al de la cultura occidental. La unión Iglesia-Estado es
fundamental, en este caso, para la recta dirección de los pueblos y para la
defensa de valores que se consideran como la Verdad absoluta. Está allí
la tentación para los líderes religiosos de mantener una estrecha relación
con los líderes políticos para sostener los valores religiosos como valores
culturales y así defender la existencia de la misma institución religiosa. En
Colombia, en el siglo XIX y XX, se ve cómo se da esa relación entre Partido
Conservador e Iglesia Católica que lleva a decir que ser colombiano es
ser católico. Esa unión entre religión y partidos políticos aparentemente
fortalece la posición de la religión y de un grupo político en la sociedad,
pero al mismo tiempo la debilita, pues quedan por fuera de la religión y
de la ciudadanía los de la oposición política, los que no tienen religión u
opción política, los extranjeros, los que pertenecen a otra religión. Otros
casos históricos son los estados confesionales europeos, la unión del
trono y el altar, las guerras de religión, la identificación del protestantismo
con el nacionalismo americano en el siglo XIX, las teocracias, entre otros.
3. La desintitucionalizacion y la deconstrucción
Los anteriores dilemas muestran la permanente tensión en que viven las
religiones en su necesidad de permanecer fieles a la experiencia original y
la necesidad de permanencia y estabilidad en el tiempo. Además de estos
dilemas internos que propone O´Dea, siempre habrá una tensión en las
religiones entre la experiencia trascendente que está en su origen y el
mundo cultural en el cual está esa religión. Para el caso del cristianismo,
esto lo analiza bien Troeltsch (1931) para su momento (inicios del siglo
XX), pero hay que tener en cuenta que hoy el proceso de la secularización
contribuye a la aparición de nuevas formas de agrupación religiosa y
de estrategias para sobrevivir en un mercado competitivo como es el
de las religiones. Los tres modos de la secularización (diferenciación,
mundanización y racionalización) han contribuido al cambio y
transformación de las instituciones religiosas (Tschannen 67-69, 129;
Beltrán, Del monopolio católico 23). En primer lugar, la diferenciación
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
95
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
puntualiza y distingue las funciones de cada institución social, haciendo
que las instituciones religiosas pierdan algunas de sus funcionalidades
anteriores y deban buscar cuál es la suya, dándose cuenta de que el
Estado moderno va asumiendo las actividades de educación, asistencia,
beneficencia, control del Estado civil y otras, dejando a las religiones el
aspecto trascendente solamente. ¿Cómo hacerlo? Mientras el Estado esté
ausente o no pueda atender todas las necesidades, las religiones tienen
algo para hacer, pero si el Estado es eficiente, las religiones quedan sin
función. En segundo lugar, la mundanización es el proceso por el cual la
sociedad piensa sólo en términos de este mundo sin preocuparse del otro
mundo sobrenatural. Este proceso induce también a muchas religiones
a mundanizarse (secularizarse) aceptando que lo religioso ya no tiene
importancia, que lo sobrenatural se expresa totalmente en lo natural y
que identificarse con el mundo es la opción religiosa más adecuada.
Finalmente, en tercer lugar, la racionalización lleva a la desacralización,
el desencantamiento y formalización-burocratización del mundo,
arrinconando a los dioses y dando lugar sólo a la razón organizadora y
científica. Las religiones como instituciones dentro de un Estado quedan
sometidas a la formalización, la innovación, la profesionalización, al
emprenderismo, y son concebidas como empresas de servicios por el
mismo Estado y como empresas competidoras por las otras religiones. En
este caso, la religión institucionalizada tiende a volverse empresa dentro
de la racionalidad económica capitalista y a competir por fieles que le den
presencia, poder y prestigio. Pierre Bourdieu (1971), con su categoría de
campo religioso, ha captado bien esta transformación. El concepto de
campo religioso de Bourdieu logra una especie de convergencia de ideas
de Marx, Weber y Durkheim, para definirlo como un espacio teórico cuya
perspectiva interpretativa reposa sobre el análisis comparativo de empresas
religiosas (empresas que “producen”, “administran” y “distribuyen” bienes
simbólicos de salvación) que compiten o luchan por mantener o ganar
“la legítima autoridad religiosa” sobre los laicos, en tanto consumidores
de estos bienes. La teoría del mercado religioso o teoría económica de
la religión de origen norteamericano (Rodney Stark) plantea que, en una
situación pluralista, las religiones se enfrentan al problema de implementar
estrategias que les permitan retener o aumentar el número de sus fieles,
96
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
en un sistema de oferta-demanda. Las élites religiosas comienzan a
utilizar estrategias racionales centradas en lo mundano para conservar
su posición, olvidando las estrategias meramente religiosas, y entran así
en la dinámica de la oferta y la demanda, recurriendo al marketing, la
fidelización, la innovación, los medios de comunicación, entre otros.
En este campo de la secularización y de la teoría del mercado se sitúa el
dilema externo más visible en las religiones de hoy. Este dilema es entre
tradición y modernización, ruptura y continuidad, especialmente en
sociedades que están cambiando rápidamente. Milton Yinger (1970) sugiere
que en este tipo de sociedades, las religiones tienen cambios drásticos
que las hacen aparecer muy diferentes a lo que eran anteriormente. Y
aparecen nuevas formas religiosas que no son clasificables con los criterios
tradicionales. Por eso no basta un enfoque del conflicto, del cambio,
de la función o de la estructura, sino que hay que tener una teoría de
campo (field theory) que sea capaz de sintetizar fenómenos y teorías en
una visión conjunta, sin analizar independientemente cada componente
del todo y sin mirarlo únicamente desde una perspectiva, reconociendo
que los sistemas sociales no son autónomos sino que están en relación
con el todo social, con los demás subsistemas o estructuras. Ningún
subsistema o institución es autónomo. Ejemplos de influencias externas
son las migraciones, tasas de nacimiento, cambios educacionales y
políticos, globalización de la tecnología, cambios culturales, avances en
la democracia y en el poder del Estado. En esta línea hay que analizar el
dilema que se encuentra en las relaciones de la institución religiosa con
su entorno externo técnico, social, político y cultural. Este dilema incluye
varias dicotomías: el sacerdocio o ministerio como profesión o como
vocación, disciplina interna o derechos humanos (derecho canónico o
derecho civil), la parroquia como empresa o como comunidad, los líderes
como gerentes o como pastores, el uso o no de las NTIC, presentación
pobre del mensaje o uso del lobby y el marketing.
Ese dilema que proviene del exterior de la institución religiosa, provoca a
su vez un desafío grande para ella pues obliga o presiona hacia un proceso
de desinstitucionalización que a su vez provoca nuevos dilemas (Brown
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
97
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
1977, p. 142; Streib, 2007, p. 147-190). Cambios drásticos en la institución
religiosa pueden tener consecuencias incalculables de reestructuración de
los campos de poder y de pertenencia dentro de una religión. No obstante,
son una necesidad socio-cultural para las religiones, pues el medio en el que
viven ha cambiado y les exige una manera distinta de estar en la sociedad.
En este aspecto, el aporte más válido lo han dado los filósofos presentando
modelos de desinstitucionalización religiosa, como los que tienen lugar
en la deconstrucción del cristianismo (con Derrida y Jean-Luc Nancy),
o en el giro teológico de la fenomenología (Marion, Kearney, Caputo),
entre otras corrientes. Jacques Derrida (1988) hace una reflexión sobre
la différance que se deriva de su experiencia como otro, como extranjero
(ya que él era árabe, francés y judío); la necesidad de afirmarse como
otro lo lleva a pensar filosóficamente la otredad como différance, algo
que no se puede asimilar pues está siempre yéndose o viniendo. Derrida
mira a Dios como el último otro que no puede ser aprehendido, que no
puede ser tematizado, como se ve en la tradición judía o árabe, y del cual
sólo se puede hablar en términos negativos. La différance es como una
teología negativa, pues no es una palabra o un concepto sino una acción
o un juego que recoge el aplazamiento y la diferencia, algo que se da en
el tiempo-espacio como producción de diferencias e intervalos (Derrida
43-44). Encerrar a Dios (la completa Différance) en una definición o un
concepto es violentar la otredad de Dios mismo. De alguna manera, Dios
es innombrable y la tarea propuesta a las religiones es desnombrar a
Dios para conservar su otredad trascendente. Los nombres de Dios se
hablan y dicen en todas parte en todas las lenguas, pero no son nombres
definitivos, siempre habrá que buscar la forma de renombrar a Dios en su
diferir continuo. Por eso, las religiones institucionalizadas han de hacer el
juego de la renominación de Dios para descubrir lo que es la verdadera
religión. De otra manera, transferir sentido a la experiencia acontecida de
Dios, deconstruír la conceptualización realizada para volver a la verdadera
otredad de Dios (Dios Ahí, Dios con nosotros, Dios sin el ser).
Con frecuencia hay que deconstruír la religión para recuperar su aliento
e impulso iniciales. Este es el resultado positivo de la deconstrucción,
98
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
pues hay que hacer justicia al Dios verdadero ocultado por los nombres
dados históricamente (la institucionalización dogmática de las religiones).
Hacer justicia a Dios es deconstruír los ídolos que se han formado de él
o a partir de él. Esto es lo que Marion le reconoce a las críticas llevadas a
cabo por los llamados maestros de la sospecha. Las teorías de la “muerte
de Dios”, realizadas por la metafísica, han probado la muerte del ídolo
conceptual que la misma metafísica había construido. El vacío creado por
la muerte del ídolo no es negativo pues es la forma de afirmar la distancia,
la différance, ya que el verdadero Dios está más allá del concepto idólatra
(Marion, El ídolo). Este Dios donado, que se muestra en cuanto que se
da, no puede ser objeto de configuraciones prestablecidas, sino que en el
acontecimiento de la revelación se presenta como llamada. Precisamente,
el respeto a la distancia del Otro implica criticar las cristalizaciones y
conceptualizaciones de significados e instituciones. La recuperación de la
originaria intención divina significa pasar por la deconstrucción de dogmas
y tradiciones para recuperar su espíritu. En el caso del cristianismo es
colocar el espíritu por encima de la ley, pues la revelación y su llamada
provocan la fe y su respuesta, y en ellos se funda la experiencia original.
Este juego de la deconstrucción significa también recuperar el tiempo y el
espacio escatológicos. La escatología básicamente es la llegada de Dios
que, en una concepción cronológica y lineal del tiempo, se envió al final
del universo como un arribo espectacular y majestuoso. Heidegger ha
propuesto la recuperación del concepto de tiempo como kairós, algo más
acorde con los primeros escritos del cristianismo: la escatología ya está
aquí, pues en el presente del ser humano se recoge el pasado y el futuro.
El Reino implica una actitud escatológica de la presencia o manifestación
de Dios en el ya del hombre, manteniendo, sin embargo, la posibilidad
de que se pierda o de que la humanidad no se dé cuenta de su llegada (la
respuesta). No es una escatología que deje todo para después, sino que
Dios ya está asomado a la historia y en la historia (Heidegger, Introducción
135-144). Se vive el ahora de la manifestación y no la expectativa de un
milenarismo o espectáculo final de la aparición de Cristo. El cristiano vive
en este mundo pero es de “otro mundo”, pues ya la salvación está acá,
aunque hay que estar vigilantes pues se puede perder. Dios ya se está
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
99
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
revelando y fijar una manifestación escatológica final es tratar de dominar
a Dios que es indómito en su ser.
Richard Kearney, otro de los filósofos de la actual filosofía continental,
sobre la línea de los pensadores posheideggerianos de la fenomenología
francesa, hace una propuesta interesante: la microescatología. ¿Qué tal
si volviéramos a redescubrir lo infinito en lo infinitesimal? ¿Qué tal tocar
lo sagrado envuelto en las semillas de las cosas ordinarias? (Kearney
3). Kearney propone así un giro que invita a experienciar lo último en
lo mundano, lo primero en lo más sencillo, lo máximo en lo mínimo.
Ello llevaría a entrar en diálogo con aquellos que buscan lo divino en la
pausa entre dos respiros, la trascendencia en un movimiento del follaje,
la eucaristía en un trozo de pan, el Reino en un vaso de agua fresca, Dios
en un grito urbano. En la prisa por los altares de omnipotencia a menudo
se descuidan las teofanías de lo simple y familiar. Se olvida atender a
los gérmenes de la manifestación del Reino en las cosas pequeñas.
Al hacerlo, se tiende a pasar por alto el semáforo de lo insignificante.
Porque a menudo el Reino se encuentra en lo más cotidiano, roto, sin
consecuencias, y en las minucias de los acontecimientos que son las
señales divinas hacia nosotros en los rostros de los humanos. La idea
es que la Creación es sinónima y sincrónima con la encarnación, en la
que cada momento es una nueva ocasión para que lo eterno atraviese la
carne y la sangre de los tiempos. Ensarkosis como la infinita encarnación
en cada instante de la existencia, a la espera de ser activada, reconocida,
atendida. El uno presente en los muchos. Lo sin tiempo ardiendo en
lo transitorio. La santidad de lo repentino. Y la llamada, a raíz de tales
encuentros, es nada menos que esto: devolver la belleza de Dios mostrada
en la carne de los hombres. Así, cada una de las respuesta humanas
sirve, en potencia, como una oportunidad para transubstanciar la carne
del hombre en palabras de Dios. Y, por extensión, pasar de la llamada de
la palabra a la acción (4-20).
La vocación humana más alta es volver al paisaje interior de lo sagrado
en cada partícula de la existencia. Esto es lo que se podría llamar anaestética volviendo a la creación divina de la carne. Es una reconfiguración
100
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
de la primera creación en la segunda creación. Recreación de lo sacro
en lo carnal. Contra los grandes sistemas metafísicos que interpretan a
Dios en términos de universales formales y esencias abstractas, hay una
invitación a la vivencia del eschaton en cada único instante, no importa
lo humilde o lo profano que sea. En el evento más sencillo está presente
lo precioso. Aquí el descenso a lo banal (katabasis) toma la forma de un
ascenso a lo precioso (anabasis). Y en el proceso, la oposición binaria
entre arriba y abajo se disuelve.
Kearney propone un regreso al primer momento donde la filosofía
comienza en maravilla o en dolor, a capturar de nuevo aquellos eventos
que escapan a la inspección esencialista de ideas universales. Se trata de
un volver a la escatología enraizada en la existencia cotidiana: encontrar
la voz y el rostro de lo más alto en lo más bajo. Es como la realización
de aquella idea heideggeriana de que “Sólo aquello del mundo que es de
poca monta llegará alguna vez a ser cosa” (Heidegger, Conferencias 159).
Este somero recorrido establecido desde Heidegger, Derrida, Marion,
Chretien, y muchos otros fenomenólogos franceses del acontecimiento,
propone como punto de partida la superación de una fe que institucionaliza
la razón mística presente en la transferencia de sentido humano. La
institución religiosa podrá transportar en su sistema de credo todo un
sistema de sentido y transcendencia humana, pero no al contrario.
La comunidad de creyentes deberá responder a un desafío natural de
lo humano: estar en apertura a la llamada y a la concreción de una
experiencia originaria, donde el nombre de Dios “se muestra en tanto que
se da” (Marion, Étant donné 219). En palabras del filósofo Carlos Restrepo
(2012), debe realizarse una remoción del ser de Dios, para evitar encerrar
la experiencia de lo divino en el concepto onto-teológico:
La onto-teología, según esto, lleva la idolatría a su expresión más
definitiva. Con ello la metafísica instala en sí misma el germen de
su propia debacle, al presuponer la sumisión de lo divino a su figura
conceptual, y al instaurar dicha figuración como la regla de medida para
lo que por principio deniega y recusa toda medida, a saber, Dios. (101)
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
101
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
La finalidad no es el desmantelamiento de la institucionalidad, sino una
deconstrucción que permita devolver al ser humano esa llamada natural
y fundante hacia lo divino. En último término, se trata de poner fin a
la rivalidad religiosa que puede interpretarse como una guerra de dioses
institucionalizados y no del acontecimiento originario de lo trascendente,
de lo divino. La religión convoca y provoca a lo comunitario y a lo íntimo.
De allí que su finalidad más preciada sea esmerarse por construir el
sentido. Pero lo comunitario no puede reducirse a la forma de poder
institucionalizado, ni lo íntimo a la relación con un dios despersonalizante.
Aquí es necesario avistar un fenómeno que recrea estos límites. El
fenómeno del crecimiento rápido del movimiento pentecostal ha querido
presentarse como la puerta de esas rupturas que exige la cultura, generando
un fenómeno religioso de amplias proporciones y de profundos cambios
en el cristianismo occidental. Los procesos de desinstitucionalización ya
se están dando, pasando de un cristianismo de hecho a uno de opción,
a una vivencia personal y no institucionalizada, a una religión invisible
(Luckmann) en una modernidad líquida (Bauman). Cuando se da en la
sociedad una especialización institucional de la religión, lo que era el
modelo oficial universal deja de serlo y la religión se convierte en asunto
privado. La relación religiosa del grupo se convierte en una decisión
privada y subjetiva. Si la institución religiosa no puede socializar a todo el
grupo por alguna circunstancia, como la decisión del estado laico o una
gran pluralidad religiosa o la pérdida de su influencia social, se produce
una nueva forma social de religión que es el retiro de lo sagrado a la
esfera privada, íntima y autónoma. (Luckmann 128). La decisión privada
y subjetiva puede ser también la de migrar de confesión religiosa y buscar
un grupo que satisfaga sus propios intereses, anhelos y motivaciones,
pues en el grupo social ya hay libertad para el cambio de confesión.
¿Hasta qué punto el movimiento pentecostal es una forma de renovación
del cristianismo occidental? Y, ¿puede una religión individual representar
el interés del ethos cultural de un grupo social y construir trascendencia
y comunidad?
102
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
4. A manera de conclusión
En cualquiera de los dilemas que presenta la realidad cultural de la religión,
las patologías avistadas inicialmente no desmantelan la institucionalidad
sino que desalojan el sentido de humanidad. El ser humano pierde el
norte de la experiencia mística que le provee la religión como sistema
de sentido y refiere una realidad histórica de cerramiento no a Dios,
sino al ser humano mismo. El abandono de la religión es un abandono
a la realidad divina que interpela al ser humano, esa misma que está
representada por el amor, por la kenosis y la mística que proveen a la
vida de esperanza. La religión es social no porque cumpla una función de
estructuración, sino porque convoca al ser humano a explorar su espíritu
de trascendencia. Celebrar (liturgia), transferir valor (moral) y propiciar el
llamado (mística) se convierten en una triada develadora del misterio del
ser humano en la historia salvífica que propone Dios. El encuentro y la
apertura a lo espiritual es la clave de trascendencia humana, tan necesaria
para construir el sistema social como para consolidar la estructura de la
institución religiosa. La modernidad es la mayor evidencia de la religión
como necesidad existencial (Bell 1990), pues para darle fuerza al Estado
tomó prestados de la religión todo su aparato simbólico y significativo. En
palabras de Durkheim,
crear dioses no fue en ningún momento más perceptible que durante
los primeros años de la revolución francesa. En aquel momento, en
efecto, bajo la influencia del entusiasmo general, cosas puramente
laicas fueron transformadas, por parte de la opinión pública, en cosas
sagradas: así la Patria, la Libertad, la Razón. Hubo la tendencia a que
por sí misma se erigiera una religión con sus dogmas, sus símbolos,
sus altares y sus festividades. El culto de la Razón y del Ser Supremo
intentó aportar una especie de satisfacción oficial a esas aspiraciones
espontáneas. (201)
La institución, las formas y prácticas religiosas han de repensarse como
resultados de la experiencia mística o acontencial originaria de lo divino.
Avistando algunos retos y desafíos en este nuevo siglo, señalemos los
siguientes:
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
103
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
• Toda institución religiosa está sometida a los dilemas que produce
la institucionalización como son burocratización, cristalización del
mensaje, unión con el poder, búsqueda de status y carrierismo,
mundanización empresarial y económica, en una palabra, abandono
de la experiencia original.
• Las patologías de la institución religiosa se dan por la excesiva
institucionalización y la conformidad con esa institucionalización,
haciendo que los líderes religiosos se acomoden al status quo, y no
estén confrontando su actuación con la experiencia original fundante
del líder inicial. Estas patologías son comprensibles desde el punto
de vista sociológico, pero inaceptables desde el punto de vista de la
experiencia de lo trascendente en cada comunidad religiosa para los
propios miembros y para los extraños a dicha religión.
• Existe una tensión entre historia y sentido de la institución. Un
cambio muy acelerado en las instituciones religiosas puede llevar a su
disgregación. Así como el proceso institucionalizador es progresivo,
una desinstitucionalización para volver al carisma original del líder ha
de contar con tiempos largos, pues un súbito retorno al origen puede
ocasionar la disgregación del grupo religioso. Aquí es donde se sitúa
el dilema de la desinstitucionalización entre regreso rápido al carisma y
lentitud en los cambios que los líderes del presente realizan. El cambio
cultural y de mentalidad no se realiza de un día para otro sino que
requiere tiempo para una nueva reculturización religiosa. Expresa
Panikkar (2001):
Las religiones tradicionales están destinadas al naufragio si cierran las
escotillas e intentan salir ilesas, ellas solas, de la tempestad de este
conflicto de corrientes. Sin embargo, por la misma razón, perderán sus
propias anclas, así como su propia identidad más auténtica, si intentan
evitar los peligros de la vida en mar abierto buscando refugio seguro en
el pasado. Se diría que se acabó el tiempo de las políticas de partido
religiosas. (31)
104
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
• El pentecostalismo surge como reacción a la excesiva institucionalización
del cristianismo en la búsqueda de un cristianismo más original,
pero no ha sido inmune a los procesos institucionalizadores y a la
aceptación de un capitalismo religioso, especialmente evidente en
las megaiglesias, donde hay una relación entre religión y consumo,
religión y mercado, no propicia para la experiencia religiosa.
• La experiencia de lo trascendente como dadora de sentido es una
necesidad para el mundo de hoy. No es Dios el que necesita la
deconstrucción, es el ser humano el que necesita de la experiencia
originaria. Las patologías de la institución pueden estar destruyendo
los conceptos inapropiados sobre Dios, pero lo que sí están
desmantelando completamente es el sentido de humanidad. Aquí
se puede ver la necesidad de un ecumenismo espiritual y de un
ecumenismo de la acción social, que supere el mero ecumenismo
conceptual y dogmático. Este ecumenismo es posible cuando se parte
de la experiencia original y no se trata únicamente de defender una
verdad que se considera absoluta sino que se comparte y se recibe
de las riquezas espirituales y éticas de las demás confesiones. El
patrimonio histórico de fe y mensaje puede ser recibido (ecumenismo
receptivo) para servicio del mundo. Allí está la verdadera tarea de las
iglesias y religiones.
• Se puede decir que la secularización como desaparición del problema
de Dios no tiene verificación total en la sociedad actual. Pero lo que
sí es un resultado de esta debacle es el desmantelamiento del sentido
humano que transfiere la religión a la construcción de vida social. Los
valores sociales se han convertido en estratégicos, el éxito es el mayor
alcance propuesto por el sistema de vida de las sociedades liberales
y capitalistas. Y la transferencia de la experiencia de Dios que insta a
la apertura y el encuentro con la vida del ser humano, ha quedado
reducida a la instrumentalidad. La experiencia originaria no está
incluida en la construcción social por el miedo a declararnos creyentes
en el Amor, en la Vida, en el Encuentro, en el Perdón, en la Gracia,
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
105
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
sinónimos acontecidos de la experiencia de Dios. El mundo necesita
sentido y las religiones tienen que encontrar el modo adecuado para
vivirlo, testimoniarlo y transmitirlo, porque expresan un lenguaje
adecuado de transcendencia humana.
Por todas estas razones, hay que estar en continua hermenéutica sobre la
fuente original para preservar la originalidad del mensaje. e
Referencias
Arboleda Mora, Carlos. La religión en Colombia. Medellín: UPB, 2010.
Bauman, Zygmunt. Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura
Económica, 1999.
Bell, D. «The Return of the Sacred». The Winding Passage. Nueva York.
1990. 333.
Beltrán, William Mauricio. «Hipótesis socio-históricas sobre el ascenso del
movimiento pentecostal en Colombia». TEJEIRO, Clemencia (Ed.).
El pentecostalismo en Colombia. Prácticas religiosas, liderazgo y
participación política. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
2010. 55-72.
Beltrán, William Mauricio. Del monopolio católico a la explosión
pentecostal. Pluralización religiosa, secularización y cambio
social en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional, 2013.
Beltrán, William Mauricio. De microempresas religiosas a multinacionales
de la fe: la diversificación del cristianismo en Bogotá. Bogotá:
Editorial Bonaventuriana, 2006.
Berger, Peter. The desecularization of the world: resurgent religion and
world politics. Gran Rapids MI: Eedermans, 1999.
Bourdieu, Pierre. “Genèse et structure du champ religieux”. Revue
française de sociologie 12 (1971) 295-334.
Brown, Desmond. “Dilemmas of Deinstitutionalization,” Sociological
Analysis 38 (1977):140- 144.
Caputo, John D. La debilidad de Dios. Buenos Aires: Prometeo, 2014.
106
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EXPERIENCIA ORIGINARIA DE DIOS, DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Y DECONSTRUCIÓN DE LAS RELIGIONES
Coser, Lewis. Las instituciones voraces, México: Fondo de Cultura
Económica, 1978.
Derrida, Jacques. Márgenes de la filosofía. Madrid: Cátedra, 1998.
Durkheim, Emile. Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid.
1992
Fath, Sébastien. Dieu XXL. La revolution des megachurches. Paris:
Éditions Autrement, 2008.
Frigerio, Alejandro. “Teorías económicas aplicadas al estudio de la
religión: ¿Hacia un nuevo paradigma? Boletín de lecturas sociales
y económicas 7. 34 (2000) 34-50.
Heidegger, Martin. Introducción a la fenomenología de la religión.
Madrid: Siruela, 2005.
Heidegger, Martin. Conferencias y artículos. Barcelona: Ed. Del Serbal,
1994.
Janicaud, Dominique. Phenomenology and the ‘Theological Turn’: The
French Debate. Perspectives in Continental Philosophy. New York:
Fordham University Press, 2000.
Kearney, Richard. “Epiphanies of the Everyday: Toward a MicroEschatology”. Manoussakis, John Panteleimon (Ed). After God.
Richard Kearney and the Religious. 2006.
Panikkar, Raimon. El diálogo indispensable. Península: Barcelona, 2001.
Luckmann, Thomas. La religión invisible. Salamanca: Sígueme, 1973.
Marion, Jean-Luc. El ídolo y la distancia. Cinco estudios. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1999.
Marion, Jean-Luc. Étant donné. Essai d’une phénoménologie de la
donation. París: Presses Universitaires de France, 1997.
O´Dea, Thomas F. Sociologia della religione. Bolonia: Il Mulino, 1968.
Otto, Rudolf. Lo santo: lo racional y lo irracional en la idea de Dios,
Madrid: Alianza Editorial, 1996.
Parsons, Talcott. The Social System. Glencoe-Illinois: The Free Press,
1951.
Stark, R. “An Economics of Religion”. R. Segal (ed.). The Blackwell
Companion to the Study of Religion. Malden MA: Blackwell, 2006.
47-68.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
107
CARLOS ARBOLEDA MORA - LUIS ALBERTO CASTRILLÓN LÓPEZ
Streib, Heinz (editor). Religion Inside and Outside Traditional Institutions.
(International Society for Empirical Research in Theology.
Conference). Leiden- Holanda: Brill, 2007.
Troeltsch, Ernst. The Social Teachings of the Christian Churches. New
York-Londres: Macmillan. Vol I-II, 1931.
Restrepo, Carlos E. La remoción del ser. La superación teológica de la
metafísica. San Pablo: Bogota: Colombia, 2012.
Troelscht, Ernst. The social teaching on the christian churches. New York:
Macmillan, 1931.
Tschannen, Olivier. Les théories de la sécularisation. Ginebra: Droz, 1992.
Weber, Max. Sociology of religion. Boston: The Beacon Press, 1963.
Yinger, J. Milton. Religión, persona, sociedad. Madrid: Razón y fe, 1969.
Yinger, J. Milton. The Scientific Study of Religion. New York: Macmillan,
1970.
108
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 109-134
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS
DE LA EPISTEMOLOGÍA EN LA COMPRENSIÓN
DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
POSSIBILITIES AND OBSTACLES
OF EPISTEMOLOGY IN THE UNDERSTANDING
OF MYSTICAL EXPERIENCE
POSSIBILIDADES E OBSTÁCULOS
DA EPISTEMOLOGIA NA COMPREENSÃO
DA EXPERIÊNCIA MÍSTICA
Lina Marcela Cadavid Ramírez*
RESUMEN
Podría pensarse que el discurso epistemológico no puede abordar la experiencia
mística, sin embargo desde el siglo XX diversos autores se han dado a la tarea de
formular modelos epistemológicos que permitan comprender el estatus epistemológico
de dicha experiencia. A partir del auge de perspectivas lingüísticas y sociológicas que se
apoyaron en la filosofía de Wittgenstein y en la importancia que éste dio al lenguaje, a
la experiencia que en él se expresa y a la comunidad que se entiende con este lenguaje,
el modelo constructivista dominó las discusiones epistemológicas sobre la experiencia
mística. Sin embargo, este modelo también fue criticado desde varias perspectivas
que consideraban que el constructivismo terminaba por reducir la experiencia a la
doctrina. A partir de un análisis de este debate, el presente artículo argumenta a favor
*
Magister (2011) y estudiante del doctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la
Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín). Docente del programa de Filosofía
de la Facultad de Educación y Humanidades de la Fundación Universitaria Luis Amigó.
Miembro del grupo de investigación Filosofía y Teología Crítica. El artículo pertenece al
proyecto de investigación Conocimiento místico: su compresión desde la epistemología
naturalizada y la ilosofía intercultural (2013). ORCID: 1.148.753
Correo electrónico: marcecadavid26@yahoo.com
Artículo recibido el 20 de noviembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
109
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
de un modelo naturalizado y propone algunos criterios para su constitución; muestra,
también, la pertinencia de este modelo para una concepción epistemológica de la
experiencia mística.
PALABRAS CLAVE
Epistemología, Conocimiento, Experiencia religiosa, Misticismo, Filosofía.
ABSTRAC
It might be thought that the epistemological discourse could not address the problem of
mystical experience. However, from the early 20th century different writers have assumed
the task of proposing epistemological methods which allow the understanding of such
an experience. Given the growth of some linguistic and sociological perspectives which
are based on Wittgenstein’s Philosophy and the relevance which he ascribes to language,
the experience that is expressed through it, and the community which understands
itself within this language; the constructivist model dominated the epistemological
discussions regarding mystical experience. However, this model was also strongly
criticized by different perspectives which argued that constructivism reduced the
experience to doctrine. Based on an analysis of such a debate, the following paper
aims to argue in favor of a naturalized model and proposes some criteria for its settingup. It also shows the bearing of such a model for an epistemological understanding of
mystical experience.
KEY WORDS
Epistemology, Knowledge, Religious Experience, Mysticism, Philosophy.
RESUMO
Poder-se-ia pensar que o discurso epistemológico não pode abordar a experiência
mística. No entanto, desde o século XX diversos autores se dedicaram à tarefa
de formular modelos epistemológicos que permitam compreender o status
epistemológico de tal experiência. A partir do auge de perspectivas linguísticas e
sociológicas que se apoiaram na filosofia de Wittgenstein e na importância que este
deu à linguagem, à experiência que nela se expressa e à comunidade que compreende
com esta linguagem, o modelo construtivista dominou as discussões epistemológicas
sobre a experiência mística. Sem embargo, este modelo foi também criticado a partir
de várias perspectivas que consideravam que o construtivismo terminava por reduzir
a experiência à doutrina. Partindo de uma análise deste debate, o presente artigo
argumenta em favor de um modelo naturalizado e propõe alguns critérios para sua
constituição; mostra, também, a conveniência deste modelo para uma concepção
epistemológica da experiência mística.
PALAVRAS-CHAVE
Epistemologia, Conhecimento, Experiência religiosa, Misticismo, Filosofia.
110
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
Introducción
L
os místicos afirman tanto la objetividad y la verdad de su experiencia
como el conocimiento directo de lo real, afirmaciones que sustentan
no sólo en la experiencia sino además en el diálogo que entablan
con la doctrina a la que pertenecen. La filosofía Vedanta-advaita (Martín
15-97), por ejemplo, no se limita a una descripción de la experiencia,
propone además un sistema metafísico y una teoría del conocimiento
que explican tanto la condición epistemológica del sujeto como el estatus
ontológico de esta experiencia. Para la epistemología, si los místicos
afirman conocimiento, entonces se espera que éste pueda ser objeto de
algún tipo de análisis. En contraste, la epistemología encuentra frustrante
la afirmación de que el conocimiento místico es inefable, cuestión que
ha intentado abordarse desde las limitaciones semánticas o desde las
limitaciones sintácticas del lenguaje. Esta aparente contradicción —que
los místicos afirmen conocer algo con certeza y que, sin embargo, no
puedan comunicarlo adecuadamente— ha conducido a la epistemología
a interesarse por la inefabilidad de la experiencia mística para lograr su
delimitación conceptual.
El epistemólogo bien puede, al menos, intentar especular sobre lo que el
místico quiere decir cuando atribuye inefabilidad a su experiencia, aunque,
tal vez, no pueda demostrar que esto es lo que el místico pretende expresar.
Una vez que el místico declara la posibilidad de un conocimiento entonces
para la epistemología cobra interés lo que se quiere expresar con ello.
R.T. Blackwood (201-209) presenta tres posibles interpretaciones que la
epistemología podría aceptar en aras de la comprensión del problema: las
dos primeras describen la inefabilidad como producto de las limitaciones
semánticas del lenguaje, la tercera la presenta como producto de las
limitaciones sintácticas de éste; esta última es la que ofrece la mejor vía
para hacer de la inefabilidad un problema de estudio para la epistemología.
Según Blackwood, cuando se califica de inefable la experiencia mística
quiere decirse con ello que ninguna oración describe lo que se conoce,
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
111
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
o mejor, que cualquier predicado sobre lo conocido no lo describe
adecuadamente. Para Blackwood incluso podría decirse que el predicado
es falso. Esta es, según el autor, la clásica vía negativa, neti, neti. Así, un
predicado es inefable: 1. Porque es restrictivo con respecto al carácter
infinito de la visión mística; 2. Porque cualquier categoría de predicados
sobre una cosa es inaplicable: “x está más allá de la clase de cosas A y
de la clase de cosas no-A”; y 3. Porque los predicados de los místicos
están en desacuerdo con las leyes de la sintaxis que son requeridas para
la comunicación ordinaria. Según esta tesis las afirmaciones místicas no
siguen las tres leyes básicas de la lógica que permiten hacer inferencias
posibles, a saber, la ley del tercero excluido, la ley de no contradicción
y la ley de identidad, estas leyes son fundamentales para el proceso
de enseñanza o aprendizaje de algo; esto, sin embargo, es consistente
con las expresiones de muchos místicos de que lo que se experimenta
no puede ser enseñado o aprendido indirecta o mediatamente. Para
Blackwood, entonces, la visión mística está más allá de las fronteras de la
epistemología.
Sin embargo, y a pesar de estos problemas, en el siglo XX se han intentado
plantear modelos epistemológicos para la comprensión de la experiencia
mística. Las implicaciones noéticas de la experiencia mística, es decir,
si efectivamente ésta puede decirnos algo respecto de lo real, han sido
tratadas especialmente desde los modelos esencialista y constructivista,
los cuales divergen cuando se refieren al origen del conocimiento místico1.
Para los esencialistas el conocimiento místico viene dado a través de una
experiencia inmediata; los constructivistas, por su parte, afirman que el
1
112
Es pertinente aclarar que desde la posición de los místicos ha sido tradicional que éstos,
para evitar la confusión con el conocimiento dualista —cuyas proposiciones, airman, no
son equivocadas pero cuyo conocimiento no requiere necesariamente de la experiencia—
preieran no hablar en términos de conocimiento cuando se reieren a sus experiencias.
Por ejemplo, los místicos suelen distinguir entre conocer sobre Dios y conocer a Dios, como
lo hace Eckhart, o entre saber sobre el conocimiento que se alcanza en la iluminación sin
haberla experimentado y la iluminación misma, como en el budismo teravada. Así, sólo
cuando se ha internalizado el conocimiento místico puede alguien ver la realidad y vivir de
acuerdo con lo experimentado tal como lo deina cada tradición.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
conocimiento que se adquiere a través de estas experiencias sólo puede
sustentarse en la evidencia que aportan los diversos sistemas místicos2.
Los análisis epistemológicos sobre la experiencia mística desarrollados
por estos dos modelos han suscitado una serie de discusiones en torno a
dos problemas: la pertinencia de los supuestos esencialistas, pero sobre
todo constructivistas, en la comprensión de la experiencia mística, y el
estatus epistemológicos de la experiencia mística partiendo de los relatos
místicos como evidencia a estudiar. Estas discusiones han llevado a la
propuesta de modelos alternativos que han involucrado, por una parte,
un análisis más detallado de los relatos de los místicos y a partir de los
cuales se ha intentado definir la singularidad de la experiencia mística con
respecto a la experiencia ordinaria; por otra parte, a invocar un estudio
interdisciplinar de la experiencia mística que recurre a un diálogo entre los
análisis socio-lingüísticos de la experiencia mística con las investigaciones
que la ciencia ha realizado en torno a este tipo de experiencias.
Lo anterior puede rastrearse en trabajos de autores como Richard H.
Jones, quien acepta los presupuestos de Steven Katz, pero a la vez acepta
un análisis del corazón de la postura esencialista, es decir, la existencia de
experiencias puras. Según Jones:
2
Quisiera adelantar en esta nota una visión panorámica de este tema que contextualice al lector
cuando en el presente artículo se recurra a ciertos nombres y conceptos sobre el estudio que
desde la epistemología se ha hecho de la experiencia mística. El modelo esencialista airma
una esencia de la mística que puede deinirse como la experiencia de un contacto directo, de
una unión estrecha del hombre con la verdadera realidad, llámesele Absoluto, Ininito, Dios,
Brahama, el Uno. Este modelo también es conocido como universalista o perennialista,
pues ha adoptado varios de los presupuestos de la ilosofía perenne que supone un sustrato
común a todas las religiones (Aldos Huxley). Según los exponentes de este modelo (Evelyn
Underhill, Rudolf Otto, R.C. Zaehner, Niniam Smart, W. T. Stace, entre otros) en las diferentes
tradiciones religiosas está el mismo espíritu, es decir, los diferentes sistemas serían intentos,
más o menos satisfactorios, de ajuste a la realidad espiritual (Radhakrishnan). Por su parte el
modelo constructivista airma la importancia de los contextos culturales donde se desarrollan las
experiencias místicas, para comprenderlas. Según los exponentes de este modelo (Steven Katz, J.
Hick, Wayne Proudfoot, Robert Gimello, Hans Penner entre otros) la experiencia mística está
sometida a procesos formativos y constructivos del lenguaje y la cultura (Steven Katz) que se
dan simultáneamente a la experiencia y a la vez coniguran la interpretación de la misma. Así, la
experiencia de Dios pertenece a un contexto que regula y determina dicha experiencia, lo que
explica además la existencia de diversas tradiciones místicas (cf. Velasco 35-48).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
113
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
Las formas místicas de vida pueden definirse como sistemas variados
de valores, prácticas guiadas y creencias orientadas hacia, en palabras
de Ninian Smart “una búsqueda interior o introversiva, que culminan
en cierta experiencia interior que no puede ser descrita en términos
de experiencia sensible o en imágenes mentales, etc.”. Dos tipos de
experiencias místicas resultan de las técnicas de meditación, que serán
nuestro foco de atención, y técnicas de recepción, que desestructuran
los marcos conceptuales que estructuran los estímulos sensoriales
habituales. La distinción entre aquellos tipos de experiencias se
evidencia más claramente si se recurre, no a las posibles distinciones
entre experiencia extrovertiva e introvertiva (Stace) o a la distinción
entre experiencias monista, teísta o natural (Zahener), sino a una
distinción más fundamental: experiencias libres por completo de todo
contenido conceptual y sensorial (experiencias místicas profundas), y
otras que tienen algún tipo de distinciones conceptuales, ya sea que
involucren un contenido mental o un estímulo sensorial (experiencias
místicas naturales). (139-165)
Igualmente, autores como Robert K.C. Forman han propuesto, en abierta
crítica al constructivismo3, una estrategia metodológica que involucra lo
que podríamos reconocer como un diálogo intercultural. De esta forma,
el autor analiza el estudio que hace Paramārtha, filósofo y traductor del
budismo yogācāra del siglo XVI, de la experiencia ordinaria y la experiencia
mística. Dicho análisis permite, por un lado, la coincidencia entre las
3
114
Es oportuno aclarar que Forman tampoco acepta las conclusiones que la ilosofía perenne
ha aportado al tema de la mística. Forman, al igual que otros autores, está de acuerdo en
que el constructivismo ha logrado presentar un análisis más claro de la experiencia mística
en comparación con la ilosofía perenne. Al igual que los constructivistas, Forman disiente
de la tesis que supone una esencia del misticismo o de quienes airman que éste no es el
producto de las expectativas de la tradición, pero al mismo tiempo encuentra contradictorio
que el constructivismo se haya presentado a sí mismo como un modelo que reconoce las
diferencias y que pretende estudiar la experiencia mística sin dogmatismos, en ainidad con el
pensamiento plural del siglo XX, y, sin embargo, no pueda dar una explicación adecuada de
la descripción que el neoplatonismo hace de la vía unitiva o de la supresión de toda actividad
del pensamiento gracias a la meditación que airma el budismo. Así, a pesar del pluralismo
que airma el constructivismo, este parece ignorar experiencias que no se acomodan a su
plataforma interpretativa y de las cuales hay evidencias en las tradiciones místicas. Para
Forman “debido a que el constructivismo se sustenta en una tesis conservadora, tiene
diicultades para explicar las experiencias místicas nuevas e inesperadas, es decir, aquellas que
se dan sin ninguna o gran parte de la preparación cognitiva, en las cuales la teoría interviene
fuertemente” (395).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
tesis de este filósofo oriental y las tesis del constructivismo occidental
contemporáneo; y por otro, redefinir el concepto de experiencia para
tratar las experiencias místicas como eventos puros de conciencia (393418). De su estudio, Forman concluye que el constructivismo termina
por identificar todo tipo de experiencia con una experiencia condicionada,
de modo que sólo existiría un tipo de experiencia, es decir, la construida
por el lenguaje, las expectativas, la experiencia pasada, etc. A esta
posición, que Forman califica de monomorfismo epistemológico, opone
un duomorfismo epistemológico que aceptaría dos tipos de experiencia:
1. La experiencia condicionada y 2. La experiencia incondicionada (las
experiencias místicas serían de este último tipo).
En esta misma línea, Sallie B. King (257-279) afirma que el constructivismo
obscurece la característica fundamental del misticismo al reducir la
experiencia a la doctrina. Como alternativa a esta interpretación, King
propone un modelo que parte de una visión budista-fenomenológica de
dicha experiencia, esta forma de aproximarse a la experiencia mística
permite determinar los aspectos no condicionados de ésta sin eliminar
con ello sus aspectos condicionados. La propuesta de King retoma, al
igual que la de Forman, el modelo elaborado por las escuelas del budismo
yogācāra presente en las obras de Asariga, Vasubandhu y Paramārtha,
pero incluye además el concepto de experiencia desarrollado por el
filósofo japonés fundador de la escuela de Kyoto, Kitaro Nishida.
A esta discusión que involucra la posibilidad de definir el estatus
epistemológico de la experiencia mística también ha hecho sus aportes
la fenomenología de la mística. Juan Martín Velasco, por ejemplo,
ha partido de la fenomenología de la religión para llegar a formular el
ámbito específico de la fenomenología de la mística. En este sentido,
la fenomenología de la religión se preguntaría cómo es posible la
comprensión de forma que se salvaguarde la originalidad del hecho
religioso sin suponer de antemano su validez ni imponer al sujeto (al
fenomenólogo) el paso por la experiencia que le confiere sentido. Así
planteada la cuestión, la fenomenología de la religión responde que
aquello que se intenta no es la comprensión de procesos psíquicos sino
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
115
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
del sentido, del significado, es decir, la comprensión de “la cristalización
mundana de la interioridad de un sujeto que se expresa en ella” (Velasco
50). De tal modo que la fenomenología de la religión sólo tiene acceso a la
realidad religiosa —al culto, a la doctrina, al gesto— en la cual se capta la
referencia de la experiencia. Esto hará necesario entonces el surgimiento
de una fenomenología propia de la mística, que llegue a identificar la
estructura de toda experiencia mística en dos elementos: la Presencia o
Misterio y la pasividad mística. Velasco resume bien esta comprensión
que la fenomenología de la mística tiene del fenómeno místico al afirmar
que: “En el contexto religioso tales experiencias son una modalidad
concreta de realización de la respuesta humana que origina el conjunto
de la vida religiosa: la del reconocimiento, la aceptación, la acogida de la
presencia de esa realidad enteramente trascendente que se le desvela, se
le autoentrega desde lo más íntimo de su propia intimidad” (Velasco, “La
experiencia mística” 26).
Los estudios de orden epistemológico que hemos destacado hasta aquí
muestran que las características particulares de la experiencia mística, si
bien admiten un tratamiento desde el constructivismo contemporáneo
que permitiría explicar cómo puede comunicarse la experiencia y cómo se
nutren recíprocamente experiencia y doctrina, invocan el reconocimiento
de la singularidad epistemológica de dicha experiencia, especialmente
porque el reconocimiento de tal singularidad posibilita para la epistemología
una nueva reflexión en torno a nuestra experiencia del mundo.
