LECCIÓN 9
VEJEZ
CAMBIOS FÍSICOS
VEJEZ ADULTEZ TARDÍA 65 AÑOS EN ADELANTE:
Papalia, Stern, Feldman & Camp (2002, p. 7) nos dicen que: “los adultos
mayores son físicamente activos, relativamente saludables,
independientes y mentalmente alertas, aunque pueden experimentar
cambios en su salud.”
Los adultos mayores pueden presentar condiciones funcionales
difíciles, pero la mayoría se puede controlar con medicina y tratamiento,
mejorando la calidad de vida; esta situación es posible gracias a un
mejor estado de bienestar y salud general vivido en la actualidad,
logrando que la expectativa de vida sea mayor.
La duración de esta etapa puede ser muy amplia, incluso mayor que la
vida laboral, esto dependerá de múltiples factores, como la nutrición,
estilo de vida, enfermedades genéticas, ocupación, entre otros.
Durante esta etapa existen muchos cambios en todos los aspectos, pero
en cada persona es diferente, teniendo como consecuencia que muchas
veces las características o cambios evolutivos no estén relacionados con
la edad cronológica sino con la funcional, la cual se desarrolla en tres
aspectos: biológico, psicológico y social. Aunque estos aspectos
mantienen una relación entre sí, no significa que estén coordinados, aun
así, la secuencia de acontecimientos del desarrollo se considera típica.
ENVEJECIMIENTO:
Una vez que en la etapa de adultez temprana el cuerpo alcanza su
madurez, se dice que inicia el proceso de envejecimiento.
Según Cornachione (2016, p. 60), el envejecimiento es un proceso
universal, individual, constante, irregular, asincrónico y deletéreo, sin
que esto sea un sinónimo de enfermedad. Es cuando en un individuo
sano se produce una disminución paulatina de las capacidades y
funciones en el organismo.
Según Cornachione (2016, p. 60), el envejecimiento es un proceso
universal, individual, constante, irregular, asincrónico y deletéreo, sin
que esto sea un sinónimo de enfermedad. Es cuando en un individuo
sano se produce una disminución paulatina de las capacidades y
funciones en el organismo.
ENVEJECIMIENTO PRIMARIO:
Son los procesos de deterioro biológico, genéticamente programado
(Palacios, Marchesi & Coll, 2014)
Es algo natural, inevitable e irreversible, que inicia aproximadamente a
los 30 años y continúa a lo largo de la vida.
ENVEJECIMIENTO SECUNDARIO:
Proceso de deterioro que aumenta con la edad.
Es afectado por la mala nutrición, crianza, falta de ejercicio físico,
inadecuados hábitos de vida y agresiones ambientales a lo largo del
ciclo de vida, es decir, que las enfermedades, abusos e inactividad
inciden en el deterioro, considerándose que estos factores son
controlables.
La combinación de ambos tipos de envejecimiento da como resultado el
envejecimiento individual, que es el conjunto de situaciones que
enfrenta cada persona a medida que avanza su edad, siendo en cada
persona diferente.
TEORÍA DEL ENVEJECIMIENTO:
PROGRAMACIÓN GÉNETICA:
Suponen que el envejecimiento es parte normal del desarrollo,
provocando que el cuerpo humano se deteriore en su función por la
información genética.
TAZA VARIABLE:
Suponen que el deterioro es debido a un error aleatorio o ataque
ambiental a los sistemas biológicos, por lo que el envejecimiento es
diferente en cada una de las personas.
CAMBIOS FÍSICOS:
Los cambios físicos por el deterioro del envejecimiento inician desde la
adultez temprana, alrededor de los 30 años y conforme avanza el ciclo
de vida se van haciendo más evidentes, para la etapa de la vejez los
cambios en todos los diferentes sistemas y órganos se acentúan.
