El Sagrado Manto
en Honor del Patriarca
San José
@devocionasanjose
@grupodeoracionpadrepio
@padrecarlosdejesus
@josemoralesmusico
Devoción al Sagrado Manto
en Honor del Patriarca San José
Se reza por 30 días consecutivos, sin interrupciones, en honor de los 30 años de
vida que San José vivió con Jesús. Se recomienda confesarse y comulgar
frecuente. Esta devoción es muy eficaz para obtener gracias particulares en
situaciones difíciles.
Santa Teresa dijo: “Si usted quiere realmente creer en la devoción, pruébela
recitándola y finalmente se convencerá”.
El Sagrado Manto de San José se extiende sobre nosotros y nos servirá como un
escudo contra todos los peligros que nos acechan, de modo que podamos un
día, con la gracia de Dios, obtener la salvación eterna.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.
Rezar 3 veces:
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén.
(Agradeciendo a la Santísima Trinidad en acción de gracias por haber exaltado a
San José a una posición de dignidad tan excepcional)
Consagración
I.
Heme aquí, oh gran Patriarca, postrado devotamente delante de ti.
Te presento este Manto precioso y al mismo tiempo te ofrezco el propósito de
mi devoción fiel y sincera.
Todo lo que pueda hacer en tu honor durante mi vida, quiero realizarlo para
manifestarte el amor que te profeso.
¡Ayúdame, San José! Asísteme ahora y en toda mi vida, pero asísteme
especialmente en la hora de mi muerte, igual que te asistieron a ti Jesús y María,
para que un día pueda honrarte en la patria celestial por toda la eternidad.
Amén.
II.
Oh glorioso Patriarca San José, postrado ante ti, te presento devotamente mi
veneración y comienzo a ofrecerte esta preciosa colección de oraciones, en
recuerdo de las incontables virtudes que adornan tu santa persona.
En ti se cumplió el misterioso sueño del antiguo José, quien fue una figura
anticipada de ti, pues no solamente te circundó con sus rayos brillantísimos el
Sol divino, sino que también te iluminó con su dulce luz la mística luna, María.
¡Ah, glorioso Patriarca! Si el ejemplo de Jacob, que fue personalmente a
alegrarse con su hijo predilecto, exaltado sobre el trono de Egipto, sirvió para
arrastrar también a sus hijos, ¿no valdrá el ejemplo de Jesús y de María, que te
honraron con toda su estima y todo este precioso manto? Oh, gran Santo, haz
que el Señor dirija hacia mí una mirada de benevolencia. Y como el antiguo José
no rechazó a sus culpables hermanos, sino que los acogió con todo su amor, los
protegió y los salvó del hambre y de la muerte, así tú, oh glorioso Patriarca,
mediante tu intercesión, haz que el Señor no tenga que abandonarme nunca en
este valle del destierro. Obtenme, además, la gracia de conservarme siempre en
el número de tus devotos siervos que viven serenos bajo el manto de tu
patrocinio. Deseo tener este patrocinio todos los días de mi vida y en el
momento de mi último respiro. Amén.
I. Oraciones
Salve, glorioso San José, depositario incomparable del Cielo y padre adoptivo de
Aquel que alimenta a todas las criaturas.
Después de María Santísima, eres el Santo más digno de nuestro amor y
merecedor de nuestra veneración. Entre todos los Santos, sólo tú tuviste el
honor de educar, guiar, alimentar y abrazar al Mesías, a quien tantos profetas y
reyes desearon ver. San José, salva mi alma y consígueme de la divina
misericordia la gracia que humildemente imploro.
Y consigue también para las almas benditas del Purgatorio un grande alivio en
sus penas.
Gloria al Padre … tres veces
II.
Oh poderoso San José, tú fuiste declarado patrono universal de la Iglesia y yo,
entre todos los otros Santos, te invoco como potentísimo protector de los
miserables y bendigo mil veces tu corazón, siempre dispuesto a socorrer toda
clase de necesidades.
A ti, amado San José, recurren la viuda, el huérfano, el abandonado, el afligido y
toda suerte de desventurados; no hay dolor, angustia o desgracia que no haya
socorrido piadosamente. Dígnate usar en mi favor los medios que Dios ha
puesto en tus manos, para que pueda yo conseguir la gracia que te pido. Y
vosotras, almas santas del Purgatorio, suplicad a San José por mí.
Gloria al Padre … tres veces
III.
