[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
Mesa: Narrativas interactivas El estilo de las nuevas narrativas de las redes sociales y la comunicación móvil Nancy Graciela Ulloa Erazo Licenciada en Comunicación Social y docente en la Universidad Pontificia Católica del Ecuador PUCESI-Sede Ibarra nulloa@pucesi.edu.ec Alba Silva Rodríguez Doctora en Periodismo y docente en la Universidad Pontificia Católica del Ecuador PUCESI-Sede Ibarra alsilva@pucesi.edu.ec Pontificia Universidad Católica sede de Ibarra (PUCESI) Resumen La irrupción de los dispositivos móviles como plataformas del contenido periodístico ha supuesto un cambio en el modelo informativo, tal y como lo entendíamos hasta el momento, afectando a la producción, distribución y consumo de mensajes informativos. Las redes sociales están generando cada vez más tráfico web en los dispositivos móviles. Cuatro de cada cinco medios digitales tiene optimizada su web para los smartphones y alrededor del 80% de la población posee un dispositivo de estas características, la mitad de ellos con conexión a Internet. El contexto que caracteriza al periodismo actual se identifica por la rapidez, la inmediatez y la flexibilidad para adaptarse a los cambios que suceden constantemente. El entorno mobile origina un nuevo escenario laboral para los profesionales de la comunicación en el que se aprecian cambios en múltiples niveles: información en movilidad, transformaciones en el acceso a las fuentes, en los contenidos y la ampliación de tareas o funciones de los periodistas. Esta comunicación analiza la conjugación entre el periodismo móvil y los medios sociales en el entorno periodístico así como los nuevos retos a los que se enfrentan los periodistas en el contexto actual. Se presentan varios estudios de caso (terremoto de Haití y revoluciones árabes) en los que se pone de manifiesto el poder que tienen las redes sociales a través de los dispositivos móviles para la transmisión y cobertura de acontecimientos de gran envergadura. Se analiza también la aparición de nuevas narrativas periodísticas que modifican no solo las prácticas comunicativas sino la naturaleza y la construcción de mensajes informativos. Palabras clave: redes sociales, comunicación móvil, nuevas narrativas, terremoto Haití, revoluciones árabes 1. Introducción Los dispositivos móviles se han convertido en el medio de comunicación social por excelencia. La tecnología y los servicios móviles siguen siendo los principales impulsores de la sociedad de la información y el número de abonos a la banda ancha móvil se acerca ya a los 2.000 millones (UIT, 2014). Su índice de penetración alcanza cifras tan elevadas que, en los últimos años, se ha situado por encima del teléfono fijo e incluso de Internet (gráfico 1). Tal y como se puede observar en el gráfico, la excepcional curva de crecimiento de la telefonía móvil, principalmente a partir del año 2004, sitúa a esta nueva tecnología en un lugar privilegiado en comparación con el resto de las TIC. Gráfico 1: Desarrollo mundial de las TIC (2003-2013) Fuente: Base de datos de la UIT sobre indicadores mundiales de las telecomunicaciones El 40 por ciento de las cabeceras digitales de todo el mundo tiene ya al menos una aplicación para móviles, según el Estudio sobre Periodismo Digital 2013 realizado por la agencia de relaciones públicas Canela PR, en colaboración con la red de agencias independientes de RR.PP. Oriella PR Network (Oriella, 2013). El porcentaje es dos veces mayor que el registrado hace dos años, lo cual es una muestra más de cómo el entorno móvil es cada más importante para los medios. Según el estudio que nos ocupa, basado en una encuesta a 545  periodistas de 12 países de Europa (incluido España), Asia-Pacífico y América, en 2013 también ha subido el porcentaje de los ingresos que los medios consiguen a través del pago por aplicaciones, que se ha situado en el 8 por ciento. Se trata, junto con el pago por documento, de la única vía de ingresos digitales