Tomando en cuenta que existen múltiples factores en la vida de cada
persona, que hacen que se aceleren o retarden estos cambios,
típicamente los principales son:
SISTEMA SENSIOMOTOR:
Visión: pérdida gradual de la capacidad para focalizar objetos y de
función de la pupila y retina, por lo que se necesita mayor
iluminación. Dificultad para discriminar colores. Se produce una
opacidad en el cristalino que provoca aparición de cataratas y
visión borrosa.
Audición: reducción del umbral auditivo, dificultad para distinguir
diferentes frecuencias y localización del sonido, puede afectarse el
equilibrio. Las personas en esta etapa con pérdida auditiva, sin
atención correctiva, pierden comunicación y tienden a aislarse
socialmente.
Gusto, olfato y tacto: el umbral perceptivo disminuye. El gusto y
olfato son sentidos relacionados, las alteraciones sensoriales
exigen una mayor intensidad para ser percibidos los estímulos y
les cuesta trabajo diferenciarlos. Lo dulce y salado es lo que más
se afecta. El tacto pierde sensibilidad en manos y pies, aunque se
conserva en el cuerpo.
Cambios motores: la fuerza, resistencia, equilibrio y tiempo de
reacción sufren disminución. Para los 70 años existe una pérdida
entre el 10 y 20 % de la fuerza y aumenta con la edad, además de
un aumento en la fatiga muscular y disminución en la flexibilidad
motora, que puede provocar dificultad de desplazamiento, en
sentarse y levantarse e iniciar movimientos.
Sistema nervioso: El peso del cerebro y volumen disminuye
gradualmente por pérdida de neuronas, aunque no afectan demasiado la
cognición. Lo más evidente es el tiempo de respuesta ante un estímulo,
que es un poco más lento. Cuando los nervios se afectan puede incidir
en los órganos sensoriales. En caso de enfermedades fuertes podría
afectarse más rápidamente la cognición y mostrar desorientaciones.
Sistema inmunológico: Disminuye la capacidad de respuesta del
cuerpo por lo que son más susceptibles a infectarse y menos capaces a
recuperarse.
Otros cambios:
La piel pierde elasticidad y tiende a palidecer, se arruga por la pérdida
de grasa y masa muscular.
El cabello se vuelve más delgado, se vuelve gris y luego blanco, se
puede perder y quedar calvos. El vello corporal tiende a perderse o
aparecer en otras partes del cuerpo (orejas, nariz, etc.).
Disminución de estatura por afectación de los discos entre los huesos,
osteoporosis, cifosis (joroba de viuda), disminución del volumen torácico
y desplazamiento de costillas.
El metabolismo tiende a hacerse más lento, la estructura celular cambia
y existe aumento en tejido graso y fibrosos. Disminuye la cantidad de
agua corporal. El sueño a veces es difícil de conciliar, en general tiene
menos periodos de sueño profundo.
La sexualidad es diferente entre hombres y mujeres en esta etapa, la
frecuencia de las relaciones disminuye y la intensidad de la satisfacción.
Todo depende del estado de salud y enfermedades que padezcan cada
persona. Se puede tener relaciones sexuales satisfactorias, aunque es
de forma diferente en esta etapa comparada con otras.
SALUD FÍSICA:
El envejecimiento no provoca mala salud, aunque se es más susceptible
a tener una enfermedad por el deterioro orgánico, por lo que las
prácticas saludables y preventivas son muy importantes, principalmente
en esta etapa.
Salud física
Las afecciones crónicas, que surgen por malos cuidados y estilos de vida
riesgosos, provocan que éstas aumenten con la edad, siendo las
principales: cardiopatías, cáncer, apoplejía, artritis, diabetes,
hipertensión y neumonías. Aunque si son atendidas estas condiciones,
no afectan considerablemente la vida cotidiana.
Los estilos de vida que más afectan negativamente en la vejez son:
fumar o intoxicarse con sustancias, beber en exceso y la falta de
ejercicio. Los estilos que más ayudan a permanecer sanos son: la
actividad física habitual, buena y adecuada nutrición para la edad, y la
socialización positiva.
