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Trabajo hecho por: HRIBA, TOSO, MADERO Y AVALO

1_

El terrorismo de estado
la represión comenzó durante el gobierno constitucional de Estela Perón,
tanto a través de acciones oficiales, amparadas en la legislación que
otorgaba a las fuerzas armadas, a la conducción de la lucha antiguerrillera,
como también en su modalidad paramilitar. Después del golpe del 24/03,
la triple A desapareció como grupo al difundirse con el aparato del propio
Estado terrorista. Este no tardo en poner en marcha un plan sistemático
que tenía por finalidad reprimir el fenómeno guerrillero, infundir el terror
generalizado y, así, provocar que la sociedad se inmovilizara. La teoría y la
práctica de la represión se elaboraron con apoyo de 2 fuentes: la Docrina y
las practicas francesas utilizadas en la lucha contra los movimientos por la
liberación anticolonial y la doctrina de la seguridad Nacional difundida por
los Estados Unidos.
Para coordinar las acciones de las fuerzas armadas de los países del cono
sur, se diseñó el Plan Condor, que hacía que, la tortura y el asesinato de
personas pudieran llevarse a cabo también fuera de las fronteras de estas.
El territorio argentino, se dividió en zonas de operaciones a cargo de
“grupos de tareas” que combinaban acciones enmarcadas en una
legislación de excepción violatoria de los derechos civiles.
El Gobierno militar adoptó la modalidad de la desaparición de personas
para no asumir la responsabilidad frente a los crímenes. Al no “existir”
personas legalmente detenidas, ni cuerpos que probarán el asesinato, se
complicaba mucho denunciar y acusar públicamente esto.
Por tratarse de acciones llevadas a cabo de manera ilegal, se hace difícil
saber cuáles fueron los daños causados por la última dictadura en
Argentina. Las investigaciones hasta ahora coinciden con estos datos:
. Durante la dictadura funcionaron alrededor de 550 centros clandestinos
de detención.
. Llegan a 30,000 personas desaparecidas (hoy sé que están muertas)
. Cerca de 500 chicos fueron apropiados y entregados en adopción un

La sociedad del silencio.


