OBJETIVO 1: PONER FIN A LA POBREZA EN TODAS SUS FORMAS EN
TODO EL MUNDO
Erradicar la pobreza extrema para todas las personas en todo el mundo para 2030
es un objetivo fundamental de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
La pobreza extrema, entendida como el hecho de sobrevivir con menos de 2,15
dólares por persona al día según la paridad del poder adquisitivo de 2017, ha
experimentado descensos notables en las últimas décadas. Sin embargo, la
aparición de la COVID-19 marcó un punto de inflexión, al revertir estos avances,
ya que el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó por
primera vez en una generación en casi 90 millones con respecto a las
predicciones anteriores.
Incluso antes de la pandemia, el impulso de la reducción de la pobreza se estaba
desacelerando. Para finales de 2022, el pronóstico inmediato sugirió que el 8,4 %
de la población mundial, o hasta 670 millones de personas, podrían seguir
viviendo en la pobreza extrema. Este revés borró efectivamente alrededor de tres
años de progreso en el alivio de la pobreza.
Si persisten los patrones actuales, se estima que el 7 % de la población mundial
(aproximadamente 575 millones de personas) aún podría encontrarse atrapada en
la pobreza extrema para 2030, con una concentración significativa en el África
subsahariana.
Una revelación alarmante es el resurgimiento de los niveles de hambre a los
registrados por última vez en 2005. Igualmente preocupante es el aumento
persistente de los precios de los alimentos en un mayor número de países en
comparación con el período de 2015 a 2019. Este doble problema de la pobreza y
la seguridad alimentaria plantea una grave preocupación mundial.
¿Por qué hay tanta pobreza?
La pobreza tiene muchas dimensiones, pero entre sus causas se encuentran el
desempleo, la exclusión social y la alta vulnerabilidad de ciertas poblaciones ante
desastres, enfermedades y otros fenómenos que les impiden ser productivas.
¿Por qué debo preocuparme por la situación económica de otras personas?
Razones hay muchas, pero, en definitiva, porque como seres humanos, nuestro
bienestar está ligado al de los demás. La creciente desigualdad es perjudicial para
el crecimiento económico y socava la cohesión social, aumentando las tensiones
políticas y sociales y, en algunas circunstancias, provoca inestabilidad y conflictos.
¿Por qué es tan importante la protección social?
Unos sistemas sólidos de protección social son esenciales para mitigar los efectos
y evitar que muchas personas caigan en la pobreza. La pandemia de la COVID-19
tuvo consecuencias económicas tanto inmediatas como a largo plazo para
personas de todo el mundo y, a pesar de la expansión de la protección social
durante la crisis de la COVID-19, el 55 % de la población mundial (alrededor de
4000 millones de personas) está completamente desprotegida.
En respuesta a la crisis del coste de vida, 105 países y territorios anunciaron casi
350 medidas de protección social entre febrero de 2022 y febrero de 2023. Sin
embargo, el 80 % de ellos fueron a corto plazo y, para alcanzar los objetivos, los
países necesitarán implementar sistemas de protección social universales y
sostenibles que sean apropiados a nivel nacional para todos.
¿Qué puedo hacer al respecto?
Tu participación activa en la formulación de políticas puede contribuir a mejorar la
situación a la hora de abordar la pobreza. Garantiza que se promuevan los
derechos de las personas que la sufren y que se escuche su voz, que se comparta
el conocimiento intergeneracional.
Asimismo, ayuda a que se fomente la innovación y el pensamiento crítico en todas
las edades para apoyar un cambio transformador en las vidas y comunidades de
las personas.
Los gobiernos pueden ayudar a crear un entorno propicio para generar empleo
productivo y oportunidades de empleo para los pobres y los marginados.
El sector privado tiene un papel crucial que desempeñar a la hora de determinar si
el crecimiento que genera es inclusivo y contribuye a la reducción de la pobreza.
Puede fomentar oportunidades económicas para la población pobre.
La contribución de la ciencia para acabar con la pobreza ha sido significativa. Por
ejemplo, ha permitido el acceso al agua potable, ha reducido las muertes
causadas por enfermedades transmitidas por el agua y ha mejorado la higiene
para reducir los riesgos para la salud relacionados con el consumo de agua no
potable y la falta de saneamiento.
OBJETIVO 2: PONER FIN AL HAMBRE
El objetivo 2 es crear un mundo libre de hambre para 2030. El problema global del
hambre y la inseguridad alimentaria ha mostrado un aumento alarmante desde
2015, una tendencia exacerbada por una combinación de factores que incluyen la
pandemia, los conflictos, el cambio climático y la profundización de las
desigualdades.
En 2022, aproximadamente 735 millones de personas (o el 9,2 % de la población
mundial) se encontraban en estado de hambre crónica, un aumento vertiginoso en
comparación con 2019. Estos datos subrayan la gravedad de la situación y revelan
una crisis creciente.
Además, se estima que 2400 millones de personas se enfrentaron a inseguridad
alimentaria de moderada a grave en 2022; lo que significa que carecen de acceso
a una alimentación suficiente. Este número aumentó en unos alarmantes 391
millones de personas en comparación con 2019.
El persistente aumento del hambre y la inseguridad alimentaria, impulsado por una
compleja interacción de factores, exige atención inmediata y esfuerzos globales
coordinados para aliviar este desafío humanitario crítico.
El hambre y la malnutrición extremas siguen siendo un obstáculo para el
desarrollo sostenible y crean una trampa de la que las personas no pueden
escapar fácilmente. El hambre y la malnutrición se traducen en individuos menos
productivos, más propensos a las enfermedades y, por tanto, a menudo
imposibilitados para ganar más y mejorar sus medios de subsistencia. 2000
millones de personas en el mundo no tienen acceso habitual a alimentos seguros,
nutritivos y suficientes. En 2022, 148 millones de niños sufrieron retraso en el
crecimiento y 45 millones de niños menores de 5 años sufrieron emaciación.
¿Cuántas personas pasan hambre?
Se prevé que más de 600 millones de personas en todo el mundo se enfrentarán
al hambre en 2030, lo que pone de relieve el inmenso desafío de alcanzar el
objetivo de hambre cero.
Las personas que experimentan inseguridad alimentaria y moderada normalmente
no pueden llevar una dieta sana y equilibrada de forma habitual debido a
limitaciones de ingresos u otros recursos.
¿Por qué hay tantas personas que pasan hambre?
Sorprendentemente, el mundo ha vuelto a niveles de hambre no vistos desde
2005, y los precios de los alimentos siguen siendo más altos en más países que
en el período 2015-2019. Junto con los conflictos, la crisis climática y el aumento
del coste de la vida, la inseguridad civil y la disminución de la producción de
alimentos han contribuido a la escasez y los altos precios de los alimentos.
La inversión en el sector agrícola es fundamental para reducir el hambre y la
pobreza, mejorar la seguridad alimentaria, crear empleo y aumentar la resiliencia
ante desastres y crisis.
¿Por qué debería importarme?
Todos queremos que nuestras familias tengan suficientes alimentos para consumir
productos seguros y nutritivos.Un mundo sin hambre puede tener un impacto
positivo en nuestras economías, salud, educación, igualdad y desarrollo social.
Es una pieza clave para construir un futuro mejor para todos. Además, dado que el
hambre limita el desarrollo humano, no podremos alcanzar otros objetivos de
desarrollo sostenible, como la educación, la salud y la igualdad de género.
¿Cómo podemos lograr el hambre cero?
La seguridad alimentaria requiere un enfoque pluridimensional: desde la
protección social para salvaguardar alimentos inocuos y nutritivos, especialmente
para los niños, hasta la transformación de los sistemas alimentarios para lograr un
mundo más inclusivo y sostenible. Será necesario realizar inversiones en zonas
rurales y urbanas y en protección social para que las personas más pobres tengan
acceso a los alimentos y puedan mejorar sus medios de subsistencia.
¿Qué podemos hacer para ayudar?
Puedes contribuir con cambios en tu propia vida (en casa, en el trabajo y en tu
comunidad) apoyando a los agricultores o mercados locales y eligiendo alimentos
sostenibles, defendiendo una buena nutrición para todos y luchando contra el
desperdicio de alimentos.
También puedes usar tu poder como consumidor y votante, exigiendo a las
empresas y a los gobiernos que tomen las decisiones y los cambios que harán
realidad el hambre cero. Participa y únete a la conversación, ya sea en
plataformas de redes sociales o en tus comunidades locales.
OBJETIVO 3: GARANTIZAR UNA VIDA SANA Y PROMOVER EL BIENESTAR
PARA TODOS EN TODAS LAS EDADES
En los últimos años se han logrado grandes avances en la mejora de la salud de
las personas. 146 de 200 países o regiones ya han cumplido o están en camino de
alcanzar la meta de los ODS sobre mortalidad en menores de 5 años. El
tratamiento eficaz contra el VIH ha reducido las muertes relacionadas con el sida
en un 52 % desde 2010 y se ha eliminado al menos una enfermedad tropical
desatendida en 47 países.
Sin embargo, todavía persisten las desigualdades en el acceso a la atención
sanitaria. La pandemia de la COVID-19 y otras crisis en curso han impedido el
progreso hacia el objetivo 3. La vacunación infantil ha experimentado el mayor
descenso en tres décadas y las muertes por tuberculosis y malaria han aumentado
en comparación con los niveles previos a la pandemia.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible suponen un compromiso audaz para poner
fin a las epidemias de sida, tuberculosis, malaria y otras enfermedades
transmisibles para 2030. El objetivo es lograr la cobertura sanitaria universal y
proporcionar acceso a medicamentos y vacunas seguros y asequibles para todos.
Para superar estos contratiempos y abordar las persistentes deficiencias en la
atención de la salud, se necesita una mayor inversión en los sistemas sanitarios
con el fin de apoyar a los países en su recuperación y desarrollar resiliencia contra
futuras amenazas a la salud.