Y es a partir de la necesidad de dicho reconocimiento que quisiera discutir
la posibilidad de esbozar los criterios de un modelo epistemológico
naturalizado para la comprensión de la experiencia mística. Aunque
parezca bastante inusual, los estudios científicos que se han realizado de
la experiencia mística proponen una revisión de la tesis constructivista de
que la experiencia mística es similar a la experiencia ordinaria y proponen
incluso un soporte empírico al esencialismo. Digo que esto puede parecer
inusual, pues generalmente se considera que los estudios científicos
tienden a una reducción de la experiencia mística al dato que se obtiene
116
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
a través de la experimentación que sigue protocolos científicos; además,
al considerar que la ciencia y el fenómeno místico son incompatibles se
considera que los modelos epistemológicos que se basan en un discurso
no naturalizado podrían captar mejor dicho fenómeno. He intentado
esbozar en esta introducción cómo estos modelos no naturalizados
permiten comprender la articulación entre doctrina y experiencia, pero
sus estudios no han agotado nuestra comprensión de la experiencia
mística, incluso habría que preguntarse si estos modelos han logrado que
dicha experiencia haga parte legítima de los discursos y prácticas que
configuran nuestra ontología.
Señalan acertadamente autores como Forman y King que la experiencia
mística debe ser comprendida de forma diferente, la caracterización de
experiencia deconstructiva desde el modelo de Forman, o de experiencia
originaria desde la perspectiva de King, muestran formas alternativas de
comprensión que no surgen de una posición filosófica normativa sino del
encuentro con discursos orientales a partir de los cuales el análisis de la
experiencia tiene como fin mostrar a los practicantes de determinadas
escuelas las diferencias entre la experiencia ordinaria y la experiencia
mística. Las diversas tradiciones místicas manifiestan la singularidad
epistemológica del proceso místico4 que los modelos de Forman y King
4
Hay que advertir que las tradiciones místicas airman un compromiso epistemológico
y ontológico más fuerte que el de la ilosofía, la epistemología o la ciencia occidentales;
estudiar ese compromiso supera el tema de este artículo, pero me parece fundamental
señalarlo: estas tradiciones parecen conluir en airmar el carácter fundamental de la realidad
que se experimenta a través de la experiencia mística, esto puede querer decir, en términos
epistemológicos, que la realidad es más que una categoría del yo y que es posible, entonces,
ir más allá del cogito que todo lo entiende a partir de sus términos. El budismo, al igual que
la tradición ilosóica occidental, también se ha interesado en el problema de la apariencia y
la realidad, llevándolo a un plano distinto, pues a la vez que reconoce los condicionamientos
de nuestra experiencia, busca la forma de ir más allá de tales condicionamientos para que el
sujeto no quede atrapado en la imagen que posee de la realidad. Ello, sin embargo, plantearía
un alto costo para la perspectiva epistemológica occidental pues ¿podría ésta renunciar a la
categorización para acceder a la experiencia de lo real? Sin embargo, esto no quiere decir que
deba renunciarse al lenguaje o a la compresión, más bien permite pensar la posibilidad de
que el sujeto acceda a una visión de lo real que vaya más allá de las categorías epistemológicas
tradicionales. El análisis que hace D.T. Suzuki del Kôan puede dar luces, desde la perspectiva
del Zen, para el planteamiento de este problema. Quisiera citarlo in extenso: “El Kôan no
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
117
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
logran captar, de modo tal que, sin prescindir de las facultades humanas,
puede hablarse de una nueva disposición hacia la realidad, que intenta
transformar la estructura básica de nuestra relación con lo real.
En el desarrollo de este artículo reflexionaré en torno a los criterios de un
modelo epistemológico que intenta estudiar y comprender la experiencia
mística desde una perspectiva occidental, como lo intentan Forman y
King, sin descuidar esa singularidad propia de la experiencia mística que
bien puede propiciar una reflexión para la epistemología occidental en su
concepción de la relación sujeto-mundo.
Un modelo naturalizado para la comprensión de la
experiencia mística
En contraste con las propuestas esbozadas en la introducción, mi artículo
pretende bosquejar los criterios de una perspectiva naturalizada de
comprensión de la experiencia mística. Esta perspectiva intentaría indagar
por las relaciones entre nuestras disposiciones y condiciones biológicas y
las experiencias que los místicos relatan en las distintas tradiciones.
es ni un acertijo ni una observación ingeniosa; tiene un bien deinido objetivo: despertar la
duda e impulsarla hasta sus últimos límites. A una aseveración construida sobre una base
lógica es posible acercarse porque es racional; cualquier duda o diicultad que podamos
tener acerca de ella puede desaparecer si seguimos el lujo natural de las ideas. Los ríos
desembocan en el océano, pero el Kôan es como una pared de hierro que corta el camino
y amenaza sojuzgar nuestro esfuerzo intelectual cuando tratamos de superarla […] Nos
sentimos como si la marcha de nuestro pensamiento se hubiese detenido súbitamente.
Vacilamos, dudamos, nos sentimos turbados y agitados y no sabemos cómo superar el muro
que parece infranqueable. Al llegar a este clímax, toda nuestra personalidad, nuestra íntima
voluntad y nuestra profunda naturaleza deciden resolver la situación, se lanzan directa y
decididamente contra el muro de hierro del Kôan sin pensar en el yo o en el no-yo, en esto
o en aquello, y este arrojo de todo nuestro ser contra el Kôan abre de pronto una región de
la mente desconocida hasta ese momento. Intelectualmente, esto signiica trascender los
límites del dualismo lógico, pero, al mismo tiempo, es una regeneración, el despertar de un
sentido interno que hace posible la visión del auténtico funcionamiento de las cosas” (ctd
en Resano 12-13).
118
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
La posibilidad de esbozar esta perspectiva naturalizada que tenga en
cuenta, además de los datos que aportan las investigaciones científicas,
la historia de la mística en Occidente y Oriente, que se atreva a decir
algo sobre nuestra relación con lo divino, o hablar abiertamente de
las relaciones entre lo espiritual y lo material, tiene como trasfondo las
profundas crisis conceptuales tanto en la física como en la filosofía de la
ciencia de principios del siglo XX, gracias a las cuales la ciencia tuvo que
situarse en la periferia del conocimiento y aceptar las limitaciones de todo
conocimiento humano, y con ello su propia falibilidad.
Fueron pues los propios científicos quienes, asombrados por algunas
dificultades de sus disciplinas, propusieron una revisión de los fundamentos
que habían sostenido la ciencia tradicional5. Esta tendencia también
repercutió en un estudio directo de la experiencia religiosa y mística de
principios del siglo XX, y se hicieron patentes los contrastes entre una visión
epistemológica positivista y una visión científica más abierta a aceptar este
5
Sobre este punto puede ser bastante ilustrativo lo que airma Heisenberg sobre el
conocimiento que la física cuántica puede alcanzar del mundo subatómico: “Se ha puesto
de maniiesto que aquella esperada realidad objetiva de las partículas elementales constituye
una simpliicación demasiado tosca de los hechos efectivos, y que debe ceder el paso a
concepciones más abstractas. Lo cierto es que cuando queremos formarnos una imagen del
modo de ser de las partículas elementales, nos hallamos ante la fundamental imposibilidad
de hacer abstracción de procesos físicos mediante los cuales ganamos acceso a la observación
de aquellas partículas. Cuando observamos objetos de nuestra experiencia ordinaria, el
proceso físico que facilita la observación desempeña un papel secundario. Cuando se trata
de los comportamientos mínimos de la materia, en cambio, aquel proceso de observación
representa un trastorno considerable, hasta el punto de que no puede ya hablarse del
comportamiento de una partícula prescindiendo del proceso de observación. Resulta de
ello, en deinitiva, que las leyes naturales que formulan matemáticamente la teoría cuántica
no se reieren ya a las partículas elementales en sí, sino a nuestro conocimiento de dichas
partículas. La cuestión de si las partículas existen «en sí» en el espacio y en el tiempo, no
puede ya plantearse en esta forma, puesto que en todo caso no podemos hablar más que de
los procesos que tienen lugar cuando la interacción entre la partícula y algún otro sistema
físico, por ejemplo los aparatos de medición, revela el comportamiento de la partícula. La
noción de realidad objetiva de las partículas elementales se ha disuelto por consiguiente en
forma muy signiicativa, y no en la niebla de alguna noción nueva de realidad, oscura o
todavía no comprendida, sino en la transparente claridad de una matemática que describe,
no el comportamiento de las partículas elementales, pero sí nuestro conocimiento de dicho
comportamiento” (Heisenberg 14).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
119
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
tipo de fenómenos6. Como antecesor de un enfoque naturalizado bien
vale la pena mencionar a William James7, por ser, justamente, uno de los
6
7
120
En el siglo XX, físicos cuánticos muy reconocidos fueron especialmente sensibles a la
experiencia del Misterio. En oposición abierta a la actitud del Círculo de Viena frente a
la metafísica y la religión, y a su comprensión literal de la última proposición del Tractatus
Logico-Philosophicus de Wittgenstein, físicos como Heisenberg, Schrödinger, Einstein, Jeans,
Planck, Pauli y Eddington airmaron la interdependencia entre el ámbito espiritual y al
ámbito cientíico. El diálogo entre ciencia y religión pudo renovarse justamente en el marco
de la crisis que propició el surgimiento de la física de principios de siglo. Esta crisis tuvo
como uno de sus principales efectos la crítica al materialismo y al positivismo, lo que dio
paso a un diálogo entre ciencia, religión y mística que mostró, que al contrario de lo que
airmaba el positivismo, las búsquedas de la ciencia, la religión y la mística podían conluir,
y que manifestarse sobre el aspecto espiritual del ser humano era un discurso con sentido
que bien podían emprender los cientíicos. Tal vez uno de los textos más signiicativos de
esta época, que se reiere a dicha convergencia, sea el de Sir Arthur Eddington titulado La
ciencia y el mundo invisible, en el cual el cientíico inglés intenta mostrar que los cambios
sufridos en la física señalan un punto de vista nuevo sobre lo espiritual: el hecho de que no
encuentre continuidad con las leyes de la materia ya no es un argumento para tratarlo como
ilusorio, pues la física contemporánea ha mostrado estar alejada, justamente, de ese punto
de vista que identiica lo real con lo material. Pero es tal vez Heisenberg quien mejor logró
expresar el asombro ante lo insondable que resulta el universo para el hombre. Una vez que
la física cuántica había socavado los principios modernos de la ciencia mecanicista, sin que
signiicase que la física hubiese perdido su valor y sentido como ciencia sobre el mundo y el
universo, se abrió la posibilidad de preguntarse si “¿Era completamente absurdo buscar tras
las estructuras conformantes de este mundo una «conciencia» cuyas «intenciones» ponían de
maniiesto esas mismas estructuras?”. La posición de los físicos cuánticos mencionados bien
puede coincidir con la postura que expresa Heisenberg: “Entre las precauciones a adoptar
para mantener separados ambos lenguajes, el religioso y el cientíico, debería también
incluirse el evitar todo debilitamiento de su respectivo contenido que se derivaría de cualquier
mezcla de los mismos. El pensamiento religioso no puede racionalmente poner en duda los
resultados cientíicos correctamente comprobados, y al contrario, las exigencias éticas que
brotan del núcleo del pensamiento religioso no deberían ser debilitados por los argumentos
excesivamente racionales venidos del campo de la ciencia. A este respecto, no cabe duda de
que el ensanchamiento de las posibilidades tecnológicas ha hecho surgir nuevos problemas
éticos que no tiene una fácil solución […] La consideración de estos y otros problemas
semejantes no tiene nada que ver con cualquier intento de sofocamiento de los principios
éticos. Ni puedo tampoco imaginar que este tipo de problemas pueda encontrar una
respuesta a partir de consideraciones pragmáticas o de conveniencia solamente. Por el
contrario, también aquí sería necesario tener en cuenta la conexión global del conjunto, esto
es, la fuente de los principios éticos en que se basa esa actitud humana que se expresa a través
del lenguaje de la religión” (Heisenberg, “Verdades cientíicas” 74-75).
Es importante anotar que durante el siglo XX William James no ha sido el único psicólogo
que ha propuesto un estudio de la experiencia mística que, involucrando a la ciencia, no caiga
en el positivismo o el cientiismo. Desde la misma psicología y psiquiatría aparecen voces
disidentes, es el caso de Henri Delacroix, Silvano Arieti, Abraham Maslow, Peter Buckley,
entre otros. Estos autores no pretenden negar la dependencia de la conciencia respecto de
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
primeros en advertir la importancia de estudiar las bases psicológicas de
la experiencia mística desde una nueva posición epistemológica8 a partir
de la cual se pudiera proporcionar una comprensión de la experiencia
mística con un modelo que no la considerara ya una patología o ya un
estado regresivo.
Habrá que decir que para el momento en que James desarrolla su
obra, y a pesar de las profundas rupturas que comenzaban a darse en la
cosmovisión cartesiana-newtoniana, la muy extendida versión positivista
de la ciencia que afirmaba la hegemonía del discurso científico sobre el
conocimiento de lo real hacía imposible un encuentro entre la ciencia
y otras prácticas y discursos que si bien no han hablado el lenguaje
8
los estados orgánicos, pero tampoco pretenden reducir el valor espiritual de las experiencias
místicas, como lo han hecho quienes las han tratado como estados psicopatológicos. Delacroix
y Arieti, por ejemplo, airman el enriquecimiento de la vida psíquica y la transformación
de la personalidad de quien ha vivido experiencias místicas. Asimismo, han sido precisos al
distinguir las características que diferencian claramente estados psicóticos de las experiencias
místicas. Fuera del campo psiquiátrico, la llamada psicología humanista se ha interesado por
la experiencia mística de una forma que evita su reducción a aspectos clínicos. Tal es el caso
de Maslow, quien se reiere a un tipo de experiencia que denomina ‘experiencia clímax’ o
‘peak experience’, “consistente en una vivencia de plenitud y felicidad equivalente a las de las
experiencias místicas religiosas”. Otra corriente que ha reivindicado la experiencia mística en
el siglo XX es la psicología transpersonal, movimiento que reúne elementos de la psicología
humanista, de la psicología analítica de Jung y de la espiritualidad oriental. La psicología
transpersonal pretende dar una validación de la experiencia mística evitando enmarcarla en
los moldes que la psicología clínica y la psiquiatría reservaron para ella. También airma la
existencia de un tipo de experiencia mística que bien podría considerarse un prototipo de la
misma, denominada por el psicólogo Richard M. Bucke conciencia cósmica, que consistiría
en vivencias de “una profunda iluminación intelectual, con una pérdida del miedo a la
muerte y con una elevación moral”. Esta corriente critica la cosmovisión creada por la
ciencia occidental en la que la espiritualidad no tiene lugar al hacer del universo un lugar
en el que domina lo medible, tangible y cuantiicable, de tal modo que “las experiencias de
realidades espirituales son interpretadas como manifestaciones ‘psicóticas’ de enfermedad
mental” (cf. Carlos Domínguez 183-217).
James lleva su análisis hasta el punto de conferirle a la experiencia mística posición
epistemológica privilegiada, es decir, una autoridad epistemológica que le permite al místico
airmar la veracidad de su experiencia, al mismo tiempo esta autoridad, que tiene también
un carácter pragmático, exime a la experiencia mística de responder a los juicios externos
que pueda hacer el no-místico, pues su punto de vista, por fuera de esta experiencia y de
la vía que la acompaña, tienen menos credibilidad y estabilidad que la experiencia que se
quiere evaluar (cf. James 299-336).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
121
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
científico, sin embargo, han elaborado sus propios lenguajes de manera
consistente y paradigmática. Para el momento del siglo XX en el que se
retoman los estudios científicos de la experiencia mística (concretamente
con las investigaciones del psiquiatra norteamericano Eugene G. d’Aquili
de las bases neurobiológicas de esta experiencia y la publicación en 1975
de su artículo “The Biopsychological Determinants of Religious Ritual
Behavior” en la revista Zygon) los fundamentos de la ciencia ya han sido
conmovidos por rupturas filosóficas, históricas y sociales que sitúan el
discurso científico en una perspectiva de auto-comprensión renovada.
En la configuración de esta transformación fueron fundamentales los
análisis hermenéuticos e históricos que han revelado una ciencia como
narración de una cultura en particular, producto, precisamente, del
reconocimiento del carácter histórico y cultural de la onto-epistemología
occidental. La ciencia comienza a hacerse consciente de hallarse entre
otras narraciones que jerarquizan de forma distinta los valores que
hacen significativa la realidad. La ciencia es el mito9 que guía la cultura
occidental en la realidad, es decir, ofrece explicaciones pero ella misma
no necesita ser justificada por ser el límite de toda justificación, la ciencia,
como narración “es siempre el horizonte aceptado dentro del cual se sitúa
nuestra experiencia de la verdad” (Panikkar, Mito 45). Este reconocimiento
de una ciencia débil, no en su importancia para orientarnos en lo real sino
porque ha perdido su hegemonía epistémica, ha propiciado la apertura
del discurso científico para considerar el estudio de la experiencia mística
sin los presupuestos tradicionales que la ciencia adoptó frente a este tipo
de experiencia, e incluso ha hecho explícita la intención de hallar paralelos
entre el conocimiento científico y las tradiciones místicas.
Los estudios científicos actuales sobre la experiencia mística también
han sido críticos del constructivismo radical al señalar que los hallazgos
psicológicos y neurobiológicos permiten hablar de experiencias comunes
9
122
Uso la palabra siguiendo la deinición de Panikkar según la cual “el mito que se vive
comprende el conjunto de contextos que se dan por descontados. El mito nos proporciona
un punto de referencia que nos orienta en la realidad. El mito que uno vive nunca es vivido
ni visto de la misma manera en que uno vive o ve el mito de otra persona” (45).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
entre diversas religiones, y al resaltar la pasividad de la experiencia mística,
refiriéndose a ésta en términos de desautomatización de la experiencia10,
para advertir, además, sobre los efectos que en el ser humano tienen los
procesos epistémicos singulares de dicha experiencia, permitiendo así una
reflexión sobre las consecuencias de separar tajantemente epistemología
y ética.
Siguiendo pues la evidencia que proporciona la ciencia es que
puede configurarse un modelo epistemológico naturalizado11 para la
comprensión de la experiencia mística. En este sentido, la perspectiva
naturalizada debería proponerse no una coincidencia entre ciencia y la
mística, tampoco la superación del supuesto dualismo a través de la
dominación de uno de los polos (la ciencia sobre la mística, la mística
sobre la ciencia), por el contrario, al guiarse por la naturaleza de todo
proyecto epistemológico debería permitir una crítica de los límites de la
ciencia a la hora de tratar la experiencia mística, de tal modo que no
se piense que un estudio científico agotaría el fenómeno místico; pero
al mismo tiempo la evaluación y consideración de dichos límites deben
hacerse a partir de los hallazgos que la ciencia ha logrado, de tal modo
10 En la reconstrucción de una perspectiva naturalizada de la experiencia mística, el
reconocimiento de la posibilidad de entender la experiencia mística como una forma de
desautomatización de la conciencia ordinaria, se presenta como un aporte a la comprensión
de la experiencia mística desde su estatus particular de experiencia en la que conluyen
aspectos biológicos y culturales. En otro artículo intenté mostrar la estrecha relación que
guarda la pasividad mística, la desautomatización y la cualidad noética de la experiencia
mística como una forma de relexionar sobre el valor epistemológico de este tipo de
experiencias (Cadavid, “Pasividad mística” 195-217).
11 La deinición que quisiera retomar de epistemología naturalizada la presentan Sergio
Martínez y León Olivé de forma precisa en su libro Epistemología Evolucionista: “En nuestra
opinión, entre las ideas acertadas de la posición naturalizada están las que airman que la
epistemología debe recurrir a los métodos cognitivos de la ciencia, tomar en cuenta los
conocimientos sustanciales de la ciencia y que la epistemología debe considerarse a sí misma
como si tuviera un status a posteriori, en el mismo sentido en que lo tiene la ciencia […]
De acuerdo con esta idea el punto de partida son los conocimiento tal y como existen
realmente. El epistemólogo no está más allá de los marcos conceptuales en relación con los
cuales se construye la ciencia, está dentro de ellos. No está tampoco en ninguna situación
desde donde tenga un punto de vista privilegiado. Simplemente tiene preguntas y problemas
propios” (13).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
123
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
que su propuesta de comprensión de la experiencia mística se origine en
la evidencia que ha logrado la ciencia empírica. Finalmente, este modelo
debería estar en capacidad de valorar los rasgos de interdependencia y los
nexos que existen entre aquellas dimensiones de nuestro conocimiento
que han parecido irreconciliables, de modo que se logre esclarecer la
antinomia que surge al intentar relacionar la ciencia y la mística. Se verá
pues que en este caso una epistemología naturalizada podría permitir
una mediación en el conflicto que se ha generado cuando se sugiere el
dominio de uno de los contrarios creando así más incertidumbre que
comprensión del fenómeno místico.
Ahora bien, sería interesante, además, discutir por qué un modelo
naturalizado ofrece más posibilidades de comprensión frente al discurso
epistemológico tradicional. Como señalé en la introducción, la cualidad
noética de la experiencia mística ha sido de interés tanto para filósofos
como para científicos, pero, a diferencia de lo que reseñaba William James,
la fenomenología más contemporánea ha mostrado que la característica
fundamental de la experiencia mística, y que puede incluso explicar su
aspecto noético, es la pasividad mística. ¿Qué distingue la experiencia
mística de otros tipos de experiencia? Tanto los modelos de Forman y
King como el modelo naturalizado concuerdan en que la experiencia
mística, examinada epistemológicamente, se caracteriza por su intento de
deconstrucción de la experiencia ordinaria.
Este aspecto es más fácilmente identificable en las místicas de Oriente por
la relevancia que se otorga al conocimiento —reflejada en la necesidad
de razonar sobre la autoliberación y el conocimiento de sí mismo—. En
estas tradiciones el estudio de la experiencia ordinaria, el reconocimiento
de la forma habitual como nos relacionamos con lo real y el interés por
analizar epistemológicamente la relación sujeto-objeto, son usados por
los místicos para lograr una deconstrucción de los hábitos y costumbres
mentales que conforman nuestra conciencia ordinaria. La experiencia
mística, vista desde los hallazgos de la neurobiología, puede comprenderse
como un cambio radical de la conciencia ordinaria y como la posibilidad
de situarse de una forma, epistemológicamente renovada, frente a lo real.
124
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
Todo el proceso que se desarrolla a lo largo de la vía mística tendría como
objetivo preparar al místico para que logre la inversión epistémica que
hace posible que se transforme el sujeto y de activo pase a ser un sujeto
pasivo que se sitúa receptivamente ante lo real.
Aquí parece surgir una paradoja que parecería impedir que se piense
siquiera que la mística puede aportar en un análisis de la relación
epistemológica entre el hombre y lo real. Entre las variadas características
que los fenomenólogos atribuyen a la experiencia mística, está la de ser una
experiencia holística que no admite la habitual separación sujeto-objeto
propuesta por la epistemología tradicional. Este carácter holístico sugiere
que la experiencia mística supera la separación sujeto-objeto por medio
de una unión o identificación con lo real, o incluso de una aniquilación
de la sustancialidad que, según los místicos, atribuimos erróneamente a
lo que consideramos como un yo. Según esto, pareciera casi imposible
pensar la experiencia mística desde la perspectiva epistemológica que
aquí nos interesa: pues si en la experiencia mística el místico supera la
escisión inevitable que permite conocer el mundo, se hace sumamente
paradójico afirmar entonces que con la experiencia mística se dé una
inversión epistemológica, cuando en realidad esta experiencia vendría
a ser la negación de todo discurso epistemológico posible, pues la
pasividad mística sugiere, justamente, la aniquilación paulatina del sujeto
para que en éste se realice lo real sin obstáculo alguno, es decir, sin los
condicionamientos que el sujeto impone.
¿Es posible una experiencia del mundo en la que el sujeto no imponga
los patrones que “hacen” el mundo a su medida? La experiencia mística
parecería ser ese tipo de experiencia. Pero ¿puede la experiencia mística
ser tomada en cuenta por la epistemología para comprender nuestra
experiencia del mundo? Por la epistemología tradicional ciertamente no,
sin embargo por una epistemología naturalizada esto sí sería posible ¿Y cuál
es la razón para que una u otra puedan o no valorar epistemológicamente
la experiencia mística? Decididamente la relación que cada una de estas
epistemologías han tenido con las ciencias.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
125
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
Mientras para la epistemología tradicional las ciencias “confirman” sus
postulados filosóficos, para la epistemología naturalizada la ciencia aporta
elementos para reconstruir adecuadamente sus postulados filosóficos.
Desde este punto de vista, la comprensión que el constructivismo tiene
de la experiencia mística sigue los métodos de estudio de la epistemología
tradicional: apela a la introspección, al criterio de la autoridad filosófica
o al sentido común para pronunciarse sobre la experiencia mística,
proponiendo, en vez de hipótesis, afirmaciones concluyentes sobre
esta experiencia. No surgiría pues la paradoja cuando se afirma que la
experiencia mística parece remitirnos a una inversión epistémica en su
propio y particular devenir de experiencia, es decir, en su intención de
reducir al máximo el papel del sujeto cuando éste se relaciona con la
realidad, si se tienen en cuenta los hallazgos que las ciencias aportan a la
comprensión de la experiencia mística.
Desde la epistemología tradicional (racionalismo, empirismo, criticismo
trascendental) sólo es posible considerar la relación sujeto-objeto desde
una perspectiva, aquella que la introspección nos permite. Desde la
perspectiva de nuestra experiencia interna el yo se erige como la posibilidad
de todas nuestras representaciones que se igualan al mundo externo, por
eso la pregunta del racionalismo y el empirismo ha sido ¿cuál es el origen
de nuestras representaciones? Y la respuesta se ha dado según lo que
nuestro intelecto o nuestros sentidos nos permiten percibir ¿Y qué es lo
que percibimos gracias a nuestra experiencia interna? Que tenemos un
yo que realiza todos los procesos de cognición que nos permiten conocer
el mundo, que este yo es consciente de todos estos procesos y que los
realiza de forma autónoma. La distancia entre racionalismo y empirismo
no está pues en su concepción del sujeto epistémico sino en elegir el
origen de la actividad cognoscitiva del sujeto —sea en función del intelecto
o en función de los sentidos— pues definir con claridad el origen de las
representaciones permitirá responder una pregunta aún más fundamental
para la epistemología: ¿cómo concuerda nuestro conocimiento interno
con el mundo externo?
126
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
Para el racionalismo y el empirismo la concordancia entre la realidad
y nuestra razón está asegurada por la índole de nuestras facultades
cognitivas, ya sea por su origen divino o por su origen natural. En el primer
caso, dicha concordancia se explica por un principio extranatural que al
trascender la finitud de las facultades del sujeto garantiza la posibilidad
del conocimiento absoluto de la realidad, a la vez que el mismo principio
sustenta el orden de lo real. En el segundo caso es apenas obvio que
dicho principio extranatural es ilógico e innecesario, pues el conocimiento
del intelecto sólo es posible si es antecedido por el conocimiento de los
sentidos, de ahí que a los empiristas les sea tan grata esa comparación
del intelecto con un cera en la que se imprimen sin más las sensaciones,
de modo que la concordancia a la que me refiero es consecuencia del
conocimiento privilegiado que nos procura el trato directo de los sentidos
con la realidad. En contraste con la posición racionalista o empirista, la
teoría crítica kantiana clausura la posibilidad de conocer la realidad en
sí a favor de una explicación de las condiciones de todo conocimiento
posible. La objetividad no descansa en lo real sino en las estructuras a
priori del sujeto que permiten la concordancia, no con el noúmeno, sino
con el fenómeno, evitando así caer o en el dogmatismo del racionalismo
o en el escepticismo del empirismo, posturas, que por extremas, terminan
coincidiendo al pretender el conocimiento absoluto de lo real (o de la cosa
en sí en palabras de Kant).
En contraste, la epistemología naturalizada se propone indagar la
relación sujeto-objeto guiándose por los métodos establecidos por la
ciencia actual, curiosamente, esto señala que la reflexión epistemológica
tradicional se fundamenta en una concepción de cómo conocemos o
somos conscientes del mundo (interno o externo), que es diferente de la
concepción naturalizada de tales cuestiones. A diferencia de la primera,
la naturalización de la epistemología aspira a comprender la interrelación
entre la forma natural como el hombre concibe el mundo y las estructuras
biológica y físicas que permiten realizar el fenómeno del conocimiento,
sin descuidar el estudio del lenguaje y de los patrones culturales que
condicionan nuestra forma de concebir lo real, que tienen una estrecha
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
127
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
relación con el funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestro sistema
nervioso central.
Desde la epistemología naturalizada, la ciencia permite trascender el
enfoque empirista de la experiencia, lo que se logra no sin ejercer cierta
violencia a la manera como el sujeto se concibe a sí mismo y a la realidad
externa, razón por la cual, una epistemología naturalizada, como lo
señala Julián Pacho, consistirá en “un desenmascaramiento y superación
cognitiva de las imposiciones naturales, especialmente de aquellas que
condicionan nuestra idea general de la razón, es decir, de la especificidad
del conocimiento humano” (29).
Es obvio que no es una perspectiva estrictamente natural preguntarse
cómo nuestras estructuras internas condicionan nuestra concepción de
lo real, pues no podemos realizar introspección alguna sobre la forma
como nuestro sistema nervioso central y nuestro cerebro permiten
complicadísimos procesos para generar nuestra imagen del mundo.
Para nosotros, en cuanto sujeto espontaneo, el yo domina todo proceso
cognitivo y nos guiamos por un sentido bastante realista de cómo el
yo forma sus representaciones. En contraste con ello, la neurobiología
y la neuropsicología actuales nos muestran cómo los mecanismos
neurobiológicos que permiten una percepción del mundo externo
involucran procesos internos de construcción de patrones de los que
no somos conscientes, dado que se han formado a lo largo de nuestra
historia filogenética y cultural, y que, en vez de crear una imagen fiel y
“literal” de la realidad, como erróneamente pensamos que la forman
nuestros sentidos o nuestro intelecto, reducen la cantidad de información
que llega del mundo externo, de tal modo que la experiencia que tenemos
de lo real es producto de haber refinado selectivamente cada vez más
dichos patrones hasta el punto de crear un mundo externo en el que
actuamos como si fuese tal y como lo percibimos.
De manera similar, la ciencia ha mostrado que el esfuerzo de deconstrucción
de dichos patrones permite, no la construcción de otra realidad, sino la
suspensión de nuestra tendencia a construirlos. Esto no puede lograrse
128
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
con los mecanismos (fisiológicos o psicológicos) espontáneos del estado
de conciencia usual, sino a partir de técnicas que, al no seguir estos
mecanismos, los subvierten, al producirse en contravía de las funciones
corrientes de la conciencia en su trato con lo real. Desde la perspectiva
de la epistemología naturalizada, estos procesos deconstructivos se llevan
a cabo, al igual que los procesos constructivos, a través de las funciones
propias del sistema nervioso central y del cerebro, de tal modo que la
posibilidad de la experiencia mística descansa en las estructuras que
permiten cualquier experiencia, pues, si no fuese así, sería imposible su
comprensión como experiencia humana; pero, al contrario del modelo
constructivista, el modelo naturalizado señala la singularidad de este
proceso deconstructivo, que siendo enteramente humano, también
permite una inversión epistémica.
El estudio de la experiencia mística lleva necesariamente a un
replanteamiento de lo que se asume como real desde la conciencia
habitual: aunque nuestra conciencia habitual está condicionada, la
experiencia mística, vista a través de la neurobiología y la neuropsicología,
confía en nuestra capacidad para interactuar con los condicionamientos
a través de procesos deconstructivos que se oponen a los procesos
culturales de construcción de lo real y que nos pueden llevar a pensar
la posibilidad de tener experiencias adecuadas de lo real: la naturaleza
“en todo su esplendor”, el toto in part del que habla Panikkar, aquí en el
mundo cotidiano, como lo supone el Zen, aniquilando la ilusión, como
lo propone el budismo, identificándonos con “lo que verdaderamente
somos” (tat twam asi) como lo afirma la mística de la India. No encierra
pues necesariamente contradicción la afirmación, común a todas las
tradiciones místicas, de que gracias a la experiencia mística se pierde
completamente la ilusión de un yo construido a pulso por la cultura —por
sus necesidades y exigencias— que permite a su vez la reproducción de
los patrones que caracterizan a cada cultura y que sirven de filtro para
crear la imagen de lo real.
Este proceso, que se hace en el marco lingüístico-cultural de la experiencia
humana, tiene su base orgánica en los procesos de nuestro sistema
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
129
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
nervioso central y nuestro cerebro; por esa razón, las tradiciones místicas
apelan a diversas técnicas de meditación como una forma de actuar, no
sólo sobre nuestros procesos intelectuales y conscientes, sino además, y
sobre todo, sobre nuestro sistema nervioso central y nuestro cerebro en
procesos que no podemos transformar inmediatamente desde el lenguaje
y el intelecto. Y por esta misma razón —que en la comprensión de toda
experiencia humana es necesario prestar atención a nuestra estructura
biológica— una epistemología naturalizada puede acertar en una reflexión
epistemológica adecuada sobre la experiencia mística pues, a través de
la ciencia, es posible desentrañar la relación que hay entre los procesos
biológicos y los procesos culturales y lingüísticos, reflexión que no podría
hacer la filosofía con instrumentos meramente reflexivos.
Finalmente, volviendo a los criterios de un modelo naturalizado, es
importante señalar que un modelo que estudie la experiencia mística
(y tal vez especialmente este tipo de experiencia) no puede desconocer
actualmente los estudios que las ciencias empíricas han hecho sobre ésta.
Es importante tener en cuenta que para la epistemología naturalizada el
espectro de las ciencias es amplio y no se reduce, en este caso, a la
neurobiología, la neuropsicología, las ciencias cognitivas y la psicología,
sino que también tiene en cuenta los aportes de la sociología, la
antropología, la historia, entre otras. Excluir este tipo de estudios,
apelando sólo a los modelos filosóficos no naturalizados (sin desconocer
que han jugado un papel fundamental para comprender la relación de la
experiencia con su contexto socio-histórico y cultural) lleva a conclusiones
que se creen incontrovertibles y que se aceptan sin crítica. Los estudios de
las ciencias empíricas han sugerido que varios de los planteamientos de
otros modelos epistemológicos deben ser revisados a la luz de la nueva
evidencia, esta evidencia debe servir para ampliar nuestra comprensión
de la experiencia mística y, en aras de un estudio más completo de este
fenómeno no debería descartarse por posturas filosóficas que no aceptan
la posibilidad de que la ciencia se pronuncie sobre aspectos que se creen
ajenos a ésta.
130
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
Además, al interés en el estudio de las bases neurobiológicas y
neuropsicológicas de la experiencia mística es necesario integrar un análisis
de la literatura mística tradicional, ya que esta permitiría dar significado a
los hallazgos científicos. Asimismo, una perspectiva naturalizada permitiría
superar la separación total entre la religión y la ciencia, posición que ha
llevado a una incomprensión de las experiencias místicas y religiosas y
a una ruptura innecesaria para el espíritu humano. Finalmente, una
epistemología naturalizada permitiría que un modelo epistemológico para
la experiencia mística siga los lineamientos propios de un estudio filosófico
contemporáneo de la experiencia y el conocimiento: este modelo podría
adoptar una posición crítica que permita una revisión constante de sus
presupuestos y que asuma sus limitaciones en el estudio de un fenómeno
complejo como es la experiencia mística, esto evitaría que este modelo
adopte una posición normativa que afirme a priori, sin tener en cuenta la
experiencia misma, algo sobre el fenómeno místico.
Conclusión
Como ya he mencionado en este artículo, desde las grandes crisis del
conocimiento del siglo XX, la epistemología ya no puede abordar desde
sí misma los problemas del conocimiento, una epistemología filosófica
sería solipsista y no podría afrontar la comprensión de los temas que
se propusieron desde la modernidad, pero también de los temas que la
modernidad suprimió. Con respecto al estudio de la experiencia mística
esta revisión del discurso epistemológico sí que parece necesaria, pues
es claro que la experiencia mística no ha encontrado un lugar apropiado
dentro del mundo de la vida de la cultura occidental, lo que reclama la
necesidad de un diálogo intercultural con otras tradiciones en las que la
experiencia mística ocupa un lugar fundamental junto con otros discursos
y prácticas. Lo que he plantado apela a la necesidad de continuar en el
empeño por aunar mística, epistemología e interculturalidad como vía
para comprender qué es conocimiento en la experiencia mística, qué
hace este conocimiento y cuál es su enorme valor para cualquier cultura,
desde un discurso que no excluya la ciencia.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
131
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
A esta propuesta parece fundamental añadir el elemento de la
interculturalidad, que permite que los discursos occidentales se
enriquezcan con las reflexiones que otras culturas han hecho sobre la
experiencia mística, pues como se esbozó en parte, la integración de
estos discursos haría posible enriquecer el concepto de conocimiento
místico, y comprender desde una perspectiva epistemológica ampliada la
transformación radical de la conciencia que supone.
e
Referencias
Blackwood, R.T. “Neti, Neti. Epistemological Problems of Mystical
Experience”. Philosophy East and West 13. 3 (1963): 201-209.
Cadavid Ramírez, Lina Marcela. “Pasividad mística y desautomatización:
una comprensión naturalizada de la experiencia mística”. Coherencia. Revista de humanidades 9.17 (2012): 195-217.
D’ Aquili, Eugene G. y Andrew B. Newberg. “The Neurophysiology of
Aesthetic, Spiritual and Mystical States”. Zygon 35. 1 (2000): 3951.
Domínguez Morano, Carlos. “La experiencia mística desde la psicología
y la psiquiatría”. La experiencia mística. Estudio Interdisciplinar.
Ed. Juan Martín Velasco. Madrid: Trotta, 2004. 183-217.
Eddington, Sir Arthur S. La ciencia y el mundo invisible. Ciencia y
misticismo. México: Alba, 1937.
Forman, Robert K.C. “Paramartha and Modern Constructivism on
Mysticism: Epistemological Monomorphism versus Duomorphism”.
Philosophy East and West 39. 4 (1989): 393-418.
Heisenberg, Werner. La imagen de la naturaleza en la física actual.
Barcelona: Orbis, 1985.
Heinsenberg, Werner. “Verdades científicas y verdades religiosas”.
Cuestiones cuánticas. Escritos místicos de los físicos más famosos
del mundo. Comp. Wilber, Ken. Barcelona: Kairós, 2005. 69-76.
James, William. Las variedades de la experiencia religiosa. Barcelona:
Península, 1988.
132
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS DE LA EPISTEMOLOGÍA
EN LA COMPRENSIÓN DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
Jones, Richard H. “Experience and Conceptualization in Mystical
Knowledge”. Zygon 18. 2 (1983): 139-165.
King, Sallie B. “Two Epistemological Models for the Interpretation of
Mysticism”. Journal of the American Academy of Religion 56. 2
(1998): 257-279.
Martín, Consuelo. Conciencia y realidad. Estudio sobre la metafísica
advaita. Madrid: Trotta, 1998.
Epistemología evolucionista. Comps. Martínez F., Sergio y Olivé, León.
México: Paidós, 1997.
Pacho, Julián. ¿Naturalizar la razón? Alcances y límites del Naturalismo
Evolucionista. Madrid, Editorial Siglo XXI, 1995.
Panikkar, Raimon. Mito, fe y hermenéutica. Barcelona: Herder, 2007.
El sermón sobre el Zen. Trad. Resano, María de las Mercedes Buenos
Aires: Paidós, 1979.
Velasco, Juan Martín. “La fenomenología de la religión en el campo de
los saberes sobre el hecho religiosos. Status Quaestionis”. Coords.
Caffarena Gómez, J y Mardone, J.M. Barcelona: Anthropos, 1992.
13-58.
La experiencia mística. Estudio interdisciplinar. Ed. Velasco, Juan Martín.
Madrid: Trotta, 2004.
Referencias complementarias
Benoit, Hubert. La doctrina suprema. El Zen y la psicología de la
transformación. Buenos Aires: Estaciones, 2001.
Dumoulin, Heinrich. Encuentro con el budismo. Barcelona: Herder, 2009.
Frithjof, Schoun. Tras las huellas de la religión perenne. Barcelona: José
J. de Olañeta, 1982.
Heisenberg, Werner. Los nuevos fundamentos de la ciencia. Madrid:
Norte y Sur, 1962.
Kant, Immanuel. Crítica de la razón pura. Madrid: Alfaguara, 1998.
Katz, Steven, et al. “On Mysticism”. Journal of the American Academy of
Religion 56. 4 (1988): 751-761.
La sabiduría del bosque. Antología de las principales Upanisads. Eds.
Llarraz Felix y Pujol Oscar. Madrid: Trotta, 2007.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
133
LINA MARCELA CADAVID RAMÍREZ
Naranjo, Claudio y Ornstein, Robert E. On the psychology of meditation.
New York: The Viking Press, 1971.
Newberg, Andrew B. “Putting the Mystical Mind Together”. Zygon 36. 3
(2001): 501-507.
Panikkar, Raimon. La experiencia filosófica de la india. Madrid: Trotta,
1997.
Panikkar, Raimon. De la mística. Experiencia plena de la vida. Barcelona:
Herder, 2008.
Panikker, Salvador. Filosofía y mística. Una lectura de los griegos.
Barcelona: Kairós, 2003.
Rubia, Francisco. La conexión divina. La experiencia mística y la
neurobiología. Barcelona: Crítica, 2003.
Shear, Jonathan. “On Mystical Experiences as Support for the Perennial
Philosophy”. Journal of the American Academy of Religion 62. 2
(1994): 319-342.
Smith, Huston “Is There a Perennial Philosophy?” Journal of the American
Academy of Religion 56. 3 (1987): 553-566.
Velasco, Juan Martín. “Fenomenología de la religión”. Filosofía de la
religión. Estudios y textos. Ed. Manuel Fraijó. Madrid: Trotta, 1994.
67-89.
Velasco, Juan Martín. El fenómeno místico. Estudio comparado. Madrid:
Trotta, 1999.
134
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 135-155
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE
EL SUBJETIVISMO MORAL DE VATTIMO. LA
DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
MISHIMA’S ETHICAL AESTHETICISM FROM
THE PERSPECTIVE OF VATTIMO’S MORAL
SUBJECTIVISM. DESTRUCTION AS BEAUTY
O ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA A PARTR
DO SUBJETIVISMO MORAL DE VATTIMO. A
DESTRUIÇÃO COMO BELEZA
Ciro Eugenio Schmidt Andrade*
RESUMEN
Nuestro tiempo se caracteriza por un fuerte subjetivismo valórico que posibilita a cada
uno apreciar realidades de distinta forma. Mishima, a través de su obra literaria, acoge
al mal, al sufrimiento, al dolor y a la muerte como valores que expresan lo bello.
PALABRAS CLAVE
Belleza, Mal, Ética, Destrucción, Subjetivismo.
ABSTRAC
Our times are characterized by a strong axiological relativism which enables to each
one of us to perceive realities in different ways. Mishima through his literary works
embraces evil, suffering, pain and death as values which might reveal beauty.
KEY WORDS
Beauty, Evil, Ethics, Destruction, Subjectivism.
*
Licenciado en Filosofía y Educación Universidad Católica de Valparaíso (Chile) 1972. CI
4504834-9.
Artículo recibido el 20 de noviembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
135
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
RESUMO
Nosso tempo se caracteriza por um forte subjetivismo de valores, que permite a cada
um apreciar as realidades de forma diferente. Mishima, através de sua obra literária,
acolhe o mal, o sofrimento, a dor e a morte como valores que expressam o belo.
PALAVRAS-CHAVE
Beleza, Mal, Ética, Destruição, Subjetivismo.
136
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
Introducción
H
ay en nuestro tiempo una acusación al pensamiento
fundacionalista, convertida en un auténtico locus communis en
el momento presente: el que declara la “violencia de la razón”
(Vattimo, AV 133) y el “terrorismo de la verdad” (Bengoa 194). Una
prueba palpable de esta posibilidad es el resultado nihilista al que llega
la superación dialéctica de la razón moderna en muchas formas de lo
llamado “post-moderno”: en donde la ideología ofrecía un sentido a todo,
ahora parece triunfar el sin sentido en todas las cosas; en donde la fe en
el progreso motivaba el empeño de transformación de lo real, la pérdida
del gusto por una vida significativa y comprometida parece haberse
convertido en la actitud dominante. Se abre camino la fascinación de un
“pensamiento débil”, que niega todas las presunciones del “pensamiento
fuerte”, conservando, sin embargo, solamente una de ellas, la más terrible:
la de abarcar todo el horizonte. Lo que hace posible toda experiencia
del mundo es la caducidad: el ser no es, sino que ac-cede (acaece). El
pensamiento de la verdad no es el pensamiento que “fundamenta”, como
piensa la metafísica, sino lo que, exhibiendo la caducidad y la mortalidad
como lo que hace al ser, lleva a cabo un desfundamento” (Vattimo, PD 38;
Forte 38.) Un modelo preciso de esta realidad es la desfundamentación
metafísica de Gianni Vattimo1.
La modernidad actual provoca ahora incertidumbre y anomía, y esto
ocurre paradojalmente como resultado de la definición de sus propios
ideales. La neurosis característica de nuestro tiempo no es ya la represión
de la sexualidad y la culpa sino la desorientación, la ausencia de normas, la
falta de significado y de sentido, el vacío y, así, la represión de la moralidad
y la religiosidad (Brunner 370). A ello conduce el relativismo creciente en
torno al valor moral en tanto ideal universalmente válido.
1
Se indica en el paréntesis la simbología con la que se cita para evitar exceso de las mismas y
en el texto la página.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
137
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
Su pensamiento, y en él su concepción ética, argumenta contra la
mentalidad objetivadora, calculadora, en la que se despliega, según él, la
tendencia metafísica a identificar el ser con lo que es presente y controlable
(Vattimo, MI 71). De allí el rechazo en el presente siglo a la metafísica
como pensamiento de la violencia (Vattimo, MI 72) y el surgimiento de
una ética de la comunicación en la que la experiencia de la verdad está
condicionada por el hecho de disponer de, y de ser dispuesta en, un
lenguaje (Vattimo, MI 74).
Desde esta perspectiva, para Vattimo el mensaje cristiano representa —
más allá de sus codificaciones institucionales—, un esfuerzo constante
que debe ser reinterpretado en cada contexto histórico —por cada
persona y cada comunidad— por desmitificar, por disolver, aquellas
relaciones, mitos e idealizaciones que se toman por sagradas o divinas,
y que en su nombre se violenta la convivencia humana. Sin embargo,
Vattimo supera este sentido de lo interpretativo tendiendo con facilidad a
un subjetivismo que justifica todo, lo que resulta claramente atrayente en
tanto que permite todo quehacer.