Otro componente esencial de la salud es el mental. Una persona en esta
etapa, con relaciones afectivas sanas, socialización positiva y sin
grandes preocupaciones, además de tener relativamente una buena
salud física, tendrá una buena salud mental. Si existe deterioro en el
funcionamiento cerebral y de salud, seguramente serán propensos a
enfermedades como la demencia senil, parkinson, alzheimer, entre
otras.
Esta etapa presenta muchos cambios en los diferentes aspectos del ciclo
de vida, los cuales deben de tenerse en cuenta en el diseño y desarrollo
de programas educativos pertinentes para este periodo.
Referencias:
Cornachione, L. M. (2016). Psicología del Desarrollo. Vejez. Córdova,
Argentina: Brujas.
Papalia, D. E. & Martorell, G. (2017). Desarrollo Humano. México: Mc
Graw-Hill.
Palacios J. & Marchesi, A. & Coll, C. (2014). Desarrollo Psicológico y
Educación. Madrid, España: Alianza.
Papalia, D. E. & Sterns, H. L. & Feldman, R. D. & Camp, C. J.
(2009) Desarrollo del Adulto y Vejez. México: McGraw-Hill.
LECCION 11
VEJEZ – CAMBIOS PSICOSOCIALES
Vejez. Cambios psicosociales. Los cambios psicosociales en la etapa
adulta tardía, o vejez, del desarrollo humano son los referentes a las
emociones, a la personalidad y a las relaciones sociales.
Erik Erikson propone que el desarrollo social de una persona a lo largo
de la vida se puede dividir en diferentes etapas a partir del punto de
vista genético-social, teniendo retos muy particulares en los diferentes
momentos del ciclo vital desde el nacimiento hasta la muerte. Esta
teoría se llama desarrollo psicosocial. La última etapa a la que
corresponde la adultez tardía, o vejez, se le conoce como integridad
contra desesperación, la cual considera que si una persona logra la
aceptación de su vida como la vivió, llega a tener un sentido de
integridad.
Sin embargo, si esto no sucede, y tiene la sensación de que no se
aprovecharon las oportunidades, le da un sentido de desesperación.
Cornation menciona que a partir de los 80 años la persona empieza en
un declive vidente en todos los sentidos, teniendo nuevas exigencias,
revalorizaciones y dificultades en la vida cotidiana. El debilitamiento
producido por el envejecimiento puede provocar en el adulto tardío que
la desesperanza se incremente en una especie de regresión a todos los
conflictos negativos del desarrollo, ya que la vida se vive de forma
amenazante.
Entre los 80 y 90 años, la desesperación se traduce en desesperanza,
como parte del conflicto de la octava etapa del desarrollo psicosocial,
que hace revivir los conflictos distónicos de dicha teoría. Así, Erickson
menciona que existe una autonomía debilitada, la iniciativa abandonada,
la intimidad faltante, la generatividad descuidada y la vivencia de una
identidad demasiado limitadora. Se desconfía de las propias
capacidades, se pierde autonomía corporal o de elecciones vitales.
Nada le resulta seguro. Acaba por abandonar al sentirse incompetente
en las diferentes actividades que lo llevan a la pérdida de identidad, que
le rigió la mayor parte de su adultez. Ya que su rol social se desdibuja, le
cuesta trabajo relacionarse y adaptarse, su interés está en sí mismo y no
en las personas cercanas.
Lo cotidiano es lo más importante. Si no logran controlar esto, la
desesperación se apodera de ellos. Cuando una persona en etapa de
vejez logra aceptar que las situaciones del deterioro se basan en las
experiencias positivas que tuvo e impulsaron su desarrollo y la
integridad del yo, es decir, que hace una revisión de su propia historia
dándole significado a sus vidas y adaptándose a las pérdidas sufridas,
logrando enfrentar de mejor manera este reto de vida, apoyados en una
gran sabiduría consolidada con los años, que se traduce en aceptación
de lo vivido y serenidad en relación con el resto de su vida y la
perspectiva de muerte.
