INSUFICIENCIA RENAL AGUDA (IRA)
Definición:
La insuficiencia renal (IR) se produce cuando los riñones no son capaces de mantener su
funcionalidad, que consiste en la eliminación de desechos metabólicos y en diversas
funciones reguladoras. Cuando se produce, las sustancias que deberían ser eliminadas
por el organismo se acumulan, por lo que se alteran las funciones endocrinas y
metabólicas y el equilibrio de líquidos, de electrolitos y acido-base. Además, siempre hay
un descenso de la tasa de filtración glomerular (TFG) que se mide mediante la prueba de
aclaramiento de creatinina. La IR es un trastorno que puede ser agudo o crónico, según el
número de nefronas afectadas.
La insuficiencia renal aguda (IRA) se define como un deterioro brusco de la función renal
que conduce a una retención de las sustancias de desecho nitrogenadas (urea y
creatinina) y a un desequilibrio ácido-base, con o sin oliguria.
La IRA puede tener causas tan diversas que los clínicos las han agrupado en tres
categorías. Aunque se trata de una clasificación muy genérica, permite sin embargo un
abordaje sistemático del diagnostico y tratamiento de cada paciente.
Estas tres categorías son:
IRA Prerrenal o Funcional (riñones hipoperfundidos)
IRA Intrarrenal (Intrínseca, Parenquimatosa) (riñones enfermos)
IRA Posrenal u Obstructiva (riñones obstruidos)
· IRA Prerrenal o Funcional (riñones hipoperfundidos): Disminución de la función renal
secundaria al descenso de la perfusión y/o vasoconstricción de los riñones, pero sin
deterioro del parénquima renal. Si la hipoperfusión no es prolongada, la restitución de la
perfusión restaura la función renal normal. La tasa de filtración glomerular (TFG)
desciende, lo que produce oliguria. Las nefronas no están dañadas y pueden retornar a su
función normal si es posible instaurar rápidamente el tratamiento de la causa responsable
de la situación prerrenal.
· IRA Intrarrenal (Intrínseca, Parenquimatosa) (riñones enfermos): Lesión de los
glomérulos, túbulos, intersticio y/o vasos renales. Se deben a enfermedades del tejido
renal originadas por infecciones, lesiones de las nefronas, como la glomerulonefritis, y
esclerosis originadas por la hipertensión o la diabetes. Su curso clínico se divide en 3
fases: oligúrica (7-21 días), diurética (7-14 días) y de recuperación (3-12 meses).
La insuficiencia intrarenal mas común es la Necrosis Tubular Aguda, generalmente es a
consecuencia a dos tipos de lesión: la nefrotòxica y la isquémico-necrótica.
Nefrotoxica: puede deberse a agresiones ambientales o laborales sobre el riñón o a
agentes iatrogénicos, como grandes dosis de antibióticos nefrotòxicos (gentamicina,
amikacina etc.). La lesión meramente nefrotoxica tiene un buen pronóstico en lo que
a la recuperación de la función renal se refiere, puesto que afecta únicamente la
capa de células epiteliales de los túbulos. Si al paciente se le proporciona un
ambiente homeostático, que favorezca la reposición celular, debe esperarse su
restablecimiento.
Isquémica: Se puede dar porque el paciente sufrió una hipotensión destructiva, que
puede haberse desarrollado durante una intervención quirúrgica o por la anestesia,
a causa de un shock cardiogénico o séptico, por la rotura de un aneurisma aórtico,
por un traumatismo, hemorragia grave o hemolisis intravascular.
La lesión isquémico necrótica de los túbulos es mucho más grave que la lesión
nefrotoxica, puesto que destruye las células de una capa que no se puede
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recuperar: la membrana basal. Ello supone que no pueda asegurarse que grado de
función renal se recuperara.
· IRA Posrenal u Obstructiva (riñones obstruidos): Reducción del volumen de orina por la
obstrucción del flujo urinario normal. Al igual que en el caso de la insuficiencia prerrenal, el
rápido tratamiento restablece la función renal normal y previene un daño renal
permanente.
La detección temprana de la IRA prerrenal y posrenal es esencial, porque si se prolongan
conducen al deterioro del parénquima.
