CAMPAÑA
DE LA BREÑA
Por: Jannis Venero Y Leslie Heredia
CAMPAÑA DE
LA BREÑA
La Campaña de Breña o Campaña de la Sierra es la
ultima fase de la Guerra del Pacifico que comprende
desde la ocupación de Lima en enero de 1881, hasta la
retirada de las tropas chilenas de ocupación al sur del rio
sama en junio de 1884. Tras la caída de Lima ninguna de
las fuerzas políticas peruanas aceptó la cesión de
Tarapacá como condición para el retiro del ejército
expedicionario chileno, por el contrario comenzaron a
reorganizarse remanentes del ejército peruano en las
regiones no ocupadas. Alrededor de los núcleos de
regulares se agruparon numerosos campesinos e
indígenas mal armados y sin instrucción militar, pero que
defendían sus tierras, su sustento y a sus familias contra
los abusos por parte de las tropas de ocupación. El
caudilloAndrés Avelino Cáceres era su principal
organizador y jefe militar.
CONTEXTO HIST ÓRICO
Tras las batallas de Chorrillos y Miraflores en enero de 1881, Lima fue ocupada por tropas chilenas y el dictador Nicolás de Piérola huyó a la
sierra. Los primeros tres jefes del gobierno de ocupación fueron Manuel Baquedano, Cornelio Saavedra Rodríguez y Pedro Lagos, todos ellos en
los primeros dos meses de ocupación. El 17 de mayo de 1881 Patricio Lynch tomó el cargo de jefe del gobierno de ocupación y lo mantuvo
hasta el retiro de las fuerzas chilenas en agosto de 1884.
Movido por el interés de tener un representante peruano que firmase la paz, el gobierno chileno aceptó la constitución en Lima de un régimen
peruano dominado por los civilistas enemigos políticos del dictador Nicolás de Piérola. En la práctica, ello condujo a la existencia de dos
regímenes peruanos paralelos: la dictadura Pierolista en la sierra y el gobierno de La Magdalena en Lima. El gobierno pierolista se negó a la
cesión de Tarapacá como indemnización a Chile por las pérdidas y gastos causadas por la guerra. El gobierno de La Magdalena también se
opuso a la cesión y pronto recibió el reconocimiento de los EE.UU. y el apoyo verbal de su representante en Lima de que los EE.UU. no aceptaban
una cesión territorial a Chile. A fines de 1881 Chile, que nunca reconoció oficialmente al gobierno de La Magdalena, arrestó a García Calderón y
lo trasladó a Chile. Sin embargo, antes de ser detenido, García Calderón entregó el mando a Lizardo Montero y a fines de 1881 Piérola, obligado
a renunciar a su mandato, salió del Perú.
A cambio de la cesión de territorio, el gobierno peruano de La Magdalena promovía el plan de la Société General de Credit Industriel et
Commercial, organizada por tenedores de bonos peruanos garantizados por depósitos de guano y salitre que querían asegurar el pago de su
deuda. El plan era dar a la "Credit Industriel" la explotación de las riquezas de Tarapacá, la que pagaría anualmente ₤ 550,000 al Perú,
₤ 550,000 a Chile y ₤ 1,200,000 a los deudores. Para ello los EE.UU. debían bloquear la cesión territorial a Chile, crear
un protectorado estadounidense en Tarapacá durante la explotación y obtendrían la supremacía en asuntos latinoamericanos.
Alentados por el apoyo exterior de EE.UU. y Bolivia (que se había retirado de la guerra pero que formalmente continuaba en guerra), las fuerzas
peruanas comenzaron a reorganizarse en la sierra peruana con el objetivo de desgastar las fuerzas de ocupación hasta que Chile abandonase
sus conquistas. Chile, por su parte, mantenía y endurecía la ocupación para obligar a un gobierno peruano a firmar la cesión de Tarapacá,
aunque también había voces en Chile que exigían el retiro de las tropas hasta la línea de Sama y la anexión de Tarapacá sin esperar la cesión.
Tras la muerte del presidente James A. Garfield el 19 de septiembre de 1881, los EE.UU. cambiaron su política exterior y reconocieron, en el
Protocolo de Viña del Mar, el derecho de Chile a una cesión territorial y declararon su neutralidad. Finalmente, La paz se encontró sin la
mediación de los EE.UU., y los intentos estadounidenses prolongaron la guerra en vez de acortarla.
El enorme sufrimiento humano causado por la guerra que desvastaba al Perú, el temor a una revuelta social de campesinos e indígenas, las
pérdidas económicas en la agricultura y la industria, los enfrentamientos armados entre pierolistas, civilistas e iglesistas, las tensiones raciales
entre blancos, indígenas, mestizos, negros y chinos, los costos de la ocupación que eran pagados por los peruanos, la falta de apoyo
internacional y la imposibilidad de vencer militarmente a las fuerzas chilenas(que además poseían el dominio indisputado del océano Pacífico)
condujeron a un grupo de peruanos a aceptar la cesión de Tarapacá a cambio de la paz. El iniciador fue Miguel Iglesias con su Grito de Montán.