En todas las personas de cualquier etapa del ciclo vital, la socialización
es muy importante, ya que colabora con un positivo desarrollo personal,
afectivo, físico, mental y social. Una red social da apoyo, afectividad y
felicidad a una persona. En el adulto tardío, la socialización colabora en
su inclusión social y bienestar personal, la cual está asociada al ocio, el
tiempo libre y las relaciones familiares.
Por ello, la familia es una red social muy importante en esta etapa, ya
que da contención y ayuda en la integración del adulto en etapa de
vejez. Además, puede ser la principal fuente de apoyo emocional,
económico y de cuidados. Aún así, las relaciones familiares presentan
una gran complejidad de conflictos por la convivencia de diferentes
generaciones, que se puede superar si existe una adecuada
comunicación y aceptación de los diferentes roles de la familia.
Otro de los cambios de vida es lo que algunos autores denominan
abuelidad, que es uno de los roles que muchas personas de esta etapa
viven. Los adultos tardíos se vuelven abuelos e incluso bisabuelos, y las
relaciones se vuelven complejas debido a las diferentes generaciones
que intervienen en la convivencia, desde los abuelos, los hijos y los
nietos. Una comunicación y sana convivencia aporta positivamente a
todos los involucrados.
En cambio, si se vive lleno de conflictos y fallas en la adecuada
comunicación, lo que provoca es un distanciamiento y rompimiento de la
red social y el soporte que conlleva la relación. Ser abuelos se convierte
en algo muy importante y satisfactorio para la mayoría de los adultos
tardíos, ya que además de la efectividad positiva hacia los nietos, nos
permite sentirse que pueden transmitir y generar valores a otra
generación y apoyar en la crianza a los hijos. Por otro lado, para
Cornashian la pareja en esta etapa suele ser fuente mutua de apoyo
emocional y bienestar en los adultos tardíos.
Esto si lograron aprender a resolver sus diferencias, traduciéndose en
una mayor satisfacción de vida y autoestima. Varias investigaciones
muestran que las personas ancianas casadas, comparadas con las no
casadas, refieren mayor satisfacción, optimismo, salud psicofísica, más
recursos económicos, mejor integración, mayor apoyo social e índices
más bajos de internación en servicios residenciales. Cuando en la pareja
los conflictos son mayores, tienden a provocar ansiedad y depresión.
La sexualidad, normalmente marcada por estereotipos que dicen que no
es permitida o no existe en personas de edad adulta tardía, es parte de
la salud integral de las personas. Cuando no existen problemas de salud
graves o crónicas que deterioren la función y las relaciones sanas, la
sexualidad activa permanece en personas de esta etapa, ajustada a la
realidad física de estas, aportando positivamente en su integridad y
salud. Apale y Martorell refieren que una persona socialmente aislada
tiende a ser solitaria, y esta soledad puede acelerar el deterioro físico,
cognitivo y emocional.
Los viudos o divorciados en esta etapa tienden a sentir más fuerte la
soledad que los que nunca se casaron o tuvieron una pareja estable. Por
el contrario, en una persona con relaciones sociales activas, la amistad
es un elemento importante en su felicidad. En cuanto al trabajo, las
personas que fueron asalariadas en esta etapa en su mayoría enfrentan
la jubilación como un cambio brusco de la actividad general, que trae
como consecuencia cambios en la identidad profesional, estatus social,
relaciones de amistad, familiares, de actividades cotidianas y de
organización del tiempo libre y del ocio.
Algunas personas lo pueden vivir como la terminación de la vida útil y
activa. Cuando lo enfrentan positivamente, se vive como una
oportunidad para realizar diferentes actividades postergadas y, además,
tiempo para dedicárselos a ellos mismos. Algunas de las personas que
trabajaron por su cuenta siguen en actividad productiva por varios años
más, hasta que el declive físico o la enfermedad se lo permita.
Finalmente, tarde o temprano en esta etapa, las personas adultas
tardías viven la pérdida de la actividad, que repercute emocional y
económicamente en deterioro de su calidad de vida. Socialmente se
pierde reconocimiento y se vive como una carga, lo que lleva a la
persona a aislarse y distanciarse. La religión o espiritualidad es otro
elemento importante en esta etapa, ya que ayuda a enfrentar la
realidad, enfocando las emociones apoyando a la salud general y el
sentimiento de bienestar.
