Tras la huella de la etica ambiental
Lic. Francisco Javier Acosta
preludio
Desde el inicio de las civilizaciones y donde quiera que han aparecido, los seres humanos han alterado su medio fisico y biologico. No ha existido, alo largo de la historia, ninguna vision social ni ninguna imagen de la naturaleza que no haya englobado la interaccion activa entre los humanos y su medio
Durante gran parte de su trayectoria, las condiciones naturales han definido las posibilidades y los horizontes de las sociedades. La consiguiente alteracion sustancial de la vegetacion, la degracion de los suelos, la modificacion de los paisajes la explotacion de los bosques a lo largo de milenios han sido extensas y profundas.
Muchos cambios ambientales de importancia significativa se gestaron en las sociedades preindustriales. Sin embargo, , durante los dos ltimos siglos, la vertiginosa expansin de la industrializacin, de la tecnologia y de las poblaciones se han convertido en una amenaza para la biodiversidad del planeta y de la biosfera. La posibilidad de los cambios climticos, la contaminacin de los mares, la desertizacin, la destruccin de biodiversidad y la erosin del suelo han sido ampliamente reconocidos, asi como tambin la apremiante exigencia de enfrentarlos por medio de la conservacin, del control demgrafo, la reduccin de la contaminacin y el sabio uso de recursos naturales.
La solucin efectiva del progresivo deterioro del ambiente natural requiere de una perspectiva global en lo que es un vasto contexto de retos actuales para la humanidad. El abanico de cuestiones demgrafas, tecnolgicas, econmicas, sociales, polticas, militares, institucionales, informativas e ideolgicas en- marca la degradacin del mundo natural. El problema se agudiza porque los procesos biticos, qumicos y fsicos que hacen del mundo un lugar adecua- do para la vida no son bien conocidos y el publico suele ignorarlos.
. Eventos complejos de magnitud asi no pueden analizarse del todo o ubicarse dentro de las pautas familiares de comportamiento. El proceso de toma de decisiones deja de ser una operacin automtica y segura. Se vuelve nebuloso, hecho que no reduce la urgencia de la decisin, pero si permite resaltar su dificultad. Tenemos que encontrar el valor de abandonar las categoras obsoletas de nuestra cultura que son como viejas llaves que ya no sirven para abrir las nuevas cerraduras.
El merito cientfico, por si solo, si bien es una condicin necesaria, rara vez significa una condicin suficiente para enfrentar nuevas situaciones. Tenemos que ir mas all de los criterios cientficos para llevar a cabo una reflexin sobre la lgica interna de nuestro comportamiento con el mundo natural, con el fin de formar actitudes que favorezcan la unidad en la diversidad y, por supuesto, la convivencia con los seres vivos que comparten la biosfera con la humanidad.
Contemplando el escenario
Es preciso recordar que el ser humano no puede vivir sin domesticar o humanizar en gran medida su entorno. Moldeamos el ambiente a travs de decisiones individuales y colectivas que se toman en concordancia con diversos requerimientos y criterios de valor. Algunas de estos son precisamente de orden econmico, otros tienden a proteger el mundo natural que habitamos. Distintas perspectivas generan diversas respuestas y dan lugar a diferentes acciones. La manera como seleccionamos los criterios de nuestras decisiones depende, en parte, de las teoras y creencias. Que sostenemos y usamos para esta eleccin. Cuando tomamos decisiones que integran nuestro inters por la conservacin del ambiente, nuestros conceptos, puntos de vista, ideas y valores filtran nuestra experiencia y, por lo tanto, tienen un efecto significativo en lo que es nuestra manera de percibir el mundo.