que este año aumenta con respecto al pasado. A pesar de esto, los periodistas se muestran prudentes respecto a la rentabilidad generada por los formatos digitales. Únicamente un 20 por ciento de los medios de comunicación obtiene más ingresos en el canal online que en el canal tradicional, porcentaje que baja al 18 por ciento en el caso de España. La razón es que, para el 64 por ciento de los encuestados en nuestro país, los medios tradicionales continúan teniendo más prestigio que los medios digitales, a pesar de que, según su percepción, los medios online registran más audiencia que los convencionales. El estudio arroja otros datos interesantes sobre el impacto que están teniendo las nuevas tecnologías en los contenidos de los medios. Por ejemplo, según el estudio existe una polarización cada vez mayor entre un periodismo de investigación con historias en profundidad y un periodismo de ‘tuit’ que tiene que ofrecer historias a tiempo real. En este sentido, continúa aumentando el porcentaje de medios que utiliza las redes sociales como fuente de la que extraer la información que luego publican, que se sitúa ya por encima del 50 por ciento (51%). Este porcentaje cae al 25 por ciento cuando los periodistas no tienen referencias del usuario emisor. Por último, también sigue aumentando el porcentaje de los medios que dan prioridad a la edición digital. El porcentaje de los que prefieren publicar las noticias primero en la red (sin meterlas en la nevera para sacarlas al día siguiente en la edición en papel) está ya en el 30 por ciento (Oriella, 2013: 45). Uno de los rasgos que define a la sociedad actual tiene que ver con la movilidad, esa idea de la conexión permanente que la cuarta pantalla (Cebrián y Flores Vivar, 2011: 18 y Aguado y Martínez, 2008) promueve como ningún otro medio de comunicación había hecho hasta el momento. Las nuevas tecnologías móviles ofrecen la posibilidad de estar continuamente conectados, originan un escenario especialmente propicio para la generación de contenidos digitales en movilidad y refuerzan, a su vez, las relaciones sociales. Esta nueva sociedad en movilidad viene determinada por tres elementos fundamentales: disponibilidad de un dispositivo multifuncional conectado a la red, proliferación de herramientas para la comunicación sincrónica y en tiempo real y multitud de servicios para la gestión de las redes sociales on line. El futuro de las redes sociales está condicionado por los dispositivos móviles. Los medios sociales han pasado a invadir un campo que va más allá de la pantalla de un ordenador y la inmediatez de la información que nos acompaña en cada momento. El uso de medios de comunicación social se ha convertido en una actividad on the go (en movimiento). Los usuarios de Facebook y Twitter en EE.UU ya pasan más tiempo utilizando estos servicios en sus teléfonos inteligentes que en sus ordenadores. Para Twitter el móvil es aún más importante de lo que es Facebook (aunque en este se usa más tiempo), ya que el 85% del uso de Twitter de los estadounidenses se hace desde smartphones. (Ditrendia, 2014: 39). Pero el móvil es también muy relevante para Facebook: el 50% del tráfico de datos en los países desarrollados pertenece a Facebook y un 70% de sus 1.100 millones de usuarios se conecta a través del móvil una media de 14 veces al día. De hecho, Facebook es la red social a la que más usuarios de todas las edades acceden desde sus dispositivos móviles a nivel mundial. El informe Nielsen Online demuestra el gran poder que tienen las redes sociales en los dispositivos móviles. Facebook concentró en solitario más de 442.000 personas durante el primer trimestre del año 2014. Entre las actividades más populares en estos dispositivos destaca la lectura (51%), el envío de mensajes (49%) y las actualizaciones de la red de amigos (44%) (Nielsen, 2014). El informe “La Sociedad de la Información en España” (Telefónica, 2013) destaca que existen 18,6 millones de españoles que se conectan a diario a