Es decir, sirve como una institución de soporte que promueve la vida
saludable y estados emocionalmente positivos. La educación en la
adultez tardía es diferente, ya que, como en cualquier etapa, se tienen
que considerar los aspectos del desarrollo para lograr una adecuada
planeación. Los contenidos y los enfoques son muy diferentes, debido a
que las personas tienen otros intereses y muchas necesidades para
enfrentar un deterioro más acelerado.
LECCION 10
VEJEZ CAMBIOS COGNITIVOS
CAMBIOS EN LA MEMORIA:
Uno de los aspectos que componen el estudio del ciclo de vida es el
cognitivo, el cual está compuesto por el aprendizaje, atención,
memoria, lenguaje, pensamiento, razonamiento, creatividad y
sabiduría. En la etapa de la vejez o adultez tardía (65 años en
adelante), existen cambios en este aspecto, producto de los tipos de
envejecimiento (primario y secundario), siendo normal que se presente,
pero si no se sufre de alguna enfermedad grave y se lleva un estilo de
vida sano, se espera que las personas de esta edad puedan compensar
el deterioro.
MEMORIA A CORTO PLAZO:
Memoria a corto plazo: es la que trabaja con la memoria sensorial,
donde se almacena la información sensorial y la memoria de trabajo,
que es el almacenamiento a corto plazo de la información que se
procesa de forma activa (Papalia & Martorell, 2017, p. 522).
En esta etapa la sensorial no se encuentra afectada, mientras que la de
trabajo sufre un deterioro, teniendo como consecuencia que a los
adultos tardíos se les dificulte realizar más de una tarea a la vez.
MEMORIA A LARGO PLAZO
Memoria a largo plazo: la compone la memoria episódica, que es la que
almacena eventos específicos y se expresa mediante la reconstrucción
de ellos; en esta etapa es donde se considera que existe un deterioro
conforme avanza la edad.
La memoria semántica, que es el almacenamiento de significados,
hechos y conceptos, casi no es afectada por el deterioro, incluso puede
aumentar con la edad.
La memoria procedimental, es la que almacena habilidades motoras,
hábitos y maneras de hacer las cosas, es decir, procedimientos
habituales como el andar en bicicleta o el recorrido a ciertos lugares, en
los adultos mayores sanos no se encuentra deteriorada.
CAMBIOS DE LENGUAJE
Conforme se envejece se empiezan a tener problemas en el lenguaje,
pero se considera que son debido a la memoria y no al proceso mismo.
Aunque estas situaciones aparecen en el ciclo de vida en cualquier
etapa, es más común en la vejez.
CAMBIOS EN LA ATENCION:
La capacidad de la atención en la vejez se hace más lenta, por lo que
cambiar de un tema o tarea a otro con rapidez se vuelve más difícil. Esto
puede mejorar si se realizan actividades enfocadas a la permanencia de
la atención en las diferentes actividades, siendo posible debido a la
plasticidad del cerebro, que permite adecuarse y enfrentar las
situaciones. Esta capacidad se ve mermada cuando no se estimula.
CAMBIOS EN LA INTELIGENCIA, CREATIVIDAD Y SABIDURÍA:
INTELIGENCIA:
La inteligencia es el proceso para alcanzar metas y resolver
problemas de forma adaptativa, involucra el razonamiento y
aprendizaje. La inteligencia en una persona se refiere a la capacidad de
discriminar estímulos y conceptos, establecer objetivos, propósitos y
metas, actuando en consecuencia, para tener una vida funcional,
efectiva y adecuada para desarrollarse en su entorno.
En esta etapa del ciclo de vida se considera que existe un deterioro
en la inteligencia debido al envejecimiento, pero no es fácil de
precisar, ya que este proceso cognitivo es muy complejo, porque está
conformado por muchos elementos relacionados entre sí, dando por
resultado que en algunos de estos componentes exista un deterioro y en
otros avances, lo que afecta el proceso, siendo difícil determinar
exactamente su situación y eso sin tomar en cuenta la variación
individual.