Si bien la preocupacin por los efectos nocivos de la actividad humana en el mundo natural no hace luiciones ticas hacia los entes vivos no humanos y hacia colectividades como lo son especies y ecosistemas. Lo que une a sus diversas doctrinas es el compromiso por conservar la riqueza biolgica del planeta. Consecuentemente, la tica ambiental articula valores que compiten con nuestras preferencias actuales, puesto que casi toda la tradicin tica se restringe al mundo de la cultura humana, donde todo lo dems, como la flora y la fauna y mas en general la Tierra en su totalidad, no cumple mas que una
Mitad a la poca moderna, es solo en las Ultimas Funcin meramente instrumental. La filosfica moderna que se ha reconocido ampliamente la gravedad de los problemas ambientales, inicindose as la bsqueda de soluciones posibles. La visin del mundo que aliente una relacin mas armoniosa entre la sociedad y su medio ambiente puede no estar directamente relacionada con decisiones polticas. Sin embargo diferentes percepciones de una maravillosa diversidad de plantas, animales y microrganismos all afuera" pueden capturar la imaginacin de la gente, despertar su sensibilidad y su responsabilidad moral con la totalidad que nos contiene.
Importa decir que el que los valores ambientales llegaran a ser compartidos podra significar un acuerdo para negociar diferencias y conciliar nuestras necesidades y preferencias en la conservacin de las riquezas biolgicas que corremos el riesgo de perder.
Con el fin de actuar inteligentemente, las decisiones ambientales deben reunir informacin precisa, continuamente perfeccionarle, de la situacin ambiental con los valores originados por la tica ambiental. La ciencia puede ayudar a destruir la naturaleza, pero tambin puede coadyuvar a la proteccin del ambiente. La comprensin de la naturaleza encarnada en bosques, campos, granjas, ros y animales puede revelar la vida para vol. verse una persona mejor. La experiencia de la sensacin de maravilla y asombro de cara a las inacabables maravillas de la naturaleza puede impactar el carcter humano de manera nica y significativa.
Como dijo Rene Dubas La conservacin esta ntimamente ligada con los valores humanos; su expresin mas profunda esta en la situacin del humano y en su corazn. La proteccin de los pantanos y de los arboles no necesita mas justificacin biolgica que oponerse al vandalismo y a la insensibilidad".
De la mano con la tica ambiental
La tica ambiental aspira a influir y modificar los trminos en los que las sociedades humanas se real- clonan con el medio ambiente. Comprende varias portal tradicional no promueve ninguna obligacin moral directa en relacin con los ecosistemas, las plantas o los animales. Las diversas posiciones de tica ambiental, adems de reflexionar sobre los orgenes y fundamentos de las actitudes humanas hacia el mundo natural, aspiran a inducir un cambio en las relaciones que mantenemos, en forma individual o colectiva, con los ecosistemas y dems entidades biolgicas.
Igualmente, la tica ambiental reconoce las tensiones que se dan en la vida social y poltica dado que los conflictos polticos, las crisis econmicas y las patolgicas sociales van a la par con las transformaciones que sufre el hbitat del ser humano y de otras especies. No cabe duda de que la ampliacin del crculo de la consideracin moral a los seres vivos no humanos y a las entidades naturales, como los ecosistemas, no es un asunto trivial. Los exploradores de este distinto y novedoso territorio moral necesitan un gua y una orientacin, ya que la reflexin tica sobre la relacin humana con su ambiente biolgico y fsico es una preocupacin relativamente reciente. Las tendencias filosficas que han llevado a reflexionar sobre diversos aspectos de la naturaleza y sobre los valores humanos a partir de los cuales se puede tericamente apoyar las acciones y las polticas que acarreen resultados plausibles en materia de conservacin y mejoramiento del entorno habitualmente giran en torno a la idea de naturaleza (biocentrismo) o a la de ser humano (antropocentrismo).
En el nombre de la naturaleza
Las perspectivas centradas en la naturaleza (biocentricas, ecocentricas o simplemente no antropocntricas) abandonaron el mundo familiar de la tradicin cultural y religiosa occidental pre- dominante y le atribuyeron un valor en si a las formas de vida no humanas, buscando la proteccin de los ecosistemas y de las especies en virtud de su propio valor intrnseco. Aunque en muchos sentidos es un debate reciente, la cuestin de si cualquier organismo o sistema viviente no humano puede ser portador de un valor intrnseco es una de las preguntas filosficas mas antiguas.