Internet y consultan el móvil hasta 150 veces al día, siendo este el dispositivo más utilizado para acceder a la red (teniendo en cuenta el tema de la movilidad) con un 63,2%. El informe también destaca que el 64,1% de los usuarios de internet en los últimos tres meses ha participado en redes sociales de carácter general (Facebook, Twitter o Tuenti) creando un perfil de usuario o enviando mensajes. Este porcentaje aumenta hasta el 94,5% entre los jóvenes de 16 a 24 años. De acuerdo con GSMA -una alianza de operadores de telefonía celular en el mundo- a mediados de 2013 Latinoamérica contaba con 632 millones de tarjetas SIM activas y 319 millones de usuarios únicos, lo que equivale a una penetración de 104% y 52% respectivamente. En promedio, a nivel global, la penetración de líneas celulares activas es del 85% y la penetración de usuarios únicos es de 38%, por debajo de los números latinoamericanos (GSMA, 2014). Los números, sin embargo, no parecen traducirse en grandes beneficios económicos. América Latina sólo contribuye con el 10% de los ingresos totales del mercado global, una cifra que ha ido creciendo pero que aún está lejos de otros jugadores. Además sólo el 20% de los celulares son teléfonos inteligentes. Las cifras, sin embargo, comienzan a ser menos atractivas cuando miramos el consumo de internet a través de dispositivos móviles comparado con otros lugares del mundo. De acuerdo con eMarketer, casi el 93% de los usuarios de Internet en África y el Medio Oriente acceden a internet a través de su teléfono celular. En América Latina esa cifra se ubica en 51%, el último lugar en el mundo muy por debajo de los líderes, pero también del 58% de Europa y el 84% de Asia. Es cierto que en el caso de África y el Medio Oriente la cifra se explica porque los usuarios accedieron a internet siempre desde sus teléfonos, saltándose las computadoras, pero dada la alta cantidad de teléfonos móviles latinoamericanos, internet móvil debería ser una prioridad. 2. Activistas mediáticos e Internet móvil La emergencia de la web 2.0 a partir del año 2004, con los blogs, las redes sociales y la multiplicación infinita de “periodismo ciudadano” rompió definitivamente el monopolio de la información por parte de los grandes medios masivos (Sampedro, 2006: 13). Las redes de movimiento sociales encuentran en las TIC el instrumento propicio para articularse, pero no son sólo redes tecnológicas, son entramados de relaciones entre personas, que en momentos precisos salen a las calles y se encuentran con otros para actuar en común. Internet y las tecnologías móviles permiten difundir protestas, encontrar la plaza y la hora para hacerlo, pero ni son la plaza ni sustituyen a la voluntad de la multitud reunida que exige justicia o democracia. A partir del nacimiento de Internet, se ha desarrollado lo que podríamos denominar “cibercultura crítica” (Scolari, 2008). Con Internet ha renacido la idea de que la tecnología, por sí misma (apps, tuits, grupos de Facebook, redes wifi, tablets, etc.), es capaz de convocar manifestaciones, generar consensos ideológicos, agregar indignaciones dispersas e incluso abatir gobiernos o incrementar la calidad democrática. El libre acceso a la información, la posibilidad de compartir y generar nuevos contenidos a partir de una red de sujetos interconectados en un entorno virtual común, que no ha podido ser totalmente controlado por los centros de poder (Castells, 2006), es la esencia de esta herramienta, que para muchos podría ser un aliado importante para el cambio social. Los dispositivos móviles originan cambios en la praxis informativa desde diversos puntos de vista. En primer lugar debemos referirnos al modelo de distribución. La pequeña pantalla móvil propicia la aparición de nuevos formatos de distribución de la información. En líneas generales se diferencian dos modelos: la web móvil tradicional, es decir, aquella a la que se accede mediante navegador y presenta una URL .mob o .mobi y, en segundo lugar, la versión