Tema 13. Dimensión Religiosa. Ok
Tema 13. Dimensión Religiosa. Ok
Cristianismo 2400
-- Católicos 1111
-- Protestantes 888
-- Ortodoxos 333
Islam 1444
Sin religión 1111
Hinduismo 1111
Budismo 850?
Etnias (animistas, etc.) 850?
Taoísmo y Confucionismo chinos 700?
Sintoísmo japonés 65
Judaísmo 16
Otros 55
Población total 7777
¿CREYENTES? ¡¡TODOS!!
Todos poseemos “creencias”. No hay nadie que no las tenga. También son
“creyentes” quienes dicen no serlo. No hay nadie que no se fíe de nadie; en último
término, uno acaba fiándose de sí mismo. (*Palabrería)
En este sentido, “creencias” serían aquellas explicaciones que damos a los propios
interrogantes vitales, y que de algún modo conforman las coordenadas de nuestro
pensar y actuar. Heredadas o aprendidas, más o menos asumidas reflexivamente,
acaban determinando nuestros enfoques e interpretaciones de la realidad.
Si preguntamos a la paleontología cuándo, cómo y dónde ha surgido la religión, nos responderá. Si nos
ceñimos a las huellas arqueológicas, el primer rastro religioso —pervivencia más allá de la muerte— habría que
situarlo cerca de Pekín hace unos 700.000 años. En Europa se puede asegurar que 200.000 años a.C. ya se
practicaba el enterramiento ritual. Desde el 20.000 y 10.000 a.C. aparecen vestigios de cierto culto a la
naturaleza, danzas sagradas, sacrificios como intento de intercambiar dones con los poderes superiores. La
religión hindú, como el judaísmo, datan del 2.000 a.C., el budismo (doctrina no teísta) surge en el s. V a.C.; y,
después de Cristo, en el año 622 aparece el Islam.
El filósofo Zubiri (Donosti) llega a afirmar: “El hombre no es que tenga religión,
consiste en religión”. La religión pertenece a la entraña misma de su ser racional. Todo
hombre es religioso por ser peregrino, buscador de sentido siempre insatisfecho, por
hacerse preguntas existenciales sobre su origen y su destino, sobre quién soy y para
qué vivo, sobre la vida, la muerte y la inmortalidad, etc. Hemos de aceptar el misterio
de la vida e interactuar con él…
LA NOSTALGIA DE DIOS
¿NOS PARECEMOS, ACASO, MÁS A DIOS QUE A UN ANIMAL?
¿Dónde se fundamenta esta apertura a la trascendencia? ¿Es sólo fruto de una mera
insatisfacción que clama siempre por algo mejor?
¿Acaso no surge, a modo de radiación de fondo, cierta añoranza de nuestro Creador por
nuestra condición de criaturas? Nuestro origen, su imagen grabada en cada uno hace que
esa nostalgia surja en nuestra vida con más o menos frecuencia e intensidad…
Al ser el hombre conocimiento y libertad, caben distintas actitudes ante el misterio: buscar
descifrarlo, ignorarlo, rebelarse, huir, afrontarlo, etc.
Siempre nos creamos “refugios” más o menos complacientes que convertimos en objetos
de nuestra adoración: cuando el cielo se vacía de Dios, el hombre se rodea de ídolos…
Los pequeños éxtasis que las experiencias de la belleza, del amor o de la verdad pueden hacernos
rozar los limites de la trascendencia, despertando en nosotros un deseo de plenitud que aquí se
revela imposible, que este mundo no puede dar.
¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “DIOS”?
¿Por qué siendo la existencia de Dios positivamente unánime en todas las culturas y en todas las
épocas, no lo es la respuesta a la pregunta acerca de la naturaleza de Dios —quién es Dios—?
Veamos por qué.
Dios es una realidad TRASCENDENTE. Está más allá de la experiencia humana, del conocimiento
inmediato. Más que de una lejanía física, se trata de una distancia ontológica: “no hay Dios de la
misma manera que hay hombres y hay cosas" (Kasper).
Por ser trascendente resulta INABORDABLE. Dios supera todo lo que somos capaces de entender
y de imaginar. Se nos escapa lo que Dios es por dentro, su esencia íntima. Por eso, aunque
nuestras afirmaciones sobre Dios puedan ser verdaderas, son siempre insuficientes.
