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Órale Politics! – El pie diabético Por el Dr. Gustavo Cano – 31 de marzo, 2024 Jamás me imaginé escribir un libro sobre el pie diabético. Y heme aquí, con una sensación extraña de interés desmesurado y curiosidad altamente retadora por pisar territorios requisitorios de conocimiento puro y pragmático sobre una de las derivaciones más complicadas de la enfermedad llamada diabetes. En efecto, generalmente el pie diabético es una derivación de la diabetes con características muy particulares y hasta benignas. La diabetes es capaz de afectar prácticamente todos los órganos del cuerpo de manera progresiva, de ahí que sea considerada como una enfermedad crónica e incurable, que avanza conforme el tiempo avanza. Ojo: no todos los diabéticos acaban con pie diabético, eso es muy importante aclararlo desde el principio. Otra cosa cierta: Una vez que el pie diabético es diagnosticado, si la diabetes no se controla, la enfermedad del pie sigue su progreso, así como sus complicaciones. Benigna muy entre comillas ya que, a comparación de otras afectaciones de la diabetes, su manifestación inicial y progreso subsecuente pueden ser monitoreados de manera visual y palpable. Cuando la diabetes empieza a afectar el riñón, la vista, el intestino o el sistema nervioso, difícilmente el paciente se da cuenta del problema en el que se va metiendo si no controla los niveles de azúcar. Benigna entre comillas porque el pie diabético, además de ser muy doloroso en etapas avanzadas, puede derivar en amputaciones de dedos, pies o piernas. Además de la muerte. Benigna porque el diabético que sufre de pie diabético tiene la oportunidad de enfrentar a la diabetes con dieta y medicinas y, en la medida que se le gana terreno a la diabetes, se irá recuperando sólidamente del pie diabético y la diabetes. En pocas ocasiones se puede hacer ejercicio con pie diabético, de ahí que primero se cura el pie (o la zona afectada) y después se sigue con el tratamiento, principalmente a base de dieta y ejercicio; incluso después de haber sufrido algún tipo de amputación. Cuando el médico experto en el tratamiento de pie diabético me contactó aquí en Leondres y me propuso que me hiciera cargo del proyecto de editar el libro me convenció de inmediato. “La idea es que yo siga curando el pie diabético incluso después de muerto”. Este médico, que para efectos de este artículo lo identificaremos como el dotore, es un viejo amigo. Nos conocemos desde la secundaria y nunca fuimos mejores amigos ni en la secundaria, ni en la prepa, pero nos respetábamos y todo fluyó bien, en armonía. Alguna vez, hace algunos años, a mi papá ya lo habían programado para amputarle su pie en el Seguro Social. Mi hermana me habló por teléfono y me dice que qué podemos hacer para evitar la amputación, y me acordé de mi compañero de juventud, el dotore. Me puse en contacto con él, vio a mi papá y tan sólo le amputó el dedo gordo del pie derecho, pero no todo el pie. Ciertamente, la vida de mi papá cambió para siempre. El dotore en realidad es un manojo impresionante de experiencias acumuladas a lo largo de sesenta años de tratamiento y curación de pie diabético. Treinta de su papá y treinta de él. Al escribir el libro me di cuenta de que su vocación de tratar a la gente como médico es heredada, viva, latente y regenerativa. Como alguna vez le dijo la hija de un paciente: “Por favor trate a mi papá como si usted estuviese tratando a su mamá”. Y el dotore respondió sin chistar: “Siempre lo hago”. Y sí, me ha tocado verlo. Igual es una cosa generacional en relación al trato de nuestras mamás, pero el dotore trata a sus pacientes como si fuera su mamá. Bromea con ellos, les llama la atención cariñosamente cuando no le hacen caso o ignoran el tratamiento y, quizá lo más importante de todo, los deja vivir su vida. El dotore es consciente que hay cosas que no puede hacer y que sólo le corresponde hacer a sus pacientes. Respeta su decisión, no sin antes comentar con ellos y con su familia (cuando la hay) sobre la importancia de controlar la diabetes durante y después del tratamiento, además de seguir las indicaciones propias del tratamiento del pie diabético: asistir puntualmente a las curaciones en la clínica, realizar las curaciones en casita, tomarse la medicina de la manera indicada y cuidar la alimentación. Decirle adiós a las carnitas, el pisto, las azúcares procesadas y la Coca Cola es lo que más les cuesta trabajo, pero aquellos que lo logran ven cómo su recuperación se convierte en una realidad progresiva y contundente. La tasa de salvamiento de amputaciones mayores (pies y piernas) en la clínica del dotore gira alrededor del 95-98%. Uno de los objetivos del libro es educar a los pacientes, a la familia de los pacientes, a los médicos generales, a las o los especialistas y les enfermeres, a las instituciones a cargo de la formación de médicos en el país y al sector de salud pública en general de que la amputación mayor es la última de las opciones y no la primera cuando un paciente acude a tratarse con la o el médico. Que ordenar la amputación del pie o de la pierna por el color de la extremidad