Todo paciente con insuficiencia renal aguda debe descartarse de entrada los problemas
extrarrenales y cuanto antes mejor, si no se corrigen a tiempo, pueden aumentar de forma
progresiva hasta afectar realmente el riñón.
CAUSAS DE IRA
Disminución volumen sanguíneo Hemorragia
Perdidas renales (diuréticos)
Perdidas gastrointestinales (vómitos, diarreas)
Gasto cardiaco disminuido Infarto de miocardio
Insuficiencia cardiaca congestiva
Arritmias
Shock cardiogénico
Agentes nefrotoxicos Aminoglucósidos (gentamicina, tobramicina)
Antiinflamatorios no esteroides
Ciclosporina
Procesos infecciosos Pielonefritis aguda
Glomerulonefritis aguda
Obstrucción tracto urinario Cálculos
Tumores
Hipertrofia prostática
Estenosis
Interpretación de las pruebas de laboratorio
Sangre sangre Orina orina
Afección renal BUN Creatinina Osmolaridad Densidad
Prerrenal Normal o 1020
ligeramente
elevado
Intrarrenal 1010 – 1017
Enfermedad
glomerular
Intrarrenal 1.010 (como el
Enfermedad plasma)
Tubular
Pósrenal Anuria anuria
Definición de la diuresis en la IR
Oliguria: menos de 400cm3 de orina en 24 horas
Anuria: menos de 50 cm3 de orina en 24 horas
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Tratamiento:
El tratamiento de estos pacientes va encaminado a eliminar la causa del trastorno,
mantener el equilibrio homeostático y prevenir las complicaciones hasta que los riñones
recuperen su función normal. En principio, se descartan o tratan las causas pre y
posrenales.
Tratamiento de los desequilibrios electrolíticos:
Los valores de los electrolitos séricos requieren una vigilancia constante, especialmente en
las fases iniciales críticas de la IRA.
Hiperpotasemia: el potasio puede alcanzar rápidamente concentraciones de 6,0 mEq/l, o
incluso mayores, y los pacientes pueden desarrollar arritmias peligrosas. Se utilizan tres
estrategias para tratar la hiperpotasemia.
- Eliminar completamente la ingesta de potasio.
- Controlar temporalmente los síntomas mediante inyección de insulina y glucosa.
Una inyección de 100 ml. de dextrosa al 50 % acompañada de 20 U de insulina
obliga al potasio a entrar en la célula.
Se puede administrar bicarbonato sódico para favorecer la excreción de potasio por
la orina.
Hiponatremia: los valores de sodio pueden estar bajos debido al efecto dilucional
producido por la sobrecarga de líquidos, lo que se trata mediante un control de la ingesta
hídrica.
Hiperfosfatemia e hipocalcemia: se administran preparaciones de hidróxido de aluminio
para que se unan al fósforo, respectivamente. Los valores de calcio pueden verse
incrementados por suplementos de calcio, preparaciones de vitamina D y calcitriol
sintético.
En la IRA prerrenal el tratamiento se orienta a la corrección de las situaciones de depleción
de volumen, así como al control del volumen circulante. Está indicada la rehidratación
rápida con administración de suero fisiológico, siempre que no esté contraindicado, así
como el control simultaneo de la presión arterial, la presión venosa central y el volumen de
diuresis.
Si la IRA es postrenal, el único tratamiento será de desobtructivo mediante sondaje vesical
o, en caso necesario, punción suprapúbica.
La IRA intrarenal, generalmente está asociada a situaciones como hipotensión severa,
sepsis y ventilación mecánica, y al uso de fármacos nefrotoxicos. En la fase oligurica es
frecuente el desarrollo de estado urémico (azoemia, hiperhidratacion, hiperpotasemia y
acidosis) que puede llegar a representar una situación grave. En estos casos será
necesario un tratamiento de depuración extrarrenal para sustituir la función renal. En la
fase poliúrica será necesario controlar el balance de líquidos sin restricciones estrictas,
aunque se recomienda seguir una dieta sin sal.
Cuidados de enfermería
Las prioridades de enfermería son la prevención de las complicaciones infecciosas,
conservación del equilibrio hídrico, prevenir el trastorno electrolítico y educar a los
pacientes y a sus familias.