Dios es el INNOMBRABLE. Nombrar es referir la esencia de algo. Sólo Dios conoce su verdadero
nombre: "Yo soy el que soy". "SÓLO DIOS HABLA BIEN DE DIOS”, decía Pascal. Sólo en su
Revelación a los hombres, es capaz de romper ese carácter de ambigüedad que la idea de Dios
tiene para los hombres.
HACIA LA COMPRENSIÓN DE LO DIVINO
Divinización de “fuerzas de la naturaleza”. Aplacarlas persiguiendo beneficios. Politeísmo.
Dios “logos”. Actitud racional ante el mundo. La razón explora la realidad y busca su sentido.
Vislumbra la divinidad como verdad, bien y belleza perfectas; acto puro, causa incausada, ser
necesario, primer motor y ordenador (Filosofía griega). Del politeísmo hacia el monoteísmo.
Dios personal y salvador. Se invierte el proceso: el hombre busca a Dios y aparecen las
religiones; Dios busca al hombre y aparece el Cristianismo. Un Dios que se da a conocer, que se
hace el encontradizo hasta encarnarse en Jesucristo, rostro humano de Dios.
Dios fuera del alcance de la razón (Racionalismo crítico. Agnosticismo kantiano). La fórmula de
Grocio (+1645) “Etsi Deus non deretur” (como si Dios no existiera) tuvo un gran éxito para asentar
las bases de la ciencia moderna. Dios deísta, fuera del mundo (Ilustración, Iluminismo). Ser
supremo, origen del mundo, pero ausente, sin intervenir en el mundo.
Dios como mera proyección de anhelos humanos (Ateísmo-Feuerbach). Hostil con la religión, al
considerarla como algo alienante y culpable de todos los males (opio del pueblo).
EL SELLO DEL ARTISTA
“Dos cosas en el mundo me llenan de admiración: el cielo estrellado fuera de mí, y el orden
moral dentro de mí” (Kant).
“Soy científico y creyente y no veo ningún conflicto entre ambas visiones del mundo. Como
científico soy director del apasionante Proyecto Genoma Humano, nuestro libro de
instrucciones del ADN; como creyente considero el ADN como un lenguaje de Dios:
elegancia, complejidad, reflejo de un plan” (Francis Collins).
“Aunque la ciencia llegara a contestar todas nuestras preguntas, jamás podrá responder a la
más importante: por qué el Universo se ha tomado la molestia de existir” (Hawking).
EL HECHO RELIGIOSO
EL FENÓMENO DE LA INCREENCIA
Fe e increencia
¿Increencia inferida?
Causas de la increencia
El inicio del secularismo
El deísmo
El agnosticismo
¿Enorgullecerse de ser agnóstico?
El cientificismo
La fe de los científicos
Las dudas de incrédulo
EL DIOS DE LOS FÍLÓSOFOS Y EL DIOS DE LA FE
FE E INCREENCIA
Los NIÑOS poseen las actitudes propias del creyente. Cuando se les habla de Dios les
resulta natural porque lo experimentan como perteneciente a su mundo.
Los niños comprenden el LENGUAJE DEL AMOR porque viven envueltos por el cariño y la
protección de sus padres, a quienes contemplan como “lo más” sabios y poderosos, como
auténticos “dioses”. Viven “la vida como un regalo y el mundo como su hogar” (Terrasa).
INCESANTE CURIOSIDAD y CAPACIDAD DE ASOMBRO (la condición más elevada de la
existencia). “Vulgar es aquel que ante algo extraordinario, no se da cuenta” (Chesterton).
Viven en un MUNDO MÁGICO en el que todo es posible. No se acostumbran a nada, todo
les sabe a nuevo. Cada juego, cada historia, cada aventura son distintos para él…
Hoy, los más entre los JÓVENES, tienden a la distracción, a la disipación y a la dejadez.
LA INSPIRACIÓN ARTÍSTICA también resulta ser una experiencia que roza el limite de la
trascendencia. (“Ningún artista resulta definitivamente ateo”).
Aranzazu (Oñate)
CAUSAS DE LA INCREENCIA
Actitud religiosa: el mundo es un sufrido Actitud Actitud vitalista: el hombre es un ser llamado
lugar de paso hacia la paz eterna. ante la a gozar de la vida.
vida
Filosofía y teología como fuentes del saber. Actitud Razón y experimentación como fundamento
Realismo filosófico: la realidad formatea el ante el del conocimiento. Racionalismo filosófico: la
conocimiento. saber razón formatea la realidad.