Acceso a servicios sanitarios esenciales
Una parte significativa de la población mundial carece aún de acceso a servicios
sanitarios vitales. Para cubrir esta carencia y garantizar una prestación de
atención sanitaria equitativa, es fundamental abordar las disparidades. Es
necesario prestar atención a varios determinantes de la salud, incluidos los
factores ambientales y comerciales, para allanar el camino hacia el logro de
nuestro objetivo común de salud para todas las personas y las metas de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible.
¿Cómo podemos alcanzar estas metas?
Garantizar una vida saludable para todos requiere un fuerte compromiso, pero los
beneficios superan los costes. Las personas sanas son la base de unas
economías sanas. Se insta a los países de todo el mundo a tomar medidas
inmediatas y decisivas para predecir y contrarrestar los desafíos en la salud.
Esto resulta especialmente crucial para proteger a los grupos de población
vulnerables y a las personas que residen en regiones con una elevada prevalencia
de enfermedades. De este modo, podemos reforzar los sistemas sanitarios y
fomentar la resiliencia frente a las adversidades sanitarias.
La inmunización es una de las intervenciones sanitarias más exitosas y rentables
del mundo. Sin embargo, el alarmante declive en la vacunación infantil (la mayor
disminución sostenida de la vacunación infantil en aproximadamente 30 años) deja
a millones de niños en riesgo de contraer enfermedades devastadoras pero
prevenibles.
¿Tiene todo el mundo acceso a la atención sanitaria?
La cobertura sanitaria universal tiene como objetivo garantizar que todas las
personas puedan acceder a servicios de salud de calidad sin afrontar dificultades
financieras. Si bien los esfuerzos para combatir enfermedades infecciosas como el
VIH, la tuberculosis y la malaria llevaron a ampliaciones significativas en la
cobertura de los servicios entre 2000 y 2015, desde entonces el progreso se ha
desacelerado.
Las desigualdades siguen siendo un desafío fundamental para la cobertura
sanitaria universal. La cobertura de servicios de salud reproductiva, materna,
infantil y adolescente tiende a ser mayor entre quienes son más ricos, tienen una
mejor formación y viven en áreas urbanas, especialmente en países de bajos
ingresos.
¿Cómo puedo ayudar?
Puedes empezar por promover y proteger tu propia salud y la de quienes te
rodean, tomando decisiones bien informadas, practicando sexo seguro y
vacunando a tus hijos. Puedes crear conciencia en tu propia comunidad sobre la
importancia de la buena salud, estilos de vida saludables y del derecho de las
personas a unos servicios de atención médica de calidad, especialmente para los
más vulnerables, como las mujeres y los niños.
También puedes pedir responsabilidades a tu gobierno, a los líderes locales y a
otros responsables de la toma de decisiones sobre sus compromisos para mejorar
el acceso de las personas a la salud y a la atención médica.
OBJETIVO 4: GARANTIZAR UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA, EQUITATIVA Y DE
CALIDAD Y PROMOVER OPORTUNIDADES DE APRENDIZAJE DURANTE
TODA LA VIDA PARA TODOS
El progreso hacia una educación de calidad ya era más lento de lo requerido antes
de la pandemia, pero la covid-19 ha tenido impactos devastadores en la
educación, provocando pérdidas de aprendizaje en cuatro de cada cinco países de
un total de 104 analizados.
Sin medidas adicionales, se estima que 84 millones de niños y jóvenes no
asistirán a la escuela de aquí a 2030 y aproximadamente 300 millones de
estudiantes carecerán de las habilidades básicas de aritmética y alfabetización
necesarias para tener éxito en la vida.
El progreso hacia una educación de calidad ya era más lento de lo requerido antes
de la pandemia, pero la covid-19 ha tenido impactos devastadores en la
educación, provocando pérdidas de aprendizaje en cuatro de cada cinco países de
un total de 104 analizados.
Sin medidas adicionales, se estima que 84 millones de niños y jóvenes no
asistirán a la escuela de aquí a 2030 y aproximadamente 300 millones de
estudiantes carecerán de las habilidades básicas de aritmética y alfabetización
necesarias para tener éxito en la vida.
Además de la educación primaria y secundaria gratuita para todos los niños y
niñas de aquí a 2030, el objetivo es proporcionar igualdad de acceso a una
formación profesional asequible, eliminar las disparidades de género y riqueza y
lograr el acceso universal a una educación superior de calidad.
La educación es la clave que permitirá alcanzar muchos otros objetivos de
desarrollo sostenible (ODS). Cuando las personas pueden obtener una educación
de calidad, pueden romper el ciclo de la pobreza.
La educación ayuda a reducir las desigualdades y a alcanzar la igualdad de
género. También ayuda a las personas de todo el mundo vivir una vida más
saludable y sostenible. La educación también es importante para fomentar la
tolerancia entre las personas y contribuye al desarrollo de sociedades más
pacíficas.
Para cumplir el objetivo 4, la financiación de la educación debe convertirse en una
prioridad de inversión nacional. Además, medidas como hacer que la educación
sea gratuita y obligatoria, aumentar el número de docentes, mejorar la
infraestructura escolar básica y adoptar la transformación digital son esenciales.
¿Qué avances se han hecho hasta ahora?
Si bien se han logrado avances hacia los objetivos educativos para 2030
establecidos por la organización de las naciones unidas, se requieren esfuerzos
continuos para abordar los desafíos persistentes y garantizar que una educación
de calidad sea accesible para todos, sin dejar a nadie atrás.
Entre 2015 y 2021, hubo un aumento en la finalización de la escuela primaria, la
finalización de la secundaria básica y la finalización de la secundaria superior en
todo el mundo. Sin embargo, el progreso realizado durante este período fue
notablemente más lento en comparación con los 15 años anteriores.
¿Qué desafíos nos quedan?
Según los objetivos educativos nacionales, se prevé que el porcentaje de
estudiantes que alcancen habilidades básicas de lectura al final de la escuela
primaria aumente del 51 % en 2015 al 67 % en 2030. Sin embargo, se estima que
en 2030 unos 300 millones de niños y jóvenes seguirán careciendo de
conocimientos básicos de aritmética y alfabetización.
Las limitaciones económicas, sumadas a problemas relacionados con los
resultados del aprendizaje y las tasas de abandono escolar, persisten en las zonas
marginadas, lo que subraya la necesidad de un compromiso global continuo para
garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos. Los bajos niveles de
habilidades en tecnologías de la información y las comunicaciones (tic) también
son una barrera importante para lograr una conectividad universal y significativa.
¿Dónde lucha más la gente para tener acceso a la educación?
El África Subsahariana se enfrenta a los mayores desafíos para dotar sus
escuelas de recursos básicos. La situación es extrema en los niveles de educación
primaria y secundaria básica, donde menos de la mitad de las escuelas del África
Subsahariana tienen acceso a agua potable, electricidad, ordenadores e internet.
Las desigualdades también empeorarán a menos que se aborden las carencias
digitales (la brecha entre los países con menos posibilidad de conexión y los
países altamente digitalizados).
¿Hay grupos que tienen un acceso más difícil a la educación?
Sí, las mujeres y niñas representan uno de esos grupos. Alrededor del 40 % de los
países no han logrado la paridad de género en la educación primaria.
Estas desventajas en la educación también se traducen en falta de acceso a
habilidades y oportunidades limitadas en el mercado laboral para las mujeres
jóvenes.
¿Qué podemos hacer?
Pedir a nuestros gobiernos que coloquen la educación como una prioridad tanto
en las políticas como en la práctica. Presionar a nuestros gobiernos para que
asuman compromisos firmes a fin de ofrecer una educación primaria gratuita a
todos, incluidos los grupos vulnerables o marginados.
La educación es la clave que permitirá alcanzar muchos otros objetivos de
desarrollo sostenible (ODS). Cuando las personas pueden obtener una educación
de calidad, pueden romper el ciclo de la pobreza.
La educación ayuda a reducir las desigualdades y a alcanzar la igualdad de
género. También ayuda a las personas de todo el mundo vivir una vida más
saludable y sostenible. La educación también es importante para fomentar la
tolerancia entre las personas y contribuye al desarrollo de sociedades más
pacíficas.
Para cumplir el objetivo 4, la financiación de la educación debe convertirse en una
prioridad de inversión nacional. Además, medidas como hacer que la educación
sea gratuita y obligatoria, aumentar el número de docentes, mejorar la
infraestructura escolar básica y adoptar la transformación digital son esenciales.
¿Qué avances se han hecho hasta ahora?
Si bien se han logrado avances hacia los objetivos educativos para 2030
establecidos por la organización de las naciones unidas, se requieren esfuerzos
continuos para abordar los desafíos persistentes y garantizar que una educación
de calidad sea accesible para todos, sin dejar a nadie atrás.
Entre 2015 y 2021, hubo un aumento en la finalización de la escuela primaria, la
finalización de la secundaria básica y la finalización de la secundaria superior en
todo el mundo. Sin embargo, el progreso realizado durante este período fue
notablemente más lento en comparación con los 15 años anteriores.
¿Qué desafíos nos quedan?
Según los objetivos educativos nacionales, se prevé que el porcentaje de
estudiantes que alcancen habilidades básicas de lectura al final de la escuela
primaria aumente del 51 % en 2015 al 67 % en 2030. Sin embargo, se estima que
en 2030 unos 300 millones de niños y jóvenes seguirán careciendo de
conocimientos básicos de aritmética y alfabetización.
Las limitaciones económicas, sumadas a problemas relacionados con los
resultados del aprendizaje y las tasas de abandono escolar, persisten en las zonas
marginadas, lo que subraya la necesidad de un compromiso global continuo para
garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos. Los bajos niveles de
habilidades en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) también
son una barrera importante para lograr una conectividad universal y significativa.
¿Dónde lucha más la gente para tener acceso a la educación?
