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Oda al gato

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Oda al gato es una composición poética escrita por el poeta chileno Pablo Neruda que aparece en su obra Navegaciones y regresos, publicada por la editorial Losada en Buenos Aires (Argentina) en 1959.

«Oda al gato» se ha traducido y popularizado en varios idiomas y se ha incorporado en festivales musicales de jazz. El poema también fue parte del proyecto «Poesía en movimiento» en la ciudad de Nueva York, donde trenes y buses de la corporación de transporte llevaban versos en espacios normalmente reservados para avisos comerciales.

Texto

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Gato abisinio.
ODA AL GATO

Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco
se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.

El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

No hay unidad
como él,
no tienen la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola ranura
para echar las monedas de la noche.

Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo, oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un desaparecido terciopelo,
seguramente no hay enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe
y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños, propietarios, tíos
de gatos, compañeros, colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.

[1]

Referencias

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Enlaces externos

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