En un comienzo, instituciones representativas del empresariado,
asociaciones de profesionales, partidos políticos importantes, entre otros,
apoyaban al gobierno militar. También sucedió con gran parte de los
sectores más tradicionales de la sociedad argentina, que creyeron que el
“proceso de reorganización nacional” permitía recuperar valores como el
orden y la autoridad, como en ámbitos cotidianos y espacios políticos
Parte de la clase media, encontraron el golpe como un alivio. Casi todos lo
identificaron con experiencias anteriores; durante los años de dictadura, la
clandestinidad, la propaganda fácil y la difusión de información
fragmentada y manipulada permitió que cada uno construyera una
realidad propia.
Algunos espacios sociales donde la represión recayó de forma inmediata,
masiva y evidente, había una idea de lo que estaba sucediendo y entonces
no había auto engaños. Algunos optaron por la denuncia pública, otros se
fueron del país y muchos se quedaron replegados en un exilio interior
2_ Los sectores más atacados son los obreros con un 30% porque eran los
que resistían en las calles, los estudiantes con un 21% porque estudiaban y
tenía una edad donde se expresaban más abiertamente y los empleados
con un 17,8%.
Entre las edades están los de 21 a 25 años con un 32% porque en su
mayoría eran estudiantes, los de 26 a 30 años con un 25% y los de 31 a 35
años porque en su mayoría eran obreros
3_ en el primer documento, el general ibérico Saint Jean, habla de matar a
todos los que estén en contra de su Gobierno. En el segundo documento
habla de la función de los campos de concentración que eran eficientes en
la diseminación del temor. En el tercer documento habla de que habrá
una consecuencia si se divulgase información, imágenes, videos, etc. que
perjudique las fuerzas armadas, de seguridad o policiales. En estos
derechos se puede ver que se viola el derecho de libertad de expresión.
4_MADRES Y ABUELAS DE PLAZA DE MAYO: es una organización no
gubernamental creada en 1977 cuyo objetivo es localizar y restituir a sus
legítimas familias todos los niños desaparecidos por la última dictadura
argentina.
Nada ni nadie detuvo a las Abuelas de Plaza de Mayo para buscar a los
hijos de sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a
los juzgados de menores, orfanatos, oficinas públicas, a la vez que
investigaban las adopciones de la época. También recibían las
informaciones que la sociedad les hacía llegar sobre sus posibles nietos.
Las Abuelas siguen buscando a sus nietos, hoy adultos, pero también a sus
bisnietos
PLAN CONDOR: Plan Cóndor, también conocido como Operación Cóndor,
fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada
por Estados Unidos1 que incluía operaciones de inteligencia y asesinatos
de opositores. Fue implementada oficial y formalmente en noviembre en
1975 por las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur. El
gobierno de Estados Unidos proporcionó planificación, coordinación,
formación sobre la tortura, apoyo técnico y suministró ayuda militar a las
juntas militares. Este apoyo para violaciones de los derechos humanos se
canalizó con frecuencia a través de la CIA.
Esta coordinación implicó, oficial y directamente, el seguimiento,
vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países,
violación y desaparición o asesinato de personas consideradas por dichos
regímenes como “subversivas del orden instaurado, o contrarias a su
política o ideología”
GRUPOS DE TAREAS: Los grupos de tareas o GT, llamados vulgarmente
patotas, eran grupos de las Fuerzas Armada, cuerpos de seguridad del
Estado y paramilitares que se dedicaban al secuestro, tortura, violación,
asesinato y desaparición de opositores políticos, guerrilleros,
intelectuales, dirigentes gremiales, docentes, estudiantes y sus familiares
y amigos, además de la gestión de centros clandestinos de detención, en
el marco del terrorismo de Estado durante el Proceso de Reorganización
Nacional, la dictadura militar de Argentina entre 1976 y 1983.
Los grupos de tareas estaban formados tanto por personal estable como
rotativo, incluyendo personal militar de todas las graduaciones, desde
soldados rasos hasta altos jerarcas como Emilio Massera, jefe de la
Armada Argentina.
Los GT dependían directamente de las fuerzas en las cuales tenían su
sede, y ésta no era necesariamente el lugar donde ejercían.
Los integrantes de los grupos de tareas tenían la prerrogativa sobre las
propiedades de las víctimas, pudiendo apropiarse tanto de sus bienes
muebles como inmuebles, en calidad de botín de guerra.
CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCION: Los centros clandestinos de
detención, tortura y exterminio, también llamados CCDTyE por sus siglas,
fueron instalaciones secretas empleadas por las Fuerzas Armadas y de
seguridad de Argentina para torturar, interrogar, violar, mantener
detenidas ilegal y eventualmente asesinar a personas. Los primeros fueron
instalados en 1975, durante el gobierno constitucional de María Estela
Martínez de Perón. Su cantidad y uso se generalizaron a partir del golpe
de Estado del 24 de marzo de 1976, cuando tomó el poder el Proceso de
Reorganización Nacional, para ejecutar el plan sistemático de desaparición
de personas en el marco del terrorismo de Estado. Con la caída de la