El África Subsahariana se enfrenta a los mayores desafíos para dotar sus
escuelas de recursos básicos. La situación es extrema en los niveles de educación
primaria y secundaria básica, donde menos de la mitad de las escuelas del África
Subsahariana tienen acceso a agua potable, electricidad, ordenadores e internet.
Las desigualdades también empeorarán a menos que se aborden las carencias
digitales (la brecha entre los países con menos posibilidad de conexión y los
países altamente digitalizados).
¿Hay grupos que tienen un acceso más difícil a la educación?
Sí, las mujeres y niñas representan uno de esos grupos. Alrededor del 40 % de los
países no han logrado la paridad de género en la educación primaria.
Estas desventajas en la educación también se traducen en falta de acceso a
habilidades y oportunidades limitadas en el mercado laboral para las mujeres
jóvenes.
¿Qué podemos hacer?
Pedir a nuestros gobiernos que coloquen la educación como una prioridad tanto
en las políticas como en la práctica. Presionar a nuestros gobiernos para que
asuman compromisos firmes a fin de ofrecer una educación primaria gratuita a
todos, incluidos los grupos vulnerables o marginados.
OBJETIVO 5: LOGRAR LA IGUALDAD ENTRE LOS GÉNEROS Y
EMPODERAR A TODAS LAS MUJERES Y LAS NIÑAS
La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es
uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y
sostenible. Se han conseguido algunos avances durante las últimas décadas, pero
el mundo está lejos de alcanzar la igualdad de género para 2030.
Las mujeres y niñas constituyen la mitad de la población mundial y, por tanto,
también la mitad de su potencial. Pero la desigualdad de género prevalece y
estanca el progreso social.
De media, las mujeres ganan un 23 % menos que los hombres en el mercado
laboral mundial y dedican el triple de horas al trabajo doméstico y de cuidados no
remunerado que los hombres.
La violencia y la explotación sexual, el reparto desigual del trabajo doméstico y de
cuidados no remunerado y la discriminación en los cargos públicos siguen
suponiendo enormes obstáculos. Todas estas desigualdades se han visto
agravadas por la pandemia de la COVID-19: han aumentado las denuncias por
violencia sexual, las mujeres han asumido más trabajo de cuidados debido al
cierre de escuelas, y el 70 % del personal sanitario y social del mundo son
mujeres.
Al ritmo actual, se calcula que se tardará 300 años en acabar con el matrimonio
infantil, 286 años en subsanar las lagunas de protección jurídica y eliminar las
leyes discriminatorias, 140 años en que las mujeres estén representadas en pie de
igualdad en puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo y 47 años en lograr
la igualdad de representación en los parlamentos nacionales.
Es necesario un liderazgo político, unas inversiones y unas reformas políticas
integrales para desmantelar las barreras sistémicas que impiden alcanzar el
Objetivo 5. La igualdad de género es un objetivo transversal y debe ser un
elemento clave en las políticas, presupuestos e instituciones nacionales.
¿Cuánto hemos avanzado?
Gracias a los compromisos internacionales para promover la igualdad de género
se ha avanzado en algunos ámbitos: los casos de matrimonio infantil y mutilación
genital femenina (MGF) han disminuido en los últimos años, y la representación de
la mujer en la esfera política es mayor que nunca. Aun así, sigue sin cumplirse la
promesa de un mundo en el que todas las mujeres y niñas disfruten de plena
igualdad de género y en el que se hayan eliminado todas las barreras jurídicas,
sociales y económicas que impiden su empoderamiento. De hecho, ese objetivo
está probablemente aún más lejano que antes, ya que las mujeres y niñas están
siendo duramente castigadas por la pandemia de la COVID-19.
¿Existen otros desafíos relacionados con la igualdad de género?
Sí. En todo el mundo, casi la mitad de las mujeres casadas no tienen poder de
decisión sobre su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. El 35 % de las
mujeres entre 15 y 49 años habían sido víctimas de violencia física o sexual por
parte de su pareja o por una persona que no era su pareja. 1 de cada 3 niñas de
entre 15 y 19 años ha sufrido algún tipo de mutilación genital femenina o ablación
en los 30 países de África y Oriente Medio, donde esta peligrosa práctica es más
común, y que conlleva un alto riesgo de hemorragias prolongadas, infecciones
(incluido el VIH), complicaciones en el parto, infertilidad y muerte.
Este tipo de violencia no solo perjudica a las mujeres y niñas a título individual,
sino que también deteriora su calidad de vida en general y obstaculiza su
participación activa en la sociedad.
¿Por qué debería importarme la igualdad de género?
La igualdad de género es un derecho humano fundamental, independientemente
del país de residencia. Avanzar en la igualdad de género es fundamental para
crear una sociedad sana en todos sus ámbitos, desde la reducción de la pobreza
hasta la promoción de la salud, la educación, la protección y el bienestar de niñas
y niños.
¿Qué podemos hacer?
Si eres una niña, debes seguir estudiando, ayudar a tus compañeras a hacer lo
mismo, y luchar por tu derecho a acceder a los servicios adecuados de salud
sexual y reproductiva. Si eres una mujer, debes hacer frente a los prejuicios
inconscientes y al sesgo de género implícito que crean una barrera involuntaria y a
menudo invisible para la igualdad de oportunidades.
Si eres un hombre o un niño, debes acompañar a las mujeres y las niñas en la
consecución de la igualdad de género y el fomento de unas relaciones sanas y
respetuosas.
Puedes contribuir a financiar campañas educativas para frenar prácticas culturales
como la mutilación genital femenina y cambiar leyes perjudiciales que limitan los
derechos de mujeres y niñas y les impiden desarrollar todo su potencial.La
Iniciativa Spotlight es una campaña conjunta de la Unión Europea y las Naciones
Unidas, de carácter mundial y plurianual, orientada a eliminar todas las formas de
violencia contra las mujeres y las niñas, y que supone el principal esfuerzo del
mundo orientado a poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y
niñas.
OBJETIVO 6: GARANTIZAR LA DISPONIBILIDAD DE AGUA Y SU GESTIÓN
SOSTENIBLE Y EL SANEAMIENTO PARA TODOS
El acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene representan la necesidad
humana más básica para el cuidado de la salud y el bienestar. Miles de millones
de personas no tendrán acceso a estos servicios básicos en 2030 a menos que se
cuadrupliquen los avances. El rápido crecimiento de la población, la urbanización y
las crecientes necesidades en materia de agua de los sectores agrícola, industrial
y energético están provocando un aumento de la demanda de agua.
La demanda de agua ha superado el crecimiento demográfico y la mitad de la
población mundial actualmente sufre una escasez de agua grave durante al
menos un mes al año. Se prevé que la escasez de agua aumente con el
incremento de las temperaturas globales, provocado a su vez por el cambio
climático.
Entre las medidas necesarias para garantizar el acceso universal al agua potable
segura y asequible de aquí a 2030 se encuentran las inversiones en
infraestructuras e instalaciones de saneamiento, la protección y el restablecimiento
de los ecosistemas relacionados con el agua, así como la educación en materia de
higiene. Además, la mejora del uso eficiente de los recursos hídricos es una de las
claves para reducir el estrés hídrico.
Se ha producido una evolución positiva. Entre los años 2015 y 2022, la proporción
de la población mundial con acceso a servicios de agua potable gestionados de
manera segura aumentó del 69 % al 73 %.
¿Por qué?
El acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene es un derecho humano. Las
estrategias clave para encauzar este objetivo incluyen aumentar la inversión y la
capacitación en todo el sector, promover la innovación y la acción a partir de
pruebas, mejorar la coordinación y la cooperación intersectorial entre todas las
partes interesadas y adoptar un enfoque más integrado y holístico de la gestión
del agua.
El agua es esencial no solo para la salud, sino también para reducir la pobreza, y
garantizar la seguridad alimentaria, la paz, los derechos humanos, los
ecosistemas y la educación.
Sin embargo, los países se enfrentan a retos cada vez mayores relacionados con
la escasez de agua, la contaminación de las aguas, la degradación de los
ecosistemas relacionados con el agua y la cooperación transfronteriza sobre el
agua.
¿Cuáles son los principales desafíos?
En el año 2022, 2200 millones de personas continuaban sin agua potable
gestionada de manera segura, entre los que 703 millones no contaban con un
servicio básico de agua; 3500 millones de personas carecían de saneamiento
gestionado de manera segura, de los cuales 1500 millones no disponían de
servicios básicos de saneamiento; y 2000 millones carecían de una instalación
básica para lavarse las manos, lo que incluye a 653 millones de personas sin
ninguna instalación para lavarse las manos.
Al gestionar el agua de forma sostenible, se mejora la gestión de la producción de
alimentos y energía y se contribuye al trabajo digno y al crecimiento económico.
Además, se preservan los ecosistemas acuáticos y su biodiversidad, y se lucha
contra el cambio climático.
¿Qué relación existe entre el cambio climático y el agua?
En muchos lugares del mundo, la disponibilidad de agua es cada vez menos
previsible. En algunas regiones, las sequías agravan la escasez de agua y
repercuten negativamente en la salud y la productividad de las personas, lo que a
su vez amenaza el desarrollo sostenible y la biodiversidad en todo el mundo.
Por tanto, garantizar que todo el mundo tenga acceso a servicios sostenibles de
agua potable y saneamiento es una estrategia fundamental para mitigar el cambio
climático en los próximos años.
De no mejorarse las infraestructuras y la gestión del agua, millones de personas
seguirán muriendo cada año a causa de enfermedades relacionadas con el agua,
como la malaria y la diarrea, y la pérdida de biodiversidad y el deterioro de la
resistencia de los ecosistemas seguirán socavando la prosperidad de los países y
los esfuerzos por lograr una sociedad más sostenible.
¿Qué podemos hacer?