Prevención de las complicaciones infecciosas
Para prevenir las infecciones, las enfermeras no solo deben vigilar los síntomas de
infección, sino que deben ocuparse de mantener la higiene pulmonar del paciente, la
integridad de la piel y la nutrición. Así mismo, también deben conservar una asepsia
estricta al cambiar la ropa del paciente y al realizar la cateterización urinaria o cualquier
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otro procedimiento invasivo. Si los pacientes están inmóviles, deben rotarse y controlar la
formación de lesiones en la piel, para prevenir así el riesgo de infección. Si existe
anasarca, debe prevenirse la aparición de lesiones cutáneas con la utilización de
colchones de aire o agua.
Conservación del equilibrio hídrico
El mantenimiento de un equilibrio hídrico optimo en pacientes con IRA requiere el control
constante del volumen de diuresis tras la administración de diuréticos, vigilar
estrechamente las entradas y salidas de líquidos, determinar las pérdidas de líquidos,
valorar la existencia de desplazamientos entre compartimientos hídricos que provoquen
edema intersticial y, si los pacientes se encuentra en estado crítico, evaluar la función
cardiovascular mediante la determinación de la presión arterial pulmonar y el gasto
cardiaco. Para mantener un balance hídrico adecuado, las entradas y salidas de líquidos
deben correlacionarse con el peso diario del paciente. Es importante una cuidadosa
valoración de todas las ingestas y perdidas de líquidos, ya que la hipovolemia,
generalmente, precede al daño tubular isquémico. Además, la hipervolemia puede
ocasionar que los pacientes con deterioro de la función renal evolucionen hacia la
insuficiencia renal completa.
Corrección del trastorno electrolítico
Durante la IRA puede aparecer hiperpotasemia, hipocalcemia, hiponatremia e
hiperfosfatemia. El conocimiento de las manifestaciones clínicas de estos trastornos
electrolíticos permite a las enfermeras prevenir y controlar sus efectos secundarios. Los
trastornos potencialmente más peligrosos son la hiperpotasemia y la hipocalcemia, que
pueden originar arritmias cardiacas que causen la muerte. La hiperfosfatemia puede
originar prurito grave. El cuidado de enfermería debe tener como objetivo reducir el picor,
lubricando la piel con emolientes, minimizar el rascado y administrar fármacos que
capturen fosfato.
Educar a los pacientes y sus familias
Las enfermeras deben proporcionar información fácilmente asimilable tanto a los pacientes
como a sus familias. Debe informarse que se pueden producir alteraciones del sueño y
emocionales.
Nutrición:
Los aspectos nutricionales de los cuidados enfermeros en la insuficiencia renal incluyen
tanto la sustitución como la restricción alimentaria. Si los pacientes están anoréxicos y
malnutridos, se puede administrar nutrición parenteral total (NTP) preparada
especialmente para las alteraciones renales. La dieta administrada a los pacientes con
insuficiencia renal debe ser restringida. Se limita normalmente, la ingesta de proteínas,
potasio, sodio y fósforo. La restricción de proteínas pretende disminuir la azoemia. En
cambio, debe favorecer la ingesta de hidratos de carbono, ya que son la fuente de energía
necesaria para la recuperación.
Azoemia: presencia en la sangre de productos de excreción nitrogenada (urea, uratos, etc.). Normalmente, la
sangre extraída en ayunas contiene de 0,20-0,60 gramos de urea por litro de plasma o de suero. Cuando
la tasa de la urea aumenta y llega a sobrepasar 1 gramo, puede aparecer el síndrome azoémico. Se aplica, a
veces, el nombre de azoemia a esta acumulación de urea en la sangre, producida por el defecto de la
permeabilidad renal. Debería designarse con el nombre de hiperazoemia.
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INSUFICIENCIA RENAL CRONICA (IRC)
La IRC suele estar asociada a nefropatías que van lesionando el riñón. El número de
nefronas funcionantes disminuye lenta y progresivamente hasta que se produce el fracaso
renal por incapacidad de las nefronas para mantener la TFG y la eliminación de productos
de desechos en valores adecuados. Las nefropatías más frecuentes pueden
desencadenar una IRC son glomerulonefritis, pielonefritis, poliquistosis y HTA.