o la intensidad del dolor o lo penetrante de su olor es una práctica a todas luces irresponsable. El libro identifica las malas prácticas en el tratamiento del pie diabético, además de señalar lo que hay que hacer para llevar el barco a buen puerto, una vez que el problema ya se manifestó. En realidad, el libro es una puerta abierta al mundo del pie diabético. Un libro que cubre desde diferentes perspectivas la problemática de la enfermedad, sus protagonistas, su ciencia y su tratamiento. En el capítulo de revisión de literatura queda claro que en el mundo anglosajón los estadounidenses, los británicos y los australianos llevan la delantera en el tratamiento del pie diabético. En el mundo en español, son los médicos españoles y los cubanos los que mejor se dan a entender. La guía del International Working Group on the Diabetic Foot (IWGDF) es, hoy por hoy, la máxima autoridad colegiada médica de referencias confiables y pragmáticas sobre el tema. Fue al estar escribiendo esta sección donde me cayó el veinte que el dotore no le pedía nada a nadie, ni en México, ni en los continentes americano y europeo. El dotore, al final de cuentas, también es toda una autoridad en la materia. El capítulo sobre el triángulo paciente-familia-personal de la clínica trata sobre la generación de confianza entre estos tres caracteres para que el tratamiento surta un mejor efecto. Si la familia no forma parte del proceso de curación, el tratamiento toma más tiempo en solidificar y eso puede ser muy peligroso. La labor del médico empieza por generar confianza no nada más con el o la paciente, sino con la familia del paciente, de esta manera, el paciente confiará más en el médico y en el personal de la clínica para llevar a cabo sus curaciones. El trato empático de las enfermeras con el o la paciente es esencial para que el paciente siga asistiendo a las sesiones y para que la familia se haga cargo del paciente en casita. Es muy importante entender los aspectos psicológicos que facilitan la dinámica de confianza entre los componentes del famoso triángulo. El capítulo sobre el aspecto multidisciplinario del tratamiento de una enfermedad multifacética es simple y sencillamente fascinante. La fisioterapeuta y la nutrióloga asociadas con la clínica del dotore cuentan su experiencia en su incorporación al proceso de curación del pie diabético. Ambas coinciden en diferentes puntos en sus planteamientos, independientemente de las diferencias nam natura de sus enfoques disciplinarios, pero el punto de convergencia pasa inevitablemente por la voluntad del paciente de salir adelante. Si el paciente no desea sanar, las cosas invariablemente se complican. El papel de la familia y de la fe en Dios, así como su concepción de lo que es la diabetes, también constituyen aspectos esenciales para entender el mundo del paciente en tratamiento. El capítulo en el que el dotore se da a conocer no únicamente como médico especialista en la materia, sino como un ser humano, me llena de emoción redactarlo. La información fue obtenida mediante horas y horas de pláticas formales e informales, donde poco a poco fui entendiendo cómo el dotore descubrió paulatinamente su vocación de médico, a pesar de que en la preparatoria a la que asistimos le recomendaron fuertemente no/no dedicarse a la medicina, tanto el orientador vocacional como la profesora de biología. También me platicó sobre lo que hacía su papá ya como médico y cómo lidió con las críticas de propios y extraños ante los procedimientos ejercidos, no obstante curaba miles de gentes al año de pie diabético. “De mi papá aprendí el 60% de lo que sé actualmente sobre el tratamiento del pie diabético”, me comentó alguna vez el dotore. También es un capítulo lleno de aspectos jocosos, aunque no por ello dejan de ser muy serios, como cuando en otros estados de la República de los Agachados ha habido charlatanes que lo han querido suplantar, tratando de utilizar su nombre y apellidos completos. El dotore cuántico, yo bromeo al respecto. En el capítulo sobre la fundación para la cura del pie diabético que está construyendo se expone, entre otras cosas, la importancia del libro en el proceso. De hecho, la idea de seguir curando el pie diabético después de muerto tiene que ver más con la fundación que con el libro en sí. Hay muchos proyectos por delante y la fundación planea estar bien presente, en un futuro no muy lejano, en la manera de cómo se trata y cura la enfermedad en la República de los Agachados. Cuando le pregunté al dotore que cómo nos daríamos cuenta de que la fundación funciona, él se me quedó viendo sorprendido y me dijo: “en cuanto las tasas de amputaciones mayores en este país no pasen del 10% en promedio, para empezar”. Y así con otros capítulos. En fin, heme aquí, a ratitos a pie y a ratitos andando en este maravilloso, creativo y útil proyecto. Tan es así que hace poco regresé a las juntas presenciales de los grupos de doce pasos. No hay manera de que yo pueda escribir cosas estructuradas, inteligentes y hermosas sin que mi salud emocional esté equilibrada. Bis vincit qui se vincit in victoria. ¡Gracias dotore! Item! #diNOalacensura #sayNOtocensorship 3