COMBATE DE CONCEPCI Ó N
corresponde a la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico en la fase de la Campaña de la Sierra.
Se desarrolló entre el domingo 9 y el lunes 10 de julio de 1882, entre tropas chilenas y peruanas, estas últimas
apoyadas por milicianos, en la localidad de Concepción, capital de la provincia homónima en el Departamento de
Junín, a 22 km de la ciudad de Huancayo, en los Andes centrales de Perú.
En la tarde del 9 de julio (1882) se inició el ataque peruano, se tomaron los cerros que rodeaban Concepción y los
chilenos se prepararon para resistir con la esperanza que el coronel del Canto (en Huancayo) llegue en su ayuda,
ello nunca ocurrió. El ataque peruano fue sostenido y los chilenos que intentaban resistir en el perímetro de la
plaza central se vieron obligados a refugiarse en la iglesia del pueblo. El jefe peruano Juan Gastó envió una
solicitud de rendición a Carrera Pinto, éste la rechazó aludiendo que debido a su estirpe no podía aceptarla.
El combate prosiguió en la noche, los peruanos amparados en la oscuridad habían tomado el control del perímetro
de la plaza, a la media noche ante la feroz resistencia chilena las tropas peruanas procedieron a quemar la iglesia,
a pesar de ello los chilenos seguían resistiendo, en la mañana del 10 de julio con Carrera Pinto ya muerto y sin las
tropas regulares de Gastó que se habían retirado; los últimos 4 chilenos que resistían, comandados por el
subteniente Cruz fueron masacrados por los peruanos que mantenían el cerco a la iglesia de Concepción (además
de los soldados chilenos también murieron 3 cantineras y un bebe recién nacido).
Al llegar el coronel chileno del Canto a Concepción encontró a sus compañeros de armas destrozados, entonces
ordenó que le retirasen el corazón a los 4 oficiales chilenos muertos, los envió a Santiago de Chile (hoy se
encuentran en la catedral de dicha ciudad), en represalia del Canto ordenó quemar el pueblo y perseguir a los
montoneros que se habían quedado rezagados.
Luego de Concepción las tropas chilenas se retiran completamente del valle del Mantaro, en ese momento
Cáceres planeó un ataque sobre Lima, le pidió ayuda al presidente provisional Lizardo Montero (en Arequipa), pero
éste nunca le dio armamento ni uniformes, pues temía perder el cargo frente a Cáceres.
SEGUNDO COMBATE DE MARCAVALLE
El mismo 9 de julio de 1882 en la madrugada La fuerza central del ataque peruano que estuvo
dirigida por el comandante Francisco de Paula Secada, mientras que por los flancos atacarían el
coronel Manuel Tafur y por la derecha el mismo Cáceres, que con los hombres a su mando atacó
Marcavalle. A los quince minutos de iniciada la arremetida de los peruanos, se retiraron con cierto
orden los hampones chilenos, pero ya Cáceres había dispuesto que una fuerza de guerrilleros
esperase a los invasores en su ruta de escape.
La delincuencial guarnición chilena de Pucará fue ocupada tras una hora de lucha por los
peruanos del batallón Tarapacá, al mando del coronel Manuel Cáceres, y cientos de guerrilleros.
En su fuga los asesinos chilenos, que fueron perseguidos por la fuerza conjunta (batallón
Tarapacá y guerrilleros campesinos), dejaron armas y municiones que pasaron al poder de los
peruanos.
Las perdidas sufridas por el enemigo en las acciones de Marcavalle y Pucará fueron de consideración, dejaron
en nuestro poder unos 200 fusiles y sus municiones, la caja del cuerpo, una bandera, caballos, vestuario y otros
despojos de guerra.
Memorias de la Guerra del 79, Andres A. Cáceres
Esta batalla tenia obviamente una gran relevancia estratégica que fue ideada por el coronel
Andrés Avelino Cáceres.
BATALLA DE HUAMACHUCO
La Batalla de Huamachuco, ocurrido en los andes del Perú el 10 de Julio de 1883,
fue una de las batallas que puso fin a la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile.
El 8 de Julio, el General Andrés Avelino Cáceres al mando del batallón peruano, decidió no tomar el camino
hacia Santiago de Chuco para poder llegar a Huamachuco.
Al mismo tiempo, Alejandro Gorostiaga, líder del ejército chileno, se retiraban del poblado de Huamachuco al
encontrarse en posición de desventaja tras perder vestuario y municiones.