Los primeros síntomas de IR son poliuria y nicturia debido a la diuresis osmótica a la que
están sometidas las nefronas funcionantes. Esta situación provoca incapacidad para
mantener el correcto equilibrio de líquidos y electrolitos, lo que da lugar a uremia, la cual
provoca efectos adversos en los diferentes sistemas del cuerpo.
La evolución de la IRC es lenta e irreversible. A causa de la lentitud, el organismo de los
pacientes que sufren IRC se adapta, progresivamente, a esta situación, de manera que el
individuo llega a tolerar concentraciones elevadas de urea y creatinina. Existen tres etapas
de nefropatía crónica: reserva renal reducida, insuficiencia renal y nefropatía terminal.
Manifestaciones clínicas
Ámbito Manifestaciones
Cardiovascular Hipertensión arterial
Insuficiencia cardiaca congestiva
Edema agudo de pulmón
Dermatológico Prurito intenso
Piel seca y escamosa
Equimosis
Cabello seco, debilitado y escaso
Uñas quebradizas
Gastrointestinal Anorexia
Nauseas
Vómitos
Aliento con olor a amoniaco
Neurológico Alteración de la conciencia
Convulsiones
Musculoesquelético Espasmos musculares
Fracturas oseas
Metabolismo del agua En fase poliúrica y oligurica (terminal) aparecen edemas
Metabolismo de los iones Acidosis metabólica
Alteraciones del metabolismo del calcio y del fosforo que
pueden desencadenar la aparición de hiperparatiroidismo
secundario
TRATAMIENTO
El tratamiento de la IRC puede ser conservador. El objetivo es tratar las consecuencias de
la IRC y prevenir la perdida de la función renal.
Las medidas que se deben adoptar son las siguientes: adaptación de una dieta pobre en
proteínas, control de la ingesta sódica mediante dieta hiposodica, control del balance
hidroelectrolítico, según cual sea la fase del fracaso renal en que se encuentre el paciente,
puede haber alteraciones de la concentración de potasio, por lo que será necesario ajustar
el aporte de potasio para mantenerlo dentro de los valores normales; tratamiento
farmacológico de la hiperuricemia; si existe acidosis, corrección mediante fármacos,
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control de la HTA mediante dieta o fármacos, control de la anemia, complicación muy
frecuente en el paciente con fracaso renal, y ajuste de la medicación prescrita, ya que los
fármacos pueden causar toxicidad debido a que se acumulan cuando la función renal esta
disminuida.
Si el tratamiento conservador no es suficiente, es necesario utilizar técnicas de depuración
extrarenal.
TECNICA DE DEPURACION EXTRARRENAL EN LA INSUFICIENCIA RENAL
CRONICA
Existen dos situaciones que pueden requerir depuración extrarrenal o diálisis: la
insuficiencia renal aguda y la insuficiencia renal crónica. Para el tratamiento de la IRC se
pueden llevar a cabo dos tipos de diálisis: la peritoneal y la hemodiálisis convencional.
Principios fisicoquímicos de la depuración extrarrenal
Las técnicas de depuración extrarrenal se basan en tres principios fisicoquímicos: difusión,
osmosis y ultrafiltración.
Líquidos de hemodiálisis y de diálisis peritoneal
El líquido dializador para hemodiálisis es una solución de composición y osmolaridad
similar al plasma. Su composición está preparada para corregir los desequilibrios
electrolíticos del paciente. Contiene: sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro y glucosa y su
osmolaridad oscila entre 270 y 307 mOsm/l.
En diálisis peritoneal la composición del líquido de diálisis es similar a la del de
hemodiálisis; pero se diferencia en la concentración de glucosa. Debe administrarse estéril
porque entra en el peritoneo y si estuviera contaminado podría producir peritonitis. En la
diálisis peritoneal la perdida de líquidos tiene lugar por osmosis, mientras que en la
hemodiálisis se debe a la presión hidrostática.
Diálisis peritoneal
Este sistema, ideado por Boen 1962 utiliza el peritoneo del paciente como membrana
natural.