La disolución de la metafísica es también la muerte de una imagen de
Dios. La encarnación, es decir, el abatimiento de Dios al nivel del hombre,
será interpretado como signo de que el Dios no violento y no absoluto de
la época postmetafísica tiene como rasgo distintivo la misma vocación al
debilitamiento de la que habla la filosofía de inspiración heideggeriana.
Con ello la modernidad laica se constituye sobre todo como continuación
e interpretación desacralizante del mensaje bíblico (Vattimo, CC 38 y 42),
disolviendo la ilusión de la ultimidad sagrada de la conciencia.
La ontología débil es, por tanto, transcripción del mensaje cristiano y el
debilitamiento y secularización aparece como hilo conductor crítico con
implicaciones valorativas en el pensar el ser fuera de la metafísica de la
objetividad precisamente por razones éticas. Así piensa que la herencia
cristiana retorna en el pensamiento débil al precepto cristiano de la
caridad y de rechazo a la violencia. (Vattimo, CC 43 y 45).
138
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
En la literatura
La hermenéutica posmoderna es interpretación nihilista que desvanece
todo intento de ser o verdad fuerte, de estructura fija (Darós 78). El
paradigma actual es el de la diversidad y se defiende el pensamiento débil
ante la razón totalizante, los “consensos blandos” ante los compromisos
definitivos, el “politeísmo” de los valores ante los valores absolutos, el
fragmento ante la universalidad, la diferencia ante la uniformidad, las
historias parciales ante la historia unitaria. Es la era del pensamiento sin
fundamentos (Sanabria 64).
Vivimos en la sociedad del espectáculo en la que la palabra cotidiana
se muestra fatigada de ser hablada y la fugacidad del vivir surge como
modo del existir. Desde ella surge la diferencia como modelo y se avanza
a la indiferencia en la que sólo parece interesar la feria, mostrada desde
la novedad de cada día. La presencia del espectáculo lleva a que las
identidades perversas y sus manifestaciones más inverosímiles sean
rescatadas del campo clínico y expuestas como expresión de diversidad,
nueva forma de un pluralismo que borra las fronteras entre la enfermedad
y la sanidad, entre la normalidad y la anormalidad, y entre la tolerancia y
el repudio. Estamos con ello en la cultura del “todo va” (Bruner 73, 77,
128, 141, 174 y 195).
Son los lenguajes los constituyentes de la realidad y comunican lo que
interesa. No el mundo sino las visiones del mundo. No el texto sino sus
contextos, no la verdad sino las épocas y los géneros a través de los cuales
ella se expresa. Se produce un sentimiento de inestabilidad de las formas
presentes frente a la rotación de los signos y de muchos planos vitales
que afectan el vivir del hombre. Lo que era real ayer, ya no lo es mañana
(Bruner 52).
La literatura actual tiene, en algunas de sus expresiones, una tendencia no
sólo a la audacia erótica sino a la manifestación de la maldad como forma
de belleza, especialmente en el plano moral. Podemos decir que existe
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
139
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
una moral de la perversión manifestada en forma decadente en escritores
como Bukowski, Burroughs y otros, pero que también se expresa en
forma de anhelo estético en otros, como los que ahora constituyen el
tema de esta reflexión: Gide, Genet y Mishima (Millot). Estos, a través de
la vivencia de lo bello, nos muestran una visión de la realidad humana
esencialmente subjetiva, especialmente en sus fundamentos morales,
y que, desde esta perspectiva, se emparienta con la visión filosófica de
Vattimo. Ella intenta expresar la forma poética, entre otros temas, en el de
la diferencia y la subjetividad, como expresiones del gozo estético. Por lo
mismo se relaciona con una ética de la interpretación, en la que lo bueno
parece depender de la categoría de lo “epocal” y, por lo mismo, lo moral
se afirma exclusivamente en lo hermenéutico.
Gide, Genet, Mishima quieren el bien y el mal a la vez, en toda su pureza:
espíritu desencarnado, la carne muda, el amor sin deseo, el deseo sin
amor, cada término llevado a su perfección por no tener mezcla. Lo que
rechazan es la Encarnación, el Verbo que se hace carne. De modo que la
posición perversa se expresa a la vez en una lógica liberada del principio
de contradicción, en una topología de las superficies en la cual anverso y
reverso resultan idénticos, en una ética que consiste en triunfar sobre la
falta mediante el goce, y en una estética que hace brotar la belleza de los
bordes del horror (Millot 16 y 18).
En los tres encontramos esta transmutación alquímica de lo negativo,
ilustrada ejemplarmente por sus propias vidas, que se emparientan con
alguna “succes story” subvertida. Gide, réprobo y perdonado por gracia,
seductor de niños convertido en gloria nacional; Genet, condenado
y amnistiado por gracia, convicto salvado del destierro por sus obras
pornográficas. Mishima, por su parte, quiso que un golpe de gracia
coronara la muerte que, desde mucho tiempo antes, había tomado para
él el rostro del goce supremo. El gran burgués de la infancia mimada que
es Gide y el convicto, tutelado por la Asistencia Pública que es Genet, si
bien, por azar, no se encontraron en los bajos fondos, no por ello dejaron
de compartir el amor a la lengua francesa y la misma perversidad de hacer
servir las bellezas del idioma para el relato de sus infamias.
140
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
Más que bajo otros signos, sus vidas fueron marcadas desde el principio
por el duelo o el abandono. Desde el origen tuvieron que inventar un nudo:
el que hicieron con el sexo para mantener la muerte a raya. Se los deseaba
muertos: para ellos, la muerte se volvió deseable. Si la erotización de la
muerte permite hacer, como en Genet, del abandono una dicha, o como
en Mishima, del dolor un placer y de la pérdida una alegría, las amenazas
de destrucción se convierten en otras tantas promesas de goce. Se sigue
de ello el gusto por la nada, y esto es lo que se encuentra en la aspiración
al sacrificio que en Gide tomará tanto la forma de la abnegación virtuosa
como de la disolución del vicio, y de esa pasión de anonimato que tan a
menudo la acompaña (Millot 10).
La falta, el duelo, se vuelven sencillamente imposibles: siempre la pérdida
se trasciende en goce. La renegación que se sitúa como principio de
perversión y designa la negativa de reconocerse dependiente, ese lado
de caballero solitario, esa acentuada aversión al gregarismo y a todos los
conformismos la comparten Gide, Genet y Mishima (Millot 13).
Es este situarse más allá de la ley el que le permite hacer suyo su propio
existir y abrirse a una forma de alegría que tiene como fuente el sólo placer
de sus actos. Así funda la realización de su vivir en el abandono a su propio
hacer, en el que la fuerza de la sensualidad natural es la fuente de todo
amor y le permite vivir a pesar de no saber instalarse en la vida y vencer
su permanente temor a la muerte. Con ello todo acto tiene un sentido
subjetivo y es gratuito. La belleza se hace normatividad de su existir2.
Como ya hemos señalado, la erotización de la muerte permite hacer,
en Mishima, del dolor un placer y de la pérdida una alegría mientras las
amenazas de destrucción se convierten en promesas de goce. Se sigue de
ello el gusto por la nada, y esto se encuentra en la aspiración al sacrificio,
2
“De ningún modo la simpatía, Natanael, sino el amor. Obrar sin juzgar si la acción es buena
o mala. Amar sin preocuparse de si se ama el bien o el mal.” (AT 17) “Natanael, no creo
ya en el pecado.” ( AT 33) “Mandamientos de Dios, ¿sois diez o veinte? ¿Hasta qué punto
reduciréis vuestros límites? ¿Enseñaréis que hay cada vez más cosas prohibidas?¿Nuevos
castigos prometidos para la sed de todo lo bello que haya encontrado yo en la tierra? (AT 81)
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
141
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
tomando en Gide tanto la forma de la abnegación virtuosa como de la
disolución del vicio, y de esa pasión de anonimato que tan a menudo la
acompaña. La renegación se sitúa como principio de perversión y designa
la negativa de reconocerse dependiente, ese lado de caballero solitario:
esa acentuada aversión al gregarismo y a todos los conformismos es
compartida por Gide, Genet y Mishima. La falta, el duelo, se vuelven
sencillamente imposibles: siempre la pérdida se trasciende en goce.
Genet descubre el éxtasis en el seno de la desesperación misma, pues
allí, mediante una inversión extraña, el propio desamparo se convierte
en gozo soberano. Allí se separa el talento perverso, que consiste en
transmutar el horror en goce, de la ascesis mística, que apunta a purificar
el alma de todo lo que la separa de Dios. “Cargas con los pecados del
mundo” significa, muy exactamente, experimentar en potencia y en efecto
todos los pecados, haber suscrito el mal (Genet, Diario 220), llegará a
decir Genet para hacerse entender. El amor es el reconocimiento de una
comunidad que apunta al ser caído del otro como idéntico al mío, y lo
acoge. No lo rehabilita, pues no se trata de justicia, sino que le da asilo,
que en este caso es lo mismo que amor (Millot 104).
Así se produce la alquimia del arte: la belleza nace de la aceptación del horror,
que requiere la acogida de lo que es. Se produce así una complacencia
en el universo del mal, como autoafirmación frente a la sociedad que le
margina y a la que ni siquiera desea pertenecer, una persecución de la
belleza y de la santidad del mal. La moral es la de lo bello en la más pura
esencia de lo abyecto, de lo sórdido que se mezcla con lo doloroso en su
anhelante aspiración a convertirse él mismo en belleza.
Yukio Mishima3
La precariedad de la belleza, la gloria fugitiva de la carne “sin futuro”,
obligan a Mishima a enfrentar la idea de la muerte, la cual, por otra parte,
3
142
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
es la única que permite sustraerse al ridículo, espía de una hermosa
musculatura, aureolándola con lo trágico, y sin lo trágico no hay belleza
(Millot 182). Como una huella de fuego y de sangre sobre la podredumbre
del mundo, el espíritu se adorna para siempre, ese día, con los resplandores
de un extraordinario sadismo: “¿Qué hay de tan pavoroso en las entrañas
expuestas al aire?... ¿Qué hay de inhumano en considerar al hombre con
su médula y su cáscara, sin trazar distinciones entre el adentro y el afuera,
lo mismo que hacemos con las rosas? ¡Ah, si pudiera mostrar el revés del
espíritu y la carne, darlos vuelta delicadamente como hacen los pétalos
de la rosa, exponerlos al sol y a la brisa primaveral!...” (Mishima, PO 103)
Es esta realidad desgarrada la que le permite descubrir la belleza de la
destrucción, del sufrimiento y de la muerte, expresadas en la vivencia de
la música que despierta en ellas.
“Sin embargo, durante este período, en un rincón de mi corazón sentía, a
diario una felicidad desgarradora. Sabía bien que él no mejoraría y estaba
claro que mi gozo provenía de este conocimiento. Por saber de su muerte,
lo visitaba y cuidaba con toda mi alma, rogaba por él y sufría” (Mishima,
MS 87).
“En su vida no había hecho más que destruir y autodestruirse en la
búsqueda de la felicidad sexual, sin haber obtenido resultados. En
aquel proceso indefinible había demostrado estar dotada de un poder
misterioso, el poder de transformar la fealdad, la obscenidad, en algo
santo y sagrado.” (Mishima, MS 185). 4
4
“El peculiar olor que desprende un enfermo de cáncer en las últimas fases de su enfermedad
me parecía una misteriosa y seductora fragancia” (MS 74). “Me miraba con sus grandes
ojos humedecidos que resaltaban sobre aquel rostro, viva y melancólicamente. La perfecta
imagen del sufrimiento. ... En aquella cara sin maquillar y en aquel vestido de luto no vi más
que su felicidad” (MS 85). “Por ejemplo, cuando una vez muerto, los familiares se reunieron
en la habitación en torno suyo, yo me arrojé sobre él sujetando mi rostro lleno de lágrimas
con su mano; la sensación de aquel momento fue bellísima y decidí no separarme de él. “
(MS 87). “Según Reiko, aquella infelicidad física, a los ojos de los seres sensibles, brillaba
como una perla en el fondo de un cáliz de cristal” (MS 117).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
143
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
Si el amor a Sónoko era puro de toda sensualidad, desdichadamente
desencarnado, el amor a los muchachos, por el contrario, debía estar
desprovisto de toda intelectualidad. Como Omi en el colegio, un muchacho
sólo era deseable si de alguna manera estaba privado de lenguaje, como
si su cuerpo se volviera más puro, más carnal, y adquiriera mediante esa
privación la dimensión “trágica” esencial para su valor erótico. Ahora bien,
el hecho de que el deseo esté marcado, como condición, por la ausencia
del intelecto, encierra al amor en un atolladero lógico; la reciprocidad que
él requiere le exige a su vez al narrador una “rebelión contra la razón” que
contraría su naturaleza.
En Confesión de una máscara el narrador no cesa de ver que su verdad
se transforma en mentira y su mentira en verdad como en un tobogán
desde una cara de él mismo a la otra. “Había en mí una escisión pura y
simple entre el espíritu y la carne”: tal era la conclusión del narrador en
esa novela.
Esa misma belleza es la que lo hunde en su propio infierno de dolor y de
contradicción, destruyendo a la vez todo sentido del bien y acallando su
conciencia5. Por ello, su percepción de lo bello está unida a la melancolía,
al dolor y a la destrucción. Lo puro y lo impuro, su vínculo con la sangre,
la muerte, el sacrificio, están en el corazón de la obra de Mishima. El
encuentro fatídico con un joven pocero de mejillas rojas aparece, bajo
esta luz, como el emblema de una vocación de paria (Millot 148).
En esta realidad se siente con estremecedora fuerza la soledad de la
diferencia, asumida desde un sentimiento de vivir en sí mismo una forma
monstruosa del placer y la maldad, unidos como sentido del propio vivir
que ama la belleza. Allí las reacciones emocionales son del todo diferentes
a las de los demás (Mishima, NP 139), en esa sensación, al mismo tiempo
angustiosa y liberadora, de una soledad que permite realizar todos los actos,
5
144
“Fui conducida hasta el inierno, aun teniendo en las manos lo único que podía salvarme” (MS
163). “Las tijeras aparecen constantemente en mis sueños ligadas a mis recuerdos infantiles y
se han convertido en el símbolo de la destrucción de la voz de mi conciencia” (MS 164)
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
aún aquellos que son juzgados como malos por otros6. Pero esa soledad
de la diferencia lleva en sí misma un germen de contradicción pues es, al
mismo tiempo, anhelo de paz y abandono, y también búsqueda de maldad
como expresión de esa misma diferencia. En ella se muestra la ambivalencia
del vivir de Mishima. Se muestra en la realidad del vivir una forma de malicia
exquisita fundida con el dolor y la muerte como fuente de placer.
Corrupción de un ángel es una novela compendio de la libertad como
belleza en el mal, buscada a partir de la trascendencia de toda moralidad,
al mismo tiempo que procurando la maldad.
“Este huérfano, uno de los elegidos, diferente a los demás hombres,
sentía una confianza completa en su propia pureza, sea cual fuere el
mal que pudiese obrar” (Mishima, CA 16).
“Había encontrado a ese muchacho sin saber nada de esas cosas; y era
la maldad pura y sin mezcla.
Bastaba con verle. Maldad pura. La razón era simple. La íntima entraña
de aquel muchacho era igual a la del propio Honda.
La maldad que bañó esa vida había sido la conciencia a de sí mismo.
Una conciencia de sí mismo que nada sabía de amor. Que hacía
pedazos son alzar una mano, que paladeaba la muerte cuando daba
lugar a nobles condolencias, que invitaba al mundo de la destrucción al
mismo tiempo que buscaba para sí el último momento posible...
6
“¿Qué es lo que la está empujando sobre mí? Me he quedado completamente solo. Estoy
ardiendo en deseos. Detesto lo que me ha sucedido. Estoy perdido y no sé a dónde voy. Lo
que mi corazón desea no puede... Mis pequeñas satisfacciones privadas, mis razonamientos
mis decepciones... todo ha desaparecido. ... Y si grito, ¿quién me escuchará? Mientras
tanto, mi yo es para los demás como fue siempre. Una nobleza supericial... Eso es lo que
queda de mí.” (NP 321). “Ahora no quedaba nadie en el mundo que fuera partícipe de
sus sentimientos más íntimos. Ningún obstáculo le impediría disfrazar sus emociones.”
(NP 151). “No hay duda - siguió pensando (Honda) - que se encamina la tragedia. Sería
hermoso, por supuesto, pero ¿es justo que sacriique su vida a semejante belleza tan fugaz
como un pájaro en vuelo visto desde la ventana?” (NP 187).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
145
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
Pero durante toda su larga vida siempre se había inclinado por hacer
del mundo un vacío, por empujar a los honres hacia la nada, a su fin, y
destrucción completa. (Mishima, CA 18)
El desconcertado anhelo de belleza, de maldad, de excepción vital, se
une a una ineludible tendencia al suicidio, que se hará realidad al final
de su vida. Al mismo tiempo, expresa que “un presentimiento de maldad
se mezclaba siempre con todas sus alegrías” y con una degradación
más perversa que cualquier otra clase de amor normal (Mishima, CM 62,
65,66). Este sentido de lo perverso como bello se manifiesta como pura y
embriagadora abundancia de una fuerza vital, desde la sensualidad propia
del cuerpo.
En esta abismal profundidad descubre la belleza más pura y la estética se
transforma, al saberse compuesto de inmundicias que lo vuelven abyecto.
Ello es lo que “le infunde al acto moral la gravedad de un acto ritual que, en
realidad, va a llevarse a cabo en las más hondas tinieblas, incrementadas
aún más por el hecho de acontecer, de preferencia, de noche, mientras la
gente duerme, en un lugar cerrado, y llevando quizá un antifaz negro”. Su
moral es la de lo bello en la más pura esencia de lo abyecto, de lo sórdido
que se mezcla con lo doloroso en su anhelante aspiración a convertirse
él mismo en belleza: “¡Ah, si me fuera dado no ser sino belleza! (Mishima,
DL 135, 19, 160). Así asume que quiere y debe vivir y cumplir su propio
destino teniendo uno de los menos frecuentes. Ese es su destino y su
realización más pura, que le posibilita vivir la luz en la abyección profunda.
Ese es su camino a la “santidad” en la que surge como realización de su
vivir todo lo que contradice el concepto común de virtud.
Como yo consideraba los actos exclusivamente desde el punto de vista
de la estética, no podía entenderlo. La buena voluntad de los moralistas
se estrella contra lo que ellos llaman mi mala fe. Si pueden probarme
que un acto es detestable en virtud del mal que causa, sólo yo puedo
decidir cuán bello y elegante es por el canto que hace elevarse en mí:
sólo yo puedo rechazarlo o aceptarlo. (Mishima, DL 149)
146
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
La sorda convicción de Mishima de ser diferente, de estar sustraído a la
suerte común, obsesionó su juventud, reteniéndolo siempre en el umbral
de los compromisos, de la guerra, del matrimonio, del oficio, y constituye
un leitmotiv de Confesión de una máscara. En ella la soledad de su
propia misteriosa exclusión, reavivada por una sensación de vacío ante
la plenitud del mar, se une con la soledad que lo ha atraído en Omi,
“soledad nacida del hecho de que la vida lo había sojuzgado”: “Tú no
eres humano, eres un ser incapaz de relaciones sociales. No eres más
que una criatura inhumana, y en cierto sentido extrañamente patética”
(Mishima, CA 125).
Mishima será siempre el niño solitario que mira jugar a los otros a través
de un vidrio. Sabe que siempre será así. Un sortilegio lo separa de la
humanidad común, un derecho fundamental le ha sido negado: el de
compartir la suerte común, los goces y las penas de todo el mundo. Sólo
él, por ejemplo, no podrá comer “pescado de piel azul” ni, más tarde,
casarse con la joven de la que está enamorado: inexplicable imposibilidad.
Sobre él pesa un riesgo de muerte en cuyo nombre tiene que permanecer
al abrigo de toda vida, sospechado de ser la fuente de una contaminación
fatal. Pero, ¿qué hacer cuando uno segrega su propio veneno?
Una última afirmación de sí mismo, en la cual uno se destruye para existir,
significa también igualarse, en un gesto contradictorio por excelencia, con
un objeto imposible. Es en una vertiente homosexual donde se observa
ese movimiento de oscilación particular entre deseo e identificación,
generalmente atribuido a la naturaleza narcisista de la elección de un
objeto del mismo sexo. Amar es en este caso querer “ser como”. La
extrema desposesión de sí mismo, traspuesta de otro modo, se convierte
en el tema recurrente del teatro mental del niño Mishima. La evocación de
una suerte sufrida, decidida sin nosotros, de una tarea penosa o de una
misión peligrosa, como vaciar las cloacas o ir a la guerra, suscitaba en
él una pena voluptuosa. La representación heroica o sacrificial llevaba la
excitación sexual a la cima, en muchachos cuyo cuerpo sólo alcanzaba su
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
147
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
punto de incandescencia gloriosa al precio de estar exiliados de una parte
de la humanidad, la parte de la palabra.
La precariedad de la belleza, la gloria fugitiva de la carne “sin futuro”,
obligan a enfrentar la idea de la muerte, la cual, por otra parte, es la única
que permite aureolarla con lo trágico, pues sin él no hay belleza. Como una
huella de fuego y de sangre sobre la podredumbre del mundo, el espíritu
se adorna para siempre, ese día, con los resplandores de un extraordinario
sadismo: “¿Qué hay de tan pavoroso en las entrañas expuestas al aire?...
¿Qué hay de inhumano en considerar al hombre con su médula y su
cáscara, sin trazar distinciones entre el adentro y el afuera, lo mismo que
hacemos con las rosas? ¡Ah, si pudiera mostrar el revés del espíritu y la
carne, darlos vuelta delicadamente como hacen los pétalos de la rosa,
exponerlos al sol y a la brisa primaveral!...” (Mishima, PO 103).
Es esta realidad desgarrada la que lo hace descubrir la belleza de la
destrucción, del sufrimiento y de la muerte, expresadas en la vivencia de
la música que despierta en ellas. Esa misma belleza lo hunde en su propio
infierno de dolor y de contradicción, destruyendo a la vez todo sentido
del bien y acallando su conciencia. Por ello su percepción de lo bello está
unida a la melancolía, al dolor y a la destrucción.
Los espectadores miraban a la mujer con fascinación, como si fuese
el cuerpo blando y transparente de un gusano de seda que en cierto
momento había expulsado de su interior un hilo de inconcebible
maldad. ... Para el hombre medio, llevado por sus fantasías, no hay
nada más deliciosamente tentador que la contemplación, desde
una distancia segura, del mal, expuesto en sus causas y sus efectos.
(Mishima, NP 189)
Su amor es siempre desde el dolor y causa de dolor en el ser amado,
procura incluso descubrir gozosamente sus expresiones en el sufrimiento
que se causa. El amor se revela como una forma de autodestrucción, y el
protagonista se entrega a ella orgiásticamente, con una obsesión estéril
que lo conduce a la aniquilación final. Esta aniquilación es la que mueve
también al buscar el dolor como expresión bella del vivir. (Millot 141).
148
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
“Juzgada únicamente por su resultado final, su pasión era una prueba,
sorprendente por su autenticidad, de la ilimitada pasión de los hombres
por torturarse a sí mismos” (Mishima, SA 117).
En esta realidad se siente con estremecedora fuerza la soledad de la
diferencia, asumida desde un sentimiento de vivir en sí mismo una forma
monstruosa del placer y la maldad, unidos como sentido del propio vivir
que ama la belleza. Allí las reacciones emocionales son del todo diferentes
a las de los demás (Mishima, NP 139), en esa sensación, al mismo tiempo
angustiosa y liberadora, de una soledad que permite realizar todos los
actos, aún aquellos juzgados como malos por otros. Pero esa soledad
de la diferencia lleva en sí misma un germen de contradicción pues es,
al mismo tiempo, anhelo de paz y abandono, y también búsqueda de
maldad como expresión de esa misma diferencia. En ella se muestra la
ambivalencia del vivir de Mishima.
“Esperanza y desesperación, sueño y realidad, venían juntos para irse
reemplazando unos a otros, para moverme indefinidamente, como la línea
de la playa contra la que las olas se rompen sin cesar” (Mishima, NP 327).
Y desde allí hay un solo paso a la unión de lo abominable y lo bello,
expresado odiando, sufriendo y sangrando.
“Saburo estaba harto de este tedioso diálogo. Lo que veían sus ojos
cada vez que alzaba la vista desde el suelo, no era una mujer, sino una
especie de monstruo espiritual, una encarnación espiritual indefinible odiando, sufriendo, sangrando o lanzado un grito de alegría -, nervios
desnudos y al descubierto.” (Mishima, SA 225)
“Al tiempo que Honda se acercaba a su objetivo y a pesar del júbilo
que él sabía metafísico, sentía como si el sonido de sus pisadas fuese
el de las aguzadas garras de alguna bestia de la jungla, babeantes los
colmillos al acecho de su presa. Sí, había nacido justamente para este
placer.” (TA 36)
Templo del alba es la expresión literaria de esa realidad horrible de lo
humano. En esa novela se resume la jubilosa mezcla del hedor, del dolor,
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
149
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
de la tristeza, como lo inhumano impregnado de felicidad. Y esta realidad
está siempre presente. A ella no se puede escapar.
“Todo flotaba. Bajo el sol yacían expuestas multitudes de las más
horribles realidades de la carne humana con su excremento, su
hedor, sus gérmenes y sus venenos. Todo se cernía en el aire como
vapor emanando de la realidad ordinaria. Benarés. Un fragmento
de alfombra, horrible hasta el punto de ser brillante. Una turbulenta
alfombra jubilosamente colgada día y noche de los templos y de las
gentes y de los niños.”
“No había tristeza. Lo que parecía inhumano era en realidad puro
júbilo.” (Mishima, TA 62 y 680)
Se muestra en la realidad del vivir una forma de malicia exquisita que se
funde con el dolor y la muerte como fuente de placer.
“Una malicia tan sutil y una depravación tan exquisita constituían su
especialidad” (Mishima, TA 200).
“El extremo del arco iris de había fundido con los cielos de la muerte.
Era un arco iris tendido sobre el firmamento de la muerte. Si el “ignorar”
era el primer factor del erotismo el último había de ser lo eternamente
incognoscible... la muerte” “¡Cuán semejantes eran las voces del placer y
las de la muerte!” (Mishima, TA 316 y 215)
Corrupción de un ángel es una novela en que se resume la libertad como
belleza en el mal, buscada a partir de la trascendencia de toda moralidad,
al mismo tiempo que procurando la maldad
“Este huérfano, uno de los elegidos, diferente a los demás hombres,
sentía una confianza completa en su propia pureza, sea cual fuere el
mal que pudiese obrar” (Mishima, CA 16) “Había encontrado a ese
muchacho sin saber nada de esas cosas; y era la maldad pura y sin
mezcla.
Bastaba con verle. Maldad pura. La razón era simple. La íntima entraña
de aquel muchacho era igual a la del propio Honda. A veces la maldad
150
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
cobra una forma silenciosa y botánica. La maldad cristalizada era
tan bella como unos inmaculados polvos blancos. Este muchacho
era bello. Quizás Honda se había sentido alertado y embrujado por
la belleza de su conciencia que se no interesaba en percibirse ni en
percibir a otro” (Mishima, CA 85).
Pero es en Confesiones de una máscara donde resume su vivir y el sentido
del mismo. En esa obra manifiesta su interioridad disfrazada en las otras
novelas en la expresión de personajes percibidos como imaginarios. Ella
es la manifestación de sus deseos más íntimos, de sus anhelos y sus
temores y en ella expresa, desde el relato de su homosexualidad, muestras
de sadismo. Según Mishima, en los casos de inversión, especialmente
congénita, los impulsos invertidos y los sádicos se encuentran mezclados
(Mishima, CM 39).
Entre esos relatos surge el del encuentro con un pocero y la impresión
que, ya niño, le causó lo ceñido de sus pantalones al mismo tiempo que su
trabajo de acarreador de inmundicias nocturnas. Sintió hacia el trabajo de
ese hombre algo parecido al deseo de experimentar un dolor penetrante,
una pena que atormentara el cuerpo. La ocupación de aquel muchacho
le produjo una sensación de “tragedia”, en el sentido más sensual de esta
palabra. La experimentó como el presentimiento de una futura pena más
dolorosa, de una exclusión aún más desoladora que todavía no se había
producido (Mishima, CM 13, 14, 15).
Lo anterior también se muestra en otras experiencias. El sudar de los
soldados despertaba sus deseos y lo avasallaba y allí la debilidad que
su corazón sentía por la Muerte, la Noche y la Sangre era innegable. Se
sentía incapaz de amar a una persona intelectual, buscando siempre seres
poseedores de un alma puramente animal, sin que el intelecto la hubiera
manchado en absoluto... (Mishima, MC 17, 23, 59).
El desconcertado anhelo de belleza, de maldad, de excepción vital,
se une a una ineludible tendencia al suicidio (Mishima, CM 62), que
se hará realidad al final de su vida. Al mismo tiempo expresa que “un
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
151
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
presentimiento de maldad se mezclaba siempre con todas sus alegrías”
(Mishima, CM 65) y con una degradación más perversa que cualquier otra
clase de amor normal (Mishima, CM 66). Este sentido de lo perverso como
bello se manifiesta como pura y embriagadora abundancia de una fuerza
vital, desde la sensualidad propia del cuerpo. Se muestra, por ejemplo, en
el lujurioso relato del descubrimiento del cuerpo de Omi, especialmente
del vello de sus axilas (Mishima, MC 62, 65 66 70).7
Es en esta realidad que se irá descubriendo, paulatinamente, como un
ser diferente. Expresión de esa diferencia será su sexualidad, aunque
en definitiva abarque mucho más que ella y se hunda en las raíces más
profundas de su existir. Podríamos decir que es una diferencia ontológica
que se manifiesta en la belleza como maldad y que hace de la diferencia
una realidad que posibilita toda forma de libertad.
“La ineludible tendencia al mal que un demonio incitaba en él era lo que
daba significado a su vida, y lo que constituía su destino. Por lo menos,
así me parecía...”
Así asume su diferencia como una máscara que debe ser vivida y
representada desde las contradicciones internas entre su parecer
intelectual y la íntima y variada riqueza de sus emociones (Mishima, CM
81,176), que se expresan en la belleza del dolor e incluso la perversidad y
la tortura1. Por lo mismo, se mezclan en él deseos sexuales diferentes con
anhelos de deleites asumidos desde la realidad de la muerte.
“En que aquel muchacho saliera a la calle, medio desnudo, y que iniciara
una lucha con una banda rival. Pensaba en el momento en que una
daga penetrara en la faja y rajara aquel torso. Pensaba en la sucia faja
bellamente tinta en sangre” (Mishima, CM 218).
7
152
“Era absolutamente incapaz de desperdiciar una oportunidad de torturarme” (CM 177).
“Me rendí a ellas, me rendí a aquellas deplorablemente brutales visiones que eran mis
más íntimas amigas.” (CM 198). “En parte alguna podía hallar una oportunidad que me
permitiera dar salida y cauce a mi inherente perversidad. Nada que pudiera satisfacer mis
anormales deseos, ni siquiera de las más leve forma posible.” (CM 200).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
Ese es el último paso hacia la ausencia de toda forma de moralidad o
de interés por ella, que queda superada en la sujeción a la estética de lo
perverso. Consecuente con ello y con su anhelo de belleza en la muerte
así como su lejanía de la realidad humana, Mishima se suicidó.
Paradigma de nuestra época, la emancipación consiste en la
desorientación, que es al mismo tiempo liberación de las diferencias.
La propuesta ética de Vattimo, la ética de la interpretación, presupone
la denominada ética de la resistencia, la cual consiste en el ejercicio del
nihilismo. Es esta concepción, la ética de la interpretación se presenta
como la única capaz de liberar al hombre, justamente porque al legitimarse
en el ser epocal —que siempre es contingente y particular— ignora
cualquier tipo de principio y fundamento, que son siempre universales y,
por tanto, inexistentes o inaccesibles para dicho hombre. El disolverse de
un principio orientador le permite llevar a cabo su propia vocación ética
originaria. En el juego de una libertad individual sin referentes objetivos y
sociales, cada uno se reconoce libre y vive en primer lugar para sí mismo,
generándose una época de un narcisismo creciente. En la verdad no hay
hecho, sólo interpretaciones.
La ontología y el pensamiento débil y epocal de Vattimo llevan a traducir
toda reflexión en términos de interpretación eventual que aleja de sí
cualquier forma de fundamento relativo a la realidad, a la verdad, al bien
y, en definitiva a fundar lo real en lo trascendente objetivo. Esta misma
visión, aun cuando no haya influencias directas, es la que se manifiesta
en los escritores analizados y nos permite incluirlos desde una perspectiva
muy amplia, entre los escritores en contexto de modernidad.
Así la crisis mundial tiene como fundamento la crisis moral porque en la
actualidad ciertamente se viven —a menos aparentemente— los valores
morales tradicionales; se siguen usando las palabras del mundo moral,
pero el hombre ha perdido su sustancia ética: el mundo de las virtudes
que tanto recomendara Aristóteles. ¿La solución a esta grave problemática
vendrá de la filosofía —de la ética, en este caso—? Pero si la filosofía
atraviesa hoy por una profunda crisis, si ella es para sí misma un problema
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
153
CIRO EUGENIO SCHMIDT ANDRADE
¿cómo ayudar a solucionar problemas ajenos? Si hace tiempo se decretó
la muerte de la filosofía, la ética como parte de la filosofía fue la primera en
morir. De hecho, la mayoría de las filosofías dominantes son incapaces de
darse cuenta del deterioro moral de la humanidad (Sanabria 478). e
Referencias
Bengoa Ruiz de Azúa, Javier: De Heidegger a Habermas: Hermenéutica y
fundamentación última en la filosofía contemporánea. Barcelona:
Herder, 1992.
Forte, Bruno. Teología de la Historia. Salamanca, España: Sígueme,
1995.
Millot, Catherine. Gide – Genet - Mishima: la inteligencia de la perversión.
Argentina: Piadós, Bs. As., 1998.
Mishima, Yukio. El Templo del alba (TA). Barcelona: Caralt, 1985.
________. Sed de amor (SA). Barcelona: Caralt, 3º ed., 1984.
________. Nieve de Primavera (NP). Barcelona: Caralt, 3º ed., 1984.
________. Música (MS). Barcelona: Seix Barral, 1996.
________. Confesiones de una máscara (CM). Barcelona: Planeta, 1983.
________. El pabellón de oro (PO). Barcelona: Seix Barral, 1987.
________. La corrupción de un ángel (CA). Barcelona: Caralt, 1990.
________. Después del banquete (DB). Madrid: Alianza, 2009.
________. El color prohibido (CP). Madrid: Alianza, 2010.
________. Caballos desbocados (CD). Alianza, 2009
________. El marino que perdió la gracia del mar (MGM). Alianza, 2010.
________. Los años verdes (AV). Madrid: Ediciones Cátedra, 2009.
Vattimo, Gianni. La sociedad transparente (con introducción de Teresa
Oñate) (ST). Barcelona: Paidós, 1990.
________. Ética de la interpretación (EI). Barcelona, México: Ed. Paidós,
Bs. As., 1991.
________. El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica de la
cultura postmoderna (FM). Barcelona: Gedisa, 1990 o Barcelona:
Planeta - Di Asgostini, 1994.
154
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL ESTETICISMO ÉTICO DE MISHIMA DESDE EL SUBJETIVISMO
MORAL DE VATTIMO. LA DESTRUCCIÓN COMO BELLEZA
________. La secularización de la Filosofía. Hermenéutica y
postmodernidad (SF). Barcelona: Gedisa, 1992.
________. Más allá de la interpretación (con introducción de Ramón
Rodríguez) (MI). Barcelona: Paidós, 1995.
________. Creer que se cree (CC). Argentina: Paidós, 1996.
________. Las aventuras de la diferencia (Pensar después de Nietzsche y
Heidegger) (AV). Barcelona: Ediciones Península 2º ed., 1990.
________. Más allá del sujeto (MS). Barcelona: Paidós, 1989.
________. El fin de la modernidad (FM). Barcelona: Gedisa, 1987.
________. “Dialettica, differenza, pensiero debole” en G. Vattimo-P.A.
Rovatti (de),
________. “El pensiero debole” (PD). Milano, 1983.
________. “Etica dell’interpretazione (EI). Turín: Rosenber & Sellier, 1989.
Brunner R, José Joaquín. “La modernidad como pregunta por el sentido”.
Revista Teología y Vida, Universidad Católica de Chile. XXXVI. 4
(1995).
Darós W.R. “Concepción de la filosofía y de la superación de la modernidad
en Sciacca y Vattimo”. Pensamiento 219 (1998) Madrid, España.
Sanabria, José Rubén. “Ética y posmodernidad”. Rev. de Filosofía,
Universidad Iberoamericana de México.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
155
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 157-177
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE
LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
THE PROBLEM OF CRISIS FROM
THE PERSPECTIVE OF EDMUND HUSSERL’S
PHENOMENOLOGY
O PROBLEMA DA CRISE A PARTIR
DA FENOMENOLOGIA DE EDMUND HUSSERL
Rubén Sánchez Muñoz*
RESUMEN
El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre el sentido de la crisis de las ciencias en
Husserl desde el punto de vista del positivismo para sostener la tesis que afirma que
esta crisis es antropológica y al mismo tiempo es una crisis cultural que descansa en
el olvido del mundo de la vida. Lo anterior permite pensar y fundamentar el sentido
antropológico de la fenomenología y sus relaciones con la ética, lo que constituye
dos de los ejes de mayor relevancia dentro de las investigaciones fenomenológicas
actuales. A partir de un análisis crítico e interpretativo de las obras, se pretende mostrar
que el fin último de la fenomenología consiste en la recuperación o reconstrucción
del sujeto racional. Al ser así, la fenomenología cobra un importante sentido ético y
antropológico que abre líneas fundamentales de investigación fenomenológica.
*
Doctor en Filosofía (2015) por la Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México.
Catedrático del área de Humanidades de la Universidad Anáhuac Xalapa y del Instituto
Cientíico Motolinía. Ha sido profesor por asignatura de la Facultad de Filosofía de la
Universidad Veracruzana. El artículo forma parte de la tesis doctoral dedicada a analizar
el problema del hombre en la fenomenología trascendental de Edmund Husserl y se ha
podido realizar gracias a la beca otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT) dentro del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) para realizar
estudios de posgrado. Las líneas temáticas que trabaja son: fenomenología trascendental,
antropología fenomenológica, fenomenología de la cultura, ética y personalismo. ORCID:
0000-0002-3010-5810.
Correo electrónico: rubsanchez@uv.mx
Artículo recibido el 9 de diciembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
157
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
PALABRAS CLAVE
Fenomenología, Crisis, Positivismo, Ciencia, Antropología.
ABSTRAC
The aim of the following paper is to think over the sense of Husserl’s Crisis of Sciences
from the perspective of Positivism, in order to argue in favor of the idea which asserts
that such a crisis is an anthropological crisis and, at the same time, a cultural crisis that
rests on the oblivion of the Lifeworld. The previous idea makes possible to think and to
found the anthropological sense of Phenomenology and its relations to Ethics, which
are two of the main areas of research in current Phenomenology. Based on a critical
and interpretative analysis of the works, the paper aims to reveal that the final purpose
of Phenomenology is to recover or reconstruct the rational subject. Bearing that on
mind, Phenomenology develops an important ethical and anthropological sense that
makes possible fundamental areas of phenomenological research.
KEY WORDS
Phenomenology, Crisis, Positivism, Science, Anthropology.
RESUMO
O objetivo deste trabalho é refletir sobre o sentido da crise das ciências em Husserl,
a partir do ponto de vista do positivismo, para sustentar a tese que afirma ser esta
uma crise antropológica e, ao mesmo tempo, uma crise cultural, que descansa no
esquecimento do mundo da vida. O anterior permite pensar e fundamentar o sentido
antropológico da fenomenologia e suas relações com a ética, o que constitui dois dos
eixos de maior relevância dentro das investigações fenomenológicas atuais. Partindo
de uma análise crítica e interpretativa das obras, pretende-se mostrar que o fim último
da fenomenologia consiste na recuperação ou reconstrução do sujeito racional. A ser
assim, a fenomenologia cobra um importante sentido ético e antropológico, que abre
linhas fundamentais de investigação fenomenológica.
PALAVRAS-CHAVE
Fenomenologia, Crise, Positivismo, Ciência, Antropologia.
158
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
La crítica al positivismo
A
l hacer una revisión de las principales obras en las que Edmund
Husserl expuso su fenomenología trascendental, es posible darse
cuenta que lo que está en tela de juicio en la fenomenología desde
la aparición de las Investigaciones lógicas (1900-1901) es la idea de
ciencia moderna, la cual tiene sus fundamentos en el positivismo y en una
visión materialista y objetivista de la realidad. Husserl tendrá una fuerte
discusión con esta postura epistemológica durante toda su vida. Como
prueba de ello resaltan sus críticas al psicologismo en su dimensión teórica
y práctica. Esta crítica a la ciencia moderna será, a juicio de Javier San
Martín, la motivación de la fenomenología, ya que la reflexión de Husserl
sobre las ciencias dará un primer resultado negativo que mostrará la
imposibilidad de fundar la totalidad de la praxis humana en el ideal teórico
del conocimiento en perspectiva positivista (La estructura del método
fenomenológico 46). Pero al mismo tiempo, esta crítica es una vía de
acceso a la reducción trascendental que, a la altura de La crisis de las
ciencias europeas y la fenomenología trascendental, esto es alrededor de
1935, viene a coincidir o desembocar en las reflexiones sobre la ontología
del mundo de la vida. Es importante señalar, entonces, que la crisis de las
ciencias está en el centro de la fenomenología como preocupación y como
motivación. A nuestro juicio, se trata de una crisis antropológica, porque
detrás del psicologismo, y en general del positivismo, pervive una idea de
hombre que, sin embargo, resulta a los ojos de Husserl insuficiente para
fundar la misma ciencia. Por ello hay que destruir esta idea de hombre
desde la epojé para reconstruirla de nuevo y en un sentido diferente. La
fenomenología trascendental abre esta posibilidad.
En efecto, el positivismo se ha apoderado de la vida y de la visión del
mundo moderno. Pero especialmente se ha convertido en un peligro para
la humanidad, a juicio de Husserl, porque ha reducido al ser humano,
el único ser capaz de conferir sentido a la realidad, a no más que un
hecho entre otros de la naturaleza. En otra dirección ha hecho posible
el desarrollo mismo de las ciencias de la naturaleza y la fragmentación
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
159
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
del conocimiento y de la realidad, pero del mismo modo de una realidad
que no denota más que realidad física y material. El contacto entre las
ciencias es cada vez menor debido a la especialización que se da al interior
de cada disciplina. Pero esta fragmentación y especialización, sobre
todo, ha echado por la borda el ideal y la posibilidad de la filosofía como
saber riguroso. Ello no significa que para la fenomenología trascendental
la ciencia positiva no tenga valor. La crisis de la ciencia no está en sus
resultados ni en su cientificidad, sino en el sentido que ella puede tener
para el ser humano y para la idea misma de la humanidad.
Jan Patočka, en El movimiento de la existencia humana, describe en
qué consiste el problema del “mundo natural” que Husserl critica en la
fenomenología. El problema está justamente en la génesis de este mundo
moderno naturalizado, explicado a través de los ojos de la filosofía y la
ciencia positivista. En dicha génesis histórica se encuentra el mecanicismo
que viene de la filosofía cartesiana y la matematización de la naturaleza y
la escisión que se da entre el sujeto y el objeto pasando por la separación
entre cualidades primarias y cualidades secundarias.1
Pues bien, Patočka se pregunta en esta obra cuál es la relevancia que tiene
el positivismo, de la que el mundo natural es su propia creación, para la
vida. ¿En qué sentido afecta a la vida cotidiana la visión o imagen del mundo
moderno? A simple vista podríamos decir que no existe ningún problema
y que la ciencia moderna no hace más que cumplir el ideal ilustrado del
progreso de la humanidad. La ciencia, y con ella la tecnología, hacen que
la vida sea más cómoda, ya que ponen a nuestro alcance los medios para
alcanzar la plenitud de la existencia. Esta opinión generalizada, sobre todo
en la comunidad científica, sólo es sostenible desde la actitud natural, para la
cual la ciencia no representa ninguna dificultad. Pues bien, el filósofo checo
1
160
Husserl va a desarrollar una fuerte crítica a Galileo, en este sentido, en el § 9 de La crisis de
las ciencias europeas y la fenomenología trascendental. También es importante el apéndice III
del § 9a que lleva por título “El origen de la geometría.” Este manuscrito fue publicado por
Eugen Fink por primera vez en 1939 en la Revue Internationale de Philisophie (Bruselas, año
1, No. 2). Este apéndice data de 1936 y fue publicado en español en la traducción de Jorge
Arce y Rosemary Rizo-Patrón en la revista Estudios de ilosofía, no. 4, 2000, pp. 33-54.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
afirma que con la metafísica del mecanicismo “guarda estrecha relación
un inaudito despliegue del poder del hombre que, en lugar de hacer la
vida humana más satisfactoria y reconciliada, ha conducido a los mayores
cataclismos históricos y sociales” (20 y ss). El problema está en el hecho de
que detrás de la metafísica mecanicista está contenido el positivismo.
Sobre esta misma línea, Miguel García-Baró argumenta que “la ciencia
exacta ha tomado el gobierno de toda la vida” y este gobierno “es el
imperio absoluto de la técnica exacta” la cual no es otra cosa que la
“ontología moderna” según la cual “el mundo está realmente escrito en
el lenguaje de las matemáticas” (La compasión y la catástrofe 200). Este
es, en efecto, el problema al que Husserl se va a enfrentar, sobre todo
en La crisis de las ciencias europeas y en “El origen de la geometría”.