PROCESOS MENTALES:
Papalia y Martorell (2017), refieren que la velocidad de los procesos
mentales y el razonamiento abstracto, pueden disminuir en los
años finales, debido al deterioro neurológico, aunque existe mucha
variación individual, estos procesos intelectuales se pueden mantener
relativamente intactos cuando el deterioro del sistema nervioso no es
mayor. Se considera que los procesos mentales se mantienen, ya que se
logra la capacidad del procesamiento automático, como en la
inteligencia práctica, que es la que se aplica en las actividades
cotidianas y, si no hay enfermedad, se mantiene adecuadamente. Esto
mejora con hábitos saludables y adecuada estimulación.
Cuando existen problemas en la salud, falta de estimulación socio-
ambiental, acontecimientos que se viven negativamente (jubilación,
viudez, entre otros) y un estilo de vida pernicioso, el declive en la
inteligencia es mayor y si a esto se le suman los rasgos de personalidad
que no favorezcan la socialización, el declive aumenta, recordando que
en cada persona es diferente. La rigidez de la personalidad en los
adultos mayores puede ser una respuesta al deterioro, una forma de
compensación que se traduce en ideas, actitudes y comportamientos
poco flexibles ante el cambio, que poco a poco va afectando la
estimulación cognitiva.
FLUIDA CRISTALIZADA:
Raymond Cattell propone la existencia de dos tipos de inteligencia:
fluida y cristalizada.
La inteligencia fluida abarca los procesamientos de las
relaciones percibidas, la amplitud de conciencia en el
razonamiento, la abstracción, formación de conceptos y resolución
de problemas, enfrentando situaciones nuevas de forma ágil, sin
ayuda de la experiencia o aprendizajes previos. En la vejez tiende
a disminuir.
La inteligencia cristalizada se refiere a las estrategias y
conocimientos adquiridos por el aprendizaje y las habilidades
intelectuales desarrolladas, que producen el aumento de esta
inteligencia a lo largo de la vida, fortaleciéndose con la
experiencia. En los adultos mayores ésta permanece estable y
puede crecer.
CREATIVIDAD SABIDURÍA:
En la actualidad varios investigadores relacionan a la inteligencia con
la creatividad y la sabiduría, mencionando que estas dos últimas son
distintivas de los seres humanos. De acuerdo con Cornachiole (2002, p.
98), la creatividad es la capacidad de innovar, para cambiar el ambiente
en lugar de adaptarse pasivamente. La sabiduría es la capacidad de
adquirir una perspectiva amplia sobre la vida y discernir el significado
general de ella. Comprende aspectos cognitivos, pero también afectivos
y prácticos. En la etapa de vejez la creatividad tiende a disminuir, pero
la sabiduría muestra un incremento significativo.
Papalia, Sterns, Feldman y Camp (2009), refieren que en la actualidad se
acepta científicamente que la inteligencia es posible entrenarla a
cualquier edad. El entrenamiento y la práctica pueden mejorar el
desempeño, incluso de las tareas fluidas; los declives se pueden
relacionar principalmente con la falta de ejercicio intelectual, por lo que,
en la vejez es muy importante que el adulto mayor se mantenga activo
mental y físicamente, en programas educativos que estimulen la
inteligencia.
Referencias
Cornachione, L. M. (2016). Psicología del Desarrollo. Vejez. Córdova,
Argentina: Brujas.
Papalia, D. E. & Martorell, G. (2017). Desarrollo Humano. México:
McGraw-Hill.
Palacios, J. & Marchesi, A. & Coll, C. (2014). Desarrollo Psicológico y
Educación. Madrid, España: Alianza.
Papalia, D. E. & Sterns, H. L. & Feldman, R. D. & Camp, C. J.
(2009). Desarrollo del Adulto y Vejez. México: McGraw-Hill.