dictadura y la asunción del gobierno democrático de Raúl Alfonsín el 10 de
diciembre de 1983, los CCD dejaron de funcionar, aunque existen pruebas
de que algunos de ellos continuaron en funcionamiento durante los
primeros meses de 1984
Las Fuerzas Armadas clasificaban los CCD en dos tipos
Lugar Definitivo (LD): tenían una organización más estable y estaban
preparados para alojar, torturar y asesinar a grandes cantidades de
detenidos.
Lugar Transitorio (LT): tenían una infraestructura precaria y estaban
destinados a funcionar como un primer lugar de alojamiento de los
detenidos-desaparecidos.
CONADEP: La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas
(CONADEP) fue una comisión creada por el presidente de la Argentina
Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 con el objetivo de investigar las
violaciones de derechos humanos, particularmente la desaparición de
personas, ocurridas durante el período del terrorismo de Estado en
Argentina en las décadas de 1970 y 1980, llevadas a cabo por la dictadura
militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. La Comisión
recibió miles de declaraciones y testimonios, y verificó la existencia de
cientos de lugares clandestinos de detención en todo el país. En 1984,
produjo un informe final conocido como el Nunca Más, utilizado como
prueba en el Juicio a las Juntas Militares, en el que fueron condenados
varios de los dictadores que tomaron el poder en 1976. Estuvo presidida
por el escritor Ernesto Sábato.
Informe “Nunca más”: informe final de la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas o simplemente Nunca más es un libro que
recoge (y adapta el formato) el informe emitido por la Comisión Nacional
sobre la Desaparición de Personas respecto a las desapariciones ocurridas
en la Argentina durante la dictadura militar (1976-1983). Es conocido
también con el nombre de Informe Sábato, puesto que fue el escritor
Ernesto Sábato quien presidió la comisión que lo entregó el 20 de
septiembre de 1984 al entonces presidente, Raúl Alfonsín. El título Nunca
más fue propuesto por Marshall Meyer, debido a que había sido el lema
utilizado originalmente por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia para
repudiar las atrocidades del nazismo. El libro inspiraría la publicación de
un informe similar en Brasil un año después con nombre similar: Brasil:
Nunca Mais.
Un resumen, fruto de las tareas de dicha comisión, fue publicado en un
reporte oficial en el año 1984. Se trata de Nunca Más. informe de la
Comisión Nacional sobre la desaparición de personas (Eudeba, 1984),
conocido mundialmente como Informe Sábato. En dicho informe se da
testimonio de la desaparición y muerte de más de 8961 personas durante
la dictadura militar instaurada en el país. Luego de miles de testimonios y
hechos horripilantes, la Comisión concluyó con una serie de
recomendaciones para iniciar acciones legales contra los responsables.
Debido a la enorme documentación recogida por la Comisión Nacional
sobre la Desaparición de Personas, el informe sostiene que los derechos
humanos fueron violados de manera sistemática y orgánica por la
represión estatal, con similares secuestros e idénticos tormentos,
utilizando una metodología del terror planificada cuidadosamente por los
altos mandos de las Fuerzas Armadas, rechazando así la posibilidad de que
se hubiera tratado de «excesos» por parte de algunos individuos. El
informe generó numerosas reacciones entre los organismos de derechos
humanos, los partidos políticos y las Fuerzas Armadas.
LA NOCHE DE LOS LAPICES: La Noche de los Lápicesnota es el nombre con
que se conoce una serie de secuestros y asesinatos de estudiantes de
secundaria, ocurridos durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y
días posteriores, en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos
Aires, en Argentina. En total diez estudiantes secundarios fueron
secuestrados y torturados por grupos de tareas de la dictadura
gobernante, de los cuales seis fueron asesinados sin que se hallaran sus
restos hasta la fecha: Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María
Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel A. Racero y Horacio
Ungaro. Los cuatro sobrevivientes fueron Gustavo Calotti, Pablo Díaz,
Patricia Miranda y Emilce Moler.
Este suceso, fue uno de los más conocidos entre los actos de represión
cometidos por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), ya
que los desaparecidos eran estudiantes, en su mayoría adolescentes
menores de 18 años, que fueron torturados antes de ser asesinados. La
CONADEP, estableció que la policía bonaerense había preparado un
operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña
por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como
“subversión en las escuelas”
El caso tomó notoriedad pública en 1985, luego del testimonio de Pablo
Díaz, uno de los sobrevivientes, en el Juicio a las Juntas. Además, Díaz
participó de la creación del guion que llevó la historia al cine días antes de
cumplirse una década de lo ocurrido, en el filme homónimo. Cuatro de los
estudiantes secuestrados sobrevivieron a las posteriores torturas y
traslados impuestos por la dictadura.

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