específica, desarrollada exclusivamente para las distintas plataformas (iOs, Androide, Windows Phone, etc.). Esto da lugar a que se hable de contenidos adaptados y contenidos específicos. Si bien los primeros se asocian más a la web móvil, los segundos están relacionados con las apps nativas debido a que son el espacio en el que mejor se aprovechan las características específicas de los dispositivos como la geolocalización, la participación, la personalización o la interactividad. En segundo lugar, hay que destacar los cambios que se crean en el terreno de la producción de contenidos. La deslocalización de los periodistas fuera del ámbito de la redacción y los ciudadanos como testiguos ubicuos del nuevo escenario comunicativo son los rasgos que caracterizan el nuevo concepto de producción. Internet ha abierto un proceso de reintermediación, que ha dado como resultado la aparición de nuevos gatekeepers globales (Bustamante, 2011). Estos nuevos actores juegan una función decisiva en la cadena de valor digital de la información puesto que ponen en relación una oferta muy amplia y dispersa con una demanda cada vez más personalizada. Por ello, algunos autores optan por denominarlos “infomediarios” (Smyrnaios y Rebillard, 2011). En este proceso de reintermediación juegan un papel muy importante las redes sociales y los newsreaders como distribuidores y jerarquizadores de información. Finalmente, y no menos importantes, son las mutaciones que se originan en la fase de recepción de la información. El consumo grupal de medios deja paso a un consumo individual y móvil. 2. Análisis 2.1 El caso del terremoto de Haití El 12 de enero del 2010 un devastador terremoto asoló a Haití, dejando más de 230.000 muertos y a millones de personas sin hogar. Tras el sismo, los medios de comunicación desempeñaron un papel importante, ayudando a localizar a los sobrevivientes y, en algunos casos, incluso plantearon interrogantes sobre el papel de los periodistas en un desastre. El informe “Lecciones de Haití”, elaborado por Comunicación con Comunidades Afectadas por Desastres (CDAC por su nombre en inglés), con el apoyo de Internews y financiado por la Fundación Knight, analiza críticamente el papel de las comunicaciones durante la crisis y, además, ofrece recomendaciones para una mejor utilización de los medios en futuros esfuerzos de recuperación de desastres. En especial, los nuevos medios y tecnologías fueron usados de una manera sin precedentes, destaca el informe. (Nelson y Sigal, 2010). En las semanas posteriores a la crisis, Haití se convirtió rápidamente en un laboratorio real para varias apps nuevas, tales como mapas interactivos y plataformas de mensaje de texto. En territorios donde la libertad de prensa está muy restringida, el teléfono móvil se ha convertido, así, “en la herramienta más económica para bloguear'” por activistas (Espiritusanto, 2010). Es el caso de países africanos como Kenia, donde en medio de la crisis electoral de 2008 se puso en marcha una plataforma de comunicación ciudadana de código abierto, Ushahidi, que permitía enviar SMS a través de teléfonos móviles y cuyo objetivo era que los ciudadanos pudiesen informar en tiempo real de los actos de violencia o incidentes de relevancia y plasmarlos en un mapa. Reconocida por el Foro Económico Mundial y empleada luego para otros acontecimientos, su equipo desarrolló más tarde haiti.ushahidi.com, un portal que aglutina información ciudadana geolocalizada sobre las tareas de rescate, emergencias y personas desaparecidas durante el terremoto de Haití de 2010. Ushahidi ha sido utilizado en países de todo el mundo. En España ha servido para situar en un mapa las fosas del franquismo, en Rusia permitió rastrear la evolución de los incendios y en Los Ángeles, (California), distribuye información sobre rutas seguras para ciclistas. Ushaidi destaca por tres cosas. Al contrario que Twitter, que también permite informar en tiempo real, Ushahidi es accesible desde cualquier teléfono