Lo cual no quiere decir que el problema aparezca hasta 1935, porque la
motivación de la fenomenología está en la crisis de la ciencia que Husserl
aborda desde las Investigaciones lógicas y el cual mantiene durante los
años sucesivos. El científico positivista no ve más que hechos y no se
atiene a otra cosa que no sean los hechos, lo cual por cierto termina
propiciando una gran desconfianza respecto de los grandes problemas de
la filosofía que son los problemas metafísicos en los que desembocan las
reflexiones últimas de la fenomenología trascendental.
Así, toda la disputa que Husserl va a tener con el empirismo, del que el
positivismo es su más clara consecuencia, como afirma en el § 18 de Ideas
I, es que niega las ideas, las esencias y los conocimientos de esencias. Al
limitar el conocimiento al mero conocimiento sensible, el empirismo no
se da cuenta que abraza el escepticismo, ya que en el fondo niega la
posibilidad del conocimiento. Además, como ciencias de la naturaleza,
dan por hecho de manera ingenua y dogmática la realidad que estudian.
Por ello, la crisis de las ciencias que va a denunciar Husserl en su última
obra no se refiere a los logros de la ciencia ni a sus métodos. La crisis de
las ciencias radica en el olvido del mundo de la vida que no es otro que el
mundo de los hombres, el mundo de la cultura, histórico y personalista.
Este olvido no es otro que el olvido mismo del ser humano y por tanto
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
161
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
el significado humano del mundo y de las ciencias. La crisis de las
ciencias significa el afán de objetividad del positivismo y la pérdida del
sujeto racional y de la idea misma de razón universal en la que se fundó
originariamente Europa como proyecto filosófico. La pregunta inmediata
que viene a mientes es: ¿la ciencia no habla también del sujeto de la razón,
del hombre como ser racional? ¿Cómo puede hablarse de la crisis de la
razón cuando el crecimiento de la ciencia y el desarrollo de la tecnología
son muestras auténticas de la racionalidad del ser humano?
Pues bien, en esta misma dirección García-Baró apunta que “atenerse a
los hechos y sólo a ellos degenera en la represión de las cuestiones de la
razón”. El positivismo, como ciencia de hechos, no puede y de hecho no
tiene ideales o ideas. “El sinsentido y la barbarie de las guerras nacionales,
económicas, coloniales y raciales del siglo pasado, prueban que los
evidentes éxitos de las ciencias positivas tienen que ser cuidadosamente
distinguidos del error global que es el positivismo” (La compasión y la
catástrofe 209). Y poco después señala:
La razón es el único modo que tiene el hombre de vivir en todos y
cada uno de los ámbitos de su existencia. El hombre no se limita
jamás a representarse sentidos, a quererlos, estimarlos y pensarlos.
A la vez, irreprimiblemente, los vive como claros u oscuros, evidentes
o confusos, válidos o carentes de validez. Poseer una razón es no
tener que aceptar cualquier cosa como verdadera, bella y buena, sino
poder someterla a crítica, suspendiendo primero el juicio, hasta decidir
después sobre las evidencias presentadas (210).
En esta línea es donde se hace razonable pensar la dimensión antropológica
de la fenomenología, en el sentido de que ella pretende reconstruir o
devolverle al ser humano la razón en su sentido pleno. Pero, ¿cómo lo hace?
El ethos del filósofo
Ante este panorama cabe preguntarnos: ¿qué papel desempeña el filósofo
ante la crisis y en general ante todos los problemas de la existencia, ante
los problemas de la razón teórica, práctica y estimativa? El filósofo, como
162
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
apuntan Urbano Ferrer y Sergio Sánchez-Migallón, “ha de huir de todo
saber prestado, de toda asunción no probada. Él toma sobre sí, de modo
supremo, la exigencia general humana de vivir una vida transparente a
sí misma, una vida en la verdad, una vida plenamente responsable” (La
ética de Edmund Husserl 59). Esta exigencia no es otra que una exigencia
moral en el sentido socrático, pero es al mismo tiempo el más alto ideal
de la razón, o quizás el primero y el más deseable de realización.
Por esta razón, García-Baró destaca dos cosas esenciales de la
fenomenología: “La primera es la exigencia absoluta de responsabilidad
respecto de lo verdadero; la segunda se sigue de la primera, en
realidad, puesto que puede formularse diciendo que la filosofía consiste
primordialmente en reflexión radical de quien filosofa sobre sí mismo…”
(La compasión y la catástrofe 198).
En efecto, el punto de partida de esta “reflexión radial” está en el hecho
de que el ser humano no puede vivir sin un compromiso con la verdad.
O quizás sea posible vivir así, pero, entonces, habría que dudar de la
legitimidad de esa existencia. Así, el “filósofo que comienza”, que ha
decidido libremente suspender sus juicios, el “filósofo principiante”,
plantea el problema del comienzo de la filosofía en sentido ético, “como
ethos del «filósofo que comienza»”. Con ello se destaca la primacía del
sentido práctico de la filosofía por encima del sentido teórico. La teoría
no puede realizarse plenamente si el hombre de la teoría no asume de
inicio un posicionamiento radical ante su quehacer. La introducción en la
filosofía, por consiguiente, “exige una inmersión personal en el esfuerzo
que supone pensar radicalmente” (Sánchez, “Presentación” 11 y ss). El
hombre que quiere llegar a ser filósofo adquiere una responsabilidad, y
esta no es otra que la que lo guía en su búsqueda de la verdad, en suprimir
los prejuicios de la δόξα y el carácter tético de la actitud natural para
aventurarse en el pensamiento que busca firmemente el conocimiento.
Todavía en La crisis de las ciencias europeas Husserl argumenta que
…la actitud total fenomenológica y la epojé pertinente está
esencialmente llamada a obrar, en primer lugar, una plena
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
163
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
transformación personal que tendría que ser comparado con una
conversión religiosa, la que más allá de eso entraña en sí el significado
de la más grande transformación existencial que se ha propuesto al ser
humano como ser humano. (179)
Así pues, la falta de compromiso con la verdad y la posibilidad de fundar
la ciencia, la ética o los sentimientos en falsos principios puede conducir a
consecuencias espantosas para el ser humano. El filósofo no puede llevar
sobre sí mismo el peso de esta carga; pero sí puede llevar la carga, no
menos pesada, del llamado a vivir en la razón en todos sus niveles y en su
sentido más pleno; pero no es tarea fácil, porque exige un compromiso
radical que no asume el positivismo, porque desde el inicio tiene ya un
punto de vista sobre la realidad y sobre el conocimiento de la realidad,
pero sus puntos de vista no están aclarados, se dejan llevar por opiniones
infundadas que pertenecen al carácter dóxico del mundo. La ventaja de
la fenomenología frente a cualquier disciplina científica es que ella es
anterior a cualquier punto de vista y “no se deja cegar por prejuicios”.
Por estas razones Husserl llega a sostener en el § 20 de Ideas I que “Si
“positivismo” quiere decir tanto como fundamentación, absolutamente
exenta de prejuicios, de todas las ciencias en lo “positivo”, esto es, en
lo que se puede captar originariamente, entonces somos nosotros los
auténticos positivistas” (129).
La fenomenología sería así el auténtico positivismo en el que puede
alzarse la ciencia como saber riguroso. Por ello, el llamado a las cosas
mismas hay que entenderlo en este contexto. La ciencia pretende ir a las
cosas mismas, pero no logra su objetivo, porque reduce la realidad en
varios sentidos. Reduce la experiencia a experiencia sensible, la realidad
a realidad material-corporal, a realidad física cimentada en cualidades
primarias; reduce el mundo a fenómenos naturales, a cuerpos extensos
que se explican a través de relaciones cuantitativo causales, e incluso
reduce la razón humana a un hecho más en la historia de la evolución
de las especies, entre otras cosas. En todo lo anterior lo que hay es un
empobrecimiento del mundo y del ser humano. ¿De verdad el mundo es
sólo mundo físico, material, espacio-temporal? ¿Es la razón humana un
hecho más de la naturaleza?
164
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
Husserl no cree que el científico positivista, aún con sus mejores
intenciones, alcance a explicar y a comprender lo que las cosas son y
esto a razón de todos los prejuicios que lo ciegan. Por eso el llamado a
las cosas mismas es un llamado a la sinceridad y a la responsabilidad
que tiene, por tanto, una dimensión ética.2 Exige una ardua tarea que
implica el esclarecimiento de las propias intuiciones; demanda el esfuerzo
constante de pasar por encima de la tradición y de los saberes heredados
para verificarlos en la propia experiencia y comprender el sentido que
ellos tienen. Por esta razón, una de las formulaciones del llamado en las
Investigaciones lógicas dice: “no queremos de ninguna manera darnos
por satisfechos con «meras palabras», esto es, con una comprensión
verbal meramente simbólica… No pueden satisfacernos significaciones
que toman vida –cuando la toman– en intuiciones remotas, confusas,
impropias. Queremos retroceder «a las cosas mismas»” (218). Así,
Husserl sostiene que los análisis de la fenomenología no se pierde en las
discusiones “sobre los puntos de vista, sino que dejan la última palabra a
las cosas mismas y al trabajo sobre ellas” (26).
La crisis del hombre
La Primera Guerra Mundial representó para Husserl el más terrible fracaso
de la ciencia. En sus ensayos sobre Renovación del hombre y de la
cultura Husserl se expresa en estos términos: “La guerra que desde 1914
ha asolado y desde 1918 se ha limitado a preferir, en lugar de los medios
militares de coacción, esos otros «más finos» de las torturas espirituales
y las penurias económicas moralmente degradantes, ha puesto al
descubierto la íntima falta de verdad, el sinsentido de esta cultura” (1).
Pues bien, de acuerdo con San Martín, la Gran Guerra le hizo ver a Husserl
2
Sigo aquí la postura de Antonio Zirión, quien deiende que el llamado a las cosas mismas
es “una máxima de ética profesional ilosóica y, en general, cientíica” y “una invitación al
ejercicio cabal y autónomo de la razón”, por tanto, a un “ilosofar responsable” (cf. “La palabra
de las cosas” pp. 99-123). Miguel García-Baró apunta: “La responsabilidad individual
rebasa ya por principio la actitud natural, la trasciende. Tiene en sí misma una fuerza de tal
violencia que es capaz de poner fuera de juego y de combate a la fascinación de la ontología
general e impersonal: la reduce para rebasarla” (Vida y mundo 105).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
165
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
que el problema de la cosificación de la conciencia y de la naturalización
de las ideas y de la razón no sólo era un problema epistemológico, “sino
que en realidad eran síntoma de una enfermedad mucho más seria y
profunda, pues en definitiva mostraba la bancarrota de Europa” (La
fenomenología de Husserl como utopía de la razón 110).
En una carta a William Hocking, fechada del 3-7-1920, Husserl le dice
que “Lo que ha puesto al descubierto la guerra es la indescriptible miseria,
no sólo moral y religiosa, sino filosófica de la humanidad” (Husserl ctd
en Hoyos, “La ética fenomenológica” viii). A Winthrop Bell le escribió que
esta guerra era “el pecado más universal y profundo de la humanidad en
toda su historia” y que ella representaba no otra cosa sino la “impotencia
e inautenticidad” de las ideas vigentes (Husserl ctd en Hoyos, “La ética
fenomenológica” viii).
Dicho fracaso cultural lo reitera en La crisis de las ciencias europeas
al hablar del sentimiento hostil que se extendió en la joven generación
después de la guerra. La ciencia, en lo que él llamó “nuestros desdichados
tiempos”, nada tiene que decir frente a esas preguntas fundamentales
de la existencia humana. Los seres humanos han sido “abandonados
a perturbaciones fatales” (50). En ese horizonte deja entrever que las
preguntas sobre el sentido de la existencia, sobre la razón o la sin-razón
de las cosas en general es un asunto que concierne finalmente a los
seres humanos, quienes deben “decidirse libremente” y a través de su
comportamiento “configurarse racionalmente ellos mismos y el mundo
circundante”. Ya a la altura de 1922-24 Husserl hablaba “de la fe de que
la cultura puede y debe ser reformada por la razón del hombre y por la
voluntad del hombre”, lo cual implica el reconocimiento de una exigencia
ética absoluta del esfuerzo del ser humano por alcanzar “una humanidad
mejor y una cultura auténticamente humana” (Renovación del hombre y
de la cultura 2 y ss).
Para Husserl, el camino que recorrió la filosofía moderna y que alcanzó
su máxima expresión en la ciencia ha sido decisivo para el desarrollo de
la humanidad. Desde la mitad del siglo XIX la visión científica del mundo
166
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
se ha dejado guiar, pero al mismo tiempo cegar y determinar, por las
ciencias positivas. La génesis de este fenómeno ciertamente se remonta
al inicio del pensamiento moderno. No es que el ideal de la ciencia haya
por sí mismo resultado dañino para la humanidad sino que, en opinión
de Husserl, esto “significó un alejamiento indiferente de las preguntas que
son decisivas para una auténtica humanidad”. La crisis de las ciencias,
según Husserl, “no ataca lo científico específico en sus éxitos teóricos y
prácticos”; la crisis se refiere, entonces, a la pérdida de la significación vital
de la ciencia, lo que, por supuesto, tiene un motivo histórico. Aquí mismo
señala uno de los más grandes peligros de la ciencia y, por supuesto,
de sus implicaciones antropológicas, la afirmación según la cual “Meras
ciencias de hechos hacen meros seres humanos de hechos” (La crisis de
las ciencias europeas 49 y ss).
En esta misma obra, Husserl habla así de la “limitación positivista de la
ciencia” y de las ciencias naturales “cuyo tema no es el ser humano” (§
3). Pero justo por esta afirmación, ¿podemos asumir que el ser humano
sí es el tema de la fenomenología trascendental?, ¿pero cómo puede
justificarse esta tesis y en qué sentido?, ¿es el ser humano el tema de
la fenomenología? La respuesta no es tan clara y se trata hasta cierto
punto de un asunto que hay que esclarecer. Husserl toma distancia
explícitamente de la antropología y evita cualquier tipo de identidad. De
acuerdo con ello, el tema fundamental de la fenomenología no es el ser
humano, pero vemos que ese ser humano del que Husserl toma distancia
es un ser humano bastante limitado y poco relevante para la fundación
de la fenomenología, porque se trata de un ser humano naturalizado: la
idea del ser humano que ha configurado la ciencia moderna. Pero más
allá habría que pensar en la validez de una postura implícita en la que
la recuperación o reconstrucción del ser humano es importante para la
función humana de la fenomenología trascendental.
Además de los primeros parágrafos de la Crisis, donde aparece esta
postura implícita, Husserl afirma en los ensayos de Kaizo que “una ciencia
racional del hombre y de la colectividad humana, que diese fundamento
a una racionalidad de la acción social y política y a una técnica política
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
167
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
racional, es cosa que falta por completo” (Renovación del hombre y de la
cultura 4). De manera totalmente distinta a lo que ocurre en las ciencias
de la naturaleza, falta en las ciencias humanas “el sistema científicamente
desarrollado de verdades «aprióricas» puramente racionales que arraigan
en la «esencia» del hombre.” O, un poco antes: “nos falta la ciencia
que en relación con la idea del hombre… hubiese acometido lo que
la matemática pura de la naturaleza acometió en relación con la idea
de la naturaleza” (4 y ss). De estas afirmaciones podemos preguntar:
¿es la antropología filosófica esta “ciencia racional del hombre”?, ¿a
qué “esencia del hombre” se refiere Husserl? Si esta ciencia racional del
hombre es la fenomenología, ¿no se sigue de ello que implica o presupone
la antropología?
Estas mismas afirmaciones permiten pensar que la función de la
fenomenología, el verdadero problema que va a enfrentar, es el de la
vida práctica. Husserl expuso que “La praxis precede siempre y en todas
partes a la Teoría”. El problema que quiere resolver la fenomenología
trascendental es el problema de la realidad social que tiene su génesis
en la crisis de la humanidad, por tanto, en una crisis antropológica de
la que se desprende la crisis de las ciencias y la ética como parte de las
actividades espirituales del hombre.
Dado que el problema que ve Husserl en la teoría del conocimiento, tanto
en las ciencias de la naturaleza como en la psicología e incluso en la
historia, se desprende de la idea de razón y de la idea de hombre que
opera en dichas actividades cognoscitivas, entonces la fenomenología
tiene como una de sus principales funciones la de llevar a cabo una crítica
de la razón y una reconstrucción del ser humano como ser racional.
Aquí es donde se hace razonable pensar en la función antropológica
de la fenomenología. Por ello Ernst Tugendhat, siguiendo a Kant, ve la
antropología como la filosofía primera (cf. “Antropología como filosofía
primera”) en la que hay que fundar las demás ramas de la filosofía, entre
ellas por supuesto la ética. La coincidencia de la fenomenología con el
criticismo kantiano no es casualidad, ya que, una vez que Husserl superó
sus prejuicios en contra de los neokantianos, volvió a Kant para reconocer
la validez de esta crítica de la razón y del idealismo trascendental, si bien no
168
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
los aceptó en el mismo sentido (cf. Lógica formal y lógica trascendental
100). La pregunta que habría que esclarecer, entonces, es esta: ¿es la
fenomenología trascendental una antropología trascendental?
Aquí mismo es donde la idea del ser humano llega a ser cuestionada,
porque el hombre del que hablan las ciencias positivas es una idea factual,
es por tanto, un ser humano desprovisto de razón o visto desde una idea
de razón muy limitada cuando en ella se quiere fundar la vida humana
tanto teórica como práctica. Husserl pretende, entonces, hacer del ser
humano un problema metafísico y, por ello mismo, llevar al hombre al
nivel de la reflexión, convertirlo en problema para la filosofía. Así pues,
llega a decir en La crisis que “Si el ser humano deviene un problema
“metafísico”, un problema específicamente filosófico, entonces él está en
cuestión como ser racional, y si se cuestiona su historia, entonces se trata
del “sentido”, se trata de la razón en la historia” (53).
Formuladas las cosas en esta dirección, hay que decir que las preguntas
filosóficas que son las preguntas metafísicas en sentido auténtico,
“sobrepasan el mundo como universo de las meras cosas”. Así, una vez que
el positivismo renuncia a las grandes cuestiones de la existencia humana,
las preguntas sobre Dios, la inmortalidad y la libertad, dichos problemas
se vuelven pseudoproblemas. Recordemos lo que pasará más tarde con
el Círculo de Viena, que no es más que una de las consecuencias del
positivismo científico. Desde su punto de vista, los problemas metafísicos
no son realmente problemas, justamente porque han reducido la realidad
a los hechos. Las preguntas metafísicas no tienen sentido: los problemas
filosóficos son problemas de lenguaje.
Para la fenomenología trascendental, por el contrario, la razón sobrepasa
los hechos, trasciende la realidad factual. “El positivismo… –afirma
Husserl en La crisis– decapita la filosofía” (53). Y al decapitarla la convierte
en una tarea inútil, al grado de estar amenazada a “sucumbir” frente al
“irracionalismo”, el “escepticismo” y el “misticismo” (47). Por esta razón,
la tarea de la filosofía se reduce a no más que un ejercicio literario, en
una actividad inútil que no aporta nada a la ciencia y ello debido a que se
alimenta del carácter dóxico de la vida natural.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
169
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
Husserl es muy fuerte en sus críticas. En las Meditaciones cartesianas
habla de la decadencia innegable en que ha caído la filosofía al perder
la unidad de su objeto. Es verdad que la literatura filosófica, aún en
nuestros días, es creciente, pero es “casi carente de conexión”. No hay
controversias que sean tomadas en serio, que intenten llegar al fondo de
sus fundamentos; tampoco hay un auténtico diálogo. En lugar de ello
“tenemos un seudoexponer y un seudocriticar, la mera apariencia de un
filosofar seriamente unos pensadores con otros y unos pensadores para
otros” (Meditaciones cartesianas 45 y ss). En La crisis señala, más tarde,
que “Las propias luchas espirituales de la humanidad europea como tales
tienen lugar como luchas de las filosofías, esto es, entre las filosofías
escépticas (o más bien anti-filosofías) que sólo han conservado el nombre,
pero no la tarea…” (58).
El fin ideal que persigue la filosofía auténtica, afirma, es el del ser
verdadero. Como filósofos “somos y queremos ser viviendo de la verdad”.
Perder la creencia en la verdad y en la posibilidad de una filosofía universal,
cuya pérdida es la que ha desencadenado ya esta crisis de la humanidad,
implica la pérdida de la creencia del ser humano en sí mismo como sujeto
racional. Así, el positivismo no sólo decapita la filosofía; decapita también
al ser humano como ser capaz de conferir sentido a la humanidad en
todas sus dimensiones, tanto teóricas como prácticas. “No podemos
abandonar la creencia en la posibilidad de la filosofía como tarea, por
lo tanto en la posibilidad de un conocimiento universal. En esta tarea
nos sabemos convocados como filósofos auténticos” (La crisis de las
ciencias europeas 60).
Es claro para Husserl que este compromiso del filósofo con la verdad no
es un asunto meramente personal ni tampoco nada fácil. Es personal al
inicio, porque toma vida y sentido a partir de una decisión meramente
personal en la que la vida humana se ve a sí misma renovada radicalmente.
Pero el compromiso y la responsabilidad se extienden a un horizonte más
amplio. “La responsabilidad totalmente personal por nuestro ser propio y
verdadero como filósofos, en nuestra íntima vocación personal, comporta
en sí, al mismo tiempo, la responsabilidad por el ser verdadero de la
170
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
humanidad” (60 y ss). Por estas razones, concluye Husserl, “en nuestro
filosofar… somos funcionarios de la humanidad” (60).
Desde un punto de vista antropológico, y también epistemológico y éticopolítico, la fenomenología trascendental intenta recuperar, o más bien
reconstruir, la idea del ser humano como ser racional. Pero, si la razón no
es un hecho, ¿qué es?, ¿qué debemos entender cuando decimos que el
ser humano es un ser racional?
Teleología y razón del ser humano
Las ciencias positivas sostienen cierto rechazo hacia las cuestiones
fundamentales de la filosofía. En general, las cuestiones metafísicas
son aquellas que abarcan todos los problemas de la razón, es decir, los
problemas del conocimiento, de los valores y de la ética. Husserl los
llama problemas de la razón teórica, de la razón estimativa y de la razón
práctica, siempre y cuando estos se refieran al “conocimiento verdadero y
auténtico”, a los “valores auténticos” y al “actuar verdaderamente bueno”.
En el contexto de La crisis de las ciencias europeas Husserl defiende que
la razón “es un título para ideas e ideales válidos “absolutos”, “eternos”,
“supra-temporales”, “incondicionados”” (52 y ss). Por tanto, no se trata,
como puede verse, de una cuestión de hechos, de nada contingente y
pasajero, sino de la razón que, por definición, trasciende los hechos.
Hans-Rainer Sepp apunta que para Husserl la razón es “un título de
problemas para todas las síntesis de cumplimiento sobre la base de la
autodonación evidente”. Por ello, señala inmediatamente, “la razón llega
a ser un emblema de problemas teleológicos, en la medida en que todas
las intenciones de conciencia se dirigen a la evidencia, al cumplimiento
evidente, y en la medida en que con ello se hace patente el genuino
carácter ‘teleológico’ de la conciencia” (Sepp, “Teleología y ética” 24).
La razón, afirma Husserl en “La filosofía como autorreflexión de la
humanidad”, es el elemento específico del hombre. Como ser viviente, la
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
171
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
razón se desenvuelve a través de la vida, a través de actividades y hábitos
personales. La vida del ser humano “es un devenir constante, traspasado
por una intencionalidad constante de desarrollo.” Y señala Husserl allí
mismo que lo que está en devenir en el curso de esta vida “es la persona
misma” (“La filosofía como autorreflexión de la humanidad” 134). En este
despliegue de la razón (pero de una razón que llega a ser consciente de
sí misma, que alcanza el nivel de la autorreflexión y la crítica), la vida
personal verdaderamente humana gana grados cada vez más altos de
conciencia y de responsabilidad personal; gana, en última instancia, su
propia autonomía como una conquista de la propia voluntad. El hombre
mismo decide llevar una vida apegada a la razón, es decir, “una vida
colocada bajo la regla de la responsabilidad universal de sí mismo” (136).
Pero esta responsabilidad de sí mismo, consecuencia de la autorreflexión
y la crítica de sí, no puede menos que tener un fuerte impacto social
y comunitario. Como el propio Husserl señaló: “Como autorreflexión y
autodespliegue de la subjetividad la fenomenología dirige al individuo así
como a la comunidad a la idea-fin de la autenticidad –hacia el objetivo
consciente de la formación de sí mismo respecto de la autenticidad.
Cultivo de sí mismo” (Husserl ctd en Schuhmann, Husserl y lo político
123).3 En este “cultivo” vio Husserl el pleno desarrollo del ser humano y de
la humanidad en sentido ético. No se trata, por lo tanto, de un egoísmo o
de un vivir del ser humano entregado al cuidado de sí o a la preservación
de sí mismo por encima de los otros. Por esta razón, la función de la
filosofía es la de dar cumplimiento en grados cada vez más elevados a
la “humanización del hombre”. La razón constituye para el hombre su
humanidad, pero ser racional es querer serlo, esforzarse cada día en ese
τέλος. Esta teleología conduce hacia adelante, desde la propia idea que
tiene Husserl del progreso, a la idea de “una auténtica humanidad y de la
ética que le pertenece” (Husserl ctd en Schuhmann, Husserl y lo político
118).4 Avanzamos, de acuerdo con esta teleología, siempre a lo mejor y a
lo que es bueno.
3
4
172
Cf. Hua XIV, 558.
Cf. Hua VI, 312.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
La razón, como puede comprenderse, no es para Husserl solamente
razón cognoscente, sino que, como “reflexión responsable sobre lo
verdadero y lo falso”, implica también la toma de conciencia “de lo que
es verdaderamente bueno, justo, conforme al deber” (“La filosofía como
autorreflexión de la humanidad” 134, nota al pie 1). Así pues, como indica
allí mismo,
…la razón señala aquello hacia lo cual el hombre en tanto que hombre
tiende en su ser más íntimo, lo único que puede satisfacerle, hacerle
«feliz»; que la razón no padece por ser distinguida en «teórica», «práctica»
y «estética», o lo que se quiera; que ser hombre es serlo en un sentido
teleológico –es deber serlo– y que esta teleología reina a través de todas
sus acciones, de todos los designios del yo (141 y ss)Por ello, como
ha señalado Andrés Simón Lorda en La experiencia de alteridad en la
fenomenología trascendental, la filosofía nos exige “Ser plenamente
responsables de nuestra vida, saber que ella es vida en verdad: éste
es el τέλος que ha de orientarnos. Una meta que también se podría
expresar como el imperativo de vivir conforme a la razón” (16 y ss), ya
que la racionalidad es el τέλος universal hacia el cual se orienta la vida
personal y, de ahí, la propia humanidad. La argumentación husserliana
se orienta, como puede verse, a mostrar el compromiso ético del sujeto
–del hombre– a través de la autorreflexión. Este compromiso ético
“es propiedad intrínseca de la intencionalidad como responsabilidad,
capacidad de autonomía y autodeterminación por un «imperativo
categórico» de lo razonable” (Hoyos, “La ética fenomenológica” xxiii).
El hombre que asume este imperativo puede responsabilizarse de los
fines de la humanidad, ya que su responsabilidad tiene una dimensión
histórica y cultural que le conciernen no sólo a él como individuo sino a la
humanidad en su conjunto, humanidad o comunidad a la que pertenece
de manera esencial.
No se puede separar las cuestiones cognoscitivas, axiológicas o prácticas,
ya que todas ellas, como ámbitos de la razón, están entretejidas entre sí.
Dice Julia V. Iribarne que en Husserl es la razón el fundamento último de la
ética, sólo que se trata de una “razón trinitaria que abarca en sí la función
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
173
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
objetivante, afectiva y práctica, esto es, la de la voluntad y la acción” (De
la ética a la metafísica 189). Por esta razón afirma Husserl en los artículos
de Kaizo que “Todo conocer científico es, por ejemplo, un «hacer», una
«conducta», y la vida del científico en su dedicación profesional a la verdad
es una «conducta ético-cognoscitiva»” (Renovación del hombre y de la
cultura 42).
Así, es razonable sostener que la exigencia fundamental de la fenomenología
es la responsabilidad del científico en su quehacer. En el fondo, los
problemas de fundamentación del conocimiento se deben a un descuido,
a una falta de ética y de poca exigencia profesional, en un uso descuidado
de los juicios, en una falta de rigor. La fenomenología intenta superar esta
forma de hacer ciencia y de hacer filosofía, haciendo de ésta una ciencia
rigurosa. Por ejemplo, en sus Conferencias de Londres de 1922 habla de
un “ideal ético cognoscitivo” que expresa de la siguiente manera: “si una
vida se entrega en general al conocimiento debe tener una legitimación
ética, por lo que en última instancia debe tener leyes que defender, ya
que debe ser una vida centrada en la idea del conocimiento auténtico y
verdadero” (24). Por ello, la idea de la vida ética era para Husserl “la forma
general necesaria de una vida humana del más alto valor” (24).
Pero este mismo proceso es impensable sin el movimiento que ello
supone. La teleología es imprescindible, ya que es la forma de las
formas. “La teleología, como forma ontológica, articula el ser universal
del ser trascendental. El proceso teleológico, proceso de ser de la
intersubjetividad trascendental, lleva en sí una universal «voluntad de vida»”
(Husserl, “Teleología” 7). Husserl sostiene que el hombre que despierta a
la trascendentalidad se despierta a la idea de perfección al infinito, su
humanidad. Cabe decir que el sujeto, como indica Roberto Walton, no es
el origen de la teleología porque ésta ya opera en él desde antes de ser
descubierta. Esta teleología ya está latente en la vida del sujeto desde la
pasividad y una vez descubierta, lo impulsa, desde la voluntad, a un nivel
superior (cf. “Teleología y teología en Edmund Husserl” 91).
174
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
Pero, ¿qué representa este infinito y esta teleología de la razón? En primer
lugar es un movimiento en el que el ser humano es motivado a trascender
su vida instintiva en la orientación y realización de valores cada vez más
elevados. Por ello constantemente Husserl se refiere a la idea de un
“progreso infinito” que se encamina al perfeccionamiento de la persona
y, desde allí, al perfeccionamiento de la humanidad. Claro está que esta
teleología no compete únicamente al ser humano, sino a la cultura,
específicamente a Europa como cultura científica y filosófica. En este
desenvolvimiento y desarrollo de la existencia siempre hacia lo mejor, la
vida se renueva constantemente. En efecto, la idea de infinito revoluciona
por completo el desarrollo de la cultura científica, ya que instaura un
“progreso infinito de la humanidad respecto de la idea final de una vida
en perfección absoluta, en que la voluntad no sigue otro objetivo más
que el conocido con absoluta evidencia como bueno” (Husserl ctd en
Schuhmann, Husserl y lo político 135).5
En la fenomenología de Husserl, Europa ya no representa un espacio
geográfico, sino el carácter teleológico de la humanidad, lo que tiene su
justificación en el origen de la filosofía, pero justamente por esta razón,
el problema tiene una dimensión cultural e histórica. Histórica porque
somos herederos de una tradición que se inicia en el pensamiento griego,
en el nacimiento de la filosofía, y cultural porque lo que representa Europa
para Husserl no es para nada exclusivo de los países que componen el
continente europeo. Europa tiene para Husserl el sentido teleológico de
una humanidad anclada en la razón, y en este sentido, todo pueblo y
toda cultura, en tanto despliegue de un τέλος racional como sostiene
San Martín, “está llamado a renovar su vida y a dirigirla desde la razón, si
queremos sobrevivir como especie” (La fenomenología como teoría de
una racionalidad fuerte 142). e
5
Cf. Hua VIII, p. 201.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
175
RUBÉN SÁNCHEZ MUÑOZ
Referencias
Ferrer, Urbano y Sánchez-Migallón, Sergio. La ética de Edmund Husserl.
Sevilla-Madrid: Thémata-Plaza y Valdés, 2011.
García-Baró, Miguel. Vida y mundo. La práctica de la fenomenología.
Madrid: Trotta, 1999.
--- La compasión y la catástrofe. Salamanca: Sígueme, 2007.
Hoyos, Guillermo. “La ética fenomenológica como responsabilidad para
la renovación de la cultura” en Husserl, Edmund. Renovación del
hombre y de la cultura. Cinco ensayos. Introducción de Guillermo
Hoyos Vázquez, traducción de Agustín Serrano de Haro, Barcelona/
México: Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana, 2002:
VII-XXXVI.
Husserl, Edmund. “La filosofía como autorreflexión de la humanidad”,
en Invitación a la fenomenología, Introducción de Reyes Mate,
Barcelona: Paidós/ICE, 1992: 129-142.
--- “Teleología”. Traducción de Agustín Serrano de Haro, en Δαίμων 14
(1997): 5-14.
--- Renovación del hombre y de la cultura. Cinco ensayos. Introducción
de Guillermo Hoyos Vázquez, traducción de Agustín Serrano
de Haro, Barcelona/México: Anthropos/Universidad Autónoma
Metropolitana, 2002.
--- Meditaciones cartesianas, traducción de José Gaos y Miguel GarcíaBaró, México: FCE, 2005.
--- Investigaciones lógicas, tomo I, versión de Manuel García Morente y
José Gaos, Madrid: Alianza Editorial, 2006.
--- La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental.
Traducción y estudio preliminar de Julia V. Iribarne, Buenos Aires:
Prometeo Libros, 2008.
--- Lógica formal y lógica trascendental. Ensayo de una crítica de la
razón lógica. Traducción de Luis Villoro, preparación de la segunda
edición por Antonio Zirión, México: UNAM, 2009.
--- Las conferencias de Londres. Presentación, traducción y estudio
conclusivo de Ramsés L. Sánchez Soberano, Salamanca: Sígueme,
2012.
176
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
EL PROBLEMA DE LA CRISIS DESDE LA FENOMENOLOGÍA DE EDMUND HUSSERL
--- Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía
fenomenológica. Libro Primero: Introducción general a la
fenomenología pura. Nueva edición y refundición integral de la
traducción de José Gaos por Antonio Zirión, México: UNAM/FCE,
2013.
Iribarne, Julia V. De la ética a la metafísica. En la perspectiva del
pensamiento de Edmund Husserl. Bogotá: Universidad Pedagógica
Nacional/San Pablo, 2007.
Lorda, A. Simón. La experiencia de alteridad en la fenomenología
trascendental. Madrid: Caparrós, 2001.
Sánchez, Ramsés L. “Presentación”, en Husserl, Edmund. Las conferencias
de Londres. Presentación, traducción y estudio conclusivo de
Ramsés L. Sánchez Soberano, Sígueme: Salamanca, 2012.
San Martín, Javier. La estructura del método fenomenológico, Madrid:
UNED, 1986.
--- La fenomenología de Husserl como utopía de la razón. Barcelona:
Anthropos, 1987.
--- La fenomenología como teoría de una racionalidad fuerte. Madrid:
UNED, 1994.
Schuhmann, Karl. Husserl y lo político. Traducción y estudio preliminar
de Julia V. Iribarne, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2009.
Patočka, Jan. El movimiento de la existencia humana. Madrid: Encuentro,
2004.
Sepp, Hans-Rainer. “Teleología y ética en la obra tardía de Edmund
Husserl”, en Anuario filosófico 28, (1995): 19-39.
Tugendhat, Ernst. “Antropología como filosofía primera”, en Thémata 39,
(2007): 39-47.
Walton, Roberto. “Teología y teleología en Edmund Husserl”, en Estudios
filosóficos 45, (2012): 81-103.
Zirión, Antonio (comp.). “La palabra de las cosas. Reflexiones sobre el
lema “a las cosas mismas””, en Actualidad de Husserl. México:
Alianza Editorial Mexicana/UNAM/Fundación Gutman, 1989: 99123.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
177
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 179-211
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA:
EL ESTADO DE DERECHO DESDE UNA
PERSPECTIVA SPINOZISTA
ABSTRACTION AND NATURE:
SPINOZA ON THE RULE OF LAW
ABSTRAÇÃO E NATUREZA: O ESTADO DE DIREITO
VISTO DE UMA PERSPECTIVA SPINOZISTA
Modesto Gómez-Alonso*
RESUMEN
El objetivo de este artículo es arrojar luz sobre la significación histórica de la teoría
política de Spinoza, mostrando que, en lo que respecta a la explicación de la dinámica
del poder y de la naturaleza de las entidades políticas, compite con ventaja con teorías
rivales de inspiración contractualista, y que es capaz de superar las ambigüedades
y contradicciones que asolan a las concepciones modernas de la ley. Mediante una
lectura atenta de los textos, argumento que el análisis metafísico que Spinoza lleva
a cabo para determinar la naturaleza, condiciones y alcance del poder del Estado le
permite eludir algunos de los dualismos (derechos / ley; eficacia / legitimidad; libertad /
contrato social) característicos del pensamiento político contemporáneo. En la medida
en que para Spinoza el consentimiento general es un requisito inherente al poder, y en
*
Doctor en ilosofía por la Universidad Pontiicia de Salamanca (2003). Profesor Encargado
de Cátedra en la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontiicia de Salamanca / Visiting
Researcher at the University of Edinburgh. Grupo de investigación LEMA: “Points of
View, Dispositions, and Time. Perspectives in a Fluent World of Dispositions”. Proyecto de
investigación en el que se inscribe el artículo: En torno a la persona. Dualismos antropológicos
y comunicación humana: S03FLT-06K05. Miembro de la British Wittgenstein Society, de
la European Society for Analytic Philosophy, de la Sociedad Académica de Filosofía, y de la
Sociedad Española de Filosofía Analítica. ORCID: 0000-0001-6889-2330.
Correo electrónico: modestomga@hotmail.com.
Artículo recibido el 4 de diciembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
179
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
que, por tanto, una soberanía intransferible recae en la colectividad, su pensamiento
rompe con un modelo contractualista de las normas políticas todavía vinculado a
concepciones abstractas de orden platónico. La perspectiva spinozista puede conciliar
así la dinámica del poder con la de la libertad.
PALABRAS CLAVE
Contrato social, derechos civiles, estado soberano, naturalismo, poder político.
ABSTRACT
This paper aims at contributing to a better understanding of the historical significance
of Spinoza’s political theory, arguing that it fares much better in terms of shedding
light on the dynamics of power and on the nature of political commonwealths than its
Contractualist rivals, and that it deals pretty well with the predicaments and ambiguities
that assault modern conceptions of law. By means of a close reading of Spinoza’s texts,
I argue that Spinoza’s metaphysical analysis to determine the nature, conditions, and
extent of the State powers is able to circumvent some of the dualisms (rights / law;
efficiency / legitimacy; liberty / social compact) plaguing political thought today. Insofar
as for Spinoza general consent is the essential requirement of power, and so that people
are the true depository of an inalienable and intransferable power, he escapes from
a Contractualist model of political norms hostage to Platonist abstract conceptions.
Spinoza’s account is capable of reconciling the dynamics of power and of freedom.
Key Words
Social Contract, Civil Rights, Naturalism, Rule of Law, Political Power.
RESUMO
O objetivo deste artigo é projetar luz sobre a significação histórica da teoria política
de Spinoza, mostrando que, no que diz respeito à explicação dinâmica do poder e
da natureza das entidades políticas, ela compete com teorias rivais de inspiração
contratualista, com vantagem, e é capaz de superar as ambiguidades e contradições
que assolam as concepções modernas da lei. Mediante uma leitura atenta dos textos,
o argumento que a análise metafísica de Spinoza leva a cabo, para determinar a
natureza, as condições e o alcance do poder do Estado, lhe permite eludir alguns
dos dualismos (direitos / lei; eficácia / legitimidade; liberdade / contrato social)
característicos do pensamento político contemporâneo. Para Spinoza, na medida em
que o consentimento geral é um requisito inerente ao poder, e em que, portanto, uma
soberania intransferível recai sobre a coletividade, seu pensamento rompe com um
modelo contratualista das normas políticas ainda vinculado a concepções abstratas de
ordem platônica. A perspectiva spinozista pode conciliar, assim, a dinâmica do poder
com a liberdade.
PALAVRAS-CHAVE
Contrato social, direitos civis, estado soberano, naturalismo, poder político.
180
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
1. Dualismos en la filosofía política contemporánea
V
oluntad popular, sistema de libertades y eficacia del poder político
son los pilares sobre los que se asienta el Estado de derecho, un
edificio que se resquebraja.
De la distinción conceptual de esos elementos (democracia, derecho y
ley) se ha concluido lo que parece constituir el principio más invulnerable
del pensamiento jurídico moderno: su necesaria distinción real. No es,
por consiguiente, extraño que se haya subrayado el difícil equilibrio, la
tensión inherente de la que resultaba el Estado de derecho. Tres fuerzas
moviéndose en direcciones opuestas y que, sin embargo, y de forma poco
menos que milagrosa, lograban combinarse en un todo singular y unitario.
Si la construcción está en crisis, al menos disponemos de un diagnóstico
a priori: el desequilibrio; y con él, de un método eficaz de resolución:
basta detectar qué célula se ha expandido y corregir, bien aumentando
la potencia de las instancias secundarias, bien recuperando la condición
de estabilidad inicial, el balance de fuerzas. La fragilidad de nuestros
derechos, la priorización de la seguridad sobre la libertad y de la paz sobre
la democracia, parecen no dejar dudas: la ley ha pasado a ser monopolio
del poder político; son los gobiernos, liberados en gran medida de sus
limitaciones, quienes amenazan la preservación de la sociedad civil.
Sin embargo, este modelo permanece anclado a un sistema compacto
de abstracciones metafísicas, y, por ello, se encuentra incapacitado, por
sus propios principios, para categorizar una realidad que lo desborda.
Recuperar las teorías ilustradas de los derechos innatos no es la solución,
sino un elemento sustancial del problema. Pero, ¿cuáles son esas
abstracciones?, ¿cuál la raíz misma de la crisis del Estado de derecho
contemporáneo?
Libertades individuales y convivencia reglada, derechos absolutos y
leyes que los restringen: esta dualidad dilapida la energía intelectual del
filósofo y el esfuerzo práctico del jurista. No se trata, sin embargo, de una
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
181
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
dualidad originaria, más bien, de la disociación implícita en un “constructo”
teórico que, en sus rasgos estructurales, se remonta a Hobbes.
La distinción entre estado de naturaleza y cuerpo político equivale a la
escisión de derecho y ley. Para Hobbes, el estado de naturaleza es una
situación de derecho puro, en la que el único límite de la libertad del
individuo es la limitación de su poder. “Donde no existe poder común,
no hay ley; donde no hay ley, tampoco injusticia” (Hobbes, “Leviathan”
188): nos encontramos, en consecuencia, con conceptos (y situaciones)
exhaustivos y exclusivos; de lo que se deduce que un máximo de
legalidad se corresponderá necesariamente con un mínimo de libertades.
Si a eso añadimos que la condición natural es la guerra, resultado
de la libertad ilimitada (o, lo que es igual, de la voluntad omnívora e
infinita) del hombre natural y de la relativa igualdad de potencia de los
individuos en estado de naturaleza (Hobbes, “Leviathan” 185); y que, por
tanto, se trata de una situación de impotencia e inseguridad que, aunque
teóricamente posible, es invivible de facto; dispondremos de las piedras
fundacionales del cuerpo político hobbesiano: la completa transferencia
de los derechos particulares al soberano (cf. Hobbes, “The Elements”
113-14) y su inevitabilidad. El estado de naturaleza queda reducido a
herramienta lógica. Se disuelve la posible tensión (en sociedad) entre
libertad y ley. La ley, identificada con una voluntad única que multiplica
su poder absorbiendo el poder de la multitud, se transforma en principio
de orden: ilimitado, particular, externo respecto a un conglomerado de
partes que si posee una voluntad común es porque ésta se identifica con
la voluntad del soberano. En fin, el individuo público no dispone de otra
cohesión que la que le otorga la propia individualidad del monarca.
Las oposiciones básicas que configuran el pensamiento político de Hobbes
no desaparecen en las filosofías fundacionales del Estado de derecho: las
de Locke y Rousseau. Por el contrario, en la medida en que dejan de
ser dualidades conceptuales y se transforman en tensiones reales dentro
del compuesto social, tienden a agudizarse. A lo que asistimos es a un
proceso de coloración invertida de los conceptos de estado de naturaleza
y de condición civil, un proceso en el que la fuerza de las valoraciones
182
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
positivas recaerá sobre el primer término. Dos aspectos ilustran
especialmente esta inversión, humanitaria y optimista, de los juicios: una
reinterpretación del estado de naturaleza que identifica el imperio de los
derechos o bien con una situación histórica (y, por tanto, vivible) o con los
componentes innatos e inalienables del hombre, y, en consecuencia, con
su naturaleza íntima; y la depreciación del principio externo o jurídico de
orden, cuya supuesta necesidad se minimiza mediante el postulado de
principios innatos de autorregulación: la racionalidad (Locke) y la piedad
natural (Rousseau).
Locke rebaja los tonos sombríos de la concepción hobbesiana del estado
de naturaleza (Locke 269-78). A la libertad y la igualdad originales se añade
la razón natural, facultad moderadora y control interno de los impulsos
agresivos y de los deseos expansionistas del individuo. Este residuo teórico
de antropologías no naturalistas le permite postular la convivencia
pacífica en el estado de naturaleza, desvincular la posibilidad de orden
social del imperio de la fuerza. A su vez, dicha doctrina, en la medida en que
independiza el tejido social de la regulación gubernamental, graduando la
transición entre un hipotético vacío de poder y el desenfreno anárquico,
desarma el argumento más poderoso contra el derecho de rebelión de los
súbditos: la inmediatez de la guerra civil. Una descripción de esta índole
genera, sin embargo, dos cuestiones apremiantes: (i) Si la convivencia
sin coacción es posible, ¿por qué el Estado? (ii) Aunque admitamos
que la autorregulación del individuo mitiga las consecuencias de una
suspensión temporal del orden público con ello no se ha proporcionado
un criterio que certifique dicha suspensión. En otras palabras: ¿qué
legitimaría el alzamiento popular, una situación que compromete la paz y
cuyos resultados son inciertos?