Las organizaciones de la sociedad civil deben exigir a los gobiernos que rindan
cuentas, que se invierta en investigación y desarrollo sobre el agua y que se
promueva la inclusión de las mujeres, los jóvenes y las comunidades indígenas en
la gestión de los recursos hídricos.
Concienciar sobre la importancia de estas funciones y ponerlas en práctica dará
lugar a resultados beneficiosos para todos y a una mayor sostenibilidad e
integridad de los sistemas humanos y ecológicos.
Otra opción sería participar en las campañas del Día Mundial del Agua y el Día
Mundial del Retrete, las cuales tienen como objetivo proporcionar información e
incentivar la adopción de medidas en materia de higiene.
OBJETIVO 7: GARANTIZAR EL ACCESO A UNA ENERGÍA ASEQUIBLE,
SEGURA, SOSTENIBLE Y MODERNA
El Objetivo 7 pretende garantizar el acceso a una energía limpia y asequible, clave
para el desarrollo de la agricultura, las empresas, las comunicaciones, la
educación, la sanidad y el transporte.
El mundo continúa avanzando para alcanzar las metas de energía sostenible, pero
no lo suficientemente rápido. Al ritmo actual, alrededor de 660 millones de
personas continuarán sin acceso a la energía eléctrica y casi 2000 millones de
personas seguirán dependiendo de combustibles y tecnologías contaminantes
para cocinar en 2030.
Nuestro día a día depende de una energía segura y asequible. No obstante, el
consumo de energía sigue siendo la principal causa del cambio climático, ya que
representa alrededor del 60 % de las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero.
La tasa mundial de acceso a la energía eléctrica aumentó del 87 % en 2015 al 91
% en 2021.
Para garantizar acceso universal a electricidad asequible en 2030, es necesario
invertir en fuentes de energía limpia, como la solar, eólica y termal. Ampliar las
infraestructuras y mejorar la tecnología para suministrar energía limpia en todos
los países en desarrollo son objetivos cruciales que contribuyen tanto al desarrollo
como al medioambiente.
¿Por qué debería importarme este objetivo?
Un sistema energético consolidado sirve de apoyo a todos los sectores: desde las
empresas, el sector médico y educativo, hasta la agricultura, las infraestructuras,
las comunicaciones y la alta tecnología.
Se ha acelerado el acceso a la electricidad en los países más pobres, la eficiencia
energética sigue mejorando y las energías renovables avanzan a pasos
agigantados. No obstante, es preciso mejorar el acceso de 2300 millones de
personas a combustibles y tecnologías limpias y seguras para cocinar.
Durante décadas, combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas han
sido las principales fuentes de energía eléctrica, pero su quema produce grandes
cantidades de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático y
perjudiciales para el bienestar de las personas y el medioambiente. Esta situación
nos afecta a todos, no solo a unos pocos. Además, la demanda mundial de
electricidad continúa aumentando rápidamente. En pocas palabras, los países no
podrán impulsar sus economías sin un suministro estable de electricidad.
Sin electricidad, mujeres y niñas pasan horas buscando agua, las clínicas no
pueden almacenar vacunas para los niños, muchos alumnos no pueden hacer los
deberes del colegio por la noche, y la gente no puede llevar negocios
competitivos. El lento avance hacia soluciones limpias para cocinar es motivo de
grave preocupación mundial, ya que afecta tanto a la salud humana como al
medioambiente. De no alcanzar nuestro objetivo para 2030, casi un tercio de la
población mundial, en su mayoría mujeres y niños, seguirá estando expuesto a la
contaminación nociva del aire doméstico.
Para garantizar que todos puedan acceder a la energía eléctrica para el año 2030,
debemos acelerar la electrificación, aumentar las inversiones en energía
renovable, mejorar la eficiencia energética y desarrollar políticas y marcos
regulatorios propicios.
¿Cuáles son las consecuencias de no tener acceso a la energía?
Los servicios energéticos son fundamentales para prevenir enfermedades y luchar
contra las pandemias: desde abastecer de energía a las instalaciones sanitarias y
suministrar agua potable para la higiene esencial, hasta habilitar el agua para la
higiene esencial, las comunicaciones y los servicios informáticos que posibilitan la
comunicación entre las personas manteniendo el distanciamiento social.
¿Qué podemos hacer para solucionar estos problemas?
Los países pueden acelerar la transición hacia un sistema energético asequible,
seguro y sostenible al invertir en energías renovables, priorizar la implementación
de prácticas de eficiencia energética y adoptar tecnologías e infraestructuras de
energía limpia.
Las empresas pueden hacer un esfuerzo por mantener y proteger los ecosistemas
y comprometerse a obtener el 100 % de la electricidad que necesitan de fuentes
renovables.
Los empresarios pueden reducir la demanda interna de transporte al dar prioridad
a las telecomunicaciones e incentivar modalidades de transporte que exijan menos
energía, como el tren, frente al automóvil y el avión.
Los inversores pueden aumentar sus inversiones en servicios energéticos
sostenibles con el fin de introducir en el mercado nuevas tecnologías procedentes
de una base de proveedores diversos.
A nivel personal, se puede ahorrar energía enchufando los electrodomésticos a
una regleta y apagándolos completamente cuando no se utilicen, incluido el
ordenador. También está la opción de ir en bicicleta, a pie o en transporte público
para reducir las emisiones de carbono.
OBJETIVO 8: PROMOVER EL CRECIMIENTO ECONÓMICO INCLUSIVO Y
SOSTENIBLE, EL EMPLEO Y EL TRABAJO DECENTE PARA TODOS
El Objetivo 8 pretende promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible,
el empleo y el trabajo decente para todos.
Diversas crisis amenazan gravemente la economía mundial. Se prevé que el
crecimiento real del PIB mundial per cápita se desacelere en 2023. Las difíciles
condiciones económicas empujan a más trabajadores al empleo informal.
Se ha producido un incremento de la productividad laboral y un descenso de la
tasa de desempleo a escala mundial. No obstante, es necesario seguir avanzando
para mejorar las oportunidades de empleo, especialmente entre jóvenes, reducir el
empleo informal y la desigualdad en el mercado laboral (sobre todo en lo que
respecta a la brecha salarial entre hombres y mujeres), promover entornos de
trabajo seguros y protegidos y mejorar el acceso a los servicios financieros para
garantizar un crecimiento económico sostenido e inclusivo.
A medida que las economías empezaban a recuperarse de los efectos de la
pandemia de la COVID-19, la tasa de desempleo mundial se redujo
significativamente en 2022, cayendo hasta el 5,4 % a partir de un pico máximo del
6,6 % en 2020. Esta tasa fue inferior al nivel prepandémico del 5,5 % de 2019.
¿Qué significa «trabajo decente»?
Trabajo decente significa oportunidades para todos de conseguir un trabajo que
sea productivo y proporcione unos ingresos dignos, seguridad en el lugar de
trabajo y protección social para las familias, así como mejores perspectivas de
desarrollo personal e integración social. La continua falta de oportunidades de
trabajo decente, la insuficiente inversión y el bajo consumo producen una erosión
del contrato social básico subyacente en las sociedades democráticas: el derecho
de todos a compartir el progreso.
¿Cuáles son los principales desafíos?
La continua falta de oportunidades de trabajo decente, la insuficiente inversión y el
bajo consumo producen la erosión del contrato social básico subyacente en las
sociedades: el derecho de todos a compartir el progreso. La creación de empleos
de calidad sigue constituyendo un gran desafío para casi todas las economías.
La consecución del Objetivo 8 exigirá una reforma en profundidad del sistema
financiero para hacer frente al aumento de la deuda, a la incertidumbre económica
y a las tensiones comerciales, promoviendo al mismo tiempo una remuneración
equitativa y un trabajo digno para los jóvenes.
Un crecimiento económico inclusivo y sostenido puede impulsar el progreso, crear
empleos decentes para todos y mejorar los estándares de vida.
¿Cuántas personas hay en situación de desempleo?
Se calcula que en 2022 había 192 millones de desempleados en todo el mundo.
Las previsiones indican que el desempleo mundial continuará disminuyendo hasta
situarse en el 5,3 % en 2023, lo que equivale a 191 millones de personas.
La pandemia afectó de forma desproporcionada a las mujeres y los jóvenes en los
mercados laborales. Las mujeres experimentaron una mayor recuperación de los
puestos de trabajo y de su participación en la fuerza laboral que los hombres.
Sin embargo, los jóvenes de entre 15 y 24 años continúan sufriendo graves
dificultades para conseguir un empleo digno, y la tasa mundial de desempleo
juvenil en 2022 es muy superior a la de los adultos mayores de 25 años. A nivel
mundial, casi uno de cada 4 jóvenes (289 millones) no cursaba estudios, ni
trabajaba, ni recibía formación
¿Qué podemos hacer para solucionar estos problemas?
Para que los jóvenes tengan las mejores oportunidades de acceder a un empleo
decente es necesario invertir en educación y formación de la mayor calidad
posible, ajustar la formación de los jóvenes a las necesidades del mercado laboral,
darles acceso al sistema de protección social y a los servicios básicos
independientemente del tipo de contrato que tengan, e igualar las condiciones
para que todos los jóvenes puedan acceder a un empleo productivo
independientemente de su sexo, nivel de ingresos o situación socioeconómica.
Los gobiernos deben trabajar para construir economías dinámicas, sostenibles,
innovadoras y centradas en las personas para promover el empleo juvenil y el
empoderamiento económico de las mujeres, en particular, y el trabajo decente
para todos.
La aplicación de medidas adecuadas de salud y seguridad y la promoción de
entornos de trabajo conciliadores será fundamental para proteger la seguridad de
los trabajadores, especialmente en el caso del personal sanitario y de quienes
prestan servicios esenciales.
OBJETIVO 9: CONSTRUIR INFRAESTRUCTURAS RESILIENTES, PROMOVER
LA INDUSTRIALIZACIÓN SOSTENIBLE Y FOMENTAR LA INNOVACIÓN
El Objetivo 9 pretende construir infraestructuras resilientes, promover la
industrialización sostenible y fomentar la innovación.