El deísmo es una respuesta racional ante la complejidad de la existencia: ¡algo tiene
EL DEÍSMO que haber que dé explicación al misterio del mundo y de la vida! Características:
Se cree en la existencia de un ser supremo, de naturaleza desconocida,
que de algún modo interviene en el mundo, entre otras cosas en su origen,
tan lejano e inaccesible que no podemos establecer relación concreta,
con escasas o nulas repercusiones en la vida personal.
Además:
ausencia de dogmas, sin cuerpo doctrinal.
ausencia de normas morales determinadas.
sin mediaciones: ni sacerdotes, ni ritos, ni lugares de culto…
niega tanto la providencia como la revelación divinas.
Crítica: Un Dios tan genérico y desinteresado más bien parece hecho a la medida de las
pretensiones de muchos humanos reacios a no someterse a nada y a nadie. Dios no
puede ser tan indiferente —algo debería pretender—, en algo serio me debería
afectar: algún tipo de contacto, algunos deberes…
AGNOSTICISMO (1)
Del griego a=no + gnosis= conocimiento.
Dios estaría fuera del alcance de la razón humana. El agnóstico ni cree ni deja de
creer en su existencia: suspende el juicio sobre Dios al considerarlo una “hipótesis”
imposible de verificar.
Desde Protágoras (III a.C.), hay que esperar a 1850 para que florezca una surtida
cantidad de agnósticos. Se puede considerar a Kant (+ 1804) como padre del
agnosticismo: Dios existe, pero el camino para alcanzarle no puede ser la razón
(porque Dios trasciende lo empírico, la realidad físico-matemática) sino la moralidad.
¿ENORGULLECERSE DE SER AGNÓSTICO? (y 2)
Nadie debería enorgullecerse de ser agnóstico. ¿Cabe imaginar a un ciego
presumiendo de su ceguera? Considerar la propia incapacidad para conocer algo
serio sobre Dios no es algo para celebrar.
La hipótesis agnóstica resulta inconsistente. Veamos:
Para el agnóstico sólo caben dos posibilidades: vivir como si Dios no existiera, o vivir
como si existiera.
Si elijo la primera, “en la práctica” he adoptado una postura atea, cimentando
mi vida en una hipótesis que podría resultar falsa.
Si elijo la segunda, me muevo en una fe puramente subjetiva —mero
sentimiento u opinión— sin contraste fuera de mí que pueda darle consistencia.
La cuestión agnóstica no resiste un examen más atento. Como teoría parece lógica y seria,
pero cuando se intenta “practicarla” resulta insatisfactoria tal cual pompa de jabón.
CIENTIFICISMO
Se denomina cientificismo al uso inapropiado de la ciencia cuando extrapola afirmaciones a
campos que no le corresponden: filosofía, teología, etc.
No deja de ser una creencia más: no cabe fundamentar la existencia de Dios en la ciencia
experimental. Además, resulta acientífico: resulta contradictorio que un científico empírico
pontifique sobre Dios, cuando éste no es observable empíricamente.
El biólogo Dawkins o el físico Weinberg son los grandes exponentes de esta corriente. Se
presentan como hombres de ciencia, e indudablemente son prestigiosos en su campo. Sin
embargo, al pretender la exclusión de la religión de la vida social, acaban convirtiendo la
ciencia en una ideología quasipolítica. Como dice el refrán, zapatero a tus zapatos…
Antony Flew (1923-2010), físico de Oxford, considerado el argumentador ateo más sólido
del siglo XX —escribió en 1950 Teología y falsificación— y convertido a la fe en 2004,
declaró que lo hizo basándose precisamente en evidencias científicas —“la vida y el cosmos
sólo resultan explicables a la luz de una Inteligencia superior” —. Y a propósito del supuesto
“azar afortunado” referido por Dawkins para explicar el origen de la vida le respondió: “si
ese es el mejor argumento que tiene, el asunto queda zanjado”.
LA FE DE LOS CIENTÍFICOS
UNA ENCUESTA ILUMINADORA
Nadie puede sustraerse a los grandes interrogantes de la vida. Para todos llega
el momento en el que, se quiera o no, es necesario enraizar la propia existencia
en una verdad reconocida como definitiva.