Basta constatar la flaqueza de la razón para contestar a la primera
pregunta. En el mejor de los casos, el control racional es inconstante, en
el más frecuente efímero. Aunque el individuo sepa qué debe hacer pocas
veces logra estar a la altura de sus obligaciones. En estado de naturaleza
sucumbe a la parcialidad y al exceso. Por eso, para evitar el deterioro
natural de la convivencia, precisa un control exterior que, mediante un
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
183
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
sistema punitivo férreo, complemente las restricciones de la conciencia,
y que, garantizando una judicatura objetiva e imparcial, resquebraje la
unidad de juez y parte y, sobre los despojos de la venganza privada, erija
el edificio de la justicia y de la ley. La debilidad de nuestra voluntad es
explicación suficiente de la necesidad del Estado. De acuerdo con Locke,
recurriendo al demonio interno, a la voluntad insaciable y al apetito innato
de hacer el mal por el solo placer de hacerlo, Hobbes no sólo proporciona
una descripción parcial del ser humano, sino que, mediante el exceso de
las primeras, desequilibra causas y efectos. El ensueño de la Arcadia es,
finalmente, la vigilia de la República moderadora y moderada.
Respecto a la segunda cuestión, Locke emplea dos principios de
limitación del poder político que, pese a sus evidentes tensiones, son en
cierto sentido complementarios. El primero remite al poder racional que
reside en nuestra naturaleza. Como ya se ha señalado, el control político
complementa, no sustituye, el control racional. En este sentido, frente
a Hobbes, para quien la libertad incontenible del individuo sólo puede
equilibrarse mediante la contención, compulsiva y extrema, que ejerce el
soberano (la libertad quedaría así reducida a los huecos de la ley), Locke no
renuncia ni a la libertad ni a la responsabilidad personales. Precisamente
porque el ser humano se encuentra naturalmente capacitado para
moderar su voluntad, porque su libertad no conduce inexorablemente al
libertinaje, un Estado que pretenda poner orden allí donde el individuo
posee la capacidad de autorregularse será un Estado usurpador, que
nos reduce a una asfixiante minoría de edad y que, despojándonos de
nuestros atributos más específicos, mientras nos aliena moralmente en
nuestra vida privada nos excluye de cualquier forma de responsabilidad
pública, sustituyendo la comunidad política por un artefacto distante e
incomprensible que obedece a sus propios intereses y que responde a
leyes mercenarias. Los carceleros únicamente se adecúan a bestias de
presa. Un Estado omnicompetente atenta contra los cimientos y las
aspiraciones de la naturaleza humana; en lugar de plantarla en el suelo
fértil de la civilización, ahoga la racionalidad. En otras palabras: porque
Locke identifica libertad y autocontrol, porque concibe la libertad como
libertad negativa (no para hacer, sino de evitar) que atempera los
184
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
afectos, suscribe el principio conservador de que la medida del derecho
político es directamente proporcional a la capacidad del individuo privado
de gobernarse. Las fronteras del Estado no son los deseos, sino las
obligaciones del súbdito. Lo que coincide con la concepción aristocrática
de los derechos: privilegios que se adquieren mediante el esfuerzo, más
que dotaciones innatas recibidas pasivamente de la naturaleza.
El segundo principio postula, por el contrario, un repertorio de libertades
innatas cuyo asiento es la propia naturaleza humana y cuya justificación
radica en la concepción del hombre como imago Dei. Dichos ‘derechos’,
universales, previos a la constitución de sociedades organizadas,
independientes de la calidad ética del sujeto, impermeables a cualquier
restricción o cualificación, se transforman en unidad de medida de la
legitimidad política y colocan, en todo lo que a ellos concierne, a sus
receptores (la humanidad al completo) por encima de la ley. No ha de
olvidarse, sin embargo, que su universalidad es constitutivamente humana
(en un sentido no naturalista del término): es la potencialidad ética
del sujeto la que los justifica, su capacidad innata para perfeccionarse
moralmente, su responsabilidad, en suma.
No es el objetivo de este ensayo realizar una arqueología pormenorizada de
las concepciones políticas contemporáneas. Baste señalar que, si no las
doctrinas, sí los presupuestos del modelo político lockeano, extendidos y
profundamente modificados, sirvieron de base para una serie de doctrinas
cuya cristalización más familiar se encuentra en On Liberty, de John
Stuart Mill. Los aspectos más destacables de esta transformación son:
(i) La paulatina desvalorización de la autoridad política, es decir, un
proceso que comienza describiendo al Estado como “mal menor”
y finaliza considerándolo “mal radical” y cuya razón es un asalto
generalizado a cualquier manifestación del principio ético de veto.
Rousseau, mediante su extraordinaria genealogía de la escisión
psicológica del súbdito (Rousseau 3-57), es el responsable de dos
transformaciones conceptuales alarmantes: la exteriorización (lo
que significa politización y accidentalidad) del control ético y su
caracterización como represión y causa de la esclavitud humana
(Babbitt, “Character and Culture” 227-28). Reinterpretar la génesis
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
185
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
de la moral como génesis del Estado facilita el ataque a una ética
de sanciones. Al mismo tiempo, es su vinculación a esa ética la que
convierte al Estado en objeto de crítica. Se abren las compuertas para
una concepción ‘neutral’ del espacio público. El Estado es el “mal
último” sólo porque una libertad sin restricciones (la espontaneidad
romántica) pasa a ser el valor por excelencia.
(ii) La extensión numérica de los derechos, resultado de la reelaboración
de sus fundamentos. Lo que quiero señalar con ello es que el
debilitamiento del cristianismo implicó la sustitución de una dignidad
humana que se correspondía con su especial estatus metafísico y de
los derechos ‘objetivos’ que en ella se sostenían por una concepción
subjetiva de los derechos, en la que estos pasaban a considerarse
manifestación de la voluntad libre de los individuos y a presentarse
como demandas de reconocimiento. Si a esto se añade el dogma
de que los deseos de un individuo o de un grupo se corresponden
con sus necesidades, la consecuencia es la escalada cuantitativa
de las instancias susceptibles de “derecho”, su fragmentación (no
son derechos generales del hombre, sino derechos particulares) y
la eliminación de los últimos componentes éticos y racionales que,
porque fundamentaban, también limitaban su expansión. Locke sin
componentes teleológicos. Libertad sin meta moral alguna que la
dirija, discipline y dignifique. Expansión que se agota en sí misma.
(iii) El divorcio permanente entre el ámbito público dominado por la
ley y el imperio privado regido por la libertad, principio que define la
regla de oro formulada por Mill para guiar las relaciones entre Estado
e individuo en una comunidad civilizada: el primero, bajo el principio
de autoprotección, ejerce legítimamente su poder en la medida en
que la conducta de un sujeto atenta contra las libertades de otros o
irrumpe violentamente en su esfera privada; el segundo, en aquello
que únicamente le concierne a sí mismo (opiniones políticas, creencias
religiosas, modo de vida), posee soberanía absoluta (Mill 15-6). Se trata
de la más radical acta de acusación levantada contra la caracterización
del Estado como unidad orgánica y andamiaje que posibilita la ética,
recusación por la que se adscribe al individuo una libertad absoluta
“en lo que a él le concierne” y por la que, en consecuencia, se niega
terminantemente que, por mucho que atente ciegamente contra
su interés, podamos forzarle a abandonar un hábito pernicioso. Su
soberanía implica, siempre que no afecte a otros, licencia para el mal.
(iv) Finalmente, la identificación de soberanía y voluntad popular;
esto es, una instauración de las mayorías como criterio de legitimidad
política resultado tanto de una concepción ilimitada y expansionista
186
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
de la libertad (del mismo modo que no deberían obstaculizarse los
deseos del individuo nada puede limitar las aspiraciones del público)
como de la urgencia que cobra el control de un poder político que, por
su propia naturaleza, tiende a la autonomía y a la coacción. El Estado,
cuya necesidad se reconoce tras los excesos del jacobinismo, debe
ser instrumento de orden, pero, sobre todo, garante de las libertades
privadas. El diagnóstico es sencillo: era la voluntad ilimitada de una
minoría la que atentaba contra los derechos. La solución, escalofriante:
basta transferir a las decisiones de la multitud la misma ‘calidad’ de
poder (una omnitudo potestatis) para su salvaguarda. Extraordinaria
mistificación del número: mayor concentración de fuerza implica
seguridad mayor de derechos; el orden extendido deja de ser orden;
se soluciona un problema multiplicando sus causas.
Tras los excesos de la imaginación idílica, el amargo despertar.
Primero, y tal como señalamos arriba, pudo constatarse que la moderación
y la piedad, si bien virtudes recomendables, eran tan valiosas como
escasas y tan escasas como impotentes. Difícilmente podrá la capacidad
racional constituirse frontera de la legalidad jurídica, cuando, porque es
el temor a la pena la que la sostiene, conserva su debilidad natural dentro
del cuerpo político. Difícilmente podrá dar cuenta del origen del Estado,
bien porque no es lo suficientemente amplia como para ser su causa
común, bien porque, en la medida en que una comunidad de anarquistas
virtuosos no precisaría ni prisiones ni leyes, ni siquiera puede aspirar a
la categoría de “causa”. Con el frenesí de los sans-culotte se desvanece
el sueño de la autorregulación. El estado coactivo aparece como única
alternativa al desenfreno anárquico.
En segundo lugar, se corroboran las flaquezas intrínsecas de la
democracia, una fragilidad que no podrá corregirse con dosis mayores de
voluntad popular. No se trata, tan solo, de la extrema manipulabilidad de
la mente de la multitud, de su especial vulnerabilidad ante los intereses de
minorías fuertes; sino de que, incluso en el supuesto de una democracia
perfecta, la voluntad de las mayorías es tan despótica y fluctuante como
la voluntad no ceñida a ley del monarca. No garantiza, en consecuencia,
ni la estabilidad del Estado ni el imperio del derecho. Transición entre la
libertad y la ley, se hunde en la misma sima cuya superación la justificaba.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
187
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
Es, sin embargo, una consciencia cada vez más acentuada de que la
dinámica de los derechos ha de entenderse en términos de fuerza y de
relaciones de fuerza la que precipita la crisis del Estado de derecho.
El modelo moderno, que postulaba términos pertenecientes a campos
categoriales impermeables (los derechos, objetivos o subjetivos, eran
prescriptivos: comprensibles bien en referencia a marcos éticos o
supeditados al concepto de autorrealización; la ley, circunscrita al marco
de la paz pública y del poder para imponerla), y que, por ello, buscaba
mediaciones entre realidades que, obedeciendo a fines diversos, eran
absolutas en su ámbito (se trataba, en consecuencia, de un conflicto entre
absolutos, o, lo que es igual, de un conflicto de fines); es sustituido ahora
por un modelo metonímico, en el que la libertad posible se identifica con
la libertad real y ésta con la potencia de su sujeto.
No es que la libertad sin poder que la actualice sea vacía, y que, por
consiguiente, necesite el complemento de la fuerza. Más bien, se redefine
el concepto de libertad en términos de poder: derecho es autonomía y
autonomía, potencia. De lo que se deduce que si los derechos se oponen
a la ley no es porque ésta sea ley, sino porque es derecho: los derechos
colisionan entre sí, intereses se enfrentan a intereses, son libertades las
que anulan o son anuladas por otras libertades. De este modo, acaba
calificándose el discurso tradicional de los derechos como retórica en el
ejercicio o en la aspiración al poder y la apelación a libertades ilimitadas o
como fantasmagoría o como argumento erístico. Retorno al realismo de
Hobbes sin ilusiones de paz perpetua, esta posición es descarnadamente
expuesta por el crítico más feroz de Mill, un autor que en 1872 era ya
nuestro contemporáneo, James FitzJames Stephen: “(pues) la fuerza es la
esencia de la vida, y el ejercicio de la fuerza implica un conflicto de fuerzas,
conflicto que es negación de la libertad en la medida en que las distintas
fuerzas se frenan entre sí” (Stephen 118).
Desaparecen las instancias privilegiadas a priori (se pasa del derecho
abstracto como unidad de medida rígida del poder político a la fluctuación
de poderes como baremo flexible de medición de los derechos) y se
procede a una democratización de los componentes de la unidad civil
188
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
que recusa tanto una jerarquización metafísica en torno al derecho como
el exceso de poder de iure que, sustentado en la mitología del contrato,
aseguraba la paz social en el planteamiento hobbesiano. Sin embargo, y
aunque naturalizados los elementos del compacto social, se preservan los
presupuestos fundacionales de la filosofía tradicional del derecho, y, con
ellos, la misma neblina especulativa que había impedido a generaciones
pasadas comprender y determinar la propia existencia del Estado.
La oposición entre derecho y ley, interpretada como conflicto entre
derechos, se nutre de la misma noción de autonomía sobre la que
descansaba la teoría estándar del derecho, y, en consecuencia, acaba
de igual modo: recurriendo a la identificación de estado de derechos y
equilibrio, aunque en este caso el equilibrio sea de fuerzas cuya única
diferencia posible es cuantitativa, y no de instancias cualitativamente
distintas. En cierto sentido, el naturalismo jurídico se ha limitado a
priorizar y a glosar un componente estructural de la noción lockeana de
derecho: su insubordinación a la ley. Derecho es independencia respecto
a la ley, independencia dependiente de la fuerza adquirida por el individuo
por sí mismo o en tanto que miembro de un grupo particular de intereses
que no se identifica con la totalidad de un orden político que es de hecho
desorden más o menos regularizado.
La autonomía se obtiene a pesar del Estado y de otros grupos de interés,
como resultado de la sustracción de la energía de todas las fuerzas tras haber
colisionado. Es, por tanto, un residuo, el componente final de aceleración
y resistencia. El Estado de derecho se concebiría, así, como un punto
efímero en el que la cantidad sustraída es aproximadamente equivalente en
todos los elementos; la situación ‘ideal’ de correlación de potencialidades
contrapuestas, siempre en trance de desaparecer. Paradójicamente, este
término ad quem indeseable para todas las partes, pero que por lo visto
suscribiría un espectador ideal, no es otra cosa que estado perfecto de
naturaleza en su acepción hobbesiana: libertad, igualdad y guerra. En
su concepción más extrema, se desvela la naturaleza real de las teorías
clásicas del derecho, aquello que se ocultaba tras su brillante oratoria: el
estado de guerra como esencia misma de la sociedad civil.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
189
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
El hechizo del estado de naturaleza, la disolución por la base de las
dualidades originarias, la aporía de una teoría que con el fin de explicar
ley y Estado los elimina y que sustituye la realidad tangible por la realidad
hipotética y el contexto vivible por la situación que ella misma reconoce
insufrible mediante el dudoso procedimiento de hacer del presente
hipótesis y de la paz conflicto. ¡Hasta ese punto los conceptos pueden
impedirnos ver, o, lo que es peor, hacernos ver lo que no existe!
El núcleo de la sociedad civil es el temor. Sociedad es verdaderamente
soledad. El marco social no es otra cosa que un entretejido hueco e
informe de pasiones inútiles, donde no hay más ley que la fuerza ni más
unidad que la efímera concordancia de los intereses privados. El caos
pasa por orden y el poder se confunde con la impotencia, el fruto podrido
de un universo volátil en el que todo está por ganar y en el que no hay
nada que no pueda perderse. Ése es el estado de “equilibrio ideal”: uno,
donde la vida humana es “solitaria, pobre, repugnante, brutal y corta”
(Hobbes, “Leviathan” 186), y donde, por la propia dinámica de los
conceptos que se emplean, la única salida es un desequilibrio de fuerzas
que sustituye la contienda natural por la guerra civil, la servidumbre a
las circunstancias por la explosiva servidumbre al soberano, el desorden
propio de la pluralidad de voluntades por el desorden de una única
voluntad; la impotencia, en suma, por idéntica impotencia. También el
Estado hobbesiano es estado de naturaleza, pues si la sociedad descansa
sobre la unidad que le proporciona un individuo (o una minoría) ni es
unidad ni sociedad ni fuerza. Impotencia que corrige a la impotencia:
a eso se reduce el artefacto civil que construyó Hobbes a partir de los
mismos materiales sobre los que se desmoronó el Estado de derecho.
“Los hombres no pueden disfrutar al tiempo de los derechos del estado
incivil y de los del estado civil” (Burke 60). No se pueden condensar mejor
las deficiencias del modelo político ilustrado. Bastaría añadir que tampoco
pueden disfrutar de los derechos del estado incivil, que no son derechos,
sino servidumbre; y que, por consiguiente, el estado de naturaleza ni es una
realidad histórica ni un instrumento conceptual útil: teología secularizada,
perfila “una naturaleza humana que no existe en parte alguna” y olvida
190
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
“la que realmente existe” (Spinoza, “Tratado político” 78). Corresponderá
precisamente a Spinoza abolir a parte ante la superestructura teórica
que hoy nos impide entender y actuar, acusarnos justamente de rendir
nuestras imaginaciones a términos generales mal definidos, empezando
por la misma “libertad”.
Convencido de que sólo hay autonomía en el Estado y de que ley equivale
a derecho, impaciente ante una teoría (la hobbesiana) que dejaba
indeterminado el cuerpo político, resuelto a combatir la ecuación de
libertad y capricho y a redefinirla como libertad bajo la ley, enemigo
de todos los dualismos, que, irresolubles, fomentan irresolución (libertad
posible / libertad real, derecho / ley, esfera pública / imperio privado,
voluntad / razón), fiscalizador de una metafísica de la trascendencia del
poder, y, de este modo, introductor del “ateísmo en política, ya que niega
radicalmente la posibilidad de que el mercado entre los hombres pueda
ser regulado, sea como sea, por elementos de trascendencia” (Negri
52), defensor, en fin, de un concepto más flexible de individuo que le
permitirá tratar al Estado como individualidad, esto es, como algo que no
es ni abstracción, ni voluntad particular, ni totalidad sustantiva; Spinoza
reinterpreta las nociones jurídicas tradicionales de forma que configuren
un orden que, en vez de transformar los fenómenos políticos en piezas
herrumbrosas de un engranaje, sobrantes, inútiles, incomprensibles,
ilumina su función y aclara su significado. Nunca ha estado la teoría
política tan próxima al ideal de transparencia. Nunca ha desempeñado
sin menos obstáculos su función elucidatoria. El Estado constitucional,
cuya “alma son los derechos” (Spinoza, “Tratado político” 217) y cuyo
poder equivale al de la multitud unida, olvidado o reducido a instancias
secundarias en el pensamiento político ilustrado, cobra en Spinoza una
potencia conceptual que se corresponde con su relevancia histórica. Los
mitos del contractualismo son exorcizados por una intuición a la que no
le faltan conceptos.
El carácter intempestivo de Spinoza podría condensarse en cuatro lemas,
que servirán de hilos conductores de nuestra exposición:
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
191
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
(i) La potencia privada es reflejo de la potencia pública, y no a la inversa.
(ii) La libertad individual resulta de la máxima extensión y de la máxima
intensidad de fuerza que definen al Estado (alcance y potencia guardan
una proporción directa, y no inversa, como sucede en Hobbes: para el
filósofo holandés, que, como veremos, identifica democracia y Estado,
concentración y maximización de potencia son procedimientos
opuestos). Principio de todo el Estado en el individuo.
(iii) El origen de la seguridad no es ni el equilibrio ni la compensación,
sino una fuerza “totalmente absolut(a)” (Spinoza, “Tratado político”
220) producto de la sustracción a todos los particulares (incluyendo
tanto a minorías como a mayorías) de la totalidad de su potencia
qua particulares. Principio de imperio de la ley: todo individuo en el
Estado.
(iv) La socialización no consiste en dejar de ser hombre para llegar
a ser ciudadano (Rousseau), por el contrario: en ser ciudadano para
poder ser hombre.
Ni Hobbes ni Rousseau ni Stephen. Ni conservadurismo popular ni
socialismo. Mucho menos, liberalismo de “derechos formales”. Nuestra
tarea es clarificar un pensamiento que denuncia la estrechez de las
categorías tradicionales. Proporcionar el modelo de un modelo, en un
proceso por el que si bien el pasado transforma el futuro también el futuro
reordena y modifica el significado de aquello que le precede.
2. La apostasía de Spinoza: identidad de democracia,
ley y derecho
En la Carta 50, dirigida a Jarig Jelles, Spinoza condensa magistralmente
las razones de su discrepancia con Hobbes:
Por lo que respecta a la política, la diferencia entre Hobbes y yo, sobre
la cual me pregunta usted, consiste en que yo conservo siempre
incólume el derecho natural y en que yo defiendo que, en cualquier
Estado, al magistrado supremo no le compete más derecho sobre
192
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
los súbditos que el que corresponde a la potestad con que él supera
al súbdito, lo cual sucede siempre en el estado natural. (Spinoza,
“Correspondencia” 308)
Magistralmente, porque en unas pocas líneas aparecen tres de los
leitmotivs de su filosofía política: la ecuación potencia-derecho, la
recusación del dualismo derecho natural / derecho civil y un criterio
inmanente de medición del poder político; pero también de forma opaca,
y no sólo porque la condensación extrema prevenga la inteligibilidad y
porque, careciendo de uso y de contexto, las nociones que emplea se
encuentren indeterminadas (una deficiencia, al fin y al cabo, corregible),
sino porque el texto podría sugerir la identificación de estado civil y estado
de naturaleza, lo cual o nos embarranca en las aporías de un naturalismo
jurídico que sustituye la estabilidad real por un caos imaginable pero
ininteligible o, aceptada la existencia del Estado (como algo más que
conflicto o equilibrio de fuerzas particulares), nos condena, so pena de
eliminar del conjunto definido por el concepto de cuerpo político el grueso
de sus instancias históricas, a estudiarlo como forma de organización
gubernamental, y no, tal como propone Spinoza,1 como estructura
subyacente a cualquier forma de organización política. Tal como veremos,
esta ambigüedad recorre el Tratado político a través de la distinción entre
“Estado con derecho” y “Estado bien administrado” (Spinoza, “Tratado
político” 118).
Resultaría, en cualquier caso, tentador pensar que si él mismo se
describe negativamente a partir de Hobbes, el pensamiento político
de Spinoza es una mera variante de la posición que aquél define y su
autor, un disidente cuya importancia es refleja: secundaria respecto a la
relevancia de su maestro. Nada más lejos, sin embargo, de la realidad.
1
“Así, pues, cuando me puse a estudiar la política, no me propuse exponer algo nuevo o
inaudito, sino demostrar de forma segura e indubitable o deducir de la misma condición de
la naturaleza humana sólo aquellas cosas que están perfectamente acordes con la práctica.”
(Spinoza, “Tratado político” 80) La expresión clave es, por supuesto, “naturaleza humana”: el
objeto de análisis es el Estado sin concreciones históricas, esto es, el armazón que maniiestan
o ejempliican la totalidad de los Estados posibles.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
193
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
Con el mismo argumento podría decirse que, porque el blanco fijo de la
Ética es Descartes, la metafísica de Spinoza, calificada de respuesta al
cartesianismo, debería entenderse a partir de dicho paradigma; algo que,
por supuesto, no acepta ningún intérprete serio de su obra. Que la política
de Spinoza se deduzca sin tensiones evidentes de su ontología demuestra
que Hobbes, cuyos planteamientos constituían el respaldo teórico del
“partido anti-orangista” en el caldeado clima político de las Provincias
Unidas en 1670 (Balibar 51-6), solo supuso una ocasión pedagógica
inmejorable para incrementar su transparencia y asegurar su recepción
pública. Que sus resultados configuren un modelo político tan distante
del de su predecesor como del de los autores ‘liberales’ que le suceden
implica, no que Spinoza construyese sobre los cimientos que heredó de
Hobbes, sino que arrasó el edificio y sus cimientos con el fin de empezar
desde cero en otro lugar y con materiales distintos. No son matices lo
que separa a ambos pensadores. Por ello, solo recurriremos a Hobbes en
tanto que herramienta expositiva.
El objetivo subyacente a ambos autores es el mismo: aplicar los métodos de
la naciente revolución científica al universo político; definir y desarrollar una
ciencia estricta del Estado (una política more geometrico) que ni recurra
a entidades o mecanismos fantasmagóricos ni se limite a proporcionar
máximas destiladas del fluctuante dinamismo de la experiencia. Por otra
parte, el método determinará sus objetos, lo que en la práctica equivale
a la priorización de las hipótesis más simples, a la eliminación de causas
intangibles o problemáticas (voluntad libre, causas finales…) vinculadas
a metafísicas trascendentes, y a un naturalismo sustantivo y completo.
En Hobbes, el resultado de este planteamiento es ontológicamente
reduccionista: exclusión de la racionalidad, no sólo como causa, sino
como fenómeno ético y epistemológico. En Spinoza, únicamente
conlleva limitación metodológica (vinculada a la tonalidad predominante
en el Tratado político, la propia del pesimismo moderado): su fragilidad
(Spinoza, “Ética” 123) y el esfuerzo que requiere, y que la convierte en
un bien escaso (Spinoza, “Ética” 379), excluyen a la racionalidad del
Estado (y, por supuesto, de la ciencia que sobre él versa), tanto en lo que
respecta a su modus operandi como, en cierto sentido, a su génesis. En
194
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
otras palabras, para Spinoza no deben confundirse la salvación privada,
que depende de la comprensión racional, y la salvación pública, cuya
fuente es la “naturaleza común” a toda la humanidad.2 Ética y política
constituyen esferas autónomas. “(L)a libertad de espíritu o fortaleza es
una virtud privada, mientras que la virtud del Estado es la seguridad”
(Spinoza “Tratado político” 82) Se trata de la reprobación toto coelo del
paradigma platónico del “rey filósofo”, lo que permite inscribir a Spinoza
en las filas del realismo político: la sabiduría no confiere privilegio alguno
de orden político; el peso del Estado no puede descansar sobre la virtud
de uno solo, por mucho que éste sea un gigante; la razón, o es poder de
uno sobre sí mismo, o, proyectada al Estado, se transforma en noción
abstracta y en elemento de “trascendencia”, mistificación que, por no
ser común al compacto social, precisa más potencia propia que la que
naturalmente es capaz de acumular.
Pero, ¿es Hobbes coherente con su programa?, ¿logra proporcionar
una explicación científica y naturalista del Estado? Spinoza se limitará a
juzgar la construcción teórica hobbesiana de acuerdo con sus criterios
explícitos. Se trata, en consecuencia, de una crítica interna, que muestra
el desacuerdo de Hobbes consigo mismo y que, para ser fiel a su espíritu,
propone una revisión completa de su letra. No olvidemos este punto: el
propósito de Spinoza es demostrar que la política de Hobbes preserva los
elementos básicos de la teología que dice estar socavando, elementos
tanto más peligrosos cuanto los envuelve un ropaje para-científico que,
al camuflarlos, los impermeabiliza al análisis. Esos residuos teológicos,
que configuran la estructura misma de la política hobbesiana, son,
fundamentalmente, tres: (i) la desproporción entre causas y efectos en
2
Irving Babbitt, cuya ontología se encuentra en las antípodas de la de Spinoza, comparte
este diagnóstico, denunciando una proyección de elementos éticos a instancias políticas
de la que se siguen el relajamiento ético, la pseudo-religión del Estado omnicompetente
y la exteriorización de la responsabilidad. Señala: “El verdadero humanista concuerda con
Cicerón al decir que la justicia, adecuadamente deinida, es la virtud preponderante en el
orden secular. El idealista humanitario, a diferencia del primero, otorga la primacía, no a
la justicia, sino a la paz, una primacía que realmente sólo pertenece a la vida religiosa del
individuo” (Babbitt, “On Being Creative” xli). “Paz” equivale aquí a “paz interior”, otra
expresión para denominar a la “salvación” o “realización ética”.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
195
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
la explicación de la acumulación de poder que caracteriza al Estado; (ii)
el postulado de un principio de organización exterior a la naturaleza (e
irreductible a términos naturales); y, (iii) el empleo de términos abstractos,
definidos por una posibilidad general independiente de sus condiciones
específicas de realización.
(i) Desproporción entre causas y efectos.
Spinoza y Hobbes emplean idénticas nociones de derecho y Estado.
Derecho (a diferencia de lo que defienden las concepciones sobrenaturalistas) se identifica para ambos con potencia o autonomía, de
forma que un individuo “posee tanto derecho sobre la naturaleza como
goza de poder” (Spinoza, “Tratado político” 85). Estado, siguiendo el
mismo esquema, no es otra cosa que potencia multiplicada, es decir,
una acumulación de poder que “se instaura para quitar el miedo general
y para alejar las comunes miserias” (Spinoza, “Tratado político” 103) que
resultan de la situación de soledad e impotencia que define al estado
pre-civil. Lo que me interesa subrayar ahora es que ambos concuerdan al
señalar la finalidad del Estado (preservar la paz, combatir la inseguridad
y el miedo) y al asignarle a dicha función el mismo medio (el monopolio
estatal de la violencia, la adquisición de una potencia extrema capaz de
aplastar desobediencia civil y voluntad de resistencia). De otro modo: la
paz es resultado del exceso de fuerza,3 y no, tal como sucede en el ámbito
de la eticidad personal, la fuerza (anímica) producto de la paz.
3
196
Con un espíritu similar, y oponiéndose (correctamente) a aquellos teóricos victorianos (Mill)
que, en su optimismo, señalaban que en comunidades civilizadas la integridad del cuerpo
político ha de depender de la “discusión libre” más que de la fuerza y que, en consecuencia,
priorizaban la unidad del contrato a la unidad del poder; escribe Stephen: “Decir que la
ley de la fuerza ha de abandonarse porque actualmente su ejercicio es regular, luido y
beneicioso, es como decir que, porque la sucesión del día y de la noche son ya instituciones
perfectamente consolidadas, el sol y la luna han pasado a ser superluos.” (Stephen 206)
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
Sin embargo, el Estado hobbesiano se identifica con una persona a la vez
jurídica y concreta, simbólica e individual4 cuyo poder de facto alcanza
lo que alcanza su potencia como persona real. Existe, por tanto, una
desproporción insalvable entre el poder absoluto del que debería disponer
el soberano con el fin de garantizar la paz social y su poder real, que, al ser
el de un simple particular, no es fuerza, sino impotencia. Esta impotencia
del príncipe, que Spinoza analiza con la sutileza de Tácito y Maquiavelo,
le lleva “a protegerse más bien a sí mismo y a tender asechanzas a la
multitud, en vez de velar por ella” (Spinoza, “Tratado político” 121); o, lo
que es igual, le obliga a gobernar a través del miedo, lo cual genera un
círculo vicioso que prolonga la precariedad del Estado y de sus miembros.
No sólo no se supera la guerra natural. Un Estado terrorista se encarga
de intensificarla.
Evidentemente, Hobbes trata de resolver esta tensión recurriendo al
artificio del contrato, una promesa por la que cada uno de los futuros
súbditos transfiere la totalidad de su poder al monarca y por la que éste
adquiere el exceso de poder al que su simple potencia privada no le da
derecho. El problema es que ni las promesas, que se mantienen mientras
las partes lo juzgan conveniente y que cualquiera tiene derecho a romper
mientras disponga del poder para hacerlo, poseen el carácter sagrado que
Hobbes desearía otorgarles, ni este recurso jurídico hace otra cosa que
desplazar el problema sin solucionarlo. ¿Qué garantiza el cumplimiento
del pacto? La fuerza real, no la fuerza nominal, del soberano: una fuerza
que se reduce a su poder privado. En otras palabras: una promesa no
otorga poder a nadie mientras éste no disponga del poder para hacerla
cumplir, potencia cuyas causas son independientes de la promesa a la
que sostienen. El poder absoluto no es una cuestión de palabras o una
4
Esa “persona jurídica” no tiene por qué ser una “persona real”. En este sentido, aunque Hobbes
era partidario de la monarquía hereditaria (entre otras cosas, porque la individualidad del
monarca garantizaba la unidad y efectividad de la voluntad del Estado: la ley), sus principios
pueden aplicarse coherentemente a una Asamblea o, incluso, a la Voluntad Popular. Sin
embargo, es importante señalar que, aunque la noción de soberanía admite extensiones
diversas, nunca puede identiicarse con la totalidad del compacto social, siendo, de este
modo, más que omnitudo potestatis, potencia escindida, relativa y frágil.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
197
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
capacidad que las palabras puedan crear. Hobbes invierte el orden natural
de causas y efectos, indeterminando, por ello, lo que pretende explicar
(Spinoza, “Tratado político” 91).
Si a eso añadimos que en la peculiar antropología de Hobbes potencia
equivale a disgregación (el hombre, lobo para el hombre), nos vemos
forzados o a imputar el origen del Estado a una intervención particular de la
gracia o a hacer que los futuros súbditos se comprometan a algo que está
más allá de sus posibilidades: renunciar a su naturaleza. Sea como fuere,
ni pueden cumplir lo que prometieron ni nadie les impide no hacerlo. Lo
que se requiere es que el Estado se asiente sobre la naturaleza humana,
no sobre espectros pseudo-teológicos. Hobbes se enfrenta a un dilema:
o renuncia a su noción de Estado, reciclándose a un naturalismo jurídico
que confunde civilización y temor, o renuncia a su corpus filosófico, que
se agota en sí mismo. En ambos casos, sale perdiendo.
(ii) Principio de organización externo
La raíz de la aporía anterior es la identificación del Estado con un individuo.
Como señalamos arriba, esta tesis obedece a razones prácticas: la agenda
política no admite ni dilaciones indefinidas ni direcciones fluctuantes.
Posee, sin embargo, una significación más profunda, que remite tanto
a una variación naturalista del idealismo político platónico como a una
versión constructivista de su dualismo epistémico y ontológico.
El dualismo psicológico platónico legitima una concepción aristocrática del
Estado: del mismo modo que la razón privada unifica y detiene el ímpetu
arrollador de una afectividad centrífuga y autodestructiva naturalmente
incapaz de auto-coordinación, la racionalidad pública (representada por
el rey filósofo) construye un edificio estable allí donde, por sí mismas, las
pasiones sólo podrían generar caos. Los componentes de este diagrama,
en concreto: el postulado de una racionalidad independiente de la
naturaleza; son inasimilables dentro de una cosmovisión materialista
como la de Hobbes. Algo que no parece extenderse al diagrama mismo
(y a su presupuesto básico): la esencia informe de la naturaleza, una
198
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
contingencia estructural que en el orden político se expresa como estado
incivil y como exigencia de un principio formalizador externo. En otras
palabras: el soberano de Hobbes no es otra cosa que la versión nominalista
de la racionalidad platónica, una figura sin privilegios “naturales” en la que
la coacción sustituye a la autoridad, el control externo al veto interno,
la artificialidad del pacto a la excelencia. El monarca es, por tanto, el
constructo que transfigura indeterminación en ley, una entidad nominal
análoga al lenguaje: que, construyendo un universo regular a partir de
fragmentos desorganizados, proporciona inteligibilidad conceptual
reemplazando a una entidad adversa al concepto. El constructivismo
hobbesiano, variación escéptica del racionalismo platónico, platonismo
sin esfera de ideas platónicas, es común a su epistemología y a su política.
No es de extrañar, por ello, que la denuncia de Spinoza sea radical:
manifiesta principios ontológicos contrapuestos. En contraposición con
todos los dualismos (platónico, escéptico, relativista), postula la legalidad
intrínseca de la naturaleza, esto es, su transparencia conceptual
constitutiva. Los conceptos recogen hechos; el científico descubre, no
construye, regularidades; los fenómenos se auto-organizan en sistemas y
lo que parece caos es autorregulación estricta. La ciencia no suplanta a la
naturaleza, configurando un orden artificial; se esfuerza en leerla. Spinoza
es, por consiguiente, hijo legítimo de Aristóteles, y, como tal, dispone de
todas las herramientas de la revolución científica para acusar a Hobbes
de obscurantismo: son los hechos, no las palabras, la unidad de medida
de una teoría; son los misterios que resuelve, no los que no considera, los
que determinan la potencia del método científico; ser moderno no es tan
sólo borrar la legalidad platónica, es trasplantarla a la realidad fenoménica,
equilibrando causas y efectos.
En política, esto implica la revisión completa de los presupuestos
hobbesianos: porque las causas del Estado solo pueden residir en
la naturaleza humana, porque el principio de orden o es inmanente o
son palabras que se resquebrajan tras el más mínimo contacto con los
hechos, poder y autonomía individuales no son fuerzas destructivas y
disgregadoras, sino principios de construcción y orden. En definitiva, si
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
199
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
la política es ciencia de los hechos, y no de las palabras, “el derecho del
Estado” no puede ser otra cosa que “el mismo derecho natural” (Spinoza,
“Tratado político” 100), o lo que es lo mismo, no es el Estado el que
controla la naturaleza, sino ésta la que controla, culminando en él, el
Estado. Sobre el cadáver de una abstracción, el estado de naturaleza,
resplandece el derecho natural. Sobre una disgregación fratricida que
invita al último recurso de la trascendencia y que rompe la cadena causal,
el triunfo de una cooperación que no es orden dominando la potencia,
sino potencia constituyendo orden (Spinoza, “Ética” 286).
(iii) Uso de términos abstractos
El caso más conspicuo es la relación inversa entre potencia individual
y poder estatal, esto es, la máxima hobbesiana de acuerdo a la cual el
máximo de legalidad se corresponde con el mínimo de autonomía. Esta
máxima no sólo legitima un estado civil de servidumbre; sobre todo,
permite conceder al monarca una libertad absoluta (no ceñida a ley) que
se seguiría inmediatamente de la ecuación entre potencia y autonomía
máximas. Cuando Spinoza muestra que esa potencia es, en realidad,
temor, lo que hace es resquebrajar la identidad señalada (como identidad
de nociones generales sin cualificaciones), subrayando que el máximo
de potencia posible se corresponde con el mínimo de autonomía real (en
sentido hobbesiano: como estado de naturaleza), y, por consiguiente, que
únicamente el imperio de la ley posibilita libertad y poder particulares.
Autónomo no es quien, por poderlo todo de iure, no puede nada de facto;
sino quien, respaldado por la ley, añade a su poder minúsculo la potencia
de la colectividad unida. De otro modo: no es más libre aquél que, porque
su poder se extiende sobre todo, no puede disfrutar de nada, sino quien,
pudiendo en menos cosas, posee un poder absoluto (el del Estado) sobre
lo poco que puede. La autonomía completa es delirio. La real, autonomía
bajo la ley. “Máximo” y “mínimo” no se dicen, por tanto, en abstracto: su
medida depende de sus condiciones de realización.
Esta acusación particular refleja diferencias de principio: una discrepancia
de raíces lógicas. La posición de Hobbes ejemplifica una concepción
200
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
trascendente (la tradicional) del espacio lógico, concepción según la
cual la determinación de lo posible es independiente del conocimiento
de lo actual. Spinoza, por el contrario, supedita posibilidad a realidad.
No se trata de evaluar ambas concepciones modales. Baste constatar
que la posición de Spinoza no es tan absurda como podría parecer a
primera vista y que, además, alienta una atención a los hechos y a sus
limitaciones físicas que le confiere una indudable ventaja en el análisis
de fenómenos particulares. El ‘realista’ Hobbes reflexiona a partir de
significados. ‘El racionalista’ Spinoza, sobre el terreno rugoso de los
objetos y sus condiciones causales.
Disponemos, en cualquier caso, de las piedras fundacionales del Estado
de derecho spinozista:
(i) El Estado es una entidad natural, que puede estudiarse con métodos
análogos a los que se aplican a otros fenómenos, cuyo origen es “la
fuerza natural con la que el hombre se esfuerza en conservarse en su
ser” (Spinoza, “Tratado político” 86) y cuya función es garantizar la
seguridad y, con ella, la realización o actualización de la autonomía
y de la potencia de los individuos. (Recusación del contractualismo
político y del mito del estado de naturaleza).
(ii) La ley no suplanta al derecho, es su condición de posibilidad.
(Eliminación de la dualidad libertad privada / responsabilidad pública).
(iii) Para cumplir su finalidad, el poder del Estado ha de ser absoluto,
lo que significa que ni el origen de su potencia es una transferencia
de derecho ni la fuerza real (y, por ello, impotencia) de alguno de
sus componentes. Su poder ilimitado se encuentra en función, por
el contrario, del “poder, no de cada uno, sino de la multitud que se
comporta como guiada por una sola mente.” (Spinoza, “Tratado
político” 100) Es este proceso de acumulación de potencia y las
aplicaciones generales que de él resultan lo que analizaremos a
continuación, teniendo en cuenta que dicha potencia, absoluta sin ser
absolutista, no es otra cosa que el Estado de derecho concebido sin
prejuicios: un marco fijo que, activando el poder de cada particular con
el poder combinado de todos los miembros del cuerpo civil, beneficia
por igual a todos los ciudadanos sin que, para ello, estos tengan que
dejar de ser hombres y transformarse en comisarios políticos.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
201
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
¿Dónde radica la ‘anomalía’ del pensamiento político spinozista? ¿Qué
lo distingue de las estructuras conceptuales que, modificadas por la
Ilustración, hemos heredado de Hobbes? En mi opinión, una concepción
orgánica y natural del Estado que, críticamente, se traduce en denuncia
inmisericorde de modelos categoriales que, transformándolo en realidad
anómala, impiden su comprensión (reduciéndolo o bien a fenómeno
suplementario o a abstracción metafísica), y en recusación de los mitos
sobre los que dichas teorías se sostienen, en concreto, del mito de una
individualidad sustantiva previa a la constitución del cuerpo político.
El paradigma de la enfermedad teórica que combatimos lo proporciona
Hobbes. Tras haber señalado correctamente los dos pilares sobre
los que se asienta el Estado: unidad de acción y acumulación de
potencia; proporciona una explicación genética que indetermina dichas
características, es decir, que nos devuelve, en vez de unidad real, la
unidad espúrea que proporciona un único individuo, en vez de seguridad
y potencia, impotencia y temor. Su primer error consiste en disociar
ambos componentes, procurando dos líneas causales para lo que es un
fenómeno idéntico visto desde diferentes ángulos. Su error más grave,
en proyectar al estado de naturaleza una calidad de potencia que sólo
es posible en estado civil.5 O, lo que es lo mismo, porque para Hobbes
sus componentes anteceden al Estado en tanto que realidades atómicas
perfectamente constituidas (núcleos o centros de poder), porque individuo
y Estado son entidades causal y conceptualmente diferenciadas, el cuerpo
5
202
La denuncia de esa proyección es común a Spinoza y Rousseau. Hay que desconiar, sin
embargo, de las analogías fáciles: Rousseau elimina los rasgos civiles del hombre natural con
el in de construir objetivamente el estado de naturaleza; Spinoza denuncia la proyección de
rasgos reales a una situación icticia. Otro paralelismo resulta tentador: el Estado orgánico
del Contrato social se asemeja al Estado orgánico de Spinoza. Sin embargo, la diferencia
es radical: Rousseau reconstruye la libertad absoluta del hombre natural como libertad
ilimitada de un ciudadano que renuncia a su naturaleza individual y se identiica con el
poder absoluto de la ley (y de la mayoría que representa a la ley), es decir, que se libra de
sus responsabilidades como miembro de sociedades intermedias (padre, maestro, vecino)
mediante su subsunción en una entidad abstracta que no obedece a nada sino al imperativo
de su voluntad, logrando así una libertad absoluta por participación en la euforia pública; en
el caso de Spinoza, ni la voluntad de las mayorías está por encima de la ley ni el ciudadano
puede renunciar a su naturaleza. En resumen, para Spinoza el individuo se realiza en el
Estado, cosa muy distinta a disolverse en él.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
político, artificial, queda reducido a instancia represora en confrontación
con las tendencias centrífugas de sus partes y su poder al de un soberano
en permanente estado de guerra con sus súbditos. Su origen hace del
Estado una realidad secundaria y estructuralmente inestable, fenómeno
muy distinto al que se intentaba explicar.
Tal como hemos señalado, el objetivo de Spinoza es superar esta
deficiencia equilibrando causas y efectos. Para ello, es imprescindible
corregir la perspectiva hobbesiana. El primer paso consiste en conferirle
un papel determinante a algo que, si bien reconoce, Hobbes no explora
hasta sus últimas consecuencias: la ecuación entre estado pre-civil y estado
de impotencia, o, lo que es igual, al hecho de que, porque la potencia
de x depende de la potencia de la colectividad unida que lo respalda, su
soledad, en términos de poder, se computa en cero. El poder personal
de Pedro carece de valor si lo abstraemos del compacto social. Su poder
cuenta porque es poder de todos. Pedro es autónomo y posee derechos
(reales, no hipotéticos) en la medida en que es miembro del Estado, y será
tanto más autónomo cuanto más poder (y, por tanto, más cantidad de
miembros) acumule el cuerpo político. Si éste consta de treinta miembros,
sus derechos (y los de cada uno de sus miembros) computarán treinta. Si
millones, computarán millones. En concordancia con su paradigma antitrascendental, para Spinoza la potencia del Estado no es mayor que la de sus
partes, se corresponde, en consecuencia, al resultado de una adición. Sin
embargo, indivisible, se encuentra presente en todas las partes, poseyendo
los rasgos de la ubicuidad y de la causalidad inmanente: principio activo
que es al tiempo causa de la potencia individual y efecto suyo.
Es precisamente este punto el que parece generar una paradoja. Cierto,
sin el Estado el individuo es nada. ¿Pero de dónde procede la fuerza del
Estado si no es de la potencia de los individuos que lo componen? ¿No
alentamos una aporía, consistente en explicar al individuo en términos del
Estado señalando al tiempo que éste debe explicarse recurriendo a las
potencias individuales a las que, por otra parte, explica? ¿No parecemos
condenados, finalmente, a deambular entre un círculo vicioso y una
indeterminación causal del Estado que legitima estrategias trascendentes
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
203
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
y que se escuda en el recurso a la ignorancia, comprometiéndonos así con
errores análogos a los de Hobbes?... Si la soledad computa cero el Estado
es inexplicable. Si es explicable, su esencia es la guerra, y nuevamente la
teoría logra distanciarnos de la realidad tangible.
Es esta aparente paradoja la que nos permite introducir la segunda
‘rectificación’ propuesta por Spinoza. La paradoja surge de la creencia en
la escisión del espacio público y la esfera privada, esto es, del mito de
una relación causal externa entre ambas instancias, mito al que legitima
la aparente diversidad de sus referentes. Si individuo y Estado (potencia
personal y potencia del cuerpo político) son cosas diferentes que se
corresponden a procesos causales diversos, y si a eso añadimos la prioridad
causal del Estado, lo único que lograremos es un hobbesianismo invertido
que reproduce las mismas deficiencias de su modelo original. Basta, sin
embargo, negar la mayor para que todos los obstáculos se disuelvan. El
poder del Estado y el del individuo poseen causas comunes. Ninguno
de los dos términos disfruta de precedencia causal y, en consecuencia,
no se trata de conceptos lógicamente independientes. En otras palabras:
potencia del Estado y potencia del individuo son la misma potencia
estudiada desde puntos de vista diversos, y no fenómenos que por ser
distintos son también excluyentes.
Lo que Spinoza quiere subrayar con esto es la identidad del poder de
la multitud unida y del poder de Pedro. La potencia del último es la
potencia total del Estado concentrada en un punto. Pero, de igual modo,
la potencia del Estado no es otra cosa que la misma potencia con la que
cuenta Pedro para auto-realizarse considerada en su extensión a todos
sus miembros. Las causas del poder de Pedro y las causas del poder
del Estado son las mismas, pues reproducen el mismo fenómeno, en
un caso percibido desde la perspectiva del sujeto, en el otro, desde el
punto de vista de la solidez de las estructuras políticas. En este sentido,
la interpretación tradicional de Spinoza, acentuando sin matizaciones la
sustitución de un modelo que concibe el poder político como resultado de
una transferencia (pactismo) por un paradigma que explica la acumulación
de poder mediante la imagen de la suma del poder de cada uno de los
ciudadanos, conduce a equívocos. La analogía de la adición explica la
204
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
cantidad de poder de un Estado en relación al poder del que disponen
entidades similares; pero no el carácter absoluto de ese poder con
independencia de su baremo numérico. La expresión clave es “multitud
que se comporta como guiada por una sola mente”. La potencia de la
multitud unida no es el resultado de sumar la potencia de cada parte
abstraída del compacto social, entre otras cosas porque de la adición de
ceros (por muchos que sean) solo resulta cero. Por el contrario, si cada
parte puede agregarse al resto de forma que el resultado sea positivo, es
porque la unión precede a la suma, posibilitándola. Esa unión (o potencia
absoluta) es al tiempo unión orgánica de la sociedad y unión orgánica
del individuo: ni hay individuo fuera del Estado ni Estado en el que no se
desarrolle la potencia de sus miembros (que es la misma potencia de la
colectividad). En otras palabras: la sustancia del individuo es el Estado; la
esencia del Estado los derechos del individuo. Los derechos no son los
límites de la ley; son la ley misma vista desde dentro.
La paradoja desaparece. El círculo vicioso se convierte en círculo virtuoso.
El Estado es el espacio natural del derecho, o, si se prefiere, todas las
potencias particulares están en el Estado y en él se mueven. Se evita el
postulado de causas intermedias (Estado como entidad autónoma con
una dinámica que trasciende a la de sus partes, individuos cargados
con una autonomía que no es autonomía bajo la ley) que indeterminan
su objeto. Y, sin embargo, nada se pierde: la propia capacidad de la
naturaleza (Natura naturans) para configurar sistemas autorregulados
explica (al menos, analógicamente) esta simbiosis del todo y las partes.
¿Qué es el cuerpo político sino un cuerpo más? ¿Qué vida tiene el corazón
más allá de la potencia completa del organismo? ¿Qué es el poder activo
del organismo sino el mismo poder con el que operan sus miembros?
¿Y cómo se detecta una enfermedad que afecta a todo el sistema sino
en la impotencia de los órganos, de forma que el deterioro de la parte es
síntoma del deterioro del conjunto (Spinoza, “Tratado político” 119)?
Si este replanteamiento de la matriz de la teoría política no constituye
una revolución intelectual, no sé qué podría hacerlo. Finalizaré este punto
recogiendo algunas de sus consecuencias más significativas:
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
205
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
(i) Frente a las teorías tradicionales, que oponiendo ley a derecho y
concibiendo la maquinaria estatal como principio organizado de
represión externa, postulan tanto una relación inversa entre autonomía
y convivencia política como un estado ideal (y efímero) de equilibrio
entre ambos principios; Spinoza establece una relación directa
entre lo que no pasa de ser el dúplice aspecto de una realidad única.
Libertad es (exclusivamente) libertad bajo la ley. De lo que se deduce
que el Estado de derecho ni es un desideratum apenas imaginable
(por el contrario, se trataría de un marco estable producto de una
aspiración natural compartida al derecho dentro del que se desarrollan
formas de vida y organizaciones políticas) ni un simple compromiso
entre autorrealización personal y convivencia pacífica. Cambia, en
consecuencia, la valoración del Estado: que no es límite, sino lugar de
realización de los derechos.
(ii) El punto anterior implica una nueva criteriología en la evaluación
(y definición) de los regímenes autoritarios. Si el “tumor del dictador”
(Spinoza, “Tratado político” 213) y la maximización de un poder
coactivo que instaura un reinado del temor son usualmente asociados
con principio de orden, incremento de potencia y apoteosis del Estado;
Spinoza nos enseña a reconsiderar nuestros juicios, a contemplar
dichos fenómenos desde una perspectiva contraria: como desunión,
impotencia y resquebrajamiento del Estado y de la ley. Anarquía y
despotismo se identifican. Despotismo y exención ante la ley son lo
mismo. En este sentido, es indiferente que la subversión de la ley en
beneficio propio sea cuestión de uno, de varios o de una mayoría.
Todos son casos de impotencia, desunión y temor: formas de tiranía
bajo los disfraces de la benevolencia o de la voluntad popular. En otras
palabras: la fuerza del Estado radica en la unión de todas sus partes,
en el hecho de que, mientras el poder de uno no amenace con usurpar
los resortes del cuerpo político, todos disponen de igual derecho a
auto-realizarse, beneficiándose por igual sin beneficiarse de igual
modo del poder de la multitud unida. El Estado es, por tanto, igualdad
de derechos, no igualdad de cosas o de opiniones. Lo que significa
que quien hace de su voluntad ley y atenta contra el derecho de otro,
destruye la ley, la paz y la unanimidad de potencia que preservan a
cada individuo en el Estado y al Estado mismo; crea, así, dos Estados
dentro del Estado, el de sus enemigos y el de sus partidarios, Estados
que, dependiendo de voliciones y potencias fluctuantes, son realmente
estado de naturaleza. No es de extrañar, por tanto, que Spinoza se
oponga por igual a la tiranía de los dictadores y al despotismo de las
mayorías. La impotencia de uno solo de sus miembros es impotencia
del Estado; su vulnerabilidad personal es vulnerabilidad común: la
206
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
libertad es, por tanto, unidad de medida de la ley. Y la ley no depende
de las variaciones del humor del público: su firmeza exige identidad de
intereses, no intereses idénticos. En resumen: quien atenta contra los
derechos de otro atenta contra sí mismo. El despotismo es suicidio.6
(iii) De todo ello se deduce que la vinculación del individuo con
el Estado no es comparable ni con los acuerdos sobre los que se
establecen relaciones laborales o comerciales ni con la unión temporal
de intereses que configura lealtades o alianzas políticas. La ley,
sustancia del individuo, no es una vestimenta que pueda ponerse o
desecharse a capricho. El Estado, en consecuencia, posee un carácter
más sólido y más sagrado (podría decirse) que el de cualquier otra
asociación: cualitativamente distinto, depende de un vínculo que
también mantiene unido al individuo consigo mismo. Porque su
disolución implica disolución psicológica, su unión conlleva lealtades
que tocan la raíz misma de la personalidad.
(iv) El poder del Estado es absoluto, lo que significa tanto que tiene
derecho a todo lo que puede hacer,7 como que “cada ciudadano ni
6
7
Téngase en cuenta este principio: identidad de potencia del ciudadano y de potencia del
Estado. De él se deduce que atentar contra los derechos de uno (aunque sea en nombre
de la voluntad popular) es atentar contra los derechos de todos. Basta este principio para
liberar a Spinoza del monopolio de la izquierda radical contemporánea. El origen de dicho
monopolio es dúplice: la posibilidad de trazar analogías consistentes que vinculan a la
izquierda contemporánea con el pensamiento “liberador” de Spinoza, en concreto, entre el
organicismo spinozista y el anti-individualismo marxista y entre el método histórico-natural
propuesto por esta corriente y la atención a los hechos (y no a posibilidades abstractas)
característica de la aproximación de Spinoza; y una apropiación exclusivista de esos rasgos
por parte del pensamiento radical. Sin embargo, dicha apropiación es ilegítima: necesidad del
Estado para la constitución del individuo, concepción no-contractualista del cuerpo político
y eliminación de modelos metafísicos y apriorísticos en el análisis de conceptos y prácticas
políticas constituyen piedras angulares de la ilosofía conservadora de Burke, elementos
que éste ha traspasado a todas las ramas de la “actitud conservadora”. Es necesario, en este
sentido, saber distinguir conservadurismo tanto de liberalismo como de autoritarismo. Si
alguna relación guarda la identidad de potencia individual y poder estatal es con el principio
de imperio de la ley, propio del constitucionalismo conservador.
Los límites de su derecho serían, por tanto, reducidísimos: las opiniones que el ciudadano
guarda en su fuero interno y que emanan de su facultad de juzgar (el Estado es incapaz de
lograr que un hombre sienta lo que no siente o que llegue a pensar que tres más dos son
uno) y aquellos actos que repugnan a la naturaleza (parricidio, auto-tortura, testiicar contra
uno mismo…). Estos límites obedecen, en cualquier caso, a la imposibilidad de cambiar la
naturaleza humana (estructuras de pensamiento o afecciones psicológicamente fuertes); y no
a prescripciones morales que regulen valorativamente el ejercicio de la fuerza.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
207
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
hace ni tiene nada por derecho, fuera de aquello que puede defender
en virtud de un decreto general de la sociedad.” (Spinoza, “Tratado
político” 101) Los límites entre la esfera pública y el imperio privado,
que el pensamiento liberal trata sin éxito de definir y consolidar,
desaparecen en el Tratado político: porque el individuo sin Estado es
impotente, porque los derechos son posibles solo bajo la ley, ni hay
derechos privados que, más allá de la ley, la limiten, ni hay espacios
que no sean espacio público. Sin embargo, sería un error interpretar
esta tesis bajo la óptica de nuestras concepciones: como invitación
al totalitarismo y conflicto entre entidades separadas (individuo y
Estado). Spinoza se limita a recordarnos que, porque el Estado crea los
derechos, no hay ningún ámbito jurídico-moral fuera del Estado por el
que éste tenga que regularse. El Estado no atentará contra la potencia
privada, pero no porque ésta posea privilegios metafísicos, sino porque
es su propia potencia concentrada en un punto. De otro modo: el
poder absoluto ni posee limitaciones ni se auto-limita; es, sin embargo,
absoluto en la medida en que se traduce en potencia individual. La
impotencia de uno no es otra cosa que impotencia del cuerpo político.
Un estado absoluto es un estado que confiere potencia y autonomía
absolutas a sus ciudadanos. Varían radicalmente los principios, pero
la libertad del súbdito que nosotros nos esforzamos vanamente en
buscar obstaculizando el poder del Estado, es en Spinoza el resultado
de ese poder sin obstáculos, de un poder que, porque todo lo alcanza,
garantiza para todos el mismo derecho. Repito: la fuerza del Estado es
fortaleza del ciudadano.
(v) Se trata, además, de un Estado neutral. No en el sentido de Mill,
como artefacto limitado que refleja tanto la precariedad de la paz
pública como la impotencia de la persona real. Neutralidad equivale
aquí a poder absoluto: un Estado que impone opiniones particulares o
formas de vida específicas no es Estado, sino individuo cuyos gustos
se extienden coactivamente a la colectividad; carece, por tanto, de
potencia; se ha transformado en dominio privado para una de sus
partes. Neutralidad significa poder de la multitud unida, no por sus
gustos, sino por su supervivencia. El poder del Estado absoluto es, en
definitiva, poder sin rostro, interés común sin virtudes o vicios privados,
razón a la que no colorean los afectos particulares.
Si algo caracteriza a la filosofía política de Spinoza es una reinversión de
la perspectiva tradicional. El Estado de derecho, que es esencialmente
democrático, no porque dependa de la voluntad popular, sino porque la ley
208
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
se aplica por igual a todos sus miembros, se identifica, sin calificaciones,
con el Estado, y éste, más que una anomalía, se transforma en situación
normal, en estructura fija que vivifica a y es independiente de las distintas
formas políticas. La anomalía es el conflicto, conflicto que, pese a todo, se
desarrolla siempre dentro de un marco estable: el del tejido social. No ha
de extrañar, por ello, ni que Spinoza acentúe especialmente el hecho de
que los Estados, a pesar de sus luchas intestinas y de la fluctuación de los
regímenes políticos, no se disuelvan automáticamente; ni que la paradoja
que señalábamos al inicio de este punto (entre Estado como estructura
y Estado como forma de poder externo) sea fácilmente resoluble. Los
regímenes autoritarios no son estado de naturaleza en la medida en que
preservan los residuos del Estado de derecho, en que la voluntad particular
del soberano es restringida por la constitución y la ley.
Entre el Estado perfecto, en el que la sustancia del cuerpo político se
corresponde con sus instituciones externas (democracia como esencia
y como régimen) y el estado puro de naturaleza, invivible e inimaginable,
existe todo un espectro de posibilidades intermedias. En todas ellas, la
estructura del Estado es la misma. Es en la descripción de dicha estructura
en lo que nos hemos fijado en este artículo, esto es, en los conceptos
fundamentales de la teoría del derecho. No olvidamos, sin embargo, que
el objetivo del Tratado político, no es solo definir esos conceptos, sino
aplicarlos a formas concretas de gobierno de modo que se logre una
armonía entre los principios geométricos del cuerpo y su funcionamiento
real, y, por ello, la discordia quede reducida al mínimo. En cualquier
caso, cada tarea a su tiempo: derribar un edificio categorial incrustado en
nuestros hábitos y establecer los cimientos de una construcción teórica
sólida, no son logros insignificantes.
Poner de manifiesto las paradojas asociadas al contractualismo, los
dualismos sobre los que se asientan las teorías tradicionales del derecho,
las aporías en las que desembocan las concepciones liberales o totalitarias
del Estado; son resultados críticos innegables. Tanto como, desde un
punto de vista constructivo, la identidad spinozista entre democracia, ley y
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
209
MODESTO GÓMEZ-ALONSO
derecho. Cabe afirmar, por tanto, que la anomalía de Spinoza es un regalo
insustituible para quienes somos epígonos de formas de pensar que han
conducido a la ansiedad intelectual y al vacío moral.
Cabría esperar un conservadurismo de inspiración spinoziana. En este
sentido, los límites del planteamiento político de Spinoza no son otra cosa
que las posibilidades que deja abiertas. Posibilidades que reclaman su
cumplimiento en sociedades que carecen de lo que el contexto social del
siglo XVII daba por supuesto: no una comunidad de creencias, sino una
comunidad moral. e
Referencias
Babbitt, Irving. On Being Creative and Other Essays. New York: Biblo and
Tannen 1968.
_____. Character and Culture. Essays on East and West. New Brunswick
(USA) / London: Transaction Publishers 1955.
Balibar, Etienne. Spinoza and Politics. Trad. Engl. Paul Snowdon. London
/ New York: Verso 1998.
Burke, Edmund. Reflections on the Revolution in France. Oxford: Oxford
University Press 1999.
Hobbes, Thomas. The Elements of Law Natural and Politic. Oxford:
Oxford University Press 2008.
_____. Leviathan. Hardmonsworth: Penguin 1985.
Locke, John. Two Treatises of Government. Cambridge: Cambridge
University Press 1988.
Mill, John Stuart. On Liberty. Hardmonsworth: Penguin 2006.
Negri, Antonio. “El «Tratado político», o la fundación de la democracia
moderna”. Spinoza subversivo. Variaciones (in)actuales. Trad.
Rafael Sánchez Cedillo. Madrid: Akal 2000. 37-53.
Rousseau, Jean Jacques. Discourse on the Origin and Foundations of
Inequality Among Men. Trad. Engl. A. Ritter, J. C. Bondanella. New
York / London: Norton 1988.
210
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
ABSTRACCIÓN Y NATURALEZA: EL ESTADO DE DERECHO
DESDE UNA PERSPECTIVA SPINOZISTA
Spinoza, Baruch. Tratado político. Trad. A. Domínguez. Madrid: Alianza
Editorial 1986.
_____. Correspondencia. Trad. A. Domínguez. Madrid: Alianza Editorial
1988.
_____. Ética demostrada según el orden geométrico. Trad. V. Peña.
Madrid: Alianza 1987.
Stephen, James FitzJames. Liberty, Equality, Fraternity. Chicago / London:
The University of Chicago Press 1991.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
211
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 213-229
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR
UN “DEBE” DE UN “ES”
SEARLE AND THE POSSIBILITY OF DERIVING
AN “OUGHT” FROM AN “IS”
SEARLE E A POSSIBILIDADE DE DERIVAR
UM “DEVE” DE UM “É”
Angélica María Rodríguez Ortiz*
RESUMEN
El análisis del lenguaje prescriptivo y el lenguaje descriptivo es algo de lo que se ha
encargado la filosofía analítica. Sus estudios discurren, entre otros, sobre problemas
como el que plantea la denominada “falacia naturalista” o “El problema de la
guillotina”, donde autores como Hume, y malas interpretaciones sobre lo trabajado
por Moore acerca de las propiedades “naturales” y “no- naturales” del lenguaje, han
afirmado la imposibilidad de derivar un “Debe” de un “Es”, llegando con ello a la tesis
*
Magíster en Educación por la Universidad de Caldas (2008), doctoranda en Filosofía por
la Universidad Pontiicia Bolivariana (Medellín, Colombia). Licenciada en Filosofía y
Letras por la Universidad de Caldas (2007). Líder y Docente del programa de Maestría
en Enseñanza de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Manizales. Investigadora del
grupo: SEAD-UAM en la línea de Actores y Contextos. El presente artículo constituye un
apartado de la investigación que se está realizando para la tesis de Doctorado en Filosofía en
la Universidad Pontiicia Bolivariana y pertenece al proyecto de investigación Incidencia de
la conciencia en la elaboración de juicios morales. Una perspectiva desde la ilosofía de la
mente de John Searle en el cual se pretende identiicar el papel del lenguaje y la conciencia
en la elaboración de juicios morales y la constitución de la moral como una institución
social. Una investigación cuya metodología está enraizada en el método analítico, desde el
análisis lingüístico de la obra de John Searle y otros autores de la ilosofía de la mente y del
lenguaje. Medellín- Colombia. ORCID: 0000-0002-7710-9915.
Correo electrónico: angelica.rodriguez276@gmail.com, amrodriguez@autonoma.edu.co
lidermecp@autonoma.edu.co
Artículo recibido el 9 de diciembre de 2014 y aprobado para su publicación el 30 de enero
de 2015.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
213
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
que sostiene que “ningún conjunto de enunciados descriptivos puede entrañar un
enunciado evaluativo”. Sin embargo, los estudios del lenguaje de John Searle (1980)
nos muestra que “el lenguaje, en todas partes, está acribillado de contraejemplos al
punto de vista según el cual “no pueden seguirse evaluaciones a partir de descripciones”
ya que para hablar de la validez de un argumento, que usa lenguaje descriptivo, es
preciso usar términos evaluativos propios del lenguaje prescriptivo, lo cual nos lleva
a relacionar lógicamente ambos enunciados. Este análisis del lenguaje nos abre un
camino a la exploración en el ámbito de la moral que, si bien es cierto no lo trabaja
directamente el autor, sí nos deja una brecha para hacerlo; la solución a este problema
nos llevaría, entonces, a pensar en la posibilidad de trabajar los enunciados morales
como enunciados válidos racionalmente al relacionarlos con enunciados descriptivos.
En este trabajo presentaré los argumentos de Searle para defender cómo se deriva un
“Debe” de un “Es”, y en la última parte plantearé cómo esta teoría puede acercarnos a
una fundamentación de validez en los enunciados morales.
PALABRAS CLAVE
“Es”, “Debe”, Lenguaje, Mente, Institución moral.
ABSTRAC
The analysis of prescriptive and descriptive languages is something that Analytic
Philosophy has undertaken. Along such a work, it faces problems such as the socalled “naturalistic fallacy” or “is-ought problem” in which thinkers such as Hume and
some misinterpretations of Moore’s work –regarding the “natural” and “non-natural”
properties of language– have stated that it is impossible to derive an “Ought” from an
“Is”, concluding that: “[…] no set of descriptive statements can entail an evaluative
statement”. However, John Searle’s (1969) writings on language reveal that: “[…]
language, of all places, is riddled with counter-instances to the view that no evaluations
can follow from descriptions” because to speak about the validity of an argument,
which requires of descriptive language, it is necessary to use evaluative notions that
are characteristic of descriptive language and, therefore, we are obliged to logically
relate both statements. Such an analysis of language enables an exploration in the
field of Morality, though not being directly addressed by Searle. Therefore, the solution
of such a problem would lead to consider the possibility of thinking moral statements
as statements rationally valid by relating them to descriptive statements. Thus, in the
following paper Searle’s arguments in favor of deriving an “Ought” from an “Is” will be
presented, and in the last section a suggestion of how such a theory might bring us
close to a foundation of the validity of moral statements will be offered.
KEY WORDS
“Is”, “Ought”, Language, Mind, Moral Institution.
RESUMO
A análise da linguagem prescritiva e da linguagem descritiva é o objeto de que se
encarrega a filosofia analítica. Seus estudos discorrem, entre outros, sobre problemas
como o que questiona a denominada “falácia naturalista” ou “problema da guilhotina”,
214
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
nos quais autores como Hume, e más interpretações sobre o que foi trabalhado por
Moore acerca das propriedades “naturais” e “não-naturais” da linguagem, afirmam
a impossibilidade de derivar um “Deve” de um “É”, chegando com isso à tese que
sustenta que “nenhum conjunto de enunciados descritivos pode conter um enunciado
avaliativo”. Entretanto, os estudos da linguagem de John Searle (1980) nos mostram
que “a linguagem, em todas as partes, está pervadida de contraexemplos sob certo
ponto de vista, segundo o qual não podem ser feitas avaliações a partir de descrições”,
já que para falar da validade de um argumento que usa linguagem descritiva, é preciso
usar termos avaliativos próprios da linguagem prescritiva, o que nos leva a relacionar
logicamente ambos os enunciados. Esta análise da linguagem nos abre um caminho
para a exploração no âmbito da moral que, apesar de não ser trabalhada diretamente
pelo autor, sim, nos abre uma brecha para o fazer; a solução para este problema nos
levaria, então, a pensar na possibilidade de trabalhar os enunciados morais como
enunciados válidos racionalmente, ao relacioná-los com enunciados descritivos. Neste
trabalho apresentarei os argumentos de Searle para defender como se deriva um
“Deve” de um “É”, e na última parte questionarei como esta teoria pode acercar-nos a
uma fundamentação de validade nos enunciados morais.
PALAVRAS-CHAVE
“É”, “Deve”, Linguagem, Mente, Instituição moral.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
215
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
Introducción
U
no de los problemas que ha preocupado a la filosofía del lenguaje
ha sido la distinción entre juicios de hecho y juicios de valor. Desde
el positivismo lógico, la filosofía analítica dio mayor relevancia a
los juicios de hecho, por ser estos enunciados correlacionables con el
valor de verdad; desde ello, la ciencia ha dado prioridad a los enunciados
descriptivos y pocos pensadores han apostado por fundamentaciones
racionales de los juicios valorativos.
Ahora bien, aquellos que rechazan los enunciados valorativos como
producto racional y rechazan la objetividad de los mismos han llegado a
los extremos de otorgarles una ontología subjetiva, errores que se vienen
cometiendo desde los aportes de David Hume, para quien enunciados
como “No debes hacer x” o “x es malo, incorrecto, injusto, etc.” son
producto de las emociones y percepciones subjetivas, propias de quienes
los enuncian, y no pueden considerarse como producto de un juicio
elaborado racionalmente que se refiera a hechos sobre el mundo. Es
decir, se niega toda posibilidad de que un enunciado descriptivo entrañe
en sí mismo un enunciado evaluativo o prescriptivo.
Por ello, en este escrito se pretende mostrar una reflexión, producto del
proceso investigativo que se ha venido realizando para la tesis de doctorado,
en la cual se expone cómo desde la teoría de Searle se esboza un giro
pragmático lingüístico que permite conciliar las teorías descriptivistas y
prescriptivistas en el ámbito de la moral, de tal forma que se superan
problemas de metaética que reducen a la ética solamente al campo de
los enunciados prescriptivos y niegan la posibilidad de validar enunciados
descriptivos en la ética. Lo que a su vez nos llevaría a pensar la ética
y la moral desde una perspectiva racional- pragmática y no meramente
emotivista.
De esta forma, en esta reflexión se expondrán, en primera instancia, los
argumentos de la teoría humeana y, posteriormente, los argumentos dados
216
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
por Searle para superar el problema de derivar enunciados valorativos y
prescriptivos de enunciados descriptivos, y por último, se mostrará cómo
los aportes de Searle permiten ver la moral como un hecho institucional,
en el cual el lenguaje es fundamental tanto desde la descripción como
desde la prescripción para su institucionalización (una postura que deviene
de este giro pragmático lingüístico que se evidencia en la obra del autor).
Hume y El problema de la guillotina
Al revisar el texto Tratado de la Naturaleza Humana de Hume, se pueden
reconocer las primeras luces de este problema, ya que para él, el error lo
tienen
Todos los sistemas que afirman que la virtud no es más que la
conformidad con la razón, que existe una adecuación e inadecuación
eterna de las cosas, que es la misma para todo ser racional que la
considera, que la medida inmutable de lo justo y lo injusto impone
una obligación no sólo a las criaturas humanas, sino a la divinidad,
coinciden en que la moralidad es lo mismo que la verdad, es conocida
meramente por las ideas y por su yuxtaposición y comparación. (332)
Para este pensador el hecho de que “la moral tiene una influencia sobre las
acciones y afecciones, se sigue de que no pueda derivarse de la razón” y al
no derivarse de la razón, no se puede hablar de valor de verdad, por tanto,
no se pueden emitir enunciados descriptivos que entrañen evaluaciones o
prescripciones, ni en este, ni en ningún campo del conocimiento.
A partir de allí inicia un problema que ha llevado a ver la moral como
un campo emotivista en el que, además, se usa solamente lenguaje
prescriptivo, un lenguaje que es contrario al descriptivo, que no tiene
relación alguna con los enunciados de la ciencia, ya que, según esta
concepción, no se aproxima a la verdad, lo cual lleva a que no se admita
posibilidad alguna, para aceptar que de un “es” se derive un “debe”.
Este problema ha sido conocido bajo el nombre de “El problema de la
guillotina de Hume” y, en ciertas ocasiones, ha sido confundido con la
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
217
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
“falacia naturalista”1; lo anterior, dadas las malas interpretaciones que se
han hecho sobre el aporte de Moore, el cual se da en el campo metafísico,
pero que ha sido interpretado en el campo del lenguaje. Ambos autores,
tanto Moore como Hume hablaron acerca de la diferencia entre las cosas
del mundo, los términos que a ellas se refieren y los términos usados en
la moral, pero una cosa es exponer, desde una analítica radical clásica,
el problema de la guillotina, y otra es caer en la falacia naturalista, es
decir, que pese a la relación que se entreteje desde el lenguaje en estos
problemas es preciso reconocer que estos no son lo mismo, en el primero
se trabaja específicamente la imposibilidad de derivar un “debe” de un
“es”, pues aceptar esta derivación nos llevaría a aceptar que el primer
término está contenido en el segundo. La “falacia naturalista” tiene que
ver con las propiedades naturales o no-naturales que se le pueden atribuir
a los términos morales como “bueno”2. En este sentido, se establecen
diferencias entre un problema y otro, ya que si bien, en ambos problemas
se trabaja tanto el lenguaje de la ciencia como el de la moral, es claro que
no son el mismo problema. Dada esta aclaración, es importante resaltar
que el problema que interesa a este trabajo es el primero, aquel que se
enmarca en el campo de la metaética, y que habla de la posibilidad de
derivar enunciados normativos a partir de enunciados descriptivos.
Ahora bien, para adentrarnos en este problema, como punto de partida
se expondrá el fragmento de Hume en el cual se habla de la imposibilidad
de derivar un “debe” de un “es”, posteriormente, se presentarán los
planteamientos de Searle en torno a este tema; un pensamiento que nos
lleva a circundar por los caminos del giro que se ha dado en los últimas
décadas, en torno a la analítica, pues si bien es cierto que Searle es un
analítico y como él mismo lo ha dicho un “positivista”, el estudio que
hace del lenguaje en sus últimas obras, y el hecho de llegar a considerarlo
como una Institución nos lleva a reconocer en la obra de este autor un
1
2
218
En esta falacia se realiza el intento de reducir lo bueno a lo natural. Es decir se mezclan
ambas propiedades a partir del uso del lenguaje.
Recordemos el ejemplo de Moore en comparar “bueno” con los colores. Ya que son
entendibles desde el marco sintético, no analítico, pero algunos autores confunden ambos
campos, y es allí donde surge el problema.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
giro lingüístico pragmático que bien puede darnos luces para llegar a
planteamientos cercanos a los del neopragmatismo. Este giro nos permite
reconocer que algunas discusiones de las presentadas en el tema del
lenguaje moral, como es el caso que nos interesa, terminan siendo poco
fructíferas si se piensan solo en términos de una búsqueda de la verdad
absoluta, una verdad alejada de su practicidad3.
Además, el giro pragmático anteriormente descrito, nos permite, entonces,
retomar el paso searleano del “es” al “debe” no solo en el ámbito del
lenguaje como institución, sino dentro de otras instituciones, examinando
su uso dentro de las mismas, a partir de normas constitutivas que orientan
el actuar humano, es decir, para el caso, nos lleva a pensar el lenguaje en
la ética, y ver a esta disciplina como una institución que orienta la práctica
desde una lógica racional, de normas constitutivas expresadas por el
lenguaje, contrario a la perspectiva de una ética emotivista, que no tiene
que ver con hechos en el mundo que puedan ser descritos, de tal forma
que se relacionen con la verdad, tal y como lo propone Hume.
Exposición del argumento de Hume (Tratado de la
Naturaleza Humana)
Cuando de pronto me veo sorprendido de encontrar, que en vez de los
enlaces usuales de las proposiciones, es y no es, encuentro que no
hay ninguna proposición que no esté enlazada con un debe, o un no
debe. Este cambio es imperceptible; pero es, sin embargo, de grandes
consecuencias. Pues como este debe, o no debe, expresa una nueva
relación o afirmación, es necesario que sea observada y explicada; y
que al mismo tiempo se dé una razón, para lo cual parece totalmente
inconcebible: cómo esta nueva relación puede ser una deducción de
otras que son completamente diferentes de ella. (Hume 469)
3
Lo anterior no implica que por ello se piense que esta es una teoría a la cual subyace una
epistemología relativista, sino que lo que se busca es reconocer que el conocimiento que el
hombre tiene y que lo aproxima la verdad propende siempre por algo útil. Para el caso, por
el buen vivir.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
219
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
De esta manera, según la anterior afirmación, se ve que, para Hume, no es
posible que existan relaciones de tipo lógico para crear vínculos deductivos
de una descripción a una prescripción. Sin embargo, tal y como lo afirma
Searle, “(…) el lenguaje, en todas partes, está acribillado de contraejemplos
al punto de vista según el cual no pueden seguirse evaluaciones a partir
de descripciones” (1980 178). Lo cual se puede percibir, desde el mismo
hecho que nos remite a hablar acerca de la validez de un argumento, ya
que afirmar que un argumento es correcto o incorrecto nos remite a usar
un lenguaje evaluativo, lo cual nos lleva a indagar por el valor de verdad,
el que a su vez solo se da en el análisis de las proposiciones empleadas,
es decir, de enunciados descriptivos. Solo en este sentido, evaluando las
descripciones puedo decir que x es no un buen argumento. Es decir, si
hay relaciones entre dichos tipos de enunciados. Aunque el problema es
mayor al expuesto, ya que lo que postula no es solo la posibilidad de
evaluar argumentos descriptivos, sino ver si es posible que un enunciado
descriptivo entrañe enunciados prescriptivos, de tal forma que se pueda
derivar un enunciado del segundo tipo, a partir del primero.
Searle y su propuesta de derivar un “debe” a partir de
un “es”
Los aportes de Searle en el problema plateado nos remiten al campo de
la filosofía analítica, en especial al estudio de los actos ilocucionarios,
para comprender que los enunciados descriptivos entrañan en sí mismos
enunciados evaluativos. Sin embargo, posterior a esta obra, en relación a
este mismo tema el autor nos lleva por un camino en el cual se puede
reconocer un giro lingüístico pragmático, pues su análisis del lenguaje
involucra los enunciados de la ciencia y la búsqueda de la verdad, y los
enunciados de valor que evalúan hechos, acciones u otros enunciados,
dentro de un marco social que considera al lenguaje como institución que
permite la construcción de la realidad social, tal y como lo expone en la obra
que lleva este mismo nombre. Con este análisis, el autor pretende llegar a
la conclusión de que ambos tipos de enunciados están en estrecha relación
en y con el mundo real, y que los segundos pueden estar entrañados en los
220
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
primeros; lo cual hace que ambos tipos de enunciados se den objetivamente,
sin necesidad de llegar a los absolutismos que pretenden quienes niegan tal
posibilidad de derivación y sin caer en los relativismos que presuponen las
posturas contrarias, para el caso el emotivismo.
Desde la propuesta searleana de Actos de Habla se inicia un estudio
del lenguaje que establece relaciones presentes en los dos tipos de
enunciados, ya que según lo plantea este pensador estadounidense, al
momento de decir si x es o no un buen argumento se deben analizar
los enunciados descriptivos que lo componen y verificar su valor de
verdad y su correspondencia en el mundo real, lo cual hace que tanto el
enunciado valorativo como el descriptivo se relacionen con el mundo real
y objetivo; no dependan de la percepción y emoción del sujeto, como lo
han planteado las corrientes emotivistas.
Ahora bien, en primera instancia, Searle inicia su ataque al “problema de
la guillotina” presentando una serie de enunciados y analizándolos a partir
de su teoría de actos de habla. Aclara que para que un enunciado sea
descriptivo no hace falta que este esté escrito con el verbo “es”, ya que
hay enunciados que describen situaciones del mundo sin requerir de tal
verbo, y enfoca su análisis a los enunciados descriptivos y prescriptivos,
no a los evaluativos, aunque más adelante lo hará con estos últimos. Para
ello, usa los enunciados, que se presentarán a continuación, derivando
uno del otro de manera lógica, a partir de tautologías, de tal forma que
termina por mostrar que, para el caso de las promesas, los enunciados
prescriptivos están contenidos en los descriptivos, y que el sujeto que
emite la promesa asume el “debe” dentro del “es” al asumir la obligación
de la promesa misma.
• Jones uttered the words “I here by promise to pay you, Smith, five
dollars”
• Jones promised to pay Smith five dollars.
• Jones placed himself under (undertook) an obligation to pay Smith
five dollars.
• Jones ought to pay Smith five dollars (Searle 176).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
221
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
En este sentido, vemos que Searle con estas premisas que describen
hechos del mundo, para el caso una promesa hecha por Juan, llega a
desembocar en una prescripción. Pues el acto de prometer requiere de
condiciones necesarias y suficientes para que sea llevado a cabo con
éxito dentro del mundo, para el caso de su cumplimiento la obligación
es una de estas condiciones empíricas, ya que quien promete asume
un compromiso para llevar a término satisfactorio lo prometido, de lo
contrario las promesas no serán tales, no pasarían de ser palabras que no
tendrían sentido para quien las hace.
Para probar la derivación de un “debe” a partir de un “es”, Searle expone
las relaciones desde la lógica, haciendo uso de tautologías que se dan
entre unos y otros enunciados, de los anteriormente expuestos, para
lograrlo hace uso de la lógica formal, usando la forma de un argumento
deductivo modus ponens. En el cual reitera la tautología entre los pasos
de las premisas 1 y 2, 3 y 4 que se presenta en las promesas como actos
de habla, ya que hacer una promesa, implica, lógicamente, asumir una
obligación y si se asume una obligación, tautológicamente se está en
tal obligación. Ahora bien, para completar su propuesta de derivación,
el autor añade una última tautología, y es que por el hecho de asumir
la obligación o compromiso adquirido en la promesa, quien emite la
promesa “debe” hacer aquello en lo que está en la obligación de hacer, es
decir, debe cumplirla.
En esta primera parte de su estudio del lenguaje se hace lógicamente
evidente el paso de forma tautológica, sin embargo, mostrar cómo un
enunciado descriptivo puede entrañar un enunciado evaluativo es más
complejo y es la parte que más ha sido criticada, ya que la separación
tradicional y rígida entre ambos desde el análisis lógico del significado es
de gran magnitud. Sin embargo, Searle inicia su labor desde la filosofía
analítica, y como él mismo lo expone, positivista, pero posteriormente,
presenta en medio de su análisis del lenguaje, un giro pragmático, un
giro lingüístico como lo denominó (Rorty), en el cual asume un nuevo
compromiso con el estudio del lenguaje, ya que en él establece la relación
entre los hechos del mundo y los hechos institucionales, entre ellos el
lenguaje, el cual está esencialmente constituido dentro de un sistema de
222
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
reglas, al igual que también lo están las promesas y las obligaciones.
De este modo, Searle asume en su propuesta de la construcción de
la realidad como una institución social, una postura en la cual, como
lo plantea Rorty “[…] los problemas filosóficos pueden ser resueltos
(o disueltos) reformando el lenguaje o comprendiendo mejor el que
usamos en el presente”, ya que las reglas usadas en la comunicación y
las convenciones usadas por los hablantes permiten dotar de significado
todas las instituciones sociales y habitar en el mundo construido por una
institución más: el lenguaje. En este sentido, reconocer el lenguaje como
una institución, y dar un giro de la analítica al neopragmatismo nos lleva
a pensar nuevos problemas en la filosofía del lenguaje, pues en la primera
filosofía del lenguaje de este autor estadounidense se observa un intento
de superar la corriente tradicional cerrada de correspondencia unívoca del
nombre con el objeto, ya que como lo plantea el profesor Juan Manuel
Jaramillo (2013):
Para Searle, es característico, de los diferentes nombres propios, que
usen para referirse a un mismo objeto en ocasiones distintas, de suerte
que una condición necesaria de identidad referencia es, en este caso,
la identidad del objeto, lo que supone un criterio de identidad que le
permita saber que el objeto al que se refiere el nombre propio en el
tiempo t 1 es el mismo al que se refiere en el tiempo t 2. (169)
Giro que se hace mayormente evidente en obras como La construcción
de la realidad social (1997) y Mente, Lenguaje y Sociedad (2001) en las
cuales es fundamental el entramado o red de significados que encierran
las palabras para convertirse en una institución donde los hablantes
manipulan, dominan y comprenden las reglas de acuerdo con las
necesidades que surgen en la institución social. Se presenta, entonces,
un giro lingüístico en el cual, tal y como lo expone el profesor Freddy
Santamaría, “los enunciados, palabras o términos deben hacer parte de
un entramado lingüístico en el que el uso va a ser el criterio válido para
su significatividad (118). El uso es el que permite la construcción de esa
realidad social que postula Searle en la obra que se corresponde con este
título y se deja de lado esa postura inicial de corriente analítica con la que
se inició en los estudios del lenguaje.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
223
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
En este sentido, las reglas, creadas socialmente, son las que dan
significado a las palabras enunciadas en un marco x, para el caso de
las promesas y lo que estas constituyen, las reglas que se juegan en el
acto de prometer, hacen que la promesa se asuma como obligación, lo
que lleva a ver que prescribir y evaluar están lógicamente ligadas entre
sí, y en relación con la descripción; es decir, el hecho de haber realizado
efectivamente la promesa, hace parte del mundo. De esta forma, Searle
enmarca los enunciados expuestos dentro de la institución del lenguaje,
y esta institución la asume dentro de otra, la institución de las promesas,
que lleva a considerar el acto de prometer, de tal forma que cuando
alguien promete algo asume la obligación de su cumplimiento, en este
sentido, la obligación de Juan está entrañada en la descripción del hecho
de que efectivamente Juan prometió algo. Esta obligación hace parte
del orden evaluativo, y lleva a ver que dentro del enunciado descriptivo
estaban entrañados tanto el enunciado prescriptivo como el evaluativo,
que para el caso, según el autor se toma indistintamente.
Ahora bien, el análisis del lenguaje proposicional enmarcado en el
ámbito de las instituciones nos lleva a distinguir el hecho bruto del hecho
institucional, sin embargo, hacer uso del lenguaje para describir un
hecho bruto, ya nos adentra en terreno de juicios que son derivados de
un hecho institucional: lenguaje. De este modo, Searle logra superar la
representación clásica que separa de manera rígida el “es” y el “debe”, ya
que esta no logra dar cuenta de los hechos institucionales, por ende, no
da cuenta de que dichos hechos se dan dentro de un sistema de reglas
constitutivas, y que algunos sistemas de reglas constitutivas incluyen
obligaciones, para el caso también promesas, dentro de las cuales sí es
posible derivar un “debe” de un “es”.
Lenguaje y moral como hechos institucionales
En el sentido anteriormente descrito, las reglas constitutivas del lenguaje
son las que dan a las palabras el significado, razón por la cual, el hecho
de que Juan prometa algo lo lleva a la obligación, al deber. De tal forma,
224
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
el enunciado descriptivo contenía en sí mismo, dentro del significado
institucional de la palabra “promesa” un enunciado prescriptivo en sí
mismo.
Así, los actos de habla dentro del sistema institucional de reglas constitutivas
que conforman al lenguaje presuponen tanto actos ilocucionarios, como
perlocucionarios, tal y como los denominó Austin (1962), y para el
caso de las promesas y su significado, el análisis de Searle se da en los
límites de los primeros, es decir, de los ilocucionarios, de aquellos que
son realizados intencionalmente, no está reducido a las consecuencias
posteriores a la comunicación lingüística, pese a que en algunas críticas
se le haya entendido de esta forma.
En tal sentido, “Los actos ilocucionarios- tal y como lo plantea el autor- el
significado y la intención están todos ellos mutuamente vinculados“(Searle
125) y es la mente humana la que da el significado en virtud de la relación
que se da entre lenguaje como hecho institucional y la realidad. De tal
forma, en las promesas, la mente de quien la emite presume la obligación,
pues el significado de la palabra “promesa” depende de las convenciones,
de las reglas constitutivas del lenguaje mismo.
Contrario a las críticas que Hare (1963) le hace a Searle en este problema
de derivar un “debe” de un “es”, se observa que la intención de significar de
la palabra “promesa” nos remite en el marco de las reglas constitutivas de
la institución de la promesa misma, es decir, a la asunción de la obligación;
de esta forma, el paso del “es” al “debe” se da lógicamente desde el análisis
lingüístico en el marco institucional, ya que la intencionalidad del acto
ilocucionario de prometer lleva a ver que las condiciones de satisfacción
de la promesa misma se dan en el deber de cumplir lo prometido.
El paso del “es” al “debe” y su uso en la moral
El aporte de Searle que nos lleva a considerar al lenguaje como una
institución, cuyas reglas develan el significado a partir del uso, y la
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
225
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
solución dada al problema de derivar un “debe” de un “es” nos permite
pensar el mismo problema en el marco de la moral, ya que si bien el
ejemplo planteado por Searle no es en este campo, nos abre una puerta
para explorar y encontrar relaciones de orden institucional entre lenguaje
y moral. Lo cual se realizará en la relación juicios de hecho- juicios de
valor, ya que si bien es cierto que en la ciencia requerimos de los juicios
de hecho para aproximarnos a la realidad y comprenderla, también es
necesario evaluar tales juicios. En este sentido, vemos que estos aportes
se pueden llevar al campo de la moral, pues en la construcción de una
moral como institución se requieren de ambos tipos de juicios. Los juicios
de hecho se refieren en el campo de la moral a las acciones realizadas en
el mundo por el agente, y para el caso, al igual que en la ciencia, también
otorgan conocimiento sobre la situación a la cual se refieren, es decir,
que en el ámbito moral los juicios también pueden ser trabajados desde
su valor de verdad, contrastados a su vez con la realidad social en la que
se presentaron los hechos. Lo anterior “implicaría saber cuándo un juicio
es falso y cuándo es verdadero. Dicho de otro modo, para conocer algo,
necesitamos tener juicios verdaderos sobre ese algo” (Rodríguez 62). Y
una vez conocida la acción realizada, podremos emitir el juicio valorativo
sobre la misma.
En este sentido, asumir el deber como una obligación, y la obligación
expresada como acto de habla, que se traslada al “debe” dado el uso del
lenguaje, el que a su vez está regido por la norma nos permite trazar líneas
paralelas con la moral, las cuales se entrecruzan en el momento en que
el hombre actúa, pero se mira dicha acción dentro de un contexto en el
cual el lenguaje cumple un papel crucial a la hora de describir, prescribir
y evaluar las acciones realizadas. Es decir, en el campo de la moral el
lenguaje es fundamental, tanto en el ámbito descriptivo, como en el
prescriptivo y, por supuesto, en el evaluativo, como lo es en otros ámbitos.
El lenguaje nos lleva a reconocer el giro lingüístico pragmático que se
da en la obra de Searle, un giro que nos permite resolver problemas que
surgen en el mundo real, y para el caso en el ámbito moral, cuando esta
no se considera como una institución, y cuando se deja de lado el lenguaje
y su papel dentro de la misma.