El crecimiento económico, el desarrollo social y la acción por el clima dependen en
gran medida de las inversiones en infraestructuras, el desarrollo industrial
sostenible y el progreso tecnológico. Ante la rápida evolución del panorama
económico mundial y el aumento de las desigualdades, el crecimiento sostenido
debe implicar una industrialización que, en primer lugar, haga accesibles las
oportunidades a todas las personas y, en segundo lugar, se apoye en la
innovación y en infraestructuras resistentes.
La industria manufacturera mundial, considerada uno de los motores del
crecimiento económico global, ha venido experimentando un declive constante
debido a los aranceles y las tensiones comerciales, incluso antes del inicio de la
pandemia de la COVID-19. El declive de la industria manufacturera provocado por
la pandemia ha tenido graves repercusiones en la economía mundial.
Esto se debe principalmente a la elevada inflación, los cambios en el precio de la
energía, las continuas interrupciones en el suministro de materias primas y
productos intermedios, y la desaceleración de la economía mundial.
Mientras que los países menos adelantados (PMA) de Asia han realizado
progresos considerables, los PMA de África tendrían que cambiar la trayectoria
actual e intensificar significativamente sus avances para alcanzar el objetivo de
aquí a 2030. Sin embargo, las industrias de tecnología media-alta y alta mostraron
sólidas tasas de crecimiento.
¿Cuánto hemos avanzado?
En 2022, el 95 % de la población mundial tenía acceso a una red de banda ancha
móvil, pero algunas zonas continúan desatendidas.
A nivel mundial, la inversión en investigación y desarrollo ―así como la
financiación destinada a infraestructuras económicas en países en desarrollo― ha
aumentado y se han logrado avances impresionantes en la conectividad móvil, con
casi la totalidad de la población mundial (97 %) viviendo al alcance de una señal
celular móvil.
¿Qué se debe hacer?
Invertir en infraestructuras ―transporte, regadío, energía y tecnologías de la
información y la comunicación― es crucial para lograr un desarrollo sostenible y
empoderar a las comunidades de muchos países. Para alcanzar el Objetivo 9 en
2030, es esencial apoyar a los PMA, invertir en tecnologías avanzadas, reducir las
emisiones de carbono y aumentar el acceso a la banda ancha móvil.
¿Por qué debería importarme?
La industrialización inclusiva y sostenible, junto con la innovación y la
infraestructura, pueden dar rienda suelta a las fuerzas económicas dinámicas y
competitivas que generan empleo e ingresos. Estas desempeñan un papel clave a
la hora de introducir y promover nuevas tecnologías, facilitar el comercio
internacional y permitir el uso eficiente de los recursos.
La expansión de nuevas industrias significa una mejora del nivel de vida para gran
parte de la población. El medioambiente se verá beneficiado si las industrias
aplican prácticas sostenibles.
¿Qué precio tendría la pasividad?
El precio a pagar sería elevado. Dado que la industria es uno de los principales
impulsores de la agenda mundial para erradicar la pobreza y promover el
desarrollo sostenible, acabar con la pobreza sería más difícil. Además, si no se
mejoran las infraestructuras y se impulsa la innovación tecnológica, la asistencia
sanitaria podría ser deficiente, el saneamiento inadecuado y el acceso a la
educación limitado.
¿Qué podemos hacer para ayudar?
Establecer normas e impulsar regulaciones que garanticen que los proyectos e
iniciativas de las empresas se gestionan de forma sostenible.
Colaborar con las ONG y el sector público para impulsar el crecimiento sostenible
en los países en desarrollo.
Analizar el impacto de la industria en la vida y el bienestar de las personas y
utilizar las redes sociales para presionar a los responsables políticos para que den
prioridad a los ODS.
OBJETIVO 10: REDUCIR LA DESIGUALDAD EN Y ENTRE LOS PAÍSES
La desigualdad amenaza el desarrollo social y económico a largo plazo, frena la
reducción de la pobreza y destruye el sentido de realización y autoestima de las
personas.
En la mayoría de los países, los ingresos del 40 % más pobre de la población
aumentaron con mayor rapidez que la media nacional. Sin embargo, los últimos
datos, aún no concluyentes, sugieren que la COVID-19 puede haber perjudicado
esta tendencia positiva de reducción de la desigualdad dentro de los países.
La pandemia también provocó el mayor aumento de la desigualdad entre países
en tres décadas. Para reducir la desigualdad tanto dentro de los países como
entre ellos es necesario distribuir equitativamente los recursos, invertir en la
enseñanza y el desarrollo de capacidades, implementar medidas de protección
social, luchar contra la discriminación, apoyar a los grupos marginados y fomentar
la cooperación internacional para un comercio y sistemas financieros justos.
¿Por qué hay que reducir la desigualdad?
La desigualdad por razón de ingresos, sexo, edad, discapacidad, orientación
sexual, raza, clase, etnia, religión, así como la desigualdad de oportunidades,
sigue persistiendo en todo el mundo. La desigualdad amenaza el desarrollo social
y económico a largo plazo, frena la reducción de la pobreza y destruye el sentido
de realización y autoestima de las personas. Esto, a su vez, puede resultar en
delincuencia, enfermedades y degradación ambiental.
Es imposible lograr un desarrollo sostenible y mejorar el planeta si se priva a la
gente de la oportunidad de tener una vida mejor.
¿Qué ejemplos de desigualdad hay?
Las mujeres y niños sin acceso a asistencia sanitaria mueren cada día de
enfermedades prevenibles como el sarampión y la tuberculosis o durante el parto.
Las personas mayores, los migrantes y los refugiados se enfrentan a la falta de
oportunidades y la discriminación, un problema que afecta a todos los países del
mundo. Una de cada cinco personas afirma haber sido discriminada por al menos
un motivo de discriminación prohibido por el derecho internacional de los derechos
humanos.
Una de cada seis personas en el mundo ha sufrido algún tipo de discriminación,
afectando de forma desproporcionada a mujeres y personas con discapacidad.
La discriminación tiene múltiples formas interrelacionadas, desde la religión y la
etnia hasta el género y la orientación sexual. Por ello, es urgente adoptar medidas
contra todo tipo de prácticas discriminatorias y discursos de odio.
¿Cómo acabamos con la discriminación?
En el mundo de hoy, todos estamos interconectados. Los problemas y los
desafíos, ya se trate de la pobreza, el cambio climático, las migraciones o las crisis
económicas, no se limitan nunca a un país o a una región. Incluso en los países
más ricos sigue habiendo comunidades que viven en la miseria. Las democracias
más antiguas siguen enfrentándose al racismo, la homofobia y la transfobia, así
como a la intolerancia religiosa. La desigualdad mundial nos afecta a todos,
independientemente de quiénes somos o de nuestro lugar de procedencia.
¿Podemos lograr la igualdad para todos?
La igualdad puede y debe lograrse a fin de garantizar una vida digna para todos.
Las políticas económicas y sociales deben ser universales y prestar especial
atención a las necesidades de las comunidades desfavorecidas y marginadas.
¿Qué podemos hacer?
La reducción de la desigualdad exige un cambio transformador. Es preciso
redoblar los esfuerzos para erradicar la pobreza extrema y el hambre, e invertir
más en salud, educación, protección social y trabajo decente, especialmente en
favor de los jóvenes, los migrantes y otras comunidades vulnerables.
Dentro de los mismos países, es importante potenciar y promover el crecimiento
económico y social inclusivo. Podemos garantizar la igualdad de oportunidades y
reducir la desigualdad de los ingresos si eliminamos las leyes, políticas y prácticas
discriminatorias.
Entre países, debemos garantizar que los países en desarrollo estén mejor
representados en el proceso de toma de decisiones sobre los problemas
mundiales, a fin de que las soluciones sean más eficaces, más dignas de crédito y
más responsables.
Los gobiernos y otras partes interesadas pueden también promover la migración
segura, regular y responsable, entre otras cosas mediante la aplicación de
políticas migratorias planificadas y bien gestionadas, para los millones de
personas que han abandonado sus hogares en busca de mejores condiciones de
vida debido a la guerra, la discriminación, la pobreza, la falta de oportunidades y
otras causas de la migración.
OBJETIVO 11: LOGRAR QUE LAS CIUDADES SEAN MÁS INCLUSIVAS,
SEGURAS, RESILIENTES Y SOSTENIBLES
El Objetivo 11 pretende lograr que las ciudades y los asentamientos humanos
sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Las ciudades representan el futuro del modo de vida global. La población mundial
alcanzó los 8000 millones de personas en 2022, de las cuales más de la mitad
viven en zonas urbanas. Se prevé que esta cifra aumente y que para 2050 el 70 %
de la población vivirá en ciudades.
Aproximadamente 1100 millones de personas viven actualmente en barrios
marginales, o en condiciones similares en las ciudades, y se espera que en los
próximos 30 años haya 2000 millones más.
Sin embargo, muchas de estas ciudades no están preparadas para esta rápida
urbanización, y el desarrollo de la vivienda, las infraestructuras y los servicios se
ve superado, lo que provoca un crecimiento de los barrios marginales o de
condiciones similares.
El crecimiento urbano descontrolado, la contaminación atmosférica y la escasez
de espacios públicos abiertos persisten en las ciudades.
Desde la implementación de los ODS en 2015 se han realizado grandes progresos
y, a día de hoy, el número de países con estrategias nacionales y locales de
reducción del riesgo de catástrofes se ha duplicado. No obstante, siguen
existiendo problemas y, en 2022, solo la mitad de la población urbana mundial
tenía acceso al transporte público.
No es posible alcanzar el desarrollo sostenible sin transformar significativamente
la forma en que se construyen y gestionan los espacios urbanos.
¿Por qué no están las ciudades preparadas para el futuro?