Una profunda simpata por la fuerza creativa y por la vida encuentra expresin potica en los versos homricos. Igualmente, en el siglo IV AC, Aristteles, en sus escritos biolgicos, asume que todo ser vivo es bueno en si mismo realizando siempre lo mejor entre lo posible" en virtud de su propio desarrollo. La variedad de las formas de la vida esta dotada de un valor independiente de cualquier otro valor que los seres humanos puedan encontrar en las cosas naturales. Afirma el en De Partibus Animalium que en todos las cosas de la naturaleza hay siempre algo maravilloso", tanto en los reinos vegetal, animal e inorgnico como en la cspide de los seres humanos, pues todos y cada uno nos revelara a nosotros algo natural y algo hermoso". Desde la antigedad clsica, el tema de la consideracin moral de los animales no-humanos y de otros seres vivos ha formado una parte significativa del debate perenne que va ms all de la comnmente aceptada utilidad a los humanos.
Varios pensadores clsicos, y posteriormente intelectuales cristianos, como San Agustn y Hildegard de Bingen, concedan un valor en si a todas las cosas vivientes por virtud del alma.
Los discursos recientes fundamentan el valor moral de los seres no-humanos en la sensibilidad, esto es, esa capacidad de experimentar placer y dolor que es comn a los animales superiores. Consecuentemente, proponen dotarlos de derechos similares a los que tradicionalmente se reservan a los humanos con el inters de proteger la vida y los intereses de los animales sensibles individuales. La teora de los derechos ha hecho posible una amplia distribucin de la justicia social en el mundo humano; al extender la tica de modo que tambin los animales alcancen un status moral, dicha perspectiva moral se propone aliviar de sufrimientos innecesarios a todas las criaturas sensibles.
Actualmente, estas propuestas han descendido al terreno concreto y tangible de la aplicacin de la reflexin especulativa en la praxis social. A pesar de varias dificultades practicas, como la falta de la reciprocidad que existe entre las personas y problemas en la aplicacin de normas de justicia, fue gracias a los movimientos en favor de los derechos animales que la tica ambiental alcanzo con mucha claridad su tan pregonado status de tica aplicada al ofrecer mtodos viables para determinar orientaciones de personas y posteriormente las acciones correspondientes.
Hay quien sostiene que extender la idea de derecho al ambiente podra conllevar restricciones significativas a derechos bien establecidos de los ciudadanos. Tener en consideracin a los animales podra constreir las acciones humanas orientadas a estimular transformaciones econmicas y sociales. Nos veremos obligados a redisear la conducta humana como expresin de una relacin hombrenaturaleza radicalmente alterada.
Al mismo tiempo, las propuestas basadas en derechos es fundamentalmente individualista, atomista y opuesta a la interpretacin que pone a las especies y no a los individuos en el centro del debate sobre la proteccin de la biodiversidad. De hecho, la destruccin del hbitat de las especies se encuentra entre los factores de riesgo ms significativos que enfrentan los animales en peligro de extincin. En vista de lo anterior, la teora de los derechos ser un obstculo antes que un medio efectivo para la conservacin. Ms aun, los derechos conllevan responsabilidades, al menos para los seres humanos.
El concepto de administrador (stewardship) confa la proteccin de lo que es valioso en la naturaleza a la agencia humana. Requiere as de un fuerte compromiso en lo que ser una democracia participativa. Todava no esta claro en los sistemas legales quien tiene la obligacin de preservar la biodiversidad de invaluables reas naturales, como el bosque tropical, los pantanos y dems. Ms aun, vivimos en un mundo donde millones de personas sufren malnutricin, hambre y extrema pobreza.
Como entonces deben ser asignadas las responsabilidades para proteger el medio ambiente y resolver las enormes desigualdades sociales y econmicas?
Algunas versiones radicales de la tica no antropocntrica, como la ecologa profunda, exhortan una transformacin dramtica de los valores humanos que de cabida a una perspectiva global y no humana. El igualitarismo ecolgico rechaza toda jerarqua insistiendo en la pluralidad igualitaria de la comunidad bitica". Contiene un llamado en favor de una justicia bitica", la cual requiere alguna forma de razonamiento moral que conceda importancia a los intereses de todas las cosas vivientes. Cualquier forma de vida, ya sea de individuos o de especies, tiene prima facie derecho a participar en una distribucin equitativa" de los bienes ambientales, incluyendo los hbitats necesarios para su bienestar.
Tales sugerencias aspiran a inducir cambios profundos En nuestros sistemas de valores individuales y colectivos, adems de transformar la organizacin social. De igual forma, indican que la autorrealizacin humana es solo posible a travs de su identificacin con el vasto mundo natural de nuestro alrededor.
En A.Sand County Almanac Aldo Leop old delineo por vez primera el enfoque comunitario mas viable. En el capitulo titulado 'La tica de la Tierra' (Leopold, 1949), el seala los pasos de la evolucin tica desde la perspectiva de la preocupacin por la excelencia moral personal, pasando por las relaciones que se dan entre el individuo y la sociedad, hasta la relevancia de los lazos con nuestro medio natural. En sus palabras el concepto de comunidad extiende las fronteras de la comunidad para dar cabida a los suelos, las aguas, las plantas y los animales, o, para nombrarlos en conjunto: a la tierra" (Leopold, 1998, p.62). El propsito de la tica de la tierra" no consiste tanto en atribuirle un valor intrnseco" a los ecosistemas, sino mas bien en reconocer los mltiples valores comunitarios y buscar la integracin de valores pluralistas en mltiples niveles. Esto ofrece una base potencial para proteger y conservar la diversidad cultural y biolgica de maneras socialmente justas y econmicamente recientes.
Igualmente, Leopold sugiere la existencia de una relacin intima, indisoluble, entre el bienestar humano y el de las otras especies biolgicas, invitndonos a reflexionar sobre nuestras actitudes hacia el mundo del que formamos parte. Su visin nos conduce a considerar el bienestar de la naturaleza como parmetro del carcter moral de nuestras acciones.
En trminos prcticos, l no se opone a las actividades humanas necesarias para producir alimentos, utilizar los recursos o disear el paisaje. Lo que impugna es la contaminacin del ambiente y la destruccin de la biodiversidad que recientemente cubre con su manto negro desde el material gentico hasta los ecosistemas enteros. Se trata de una tica cuya tarea no consiste en moralizar, sino en iluminar a los seres humanos acerca de quienes son y que hacen, una tica que es un espejo, no un modelo. En todos sus actos los humanos como integrantes de la comunidad de la Tierra tenemos que conservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad bitica" (Leopold, 1998, p.76).
Bsicamente, las teoras de la tica ambiental centradas en la naturaleza defienden el bien en si de especies y ecosistemas, fundamentando su reflexin en el valor intrnseco de la vida misma y en la apreciacin del curso evolutivo de la naturaleza que merece respeto. Aqu muchas ideas altamente abstractas de la teora del valor se han quedado cortas en el proyecto de motivar las acciones de conservacin de la naturaleza. Es evidente que necesitamos un anlisis mas profundo sobre como esos valores se manifiesto tan en la naturaleza? Que es lo que concede el valor intrnseco a las cosas?
Muy a menudo, el argumento sustancial gira entorno a la naturaleza del organismo, especie o ecosistema. Consiguientemente, en tanto tica aplicada tales preguntas conducen a una reflexin metafsica acerca de lo que significa lo natural. Incluso si aceptemos que los animales, plantas, organismos y ecosistemas poseen un valor moral en si, aun as persisten notables dificultades. Debemos enfocar nuestra atencin en los ecosistemas ms afectados o en las especies en peligro de extincin? Como hay que asignar los escasos recursos para obtener el mayor bien? Ms aun: cual es el status ontolgico de especies y de ecosistemas? Son las especies entidades reales que existen all en el mundo, como las montanas o los ros? O son las especies una forma mas en que los seres humanos eligen concebir a la naturaleza con la nulidad de hacer investigacin cientfica y polticas ambientales, anlogas a lneas de latitud o longitud?
Sin importar can atractivas resulten las posiciones exocntricas o biomtricas a sus defensores, sin duda alguna generan dificultades practicas. La tica ambiental espera influir en la poltica ambiental, haciendo esta tica explicita en la vida publica y evaluando nuestras actitudes publicas e instituciones a travs de ella. Una tica as, publica y aplicada, no puede estar basada solamente en la pericia racional y experta del analista filosfico. Cualquier tica ambiental que valga la pena tiene una obligacin no solo con los animales, plantas, especies y ecosistemas, sino tambin con los humanos en sus mundos comerciales y polticos para proveer informacin crucial a la toma de decisiones ticas.
Es el ser humano la medida de todas las cosas?
Esta posicin tica sostiene que el bien fsico, intelectual y espiritual de los seres humanos es la base fundamental de nuestras obligaciones morales en relacin con el mundo natural de las plantas, los animales y los ecosistemas e incluso con los objetos no vivientes. El mundo natural puede ser valorado porque provee una imagen de la belleza o de la bondad de Dios o de la sabidura de los procesos evolutivos. Aqu solo los seres racionales tienen status moral. La mayora de las propuestas hechas dentro de la corriente antropocntrica de la tica ambiental estn basadas en la tradicin utilitarista, comn a nuestra cultura poltica. Los seres humanos tienen la obligacin tica de cambiar activamente el mundo para maximizar el grado de placer y minimizar el dolor de todas las personas y otros mamferos conscientes. Las personas debern de comportarse de cierta manera hacia otros seres no-humanos, pero nadie se siente obligado a comportarse de igual modo hacia otros seres vivos del mundo natural.
Tenemos obligaciones hacia la naturaleza y sus criaturas porque nos son directamente tiles, tanto esttica como econmicamente. Una perspectiva centrada en lo humano valora la naturaleza porque ofrece recursos tiles, un ocano de diversidad gentica, un lugar para recreacin y una fuente de placer vital.
El antropocentrismo ve la naturaleza como un ambiente cultural, trascendente a la vida humana y su desarrollo. Pone nfasis en los derechos ambientales humanos para limpiar el aire y agua, como un seguro y saludable almacenaje de alimentos, y en una naturaleza balanceada. Sugiere el cuidadoso manejo de los recursos naturales para nuestro beneficio, ya que el mundo natural ofrece una amplia gama de valores fsicos, biolgicos, espirituales y estticos esenciales a la vida humana. Reconoce los lmites del crecimiento econmico desmedido y tiene como objetivo una versin sustentable de desarrollo. Tambin reflexiona sobre necesidades a largo plazo para conservar los beneficios de los recursos naturales para generaciones futuras.
Una perspectiva antropocntrica tambin pone valor en el ambiente natural y su rol meramente instrumental como medio para satisfacer las necesidades humanas. Un acercamiento orientado por lo humano hacia el mundo natural domina gran parte de la toma de decisiones internacional. Tiene un atractivo inmediato porque esta es la manera como los problemas de poltica ambiental son comnmente resueltos. Demuestra un inters en los valores de la ecologa, tales como minimizar los impactos humanos negativos en ecosistemas, y maximizar el esfuerzo de conservacin. En general, tiene que ver ante todo con el uso restringido, la conservacin de recursos y la asignacin de justicia. Sintetiza el problema de la conservacin en el inteligente manejo de los recursos naturales.
Al mismo tiempo, sin embargo, lenta pero inexorablemente un conjunto de mayor cobertura de obligaciones mas profundas esta siendo reconocido por la sociedad humana, un conjunto que complementa y coincide con las obligaciones a los miembros no humanos de la comunidad bitica. La preservacin de las especies, la apreciacin esttica de los bosques, los valores cientficos de la biodiversidad, placeres recreativos o espirituales se estn volviendo factores importantes de la poltica ambiental.
A menudo los promotores de la etica ambiental han sostenido que la comprension y apreciacion estetica de las maravillosas bellezas del mundo silvestre puede actualmente transformar nuestras actitudes hacia la naturaleza. La sensibilidad estimulada por los encantos del ambiente natural puede llevar a acciones practicas para promover y conservar la riqueza y la sublime grandeza del mundo natural en el que estamos inmersos. Un sentimiento mas profundo por la autentica belleza evolutiva del mundo silvestre suele incrementar nuestro interes en lugares y animales indomitos, revitalizando nuestros lazos con el mundo que esta alli afuera.
Para aquellos de nosotros que vivimos en medio de un mundo sobrepoblado y enfrentado millones de problemas sociales, la emocion por la naturaleza alienta al ser humano a esforzarse por una relacion nueva que reconozca las buenas cualidades de la naturaleza. Los bosques, las vetustas playas, los musgosos estanques, los lagos cristalinos nos refrescan espiritual y fisicamente. Nos liberan de las preocupaciones y presiones de la vida citadina, y nos dan el sentido de lo que hay que aprender a respetar. Caminar, trotar, nadar, montar en bicicleta, esquiar, observar aves son formas de acercarse a la naturaleza para acrecentar las bondades de la racionalidad en la busqueda de mejores soluciones a la conservacion.
Igualmente, admiramos el mundo natural no solo por su valor instrumental, antropocentrico, sino tambien por su belleza inherente expresada en su creatividad historica, raiz visible del espiritu. La naturaleza silvestre es un espectaculo, un teatro de placeres peculiares, y el escenario de nuestra imaginacion. Como lo expreso Merleu-Ponty (1945), el paisaje esta situado entre la mirada del observador y la esencia del mundo.
Punto de encuentro
Una tercera posicion puede ser formulada no tanto en terminos de quien cuenta moralmente sino en terminos de cuanto cuentan las cosas. Tal vez todos los elementos vivientes tienen un valor intrinseco de algun tipo o grado y no deben ser tratados en funcion de los caprichos humanos. Pero debemos hacer juicios de alcance y significado.
Es el valor intrinseco de estos animales y plantas igual al de las personas? Si los organismos no-humanos y las personas diferen en valor intrinseco, entonces seria un desacuerdo razonable sobre la magnitud del valor intrinseco de otros y, asi, acerca de si un comportamiento nuestro es apropiado al valor que poseen. Asi pues, algunas elecciones se vuelven parcialmente una decision moral personal sobre quienes somos y de que modo actuamos, en vez de aquellas explicitamente aadidas a los organismos, especies o ecosistemas.
Este es un territorio donde las cuestiones acerca del caracter asumen la mayor prominencia. Se trata de un teatro en donde la etica ambiental de la virtud (Wensveen, 2000) juega una parte importante en el proceso de moldear nuestros valores y nuestra vibra moral de manera que brote una forma de comprension que coadyuve a la conservacion de la naturaleza como una condicion necesaria del desarrollo de las posibilidades humanas.
Una persona virtuosa no daara a otros, ya que no es esa la manera apropiada para volverse bueno. La etica de cultivar virtudes como la valentia, la moderacion, la justicia, la templanza, la amabilidad, se remonta a Aristoteles. La persona buena y virtuosa reprime su egoismo (sus preferencias) para hacer la eleccion correcta. (racional). Una virtud (arete) no es mera emocion o sentimiento. Tampoco es una capacidad donada por la naturaleza. Las virtudes, segun Aristoteles, son disposiciones o habitos. Tales disposiciones mantienen conexiones intimas con la eleccion y la accion. Y fue Platon quien, como es bien sabido, conecto la bondad con la belleza. La armonia de las virtudes, la bondad de caracter, etc., coinciden con las hermosas disposiciones del alma.
La belleza esta esencialmente ligada a las ideas morales. La grandeza excepcional de la naturaleza, el Sol naciente y poniente, los fenomenos celestiales, los oceanos y montaas, acantilados, cuevas, cascadas y bosques devienen la fuente de nuestras experiencias emocionales. Esta delectacion en la naturaleza se combina con un fuerte sentido de lo moral y del caracter virtuoso. La persona virtuosa se comprometera con la moral en su trato a la naturaleza. Nuestra actividad desembocara en el bienestar de la sociedad y de su ambiente.
La verdadera etica para nuestra casa natural que compartimos con todos los seres que han llegado a vivir en ella requiere que los miembros moralmente capaces cuiden este hogar y actuen de tal forma que le permitan seguir existiendo en los tiempos por venir. El camino hacia el bien que buscamos y hace en el valor de la justicia para presentes y para las futuras generaciones, y en el uso sustentable de la naturaleza. Solo asi podremos evitar "el fin de la Tierra... cuando la semilla de la tierra haya terminado, cuando se haya hecho como el anciano, como la anciana, cuando no tenga valor, cuando ya no pueda proveerle a alguien de bebida, de alimento." (Sahagun, 1982)