móvil, y recoge tanto los vídeos o fotos enviados desde un teléfono inteligente como los mensajes de texto emitidos por un móvil tradicional, lo que la hace mucho más útil para países donde los smartphones no están todavía masivamente implantados. Por otro lado, su gran valor añadido es que genera un mapa interactivo y en permanente actualización a partir de los datos enviados por los usuarios. Y, por último, trabajan con código abierto, lo que permite que cada país u organización ajuste la herramienta a sus propias necesidades, mejorando o ampliando al mismo tiempo sus capacidades. En tan solo dos años, el software de Ushahidi en sus distintas versiones, ha sido utilizado ya en miles de ocasiones para hacer frente a las situaciones más variadas: terremotos, incendios, vertidos tóxicos, tormentas de nieve, inundaciones, observación de procesos electorales, violaciones de derechos humanos, etc. Tal profusión de iniciativas, basadas en estas y otras herramientas de software (e.g. Sahana, Tomnod, etc.), ha impulsado a su vez el desarrollo de un nuevo dominio marcadamente pluridisciplinar: el denominado crisis mapping. De forma aproximativa, el crisis mapping o mapeo de crisis consiste en un conjunto organizado de tareas relacionadas con la búsqueda, agregación, geolocalización y análisis de información o de datos procedentes de fuentes múltiples: tecnologías móviles, redes sociales, medios de comunicación, organismos oficiales, etc. Gráfico 2: El crisis mapping y ushahidi Fuente: Captura de pantalla de la web Ushahidi El crisis mapping se basa en el principio del crowdsourcing, término acuñado por Howe en 2006 para describir la división de un conjunto de tareas o microtareas entre un grupo generalmente amplio e indefinido de personas que acuden a la convocatoria (abierta o limitada). 2.2 Mapping online de crisis y conflictos: el caso de la revolución de Egipto Las redes sociales se caracterizan por la inmediatez de los contenidos que los usuarios producen, y ese mismo rasgo puede trasladarse al mapping on line de crisis y conflictos. Incluso cuando, a consecuencia de un desastre de origen natural, o como resultado de la censura impuesta por un Estado, Internet deja de estar disponible, los teléfonos fijos, las radios locales y los SMS (las redes de telefonía móvil –y, en particular, la funcionalidad de los mensajes cortos– suelen restablecerse antes que Internet) pueden tener un papel decisivo en el procesamiento rápido de la información. Este ha sido el caso de las revueltas acontecidas en Egipto. Cuando el régimen de Mubarak decidió bloquear Internet y las redes móviles, el servicio Speak-to-Twitter, diseñado conjuntamente por los ingenieros de Google y Twitter, ponía a disposición de los usuarios de telefonía fija la grabación de mensajes de voz para su inmediata transcripción en Twitter. Las revueltas de principios de año, acaecidas en Oriente Próximo y el Magreb, que finalmente se han conocido como la Primavera Árabe (en referencia a las protestas de la Primavera de Praga, en el año 1968) han resultado una sorpresa para muchos analistas, sociólogos y expertos en política internacional. Aparentemente surgidas de una forma espontánea, sin el liderazgo de organizaciones poderosas ni un movimiento estructurado, lograron derrocar a los líderes de dos regímenes dictatoriales, Egipto y Túnez, que habían gobernado durante varias décadas, provocando también reformas en otros países. Los primeros movimientos reivindicativos se dieron en Túnez a partir del acto desesperado de Mohammed Bouazizi, que se quemó a lo bonzo en una plaza pública de su ciudad. La historia se difundió y cuando las protestas comenzaron a repetirse en diferentes lugares la organización se volcó paulatinamente a Internet. Además, la red se convirtió en una forma de conectar con el exterior y de salvar el bloqueo informativo impuesto por el régimen de Ben Ali. El caso más claro, donde se ve importancia de Internet y de las redes sociales, fue Egipto. Un estado