A millares de personas, que te han suplicado antes que yo, les concediste
consuelo y paz, gracia y favores. Mi alma, triste y dolorida, no encuentra
descanso en medio de las angustias que la oprimen.
Tú, amado Santo, conoces todas mis necesidades antes de que las exponga en
la oración. Bien sabes cuánto necesito la gracia que te pido. Me postro delante
de ti y suspiro, amado San José, bajo el grave peso que me oprime. Ningún
corazón humano se me abre, a quien pueda confiarle mis penas, y aún si
encontrara compasión en alguna alma caritativa, tampoco podría ayudarme.
A ti recurro, por tanto, y espero que no me rechaces, pues Santa Teresa dijo y
dejó escrito en sus obras: “Cualquier gracia que se pida a San José ciertamente
se concederá”.
¡Oh San José, consuelo de los afligidos! Ten piedad de mi dolor y ten piedad de
las santas almas del Purgatorio, que tanto esperan de nuestras oraciones.
Gloria al Padre … tres veces
IV.
Oh Santo excelso, por tu obediencia perfectísima a Dios, ten piedad de mí.
Por tu santa vida llena de méritos, escúchame.
Por tu amadísimo Nombre, ayúdame.
Por tu clementísimo corazón, socórreme.
Por tus santas lágrimas, confórtame.
Por tus siete dolores, ten compasión de mí.
Por tus siete gozos, consuela mi corazón.
De cualquier mal del alma y del cuerpo, líbrame.
De todo peligro y desgracia, aléjame.
Socórreme con tu santa protección y consígueme, con tu misericordia y poder,
lo que necesito y especialmente la gracia que más me apremia.
Consigue para las amadas almas del Purgatorio la pronta liberación de sus
penas.
Gloria al Padre … tres veces
V.
Oh glorioso San José, son incontables las gracias y los favores que tú obtienes a
los pobres afligidos: enfermos de todo género, oprimidos, calumniados,
traicionados, privados de todo humano consuelo, miserables necesitados de
pan o de apoyo imploran tu real protección y los escuchas en sus ruegos.
No permitas, amadísimo San José, que sea yo la única persona, entre el gran
número de las beneficiadas, que me quede sin la gracia que te he pedido.
Manifiéstate también hacia mi potente y generoso, y yo, agradeciéndotelo,
exclamaré: “Viva eternamente el glorioso Patriarca San José, mi gran protector
y especial liberador de las santas almas del Purgatorio”.
Gloria al Padre … tres veces
VI.
Padre Eterno y Divino, por los méritos de Jesús y de María, dígnate concederme la
gracia que imploro. En nombre de Jesús y de María, me postro con reverencia en
tu divina presencia y te ruego con devoción que aceptes mi firme decisión de
perseverar en el número de los que viven bajo el patrocinio de San José. Bendice,
por tanto, el precioso manto que hoy le dedico como prenda de mi devoción.
Gloria al Padre … tres veces
OH SAN JOSÉ, DEFIENDE A LA SANTA IGLESIA DE TODA ADVERSIDAD Y
EXTIENDE SOBRE CADA UNO DE NOSOTROS TU PATROCINIO.
Piadosas súplicas en recuerdo de la vida escondida de
San José con Jesús y María
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi alma y me santifique.
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi corazón e inspirarme con la
caridad.
San José, ruega para que Jesús pueda entrar en mi mente y me ilumine.
San José, ruega para que Jesús pueda guiar mi voluntad y la refuerce.
San José, ruega para que Jesús pueda dirigir mis pensamientos y purificarlos.
San José, ruega para que Jesús pueda guiar mis deseos y dirigirlos.
San José, ruega para que Jesús pueda mirar mis acciones y extienda sobre mí, sus
bendiciones.
San José, ruega para que Jesús me inflame de amor por él.
San José, solicita de mi parte a Jesús la imitación de tus virtudes.
San José, pide de mi parte a Jesús un verdadero espíritu de humildad.
San José, pide de mi parte a Jesús mansedumbre de corazón.
San José, pide de mi parte a Jesús la paz del alma.
San José, pide de mi parte a Jesús el santo temor del Señor.
San José, pide de mi parte a Jesús un deseo de perfección.
San José, pide de mi parte a Jesús una dulzura de corazón.
San José, pide de mi parte a Jesús un corazón puro y caritativo.
San José, pide de mi parte a Jesús la sabiduría de la fe.