La mayor parte del crecimiento urbano ocurre en ciudades pequeñas y pueblos
intermedios, exacerbando las desigualdades y la pobreza urbana.
Se estima que, en 2020, 1100 millones de residentes urbanos vivían en barrios
marginales o en condiciones similares y, en los próximos 30 años, se espera que
otros 2000 millones de personas vivan en tales asentamientos, principalmente en
países en desarrollo.
¿Cuáles son los retos más urgentes a los que se enfrentan las ciudades?
La desigualdad y los niveles de consumo urbano de energía y de contaminación
son algunos de los principales retos. Las ciudades apenas ocupan el 3 % de la
superficie terrestre, pero suponen entre el 60 % y el 80 % del consumo energético
y el 75 % de las emisiones de carbono.
Asimismo, muchas ciudades son más vulnerables a los efectos del cambio
climático y a los desastres naturales debido a su elevada concentración de
población y a su ubicación, por lo que mejorar la resiliencia urbana es crucial para
evitar pérdidas humanas, sociales y económicas.
¿En qué me afecta?
Con el tiempo, estos problemas afectarán a toda la población. La desigualdad
puede generar malestar e inseguridad, la contaminación deteriora la salud de la
población y afecta a la productividad de los trabajadores y, por tanto, a la
economía, y los desastres naturales pueden alterar el estilo de vida de las
personas. La contaminación del aire no es solo un problema urbano que perjudica
la salud de millones de personas, sino que también afecta a los pueblos y las
zonas rurales.
¿Y si dejamos que las ciudades crezcan orgánicamente?
Los enormes barrios marginales, la congestión del tráfico, las emisiones de gases
de efecto invernadero y la proliferación de suburbios en todo el mundo son
algunas de las consecuencias del desarrollo urbano no planificado.
Al apostar por la sostenibilidad, elegimos construir ciudades en las que todos los
ciudadanos tengan una calidad de vida digna y formen parte de la dinámica
productiva de la ciudad, lo que genera prosperidad compartida y estabilidad social
sin dañar el medio ambiente.
¿Sale caro implementar prácticas sostenibles?
En comparación con los beneficios, el coste es mínimo. El coste de crear una red
de transporte público funcional, por ejemplo, es elevado, pero los beneficios en
términos de actividad económica, calidad de vida, medio ambiente y éxito general
de una ciudad interconectada son aún mayores.
¿Qué puedo hacer para contribuir a lograr este objetivo?
Participe activamente en la administración y gestión de su ciudad. Defienda el tipo
de ciudad que cree que necesita.
Defina el concepto general de su edificio, calle y barrio, y actúe en consecuencia
para conseguirlo. ¿Hay suficiente trabajo? ¿Pueden caminar sus hijos al colegio
de forma segura? ¿Puede salir a pasear con su familia por la noche? ¿A qué
distancia está la parada de transporte público más cercana? ¿Es buena la calidad
del aire? ¿Cómo son los espacios públicos compartidos? Cuanto mejores sean las
condiciones en que se desenvuelve la comunidad, mayor será el efecto sobre la
calidad de vida.
OBJETIVO 12: GARANTIZAR MODALIDADES DE CONSUMO Y PRODUCCIÓN
SOSTENIBLES
El Objetivo 12 pretende garantizar modalidades de consumo y producción
sostenibles, algo fundamental para sostener los medios de subsistencia de las
generaciones actuales y futuras.
Nuestro planeta se está quedando sin recursos, pero el índice de población sigue
creciendo. En caso de que la población mundial alcance los 9800 millones de
personas en 2050, se podría necesitar el equivalente a casi tres planetas para
proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida
actuales.
Para reducir nuestros niveles de consumo, debemos cambiar nuestros hábitos de
consumo, y una de las principales medidas que debemos adoptar es sustituir los
sistemas de suministro energético por otros más sostenibles. Las crisis mundiales
provocaron un resurgimiento de las subvenciones a los combustibles fósiles, que
casi se duplicaron de 2020 a 2021.
Se están produciendo cambios prometedores en las empresas, como la tendencia
al aumento de la elaboración de informes de sostenibilidad ―que en apenas unos
años se ha visto casi triplicada―, lo que demuestra un mayor nivel de compromiso
y concienciación sobre la necesidad de dar prioridad a las prácticas sostenibles en
todos los sectores empresariales.
El desperdicio de alimentos es otro indicio del consumo excesivo. Abordar la
pérdida de alimentos es urgente y requiere políticas específicas basadas en datos,
así como inversiones en tecnologías, infraestructuras, enseñanza y supervisión. A
pesar de que una gran parte de la población mundial pasa hambre, cada año se
desperdicia la asombrosa cantidad de 931 millones de toneladas de alimentos.
¿Por qué debemos cambiar nuestros hábitos de consumo?
El progreso económico y social conseguido durante el último siglo ha estado
acompañado de una degradación medioambiental que está poniendo en peligro
los mismos sistemas de los que depende nuestro desarrollo futuro y, ciertamente,
nuestra supervivencia.
Para que la transición tenga éxito, es necesario potenciar el aprovechamiento
eficaz de los recursos, tener en cuenta todo el ciclo de vida de las actividades
económicas y participar activamente en los acuerdos multilaterales sobre el medio
ambiente.
¿Qué tiene que cambiar?
Son muchos los hábitos de consumo que, si se modifican ligeramente, pueden
tener un gran impacto en la sociedad.
Los gobiernos deben implantar y poner en práctica políticas y normativas que
recojan medidas como el establecimiento de objetivos para reducir la generación
de residuos, el fomento de prácticas de economía circular, y el apoyo a políticas
de contratación sostenible.
La adopción de una economía circular implica diseñar productos duraderos,
reparables y reciclables. También implica promover prácticas como la reutilización,
el reacondicionamiento y el reciclaje de productos para minimizar los residuos y el
agotamiento de los recursos.
Además, se puede adoptar un estilo de vida más sostenible: consumir menos,
elegir productos con menor impacto ambiental y reducir la huella de carbono de
nuestras actividades cotidianas.
Como empresa, ¿cómo puedo ayudar?
A las empresas les conviene encontrar nuevas soluciones que permitan modelos
de consumo y producción sostenibles. Es necesario conocer más a fondo las
repercusiones medioambientales y sociales que tienen ciertos productos y
servicios, tanto en lo que respecta a su ciclo de vida como al modo en que se ven
alterados por su uso en los diferentes estilos de vida.
Las soluciones innovadoras y de diseño facilitan e inspiran a las personas a
adoptar estilos de vida más sostenibles, lo que reduce su impacto y mejora su
bienestar.
Como consumidor, ¿cómo puedo ayudar?
Hay dos maneras principales de ayudar:
Reducir los residuos generados y 2. Pensar bien lo que se compra y elegir una
opción sostenible siempre que sea posible.
Evitar tirar comida y reducir el consumo de plástico, una de las causas principales
de contaminación de los océanos. Tener siempre encima una bolsa reutilizable,
negarse a usar pajitas de plástico y reciclar botellas de plástico son buenas formas
de contribuir en el día a día.
Tomar decisiones inteligentes acerca de las compras también ayuda. Comprar
productos sostenibles y locales puede suponer una diferencia, además de que
presiona a las empresas para que adopten prácticas sostenibles.
OBJETIVO 13: ADOPTAR MEDIDAS URGENTES PARA COMBATIR EL
CAMBIO CLIMÁTICO Y SUS EFECTOS
El cambio climático afectará a todas las personas de todos los países de todos los
continentes de alguna forma. Se avecina un cataclismo climático y no estamos
preparados para las posibles consecuencias.
El cambio climático se debe a las actividades humanas y amenaza la vida en la
Tierra tal como la conocemos. Con el aumento de las emisiones de gases de
efecto invernadero, el cambio climático evoluciona a un ritmo mucho más rápido
de lo previsto. Sus efectos pueden ser devastadores y pueden provocar
fenómenos meteorológicos extremos y cambiantes, así como la subida del nivel
del mar.
De no controlarse, el cambio climático echará por tierra muchos de los avances
logrados en materia de desarrollo en los últimos años. También provocará
migraciones masivas que derivarán en inestabilidad y guerras.
Para limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles
preindustriales, las emisiones ya deberían estar disminuyendo y necesitan
reducirse casi a la mitad para 2030, dentro de solo siete años. Sin embargo,
estamos muy lejos de lograr este objetivo.
Es crucial tomar medidas urgentes y transformadoras que vayan más allá de
meros planes y promesas. Esto exige aumentar las ambiciones, abarcar
economías enteras y avanzar hacia un desarrollo resiliente al clima, al tiempo que
se traza una trayectoria clara para lograr cero emisiones netas. El tiempo se acaba
y es necesario tomar medidas inmediatas para evitar consecuencias catastróficas
y garantizar un futuro sostenible a las generaciones venideras.
Acción inmediata
La crisis climática no va a parar, y la comunidad internacional rehúye el
compromiso necesario para revertirla. El período comprendido entre 2010 y 2019
fue la década más calurosa que se haya registrado jamás y trajo consigo
incendios forestales, huracanes, sequías, inundaciones y otros desastres
naturales masivos en todos los continentes.
El cambio climático está alterando las economías nacionales y afectando a las
distintas vidas y medios de subsistencia de muchas personas, especialmente las
más vulnerables.
Entre 2010 y 2020, las regiones altamente vulnerables en las que viven
aproximadamente entre 3300 y 3600 millones de personas, experimentaron tasas
de mortalidad humana por inundaciones, sequías y tormentas 15 veces superiores
a las de las regiones con una vulnerabilidad muy baja.
¿Qué pasa si no se toman medidas?
De no controlarse, los efectos del cambio climático elevarán la temperatura media
mundial por encima de los 3 °C y afectarán negativamente a todos los
ecosistemas. Ya se puede observar cómo el cambio climático puede intensificar
tormentas y catástrofes, así como hacer que amenazas como la escasez de
alimentos y agua se conviertan en realidad y desemboquen en conflictos.