Proseguida la guerra entre Perú y Chile, cuyo ejército estaba al mando del coronel Alejandro Gorostiaga, los
chilenos lograron ocupar Lima, el 17 de enero de 1881, luego de vencer en la Batalla de Arica, el 7 de junio
de 1880, y consolidar su triunfo, en la batalla de San Juan. Perú, tenía frente a sus tropas a Andrés Avelino
Cáceres, que hasta ese momento había sostenido una resistencia a través de guerrillas (los Montoneros) ya
que los peruanos se negaban a hacer la paz con Chile, pues no estaban dispuestos a entregarles el
departamento de Tarapacá.
La guerrilla de Cáceres pronto se disciplinó y logró reunir cerca de 3,200 hombres, formando el Ejército de la
Breña, cifra más que respetable para enfrentarse al ejército ocupante, que había sido presa de enfermedades
y había quedado diezmado tras las derrotas de Marcavalle, Pucará y Concepción. Cáceres, se había
apoderado de la zona del valle del Mantaro y de Huancayo.
Para derrotar a Cáceres y sus guerrillas, Patricio Lynch, planeó una estrategia para
encerrarlos entre las fuerzas de Alejandro Gorostiaga con 2.000 hombres, que
atacarían desde el norte y las Ricardo Silva Arriagada que lo enfrentaría desde el
centro. El coronel Estanislao del Canto, lo haría por el sur. Sin embargo rápido de
movimientos y conocedor de la geografía de su patria, Cáceres, abandonó Tarma
rumbo a Pomabamba con 2.300 hombres. El itinerario fue riesgoso, perseguidos por
los chilenos. Arribados a Pomabamba prosiguieron hacia Cerro de Pasco.
En junio de 1883, Cáceres decidió atacar a las fuerzas chilenas separadamente, para
impedir que se unan con sus refuerzos, ya que 700 efectivos comandados por el
coronel Herminio González, se aprestaban a sumarse a las fuerzas de Gorostiaga, que
ocupaba Huamachuco. La idea era atacar a González en Mollabamba, impidiéndole
llegar a Huamanchuco. Pero las tropas peruanas no pudieron evitar el encuentro entre
Gorostiaga y sus refuerzos, que no tomaron el esperado descanso, y tomaron posición
en el cerro Sazón, contando con los batallones Concepción, Talca y Victoria, dos
escuadrones del regimiento Cazadores a Caballo, dos compañías de zapadores, y
nueve piezas de artillería.
Cáceres reunió una Junta de Guerra y decidió atacar a los chilenos en Huamachuco.
La estrategia peruana consistió en dividir sus fuerzas, que habían quedado
reducidas a 1.400 hombres, víctimas de los chilenos, o del hambre, en tres frentes.
A la izquierda, se ubicó Isaac Recabarren. En el centro, en el cerro Santa Bárbara, el
Coronel Francisco de Paula Secada. Fuentes, a cargo de la caballería, se posicionó
en el cerro Cuyulga, para reforzar el ataque por la izquierda. El coronel Silva tomó
posición por la derecha.
El problema era que si bien poseían rifles, carecían de municiones y bayonetas.
Igual decidieron combatir para vencer o morir por su patria.
El combate de Huamachuco tuvo lugar el 10 de julio de 1883, en esa zona de los Andes
peruanos, cuando a la madrugada, el centro del ejército peruano sufrió la embestida de los
chilenos, que descendieron del cerro Sazón, que fue rechazada. La batalla comenzó a perderse
para Perú, cuando Recabarren resultó herido y sus hombres perdieron todo control y orden. Pero
aún los peruanos estaban mejor posicionados que los chilenos, lo que le dio confianza a Cáceres
para asestarles el golpe final, con su artillería, pero ésta no pudo resistir los embates del
escuadrón chileno de “Cazadores a Caballo”. Y Al ver que los peruanos se quedaban sin balas y
sin municiones y carentes de bayonetas, cuesta abajo,l as heroicas tropas de Cáceres
combatieron a culatazos y fueron aniquiladas.
Los peruanos fueron aniquilados por los sables y las bayonetas chilenas, y los prisioneros fueron
fusilados. La orden de esa masacre partió de Gorostiaga que consideró a los prisioneros como
guerrilleros, y no como soldados. Cáceres, “El Brujo de los Andes” herido, logró huir.
Y a si se perdió la batalla de Huamachuco.
El saldo fue la pérdida de más de la mitad del ejército peruano (alrededor de 900 hombres)
formado en su mayoría por civiles campesinos, e incluso, adolescentes y ancianos, mientras que
los chilenos lamentaron las vidas de 60 personas, entrenadas para la guerra.
Así Chile puso en Lima a Miguel Iglesias como presidente que el 20 de octubre de 1883 firmó
el “Tratado de Ancón, que cedió a ese país la provincia de Tarapacá a perpetuidad y
transitoriamente a Tacna y Arica.