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Consiste en la introducción a través de la pared abdominal de un catéter mediante el cual
se introduce el líquido estéril de diálisis en la cavidad abdominal, donde se produce el
intercambio entre la sangre y el líquido de diálisis. Este líquido debe ser estéril y
apirógeno. Los preparados que hay en el mercado presentan diferentes concentraciones
de electrolitos y osmolaridad. La temperatura de administración del líquido de diálisis debe
ser igual a la temperatura corporal para evitar irritación del peritoneo.
El peritoneo posee dos laminas: el peritoneo parietal, irrigado por los vasos de las
vísceras, que proporciona el área total de diálisis, y el peritoneo visceral, que recibe la
sangre procedente de la pared abdominal.
A través de los poros de la membrana peritoneal se produce el paso de solutos y agua por
difusión, lo que permite el paso de proteínas.
Como en toda técnica invasiva, existen ventajas e inconvenientes que deben considerarse
antes de decidir el uso de dicha técnica. Las contraindicaciones no son estrictas. En todos
los casos, debe valorarse de forma exhaustiva al paciente para así poder decidir que
terapia es más recomendable
Ventajas y contraindicaciones de la diálisis peritoneal
Ventajas en la insuficiencia renal aguda
- Extracción lenta de solutos sin alteraciones hidroelectrolíticas
- No es necesario acceso vascular
- Muy útil en pacientes con riesgo de hemorragia (no requiere anticoagulación)
- Buena tolerancia hemodinámica
Ventajas en la insuficiencia renal crónica
- Buena opción como tratamiento temporal (espera acceso vascular).
- Muy útil en pacientes crónicos en los que no es posible hemodiálisis (mal acceso
vascular, diabetes, cardiopatías).
Contraindicaciones
- Situaciones graves en las que es necesaria la eliminación rápida de toxinas.
- En postoperatorios de cirugía abdominal
- Pacientes con patología intestinal
Existen dos tipos de diálisis peritoneal: la diálisis peritoneal intermitente (DPI) y la diálisis
peritoneal continua ambulatoria (DPCA). Para ambas, será necesaria la implementación de
un catéter. En la DPI se realizan sesiones dos o tres veces por semana, según la
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necesidad del paciente. En el caso de la DPCA, el líquido permanece en el peritoneo y se
cambia de tres a cinco veces al día. Esta técnica la suele realizar el propio paciente, al
que, previamente, se habrá instruido por medio de un programa de educación sanitaria.
Diálisis peritoneal intermitente (DPI)
Esta técnica consiste en la introducción del líquido de diálisis en la cavidad peritoneal a
través del catéter por gravedad. Una vez introducido el líquido, se cierra la llave se
empieza a contar el tiempo de permanencia; pasado el tiempo recomendado, se abre la
llave del drenaje y el líquido sale por el sistema de sifón al recipiente colector. Se debe
medir el volumen de líquido extraído. Así mismo, existen otros métodos de DPI por medio
de monitoreo o cicladores.
En toda técnica de diálisis es importante el registro de todo proceso, de manera que sea
posible determinar si la técnica ha sido efectiva. Se recomienda que dicho registro
comprenda:
- Tipo de catéter
- Volumen de líquido infundido
- Tiempo de entrada del líquido de diálisis
- Tiempo de permanencia
- Tiempo de drenaje
- Volumen excretado
- Balance total
- Cualquier incidencia ocurrida
También será importante realizar un control del aspecto del líquido excretado, el balance
hídrico (entrada y salida), el peso del paciente (antes y después de la sesión) y el control
de signos vitales.
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Diálisis peritoneal continua ambulatoria (DPCA)
Es el propio paciente quien lleva a cabo la DPCA después de haber recibido educación
sanitaria sobre la propia técnica, así como sobre higiene personal, dieta y actividad física.
Dentro de la educación sanitaria se incluye un programa de cuidados que debe realizar el
propio paciente para garantizar una correcta técnica, así como evitar posibles
complicaciones. Dicho programa comprende aspectos como lavado de manos, cuidados
del catéter, manipulación aséptica (catéter, liquido de diálisis y sistema de infusión),
registro del peso, medición de la TA e identificación de posibles complicaciones y cómo
actuar si se producen.
Catéteres de diálisis peritoneal
Existen diferentes tipos de catéteres, cada uno posee características específicas, lo que
permite decidir cuál es el más adecuado para cada paciente.