Quedarnos de brazos cruzados acabará costándonos mucho más que si tomamos
acción inmediata.
La solución del problema
Es necesario aumentar la ambición y actuar en todos los niveles para hacer frente
al cambio climático. Están sucediendo muchos cambios en todo el mundo, y las
inversiones en energías renovables se han disparado. Aún así, queda mucho por
hacer. Para limitar el aumento global de la temperatura muy por debajo de los 2
°C, o incluso de 1,5 °C, el mundo debe transformar sus sistemas energéticos,
industriales, de transporte, alimentarios, agrícolas y forestales. El mundo dio un
primer paso importante en diciembre de 2015 con la adopción del Acuerdo de
París, en el que todos los países firmantes se comprometieron a tomar medidas
para hacer frente al cambio climático. A pesar de ello, se necesitan más medidas
para cumplir los objetivos.
Las empresas y los inversores deben asegurarse de que se reducen las
emisiones, no solo porque es lo correcto, sino también porque es conveniente
desde el punto de vista económico y empresarial.
¿Hay suficiente inversión para combatir el cambio climático?
Según la CMNUCC, los flujos financieros mundiales invertidos en acciones para
combatir el cambio climático alcanzaron un promedio anual de 803.000 millones
de dólares entre 2019 y 2020, un aumento del 12 % en comparación con años
anteriores. Sin embargo, además de que esta cifra sigue estando por debajo de
los niveles necesarios para frenar el calentamiento, los flujos financieros invertidos
en combustibles fósiles superaron la financiación destinada a la adaptación y
mitigación del cambio climático en 2020.
En 2019, al menos 120 de 153 países en desarrollo habían emprendido
actividades para formular y aplicar Planes Nacionales de Adaptación para mejorar
la adaptación y la resiliencia frente al cambio climático, lo que representa un
aumento de 29 países respecto al año anterior. Además, los avances en el
cumplimiento del objetivo para la reducción de los desastres de 2020 han sido
lentos.
OBJETIVO 14: CONSERVAR Y UTILIZAR SOSTENIBLEMENTE LOS
OCÉANOS, LOS MARES Y LOS RECURSOS MARINOS
Objetivo 14 pretende conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y
los recursos marinos. La existencia humana y la vida en la Tierra dependen de
unos océanos y mares sanos. Los océanos son intrínsecos a nuestra vida en la
Tierra. Cubren tres cuartas partes de la superficie terrestre, contienen el 97 % del
agua de la Tierra y representan el 99 % del espacio vital del planeta por volumen.
Proporcionan recursos naturales clave como alimentos, medicinas,
biocombustibles y otros productos; ayudan a descomponer y eliminar los residuos
y a reducir la contaminación; y sus ecosistemas costeros contribuyen a reducir los
daños causados por las tormentas. También constituyen el mayor sumidero de
carbono del planeta.
La contaminación marina está alcanzando niveles extremos. Más de 17 millones
de toneladas métricas contaminaban el océano en 2021, cifra que se duplicará o
triplicará para el año 2040, lo que resulta preocupante. El plástico es el tipo de
desecho marino más dañino.En la actualidad, el pH medio del océano es de 8,1,
aproximadamente un 30 % más ácido que en la época preindustrial. La
acidificación de los océanos amenaza la supervivencia de la vida marina, perturba
la cadena alimentaria y socava tanto los servicios vitales que prestan los océanos
como nuestra propia seguridad alimentaria.
La gestión responsable de este vital recurso mundial es una de las claves de un
futuro sostenible. Esto implica aumentar la financiación de la ciencia oceánica,
intensificar los esfuerzos de conservación, y cambiar con urgencia el rumbo del
cambio climático para salvaguardar el mayor ecosistema del planeta. Los
esfuerzos actuales para proteger los océanos no responden aún a la urgente
necesidad de salvaguardar este vasto, aunque frágil, recurso.
¿Por qué?
Los océanos son el soporte vital de nuestro planeta y regulan el sistema climático
mundial. Constituyen el mayor ecosistema del mundo, albergan casi un millón de
especies conocidas y presentan un enorme potencial científico sin explotar.
Los océanos y la pesca siguen cubriendo las necesidades económicas, sociales y
medioambientales de la población mundial. A pesar de lo importante que es
proteger los océanos, décadas de explotación irresponsable de los recursos han
provocado un nivel alarmante de degradación.
Entonces, ¿cuál es el problema?
Los océanos absorben alrededor del 23 % de las emisiones anuales de CO2
generadas por la actividad humana y contribuyen a mitigar los efectos del cambio
climático. Además, absorben el 90 % del exceso de calor causado por el cambio
climático. El calentamiento de los océanos está alcanzando niveles récord, lo que
provoca olas de calor marinas generalizadas, amenaza sus ricos ecosistemas y
destruye los arrecifes de coral de todo el mundo.
El aumento de los niveles de residuos en los océanos del mundo también supone
un importante impacto medioambiental y económico. Se calcula que cada año
llegan a los mares y océanos entre 5 y 12 millones de toneladas métricas de
plástico, con un coste aproximado de 13.000 millones de dólares anuales, entre
los que se incluyen los costes de limpieza y las pérdidas financieras sufridas por la
pesca y otras industrias. Cerca del 89 % de los residuos plásticos encontrados en
el fondo de los océanos son artículos de un solo uso, como bolsas de plástico.
Cerca del 80 % del turismo se concentra en zonas costeras. Se calcula que la
industria del turismo marítimo y costero genera 134.000 millones de dólares al año
y, en algunos países, esta industria representa ya más de un tercio de la mano de
obra. De no gestionarse de manera responsable, el turismo puede suponer una
grave amenaza para los recursos naturales de los que depende, así como para la
cultura e industria locales.
¿Qué relación tienen los océanos con nuestra salud?
La salud de los océanos está intrínsecamente ligada a la nuestra. La biodiversidad
marina ofrece oportunidades muy importantes para la industria farmacéutica.
Además, el sector de la pesca marítima da empleo a 57 millones de personas en
todo el mundo y constituye la principal fuente de proteínas de más del 50 % de la
población de países menos desarrollados.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Para garantizar el desarrollo sostenible de las zonas de alta mar y de aguas
profundas y proteger los hábitats más vulnerables, se necesita una mayor
cooperación internacional. Para conservar la biodiversidad y garantizar un futuro
sostenible al sector de la pesca, deben establecerse sistemas de gestión
completos, eficaces y equitativos de áreas protegidas por el Estado.
Un ejemplo es el Acuerdo de Diversidad Biológica más allá de la Jurisdicción
Nacional de 2023, que proporciona un marco legal para todas las actividades en
los océanos y mares.
A nivel local, al comprar productos o consumir alimentos procedentes de los
océanos, deberíamos tomar decisiones respetuosas con los mismos y consumir
solamente lo que necesitamos. Reducir nuestro consumo de plástico es
fundamental.
OBJETIVO 15: GESTIONAR SOSTENIBLEMENTE LOS BOSQUES, LUCHAR
CONTRA LA DESERTIFICACIÓN, DETENER E INVERTIR LA DEGRADACIÓN
DE LAS TIERRAS, DETENER LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
El Objetivo 15 pretende conservar la vida de ecosistemas terrestres. Busca
proteger y restablecer los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los
bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las
tierras, y detener la pérdida de biodiversidad.
Los ecosistemas terrestres son vitales para el sostenimiento de la vida humana,
contribuyen a más de la mitad del PIB mundial e incluyen diversos valores
culturales, espirituales y económicos.
Sin embargo, el mundo se enfrenta a una triple crisis del cambio climático, a la
contaminación y a la pérdida de la biodiversidad. Más de 100 millones de
hectáreas de tierras sanas y productivas se degradaron anualmente entre 2015 y
2019, lo que afectó a la vida de 1300 millones de personas.
La expansión agrícola es el motor directo de casi el 90 % de la deforestación
mundial. Esta cifra guarda relación directa con nuestros sistemas alimentarios,
pues la cosecha de palma de aceite representó por sí sola el 7 % de la
deforestación mundial entre los años 2000 y 2018.Los esfuerzos mundiales y
regionales para mantener los ecosistemas forestales, así como sus funciones
sociales, económicas y medioambientales, son esenciales especialmente para los
países en desarrollo y los trópicos.
Para cumplir el Objetivo 15, es esencial un cambio fundamental en la relación de
la humanidad con la naturaleza, y tomar conciencia de que la naturaleza es la
base de nuestra vida en la Tierra. El Marco Mundial Kunming-Montreal de la
Diversidad Biológica, recientemente adoptado, ofrece al Objetivo 15 un impulso
renovado al esbozar cuatro objetivos orientados a resultados que deben
alcanzarse para 2050 y 23 metas que deben lograrse para 2030.
¿Por qué debería importarnos?
Los bosques cubren casi el 31 % de la superficie de nuestro planeta y albergan
más del 80 % de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos. Sin
embargo, el deterioro de la biodiversidad se está produciendo a un ritmo más
rápido ahora que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad.
A escala mundial, una quinta parte de la superficie terrestre del planeta está
degradada, un área casi del tamaño de la India y Rusia juntas. La degradación de
los suelos empuja a las especies a la extinción e intensifica los efectos del cambio
climático.
La biodiversidad y los servicios de los ecosistemas que respalda también pueden
sentar las bases de las estrategias de adaptación al cambio climático y reducción
del riesgo de desastres, ya que pueden generar beneficios que aumenten la
resiliencia de las personas.
¿Qué supone la pérdida de los bosques?
La pérdida de los bosques implica la desaparición de los medios de subsistencia
de las comunidades rurales, el aumento de las emisiones de carbono, el deterioro
de la biodiversidad y la degradación del suelo. Aunque el ritmo de pérdida neta de
bosques sigue siendo elevado, los datos de 2020 muestran que la proporción de
bosques en áreas protegidas y bajo planes de gestión a largo plazo aumentó o se
mantuvo estable a nivel mundial y en la mayoría de las regiones del mundo.