«Creo para entender, entiendo —razono— para creer», decía San Agustín.
De igual modo que la fe busca entender, una persona razonable se dispone a
creer. La razón fomenta la fe, y la fe fomenta un uso más audaz de la razón.
LAS CINCO VÍAS… SI EXISTE ALGO, EXISTE ALGUIEN
Sed infinita de felicidad. Si existe la sed, existe el agua. ¿Cómo satisfacer esas ansias
cuando la precariedad y la caducidad impregna el mundo material? Sólo un ser infinito
puede satisfacerlas. Por tanto, el hombre o es una nada capaz de Dios, o es un absurdo.
La existencia de los milagros: el milagro es, por definición, un hecho sorprendente que es
realizado, ya sea suspendiéndo o anulándo en un momento dado las leyes de la naturaleza.
EVITANDO EQUÍVOCOS
Me creo que Japón está a la derecha de China, que este ascensor que voy a utilizar
soporta mi peso, que ese resultado de futbol es correcto, etc. En principio me fío del
testimonio de las personas o de los dicen los libros… Esto significa que además de la fe
religiosa, también existe una fe humana.
El hombre busca a Dios y aparecen las religiones, Dios busca al hombre y aparece el cristianismo.
¿Qué “signos”, como “mueve ficha” Dios en las religiones mayoritarias?
HINDUISMO. Surge hacia el año 3000 a. C. Según los hindúes, los dioses —son politeístas— no han movido ficha, no han
revelado nada. Tanto subraya el hinduismo la distancia entre los dioses y el hombre, que todas sus afirmaciones sobre el ser
divino son “negativas”: el Otro, el Desconocido, el Inefable, etc. Descartada, pues, la iniciativa de Dios, el hinduismo, como
tantas religiones, es el resultado de una mera búsqueda humana.
BUDISMO. Buda nace en el siglo VI a. de C. El budismo no es una religión; más bien es una filosofía de vida. Carece de una
idea de Dios y no plantea la existencia de ninguna divinidad.
ISLAM. La limitación que presenta el Islam es que Dios dejaría todo dependiente de un sueño (¿fundamento objetivo?), de un
éxtasis, de una revelación privada a una sola persona —Mahoma— en momentos de profunda crisis existencial, salpicada
incluso de tentativas de suicidio. El mismo Mahoma se resiste a aceptar su experiencia “mística” como una revelación divina;
es su mujer, Jadiya, la que le persuade de ello.
CRISTIANISMO. El paso de Jesús de Nazaret por Palestina está atestiguado por los Evangelios y por fuentes escritas no
cristianas, sobre todo, judías y romanas. A diferencia de otros fundadores religiosos, Jesús se declara y tiene conciencia de
Dios y Salvador del género humano. Esta osadía es precisamente lo que le lleva a morir en la cruz. Una de tres: o es un loco, o
es un farsante, o dice la verdad. Sus hechos y dichos recogidos en el Evangelio despejan cualquier duda: se muestra siempre
como un hombre profundamente íntegro y veraz. Así lo han reconocido todas aquellas personas —también las ateas— que se
han acercado a su vida y a sus enseñanzas.
¿QUÉ DIGO CUANDO DIGO “CREO”? UN EJEMPLO
FUNDAMENTO OBJETIVO
• Modo como se transmite el contenido.
• El lenguaje utilizado: “signos comprensibles”.
• Objeto de la razón: todos pueden conocerlos.
En Mc 2: la curación asombrosa del paralítico
ELEMENTO SUBJETIVO
• Realiza la unión de los signos con los significados.
• Tarea de la libertad (si hay confianza, si se “quiere”, se cree).
En Mc 2 unos creen porque “quieren” creer, y otros no creen.
LA PREGUNTA DEL MILLÓN
SÓLO CREE EL QUE “QUIERE” CREER. La fe es creer sin “ver”, aceptar por confianza. Confiar,
necesariamente, es un acto libre.
PARA QUE YO CREA, ALGUIEN TIENE QUE “SABER”. Quien da origen al mensaje no puede ser
“creyente”, tiene que gozar de conocimiento inmediato —ser testigo directo— de lo que propone
a creer. Sin nadie que “sepa” no cabe fe alguna: sería una fe ciega. Quien cree en Jesucristo, cree a
quien “sabe”.