226
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
En este sentido, oraciones como “x prometió a su esposa ser honesto”
lleva a que x asuma la obligación de su promesa, y que a través de esta
obligación efectivamente asuma el compromiso de serle honesto a su
esposa, de tal manera que se evidencia también que la oración inicial “x
prometió a su esposa ser honesto” como enunciado descriptivo contiene
en sí misma el enunciado prescriptivo “x debe ser honesto” y ello se verá
reflejado en el compromiso de la asunción de la promesa al ser honesto
con su esposa efectivamente. De la misma forma que el enunciado
prescriptivo está contenido en la descripción inicial, enunciado valorativo
“x es honesto” también está contenido en la promesa efectuada por x; y
ambos, tanto la descripción como la valoración, se pueden corresponder
con el mundo, ya que al evaluar las acciones de x y ver que efectivamente
da cumplimiento a las mismas, y que ha sido honesto con su esposa, se
puede concluir con un juicio de hecho que x cumple con su promesa,
y por ende con un juicio valorativo: “x es honesto”. Juicio que termina
siendo objetivo y comprobable en las acciones realizadas por x.
La relación en cadena que se entreteje desde el lenguaje en la moral entre
descripción, prescripción y juicios de valor hace que la moral a través
del lenguaje como institución se constituya dentro de una normativa
que opera en la sociedad en que habita x. Lo cual se refleja desde la
comprensión de la comunidad hablante que observa a x prometer ser
honesto a su esposa, pasando por la presunción de una obligación de la
promesa misma, y por la emisión de un juicio de valor, hasta la creación de
una norma moral que plantee que x debe ser honesto. Una norma moral
en la cual en rasgos generales se asume el deber, porque la honestidad
por sí misma, dentro del significado objetivo que ella tiene, hace que sea
un valor deseable racionalmente. De tal forma que se acepte en la cultura,
se comprenda su significado, las implicaciones del mismo, y con ello se
emitan juicios de valor.
En palabras de Searle “Es una característica de la moral involucrar
generalizaciones. Y considero que la motivación y las razones para actuar
son independientes del deseo construidos dentro de la universalidad del
lenguaje” (Faigenbaum 122) en este sentido, una filosofía moral coherente
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
227
ANGÉLICA MARÍA RODRÍGUEZ ORTIZ
requiere del estudio de la racionalidad y del lenguaje, lo cual permitirá
postular la moral como una institución, a la cual subyace el lenguaje.
En este sentido, comprometerse moralmente implica un compromiso
asumido con la universalidad del lenguaje empleado, más que con el
mismo imperativo categórico, por ello, el prometer algo obliga al sujeto
no solo a cumplir su promesa, sino a reconocer en el otro, como él mismo
lo plantea, el ayudar al otro. De esta manera, platea el autor, en las mismas
conversaciones, comprender el enunciado “Mire, estoy sufriendo, y en
consecuencia, los demás tienen una razón para ayudarme, porque estoy
sufriendo” (134) nos lleva a asumir compromisos morales desde la misma
aceptación del lenguaje empleado en esta. e
Referencias
Faigenbaum, Gustavo. Conversaciones con Searle. Versión digital Libros
en Red. 2013. ISBN (987-1022-12-3)
Jaramillo, Juan. “Las teorías descriptivas de la referencia de Strawson
y Searle. Dos críticas a las teorías del sinsentido” Discusiones
filosóficas. 14. 23 (2013).
Rodríguez, Angélica. El árbol del Edén. La epistemología en el discurso
pedagógico. Manizales: Universidad Autónoma de Manizales, 2012
Rorty, Richard. El giro lingüístico. Barcelona: Paidós, 1990.
Santamaría, Freddy. “De la analítica al (neo) pragmatismo. El giro de la
filosofía anglosajona”. Análisis. 80 (2012).
Searle, John. HOW TO DERIVE “OUGHT” FROM “IS”. Paper read before
the Stanford Philosophy Colloquium and the Pacific Division of the
American Philosophical Association.1974.
____________ “Cómo derivar ‘debe’ de ‘es’”. Teorías sobre la ética. Comp.
Philippa Foot. Méjico: Fondo de Cultura Económica, 1978.
___________. Actos de habla. Traducción de Luis Miguel Valdés
Villanueva. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. 1980.
_________. La construcción de la realidad social. Traducción de Antoni
Domenèch. Barcelona: Paidós, 1997.
228
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
SEARLE Y LA POSIBILIDAD DE DERIVAR UN “DEBE” DE UN “ES”
____________. Razones para actuar. Premio Internacional de Ensayo
Jovellanos. Madrid: Editorial Círculo de Lectores, 2000.
____________. Mente, Lenguaje y Sociedad. La filosofía en el mundo
real. Trad. Jesús Alborés. Madrid: Alianza Editorial, 2001.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
229
escritos
creación
creation
criação
escritos / Medellín - Colombia / Vol. 23, N. 50 / pp. 233-252
enero-junio 2015 / ISSN 0120 - 1263
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
(El asunto de lo imposible en vida)
PATRICK MODIANO’S OUT OF THE DARK (THE
MATTER OF THE IMPOSSIBLE WHILE BEING ALIVE)
PATRICK MODIANO E SEU DO MAIS
LONGE DO ESQUECIMENTO
Demasiado tarde, ya no circulan los trenes.
Patrick Modiano. La ronda nocturna.
El complejo de culpa es querer eso que ya no nos quiere.
El desprecio es acumular miedo para el camino.
De mi cuaderno de notas.
Patrick Modiano es un escritor que nació en Francia, pero que por
nacionalismo y tradición no es francés. Es ciudadano pero no nacional,
una de esas perversidades que se inventa el hombre para segregarse.
Pero esto no le hace mal, pues está en un medio que trata de entender
a partir de un pasado cercano que no vivió y de un presente en el que
no siempre fue bienvenido debido a su condición de persona con
orígenes extranjeros: su padre era judío italiano y su madre belga de habla
flamenca. Ambos convivieron mal. Así, Patrick Modiano apareció en París
*
Doctor en Filosofía y Comunicador Social por la Universidad Pontiicia Bolivariana.
Docente Titular Centro de Humanidades. Miembro del grupo Epimeleia de la UPB,
Medellín-Colombia.
Correo electrónico: memoanjel5@gmail.com.
Atribución – Sin Derivar – No comercial: El material creado por usted puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros
si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. No se pueden realizar obras derivadas
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
233
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
haciendo parte de una familia desunida (otros dirán que disfuncional) que
sobrevivía haciendo muchas cosas: negociando en el mercado negro,
actuando en teatros de bajo estándar, saltando entre los juzgados para
evitar sumarios largos y, en esta movilidad, no verse y evitarse. Dicho de
otra manera, Modiano apareció en el aire, vagando de una habitación
a otra, y se hizo un personaje flotante, como los de sus novelas, igual a
los tantos inmigrantes que tienen un carné de identidad francés pero no
una inclusión en la sociedad francesa tradicional, que admite la libertad
como un discurrir legal pero no la igualdad (es una sociedad excluyente)
y menos este asunto de ser fraternos. Es su condición de tribu y se le
tolera. Uno es del territorio que no le miente (o al menos donde el mito
fundacional es compartido), de ese en el que las banderas y las fiestas
patrias lo emocionan, pues hablan de mi pasado, ese inicio en un lugar en
la tierra y de un desarrollo territorial y cultural. No pasa así con quien nace
ahí y posee una historia diferente, que está en ese lugar pero se aferra a
otra parte. Y si bien tal condición me procura más libertad, también lo es
que me mantiene más asustado, dado que soy una etiqueta y un posible
dispositivo para negarme el sitio que ocupo. Esto pasó con los judíos y
las leyes de la ciudad alemana de Nuremberg en 1936, con las que los
excluyeron como ciudadanos. El resto de la historia ya se sabe.
En 2014, Patrick Modiano ganó el premio Nobel de Literatura y sus libros
son una reafirmación permanente de su condición de aparecido entre
muchos otros que desaparecieron en la medida en que la ciudad, París,
con sus cambios necesarios (arquitectónicos, sociales, económicos),
también lo hizo. Y como este asunto de la desaparición fue y es rápido
debido a la celeridad de los tiempos y las situaciones que se presentan
(sobre informadas), a las nuevas apariencias, a que muchos ya no quieren
ser lo que eran y se han convertido en otros o lo fingen, la memoria es un
ejercicio cada vez más difícil, muy laberíntico, y el espacio para ejercerla
más amplio, pues no hay certidumbre de nada sino huellas, palimpestos,
conversaciones, remordimientos, fragmentos, acogidas furtivas, recuerdos
confundidos, restos. Bueno, de esto habla Patrick Modiano, de una París
mutante, con brazos a otras ciudades, con gente que cambia de posición
porque ha perdido el ancla. Y que existe en fragmentaciones de memoria
234
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
porque ya no puede salir de ahí, aunque está perdida. Como un enramado
grande de alcantarillas, hay luces falsas y ciertas, el olor desaparece y
aparece, se ven salidas pero son entradas.
La memoria
Somos más memoria que otra cosa, pues en la memoria nos vemos siempre
como frente a un espejo. Es una cuestión de limitación: no estamos más
que en lo que la mente provee, sea cierto o fabulado. Y en esa memoria que
tenemos y de la cual no salimos, la referencia siempre somos nosotros en
un adentro o en un afuera, habitamos lo nuestro, lo evidente y escondido,
damos valor a las cosas, nos aseguramos en paradigmas y establecemos
prejuicios. Y así nos encierren, lo que sabemos y hemos visto llega hasta
nosotros con solo cerrar los ojos o mencionar una palabra que lleva a otra,
como en un juego de rayuela. No hay soledad posible entonces ni escape
de la realidad, a menos que nuestras neuronas se agoten y ahí quedemos
en un vacío en el que, como pasa con los amnésicos y los enfermos de
Alzheimer, solo quedan algunos resquicios de música y uno que otro
concepto de espacio y medida. Y esa memoria, que es la que busca
olvidar aquello que la molesta, escapa por momentos, se evade de lo que
la confunde, pero al fin las palabras no se lo permiten, pues a ellas se va
o contienen lo que queremos como olvido y no se puede. Y si bien olvidar
es marginar un hecho y situarlo por fuera, el acontecimiento aparece de
nuevo cuando una palabra lo identifica. O una sensación, que es lo que
les pasa a los animales, que aunque carecen de palabras (al menos de
muchas), no logran olvidar si la situación se repite, la huelen o se insinúa:
reaccionan con esa memoria nacida de un conocimiento circunstancial
que los puso en condición de alteridad frente a algo (es lo que Pavlov, el
científico ruso, llamó reflejos condicionados). Y este es el problema: la
memoria nos coloca en estado de otredad. Basta un estímulo.
La memoria, ese asunto tan temido y odiado por los que hicieron algo
indebido, es la historia, lo que pasó. Y al mismo tiempo, lo que podemos
imaginar, pues creamos con base en lo que sabemos y sentimos, que
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
235
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
el sentir y saber qué se obtiene también es una memoria. Y ese saber
logrado, además de realidad, permite conjeturas, suposiciones, ideales,
tendencias, el deseo de otros sitios y hasta malabares gramaticales que
planteen de manera lógica asuntos absurdos: cuando las vacas saltan en
las nubes, el oso se enternece y los grillos hacen sus tareas de geometría,
por ejemplo. La frase es gramaticalmente correcta, pero su realidad es
inexistente. Así, la memoria no es siempre un acceso a lo real pasado,
también es una creadora de imaginarios y una reacción ante el presente.
Si perdiéramos la memoria, como tantos quieren para evadirse de sus
tormentos, perderíamos no solo las referencias para entender lo que hay
y pasa sino el sitio de referencia que ocupamos, que es ese desde donde
vemos el mundo y nos hacemos preguntas sobre cómo estamos (en
condición de Qué) y cómo se nos ve (en condición de Eso). Y así deseemos
que se nos mire de una u otra manera, desear es un estado de falsedad,
una ilusión. Entonces, olvidar es una manera de tratar de negar lo que es
imposible de desaparecer, pues sigue ahí porque hace parte de nosotros
igual que las células y los poros, las venas y las tripas. Olvidar es más bien
una palabra que designa eso que no tenemos presente ahora, pero que
está en potencia de aparecer si la ocasión se presenta. Y como casi todo
se repite, basta solo una palabra que referencie, un gesto, la apreciación
de un espacio, para que la situación de memoria se haga presente. Y nos
confronta, para bien o para mal, a veces con más persistencia que otras,
como sucede con lo que nos falta.
Los poetas y los científicos han dicho que seremos un olvido. Y esto es
posible, pues algún día el sol explotará (es una estrella y tiene ese final)
y nosotros desapareceremos en esa explosión. Nadie nos recordará,
nadie llorará por nosotros, decía Carl Sagan. Pero mientras esto no se
dé, la Tierra será un asunto de memorizaciones adquiridas que impiden
cualquier olvido, a menos que algunas palabras desaparezcan del habla
y la escritura y por generaciones no se hable más de ellas. Ha pasado
con objetos, con técnicas antiguas, con especies de fauna y flora
desaparecidas. O sea que si media mucho tiempo, miles de años, si hay
olvido, a menos que se encuentren fósiles o huesos, tallas y algún códice
que activen la memoria a partir de semejanzas. Pero esto no sucede en la
236
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
vida de un hombre o una mujer presentes en un lugar, en una situación,
haciendo algo que requiere de hechos pasados para que su resultado
sea bueno. El poco tiempo que vivimos no da para realizar un olvido
y más cuando vivimos aferrados a la memoria, pues sus referencias
son la potencia que tenemos y llegamos a la acción es con base en lo
memorizado. Un acto es razonable de acuerdo con la memoria que tenga,
que es la que lo da como un acierto o un acto fallido. Para solucionar una
ecuación, recurrimos a símbolos y valores prestablecidos, por ejemplo. Y
si algo no se recuerda, la ecuación falla, pues lo elementos de memoria
no concuerdan, así que hay que hacer aparecer el símbolo-valor para
que el resultado sea correcto y permita avanzar más. Igual pasa en la vida
normal y si algo presuntamente se olvida, como pasa con las causas de
los traumas y fobias, un psicoanalista saca a flote eso que no se sabía
qué era, usando para ello palabras que se concatenan hasta que aparece
lo desaparecido. Así que estamos insertos en la memoria, condenados
dirían los más asustados, pues lo que vivimos es un tiempo corto y en esta
temporalidad limitada nada se borra, simplemente se esconde. Y todo
acaba apareciendo, aun los vestigios más escondidos. Es que todo es
recuperable, la memoria se mantiene en esa tarea.
Ahora, no es lo mismo un olvido que una desaparición. Hay cosas que
desaparecen, que se transforman, pero que no dejan de tener su esencia.
No sé que diga con relación a esto la segunda ley de la termodinámica,
pero lo que tiene un origen y es causa, no importa que efectos produzca,
sigue siendo lo que es. Spinoza es claro cuando conceptualiza el conatus1:
tendemos a persistir en lo que somos, que es eso que nos hizo y lo que
nos permite una forma y una diferencia para poder ser identificados. De
aquí la importancia del vestigio (de donde viene la palabra investigación),
que es el inicio de una memoria (lo que pasó o fue) y a la vez un principio
para situarse en el futuro: lo que concluye es un nuevo seguir, es una
memoria que se extiende.
1
El conatus es lo mismo que el efecto que la física llama resiliencia, esa fuerza que inclina a
que los objetos recobren su forma original cundo son deformados: un resorte, por ejemplo.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
237
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
Nos vemos con base en el pasado y lo que descubrimos, rescatando lo
desaparecido, lo hacemos a partir de referentes de memoria (hechos,
semejanzas, sentimientos), de lo contrario no se sabría qué se está
descubriendo. Pasa igual con la lectura, que nos acoge en la medida en
que quien lee usa palabras que están memorizadas. Y si hay algunas que
no, la definición que nos da el diccionario, que es la gran memoria, usa
palabras que ya sabemos para entender aquella a la que no le sabíamos
el significado. Y si bien no estamos enterados de en qué va a parar la
historia que cuenta el libro, también la memoria nos permite seguir por
ese camino que se abre, pues reconocemos lo que va a apareciendo
con palabras que ya teníamos en estado de memoria. No hay olvido,
entonces, sino desapariciones. Y a ellas se llega en la medida en que un
elemento conocido (una forma, una palabra, un recuerdo, una definición)
va develando lo desaparecido, que es lo que nos empuja o nos señala. O
nos conforma en figura (es lo que sabemos hasta ahora), como sucede
con la memoria genética2.
El asunto Modiano
Nadie escoge el sitio ni los padres de los que nace, simplemente aparecemos
en el mundo y desde el sitio que ocupamos, nos hacemos con base en los
otros. Nos llega un idioma, una geografía, una historia familiar (antes que
la misma historia del lugar), unas creencias, unas relaciones de alteridad
(lo otro y el otro), una situación de ubicación, los caminos de relación con
los otros, lo que es de acuerdo a una tradición, lo que se tiene como tabú
etc. Y en ese nosotros que nos crea (somos una extensión), aparece el yo
que cuestiona y es confrontado: el yo se hace preguntas, busca respuestas,
duda, acierta, se acomoda, evade, quiere un lugar que a veces se logra, lo
excluyen de otros yoes. Y ese yo, que no solo busca saber quién soy sino
también quiénes son los otros, esos que me serán necesarios o peligrosos,
es mi situación en el mundo y en el afuera, que es el que lleva a que
2
238
Pareciera que la memoria genética, como dicen algunos investigadores, también podría
establecer formas de comportamiento o al menos inclinaciones.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
sepamos que yo soy algo necesariamente limitado. Y en esa alteridad (o
alteración) el yo trata de esclarecer prejuicios, admitiendo unos (que me
incluyen en el paradigma), rechazando otros, vivenciando algunos como
forma de auto-odio o de escapar de una situación molesta. En fin, el yo
es un contenido que absorbe y expulsa, que está sano y se enferma, que
acepta o trata de escaparse o esconderse. El yo es un pre-juicio.
El prejuicio (el juicio que hacemos de algo antes de pasar por la experiencia
de ese algo) es una memoria acumulada, en ocasiones construida de
manera amplia (este es el papel de la educación), en otras adquirida por
experiencia vividas, ya en la realidad, ya a partir de las palabras y acciones
de otros cercanos. El prejuicio es un criterio no siempre acertado pues él
también guarda parte de nuestros miedos, fantasías, deseos, seguridades
e inseguridades. Y ese prejuicio que es criterio (la manera de entrar en
relación con lo otro y el otro), es memoria activa, en relación (conexión)
con el estar vivo porque estamos vivos en la medida en que la memoria
nos lo diga. Incluso hay una memoria orgánica (la que hace funcionar el
cuerpo) que se encarga de hacernos sentir la vida, sea en plenitud, en
enfermedad, en confusión o tranquilidad.
Patrick Modiano es un hombre vivo. Y esta condición le permite habitar
plenamente la memoria, pues su vida todavía no se ha detenido. Mientras
vivimos, la memoria es plena, ya que estar vivo es sentir el momento y
actuar o movernos por él según lo memorizado. Nunca vamos al azar,
pues lo cercano y lo lejano son memoria: es la manera de identificar y
valorar lo que nos pasa. O de perdernos en un espacio siguiendo los
rastros de otra memoria para que haya camino. Y si bien es cierto que la
memoria presente es el contenido de la memoria vivida antes, lo presente
es la reacción de la memoria frente a lo que pasa. Es lo que nos hace
sensibles, insensibles, interesados o desinteresados. La memoria es un
radar: capta. O deja pasar cuando lo que sucede no está dentro de su
radio de acción, que es la palabra o situación que conecta.
Patrick Modiano es un escritor, un hombre que ha detenido parte de su
memoria en los escritos que ha publicado. Cada libro es una memoria
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
239
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
detenida. No hay más que lo que el libro dice, que no es una totalidad sino
una parte totalizada. Se diría entonces que es una memoria fragmentadadetenida, imposible de variar. Una memoria que arrancó de un punto y
llegó a otro, una memoria particular que se movió por entre una memoria
colectiva y una interpretación; una manera de sentir y codificar lo que llegó
de afuera y se conectó con un yo-adentro. Y lo que se diga de esos libros
es lo que nuestra memoria nos permite entender, pues en ellos están las
palabras conectoras: bares, mujeres solas, hombres confusos que dan
vueltas, desapariciones, búsquedas a partir de un anuncio de periódico,
alguna fotografía. Y si bien no es un acierto, pues lo de Modiano no es
lo nuestro, sus imágenes vistas son distintas, nos apropiamos de ellas a
partir nuestra capacidad de vernos en esos textos limitados, ya quietos,
convertidos en letras y en una historia que trascurre en otro lugar y que,
por deshabitado que esté, ya tiene un contenido para nosotros. En un
fragmento el que nos llega, si se quiere. Un fragmento de una vida que
trascurre y un espacio en el que lo trascurrido se mantiene, aunque ya esté
silenciado o quizá ni exista. Y así, leyendo eso modianesco, configuramos
nuestra memoria con imágenes distintas y locales, a partir de las mismas
palabras del autor, convirtiendo la historia narrada en algo particular y
singular, y propio de nosotros, para que no haya contradicción. Pasa como
cuando se adapta una película al cine, que es la versión de la memoria del
director, de sus intereses ya memorizados, lo que llega hasta el espectador.
Y ese espectador ve el filme apropiándose de las imágenes que tiene
memorizadas, haciéndolas suyas o rechazándolas, según lo que sepa.
Modiano nació en París de padres no franceses. Pero nacer en un sitio
determinado, en una dirección, en un entorno y un contexto, no quiere
decir que yo haga parte de la memoria anterior de ese lugar. Simplemente
fue un espacio de nacimiento, un accidente, pero no una condición de
nacional. Modiano nació en París pero no en la tradición de Francia.
No es un local con pasado, es alguien que tiene que hacerse local con
presente. Como el hijo cualquiera de tantos inmigrantes, tiene que crear
una memoria a partir de su nacimiento. La historia de Francia no lo
compromete, igual que las creencias y las tradiciones. Es un espectador
y, con la educación recibida y los ambientes habitados, un intérprete. Su
memoria es el presente y su pasado el más cercano. Y el aprendizaje de
240
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
la memoria del lugar, a partir de libros, profesores y vecinos, no es suya
sino una confrontación: la historia de Francia lo convierte en alguien por
fuera del escenario. No es su historia, así que le da igual que si estuviera
en otro país. Pero el presente de Francia, ese que no puede evadir, ya lo
hace un actor, pues está ahí en París, recorriendo calles, habitando un
sitio, amando a alguien. Y con él anda ya la memoria adquirida en la
experiencia, que es una memoria fuerte porque tiene en cuenta detalles
que a los nacionales (los que participan de la memoria colectiva) les
importan poco, pues son imágenes rutinarias, de esas que se amontonan
unas sobre otras, que están ahí y poco importan mientras no falten: son
referentes para pasar automáticamente de un sitio a otro. Para quienes
están en la memoria colectiva, las cosas son como son, como han sido.
Las repeticiones hacen parte de la historia pendular que los caracteriza.
Pero para Modiano, las cosas no son como son3. Tienen más, contienen
lo que no se quiere ver, están ahí interpretando un rol y detrás del rol hay
una intencionalidad, un fluir, una respuesta que no es la que se quiere dar
ni es la que parece. Como espectador y extraño, sus sentidos se aguzan
para lograr ver más de lo que se quiere que se vea. Como intérprete, su
memoria debe trabajar en los mínimos, en los fragmentos, en palabras
sueltas que debe convertir en frases, en párrafos, en textos. Su memoria
es la de la búsqueda, no la de la certidumbre. Él no es de ahí, pero está
ahí. Y se podría ir, pero llegaría a sitios donde tampoco tiene otra memoria.
Si se fuera a Bélgica, de donde es su madre, la memoria sería solo una
mitad. Entre los belgas no está la memoria del padre. Pasaría igual si se
estableciera en Italia, donde hay parte de la memoria del padre4 pero no
de la madre. Así que Modiano tiene una memoria flotante que ancla en
una memoria real cercana: la de la vida que ha vivido y las preguntas que
lo rondan, que son muchas porque incluyen el hecho de que no hubiera
podido nacer si los de la Gestapo5 hubieran capturado a su padre para
enviarlo al campo de internamiento de Drancy y de ahí despacharlo en un
tren a Auschwitz.
3
4
5
Premisa de Aristóteles.
Digo una parte, porque los orígenes modernos de los Modiano están en Salónica y los reales
en alguna parte de la España sefardí que hoy se sitúa más en las guías turísticas que en la
historia de este país.
Policía secreta nazi.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
241
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
Modiano tiene entonces una no-memoria que convierte (lo requiere para
ser él) en memoria cierta porque si lo pasado hubiera sido de otra manera,
él no existiría. Es una memoria-certificado, necesaria, que no está olvidada
sino desaparecida, Se puede encontrar haciendo una hermenéutica de lo
que sabe y lo que aparece en la medida en que busca, Y lo tiene claro:
la interpretación de uno mismo también es memoria, así parezca una
invención.
La memoria de la colaboración
Auschwitz es una palabra terrible. Significa el exterminio: el de los vivos y
el de los que ya no nacieron6. Contiene un nunca más. Y esa palabra, que
ya existe como resultado de la persecución a los judíos etiquetados y el
dispositivo que se llevó a cabo contra ellos7, marca también las intenciones
de los colaboracionistas franceses con el nazismo durante la ocupación.
Lo uno no se puede leer sin lo otro, entender sin el otro. A partir de 1940,
cuando los alemanes entraron en París, media Francia quedó ocupada y la
otra media convertida en una especie de protectorado. Y ambas Francias
fueron trampas y avisos de peligro para los judíos que fueron marcados
con una estrella amarilla, denunciados por los vecinos, atrapados por la
policía regular, llevados al Veló d’hiver (como pasó en París) o a cualquier
campo de internamiento para amontonarlos y despacharlos en vagones
de carga al sitio que los nazis eligieran. Pocos trataron de defenderlos y,
si se trató de niños, como bien pasó algunas veces, se aprovechó de que
ya no tenían familia para cristianizarlos y convertirlos en niños franceses a
partir de adopciones: los padres adoptivos se comprometían a despojarlos
de toda identidad. De una u otra manera desaparecían a los judíos, ya
en cuerpo, ya en no ser lo que debían ser (situándolos en una memoria
ajena). Sin embargo, hubo judíos que se salvaron: los que vivieron entre
6
7
242
Una generación debe producir otra. Y en esto consiste el genocidio: en que se aniquile a una
generación y ya no tenga más un lugar en la tierra. En que se pierda su memoria.
También se persiguió a comunistas y homosexuales, pero a los que exterminaron fue a los
judíos y algunos colectivos gitanos.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
artistas y en la ilegalidad del mercado negro, los contrabandistas, los
reducidores, los extraperlistas, los falsificadores, los drogadictos, los
traficantes, los tratantes de blancas, los proxenetas, las prostitutas, los
mentirosos compulsivos, los mismos colaboracionistas cuando actuaban
como soplones. Y es que el bajo mundo no señala, tiene sus propias
leyes y se rige por una extraña moral: ser leales a sus jefes, cumplir con el
cometido y aceptar que toda falla se paga con la muerte. O sea que ahí se
sobrevive siempre y cuando no se pase la delgada línea que conduce a la
traición. Y si bien es gente inmoral, tienen una moral de hierro primitiva,
arcaica, la que es propia de habitar la sospecha y las persecuciones.
Estos bajos fondos franceses no se interesaron nunca por la identidad de
sus miembros, así que ser judío, musulmán o cristiano, blanco negro o
amarillo, no venía a cuenta. Solo interesaba la acción y el cumplimiento de
lo pactado. Y lo que parece una paradoja: mientras los franceses “morales”
denunciaban judíos y no cuestionaban lo que pudiera pasarles, su moral era
deshacerse de los que no eran nacionales, de esos que los cuestionaban
y ponían en evidencia su calidad de exclutores, los “inmorales” protegían
a los perseguidos. Y aquí es donde Patrick Modiano, en su Trilogía de la
Ocupación, busca la memoria de lo que pasó y pudo suceder para que él
no naciera. Las preguntas son válidas y persistentes: ¿qué hubiera pasado
si al padre lo detienen y lo envían a Auschwitz? Modiano no habría nacido.
¿Qué hizo el padre para sobrevivir y lograr engendrar a Modiano? Burlar
a los colaboracionistas. ¿Ese pasado que no conoció hace parte de su
memoria? Sí, porque heredó una neurosis, unos miedos, un vagar. ¿Y qué
tipo de memoria? Porque lo que Patrick Modiano logra saber, como bien
lo explica en Un Pedigrí, son apenas fragmentos, cortas conversaciones
en bares y trenes con su padre y algunos amigos de éste, que no hablan
claro sino que sueltan datos o hacen suponerlos, como si jugaran a una
baraja endiablada. O que aparecen en cartas, en pequeñas facturas, en lo
que recuerdan los porteros de los hoteluchos que habitaron, en uno que
otro sumario encontrado en una estación de policía. Con el problema de
que la guerra ya pasó y muchos de esos archivos se quemaron. Es claro:
archivos incendiados dan hombres nuevos.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
243
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
Que muchos franceses colaboraron con los nazis, es evidente. Lo dicen
los historiadores, se lee en documentos, en las denuncias. Pero lo que
se dice es una memoria general de la colaboración y lo que le interesa a
Modiano es una memoria particular de ese colaboracionismo, la que tiene
que ver con su padre (el generador de su origen), con los movimientos
de la madre, con los silencios de quienes no le quieren contar nada, con
los desaparecidos que apenas sí dejan una pista mínima (un aviso en el
periódico, como pasa en Dora Bruder). Y es con eso que no se dice, con
lo que se supone, con los sitios que se visitan y ya han desaparecido,
con los que cambiaron y ya son otros, como se construye la memoria
particular que el escritor necesita para saber que, dentro de lo posible,
estaba que él no hubiera sido posible. Una memoria buscada, hilada
de un fragmento al otro, cuestionada cada vez que aparece, certificada
con palabras sueltas. Pero una memoria necesaria que compromete a
una sociedad que decía defender la libertad, la igualdad y la fraternidad,
pero que confraternizó con el enemigo dejando sus principios a un lado
y desarrollando lo contrario a lo que predicaba. Una sociedad que se
perdonaría lo que hizo y seguiría en condiciones de volver a señalar y
volver a reprimir. Ya tiene las etiquetas y conoce los dispositivos. Basta leer
La cuestión Argelina de Albert Camus y ver la representación teatral de La
puta respetuosa de Jean Paul Sartre.
En esa memoria de la colaboración en la que su padre pudo ya no ser más
y desaparecer, muy fragmentada, mentida debido al miedo, escondida
porque podría poner en evidencia lo que no se debe redescubrir, Modiano
encuentra su pre-memoria, la que lo hizo a él y lo marca, pues eso que
pasó antes de que naciera fue la causa de que apareciera en el mundo,
de que fuera engendrado, de la situación en la que el padre conoce
a la madre, se ama con ella y la deja en embarazo. Una pre-memoria
en la que se tejieron los más diversos hilos: lugares, escondites, bares,
hoteles de mala muerte, miedos, escapes, azares permanentes, riqueza,
pobreza, esa especie de miseria dorada, concepto muy modianesco que
habita varios de sus libros. Una pre-memoria que Modiano no conoció,
que elaboró después con sus investigaciones, pero que es necesaria para
saber qué identidad tiene. Una memoria de un azar y, al tiempo, de una
244
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
certidumbre, pues esa memoria desconocida y luego armada con trozos
sueltos, es su causa, el motivo de sus inquietudes para situarse en el
mundo, el principio precedido por un caos que no solo permite conocer
y suponer al padre y a la madre sino la situación que vivieron mientras
duró la guerra y que los marcó en la post-guerra, pues los estilos de vida
en la ocupación se mantuvieron, se hicieron parte del actuar, una manera
de vivir, ya no evadiendo a los colaboracionistas sino conviviendo con
ellos. Es el problema de pasar por el infierno, que este se mantiene en las
personas después de salir al otro lado. La memoria va con nosotros y es
imposible olvidarla. La podemos hacer desaparecer para vivir bajo otras
normas, pero un mero dato la hace florecer de nuevo y lo que estaba
escondido reaparece, anida en las entrañas, y basta cerrar los ojos para
revivir los hechos. O escuchar algo o leer un papel.
Buscando el pasado previo a su nacimiento, Modiano encuentra la
memoria de la colaboración. Y si bien esos que colaboraron ya no pueden
hacerlo, lo harían otra vez si se les otorga el poder que tenían antes. Es
el problema y condición de la guerra, que sigue viva en quien la vivió. La
memoria no lo deja salir de ahí.
Modiano, entonces, hijo de un judío perseguido, que se escondió y
burló las disposiciones legales de un momento en la historia de Francia,
pudo no haber nacido, pero nació. Él es una respuesta de la vida a una
intención criminal, una memoria de lo que quisieron hacer con su padre
sin lograrlo, un pasado necesario para explicarse un presente en el que
se sigue viviendo entre colaboracionistas: es un testigo de lo que no
vio pero él fue la consecuencia. Por eso teme que pongan en marcha
el dispositivo para que la etiqueta tenga de nuevo validez. Por esto no
tiene más alternativa que denunciar. Y en la búsqueda de esa memoria la
denuncia se mantiene. Pasó algo y, entre eso que pasó, yo nací para que
no haya olvido, parace decir Modiano en la medida en que expone autoodios, traiciones, denuncias, escondites, desapariciones, palabras para no
olvidar, que pueden desaparecer pero al final se las encuentra. Nada está
tan olvidado como para esconderse por siempre.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
245
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
La memoria deseada
En Calle de las tiendas oscuras (premio Goncourt de novela) un hombre
ha perdido el nombre y la memoria y la única pista que tiene es una
fotografía en la que él pudiera ser una figura que se ve borrosa. Es el
único vestigio que posee para construirse, una especie de hipótesis
que va a tratar de demostrar estableciendo como memoria lo que logra
obtener de unas vidas ajenas en las que él trata de acomodarse. Pero no
ha olvidado del todo lo que es, a fin de cuentas no ha perdido el lenguaje
y puede mirarse en un espejo, sino que han desaparecido los referentes
que lo determinan: el nombre, su pasado algo remoto, los que fueron sus
amigos, los espacios por los que anduvo, las mujeres que amo. Es un
nadie en un momento de su vida (a partir de la amnesia ha perdido lo que
fue) y, para situarse de nuevo, debe ser un alguien.
La foto que posee Guy Roland, el nombre supuesto que usa el personaje
y que se lo dio un detective que lo abandona, es un vestigio que no se
identifica bien. La imagen no se determina, pero es un parecido posible.
Puede ser ese, es lo hipotético, pero debe buscar a personas que lo
conozcan para que le digan quién es y cuál es su posible pasado. Esa es
la búsqueda que parte de la fotografía. Pero lo único que hay posible en
la foto son las personas que aparecen en primer plano (el personaje está
en un segundo plano, difuso), que servirán para que recordar al personaje
que no se detalla bien.
A partir de una metodología de novela negra, Modiano lleva a que el
personaje encuentre a los de la foto, que le dicen quién podría ser él, pero
no como tesis sino siempre en calidad de hipótesis que debe ser probada.
Guy Roland, entonces, se apodera de esos otros nombres posibles y trata
de vivir el pasado que le cuentan de esas personas. O sea que se apodera
de una memoria ajena y comienza a vivir en una vida prestada que logra
habitar unos días hasta que esa certidumbre desaparece estallando
igual que una pompa de jabón cuando ya no es ese que quiere ser pues
aparece quien es dueño de esa vida, un poseedor con memoria cierta: el
otro real que, en este caso, excluye al usurpador de esa memoria de la
246
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
que se quiso apoderar, dejándolo vacío otra vez. Así, Modiano se plantea
una charada, un juego de los recuerdos falsos pero que sitúan al individuo
en una identidad fabulada y posible mientras la fábula se mantiene. Y esa
identidad ajena, que es un último recurso para tener un lugar en la tierra,
permite los recuerdos falsos generados por el deseo de identificarse con
aquello mismo que lo excluye. Y una memoria paralela, la de saber que
no se participa de esa memoria a la cual le aparece el dueño, sea como
entidad viva o muerta: las dos son certidumbres. Y en esto que es cierto, ya
hay un pasado fingido y otro que es real, lo que permite crear al buscador
de identidad una memoria de la inclusión y la exclusión. La primera como
sueño, la segunda como evidencia. En la una se situó en el querer, en la
segunda en el estar, que ya es imposible de evadir. Nadie olvida dónde
y en la situación que está, a menos que no esté ahí y la situación le sea
ajena. Esto último podría ser kafkiano, lo primero es modianesco.
William Faulkner, en su novela Un intruso en el polvo, platea algo similar:
hay un negro acusado de querer ser blanco y los blancos lo condenan a
muerte por esta actitud. No puede ser blanco porque no tiene pasado de
blanco, porque su memoria es de negro. Y si entra en el pasado del blanco,
creyéndose lo que no es, lo tendrá que deformar: se volverá un fanático, un
encerrado, alguien que perseguirá a los suyos para que no le evidencien lo
que es. Y esto es lo que temen los blancos de la novela de Faulkner: que
el hombre negro que quiere ser blanco les deforme el pasado a ellos y los
sitúe en una posición distinta delante de la gente de la que reniega ese
que ingresa en los espacios de una memoria que no le pertenece. Es más
o menos lo que sucede con los conversos, que dejan lo suyo para entrar
en un mundo del que parten de cero, pues carecen de memoria de ese
mundo al que ingresan y han perdido la que tenían. O sea que quieren ser
otros sin poderlo, así copien actitudes y creencias, se sometan a rituales y
memoricen palabras: desean una memoria, pero esa memoria nunca les
llega, pues lo que uno es no se puede olvidar. Quizá logre desaparecer el
pasado hasta que se viva una situación extrema (un peligro de morir, por
ejemplo) que haga retornar a la memoria desaparecida. Nadie es lo que
no es: es así no sepa que es.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
247
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
Patrick Modian, como Faulkner, trabaja la memoria prestada pero no
lograda, la que se vive por momentos a partir de deseos pero que no
está en el que la busca, así se disfrace de haberla encontrado. Y esa
memoria que se desea es la de los asimilacionistas, que se someten a una
memoria ajena (la nacional, la del grupo al que ingresan) sin lograr más
que un vacío de identidad, lo que los convierte a la larga en sospechosos
de todo pues no hay un elemento de certidumbre que identifique a ese
que no quiere ser él sino otro. En este punto Modiano toca el caso de los
que nacen en un país sin pertenecer a la memoria de ese país. Los que
ingresan en lo que no los acoge (aunque los permite como testigos) y
en este entrar y no ser acogidos violentan su identidad pasada sin lograr
la que desean, teniendo que vivir escondidos en la memoria que tenían
antes. Son los renegados, los que abominan de su nombre, de su familia,
de su cultura y buscan en aguas que no son las suyas. Esta personas,
comunes entre los inmigrantes y los que no quieren ser ellos por alguna
disfunción en la personalidad, desaparecen en sí mismas. Entran en
una calle de las tiendas oscuras, en las que ven sin ser vistos, en las que
tocan sin ser tocados y en las que compran en la medida en que ellos
mismos se venden como objetos de uso pero no de parte del escenario.
Como bien pasa en América Latina, donde se posa de ser lo que no se
es y, en esta falta de identidad, desaparecemos, pues no hay admisión
en la memoria que buscamos sino deseos de ser admitidos. Todo es una
fantasía y no una realidad. Y el problema de la fantasía es que es un mero
estado de soledad, un miedo a mirar hacia atrás y una confusión al ver
hacia adelante. Sin memoria dejamos tener un sitio. Y el sitio se vuelve
peligroso cuando se asume una memoria que no es la propia, pues allí
todo se tambalea y hay que vivir en estado de vigilia. Como todo deseo,
una memoria así es una idea falsa en la que la frustración es permanente,
pues se está frente a lo que se quiere pero no se adquiere.
Guy Roland, el personaje sin memoria, al final de la novela Calle de las
tiendas oscuras, deja de ser: no entra en el olvido sino que desaparece.
Es la trágica situación del que quiere ser lo que no le es posible porque la
memoria que busca no es su memoria. Es una desubicación. Es la carta
12 del tarot, la que representa al hombre ahorcado.
248
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
La memoria obtenida
En Modiano hay una memoria cierta y habitada, que es la obtenida en los
años que ha vivido, esos de la búsqueda y la respuesta, los de la situación
y la ubicación. Una memoria que lo acoge y, al igual, le permite suponer y
crear hipótesis que lo llevan a investigar donde otros no pueden llegar, que
son él mismo en otros lugares, muchos de ellos situados sobre el suelo
pero cambiados por la arquitectura. Y si la suposición es una memoria
inventada, como podría argumentarse, mientras dure lo supuesto y se
busque en esta posibilidad, es una memoria viva, algo con cuerpo y
referentes pues también está en lo memorizable lo que puede y pudo
pasar, que sí bien no son aciertos sí son fantasmas, algo que altera y
lleva a tomar posición. Fantasmas que se crean con lo vivido, con lo que
se mezcla en la memoria y se siente en un momento dado. Ir por una
calle y no ver nada, por ejemplo, pero suponer que por allí fue gente, una
tranquila y otra en busca de un escondite; una que caminaba abrazada
y otras que se escondía en su propia ropa para no ser identificada. La
memoria permite estos juegos, que son los que se aplican en la literatura
que cuenta lo que pudo haber pasado a la par que introduce al escritor
en una esquizofrenia en la que un otro está frente a él, delante, detrás,
mirándolo por una ventana, entrando por una puerta, en la soledad de un
cine, en la oscuridad de un café. De ese acontecimiento esquizofrénico
sale el escritor al terminar el texto, pero su memoria ha sido alterada. Ya
tiene más referentes, más respuestas, nuevas preguntas. Ha memorizado
algo que no es (la historia narrada), pero que al tiempo es porque contiene
palabras, definiciones y contextos que ya no se olvidan.
La memoria obtenida de Modiano parte de ubicaciones: lugar de
nacimiento, direcciones de viviendas, bares, hoteles, cruces de calles,
avenidas, estaciones de tren, cines, escaleras, documentos policiales. La
ciudad vivida aparece en él como un gran damero por el que se mueve,
ya saltando, ya quedándose en un cuadro o situándose en un intersticio
en el que las vías se bifurcan y no solo de manera direccional sino hacia el
pasado o una suposición. Su memoria es un presente mutante, lo que le
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
249
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
permite entrar y salir, avanzar y regresar. Es una memoria de la vida y los
espacios, de las caras y los cuerpos, de los aparecidos y los desaparecidos.
Y se ancla en ella con nombres que, como son palabras, contienen todo
lo referente a él: una forma, una edad, un comportamiento, un sitio
apetecido, un lugar del que se huye, una experiencia momentánea, unas
rutinas, unos encuentros. Un nombre, como explica Platón en El Cratilo,
es un mundo completo que tiene un principio y un fin, o sea que es una
memoria. Y saber de un nombre, entrar en él, es adquirir su memoria,
hacerlo parte de mí y de cómo seguiré viendo lo que pasa. Y como es una
memoria y la memoria no contiene olvidos, ella es lo que es (el espacio de
los reconocimientos, del volver a conocer) y permite un reconocimiento
del yo en relación con lo demás, sea positiva o negativa. Cargamos con lo
memorizado para elaborar nuestros criterios y tomar nuestras decisiones.
Quizá por esta razón Modiano es un solo libro. Un hecho que aparece
en un texto vuelve e ingresa en otro. Y si bien no se repite igual, es el
mismo: es como un hombre que no cambiara de edad pero todos los días
se pone un traje distinto. Se lo ve diferente, pero sigue siendo él. Todo
ha cambiado menos el vestigio que lo identifica: la cara, que es la que
hace posible el reconocimiento inmediato y, al tiempo, la que contiene los
sentidos con los que leemos la otredad.
En esa memoria obtenida, que es la que realmente me acoge porque
ya no se va de mí, que es la que se convierte en la habitación del yo y
paralelamente de sus extensiones (yo en la alteridad y en relación con ella),
termina siendo lo que soy, mis criterios y mis reacciones, mis miedos y mis
alegrías, mis culpas y las puerta de salida. Así, Modiano es la memoria que
describe, la que fue hilando en la búsqueda y en los encuentros, lo que no
despreció ni las aguas que se hizo con culpas que nunca tuvo o que no
aceptó que fueran culpas sino parte de un vivir. Es una sumatoria de idas y
regresos, de inclusiones y rechazos, de logros y errores. Es un soy y tengo
un lugar, una aceptación o exclusión del otro para saber quién soy, una
invención o una realidad que permite divagar por lo posible del pasado
y el presente. Y no es una memoria colectiva ni universal: es particular,
lo que ya muestra diferencias y limitaciones, alteridad. Y, ya en calidad
de sujeto (con acciones y contexto), es una memoria que se entromete
250
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
PATRICK MODIANO Y SU MÁS ALLÁ DEL OLVIDO
en la de otros y, en esa intromisión, entiende lo que le ha sucedido a su
memoria particular, singular, que solo es posible de almacenar en palabras
en palabras escritas, para que así no haya desapariciones. El libro está
ahí, ya no avanza más, pero fue testigo y contiene un testimonio. Y a eso
que testimonia recurrirán otros, se incluirán otras memorias, aparecerá lo
desaparecido y lo que se tenía por olvido resultará siendo algo escondido
que aparece de nuevo para recuperar tiempos idos. Como en la película
Amelie, basta una caja con pequeñas cosas, encontrada en una pared,
para que vuelva y aparezca un mundo en un hombre que creía haberlo
olvidado todo.
Conclusión en Modiano
No hay olvido mientras se esté vivo. Solo hay desapariciones y escondites
a los que se puede llegar mediante una búsqueda que no desprecie nada.
Los detalles, las palabras más insignificantes, los hechos más fortuitos,
un gesto rápido de alguien, una mirada coincidente, crean un tejido y,
en eso que se teje, se va recuperando memoria en la medida en que se
busca, ya que toda búsqueda resulta siendo un encuentro. Y esa memoria
recuperada, que viene de afuera y se une a la propia, es la que da cuenta
de nuestro paso por la tierra, la que confronta y acepta, la que señala y
determina la dirección de un camino. Y es una inclusión en la memoria
presente, en la propia y en la del colectivo, pues la memoria es un ver, un
entender, un situar y un relacionar.
Patrick Modiano nació en Francia sin ser francés. Pero creció en esa Francia
de las divergencias, en el París de las direcciones y direccionamientos,
en eso que quedó de la guerra. Él fue algo que quedó de la guerra, lo
inevitable. Y esa memoria que tiene, que ha descrito en sus libros, no se
puede evitar: en ella hay desapariciones pero nunca olvidos. De cualquier
cosa que pase, de cualquier persona que viva, siempre queda un vestigio.