Un efecto irreversible de la actividad humana sobre el medio ambiente es la
extinción de especies, lo que altera el equilibrio de la naturaleza y hace que los
ecosistemas sean más frágiles y ofrezcan menos resistencia a las perturbaciones.
Según un reciente informe de la ONU sobre biodiversidad, cerca de un millón de
especies animales y vegetales están en peligro de extinción, en muchos casos en
las próximas décadas, más que en cualquier otro momento en la historia de la
humanidad.
¿Cómo afecta eso a la salud?
Una mayor demanda de proteínas animales, el aumento de una agricultura
intensiva e insostenible, el uso y la explotación crecientes de la fauna salvaje y la
crisis climática favorecen la aparición de enfermedades zoonóticas ―aquellas que
pueden transmitirse entre animales y seres humanos― como la COVID-19.
Unos dos millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades
zoonóticas desatendidas, la mayoría en países de ingresos bajos y medios. Estos
mismos brotes pueden causar graves enfermedades, muertes y pérdidas de
productividad entre las poblaciones ganaderas del mundo en desarrollo, un grave
problema que tiene sumidos en la extrema pobreza a cientos de millones de
pequeños ganaderos. Las enfermedades zoonóticas han generado, solo en las
dos últimas décadas, pérdidas económicas de más de 100 000 millones de
dólares. Todo ello sin contar el coste de la pandemia de la COVID-19.
¿Qué podemos hacer?
Reciclar, seguir una dieta basada en productos locales de origen sostenible y
consumir solamente lo que necesitamos son algunas de las cosas que podemos
hacer para ayudar. Debemos ser respetuosos con la fauna y únicamente participar
en actividades de ecoturismo gestionadas de forma responsable y ética para evitar
perturbarla. Las áreas protegidas bien gestionadas contribuyen a la salud de los
ecosistemas, lo que a su vez contribuye a la salud de las personas.
OBJETIVO 16: PROMOVER SOCIEDADES JUSTAS, PACÍFICAS E
INCLUSIVAS
El Objetivo 16 pretende promover sociedades pacíficas e inclusivas, facilitar el
acceso a la justicia para toda la población y crear instituciones eficaces,
responsables e inclusivas a todos los niveles. Las personas de todo el mundo
deben vivir libres del miedo a cualquier forma de violencia y sentirse seguras en su
día a día, sea cual sea su origen étnico, religión u orientación sexual.
Sin embargo, los conflictos violentos, actuales y nuevos, en todo el mundo, están
haciendo descarrilar el camino global hacia la paz y hacia la consecución del
Objetivo 16.
Resulta alarmante que en el año 2022 se produjera un aumento en más del 50 %
en el número de muertes de civiles relacionadas con los conflictos, el primero
desde la adopción de la Agenda 2030, debido en gran parte a la guerra de
Ucrania.
Los altos niveles de violencia armada e inseguridad tienen consecuencias
destructivas para el desarrollo de un país, mientras que la violencia sexual, los
delitos, la explotación y la tortura son fenómenos generalizados donde existen
conflictos o no hay Estado de derecho, por lo que los países deben tomar medidas
para proteger a los sectores que corren más riesgos.
Los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades deben colaborar para encontrar
soluciones duraderas a los conflictos y al clima de inseguridad. El fortalecimiento
del Estado de derecho y la promoción de los derechos humanos es fundamental
en este proceso, así como la reducción del tráfico de armas ilícitas, la lucha contra
la corrupción y el fomento de una participación inclusiva.
¿Por qué debería importarme?
Los altos niveles de violencia armada e inseguridad tienen consecuencias
destructivas para el desarrollo de un país. La violencia sexual, los delitos, la
explotación y la tortura son fenómenos generalizados donde existen conflictos o
no hay Estado de derecho.
Los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades deben colaborar para encontrar
soluciones duraderas a los conflictos y al clima de inseguridad. El fortalecimiento
del Estado de derecho y la promoción de los derechos humanos es fundamental
en este proceso, así como la reducción del tráfico de armas ilícitas, la lucha contra
la corrupción y el fomento de una participación inclusiva.
Cómo se aplica esto a mi país?
El Objetivo 16 se ajusta al marco más amplio de los derechos humanos al
promover sociedades que respeten y defiendan los derechos individuales, así
como el derecho a la intimidad, la libertad de expresión y el acceso a la
información.
La paz es un requisito fundamental para el desarrollo social y económico. Cuando
no hay paz, las sociedades suelen estar plagadas de conflictos, violencia e
inestabilidad, lo que puede obstaculizar el progreso y resultar en la pérdida de
vidas humanas y recursos.
El acceso igualitario a la justicia es esencial para proteger los derechos de las
personas, resolver disputas y garantizar que las poblaciones vulnerables no sean
marginadas ni maltratadas.
Los delitos que amenazan los cimientos de las sociedades pacíficas, incluidos los
homicidios, la trata y otros tipos de delincuencia organizada, así como las leyes o
las prácticas discriminatorias, afectan a todos los países.
¿Qué pasa si no se toman medidas?
La violencia armada y la inseguridad tienen un efecto destructivo en el desarrollo
de un país, que afecta al crecimiento económico y que suele provocar agravios
persistentes entre las comunidades.
La violencia afecta a la salud, al desarrollo y al bienestar de los niños, así como a
su capacidad para prosperar. También les provoca traumas y debilita su inclusión
social.
La falta de acceso a la justicia implica que los conflictos quedan sin resolver y que
las personas no pueden obtener ni protección ni reparación. Las instituciones que
no funcionan con arreglo a la ley son propensas a la arbitrariedad y al abuso de
poder, y tienen menos capacidad para prestar servicios públicos para todos.
La exclusión y la discriminación no solo violan los derechos humanos, sino que
también causan resentimiento y animosidad, y pueden provocar actos de
violencia.
¿Qué podemos hacer?
Ejercer nuestro derecho a exigir que los funcionarios electos rindan cuentas de su
actuación, a la libertad de información y a compartir nuestra opinión con los
representantes electos. Promover la inclusión y el respeto hacia las personas de
diferente origen étnico, religión, género, orientación sexual u opinión.
OBJETIVO 17: REVITALIZAR LA ALIANZA MUNDIAL PARA EL DESARROLLO
SOSTENIBLE
El Objetivo 17 pretende revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
La Agenda 2030 es universal y exige la implicación de todos los países, tanto
desarrollados como en desarrollo, para garantizar que nadie se quede atrás.
También requiere la colaboración entre los gobiernos, el sector privado y la
sociedad civil.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible solo se pueden conseguir con
asociaciones mundiales sólidas y cooperación para garantizar que nadie se quede
atrás en nuestro camino hacia el desarrollo.
Sin embargo, no todos los países se encuentran en la misma situación de partida,
y los países de ingresos bajos y medios afrontan enormes deudas que les impiden
hacer avances en esta materia.
Después de la pandemia de la COVID-19, los países en desarrollo se enfrentan a
un aumento sin precedentes de los niveles de deuda externa, agravado por retos
como una inflación extrema, la escalada de las tasas de interés, prioridades
contrapuestas y una capacidad fiscal limitada, lo que subraya la urgente necesidad
de alivio de la deuda y asistencia financiera.
Aunque las corrientes de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) siguen
alcanzando máximos históricos, el aumento en 2022 se atribuye principalmente al
gasto en refugiados en los países donantes y a la ayuda a Ucrania.
Para tener éxito, es necesario movilizar tanto los recursos existentes como los
adicionales, y los países desarrollados deberán cumplir sus compromisos de
aumentar la asistencia oficial para el desarrollo.
¿Por qué?
Las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 han puesto en evidencia que
reforzar el multilateralismo y las alianzas mundiales es más importante que nunca
si queremos resolver los problemas del mundo.
¿Por qué debería importarme?
Luchamos juntos por el mismo motivo. La Agenda y sus 17 objetivos son
universales y exigen la implicación de todos los países, tanto desarrollados como
en desarrollo, para garantizar que nadie se quede atrás.
¿Cuánto hemos avanzado?
Los ODS han recibido un apoyo constante pero frágil, con importantes y
persistentes desafíos.
Los recursos financieros siguen siendo escasos, las tensiones comerciales han
aumentado y siguen faltando datos cruciales.
Una parte cada vez mayor de la población mundial tiene acceso a Internet y se ha
creado un Banco de Tecnología para los Países Menos Adelantados, pero la
brecha digital no ha desaparecido.
Como socios, ¿qué tenemos que hacer para conseguirlo?
Necesitamos movilizar tanto los recursos existentes como los adicionales —
desarrollo tecnológico, recursos financieros, capacidades— y los países
desarrollados deberán cumplir sus compromisos de aumentar la asistencia oficial
para el desarrollo.
Las alianzas de múltiples partes interesadas serán cruciales para aprovechar las
interrelaciones entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar su
eficacia e impacto y acelerar el progreso en la consecución de los Objetivos.
¿Cómo podemos garantizar que los recursos necesarios se movilicen de
manera eficaz?
Los países serán los principales responsables de que se realice eficazmente. Se
deberán realizar exámenes periódicos de los progresos en cada país, con la
participación de la sociedad civil, las empresas y los representantes de los
distintos grupos de interés. A nivel regional, los países intercambiarán
experiencias y abordarán cuestiones comunes, mientras que anualmente, en el
Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible (FPAN) de las Naciones
Unidas, harán balance de los progresos realizados a nivel mundial, identificando
carencias y problemas emergentes, y recomendando medidas correctoras.
¿Qué podemos hacer para ayudar?
Únase o cree un grupo en su comunidad local para promover la implementación
de los ODS. Inste a sus gobiernos a que colaboren con las empresas e
implementen los ODS.