El catéter de agudos es semirrígido, con extremo cónico y número elevado de orificios en
el tercio final. Su implantación se hace en la línea media, entre el ombligo y la sínfisis
púbica, que es una zona poco vascularizada. Por su parte, el catéter de Tenckhoff es más
flexible; su extremo es largo, con muchas perforaciones y posee unos topes de dacron que
impide el paso de gérmenes. Se suele usar en tratamientos largos. La modificación de
catéter de Tenckhoff mediante la incorporación de un globo da lugar al catéter de Goldberg
y Hill.
Complicaciones en la diálisis peritoneal
Mecánicas Infecciosas Metabólicas
-Relacionadas con el catéter -Infección del punto de -Hipo/hiperglucemia
(perforación intestinal o punción. -Hipo/hiperpotasemia
vejiga urinaria durante la - Peritonitis (muy frecuente) -Hipo/hipernatremia
colocación, oclusiones, -Vías de entrada de -Alcalosis metabólica
obstrucción). gérmenes (catéter, liquido -Hipo/hipervolemia
-Irritación peritoneal de diálisis, ascensión desde -Hipoproteinemia
(excesiva temperatura de el tubo de drenaje colector)
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líquidos de diálisis)
HEMODIALISIS
Con la hemodiálisis se consigue la difusión de solutos entre dos soluciones puestas en
contacto a través de una membrana semipermeable. Estas dos soluciones son la sangre
del paciente y el líquido de diálisis. La hemodiálisis utiliza membranas artificiales. La
sangre pasa a través de un dializador formado por dos compartimentos, uno para la
sangre y el otro para el líquido de diálisis, separados por la membrana. Se trata de un
circuito extracorpóreo por el que la sangre sale del paciente, pasa por el dializador, se
depura y vuelve a entrar al paciente.
La hemodiálisis está indicada en casos de IRA oligurica, IRC; también es útil en casos de
intoxicaciones graves. Los criterios de inclusión de un programa de diálisis son: TFG
inferior a 5 ml/min, uremia superior a 3g/l y creatinina superior a 130 mg/l.
Dializadores
En el dializador se lleva a cabo el intercambio de solutos y agua entre la sangre y el líquido
de diálisis. El dializador es un filtro, compuesto por dos compartimentos totalmente
independientes, separados por una membrana semipermeable, biocompatible y de alta
permeabilidad. Por un comportamiento circula la sangre y por otro, el líquido de diálisis a
contracorriente, para aumentar la difusión de sustancias a través del gradiente de
concentración de solutos. Existen dos tipos de dializadores en placa y capilares.
Accesos vasculares en hemodiálisis
Para poder llevar a cabo la hemodiálisis, es necesario un acceso vascular que pueda
mantener un flujo de sangre importante y constante durante la sesión. Existen diversos
tipos de accesos vasculares:
Catéter tipo Shaldon:
Se usan en situaciones de IRA en fase aguda que requieren hemodiálisis o técnicas de
depuración extrarrenal continua. Se suele canalizar en las venas femoral, yugular o
subclavia; pueden ser de una o dos luces.
Las principales complicaciones derivadas de la canalización de estos catéteres son:
infección, hematomas, trombosis, neumotórax y desconexiones accidentales.
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Fístula arterio-venosa
La fístula arterio-venosa se crea quirúrgicamente mediante anastomosis de una arteria y
una vena.
Se requiere que transcurran cuatro o seis semanas en el postoperatorio para que pueda
emplearse la fístula. El segmento arterial de la fístula se emplea para el flujo arterial, y el
venoso, para la retransfusión de la sangre dializada.
Los síntomas del buen funcionamiento de una fistula son tres: thrill, latido y buf. El thrill se
aprecia palpando la fistula, de manera que se nota una especie de vibración. El latido se
aprecia en la zona venosa proximal. Si se ausculta el paso de sangre por la fistula, se
escucha el buf.
Injerto
Es otro tipo de acceso que consiste en suturar un injerto. En los autoinjertos (vena
autógena); en los homoinjertos (venas humanas) y en los injertos sintéticos (materiales
sintéticos, de Gore-Tex). Esto sirve para tener un segmento disponible en que se colocan
las agujas de diálisis. En general, el injerto se crea cuando los vasos del paciente no son
adecuados para el tratamiento con la fístula.
