LOS DOS TESTIGOS
Comentario adicional al Folleto de Escuela Sabática
2º Trim., Lec. 6, 11 mayo 2024
Por Silvia Scholtus
(Isa. 40:8 R60) Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre.
Introducción
Durante el tiempo que sucedió a la caída de los primeros seres humanos, se entabló una enemistad entre
la humanidad y la serpiente (Gn 3:15). Una de las estrategias que utilizó siempre la serpiente (Diablo,
Satanás) fue tergiversar la Palabra de Dios. Lo hizo durante el diálogo con la primera mujer (Gn 3) para
incitarla a desconfiar de Dios.
Esa estrategia básica adoptó diferentes disfraces que tuvieron los mismos propósitos a lo largo de los
siglos.
Veamos el contexto de la descripción en la que se encuentran “los dos testigos”.
Contexto: Apo 8:2-11:19
Apo 8:2 a 11:18 describe el tercer escenario del libro y anuncia que está por llegar la ejecución de su
justicia final contra los que persiguen a sus fieles con el simbolismo de las 7 trompetas. Entre la 6º y 7º
trompetas hay un paréntesis (Apo 10:1-11:18).
Las trompetas tienen la intención de anunciar que se acerca la etapa final del ministerio de mediación de
Cristo ante el trono de Dios en respuesta al clamor de los mártires del 5º sello del escenario anterior. Las
dificultades que desencadenan los juicios de Dios surgen por el rechazo de los seres humanos a Dios y su
Palabra. Este rechazo aparece descrito en el simbolismo del escenario anterior de los 7 sellos, cuando se
describió que los cuatro sellos primeros indican un proceso de deterioro en la comprensión y la transmisión
de la verdad de Dios. Esta fue entregada pura (caballo blanco) y se fue oscureciendo y pervirtiendo hasta
llegar a ser un mensaje de muerte en lugar de vida (caballo amarillo).
La oscuridad producida por la falta de luz que da la Palabra fue llevando a que los seres humanos se
alejaran de Dios y se encuentren a oscuras y a merced del dominio de fuerzas opositoras al gobierno divino.
Estas dificultades se acrecientan con el sonido de cada trompeta.
En el paréntesis de este escenario se explican más aspectos concernientes a cómo se produjo el
oscurecimiento de la Palabra y las consecuencias que trajo a su comprensión entre los seguidores de Dios.
El concepto de “los dos testigos” refiere justamente al segundo de los dos escenarios descritos en el
paréntesis. Veamos estos escenarios del paréntesis y su significado.
El segundo paréntesis
Este paréntesis se encuentra entre los dos últimos ayes de las trompetas 6º y 7º (Ap 10:1-11:18) cuando
el conflicto por obtener el control de la Tierra está llegando a su clímax. Dios explica a sus fieles que él
estará obrando para que la persecución contra su verdad no tenga éxito.
Primera escena
En Ap 10 se describe una situación triste de recepción de la Palabra. Esta escena es posterior en tiempo
a la que sigue. Relata que, cuando los “siervos” de Dios predican con entusiasmo las buenas nuevas de la
salvación indicadas en la profecía, algo falla. Por eso, el ángel le dice a Juan que el libro sería dulce en la
boca, pero amargo en el vientre. ¿Por qué? Veamos la explicación en la segunda escena del paréntesis.
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Segunda escena
Ap 11 describe una dificultad importante. El mensajero celestial explica a Juan que para no sentir amargo
el vientre, se debe entender adecuadamente el mensaje a difundir sobre el plan de salvación anunciado en
el santuario. Se lo indica con la orden de medir el templo, el espacio del santuario que representaba la obra
de Cristo en el cielo (Ap 11:1). No el patio exterior. Este lugar simbolizaba el espacio en que moriría el
Mesías durante su ministerio en la Tierra. Ese lugar era de los hombres. Dios dejaría que imperara esta
guerra por lograr el gobierno de la Tierra por 42 meses o 1.260 días-años (Ap 11:1-2).1 Este proceso se
denomina como “entregado a los gentiles”. Durante ese período, los dos testigos que representan la Palabra
de Dios, serían maltratados (11:3-12). Pero Dios obraría para que “resuciten” y se pueda seguir anunciando
con poder su Palabra.
Esta escena nos dice que Dios se encargaría de restaurar la verdad sobre su reino y su salvación. Los
hombres intentaron destruir por siglos este conocimiento instigados por los poderes satánicos (42 meses o
1260 días-años). Es importante que sus “testigos” resuciten para que se siga anunciando que Dios pronto
acabará con el conflicto (Ap 11:3-14). Es decir, el fin de la lucha por el gobierno de la Tierra y el universo.
Ahora se puede entender mejor la primera escena del paréntesis. Fue un producto de la segunda escena.
No se pudo comprender acertadamente la Palabra de Dios debido a muchos siglos de maltrato e
interpretación incorrecta. La Iglesia Adventista ha considerado que el problema descrito en Ap 11 hace
alusión directa al período correspondiente a las primeras décadas del siglo XIX, al final de los 1260 años
de la profecía. Allí hubo un gran despertar producto del estudio de las profecías de Daniel y Apocalipsis en
el mundo. En Estados Unidos se produjo un gran despertar religioso con la predicación de Guillermo Miller
sobre el santuario y las profecías. Pero no lograron interpretar bien algunos detalles en relación con el
santuario al que confundieron con la tierra, y el dulce mensaje se tornó en un amargo chasco que derivó en
un reestudio de las profecías.
Los fieles de Dios debían volver a predicar el mensaje comprendiendo mejor la salvación operada por
Cristo en las figuras del santuario.
La 7º trompeta
La última trompeta anuncia la apertura del cuarto escenario, que va de Ap 11:19 a 14:20. Esta escena se
introduce con una descripción del santuario celestial ante el mismo trono de Dios (11:19).
Conclusión
Dios no dejó solos a los seres humanos. Les concedió el don de la Palabra como fuente vital para entender
lo que sucede detrás del telón de la historia humana y del universo. Estudiar cómo Dios quiere dejarnos su
Palabra y cómo él la proteje, es vital otorgarle la importancia que tiene en nuestra relación con él.
La conducción del Espíritu de Dios ayuda a todos aquellos que se acercan a la Biblia con fe y con deseos
de ser guiados a toda verdad. La luz del evangelio brilla hoy más fuerte que nunca pues disponemos de la
Palabra de Dios traducida a muchos idiomas actuales. ¡Qué su luz brille tan fuerte en nuestras vidas al andar
en los caminos del Señor que muchos se sientan atraídos para conocer más del Dios de amor que salva!
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Ambas fechas proféticas refieren al mismo período y se contabiliza como días-años. Los 42 meses dan como resultado 1260 días-años. Multiplicar
42 meses x 30 días de cada mes lunar = 1260.
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