San José, pide de mi parte a Jesús su bendición en la perseverancia de mis buenas
obras.
San José, pide de mi parte a Jesús la fuerza para llevar mis cruces.
San José, pide de mi parte a Jesús el desprecio por los bienes materiales de este
mundo.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de caminar siempre en el camino
angosto hacia el Cielo.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de evitar toda ocasión de pecado.
San José, pide de mi parte a Jesús un deseo santo de la felicidad eterna.
San José, pide de mi parte a Jesús la gracia de la perseverancia final.
San José, no me abandones.
San José, ruega que mi corazón nunca deje de amarte y que mis labios nunca
dejen jamás de elogiarte.
San José, por el amor que le tienes a Jesús, haz que yo pueda aprender a amarlo.
San José, amablemente acéptame como tu fiel devoto.
San José, yo me entrego a ti, acepta mis ruegos y escucha mi oración.
San José, no me abandones en la hora de mi muerte.
Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía.
Gloria al Padre … tres veces
I.
Súplicas a San José
Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San
José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección
e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza
en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra
presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas,
antes bien acogedlas propicio y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.
II.
Glorioso San José, esposo de María y padre virginal de Jesús, piensa en mí, vela
por mí. Enséñame a trabajar para mi santificación y ten bajo tu cuidado
compasivo las necesidades urgentes que hoy encomiendo a tu solicitud
paterna. Quita los obstáculos y las dificultades y concédeme el resultado feliz de
lo que pido si es para mayor gloria de Dios y para el bien de mi alma. Y como
muestra de mi agradecimiento, prometo dar a conocer tus alabanzas, con todo
el afecto bendigo al Señor que te dio tanto poder en el cielo y en la tierra. Amén.
Letanías a San José
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre Celestial.
Dios, Hijo Redentor del mundo.
Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo.
Santa Trinidad, un solo Dios.
Respondemos: ruega por nosotros
Santa María... Espejo de paciencia...
San José... Amante de la pobreza...
Insigne descendiente de David... Modelo de obreros y artesanos...
Luz de los Patriarcas... Gloria de la vida doméstica...
Esposo de la Madre de Dios... Custodio de vírgenes...
Custodio del Redentor... Amparo de las familias...
Casto guardián de la Virgen... Apoyo en las dificultades...
Padre nutricio del Hijo de Dios... Consuelo de los atribulados...
Celoso defensor de Cristo... Esperanza de los enfermos...
Servidor de Cristo... Patrono de los exiliados...
Ministro de Salud... Patrono de los afligidos...
Jefe de la Sagrada Familia... Patrono de los pobres...
José justísimo... Patrono de los moribundos...
José castísimo... Terror de los demonios...
José prudentísimo... Protector de la Santa Iglesia...
José fortísimo... Padre de nuestra familia...
José obedientísimo...
José fidelísimo...
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Ten misericordia de nosotros
V/ Le nombró administrador de su casa.
R/ Y príncipe de toda su posesión.
San José, protector nuestro
ruega por nosotros.
OREMOS: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José
por Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos
tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final del Sagrado Manto de San José
Oh Glorioso Patriarca San José, tú que fuiste elegido por Dios por encima de
todos los hombres para ser la cabeza terrenal de la más santa de las familias, te
ruego que me aceptes en los pliegues de tu manto sagrado, que llegues a ser el
guardián y custodio de mi alma.
A partir de este momento, yo te elijo como mi padre, mi protector, mi
consejero, mi Santo Patrón y te ruego que custodies mi cuerpo, mi alma, todo
lo que soy, todo lo que poseo, mi vida y mi muerte.
Mírame como uno de tus hijos; defiéndeme de la traición de mis enemigos,
invisible o visibles, ayúdame en todo momento en todas mis necesidades,
consuélame en las amarguras de mi vida, y especialmente a la hora de mi
muerte. Di tan solo una palabra a mí favor al Divino Redentor a quien tú fuiste
considerado digno de sostenerlo en tus brazos, y ser digno de la Santísima
Virgen María, tu castísima esposa.
Pide para mí las bendiciones que me llevarán a la salvación. Inclúyeme dentro
de los más queridos por ti y yo te demostraré que soy digno de tu especial
amparo. Amén.
Oración a San José
(escrita por el Papa León XIII
A Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de
implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada
Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que
abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los
ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y
auxilio socorráis nuestras necesidades.
Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida
descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de
corrupción; asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en
esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño
Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de
nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y
sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir,
y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.