Los pacientes con alteraciones vasculares como los diabéticos, suelen precisar el injerto
para hemodiálisis.
Las complicaciones inmediatas o tardías principales son infección, trombosis, aneurisma y
edema periinjerto.
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ANTICOAGULACION
Todos los sistemas de depuración extrarrenal requieren el uso de heparina para evitar la
coagulación del hemofiltro y del circuito. Se aconseja la perfusión continua de heparina por
la línea arterial del circuito. En aquellos casos en que no esté indicada la administración de
heparina de forma sistémica, existe la posibilidad de adminístrala de forma regional,
inyectando heparina en la línea arterial y protamina en la línea venosa, de forma que el
hemofiltro está descoagulado y el paciente, no.
Consideraciones de enfermería
- Control del tiempo de coagulación (extracción de sangre según protocolo).
- Control de sangrado (puntos de punción, heridas, sonda nasogástrica,
deposiciones, orina, ..).
- Registro de las incidencias en la gráfica de enfermería.
- Un brazo portador de fístula arterio-venosa no queda inútil, pero es recomendable
evitar someterlo a grandes esfuerzos y a situaciones en las que pueda recibir
golpes bruscos. Medidas como no cargar pesos excesivos en él y mantener una
correcta higiene, asegurarán su funcionamiento durante mucho tiempo. Se aconseja
además no utilizarlo para llevar reloj o pulseras apretadas. Tampoco puede en ese
brazo medir la presión arterial, ni ser utilizado para punciones (como extracciones
de análisis sanguíneos) a excepción de las agujas utilizadas en hemodiálisis.
Cualquier cambio en una fístula, como enrojecimiento, inflamación, endurecimiento
o disminución del latido debe ser notificado por el paciente.
- · Palpar la vibración, acostumbrándose a hacerlo con frecuencia.
· No realizar ejercicios violentos con el brazo portador de la Fístula
· Protegerla de golpes, heridas y temperaturas extremas.
· No apoyarse en el brazo de la Fístula para dormir, evitando ropa y objetos que la
compriman, y tomas de T.A en ese brazo.
· Mantenerla siempre limpia, como el resto del cuerpo necesita una buena higiene
(el mejor desinfectante es el agua y jabón).
· Retirar los apósitos de las punciones unas horas después de la hemodiálisis,
asegurándose que no sangra.
· Ante cualquier cambio, disminución de la vibración, dolor o inflamación en su
fístula, consulte en su Centro de Diálisis.
Cuidados de enfermería al paciente hemodializado
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- La hemodiálisis es una técnica compleja que requiere preparación especial por
parte del personal de enfermería. La sesión de hemodiálisis dura aproximadamente
de 2 a 4 horas. Cada paciente se dializa 3 veces por semana en turno de mañana,
tarde o noche.
¿Qué dieta debe seguir el paciente con tratamiento de hemodiálisis?
La hemodiálisis, junto con una dieta apropiada, ayuda a reducir los desechos que se
acumulan en la sangre. En términos generales, podemos recomendar al paciente que
restrinja la cantidad de proteínas, potasio, agua y fósforo
-Que restrinja la cantidad de proteínas. Que coma alimentos proteicos de origen animal,
como carne y pollo. El organismo utiliza mejor las proteínas animales que las proteínas
que se encuentran en las verduras y los cereales
- Que vigile la cantidad de potasio que come. El potasio es un mineral que se encuentra en
los sustitutos de la sal común, algunas frutas, las verduras, la leche, el chocolate y las
nueces. Muy poco o demasiado potasio puede perjudicar el ritmo cardíaco.
-Que restrinja la cantidad de líquidos que bebe. Cuando los riñones no funcionan, los
líquidos se acumulan rápidamente en el organismo. El exceso de líquido hace que
aparezcan edemas. También puede causar presión alta y trastornos cardíacos
-Que evite la sal. Las comidas saladas causan sed y hacen que se retengan líquidos y
producir hipertensión
-Que restrinja los alimentos como la leche, el queso, las nueces y las bebidas gaseosas.
Estos alimentos contienen fósforo. El exceso de fósforo en sangre puede dar
hipocalcemia.
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