CREER, MÁS QUE CREER EN “ALGO” ES CREER EN “ALGUIEN”. Cuando un cristiano cree en el cielo
no cree como resultado de agudas especulaciones, cree porque se fía de Jesucristo, que “sabe”.
La fe descansa en la razón porque la razón impone unas condiciones al acto de fe. Una
fe “ciega” repugnaría a la inteligencia y al hombre mismo. La fe descansa en un
fundamento objetivo, suficientemente claro y seguro. Si así no fuera, ¿qué o quién me
garantiza que lo que admito por fe no es más que una mera sugestión u opinión
personal, un “montaje” más o menos interesante o interesado, una elucubración todo
lo bella y sublime que uno quiera, pero elucubración al fin?
*** LA VERDADERA FE
Sólo el amor es digno de fe (Von Balthasar). Creer será tanto más razonable cuanto ES “RACIONAL”
más fiables sean los testigos y los signos que se propongan.
¿PARA QUÉ SIRVE CREER?
Con los OJOS DE LA CARA (los sentidos) percibimos la apariencia de las cosas, su
aspecto externo: la figura, el color, la distancia, la proporción, la textura, etc.
Con los OJOS DE LA MENTE (la razón) indagamos tanto en el cómo profundo como en
el porqué de todo: ¿quién ha hecho esto? ¿pará que sirve eso?, ¿qué sentido tiene
aquello? ¿para qué vivo?
Pues bien, podríamos decir que con los OJOS DE LA FE conocemos cosas que sólo Dios
ve y sabe… y que me ha revelado en Jesús tal como nos relata el Evangelio.
¡No hay ningún ciego orgulloso de su ceguera, no hay ningún ciego que no quiera ver!
Quien ignora la revelación divina empequeñece su horizonte existencial. Sabe más
sobre Dios y la vida el niño que domina el Catecismo que el más grande Premio Nobel
que lo ignora.
CORRELACIÓN
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“CRISTO REVELA AL HOMBRE LO QUE ES EL HOMBRE” (Gaudium et spes). El mensaje
evangélico es la respuesta inesperada, adecuada y gratuita de Dios a los más ANHELO
profundos anhelos humanos. RESPUESTA
Justo a los anhelos de plenitud, el hombre reconoce en sí mismo un deseo
incondicionado de crecimiento y afirmación de la propia personalidad, un anhelo de
pervivencia, de amar y ser amado, de belleza…
La teología debe basarse en una filosofía que “tendrá que ser antropológica, es decir,
deberá buscar en la estructura esencial de la existencia humana la capacidad radical
del hombre de ser interpelado por el mensaje cristiano para comprenderlo como
salvífico, es decir, como respuesta de plenitud gratuita a las cuestiones fundamentales
de la vida humana. De algún modo ya lo afirmaba Tertuliano: anima naturaliter
christiana (el alma es connatural al cristianismo). Ser persona = ser cristiano = ser
santo (ser para la entrega).
Los pequeños éxtasis que las experiencias de la belleza, del bien moral, del amor y de
la verdad hacen vislumbrar a esa plenitud a la que estamos llamados, y que en esta
vida se revela imposible.
FE E HISTORIA
UNA NECESARIA ACLARACIÓN
Los caminos que conducen a la fe son tantos como personas. Veamos los más comentados:
1. LA FUERZA DEL CORAZÓN. El ser humano, que quiere amar y ser amado, se pregunta dónde
hay lugar para el amor más grande. Para muchos, tener fe significa que el mundo no podrá
satisfacer nunca sus ansias, y que el espacio vital para la expansión de su corazón no podrá existir
sino en Dios. “Sea el Señor tu delicia, y el te dará lo que pide tu corazón”, dice la Biblia.
2. LA SED LA VERDAD. La verdad es para la persona el aire que respira, el alimento que lo
sostiene. Los fenómenos sin explicación oprimen. Se busca la verdad como explicación última de
las cosas.
3. SED DE JUSTICIA. La voluntad tiende al bien y, por eso, busca la honestidad y la nobleza,
elevarse por encima de lo impuro y lo inhumano en las personas. La propia impotencia sugiere
que la potencia renovadora debe venir del más allá. Creer, entonces, se identifica con inspirarse
en la justicia divina y el ajuste de cuentas.