de más de 80 millones de habitantes, que vivía una dictadura desde hacía treinta años y cuyo jefe de estado, Hosni Mubarak, tenía fluidas relaciones con el mundo occidental. La llama de Túnez prendió en el país del Nilo y en enero comenzaron las protestas. Tras varias manifestaciones y disturbios se fijó una fecha clave: el martes 25 de enero. Esta jornada se convertiría en un punto de inflexión. Días antes empezó a funcionar en Twitter el hashtag #25jan, que sirvió para calentar los ánimos y difundir la convocatoria de las protestas, bautizadas como el ‘Día de la Ira’. Gráfico 3: Mapa de hashtags #Egipto, #Jan24, #Tahir Fuente: Captura de pantalla de www.trendistic.com Los smartphones han tenido un papel determinante también en la difusión de las protestas. El acceso a Internet desde un dispositivo que cabe en un bolsillo y que su propietario lleva habitualmente consigo permite a los asistentes a las concentraciones y a las protestas publicar tweets o actualizar su estado de Facebook con lo que están viendo en cada momento. Con ayuda de las cámaras integradas en estos dispositivos se pudo subir fotos de forma inmediata y continua a las redes sociales, así como grabar vídeos que sirvieran como testimonio en el momento de las agresiones policiales. Hace algunos años no habría habido forma de difundir estas grabaciones sin que aparecieran en televisión. Sin embargo, ahora la gente tiene acceso a ese contenido en un par de clics y además sabe dónde y cómo buscarlo porque está interesada en ello. Con las tecnologías móviles los usuarios se convierten en “multitudes inteligentes” (Rheingold, 2004). Cristóbal Cobo habla de la importancia de los flash-mobs como un “grupo de personas que se reúne simultánea, transitoria y voluntariamente, sin que sea necesario que se conozcan con anterioridad en un lugar público para realizar algo inusual o notable (suelen ser acciones simbólicas) para luego desaparecer de improvisto. Usualmente están organizados a través de Internet u otro sistema de comunicación digital” (Cobo, 2006). Como señala Patrick Butler “la tecnología- omnipresente hasta en los países pobres- no sólo posibilita la circulación más libre de información, sino que anima también a los ciudadanos que antes se sentían impotentes al no tener un papel en la producción de los cambios en sus sociedades” (Butler, 2007: 4). A pesar de la censura de sus respectivos gobiernos a periodistas y blogueros, el alcance de la comunicación alternativa promovida por los ciudadanos, gracias a Internet o los móviles, ha ayudado incluso a producir cambios políticos debido a que la movilización ha sido mayor. A través de su blog The Beirut Report, Habib Battah, periodista y analista de medios, hace un estrecho seguimiento del proceso de comunicación en las revueltas del mundo árabe y recuerda que fueron precisamente los mensajes SMS de los jóvenes en estos concursos televisivos a principios del 2000 y éstas plataformas interactivas los precedentes de la participación masiva actual en las redes sociales. Los móviles y las nuevas herramientas se utilizaban para el ocio, para conectar con la familia y los amigos, pero también para hacer política. Con teléfonos móviles y computadoras, los jóvenes protagonistas de la Primavera Árabe cambiaron la forma en que el mundo mira a las movilizaciones populares en Medio Oriente, la libertad en Internet y las redes sociales. 