Y ese vestigio anula el olvido, palabra que no se olvida porque ella misma
es el vestigio de eso que propone y a la vez niega.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
251
JOSE GUILLERMO ANJEL RENDO
Escrito en Medellín, ciudad donde se desean los olvidos de tantas cosas
que aparecen. Es que no se puede hacer nada. Lo que fue, es.
Bibliografía para este trabajo sobre la Memoria en
Patrick Modiano
Libros del autor analizado:
La trilogía de la ocupación. Editorial Anagrama
Calle de las tiendas oscuras. Editorial Anagrama
El café de la juventud perdida. Editorial Anagrama.
Más allá del olvido. Editorial Alfaguara.
Dora Bruder. Editorial. Editorial Seix Barral.
Otros soportes:
El asunto de Argelia. Albert Camus. Obra completa. Alianza Editorial.
La puta respetuosa. Jean Paul Sartre. Teatro Completo.
El hombre fulminado. Editorial
Cuaderno de notas del autor del ensayo.
252
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
instructions
to authors
instruções
aos autores
escritos
instrucciones
para los autores
1. ÉTICA DE LA PUBLICACIÓN
La Editorial UPB y los comités editoriales de las revistas de la Escuela de
Teología, Filosofía y Humanidades (ETFH) tienen un claro compromiso
con la actitud ética de todos los miembros de los procesos editoriales.
Las directrices aquí consignadas son un producto del análisis de
mecanismos y estrategias consignadas en las políticas internacionales
establecidas por COPE1,ICMJE2, WAME3, CBE4, EASE5, Elsevier6, entre
otros y la legislación colombiana sobre propiedad intelectual.
Política de ética en las publicaciones
Toda la producción editorial ETFH está acompañada de un proceso
académico, investigativo que declara la transparencia y honestidad
como principios necesarios para la gestión y proyección pertinente del
conocimiento. Todos los miembros de los procesos editoriales estarán
atentos para no admitir contribuciones que no sean inéditas, originales, que
fabriquen, falsifiquen o manipulen datos, incurran en plagio presentando
como propias ideas, datos, resultados creados por otros.
Criterios generales:
• El fraude o plagio científico en cualquiera de sus modalidades es
considerada una violación a la integridad de la investigación científica
a los derechos de propiedad intelectual declarados en las normas
internacionales y la legislación sobre propiedad intelectual colombiana.
1
2
3
4
5
6
http://publicationethics.org/iles/Code_of_conduct_for_journal_editors_0.pdf
http://www.icmje.org/
http://www.wame.org/
http://www.councilscienceeditors.org/i4a/pages/index.cfm?pageid=1
http://www.proof-reading-service.com/?gclid=CL7fk-ub1boCFdJ9OgodJnQAzw
http://www.elsevier.es/
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
255
• Se presenta conflicto de interés cuando los miembros del equipo
editorial de la Revista (comité editorial o árbitros) poseen algún vínculo
con la contribución presentada y este pueda influir negativamente en
su capacidad de juzgamiento.
• Todo autor debe garantizar que la contribución presentada a las revistas
ETFH no se encuentra en curso de evaluación, ni haya sido aceptada o
publicada en otras revistas. Es de anotar que por razones de beneficio
a los procesos de investigación, una contribución ya publicada puede
publicarse de nuevo en otro idioma u otros países, si:
- Los autores cuentan con el consentimiento de ambos equipos
editoriales de forma gratuita y cumplen los tiempos de intervalo
pactados.
- La segunda publicación estará destinada a un grupo distinto de
lectores.
- En la segunda publicación se debe informar en pie de página los
créditos de la primera publicación.
Responsabilidades éticas de los miembros
del proceso editorial
Autores
Todo autor que presenta contribuciones a las revistas de la ETFH debe
comprometerse profesional y éticamente a presentar y certificar que sus
contribuciones son inéditas, con un manejo claro y adecuado de los datos
y las fuentes y libres de cualquier modalidad de fraude o plagio científico.
Si en una contribución ya publicada un tercero manifiesta alguna
modalidad de fraude o plagio científico, es responsabilidad directa del
autor la retractación.
Editor de revista
• Garantizar al autor un proceso transparente de arbitraje, definido por la
claridad, originalidad y pertinencia de la contribución enviada.
256
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
• Contactar directamente al autor cuando se sospeche o haya pruebas
de conductas inapropiadas que atentan contra la política de ética de la
publicación.
• Garantizar un claro instructivo para los autores, que permita el
cumplimiento de los estándares de calidad científica-editorial y el
cumplimiento de la política de ética de la publicación en procura de la
detección de plagio o formas inadecuadas de manejo de los datos.
Miembros de comités de revistas (editorial, científico y arbitraje)
• Es responsabilidad directa del comité editorial de la revista elegir y
contactar los árbitros para la evaluación de las contribuciones.
• El proceso de arbitraje se realiza bajo la metodología doble ciego.
• El comité editorial debe utilizar canales y medios asertivos para la
comunicación con los autores.
• Todos los miembros de comités de revistas (editorial, científico y
arbitraje) tienen la responsabilidad de cumplir estricta confidencialidad
sobre las contribuciones recibidas, no deben usar los datos, argumentos
o interpretaciones sin la debida autorización de los autores.
• Cualquiera de los miembros de comités de revistas (editorial, científico
y arbitraje) deben informar al editor la conducta inapropiada detectada
en las contribuciones recibidas.
2. ALCANCE Y POLÍTICA EDITORIAL
La revista Escritos es una publicación científica de la Escuela de Teología,
Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana. Fue
Fundada en 1974. Su temática abarca los campos de la Filosofía, la
Literatura, los Estudios Clásicos, las Humanidades, la Historia y la Poesía.
Su objetivo es presentar algunas reflexiones e investigaciones de actualidad
en estos campos del saber. Los contenidos de la revista están dirigidos a
los estudiantes, docentes, investigadores, egresados, profesionales de las
áreas de Filosofía y Literatura y a los lectores afines a estas disciplinas.
Periodicidad: Semestral.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
257
La convocatoria editorial recibe contribuciones en la tipología de artículos
científicos, artículos de reflexión científica, artículos de revisión, reseñas,
creación. Está dividida en cuatro (4) secciones: Filosofía, Literatura,
Creación y Reseñas.
Forma y preparación de los manuscritos
Organización del texto
• El documento deberá elaborarse en Microsoft Word, tamaño carta,
márgenes de 3 cm en cada uno de los lados de la hoja, espacio 1.5,
tipo de letra Arial, tamaño 12.
• Es pertinente que el artículo sea producto de un proyecto de
investigación inscrito en un grupo, comunidad o red científica nacional
o internacional.
• Número máximo de páginas: 25 (incluyendo cuadros, gráficas,
bibliografía y notas).
• Título en español e inglés.
• Pie de página del autor que contenga: nombre y apellidos completos,
documento de identidad, último grado de escolaridad y año respectivo,
institución a la que pertenece, país, grupo de investigación al que
pertenece, descripción del proyecto de investigación al que pertenece
el texto, correo electrónico y registro ORCID.
• Todo autor debe registrar su código ORCID en https://orcid.org/register.
• Resumen analítico en español e inglés con una extensión máxima
de 200 palabras, donde se describa la idea central, los objetivos, la
metodología, los hallazgos más importantes y las conclusiones.
• Cinco (5) palabras claves en español e inglés. Se recomienda utilizar
los tesauros de las áreas respectivas.
3. ESTILO DE CITACIÓN
O TIPO DE CITACIÓN (MLA)
• La revista Escritos utilizará para la citación las normas MLA, séptima
edición.
258
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
• La guía que aquí se presenta tiene como objetivo resumir e ilustrar las
normas de citación de la Modern Language Association (MLA) y se ha
construido a partir de la séptima edición del MLA Handbook for Writers
of Research Papers (2009), elaborado y publicado por dicha asociación.
Las normas MLA utilizan la citación por paréntesis en la cual la
información correspondiente a las citas usadas para la redacción de
los trabajos (ya sean directas o indirectas) se inserta entre paréntesis
como parte del mismo texto. Usualmente, el apellido del autor y la
página de la referencia son suficientes para identificar la fuente de la
cual proviene la cita. El apellido del autor y el número de la página no
se separan con ningún signo. Las notas a pie de página se reservan
únicamente para el caso de notas aclaratorias o disertivas. Se
recomienda reducirlas al máximo e incluirlas en el texto.
• Cita textual:
Cuando la cita es de menos de cuatro líneas se incluye en el párrafo
entre comillas. Ejemplo: En el marco de la discusión que venimos
desarrollando: “Cortázar parte de la hiperliteratura, de la literatura
que se sabe y se quiere exclusivamente literaria. Establece su predio,
inicialmente poético, dentro del dominio reservado de lo literario
propiamente dicho, preestablecido como tal” (Yurkievich 128).
Por otro lado, si el nombre del autor se incluye en la redacción del párrafo,
se puede prescindir del mismo en la citación por paréntesis. Ejemplo:
Yurkievich nos indica en su texto que: “Cortázar parte de la hiperliteratura,
de la literatura que se sabe y se quiere exclusivamente literaria. Establece
su predio, inicialmente poético, dentro del dominio reservado de lo
literario propiamente dicho, preestablecido como tal” (128).
En el caso que la cita exceda las cuatro líneas debe insertarse en un
párrafo aparte, sin comillas y sangrado a la izquierda (1.25 cm). En
este caso, la citación por paréntesis se inserta a continuación del
punto final con el que concluye la cita. El párrafo que sigue a esta cita
no lleva sangría en la primera línea. Ejemplo:
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
259
Para Alfonso Reyes es importante rescatar la práctica de la lectura tal
como lo afirma en su obra La experiencia literaria:
El libro, como la sensitiva, cierra sus hojas al tacto impertinente. Hay
que llegar hasta él sin ser sentido. Ejercicio, casi, de faquir. Hay que
acallar previamente en nuestro espíritu todos los ruidos parásitos
que traemos desde la calle, los negocios y afanes, y hasta el ansia
excesiva de información literaria. Entonces, en el silencio, comienza a
escucharse la voz del libro; medrosa acaso, pronta a desaparecer si se
la solicita con cualquier apremio sospechoso. (149-150)
• En el momento de parafrasear o resumir la idea de un autor debe
incluirse el número de página. Ejemplo: Foucault en el Nacimiento
de la biopolítica pregunta por la razón del Estado en el contexto de la
gubernamentabilidad (70).
• Cuando existen varias obras de un mismo autor se añade las primeras
palabras del título del texto que se está citando o una palabra clave del
mismo título a continuación del apellido del autor y antecedido de una
coma, de tal forma que el lector pueda diferenciar las diversas fuentes.
Ejemplos:
En el párrafo:
260
-
“Arriesga a sacar agua de tu propio pozo en el ejercicio hermenéutico
del filosofar: no seas notario de la tradición filosófico sino juez de
ella” (Soto, “La filosofía” 574).
-
Argumentando la existencia de una cultura de la risa y de una
cultura de la seriedad en la Edad Media, el Doctor Soto afirma que:
“La seriedad prohíbe, la risa transgrede. La seriedad piensa que el
saber está definitivamente establecido para todos los espacios y los
tiempos” (Diez 76).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
En las referencias bibliográficas:
-
Soto, Gonzalo. “La filosofía como forma de vida”. Escritos 17.39
(2009): 542-576.
-
Soto, Gonzalo. Diez Aproximaciones al Medioevo. Medellín:
Universidad Pontificia Bolivariana, 2006.
• Si se cita un trabajo que ha sido citado por otro autor se escribe entre
paréntesis ctd en (citado en) y la página. En la lista de obras citadas
sólo debe aparecer el autor que cito. Ejemplo:
-
Heidegger (ctd en Marion 128) presenta un análisis…
En el texto se nos presenta el anterior análisis (Heidegger ctd en
Marion 128).
• Cuando hay una referencia no textual se escribe “cf.”: (cf. Orrier 23).
Este criterio es opcional.
• Autores antiguos y literatura común: El autor y las obras dentro de
un contexto se citarán completos; por ejemplo: como dice Aristóteles
en su Metafísica. Las citas en el texto van entre paréntesis, o en las
referencias bibliográficas podrán introducirse con sus nombres
completos o con las abreviaturas del Diccionario Griego-Español. Ej.
Aristóteles. Metafísica 1084 b., o Arist. Met. 1084 b1. Para las obras en
verso comúnmente referenciadas y estudiadas se omitirán las páginas
de la referencia y en su lugar se indica el título de la obra en cursiva,
la división (acto, escena, canto, libro, parte) y la línea del mismo (estas
dos últimas separadas por un punto). Por ejemplo “Ilíada 9.19” se
refiere a la línea 19 del Canto 9 de La Ilíada.
• Los textos griegos y las palabras griegas deberán ir con la
fuente SGreek o Greek.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
261
Lista de Referencias (lo que antes se titulaba bibliografía)
Libros
Apellido(S), Nombre. Título del libro. Ciudad: Editorial, año.
Soto Posada, Gonzalo. Diez aproximaciones al Medioevo. Medellín:
Universidad Pontificia Bolivariana, 2003.
Dos autores
Arenas Gutiérrez, Mario, y Nelly Martínez Restrepo. Las frías colinas. México:
Tricolor, 2003.
Tres autores
Cardona, José, Angélica Durango y Esteban Patiño. Las noches con sus
penurias. Canarias: Silbido, 2000.
Más de tres autores
Corrales Benítez, Jairo, et al. El vacío de la ópera. Maracaibo: El Roble,
1998.
Cuando hay traductor
Smith, Peter. Genealogía del alma. Trad. Arturo Callejas. Santafé de
Bogotá: Bravo, 2006.
Artículos en libros de referencia
“Título del artículo”. Título de la enciclopedia o diccionario. Edición.
Año. Medio de publicación.
“La caída del agua”. Biología natural. 2ª ed. 2008.
Publicaciones de varios volúmenes
Si se utilizan el total de los volúmenes: Apellido(S), Nombre. Título del
libro. Número de volúmenes. Ciudad: Editorial, año.
262
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. Vols. I-III. México: Siglo XXI Editores,
2001.
Si se utiliza un solo volumen: Apellido(S), Nombre. Título del libro.
Número del volumen utilizado. Ciudad: Editorial, año.
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. Vol. II. México, Siglo XXI Editores,
2001.
Trabajos en antologías
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre de la obra. Ed. Trad. o
Comp. Nombre Apellido de Editor(S) o Compilador(S). Ciudad: Editorial,
año de publicación. Páginas.
García Peñares, Alfredo. “Umbral de Occidente”. El mundo. Ed. Juan
Barrera. Buenos Aires: Perfiles, 2001. 95-115.
Publicación seriada
Revistas especializadas
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre de la Revista Volumen.
Número (Año): páginas.
Ruiz Alzate, Jacobo. “Aquellas voces en el vestíbulo”. Diario de la
crítica 24.2 (2002): 34-51.
Revistas no especializadas
Apellido, Nombre. “Título del artículo”. Título de la revista Día mes
(abreviado) año: Págs.
Suárez, Felipe. “Los festejos callejeros”. Lente 12 mayo 2008: 33-35.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
263
Artículos de periódico
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre del periódico Día mes
(abreviado) año: Sección.
Cruz, Federico. “Las afecciones políticas”. Diario local 08 sep. 1994: A3.
Fuentes electrónicas
Página electrónica
Título del sitio en cursiva. Nombre del editor (si aparece). Día, mes, año
Universidad Pontificia Bolivariana. 09 feb. 2009 <http://www.upb.edu.
co/>.
Bases de datos electrónicas
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre de la base de
datos. Editor. Datos de la publicación electrónica. Día mes año.
McGrady, Donald. “Dos sonetos atribuidos a Gabriel García Márquez”. Jstor.
03 feb. 2009.
Libro en línea
Si la versión en línea no se ha publicado antes, escriba la fecha de
publicación electrónica y el nombre de la organización patrocinadora.
Si existe una versión impresa, escriba sus datos de publicación (Ciudad:
Editorial, año).
Apellido(S), Nombre. Título del libro. Ciudad: Editorial, año. Día mes año
Dix, Robert H. The Politics of Colombia. New York: Praeger Publishers,
1987. 15 mar. 2009.
Revista especializada en línea
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre de la Revista. Volumen,
número, (año): págs. Día mes año
264
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
Trinchero, Hugo, Alejandro Balzote, y Sebastián Valverde. “Antropología
económica y ecológica: recorridos y desafíos disciplinares”.
Cuadernos Antropología 26 (2007): 07-19. 05 feb. 2008 <http://www.
cuadernosdeantropologia.edu.co/textos26>.
Revista no especializada en línea
Apellido(S), Nombre. “Título del artículo”. Nombre de la Revista. Día mes
(abreviado) año de publicación. Día mes año de consulta
Santana, Gabriel. “La incertidumbre laboral”. Diario económico. 23 nov.
2008. 03 dic. 2008.
Artículo de periódico en línea
“Título del artículo”. Nombre del periódico. Día mes año de publicación.
Día mes año de consulta
“Incremento de la lectura de los colombianos”. El Mercurio. 04 jun. 2007.
14 jun. 2008.
Envío de manuscritos
Recepción de artículos
• Abierta la convocatoria editorial los artículos pueden ser enviados por
medio del OJS (https://revistas.upb.edu.co/index.php/escritos/about/
submissions#onlineSubmissions) o a las direcciones de contacto
electrónico de la revista.
• El autor garantiza la originalidad del artículo, envía la autorización para
la publicación y difusión del artículo a la revista Escritos, quien podrá
publicarlo en formato físico o electrónico, en cumplimiento con la
política de publicaciones y la declaración ética de las publicaciones de
la revista Escritos. A la vez certifica que no se haya publicado en otro
medio y no se encuentre postulado simultáneamente en otras revistas.
• La dirección de la revista acusará recibo de los trabajos enviados en un
plazo no mayor a diez (10) días hábiles.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
265
• En ningún caso se devolverán los originales.
• La revista Escritos se reserva el derecho de publicación.
Arbitraje y aprobación de artículos
• El Comité Editorial determinará la pertinencia del artículo a publicar.
Asimismo, en todo momento estará presto a informar al autor sobre el
proceso editorial de su artículo.
• La revista Escritos someterá todo artículo recibido a una evaluación
por dos árbitros anónimos (doble ciego) quienes determinarán si la
contribución es publicable. En caso de ser aprobado por un árbitro y
rechazado por el otro, se nombrará un tercero para dirimir el asunto.
El proceso de evaluación está contemplado entre 8 y 12 semanas.
Información para el envío
La contribución puede enviarse en formato digital por medio de correo
electrónico o inscribiéndose en el portal OJS (https://revistas.upb.edu.co/
index.php/escritos/about/submissions#onlineSubmissions) de la revista
Escritos:
Correo electrónico: ivan.carmona@upb.edu.co
Dirección postal y teléfono:
Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades
Revista Escritos
Universidad Pontificia Bolivariana
Circular 1ª No. 71-01 Bloque 6, piso 4
Apartado Aéreo 56006 / Medellín-Colombia
Teléfono (57) (4) + 3544530 Ext. 12133
e
266
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
Scope and policy
The journal Escritos is a scientific publication by the Department of
Theology, Philosophy and Humanities (Escuela de Teología, Filosofía y
Humanidades) of the Universidad Pontificia Bolivariana. It was founded
in 1974. It covers the areas of Philosophy, Literature, Classical Studies,
Humanities, History and Poetry. It aims to present reflections and current
researches in those fields. The contents of the journal are intended for
students, professors, researchers, graduates and professionals of the
fields of Philosophy and Literature, and every reader interested in those
areas of knowledge. Escritos is published twice a year.
Submissions should be presented in the format of scientific paper,
reflection essay, review or personal creation. The journal is divided in two
(2) sections: Articles and Creation.
Form and preparation of manuscripts
• The paper should be typed in Microsoft Word, 1.5 line-spaced on lettersized paper with 3cm margins on every side, using 12 pt. Arial font.
• The maximum number of pages is 25 (including charts, graphics,
references and notes).
• The title should be presented in Spanish and English.
• A brief profile of the author should be included stating at least the following
information: author’s full name (first, middle and last names), id number,
last degree and the year in which it was obtained, institutional affiliation,
country, affiliation to any research group (if applicable), description of the
research project related to the paper (if applicable) and e-mail address.
• An analytic abstract in Spanish and English of up to 200 words should
be included. This abstract should contain the main idea of the paper,
its aims, the methodology used, the most important findings and the
conclusions.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
267
• A list of 5 key words in Spanish and English should be included. It is
recommended to use the respective thesaurus according to the area of
knowledge worked.
Quotation Format
• The Journal Escritos adheres to the stylistic and bibliographic
requirements outlined by the MLA Handbook for Writers of Research
Papers, seventh edition.
• The following guide aims to summarize and illustrate the citation style
outlined by the Modern Language Association (MLA) and has been
drawn from the MLA Handbook for Writers of Research Papers (2009),
elaborated and published by this association.
The MLA citation format uses a brief parenthetical acknowledgment to
indicate the information correspondent to every quotation (either direct
or indirect) used in writing the paper, such information is included
within parenthesis as part of the text. Usually, the author’s last name
and a page reference are enough to identify the source from which you
took the quote or the idea. Footnotes are only used for explanatory
notes or for providing additional information. It is suggested not to use
them in a large number and they should be included in the text.
• Direct quotation
When the quotation comprises less than four (4) lines, it is included
within the paragraph and enclosed with quotation marks to outline
them, e.g., the idea we have developed so far is expressed as it follows:
“In any case, there is one sense in which we dream of the Middle Ages
so that our era can be defined as a new Middle Ages” (Eco 73).
If the quotation appears in a sentence containing the author’s last
name, include only its location within the parentheses, e. g., Umberto
268
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
Eco suggests that: “In any case, there is one sense in which we dream
of the Middle Ages so that our era can be defined as a new Middle
Ages” (73).
If the direct quotation comprises more than four (4) lines, display it in a
freestanding block of text without using quotation marks and indenting
this block 1.25cm from the left margin. In this case, the parenthetical
acknowledgment should be included after the full stop that concludes
the quotation. The paragraph following this freestanding block should
not be indented, e.g.,
Francis Bacon in his essay Of Unity in Religion states that:
Religion being the chief band of human society, it is a thing when
itself is well contained within the true band of unity. The quarrels and
divisions about religion were evils unknown to the heathen. The reason
was because the religion of the heathen consisted rather in rites and
ceremonies than in any constant belief; for you may imagine what kind
of faith theirs was, when the chief doctors and fathers of their church
were the poets. (10)
-
When paraphrasing, summarizing or referring to an idea contained
in a work, the exact location where the idea is found should be
included within a parenthetical acknowledgment, e.g., Foucault in
his book The Birth of Biopolitics asks for the reason of the State in
the context of governability (70).
-
When citing two or more works by the same author, put a comma
after the author’s last name and add the title of the work or a
shortened version formed with the first or key words of the title,
in such a way that the reader is able to differentiate the different
sources, e. g.,
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
269
In the paragraph or the text:
-
-
“It was the most economical, the most elegant solution to the
problem, and all the pieces of our millennial puzzle fit together”
(Eco, Foucault’s Pendulum 448).
“This is why books like the Metaphysics of Aristotle or The Critique
of Pure Reason have more commentators than readers, more
specialists than admirers” (Eco, “Cogito Interruptus” 221).
In the Reference List:
Eco, Umberto. “Cogito Interruptus”. Trad. William Weaver. Travels in
Hyperreality. London: Picador, 1987. 221-238.
Eco, Umberto. Foucault’s Pendulum. San Diego: Harcourt Brace
Jovanovich, 1989.
When citing indirect sources, i.e., when citing a work that has been
cited by someone else, use the abbreviation qtd. in (“quoted in”) before
the indirect source you cite in the parenthetical reference, e.g.,
Heidegger (qtd. in Marion 128) presents an analysis of the subject.
-
In the referenced text the previous analysis is presented (Heidegger
qtd. in Marion 128).
In the reference list, you should include only the indirect source,
i.e., the work cited.
• When there is a non-textual reference you should use the abbreviation
cf., e.g., (cf. Orrier 23). This is an optional criterion.
• When citing Ancient Authors and Common Literature, the author’s
name and the title of the work should be referenced entirely, e.g.,
as is stated by Aristotle in Metaphysics. Quotations within the text
should be referenced using parenthetical acknowledgment. Titles of
270
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
the work, either within parenthetical reference or in the reference list,
could be written entirely or by using the correspondent abbreviation
of the Greek-Spanish Dictionary (Diccionario Griego-Español),
e.g., Aristotle. Metaphysics 1084b, or Arist. Met. 1084 b1. For the
commonly referenced and studied works in verse, the exact page
where the quotation is located should be omitted. Instead, you should
indicate the title of the work in italics, and cite by divisions (act, scene,
canto, book, part) and line, with periods separating such divisions; e.g.,
“Illiad 9.19” refers to book 9, line 19 of Homer’s Illiad.
• Papers including texts or words in Greek should include the font SGreek
or Greek.
Reference List
Books
Author’s Last name(s), Name. Title of the work. City: Publisher, year of
publication.
Soto Posada, Gonzalo. Diez aproximaciones al Medioevo. Medellín:
Universidad Pontificia Bolivariana, 2003.
A work with two authors
Arenas Gutiérrez, Mario, y Nelly Martínez Restrepo. Las frías colinas.
México: Tricolor, 2003.
A work with three authors
Cardona, José, Angélica Durango, y Esteban Patiño. Las noches con sus
penurias. Canarias: Silbido, 2000.
A work with more than three authors
Corrales Benítez, Jairo, et al. El vacío de la ópera. Maracaibo: El Roble,
1998.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
271
A translated work
Smith, Peter. Genealogía del alma. Trad. Arturo Callejas. Santafé de
Bogotá: Bravo, 2006.
An Article in a Reference Book
“Title of the Article”. Title of the Reference Book. Edition. Year of
publication. Medium of publication.
“La caída del agua”. Biología natural. 2ª ed. 2008. Print.
A Multivolume Work
If all of the volumes are used: Author’s Last Name(s), Name. Title of the
Work. Number of volumes. City: Publisher, year of publication.
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. 3 vols. México: Siglo XXI Editores,
2001.
If only one volume is used: Author’s Last Name(s), Name. Title of the
Work. Number of the used volume. City: Publisher, year of publication.
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. Vol. II. México, Siglo XXI Editores,
2001.
A Work in an Anthology
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the entry”. Name of the Work.
Ed., Trad., or Comp. Editor’s, Translator’s or Compiler’s Full Name. City:
Publisher, year of publication. Pages of the entry.
García Peñares, Alfredo. “Umbral de Occidente”. El mundo. Ed. Juan
Barrera. Buenos Aires: Perfiles, 2001. 95-115.
272
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
Periodical Publications
An Article in a Scholarly Journal
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Name of the Journal
Volume. Issue number (year of publication): Pages of the article.
Ruiz Alzate, Jacobo. “Aquellas voces en el vestíbulo”. Diario de la crítica
24.2 (2002): 34-51.
An Article in a Magazine
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Title of the Magazine
Day Month (abbreviated) Year of Publication: Pages of the Article.
Suárez, Felipe. “Los festejos callejeros”. Lente 12 May. 2008: 33-35.
An Article in a Newspaper
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Title of the Newspaper Day
Month (abbreviated) Year of Publication: Section corresponding to the article.
Cruz, Federico. “Las afecciones políticas”. Diario local 08 Sep. 1994: A3.
Web Publications
Citing a Website
Title of the Website (in Italics). Name of Website’s Editor (if available). Date
of Access (Day Month Year). If you wish, for all of the web publications you
can present the URL of the Website in angle brackets.
Universidad Pontificia Bolivariana. 09 Feb. 2009. <http://www.upb.edu.co/>.
An Article in an Online Database
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Name of the Journal
Volume. Issue number (year of publication): Pages of the article. Name of
the Database. Date of Access (Day Month Year).
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
273
McGrady, Donald. “Dos sonetos atribuidos a Gabriel García Márquez”.
Hispanic Review 51. 4 (1983): 429-434. Jstor. 03 Feb. 2009.
A Book Online
If the online version has not been published before, indicate the date of
the online publication and the name of the sponsor. If there is a print
version, indicate the publication information (i.e., City: Publisher, year of
publication).
Author’s Last Name(s), Name. Title of the Work. City: Publisher, year of
publication. Date of Access (Day Month Year).
Dix, Robert H. The Politics of Colombia. New York: Praeger Publishers,
1987. 15 Mar. 2009.
An Article in a Scholarly Journal Online
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Name of the Journal
Volume. Issue number (year of publication): Pages of the article. Date of
Access (Day Month Year).
Trinchero, Hugo, Alejandro Balzote, y Sebastián Valverde. “Antropología
económica y ecológica: recorridos y desafíos disciplinares”. Cuadernos
Antropología 26 (2007): 07-19. 05 Feb. 2008. <http://www.
cuadernosdeantropologia.edu.co/textos26>.
An Article in a Magazine Online
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Title of the Magazine
Day Month (abbreviated) Year of Publication. Date of Access (Day Month
Year).
Santana, Gabriel. “La incertidumbre laboral”. Diario económico. 23 Nov.
2008. 03 Dic. 2008.
274
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUCTIONS TO AUTHORS
An Article in a Newspaper Online
Author’s Last Name(s), Name. “Title of the Article”. Title of the Newspaper
Day Month (abbreviated) Year of Publication. Date of Access (Day Month Year).
“Incremento de la lectura de los colombianos”. El Mercurio. 04 Jun.
2007. 14 Jun. 2008.
Sending of manuscripts
Paper submission
• Papers could be sent either through Open Journal System (OJS) (https://
revistas.upb.edu.co/index.php/escritos/about/submissions#online
Submissions) or via e-mail.
• The author is required to guarantee the authenticity and originality of
the paper, to send the authorization to Escritos for the publication and
diffusion of the paper, which could be published either print or online
if it complies with the Publication Politics and the Ethic Declaration of
the journal. The author is also required to guarantee that the paper
has not been published somewhere else and has not been submitted
simultaneously to any other journal.
• The direction of the journal will acknowledge receipt of submissions on
up to ten (10) working days.
• Originals will not be returned under any circumstance.
• Escritos has the right to decide whether the paper is published or not.
Peer Review Process
The Editorial Team will determine whether the publication of the paper is
pertinent or not. At all times the journal will keep the author updated about
the status of the paper within the editorial process.
Every paper will be sent through a double blinded peer-review process that
will establish whether the contribution must be published or not. In case
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
275
the papers is approved by one peer and rejected by the other, the journal
will send the paper through a new blinded peer-review process that will
settle the matter. This process will take between eight (8) and twelve (12)
weeks.
Sending Information
Papers could be sent via e-mail or by logging in to OJS website of the journal:
(https://revistas.upb.edu.co/index.php/escritos/about/submissions#online
Submissions)
E-mail address: ivan.carmona@upb.edu.co
Mailing address:
Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades
Revista Escritos
Universidad Pontificia Bolivariana
Circular 1ª No. 71-01 Bloque 6, piso 4
Apartado Aéreo 56006 / Medellín-Colombia
Telephone number: (57) (4) + 3544530 Ext. 12133
e
276
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
Escopo e política
A revista Escritos é uma publicação científica da Escola de Teologia,
Filosofia e Humanidades da Universidade Pontifícia Bolivariana. Foi
fundada em 1974. Sua temática abarca os campos da Filosofia, Literatura,
Estudos Clássicos, Humanidades, História e Poesia. Seu objetivo é
apresentar algumas reflexões e investigações sobre a atualidade nestes
campos do saber. Os conteúdos da revista estão dirigidos aos estudantes,
docentes, investigadores, graduados, profissionais das áreas de Filosofia e
Literatura, e aos leitores afins destas disciplinas. Peridiocidade: Semestral.
A convocatória editorial recebe contribuições na tipologia de artigos
científicos, artigos de reflexão científica, artigos de revisão, resenhas,
criação. Está dividida em dois (2) seções: Artigos e Criação.
Forma e preparação de manuscritos
Organização do texto
• O documento deverá ser elaborado em Microsoft Word, tamanho
carta, margens de 3 cm em cada um dos lados da folha, espaço 1.5,
tipo de letra Arial, tamanho 12.
• Número máximo de páginas: 25 (incluindo quadros, gráficos,
bibliografia e notas).
• Título em espanhol e inglês.
• Nota de rodapé do autor que contenha: nome e sobrenome completos,
documento de identidade, último grau de escolaridade e ano
respectivo, instituição à qual pertence, país, grupo de investigação ao
qual pertence, descrição do projeto de investigação ao qual pertence
o texto (opcional) e correio eletrônico.
• Resumo analítico em espanhol e inglês com uma extensão máxima
de 200 palavras, onde se descreva a ideia central, os objetivos, a
metodologia, as descobertas mais importantes e as conclusões.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
277
• Cinco (5) palavras-chave em espanhol e inglês. Recomenda-se utilizar
os tesauros das áreas respectivas.
Norma de linguagem controlada ou tipo de citação (MLA)
• A revista Escritos utilizará para a citação as normas MLA, sétima
edição.
As normas MLA utilizam a citação por parênteses na qual a informação
correspondente às citações usadas para a redação dos trabalhos
(sejam diretas ou indiretas) se insere entre parênteses como parte
do mesmo texto. Usualmente, o sobrenome do autor e a página da
referência são suficientes para identificar a fonte da qual provém a
citação. O sobrenome do autor e o número da página não se separam
com nenhum sinal. As notas de rodapé se utilizam unicamente para o
caso de notas esclarecedoras ou dissertativas. Recomenda-se reduzilas ao máximo e inclui-las no texto.
• Citação textual:
Quando a citação tem menos de quatro linhas, inclui-se no parágrafo,
entre aspas.
Exemplo: No marco da discussão que vimos desenvolvendo:
“Cortázar parte da hiperliteratura, da literatura que se conhece e se
quer exclusivamente literária. Estabelece seu edifício, inicialmente
poético, dentro do domínio reservado do literário propriamente dito,
preestabelecido como tal” (Yurkievich 128).
Por outro lado, se o nome do autor se inclui na redação do
parágrafo, pode-se prescindir do mesmo na citação por parênteses.
Exemplo: Yurkievich nos indica em seu texto que: “Cortázar parte da
hiperliteratura, da literatura que se conhece e se quer exclusivamente
literária. Estabelece seu edifício, inicialmente poético, dentro do
domínio reservado do literário propriamente dito, preestabelecido
como tal” (128).
278
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
No caso de que a citação exceda as quatro linhas, deve inserir-se num
parágrafo aparte, sem aspas e sangrando à esquerda (1.25 cm). Neste
caso, a citação por parênteses se insere na continuação do ponto final
com o que conclui a citação. O parágrafo que segue a esta citação
não leva sangria na primeira linha. Exemplo:
Para Alfonso Reyes é importante resgatar a prática da leitura tal como
o afirma em sua obra La experiencia literaria:
O livro, como a sensitiva, fecha as suas folhas ao tato impertinente.
Tem que chegar até ele sem ser sentido. Exercício, quase, de faquir.
Tem que silenciar previamente em nosso espírito todos os ruídos
parasitas que trazemos da rua, os negócios e afazeres, e até a ânsia
excesiva de informação literária. Então, no silêncio, começa a escutarse a voz do livro; medrosa talvez, pronta a desaparecer se solicitada
por qualquer urgência suspeitosa. (149-150)
• No momento de parafrasear ou resumir a ideia de um autor, deve
incluir-se o número da página. Exemplo: Foucault no Nacimiento
de la biopolítica pergunta pela razão do Estado no contexto da
governamentalidade (70).
• Quando existem várias obras de um mesmo autor, acrescentam-se
as primeiras palavras do título do texto que se está citando ou uma
palavra-chave do mesmo título na continuação do sobrenome do
autor e antecedido de uma vírgula, de tal forma que o leitor possa
diferenciar as diversas fontes. Exemplos:
No parágrafo:
-
-
“Arriscar a tirar água de teu próprio poço no exercício hermenêutico
do filosofar: não seja notário da tradição filosófica, mas juiz dela”.
(Soto, “La filosofía” 574).
Argumentando a existência de uma cultura do riso e de uma
cultura da seriedade na Idade Média, o Doutor Soto afirma que: “A
seriedade proíbe, o riso transgride. A seriedade pensa que o saber
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
279
está definitivamente estabelecido para todos os espaços e tempos”
(Diez 76).
Nas referências bibliográficas:
-
Soto, Gonzalo. “La filosofía como forma de vida”. Escritos 17.39
(2009): 542-576.
Soto, Gonzalo. Diez Aproximaciones al Medioevo. Medellín:
Universidade Pontifícia Bolivariana, 2006.
Se for citado um trabalho que já foi citado por outro autor, escrevese entre parênteses ctd em (citado em) e a página. Na lista de obras
citadas só deve aparecer o autor que cito. Exemplo:
-
Heidegger (ctd em Marion 128) apresenta uma análise…
O texto apresenta-nos a anterior análise (Heidegger ctd em Marion
128).
• Quando há uma referência não textual, escreve-se “cf.”: (cf. Orrier 23).
Este critério é opcional.
• Autores antigos e literatura comum: O autor e as obras dentro de um
contexto serão citados completos; por exemplo: como diz Aristóteles
em sua Metafísica. As citações no texto vão entre parênteses, ou nas
referências bibliográficas poderão introduzir-se com seus nomes
completos ou com as abreviaturas do Diccionario Griego-Español.
Ex. Aristóteles. Metafísica 1084 b., ou Arist. Met. 1084 b1. Para as
obras em verso comumente referenciadas e estudadas, serão omitidas
as páginas da referência e em seu lugar se indica o título da obra em
uso, a divisão (ato, cena, canto, livro, parte) e a linha do mesmo (estas
duas últimas separadas por um ponto). Por exemplo, “Ilíada 9.19” se
refere à linha 19 do Canto 9 de A Ilíada.
• Os textos gregos e as palavras gregas deverão ir com a fonte SGreek
ou Greek.
280
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
Lista de Referências (o que antes se intitulava bibliografia)
Livros
Sobrenome(S), Nome. Título do livro. Cidade: Editora, ano.
Soto Posada, Gonzalo. Diez aproximaciones al Medioevo. Medellín:
Universidad Pontificia Bolivariana, 2003.
Dois autores
Arenas Gutiérrez, Mario, y Nelly Martínez Restrepo. Las frías colinas. México:
Tricolor, 2003.
Três autores
Cardona, José, Angélica Durango y Esteban Patiño. Las noches con sus
penurias. Canarias: Silbido, 2000.
Mais de três autores
Corrales Benítez, Jairo, et al. El vacío de la ópera. Maracaibo: El Roble,
1998.
Quando há tradutor
Smith, Peter. Genealogía del alma. Trad. Arturo Callejas. Santafé de
Bogotá: Bravo, 2006.
Artigos em livros de referência
“Título do artigo”. Título da enciclopédia ou dicionário. Edição. Ano.
Meio de publicação.
“La caída del agua”. Biología natural. 2ª ed. 2008.
Publicações de vários volumes
Se for utilizado o total dos volumes: Sobrenome(S), Nome. Título do livro.
Número de volumes. Cidade: Editora, ano.
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
281
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. Vols. I-III. México: Siglo XXI Editores,
2001.
Se for utilizado um só volume: Sobrenome(S), Nome. Título do livro.
Número do volume utilizado. Cidade: Editora, ano.
Ricoeur, Paul. Tiempo y Narración. Vol. II. México, Siglo XXI Editores,
2001.
Trabalhos em antologias
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome da obra. Ed. Trad. ou
Comp. Nome Sobrenome do Editor(S) ou Compilador(S). Cidade: Editora,
ano de publicação. Páginas.
García Peñares, Alfredo. “Umbral de Occidente”. El mundo. Ed. Juan
Barrera. Buenos Aires: Perfiles, 2001. 95-115.
Publicação seriada
Revistas especializadas
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome da Revista Volume.
Número (Ano): páginas.
Ruiz Alzate, Jacobo. “Aquellas voces en el vestíbulo”. Diario de la
crítica 24.2 (2002): 34-51.
Revistas não especializadas
Sobrenome, Nome. “Título do artigo”. Título da revista Dia mês
(abreviado) ano: Págs.
Suárez, Felipe. “Los festejos callejeros”. Lente 12 mayo 2008: 33-35.
282
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
Artigos de jornais
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome do jornal Dia mês
(abreviado) ano: Seção.
Cruz, Federico. “Las afecciones políticas”. Diario local 08 sep. 1994: A3.
Fontes eletrônicas
Página eletrônica
Título do site utilizado. Nome do editor (se aparece). Dia, mês, ano
Universidad Pontificia Bolivariana. 09 feb. 2009 <http://www.upb.edu.
co/>.
Bases de dados eletrônicas
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome da base de dados. Editor.
Dados da publicação eletrônica. Dia mês ano.
McGrady, Donald. “Dos sonetos atribuidos a Gabriel García Márquez”. Jstor.
03 feb. 2009.
Livro online
Se a versão online não foi publicada antes, escreva a data de publicação
eletrônica e o nome da organização patrocinadora. Se existe uma versão
impressa, escreva seus dados de publicação (Cidade: Editora, ano).
Sobrenome(S), Nome. Título do livro. Cidade: Editora, ano. Dia mês ano
Dix, Robert H. The Politics of Colombia. New York: Praeger Publishers,
1987. 15 mar. 2009.
Revista especializada online
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome da Revista. Volume,
número, (ano): págs. Dia mês ano
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
283
Trinchero, Hugo, Alejandro Balzote, y Sebastián Valverde. “Antropología
económica y ecológica: recorridos y desafíos disciplinares”.
Cuadernos Antropología 26 (2007): 07-19. 05 feb. 2008 <http://www.
cuadernosdeantropologia.edu.co/textos26>.
Revista não especializada online
Sobrenome(S), Nome. “Título do artigo”. Nome da Revista. Dia mês
(abreviado) ano de publicação. Dia mês ano de consulta
Santana, Gabriel. “La incertidumbre laboral”. Diario económico. 23 nov.
2008. 03 dic. 2008.
Artigo de jornal online
“Título do artigo”. Nome do jornal. Dia mês ano de publicação. Dia mês
ano de consulta
“Incremento de la lectura de los colombianos”. El Mercurio. 04 jun. 2007.
14 jun. 2008.
Envio de manuscritos
Recepção de artigos
• Aberta a convocatória editorial, os artigos podem ser enviados por
meio do OJS (https://revistas.upb.edu.co/index.php/escritos/about/
submissions#onlineSubmissions) ou aos endereços de contato
eletrônico da revista.
• O autor garante a originalidade do artigo, envia a autorização para
a publicação e difusão do artigo à revista Escritos, quem poderá
publicá-lo em formato físico ou eletrônico, cumprindo a política de
publicações e a declaração ética das publicações da revista Escritos.
Por sua vez, certifica que não tenha sido publicado em outro meio e
não se encontre postulado simultaneamente em outras revistas.
• O endereço da revista acusará o recebimento dos trabalhos enviados
284
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
INSTRUÇÕES AOS AUTORES
num prazo não maior que dez (10) dias úteis.
• Em nenhum caso se devolverão os originais.
• A revista Escritos reserva-se o direito de publicação.
Avaliação e aprovação de artigos
• O Comitê Editorial determinará a pertinência do artigo a publicar.
Assim mesmo, estará preparado para informar o autor sobre o
processo editorial de seu artigo.
• A revista Escritos submeterá todo artigo recebido a uma avaliação
por dois juízes anônimos (às cegas) os quais determinarão se a
contribuição é publicável. No caso de ser aprovado por um juiz e
recusado por outro, se nomeará um terceiro para dirimir o assunto. O
processo de avaliação está contemplado entre 8 e 12 semanas.
Informação para o envio:
A contribuição pode ser enviada em formato digital por meio do correio
eletrônico ou inscrevendo-se no portal OJS (https://revistas.upb.edu.co/index.
php/escritos/about/submissions#onlineSubmissions) da revista Escritos:
Correio eletrônico: luis.castrillon@upb.edu.co
Endereço postal e telefone:
Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades
Revista Escritos
Universidad Pontificia Bolivariana
Circular 1ª No. 71-01 Bloque 6, piso 4
Apartado Aéreo 56006 / Medellín-Colombia
Teléfono (57) (4) + 3544530 Ext. 12133
e
escritos • Vol. 23 • No. 50 • enero - junio (2015)
285
Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana
revista
escritos
escritos
ISSN: 0120-1263
Facultad de Filosofía de la
Universidad Pontificia
Bolivariana
CUPÓN DE SUSCRIPCIÓN
Suscripción Suscripción Estudiantes UPB Renovación
Fecha
Suscripción a partir del número
Nombre
C.C. No.
Dirección
Ciudad
Correspondencia
Circular 1. N. 70-01
Apartado Aéreo 56006.
Medellín-Colombia.
Tel: 3544530
www.upb.edu.co
E-mail:
escritos@upb.edu.co
escritos
suscripción
País
Teléfono
E-mail
Firma
Valor suscripción anual
Colombia
$ 46.000
Fuera de Colombia US $ 40
Para suscriptores de Colombia enviar cheque a nombre de la Universidad
Pontificia Bolivariana mediante correo certificado o consignación a
la cuenta Universidad Pontificia Bolivariana en BANCOLOMBIA #
10175000707, y enviar copia de consignación vía fax: 3544530. Para
suscriptores en el exterior, el pago se efectuará mediante cheque en
dólares sobre Banco de Estados Unidos de América a nombre de la
Universidad Pontificia Bolivariana. Puede enviarse en carta certificada
y no a través de un banco.
B O L I VA R I A N A
SU OPINIÓN
U N I V E R S I D A D
P O N T I F I C I A
E D I T O R I A L
Para la Editorial UPB es muy importante ofrecerle un excelente producto.
La información que nos suministre acerca de la calidad de nuestras publicaciones será muy
valiosa en el proceso de mejoramiento que realizamos.
Para darnos su opinión, comuníquese a través de la línea (57)(4) 354 4565
o vía e-mail a editorial@upb.edu.co
Por favor adjunte datos como el título y la fecha de publicación, su nombre,
e-mail y número telefónico.
Esta revista se terminó de imprimir
en los talleres de Xpress Estudio
en el mes de enero de 2015.