¿Alguna vez te han dicho que eres muy maduro/a para tu edad? A las personas les encanta etiquetar lo sabias que son las decisiones de alguien con palabras como “maduro/a” e “inmaduro/a”. ¿No sería genial si hubiera una forma de analizarte y ver cuánto has madurado?
Solo debes hacer clic en “Empezar el test” y, al final del mismo, te diremos exactamente qué tan maduro/a eres.
Resumen de preguntas
- ¡Por supuesto! Siento que tengo total control de mis emociones.
- En gran parte, pero a veces meto la pata.
- ¿Un poco? Aunque a veces pierdo el control.
- No exactamente. No siento que tengo el control de mis emociones.
- Le agradezco y lo grabo en mi mente para más adelante.
- Sonrío y asiento con la cabeza, pero por dentro estoy un poquito molesto/a.
- Le explico en qué no estoy de acuerdo, pero no insisto mucho en el asunto.
- Me pongo a discutir con él. ¡Se equivoca por completo!
- Reconozco mi parte en la discusión y asumo la responsabilidad de mis acciones.
- Ofrezco las disculpas más genuinas que puedo dar en el momento, aunque no lo diga en serio.
- Pido disculpas, pero le aclaro que el error es suyo.
- No hago nada. Depende de él solucionar las cosas.
- Al menos una vez por cada conversación.
- Una vez cada dos o tres días.
- Una vez a la semana.
- Por lo general, se me olvida contactarlos para ver cómo están.
- Me doy tiempo para analizar mis sentimientos más adelante en un lugar privado.
- Al principio me siento tenso/a por eso, pero lo dejo en el fondo de mi mente hasta más tarde.
- No hablo del asunto, pero me pongo un poco sarcástico/a el resto del día.
- Afecta mucho mi estado de ánimo. Todos mis compañeros se dan cuenta de mi molestia.
- Sí, sin duda. Puedo compartir mis sentimientos sin culpar a los demás.
- Normalmente, sí. No tengo muchos problemas para mantener la calma.
- De vez en cuando, pero no tardo en caer en el juego de buscar un culpable.
- No. Tiendo a culpar a otras personas por lo que siento.
- Ahorro pacientemente un poco de dinero durante los próximos meses.
- Les pregunto a mis vecinos si puedo hacer algunas tareas domésticas por ellos a cambio de un poco de dinero.
- Le pido a un amigo que me preste el resto del dinero.
- Hago sentir culpables a mis padres hasta que me den lo que quiero.
- Cerca del 50 %; es mitad y mitad entre la otra persona y yo.
- Entre el 50 y el 60 %. Hablo un poco más que la otra persona.
- Cerca del 60 al 80 %. En definitiva, soy quien domina la conversación.
- Más del 80 %. La otra persona podría escribir algunas frases.
- Al menos una vez al día.
- Diría que una vez cada dos o tres días.
- Por lo general, una vez a la semana.
- No tengo idea, no es una prioridad para mí.
- Le pido su opinión, ¡Me interesa mucho escuchar sus ideas!
- Me río, aunque me siento un poco molesto/a.
- No digo nada, pero me quedo molesto/a mucho después de que termina la conversación.
- Me burlo de su opinión. ¡Eso es lo que se merece por no estar de acuerdo conmigo!
- No. Me dolería saber que alguien está hablando de mí a mis espaldas.
- Un poco. Es un dulce pecado.
- Me gusta chismear, pero no suelo ser yo quien empieza.
- ¡Por supuesto! Me encanta escuchar lo último del chisme.
- Sonrío y lo felicito. ¡Se lo ganó!
- Le doy un saludo, pero no lo digo en serio.
- Blanqueo los ojos. De seguro se convirtió en el favorito del profesor para ganar.
- Me quejo con mis amigos de que yo merecía ganar.
Otros test
Todo sobre la madurez
¿Qué es la madurez?
La madurez es la capacidad de actuar como un adulto tanto a nivel mental como emocional. Las personas maduras no solo están en sintonía con sus emociones, sino que también son capaces de expresar sus sentimientos de una forma más sana y respetuosa y de reconocer cómo se sienten y piensan los demás.
Señales de que eres emocionalmente maduro/a
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Separas sin problemas tus emociones de tu sentido de identidad. Te resulta fácil reconocer que tus sentimientos están separados de tu identidad. Por ejemplo, puedes estar triste de vez en cuando, pero eso no te convierte en una “persona triste”.
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Aceptas las críticas constructivas de los demás. No tienes dificultades para tomar con calma los comentarios de una persona y reconocerlos como tales. Cuando los demás te hacen críticas constructivas, no las recibes como un ataque personal a tu carácter.
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Entiendes cómo se desarrollan distintas emociones dentro de tu cuerpo. Tal vez sientes una sensación de vacío en el estómago antes de ponerte triste o tu rostro se sonroja mucho cada vez que estás enojado/a. En cualquier caso, estás en sincronización contigo mismo/a y entiendes el significado de tus distintas señales corporales.
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Expresas tus propios sentimientos de forma saludable. En vez de reprimir tus sentimientos, comunicas tu opinión con respeto y honestidad. Puedes hacerlo sin echarle la culpa a otra persona.
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Eres bueno/a para mantener la calma en distintas situaciones. Sin importar la circunstancia, te niegas a arremeter contra los demás como una forma de lidiar con el problema. En vez de eso, tiendes a mantener la calma en la mayoría de las situaciones.
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Asumes la responsabilidad por tus actos. Si en algún momento tus emociones se apoderan de ti, tienes la gracia y la humildad de reconocer tus acciones. Cuando te disculpas, no echas la culpa a los demás por tu conducta.
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Estás atento/a a las necesidades de los demás. Eres excelente para identificar lo que sienten otras personas y comunicarte con ellas, con el fin de asegurarte de que están bien.
¿Quieres saber más?
¿Quieres aprender más sobre la madurez y lo que significa ser emocionalmente maduro/a? Consulta estos recursos: