Evolución de la Ciencia, Espiritualidad y Transdisciplinariedad:
hacia una visión integradora del conocimiento
Dr. Sergio Emilio Manosalva Mena
Introducción
Durante siglos, la ciencia y la espiritualidad han sido consideradas ámbitos opuestos
e irreconciliables. Mientras la una se asociaba al método, la razón y la objetividad,
la otra se vinculaba con la fe, la experiencia interior y lo inefable. Sin embargo, en
las últimas décadas, este dualismo ha comenzado a disolverse en favor de una
visión integradora y transdisciplinaria del conocimiento, que reconoce la legitimidad
de múltiples formas de saber.
En este artículo se traza una evolución histórica de la relación entre ciencia y
espiritualidad, hasta llegar a los enfoques contemporáneos que buscan superar la
fragmentación del saber mediante una epistemología transdisciplinaria. Esta
perspectiva resulta fundamental para la pedagogía holística transpersonal, al
proponer un paradigma del conocimiento que une la razón con la intuición, lo
objetivo con lo subjetivo, lo material con lo sagrado.
1. Ciencia y espiritualidad en la historia: de la unidad a la división
En muchas culturas ancestrales, ciencia y espiritualidad no estaban separadas. En
el antiguo Egipto, la India védica, China o las tradiciones indígenas, el conocimiento
era integral: estudiar el cielo, las plantas o el cuerpo humano era también
comprender el alma y el cosmos. El sabio era a la vez científico, sanador y místico
Esta unidad originaria fue desmembrada en Occidente con la llegada de la
modernidad, a partir del siglo XVII. La Revolución Científica (Galileo, Newton,
Descartes) introdujo una visión mecanicista y reduccionista del universo. Se impuso
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la idea de un mundo externo, objetivo y cuantificable, separado del sujeto que
observa. La espiritualidad fue expulsada del ámbito del saber legítimo, relegada al
campo de lo privado, lo subjetivo o lo supersticioso.
Este paradigma científico clásico se sustentó en:
• Dualismo mente-cuerpo (Descartes).
• Determinismo causal (Newton).
• Reduccionismo y fragmentación del conocimiento.
• Exclusión de la subjetividad y de la interioridad.
• El paradigma racionalista e intrumental-técnológico.
La ciencia se convirtió en el nuevo “discurso autorizado”, pero al costo de
empobrecer la comprensión del ser humano y negar dimensiones fundamentales
como el sentido, la conciencia y la trascendencia.
2. La crisis del paradigma moderno y la emergencia de una nueva ciencia
Durante el siglo XX, múltiples desarrollos comenzaron a cuestionar los supuestos
del paradigma científico tradicional. Desde la física cuántica hasta la biología,
pasando por la teoría del caos y la cibernética, la ciencia empezó a reconocer la
complejidad, la interdependencia y el rol del observador en los procesos naturales.
Autores como Thomas Kuhn (1962) demostraron que la ciencia no progresa
linealmente, sino mediante revoluciones paradigmáticas. La objetividad absoluta fue
puesta en duda, y se empezó a reconocer que toda observación está mediada por
una cosmovisión.
Principales elementos de la nueva ciencia:
• Relacionalidad: todo está interconectado (Capra, 1998).
• Participación del sujeto: no hay conocimiento sin conciencia.
• Sistemas complejos: la realidad no puede entenderse desde partes aisladas.
• Apertura a lo intangible: fenómenos como la conciencia, la intuición o el amor
comienzan a ser considerados legítimos objetos de estudio.
Este cambio abrió la puerta a un reencuentro entre ciencia y espiritualidad, no como
opuestos, sino como caminos complementarios hacia la comprensión del misterio
de la existencia.
3. Espiritualidad como dimensión del conocimiento
La espiritualidad, entendida más allá de toda religión dogmática, es una dimensión
profunda del ser humano que se manifiesta en la búsqueda de sentido, la
experiencia de unidad, la compasión y la apertura al misterio. No se opone a la
razón, sino que la complementa con la sabiduría del corazón y la conciencia
ampliada.
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Autores como Ken Wilber, Francisco Varela o Satish Kumar han propuesto una
epistemología contemplativa, en la que el conocimiento se basa también en la
experiencia directa, el silencio interior y la observación sin juicio.
Desde esta perspectiva:
• La espiritualidad no es irracional, sino trans-racional.
• La interioridad es una fuente legítima de conocimiento.
• La conciencia no es un epifenómeno del cerebro, sino una dimensión
fundamental del universo.
• La neurociencia contemplativa, por su parte, ha demostrado los efectos
beneficiosos de prácticas espirituales como la meditación en la salud, la
atención y la empatía (Davidson & Goleman, 2017).
4. La transdisciplinariedad: un nuevo paradigma del conocimiento dentro del
paradigma de la complejidad
Frente a la fragmentación de las disciplinas y el ser humano, surge la
transdisciplinariedad como una propuesta que integra saberes, niveles de realidad
y modos de conocer. A diferencia de la interdisciplinariedad, que articula disciplinas
conservando sus límites, la transdisciplinariedad busca trascenderlos, para dar
lugar a una comprensión más holística y profunda de los fenómenos.
El pensador Basarab Nicolescu (2008) es uno de sus principales impulsores. Según
él, el conocimiento transdisciplinario:
• Se basa en la complejidad y la multidimensionalidad del ser humano.
• Reconoce la legitimidad de la ciencia, el arte, la filosofía y la espiritualidad.
• Integra lo objetivo, lo subjetivo y lo transpersonal.
Esta epistemología es indispensable para abordar los grandes desafíos de nuestro
tiempo (como la crisis ambiental, la violencia, o la inequidad), ya que estos
problemas no pueden resolverse desde una lógica reduccionista, sino que requieren
respuestas integradas, éticas y sensibles.
Conclusión
La evolución de la ciencia y su reencuentro con la espiritualidad abre la posibilidad
de una nueva cosmovisión educativa, centrada en la unidad, la conciencia y el
respeto por todas las formas de saber. La transdisciplinariedad no es solo una
metodología académica, sino un camino hacia la sabiduría, que reconoce la
sacralidad de la vida, la dignidad del ser humano y la interconexión de todo lo
existente.
Educar desde esta visión implica formar no solo mentes críticas, sino también
corazones despiertos y espíritus compasivos. Es el fundamento epistemológico de
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una pedagogía humanista holística transpersonal, que une el saber con el ser, el
conocimiento con el cuidado, la ciencia con el alma.
Bibliografía
.- Capra, F. (1998). La trama de la vida. Anagrama.
.- Davidson, R. & Goleman, D. (2017). Altered Traits: Science Reveals How
Meditation Changes Your Mind, Brain, and Body. Avery
.- .Kuhn, T. (1962). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura
Económica.
.- Morin, E. (2008). La cabeza bien puesta: repensar la reforma, reformar el
pensamiento. Paidós.
.- Nicolescu, B. (2008). La transdisciplinariedad: Manifiesto. Ediciones del Copista.
.- Varela, F., Thompson, E. & Rosch, E. (1991). The Embodied Mind: Cognitive
Science and Human Experience. MIT Press.
.- Wilber, K. (2000). Una teoría de todo. Kairós.