3. Conclusiones Las redes sociales permiten una comunicación transversal por encima de barreras geopolíticas, culturales y lingüísticas. Estas herramientas permitieron que jóvenes líderes de Egipto, el territorio palestino de Cisjordania, Jordania y de otros sitios se organizaran creando comunidades de seguidores en Internet, logrando que la gente saliera a la calle y consiguiera apoyo internacional para su causa. Al ser cada vez más comunes los dispositivos móviles y los teléfonos inteligentes es posible concentrar gente con una mínima anticipación. Ese nivel de organización ha sido posible por la casi instantánea comunicación y una red de devotos y atentos conocedores en la materia. Los dispositivos multiplataforma y móviles estimulan, a su vez, el nacimiento de nuevas narrativas basadas en la interactividad y en la geolocalización de contenidos, tal y como hemos observado en el caso de la web Ushaidi y el relato de la historia del terremoto de Haití. Nace el concepto de crowdmap, una herramienta para producir mapas “inmersivos” que permite incluir recursos multimedia y textos en mapas. En la nueva era de la comunicación móvil emergen los microformatos, claramente influenciados por un cambio en las necesidades de los usuarios. El ejemplo más paradigmático lo constituye la red social Twitter, el medio que creó la nueva narración basada en microformatos. Los contenidos móviles parecen tener una serie de características en común: abundantes, breves, baratos, amigables, sociales, personales e interactivos. A través del análisis del impacto de las nuevas tecnologías en la difusión de las revoluciones árabes se ha constatado que estas han jugado un papel clave en el desarrollo de las protestas. Al mismo tiempo que estimulaban las demandas de democratización y occidentalización, facilitaron la organización y difusión de las protestas mientras que limitaron al mínimo la capacidad de control y represión de las mismas por parte de las autoridades. Además, han contribuido notablemente a la rápida propagación y contagio de las protestas. 4. Bibliografía AGUADO, J.M., y MARTÍNEZ, I. (2008). “La cuarta pantalla: industrias culturales y contenido móvil”, en Aguado, J.M. y Matínez, I.J. (coords.), Sociedad móvil: Tecnología, identidad y cultura. Madrid: Biblioteca Nueva Bustamante, Enrique (2011): “Nuevas dinámicas de la cultura. Las industrias culturales digitales absorben todo el universo simbólico”. En Bustamente, E. (coord.): Las industrias culturales audiovisuals e Internet. La Laguna: IDECO, pp. 19-46. BUTLER, P. (2007). “Tecnología nueva, voces nuevas”. En Las nuevas tecnologías mediáticas y el cambio político y social. Volumen 12. Diciembre de 2007, pp.: 4-8. CASTELLS, M. (2006). Comunicación Móvil y Sociedad. Una Perspectiva global. Ed. Ariel S.A, Barcelona. CEBRIÁN, M. y FLORES, J. (2011). Periodismo en la telefonía móvil. Madrid: FraguaDITENDRIA (2014). Informe ditrendia: Mobile en España y en el Mundo. Disponible en: http://es.slideshare.net/ditrendia/informe-ditrendia-mobile-en-espaa-y-en-el-mundo ESPIRITUSANTO, Oscar y GONZALO, Paula (2010). Periodismo ciudadano. Evolución positiva de la comunicación. Barcelona: Ariel. GSMA (2014). The mobile economy 2014. Disponible en: http://www.gsmamobileeconomy.com/ NELSON, Anne y SIGAL, Iván (2010). Media, Information Systems and Communities: lessons from Haiti. Disponible en: http://issuu.com/knightfoundation/docs/kf_report_haiti_english_01.10.11?mode=embed&layout=http%3A%2F%2Fskin.issuu.com%2Fv%2Flight%2Flayout.xml&showFlipBtn=true NIELSEN (2014). The U.S. digital consumer report. Disponible en: http://www.nielsen.com/us/en/insights/reports/2014/the-us-digital-consumer-report.html ORIELLA PR NEWTWORK GLOBAL (2013). The new normal for news. Have global media changed forever?. Disponible en: http://www.oriellaprnetwork.com/sites/default/files/research/Brands2Life_ODJS_v4.pdf SAMPEDRO, V. (2006). Estrategias de futuro en clave de presente (y algún pescozón del pasado). En: Reunión de Ovejas Electrónicas. Ciberactivismo. Barcelona: Virus. SCOLARI, Carlos (2008). Hipermediaciones. Elementos para una teoría de la comunicación digital interactiva. Barcelona: Gedisa. Smyrnaios, Nikos; Rebillard, Franck (2011): “Entre cooperation et concurrence: infomédiaires et éditeurs de contenus d’actualité”. Concurrences, n. 3-2011, pp. 7-19. TELEFÓNICA (2013). La Sociedad de la Información en España 2013. Disponible en: http://www.fundacion.telefonica.com/es/arte_cultura/publicaciones/sie/sie2013.htmUIT (2014). Base de datos de la UIT sobre indicadores mundiales de telecomunicaciones